Conciencia Moral2

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 4

Unidad 1: La Ética y el mundo

de los valores

Ética y Responsabilidad Social


Lectura complementaria
¿Qué es la conciencia moral?
La noción de conciencia ha tenido diferentes acepciones. Romano Guardini, pensador
católico alemán, cambió la tradicional idea de conocimiento del mundo o de sí mismo
hacia la capacidad de aprehender los valores, descubriéndolos y reconociéndolos en la
intimidad de la existencia.

La conciencia es el saber que se dirige al propio yo, de ese modo se corresponden las
designaciones de las lenguas filosóficas griegas, latinas y germanas (syneidesis, conscientia
y gewissen). La conciencia consiste en ser un saber participativo: “un saber con uno
mismo. Es decir, algo intenso e íntimo que guarda relación con el centro de la vida”
(Guardini, 2000: 89).

Desde este contexto se analizarán las implicancias axiológicas de la propuesta ética de


Guardini a través de un examen de la acción humana que se construye desde una
perspectiva filosófica, acción humana que subordina lo político en función de lo ético y
que reflexiona sobre lo segundo en vistas de la comprensión de la noción de conciencia.
Guardini propone que la acción moral tiene obstáculos que impiden su realización y que
generalmente se asocian a problemáticas prácticas que propician las discusiones y los
debates en el terreno moral. Dichas problemáticas se formulan tradicionalmente bajo las
siguientes preguntas: ¿es posible una ética individualista? o ¿la alteridad es la clave de una
moral auténtica?

El filósofo ítalo germano es enfático en sostener que ambas interrogantes no tienen


respuesta taxativa, debido a que entiende el fenómeno moral como una cuestión de
orden axiológico-metafísico y no como un asunto histórico-normativo; motivo por el cual
el individualismo de una sociedad relativista es considerado reduccionista por estar sujeto
a un principio de vehemencia elemental. Este se define como lo que ejerce la presión
negativa en la realización plena del valor en la medida en que opera exacerbando o
coartando la manifestación moral. Rafael Fayos Febrer, uno de sus estudiosos más
atentos, afirma que a Guardini “no le interesa elaborar una teoría abstracta sobre la
persona. Muy en la línea con la filosofía existencialista de su tiempo se pregunta siempre
por el hombre concreto” (2000: 204).

El individualismo es una forma artificiosa de ser que evade tanto el llamado íntimo de los
valores como la realización del ser humano en tanto persona. López Quintás afirma que se
debe poner en juego un campo de relaciones “entre nosotros y la realidad que queremos
conocer. Ese campo de juego es un lugar de iluminación: en él se alumbra el sentido de la
realidad conocida. Ello no significa una postura relativista o subjetivista; es una actitud
relacional” (Guardini, 2000: XXXVIII). Y en línea con esa actitud relacional, Guardini
reprocha la postura intelectual que enarbola la alteridad como valor en sí mismo pues el
prójimo es valioso en demasía, en la medida en que realiza o está implicado con valores
éticos y no en la soledad o en la mera individualidad; con ello demuestra estar a favor de
una alteridad contenida en la esfera ética y en contra de una alteridad que podríamos
denominar descentrada.

Por lo tanto, la alteridad en esta situación está cifrada por una circunstancia axiológica
que le confiere un rostro metafísico tanto a la acción como al agente que la realiza. De lo
contrario, el puro reconocimiento del otro como ser indeterminado traería consigo la
imposibilidad de una consignación ética razonable y no cabría más que aceptar la
antinomia de la diferencia radical. La noción de conciencia moral permite llevar a cabo una
reflexión antropológica en torno a situaciones prácticas que no termina agotándose en la
noción de alteridad entendida comúnmente como la condición suficiente (pero sí
necesaria) de la experiencia auténticamente moral. Para el filósofo ítalo germano, el ser
humano se halla en una constante tensión entre la inmanencia y la trascendencia.
La ética se debe comprender desde la necesidad que las personas mantienen respecto de
un determinado contexto de sentido. Asimismo, en la circunstancia cotidiana el agente
moral no se puede desvincular del bien si pretende establecer-se en el terreno ético. La
ética es una esfera de relaciones interhumanas que opera en torno a un pilar: el bien, vale
decir, a “un contexto de interpelación y obligación” (Guardini, 2000: 83) que efectúa el
llamado a actuar en determinados rumbos. Por lo tanto, se trata de una esfera que
implica la comunicación y que solicita la atención de sus participantes.

En términos axiológicos el “actuar éticamente es actuar en conciencia moral


(presuponiendo que dicha conciencia sea como por su naturaleza debe ser)” (Guardini,
2000: 83). La conciencia moral, por tanto, no sólo funciona como proceso cognitivo
captador del exterior, sino que también como una forma de expresión de la bondad que se
efectúa desde el llamado interior. Así, la conciencia moral es el acceso a ese contexto de
interpelación y de obligación que configura la relación ética, relación porque su sola
tenencia implica una participación necesaria dentro de dicha esfera.

También podría gustarte