INTERVENCIONES FOCALIZADAS y Globales en TEA
INTERVENCIONES FOCALIZADAS y Globales en TEA
INTERVENCIONES FOCALIZADAS y Globales en TEA
DOI: http://dx.doi.org/10.14201/scero20184927387
INTERVENCIONES FOCALIZADAS
BASADAS EN LA EVIDENCIA DIRIGIDAS
AL ALUMNADO CON TRASTORNO
DEL ESPECTRO AUTISTA
Resumen: Existe confusión por parte del profesorado respecto a la elección e imple-
mentación de prácticas psicoeducativas para el alumnado con TEA. El objetivo de este
trabajo es dar a conocer un conjunto de 27 prácticas focalizadas basadas en la evidencia,
que conformarían la base metodológica de los programas de intervención individuales
o “programas técnicos eclécticos” dirigidos al alumnado con TEA, promoviendo así
mayores probabilidades de éxito escolar desde un enfoque “de la ciencia a la práctica”.
Abstract: There is confusion among the teachers regarding the choice and imple-
mentation of psychoeducational practices for students with ASD. This paper’s objective
is present a set of 27 focused evidence-based practices that would conform the basis of
individual intervention programs methodology or “eclectic technical programs” aimed at
students with ASD, thus promoting greater chances of school success. For that purpose,
we will focus from a “science to practice” approach, thus transferring science advance
into the educational field.
1. Introducción
D
esde que en la década de los cuarenta del siglo pasado Kanner (1943) y
Asperger (1944) pusieron los cimientos del concepto que ahora entendemos
como Trastorno del Espectro del Autismo (TEA) (American Psychiatric As-
sociation, 2013), se han desarrollado infinidad de iniciativas educativas y terapéuticas
para responder a las diferencias evolutivas de las personas con TEA. En la actualidad,
ese continuo de conocimiento ha desembocado en un enfoque ecléctico que combina
una multitud de principios teóricos, contribuyendo a un incremento de la riqueza
conceptual, pero que, al mismo tiempo, puede generar confusión (Alcantud y Alonso,
2013; Martos-Pérez y Llorente Comí, 2013). A la resolución de la misma contribu-
ye la “Práctica basada en la evidencia” (PBE) entendida como “la integración de la
mejor y más actual evidencia en la investigación con la pericia clinicoeducativa y las
perspectivas de los grupos de interés relevantes, de cara a facilitar las decisiones para
la evaluación e intervención que se consideran efectivas y eficientes para una persona
concreta” (Salvadó-Salvadó et al., 2012).
En nuestro país, estudios como los de Saldaña y colaboradores (2010) muestran
signos de alarma respecto a este conocimiento en el ámbito escolar. Estos autores se
han interesado en conocer qué intervenciones psicoeducativas han puesto las adminis-
traciones públicas a disposición del alumnado con TEA y de sus familias, analizando
su grado de implantación y variabilidad en los Centros de Atención Infantil Tempra-
na (CAIT) y en los centros escolares del ámbito educativo andaluz –el estudio abarcó
al 93% (N = 85) de los primeros y al 82% (N = 615) de los segundos–. Los resultados
arrojaron la conclusión, según sus autores, de que “no parece que exista en este sen-
tido una valoración de este tipo de intervenciones consistente con la evidencia dispo-
nible sobre ellas” (Saldaña y Moreno, 2012). Esta reflexión se vislumbra preocupante,
ante el aumento de la demanda de servicios de atención y educativos, provocada por
la detección exponencial del número de niños con TEA, obligándonos a cuestionar-
nos cuáles son las prácticas educativas y terapéuticas más adecuadas (Salvadó-Salvadó
et al., 2012). La respuesta pasa inexcusablemente por que los modelos y prácticas de
intervención presenten una evidencia de su eficacia demostrada mediante el uso
de diseños de investigación rigurosos (Salvadó-Salvadó et al., 2012; Odom et al.,
2003), a la que debe sumarse la difusión del conocimiento que dicha investigación
genera y su incorporación al día a día de los profesionales implicados (Saldaña y Mo-
reno, 2012). Por ello, esta revisión se plantea como objetivo dar a conocer un con-
junto de prácticas focalizadas basadas en la evidencia que, gracias a su soporte em-
pírico, pueden conformar el sustrato metodológico a los programas de intervención
LEAP program, UCLA Young Autism Project, Hanen Model, Son-rise program o
DIR/Floortime model (Salvadó-Salvadó et al., 2012; ECRI Institute, 2009b; Odom,
Boyd, Hall y Hume, 2014; Mulas et al., 2010).
Aunque no se puede dudar del interés del conocimiento de estos modelos por
parte de los profesionales educativos, a menudo son más útiles las valoraciones de sus
componentes o de las intervenciones que se centran en aspectos específicos del desa-
rrollo, ya que la realidad escolar diaria obliga comúnmente a actuaciones, por motivos
organizativos, humanos, etc., que no pueden reducirse o considerarse versiones puras
de modelos ya elaborados (Saldaña y Moreno, 2012).
El NPDC presenta una oferta que contribuye a la difusión real del conocimiento
basado en la evidencia y a la incorporación a la práctica de los profesionales mediante
un proceso formativo en el que las mismas podrían ser sistemáticamente empleadas
en programas de intervención temprana y en la escuela (Odom, Cox y Brock, 2013).
Para ello ofrece una serie de medios utilizados y revisados en 12 estados de Nortea-
mérica (Wong et al., 2014; Odom, Collet-Klingenberg, Rogers y Hatton, 2010) como
informes prácticos de cada una de las 27 PBE seleccionadas, citas sobre la investiga-
ción para determinar su eficacia, listas de verificación para la evaluación, así como
recursos en línea para su implementación y para la formación del profesorado y de
los terapeutas, como son los módulos para el aprendizaje recogidos en el Autism
Focused-Intervention Resources and Modules (AFIRM, 2017) o los Autism Internet
Modules (AIM, 2017).
Habilidades: AC: Académicas; AD: Adaptativas; AT: Atención Conjunta; AU: Autoayuda; CG: Cog-
nitivas; CM: Comunicativas; CN: Conductuales; IN: Interpersonales; JG: Juego; MT: Motoras;
OC: Ocio; PF: Profesionales; RE: Regulación sensorial y emocional; SC: Sociales; SM: Salud Mental;
VE: Preparatorias para la vida escolar
Entornos: CL: Clínico; CM: Comunitario; ES: Escolar; FM: Familiar.
6. Conclusiones
(Charman et al., 2011). La propuesta de este artículo se sustenta en que dichas indi-
vidualizaciones desembocarían en programas cuya puesta en marcha tome la práctica
basada en la evidencia como marco en el que desarrollar la intervención educativa.
En este sentido, en vez de optar por modelos globales o comprensivos que en oca-
siones chocan por su diseño con la realidad de los entornos escolares, en esta publi-
cación se apuesta por las prácticas basadas en la intervención o prácticas focalizadas,
como repertorio de estrategias avaladas por la investigación que pueden seleccionarse
en función de las características de cada persona y de cada entorno escolar e incluirlas
dentro de los recursos metodológicos que debe incluir todo programa educativo in-
dividualizado o “programa técnico ecléctico” (Odom, Hume, Boyd y Stabel, 2012).
Dentro de las posibilidades existentes nos hemos centrado en la propuesta del NPDC
on ASD tanto por su carácter reciente, rigor e impacto, como por su enfoque teórico-
práctico al poner al servicio del profesorado y de la comunidad módulos formativos
que contribuyen al conocimiento de las 27 prácticas seleccionadas (Odom, Boyd,
Hall y Hume, 2014), adoptando un enfoque “de la ciencia a la práctica” (Hoover y
Patton, 2008; Odom, Cox y Brock, 2013).
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