Informe-Ciencia Política
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INFORME
CURSO: CIENCIA POLÍTICA
DOCENTE: DR. CUNYAS ENRIQUEZ, PEDRO SAÚL
AUTORES:
BARRETO VEGA, EDWIN
CARBAJAL NATIVIDAD, CIELO
CCENTE SINCHE, MARIA
LEON CASTRO, JHON
En este informe vamos a tratar sobre los partidos políticos, el multipartidismo, los
partidos políticos en el Perú y los movimientos políticos. De cada tema intentaremos
brindar información necesaria y puntual para su comprensión.
LOS PARTIDOS POLÍTICOS
Definición de partidos políticos:
El Filósofo político francés Augusto Burdeau (1851- 1894) los definió como
asociación política dotada de orden cuyo fin es formalizar y dar eficacia aun
poder político
Según Benjamin Constant en 1816 definió al partido político como la reunión de
personas en torno a que profesan idéntica doctrina política.
Giovani Sartori. Los partidos políticos reúnen ciudadanos que se organizan de
acuerdo a las leyes de su país que les impondrá requisitos de número de
integrantes y otras formalidades, y cuyo fin fundamental es lograr el poder para
cumplir un programa de gobierno.
Para La Palombara, un partido es aquella organización formal que tiene como
meta primordial y consciente colocar y mantener en un cargo público a personas
que controlan, individualmente o en coalición, a la maquinaria gubernamental.
¿Qué son los partidos políticos?
Son organizaciones de personas por una ideología común. En consecuencia, desean
acceder al gobierno para ejercer el poder conforme a ese ideario político. Con un claro
objetivo que es el de lograr cierta duración y estabilidad en el tiempo.
Origen: necesidades y problemas sociales
Naturaleza: manifestación de la conducta
Fin: Obtención el poder
Origen histórico: Grecia y Roma, Inglaterra, Siglo XVII, Whighs vs Torys
Características de los partidos políticos
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PERMANENCIA: una organización durable, por lo que quedan excluidos los
clanes, facciones o camarillas que desaparecen con su patrón o protector
ORGANIZACIÓN: una organización estructuralmente completa. Esta
característica diferencia a los partidos de los grupos parlamentarios que no
tienen un esquema de jerarquías, funciones y competencias claras establecido
PODER POLÍTICO: una voluntad deliberada de ejercer directamente el poder,
de manera exclusiva o compartida, a nivel local o nacional, en el sistema político
vigente o en otro distinto.
IDEOLOGÍA: cada partido posee una ideología que le da claridad conceptual.
Lo guía en su acción política esta se compone en: Doctrinas, teorías, plataforma,
programas, consignas
Funciones de los partidos políticos: a) Sociedad al Estado; b) Movilización e
integración social; c) Orientación a la opinión pública; d) Búsqueda de elites; e)
Agregación de demandas.
Estructura de los partidos políticos
DIRIGENCIA: concentra los recursos de poder y representa el centro de la
organización.
CANDIDATOS: distribuyen incentivos e interactúan con otros actores claves
dentro del sistema. Toman las decisiones principales.
BUROCRACIA: es el cuerpo administrativo.
TECNICOS E INTELECTUALES: asesoran permanentemente a los dirigentes,
colaboran en la redacción de proyectos y asisten a los candidatos en épocas de
campaña electoral.
MILITANTANTES: miembros que participan activamente y de modo constante.
AFILIADOS: están inscritos en el padrón del partido y aportan a su financiación a
través de cuotas periódicas, limitan su participación a la elección interna de los
candidatos y autoridades.
Tipos de partidos políticos
De Masas: Se basan en la población
De Cuadro: Se basa en funciones de la persona
De Electores: Intenta capturar el mayor número de votos posibles
MULTIPARTIDISMO
Se podría definir al multipartidismo como un sistema político que cuenta con varios
partidos capaces de acceder al poder.
Podemos definir de tres sistemas políticos; el primero, el unipartidismo, que viene a ser
un sistema de partidos políticos en el que existe un único partido político legal que
pueda presentarse a los procesos electorales, o bien a aquel en el que, aun existiendo
legalmente varios partidos políticos, las normas jurídicas establecen, o de facto se
produce, el acaparamiento de la mayor; segundo, tenemos al bipartidismo, que es la
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tradición o estructura de un régimen político que consiste en dos grandes partidos o
coaliciones que predominan en el escenario político de la región o país, este sistema
bipartidista, es una tendencia que surge después de la revolución francesa (1789-1799),
cuya idea original era crear un gobierno con un partido en defensa de la aristocracia y
otro en defensa de la burguesía; por último, tenemos al multipartidismo, que es un
sistema de partidos políticos en el que una gran cantidad de partidos "políticos" tiene la
oportunidad de optar por el poder ejecutivo, así como el poder legislativo se encuentra
dividido entre una gran cantidad de bancadas o fracciones, y como países
multipartidistas tenemos a Brasil, Colombia, Costa Rica, España, Perú, Uruguay,
Nicaragua y Venezuela.
El multipartidismo en Europa fue tripartidismo, se amplió con la aparición de los
partidos socialistas y comunistas a principios de siglo. Los partidos socialistas, a su vez,
pronto tomaron diferentes orientaciones marxistas, revisionistas, reformistas,
socialdemócratas, socialistas democráticos, laboristas con lo cual aumentó el número y
diversificación del multipartidismo europeo
El multipartidismo en América fue semejante, con excepción de estados unidos y, hasta
hace poco tiempo, Uruguay y Colombia, que tuvieron un bipartidismo bien definido y
constante. En el siglo pasado se formaron grupos de opinión inorgánicos y fluidos que
no alcanzaron la categoría de partidos políticos. después vino la presencia del
bipartidismo conservador-liberal que monopolizó la acción política de su tiempo, con un
marcado carácter caudillista y personal. A fines del siglo XIX, la escisión que provocó
el radicalismo en el seno de los partidos liberales rompió el bipartidismo clásico y más
tarde, hacia los años 20 y 30 de la centuria anterior, con la irrupción de los grupos
socialistas, aumentó el pluralismo de los partidos latinoamericanos la formación de la
alianza popular revolucionaria americana (APRA) en Perú, mejor conocida como
APRISMO, que dio comienzo a una nueva era de organización de partidos políticos en
Latinoamérica, con mayores raíces en lo que el ideólogo aprista Víctor Raúl haya de la
torre (1895-1979) llamaba “espacio-tiempo histórico indoamericano” y renuentes a la
servil imitación de las corrientes doctrinales y políticas europeas. Estos partidos, que
pretendieron ser la expresión política de una “alianza de clases” y romper con el
doctrinarismo europeizante, enriquecieron el esquema multipartidista latinoamericano,
aunque por momentos América Latina cayó en un fenómeno de proliferación
desordenada de partidos políticos que mal puede llamarse “multipartidismo” y que es,
más bien, inexistencia de partidos, porque no es multipartidismo la concurrencia de
numerosos grupos políticos pequeños, inestables y efímeros, surgidos casi por
generación espontánea de las entrañas del oportunismo político, esos grupos no son
verdaderos partidos políticos sino condensaciones fluidas de opinión pública que no
aciertan ni a cuajarse en una organización estable. El multipartidismo supone la
existencia de verdaderos partidos políticos y la intervención activa y responsable de
ellos en el hacer político de un estado.
LOS PARTIDOS POLÍTICOS EN EL PERÚ
Después de haber estado tantos años bajo el dominio del caudillaje militar, aparece
Manuel Pardo y Lavalle, con el primer partido político en el año 1871, “El partido
Civil”, el cual, proponía la “República práctica”, con la finalidad de iniciar una nueva
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fase en el proceso de afianzamiento del Estado Republicano. Éste fue un partido
dirigido por la oligarquía limeña; y Pardo fue el primer presidente civilista del Perú.
Años más tarde, después de la Guerra del Pacífico, aparece lo que el historiador Jorge
Basadre denomina “La República Aristocrática”, el cual también podría ser calificado
como el primer sistema de partidos políticos, que además del Partido Civil que seguía
en actividad, aparece el Partido Demócrata, fundado por Nicolás de Piérola, que aliado
junto al partido de Pardo llega al poder en el año 1895, dentro de sus principios los que
más se destacan son, que éste exigía veracidad y pureza en los procesos electorales, ya
que si no se convertirían en farsas, además, proclamaba la necesidad de una “clase
superior” pero que no esté apoyada en privilegios de nacimiento y fortuna, sino que este
conformada por las cualidades personales y el merecimiento personal. Por otro lado,
aparece también el Partido Constitucional, fundado por el general Andrés Avelino
Cáceres, y éste partido logró llegar tres veces a la presidencia de la República, en manos
primero del General Cáceres, luego de Remigio Morales Bermúdez y, por último, otra
vez por Cáceres. Dentro de éste período se da la famosa Reconstrucción Nacional, en
donde estos partidos jugaron un papel importante. Este sistema de partidos funcionó
dentro de las pautas de la Constitución de 1860.
En el año 1924, se crea el APRA por Víctor Raúl Haya de la Torre, como un
movimiento de lucha contra el Imperialismo, de nacionalización de tierras e industrias,
de solidaridad con todos los pueblos y clases oprimidas del mundo, entre otros. Éste es
uno de los partidos de masas más antiguos de América. Cuatro años más tarde, José
Carlos Mariátegui, funda el Partido Socialista Peruano con un pensamiento filosófico
basado en el socialismo. El PSP sentaría las bases para la creación de la Confederación
General de Trabajadores del Perú (CGTP) y tendría gran influencia en el movimiento
obrero.
En la Constitución de 1860 no se toma en consideración a los partidos políticos, recién
en la Constitución de 1933 se incorpora algo en relación a ellos, más específicamente,
en su artículo 53º que dice: “El Estado no reconoce la existencia legal de los partidos
políticos de organización internacional. Los que pertenecen a ellos no pueden
desempeñar ninguna función política.” En consecuencia, a esta disposición, los dos
partidos de masas (APRA y PSP), al ser considerados como “partidos internacionales”,
se vieron perjudicados por esa situación, ya que no pudieron ejercer sus funciones.
Tiempo después, entre 1956 y 1968, aparece el segundo sistema de partidos, en donde el
partido APRISTA podía actuar sin mucha represión política, además, surgen nuevos
partidos políticos, el primero fue Acción Popular fundado por el ex presidente Fernando
Belaunde Terry, en el año 1956, bajo la doctrina ideológica del acciopopulismo, que
busca una sociedad justa. En el mismo año, nace otro partido, el llamado Movimiento
Democrático Peruano, que tuvo como líder máximo a Manuel Prado, la ideología del
partido corresponde a la derecha peruana, entendida esta como aquel sector que
“defiende el orden económico, social y jurídico-político existentes, desde una postura
conservadora”. Además, surge el Partido Demócrata Cristiano, que fue liderado por
Héctor Cornejo Chávez; también 4 años más tarde, se funda el partido Frente de
liberación Nacional, con uno de sus más destacados fundadores, Genaro Carnero Checa,
un año después, en 1961, se funda el partido Unión Nacional Odriista con Manuel
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Odría, éste se destacó por ser aliado del Partido Aprista Peruano en contra del gobierno
de Fernando Belaúnde y por último, podríamos mencionar, al Partido Popular Cristiano,
que fue fundado en el año 1966 y tuvo como líder máximo a Luis Bedoya Reyes, este
partido estaba basado en la doctrina social cristiana.
En 1979 se promulga la primera Carta democrática del siglo XX, que reconoce como
sustento del régimen político los derechos fundamentales. De esta forma, se establece en
esta constitución, en su capítulo “Derechos políticos”, por primera vez, unos cuantos
artículos exclusivos referente a los partidos políticos, ellos son los artículos 68, 69,70 y
71.
Ahora hablando de los partidos más actuales y reconocidos, que surgen ya con las
disposiciones de la nueva carta política de 1979, empezaremos con Cambio 90, que fue
el primer partido político peruano centroderecha fundado por Alberto Fujimori, en el
año 1989 y se convirtió en la mayor fuerza política en el país en 1990. Fue el primero de
los partidos de inspiración fujimorista. En 1994, nace el Partido Perú Posible de
centroizquierda, con Alejandro Toledo, con un objetivo clave que es el del lograr un
desarrollo social más equitativo y con mejor calidad de vida para todos los ciudadanos y
ciudadanas. En el año 2005, surge el Partido Nacionalista Peruano con Ollanta Humala
Tasso. La visión política que caracteriza al partido es la de buscar una transformación
del país por medio de la construcción de una mayoría social y de la política; y, por
último, podríamos hablar del Partido Peruanos por el Kambio, fundado por Pedro Pablo
Kuczynski en el año 2014, es un Partido Político de alcance nacional, independiente,
democrático y pluralista, que se constituye de acuerdo a la Constitución Política del
Perú, a la Ley Nº 28094 – Ley de Partidos Políticos, las normas que dicten los
organismos electorales y demás leyes de la República.
Ley de partidos políticos
El primero de noviembre de 2003 se publica en el diario Oficial el peruano la primera
Ley de Partidos Políticos Nº 28094, que regula la constitución, reconocimiento,
funcionamiento y financiación de los partidos políticos en el Perú. Algunos aspectos
centrales, son: la definición de los partidos políticos como expresión del pluralismo
democrático que concurren a la manifestación y formación de la voluntad popular; los
requisitos para el reconocimiento de un partido; la acepción de movimientos y
organizaciones para las entidades de alcance regional y local; la posibilidad de que las
elecciones internas cuenten con el apoyo y asistencia de la Oficina Nacional de
Procesos Electorales; la determinación de normas para supervisar el financiamiento de
las fuerzas políticas y el establecimiento de formas de financiación pública. Sin
embargo, esta ley se modifica con la ley Nº 30414, la cual se publica el 17 de enero de
2016, en donde indica el cambio de algunos artículos, por ejemplo, el artículo 1 de esta
ley modifica el título de la ley 28094, Ley de partidos políticos, por el de “Ley de
organizaciones políticas”. Además, en su artículo 2, indica la modificación de los
artículos 2, literal e); y de los artículos 5; 6; 13; 15; 17; 18, y 24; y de la tercera
disposición transitoria de la ley 28094, ley de organizaciones políticas.
MOVIMIENTOS POLÍTICOS
Concepto
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Son un grupo o conjunto de grupos con afinidad de criterios, intereses y aspiraciones
que se constituyen y accionan con el fin primordial de alcanzar el poder político. La
idea de movimiento va asociada a la acción colectiva, a la expresión dinámica de las
demandas y a la reafirmación pública de las tendencias. La idea de movimiento político
se asocia con lo anterior, referido específicamente, a la finalidad de obtener el poder.
Los movimientos políticos pueden ser múltiples y variados, pero todos deben tener en
común algunas características consideradas fundamentales para ser ubicados en los
procesos políticos específicos. Es importante precisar que los movimientos políticos son
grupos en movimiento, lo cual sirve para desestimar la connotación estática de llamar
movimientos a grupos que no se mueven o que lo hacen esporádicamente. Otra
precisión importante es la asociación entre movimiento político y poder, lo que nos
permite excluir de la terminología las revueltas y los motines que son más dispersos y
de menor alcance.
Características
Como todo grupo en movimiento, el movimiento político debe tener identidad,
finalidad, visión de totalidad, estructura interna y metodología propia, para considerarse
y ser reconocido como tal.
a) La identidad le permite definir todo aquello que es común a sus integrantes y que
los ha motivado a asociarse. Reúne un conjunto de criterios que giran alrededor del
propósito que los aglutina; articulan intereses generales y específicos que se expresan
para precisar su naturaleza particular, y expresa un conjunto de aspiraciones que lo
hacen adquirir fisonomía propia y, como tal, diferenciarse de otros movimientos
similares.
b) La finalidad de un movimiento político es alcanzar el poder, es decir, estar en
condiciones de decidir sobre el Estado y su relación con la sociedad, y establecer, por
la razón o por la fuerza, su propia visión del mundo como orientadora de la acción
estatal.
c) La visión de totalidad le permite ubicar su interrelación con los diferentes grupos
políticos o sociales, y descubrir los elementos que lo acercan a unos y que lo alejan
de otros. Esto quiere decir, estar en condiciones de caracterizarlos como aliados o
adversarios (o como amigos o enemigos), en la búsqueda del poder, considerando las
circunstancias, la coyuntura y las características del contexto.
d) La estructura interna es condición indispensable para mantener la adhesión,
dinamizar la acción y garantizar su permanencia. Requiere de un líder o conductor,
una minoría dirigente que se encarga de que el movimiento funcione como tal, y una
mayoría que los sigue, los apoya y confía en ellos, a través de los mecanismos de
identificación y representación.
e) La metodología propia de un movimiento político se refleja en el diseño de la
estrategia a seguir para alcanzar el poder, en la formulación de uno o más planes de
acción en función de la correlación de fuerzas, y en la realización de diversos tipos
de acciones con los cuales pretenden alcanzar su finalidad (movilizaciones, marchas,
protestas, negociaciones, plantones, propuestas, acciones de fuerza,
pronunciamientos, etc.). Esto es lo que le da sentido de permanencia como
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movimiento y garantiza la existencia de un hilo conductor cuya ausencia negaría su
condición de movimiento.
Tipología
Puede establecerse una tipología básica de los movimientos políticos, según la cual
pueden ubicarse como tales, los que están dentro o fuera del sistema. Los movimientos
que se producen dentro del sistema (intrasistema) pueden ubicarse al interior de un
partido político, en cuyo caso, persiguen la meta inmediata de alcanzar el poder a nivel
del partido; pero también pueden surgir al margen de éstos, con la intención de llegar a
convertirse en partidos políticos o a reunir los requisitos que le permitan participar en el
juego político, manteniendo su independencia y, de acuerdo a las circunstancias,
limitando su existencia al proceso electoral. Es el caso de las coaliciones de grupos y/o
partidos que se desintegran una vez alcanzado el poder (p.e. la coalición que condujo a
la presidencia de Nicaragua a Doña Violeta Chamorro en 1990).
Los movimientos políticos que se producen al margen del sistema (extrasistema),
incluyen a aquéllos cuya finalidad es la destrucción del Estado y/o cuya estrategia de
acción se estructura al margen de la legalidad. Se ubican en esta tipología los
movimientos políticos extremistas (guerrilleros, fundamentalistas, fascistas, racistas,
terroristas, etc.).
Una terminología diferente ubica la tipología anterior como movimientos políticos que
utilizan la vía violenta, la vía pacífica o la vía negociada, que viene a ser una
combinación de ambas, para alcanzar su finalidad o solucionar sus conflictos con otros
grupos o actores. Al respecto, es importante destacar que la finalización de la guerra
fría, el establecimiento de la distensión mundial, y la consolidación de los procesos
democráticos, han estimulado el respeto por la legalidad (vigencia del Estado de
Derecho) y los mecanismos de resolución pacífica de conflictos, lo cual ha obligado a
una diversidad de actores a incorporarse al juego político y a insertarse en las reglas del
juego democrático (p.e. el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional, FMLN,
en El Salvador). Sin embargo, aún subsisten viejos movimientos políticos que se aferran
a su metodología tradicional (p.e. Sendero Luminoso en el Perú), u otros que van
apareciendo, provocados por causas que priorizan lo social por encima de lo ideológico
(p.e. el Movimiento Zapatista en México)
La razón de ser
La razón de ser de un movimiento político no se limita a la consecución del poder, sino
que se ubica en la motivación que lo ha impulsado a obtenerlo o alcanzarlo. En este
sentido, podemos decir que un movimiento político alcanza su plenitud cuando posee el
poder necesario para mantener, transformar o destruir al Estado. Esta afirmación trata de
rescatar la diferenciación histórica entre conservadores, reformistas y revolucionarios
cuya existencia modificó los procesos políticos en muchos países del mundo y afectó el
destino de muchos seres humanos en diversos momentos históricos. Mientras los
conservadores consideran que los gobiernos más prudentes hacen demasiadas
concesiones políticas, sociales, económicas o culturales a los excluidos, los reformistas
proponen un sistema mejor y más eficiente con el impulso de importantes reformas que
lo volverían más funcional y le permitirían manejar de mejor manera la conflictividad
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social y política. Los revolucionarios, por su parte, plantean que sólo un cambio radical
del sistema es capaz de responder a los retos que plantea la sociedad a través de sus
organizaciones más representativas. Las reformas, concluyen, sólo sirven para retardar
el proceso y volver más difícil el proceso ideológico de toma de conciencia.
Duración
La duración de un movimiento político guarda relación directa con su estructura,
dinamismo, beligerancia de las fuerzas opositoras, mantenimiento de la adhesión
política, formas de acceso al poder e institucionalización del mismo. Por las razones
anteriores, hay muchos movimientos políticos que desaparecen antes de obtener su
finalidad y tienen una duración oscilante que va desde el corto hasta el mediano y largo
plazo.
El acceso al poder, por parte de un movimiento político, contiene el germen de su
desintegración, por la fuerza de las circunstancias, el desarrollo de la conflictividad al
interior del mismo y por la contradicción entre el interés particular y el interés general.
Lo anterior indica que un movimiento político comienza a desdibujarse al obtener su
finalidad (el poder político) y a deteriorarse al alcanzar su razón de ser (mantener,
transformar o destruir al Estado).
Cuando un movimiento político alcanza el poder, comienza a imponer (y la gente a
aceptar, entusiasmada o resignada) su visión particular como visión general de la
sociedad. De ahí que, en tanto no cobren fuerza las visiones opositoras, las
particularidades se van diluyendo en la generalidad, a menos que se mantengan, o traten
de mantenerse, por la vía del fanatismo, el consenso, la manipulación o, en último caso,
por la fuerza del autoritarismo o del totalitarismo, lo que sirve para postergar, a veces
por mucho tiempo, el proceso de desdibujamiento o desaparición (p.e. el caso del
Movimiento 26 de julio que condujo al triunfo de la revolución cubana en 1959, o el
caso del Frente Sandinista de Liberación Nacional, FSLN, que se mantuvo en el poder
desde 1979 hasta 1990).
Institucionalización
La institucionalización es el riesgo y el reto más grande que puede enfrentar un
movimiento político, ya sea que se produzca durante el proceso o una vez que ha
alcanzado su finalidad. La misma se expresa en la forma en que el movimiento se diluye
en el funcionamiento burocrático, se inserta en las instancias oficiales de formulación de
políticas, se integra en el proceso de toma de decisiones y se incrusta en el núcleo del
poder político.
La institucionalización de un movimiento político es un proceso que tiene que ver con
las fortalezas y debilidades del eje ideológico que cohesiona al movimiento, con la
habilidad para comprender las variaciones del contexto y actuar en consecuencia, y con
la capacidad de adecuar el pensamiento, la actitud y el discurso, a los giros del contexto
nacional e internacional. Lo anterior no pretende cuestionar la institucionalización per
se, al contrario, trata de presentarla como la consecuencia lógica de un proceso que
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establece la disyuntiva de desaparecer como movimiento y como integrantes del mismo,
saliendo del escenario político, o desaparecer, quedándose en él como protagonistas. En
todo caso, el problema que se plantea en este proceso es el salto de la condición
contestataria a la condición protagónica, y la capacidad de los actores para realizar el
giro cultural, expresado en un cambio de valores, creencias y actitudes, que sirve para
profundizar el giro político e institucional. La situación se vuelve compleja por la
dificultad de separar el interés personal de los integrantes, con los intereses, objetivos y
aspiraciones del movimiento en su proceso de desarrollo y, si se quiere ir más allá, con
los intereses generales y específicos del proceso de construcción democrática.
En consecuencia, la institucionalización no debe verse como el resultado de la
cooptación, entendida ésta como el proceso de neutralización de la capacidad
confrontativa de la oposición, mediante la fascinación que ejerce el poder o el poder de
convicción que poseen los estímulos materiales. Esta apreciación fácil y simplista de la
situación, es natural en los que no logran entender el giro radical experimentado por los
procesos políticos, y en aquéllos que no pudieron asimilar que la confrontación
ideológica fue parte del proceso de desarrollo del movimiento, pero no debe ser parte de
su culminación, mucho menos en un contexto en el que han cambiado los retos y las
responsabilidades.
Oposición
Al margen de la forma de acceso al poder, por parte de los diferentes movimientos
políticos que se han precisado, el reto final de un movimiento político que ha alcanzado
su finalidad, no es la eliminación de su condición de oposición a los que ejercen o han
ejercido el poder, sino la aspiración de impedir que la conflictividad que pueda emanar
de la oposición de intereses y aspiraciones, se convierta en confrontación o lucha,
dejando de lado los mecanismos de resolución pacífica de las diferencias. Esto se logra
cuando se asume que el acceso al poder es transitorio y que los que un día son gobierno,
al otro pueden ser oposición. El reconocimiento de este hecho como una característica
inherente al proceso político, obliga a los diferentes actores a someterse a un proceso de
rendición de cuentas, práctica pluralista y tolerante, y conducta pública transparente y
eficiente, para ampliar su margen de legitimidad ante la ciudadanía. También, el
reconocimiento de que la oposición forma parte de la solución de los problemas obliga a
unos a ampliar los márgenes de inclusión, y a otros a reducir los márgenes de
autoexclusión.
En el proceso de constitución de la oposición se inserta lo que se conoce como el paso
de la protesta a la propuesta. Ser parte de la oposición es ser capaz de señalar lo que está
mal, formular lo que puede ser una solución, y estar dispuesto a debatirla en un marco
de tolerancia y respeto a las diferencias. Sin embargo, lo planteado no es fácil para los
diversos actores, acostumbrados a concentrarse en los cuestionamientos y las denuncias,
en momentos y circunstancias en que la crítica y hasta el pensamiento libre eran
proscritos, y con poca capacidad de formulación, proposición e incidencia. Es difícil
para los que se insertaron en las reglas del juego democrático y en el marco del Estado
de Derecho, pero también es difícil para los que se acostumbraron a plantear la
destrucción del Estado capitalista, cuando lo que se exige hoy es la propuesta del Estado
más adecuado para las exigencias del proceso democrático.
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El reto más grande que se plantea en la actualidad gira en torno a la capacidad del
Estado para responder con eficiencia a las principales demandas de la ciudadanía,
garantizar la gobernabilidad democrática, neutralizar el desencanto político, e impedir,
por la vía del consenso, que la conflictividad social y política se convierta en una
innecesaria confrontación que no haría más que reiniciar el ciclo que parece haber
concluido con la finalización de la guerra fría.