Crisis Politica en El Peru 2022
Crisis Politica en El Peru 2022
Crisis Politica en El Peru 2022
El exlíder sindical llegó a la presidencia con las promesas de sentar las bases para
solucionar la crisis social y consolidar una mayor estabilidad política. Hasta ahora,
no ha cumplido ninguna.
Casi ocho meses después, esa misión aún está lejos de cumplirse. Tras una
sucesión de errores que lo llevaron a un riesgoso aislamiento político, Castillo
intenta recomponer con urgencia los lazos con la izquierda y la derecha, con el
único objetivo de sobrevivir en el cargo.
Acorralado por un sector de la oposición que no deja de pensar en una nueva
destitución en el país, el presidente enfrenta desde el 14 de marzo su segundo
proceso de moción de vacancia —un juicio político— en el Congreso bajo la fórmula
de la incapacidad moral permanente, un mecanismo por el que ya fue depuesto
Martín Vizcarra en 2020.
"En los últimos años la vacancia del presidente o el cierre del Congreso por parte
del Ejecutivo se convirtieron en opciones del juego político", dice Natalia González,
directora general del Instituto de Estudios Peruanos (IEP), en Lima. "A ese contexto
se le agregan los errores del gobierno: además de sentar las bases para sacar al
país de la peor crisis social en años tras la pandemia, el voto a Castillo tenía como
mandato consolidar una mayor estabilidad política, pero, hasta ahora, en las dos
cosas ha fracasado".
Ese deterioro del cuadro social profundizó la grieta que separa a gran parte de la
sociedad con el sistema político peruano. Con estructuras viciadas por la corrupción
y debilitadas tras el colapso del modelo de partidos, ocurrido a mediados de la
década de los 90 durante la dictadura de Alberto Fujimori, la dirigencia política es
percibida por buena parte de la población como una casta privilegiada.
“El problema es que algunos de los activos que le fueron útiles a Castillo para ganar
las elecciones se le han vuelto en contra una vez en el gobierno”, dice el analista
político Javier Albán, en Lima. En una entrevista concedida a CNN a fines de enero,
Castillo admitió que no es un político, que no fue entrenado para ser presidente y
que hay un proceso de aprendizaje en su gestión.
Para subsanar esa debilidad de origen, el presidente giró una vez en el gobierno en
un claro intento por ahuyentar los fantasmas de un poder en las sombras a cargo de
Cerrón, quien suele ser calificado por los analistas como el que mueve los hilos de
la política peruana.
La designación de ministros de perfil moderado y progresista, como Pedro Francke
en Economía y Mirtha Vásquez como jefa de ministros, pretendió ser un
distanciamiento. El conflicto pareció llegar a un punto de no retorno el 14 de octubre,
cuando Perú Libre denunció en un comunicado “un inocultable giro del gobierno y su
gabinete hacia el centro derechismo”.
Tras ese breve plazo, el presidente se vio obligado a anunciar un nuevo recambio
tras la ola de cuestionamientos contra el designado primer ministro, Héctor Valer,
acusado de agredir físicamente en 2018 a su hija y a quien por entonces era su
esposa, entre otras denuncias.
Solo con el 20% de los congresistas se puede pedir una moción de vacancia al
presidente; con el 40%, puede admitirse esa propuesta y con el 66%, se aprueba.
Bajo esas condiciones, Castillo necesita el respaldo de 44 de los 130 integrantes del
Congreso para frenar la moción.
Si bien el nuevo presidente del cuarto gabinete ministerial, Aníbal Torres, tuvo
conflictos con Cerrón en el pasado, los otros funcionarios designados responden al
líder de Perú Libre. Entre ellos se destaca el ministro de Salud, Hernán Condori,
denunciado por corrupción tras su paso como director de Salud del gobierno de la
región Junín, e investigado por promover el uso de productos supuestamente
medicinales sin base científica y un método de detección del cáncer de cuello
uterino en un minuto.
En cualquier caso, para intentar asegurar su supervivencia en el cargo, Castillo no
solo ha retomado los lazos con Cerrón, sino que también se ha acercado a los
sectores conservadores de derecha.
“Esta moción significa tender una rama de olivo con los sectores más conservadores
del Congreso, que no tienen nada que ver con los sectores progresistas que
acompañaron a Castillo en sus primeros meses”, dice González. “El asunto va más
allá de derechas e izquierdas, sino de otorgar concesiones a intereses particulares
con el único objetivo de sobrevivir en el gobierno y, para lograr ese objetivo, Castillo
no se está guardando ninguna carta”.
Según una encuesta del Instituto de Estudios Peruanos publicada a fines de febrero,
solo el 28% aprueba la gestión de Castillo y el 63%, la desaprueba. La imagen del
Congreso es aún peor: apenas el 14% aprueba su desempeño y el 82% lo rechaza.
En medio de ese inconformismo, el 48% de los encuestados se inclina por la
convocatoria a nuevas elecciones generales, mientras que un 38% considera que lo
mejor es que Castillo continúe como presidente hasta el final de su mandato en
2026.
BIBLIOGRAFÍA
https://expansion.mx/mundo/2022/03/25/crisis-politica-de-peru-se-agrava-con-pedro-
castillo