Democracia
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Resumen
Por medio de este artículo de reflexión se pretende evidenciar el grado de aplicación de la
denominada democracia digital en Colombia, para lo cual, desde un enfoque investigativo
cualitativo, documental, básico y descriptivo, se partirá de una definición del concepto y se pasará
a revisar en la literatura actual, el surgimiento y la evolución de la e-democracy como también es
llamada la democracia digital en el contexto global y luego en el contexto particular del caso
colombiano. Así mismo se describirán los principales escenarios de aplicación de la democracia
digital en Colombia, sus ventajas, riesgos y posibilidades, para concluir finalmente que la
democracia digital en Colombia se ha empezado a aplicar, particularmente en el plano de los
servicios gubernamentales, en lo que respecta a la presentación de derechos de petición por parte
de los ciudadanos, la notificación de decisiones administrativas, la instauración de recursos, la
presentación de demandas y la realización de audiencias, la declaración de renta, la liquidación y
el pago de algunos impuestos, entre otros; pero existen otros campos en los que aún no se ha
empezado a hacer uso de la democracia digital y otros en los cuales existe la posibilidad de
aplicación pero apenas se avizora la misma, tales como los mecanismos de participación ciudadana
dentro de los que se destacan el voto, el plebiscito, el referendo, la consulta popular, el cabildo
abierto, el referendo y la iniciativa legislativa.
Palabras clave: democracia digital, derechos, digitalización, mecanismos de
participación, servicios gubernamentales y sociedad.
Abstract
Through this reflection article it is intended to demonstrate the degree of application of
the so-called digital democracy in Colombia, for which, from a qualitative, documentary, basic
and desriptive research approach, it will be based on a definition of the concept and will be
1
Licenciado en Filosofía, abogado y Magíster en Filosofía de la Universidad Pontificia Bolivariana. Doctorando en
Filosofía de la Universidad Pontificia Bolivariana. https://orcid.org/0000-0002-6237-5057;
reviewed in the current literature, the emergence and evolution of e-democracy as it is also called
digital democracy in the global context and then in the particular context of the Colombian case.
Likewise, the main scenarios of application of digital democracy in Colombia, its advantages,
risks and possibilities will be described, to finally conclude that digital democracy in Colombia
has begun to be applied, particularly at the level of government services, with regard to the
presentation of petition rights by citizens, the notification of administrative decisions, the filing
of appeals, the filing of lawsuits and the holding of hearings, the declaration of income, the
settlement and payment of some taxes, among others; but there are other fields in which digital
democracy has not yet begun to be used and others in which there is the possibility of application
but the minimum is barely in sight, such as the mechanisms of citizen participation within which
the vote, the plebiscite, the referendum, the popular consultation stand out, the open council, the
referendum and the legislative initiative.
Keywords: e-democracy, rights, digitalization, participation mechanisms, government
services and society
Introducción
Antes de presentar una definición del concepto de democracia digital es menester
recordar que en la cultura occidental la democracia es un sistema de gobierno, cuya creación se
le atribuye mayoritariamente a los griegos y que se caracteriza por la participación del pueblo
(hoy ciudadanía) en la toma de las decisiones que atañen al Estado (polis), lo que se ha plasmado
a partir de las diferentes prácticas retóricas y deliberativas que efectúan relaciones entre historia
y democracia (Lloyd, 2018)
Aristóteles en la Política (1982) reconoce en la democracia una de las tipologías de
gobierno originarias al lado de la monarquía y la aristocracia; pues para el estagirita las distintas
formas de gobierno se clasifican de acuerdo al número de gobernantes, a saber: el gobierno de
uno que equivale a monarquía, el gobierno de algunos que equivale a la aristocracia y el
gobierno de todos que equivale precisamente a la democracia o también llamada Politeia. Pero
Aristóteles en el siglo V A. C., ya era consciente de que ninguna forma de gobierno es perfecta y
por ello reconocía en cada una de esa tipología originaria una degeneración. Así la monarquía
puede degenerar en tiranía, la aristocracia en oligarquía y la democracia o Politeia puede
degenerar en demagogia.
La monarquía puede degenerar en tiranía porque el monarca, al no tener quien lo controle
y al ostentar todas las prerrogativas políticas, puede abusar de ellas convirtiéndose en un
dictador, según la historicidad de la que se dispone en los diferentes análisis sobre los tipos de
regímenes políticos, como se manifiestan en diferentes textos de filosofía política (Bozinis,
2018). La aristocracia, que es el gobierno de los mejores, puede degenerar en oligarquía, puesto
que esos pocos que gobiernan se pueden corromper, de tal manera que, en vez de gobernar para
todos, gobiernen sólo a favor de sus intereses particulares (o el interés de algunos).
El concepto oligarca en griego expresa vagancia; De ahí que oligarca pueda entenderse
como sinónimo de vago: Un servidor público que trabaja poco y gana mucho. La democracia o
Politeia se puede corromper degenerando en demagogia, que quiere decir, el gobierno de los
pobres, puesto que, como cualquiera (de los habilitados) puede llegar a ejercer el poder, ese
cualquiera puede que sea una persona poco formada para tal dignidad, desde el punto de vista
ético y epistemológico.
Aristóteles no prejuzga acerca de cuál de eso tipos de gobiernos le convienen más a una
sociedad, simplemente recomienda que sea cada comunidad la que elija la tipología de gobierno
que más le convenga, advirtiendo, eso sí, que la democracia es un tipo de gobierno más
conveniente a una sociedad educada y que la monarquía puede ser más útil en una comunidad
poco formada desde el punto de vista académico.
Pero ¿A qué tipo de democracia se estaba refiriendo Aristóteles? La democracia que
teorizaron los griegos fue la denominada democracia directa o participativa, en oposición a
democracia teorizada y aplicada en Roma que fue la indirecta o representativa. La primera puede
decirse que implica un modelo de participación inmediato, en el sentido en que los ciudadanos
participan en los asuntos públicos sin mediación de otro. La segunda es una democracia mediata
en tanto que los asociados participan a través de o por medio de otros ciudadanos llamados
representantes. Esta es pues la clasificación más clásica y originaria de la democracia; aunque
también existen otros prototipos que tienen que ver, en menor o mayor medida con una u otra de
las mentadas, como es el caso de la democracia deliberativa, conceptuada, entre otros
doctrinantes, por Habermas.
Ahora bien, vale la pena plantear los siguientes interrogantes ¿qué relación tiene la
democracia digital con la democracia directa, indirecta y deliberativa? ¿La llamada democracia
digital es una modalidad de la democracia directa, indirecta o deliberativa o constituye por sí
misma un tipo especial e independiente de democracia? La respuesta a estos interrogantes es que
la e-democracy tiene que ver más con la democracia directa o participativa que con la
democracia indirecta o representativa sin que por ello se pretenda eliminar o sustituir
completamente la segunda. Así mismo la democracia digital tiene una estrecha relación con la
democracia deliberativa, en tanto que ambas propenden por aumentar cuantitativa y
cualitativamente el nivel de participación ciudadana en las tres grandes etapas de la
participación, a saber: la información, la discusión y la decisión.
La democracia deliberativa hace énfasis en la etapa de la discusión y la democracia
digital, precisamente, posibilita esos espacios de discusión a través de las herramientas de la
Tecnología y de la Información (Tics), ya que, precisamente, este tipo de democracia hace que, a
partir de la deliberación entre ciudadanos o grupos, nutra la infraestructura democráticas de las
sociedades tanto democráticas como democratizadoras (Ndhlovu y Santos, 2021). Pero cómo
podría definirse entonces la democracia digital. Al respecto es menester concluir este primer
acápite de la introducción con la siguiente cita: “Se entiende por democracia digital o e-
democracy poner Internet y la tecnología al servicio de la ciudadanía, para que contribuyan en
la consolidación del sistema democrático”. (Ford, 2019, p. 39).
Es tal el impacto de la democracia digital en la actualidad, que en algunos países se habla
de preponderancia de plataformas de medios digitales para la modelación de la estructura
política, que usa también redes sociales para la captación y promoción de expresión ciudadana en
poblaciones jóvenes (Saud y Margono, 2021), existiendo una preocupación constante por
trascender la replicación de las estructuras de poder actuales, que refuerzan situaciones de
desigualdad social, económica, cultural y política (Franks, 2021). Es tal la importancia de la
democracia digital, que se habla sobre una incidencia directa sobre otro aspecto sociopolítico
actual: la construcción de democracias participativas (Alamssry, 2021).
Una vez definida la democracia digital como un espacio de participación ciudadana y por
ende, de consolidación de la democracia, utilizando el internet y, de manera particular, las redes
sociales y los distintos ambientes y plataformas virtuales, es menester plantear la siguiente
pregunta: ¿Cómo surge la democracia digital?
Metodología
El diseño metodológico planteada para investigación parte de un proceso de búsqueda y revisión
bibliográfica de fuentes secundarias lo cual se considera propicio para la exploración de nuevas
temáticas (Alarcón, s. f.). Desde esta perspectiva se buscaron explorar diversas necesidades de
información alrededor de las posibilidades de aplicación de la democracia digital en Colombia.
Dicha revisión de literatura se estructuró mediante las siguientes etapas:
Con estos pasos se ha buscado dar cumplimiento al esquema básico de una revisión temática y
tanto las categorías como las preguntas formuladas sirven de guía para la exposición y
argumentación de los resultados expuestos.
Hallazgos
La sociedad humana evoluciona constantemente y en dicha evolución hemos pasado de
las comunicaciones inmediatas a las comunicaciones mediatas. Y más allá de los aciertos y
desaciertos, ventajas y desventajas de uno u otro sistema de comunicación, lo cierto es que hoy
coexisten los dos y tal vez con un uso más generalizado del sistema de comunicación mediato o
mediático, situación que se entiende en Fuchs (2021). Y esa mediación en la comunicación
humana en la actualidad se realiza, mayoritariamente a través de los escenarios virtuales, tales
como las redes sociales y las distintas plataformas tecnológicas que se encuentran en la red
(internet) y esto porque “Las TIC permiten nuevas actividades de participación política en
espacios virtuales en donde es posible el consumo de información política, el intercambio de
opiniones políticas, y la recepción y envío de estímulos movilizadores. La Red potencia la
participación de los individuos en asuntos políticos”. (González, 2018, p. 19)
Esta realidad, que no sólo permea lo político, sí afecta o inciden de manera especial en
ese ámbito político, que es el ámbito de las discusiones y las decisiones que atañen a toda la
sociedad o por lo menos a gran parte de ella, situación que no es ajena, ni siquiera, en las
recientes discusiones sobre e-politics o política electrónica, descrita en De Rosa y Veda (2021).
Los tres estados o estadios básicos de la participación política pueden ocurrir y de hecho, están
aconteciendo hoy en día a través de los distintos medios de comunicación en red. A propósito
informa Elaine Ford:
Hoy, en pleno siglo XXI, se experimenta la cuarta revolución industrial. La llegada de
Internet a la vida cotidiana de los individuos, en contextos democráticos, les ha
significado una variación trascendental en sus vidas, es decir, el individuo ha
experimentado una nueva manera de ejercer sus derechos y libertades en donde la
conectividad es el factor clave. Acceder a Internet ha transformado la manera como los
ciudadanos se relacionan, se comunican, se informan, se agrupan, se movilizan,
consumen, realizan trámites, se educan, entre otros temas, sin que esto, necesariamente,
reemplace los hábitos tradicionales. (2019, p. 33)
Aunque la participación ciudadana a través de las plataformas informáticas y las redes
sociales no es entonces una realidad totalmente novedosa; en tanto que se ha venido surtiendo
gradualmente desde la aparición del internet; particularmente en la actualidad, a partir de la
pandemia generada por el Covid-19, esta realidad de comunicación virtual ha incrementado dado
que la situación de cuarentena obligó a intensificar el uso de las plataformas virtuales en la
comunicación en general y en la participación política de manera especial, siendo claves para la
formación de conceptos y posturas en segmentos poblacionales de la actualidad a favor o en
contra de situaciones contextuales (Fieselmann et al., 2022); pues ámbitos como el educativo y el
laboral exigieron el uso de las herramientas tecnológicas para llevar a cabo los distintos procesos
productivos y formativos, develando otras problemáticas relacionadas con el acceso a internet o
dispositivos móviles en general, siendo la situación más crítica para unos grupos específicos,
como lo son las zonas rurales (Dow-Fleisner et al., 2022). Y la participación política no fue ajena
a esta necesidad. Al no poder salir de casa, muchos de los servicios que otrora prestaba el estado
de manera, casi absolutamente presencial, empezaron a ser prestados a través de distintas
plataformas digitales, como por ejemplo, los servicios médicos, el pago de impuestos, las
reclamaciones administrativas, la presentación de demandas judiciales, la notificación de las
decisiones administrativas y judiciales y la participación de procesos conciliatorios y
jurisdiccionales a través de audiencias virtuales, entre otros. Por ello se afirma que:
La evolución de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) en las últimas
décadas ha generado un volumen ingente de reflexiones sobre su impacto en nuestros
sistemas políticos, y ha extendido el uso de denominaciones como gobierno electrónico o
democracia digital (e-democracy), términos que muchas veces dan a entender que nos
conducen a un estadio nuevo de la democracia o implican un cambio de modelo. (García,
2016, p. 171)
Este cambio de modelo en la práctica democrática exige una reflexión en torno a sus
condiciones y escenarios de aplicación, sus ventajas y retos, incluso sus límites. Temas que serán
abordados en los acápites subsiguientes.
La digitalización en Colombia
De manera especial en materia de digitalización es menester citar como norma estructural
y fundante la Ley 527 de 1999 por medio de la cual se definió y reglamentó el acceso y uso de
los mensajes de datos, del comercio electrónico y de las firmas digitales, y se establecieron las
entidades de certificación. En lo que respecta a los mensajes de datos expresó la citada Ley, en
su artículo 2, literal a, que es: “La información generada, enviada, recibida, almacenada o
comunicada por medios electrónicos, ópticos o similares, como pudieran ser, entre otros, el
Intercambio Electrónico de Datos (EDI), Internet, el correo electrónico, el telegrama, el télex o el
telefax”.(Congreso de la República, 1999).
En lo que respecta a la regulación de la firma digital, luego de la citada Ley 527 se
promulgó en Colombia el Decreto 1747 de 2000 derogado por el Decreto 333 de 2014; así
mismo reguló la Ley 527 el decreto 19 de 2012 y alguna jurisprudencia la Sentencia C-831 de
2001 y la C-219 de 2015, en las cuales la Corte Constitucional se pronunció respecto a la
constitucionalidad de la Ley 527 y de algunos Decretos que la reglamentaron.
Luego se promulgaron varias normas que permitían la presentación de derechos de
petición y el suministro de información a los ciudadanos mediante canales digitales como es el
caso de la Ley 1437 de 2011, denominada Código de Procedimiento Administrativo y
Contencioso Administrativo (CPACA). Al respecto indica literalmente el artículo 8 de la citada
Ley: “Las autoridades deberán mantener a disposición de toda persona información completa y
actualizada, en el sitio de atención y en la página electrónica, y suministrarla a través de los
medios impresos y electrónicos de que disponga, y por medio telefónico o por correo”
(Congreso de la República, 2011).
Nótese en el resalto, que se realizó por fuera del texto original, que la norma exige que las
autotidades públicas suministren la información pertinente a los ciudadanos a través de los
canales físicos, pero también a tarvés de los cabales digitales, tales como el teléfono y el correo
electronico; incluso exige que las entidades públicas posean página web para tal fin, y el
paragráfo del citado artículo 8 va más allá, haciendo la siguiente prescrición a las entidades
públicas: “Para obtener estas informaciones en ningún caso se requerirá la presencia del
interesado” (Congreso de la República, 2011). Lo que claramente indica que la información
pública que deba y pueda suministrar las autoridades públicas a los ciudadanos lo puede hacer
por medio de los canales digitales, sin la necesidad de que el ciudadano se presente directamente
a la entidad a requerir la respectiva información.
También en materia de administración de justicia, el Estado colomnbiano ha introducido
normativo que permita el uso de las nuevas tecnologías en materia de notificaciones, por
ejemplo. En ese sentido el conocido Código General del Proceso (Ley 1564 de 2012) en su
artículo 103 indica:
En todas las actuaciones judiciales deberá procurarse el uso de las tecnologías de la
información y las comunicaciones en la gestión y trámite de los procesos judiciales, con
el fin de facilitar y agilizar el acceso a la justicia, así como ampliar su cobertura. Las
actuaciones judiciales se podrán realizar a través de mensajes de datos. La autoridad
judicial deberá contar con mecanismos que permitan generar, archivar y comunicar
mensajes de datos. En cuanto sean compatibles con las disposiciones de este código se
aplicará lo dispuesto en la Ley 527 de 1999, las que lo sustituyan o modifiquen, y sus
reglamentos. (Congreso de la República, 2012).
En vigencia de esta norma se empezó a aplicar la notificación personal a tarvés de las
direciones electrónicas que se debían suminsitrar con la presentación de la demanda, de acuerdo
con los artículos 82 y 291 de la citada Ley 1564 de 2012. Pero realmente fue con el Decreto 806
de 2020, hoy refrendado por la Ley 2213 de 2022, cuando se extendió y generalizó el uso de los
medios tecnológicos y de los canales digitales en lo que tiene que ver con la administración de
justicia, particularmente en asuntos como la notificación de las providencias judiciales, la
presentación y contestación de las demandas, la realización de las audiencias y la interposición
de recuros, entre otros.
Precisamente en el contexto provocado por la pandemia se promulgaron varias normas en
materia de digitalización de los distintos servicios del Estado: otro ejemplo de ello lo constituye
la Ley 2081 de 2020, que en su artículo 8 adicionó un nuevo artículo a la Ley 1437 de 2011, a
saber: el artículo 53A que, respecto al tema en comento expresa:
Cuando las autoridades habiliten canales digitales para comunicarse entre ellas, tienen el
deber de utilizar este medio en el ejercicio de sus competencias.
Las personas naturales y jurídicas podrán hacer uso de los canales digitales cuando así lo
disponga el proceso, trámite o procedimiento.
El Gobierno nacional, a través del Ministerio de Tecnologías de la Información y las
Comunicaciones, podrá a través de reglamento establecer para cuáles procedimientos
trámites o servicios será obligatorio el uso de los medios electrónicos por parte de las
personas y entidades públicas. El ministerio garantizará las condiciones de acceso a las
autoridades para las personas que no puedan acceder a ellos. (Congreso de la República,
2011).
Esta Ley 2081 también modificó varios artículos de la Ley 1437 de 2011 en lo que tiene
que ver con las notificaciones electrónicas a los ciudadanos, el expediente digital en materia de
procedimientos administrativos, la recepción de documentos electrónicos, entre otros. Lo que
evidencia que en Colombia poco a poco se ha ido implementando la digitalización de los
servicios que presta al Estado, tanto desde lo administrativo como desde la administración de
justicia; sin embargo, existen otros campos que permiten y exigen la misma aplicación, como es
el caso de los mecanismos de participación ciudadana, en los que, aun es escasa la
implementación y el uso de la tecnologías y de las plataformas digitales.
Conclusiones
La democracia digital es una realidad que implica riesgos y retos, pero que, por ello
mismo, demanda una regulación a través de la implementación de una política pública que defina
su campo de aplicación, etapas, escenarios distintos modos de realizarla de manera segura,
incluyente y eficiente.
En Colombia, desde el punto de vista normativo existen varios intentos de promulgación
e implementación de los canales digitales y la virtualidad en los procesos administrativos,
servicios que prestan el Estado a los ciudadanos y en la administración de justicia, de manera
particular; pero hace falta aún mayor regulación que permita la ampliación en la cobertura a
través de las posibilidades de acceso al internet y la ampliación de los servicios que el Estado
pueda prestar a los ciudadanos a través de la virtualidad.
Los mecanismos de participación ciudadana, tales como el voto, el plebiscito, el
referendo, la Consulta popular, el cabildo abierto y la revocatoria del mandato, constituyen de
manera especial campos escenarios pertinentes para la implementación y aplicación de la
democracia digital que permitiría la ampliación y efectividad del derecho fundamental a la
participación ciudadana y política en aplicación de una democracia participativa y deliberativa
más incluyente.
Pese a que ya se está implementando en algún grado en Colombia la democracia digital,
en materia de Derechos de petición en sus distintas modalidades, las respuestas a los mismos por
parte de las entidades públicas, las notificaciones de decisiones administrativas y judiciales, la
realización de algunas diligencias y audiencias, la liquidación y pago de impuestos y el acceso a
ciertos servicios; consideramos que puede y debe extenderse aún más su campo de aplicación,
pero para ello se debe empezar por garantizar el derecho al acceso al Internet como un servicio
público esencial y un derecho fundamental de manera permanente en todo el territorio nacional.
La pandemia provocada por el denominado Covid-19 se convirtió tal vez en la
oportunidad más importante y actual para la implementación de la democracia digital en
Colombia; pues la obligada cuarentena a la que fue sometida la ciudadanía exigió la capacitación
de las personas en cuanto al uso de las plataformas digitales y enseñó que muchas de las acciones
y diligencias que se solían realizar de manera presencial y física pueden realizarse de manera
virtual con la misma o mayor eficacia y con más prontitud.
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