Las 5 Diferencias Entre Autoconcepto y Autoestima

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Las 5 diferencias entre autoconcepto y autoestima

Los conceptos de autoestima y autoconceptosirven para referirse al modo en el que construimos una idea de
nosotros mismos y cómo nos relacionamos con ella, pero lo cierto es que muchas veces pueden llegar a confundirse entre
sí. 

Conviene tener claras las diferencias que existen entre ambas para saber cómo pensamos en nosotros mismos.

Las principales diferencias entre autoestima y autoconcepto

En cierto modo, la autoestima y el autoconcepto son constructos teóricos que nos ayudan a comprender cómo
funciona nuestra mente, cómo nos vemos a nosotros mismos y de qué manera la opinión de los demás influye en la idea
que tenemos de nuestra propia identidad. Eso significa que no son "piezas" localizables en un lugar de nuestro cerebro,
componentes fáciles de reconocer y de aislar del resto de fenómenos mentales que tienen lugar en nuestra mente, sino
que son etiquetas útiles dentro de ese complejísimo mar que es la psique humana.

Sin embargo, eso no significa que no sea importante distinguir entre estos conceptos. De hecho, si los confundimos,
corremos el riesgo de no entender muchas cosas; por ejemplo, nos llevaría a creer que verse a uno mismo de cierto modo
(con sobrepeso, alto, pálida, etc.) indica que irremediablemente esa imagen de la propia identidad es vista como algo
negativo o positivo, solo porque socialmente hay atributos más valorados que otros.

A continuación puedes ver los puntos básicos que sirven para distinguir la autoestima del autoconcepto.

1. Uno es cognitivo, el otro es emocional

El autoconcepto es, básicamente, el conjunto de ideas y creencias que constituyen la imagen mental de lo que
somos según nosotros mismos. Por lo tanto, es un entramado de información que puede ser expresada de manera más o
menos textual a través de afirmaciones sobre uno mismo: "soy malhumorado", "soy tímida", "no sirvo para hablar frente
a muchas personas", etc.

La autoestima, en cambio, es el componente emocional que está vinculado al autoconcepto, y por lo tanto no
puede ser diseccionada en palabras, porque es algo totalmente subjetivo.

2. Uno se puede plasmar en palabras, el otro no

Esta diferencia entre autoestima y autoconcepto se deriva de la anterior. Nuestro autoconcepto (o, mejor dicho,
parte de este) puede ser comunicado a terceras personas, mientras que no ocurre lo mismo con la autoestima.

Cuando hablamos sobre aquellas cosas de nosotros mismos que nos hacen sentir mal (sean más o menos reales y
exactas o no), en realidad estamos hablando acerca de nuestro autoconcepto, porque la autoestima no se puede reducir
a palabras. Sin embargo, nuestro interlocutor reunirá esa información que le damos acerca del autoconcepto y a partir de
ahí imaginará la autoestima que está asociada a este. Sin embargo, esta tarea consistirá en recrear de manera activa la
autoestima de la otra persona, no en reconocerla en la información verbal que llegue.

3. Apelan a tipos de memoria diferentes

La autoestima es una respuesta básicamente emocional ante la idea que tenemos de nosotros mismos, lo cual
significa que está relacionada con un tipo de memoria implícita: la memoria emocional. Esta clase de memoria está
especialmente relacionada con dos partes del cerebro: el hipocampo y la amígdala.
El autoconcepto, sin embargo, está asociado a un tipo de memoria diferente: la declarativa, que está más
relacionado con el hipocampo y las zonas de corteza asociativa que se reparten por la corteza cerebral. Está conformado
con una serie de conceptos que hemos aprendido a asociar con la idea de "yo", y que puede contener todo tipo de
conceptos: desde la alegría o la agresividad hasta el nombre de ciertos filósofos o la idea de ciertos animales que
identificamos con nosotros. Eso sí, ciertos conceptos estarán más relacionados con el núcleo de nuestro autoconcepto,
mientras que otros formarán parte de la periferia de este.

4. Una tiene un componente moral, el otro no

La autoestima es la manera en la que nos juzgamos a nosotros mismos, y por lo tanto depende de la semejanza que
percibamos entre nuestro autoconcepto y la imagen que hemos creado del “yo ideal”. 

Por lo tanto, mientras que el autoconcepto está al margen de juicios de valor, la autoestima está fundamentada en
el juicio de valor fundamental acerca de lo que vale uno mismo: depende de hasta qué punto creemos estar cerca de “lo
bueno”, y por lo tanto nos traza un camino que nos indicará si nos estamos acercando o alejando de lo que deberíamos
ser.

5. Una es más fácil de cambiar que la otra

Al formar parte de la memoria emocional, la autoestima puede ser muy difícil de cambiar, ya que no obedece a los
criterios de la lógica, del mismo modo en el que las fobias, que también dependen de la memoria emocional, nos hacen
tenerle miedo a estímulos y situaciones que en base a la razón no deberían darnos miedo.

El autoconcepto, si bien está relacionado con la autoestima y por lo tanto sus cambios se corresponden en parte
con los de esta, es algo más fácil de cambiar, porque puede ser modificado directamente mediante la reestructuración
cognitiva: si nos paramos a pensar sobre el modo en el que nos vemos a nosotros mismos es muy fácil que detectemos
inconsistencias y partes que fallan, y que las reemplacemos por creencias e ideas más viables a la hora de explicar quiénes
somos.

Por ejemplo, si creemos que somos marcadamente tímidos pero luego nos damos cuenta que en ocasiones pasadas
hemos llegado a mostrarnos muy seguros y confiados al dar charlas frente a muchas personas en una exposición sobre un
tema que nos apasiona, es fácil que pasemos a pensar que nuestra timidez es algo más moderada y circunstancial. Sin
embargo, esto no tiene por qué traducirse en una mejora de la autoestima, o al menos no de manera inmediata. 

Puede ser que en futuras ocasiones recordemos que no somos tan tímidos después de todo y que, por lo tanto, no
nos comportemos con tanta timidez, lo cual haría que los demás den más importancia a nuestra presencia y, ahí sí,
nuestra autoestima podría mejorar, al ver cambios verdaderos en el mundo real que nos dicen el valor que podemos
llegar a tener.

Una frontera muy difuminada

Aunque existan diferencias entre el autoconcepto y la autoestima, hay que tener claro que ambos son constructos
teóricos de la psicología, que ayudan a entender cómo pensamos y cómo actuamos, pero que no describen elementos de
la realidad claramente diferenciables.

En realidad, ambos ocurren conjuntamente; como prácticamente todos los procesos mentales y fenómenos
subjetivos que experimentamos, son el resultado de un sistema en bucle de partes del cerebro que funcionan a una
increíble velocidad y que están interactuando constantemente con nuestro entorno coordinándose entre sí. Eso significa
que, por lo menos en los seres humanos, no puede existir autoconcepto sin autoestima, y viceversa.
Entendiendo cada parcela de la rueda de la vida

Salud: Este es muy sencillo de observar. ¿Estás siempre resfriado? ¿Te notas con sobrepeso? ¿Tus niveles de
colesterol se han disparado? ¿Te notas vital y lleno de energía? Estas preguntas y muchas más engloban el tema de
la salud.

Finanzas/Economía: Una vez escuché ¿Te falta dinero al final del mes o mes al final del dinero? Es decir, ¿Sientes
que tu economía va fluida? ¿Puedes mantenerte e incluso permitirte algunos caprichos? O simplemente, ¿Has
pensado en qué nivel económico te encuentras? ¿Es el que deseas?

Trabajo: ¿Cuál es para ti tu trabajo ideal? ¿Hay significado en lo que estás haciendo? ¿Sientes que tu trabajo es lo
que siempre habías deseado hacer? ¿O es todo lo contrario?

Diversión y ocio: ¿Estás dedicando tiempo a distraerte? ¿Te has planteado empezar aquella actividad que tanto te
gusta? ¿Sientes que en tu vida únicamente son obligaciones? ¿Qué está ocurriendo exactamente?

Relaciones personales de pareja: ¿La relación que estás manteniendo actualmente con tu pareja suma puntos a tu
vida? ¿Tienes el tiempo suficiente para conocer a personas que podrían ser tu compañero de camino? ¿O más bien
sientes que no estás invirtiendo el tiempo suficiente en esta área?

Desarrollo personal: ¿Estás creciendo cómo persona? ¿Inviertes en algo tan importante como tú mismo? ¿Sientes
que te expandes como ser humano?

Familia: ¿Quienes son tu familia? ¿Tus tíos, padres y abuelos? ¿Tus primos, hermanos y padres? ¿Todos los
miembros que se entiende por familia de manera tradicional? Tan sólo tú sabes quién forma parte de ti en ese
vínculo tan íntimo. Y, ahora que ya lo sabes, ¿Estás teniendo una buena relación con ellos? ¿Te sientes
satisfecho/a?

Amigos: ¿Qué es para ti un amigo? ¿Estás compartiendo tiempo con verdaderos amigos? ¿La calidad de tus
amistades te hacen justicia?
LA IMPORTANCIA DE LA AMISTAD EN EL TRABAJO

Además, es un día en el que se recuerda la importancia de hablar y sensibilizar a los jóvenes en el respeto y
aprovechar para formar a los que serán los líderes del futuro,  entre ellos , también los gestores de las
organizaciones del mañana. Del esfuerzo que empleemos hoy para que aprecien la amistad dependerá que sean
mejores y más responsables organizaciones, con una manera más ética de gestionar la diversidad.

Amistad en la empresa ¿importante?

Si usted pertenece al grupo de personas que en alguna ocasión pronunció estas palabras “al trabajo no se va a
hacer amigos”, se equivoca y hoy tiene una estupenda razón que celebrar:

La amistad nos hace más felices y también ser más productivos. Así es, las relaciones de amistad entre compañeros
de trabajo nos hacen sentir más contentos y apreciar más el entorno laboral, la empresa y las sensaciones que allí
vivimos, entonces ¿por qué no? Apostemos por la amistad.

Los estudios realizados en los últimos años y los investigadores que trabajan en la materia afirman que:
1. En los momentos de dificultad es importante tener alguien en quien confiar.

2. Contar con un grupo de amigos ayuda al desenvolvimiento en las situaciones de estrés propias del trabajo.

3. Compartir las experiencias o simplemente la jornada, en un entorno positivo, favorece que las horas que
pasamos en el trabajo sean más llevaderas y agradables.

4. Las relaciones cordiales, de confianza y de respeto mutuo promueven la creatividad y el diálogo fluido en la
construcción de ideas.

5. Por tanto, la competencia desmedida no conduce a ningún lado. El compromiso compartido es el verdadero
camino del éxito.

No obstante, si queremos que sea la verdadera amistad las que nos lleve a ser empresas más responsables a la vez
que eficaces, deberemos tener en cuenta algunos aspectos como no caer en la valoración gratuita, esta debe venir
de la mano del respeto y la consideración de los méritos necesarios.

También hay que asumir que en los entornos laborales pueden surgir situaciones en las que no podemos balancear
nuestras decisiones en prejuicio de la amistad o del éxito laboral, tendremos que establecer límites responsables
entre las relaciones amistosas con los compañeros y las relaciones puramente profesionales.

Por otro lado, el jefe puede ser nuestro amigo, pero participar de una relación estupenda no significa que esta no
deba ser respetuosa y saltarse las normas éticas del trabajo. La calidad global del entorno laboral depende también
del buen hacer de la dirección.

Con esto, podemos seguir unos consejos para promocionar la mejor de las amistades en el trabajo:

 Lo primero y más importante es entender que la amistad en el entorno laboral significa respetar a todos los
compañeros, sin prejuicios y estereotipos, aportando nuestra experiencia y solidaridad, a favor de alimentar un
equipo de personas que se entienden y que son, en sí, parte del significado de la organización por la que trabajan.

 Todos deberíamos fomentar una cultura de la amistad en el trabajo, sabiendo que también es responsabilidad de
la empresa y que es parte imprescindible si queremos ser efectivamente buenas empresas, pero sobre todo,
deberíamos apostar por la amistad porque una vida compartida es una vida mejor para todos.

El 50% de los empleados que tienen un amigo en el trabajo establecen un vínculo más fuerte con su empresa, eso
da una idea de la importancia de la amistad en el trabajo.

Hay organizaciones que hablan de una cultura más feliz, pero rara vez consideran la importancia de la amistad en
el trabajo y su desempeño en la creación de un ambiente laboral sano, dinámico y productivo.

Los lugares de trabajo son entornos complejos, ya que reúnen a un grupo de personas con diferentes ideas,
suposiciones, experiencias, expectativas y ambiciones que pasan trabajando juntos entre ocho o más horas al día,
por lo que es mejor que ese tiempo se pase con personas que les agradan.

De acuerdo con la encuesta American Time Use, los empleados entre 25 y 54 años pasan en promedio de
8.7 horas de trabajo o actividades relacionadas con el trabajo y 7.7 horas de sueño, aunque hay muchos que su
semana laboral se extiende más de 40 horas estándar.

Para lograr que el lugar de trabajo sea un sitio productivo, comprometido, donde las ideas son desafiadas
constructivamente y se anime a la gente a ir más allá de la norma, considera cómo nutrir y fomentar las
amistades.

Aquí algunas razones de la importancia de la amistad en el trabajo:

1. Promueve la colaboración. El cerebro evalúa rápidamente si ve a alguien como "amigo" o "enemigo". Hace un
análisis rápido y juzga si una persona está "en mi tribu" o "fuera de mi tribu".
El cerebro entonces procesa la información que recibimos de esa persona de acuerdo con la categoría en la que la
hemos colocado. Lo que esto significa en la práctica es que si dos personas nos dicen lo mismo y una persona es
considerada un "enemigo" y la otra persona un "amigo", vamos a interpretar lo que están diciendo de manera
diferente.
Es como darle a alguien el beneficio de la duda. Haremos lo que sea por un amigo, pero no por un enemigo.
En el lugar de trabajo eso significa que si ves a otras personas como "enemigos" es más probable que
malinterpretes su intención, lo que a su vez conduce a la desconfianza, el desacuerdo y el comportamiento
competitivo improductivo. Y ninguno de los anteriores ayuda a construir un lugar de trabajo colaborativo y
productivo.

2. Construye el compromiso. En su libro "Amigos vitales: no te puedes dar el lujo de vivir sin ellos" de Tom Rath,
revela que los empleados que tienen mejores amigos en el trabajo tienen siete veces más probabilidades de
comprometerse con sus puestos de trabajo.
Además, si tienen al menos tres amigos vitales en el trabajo, son 96% más propensos a estar satisfechos con sus
vidas.

3. Acelera el progreso. Los buenos amigos no sólo están de acuerdo contigo. Te desafían e inspiran a subir más alto.
Te ayudan a ver cosas desde diferentes perspectivas y a explorar nuevas ideas. Es más fácil la retroalimentación
con un amigo en quien confías.

Del mismo modo, tener un ambiente colaborativo facilita que las ideas sean debatidas, acordadas y progresen.

De acuerdo con Jessica Amortegui, hacer amigos no tiene que estar a expensas de cumplir metas en el trabajo.

Estadísticas muestran que los trabajadores con muchos amigos en el lugar de trabajo son tres veces más
propensos a decir que aman a sus empresas. Así que si deseas desarrollar un equipo influyente y eficaz, considera
la importancia que tiene la amistad para ayudar a crear la cultura que necesita tu empresa para sobresalir.

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