Universidad Nororiental Privada
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Universidad Nororiental Privada
Extinción
de las
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institució
n de la
sucesión
PROFESORA:
ABG. MARIBEL MAESTRE
ALUMNA:
REBECCA MUJICA
en el
CI.27596250
derecho
romano
INTRODUCCION
INTRODUCCION
Para poder hablar de la extinción y sus sucesiones, primero tenemos que empezar, por lo primero, la
fuente, de donde surge o de donde brota. En los modos de adquirir tenemos la "La adquisición Per
Universitatem", la cual tiene por objeto un patrimonio todo entero, o una cuota-parte de patrimonio.
Y entre los modos de adquirir per universitatem, tenemos:
Transmisión de una herencia por in iure cessio.
Confiscación.
Bonorum venditio y bonorum sectio.
Adquisición por Sucesión: Esta es la que nos interesa y es la más importante, ya que en
estos casos el patrimonio se transmite a la muerte de quien era el dueño.
El patrimonio; por lo general comprende dos partes; los bienes que son el activo y las deudas que
son el pasivo. Mientras el dueño del patrimonio tenga vida, sus acreedores tienen por garantía, no
solamente sus bienes presentes, sino también sus bienes futuros, es decir, el producto de la actividad
del deudor. Si muere, el Derecho Romano le da un continuador de su persona, llamado heredero,
que en su lugar queda dueño del patrimonio y obligado a pagar todas las deudas como si las hubiese
contraído. Los acreedores encuentran en el un nuevo deudor y tienen como garantías su patrimonio,
unido al del difunto, y el producto de su actividad en el porvenir.
En estos casos de Adquisición por Sucesión de un patrimonio existe un Triple Interés que busca ser
satisfecho:
El interés del difunto: En ausencia del heredero. Los acreedores se posesionaban de los
bienes de la sucesión, vendiéndolos después en bloque, y esta bonorum venditio manchaba
de infamia la memoria del difunto. Ocurre todo lo contrario cuando hay un heredero, pues
entonces es él quien paga los créditos, y si no interviene, los bienes de la sucesión se
venden en su nombre, quedando en buen lugar la memoria del difunto.
El interés de los acreedores: Estos adquieren en la persona del heredero un nuevo deudor,
quien debe pagar todas las deudas.
El interés religioso: Era muy importante para los romanos que el culto privado también
heredera, para así asegurar a la familia la protección de los dioses. Por eso al morir un jefe
de familia era esencial que la sacra privata (que era el culto que se tenía en el hogar a los
dioses donde el patter familia oficiaba de sacerdote) no se interrumpiese, por esto los
pontífices decidieron que el heredero no solo adquiriera la fortuna del difunto, sino también
la carga del culto privado.
Es decir, el patrimonio recogido por el heredero toma el nombre de herencia o sucesión. Este
heredero adquiere integro el patrimonio del difunto, y también le sustituye en sociedad, siendo,
además, en su lugar, propietario, acreedor y deudor, pudiendo ejercer sus acciones y ser perseguido
por sus acreedores.
La división de la herencia se hace por cabezas (per capita), o sea tantas partes iguales
cuantas sean las personas con derecho a suceder. Cada porción se denomina cuota.
Cuando alguna de las personas llamadas a heredar murió antes que el causante, la ley
llama conjuntamente a sus descendientes, repartiendo entre ellos por cabezas la cuota
que hubiese correspondido a su padre si no hubiese premuerto. A esta división se
denomina por estirpes (per stirpes).
Los herederos llamados son los parientes del difunto, los miembros de su familia. Pero hay que
tener en cuenta, como enseguida veremos, que la noción de parentela agnaticia basada sobre la
patria potestad, fue gradualmente suplantada por la parentela natural, basada sobre vínculos de
sangre.
Testamentaria:
En derecho romano, el testamento (en latín testamentum) es un acto jurídico solemne
por el que una persona con capacidad para ello hace constar su voluntad dispositiva acerca de
su propio patrimonio para después de su fallecimiento. Por este acto se permite a una persona
sui iuris, en la que no concurra ninguna incapacidad que lo impida, otorgar una ley a su propio
patrimonio, pero es ésta un tanto peculiar al no entrar en vigor hasta el momento de la muerte
de la persona y por poder ser revocada con total independencia por un nuevo testamento hasta
que se sobrevenga el fatídico desenlace. La doctrina romanista del momento considera que es
una de las invenciones más importantes del genio jurídico romano.
La persona que testa designa ante todo uno o varios herederos, bien
directamente o bien como sustitutos de los instituidos en primer lugar.
Pero el testador también está capacitado para hacer otra clase de
disposiciones, como son los legados o fideicomisos, las concesiones
de libertad a esclavos (no eran propiamente manumisiones), la
asignación del patronato, los nombramientos de tutores o la
ordenación de sepultura.
En las fuentes romanas, específicamente en las pertenecientes a la
última jurisprudencia clásica, únicamente se han podido encontrar un
par de definiciones acerca del testamento: una de ellas pertenece al
jurisconsulto epigonal Ulpiano, mientras que la otra es atribuida a su
discípulo Modestino. Las dos definiciones que se conservan son
semejantes, siendo esto consecuencia, probablemente, de la
vinculación personal y doctrinal que había existido entre ambos jurisconsultos. Pero no ha sido
esta manifiesta similitud lo que ha atraído la atención de la romanística, sino que lo más curioso
para los estudiosos ha sido el hecho de que ninguno de los dos juristas se haya referido al
testamento como el acto por el cual una persona designa a su heredero. Tampoco se pronuncian
los clásicos acerca del carácter personalísimo del testamento ni sobre la posibilidad de
revocación del mismo. Precisamente por esto, se debe de entender que las definiciones hacen
más hincapié en la forma del acto que en el contenido del testamento propiamente dicho. Sin
embargo, ambas definiciones ser vieron profundamente alteradas con la institución de los
codicilos.
El testamento es la manifestación de nuestra voluntad, realizada antes testigos y conforme al
derecho, y de manera solemne, para que valga después de nuestra muerte.
El testamento es la declaración conforme al derecho que manifiesta nuestra voluntad sobre lo
que cada cual quiere que se haga después de su muerte. El jurista español Diego de Covarrubias
analizó la definición dada por Modestino, interpretando meticulosamente los términos
empleados. Tras su estudio matizó que cuando el jurisconsulto romano hablaba de «sententia»
se refería a acto de entendimiento, de modo que personas incapaces o carentes de razón no
estaban capacitadas para realizar un testamento. Por su parte, «iusta» tendría por significado
plena, perfecta y solemne, o lo que es lo mismo, con las formalidades que el derecho exigía. Por
último, la cláusula «quod quis post mortem suam fieri velit» servía para diferenciar al
testamento, que se perfeccionaba con el fallecimiento del de cuius, de otros contratos que
adquirían eficacia en vida de los contratantes.
APERTURA
La sucesión se abre en el momento de muerte y en el lugar del último domicilio del de cujus. La
apertura es el momento que se produce con la muerte del titular de un patrimonio.
Existen algunos aspectos que se desprenden de la apertura de la sucesión. Es el momento que se
toma en cuenta para determinar quiénes son los sucesores y que derechos tienen en la sucesión:
No existe sucesión de una persona viva.
Origina una comunidad hereditaria sujeta a partición.
Genera la obligación de asumir aspectos tributarios. Está referido al impuesto sobre
sucesiones.
Determina el Fuero Sucesoral, es decir, cual es el Tribunal competente para conocer las
acciones derivadas de la herencia.
También es importantísimo colocar la hora en el Acta de Defunción, debido a que de esta forma
pueden determinarse quienes son sus herederos, no solamente quienes se encuentran con vida,
sino por aquellos que se encuentran concebidos.
DELACIÓN
Delación es el llamamiento hecho a una o varias personas para adquirir una herencia
determinada.
La herencia se defiere por testamento o por la ley. Podemos decir que la delación o llamada a
heredar puede ser de tres clases:
Testamentaria. «La designación del heredero la hace el causante en su testamento, incluyendo
en éste una cláusula en la que designa a una o varias personas con cualidad de heredero para
sucederlo».
Intestada. «Se provoca cuando la vocación hereditaria se determina por la ley, y la misma se
abrirá a falta de testamento o que existiendo éste, se encuentre afectado de nulidad por estar
incurso en causas que pudieren producirla».
Forzosa o «legítima». «En la que el heredero lo es en virtud de la ley, pero no a falta de
testamento, sino oponiéndose a lo que en él se ordena respecto a designación de heredero. Es
decir, la legítima es la porción del patrimonio hereditario que determinados parientes deberán
recibir del testador, pues de lo contrario el testamento se hace inoficioso, o sea, queda como
anulado por haber omisión por el testador de mencionar a sus descendientes legítimos o
naturales o adoptados, ascendientes, hermanos o hermanas,
instituyéndolos, desheredándolos o despojándolos de lo que
por ley les corresponde como legítima».
ADQUISICIÓN
La adquisición de la herencia era diferente según la clase de
herederos:
Los herederos domésticos sui y esclavos propios manumitidos e instituidos en el testamento,
adquirían la herencia de forma automática, sin necesidad de expresar su voluntad y aun en
contra de ella, es por eso que se les designaba herederos necesarios por que no podían rechazar
o repudiar dicha herencia.
Al esclavo, con la finalidad de protegerlo se le otorgo el beneficium separationis, para lograr la
separación de los bienes hereditarios, de los por el adquiridos después de la manumisión, pero
éste no podía abstenerse de la herencia. Todos los demás herederos, llamados herederos
extraños eran libres de aceptar o rechazar la herencia, por eso también se les llamó herederos
voluntarios. En la adquisición de la herencia hay que distinguir:
Heredes necesarii. «Son los herederos que adquieren la herencia, automáticamente, sin
necesidad de aceptación y aun en contra de su voluntad. No pueden, por tanto, repudiar
la herencia». Se trata de dos clases de heredes:
Heredes sui et necesarii. «Son los hijos sometidos a la patria potestad del causante en el
momento de su muerte».
Heredes necesarii. «Son los esclavos a los que el testador ha dado la libertad e
instituido herederos».
Heredes voluntarii. «A todas las demás personas se aplica el régimen de la delación y
adición de la herencia. A estas personas se les defiere la herencia y tienen la posibilidad
de aceptarla o no aceptarla. El acto adquisitivo se llama adición». Existen dos tipos de
adición:
La cretio. «Es una declaración formal que expresa la voluntad de aceptar la herencia». Lo
normal es que el testador la imponga fijando, además, un plazo. Esta declaración la suele
realizar el heredero ante testigos. La cretio, reconocida en la sucesión testamentaria, sirvió para
agilizar el trámite de lo que se conoció como usucapio pro herede, por la cual cualquier tercero
que adquiriera y conservara los bienes de la herencia durante un año, se convertía en dueño
absoluto de los bienes.
El heredero puede, empero, manifestar su voluntad de adir la herencia no de manera expresa,
sino tácitamente, por medio de una conducta, es decir, actuando simplemente como heredero.
BENEFICIOS: LA SEPARATIO BONORUM
La separatio bonorum, «separación de patrimonios», ha sido definida como «el beneficio que,
en caso de venta de los bienes del heredero-deudor, se concede a los acreedores del causante a
fin de que puedan separar y reservar para sí el patrimonio hereditario, evitando que a la venta
del mismo puedan concurrir los acreedores del heredero y manteniendo así intacta la garantía
patrimonial que aquél suponía».
Esta institución conocida como la separatio bonorum tenía su fundamento en la existencia de
una masa perteneciente al heredero y otra al causante que debían ser consideradas como
distintas, si bien pertenecientes a un solo titular. La finalidad de la misma era conceder
preferencia a unos acreedores del causante frente a otros. Con el transcurrir del tiempo se
extenderá su aplicación a la separación de los bienes del esclavo instituido como heres
necessarius. Algunas instituciones no son en realidad casos de separación como la bonorum
venditio o la separación del heres necessarius.
Representa una separación entre el caudal hereditario y el patrimonio del heredero acordada por
el pretor en beneficio de los acreedores del causante. En efecto, podía suceder que a un causante
de clara solvencia le sucediese un heredero lleno de deudas y que no inspirase confianza que la
que mereciese el difunto, entonces el patrimonio del difunto suficiente para satisfacer a sus
acreedores podía resultar escaso para cubrir además los delitos propios del heredero. La
Separatio es una figura dirigida a evitar la concurrencia de los acreedores personales con los del
difunto y, en consecuencia, permitió a los acreedores del difunto la satisfacción de sus créditos
sobre los bienes de la herencia con preferencia a los acreedores del heredero.
BENEFICIOS: LA BENEFICIUM INVENTARII
A partir de un decreto de Justiniano, el derecho que tiene el heredero de pedir un inventario de
la herencia. El inventario debía de ser hecho ante un notario y representantes con credibilidad
del Estado.
ACCIONES
Hereditatis petitio. «El heredero puede ejercitar las «acciones singulares» correspondientes a
las relaciones jurídicas que, siendo susceptibles de transmisión, componen la herencia. El
ejercicio de una acción real o personal que competía al difunto es suficiente cuando alguien
niega el derecho de éste en orden a una relación concreta, pero cabe que el demandado no
impugne la existencia del derecho del causante, sino la cualidad de heredero». Pues bien, una
acción general, fundada en la cualidad de heredero, o si se quiere, en el propio título hereditario,
es la hereditatis petitio. Si «universal» es la herencia, en cuanto implica sucesión en un conjunto
unitario, universal es esta acción, enderezada al reconocimiento del «derecho hereditario».
Interdictum quorum bonorum. «El bonorum possessor se haya asitido por un interdicto
adipiscendae possessionis llamado interdictum quorum bonorum. Es ejercitable contra todo
poseedor: contra quien posee pro herede o pro possessore; contra quien poseería las cosas
hereditarias, si no las hubiera usucapido pro herede –possideresve, si nihil usucaptum esset-, y
contra el que deja maliciosamente de poseer –qui dolo desiit possideri. Frente a quien posee
título de legado, sin permiso del propio bonorum possessor las singulares acciones que
competían al difunto, fingiéndose en la correspondiente fórmula que es heredero –formula
ficitia».
CONCLUSIÓN
El presente trabajo de investigación se puede concluir diciendo que El presente trabajo de
investigación se puede concluir diciendo que el patrimonio recogido por el heredero toma el
nombre de herencia o sucesión. Este heredero adquiere integro el patrimonio del difunto, y
también le sustituye en sociedad, siendo, además, en su lugar, propietario, acreedor y deudor,
pudiendo ejercer sus acciones y ser perseguido por sus acreedores. Este heredero se designa por
dos formas:
Por el difunto: es decir el padre de familia quien tenía el derecho de elegir, él mismo, a
quien debía continuar su personalidad, manifestando así su voluntad en un acto llamado
testamento.
Por ley: era cuando el padre de familia moría "intestato", es decir, sin haber hecho
testamento valido, entonces, en estos casos la ley designa al heredero.
Por esto decimos que existen dos clases de sucesiones; una regulada por la voluntad del difunto,
llamada Sucesión Testamentaria, y otra regulada por la ley, llamada Sucesión Ab Intestato.
En la Sucesión Testamentaria el heredero es designado en un acto llamado testamento, que
definimos como:
Según Ulpiano: Era la manifestación legitima de nuestra voluntad, hecha solemnemente
para hacerla válida después de nuestra muerte.
Según Modestino: Era la justa expresión de nuestra voluntad respecto de lo que cada
cual quiere que se haga después de su muerte.
La conciencia social romana consideraba que el testamento era el acto voluntario más
importante del ciudadano, al punto de que en Roma era un deshonor morir sin testar, ya que era
indicio de una mala sucesión, presagio de infamia, y extinción de la sacra privata.
Para finalizar, entendemos que el testamento romano puede definirse como el negocio jurídico
mortis causa de derecho civil, unilateral y personalísimo, solemne y revocable, que contiene
necesariamente la institución de uno o varios herederos, y en el que pueden ordenarse además
otras disposiciones (legados, desheredaciones, nombramiento de tutores, manumisión de
esclavos), para que tengan ejecución después de la muerte del testador.
Es un acto mortis causa: porque sus efectos se producen después de la muerte del
otorgante.
Pertenece a la clase de negocios iuris civilis: ya qué era regulado por el derecho civil y
sólo era accesible a los ciudadanos romanos.
Es unilateral: porque su eficacia dependía de la exclusiva voluntad del disponente y
excluía la posibilidad de realizado por representante o por un intermediario, provenía
solo de la voluntad del testador.
Es solemne: porque la voluntad debía ser acompañada de formalidades especiales
prescriptas por la ley.
Es un acto esencialmente "revocable" o de "ultima voluntad", porque el testador era
libre de modificar o dejar sin efecto sus disposiciones cuantas veces lo quisiera hasta el
último momento de su vida.
Es necesaria la "Institución de un Heredero"; porque es un requisito esencial para su
validez, y faltando este, el testamento carecía de eficacia.
REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS