Estudio Al Opúsculo de Orígenes
Estudio Al Opúsculo de Orígenes
Estudio Al Opúsculo de Orígenes
FACULTAD DE TEOLOGÍA
CATEDRÁTICO
Pbro. Fredy Joaquín Solórzano
Tegucigalpa 2022
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INTRODUCCIÓN
“Si queremos que Dios reine en nosotros, procuremos que de ningún modo continúe el
pecado reinando en nuestro cuerpo mortal…”
En esta frase quiero recoger el trabajo que expondré en las siguientes páginas. Al
acercarnos a la oración no sólo desmantelaremos el contenido de las palabras que evocan a un
Dios, sino que escudriñaremos al hombre que ora. La oración es una respuesta a un sentirse
amado y enriquecido por un don tan grande que nos supera.
La oración como necesidad de eternidad nos descubre como seres tan finitos,
dependientes de un Dios amoroso, cercano, amable. Lo que buscamos, lo encontramos cuando
nos detenemos e indagamos en lo precioso que acontece en nuestro interior. Así, la oración es
la manifestación de ese descubrimiento. Es el alma misma eleva a Dios en señal de gratitud.
Es el despojo de las ataduras de lo rutinario.
A lo largo del trabajo intentaremos ofrecer al lector una reflexión espiritual sobre la
oración a la luz del opúsculo de Orígenes. No es nuestra intención hacer un tratado de la
oración, sino un humilde acercamiento al contenido y la finalidad de la oración. También,
queremos hacer de la lectura del opúsculo un nuevo acercamiento a la luz de nuestro tiempo.
Así, intentaremos responder a las preguntas: ¿Qué me dice hoy este opúsculo de la oración?
¿qué elementos pueden iluminar el camino del hombre contemporáneo? ¿cómo enriquece mi
oración personal?
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OPÚSCULO DE ORÍGENES SOBRE LA ORACIÓN
¡Cuánta necesidad tiene el hombre de elevar su alma a Dios! ¡cuánta necesidad tiene de
abrir su alma a Dios!
No pueden coexistir el Reino de Dios y el reino del pecado… ¿Cómo entendemos esto?
¿Qué es el pecado? El Catecismo de la Iglesia Católica en el numeral 1849 define el pecado
como: «una falta contra la razón, la verdad, la conciencia recta; es faltar al amor verdadero
para con Dios y para con el prójimo, a causa de un apego perverso a ciertos bienes. Hiere la
naturaleza del hombre y atenta contra la solidaridad humana…».
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Veamos esto por partes. Se nos dice «una falta contra la razón, la verdad y la
conciencia recta». Notamos que son tres elementos esenciales para la existencia vital del
hombre. La razón, la verdad y la conciencia recta son inherentes a lo constitutivo del
dinamismo de lo real. Es decir, mediante ellos la humanidad ha florecido y ha resplandecido
con toda su majestad. Mediante la razón, el ser humano descubre una capacidad para juzgar
las cosas de acuerdo a un fin. Razonar, se convierte en un elemento único dado al hombre, es
una actividad primordial en el comienzo de la vida humana.
También, nos dirá el catecismo «es una falta al amor verdadero para con Dios y para
con el prójimo». Para con Dios en el sentido de que no correspondemos al primer amor que
nos ha creado. Los tres elementos anteriores mencionados (la razón, la verdad y la conciencia
recta), al estar dañados a causa del pecado, tergiversan la visión del amor. El amor se
convierte en algo superfluo y vacío. Al no sentirnos amados por un primer amor creacional,
tampoco tendremos la capacidad de amar al prójimo. Amamos porque nos sentimos amados;
al no sentirnos amados a causas de la ceguera y del daño que causa el pecado, el amor
desemboca en el apego a ciertos bienes que dañan la conducta moral del hombre.
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CONCLUSIÓN
Son muchas las riquezas espirituales que podemos sacar del opúsculo de Orígenes
sobre la oración. Nos gustaría enumerar tres, que creemos alimentan la vida interior de la
persona orante.