Principio de Predictibilidad - Claudia
Principio de Predictibilidad - Claudia
Principio de Predictibilidad - Claudia
Principio de predictibilidad:
Concepto:
El principio de predictibilidad se encuentra relacionado con la doctrina de los actos
propios, los cuales se fundamenta principalmente en las exigencias del principio general
de la buena fe, estableciéndose que es obligación de las partes de una relación jurídica el
conducirse con lealtad, rectitud, y coherencia en su comportamiento, a fin de proteger la
confianza, regularidad y confiabilidad que deben imperar en el tráfico jurídico. (Marial,
1988, p. 4)
En otras síntesis, la administración se encuentra ligada a actuar de buena fe y conducirse
de forma regular, confiable, de forma tal que se permita la predictibilidad de las
decisiones “es decir, que las decisiones que emiten los órganos en cada caso concreto
puedan anunciar a los ciudadanos, de modo definitivo, cómo se materializan los
derechos, obligaciones o permisiones en las normas jurídicas”.
Origen:
Se origina en el sistema de derecho Anglosajón (Common Law) y se le conoce dentro
de la doctrina del Derecho Administrativo como el Principio de Seguridad Jurídica,
también se le conoce como el Principio de Certeza, estas coincidencias también saltan a
la vista por la simple comparación de las equivalencias idiomáticas de las palabras
“certeza” y “seguridad jurídica”. (PAREDES, 2008, pp. 17-18)
El sustento principal o la base sobre la cual se erige el mencionado principio, es
precisamente el derecho a la igualdad reconocido en el numeral 2 del artículo 2 de la
Constitución, que señala: “Toda persona tiene derecho: (…) 2. A la igualdad ante la
ley”, esto implica que todo ciudadano que solicite tutela jurisdiccional efectiva en igual
condición a otro¸ sobre el mismo derecho y bajo los mismos supuestos fácticos tenga
derecho a una resolución final que se pronuncie en igual sentido al de su semejante.
Asimismo, se señala que el principio de predictibilidad se encuentra reconocido
implícitamente por la Constitución. (STC N º 00037-2012-PA/TC, fundamento N.º 67)
De otro lado, tenemos que la predictibilidad no sólo es un principio que opera en el
plano judicial, sino también en el Derecho Administrativo, donde paulatinamente se
vienen incrementando el número de precedentes vinculantes que sirven de sustento a las
decisiones de tribunales administrativos, los cuales en algunas oportunidades también
son empleados en sede judicial para la motivación de resoluciones.
Importancia:
El principio de predictibilidad, elemento de particular importancia para la simplificación
de los trámites administrativos, establece que la autoridad administrativa deberá brindar
a los administrados o sus representantes información veraz, completa y confiable sobre
cada trámite, de modo tal que a su inicio el administrado pueda tener una conciencia
bastante certera de cuál será el resultado final que se obtendrá. Pero además se requiere
que la Administración Pública arroje resultados predecibles, es decir consistentes entre
sí. La administración no debe hacer diferencias en razón de las personas imparcialidad y
neutralidad, y los ciudadanos deberían, al iniciar un trámite, tener una expectativa
certera de cuál será el resultado final que dicho procedimiento arrojará. Es por ello que
los actos administrativos deben sujetarse estrictamente al ordenamiento jurídico, incluso
a las normas administrativas emitidas por autoridad. Asimismo, los procedimientos
administrativos deben someterse necesariamente al TUPA de la entidad. Es por ello que
el TUPA configura no solo un medio para asegurar la legalidad del procedimiento
administrativo, sino también constituye un mecanismo de simplificación administrativa
normativa, que pretende a su vez mayor seguridad jurídica y transparencia. Por otro
lado, un elemento de particular importancia dentro de las fuentes del derecho
administrativo son los precedentes, que son muy relevantes para asegurar el
cumplimiento de este principio. Los precedentes administrativos se constituyen respecto
a resoluciones que resuelven casos particulares interpretando de modo expreso y con
carácter general el sentido de la legislación, sea sustantiva o adjetiva, aplicable al
procedimiento empleado por la entidad. Ahora bien, dichos precedentes resultan de
observancia obligatoria por la entidad donde se siga el respectivo trámite, mientras
dicha interpretación no sea modificada. Dichos actos administrativos deben ser
publicados conforme a las reglas establecidas en la Ley del Procedimiento
Administrativo General.
Finalidad:
El principio de predictibilidad tiene dos finalidades evidentes. La primera es la de
permitirle al administrado poder determinar previamente el posible resultado de un
procedimiento, lo cual le permitirá elaborar los mecanismos de defensa más adecuado
para sus intereses. Ello evidentemente reduce los costos en los que debe incurrir el
administrado en la tramitación de sus procedimientos e incentiva de manera inmediata
el uso de mecanismos formales para la obtención de beneficios. Pero, por otro lado, el
principio de predictibilidad permitirá desincentivar la presentación de solicitudes sin
mayor efectividad o legalidad, pues el administrado podrá conocer con cierta certeza la
inviabilidad de su petición pudiendo decidirse por l abstención en el ejercicio de la
misma. Esto a su vez redundará también en una evidente reducción de costos
organizativos en favor de la Administración que tendrá que tramitar una menor cantidad
de solicitudes.
Regulación en la LPAG:
La norma IV de la Ley del Procedimiento Administrativo General recoge los Principios
del Procedimiento Administrativo, dentro de los cuales se encuentra el Principio de
Predictibilidad.
1.15. Principio de predictibilidad o de confianza legítima. “La autoridad
administrativa brinda a los administrados o sus representantes información veraz,
completa y confiable sobre cada procedimiento a su cargo, de modo tal que, en todo
momento, el administrado pueda tener una comprensión cierta sobre los requisitos,
trámites, duración estimada y resultados posibles que se podrían obtener.
Las actuaciones de la autoridad administrativa son congruentes con las expectativas
legítimas de los administrados razonablemente generadas por la práctica y los
antecedentes administrativos, salvo que por las razones que se expliciten, por escrito,
decida apartarse de ellos.
La autoridad administrativa se somete al ordenamiento jurídico vigente y no puede
actuar arbitrariamente. En tal sentido, la autoridad administrativa no puede variar
irrazonable e inmotivadamente la interpretación de las normas aplicables”.
Limitaciones:
Ejemplo de su aplicación: