La Arquitectura Románica

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La arquitectura románica (con estos epígrafes: A.- Características generales; B.

- Etapas y obras más


representativas).
En el románico no existe una iglesia modelo a lo largo del tiempo románico geográfica. Aun así, el románico cuenta
con una serie de características generales:
La planta más común es la de cruz latina de una o varias naves longitudinales, cerradas con ábsides semicirculares, y
una nave del crucero pronunciada en planta. El tramo producido por la intersección del transepto y la nave central, se
llama crucero y se suele cubrir con cúpula, cimborrio o linterna, que contribuyen a iluminar el interior y tiene la
función de remarcar en altura el espacio que antecede al altar. Cuando el templo tiene más de una nave, si las laterales
dan la vuelta por detrás del altar mayor, aparece la girola y a ella se abren los absidiolos.
En los elementos de soporte destaca el muro, muy grueso, con pocos vanos y reforzado al exterior con contrafuertes.
El material más utilizado es la piedra cortada en sillares regulares. En el interior, el elemento sustentante por
excelencia es el pilar cruciforme, al que se adosan columnillas denominadas baquetones.
Entre los elementos de soporte destaca el muro, muy grueso, con pocos vanos y reforzado al exterior con
contrafuertes, para poder contrarrestar el empuje de las bóvedas. El material constructivo esencial es la piedra cortada
en sillares regulares. En el interior, el elemento sustentante por excelencia es el pilar de sección circular o cruciforme,
al que se adosan columnillas denominadas baquetones.
En cuanto a los elementos sostenidos, las iglesias se abovedarán con piedra en su totalidad; dos serán las bóvedas más
utilizadas: la de cañón y la de arista, formada por el cruce perpendicular de dos bóvedas de cañón. Además, se utilizó
reiteradamente la cúpula para subrayar el crucero del templo. Por su parte, la zona del ábside se cubre con bóveda de
cuarto de esfera.
En cuanto el aspecto exterior, sobresale el cuerpo de la torre o campanario, que puede alzarse aislado del cuerpo de la
iglesia, flanquear uno de los lados de la fachada o los dos, o disponerse en uno o ambos brazos del transepto. Por lo
general, las torres–campanarios presentan una planta cuadrada u octogonal.
El edificio románico presenta graves problemas de iluminación; la dificultad de abrir vanos a través de muros gruesos
intenta solventarse haciendo la nave central más elevada que las laterales, espacio que se aprovecha para ubicar las
ventanas.
Uno de los edificios más destacados son los monasterios, los cuales comparten características generales con las
iglesias. Se encuentran situados en el campo o en las afueras de las poblaciones, y están dedicados a los monjes a la
oración y el estudio.
El Monasterio de Cluny II, modelo de monasterio para toda la Edad Media y que sufrirá muy pocos cambios
posteriormente, constaba de cuatro ámbitos: público, de clausura, de los enfermos y de los legos o conversos. Al norte
se situaba la parte pública y al sur, la parte más caldeada, la zona de los monjes. Ámbito público – En el norte estaba
el edificio de la hospedería, dividido en dos partes iguales, uno para las mujeres y otro para los hombres. Ámbito de
clausura – En el sur está el claustro y en su entorno los recintos más importantes de los monjes. Ámbito de los
enfermos – Al este, la enfermería. Habría también una casa del médico. La enfermería siempre está cerca del
cementerio. Ámbito de los Legos o Conversos – Es la parte del monasterio destinado a los monjes de segundo orden:
legos o conversos.
La arquitectura románica se puede dividir por lugares de influencia: Francia, Italia, Alemania e Inglaterra.
La arquitectura románica adquiere en Francia un gran desarrollo y produce en ella monumentos tan capitales, que debe
colocarse a la cabeza de los restantes países que cultivan este estilo. Constituida en los siglos XI y XII, no presenta
unidad de estilo; la Borgoña, la Normandía, el Poitou, etc.
La escuela de Borgoña se caracteriza por cubrir la nave central con bóveda de cañón y las laterales con arista. Cabe
destacar San Lázaro de Autum y Santa Magdalena de Vezela. Pero sin duda, el aspecto más interesante de la
escuela borgoñona es el de sus monasterios benedictinos, en los que se crea un tipo de arquitectura monástica que se
difunde por toda Europa con el nombre de cluniancense. El monasterio de Cluny, logró imponer la reforma en los
monasterios de él dependientes al reconstruir su nueva casa. La Iglesia de Cluny III, era de cinco naves, la central de
cañón apuntado y las laterales de arista, todas ellas de altura decreciente, más dos tranversales de crucero con capillas.
Tenía girola, a la que se abrían cinco capillas. Ante la fachada principal se levantaba un pequeño cuerpo anterior de
tres naves. El exterior se caracterizaba por el gran número de torres, pues además de las dos de los pies existían en el
centro del crucero principal la gran torre cuadrada llamada de las lámparas, dos octogonales de análoga altura a los
lados y otras pequeñas en los ángulos. Completaba el conjunto una torrecilla o cimborrio en el crucero inmediato a la
capilla mayor.
En el Poitou encontramos un grupo de iglesias-salón, que presentan tres naves con bóveda de cañón, y sin ventanas ni
triforio porque están prácticamente a la misma altura. Ejemplos son la Iglesia de San Savin y Notre Dame de
Poitiers.
Un grupo homogéneo lo constituye el que adopta series de cúpulas ordenadas en hileras sobre los tramos de la nave
central. A veces estas cúpulas se hacen visibles al exterior, tal como sucede en la arquitectura bizantina que les sirvió
de modelo. Se da principalmente en la región del Perigord y de Angulema. El monumento más antiguo es la catedral
de Cahors, de una sola nave y con una cúpula en cada uno de sus tramos, pero las más importantes son las de San
Pedro de Angulema, ya con cuatro cúpulas, y Saint-Front de Périgueux, de planta de cruz griega y tres naves, con
cinco cúpulas, y Saint Hilaire de Poitiers.
En la comarca central se forma ya durante la primera mitad del s. XI, las iglesias de peregrinación, caracterizadas por
tener bóveda de cañón con arcos fajones en la nave central, uso de tribuna y cabecera con deambulatorio y capillas
radiales. Es un modelo muy usual en los caminos a Santiago de Compostela. Como principales ejemplos citaremos
Santa Fe de Conques, San Martín de Tours, San Marcial de Limoges, y San Saturnino de Toulouse
Por último, la zona de Normandía y Bretaña conoció la existencia de un tipo de templo con tres naves de gran altura,
pero sin girola y cubierto con armadura de madera, aunque las laterales pueden llevar a veces bóveda de arista.
Generalmente, durante el s. XII se sustituyó la madera por piedra. Suelen encuadrar sus fachadas entre torres; en
muchas ocasiones aparece el uso de tribuna o triforio, y carecen de decoración escultórica. Como ejemplos cabe citar
Notre Dame de Juniege y San Esteban de Caen.
Italia se encuentra condicionado por dos aspectos; por un lado, el peso de la tradición del mundo clásico y por otro, el
conocimiento de la cultura bizantina. Para su estudio, la dividiremos en tres áreas diferentes:
Norte – La arquitectura se caracteriza por decorar los muros con arquillo ciegos y arcos y bandas lombardas. Los
edificios más significativos son San Ambrosio de Milán, San Zenón de Verona y San Abundio de Como.
Centro - El influjo clásico se dejó sentir en la utilización del mármol y la columna como soporte preferido. El
conjunto más importante es el de la Catedral de Pisa. También destaca la Iglesia de San Miniato al Monte, en
Florencia, revestido con mármoles de diferentes colores.
Sur – En esta zona sobresale la arquitectura siciliana, crisol cultural en el que se funden lo clásico, lo islámico, lo
bizantino y lo normando. Destacan la Iglesia de Monreale, la Catedral de Cefalú y la Capilla Palatina de
Palermo.
Las características generales de la arquitectura germana son las siguientes:
La cubierta de la nave central suele ser inicialmente de madera, aunque con el tiempo evolucionan hacia la piedra. Es
frecuente encontrar dos ábsides contrapuestos con sus correspondientes estructuras torreadas.
Las naves suelen ser muy elevadas y el crucero doble. Los capiteles muchas veces son cúbicos, muy macizos y están
escasamente ornamentados.
Las grandes catedrales románicas alemanas son las de Worms, Spira y Maguncia
La arquitectura románica penetró en Inglaterra en el s. XI. Por razones históricas, la arquitectura francesa de la escuela
normanda ejerció mayor influencia. Podemos destacar las siguientes características generales:
Tendencia a la altura y temprano empleo de las bóvedas de crucería. En el interior, alternancia de pilares cruciformes
con gruesas columnas. Además, los fustes de las columnas aparecen decorados.
Los templos británicos tienen plantas muy alargadas y muestran un doble crucero, siempre sobresalientes en planta.
Asimismo, fue frecuente la cabecera plana.
Una de las primeras manifestaciones del románico inglés fue la Catedral de Durham. Otros edificios son las
catedrales de Ely, Winchester, Gloucester.

ESCULTURA ROMÁNICA EUROPEA


Más allá de su función decorativa, la escultura es en esta época un elemento doctrinal de primera magnitud. Se
decoran las portadas de las iglesias, los capiteles, las cornisas, los claustros de los monasterios, etc., y con ello, el
pueblo, en su inmensa mayoría analfabeto, se acerca a las verdades de la fe cristiana.
Los textos evangélicos, canónicos y apócrifos, etc., fueron las principales fuentes de los programas iconográficos. Lo
paleocristiano, lo copto, lo bizantino, lo carolingio, lo otónico, lo mozárabe, según las zonas y los períodos,
constituyen la difusa red de relaciones e influencias que late en las imágenes que cubren muros y fachadas.
Las esculturas suelen localizarse en la portada de la Iglesia y en los capiteles de las columnas. También existen las
tallas exentas, de madera pintadas con vivos colores, que suelen representar a la Virgen con el Niño o al
Crucificado.

El Apocalipsis de San Juan, junto con los restantes textos bíblicos, es imprescindible para poder comprender una
portada románica. En el tímpano, solemos encontrar la imagen de Cristo en Majestad o Pantocrátor. Cristo se
representa con toda su majestuosidad para juzgar a los hombres, para dar fe de la grandeza divina y del fin de los
tiempos. Su figura desmesuradamente grande, es símbolo de lo absoluto, de aquello que encierra en sí el principio y el
fin. Representado totalmente frontal, el Cristo apocalíptico está sentado en un trono o en un arco de círculo o inscrito
en una aureola almendrada que alude a su gloria (mandorla mística). Sus pies descansan en un escabel; sus gestos
son grandilocuentes y autoritarios; su mano derecha, alzada majestuosamente, amenaza al hombre y patentiza el poder
de Dios; su mano izquierda sostiene el Libro de la Revelación o la bola del mundo. Su visión –acompañada en
ocasiones de otras teofanías como la Dextra Domini, es decir, la mano derecha de Dios bendiciente, el Cordero de
Dios con los siete ojos apocalípticos y la paloma del Espíritu Santo– aparece flanqueada por la de los cuatro
evangelistas, con sus símbolos respectivos, (Tetramorfos). Además del Tetramorfos, se encuentran ángeles que
portan los símbolos de la Pasión de Cristo y los veinticuatro ancianos del Apocalipsis. Las figuras que se disponen en
las jambas y en el parteluz suelen ser personajes que han estado en la tierra y que han sido sacralizados, de tal modo
que adquieren la función de mediar entre Dios y los Hombres.
Cuando lo sintético deja paso a lo narrativo, las visiones apocalípticas muestran la resurrección de los muertos. No
faltan tampoco los querubines y serafines con sus ojos heterotópicos cubriéndoles el cuerpo, y los arcángeles.
En las iglesias dedicadas a María, la visión del Cristo apocalíptico es sustituida por la de la Virgen como trono del
Salvador y mediadora entre los hombres y Dios. En estas representaciones la madre suele representarse hierática y
ausente como trono o sede del Niño Jesús.
En este mundo iconográfico fuera de cualquier sentido de lo real, el ser humano, en cuanto ser individualizado e
histórico, quedó ignorado. Por sí mismo no tenía valor alguno; su representación solo era lícita cuando desempeñaba
un papel importante en el desarrollo narrativo de las historias bíblicas.
En cuanto a la escultura de bulto redondo, aparece reducida casi exclusivamente a las imágenes del Crucificado y
de la Virgen con el Niño. El Crucificado tiene cuatro clavos con los pies separados y suele aparecer vivo, pero
impasible al dolor; unas veces está vestido con larga túnica y coronado como rey de reyes ( Cristo en majestad), y
otras luce únicamente un faldón que le cubre desde la cintura a las rodillas. A su vez, la Virgen aparece sentada y de
frente y sostiene al Niño sobre su regazo sirviéndole de trono conforme a la tradición bizantina de la Kiriotissa, sin
que entre ambas figuras exista comunicación alguna.
Las características formales de la escultura románica son:
La necesidad de transmitir un mensaje hace que sea tremendamente simbólica y antinaturalista. Se pierde interés
por la proporción y la belleza del cuerpo humano, más bien se pretende dar primacía a la vida espiritual. Lo
importante no es transcribir la realidad exterior, lo que percibían los ojos, sino aquello que la época consideraba el
ideal de perfección.
En las representaciones del cuerpo humano se subraya la cabeza, que adquiere mayor tamaño. En los rostros
sobresalen los ojos. En este sentido es posible establecer una conexión con las artes figurativas bizantinas, en las que
también los ojos son la parte de la imagen que captan con mayor fuerza nuestra atención. También son importantes las
manos. La anatomía se oculta bajo los ropajes, cuyos pliegues aparecen pobremente representados y excesivamente
geometrizados
Hoy se sabe que muchas de las portadas, estaban policromadas, aunque se haya perdido el color en casi todos los
casos.
Al igual que en la arquitectura, es posible distinguir diversas escuelas de escultura en el románico.

En Francia, las manifestaciones escultóricas surgen ya a comienzos del s. XI en la región hispano–francesa del
Pirineo oriental, concretamente en los talleres del Rosellón y Ripoll, en los que se realizan diversos relieves
dispuestos a modo de frisos y cuya inspiración se encuentra en las anteriores piezas de marfil y orfebrería, tanto
cristianas como musulmanas. Los mejores ejemplos son los dinteles de San Genis les Fons y San Andrés de
Sureda. En el s. XII, la escultura francesa revela diversas variantes regionales con peculiares características, entre las
que destacan:
Languedoc, considerada como uno de los focos originarios de la escultura románica, y cuyas figuras revelan un
gran deseo de movimiento, patente en las portadas de San Pedro de Moissac y de Souillac.
Borgoña, esculturas más realistas y de canon alargado que ofrecen una visión trágica del mundo, como muestran
los tímpanos de la Magdalena de Vézelay y de San Lázaro de Autun.
Provenza, con un estilo de acusada influencia clásica, cuyas imágenes, como las de San Trófimo de Arlés y San
Gil de Gard, parecen copiadas de modelos romanos.
El Dominio Real, cuyas esculturas suponen un paso decisivo hacia el naturalismo gótico, conservan todavía un
exagerado alargamiento de las proporciones y un tratamiento muy rígido y vertical de los plegados como se
advierte en las estatuas–columnas del Pórtico Real de la Catedral de Chartres.
En Italia la escultura románica mantuvo la temática religiosa, aunque en ocasiones se combinó con representaciones
profanas. Uno de los principales artistas fue el maestro Guillermo, activo en la primera mitad del s. XII y muy
preocupado por la expresividad de sus figuras achaparradas (fachada de la Catedral de Módena; fachada de San
Zenón de Verona). Pero el mejor escultor fue Benedetto Antelami, activo en Lombardía en la transición de los
siglos XII al XIII y profundo conocedor de la escultura clásica (púlpito de la Catedral de Parma; baptisterio de
Parma). Aspecto destacado de la escultura románica italiana son las puertas de bronce, entre las que destacan las de
San Zenón de Verona y las de la Catedral de Pisa. En el sur de Italia surgió otra escuela de broncistas en Amalfi,
de la que salieron las puertas de las catedrales de Salerno y Troja.
La escultura románica apenas conoció desarrollo en las Islas Británicas en su vertiente figurativa, ya que, por el
contrario, abundaron las decoraciones de carácter geométrico en arcos y columnas. No obstante, es posible destacar la
puerta del Priorato de la Catedral de Ely, que refleja de modo claro el influjo del arte vikingo.

La arquitectura románica en España


La cronología del Románico en España suele establecerse diferenciando tres momentos:
Primer Románico o Románico catalán, desde finales del siglo X hasta mediados del siglo XI. Es muy importante
en esta etapa la influencia lombarda.
Románico puro, en la segunda mitad del siglo XI. A esta etapa pertenecen la mayor parte de las iglesias del Camino
de Santiago.
Época de difusión del Románico, en el siglo XII. El Románico se extiende por más zonas de la mitad norte de la
península Ibérica, desarrollando estilos regionales (Segovia, Ávila, Palencia, Soria).
El Románico Lombardo o Mediterráneo se caracteriza principalmente por:
La articulación de los muros exteriores mediante una decoración característica de arquillos ciegos separados por fajas
verticales en resalte llamadas bandas lombardas. Este muro suele tener un aparejo de sillares regulares.
Suelen ser iglesias de planta basilical rematadas por una cabecera tripartita.
Utilización de cubiertas de madera para las naves y de piedra para el ábside, aunque a mediados del siglo XI se
extiende el uso de las cubiertas pétreas para todo el edificio.
El elemento sustentante fundamental es el pilar cuadrado.
Son muy comunes las criptas abovedadas y es característica la alta torre campanario exenta, circular o cuadrada.
Se notan además influencias variadas en estas iglesias y monasterios: carolingias e hispanomusulmanas. Como
ejemplos destacan, San Pedro de la Roda posee tres naves y transepto marcado en planta. Se cubre con bóveda de
cañón que se sustenta con un sistema bastante curioso de columnas sobrepuestas, elevadas sobre un podio. Bajo la
cabecera del mismo modo que va a suceder en otras obras de la zona, se ubica la cripta. Monasterio de Ripoll en él
encontramos elementos de influencia lombarda (arquillos y bandas que recorren el exterior de sus muros), San
Martín de Canigó, San Miguel de Cuixá y San Vicente de Cardona. El gran problema de este Románico fue su
falta de luz, pues, el románico no busca la oscuridad, lo que ocurre es que no sabe aún compaginar la bóveda de
piedra con la luz directa.

En Aragón la obra clave del siglo XI será la Catedral de Jaca, cuyo eco habría de ser inmenso a lo largo del Camino
jacobeo tanto por su planta de tres naves cubiertas con bóvedas de cañón como por el reiterado empleo del taqueado
como elemento decorativo. La Catedral de Jaca tiene planta rectangular, sin transepto saliente y tres ábsides
alineados con las tres naves cuya separación se establece mediante la alternancia de columna–pilar. En el crucero y
sobre trompas, cubierta cupulada reforzada por nervios.

Tras esos primeros testimonios, ya en Castilla y León en el Camino de Santiago se edificó la iglesia de San Martín de
Frómista (Palencia) uno de los más puros y notables ejemplos de la arquitectura románica con su planta de cruz
latina con crucero poco acusado, tres naves terminadas en ábsides y airoso cimborrio octogonal, flanqueando la
fachada sendas torres cilíndricas. De época similar es San Isidoro de León, también del s. XI.
Pero el templo capital de este momento y de todo del románico español es la Catedral de Santiago de Compostela,
cuya construcción se inició en 1075 sobre la tumba del Apóstol. Los primeros maestros fueron Bernardo el Viejo y
Roberto, a quienes sucederían a partir de 1090 Bernardo el Joven y el maestro Esteban, quien inició la fachada
de las Platerias., el templo no sería concluido hasta bien entrado el s. XII tras la importante participación del maestro
Mateo, quien le adicionó un pórtico cubierto ya con bóvedas nervadas e inició el pórtico de la Gloria. La catedral
compostelana presenta la típica planta de iglesia de peregrinación, con girola y absidiolos, y está cubierta con bóveda
de cañón peraltado en la nave central y bóveda de arista sobre las laterales. En altura aparece la tribuna que se abre a
la nave central con ventanas geminadas.
Se distinguen en Castilla varias escuelas regionales a partir del siglo XII:
El grupo segoviano, caracterizado por uno o varios pórticos laterales con arquería de medio punto sobre columnas a
veces pareadas, que servía de refugio para la vida corporativa urbana y por uso de la bóveda de tipo califal (Ej.
iglesias de San Millán, San Esteban, San Martín y la Veracruz de Segovia). Tienen además torres solemnes.
El grupo de Avila, derivado de San Isidoro de León (I. de San Andrés), tiene en la iglesia de San Vicente un pórtico
lateral a la segoviana.
En Soria junto a ejemplares de un románico puro como San Juan de la Rabanera, o de influencia claramente
francesa, como Santo Domingo, encontramos monumentos que funden la estética cristiana y la árabe, como San
Juan de Duero, con arquerías polilobuladas entrecruzadas.
Sólo en Palencia se conservan seiscientas iglesias y ermitas románicas, lo que convierte a Castilla en la otra región
junto a Cataluña, en la que el románico provocó una fiebre constructiva.
Las Catedrales de Toro (1240), Plasencia, Salamanca y Zamora están ligadas entre sí por el eco del arte bizantino
en los cimborrios (Cimborrios del Duero), de los que podemos señalar las siguientes características:
– Las cúpulas arrancan de unas pechinas en las que se inserta el tambor.
– En el tambor se abren ventanas que permiten la penetración de la luz.
– La cúpula es semiesférica, gallonada y nervada.
– En el exterior tiene torrecillas cilíndricas.
– Están recubiertas de escamas pétreas en todos los casos, excepto en Toro.
Por último, hay que hacer mención de un tipo peculiar de templo de planta central relacionado con las edificaciones de
los Santos Lugares y que en España se desarrolló por iniciativa de los templarios, tal como reflejan las iglesias
navarras de Eunate y Torres del Río y la segoviana de la Vera Cruz, todas ellas de planta poligonal.

1. CARACTERÍSTICAS GENERALES
-En el Románico resurge la escultura monumental y se desarrollan complicados programas iconográficos pero
finalidad es decorar edificios y, por ello, frecuentemente aparece ligada físicamente a la arquitectura en portadas,
capiteles, jambas, etc.
Fuerte reacción al naturalismo clásico. Figura humana se espiritualiza, poco cuidado en anatomía y belleza
corporal, oculta bajo ropa.
Imágenes que decoran iglesias románicas instruyen mensaje religioso a una población analfabeta. Se dice que
son como "Biblias en piedra".
-ARTE EXPRESIONISTA, deformación de la realidad en función de intereses didácticos. Pero según avanza
estilo, obras ganan naturalismo y belleza hasta desembocar en estilo Gótico.
Otra característica; falta de comunicación y el hieratismo de figuras, rígidas e inexpresivas.
Falta de perspectiva y ausencia de fondos.
Para decorar templos, se adapta, “Ley del marco". Se olvidan totalmente de proporciones clásicas para
adaptarse al marco.
Se utiliza perspectiva jerárquica, personaje más importante de mayor tamaño. Esculturas en relieve, muy
plano y esquemático, aumenta antinaturalismo.

Dos campos principales donde se desarrolla escultura románica son: PORTADAS Y CAPITELES.
Iconografía románica; escultura románica enseña mediante imágenes.
LAS PORTADAS: El TÍMPANO, mayor desarrollo. Tema preferido es visión apocalíptica del JUICIO
FINAL con el Todopoderoso (PANTOCRÁTOR) en aureola ovalada (MANDORLA o ALMENDRA
MÍSTICA) rodeado por los cuatro evangelistas, representados con sus símbolos: S. Juan: el águila, S. Marcos:
el león, S. Lucas: el toro y S. Mateo: el ángel. Esta representación se denomina TETRAMORFOS.
Escultura también en zonas de portada como ARQUIVOLTAS, DINTEL y CAPITELES, más pequeña. En las
JAMBAS (lateral portada) es más larga, decoradas con grandes esculturas adosadas, o en el PARTELUZ, pilar
en centro vano de puerta como refuerzo. En las arquivoltas se representan ancianos del Apocalipsis,
completando así escena del Juicio Final que se desarrolla en el tímpano. En jambas y en el parteluz aparecen
apóstoles, santos y profetas.

Los capiteles se decoran con diversos motivos como son temas vegetales, animales y figuras humanas
entrelazados o formando escenas o historias. Animales fantásticos, arpías… y muchos seres imaginarios forman
BESTIARIO medieval con simbolismo negativo (pecados, vicios,...). En capiteles historiados, temas religiosos:
Nuevo y Antiguo Testamento, vidas de santos…

ESCULTURA EXENTA
O bulto redondo es escasa en el Románico. Figuras muy poco naturalistas, desproporcionadas, hieráticas y
frontales. Suelen ser con rostros y ojos muy grandes. Crucificado románico de cuatro clavos (pies clavados
separados), ojos abiertos no representan dolor. Cristo vivo, inexpresivo y triunfando ante muerte. Con túnica o
falda larga para ocultar anatomía.
Ejemplos en España;
-MAJESTAD DE BATLLÓ: Vestido con túnica larga que cubre anatomía. Típico Cristo románico de cuatro
clavos.
-CRISTO DE DON FERNANDO; despreocupación por realismo y belleza.

EJEMPLOS DE ESCULTURA

CLAUSTRO DEL MONASTERIO DE SILOS (Burgos. En los capiteles, todos diferentes, aparecen temas
vegetales y de animales: incluso monstruos. Temas se entremezclan formando composiciones complejas. También hay
figuras humanas, Pilares de las esquinas del claustro representan escenas del Nuevo Testamento (Vida de Cristo).
Aquí hay composiciones más complejas; "La Crucifixión", "El Descendimiento" o "La Incredulidad de Santo Tomás":
La incredulidad de Santo Tomás. Composición complicada, se representa a Cristo Resucitado con los doce apóstoles;
Santo Tomás le toca el costado para asegurarse de que es Jesús. Personajes superpuestos por falta de perspectiva.
Figuras adaptadas al marco.

CAPITEL DE SAN JUAN DE LA PEÑA. ESCENA DE LA ÚLTIMA CENA.


Representa última cena que hizo Jesús con sus discípulos. Se distingue a Jesús por aureola. Jesús ofrece un trozo pan
al apóstol que tiene a su derecha, Judas, este intenta llevarse el pez que tiene Jesús en plato, símbolo de traición.

PÓRTICO DE LA GLORIA DE SANTIAGO DE COMPOSTELA. Encargado de decoración escultura pórtico es


MAESTRO MATEO. Pórtico con tres arcos de entrada decorados con escultura los tímpanos, arquivoltas, jambas y
parteluz.
En la puerta central aparece con los Evangelistas con sus símbolos, ángeles con los instrumentos de la Pasión y los
elegidos en el Juicio Final. Parte más bella del pórtico son las jambas, figuras de apóstoles y profetas adosados.
Figuras se relacionan entre sí, rostros muestran diferentes expresiones. Avance en la técnica, mayor volumen en
relieve, pliegues de la ropa y cabellos más naturales, figuras parecen más reales. En el parteluz aparece Santiago
sentado y apoyado en su báculo sobre el árbol de Jessé.
La escultura románica en España
La escultura románica española se concentra en los capiteles y las portadas de las iglesias, conjuntándose física y
espiritualmente con la arquitectura. Se narran así enseñanzas cristianas al pueblo, y se mantiene la ley del marco y
la búsqueda de una belleza más espiritual, mental.
España es uno de los países donde más se recurrió a la decoración escultórica en el románico, siendo sus temas más
frecuentes:
Narraciones bíblicas del Antiguo Testamento o de la vida de Cristo, como el Sacrificio de Isaac en la portada del
Cordero de San Isidoro de León, o las escenas de la vida de Cristo en la portada de Platerías de la catedral de
Santiago, donde se exalta su humanidad y su ejemplo frente a las tentaciones. Temas simbólicos basados en
alegorías como en la catedral de Jaca, en cuyo tímpano se exalta el poder de Cristo por medio de un gran crismón
central rodeado por dos leones que simbolizan la fuerza y que posan sus patas sobre una figura humana con serpiente
que es alegoría del pecado, y sobre un oso (la muerte) y un basilisco (las pasiones). Excepción dentro de estas
portadas es la monumental del monasterio de Santa María de Ripoll, monumental conjunto de relieves dispuestos
en bandas horizontales superpuestas de compleja iconografía.
Especial importancia tienen en España los relieves esculpidos en los capiteles interiores de las iglesias y sobre todo
en los claustros. En ellos las figuras se contorsionan para adaptarse al marco y desarrollan extensas temáticas que
abarcan, además de escenas bíblicas, temas vegetales, aves y pájaros y seres de la mitología clásica cristianizados.
Gran ejemplo son los capiteles del claustro de Santo Domingo de Silos, donde entre los quince capiteles del lado
oriental trece aparean gacelas, arpías, avestruces y monstruos quizá de origen califal, pero sobresalen aún más los
ocho grandes relieves hechos en paneles angulares en la segunda mitad del s. XII de los que seis muestran escenas
de la muerte y resurrección de Cristo, otro el árbol de Jessé y el último la Anunciación, con un estilo que enlaza
con el protogótico. Igualmente destacan los del claustro de San Juan de la Peña, también de muy avanzado el s.
XII, que representan escenas del Antiguo Testamento y de la vida de Cristo.
En cambio, la escultura exenta se desarrolló muy poco por el temor de los teólogos de entonces a que llevara a la
idolatría. Su carácter era popular y se hicieron sobre todo a fines del siglo XII y en madera policromada, siendo
tallas que sobre todo representaban como temas: Majestades (Cristos crucificados pero vivos, con túnica y sin
sufrimiento), Vírgenes Theotokos (trono de Dios, sosteniendo a Jesús niño, pero sin relacionarse con él) y
Descendimientos, grupos escultóricos casi de tamaño natural. Ejemplos respectivos serían la Majestad Batlló, la
Virgen del valle del Bohí o los Descendimientos de Tahull y del monasterio de San Juan de las Abadesas, éste
sin policromar, sin olvidar en marfil al Crucifijo de Don Fernando y Doña Sancha en León.

En España muy pronto empezaron a surgir importantes muestras escultóricas en relación con los principales conjuntos
arquitectónicos de la Península. Así, en Jaca trabajó un activo taller al que se deben tanto el tímpano como los
capiteles de la catedral, cuya influencia en otras zonas no tardaría en hacerse sentir. El tímpano, ocupado por el
crismón sostenido por dos leones, compone un imago clipeata que se repetiría en las iglesias de la zona aledaña
(Santa Cruz de la Serós, San Pedro el Viejo de Huesca, etc.); los capiteles, con tipos esbeltos y atléticos, coinciden
con los aparecidos en otros templos del Camino Jacobeo.
En la zona leonesa destacan los capiteles del Panteón Real de la iglesia de San Isidoro en unión de las portadas
laterales del Cordero. En la Portada del Cordero se representa el tema del sacrificio de Isaac, mientras que en la del
Perdón aparece el Descendimiento, las Marías ante el sepulcro y la Resurrección de Cristo.
La puerta de las Platerías de la Catedral de Santiago es, precisamente, la obra capital de la escultura hispana de
fines del s. XI y comienzos del XII, en la que, a pesar de la falta de ordenación y de las diferencias estilísticas que se
advierten en la misma como consecuencia de posteriores reformas, destacan algunas imágenes (Adán y Eva, David
tocando el arpa) que reflejan claramente el estilo del maestro Esteban. La transición del s. XI a la centuria siguiente,
con la consiguiente mutación estilística aparece asimismo perfectamente expresada en los relieves del claustro de
Santo Domingo de Silos, en los que se muestran diversas escenas; así, en tanto que en la Incredulidad de Santo
Tomás, fechable a fines del s. XI, la composición está totalmente adaptada al marco arquitectónico y las figuras
ofrecen acusada jerarquización, en relieves como los del Árbol de Jessé o la Anunciación, ya del s. XII avanzado, ha
desaparecido la anterior rigidez, se ha incrementado el claroscuro frente a la planitud de la centuria anterior y la
composición muestra mayor independencia del marco arquitectónico.
En el s. XII, la marcha hacia el naturalismo gótico va dejándose sentir con progresiva insistencia. En Cataluña destaca
la portada del monasterio de Ripoll totalmente cubierta de relieves distribuidos en varios registros que componen un
amplio programa iconográfico en el que se mezclan representaciones religiosas y profanas con temas animales, todo
ello coronado por un Cristo en Majestad con los ancianos del Apocalipsis.
En Castilla, la evolució n fue manifestá ndose en los relieves silenses ya nombrados
hasta llegar a la segunda mitad de la centuria. Ademá s, cabe destacar la Cámara Santa
de Oviedo (1170–1180), en el que aparece un magnífico apostolado adosado a los
fustes de las columnas entre cuyas figuras parece mantenerse ya un diá logo a
diferencia de la total incomunicació n de las tallas precedentes, al tiempo que rostros y
vestimentas atestiguan un mayor naturalismo; y, poco después la portada de San
Vicente de Ávila.

Pero el conjunto má s importante de la escultura romá nica españ ola de fines del s. XII y
claro anticipo del naturalismo gó tico es el Pórtico de la Gloria de la catedral
compostelana, que fue acabado en 1188 por el maestro Mateo. Este pó rtico, que es
ciertamente una portada interior al estilo de las que aparecen en las iglesias francesas
de Borgoñ a, está compuesto de tres arcadas que apoyan en pilares con columnas
adosadas, en las que se encuentran diversas figuras policromadas de profetas y
apó stoles; las arquivoltas de los dos vanos laterales está n ocupadas por
representaciones figuradas de denso simbolismo, apareciendo en la central los
veinticuatro ancianos del Apocalipsis que tañ en diversos instrumentos musicales y
conversan entre sí. El tímpano central, apeado en un parteluz decorado con el tema del
á rbol de Jessé y la estatua sedente del Apó stol Santiago, muestra al Salvador
acompañ ado de á ngeles portadores de los instrumentos de la Pasió n, así como del
Tetramorfos.

Las aportaciones estilísticas má s significativas del Pórtico de la Gloria, que nos


permiten hablar de la proximidad del Gó tico son las siguientes:
– La representació n anató mica es bastante correcta y naturalista, de canon má s
estilizado.
– Los pliegues está n má s conseguidos. Son má s voluminosos, menos geométricos y
las líneas son notablemente má s suaves.
– Los rostros adquieren un cierto poder expresivo, sonríen, dialogan, en definitiva,
existe una cierta comunicació n.
– La figura comienza a independizarse del marco arquitectó nico, adquiere un
volumen que antes no tenía.
– Los personajes se individualizan, no todos los rostros son iguales, cada uno tiene
su propia personalidad gracias a que la escultura se ha hecho má s naturalista.

PINTURA ROMÁNICA
1. CARACTERÍSTICAS GENERALES (muy similares a las de la escultura)
- Colores son puros y planos, sin gradación de tonos, pero muy brillantes y fuertes.
- Sin profundidad ni perspectiva. Fondos lisos.
- Las composiciones son muy sencillas, pero impresionantes tamaño figuras.
- Figuras hieráticas y frontales, aunque buscando impresionar al espectador.
- Técnica más utilizada es pintura al fresco, pintura mural. Posteriormente, se daban toques finales AL TEMPLE, para
dar más viveza a los tonos (PINTURA AL TEMPLE: se utiliza el huevo como aglutinante de los colores y agua
templada).
- Iconografía; similar a escultura románica. Organización temas dentro del templo:
- El ábside, capilla mayor, zona más elaborada. En la bóveda del ábside aparece tema apocalíptico del Pantocrátor o
Todopoderoso, dentro de almendra mística o mandorla y rodeado de los evangelistas, ángeles y profetas. También
puede aparecer Virgen con el Niño.
- Debajo están los profetas o santos simétricamente distribuidos.
- Muros laterales del templo cubiertos con historias en grandes bandas horizontales, subdivididas en cuadros.

2. EJEMPLOS PINTURA ROMÁNICA ESPAÑOLA


En la pintura románica española, dos influencias fundamentales:
a) Influencia bizantina, Cataluña.
b) Influencia miniatura mozárabe, Castilla.
Ejemplos más importantes S12, pinturas murales al fresco, pero también sobre tabla en los frontales de altar.

a) Pintura mural, dos escuelas fundamentales: escuela catalana y escuela castellana.


*Escuela catalana
Influencia bizantina, en iconografía y estilo: figuras muy frontales, hieráticas, con grandes ojos que dan esa
impresión terrible y majestuosa propia del arte bizantino. Los dos ejemplos más importantes de esta escuela están en
Lérida:
- SAN CLEMENTE DE TAHULL. Pantocrátor en el ábside con los Evangelistas, y debajo los Apóstoles y la Virgen.
Técnicamente, predomina el dibujo (pintura dibujística), colores planos y los fondos sin perspectiva, se organizan a
base de bandas de color. Figura con frontalismo estático heredado del arte bizantino.
- SANTA MARÍA DE TAHULL. Virgen como trono de Dios, con el Niño sobre sus rodillas, siguiendo iconografía
bizantina. Aparecen también los Reyes Magos y, abajo, varios santos.

*Escuela castellana
Influida por escuela mozárabe, pintura más simbólica, más narrativa, escenas más variadas, incluso algo de paisaje.
- PANTEÓN REAL DE SAN ISIDORO DE LEÓN. Bóvedas del techo decoradas con diferentes escenas. En un
tramo se representa el Pantocrátor con el Tetramorfos. Pero en otras bóvedas aparecen otras escenas. "La
Anunciación de los Pastores", tema bucólico y pastoril no usual y con algunas alusiones al paisaje, o "Los meses
del año" que simboliza el paso del tiempo.
- IGLESIA DE LA VERA CRUZ DE MADERUELO. Era iglesia totalmente recubierta de pinturas. Fragmento más
destacable es la escena del Génesis, "La Tentación de Adán y Eva", tema que exige el desnudo, muy raro en el
Románico, realizado con trazos muy gruesos y elementos geométricos que restan naturalismo.
- SAN BAUDELIO DE BERLANGA. Estas pinturas se encontraban en iglesia mozárabe y destaca por su originalidad
temática: no aparecen escenas religiosas sino escenas de caza.

b) Pintura en tabla
Conservamos pintura románica sobre tabla en los llamados FRONTALES DE ALTAR, llamado así porque se
situaban delante de los altares de las iglesias. Personaje principal (Cristo o la Virgen) en el centro y a los lados
diferentes escenas religiosas. Pinturas pequeñas.

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