Historia de La Panaderia
Historia de La Panaderia
Historia de La Panaderia
La prehistoria:
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sobre una piedra. Tal masa pronto adquiriría una consistencia sólida y comestible
que podría haber sido el pan primitivo. Algunas variantes de este tipo de panes han
sobrevivido en la actualidad y pueden encontrarse en diversas partes de la tierra,
como los lavash árabes, los pita griegos, los roti o chapatis indios, las tortillas de los
pueblos de Latinoamérica y el Johnny cake de Norteamérica.
El trigo utilizado para elaborar el pan, ya existía alrededor del año 8000 a.C.,
pero la prueba arqueológica más antigua que tenemos del pan leudado procede de
tumbas egipcias que datan aproximadamente del año 4000 a.C. Los primeros panes
fermentados aparecieron espontáneamente, ya que las esporas de las levaduras son
ubicuas en el aire y en las superficies de los cereales, de modo que infestan
rápidamente cualquier masa de cereal húmeda que le sirva de alimento.
Antiguo Egipto:
El pan era tan importante dentro de la cultura egipcia que a veces era más que
un alimento y se llegaba a pagar un salario o jornal de un campesino en un cierto
número de panes y cerveza. Algunos papiros médicos medían la salud en función
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del nivel de apetito que se tiene de pan: una persona enferma carece de apetito de
pan. Los egipcios solían consumir el pan acompañado de cebolla.
Los egipcios fueron los primeros que erigieron hornos cónicos, que se
construían con adobe y poseían dos cavidades: en la inferior se producía la
combustión y en la superior se cocía el pan. Horneaban más de un pan al mismo
tiempo.
Grecia y Roma:
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Los romanos elaboraban una harina tosca que denominaban far con la que
hacían el panis secundarius y que posteriormente fueron refinando hasta lograr lo
que denominaron farina, con la que lograban un pan de mayor calidad. Se sabe del
tamaño y forma estándar de los panes romanos por los vestigios encontrados en
Pompeya entre las cenizas del monte Vesubio. En ellos se puede ver que los panes
eran redondos y tenían forma de flores con ocho pétalos. Los romanos distinguían el
pan por su función: de esta forma, denominaban panis militaris al pan especialmente
elaborado para los legionarios y que se preparaba con la intención de que durara y
fuese capaz de mantener la autonomía de los soldados romanos. Los soldados
romanos solían moler su propio grano y cocerlo en hornos provisionales en forma de
pan plano: un precursor de la focaccia.
Durante el primer periodo de la edad media, los únicos que poseían hornos
eran los conventos y los castillos, por seguridad algo alejados de los centros urbanos.
La producción de pan ya no era una tarea familiar sino que una labor comunitaria. El
horno prestaba servicio a varios panaderos de la zona y eran estos quienes tenía que
transportar las masas de pan «ida y vuelta» a su establecimiento. Por regla general,
había una persona dedicada exclusivamente a la labor de horneado, otra al
mantenimiento funcional del horno así como de alimentarlo de combustible; el
panadero medieval estaba exento de todas estas labores. Para adquirir el pan, el
cliente debía entregar previamente la harina necesaria para hacerlo. Como regla, si al
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panadero se le proporcionaban once kilos de harina, él debía proporcionar al cliente
tras la panificación quince kilos de pan.
Renacimiento:
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elaboración tradicional del pan y la repostería. Ya en el siglo XVI se empieza a
distinguir en Francia entre panaderos y reposteros de profesión. De esta forma se
tienen los Gugelhüpfe de Alsacia, el panettone de Italia y el christstollen de
Alemania. Aparecen nuevas formas de pan como la baguette y el bagel, del que se
sabe pudo tener un origen judío askenazí y haber aparecido por primera vez en
Polonia en algún instante dentro del siglo XVII. El croissant aparece como una masa
especial en el asedio de los turcos a la ciudad de Budapest en el año 1686. La patata
se incorpora a la harina del pan y se elabora el pan de patata en el norte de Europa.
El primer tratado sobre la elaboración del pan en francés, data del 1775 y se
debe al químico Paul-Jacques Malouin, que escribió una obra titulada: Description et
détails des arts du meunier, du vermicellier et du boulenger, avec une histoire
abrégée de la boulengerie et un dictionnaire de ces arts. En 1772 L'Encyclopédie de
Diderot dedica un capítulo a la panadería artesanal. Por esta fecha el pan ya formaba
parte de la elaboración de salsas cuando Carème las describió en su obra compendio
titulada L'art de la cuisine française au XIXe siècle.
La revolución industrial:
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química. De esta forma ayudó a su estudio el químico alemán Justus von Liebig,
creando fertilizantes de nitritos.
Los avances científicos llevados a cabo a lo largo del siglo XIX hacen que
aparezcan nuevas formas de pan, como el pan de Viena, que emplea vapor de agua
en sus primeras fases de cocción en el horno, consiguiendo de esta forma una corteza
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más dura y crujiente; hay constancia de recetas panaderas describiendo este proceso
ya en el año 1907.
El consumo de pan está disminuyendo desde mediados del siglo XIX en los
países en desarrollo. Por ejemplo, el consumo de pan diario por persona ha
descendido un 70% desde 1880 hasta 1977. La causas de este descenso son diversas;
en la actualidad existe preocupación por las diversas dietas hipocalóricas, lo que,
junto al recrudecimiento de enfermedades autoinmunes como la celiaquía
(intolerancia al gluten), hace que la visión popular que existía acerca de lo que es el
pan vaya cambiando poco a poco. Hay quienes culpan de la disminución del
consumo a la poca calidad del pan moderno, debida en parte al empleo de aditivos y
en parte a la elaboración del alimento de forma industrial, lo cual causa un aumento
del número de consumidores descontentos. El empleo de diversos aditivos en las
masas —antioxidantes, enzimas, emulsionantes, etc.—, que suelen tener un nombre
común, «mejoradores para pan», es una práctica habitual en la industria panadera y
el objetivo de su uso es alargar la vida comestible de los panes