Fragmentos de Pro Arquías
Fragmentos de Pro Arquías
Fragmentos de Pro Arquías
NARRACIÓN
[3] Pero para que a ninguno de vosotros parezca ser admirable que yo en una cuestión
legal y en juicio público (…) use este estilo de hablar, que se aparta no sólo de la
costumbre de los juicios sino también de la oratoria forense, os ruego que me deis en
esta causa esta venia, apropiada para este reo, para vosotros (al menos lo espero) no
molesta, de modo que a mí que hablo en favor de un sumo poeta y un eruditísmo
hombre, ante un concurso de hombres sumamente instruidos, ante vuestra humanidad, y
(…) me permitáis hablar un poco más libremente de los estudios de humanidades y de
las letras, y ante una persona de esta clase, que por el ocio y el estudio está muy poco
habituada a juicios y peligros, usar un estilo de hablar casi nuevo.
Pues tan pronto como Arquías salió de entre los niños y de aquellas artes con que las
suele formarse la edad pueril para la humanidad, se dedicó al estudio de escribir,
primero en Antioquía6 —pues allí nació de noble familia—, ciudad en otro tiempo
célebre y populosa y llena de hombres eruditísimos y estudios muy liberales,
rápidamente alcanzó a aventajar a todos por la gloria de su ingenio. Después, en las
demás partes de Asia y de toda Grecia se celebraban de tal modo sus llegadas, que la
curiosidad por el hombre superaba la fama de su ingenio, la llegada de él en persona y la
admiración dicha curiosidad.
Estaba entonces Italia llena de las artes y de las disciplinas griegas, y estos estudios
incluso en el Lacio se cultivaban entonces más vehementemente que ahora en estas
mismas ciudades, y aquí en Roma no se descuidaban gracias a la tranquilidad de la
república.
(…)
Se le dio la ciudadanía por la ley de Silvano y Carbón24: "SI ALGUNOS HUBIERAN SIDO
INSCRITOS EN CIUDADES FEDERADAS; SI ENTONCES, CUANDO LA LEY SE PROMULGABA,
HUBIERAN TENIDO DOMICILIO EN ITALIA; Y SI EN SESENTA DÍAS HUBIERAN
DECLARADO ANTE EL PRETOR." Como este tuviera domicilio en Roma durante ya
muchos años, hizo la declaración ante su íntimo amigo el pretor Quinto Metelo.
Si no hablamos de otra cosa que no sea del derecho de ciudadanía y de la ley, nada más
tengo que decir: la causa está defendida. Pues ¿qué de estas cosas puede, Gracio, ser
refutado? ¿Acaso negarás que no estaba inscrito entonces en Heraclea? Está presente un
hombre de suma autoridad y escrúpulo y credibilidad, M. Lúculo, quien dice que él no
opina sino que sabe, que no ha oído sino que ha visto, que no estuvo presente sino
que lo representó. Están presentes los legados de Heraclea, hombres nobilísimos: por
causa de este juicio con mandatos y con público testimonio [vinieron]; estos dicen que
este fue inscrito como ciudadano de Heraclea.
(…)
Departamento de Latín y Griego Ρωμαῖον καὶ Ἕλλην τμῆμα
I.E.S San Juan de la Cruz
[12] Nos preguntas, Gracio, por qué tanto con este hombre nos deleitamos. Porque nos
procura donde nuestro espíritu se rehaga de este estrépito forense, nuestros oídos
descansen fatigados por el griterío. ¿Acaso tú crees que podríamos tener a mano para
nosotros de lo que hablar cotidianamente en tanta variedad de asuntos, si no
cultiváramos nuestros espíritus con los estudios literarios; ¿o que nuestros espíritus
podrían sobrellevar tan gran esfuerzo si no los relajáramos con estos mismos estudios?
(…)
Todos los libros están llenos, llenas las voces de los sabios, llena la antigüedad
de ejemplos: todas estas cosas yacerían en las tinieblas, si no llegara la luz de las letras.
¿Cuántas imágenes —no sólo para mirarlas, sino también para imitarlas— de fortísimos
hombres nos dejaron representadas los escritores griegos y latinos? Yo siempre, al
administrar la república, imaginándomelas, conformaba mi corazón y mi mente a partir
del recuerdo de estos hombres excelentes.
(…)
Sea pues, jueces, sagrado ante vosotros, humanísimos hombres, este nombre de poeta,
que ningún país bárbaro nunca violó. Las piedras y las soledades responden a su voz, a
menudo, las bestias salvajes se doblegan con su canto y se detienen: nosotros, educados
en óptimas cosas, ¿no nos conmoveremos con la voz de los poetas? Los de Colofón
dicen que Homero es ciudadano suyo, los de Quíos lo reivindican como suyo, los de
Salamina lo reclaman, los de Esmirna, ciertamente, confirman que es suyo y así también
le dedicaron en la ciudad su templo: otros muchos además pugnan entre sí y disputan.
IX Así pues, aquellos reclaman a un extranjero, porque fue poeta, incluso después de su
muerte: nosotros ¿repudiamos a éste vivo, que es nuestro por su voluntad y nuestras
leyes, sobre todo cuando Arquías ha dedicado todo su estudio en otro tiempo y todo su
ingenio a celebrar la gloria y alabanza del pueblo romano?