El Alumado Conductas Problematicas
El Alumado Conductas Problematicas
El Alumado Conductas Problematicas
con conductas
problemáticas
PID_00278493
Profesor de la Facultad de Psicolo- Psicóloga educativa especializada en Psicóloga general sanitaria, máster
gía, Ciencias de la Educación y del el ámbito de la discapacidad intelec- en Psicología Clínica Infantojuvenil
Deporte Blanquerna - Universitat tual y la conducta. Vicepresidenta y maestra de educación primaria.
Ramon Llull, e investigador del gru- del Grupo de Investigación de Edu- Desarrolla su práctica profesional
po de investigación Discapacitado cación Especial de Cataluña. Desa- como psicóloga especialista en psi-
y Calidad de Vida: Aspectos Educa- rrolla su profesión de psicóloga edu- cología clínica y educativa. Actual-
tivos de esta misma facultad. Presi- cativa en las escuelas de educación mente, psicóloga de educación es-
dente del Grupo de Investigación especial y en el equipo de CEEPSIR pecial en una escuela del Instituto
de Educación Especial de Cataluña del Instituto Municipal de Servicios Municipal de Servicios Personales
y miembro de la European Network Personales del Ayuntamiento de Ba- del Ayuntamiento de Badalona, con
Positive Behavior Support. dalona. Formadora de apoyo con- jóvenes con discapacidad intelectual
ductual positivo. y trastornos de conducta. Miembro
del equipo de formadoras de apoyo
conductual positivo en el Centro de
Recursos Pedagógicos de Badalona.
Miembro del equipo de CEEPSIR de
Badalona.
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CC-BY-NC-ND • PID_00278493 El alumnado con conductas problemáticas
Índice
Introducción............................................................................................... 5
Objetivos....................................................................................................... 7
1. La conducta problemática............................................................... 9
1.1. Definición y contextualización ................................................... 9
1.2. Conductas problemáticas y el trastorno de conducta ................ 13
3. Estrategias de intervención............................................................. 28
3.1. Introducción: sistema de niveles de apoyo diferenciados. La
pirámide ...................................................................................... 28
3.2. El nivel de centro (intervención / prevención universal) ........... 29
3.3. En el aula (intervención / prevención secundaria) ..................... 33
3.4. El nivel de alumno (intervención / prevención terciaria) ........... 37
Bibliografía................................................................................................. 47
CC-BY-NC-ND • PID_00278493 5 El alumnado con conductas problemáticas
Introducción
La Escuela Sola
La Escuela Sola es un centro ordinario de dos líneas que comprende las etapas de
infantil y primaria. A pesar del trabajo que hacen cada día, en este centro hay unos
cuantos alumnos que presentan conductas problemáticas. Según constata su directo-
ra, en todos los cursos podemos encontrar algunos alumnos que en mayor o menor
grado presentan alguna conducta disruptiva. Y, sin duda, la presencia de estas con-
ductas altera el clima del aula y de la escuela, y hace que los niños no se encuentren
muy seguros ni tranquilos con sus iguales. Del mismo modo, en los últimos meses,
algunos maestros han empezado a manifestar una sensación de «no poder afrontar»
o «controlar» las conductas en el aula, y su práctica se ve alterada en muchos mo-
mentos de la semana.
Tal y como nos manifiesta, hay alumnos que presentan conductas no muy graves y
otros que de manera puntual «les preocupan más». Algún ejemplo de estos alumnos
que presentan conductas pueden ser Pau y Júlia. Pau es un niño de diez años que
cursa cuarto de educación primaria y que presenta dificultades de conducta frecuen-
tes y repetidas. Tiene problemas para acabar las tareas, molesta a los compañeros y
a menudo hace comentarios en voz alta a la hora de trabajar. Estas conductas no
solo le impiden dar respuesta a las demandas académicas sino que, a la vez, alteran
el clima del aula. Por otro lado, Júlia es una niña de ocho años con un trastorno del
espectro autista que cursa tercero de educación primaria. Algunas veces muestra una
conducta agresiva y autolesiva que preocupa mucho a su tutora, los especialistas, los
compañeros y, evidentemente, sus padres.
Sin duda, uno de los retos que muchos docentes aseguran tener en el momen-
to de llevar a cabo las prácticas educativas es la presencia de las conductas pro-
blemáticas en las aulas. Conductas como por ejemplo autolesiones, agresio-
nes físicas o verbales, conductas disruptivas y conductas estereotipadas, entre
otras, acaban generando malestar no solo en los docentes sino también en los
alumnos. Por un lado, los niños no sienten que el ambiente de aprendizaje que
proporciona la escuela sea un ambiente seguro donde puedan estar tranquilos
y centrados en las actividades que se proponen. Por otro lado, estas conductas
pueden hacer que los docentes se sientan inquietos e inseguros en el momen-
to de acompañar a los niños o de llevar a cabo las actividades de enseñanza
y aprendizaje que han diseñado. De hecho, estas cuestiones han sido objeto
de estudio en numerosas investigaciones con el objetivo de crear ambientes
educativos más seguros. En uno de estos estudios, se constata que las escuelas
donde los alumnos perciben un clima de escuela o de aula positivo es menos
probable que presenten conductas problemáticas (Wang, 2009).
CC-BY-NC-ND • PID_00278493 6 El alumnado con conductas problemáticas
Las conductas problemáticas por parte de los niños son uno de los motivos
principales para excluirlos de los contextos educativos. De hecho, si reflexio-
namos sobre nuestras prácticas diarias, nos podemos dar cuenta de que las
intervenciones que hacemos para dar respuesta a estas conductas suelen ser
reactivas; es decir, se dan una vez la conducta problemática ya se ha mani-
festado. A pesar de que intentamos que estas acciones reactivas tengan una
finalidad educativa, se convierten en intervenciones más excluyentes, puesto
que normalmente requieren que el profesor esté con el niño de manera indi-
vidual o que el niño esté solo. Además, sabemos que muy a menudo estas ac-
ciones reactivas no tienen efectos significativos en la mejora de la conducta
por parte de nuestros niños. A modo de ejemplo, es interesante la investiga-
ción de Sprouls et al. (2015), sobre hasta qué punto se daba la misma cantidad
de feedback positivo a los alumnos que están en riesgo de presentar conductas
problemáticas graves y a los que no. Los resultados del estudio, que se enmar-
caron en ocho escuelas de primaria de los Estados Unidos, constatan que el
porcentaje de feedback negativo que se da a los estudiantes en riesgo de pre-
sentar conductas problemáticas es significativamente más alto que el que se da
al resto de estudiantes. Consecuentemente, el porcentaje de feedback positivo
que se proporciona a los estudiantes que presentan conductas problemáticas
es significativamente inferior al que se proporciona al resto de estudiantes.
Objetivos
1. La conducta problemática
A pesar de las múltiples definiciones que podemos encontrar cuando nos in-
tentamos aproximar al constructo de conducta problemática, es cierto que hay
una tendencia creciente en investigación y, a la vez, en nuestras prácticas a
comprender la conducta problemática como:
• Primero, los�valores�culturales�predominantes,�las�expectativas�y�nor-
mas�sociales�y�la�percepción que se tiene de la persona que presenta pro-
blemas de conducta son determinantes a la hora de considerar como pro-
blemática una conducta. Así pues, hay que dejar claro que el contexto so-
cial en que nos encontramos es el que acaba determinando si una conduc-
ta puede ser definida como conducta problemática.
El maestro da una instrucción El alumno presenta una El maestro pide al alumno que
sobre una tarea de matemáti- conducta disruptiva. deje la actividad y le llama para
cas. reflexionar sobre lo que ha he-
cho.
Ejemplo
Ponemos de ejemplo a Carles, un alumno de cuarto de primaria que presenta una con-
ducta disruptiva (véase la tabla 1). Carles es un alumno que, a pesar de todas sus aptitu-
des, muestra ciertas dificultades en el momento de resolver problemas matemáticos (por
ejemplo, identificar cuáles son los datos que se proporcionan en un problema e identifi-
car cuál es la operación que debe hacer). Dada la complejidad que genera esta situación
de aprendizaje, cuando el maestro pide algo de matemáticas, Carles suele presentar la
conducta disruptiva, puesto que ha aprendido que con la manifestación de esta conducta
es muy probable que el maestro le llame y deje de hacer la tarea.
(1)
2) Steege y Watson (2009) propusieron un modelo�de�comprensión�(modelo En la literatura se pueden en-
contrar diferentes nomenclaturas
EMIRC) que intenta incorporar estas variables. De este modo, ellos nos propo-
para esta tipología de anteceden-
nen dos tipologías de antecedentes: por un lado, los desencadenantes rápidos tes. Parece, así, que las predomi-
nantes son desencadenantes rápi-
1
y, por otro, los desencadenantes lentos. dos (o estímulos discriminativos) y
desencadenantes lentos (operacio-
nes motivadoras; Laraway et al.,
• Los desencadenantes� rápidos serían, como hemos visto en el ejemplo 2003). Algunos autores también se
refieren a los desencadenantes len-
anterior, los que preceden directamente la conducta problemática. tos como acontecimientos situacio-
nales (Morris y Midgley, 1990).
Ejemplo
Si tomamos el ejemplo anterior, pongamos que Carles ahora hace una semana que ha
dormido poco, va más cansado de lo que es habitual o está un poco enfermo. En este
caso, estas variables que tienen un impacto en el funcionamiento propio del alumno
pueden hacer que o bien haga la tarea (en este caso, el cansancio, por ejemplo, actúa
sobre el desencadenante rápido –demanda del maestro– y sobre la conducta problemática
reduciendo la ocurrencia) o bien que la intensidad o frecuencia de su conducta disruptiva
sea más alta.
El maestro hace una Dificultad para decir El alumno presenta El maestro pide al
demanda de una tarea que se encuentra mal una conducta disrupti- alumno que deje la
de matemáticas (des- y que necesita descan- va (conducta). actividad y le llama
encadenante�rápido). sar (variables�indivi- para reflexionar sobre
duales). lo que ha hecho (con-
secuencia).
Aun así, este modelo incorpora como elemento nuevo las variables�indivi-
duales del alumno. En este sentido, se comprende que el alumno tiene un
conjunto de habilidades y competencias que pueden ayudarle a hacer frente a
las conductas disruptivas aprendiendo, por ejemplo, a regular su propia con-
ducta.
• Las que implican posibles «interacciones negativas» (por ejemplo, ser co-
rregido) o «decepciones» (por ejemplo, la falta de amigos).
Ejemplo
• atención
• evitación
• refuerzo automático (autoestimulación)
• acceso a tangible
• malestar físico
Ejemplo
Butler y Luiselli (2007) estudiaron hasta qué punto las variables de antecedentes tenían
un impacto en la frecuencia de la conducta autolesiva, agresiva y disruptiva que presen-
taba una chica de diecisiete años con autismo. Para hacerlo, primero identificaron cuál
era la función de las conductas problemáticas y los resultados destacaron que estas con-
ductas podían responder a una finalidad de evitación. Seguidamente, para observar el
impacto que tenían determinadas variables de antecedente, exploraron hasta qué punto
variaciones en estas variables tenían un impacto en la frecuencia de la conducta. Así,
exploraron hasta qué punto se alteraba la frecuencia de la conducta si la dificultad de la
tarea variaba y, a la vez, si el profesional que presentaba la tarea también era modificado.
Los resultados del estudio indican claramente que, cuanto más difícil es la tarea, más
aumenta la frecuencia de la conducta problemática. Además, dependiendo de quién era
el profesional que presentaba la tarea esta también se veía alterada.
1) Amenaza o intimi- 8) Ha prendido fue- 10) Ha invadido la ca- 13) Antes de los trece
da a otros. go intencionadamente sa o el coche de al- años sale de casa por
con el objetivo de pro- guien. la noche, a pesar de
vocar graves destruc- la prohibición de los
ciones. padres.
2) Empieza peleas. 9) Ha destruido inten- 11)�Miente para obte- 14) Ha pasado una
cionadamente la pro- ner objetos o favores o noche fuera de casa
piedad de alguien. para evitar situaciones. sin permiso de los pa-
dres.
4) Ha manifestado
conductas crueles con
personas.
5) Ha manifestado
conductas crueles con
animales.
6) Ha robado enfren-
tándose a una víctima.
7) Ha violado sexual-
mente a alguien.
Tabla 5. Categorías y síntomas del trastorno negativista desafiante (American Psychiatric Asso-
ciation, 2014)
Por otro lado, de acuerdo con la definición que hemos comentado anterior-
mente (Emerson, 2001), la conducta�problemática no está marcada por nin-
gún tipo de diagnóstico de salud mental, puesto que cualquier niño, tenga un
trastorno del desarrollo o no, puede presentar conductas problemáticas graves.
Sin duda, como hemos comentado anteriormente, lo que define pues la con-
ducta problemática es su intensidad, frecuencia y gravedad, y la capacidad del
contexto para hacer frente a esta conducta problemática. Es decir, en el caso
de una conducta problemática, el contexto tiene un papel fundamental en el
momento de comprender su naturaleza. En cambio, un trastorno de conducta
refleja una disfunción de los procesos psicológicos, biológicos o de desarrollo
que altera el estado cognitivo y la regulación emocional con un impacto evi-
dente en el entorno, que se vuelve menos decisivo en su comprensión y trata-
miento. En este sentido, el TC definido en las clasificaciones internacionales,
el manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales DSM-5, enfatiza
las variables personales y los factores biológicos como elementos categóricos
en términos de impacto y de influencia.
CC-BY-NC-ND • PID_00278493 17 El alumnado con conductas problemáticas
Ejemplo
Aun así, considerando que toda conducta problemática puede estar motivada
por aspectos contextuales y personales, hay que evaluar estas conductas con-
siderando los últimos tres o seis meses. Es decir, no se trata de evaluar una
conducta problemática considerando aquello que pasó el curso pasado, por
ejemplo, sino considerando más su inmediatez. Pues bien, hay numerosas va-
riables contextuales que pueden estar motivando o reforzando estas conduc-
tas y, a la vez, un recuerdo demasiado subjetivo nos puede llevar a interferir
en la conducta en cuestión.
Pues bien, esta información nos permite comprender con bastante exac-
titud cuáles son los elementos de mi día a día como docente que pueden
promover algunas conductas problemáticas.
CC-BY-NC-ND • PID_00278493 18 El alumnado con conductas problemáticas
Ejemplo
Si normalmente organizo mis clases de forma que los alumnos siempre tienen que estar
sentados y haciendo trabajo individual o escuchando lo que dice el maestro, es muy pro-
bable que al cabo de un rato empiecen a aparecer algunas conductas disruptivas entre
compañeros. En este caso hipotético, son múltiples los razonamientos que podemos ha-
cer sobre el porqué de la conducta. Si bien podemos pensar que los niños no se saben
comportar, también podemos pensar que tienen unas necesidades conductuales (como,
por ejemplo, de movimiento, de interacción, etc.) a las cuales, después de largos ratos de
trabajo individual, no estamos dando respuesta. Desde esta perspectiva, esto nos puede
hacer dar cuenta de que dependiendo de cómo organizamos nuestras clases, la conducta
que manifiesten nuestros alumnos será una u otra.
Así pues, para poder comprender mejor el contexto en que se encuentran los
niños, si queremos evaluar lo que pasa en el centro tenemos que intentar re-
coger los antecedentes, los consecuentes que motivan y refuerzan la conducta
y la misma conducta. Es importante, sin embargo, tener presente un conjunto
de recomendaciones a la hora de hacer esta evaluación del centro:
• acordar las conductas que hay que registrar y las que no;
• elaborar formularios que incluyan estas conductas problemáticas;
• determinar qué, cuándo y cómo se quiere evaluar;
• informar a los profesionales y formar-los sobre los registros para evaluar.
(2)
En el contexto americano, han estado utilizando durante años un registro in- Véase <https://bit.ly/36hfucv>
para más información sobre este
formático llamado sistema de información en el ámbito escolar (school-wide infor-
instrumento.
mation system, o SWIS). SWIS).2 Sin duda, son muchos los recursos que han
destinado a la elaboración de este instrumento, dado que una vez puesto en
práctica nos proporciona información muy detallada sobre cada uno de nues-
tros alumnos. Además, esta información se puede ver de diferentes maneras,
por ejemplo mirando la manifestación de las conductas problemáticas a partir
de los diferentes espacios del centro, considerando las diferentes asignaturas,
considerando momentos del día, etc.
Aun así, otra manera más sencilla de tener una visión del centro o del aula es
explorar la situación actual a partir de las conductas esperadas. Es decir, si por
ejemplo en la escuela tenemos claramente definido qué es aquello que espera-
mos de los niños (por ejemplo, que se respeten), podemos evaluar fácilmente
a los alumnos de nuestra clase pensando hasta qué punto creemos que cum-
plen esta expectativa conductual o no. Evidentemente, en este caso estamos
evaluando el nivel conductual de nuestros alumnos, pero en vez de mirar la
conducta problemática nos centramos más en la conducta deseada. De este
modo, si tenemos en el aula un alumno que a menudo presenta una conducta
disruptiva en el momento de hacer una tarea individual, puntuaremos más
alto su capacidad de respetar a los compañeros, mientras que si tenemos un
alumno que respeta los turnos de palabra, los momentos de trabajo, etc., pun-
tuaremos positivamente el grado de logro de esta expectativa conductual.
La Escuela Sola
Los profesores de la escuela se reúnen por ciclos con objeto de poder identificar las
diferentes conductas que se dan. Así pues, el profesorado implicado en cada ciclo
hace una lista de las conductas más frecuentes que se dan en los diferentes contextos
de la escuela; es decir, el aula, los pasillos, el patio y los lavabos, entre otros. Una
vez hecha la lista, constatan que las conductas más frecuentes son las siguientes:
CC-BY-NC-ND • PID_00278493 20 El alumnado con conductas problemáticas
De este modo, los maestros de la escuela pueden ver cuáles son las necesidades con-
ductuales que tienen los alumnos del centro (o de su aula si miramos los resultados
focalizando la atención en cada una de las aulas) y pueden empezar a establecer dife-
rentes hipótesis de por qué se dan, qué prácticas están realizando y, sobre todo, pue-
den repensar hasta qué punto las diferentes prácticas son efectivas o hay que cambiar
el planteamiento.
Ventajas Inconvenientes
• atención
• evitación
• sensorial o refuerzo automático
• malestar físico
• acceso a tangible
2)� Inventario� de� evaluación� del� contexto (IEC; McAtee et al., 2004). Este
instrumento fue creado con el objetivo de identificar los antecedentes que
pueden tener un impacto sobre las conductas problemáticas. Es decir, las si-
tuaciones de antecedente que pueden motivar o provocar que se desencadene
una conducta problemática. Este inventario proporciona un total de ochenta
ítems de antecedentes, distribuidos en cuatro categorías principales:
Para usar este instrumento, se pide hasta qué punto es probable que se pre-
sente una conducta problemática en presencia de este antecedente, y hay que
puntuar cada ítem mediante una escala de Likert del 1 al 5, entendiendo que
1 es nunca y 5 es siempre. Además, se añaden doce preguntas abiertas en que se
pide especificar otros acontecimientos que pueden tener una relación con la
ocurrencia de las conductas evaluadas. Al terminar de responder a las pregun-
tas del instrumento, si solo consideramos los ítems que han sido puntuados
con 4 o 5, es muy posible que tengamos un conjunto reducido de indicadores
de antecedentes que pueden propiciar estas conductas.
• conducta autolesiva
• conducta estereotipada
• conducta agresiva o destructiva
Se pide puntuar diferentes formas de cada una de estas conductas para iden-
tificar y definir las dos variables. Para hacerlo, se puntúa cada forma de estas
conductas considerando una escala de Likert por frecuencia (considerando 1
cada mes, y 4 cada hora) y gravedad (1 leve y 3 graves). Al finalizar, nos pide
hacer recuento de todas las puntuaciones que hemos obtenido para poder cal-
cular la frecuencia y gravedad de las conductas.
Por otro lado, en una segunda parte, se exploran en profundidad las conductas
que parecen más preocupantes para el profesional. A partir de aquí, se pide
pensar en los antecedentes que pueden propiciar la aparición de la conducta
analizada y las consecuencias de la conducta. Al finalizar, indica un conjunto
de pasos que pueden ayudar a orientar los resultados de la evaluación funcio-
nal realizada. Administrar esta prueba a un profesional es algo más largo que
administrar las anteriores dado el grado de profundización que se puede al-
canzar de las conductas exploradas. Con todo, se calcula que con 45 minutos
o una hora esta evaluación puede estar completada.
Finalmente, hay que destacar que la duración de cada una de las condiciones
suele ser de unos 10 minutos y, por lo tanto, poder llevar a cabo el análisis
funcional durante los cinco días requiere un total de unas 5 horas. Además,
y como ya se ha comentado, para hacer un análisis funcional, normalmente
se requiere un experto en análisis funcional aplicado para poder analizar e
interpretar correctamente la conducta problemática.
La Escuela Sola
Al principio del módulo, a modo de ejemplo, hemos mencionado a Pau y a Júlia, los
cuales presentan conductas problemáticas.
Para analizar las conductas de estos dos alumnos, la psicóloga del centro se ha reunido
con los tutores respectivos y han hecho una evaluación funcional.
En relación con Pau, y dado que la conducta que presenta no parece muy compleja,
se ha decidido administrar el FACTS. A partir de los resultados obtenidos, se observa
que la conducta disruptiva se define como molestar a los compañeros, hacer ruidos
de manera continua e interrumpir a la hora de trabajar. Los resultados indican que
en las horas de lengua y de matemáticas la probabilidad de que se dé la conducta
problemática es bastante alta. Del mismo modo, en estos casos nos indica que la
conducta suele estar precedida de lo siguiente: tarea demasiado difícil, tarea aburrida,
corrección y trabajo independiente. Por otro lado, observamos que la funcionalidad
de la conducta se centra especialmente en conseguir la atención del adulto y de los
compañeros, y a evitar una tarea o actividad que no le gusta. Además, en lo referente
a los acontecimientos que se dan fuera de la rutina inmediata, parece que el fracaso
en clase tiene bastante incidencia en la ocurrencia de las conductas.
Por otro lado, en cuanto a Júlia, se ha acordado pasar el PSFUC y el IEC. En este caso,
los resultados indican que la conducta agresiva se concreta en «dar golpes a la mesa
CC-BY-NC-ND • PID_00278493 27 El alumnado con conductas problemáticas
y pegar a la maestra» y «darse golpes con la mano en la cabeza». En este caso, los
resultados del PSFUC indican que la conducta problemática se muestra especialmente
por llamamientos de atención y por acceso a tangible. Además, y de acuerdo con el
IEC, las variables contextuales que parece que propician la conducta problemática
son:
3. Estrategias de intervención
De acuerdo con Nelen et al. (2020), el SCP-nC comporta las acciones siguientes:
Un vez consensuadas estas tres o cuatro expectativas con todo el claustro, hay
que definirlas en cada uno de los contextos del centro. Es decir, hay que inten-
tar definir la expectativa conductual en los diferentes ambientes de la escuela.
La tabla 7 proporciona un ejemplo de cómo quedan definidas las expectativas
de un centro educativo en los diferentes ambientes de la escuela.
Nos respe- Trato bien a los com- Trato bien a los Respeto mi inti- Hablo en un tono
tamos pañeros y a los maes- compañeros. midad y la de los adecuado.
tros. Respeto las nor- demás. Respeto a los com-
Respeto el trabajo de mas del juego. pañeros y a los mo-
los demás. Me pongo en la nitores.
Voy tranquilo por el fila cuando toca el Pido lo que necesito
aula. timbre. correctamente.
Saludo y me despido. Me desplazo tran-
quilamente.
Cuidamos Mantengo el aula Mantengo los pa- Hago un buen Trato bien el mate-
la escuela limpia y ordenada. sillos limpios y or- uso del lavabo. rial de juego.
denados. Cierro las puer- Cuido la escuela
tas suavemente. (instalaciones).
Hago un buen
uso del agua del
grifo.
Una vez diseñadas, habrá que irlas enseñando. Es importante remarcar que se
puede dar la casuística de que no todas las aulas o cursos necesiten trabajar del
mismo modo o con la misma intensidad una subexpectativa concreta. Lo que
sí emerge como aspecto crítico es que todo el claustro debe saber cuáles son
las expectativas y subexpectativas que se trabajan y se valoran en el centro.
3)�Establecer�sistemas�de�actuación�para�las�conductas�problemáticas. A
pesar de llevar a cabo una intervención de nivel universal enseñando de ma-
nera explícita qué se espera del alumnado, es muy probable que continúen
surgiendo conductas problemáticas menores y mayores. Ante estas situaciones
probables, hace falta que el claustro de profesores determine qué respuestas
que se darán ante la presencia de dichas conductas. Es decir, hace falta que to-
dos los profesores y profesionales de la escuela tengan claro cuál es la manera
de actuar cuando se da una conducta problemática, evitando de este modo que
el profesorado actúe de manera libre o independiente. En los últimos años,
hemos podido observar que la respuesta de muchos centros ante la conducta
problemática es muy diferente entre los profesionales que trabajan. En este
sentido, se pueden encontrar tanto intervenciones más severas o restrictivas
como profesorado que a veces no proporciona ninguna respuesta ante la pre-
sencia de una conducta menor, por ejemplo.
4)�Establecer�sistemas�de�refuerzo�para�las�conductas�apropiadas. Muy a
menudo, en los centros educativos requerimos motivaciones extrínsecas para
hacer algún aprendizaje. Desde esta perspectiva, en el marco del SCP-nC se
pide como reforzar los aprendizajes conductuales que adquieren los alumnos,
es decir, pensar en posibles elementos reforzadores que se puedan proporcio-
nar a los alumnos al cumplir aquello que se espera de ellos.
Si bien es cierto que este punto emerge como uno de los aspectos más critica-
dos por los profesionales, la investigación nos demuestra que la importancia
de estos apoyos se va perdiendo con los años. Del mismo modo, lo que sabe-
mos es que cuando reforzamos una actividad o una conducta en un alumno
(o en un grupo clase) conseguimos una respuesta más positiva por parte del
alumnado. Por eso, lo que nos tendría que preocupar no es tanto hasta qué
punto hay que dar un refuerzo o no, sino qué refuerzos queremos dar.
Ejemplo
Actualmente, hay escuelas que han creado un menú de refuerzos (premios) que se plasma
en un conjunto de actividades educativas altamente preferentes. Del mismo modo, otras
escuelas han creado un sistema de puntos que al finalizar el trimestre o curso escolar se
convierte en una compensación económica para la mejora del centro escolar.
CC-BY-NC-ND • PID_00278493 32 El alumnado con conductas problemáticas
5)�Hacer�uso�de�los�datos�para�desarrollar�intervenciones�preventivas. La
literatura que nos da a conocer el SCP-nC y a la vez nos aporta evidencias
de su eficacia remarca en todo momento la importancia de ir recogiendo da-
tos para crear intervenciones que se ajusten a las necesidades conductuales
de los alumnos. Pues bien, es bien cierto que el hecho de ir recogiendo datos
de manera sistemática tiene que permitir a los profesionales de una escuela
comprender las necesidades conductuales de un grupo de alumnos o del con-
junto de la escuela, y el impacto que ha tenido una posible intervención. De
este modo, se enfatiza la importancia que tiene ir haciendo esta compilación
objetiva de la frecuencia e intensidad de las conductas problemáticas que se
manifiestan.
Sin embargo, es bien cierto que es una tarea pesada para el profesorado, puesto
que se suma a las que actualmente ya tiene. Por ello, y como hemos comentado
antes, es importante que el centro tenga a disposición sistemas que permitan
la recogida de datos. A la vez, es fundamental no caer en el error de recoger
datos sin ninguna finalidad concreta; es decir, es primordial determinar qué se
quiere recoger, cuándo se quiere recoger y con qué finalidad se quiere recoger.
Fijar claramente los objetivos de la recogida de datos podrá evitar sobrecargar
a los profesionales y a la vez hacer que los resultados que obtengamos sean
significativos para el profesorado.
Escuela Sola
Todo el claustro de profesores de la escuela constata que, a pesar de las acciones que
llevan a cabo, las conductas no parecen disminuir. Quizás hay días o semanas en
que parece que están más tranquilos, pero, en general, estas conductas siempre están
presentes y hay un gran número de alumnos que se cree que podría rendir mucho
más pero no lo hace por una cierta intranquilidad o preocupación por las conductas
problemáticas.
Las conductas problemáticas más frecuentes son las faltas de respeto, las peleas y
la conducta disruptiva. Hay problemas de absentismo y de puntualidad debido a la
baja motivación ante los contenidos escolares y falta de implicación por parte de las
familias.
CC-BY-NC-ND • PID_00278493 33 El alumnado con conductas problemáticas
Una vez realizadas estas primeras acciones, con más del 80% del claustro de acuerdo
y con el compromiso de fidelidad en el proceso de implementación y aplicación del
SCP en el centro, se empieza a desarrollar el sistema que implica un trabajo conjunto
durante dos cursos y, posteriormente, su mantenimiento.
• Creación del grupo impulsor del SCP. Preferentemente, con representación de to-
das las etapas y algún miembro del equipo directivo. También se puede incorpo-
rar alguna representación de las familias.
• De cada expectativa, definición de los indicadores para cada espacio del centro.
Por ejemplo, en la expectativa de aprendemos trabajando bien: en el aula sigo las
instrucciones, empiezo y acabo los trabajos, levanto la mano para preguntar, llevo el
material.
Son cinco los elementos clave que componen este nivel de intervención y
que, en cierto modo, nos tienen que permitir que se aplique con éxito. Estos
elementos son los siguientes:
Ejemplo
Los datos recogidos en la evaluación general nos irán guiando en la retirada del
apoyo. El progreso diario se realiza a partir del seguimiento del grupo flexible y
en relación con los indicadores de evaluación diseñados dentro de las unidades
didácticas. Las familias reciben información semanal sobre el grado de logro
de las habilidades sociales y participan en actividades de refuerzo según los
objetivos propuestos conjuntamente.
2)�Intervenciones�individuales�(programa�educativo�de�conducta). El pro-
grama educativo de conducta es un programa escolar que proporciona un apo-
yo y un control diario. Sin duda, este ha sido identificado como uno de los
mejores programas de intervención en el momento de dar respuesta a las con-
ductas problemáticas de bajo riesgo que presentan los alumnos con una fun-
cionalidad de atención o evitación. Este programa se basa en un sistema que
proporciona feedback inmediato al alumno sobre su conducta mediante una
evaluación del informe del progreso diario.
El formato de registro de progreso diario nos tiene que permitir registrar el gra-
do de cumplimiento de los objetivos e informar, al mismo tiempo, al alumno.
Este registro puede incluir, o no, un sistema de puntuación con selección de
reforzadores.
• Al final del día, el alumno devuelve el IPD a la persona referente del PEC,
recibe la información correspondiente y se lleva, en caso de que así se haya
acordado, una copia de la IPD en casa. Es posible que, en algunos casos, la
acogida (check-in) se tenga que llevar a cabo tres veces al día: a la llegada
a la escuela, al mediodía y al final del día.
Escuela Sola
Cuando la tutora habla con Pau, manifiesta que no tiene amigos y que le molestan.
CC-BY-NC-ND • PID_00278493 37 El alumnado con conductas problemáticas
Con Pau y con la familia, se sitúan los objetivos principales, que son: hacer las ta-
reas correctamente en el tiempo de trabajo, trabajar atento y ser respetuoso con los
compañeros. De acuerdo, pues, con estas premisas se decide un diseño de informe
de progreso diario (véase el anexo 2).
Cada día, la jefa de estudios, a primera hora de la mañana, reúne a Pau con otros
alumnos de tercero y cuarto de primaria para hacer el control matinal. Los recibe
cordialmente, recordando las expectativas de centro y revisando los objetivos de cada
alumno. Les recuerda los reforzadores, que en el caso de Pau son escoger un juego de
mesa para compartir con un compañero de clase.
Pau va directamente a su clase y la maestra le enseña cómo tiene que poner su tarjeta
en el informe de progreso diario. A cada cambio de materia, la maestra valora los
objetivos y refuerza oralmente y en voz alta que los haya cumplido.
Todos los maestros de la escuela, incluyendo los especialistas y los monitores de co-
medor y de patio, han participado en la reunión en que se explica el proceso del pro-
grama, así que Pau puede llevar su tarjeta en las diferentes actividades en que parti-
cipa durante la jornada escolar. Al final del día, Pau se reúne con la jefa de estudios y
los compañeros de PEC y explican cómo han ido los objetivos y si han tenido acceso
a los reforzadores. También se repasan los inconvenientes que han podido tener y se
modelan las conductas adecuadas.
Los padres reciben un informe semanal y se les anima a hacer comentarios positivos
y a reducir los negativos.
Así pues, hay un conjunto de elementos que debemos tener presentes en el Véase también
momento de hacer una intervención individualizada. Sin embargo, antes de
Sobre la evaluación funcional
comentar cuáles son los diferentes elementos que debemos tener presentes es de la conducta, véase el apar-
importante destacar que antes de elaborar un plan de apoyo conductual in- tado «El nivel de alumno» de
este módulo.
dividualizado es necesario llevar a cabo una evaluación funcional de la con-
ducta. Sin duda, los resultados de esta evaluación nos permitirán preparar los
elementos a considerar en el plan de apoyo respetando las necesidades del
alumnado.
Dicho esto, los elementos que se tienen que considerar a la hora de llevar a
cabo el plan de apoyo conductual son los siguientes:
des. Así pues, considerando los resultados que hemos podido obtener en la
evaluación funcional de la conducta, hay que valorar hasta qué punto algunas
de estas variables contextuales se pueden modificar o alterar.
Ejemplo
Si los resultados nos indican que algunas situaciones como por ejemplo tareas compli-
cadas, estar muy cansado, haber tenido un desacuerdo con algún compañero, etc. pue-
den hacer que el alumno presente conductas problemáticas ante un estímulo académico,
podemos modificar la tarea que se proporciona al alumno para conseguir un trabajo de
aprendizaje óptimo y, a la vez, evitar situaciones en que se pueda dar la conducta pro-
blemática.
Hay que señalar, sin embargo, que es importante trabajar estas habilidades. Si
bien parece lógico que estos aprendizajes se tienen que intentar estimular en
momentos en que el alumno está tranquilo y manifiesta una actitud abierta
al aprendizaje, muy a menudo aprovechamos estos momentos para trabajar
aspectos más académicos.
Del mismo modo, hay que decidir y acordar entre todos los profesionales im-
plicados cómo se reforzarán las conductas apropiadas y deseadas cuando se
den. Es decir, si se cumple el plan de apoyo conductual y este respeta las nece-
sidades conductuales del alumno, se espera que este empiece a hacer uso de las
CC-BY-NC-ND • PID_00278493 39 El alumnado con conductas problemáticas
Escuela Sola
Júlia es una niña de ocho años que actualmente está en el ciclo mediano. Tiene un
diagnóstico de trastorno del espectro autista y tiene discapacidad intelectual. En el
momento de trabajar muestra grandes dificultades de comunicación y hace uso de
un libro de pictogramas para poderse comunicar. Aun así, muestra dificultades en la
interacción social con los iguales. De acuerdo con lo que se ha ido trabajando ante-
riormente, tiene acceso a aprendizajes básicos de lectoescritura y del área de mate-
máticas siempre haciendo uso de apoyos visuales.
1)�Identificación�y�definición�de�la�conducta�problemática
Por otro lado, en relación con los antecedentes rápidos, los que parecen estar relacio-
nados con un aumento de las conductas problemáticas definidas son los siguientes:
2)�Objetivos�del�plan�de�apoyo�conductual
3)�Cambios�en�los�antecedentes�y�acontecimientos�situacionales
4)�Intervenciones�en�las�consecuencias
• Las intervenciones que decidimos hacer para dar respuesta a las conduc-
tas problemáticas que presenta el alumnado tienen que estar fundamen-
tadas en la investigación y tienen que estar de acuerdo con las necesida-
des reales de los alumnos y las posibilidades de los centros. De este modo,
entendemos que llevar a cabo una evaluación funcional de la conducta
es una buena estrategia para comprender la conducta problemática en su
contexto y, a partir de aquí, diseñar intervenciones educativas que se ajus-
ten a estas necesidades.
Contenidos�(subexpectativas):
• Mantengo el aula y los pasillos limpios y ordenados.
• Hago un buen uso del lavabo.
• Trato bien el material y las instalaciones.
Puesta�en�marcha
• La maestra da un reforza-
dor social (feedback posi-
tivo); felicitación chocan-
do la mano y verbalizando
la expectativa: «¡Muy bien!
Has sido respetuoso».
Observación�directa
Evaluación
• Se evalúa el porcentaje de alumnos que cuida los materiales La comisión recogerá los re-
y las instalaciones. gistros, dará los resultados y
supervisará y acompañará el
proceso.
• Durante un mes, los alumnos tienen una parrilla con los in- Economía de fichas.
dicadores de conducta de la expectativa (economía de fi- Mural de «Soy cuidadoso con
chas), en que, en situación natural, autoevaluaran el cum- mi patio, mi escuela, mi au-
plimiento o no de estos. la…».
Fotos de los alumnos.
Reforzador
Consecuentes
Reforzadores�positivos
Si�los�alumnos�consiguen�los�objetivos�acordados�individualmente�o�en�grupo,�pueden
conseguir�privilegios.
CC-BY-NC-ND • PID_00278493 45 El alumnado con conductas problemáticas
• Bote de bolas: si consiguen llenar el bote de bolas, podrán ver la película que elijan y comer
palomitas.
• Salir 15 minutos al patio un jueves o viernes por la tarde o dejar más tiempo después del
patio.
• Informática libre.
• Juegos de mesa una tarde de jueves o viernes o después del patio de la mañana.
• Dar pegatinas.
• Dar diplomas.
CC-BY-NC-ND • PID_00278493 46 El alumnado con conductas problemáticas
Nombre: _______________________
Fecha: _______________________
Trabajar atentamente.
Tienes acceso a…
CC-BY-NC-ND • PID_00278493 47 El alumnado con conductas problemáticas
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Los autores de este libro dedican diferentes capítulos a explicar el programa educativo de
conducta: la estrategia de intervención / prevención secundaria. De este modo, enmarcan el
programa educativo en este nivel de intervención y explican en detalle todos los elementos
que hay que tener presentes para que este instrumento tenga un impacto positivo en el
desarrollo de los niños. Así, explican elementos como roles, responsabilidades y necesidades
de formación que pueden tener los profesionales del centro o cómo diseñar el programa
educativo de conducta. Aun así, aportan un último apartado que da respuesta a preguntas
o dificultades que se pueden tener en el momento de implantar este programa de segundo
nivel de intervención / prevención.
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La autora de este cuaderno, María José Goñi, nos acerca al apoyo conductual positivo a partir
de diferentes ejemplos que se pueden dar en nuestras prácticas diarias. A partir de estas, nos
acerca al análisis de estas conductas por medio de diferentes estrategias fáciles de utilizar por
todos los profesionales del centro educativo. Así pues, nos pone en diferentes situaciones
que nos podemos encontrar y, ante estas, nos ayuda a hacer una lectura a partir del análisis
de la conducta.
Lane, K. L., Menzies, H. M., Oakes, W. P., y Kalberg, J. R. (2020). Developing a Schoolwide Fra-
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Desde la perspectiva del sistema de niveles de apoyo diferenciados, Kathleen Lane y sus co-
laboradoras nos proporcionan una compilación de la evidencia que sustenta esta aproxima-
ción del sistema de apoyos. Aun así, nos acercan un conjunto de recursos y estrategias para
diseñar intervenciones que respondan no solo a las demandas conductuales sino también
académicas y sociales.
Riffel, L. A. (2011). Positive Behavior Support at the Tertiary Level. Red Zone Strategies. Thousand
Oaks, CA: Corwin Press.
Laura Riffel nos proporciona un material práctico en el momento de llevar a cabo evaluacio-
nes funcionales de la conducta y diseñar e implantar planes de intervención para alumnos
que presentan conductas graves en contextos escolares. A la vez, como parte de este material
se proporciona información sobre cómo obtener los datos que nos interesa ir recogiendo y
cómo utilizarlos a lo largo de la intervención. Además, se pueden observar diferentes estra-
tegias que han llevado a cabo diferentes maestros en sus contextos escolares y posibles varia-
ciones que surgen de estas. Sin duda, pues, nos ayuda a imaginar como las podemos aplicar
en nuestros contextos educativos.
Steege y Watson nos acercan a la evaluación funcional por medio de este libro. Los autores
exponen ideas clave en el momento de comprender y evaluar la conducta problemática en
su contexto proponiendo y abordando el modelo Emirc, que nos permite comprender las
relaciones que surgen entre algunas variables contextuales y, a la vez, con la conducta pro-
blemática. Aun así, nos proporciona ejemplos de cómo hacer la evaluación funcional directa
e indirecta y el análisis funcional.
Webs de interés
<https://www.pbis.org/>.
CC-BY-NC-ND • PID_00278493 48 El alumnado con conductas problemáticas
<https://pbismissouri.org/>.
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