Serra Et 2020 Adolescentes Postmodernidad

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Adolescentes de la postmodernidad. Creciendo en la Era digital

Chapter · October 2020

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Emilia Serra Isabel Martinez


University of Valencia University of Castilla-La Mancha
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Capítulo 3

Adolescentes de la postmodernidad.
Creciendo en la Era digital

Emilia Serra Desfilis


Universidad de Valencia, España
(emilia.serra@uv.es)

Isabel Martínez
Universidad de Castilla-La Mancha, España
(misabel.martinez@uclm.es)

Cristina Serna
Universidad de Castilla-La Mancha, España
(cristina.serna@uclm.es)

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Emilia Serra Desfilis • Isabel Martínez • Cristina Serna

Esquema

1. Justificación. Los adolescentes hoy: ¿Qué ha cambiado?


1.1. La adolescencia como transición evolutiva vs. crisis
1.2. Las influencias históricas como explicación del desa-
rrollo en la adolescencia
2. Los valores de la postmodernidad como contexto de cambio
3. La Era digital y la transversalidad de los cambios
3.1. Características de la Era digital. ¿Cómo es el contacto
en la Era digital?
3.2. Las diferencias generacionales en la Era digital
3.3. Viejas y nuevas generaciones ante las redes sociales
4. Nativos, inmigrantes, residentes y visitantes digitales
5. Adolescencia y amenazas de la Era digital. Los nuevos de-
safíos para la familia
5.1. Los peligros de la Era digital para los adolescentes
6. Referencias bibliográficas

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Adolescentes de la postmodernidad. Creciendo en la Era digital

1. Justificación. Los adolescentes hoy:


¿Qué ha cambiado?

1.1. La adolescencia como transición evolutiva vs. crisis

El presente capítulo pretende ofrecer una visión actual acerca de los


adolescentes del siglo xxi, partiendo de tres premisas fundamentales:

a. La adolescencia sigue siendo un periodo de alta vulnerabili-


dad, lo cual se define como una transición –del desarrollo–,
pero no necesariamente comporta una crisis. Esta transición
posee características propias del cambio evolutivo, debido a la
edad cronológica (de 11 a 18 años), y se ve implicada en unos
cambios generacionales o históricos que son imprescindibles
de tomar en consideración. La adolescencia es una transición
en tanto implica cambios normativos evolutivos derivados de
los cambios físicos –pubertad– y de los cambios psicosociales
que se derivan de ellos. Esta transición no necesariamente se
convierte en crisis, sino que, según el Modelo de Kalish (1989),
depende del impacto de los cambios, tanto objetivo –por su
impacto o normatividad– como subjetivo –áreas en que se ve
comprometido el desarrollo del sujeto, temporalidad subje-
tiva e incluso creencias acerca del cambio como necesario o
indeseable–, de los recursos personales para afrontar dicho
cambio –la fortaleza del Yo expresado en la posibilidad de
construir una identidad saludable (Erikson, 1956), y de los
recursos sociales con que cuente el adolescente, desde el ám-
bito familiar, escolar y grupo de iguales.
b. La adolescencia supone pasar de un autoconcepto e imagen
de uno mismo como un reflejo de lo que los padres han tras-
mitido al sujeto durante la niñez, a una tarea de construcción
personal, asumiendo lo recibido, pero reformulándolo como
propio, único e individual. En la construcción de la identidad,
con la progresiva disminución de la influencia paterna y el
progresivo aumento de la presión social en contextos cada
vez más libres de la presencia paterna, se pone de manifiesto

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Emilia Serra Desfilis • Isabel Martínez • Cristina Serna

la interiorización de las normas y valores y la fortaleza de esa


interiorización ante las presiones externas y la aceptación en el
grupo de iguales. En la adolescencia se está gestando el adulto
que uno va a querer ser ante uno mismo y ante la sociedad.
c. Esta visión clásica de la adolescencia, reforzada por la clásica
explicación de la llamada «hipótesis de la tormenta y estrés»
(Stanley Hall, 1904), ha contribuido a considerar este periodo
de edad, por parte de padres, educadores y profesionales de
la psicología, como un periodo de dificultad, de reto para
el individuo y la sociedad, y de difícil gestión en la tarea de
convivir con un sujeto en la etapa que llamamos adolescencia
y que comprende de los 11 a los 18 años.

En esta línea de argumentación basada en las premisas anteriores


se puede afirmar hoy, a la luz de las investigaciones más recientes, que:

• No existe apoyo empírico suficiente a algunos mitos sobre el


desequilibrio en la adolescencia. Si bien es probable que en esta
etapa aparezcan problemas nuevos, respecto de la niñez, que se
manifiestan de forma internalizante (autolesiones, trastornos
de la alimentación, depresión, ansiedad…) o externalizante
(conducta antisocial, desafío a la autoridad, actos grupales
de agresión, participación en conductas de riesgo…), pero
no de forma generalizada, sino en sujetos más vulnerables
en su desarrollo.
• Se hace cada vez más necesario, para el investigador y/o pro-
fesional, distinguir entre la primera adolescencia (12-14 años),
la adolescencia intermedia (14-16 años) y la adolescencia
tardía (17-18 años), así como las diferencias de género en la
comprensión de las conductas adolescentes.

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Adolescentes de la postmodernidad. Creciendo en la Era digital

1.2. Las influencias históricas como explicación


del desarrollo en la adolescencia

Sin embargo, el cambio más importante que afecta al desarrollo


en esta etapa puede ser englobado dentro de los cambios históricos
(«revoluciones», los valores de la postmodernidad y los cambios
derivados de la llamada Era digital), tan trascendentes (Serra, 2012)
que requieren su incorporación en un modelo explicativo sobre los
adolescentes actuales. Desde la perspectiva del ciclo vital (life-span)
asumimos que, además de las influencias derivadas de la edad del
sujeto, explican el desarrollo las influencias derivadas de la historia
–época histórica o cambios generacionales– que modifican el con-
texto donde estos cambios se producen.
Por otra parte, el modelo multisistémico de Bronfenbrenner
(1986), que pone en conexión interactiva los diferentes contextos
o sistemas sobre el individuo en desarrollo, aporta el concepto de
macrosistema, como contexto cultural, valores de una sociedad que
interactúa con los diferentes sistemas (micro, meso, exo). Ello hace
necesario revisar, como el cambio más relevante en la adolescencia
actual, los cambios de la postmodernidad y los derivados de la lla-
mada Era digital.
Bauman (2000), desde la sociología, incorporando el nuevo
concepto de «sociedad líquida» y avanzando más en su último libro
(Bauman y Leoncini, 2018), señala una serie de transformaciones
que han afectado principalmente a los sectores más jóvenes:

1. trasformaciones en la piel (tatuajes, cirugía plástica…),


2. trasformaciones de la agresividad (maltrato familiar, acoso
escolar, ciberacoso…) y
3. trasformaciones sexuales y amorosas (decadencia de los ta-
búes en la era del comercio electrónico sentimental, uso de la
pornografía, disociación entre amor y sexo…).

Serra (1997, 2012, 2018) y Rabino y Serra (2018) señalan que,


en los últimos veinte años, se han producido verdaderas revoluciones
que configuran un panorama distinto de la adolescencia. Los cambios

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Emilia Serra Desfilis • Isabel Martínez • Cristina Serna

sociales actúan como vectores de cambio, dentro de los cuales resulta


imprescindible considerar la globalización, la tecnologización, el con-
sumo y la sociedad de la información frente a la sociedad del conoci-
miento. Estas revoluciones han acontecido en seis ámbitos diferentes:

a. La revolución de las computadoras. Por primera vez en la


historia de la humanidad, la transferencia de la tecnología se
realiza masivamente de hijos a padres y no a la inversa. Los
hijos dirigen su mirada y su acción hacia los iguales, para
aprender entre pares aquellas técnicas o habilidades que son
requeridas para los nuevos desempeños (Roca, 2011). El ac-
ceso rápido a la información, las conexiones multiculturales
a través de la red y la posible conexión dentro de realidades
virtuales –videojuegos– hacen que surja una nueva generación
que basa el conocimiento y el aprendizaje en la colaboración,
de modo que «quien comparte y distribuye información se
convierte en un nodo valorado por la red» (Roca, 2011:
84). Las nuevas tecnologías se convierten así en un modo
de comunicación –el medio por excelencia–, interacción y
organización social (Castell, 2000).
b. La revolución materialista. El adolescente actual ha crecido
en un mundo en el que no existe relación de igualdad entre
lo que se gana y lo que se gasta, donde el consumo no está
motivado por necesidades, sino que las necesidades son crea-
das por el consumo, donde la «calidad» de lo que se consume
responde a medidas impuestas por las modas y el prestigio
social. Los centros comerciales (mall) se han convertido en
lugares de ocio y de estancia familiar o de grupos de coetá-
neos, generando lugares «de encuentro» de los adolescentes
en los que las relaciones vinculares se ven mediatizadas por el
consumo. El uso del tiempo libre en este tipo de actividades
se realiza en detrimento de otras, quizás más favorecedoras
para un desarrollo positivo. Nuestra sociedad ha pasado de
ser una sociedad de consumo, caracterizada por la creación
de necesidades, y con ello la necesidad de consumir siempre lo

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Adolescentes de la postmodernidad. Creciendo en la Era digital

más novedoso, a una sociedad donde la valoración personal y


el juicio sobre la valía de los demás se basa en el consumo de
bienes, donde todo queda obsoleto ante el «nuevo producto»
(Serra, 2012).
c. La revolución educativa. El aumento de edad en la escolari-
dad obligatoria (hasta los 16 años), así como el mayor y más
amplio acceso a la educación en la población infantil y adoles-
cente, son dos de los grandes acontecimientos ocurridos en el
ámbito educativo. La necesidad de escolarización para todos
los adolescentes surge como consecuencia del cambio de fun-
ción de la escuela como transmisora de cultura a importante
agente socializador, para facilitar los procesos de transición
a la vida adulta y promover una mayor autonomía (Funes,
1998). Pero aunque todos los adolescentes acceden a la edu-
cación hasta los 16 años, lo que aparenta una disminución de
las diferencias de clase, en la práctica, esta misma revolución
educativa ha aumentado las diferencias en los años de adoles-
cencia: mientras que algunos adolescentes pueden acceder a
programas educativos con más recursos, más individualizados,
con posibilidades de aprendizajes de idiomas, de informática,
etcétera, que promueven el desarrollo de sus potencialidades,
otros, en cambio, asisten a centros escolares que no cuentan
con los recursos necesarios, centros donde además muchos
adolescentes asisten por obligación, muchas veces entorpe-
ciendo su propio progreso o el aprendizaje de sus compañeros
y la enseñanza de sus profesores. Esta revolución educativa
ha producido también cambios en los profesores en cuanto
a las concepciones acerca de la niñez y de la adolescencia, así
como del aprendizaje, cambiando al mismo tiempo el modo
de relación con los alumnos (perdiendo, en muchos casos, su
lugar de «guía»). El aumento de la violencia en las aulas y
el temor de los profesores con el consiguiente «desgaste pro-
fesional», llegando a veces a presentar patologías (burnout),
no es un cambio menor en nuestras aulas (Navarra, 2019).

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Emilia Serra Desfilis • Isabel Martínez • Cristina Serna

d. La revolución familiar. El adolescente actual valora más que


en otros tiempos la familia como refugio, como elemento de
seguridad y de protección (Elzo, 2012), pero la constelación
familiar ha cambiado. Aunque actualmente el modelo de la
familia nuclear sigue imperando, el surgimiento de otros ti-
pos de familias (familias monoparentales, padres separados,
hermanos no biológicos, abuelos «itinerantes», hijos únicos,
padres que conviven con pareja y que ejercen una paternidad
«adoptiva» con sus propios hijos o con otros adolescentes, et-
cétera) genera nuevas configuraciones familiares, enmarcadas
por un debilitamiento significativo de los lazos con la familia
extensa (tíos, primos, abuelos). Se admite la intervención
de los padres en algunos temas más que en otros: se admite
mejor en relación a la forma de ser o comportarse, deberes,
obligaciones escolares y rendimiento, horarios nocturnos y
salud e higiene, pero se tolera menos la intervención cuando
los padres relacionan la regulación de conductas con las
convenciones sociales más que con criterios autónomos de
funcionamiento, sobre todo con respecto a la imagen, y a las
relaciones interpersonales con respecto a su adecuación o no
(Serra, 1997).
e. La revolución de la violencia. Con esta idea nos referimos al
aumento de conductas violentas, tanto con objetos como con
personas, en contextos escolares o de ocio, e incluso dentro del
ambiente familiar. Los casos de conducta violenta registrados
no aparecen motivados como respuesta a discusiones, uso de
alcohol o sustancias, sino que aparecen como sin causa ma-
nifiesta. En muchos casos el origen de esta conducta procede
de características físicas o de personalidad del que es el objeto
de la agresión (gordura, vejez, debilidad, etcétera), y en otros
casos de violencia en adolescentes, la conducta que sigue a la
conducta violenta es de normalidad, exenta de culpabilidad.
Según Serra (1997), estas son las diferencias generacionales
que deben servir de guía para comprender este tipo de vio-
lencia. No obstante, algunos autores (Elzo, 2005; Marchesi y

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Adolescentes de la postmodernidad. Creciendo en la Era digital

Pérez, 2005) sostienen que no existe por el momento ningún


estudio serio que pueda dar cuenta de que los adolescentes de
hoy son más violentos que los de antes, sino que se ha pro-
ducido un cambio en la subjetividad, con mayor sensibilidad
hacia el tema. Navarra (2019) apunta que la convivencia en
las aulas de secundaria se ha deteriorado en los últimos años
y que hay un aumento de conductas violentas y disruptivas.
La violencia intrafamiliar (los llamados «adolescentes mal-
tratadores») es un problema real y relativamente nuevo del
comportamiento en adolescentes, aunque minoritario (Cal-
vete, Gámez-Guadix y Orue, 2014).
f. La revolución sexual. Respecto a los cambios surgidos en la
vivencia de la sexualidad que tienen los adolescentes, Serra
(1997) señala como más relevantes:
• La sexualidad para varones y mujeres adolescentes forma
parte integrante e imprescindible del desarrollo afectivo, con
mayor peso que otros componentes como la intimidad y el
compromiso (Calatayud y Serra, 2002).
• La actitud hacia la sexualidad es más liberal y positiva, tanto
en chicos como en chicas. No aparece ligada a la culpabilidad
moral y/o religiosa.
• La actitud de sumisión y dependencia en las chicas y la ausen-
cia de respeto y buen trato en varones (todos ellos adolescen-
tes) en las relaciones afectivo-sexuales es un tema relevante
que preocupa a educadores y padres.
• El acceso a la actividad sexual coital es cada vez más tempra-
no. Las chicas se alejan cada vez más del papel sexual tradicio-
nal en la relación (pasividad, espera, resistencia, etcétera). Las
«etapas» de prácticas sexuales tradicionales no responden al
orden de otras épocas (besos, caricias, masturbación mutua,
coito, sexo oral, etcétera).
• Hay más información acerca de las prácticas anticonceptivas
y de las enfermedades de transmisión sexual, pero la práctica
de riesgo es muy frecuente, tanto en cuanto a embarazos como
respecto a la prevención de ETS.

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• En nuestro contexto histórico se han producido una serie de


cambios en relación con la concepción de la pubertad y la
adolescencia. Tanto en varones como en mujeres el inicio de
la pubertad se ha acelerado; el inicio de la adolescencia ocurre
más tempranamente que en otras épocas y existe una mayor va-
riabilidad intragrupo, tanto a nivel biosocial como psicosexual.

2. Los valores de la postmodernidad


como contexto de cambio

Rokeach (1968) fue el primer investigador que desplaza la cen-


tralidad del estudio de las actitudes hacia los valores, porque estos
son un concepto más dinámico con un componente motivacional y
componentes afectivos, cognitivos y conductuales, porque los valores
son determinantes de las actitudes y del comportamiento y porque
constituyen un concepto más económico, en tanto que su número es
menor que el de las actitudes, lo que permite una mejor descripción
de las diferencias entre personas, grupos o culturas.
Los valores compartidos por una cultura juegan roles claves
en el funcionamiento psicológico de los individuos. Estos valores,
en el seno de una cultura, son transmitidos y reforzados desde las
instituciones, que en cierto tipo de escenarios sancionan o refuerzan
determinadas conductas (Zubieta, 2009).
Elzo (1998) compara los valores postmodernos con relación a
los valores de la modernidad. Mientras en la modernidad son valo-
res compartidos, como lo holístico, lo absoluto, la unidad, el gran
relato, lo universal, lo objetivo, el esfuerzo, lo fuerte, el pasado y
el futuro, la razón, la ética, la certeza, la autorresponsabilidad, la
secularización (frente a la religión), el día, el trabajo, la utopía, la
construcción, la familia (frente a la comuna), el hombre, etcétera,
en la postmodernidad predomina lo fragmentario, lo relativo, la
diversidad, el pequeño relato, lo particular, lo subjetivo, el placer,
lo light, el presente, el sentimiento, la emoción, la estética, la duda,
la responsabilidad diferida, la espiritualidad (frente a la religión
institucional), la noche, la fiesta, la quimera, la deconstrucción, la
familia (frente a la pareja), la mujer, etcétera.

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Esto se aplica a los adolescentes actuales, teniendo en cuenta la


gran variabilidad entre ellos, mayor que entre padres e hijos. Elzo
(2006) presenta una serie de diez valores dominantes de los jóvenes
de la postmodernidad, que podrían sintetizarse en:

1. El individualismo con la búsqueda de autonomía como valor


fundante de lo bueno y lo malo, lo útil y lo inútil, lo que sirve
y lo que no, todo ello contrastado en el grupo de pares, de
amigos o de compañeros (entre los que destaca, muy frecuen-
temente, un líder, conformando así sus grupos de referencia).
2. La aceptación del pluralismo y una actitud tolerante ante el
diferente, con indiferencia hacia quien es distinto si no mo-
lesta, junto con el valor de que todo es opinable.
3. El presentismo, con la necesidad de vivir el presente y la di-
ficultad para proyectarse en el futuro.
4. Una actitud de antimilitarismo y pacifista, marcada por la
historia política vivida.
5. Gran inseguridad y presentismo, ante las dificultades que
perciben en el futuro, con la angustia que puede generar ser
miembro de una sociedad donde básicamente se compite.
6. La aceptación de la familia de origen como institución y como
espacio de «convivialidad» buscada y correspondida, con
proyección en el futuro en un ámbito familiar.
7. Una adolescencia abierta a toda suerte de sensaciones y emo-
ciones con ausencia de límites, relacionada con la ausencia
de normas.
8. La concepción utilitarista del trabajo, donde el trabajo es una
forma de ganar dinero para poder disfrutar, pero carece de
valor como forma de realización personal.
9. Una supervaloración de la emoción sobre la razón.
10. La disonancia entre los valores finalistas y los instrumenta-
les. Puede hablarse de déficit en los valores instrumentales
relacionados con el esfuerzo, la autorresponsabilidad, la
abnegación, con una preponderancia de los valores finalistas
como el pacifismo, la ecología, etcétera, y la dificultad de

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Emilia Serra Desfilis • Isabel Martínez • Cristina Serna

poder sostener estos valores finalistas debido a la discordancia


presente entre ambos.

Elzo (2011) presenta una reformulación de los valores domi-


nantes de los jóvenes de hoy en la sociedad española, considerando
los nuevos aspectos emergentes en esta segunda década del siglo xxi.
Como valores positivos destaca:

a. La capacidad de adaptación.
b. El rechazo al amiguismo y al «enchufismo».
c. La lealtad y la honradez.
d. La conciencia ecológica.
e. La valoración positiva de los Derechos Humanos.

Como valores negativos señala:

a. El presentismo y la dificultad para adoptar compromisos


duraderos.
b. El individualismo en detrimento de la solidaridad.
c. La excesiva dependencia de la familia de origen.
d. La sacralización del fin de semana.
e. La predominancia de la conciencia de sus derechos más que
de sus responsabilidades.

Este cambio generacional en los valores de los adolescentes poten-


cia el individualismo y promueve numerosos cambios en las relaciones
familiares, constatándose una menor relación con la familia extensa y
una menor comunicación entre el adolescente y el resto de miembros
de su familia (facilitada por el aumento del tiempo dedicado a ver la
televisión –hoy cada vez más a través del ordenador y con contenidos
online, «a la carta»–, el consumo de comida rápida (modos de comer
que pueden realizarse en soledad, preparándose cada uno su propia
comida en el momento en que le apetece).
En líneas generales, el gran cambio generacional que se ha pro-
ducido en los valores dominantes de la sociedad española manifiesta

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Adolescentes de la postmodernidad. Creciendo en la Era digital

en la población adolescente un mayor desarrollo de la tolerancia


hacia posturas y opiniones diferentes, que guardan relación con
cierta confusión ideológica en cuestiones de posicionamiento, ya
sea a la derecha o a la izquierda –cuestiones obsoletas para ellos–,
mostrando, además, un culto al placer (destacando el culto al cuerpo,
la preocupación por la apariencia física), así como un eclecticismo
religioso paralelo al político (con tolerancia y respeto hacia otras
religiones, disminución de la práctica religiosa católica y una pérdida
de carácter religioso de bodas, comuniones, confirmaciones, frente
al social).
Estos cambios, unidos al reconocimiento teórico de la igualdad
del esquema de género, propiciado por la incorporación de la mujer
en el ámbito laboral y la mayor participación masculina en las tareas
del hogar, promueven diferentes alternativas (vinculares, concepcio-
nes de modelos de familia, etcétera) que conviven actualmente con
modelos más tradicionales, enmarcados en un contexto donde el
futuro se presenta como inestable e incierto.

3. La Era digital y la transversalidad


de los cambios

3.1. Características de la Era digital.


¿Cómo es el contacto en la Era digital?

La Era digital se presenta a menudo como una era sin contacto,


en la que las personas, pendientes siempre de sus pantallas, no se
comunican entre ellas cuando están juntas y eligen la comunicación
digital para tener contacto. Sin embargo, hay algunas paradojas en
las nuevas formas de contacto que trae consigo la Era digital. Al-
gunas de estas paradojas tienen que ver con la ruptura de las reglas
de relación con los demás, en las que antiguamente éramos educa-
dos. En el libro Darwinismo digital, Goodwin (2018) ilustra cómo
algunos de los negocios más importantes del mundo surgidos en la
Era digital se basan justo en desafiar estas reglas de la educación
tradicional. Así, negocios como UBER o BlaBlaCar rompen con la

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Emilia Serra Desfilis • Isabel Martínez • Cristina Serna

antigua enseñanza que inculcaba a los niños a no subir nunca al


coche de un desconocido.
Compartir coche con personas desconocidas es justo la clave
de estos negocios. No entrar en la casa de desconocidos era otra
de las normas que aprendían todos los niños, pero en la Era digital
negocios como Airbnb están basados en alojarse en casa de perso-
nas desconocidas o en alojar a desconocidos en casa, únicamente
en base a las garantías que ofrecen las opiniones depositadas en
una página web. Por último, las nuevas formas de interacción, a
través de webs de contactos como Tinder, establecen como primera
premisa las conversaciones con desconocidos, justamente contraria
a la norma que antiguamente establecía que no era aconsejable
hablar con desconocidos. Por tanto, no se trata solo de que muchas
de las interacciones entre personas hayan dejado de ser cara a cara
y pasado a ser relaciones virtuales, sino que en muchas ocasiones
la interacción virtual se convierte en una interacción personal que
rompe con algunas de las reglas que guiaban la educación con el
propósito de ser cautelosos ante lo desconocido.

3.2. Las diferencias generacionales en la Era digital

Las características que definen a una generación son producto


del entorno social de una época y los hechos significativos que han
marcado cada momento histórico. Estas circunstancias compartidas
hacen que los miembros de una generación compartan unos valores
y una manera de enfocar la vida. Así, la generación de los boomers,
nacidos entre 1946 y 1964, se caracterizó por valorar el éxito profe-
sional y poseer valores de logro y ambición. También son personas
que por primera vez tienen desconfianza en la autoridad, mientras que
la lealtad la depositan en su propia carrera, buscando la realización
y reconocimiento social. Aunque, sobre todo para los que nacieron
al inicio de esta generación, una gran parte de su vida se ha desarro-
llado sin la existencia de Internet, no se han mantenido al margen de
las tecnologías de la Era digital. Las posibilidades de contacto con

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Adolescentes de la postmodernidad. Creciendo en la Era digital

familiares y amigos que ofrecen las nuevas tecnologías son uno de


los principales atractivos que la Era digital ofrece a esta generación.
La generación X, que abarca a las personas nacidas entre 1965-
1979, representa a personas que valoran el equilibrio entre vida y
trabajo. Esta generación tiende a mostrar disgusto por las reglas
mientras disfruta con el trabajo en equipo. Los valores que guían
sus vidas son la amistad, la búsqueda de la felicidad y del placer. Las
personas de esta generación en parte se resisten a utilizar tecnolo-
gías totalmente digitales, aunque hacen un uso de ellas mucho más
elevado que los boomers.
Los milenials son la generación de los nacidos entre los años
1980 y 1994. Son una generación con confianza en sí mismos, que
se caracterizan por la búsqueda del éxito económico. Han creído
y buscado el trabajo ideal y dan especial valor a la libertad y tener
una vida cómoda. Están familiarizados y utilizan de manera natural
los medios de comunicación y las tecnologías digitales.
La generación Z, nacidos entre 1995 y 2010, son personas que
han utilizado Internet desde muy jóvenes y se sienten cómodos con
la tecnología y los medios sociales. Tras esta generación se establece
como la siguiente la denominada generación T, o generación Touch
o Táctil, que habrían nacido después del 2010, en un entorno en el
que lo táctil ha sustituido a teclados y ratones, y, aunque no existan
todavía predicciones de cómo será esta generación, sí se le presupone
diferente a la generación Z.

3.3. Viejas y nuevas generaciones ante las redes sociales

Además de las diferencias en valores y en la medida y forma


en que han encajado los cambios que la Era digital ha traído con-
sigo, las generaciones se diferencian en el tipo de redes sociales que
utilizan y en el tiempo que les dedican. En primer lugar, hay que
tener en cuenta que, hasta la fecha, el tiempo de conexión a redes
sociales ha ido en aumento. Así, por ejemplo, se ha pasado de un
uso medio global de 1 hora y 41 minutos en el año 2014 a 2 horas
y 18 minutos en el año 2018. Pero, mientras que la generación Z

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Emilia Serra Desfilis • Isabel Martínez • Cristina Serna

y también los milenials superan esta media, la generación X y los


boomers se encuentran por debajo de la media. Si bien todas las
generaciones han aumentado en los últimos años el tiempo medio
de uso de las redes sociales, el mayor aumento se produce en las
generaciones más jóvenes.
En cuanto al uso de redes sociales específicas, Youtube es la red
social más utilizada, seguida de Facebook, Instagram, WhatsApp y
Twitter. Youtube e Instagram son mayoritariamente utilizadas por
la generación Z, que hacen también mucho uso del resto de redes,
aunque los milenials les superan en el uso de Facebook, Twitter y
WhatsApp. La generación X iguala a los milenials en el uso de Fa-
cebook. Los últimos años también han llevado consigo un cambio
en las razones de uso de las redes sociales. El hecho de estar en
contacto con los amigos o estar porque los amigos estén en ellas ha
descendido como argumento o razón de uso de las redes sociales.
Por el contrario, se usan más como redes de trabajo, para seguir
noticias de famosos o para buscar productos de compra. Finalmen-
te, el lugar del planeta donde vivimos es una variable para tener en
cuenta cuando analizamos el tiempo medio que se dedica a las redes
sociales, siendo Europa donde menos tiempo se pasa utilizando redes
sociales y Latinoamérica donde mayor es el uso.

4. Nativos, inmigrantes, residentes


y visitantes digitales

Las personas de la generación que nacieron en torno a 1980


y 1994, conocidos como millenials o generación del Milenio, han
sido catalogadas como nativos digitales, debido a su familiaridad
con las TIC (Prensky, 2001). Esta generación ha nacido y crecido
rodeada de tecnología. A los nativos digitales se les han atribuido
una serie de características que los diferencian de las generaciones
anteriores, como el hecho de preferir el formato gráfico al texto, o
asimilar mejor la información en forma de imágenes y de vídeos.
La imagen del nativo digital es la de una persona que necesita estar
comunicada constantemente y que considera esencial el hecho de
estar conectada a la red. Además, también prefieren la información en

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Adolescentes de la postmodernidad. Creciendo en la Era digital

formato digital en lugar de impresa, del mismo modo que prefieren


teclear a escribir en papel de manera convencional. Valoran y pre-
fieren los juegos como forma de aprendizaje, frente a otros métodos
que requieren más esfuerzo y le dan más importancia al «hacer»
que al «saber». Invierten más tiempo en Internet, compartiendo y
distribuyendo información, que en ver la televisión convencional.
Frente a los nativos digitales estarían los inmigrantes digitales,
que serían todas aquellas personas que no nacieron rodeadas de las
nuevas tecnologías. Los inmigrantes digitales nacieron en una Era
analógica, sin pantallas, teclados ni ratones. Hasta hace poco se ha
considerado que los inmigrantes digitales tendrían que realizar el
esfuerzo de conocer y adaptarse a unos lenguajes con los que no
han nacido ni crecido. Sin embargo, hasta la fecha no existen evi-
dencias de que las características asignadas a los nativos digitales,
por el mero hecho de pertenecer a la generación del Milenio, como
la mayor capacidad multitarea, la creatividad o la preferencia por
el material audiovisual frente al material escrito, sean características
exclusivas de esta generación.
Por el contrario, se ha comprobado que cualquier persona es
capaz de manejar las nuevas tecnologías, independientemente de la
generación a la que pertenezca. Aunque es cierto que habitualmente
los jóvenes son capaces de manejar más rápido las nuevas tecnolo-
gías, también es cierto que los adultos suelen realizar un uso más
preciso. Por ejemplo, se ha observado que los estudiantes tienden a
hacer un uso superficial de las TIC y que existe una gran heteroge-
neidad en el conocimiento y nivel de dominio que las generaciones
más jóvenes tienen de las nuevas tecnologías. Si bien es cierto que
hay jóvenes muy hábiles en el manejo de las nuevas tecnologías,
también existe un alto porcentaje de jóvenes que no alcanzan el nivel
de competencias que se presuponía a los nativos digitales.
Actualmente se considera que la generación de nacimiento es
un factor más en el manejo de las nuevas tecnologías, pero no el
único factor que condiciona el dominio de las TIC. Frente a la idea
de nativos e inmigrantes digitales, surge la diferenciación entre los
residentes y los visitantes, basada en la forma en que se utilizan las

79
Emilia Serra Desfilis • Isabel Martínez • Cristina Serna

nuevas tecnologías (White y Cornu, 2011). Al contrario que la cla-


sificación entre nativos e inmigrantes, que establece dos categorías
estancas, esta nueva clasificación contempla la movilidad de una
categoría a otra y permite que los visitantes pasen a ser residentes y
también a la inversa, según el uso que realicen de la red.
Los residentes se definen como aquellos usuarios de la red
que viven un elevado porcentaje de su vida en línea, utilizando la
web para todos los aspectos de su vida (asuntos personales, ocio,
aprendizaje). Los residentes son personas activas que interactúan y
comparten en las redes sociales, en páginas web y blogs. Pero, sobre
todo, se caracterizan por considerar que la red es una proyección
de su propia identidad y un facilitador para sus relaciones sociales.
De este modo, no utilizan la red para tareas concretas, sino que la
llegan a entender como medio de vida.
Los visitantes, por su parte, utilizan la red de una manera pun-
tual, haciendo un uso funcional de todo aquello que ofrece Internet,
que es una herramienta para ellos. Son personas que usan Internet
para buscar la información que necesitan, para realizar compras,
para vender productos, etcétera. El uso de Internet les permite ganar
tiempo en la realización de gestiones y desplazamientos. Su uso es
puntual y ordenado y responde a necesidades específicas, sin que
exista la necesidad de estar continuamente conectados. Para los
visitantes la red no es su vida, sino un instrumento paralelo a su
vida. Son escépticos ante la información que ofrece Internet y no son
propensos a mostrar su identidad, del mismo modo que no sienten
la necesidad de expresar ni compartir sus ideas en la red.

5. Adolescencia y amenazas de la Era digital.


Los nuevos desafíos para la familia

La Era digital ha revolucionado nuestras vidas drásticamente,


llegándose a hablar de una nueva cultura: la cultura digital. Esta ha
transformado nuestros hábitos de relación social y comunicación,
ha cambiado la forma de gestionar la información, ha creado nue-
vas vías educativas y laborales y nuevas formas de ocio. Estamos,

80
Adolescentes de la postmodernidad. Creciendo en la Era digital

por tanto, ante un nuevo modo de vida surgido del espacio binario
donde lo informático, electrónico y tecnológico presiden el día a día.
La revolución digital ha traído múltiples ventajas, como mejorar
la calidad de vida, simplificando la vida diaria y resolviendo proble-
mas; aumentar la productividad laboral, la investigación científica
y la expansión económica; facilitar la globalización; combatir el
aislamiento y la soledad, mejorando la comunicación y conectando
a las personas; mejorar la autoestima y la sensación de autoeficacia
al desarrollar nuevas habilidades y disponer de apoyo social; forta-
lecer la independencia y autonomía; estimular la actividad mental y
cognitiva; ofrecer fórmulas educativas positivas y eficaces; o hacer
accesible la información y el conocimiento, mejorando la igualdad
de oportunidades y el autoaprendizaje.
Sin embargo, en el reverso del fenómeno digital también encon-
tramos ciertos problemas y desventajas, entre otras la extinción de
puestos de trabajo tradicionales y creación de brecha generacional en
el mundo laboral; la exclusión de las personas que no tienen acceso
a las TIC; el abuso de recursos naturales y explotación laboral para
obtener el material de fabricación; la reducción de la interacción
social real, aumentando el aislamiento y la falta de empatía; la sus-
titución de la vivencia auténtica por la virtual; la sobrevaloración
del refuerzo inmediato; el fomento del ocio sedentario; la reducción
de memoria y procesamiento mental; o el surgimiento de nuevas
patologías psicosociales.
Hoy en día el acceso a Internet es algo asequible, sencillo y ex-
tendido globalmente, que supera al hecho de poseer un ordenador
en la vivienda, ya que el uso del teléfono móvil u otros dispositivos
ha permitido que no sea necesario disponer de ordenador para estar
conectado a la Red. Pero la información, el entretenimiento y la
posibilidad de comunicarse no son lo único que nos ofrece Internet,
sino que también comporta varios riesgos y su fácil disponibilidad
hace que casi cualquiera pueda estar expuesto a ellos, en especial
los adolescentes. Estos, además de estar entre los principales usua-
rios de la Red y hacer un uso generalizado e intenso de Internet,
son el grupo más vulnerable. El adolescente, que transita hacia la

81
Emilia Serra Desfilis • Isabel Martínez • Cristina Serna

adultez explorando su identidad, encuentra en Internet excelentes


oportunidades donde experimentar con su mundo emocional, acti-
tudinal, social y sexual en el camino hacia el autoconocimiento. Este
proceso de construcción personal, unido a la inmadurez cerebral de
los adolescentes para manejar la autorregulación en la exposición a
los riesgos (Oliva, 2007), los conduce fácilmente a situaciones que
comprometen su seguridad y un desarrollo saludable y adaptativo.

5.1. Los peligros de la Era digital para los adolescentes

Entre los múltiples riesgos de la Red, algunos destacan como más


frecuentes entre los menores y adolescentes (Livingstone y Haddon,
2008; Bergmark, Bergmark y Findahl, 2011; Lee y Stapinski, 2012;
Navarro, Serna, Martínez y Ruiz-Oliva, 2013). Por un lado, la expo-
sición a contenidos inapropiados, como contenidos pornográficos,
violentos, racistas, de incitación al odio, al terrorismo, al consumo
de drogas y alcohol, al juego online patológico, a los trastornos
alimentarios, a la autolesión o al suicidio (como ha ocurrido con
la moda de algunos challenges o retos). También se contempla la
comisión de ciberdelitos, generalmente bajo el desconocimiento de
la ilegalidad de ciertas conductas (descargas delictivas).
Otro riesgo habitual son los problemas de privacidad y el
contacto con desconocidos, ambos derivados de la publicación de
datos personales no protegidos al alcance de cualquiera. La falta de
privacidad que a menudo se da en el ciberespacio puede convertir a
los menores en el blanco de conductas malintencionadas de terceras
personas, como el robo, la extorsión o la suplantación de identidad
con fines dañinos. Además, con frecuencia se dan contactos con
desconocidos que esconden motivaciones perversas, preocupando
especialmente la práctica pederasta denominada grooming, donde
un adulto persuade a un menor con el fin de obtener alguna infor-
mación o intercambio de índole sexual.
En el terreno del riesgo de contenido sexual también se encuen-
tran el sexting y la extorsión sexual. El sexting consiste en inter-
cambiar mensajes, imágenes o vídeos sexuales que, incluso siendo

82
Adolescentes de la postmodernidad. Creciendo en la Era digital

consentidos, pueden poner en riesgo la integridad física y mental si


son mal utilizados, como ocurre con la extorsión sexual o sextorsión,
un tipo de ciberacoso cada vez más común por el que la persona es
chantajeada a través de la amenaza de compartir dichos contenidos.
Otro problema muy subrayado es el uso abusivo o problemá-
tico de Internet. Se dan altas tasas de ciberadicción entre menores,
sobre todo adolescentes. Se habla de dependencia cuando el menor
hace un uso excesivo de Internet, perdiendo la noción del tiempo y
el autocontrol; malestar intenso cuando no puede conectarse (abs-
tinencia); necesidad progresiva de pasar más tiempo en la Red para
sentirse satisfecho (tolerancia); y deterioro en áreas importantes del
funcionamiento (personal, social, académico, familiar). También se
ha relacionado el uso problemático de Internet con otras psicopa-
tologías como depresión, ansiedad o alteraciones del sueño.
Por último, un peligro significativo de Internet es el denominado
ciberbullying o ciberacoso, definido como cualquier comportamiento
a través de medios digitales que se produce de manera recurrente e
implica una comunicación hostil o agresiva que hostiga, amenaza o
acosa a otros con el fin de causarles daño. Es una forma de trasladar
el bullying o acoso entre iguales al mundo de las TIC, donde puede
llegar a alcanzar mayor intensidad por la desindividualización que fa-
vorece actuar bajo el anonimato de la Red. Los efectos del ciberacoso
en las víctimas pueden ser demoledores, habiéndose correlacionado
con altos niveles de sufrimiento y angustia, bajo autoconcepto, an-
siedad social, depresión y, en algunos casos, incluso con el suicidio.
Los peligros observados están relacionados con la rapidez con
que se ha implantado la cultura digital, ya que los cambios han
sido vertiginosos y han planteado grandes desafíos adaptivos. Pero
todos los procesos de adaptación requieren sosiego y digestión, por
lo que todavía necesitamos tiempo de ajuste y conocimientos para
la intervención sobre los efectos perversos de la Era digital.
La investigación es uno de los frentes de trabajo más impor-
tante, pues conocer la idiosincrasia del fenómeno es esencial para
desarrollar estrategias de afrontamiento adecuadas. En este senti-
do, la evidencia apunta algunos factores de riesgo y de protección

83
Emilia Serra Desfilis • Isabel Martínez • Cristina Serna

relevantes en la vulnerabilidad ante los peligros de Internet (Kuss y


López-Fernández, 2016). Como factores de riesgo, se contemplan
variables individuales o personales y variables contextuales. Entre
las primeras, rasgos de personalidad (inestabilidad emocional, im-
pulsividad, hostilidad, introversión); manejo del estrés y regulación
emocional inadecuados; características cognitivas y emocionales
(irritabilidad, disforia, pensamientos negativos, intolerancia a la
frustración, búsqueda de emociones intensas, culpa, estados diso-
ciativos, baja autoestima, rechazo de la imagen corporal, soledad,
baja satisfacción vital); escasas habilidades sociales y comunicativas;
características psicopatológicas (ansiedad, ansiedad social, depresión,
fobia social, trastorno por déficit de atención e hiperactividad, tras-
torno obsesivo compulsivo y trastorno de espectro autista).
Entre las variables contextuales hay factores familiares, escolares
y del grupo de iguales. Como factores de riesgo familiar destacan la
conflictividad; la rigidez autoritaria; la desestructuración; la ausencia
de límites y de supervisión; la escasa comunicación parental sobre el
uso de Internet; el aprendizaje social a través de modelos inadecua-
dos; los vínculos afectivos negativos; el bajo apoyo parental. Entre
los factores de riesgo escolar se habla del bajo rendimiento académico
y, en general, de problemas adaptativos con la escuela o desajuste
escolar. En cuanto al grupo de iguales, los factores de riesgo apuntan
hacia las relaciones disfuncionales con los compañeros, escasez de
amigos offline, aislamiento social.
Como factores de protección también encontramos variables
personales y contextuales. Entre los factores protectores personales,
una elevada autoestima, buen autocontrol, adecuado manejo del
estrés y recursos de afrontamiento positivos, alta satisfacción con la
vida, altas habilidades sociales y de comunicación. Entre los factores
protectores familiares, la comunicación y diálogo, la supervisión y el
establecimiento de normas y límites, los vínculos afectivos positivos,
el apoyo parental. Entre los factores de protección asociados a la
escuela destacan un elevado compromiso escolar, el apoyo del per-
sonal docente, la adecuada orientación académica, un clima escolar

84
Adolescentes de la postmodernidad. Creciendo en la Era digital

positivo. Y, por parte de los pares, el mejor factor protector son las
relaciones funcionales, ajustadas y saludables con los compañeros.
En el camino de la prevención, por tanto, es esencial tomar
en cuenta los factores de riesgo y de protección, potenciando es-
tos últimos para minimizar los peligros de la implicación de los
adolescentes en conductas problemáticas dentro de Internet. Las
actuaciones deben incorporar a los principales actores implicados:
familia, escuela y adolescentes. Entre todos, la familia juega un rol
fundamental, por lo que es trascendental favorecer el desarrollo de
habilidades educativas entre padres y madres. Resumiendo, el papel
de la familia en este terreno debería concentrarse en desarrollar esti-
los educativos parentales basados en el diálogo, el razonamiento y el
afecto, pero sin olvidar la importancia de establecer límites y normas
precisos. Es crucial también la orientación y la comunicación sobre
el uso adecuado de Internet, así como la supervisión en dicho uso.
Por último, un hogar con un clima afectivo positivo y un elevado
apoyo parental será un hogar protegido de muchos peligros de la Era
digital que, a su vez, podrá optimizar las oportunidades que ofrece
esta era para el desarrollo personal de los hijos.

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Documental que investiga la industria de las páginas webs de citas y su
impacto en la población soltera, examinando cómo estos cupidos
online han cambiado la forma en la que la gente liga o hace amigos.
También explora cómo el acto de aceptar o rechazar mediante un
simple deslizamiento (swipe) del dedo tras ver fotos de las otras
personas afecta a la habilidad u objetivo final de encontrar relaciones
largas y duraderas. (FILMAFFINITY)
Peligros en redes sociales para niños y niñas adolescentes: Groomind
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88
NUEVAS MIRADAS
EN PSICOLOGÍA DEL CICLO VITAL

eduardo sandoval-obando
emilia serra desfilis
oscar f. garcía
[editores]
Nuevas miradas en psicología del ciclo vital
Eduardo Sandoval-Obando
Emilia Serra Desfilis
Óscar F. García
[editores]

Nuevas miradas
en psicología
del ciclo vital
128.5 Sandoval-Obando, Eduardo
S Nuevas miradas en psicología del ciclo vital /
Eduardo Sandoval-Obando, Emilia Serra Desfilis,
Óscar F. García, editores. – – Santiago : RIL edito-
res • Universidad Autónoma de Chile, 2020.

336 p. ; 23 cm.
ISBN: 978-956-01-0818-0

  1 ciclos de vida humana. 2 psicología

Nuevas miradas
en psicología del ciclo vital
Primera edición: septiembre de 2020

© Eduardo Sandoval-Obando, Emilia Serra Defilis, Óscar F. García, 2020


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© Universidad Autónoma de Chile, 2020


ciencias.uautonoma.cl | ciencias@uautonoma.cl
ISBN Universidad Autónoma de Chile 978-956-8454-95-1

Composición, diseño de portada e impresión: RIL® editores

Impreso en Chile • Printed in Chile

ISBN 978-956-01-0818-0

Derechos reservados.
Índice

Presentación................................................................................ 9

Capítulo 1
De la inocencia y el asombro a la escolarización.
El desarrollo infantil como guía de la educación
Carlos Calvo Muñoz..................................................................... 19

Capítulo 2
Infancias: natalidades, territorios y trayectorias
Silvia López de Maturana Luna.................................................... 45

Capítulo 3
Adolescentes de la postmodernidad. Creciendo
en la Era digital
Emilia Serra Desfilis, Isabel Martínez y Cristina Serna................. 63

Capítulo 4
Educación para la felicidad: creación de valor
en el contexto de la Psicología del ciclo vital
Alejandro Iborra Cuéllar y Ana Belén García-Varela................... 89

Capítulo 5
Convertirse en adulto hoy: la «transición
interminable»
Francisca Torres, Juan José Zacarés y Oscar F. García................ 121

Capítulo 6
Relaciones de amor más allá de la pasión:
variables individuales y de pareja
Miguel García Mendiola y Emilia Serra Desfilis......................... 153
Capítulo 7
Generatividad y desarrollo adulto
Eduardo Sandoval-Obando y Juan José Zacarés........................ 189

Capítulo 8
Envejecimiento óptimo: ¿qué es lo «normativo»
en la vejez hoy?
Emilia Serra Desfilis.................................................................... 219

Capítulo 9
Apuntes para comprender las experiencias
y prácticas de movilidad de personas mayores
en la ciudad contemporánea
Hernán Riquelme Brevis, Alejandra Lazo Corvalán
y Diego Solsona Cisternas.......................................................... 247

Capítulo 10
Caracterizando la identidad narrativa
en educadores rurales chilenos: una propuesta
de investigación
Eduardo Sandoval-Obando........................................................ 273

Capítulo 11
Espiritualidad en la vejez: perdón, gratitud
y sentido de la vida
María Salvadora Ramirez Jimenez y Emilia Serra Desfilis.......... 299

Sobre los/as autores/as.......................................................... 329


Sobre los/as autores/as

Eduardo Sandoval-Obando (Chile)

Psicólogo, magíster en Educación y doctor en Ciencias Humanas.


Es responsable del FONDECYT de Iniciación Nº 11190028 «La
Profesionalidad Docente Rural: Implicaciones Socioeducativas desde
la Perspectiva Narrativa Generativa». Paralelamente, desarrolla in-
vestigación postdoctoral sobre Desarrollo Evolutivo e Historias de
Vida, en el departamento de Psicología Evolutiva y de la Educación,
Universidad de Valencia (España). Actualmente, se desempeña como
investigador en la Universidad Autónoma de Chile. Sus publicacio-
nes y áreas de interés incluyen el aprendizaje, la generatividad, el
envejecimiento y las historias de vida. Para más información, visite
https://eduardosandoval.cl

Emilia Serra Desfilis (España)

Doctora en Psicología. Universidad Complutense de Madrid,


España. Catedrática de Psicología del Desarrollo y de la Educación
de la Universidad de Valencia, España. Pionera en la perspectiva
del ciclo vital (Life-Span) en los estudios del Desarrollo Humano.
Directora de doctorado y máster en Psicogerontología, Universidad

329
Eduardo Sandoval • Emilia Serra • Óscar García

de Valencia, España. Autora de una quincena de libros y numerosos


artículos científicos que abordan el desarrollo a lo largo del ciclo
vital, adolescencia, socialización parental adultez, identidad o pro-
cesos de envejecimiento.

Óscar F. García (España)

Doctor en Psicología por la Universidad de Valencia, España.


Su agenda de investigación incluye el desarrollo a lo largo del ciclo
vital, la socialización parental, la autoestima, la motivación aca-
démica, la adolescencia y la adultez. Durante los últimos años, ha
contribuido sistemáticamente en la validez transcultural del modelo
de socialización parental de cuatro tipologías.

Carlos Calvo Muñoz (Chile)

Profesor y licenciado en Filosofía, Universidad Católica de


Valparaíso, Chile. Máster of Arts en Educación, máster of Arts en
Antropología y Ph.D. en Educación, Universidad de Stanford (USA).
Académico postdoctoral (Universidad de Stanford, USA, y Katho-
lieke Universiteit Leuven, Bélgica). Académico (r) Universidad de
La Serena y actualmente colabora como docente en la Universidad
Abierta de Recoleta (Chile).

Silvia López de Maturana Luna (Chile)

Educadora de Párvulos y Diferencial, Universidad de La Serena,


Chile. Magíster en Educación y en Psicología Comunitaria, Uni-
versidad de Chile. Diplomada en Estudios Avanzados y Suficiencia
Investigadora (DEA), doctora en Pedagogía y estudios postdocto-
rales en la Universidad de Valencia, España. Profesora asociada (r)
Universidad de La Serena y docente de postgrado en la Universidad
Central y Universidad Santo Tomás (Chile).

330
Nuevas miradas en psicología del ciclo vital

Isabel Martínez (España)

Profesora contratada doctora en la Universidad de Castilla-La


Mancha, donde dirige el grupo de investigación PSYE (Psicología
Social y Evolutiva). Ha llevado a cabo investigación sobre socializa-
ción familiar en diferentes culturas y países, como España, Portugal,
Brasil y Estados Unidos, examinando la validez transcultural del
modelo de cuatro tipologías de socialización familiar.

Cristina Serna (España)

Doctora en Psicología por la Universidad de Castilla-La Mancha


y profesora en la Facultad de Trabajo Social de Cuenca. Compagina
su labor docente con la investigación en distintas áreas de intersec-
ción entre la Psicología y el Trabajo Social. Miembro del grupo de
investigación PSYE (Psicología Social y Evolutiva) de la UCLM.

Alejandro Iborra Cuéllar (España)

Profesor en la Universidad de Alcalá, departamento Ciencias de


la Educación, área Psicología Evolutiva y de la Educación. Director
del Instituto de Educación y Desarrollo Daiseku Ikeda (IEDDAI).
Publica sobre desarrollo de la identidad personal en el contexto de las
transiciones y las trayectorias evolutivas, y aplicaciones de la meto-
dología del aprendizaje colaborativo-experiencial-transformacional.

Ana Belén García-Varela (España)

Profesora titular de la Universidad de Alcalá en el área de Psi-


cología Evolutiva y de la Educación. Actualmente es subdirectora
del Instituto de Investigación en Educación y Desarrollo Daisaku
Ikeda. También forma parte del grupo de investigación Investiga,
Construye, Crea. Su trayectoria investigadora se centra en el estudio
de prácticas educativas innovadoras y la creación de valor.

331
Eduardo Sandoval • Emilia Serra • Óscar García

Francisca Torres (España)

Profesora de la Universidad CEU Cardenal Herrera, España.


Doctora en Psicología por la Universidad de Valencia, España. Im-
parte docencia en las áreas de Psicología, Atención a la Diversidad
y Didáctica y Organización. Investiga sobre temas de psicología
del desarrollo (adultez emergente), psicología positiva, didáctica y
gestión positiva del aula o educación emocional.

Juan José Zacarés (España)

Profesor titular del departamento de Psicología evolutiva y de


la Educación de la Universidad de Valencia y codirector del máster
oficial en Psicogerontología de la Universidad de Valencia. Su agenda
de investigación abarca el estudio del desarrollo psicosocial en la
adolescencia y adultez emergente, la identidad en la transición a la
adultez o las tareas de generatividad e integridad.

Miguel García Mendiola (España)

Doctor en Psicología por la Universidad de Valencia (doctorado


en Psicogerontología: Perspectiva del Ciclo Vital) y máster de Psi-
cogerontología por la misma universidad. Antes estuvo trabajando
durante 25 años en tráfico y seguridad vial. Actualmente ejerce tanto
la docencia como la psicología clínica, fundamentalmente en su línea
de trabajo: las relaciones de pareja a lo largo de la vida.

Hernán Riquelme Brevis (Chile)

Sociólogo. Máster en Dinámicas de Cambio en las Sociedades


Modernas Avanzadas. Doctor en Ciencias Sociales. Investigador
responsable FONDECYT postdoctorado Nº 3200682 «Visitors on
the move: Etnografía de las prácticas y experiencias de movilidad
en las zonas Lacustre, Andina, Continental e Insular-Costera de la

332
Nuevas miradas en psicología del ciclo vital

Región de Los Lagos, Chile». Sus líneas de investigación son mo-


vilidad cotidiana, patrimonio ferroviario y exclusión socioespacial.

Alejandra Lazo Corvalán (Chile)

Antropóloga social. Magíster en Antropología e Historia. Docto-


ra en Geografía y Planificación Territorial. Investigadora responsable
FONDECYT Nº 1171682. Investigadora Responsable FONDEF
«Gestión Integrada de la movilidad archipelágica» ID18I10284. Sus
líneas de investigación son antropología urbana y rural, movilidades
y reconfiguraciones territoriales, vida cotidiana y modos de habitar.

Diego Solsona Cisterna (Chile)

Sociólogo. Magíster en Investigación Social y Desarrollo. Estu-


diante del programa de doctorado en Ciencias Sociales en Estudios
Territoriales (ULA). Sus líneas de investigación son metodologías de
investigación e imaginarios sociales.

María Salvadora Ramírez (Costa Rica)

Máster en Investigación en Psicología Aplicada a las Ciencias de


la Salud, especialidad en Psicología Clínica (Universitat Autònoma
de Barcelona) y doctoranda adscrita al Programa de doctorado en
Psicogerontología: Perspectiva del Ciclo Vital (Universidad de Va-
lencia). Sus líneas de investigación son la psicología de la religión,
la espiritualidad en salud y factores de bienestar personal desde la
psicología positiva.

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Este libro se terminó de imprimir
en Santiago de Chile,
septiembre de 2020

Teléfono: 22 22 38 100 / ril@rileditores.com


Se utilizó tecnología de última generación que reduce
el impacto medioambiental, pues ocupa estrictamente
el papel necesario para su producción, y se aplicaron
altos estándares para la gestión y reciclaje de desechos
en toda la cadena de producción.
E
ste libro emerge a partir de la estrecha colaboración exis-
tente entre investigadores/as de Chile y España, reunidos
bajo un proyecto en común: la psicología del ciclo vital.
A partir de lo anterior, y desde diversas perspectivas, mo-
delos teóricos y campos disciplinares abordan diferentes temas re-
lacionados con las etapas evolutivas, procesos de cambio y trans-
formaciones que ocurren a lo largo del ciclo vital, fundamentado
en investigaciones previas o en curso, con un estilo claro y a la vez
riguroso que permite avanzar en la exploración y comprensión de
las diferentes dimensiones del curso de la vida. Su versatilidad y
claridad en el abordaje de las temáticas, posibilita la emergencia
de nuevas miradas en torno al desarrollo humano y la psicología
del ciclo vital, haciendo énfasis en la infancia, la adolescencia, la
adultez y el proceso de envejecimiento.
Se trata de un libro original y actualizado al mundo de hoy, en
el que se implica activamente a todo profesional de las ciencias
sociales, pero particularmente a los/as psicólogos/as del siglo XXI
en el análisis de cuestiones clásicas y actuales, quizás impensables
como contenido de un libro de Psicología del desarrollo, pero con
un enfoque distinto, reflexivo y sugerente que invita a maravillarse
con las complejidades y procesos que ocurren a lo largo del ciclo
vital.

ISBN 978-956-01-0818-0

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