El Sistema Penitenciario

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el sistema penitenciario "es la organización creada por el Estado para la ejecución de las

sanciones penales (penas y medidas de seguridad) que importen privación o restricción de la


libertad individual como condición sine qua non para su efectividad". "sistema es el conjunto
de reglas y principios y servicios más o menos efectivos cuyo objeto es indicar como debe ser
llevado a cabo el fin asignado a la función penal".

Según tales criterios existen variedad de sistemas conforme a las características que cada
Estado imprima a su organización penitenciaria. Sin embargo no sólo basta la existencia de una
organización coherente, todo un aparato administrativo penitenciario, sino que para ello es
importante contar con el personal idóneo para ponerlo en marcha. El sistema penitenciario
nacional, encargado de llevar a cabo la ejecución de las penas, debe delinear acciones a corto,
mediano o largo plazos, y para ello es necesario previamente un DIAGNOSTICO PENITENCIARIO
completo en sus diversos aspectos, ya que en base al conocimiento actual de la situación en
que se halla la realidad penitenciaria, recién se deben delinear los objetivos y metas, así como
las medidas adecuadas para hacer efectiva una política penitenciaria que modifique las
estructuras y condiciones negativas de dicha realidad. En caso contrario, el desconocimiento
de los problemas existentes, constituirá una deficiencia que impida elaborar un Plan realista
así como el cumplimiento de un Plan Penitenciario nacional que haya obviado el diagnóstico.

Sistema, Régimen y Tratamiento Penitenciarios Así como a veces existe dificultad de


delimitación entre las diversas disciplinas penales, asimismo dentro del ámbito penitenciario
se emplean una serie de términos como sistema, régimen y tratamiento muchas veces con un
contenido ambiguo y que lleva a equívocos conceptuales, en tal sentido se pronunció también
Manuel López Rey (1975) cuando anotaba que eran tres cosas distintas que con frecuencia se
confunden, pero nosotros apreciamos que este problema se da sobre todo entre los términos
sistema y régimen penitenciario, que tiene su origen en el siglo XIX, siendo más común que
dichas nociones sean intercambiables como si fueran términos sinónimos, cuando realmente
se pueden delimitar claras distinciones entre ellos, ya que tienen diferentes contenidos. Al
respecto, algunos penalistas y penólogos (Cuello, 1958, pp.309 a 325) usaban el término de
"régimen" como sinónimo de "sistema", que aún emplean estudiosos actuales. Algunos otros
sólo emplean el término sistema (Garrido, 1983; Renart, 2003), cuando en realidad la
denominación más adecuada a la institución a la que hacen referencia es la de régimen
penitenciario. La distinción conceptual de estos vocablos ha sido planteada por García
Basalo(1955) y Elías Neuman(1962), aunque también Manuel López Rey (1975) señaló
diferencias, con un matiz particular. Dentro de estas ideas, como ya lo señalamos, el SISTEMA
penitenciario viene a ser la organización general que en materia penitenciaria se adopta en un
país determinado, para la ejecución de las penas, organización general que sigue diversos
criterios y dentro del cual quepan dos o más regímenes penitenciarios, porque es difícil que en
una realidad nacional sea suficiente un solo régimen de ejecución penal para la multiplicidad
de personalidades que caracterizan a los internos del país, lo que hace imprescindible que se
adopten varios regímenes de ejecución penal en función a dicha diversidad.

El RÉGIMEN penitenciario viene a ser el conjunto de condiciones y medidas que se ejercen


sobre un grupo de internos que presentan características similares. Asimismo, cada régimen
cuenta también con una reglamentación o norma particular que lo diferencia de los otros. Por
ello, el régimen de ejecución penal, que a veces erróneamente se denomina sistema
penitenciario, viene a ser la especie dentro del género que es el sistema. Para Manuel López
Rey (1975), régimen es el tipo de vida resultante de la aplicación del sistema y que cabe hablar
de régimen general y de regímenes especiales asignados a grupos de condenados según la
sentencia, condiciones personales, etc. Por su parte, Berdugo, Zúñiga y otros (2001, p.185),
dicen que el régimen penitenciario, “se constituye como un medio para conseguir un fin, pero
este medio tiene diversos objetivos, especialmente diferentes en relación con la situación
procesal de los reclusos, según que éstos se hallen en la situación de preventivos o se trate de
personas condenadas”.

El TRATAMIENTO penitenciario viene a ser la acción o influencia dirigida a modificar la


conducta delictiva del condenado, en función de sus peculiares características personales. Las
influencias o medidas que se adopten, pueden ser de las más variadas dentro de cada régimen
penitenciario, sin embargo no podemos dejar de señalar que según Manuel López Rey,
tratamiento supone un concepto más amplio de acuerdo al criterio que él le asigna, y que es
diferente al que empleamos en este trabajo. El tratamiento puede ser desarrollado tanto en
un régimen libre, en semilibertad o en un régimen cerrado, entre otras condiciones.

Bases legales del sistema penitenciario peruano Nuestro sistema penitenciario se sustenta en
una base legal moderna, cuyo desarrollo autónomo se inició con la primera ley penitenciaria
nacional, el Decreto Ley 17581 del 15 de abril de 1969, modificado en parte por el Decreto Ley
No. 23164 del 16 de julio de 1980 que incluyó la redención de penas por el estudio; asimismo
fue importante la Constitución Política de 1979 que rigió desde 1980, y que recogió
normativamente al Código de Ejecución Penal aún no existente en dicho año; asimismo el
Reglamento Penitenciario aprobado por Decreto Supremo No. 023-82-JUS, aunque
prácticamente no tuvo mayor vigencia o aplicación real, y también el Código de Ejecución
Penal de 1985, normas hoy derogadas. El actual Código de Ejecución Penal, promulgado por
Decreto Legislativo No. 654 del 31 de julio de 1991, y que consta de 153 artículos, establece los
lineamientos generales del vigente sistema penitenciario nacional, teniendo como objetivo
cardinal la resocialización del interno. Asimismo es importante el Reglamento de dicho Código
de Ejecución Penal, aprobado por el Decreto Supremo No. 015-2003-JUS, y constituye otra de
las bases legales de nuestro sistema penitenciario. De igual modo, el actual Reglamento de
Organización y Funciones del INPE, que fue aprobado por el Decreto Supremo No. 009-2007-
JUS. Igualmente, la Constitución política de 1993 es la fuente legal de mayor rango, y sigue la
tendencia acogida por la Carta política de 1979, estipulando en el artículo 139, inciso 22: "El
principio de que el régimen penitenciario tiene por objeto la reeducación, rehabilitación y
reincorporación del penado a la sociedad", en otros términos, el logro de la resocialización del
condenado. No obstante este importante desarrollo normativo, anotamos que todavía el
divorcio entre lo que señala la ley y su plasmación concreta es muy notoria y abismal, por ello
decimos que hasta el momento tenemos un moderno sistema penitenciario formal, pero no
real o fáctico

El Instituto Nacional Penitenciario (INPE) El sistema penitenciario peruano actualmente se


halla bajo la dirección del Instituto Nacional Penitenciario desde el año de 1985. a.
Antecedentes La entidad encargada de dirigir el sistema penitenciario peruano, hasta antes de
la dación del Código de Ejecución Penal de 1985 fue la "Dirección General de Establecimientos
Penales y Readaptación Social", que constituía una dirección importante del Ministerio de
Justicia de esos años. Como se puede recordar la existencia de una entidad a nivel nacional,
encargada de los centros carcelarios del país es obra del siglo XX. Al respecto podemos
rememorar que a inicios del siglo XIX, aún subsistió la práctica de encargar en manos privadas
el control de las prisiones, que luego pasaron a jurisdicción de los municipios, posteriormente
a las autoridades políticas, y más tarde por disposición del artículo 136 del Código Penal de
1924 bajo la supervisión de la Inspección General de Prisiones, dirigida por un funcionario
denominado Inspector General de Prisiones, entidad que recién se hizo efectiva en 1927. Años
después, en 1929, dicha Inspección se transformó en Dirección General de Establecimientos
Penales, habiendo sufrido cambios posteriores en su denominación y estructura.

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