Tomasini. EL ARTE DE LOS PUEBLOS DE LA MESOPOTAMIA
Tomasini. EL ARTE DE LOS PUEBLOS DE LA MESOPOTAMIA
Tomasini. EL ARTE DE LOS PUEBLOS DE LA MESOPOTAMIA
INTRODUCCIÓN:
En este trabajo se presentan sólo algunos de los rasgos sobresalientes del Arte de
la Mesopotamia. En la primera parte se incluye una breve introducción histórica y
algunas cortas referencias a la mitología de la región. En la segunda parte se desarrollan
los temas concernientes a la arquitectura, la escultura y el relieve mesopotámicos. Al
final del trabajo se adjunta una lista de la bibliografía que puede ser consultada por
aquellos que deseen profundizar en el tema.
1
LA HISTORIA DE LA MESOPOTAMIA ENTRE EL 3500 Y EL 300 a.C.
Surgimiento de las primeras ciudades estado: Ur, Lagash, Uruk, Nippur, etc.
Predominio de Sumer.
Predominio de Akkad.
Sargon I (2350- 2300)
***
2
1) La Mesopotamia entre el 3500 y el 2000 a.C.:
Este período se caracteriza por las constantes luchas entre las ciudades- estado
del sur con la finalidad de obtener la hegemonía territorial. En este momento no existe
un único estado unificado. Por lo tanto, distintas ciudades imponen, temporalmente, su
dominación.
Hacia el año 2360 el rey Lugalzagesi de Umma unifica las ciudades de Lagash,
Ur, Uruk, Larsa, Kish y Nippur, autoproclamándose “rey del País de Sumer”. La
unificación de Lugalzagesi es la primera que se logra en la región. A partir de entonces
surgirán pequeños reinos que nuclean varias de las antiguas ciudades- estado
autónomas.
3
Un poco más hacia el norte Sargon I (2350- 2300)1 forma el Imperio Akkadio,
que se inicia en el año 2350 a.C. y se extiende, aproximadamente, hasta el 2100 a.C.
Con Sargon I surge la figura del rey guerrero divinizado, que perdurará casi sin
modificaciones hasta la conformación del Imperio Babilónico.
Entre los años 2198- 2116 a.C. los Guti, pueblo nómade proveniente del este,
invaden la región. Este pueblo se instala en la zona de Akkad, en el norte de Sumer. La
invasión debilita las estructuras del Imperio Akkadio, y fortalece las ciudades del sur.
De esta manera en poco tiempo resurge la hegemonía del País de Sumer. Hacia fines del
siglo XII se restablece el poder de esta región y se reunifica el territorio bajo las
dinastías de los reyes de Ur (Ur III). Se conforma así el Imperio Neosumerio, que se
1
Los paréntesis indican el tiempo de reinado.
4
extiende aproximadamente entre el 2250 y el 1900 a.C. El gobernador más sobresaliente
de esta época es Gudea de Lagash (2146- 2137).
A pesar de este rasgo, existe cierta unidad cultural entre las diferentes regiones y
entre los diferentes períodos, puesto que las tradiciones y los conocimientos se trasmiten
de pueblo en pueblo a través del tiempo. En particular, durante el gobierno de
Hammurabi se tradujeron a la lengua akadia las principales epopeyas de la mitología
mesopotámica: La Epopeya de la Creación y El Cantar de Gilgamesh.
Hacia el 1300 a.C. Asiria inicia su expansión (Imperio Medio, 1375- 1047). El
pueblo asirio es un pueblo aguerrido y belicoso que en poco tiempo logra dilatar los
límites del reino hacia el noroeste, absorbiendo los estados del norte y llegando, hacia el
oeste, hasta las fronteras de Egipto. Hacia fines del siglo XII a.C. Asiria y Babilonia son
estados rivales hasta que finalmente Asiria logra someter a los territorios babilónicos.
5
3) La Mesopotamia entre el 900 y el 300 a.C.
Sin embargo, luego del esplendor y bajo el gobierno de Assurbanipal (668- 626)
Asiria comienza a perder algunos de sus territorios. Entre otras, las regiones de Egipto y
de Babilonia se independizan del dominio asirio. En el año 630 a.C. aproximadamente
se forma una amplia coalición anti asiria en torno a dos poderes: los medos, en el
noreste, y la Babilonia Caldea, en el sur. En el año 612 a.C. fuerzas conjuntas de los
medos y los neobabilonios atacan y destruyen la ciudad de Nínive. En poco tiempo el
Imperio Asirio se desintegra y desaparece. En la región se establece el equilibrio
temporario entre el breve Imperio Medo y el Imperio Neobabilónico.
En el año 539 a.C. el rey persa Ciro II conquista Babilonia, y ésta pasa a ser una
provincia del Imperio Persa. Los aqueménidas o persas constituían un pueblo nómade
de economía agropastoral, culturalmente inferior a los grandes reinos de la
Mesopotamia. Ciro II “el grande” (559- 530) logra unificar a estos pueblos
conformando un imperio que derrota a los medos en el 550 a.C y avanza,
posteriormente, sobre Babilonia. Bajo Darío I (512- 484) el Imperio Persa se consolida,
se centraliza y se organiza internamente, anexando, además, territorios aledaños. En
tiempos de Darío I el Imperio se extiende hasta el valle del Nilo, la Nubia y el norte de
Egipto; abarca también la costa mediterránea de Asia y las regiones de Tracia y de
Macedonia en Europa.
6
Hacia fines del siglo V a.C. los persas se ven obligados a abandonar el Mar
Egeo, tras la batalla de Salamina. Más tarde el Imperio pierde también la región de
Egipto.
En el año 335 a.C. Alejandro Magno (m. 323 a.C.), rey de Macedonia, inicia sus
conquistas. Ingresa en Babilonia en el 331 y un poco después, en el 330 a.C., incendia
Persépolis, la capital del Imperio Persa. Este imperio, por entonces bajo el reinado de
Darío III, pasa a formar parte del Imperio Helenístico de Alejandro.
***
LA RELIGIÓN MESOPOTÁMICA
El Cantar de Gilgamesh
La mayor parte del relato fue encontrada en Nínive, en las ruinas del templo del
dios Nabu y en la biblioteca de Assurbanipal. Existen varias versiones diferentes del
mito, y traducciones del mismo a diferentes lenguas mesopotámicas.
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riendas del Toro Celeste, con la finalidad de atacar a Gilgamesh. Pero éste, con ayuda
de Enkidu, vence al Toro. Los dioses enfurecidos deciden que uno de los dos hombres
debe morir, y eligen a Enkidu.
La Epopeya de la Creación
Luego Marduk ordena el universo dándole un nombre a cada mes del año y a
cada estrella del Cielo. Después funda Babilonia, el hogar de los grandes dioses,
convirtiéndola en centro religioso. Marduk crea también al Hombre para que realice el
trabajo de los dioses. Por último los dioses cuecen ladrillos y construyen el gran
santuario de Esagila.
***
8
EL ARTE MESOPOTÁMICO
La arquitectura mesopotámica:
Entre el 3500 y el 2000 a.C. florecieron, en la región sur del territorio, las
ciudades- estado sumerias. La arquitectura monumental de aquella época es,
exclusivamente, arquitectura religiosa. Los templos más antiguos que se conocen
revelan una estructura muy simple: un ámbito sagrado reservado al dios y una mesa de
ofrendas. Los recintos eran cuadrados o rectangulares (ortogonales) y, según revelan las
plantas más antiguas, sus esquinas se encontraban orientadas hacia los cuatro puntos
cardinales.
9
zigurats, creaban las condiciones que hacían posible la comunicación con lo
divino…”2.
2
Arte y Arquitectura del Oriente Antiguo, pág. 22.
10
ofrecer una morada a la divinidad, y el gigantesco esfuerzo invertido en la construcción
de la plataforma del templo bien podría haber reforzado su confianza en lograr el
contacto con los poderes sobrehumanos…”3.
3
Ibid.
4
Ibid., pág. 159.
11
Planta de Korsabad
12
el zigurat de Babilonia tenía cada uno de sus pisos decorado en un color diferente.
También se conservó un dibujo del zigurat en un relieve de Assurbanipal de Nínive.
5
En A. J. Pitarch et alt. (editor), Fuentes y documentos para la Historia del Arte; Tomo I, 3.21..
13
Reconstrucción gráfica de las Puertas de Ishtar
La arquitectura del Imperio Persa (siglos VI- IV a.C.): Los persas fueron una
cultura nómade que carecía de arquitectura monumental. Sus objetos de arte eran,
principalmente, ornamentos para sus caballos, alfombras, mantas y objetos de cuero.
Tanto la arquitectura como la escultura persas fueron creadas en el momento en que este
pueblo nómade se estableció como un imperio, con espacio geográfico bien delimitado,
luego de la conquista de los reinos mesopotámicos. El joven Imperio Persa requería de
una arquitectura monumental a la altura de sus aspiraciones, y para ello recurrió a las
formas de arte ya existentes en los pueblos dominados.
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La madera de Yaka desde Gándara se trajo y desde Carmania.
El oro de Sardes y de Bactria se trajo, el que se usó aquí.
La piedra –lapislázuli y cornalina- que se usó aquí, ésta se
trajo de Sogdiana.
La piedra –turquesa- ésta se trajo de Chorasmia, la que se usó
aquí.
La plata y el cobre de Egipto se trajeron.
La ornamentación con que se adornó la pared, ésta se trajo de
Jonia.
El marfil que se usó aquí, de Etiopía y de Sind y de Arachosia
se trajo.
Los pilares de piedra que se usaron aquí –un lugar llamado
Abiradush, en Uja- de allí se trajeron.
Los canteros que trabajaron la piedra, éstos fueron jonios y
sardos. Los orfebres que trabajaron el oro, éstos fueron medos y
egipcios. Los hombres que trabajaron el ishmalu, éstos fueron
sardos y egipcios. Los hombres que trabajaron el ladrillo cocido,
éstos fueron babilonios. Los hombres que adornaron la pared, éstos
fueron medos y egipcios.
Dice Darío el rey: En Susa, aquí, una espléndida obra se
encargó; muy espléndidamente se llevó a cabo.
Que Ahuramazda6 me proteja; y a Hystapes, que es mi padre; y
a mi país”7.
Capitel persa
6
Ahuramazda era el dios de los persas.
7
Cf. H. Frankfort, Op. Cit., pág. 367.
15
En el año 518 a.C. Darío I inició la construcción de la ciudad capital del imperio,
Persépolis. La ciudad se emplazaba sobre una terraza de 12 metros de altura, cuyos
lados medían 457 y 274 metros respectivamente. Originalmente se encontraba
circundada por un muro de ladrillo de 14 metros de altura. El ingreso a la ciudad se
realizaba a través de la Puerta de Todos los Pueblos, flanqueada por toros androcéfalos.
Las bellísimas escaleras que permitían el acceso a los niveles superiores de la
edificación se encontraban decoradas con relieves que exhibían procesiones de oferentes
y guardas de flores. En el año 330 a.C. la ciudad fue arrasada e incendiada por las tropas
de Alejandro Magno.
Ruinas de Persépolis
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Vaso de Warka
En el transcurso de las fiestas, que duraban varios días, el dios Tammuz era liberado del
país de la muerte y resucitaba. Entonces se celebraban las nupcias de la pareja divina, el
dios generador y la Gran Diosa Madre. Sus nupcias aseguraban la fertilidad de la tierra
y la prosperidad del pueblo en el año que se iniciaba. En los vasos de uso ritual esta
narración se despliega en registros horizontales en los que se exhiben procesiones de
hombres portando ofrendas, y diferentes escenas relacionadas con la celebración del año
agrícola.
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describe H. Frankfort, “…el dios mismo era inmanente a la figura…”8. Las otras
estatuas colocadas en el templo representaban a sacerdotes o gobernantes en actitud de
oración. Las esculturas de orantes se situaban cerca de las imágenes de los dioses. Para
los antiguos mesopotámicos estas esculturas simbolizaban al propio sacerdote o al
gobernante en oración permanente ante su dios. Se creía que la estatua poseía la fuerza y
el poder de trasmitir la plegaria al dios y de recordarle las buenas acciones de aquellos
que guiaban al pueblo. Las inscripciones halladas en las esculturas revelan que los
gobernantes daban instrucciones a sus estatuas, como si se tratase de verdaderos
mensajeros ante la divinidad.
8
Op. Cit., pág. 51.
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incrustaciones de piedra en los ojos y en las cejas. Las estatuas de las deidades eran de
mayor tamaño que las de los sacerdotes. Estos últimos se representaban con el torso
desnudo y la cabeza rapada o con rizos. Todas las imágenes de esta época presentan
características similares: son simétricas y estáticas, y presentan atuendos de forma
cónica o cilíndrica; se encuentran sentadas o de pie, con las manos juntas en actitud de
oración. Los ojos son casi circulares y de gran tamaño, y son el centro de atención de la
figura.
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Dentro de los objetos artísticos que conmemoran hechos de la vida política o
militar sumeria cabe mencionar al Estandarte de Ur. Se trata de una pieza en la cual se
describe, posiblemente, alguna victoria de las armas y su posterior celebración. Las
escenas se despliegan sobre tres registros horizontales. El fondo se ha realizado por
medio de incrustaciones de lapislázuli sobre una base de asfalto (betún) mientras que las
figuras, también incrustadas sobre el mismo soporte, se encuentran delicadamente
talladas en nácar. La construcción de las imágenes obedece a las convenciones
tradicionales: la figura humana aparece desproporcionada; la cabeza y los miembros se
presentan de perfil, pero el torso se ubica de frente; y se recurre a la superposición de
planos –muy evidente en los grupos de animales- para sugerir la profundidad espacial.
Por otra parte, se asigna al personaje más importante –en este caso el rey- un tamaño
mayor que al resto de los protagonistas.
Estandarte de Ur
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Las ciudades estado del sur mesopotámico mantenían entre sí intensas relaciones
comerciales y políticas. Estas actividades requerían del uso de sellos (glíptica) que
respaldaran y protegieran los documentos y los envíos comerciales. Los sellos eran
cilindros sobre los que se tallaban figuras “en negativo”, de tal manera que al hacerlos
rodar sobre lacre o arcilla, dejaban su impresión en relieve “en positivo”. Las
ilustraciones de los sellos se refieren al mundo mítico de la Mesopotamia: seres
fantásticos e irreales, tales como hombres- toro y águilas leontocéfalas, luchando entre
sí o desfilando rítmicamente. A través de estos sellos la influencia del arte de la
Mesopotamia llegó hasta las regiones más distantes del mundo antiguo.
9
Cf. Ibid., pág. 88.
21
Luego del declive del reino acadio una de las ciudades- estado del sur, la ciudad
de Lagash, alcanzó un momento de verdadero esplendor económico, político y cultural
bajo el reinado de Gudea, gobernante de la tercera dinastía de Ur. Las esculturas de este
período muestran a Gudea como un hombre devoto que reza con las manos unidas, a la
manera de las antiguas estatuas sumerias. Las esculturas de Gudea, talladas
generalmente en diorita negra, remiten a la forma cilíndrica tradicional y presentan el
atuendo del rey trabajado con incisiones cuneiformes. En las inscripciones se detalla a
quién está dedicada la escultura. Las esculturas son frontales, simétricas y serenas, y
fueron creadas para representar al rey ante las divinidades.
Gudea Sentado
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una gran estela, de más de 2 metros de altura y 91 centímetros de diámetro, en la que se
grabaron los preceptos en escritura cuneiforme. En la parte superior de la estela aparece
el rey Hammurabi ante el trono del dios sol, juez supremo, quien lleva en sus manos la
vara de medir, símbolo de la justicia. Una de las inscripciones alude a la comunicación
entre el legislador y el dios de la justicia, al referir que Shamash, el dios sol “de
radiante rostro”, fijó su vista en Hammurabi, “su pastor preferido”12. La relevante
misión del rey de Babilonia también está narrada en el preámbulo del código, en el que
puede leerse que Hammurabi ha sido llamado “…para hacer que la justicia prevalezca
en la tierra, para destruir la iniquidad y el mal, para hacer que el fuerte no pueda
oprimir al débil…”13.
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Las campañas militares y las victorias asirias fueron recordadas y glorificadas
por los reyes, que decoraron sus palacios con frisos conmemorativos esculpidos en
relieve. Estos frisos, que describen las batallas con detalles minuciosos, cubrían las
paredes de las habitaciones y de los pasillos hasta una altura de 2 metros. Todas las
narraciones giran en torno de un mismo tema: la exaltación del poder irresistible del
ejército asirio. Una tras otra se desarrollan las escenas donde los carros de guerra y la
caballería marchan ordenada e implacablemente sobre los territorios dominados; o
donde las ciudadelas enemigas son tomadas por asalto e incendiadas; o aquellas en las
que los habitantes de los reinos sojuzgados son sometidos a terribles venganzas y
castigos.
Los relieves más sobresalientes son los que relatan las hazañas del rey
Assurnasirpal II (siglo IX a.C.). Algunos de estos relieves muestran al rey cazando
leones. Es de suponer que estas escenas de caza tenían por finalidad enaltecer el valor
del rey. Efectivamente, las bestias representadas ostentan un gran tamaño y una
poderosa musculatura. Se abalanzan sobre el rey dispuestas a atacarlo, pero a pesar de
su fiereza son vencidas por el soberano.
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León herido
Las obras escultóricas más impresionantes del Imperio Neoasirio fueron, sin
dudas, los toros alados androcéfalos de Jorsabad. Estos genios, llamados Iamassu,
protegían el palacio del rey Sargón II (fines del siglo VIII a.C.) contra el ingreso de los
malos espíritus. Colocadas a la entrada del palacio, estas figuras “producían una
abrumadora impresión de poder”14.
Los toros de Jorsabad son, en realidad, criaturas híbridas con poderosos cuerpos
de toro, enormes alas y cabeza humana. El tallado de las alas y de la cabellera ofrece
magníficos contrastes de motivos diferentes, que resaltan sobre el acabado liso y
perfecto del torso.
Los toros alados son esculturas difíciles de clasificar, ya que no se las puede
considerar ni esculturas de bulto ni relieves. No se encuentran limitadas al plano, como
los relieves, ya que presentan al menos dos puntos de vista diferentes: uno frontal y uno
lateral. Sin embargo, no llegan a ser esculturas de bulto puesto que no se encuentran
completamente liberadas del bloque en las que fueron talladas. Vistas frontalmente
14
Ibid., pág. 158.
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parecen ser esculturas exentas, pero de perfil parecen formar parte del muro que
ornamentan. Son cuadrangulares para poder adaptarse a la arquitectura del edificio.
Exhiben cinco patas para que el observador pueda apreciar la figura completa, con todos
sus miembros, tanto de frente como de perfil. En síntesis, los toros alados de Jorsabad
constituyen un caso único dentro de la historia de la escultura universal.
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BIBLIOGRAFIA:
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1994.
Eliade, M.: “Cosmología y Alquimia babilónicas”. Ed. Paidós, Bs, As., 1993.
Eliade, M.: “Lo sagrado y lo profano”. Ed. Paidós, Bs. As., 1999.
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Gideion, S.: “El presente eterno. Los comienzos de la arquitectura”. Ed. Alianza
Forma, Madrid, 1997.
Liverani, M.: “El Antiguo Oriente. Historia, sociedad y economía”. Ed. Crítica,
Barcelona, 1995.
Pitarch, J. A. Et alt. (ed.): “Fuentes y documentos para la Historia del Arte”. Tomo I:
“Arte Antiguo. Próximo Oriente. Grecia. Roma”. Ed. G. Gili, Barcelona, 1982.
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