Derecho A La Ciudad. Marco Galan
Derecho A La Ciudad. Marco Galan
Derecho A La Ciudad. Marco Galan
DERECHO A LA CIUDAD:
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Índice
PROLOGO ............................................................................................... 11
Capítulo 1.
El camino recorrido en la construcción de la publicación............................. 29
Capítulo 2.
Desde dónde mirar el hábitat y el proceso de institucionalización del derecho
a la ciudad................................................................................................... 35
2.1. Hábitat, hábitat digno, producción social del hábitat, informalidad e
irregularidad.........................................................................................35
2.1.2. Cuestión social y estrategias habitacionales...........................................45
2.1.3. Políticas públicas habitacionales...........................................................55
2.2. El proceso por institucionalizar el derecho al hábitat y la ciudad..............64
2.2.1. La institucionalización en el ámbito de la ONU y foros internacionales...... 64
2.2.2. La institucionalización del derecho a la vivienda en el ámbito nacional
y local...................................................................................................70
Capítulo 3.
El contexto donde se desarrollan las estrategias populares de acceso al suelo
urbano........................................................................................................ 75
3.1. El impacto de la globalización en el marco del neoliberalismo en el acceso
al suelo urbano......................................................................................75
3.1.1. El proceso político argentino y la profundización del neoliberalismo
(1991-1999).........................................................................................79
3.1.2. Las reformas en la política habitacional a nivel nacional (1991-1999)...90
3.1.3. Las políticas habitacionales a nivel nacional para sectores en situación
de pobreza (1991-1999)........................................................................93
3.1.4. La crisis del modelo neoliberal y el inicio de un nuevo ciclo
(2000-2017).........................................................................................98
3.2. El impacto del proceso de recuperación económica en las políticas
urbanas y habitacionales periodo 2003-2015......................................101
3.2.1. Las políticas habitacionales a nivel nacional (2003-2017)...................105
3
3.2.2. Las políticas habitacionales de regularización urbano dominial a nivel
nacional a partir del 2003...................................................................106
3.2.3. La política habitacional a nivel nacional (2015- 2017)........................107
3.3. El gobierno de Córdoba, las trasformaciones del Estado y el impacto
en las políticas públicas (1991-1999)..................................................108
3.3.1. Las políticas habitacionales en el Gobierno de la Provincia de Córdoba
(1991-1999).......................................................................................109
3.3.2. Ley n.o 8689 de Escrituración Gratuita...............................................110
3.3.3. El Programa Arraigo, Ley nacional n.o 23967/91 y su implementación en
Córdoba.............................................................................................110
3.3.4. Las políticas habitacionales en el Gobierno de la Provincia de Córdoba
(1999-2017).......................................................................................111
3.4. Legislaciones y programas destinados a sectores en situación de pobreza
implementados desde el Gobierno de la Provincia de Córdoba (1999-
2017) .................................................................................................114
3.4.1. Programa Vida Digna. Ley n.o 9854...................................................114
3.4.2. Ley provincial n.o 9150 y la adhesión a Ley n.o 24374 de Regularización
Dominial............................................................................................115
3.4.3. Ley provincial n.o 7688 de Escrituración por Convenio Fiduciario.....116
3.4.4. Resolución Ministerial n.o 324/00 de Regularización Dominial..........117
3.4.5. Los impuestos a los loteos y la Ley provincial n.o 9453/07..................118
3.4.6. El Promeba y su implementación en Córdoba....................................119
3.4.7. Programa Emergencia Habitacional para la Rehabilitación de los
Grupos Vulnerables afectados por las Inundaciones en la ciudad de
Córdoba: “Mi Casa Mi Vida” (MCMV).............................................122
3.4.8. Ley n.o 9811 de Escrituración de Viviendas Sociales...........................124
3.4.9. La política de las tarifas de los servicios públicos Decreto n.o 1357/06.......128
3.5. Las políticas urbanas y habitacionales en el Municipio de la ciudad de
Córdoba (1991-2017).........................................................................129
3.5.1. Las competencias de las políticas municipales en la planificación
urbana................................................................................................129
3.5.2. Las políticas habitacionales implementadas por la Municipalidad de
Córdoba.............................................................................................131
3.5.3. Las ordenanzas para los loteos de interés social y en situación de
irregularidad e informalidad................................................................133
3.5.4. La política municipal en la regulación del uso del suelo......................136
3.5.5. La mercantilización del suelo urbano: Concertación público-privada vs.
el derecho a la Ciudad.........................................................................139
3.6. Referencias sobre el déficit y parque habitacional en la ciudad de
Córdoba.............................................................................................145
4
Capítulo 4.
Entre la organización comunitaria y el neoliberalismo “al palo”................. 151
4.1. Las estrategias de acceso al suelo urbano desde la perspectiva de sus
protagonistas (1991-1999)..................................................................151
4.2. El contexto social y político desde la mirada de las organizaciones.........153
4.2.1. El impacto del neoliberalismo, el crecimiento de la pobreza y las
condiciones en las que se desarrollan y actúan las organizaciones.........153
4.3. La lucha por la tierra y los caminos que desarrollan las organizaciones
populares: las diferentes tipologías de acceso al suelo urbano...............165
4.3.1. Las estrategias populares de acceso al suelo urbano, las tipologías
y sus conceptualizaciones....................................................................165
4.3.2. Estrategias expresadas mediante la ocupación de tierras en villas de
emergencia, asentamientos y tomas de tierra.......................................168
4.3.3. La disputa por la afectación de presupuestos: El acceso colectivo a
terrenos con subsidios estatales o cesión de tierras públicas..................175
4.3.4. De las estrategias habitacionales familiares a la construcción de la
organización comunitaria para garantizar el derecho a la tierra............181
4.3.5. La producción social de suelo urbano por autofinanciamiento
comunitario........................................................................................189
4.3.6. Las estrategias para promover participación en las organizaciones
comunitarias.......................................................................................191
4.4. La articulación sectorial en torno a la UOBDS: las movilizaciones y
acciones colectivas significativas..........................................................194
4.4.1. La UOBDS: De la concertación de políticas sociales a las acciones
colectivas de protestas en el gobierno de Mestre (1995-1999).............200
4.5 Las estrategias de acceso al suelo urbano y la disputa por instalar estas
demandas en el campo de las políticas públicas habitacionales............204
4.5.1. La MCPS como producto y proceso de abajo que se mueve:
momento 1992-1995..........................................................................205
4.5.2. Entre la concertación y el conflicto: la MCPS en la gestión Mestre
(1995-1999).......................................................................................212
4.5.3. La MCPS y su papel en el procesamiento de conflictos habitacionales...... 218
Capítulo 5.
El libre mercado inmobiliario versus el derecho a la ciudad....................... 227
5.1 Las estrategias de acceso al suelo urbano desde la perspectiva de sus
protagonistas (2000-2017)..................................................................227
5.2. Contexto sociopolítico: el incremento de la mercantilización del suelo
urbano y las disputas por el derecho al hábitat....................................229
5
5.3. De la MCPS a las nuevas formas de acceso al suelo urbano en un contexto
cada vez más restringido para los sectores populares: las diferentes formas
o tipologías de acceso al suelo urbano.................................................235
5.3.1. Estrategias que se desarrollan mediante la ocupación de tierras en villas
de emergencia y el incremento de las tomas de tierras y asentamientos...235
5.3.2. El principio del fin en el acceso colectivo a los terrenos con fondos
estatales o cesión de tierras públicas.....................................................250
5.3.3. El desarrollo de estrategias de acceso a lotes de manera individual,
mediante la ocupación de parcelas en los loteos fraudulentos..............254
5.3.4. La producción social de suelo urbano desde las organizaciones populares
mediante el autofinanciamiento comunitario......................................257
5.4. Las nuevas articulaciones y representaciones de los sectores populares....263
5.4.1. La UOBDS y su reconfiguración en el espacio de representación del
sector..................................................................................................263
5.4.2. El acceso a la vivienda y el después….................................................268
5.4.3. Cuando la lucha por la tierra incluye el derecho a la Justicia: la
articulación en el marco de los loteos fraudulentos..............................272
5.4.4. La emergencia de nuevos movimientos populares y las nuevas
articulaciones sectoriales poscrisis del 2001.........................................274
5.4.5. La Comisión Provincial de Tierras (CPT)...........................................275
5.4.6. El Movimiento de Organizaciones Sociales Carlos Mugica (MOSCM).... 280
5.4.7. La lucha por Tierra, Techo y Trabajo, la construcción de la
Confederación de Trabajadores de la Economía Popular y el Triunvirato
“San Cayetano”...................................................................................282
5.5. Las disputas para que las demandas habitacionales se trasformen en parte
de la agenda pública en los diferentes niveles del Estado......................286
5.5.1. Las demandas por el derecho a la escrituración de los loteos...............297
5.5.2. La construcción de la demanda colectiva a partir de la ocupación
de lotes individuales y las políticas de regularización dominial.............303
5.5.3. Las disputas por la renta urbana y las Ordenanzas del Banco de
Inmuebles y de Reserva de Inmuebles y la Ordenanza Reserva de
Inmuebles 12614/16...........................................................................304
5.5.4. La producción de lotes con servicios desde el Estado provincial
como producto de la demanda colectiva..............................................314
5.5.5. La apropiación comunitaria del plusvalor de la renta urbana en las
estrategias de producción social de suelo urbano.................................316
5.5.6. La disputa de los Movimientos populares por políticas públicas que
garanticen los derechos a la “Tierra, Techo y Trabajo”: El RENABAP
y la Ley n.o 27453 de Regularización Dominial para la integración
sociourbana.........................................................................................318
6
Capítulo 6.
Algunas conclusiones y lecciones............................................................... 327
6.1. El contexto y su incidencia en los principales actores que protagonizaran
las estrategias de acceso al suelo urbano...............................................327
6.1.1. Principales conclusiones en torno a las políticas públicas habitacionales.... 328
6.1.2. Políticas públicas de uso del suelo: garantes de las rentas de los grupos
privados..............................................................................................331
6.2. Conclusiones sobre las estrategias de acceso al suelo urbano y las
relaciones con las políticas habitacionales............................................332
6.2.1. De la villa, asentamiento, tomas de tierra a la construcción legal y
simbólica del Barrio Popular...............................................................332
6.2.2. El largo e inconcluso camino a la vivienda, gestado desde las
organizaciones de base........................................................................338
6.2.3. El acceso a los servicios básicos, ¿y la universalidad?............................340
6.2.4. Cuando la solidaridad comunitaria le gana al mercado: la PSH en la
modalidad de lotes con servicios.........................................................341
6.2.5. Aproximación a las dimensiones cuantitativas que adquirieron las
estrategias de acceso al suelo urbano....................................................343
6.2.6. Derecho al hábitat en el marco del derecho a la ciudad: una de las deudas
sociales de las políticas públicas...........................................................345
6.3. Las políticas habitacionales producto de las disputas de los movimientos
populares............................................................................................347
Capítulo 7.
Recomendaciones sobre las políticas habitacionales................................... 357
7.1. La sustentación de las propuestas de políticas públicas...........................357
7.2. Las propuestas de políticas habitacionales..............................................360
7.2.1. Propuestas referidas a nivel institucional.............................................360
7.2.2. Propuestas referidas a la participación social, capacitación y
promoción..........................................................................................361
7.2.3. Presupuestos, políticas tributarias y el rol de la economía popular.......362
7.2.4. Regularización urbana y dominial de los Barrios Populares.................364
7.2.5 Producción social y solidaria de suelo urbano......................................365
7.2.6. Costos de institucionalización y acceso universal a servicios básicos ...366
7.2.7. Financiamiento destinado al acceso a la vivienda nueva, mejoramiento
habitacional y el acceso al suelo urbano...............................................367
7
Bibliografía, referencias e índices............................................................... 369
Bibliografía...................................................................................................369
Documentos consultados.............................................................................379
Medios periodísticos.....................................................................................379
Índice de tablas............................................................................................381
Índice de entrevistas y números de referencia................................................381
Entrevistas a referentes de organizaciones y movimientos populares..............381
Entrevistas a referentes de áreas estatales, académicas y ONG.......................382
Listado de siglas............................................................................................382
8
DEDICATORIA Y AGRADECIMIENTOS
9
PROLOGO
11
y capacidades que han tenido para instalarse en la agenda de las políticas pú-
blicas” (Galán, 2021).
Se muestra al Estado como el único actor que atendió demandas focali-
zadas para el acceso al suelo urbano y no implementó políticas que regulen el
mercado inmobiliario, “acciones que impactaron en la sobrevaluación de los
lotes que produce el mercado, lo que hizo inaccesible la tierra urbana para los
sectores populares en situación de pobreza”. (Galán,2021)
El Capítulo segundo está destinado a la construcción del referencial
teórico, abordando las principales categorías de hábitat, y realizando una re-
visión de los antecedentes en el proceso de institucionalización del derecho a
la vivienda y su evolución al hábitat digno y a la ciudad tanto a nivel interna-
cional, nacional, de la provincia y de la ciudad de Córdoba.
El Capítulo tercero describe las estrategias de acceso al suelo urbano
en relación con las políticas públicas a partir de resultados de fuentes secun-
darias. Para esta tarea el autor realizó la reconstrucción del contexto social
y político en el que se desarrollan las estrategias de acceso al suelo urbano,
considerando dos momentos: el primero referido al periodo 1991-1999 y el
segundo al periodo 2000-2017.
El Capítulo cuarto abarca los años 1991 a 1999 y el Capítulo quinto
los años 2000 a 2017, describiendo las estrategias de acceso al suelo urbano
desde la perspectiva de sus protagonistas a partir de los resultados producidos
desde las fuentes directas (mirada de las personas referentes de organizaciones
y movimientos populares). Las estrategias son reconstruidas desde diversas
tipologías de acceso al suelo urbano. En el Capítulo sexto, el autor elabora
las conclusiones que surgen del análisis y la reflexión desde el marco teórico y
normativo a partir de la triangulación de los resultados obtenidos de fuentes
primarias y secundarias, proceso que le permitió generar conclusiones y apor-
tes relevantes en torno a los aprendizajes y lecciones que dejaron las estrategias
de acceso al suelo urbano y su relación con las políticas habitacionales. El Ca-
pítulo séptimo, además de recuperar los aprendizajes generados a partir de las
estrategias de acceso al suelo urbano desarrolladas por los sectores populares a
lo largo del periodo de estudio, avanza en la generación de recomendaciones
en torno a las políticas públicas.
El contexto desde donde se enmarcan las estrategias de acceso al suelo
urbano, estuvo dado por las políticas que fueron impulsadas en el marco de
lo que se denominó el “Consenso de Washington” (Bresser Pereira, 1997).
“Las políticas laborales de corte neoliberal implementadas entre 1976 y 2001
12
contribuyeron a romper la estructura en torno al trabajo en Argentina, debido
a las implicancias que adquirieron las políticas públicas” (Galán, 2017)
El autor muestra que este modelo produjo una reducción en la presta-
ción de servicios al conjunto de la sociedad y una transferencia regresiva de
recursos desde los sectores sociales de ingresos medios y bajos a los grupos
concentrados. La “ciudad neoliberal” se ha ido construyendo por el mercado
inmobiliario urbano y relaciona el paso del modelo keynesiano fordista al
urbanismo neoliberal. Y el rol activo del capital privado en las inversiones in-
mobiliarias, que contribuyó significativamente a las trasformaciones urbanas.
Este cambio del mercado inmobiliario se dio en el marco de las modi-
ficaciones producidas en la relación entre régimen de acumulación de capital
y régimen urbano, y se materializaron en las iniciativas de los desarrolladores,
mediante productos inmobiliarios que permitieron captar las inversiones de
los sectores de más altos ingresos de la economía local y regional, convirtiendo
a la vivienda en un commoditie para acumulación y reproducción ampliada
del capital. Las consecuencias de esta mercantilización del acceso a la tierra y
la vivienda, con mercados altamente desregulados, reconfiguraron las ciuda-
des generando la exclusión de grandes sectores sociales.
El autor contextualiza, en el marco de los profundos cambios en la ma-
triz productiva, la concentración de la economía tanto a nivel de la propiedad
como geográficamente, produciendo, entre otros impactos negativos, a que se
generaran nuevas migraciones de poblaciones de zonas rurales a las ciudades.
Este modelo de desarrollo urbano estuvo complementado por la regresiva
distribución del ingreso producido por las políticas neoliberales.
Asimismo, el autor cuantifica la población viviendo con problemas de
acceso al suelo, tomando como fuente la Subsecretaría de Tierras para el Há-
bitat Social, dependiente de la Jefatura de Gabinete de Ministros del Gobier-
no Nacional (hasta el año 2019), que estimó que 13.599.393 personas tenían
problemas para acceder al suelo en el país. De esta cifra, el 37 %, corresponde
a hogares en villas y asentamientos irregulares.
La ciudad popular nace y se reproduce como una respuesta a la no-
respuesta de las formas estatales y mercantiles de provisión de hábitat urbano.
Los sectores populares, movidos por la lógica de la necesidad, se inventan
mecanismos de producción de la ciudad y de reproducción de nuevos hábitats
urbanos independientes de los condicionamientos establecidos por los dere-
chos de propiedad, urbanísticos y comerciales que regulan la vida urbana del
estado de derecho.
13
Si bien las tomas de tierras pretenden su incorporación a la trama urba-
na, la existencia de irregularidad, ilegalidad e informalidad en las formas de
ocupación del suelo y de construcción del hábitat urbano constituyen merca-
dos informales del suelo que se rigen por sus propias reglas.
Para cumplir con los objetivos de la investigación se hicieron dos estu-
dios. Por un lado, uno de fuentes secundarias que tenía por objeto analizar
las políticas públicas y las estrategias de acceso al suelo urbano, entre otros
aspectos, para lo cual la metodología cualitativa resultó ser la más pertinente.
Por otro lado, se realizó un estudio con fuentes de datos primarios, especial-
mente para poder dar respuesta al resto de los objetivos de investigación plan-
teados, y que tenían por finalidad la recuperación de la percepción que tienen
los sujetos afectados en sus derechos, y que define el análisis básicamente
cuantitativo. La perspectiva de los actores implica una construcción orientada
teóricamente por el investigador, que busca dar cuenta de la realidad que es
vivida por los actores, estableciéndose de esta manera un proceso interactivo
en el cual se construyen aprendizajes mutuos.
El estudio de fuentes secundarias implicó recopilar información prove-
niente de organismos del Estado (especialmente normativas, declaraciones,
leyes, etc.) sobre estrategias de acceso al suelo urbano, específicamente en
relación al volumen que adquieren cada una de las estrategias, la cantidad de
familias involucradas, y las formas o tipologías, entre otros aspectos relevan-
tes. En función de la amplitud que tomó el estudio, el autor focalizó en la
reconstrucción de las experiencias del ámbito de la ciudad de Córdoba (que
es donde se encontraban la mayor cantidad de casos de estudio). El análisis
de las políticas públicas se centraliza en el municipio de la ciudad de Córdoba
utilizando documentos internacionales como bibliografía para el desarrollo
de este ítem.
Fue relevante conocer en qué medida los factores del contexto, vincu-
ladas a la situación de pobreza, la especulación inmobiliaria y las políticas
públicas promovieron su aparición o, por el contrario, la desincentivaron.
Los resultados del estudio con fuentes secundarias se plasmaron en el Capí-
tulo tercero de este libro, que incluye, además, la reconstrucción del contexto
social y político del periodo de estudio, donde específicamente se analizó el
comportamiento de las políticas públicas acerca del uso del suelo y el rol que
el Estado provincial, y en particular la Municipalidad de la Ciudad de Cór-
doba, desempeñaron a partir de legislaciones que promovieron procesos de
inversión privada.
14
Las dimensiones que ha indagado el autor son las vinculadas a las di-
ferentes estrategias de acceso al suelo urbano, que fueron sistematizadas y
organizadas en torno a tipologías que permitieron agrupar las estrategias que
guardan similitudes, para lo cual fue importante contar con definiciones pre-
vias referidas a cuestiones de informalidad e irregularidad habitacional, entre
otras características.
En función del objeto de estudio el autor profundizó en la indagación
sobre las políticas públicas de acceso a la tierra para sectores en situación de
pobreza. Se realizó una triangulación de los resultados obtenidos de fuentes
primarias y secundarias. Este proceso hizo necesario que el análisis de la in-
formación contemplara dos grandes momentos: uno desde el año 1991 al año
1999, y otro desde el 2000 hasta el 2017. Los hechos relevados en el trabajo
de campo han acontecido en un periodo amplio de tiempo, algunos se inicia-
ron en el contexto posterior a la vuelta de la democracia en Argentina, entre
1985 y 1991 y otros son mucho más recientes: entre 2004 y 2017.
Los resultados del análisis se presentan en los Capítulos 4 y 5 organiza-
dos en cuatro tópicos descriptivos:
– El contexto social y político.
– Las diferentes formas o tipologías de acceso al suelo urbano.
– La articulación sectorial: movilizaciones y acciones colectivas
significativas.
– La relación de las estrategias con las políticas públicas.
15
Clichevsky entiende que la segregación residencial significa distan-
ciamiento y separación de grupos de población de una comunidad; puede
concretarse en segregación localizada –o socio-espacial– (cuando un sector o
grupo social se halla concentrado en una zona específica de la ciudad, confor-
mando áreas socialmente homogéneas) o excluyente (ausencia de integración
de grupos sociales en espacios comunes a varios grupos). No existe segrega-
ción en sentido estricto cuando habiendo heterogeneidad socioeconómica, la
población perteneciente a distintos niveles, vive mezclada desde la totalidad
de ciudad hasta el nivel de sus manzanas. (Clichevsky, 2000:8-9)
El debate de las estrategias de acceso al suelo urbano y el proceso de
instalación en la agenda pública, como una cuestión social a ser atendida,
remite a la necesidad de definir qué se entiende por cuestión social. En el
marco de este trabajo de investigación, Galán considera necesario establecer
las relaciones entre las categorías referidas a estrategias, acción colectiva y mo-
vimientos sociales. Diversos autores han señalado y aportado a la constitución
de la categoría “nuevos movimientos sociales” como muestra el autor de este
trabajo. Otra perspectiva (ver Bibliografía del libro) sostiene que las políticas
públicas son proyectos y actividades que un Estado diseña y gestiona a través
de un gobierno y una administración a los fines de satisfacer necesidades de
una sociedad. La metodología para analizar la relación entre procesos de acu-
mulación y régimen urbano, donde el mercado inmobiliario se constituye en
una de las instituciones desde donde se determinan las condiciones y precios
para el acceso al suelo urbano de los diversos sectores de la sociedad, está cla-
ramente expresado por algunos de los investigadores que menciona el autor
de este libro.
Es relevante analizar en la conformación de los precios, el papel que
jugaron las políticas públicas promoviendo zonas para el desarrollo de loteos
tanto públicos como de sectores sociales en el marco de la PSH. A nivel inter-
nacional se han desarrollado diferentes instancias tanto de los gobiernos como
de los movimientos populares, a los fines de instituir el derecho a la vivienda
y el hábitat como derecho humano fundamental.
La Declaración del Milenio aprobada por la ONU en el año 2000, tra-
baja sobre una perspectiva de derechos humanos, establece ejes, pautas y valo-
res que aportan a regular las relaciones de los países con el desarrollo humano.
También es relevante lo sostenido en “La Carta Mundial por el Derecho a la
Ciudad” producida en el marco del Foro Social de las Américas, Quito, julio
2004; Foro Mundial Urbano, Barcelona, octubre 2004; Foro Social Mundial,
Porto Alegre, enero 2005.
16
Es evidente que sólo la limitación de la propiedad privada y de las li-
bertades contractuales puede permitir la generalización del acceso a recursos
básicos y la garantía de las libertades, no como privilegios sino como derechos
de todos.
El siglo XX se caracterizó, entre otras cosas, por llevar al plano de los
pactos internacionales y de las constituciones nacionales un conjunto de dere-
chos humanos que se expresan en los derechos económicos, sociales y cultura-
les, generando un constitucionalismo de carácter social, que en Argentina al-
canzó su mayor desarrollo con la Constitución Nacional sancionada en 1949,
derogada a partir del golpe militar del año 1955 por la llamada “Revolución
Libertadora” que, a pesar de su proyecto antipopular, tuvo que reconocer un
conjunto de derechos sociales, los que quedaron reflejados en el artículo 14
bis. En el marco de la Carta Orgánica de la Ciudad de Córdoba, es relevante
destacar lo referido a los artículos específicos vinculados a las políticas sociales
y el derecho al desarrollo urbano en el artículo N° 27.
Entre los años 1991 y 1999 el neoliberalismo ha profundizado la frag-
mentación del conocimiento en sus procesos de producción y distribución:
esto es lo que se ha denominado la “taylorización del conocimiento, como
señala el autor de este libro. Mientras se desarrolló la reforma del Estado que
implicó privatizaciones, desregulaciones y focalización de políticas sociales,
se produjo una profunda trasformación con su correlato socioespacial, que
marcó la difusión de nuevas pautas de organización territorial. En la década
del 90 en Argentina se observó una transformación del rol del Estado, donde
aparece como facilitador de las acciones del sector privado más que como
productor directo de vivienda, como plantea muy bien el autor de este libro:
– La reestructuración del Fondo Nacional de la Vivienda (FONAVI),
que dirigía su política de vivienda hacia los sectores de recursos fi-
nancieros insuficientes, por la creación de un nuevo marco institu-
cional y financiero a través del Sistema Federal de Vivienda.
– La reorganización del Banco Hipotecario Nacional (BHN), que
se trasformó en banco mayorista y luego en Sociedad Anónima
Privatizada.
– La promoción del sector privado mediante la constitución de un
mercado de títulos inmobiliarios a largo plazo a través de la titula-
ción de hipotecas.
– De 1989 a 1994 se conformaron una serie de políticas como el
PROSOL (Programa Social Solidario) que se propuso mejorar las
17
construcciones existentes en los barrios, y en 1995, mediante fon-
dos internacionales se crearon los Programas PROPASA y PROSO-
FA para abordar aspectos de saneamiento e infraestructura básica.
18
ducción de hábitat en sectores solventes, y en determinadas zonas selectas: en
CABA implica el 50 % de la superficie construida, donde el 40 % se destina
a viviendas suntuosas. Los datos presentados dan cuenta del incremento de
la inversión privada en bienes raíces y del alto costo que fueron adquirien-
do las propiedades. Las políticas desarrolladas en Argentina durante el ciclo
2003-2015, hay que ubicarlas en el contexto de una nueva fase desarrollista
latinoamericana, donde la construcción de viviendas sociales está concebida y
encuadrada dentro de la obra pública que impulsa el desarrollo económico y
la generación de empleo.
El PROCREAR, programa del gobierno nacional iniciado en 2012, fi-
nanció, hasta el año 2015, para la construcción de compra de lotes y construc-
ción de vivienda nueva, compra de vivienda y refacción un total de 309.616
soluciones habitacionales. Durante el año 2016 y hasta mayo de 2017, en un
contexto de resistencia a las políticas regresivas de neto corte neoliberal que
impulsaba el Gobierno nacional, un conjunto de movimientos sociales realizó
el relevamiento de Asentamientos y Barrios Populares que dio lugar al Regis-
tro Nacional de Asentamientos y Barrios Populares en Proceso de Integración
(RENABAP) mediante el decreto del poder ejecutivo nacional N° 358/173.
El relevamiento que dio lugar al RENABAP, fue realizado por la Con-
federación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP), el Movimiento
Barrios de Pie, la Corriente Clasista y Combativa, Caritas, la ONG Techo
y diversos colectivos sociales conjuntamente con la Jefatura de Gabinete de
Ministros dependiente de Presidencia de la Nación. En el marco del RENA-
BAP se identificaron y mapearon 4.228 barrios populares en el país, en los
que se estima viven cuatro millones de personas. Según las distintas fuentes
de relevamiento, en la ciudad de Córdoba en 2016 había entre 118 y 137
ocupaciones informales, asentamientos o barrios populares4.
El libro muestra la acción de la Mesa de Concertación de Políticas So-
ciales (MCPS) Decreto N° 1717/94; una de las políticas que se destaca en este
periodo, y que tiene su implementación en la Ciudad de Córdoba. Este decre-
to fue una de las demandas que explicitó la Unión de Organizaciones de Base
por los Derechos Sociales (UOBDS) y las ONG en el marco de la concerta-
ción que mantenían con el Estado provincial, a los efectos de avanzar en la
institucionalización de este espacio. El trabajo expone las diferentes disputas
3
El RENABAP y la Ley N° 27.453 de Regularización Dominial para la integración sociourbana
fueron las instancias de política habitacional implementada en esos años.
4
El registro depende de la Agencia de Administración de Bienes del Estado (AABE).
19
de colectivos que formaron parte de la UOBDS, como lo fue la Coordinadora
de Loteos Indexados, en torno a la sanción de legislaciones que permitieran
la regularización y titulación de las viviendas adquiridas en el marco de la
indexación de los lotes que generó el mercado inmobiliario.
20
escrituras individuales. Los más recientes se iniciaron con el Programa Mi
Casa Mi Vida (MCMV), se construyen a partir de 2003 y a partir del año
2012, se logran algunas escrituras individuales. En el marco de la investiga-
ción que dio base a este libro, solo se pudo constatar que se han suspendido
los desalojos de los asentamientos y barrios incluidos en el RENABAP.5
En el mismo sentido del Programa Arraigo, Córdoba dispone de la Ley
N°5288, Plan Integral de Villas de Emergencia, que entre otras cosas faculta
al poder ejecutivo a afectar las tierras que estén ocupadas por las villas para
la radicación de sus actuales ocupantes, y por otra parte afecta tierras libres
provinciales para la construcción de planes de vivienda para la población de
villas Ley N° 8689 de Escrituración Gratuita.
El Programa Federal II en Córdoba se denominó “Programa Federal
Plurianual de Construcción de Viviendas ‘Hogar Clase Media’”, destinado a
familias de clase media con ingresos formales. El programa LOTENGO fue
lanzado en el año 2015. Se propuso construir lotes con servicios de manera
directa o asociada a los Municipios, asumiendo la problemática de las dificul-
tades de los sectores con ingresos formales de acceder al mercado inmobiliario
debido a los costos de la tierra en Córdoba. En lo referido a la legislación para
regular el uso del suelo y el fraccionamiento para el desarrollo de loteos so-
ciales y para planes de viviendas destinados a familias de villas de emergencia,
rigió la Ordenanza N° 8060, con artículos de “loteos de interés social” desti-
nado a encuadrar la política de “erradicación de villas de emergencia”.
5
Durante el periodo 1995-1999, en la gestión del gobernador Ramón Mestre, la MCPS vio
resentido su funcionamiento y el financiamiento fue reducido drásticamente.
21
de una ordenanza que permitiera captar parte del plusvalor que generaba el
municipio en el marco de las aprobaciones y excepciones que realizaba en los
proyectos urbanos que ejecutaban los sectores privados.
Una de las cuestiones más importante que muestra el autor son los lotes
fraudulentos; en la ciudad de Córdoba se han registrado diversos casos; entre
los más conocidos se encontraron los barrios Nuestro Hogar I, II y III, que,
bajo la figura de una Cooperativa formada por los dueños de los terrenos puso
en venta 80 hectáreas que incluían a más de 2000 lotes, de una parcela con
patrón de uso del suelo rural. Las familias son estafadas en su buena fe y no
cuentan con espacios en el Municipio para asesoramiento sobre loteos que
pueden ser comercializados, para consultar antes de emprender la compra de
estos lotes. Entre 1991 y 1995, desde donde se realizaron una serie de accio-
nes de intervención del Estado que promoverían el desarrollo de una serie de
experiencias que dieron lugar a la conformación de la UOBDS y la Mesa de
Concertación de Políticas Sociales (MCPS).
En Córdoba, igual que en el país, y como una expresión de lo que
sucede en el contexto latinoamericano y mundial, se inicia un proceso de
mercantilización del suelo que restringe las posibilidades de acceso a los secto-
res con ingresos insuficientes. La conformación de las organizaciones en este
periodo se produce por poblaciones que habitan tanto asentamientos villeros
como barrios populares. En este sentido, las organizaciones relevadas en este
periodo están compuestas por familias que provienen de villas y que buscan
relocalizarse, “salir de la villa”, para acceder a una mejor posición. El mercado
inmobiliario sin ningún tipo de regulación y control de parte del Municipio
de la Ciudad de Córdoba generó altos costos en el valor de los lotes, al tiempo
que se desarrollaron loteos fraudulentos.
La lucha por la tierra y los diferentes caminos que desarrollan las organizaciones
populares.
22
El autor marca, muy detalladamente, las formas de ocupación de
los lotes: a) Ocupación individual de lotes; b) Lotes Indexados; c) Loteos
fraudulentos.
El proceso que genera la UOBDS entre 1992 y 1995, está atravesado
por la conformación y consolidación del movimiento en términos organiza-
cionales. Se conforma con Serviproh, Sehas, Cecopal y Mutual Carlos Mugica
una mesa de coordinación desde donde se definen de manera conjunta las
estrategias y los roles de cada espacio en la MCPS. En el gobierno de Mestre
(1995-1999) se pasó de la concertación de políticas sociales a las acciones
colectivas de protestas en el
Desde 1995 se realizaron las mayores manifestaciones públicas de la
UOBDS: los cortes masivos de ruta y las dos tomas de la Catedral. Se buscaba
así mantener el espacio de concertación y evitar que se dispersaran los esfuer-
zos de las demandas sociales.
El Programa 17 financiaba, desde el gobierno nacional, viviendas de 35
metros cuadrados, hasta 45/46 metros cuadrados. Un dormitorio, comedor,
cocina y baño, y quedaba con todas las líneas para ampliación. Entre los avan-
ces relevantes a nivel legislativo se encuentra la sanción de la Ley N°8121 y
la Ley N° 8689 para la escrituración gratuita de lotes individuales que fueron
disputadas por la Coordinadora de Lotes Indexados y Barrios Carenciados y
posteriormente por la UOBDS.
El autor remarca que hay una falta de respuesta del Estado y de política
de acceso a la tierra generalizada. Se produce el aumento en la construcción,
con destinos que no están vinculados a las demandas sociales.
En el contexto de la emergencia social consecuente a la crisis política,
institucional y social que tuvo su máxima expresión en diciembre de 2001, se
produjo un proceso de ocupación de lotes vacantes en los loteos fraudulentos
de la Cooperativa Nuestro Hogar (Nuestro Hogar II y III). Las familias del
colectivo Asociación Civil Clase Media Mix, el cual se conforma a partir del
año 2006, son familias que participaron del registro y sorteo de viviendas del
Programa Hogar Clase Media (Federal II). A partir del año 2010, comienza a
desarrollarse una estrategia en sectores asalariados, que impulsó la Unión de
Educadores de la Provincia de Córdoba (UEPC) con la Asociación Mutual
Carlos Mugica.
23
El autor señala que la crisis del 2001 marca una agenda que atraviesa a
las organizaciones; y se definen nuevas formas de acceso al suelo urbano en
un contexto cada vez más restringido para los sectores populares. Como dice
Galán, la lucha por la tierra es importante, pero no puede estar aislada a la
organización, sin organización social a un barrio lo condenan al aislamiento,
a los narcos…
La experiencia de la organización Hogar Clase Media Mix es previa al
programa LOTENGO que posteriormente implementa el Gobierno provin-
cial en el año 2015. A través de autofinanciamiento comunitario fue impul-
sada por el Sindicato de la Unión de Educadores de la Provincia de Córdoba
(UEPC) y la Mutual Carlos Mugica, que iniciaron en el año 2010 una mo-
dalidad de producción social de suelo urbano con destino a la generación de
lotes con servicios. Se trata de la adquisición de macizos de terrenos sin lotear
y luego del desarrollo del proyecto se lotea y ejecuta la infraestructura.
Algunos actores hacen referencia a la conformación de nuevas articula-
ciones. Es de definir que primero con la Red de Organizaciones Comunitarias
de Córdoba (ROCC) en el año 2005, y mucho después en el año 2014 se fue
organizando como Movimiento de Organizaciones Sociales Carlos Mugica.
La Comisión Provincial de Tierras (CPT), organización que surge en el
marco de la articulación que realizan diversos colectivos entre los que se iden-
tifican los procesos de las Cooperativas Marta Juana González y Felipe Varela,
así como en el proceso que acompaña el Movimiento Campesino de Córdoba
en barrio Pueyrredón Anexo y la organización Hogar Clase Media Mix, se
advierte un entramado previo de movilizaciones y contacto entre las diversas
270 organizaciones y movimientos sociales que dan lugar a la conformación
de esta articulación en la CPT.
Este espacio se fue conformando como una red de articulación, desa-
rrolló diversas alianzas con varios actores como la Universidad Nacional de
Córdoba, y agrupaciones estudiantiles, y algunos religiosos como la Pastoral
Social. La principal alianza de estas organizaciones se centra en el entramado
de organizaciones y movimientos que buscan visibilizar y actuar en torno a la
problemática de la tierra en Córdoba, la cual termina denominándose CPT.
Esa comisión se institucionalizó en 2010 una vez realizadas las tomas de tie-
rras, y los referentes identifican como momento fundante a una marcha por
la Ley de Bosques de 2010.
24
La Lucha por Tierra, Techo y Trabajo, la construcción de la Confederación de
Trabajadores de la Economía Popular (CTEP) y el Triunvirato “San Cayetano”
El PROMEBA, que constituye un programa emblema del periodo, no impactó en los procesos
6
25
Las instancias particularizadas de interlocución estatal a veces permi-
tieron respuestas concretas, mientras que, en otros casos, sirvieron más como
instancias para estimular una continua movilización de los vecinos.
La ausencia de políticas públicas activas y la falta de continuidad en
torno a una política de Estado (y no de gestiones específicas) en el ámbito
del acceso a la tierra y la vivienda social, queda manifiesta también en los
procesos inacabados de escrituración y propiedad de la tierra y las viviendas a
lo largo de los periodos considerados. Varias de las cooperativas destacadas en
momentos precedentes han intentado retomar la lucha para reclamar los títu-
los de propiedad individual de sus viviendas o lotes. Durante el año 2001 la
Municipalidad creó un registro de loteos de organizaciones y de planes de vi-
vienda estatales pendientes de aprobación mediante la Ordenanza N° 10374.
Posteriormente, en el año 2009 la Municipalidad avanzó en una nueva legis-
lación ante la casi nula aplicación de la anterior. A pesar de estas regulaciones
que flexibilizan los requisitos para aprobar los loteos, las organizaciones no
logran avanzar en los procesos de aprobación y de regularización dominial.
La situación se ha tornado problemática por diversos motivos: en al-
gunos casos se requiere aún avanzar en la escritura general a nombre de la
Cooperativa pero muchas de estas organizaciones han sufrido situaciones de
desmanejo, se han atrasado con balances e incluso, en algunos casos tienen la
matrícula suspendida o han sido intervenidas. Regularizar su situación impli-
ca costes y esfuerzo que, en varios de estos procesos, los propios referentes o
vecinos no estarían dispuestos a afrontar.
La Ley N° 9811 de Escrituración Gratuita, parece no haber tenido efec-
tos sobre esta problemática, ante la falta de aprobación de los loteos por parte
de la Municipalidad. La desarticulación de la UOBDS como espacio de ges-
tión colectiva, generó múltiples estrategias particulares que en algunos casos
pudieron articularse desde las ONG, pero que no alcanzaron el volumen y la
incidencia del periodo anterior.
los casos de Nuestro Hogar II y III debido a que la situación de irregularidad urbana dominial,
los excluía del mismo.
26
24374/94, que prevé que posteriormente al reconocimiento de la posesión y
pasados diez años, el título posesorio se transforma en escritura individual.
La ausencia del Gobierno provincial y el Municipio se evidencia en el
desinterés por negociar la expropiación o incluso, posteriormente, la regulari-
zación, de los terrenos ocupados para esta experiencia. Un Estado municipal
ausente y desinteresado de la problemática del acceso a la tierra o la vivienda
social es la característica predominante de este momento.
En la gestión de Giacomino (2007-2011) como señala el autor, se han
reunido los compañeros de varias tomas, el Hogar Clase Media Mix, el Mo-
vimiento Campesino y otros compañeros, los que trataban de captar parte de
la plusvalía que generaban las 299 empresas desarrollistas para generar una
política de hábitat. Es de destacar que en el año 2016 se conformó la Multi-
sectorial para defender y reclamar la vigencia de la ordenanza del Banco de
Inmuebles.
Las políticas públicas promovieron o facilitaron experiencias de pro-
ducción de suelo urbano por autogestión y autofinanciamiento social, como
los casos recuperados del loteo desarrollado por: Unidad Ejecutora Provincia
(UEP), la Mutual Carlos Mugica y otros colectivos sociales.
En la ciudad de Córdoba no se conseguía tierra urbana a precio que pu-
dieran pagarla población de bajos ingresos; toda la tierra urbana se la apropia-
ron los desarrollistas. La disputa de los Movimientos populares por políticas
públicas que garanticen los derechos a las tres T: “Tierra, Techo y Trabajo”, se
trasformaron en un plan de acción política y un programa de los movimientos
populares.
Para finalizar, y como menciona el autor, el Derecho al hábitat en el
marco del derecho a la ciudad: una de las deudas sociales de las políticas
públicas (Galán, 2021) Esperemos que las notas finales que trabaja el autor
no sean sólo utopías posibles, sino políticas implementables para que la po-
blación de bajos ingresos pueda acceder al suelo y vivienda social y ambien-
talmente aceptables.
Espero que los próximos trabajos de Marco puedan llevar a estas
soluciones.
Mgter Nora Clichevsky
Buenos Aires, abril de 2021
27
Capítulo 1.
El camino recorrido en la construcción de la publicación
29
– Describir las estrategias desarrolladas por los sectores populares en
situación de pobreza, desde la perspectiva de las organizaciones co-
munitarias, en los procesos de acceso al suelo urbano.
– Caracterizar las articulaciones y redes sectoriales construidas por las
organizaciones sociales, para implementar las estrategias de acceso
al suelo urbano.
– Identificar y caracterizar las acciones desarrolladas por el Estado en
la planificación urbana en referencia al uso y producción del suelo y
las relaciones que se establecieron desde las demandas de las organi-
zaciones comunitarias.
– Formular recomendaciones y propuestas de políticas públicas de ac-
ceso al suelo urbano con destino a vivienda familiar.
30
tomas de tierra, a los loteos iniciados en gestión asociada o concertada con el
Estado, a experiencias de autogestión en la producción de suelo urbano y a
otras estrategias informales en el acceso a la tierra. Además, realice entrevistas
a exfuncionarios, técnicos, especialistas entre otros referentes de la cuestión.
A continuación, describo las dimensiones y categorías analíticas que
surgieron de la revisión bibliográfica teórica y que fueron parte de la guía de
pautas de la entrevista y aquellas que surgieron del propio discurso de las per-
sonas entrevistadas (categorías emergentes):
El contexto social y político en el que se desarrollan las estrategias de
acceso al suelo urbano fue una categoría de análisis y constituyó una dimen-
sión central en todas las entrevistas. Para ello, busqué reconstruir cuál era
la situación económica, laboral y habitacional de las familias (si alquilaban,
ocupaban o vivían en casas de familiares con hacinamiento). También en los
casos que se pudo indagar, se buscó conocer el lugar de procedencia, es decir
si provenían de la ciudad de Córdoba, de otras regiones, o de países limítrofes.
Además de la reconstrucción del contexto desde las personas entrevistadas,
realicé una revisión de documentos que permitió contextualizar el momento
en donde se enmarcaban las estrategias.
En relación a la política del Estado municipal de la ciudad de Córdoba,
relevé en las entrevistas aspectos de la política municipal que promovieron el
proceso de mercantilización del suelo urbano y cómo el Municipio garantizó
rentas extraordinarias a los sectores privados mediante exenciones normativas.
Estos aspectos son recuperados tanto en las entrevistas como en los trabajos de
fuentes secundarias, e interesan en tanto operan como factores que activaron
la organización comunitaria y la construcción de redes sectoriales para el de-
sarrollo de estrategias de acceso al suelo urbano. En tal sentido, averigüé cómo
es que se lograron organizar entre las familias, cuál fue el desencadenante y si
tuvieron apoyo de otros actores, entre varios aspectos relevantes. En los casos
de ocupaciones de lotes o de tomas de tierras, indagué sobre cuáles fueron
las condiciones para que se produjeran estas estrategias, si habían tenido ex-
periencias previas de gestión con el Estado, cuál era la situación laboral y los
ingresos en relación a las posibilidades de acceder a un lote mediante el pago
en el mercado inmobiliario. En los procesos organizativos reconstruí, en la
medida de lo posible, cuáles fueron los soportes que permitieron a las organi-
zaciones articularse y desde dónde definieron sus estrategias en un marco más
amplio de alianzas para desarrollar la gestión ante el Estado. En este aspecto,
reconstituí las redes sectoriales y movimientos populares que construyeron las
31
organizaciones comunitarias y las estrategias colectivas que se dieron y en qué
medida pudieron transformarse en interlocutores ante el Estado para disputar
políticas públicas.
Con referencia a los movimientos populares y organizaciones especiali-
zadas, un aspecto importante fue el referido a la existencia de estudios sobre
esta problemática por parte del Estado o si contaron con estudios o investiga-
ciones de las ONG, o de las universidades u otros entes, que fueran tomados
para el diseño de políticas públicas. En esta perspectiva teórica metodológica
la reconstrucción de las redes sectoriales supuso considerar también las luchas
entre los diversos actores involucrados en el proceso político, que disputan sus
agendas, las representaciones sobre las situaciones y procesos que conducen
a la movilización social. La manera en que se representa la situación y la pro-
blemática, así como el rol de los actores estatales de diversas jurisdicciones,
los actores “expertos” (técnicos, universidades y ONG), resultó clave en los
procesos de reconstrucción y evaluación de la estrategia global.
Otras dimensiones que indagué son las vinculadas a las diferentes es-
trategias de acceso al suelo urbano, que fueron sistematizadas y organizadas
en torno a tipologías que permitieron agrupar las estrategias que guardan
similitudes, para lo cual fue importante contar con definiciones previas re-
feridas a cuestiones de informalidad e irregularidad habitacional, entre otras
características. En el marco de la indagación sobre las distintas estrategias, un
aspecto a tener en cuenta fue la relación de las organizaciones con los medios
de comunicación, donde reparé en el rol de algunas radios comunitarias en
los procesos de legitimación y visibilización de las demandas. También con-
sulté si desde los medios masivos de comunicación se profundizaron aspectos
referidos a la estigmatización del sector y la descalificación de sus demandas,
o si estas se fortalecieron ante el Estado y el resto de la opinión pública en sus
derechos, sobre los resultados de las estrategias desarrolladas para satisfacer la
necesidad de acceso al suelo y a la vivienda.
La relación de las estrategias con las políticas públicas habitacionales,
lo trabajé a los fines de conocer cómo se expresó la demanda de acceso a la
tierra y la vivienda al interior del Estado y cómo se procesaron esas deman-
das en torno a las políticas sociales. En los casos de intervención del Estado
la guía de pautas estuvo orientada a conocer si esta se debió a un proceso de
reclamos y demandas de grupos de la sociedad civil, de los pobladores y sus
organizaciones de base, o por el contrario tuvieron que ver con ofertas gene-
radas desde el Estado y que se representaban en otro tipo de intereses. Entre
32
los aspectos relevados se consultó cómo es que llega a problematizarse la cues-
tión habitacional de los sectores en situación de pobreza, y en qué medida los
factores del contexto promueven su aparición o no (inundaciones, fenómenos
naturales, pobreza, desalojos, etc.). Sobre este tema, trabajé en el proceso de
reconstrucción de las estrategias de los sectores populares para vincularse con
el Estado para que se asuma las diversas demandas, tanto de acceso a la tierra,
infraestructura y vivienda. Otro tópico importante fue conocer cómo actuó
el Estado frente a las ocupaciones de tierras en este periodo, qué rol cumplió
frente a los desalojos y la judicialización. En los asentamientos y villas que se
iniciaron procesos de regularización urbano-dominial, indagué en torno a las
legislaciones y mecanismos que se utilizaron. En esta dimensión de relación
con la política pública indagué acerca del modelo de gestión, si se promovie-
ron espacios de participación, concertación y si existió involucramiento de las
organizaciones de pobladores y las familias en la ejecución de los proyectos.
En función de mis objetivos, profundicé la indagación sobre las políti-
cas públicas de acceso a la tierra para sectores en situación de pobreza. Esto
me llevó a profundizar de qué manera se promovió el acceso a la tierra urbana
para las organizaciones que demandaron al Estado y qué programas se insti-
tuyeron, cómo funcionaron, con qué presupuestos, cobertura y otras carac-
terísticas. Durante las entrevistas consulté específicamente sobre la existencia
de políticas para regular el suelo urbano, producir lotes con servicios y el rol
del Estado en el comportamiento del mercado inmobiliario, los precios de los
lotes, la relación con los ingresos de los asalariados y los sectores en situación
de pobreza. Un aspecto importante fue conocer los alcances que tienen los
programas, si son universales, o sobre proyectos focalizados que atendieron
demandas acotadas. Entre los aspectos relevados se encuentran los referidos
a legislaciones y marco normativo, donde abordé la sanción y aplicación de
normas relacionadas a la cuestión habitacional, lo que demandó la revisión de
las legislaciones que se encontraban vigentes y las leyes que se sancionaron a
partir de la demanda de las organizaciones sociales, las ONG y los movimien-
tos populares, y puntualizar sobre la afectación de fuentes presupuestarias, el
origen de los recursos y su volumen. En el desarrollo de este análisis profun-
dicé sobre temas referidos a las políticas de servicios públicos, tales como agua
y luz, impuesto inmobiliario y tasas municipales, y su aplicación y alcances.
Identificar cuáles son las jurisdicciones del Estado que tuvieron políticas ac-
tivas sobre la cuestión, y qué roles y funciones desempeñó cada una en las
estrategias relevadas fue otro de los indicios que guiaron la investigación.
33
En cuanto a la ejecución de las políticas públicas, fue relevante conocer
cómo fue percibida la intervención del Estado en función de las demandas y
expectativas del sector, cómo evalúan la acción del Estado y qué aspectos no
fueron abordados y siguen siendo parte de la demanda del sector. Otro eje
abordado fue la integración urbana y social, a los fines de poder comprender
desde la perspectiva de los propios sujetos cómo es percibida su situación en
relación a determinados estigmas y segregaciones que los afectan, para lo cual
relevé cómo se perciben y cómo son reconocidos por el entorno inmediato
donde se localizan los loteos populares. En este aspecto, consideré importante
recuperar la percepción y valoración que tienen los sujetos protagonistas de
las estrategias.
Estas dimensiones atravesaron el análisis de los datos surgidos en la
construcción de la narración, en la cual se dio un proceso reflexivo por parte
de los y las referentes, donde algunas de las experiencias adquirieron nuevas
miradas o se analizaron desde otras perspectivas, según lo que las personas
entrevistadas manifestaron. A su vez, respetando las voces de los propios acto-
res, a veces se advierten algunas confusiones o contradicciones en sus relatos,
aunque aquí no interese en particular poner en entredicho lo que han cons-
truido a partir de la propia experiencia, sino rescatarla como un ejercicio de
memoria. Estas reconstrucciones estuvieron atravesadas por dimensiones que
se realizan a partir del contexto vivido y que han condicionado o posibilitado
el desarrollo de las estrategias de acceso al suelo urbano, desde el contexto y
las relaciones con marcos normativos y políticas públicas expresadas en pro-
gramas específicos referidos a la cuestión urbano habitacional. Consideré re-
levante caracterizar la situación y experiencias que antecedieron y –en algunos
casos– promovieron la movilización, así como sus narraciones en torno a las
acciones desarrolladas, las consecuencias de estas, y la valoración general de la
estrategia a partir de las representaciones y percepciones de los propios acto-
res. Ha sido uno de los intereses de este trabajo de investigación reconstruir
esos aprendizajes, a los fines de proponer desde este saber acumulado por los
sectores populares nuevos desafíos y propuestas de políticas públicas en torno
a la problemática del acceso a la tierra y a la vivienda, las cuales permanecen
vigentes.
34
Capítulo 2.
Desde dónde mirar el hábitat y el proceso de institucionalización
del derecho a la ciudad
35
(…) dimensión material del concepto de hábitat y se plantea tener en
cuenta los denominados componentes o atributos urbanos, tales como: el
suelo, la infraestructura, las obras de ordenamiento urbano, la vivienda y
sus instalaciones internas, el equipamiento social y los servicios públicos,
semipúblicos o privados y el medio ambiente (2004: 26).
36
doble carácter: como valor de uso que debe satisfacer un conjunto de necesi-
dades primordiales (biológicas, psicológicas y sociales), y como valor de cam-
bio. Zilocchi (2007) señala que esta perspectiva se representa en el precio de
la vivienda, determinado fundamentalmente por la relación oferta-demanda,
cuyo monto puede oscilar como el de cualquier mercancía por circunstancias
coyunturales del mercado: inflación, devaluación de la moneda, cambio de
precios relativos, conflictos sociales, etc., resultante de un complejo proceso
de producción, intercambio y consumo; de allí que para Yujnovsky (1984) las
condiciones del acceso a la vivienda y la política habitacional hay que anali-
zarlas en el marco de las diversas estructuras y relaciones de la sociedad y del
Estado, y es desde este campo de relaciones donde adquieren significado y
pueden comprenderse las disputas por el acceso al suelo urbano con destino a
la vivienda en los sectores populares.
Avanzando con esta perspectiva integral y multidimensional, Barreto
(2008) construye dimensiones e indicadores para pensar el hábitat desde la
complejidad y problematiza el concepto de vivienda relacionado a las políti-
cas sectoriales, que fue generado a partir del modelo de Estado de bienestar7.
Para este autor la vivienda es el lugar en el que habitan los hogares y como
tal, sus aspectos materiales son sólo uno más de los elementos que hacen a
las condiciones de vida de los mismos y desde estas condiciones en conjunto,
que ella debe ser conceptualizada. Frente a la fragmentación que implica la
concepción de la vivienda desde las políticas sectoriales, Barreto (2008) pro-
pone una definición a partir de entender la problemática de la vivienda desde
la complejidad, entendiendo que no solo es el principio de funcionamiento
de los sistemas complejos, como los socio-ambientales, sino también la base
sobre la que se debe construir el conocimiento científico de estos problemas,
para poder actuar sobre ellos desde las políticas. En su perspectiva, a la cual
adhiero, concebir un problema desde la complejidad, implica que los elemen-
tos que lo componen no pueden ser descompuestos en aspectos aislados, para
realidad que tiene como base la descomposición y simplificación de los problemas, promovida
por la formación profesional unidisciplinar positivista, que en ciertos campos de las ciencias, ha
permitido grandes progresos en el conocimiento de muchos aspectos de la realidad, pero que han
resultado insuficientes para comprender y actuar sobre problemas derivados de las sociedades y el
ambiente. En el campo de la vivienda, esta forma de conceptualización del problema, no tiene en
cuenta cómo ella se relaciona, retroalimenta y contribuye a las condiciones de vida de los hogares
y numerosas veces, sus soluciones, aunque se evalúen como positivas, empeoran las condiciones
de los hogares en su conjunto”. (Barreto, 2008: pág. 3)
37
abordarlos de forma independiente, sino que ellos deben ser considerados a
partir de las relaciones que los interdefinen, concibiéndolos como dimensio-
nes de un mismo problema.
En esta perspectiva enmarcada en la concepción de complejidad, la cues-
tión habitacional tiene que ser definida desde las condiciones de vida de los
hogares, entendidas en conjunto, de tal manera, esta definición de compleji-
dad implica las siguientes dimensiones: a) habitacional; b) urbano-ambiental;
c) social-económica; d) cultural; y e) jurídico-política (Barreto, 2008). Voy a
seguir ampliando esta perspectiva en el desarrollo del apartado referido a las
políticas habitacionales.
Al definir hábitat, es necesario tener en cuenta el concepto de hábitat
digno como categoría integral e integradora, concepto que refiere a:
(…) las condiciones habitacionales, pero incluye también condiciones para
el ámbito barrial, su relación con la ciudad y los diversos factores que hacen
a la integración de estos hogares a la sociedad: la tenencia segura de la
vivienda, el acceso al trabajo decente y los recursos económicos necesarios
para la reproducción adecuada de la vida, las protecciones sociales para
acceder a la salud, la educación, la participación en la vida social y política,
la identidad social positiva y las posibilidades de disfrutar del ocio y la
cultura. (Barreto, 2010:176)
38
de proyectos de hábitat identificados de manera colectiva, que resultan sig-
nificativos para los habitantes involucrados y que implican la realización de
acciones concertadas a partir de unos horizontes de sentido e intenciones con-
cretas realizables desde el reconocimiento de las condiciones específicas que
están dadas. Una de sus principales características es la proyección y actuación
directa de quienes lo habitan junto a la participación del Estado, las institu-
ciones privadas y organizaciones civiles. En tal sentido, Múnera sostiene que:
(…) cuando el hábitat se construye en el contexto de un proyecto
significativo y en el que se dan relaciones de pertenencia, identidad y
sentido de afiliación, los habitantes hacen de él un lugar habitable que
adquiere un valor existencial, que trasciende el valor comercial y que hace
que la población desee permanecer y cuidar de él. Así mismo, se encargará
de adaptarlo para que puedan realizarse las actividades propias de las nuevas
dinámicas económicas, sociales y culturales. (2011:3)
39
individuales o colectivos. La práctica de dirección y control se plasma –con
variantes– a través de las diversas fases del proceso productivo (diseño,
ejecución, distribución y uso). (2007:21)
40
través del mercado informal del suelo y la vivienda, algunas de ellas de muy
compleja forma de producción. Según Clichevsky en la ocupación directa por
parte de la población, se diferencian los asentamientos o tomas, de las villas,
callampas y favelas, porque los primeros son organizados con asesoramiento
técnico de ONG, poseen un trazado regular de terreno y se desarrollan con un
patrón urbano similar a los barrios de loteos legales. Los segundos, general-
mente, no poseen organización previa; comienzan por una o varias familias, a
las cuales se van agregando, en un tiempo más o menos largo, hasta configurar
suburbios en ocasiones de más de 50.000 habitantes.
En lo que respecta a la urbanización, Clichevsky (2000) ubica a la ocu-
pación de tierras sin condiciones urbano-ambientales para ser usadas como
residenciales: inundables, contaminadas, cercanas a hornos de ladrillos y
basurales clandestinos, sin infraestructura; y con dificultosa accesibilidad al
transporte público, centros de empleo (aunque ello esté relativizado por los
cambios producidos en la estructura económica), educación primaria, ser-
vicios primarios de salud. La construcción de viviendas se realiza por fuera
de la normativa existente y generalmente poseen densidades extremas (tanto
altas, que significan gran hacinamiento de personas y hogares; como muy
bajas, lo cual tiene relación con los altos costos de infraestructura y la menor
accesibilidad).
Monayar, señala también que “En la literatura sobre esta temática es
posible encontrar términos como ‘irregularidad urbanística’, ‘irregularidad de
acceso’, ‘informalidad urbana’, ‘loteos informales’, ‘loteos irregulares’, ‘villas’,
‘loteos piratas’, ‘loteos clandestinos’, ‘fraudulentos’, ‘asentamientos’, ‘favelas’,
‘barrios marginales’, ‘asentamientos humanos’, ‘tugurios’, etc.” (2018:113).
Para la autora, estos bienes inmuebles en su constitución o construcción
transgreden normativas, leyes, reglamentaciones jurídicas y administrativas,
y desde sus trabajos realiza aportes relevantes para comprender las diferencias
entre informalidad e irregularidad (Monayar, 2014-2018), partiendo de los
estudios de Calderón y Jaramillo, entre otros. A partir de la revisión de los
debates sobre esta diferenciación, Monayar sostiene que:
En relación al proceso normativo se considera irregular a aquellos casos que,
habiendo iniciado el proceso reglamentado según las normas preestablecidas,
quedan incompletos por una situación coyuntural y generalmente en una
etapa final de dicho proceso, por lo que su regularización es susceptible de
concretarse en los términos de las normativas vigentes. (2018:113)
41
En estos casos es factible encuadrar a los loteos iniciados por organiza-
ciones comunitarias que tienen expedientes con factibilidad de urbanización
y obras ejecutadas, pero que no han culminado con la aprobación del loteo.
A diferencia de la irregularidad urbana, Monayar (2018) considera informal
a aquellos casos que ni siquiera dieron inicio al proceso normado. Responde
más a una situación estructural provocada por el accionar del agente promo-
tor, cuyo proceso adquiere una forma propia que requiere de acciones con-
tinuas por parte del poder público, tales como modificación de los procesos
reglados, excepciones normativas, asumir costos económicos y que terminan
generando productos irregulares. En estas tipologías de informalidad se pue-
den encuadrar a las tomas de tierras, y también a los loteos fraudulentos,
aunque en este último tipo de casos medie una acción legal delictiva fraudu-
lenta. A las definiciones propuestas, Monayar (2011) aclara que informalidad
no es lo no formal, sino otra forma, que responde a otras lógicas, procesos,
necesidades, etc. Si bien la informalidad urbana supone transgresiones a los
códigos urbanos o civiles, según los casos, responden a procesos propios que
requieren de una actuación permanente del Estado para su adecuación, regu-
larización y solución. Por otra parte, y en contraposición a las situaciones de
irregularidad-informalidad, se entiende en este trabajo, por regular a aquellos
loteos o planes de vivienda que han iniciado sus procesos administrativos en el
marco de la normativa vigente y que reúnen los requisitos para ser aprobados,
o se encuentran culminados.
Otro autor que aporta elementos significativos es Smolka (2003:6)
quien sostiene que, “Pese a que la pobreza sea responsable de una parte signi-
ficativa de los arreglos informales existentes, la magnitud y la persistencia de
la informalidad no se puede explicar únicamente por la pobreza. De hecho,
a pesar de la alta correlación encontrada entre la pobreza urbana y los asen-
tamientos informales, no todos los ocupantes de asentamientos informales
pueden ser clasificados como pobres”. Para Smolka “La informalidad no solo
es efecto, sino también causa de la pobreza, en la medida en que la población
residente en áreas informales es capturada por muchos ‘círculos viciosos’ que
reiteran su condición” (2003:10). Sobre este aspecto el autor hace referencia a
las limitaciones para el acceso al trabajo, ya que al no poseer dirección formal
genera discriminación, el no acceso al crédito bancario por la no disponibi-
lidad del inmueble para ofrecerlo como garantía, la discriminación en los
medios de comunicación entre otros aspectos que refuerzan el “circulo vicio-
so” en que el pobre, por sus escasos recursos económicos, no logra acceder al
42
suelo formal e incurre en la informalidad y que, justamente esas condiciones
informales son más costosas que la residencia en áreas formales.
La relación entre informalidad e irregularidad, implica también definir
qué se entiende por segregación. En tal sentido es relevante considerar la rela-
ción entre la ocupación del espacio urbano y la segregación:
El espacio como producción social, como relación dialéctica entre sociedad-
naturaleza, posee connotaciones sobre las formas en las cuales los grupos
sociales tienen pertenencia al mismo. No es, pues, una dimensión vacía a
lo largo de la cual los sectores sociales se estructuran, sino que posee un
papel en la constitución de los sistemas de interacción. Clichevsky (2000:
15)
43
sociales en espacios comunes a varios grupos). No existe segregación en
sentido estricto cuando habiendo heterogeneidad socioeconómica, la
población perteneciente a distintos niveles, vive mezclada desde la totalidad
de ciudad hasta el nivel de sus manzanas. (2000:8-9)
44
En cuanto a las posibilidades de integración urbana, Clichevsky (2000)
sostiene que depende de la percepción que tenga la población viviendo en
hábitat informales, como la población “de afuera”, así como las organizacio-
nes sociales y el Estado, sus objetivos y políticas cambiantes a lo largo de las
últimas décadas. En Argentina, en el caso de los asentamientos planificados
por la población, la segregación se siente diferente a la vivida en las villas: en
aquellos, los habitantes siempre quisieron ser un “barrio más”, aunque toda-
vía no poseían la seguridad jurídica de la propiedad. Estas poblaciones han
demandado por la regularización dominial y urbana (diseño urbano igual a
barrios, asesorados por arquitectos, etc.) para quitarse, justamente, el estigma
de la segregación. En cambio, en las villas, la transformación urbana es más
compleja, y siempre les dejará una impronta desde lo físico hasta lo social:
“los villeros”.
En torno a esta cuestión, Sabattini (2006), en su trabajo sobre segre-
gación residencial, identificó para su análisis las siguientes dimensiones: a) la
tendencia de los grupos sociales a concentrarse en algunas áreas de la ciudad
(segregación por localización de grupo). Esta dimensión tiene lugar cuan-
do existe un sesgo residencial global para una ciudad, vale decir cuando los
miembros de un determinado grupo social se localizan mayoritariamente en
una zona de la ciudad, aunque en esta misma zona residan también otros gru-
pos sociales; b) la conformación de áreas o barrios socialmente homogéneos
(segregación por exclusión), que se produce cuando hay ausencia de mezcla
o interacción de grupos sociales en áreas o barrios de la ciudad. Vale decir
que se trata de zonas homogéneas en las características económicas, sociales
y culturales de su población; y c) la percepción subjetiva que los residentes
tienen de la segregación “objetiva”. Esta tercera dimensión se relaciona con las
representaciones que los miembros de un grupo social tienen de los lugares
que ellos mismos habitan y de los lugares que habitan personas pertenecientes
a otros grupos sociales.
45
recupera los aportes de Castel (1997), quien la define como una dificultad
central a partir de la cual una sociedad se interroga sobre su cohesión e intenta
conjurar el riesgo de su fractura. En este sentido, la cuestión social constituye
el desafío que cuestiona la capacidad de una sociedad de existir como un todo,
como un conjunto ligado por relaciones de interdependencia. De esta forma,
cuando la cuestión social se expresa como crisis de cohesión social, tensiona a
una organización política-jurídica que debería garantizar derechos en el mar-
co de un sistema económico que genera pobreza y miseria.
En estos debates en torno a la cuestión social como asunto público
problematizado, Ianni (1996) sostiene que la cuestión social es la manifesta-
ción de las desigualdades económicas, políticas y culturales y los antagonis-
mos de clase, raciales o regionales, de significación estructural del desarrollo
capitalista, que junto al desarrollo económico y el aparato estatal fabrican
esas desigualdades y antagonismos. Parra recupera estos aportes y define a la
cuestión social “(…) como las manifestaciones de las desigualdades y anta-
gonismos políticos, económicos y culturales anclados en las contradicciones
propias del desarrollo capitalista, que generó múltiples estrategias del poder
instituido para enfrentarla, acallarla, naturalizarla, disminuirla o incorporarla
(…)” (2001:10). Estos debates sirven para analizar en qué medida las deman-
das habitacionales asumen estado público (cuando se exteriorizan), y pasan de
ser una cuestión de policía (represión) o puede convertirse y procesarse como
una cuestión de política pública; sin abandonar la represión y el ejercicio de
la violencia, abre posibilidades a la protesta social y a la negociación de las
demandas sociales. Para estos autores, históricamente y según las condiciones
particulares de cada coyuntura, la atención y el abordaje de la cuestión social
tuvo un doble carácter: por una parte desde el aparato represor y violento del
Estado (judicialización de las protestas, tomas de tierras, desalojos, etc.) y por
otra parte, desde políticas públicas que incluyen aspectos asistenciales, pro-
mocional, preventivo y, en muchos casos, combinando las diferentes estrate-
gias o incorporando selectivamente algunos derechos sociales que ampliaron
la ciudadanía.
Comprender cómo se constituyen las demandas habitacionales en temá-
ticas que adquieren relevancia y se trasforman en una expresión de la cuestión
social, resulta importante en tanto permite analizar las estrategias populares
de acceso al suelo urbano como una expresión de las desigualdades sociales
generadas en una sociedad capitalista. De esta manera es posible dimensionar
a las estrategias de acceso al suelo urbano en su capacidad de problematizar
46
estas demandas e instalarlas en la agenda pública a los fines de que se procesen
en intervenciones de las políticas públicas. Desde estos debates referidos a la
cuestión social propongo enmarcar la definición de estrategia y específica-
mente estrategias habitacionales.
El concepto de “estrategia” aplicado a lo político cuenta con una larga
historia, aunque no siempre ha sido debidamente definido. De modo operati-
vo, aquí me refiero a “estrategia” como el proceso a través del cual una persona
o colectivo busca, a partir de una secuencia de acciones, satisfacer una serie de
objetivos en un campo de disputas más o menos delimitado. Específicamen-
te, este campo ha sido delimitado en torno a las demandas por el acceso al
suelo y a la vivienda de sectores populares de la ciudad y del Gran Córdoba.
Las estrategias posibles pueden conllevar la inacción, visibilizar o potenciar el
conflicto, o bien propender a cierta cooperación entre los actores. No obstan-
te, las estrategias descriptas suponen, en alguna medida, una combinación de
estos caminos, según cada contexto particular.
Para Delfino y Zubieta (2010) por su parte, las estrategias resultan de
una combinación de acciones políticas que realizan ciudadanos o grupos, las
cuales pueden integrar a la vez acciones de protesta y de interpelación o inter-
locución estatal por caminos más convencionales.
Las estrategias, siguiendo a González Alcantud, así como las tácticas
que confluyen en ellas, exigen “grandes dotes de prospectiva, fundadas en
la experiencia teórica acumulada, en la dialéctica de la acción, error, acción”
(1998:3). Responden habitualmente a un pensamiento de tipo “estratégico”,
es decir, que suponen algún nivel de planificación de quienes impulsan esta
serie de acciones, aunque esto no implique necesariamente ni una racionali-
dad absoluta ni una ausencia total de racionalidad. Por el contrario, el pen-
samiento estratégico o prospectivo es un concepto que podría iluminar los
modos en que los sectores populares en situación de déficit habitacional o de
acceso al suelo se convierten en protagonistas de su propia historia, identifi-
cando objetivos, y entre ellos, prioridades, y desarrollando tácticas y acciones
para lograr satisfacerlos. Pérez Sainz (1989) cuestiona el término estrategia
por implicar cierta conciencia de objetivos, medios, plazos, etc., así como
suponer la posibilidad de elección sobre opciones. Es decir, este término con-
lleva la idea de comportamientos guiados por una racionalidad basada en el
cálculo que adecua medios afines.
Una de las perspectivas que considero relevantes para abordar el con-
cepto de estrategia relacionado a los sectores populares es la aportada por
Clemente (1985), quien aborda la categoría “estrategias de vida”, como los
47
desempeños ocasionales o sistemáticos que realizan los actores tendientes a
optimizar sus condiciones materiales y no materiales de vida y el alcance de
objetivos. En la perspectiva de Clemente (1985) se van a diferenciar entre es-
trategias de adaptación al riesgo y estrategias de optimización del medio social
de riesgo. De esta manera en el presente análisis se identifican dos tipos de
desempeños: de adaptación y de optimización. Los primeros tienden a repro-
ducir una situación problemática referida a procesos de adaptación en con-
textos de exclusión, y los segundos logran alguna modificación especialmente
en lo que hace a controlar las condiciones de riesgo presentes en el ambiente
familiar y comunitario. En estos últimos, la autora identifica algunas estrate-
gias de tomas de tierra en el conurbano de la provincia de Buenos Aires, en
tanto se proyectan como una solución habitacional que desarrolla procesos de
integración social y urbana.
Otra autora que aborda la cuestión es Torrado, que define a las estrate-
gias familiares de vida (EFV) como:
(…) aquellos comportamientos de los agentes sociales que –estando
determinados por su posición social (pertenencia de clase)– se relacionan
con la constitución y mantenimiento de unidades familiares en el seno
de las cuales pueden asegurar su reproducción biológica, preservar la
vida y desarrollar todas aquellas prácticas (económicas y no económicas)
indispensables para la optimización de las condiciones materiales y no
materiales de existencia de la unidad y de cada uno de sus miembros.
(1981:59)
48
Un aporte significativo en términos teóricos y metodológicos es el que
aporta Gutiérrez (2005), que trabaja desde la sociología de Bourdieu y sostie-
ne que para dar cuenta de las prácticas sociales es necesario tener en cuenta
las categorías de campo, habitus, capital e intereses, entre otros conceptos.
En esta misma perspectiva teórico-metodológica otro autor que aborda la
cuestión de las estrategias desde la perspectiva de Bourdieu es Wilkis, quien
trabaja los conceptos de estrategias, capital, habitus y campo señalando que:
(…) la operación conceptual que realiza Bourdieu no es descartar la
intencionalidad de los agentes en sus prácticas –a la manera estructuralista–,
sino plantear que el habitus orienta objetivamente a las prácticas porque
actúa identificando las oportunidades y restricciones que les son impuestas
a los agentes. (2004:127)
49
de Anso, 2012). Siguiendo con esta perspectiva las estrategias habitacionales,
se definen en la intersección entre necesidades y expectativas habitacionales
de los hogares y los condicionantes estructurales, entre las que considero rele-
vantes a las políticas públicas.
Estas lecturas están relacionadas al objeto de estudio, en tanto aportan
para comprender las condiciones materiales de vida de los sectores populares
en relación a las estrategias que desarrollan las familias y sus redes organizacio-
nales. En tal sentido comparto con las autoras que las estrategias habitaciona-
les tienen que ser comprendidas como una expresión de la lucha de las clases
dominadas por disputar sus intereses.
La problemática que subyace al concepto de estrategias habitacionales
apunta, precisamente, a comprender cómo hacen para reproducirse
socialmente quienes ocupan posiciones dominadas en el espacio social.
Desde esta perspectiva, las estrategias habitacionales no pueden entenderse
al margen de las características de la estructura de clases de una sociedad.
(Di Virgilio y Gil y de Anso, 2012:161)
50
momento es la lucha por la satisfacción de la necesidad, la lucha por asegurar
o impedir la disposición correspondiente.
Es en este sentido que me interesa conocer cómo disputaron los sectores
populares el reconocimiento del acceso a la tierra como un derecho humano.
La reconstrucción de las estrategias se llevó a cabo a partir de entrevistas con
referentes de las organizaciones, en la pretensión de identificar desde qué pers-
pectivas se han realizado estas disputas. De modo pertinente a este trabajo,
Bourdieu plantea que:
(…) el mundo social es el lugar de luchas a propósitos de palabras que
deben su gravedad –y a veces su violencia– al hecho de que las palabras
hacen las cosas en gran parte, y que cambiar las palabras (…) es ya cambiar
las cosas (…). El combate para conocer científicamente la realidad debe
casi siempre comenzar por una lucha contra las palabras. (1988:132)
Los hechos y las necesidades no hablan por sí solos, solo existen a partir
de la interpretación que realizan los sujetos; en tal sentido interesa recuperar
la forma en que son definidas las necesidades, es por esto que se transcriben las
concepciones que subyacen en la definición e interpretación de los problemas
y de los sujetos portadores de estas necesidades habitacionales, a partir de las
visiones que posee cada actor que interviene en el campo.
En el marco de este trabajo de investigación, consideré necesario esta-
blecer las relaciones entre las categorías referidas a estrategias, acción colectiva
y movimientos sociales. En los debates en torno a estos tópicos una de las
corrientes teóricas es la expresada por Olson (1971), entre otros autores, que
señala que la acción colectiva es la acción de las organizaciones dedicadas a
la atención de los intereses colectivos y particulares de los individuos que la
componen, y destinada a la producción de bienes públicos, esto es, de bie-
nes que están disponibles para todos los miembros de la organización, hayan
o no participado en los esfuerzos por su logro. Un individuo maximizador
(calculador de la relación costo/beneficio de la acción) intentará beneficiarse
a través de la acción de los otros, ya que su propia aportación al esfuerzo co-
lectivo tiene un efecto poco notable para la organización (mientras que para
él puede suponer un coste elevado) y, además, obtendrá su parte de beneficio
independientemente de su participación en los costes. De aquí deduce Olson
(1971) la necesidad de incentivos selectivos (individuales) para el desarrollo
de la acción colectiva (positivos –recompensas a la participación– o negativos
–castigos a la no participación–).
51
En esta perspectiva los individuos participan en acciones colectivas so-
bre una ecuación costo/beneficio, donde estos últimos siempre tienen que ser
menores que los primeros. Así, un individuo participa en la medida en que su
interés coincide con el interés común, pudiendo este coincidir con un interés
universal que trasciende al grupo. La argumentación sobre la asimilación de
interés individual e interés colectivo la realizaré cuando desarrolle la argumen-
tación teórica sobre los procesos de identificación. Si bien esta perspectiva de
costo/beneficio, reduce la organización a un aspecto instrumental, considero
que realiza un aporte para poder analizar el funcionamiento de las organi-
zaciones sociales y sus lógicas para regular la asignación de beneficios en el
proceso de gestión de sus estrategias.
Frente a esta postura, surge la corriente que expresa la teoría de la “mo-
vilización de recursos”, en la que me posiciono para poder comprender la
acción colectiva y la organización. La acción colectiva entendida a partir de
un interés común que moviliza a un conjunto de personas, genera expec-
tativas y un proceso de identificación con los objetivos comunes. Melucci
(1999) explica que, si los actores individuales pueden reconocer su coherencia
y continuidad como actores, serán capaces de escribir su propio guion de la
realidad social y comparar expectativas y resultados. De este modo, toda teo-
ría de la acción colectiva que incorpore el concepto de expectativas presupone
una teoría de la identidad. Este abordaje interesa en tanto, permite pensar
las estrategias de los movimientos populares en su lucha por el derecho a la
tierra, la vivienda y el hábitat, como constructoras de una identidad colectiva.
Al sostener este proceso de identificación, no lo propone como algo previo,
inmutable, sino más bien, como señala Melucci (1999), como un “potencial
de individualización” en el curso de la acción.
52
racionalidad instrumental (ni son irracionales, ni están basados en
una lógica de cálculo). (Melucci, 1999:66-67)
53
movimientos pacifistas, ecologistas, feministas, de derechos humanos y las
formas no alienadas de trabajo, entre otros. Galafassi (2011) señala que la
preocupación ya no gira exclusivamente alrededor del individuo egoísta, sino
alrededor de la “organización” y de cómo los individuos reunidos en organi-
zaciones sociales gestionan los recursos que disponen (recursos humanos, de
conocimiento, económicos, etc.) para alcanzar los objetivos propuestos.
En esta perspectiva los movimientos sociales surgen como resultado de
la acción colectiva en un contexto que admite la existencia de conflictos, y
estos, por sí solos, ya no son vistos como anormalidades del sistema: una so-
ciedad moderna y capitalista está atravesada por conflictos que por sí solos no
desestabilizan al sistema (Galafassi, 2011). El agravio es considerado un mo-
tor fundamental de la acción colectiva, entendiendo por tal toda manifesta-
ción del sistema que perjudique a individuos o grupos. Un aporte que realiza
este autor, está vinculado a los agravios y sus reacciones, como expresión de
los resultados permanentes de las relaciones de poder, y por tanto no pueden
explicar la formación de movimientos: esta depende más bien de cambios en
los recursos con que cuentan los grupos, la organización y las oportunidades
para la acción colectiva. Es decir que, dado un agravio, se generará un movi-
miento social en tanto los individuos y los grupos cuenten con los recursos
organizacionales necesarios para su formación (Galafassi, 2011).
En este trabajo los movimientos sociales son considerados movimien-
tos reformadores, es decir que buscan incidir en la disputa de recursos, leyes,
políticas públicas. Desde esta perspectiva, la identidad principal de un mo-
vimiento social radica precisamente en su posicionamiento crítico frente a
alguna de las características o aspectos de la política vigente, o a toda ella,
peticionando algún tipo de transformación, sea esta parcial o casi total. En
palabras de Galafassi:
(…) será fundamental (…) que los procesos de movilización social mantengan
una relación dialéctica con el proceso histórico de transformaciones en la
relación Capital-Trabajo y Capital-Condiciones de Producción (…) que
los procesos de movilización social se inscriban en algún contexto y proceso
de cambio social (…) y que es fundamental considerar las relaciones de
los movimientos y organizaciones socio-políticas tanto con el resto de los
sujetos, clases y fracciones de clase como con el Estado. (2011:29)
54
2.1.3. Políticas públicas habitacionales
Y continúa:
Por tanto, para que un Estado (como sujeto o responsable principal)
pueda diseñar y gestionar proyectos y actividades a los fines de satisfacer
55
necesidades de una sociedad (como objeto o finalidad principal), las
políticas públicas deben ser vistas y consideradas como un proceso cuyo
punto de salida (input) es una situación de insatisfacción social y cuyo
punto de llegada (output) debe ser una situación de satisfacción social.
(Graglia, 2004:52)
Aquí el ámbito institucional del Estado es una arena que refleja el con-
flicto político, donde pugnan intereses contrapuestos y se dirimen cuestiones
56
socialmente problematizadas, que va construyendo un reflejo de las correla-
ciones de fuerza de la sociedad civil que se expresa en un resumen oficial.
En sus trabajos Oszlak y O’Donnell (1976) entienden las políticas
públicas como el conjunto de tomas de decisiones del Estado frente a una
cuestión que incita la atención, interés o movilización de otros actores de la
sociedad civil. Este campo se encuentra atravesado por diferentes actores con
posiciones, capitales y poderes diversos que disputarán por las mismas. En
consonancia con esto, las políticas públicas como mecanismos de goberna-
bilidad, pueden ser concebidas como dispositivos de poder que interpelan a
los sujetos y disponen nociones sobre inclusión/exclusión, que contribuyen
a reproducir y consolidar estructuras de igualdad/desigualdad. Por un lado,
es importante destacar que teorizarlas como dispositivo de poder implica re-
flexionar sobre las relaciones de poder que se establecen entre el Estado y los
sujetos. Por otro lado, es posible observar en estas relaciones y mecanismos
de gobernabilidad que cuando el Estado está ausente, emergen otros actores,
como instituciones no gubernamentales, movimientos y organizaciones so-
ciales, sindicales, etc., que ocupan estos espacios a través de las denominadas
políticas del sector privado.
(…) desde la perspectiva tradicional (que podemos caracterizar como
redistributiva) las políticas sociales son concebidas como un conjunto
de acciones, por parte del aparato estatal, que tienden a disminuir las
desigualdades sociales. Así, son pensadas como aquellas actividades que
tienen como principal función la corrección de los efectos negativos que se
producen debido a la acumulación del capitalista. (Borgianni y Montaño,
2004:208)
Este modo de ver el conflicto entiende a las políticas públicas como pro-
ducto de un entramado de disputas por imponer las necesidades y la forma de
57
intervenir para satisfacerlas. Es decir, las políticas sociales no son concebidas
solamente por el Estado ni por la clase hegemónica como meras concesiones,
ni por ninguna otra clase individualmente, sino que son las contradicciones
y la lucha entre las clases las que determinan las políticas. Es así que, en la
caracterización en oposición a la concepción tradicional, las políticas sociales
desde este análisis son el producto de cómo se procesó la disputa de intereses.
En el análisis de las políticas públicas, es necesario conocer en qué me-
dida el Estado desarrolló capacidad de intervenir en esta cuestión social, y a
tales efectos recupero el concepto de Repetto (2003:2), que hace referencia
al concepto de “institucionalidad social, como el conjunto de reglas de juego
formales e informales (incluyendo las rutinas y costumbres organizacionales)
que enmarcan el contenido y la dinámica administrativa y política de las po-
líticas sociales”.
En su trabajo Repetto, define a la capacidad estatal:
(…) como la aptitud de las instancias de gobierno para plasmar, a través
de políticas públicas, los máximos niveles posibles de valor social dadas
ciertas restricciones contextuales y según ciertas definiciones colectivas
acerca de cuáles son los problemas públicos fundamentales y cuál es el
valor social específico que en cada caso debiese proveer la respuesta estatal
a dichos problemas. (…) La capacidad estatal se manifiesta a partir de
dos componentes: la capacidad administrativa y la capacidad política.
La primera hace referencia a los arreglos institucionales, administrativos
y dispositivos para la gestión, mientras que la capacidad política es la
capacidad para problematizar las demandas de los grupos mayoritarios de
la población, tomando decisiones que representen y expresen los intereses
e ideologías de los mismos más allá de la dotación de recursos que puedan
movilizar en la esfera pública. (Repetto, 2003:7-8)
58
a nivel sectorial como jurisdiccional, interactúan de modo coherente generan-
do sinergias en función de sus tareas asignadas, o sus ventajas comparativas
a favor de cumplir los objetivos públicos previstos. Para el autor, (2003) los
actores son aquellos individuos o grupos que ocupan una posición estratégica
en el sistema de decisiones y que responden, en el proceso de formación de
políticas, por las funciones de articulación del campo cognitivo y del campo
del poder.
Otra autora que aporta una mirada crítica, que comparto, en lo que se
refiere a los procesos de construcción de la agenda de las políticas públicas, es
Cunill Grau, quien afirma que:
(…) el centro de la cuestión remite a la creación de una nueva
institucionalidad que no sólo involucre la posibilidad de tornar la gestión
pública más permeable a las demandas emergentes de la sociedad, sino
de retirar del Estado y de los agentes sociales privilegiados, el monopolio
exclusivo de la definición de la agenda social. (1997:26)
59
dad de dilucidar, tanto conceptual como empíricamente, las particularidades
que implican aquellos “públicos débiles” –asentados en la mera formación de
opiniones–, de las que caracterizarían a los “públicos fuertes” dinamizados por
la toma de decisiones fundamentadas en su fuerza práctica, posibilitando la
incorporación de sus “resoluciones ciudadanas” a las instancias de elaboración
institucional de la agenda de las políticas estatales. Como sostiene Oszlak:
(…) la acumulación de poder es, al mismo tiempo, condición de posibilidad
para la fijación de agendas (v.g. qué asuntos deben problematizarse
socialmente), para la toma de posición frente a las mismas (qué políticas
deben adoptarse a su respecto) y para la extracción y asignación de los
recursos que posibilitarán su resolución (quiénes ganan y quiénes pagan
los costos) (…) Naturalmente, al hacer referencia a un mayor o menor
poder del Estado, es fundamental conocer quién o quiénes lo controlan.
(1992:14)
60
ponen en relevancia los derechos contraídos como producto del proceso de
lucha social y la legalidad de la tenencia del suelo en propiedad privada (sobre
estos aspectos, amplío en el tercer capítulo).
Barreto (2008) aporta elementos para comprender cómo se ha trasfor-
mado la concepción de políticas de vivienda en el marco de la aplicación de
los modelos neoliberales y las limitaciones que tienen las políticas sectoriales
que se corresponden al periodo de industrialización y del Estado de bienes-
tar. En tal sentido, el autor sostiene que “(…) en el periodo en el que estas
condiciones estaban determinadas por ciertos derechos que les asistía a los
trabajadores formales, las políticas sociales eran organizadas en sectores com-
plementarios de soluciones específicas” (2008:3). Esta planificación refleja las
diferentes políticas sectoriales generadas en el marco del Estado de bienestar
(salud, educación, vivienda, trabajo, etc.), que eran definidas de manera sec-
torial, y complementariamente y aislados como problemas para ser atendi-
dos independientemente unos de otros, dando por descontado que todos los
hacían.
[Con] las situaciones de pobreza crítica actual y de la desregulación
implementada por las políticas de ajuste, elementos como la integración
urbana, social, económica, cultural, etc., no se encuentran relacionados
desde las políticas que las asiste y es necesario tener en cuenta cómo la
vivienda, en estos hogares, se relaciona, retroalimenta y contribuye con
todos estos elementos que hacen a sus condiciones de vida. (Barreto,
2008:3)
61
res, para la realización de obras estructurales como las redes de infraestructura
y equipamientos sociales. Acuerdo con que este tipo de política es clave para
abordar desde una perspectiva integral la solución de las áreas con precariedad
habitacional extrema, ya que de ella depende la posible futura integración a
la estructura urbana de estas áreas y también lo referente a la prevención en la
formación de nuevas áreas de precariedad habitacional, en la medida que ella
puede planificar el crecimiento urbano y poner a disposición tierras urbaniza-
das con esta finalidad, así como regular el uso de las tierras urbanas vacantes
provistas con infraestructura para facilitar el acceso a suelo urbanizado a estos
hogares, etc.
Para trabajar los aspectos que plantea Barreto (2008) sobre la regulación
del uso de las tierras urbanas, es necesario precisar detalles referidos a cómo se
construye un régimen urbano. Los aportes teóricos y metodológicos de Abra-
mo (2009), que en términos analíticos permiten comprender los procesos que
van construyendo y trasformando las ciudades, develan la relación entre los
regímenes de acumulación de capital, el régimen urbano y las regulaciones
urbanas.
La centralidad del mercado del suelo e inmobiliario en el proceso de
acumulación urbana y la construcción de las relaciones sociales, políticas
y económicas que articulan los macro y micro poderes, y los intereses
individuales, colectivos y de clase son categorías (…) con lo cual se busca
demostrar que el mercado del suelo está en el corazón del proceso de
generación y distribución de la riqueza urbana en las grandes ciudades
latinoamericanas. (Abramo, 2009:12)
Esta centralidad permite realizar un análisis sobre el rol que juegan las
políticas de uso del suelo en los procesos de acumulación capitalista:
Un régimen de acumulación y un modo de regulación inscriben sus marcas
de singularidad histórica en las diferentes funcionalidades de la ciudad. Un
“régimen urbano” definiría las formas particulares que asumen los procesos
de producción y de apropiación de la espacialidad construida urbana. Por
lo tanto, podemos identificar el mercado inmobiliario, así como otras
formas de aprovisionamiento residencial como una institución (…) del
régimen urbano. (Abramo, 2009:35)
62
diciones y precios para el acceso al suelo urbano de los diversos sectores de la
sociedad.
Respecto de la función del mercado inmobiliario, para Smolka (2003),
la economía convencional sostiene, en relación al precio de la tierra urbana,
que los precios de libre mercado reflejan el nivel en el que la capacidad y la
disposición a pagar de un comprador coincide con la capacidad y la disposi-
ción a vender de un proveedor, pero esto no garantiza que se suplan las nece-
sidades sociales. Este escenario ideal puede reflejar que el mercado para la tie-
rra urbanizada puede estar funcionando bien, mientras que muchas familias
(incluso no pobres) no accedan a él, y los terrenos urbanos son mantenidos
vacantes intencionalmente, cumpliendo una función de resguardo de ahorros
y especulación.
El precio de la tierra urbana, como en cualquier mercado, es determinado
por la oferta y demanda. El suministro de tierra depende de la cantidad
habilitada (producida) por año, la cantidad que es retenida, y la intensidad
de uso de la existente. La demanda depende de la tasa anual de formación
de nuevos hogares, ajustada por su ingreso y/o poder adquisitivo, sus
preferencias y los precios de otros artículos en sus presupuestos. (Smolka,
2003:1)
63
Yujnovsky (1984) señala que en cada coyuntura se da en una política y el
Estado interviene respondiendo a las relaciones de poder y correlación de
fuerzas sociopolíticas. Así, la política de vivienda del Estado forma parte de
la lucha política y de las ideas, e incide sobre el proceso económico, ya sea
para mantener una situación excluyente de las grandes mayorías, o bien para
transformarla en beneficio de esas grandes mayorías.
64
1966 el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, y el Pacto Inter-
nacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (PIDESC), cuyo ar-
tículo 11 reconoce el derecho a la vivienda: “Los Estados Partes en el presente
Pacto reconocen el derecho de toda persona a un nivel de vida adecuado para
sí y su familia, incluso alimentación, vestido y vivienda adecuados, y a una
mejora continua de las condiciones de existencia”. Argentina es Estado parte
y le ha dado rango constitucional.
Por otro lado, el comité que vigila el cumplimiento del PIDESC8 y
establece sus alcances ha señalado que el derecho a la vivienda debe pensarse
como el derecho a vivir en seguridad, paz y dignidad en alguna parte. El comi-
té de DESC (1991) considera que “adecuación” supone algo más que paredes
y un techo, como mínimo debe incluir los siguientes elementos:
65
– Lugar adecuado: la adecuación de una vivienda comprende también
el derecho a que esta esté situada en un lugar que permita el acceso
a opciones de empleo, centros de atención y educación para niños/
niñas y, sobre todo, que no ponga en peligro el disfrute de otros
derechos, principalmente la salud o la vida de sus ocupantes.
– Adecuación cultural: al igual que todos los derechos sociales, el dere-
cho a la vivienda comprende tanto elementos universalizables, vin-
culados a las necesidades comunes de las personas, como elementos
diferenciados, relacionados con los contextos culturales en los que
resultan garantizados. Las políticas de vivienda y los materiales en
que se apoyan deben ser capaces de expresar la identidad cultural y
la diversidad del lugar y de los colectivos involucrados.
– Otro de los aspectos es la protección contra los desalojos forzosos: lo
cual es central en lo referido al ejercicio del derecho a una vivienda
adecuada y está relacionado a la seguridad de la tenencia. Sobre este
aspecto se establece claramente la referencia y se define el desalojo
forzoso como el hecho de hacer salir a personas, familias y/o comu-
nidades de los hogares y/o las tierras que ocupan, en forma perma-
nente o provisional, sin ofrecerles medios apropiados de protección
legal o de otra índole ni permitirles su acceso a ellos. También esta-
blece protocolos y procedimientos que deben ser respetados frente
a situaciones donde deben producirse desalojos, referidas a que no
deben realizarse de noche, a que deben ofrecerse garantías, entre
otros aspectos.
66
disponibles” o “contenido mínimo” del derecho a una vivienda
adecuada no puede definirse de antemano, de manera abstracta, por lo
que inevitablemente ha de atenderse a contextos temporales y espacios
concretos. El contenido y el alcance de los derechos siguen sin estar bien
definidos. El contenido “mínimo” es solo un ejemplo de esa dificultad
más amplia. Es evidente que los Estados no pueden satisfacer de manera
inmediata todos los elementos que integran el contenido del derecho
a una vivienda adecuada. Esto implica entender que la satisfacción del
derecho pueda ser progresiva, no debe entenderse como una autorización
para postergar el cumplimiento de las obligaciones estatales en materia de
vivienda. (2003:199)
67
humanos, el desarrollo social, los derechos de la mujer, la población y otros
temas. En esa conferencia, los representantes de 171 gobiernos acordaron un
conjunto de compromisos destinados a alcanzar el acceso de la vivienda a toda
la población en el marco de un desarrollo humano sustentable, y los gobiernos
se comprometieron a formular planes que contaran con los recursos financieros
que permitieran alcanzar en el año 2020 las metas cumplidas.
En el marco de los pactos internacionales, el artículo 27 de la Conven-
ción sobre los Derechos del Niño reconoce el derecho a una vivienda ade-
cuada como un derecho humano. También el reconocimiento del derecho
a la vivienda se encuentra en el artículo 14 (h) de la Convención sobre la
Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la Mujer; en el
artículo 5 (c) de la Convención sobre la Eliminación de todas las Formas de
Discriminación Racial; párrafo 61 del Programa de Hábitat (Segunda Con-
ferencia de las Naciones Unidas sobre los Asentamientos Humanos, Hábitat
II)9, entre otros.
La Declaración del Milenio aprobada por la ONU en el año 2000, tra-
baja sobre una perspectiva de derechos humanos, establece ejes, pautas y valo-
res que aportan a regular las relaciones de los países con el desarrollo humano.
También es relevante lo sostenido en “La Carta Mundial por el Derecho
a la Ciudad”, producida en el marco del Foro Social de las Américas, Qui-
to, julio 2004; Foro Mundial Urbano, Barcelona, octubre 2004; Foro Social
Mundial, Porto Alegre, enero 2005; que afirma ser:
(…) un instrumento dirigido a fortalecer los procesos, reivindicaciones y
luchas urbanas. Está llamada a constituirse en plataforma capaz de articular
los esfuerzos de todos aquellos actores –públicos, sociales y privados–
interesados en darle plena vigencia y efectividad a este nuevo derecho
humano mediante su promoción, reconocimiento legal, implementación,
regulación y puesta en práctica.
9
En el párrafo 61 se explican más detalladamente las medidas que deben adoptar los gobiernos
y otras partes interesadas con el fin de promover, proteger y garantizar la realización plena y pro-
gresiva del derecho a una vivienda adecuada. Este marco guía al Centro de las Naciones Unidas
para los Asentamientos Humanos (Hábitat) en la prestación de asistencia a los gobiernos y a otros
interesados para colocar los derechos humanos en el centro de la formulación y aplicación de
políticas en el sector de la vivienda. En este contexto, es importante aclarar que el “marco para la
realización de los derechos de vivienda” no significa ni entraña en manera alguna una obligación
de parte de los gobiernos de proporcionar una vivienda gratuitamente a sus ciudadanos, o a los
residentes en el país de que se trate. Sin embargo, como se expresa claramente en el Programa de
Hábitat, los gobiernos tienen la responsabilidad de establecer y facilitar un entorno propicio en
que se apoyen el potencial y la capacidad de las familias y todos los interesados en el proceso de
construcción de viviendas.
68
En el punto 2 del Artículo I, Apartado I (Disposiciones Generales) de
esta carta se establece:
El Derecho a la Ciudad es definido como el usufructo equitativo de
las ciudades dentro de los principios de sustentabilidad, democracia,
equidad y justicia social. Es un derecho colectivo de los habitantes
de las ciudades, en especial de los grupos vulnerables y desfavorecidos,
que les confiere legitimidad de acción y de organización, basado en sus
usos y costumbres, con el objetivo de alcanzar el pleno ejercicio del
derecho a la libre autodeterminación y un nivel de vida adecuado. (…)
es interdependiente de todos los derechos humanos internacionalmente
reconocidos, concebidos integralmente, e incluye, por tanto, todos los
derechos civiles, políticos, económicos, sociales, culturales y ambientales
que ya están reglamentados en los tratados internacionales de derechos
humanos. (…) El territorio de las ciudades y su entorno rural es también
espacio y lugar de ejercicio y cumplimiento de derechos colectivos como
forma de asegurar la distribución y el disfrute equitativo, universal, justo,
democrático y sustentable de los recursos, riquezas, servicios, bienes y
oportunidades que brindan las ciudades.
69
1) Toda persona tiene derecho al uso y goce de sus bienes. La ley puede
subordinar tal uso y goce al interés social.
2) Ninguna persona puede ser privada de sus bienes, excepto mediante el
pago de indemnización justa, por razones de utilidad pública o de interés
social y en los casos y según las formas establecidas por la ley.
3) Tanto la usura como cualquier otra forma de explotación del hombre
por el hombre deben ser prohibidas por la ley.
El siglo XX se caracterizó, entre otras cosas, por llevar al plano de los pac-
tos internacionales y de las constituciones nacionales un conjunto de derechos
humanos que se expresan en los derechos económicos, sociales y culturales, ge-
nerando un constitucionalismo de carácter social, que en Argentina alcanzó su
mayor desarrollo con la Constitución Nacional sancionada en 1949, derogada a
partir del golpe militar del año 1955 por la llamada “Revolución Libertadora”,
que a pesar de su proyecto antipopular tuvo que reconocer un conjunto de de-
rechos sociales, los que quedaron reflejados en el artículo 14 bis:
El trabajo en sus diversas formas gozará de la protección de las leyes, las
que asegurarán al trabajador: condiciones dignas y equitativas de labor;
jornada limitada; descanso y vacaciones pagados; retribución justa; salario
mínimo vital móvil; igual remuneración por igual tarea; participación en
70
las ganancias de las empresas, con control de la producción y colaboración
en la dirección; protección contra el despido arbitrario; estabilidad del
empleado público; organización sindical libre y democrática, reconocida
por la simple inscripción en un registro especial. Queda garantizado a los
gremios: concertar convenios colectivos de trabajo; recurrir a la conciliación
y al arbitraje; el derecho de huelga. Los representantes gremiales gozarán
de las garantías necesarias para el cumplimiento de su gestión sindical
y las relacionadas con la estabilidad de su empleo. El Estado otorgará
los beneficios de la seguridad social, que tendrá carácter de integral e
irrenunciable. En especial, la ley establecerá: el seguro social obligatorio,
que estará a cargo de entidades nacionales o provinciales con autonomía
financiera y económica, administradas por los interesados con participación
del Estado, sin que pueda existir superposición de aportes; jubilaciones y
pensiones móviles; la protección integral de la familia; la defensa del bien
de familia; la compensación económica familiar y el acceso a una vivienda
digna.
71
de vida, de acuerdo con el interés general y pautas culturales y regionales
de la comunidad. 2°. Impedir la especulación. 3°. Asistir a las familias sin
recursos para facilitar su acceso a la vivienda propia.
72
Este relevamiento de pactos y acuerdos internacionales, conjuntamente,
con leyes, decretos, ordenanzas y demás mecanismos reguladores del ámbito
nacional, provincial y municipal, constituyen un marco normativo referencial
importante desde donde evaluar las relaciones construidas con las estrategias
populares de acceso al suelo urbano, mirando el grado de aplicación y exigi-
bilidad desde la perspectiva de su universalización, entre otros aspectos. En el
siguiente capítulo abordo este marco normativo situándolo en los contextos
donde se fueron generando, y el grado de aplicación que tuvieron en relación
a las estrategias de acceso al suelo urbano.
73
Capítulo 3.
El contexto donde se desarrollan las estrategias populares de
acceso al suelo urbano
75
representaciones e intereses que tiene cada actor en el campo de interacción
que generan con las políticas públicas y el resto de la sociedad.
Consideré necesario hacer una breve referencia al marco internacional
del periodo estudiado, donde identifiqué profundas trasformaciones impulsa-
das por las políticas neoliberales a nivel global a partir de la década del 70 del
siglo XX que comienzan a trasformar el estado de bienestar surgido posterior-
mente a la Segunda Guerra Mundial. Theodore, Peck, y Brenner (2009) seña-
lan que el neoliberalismo puso en marcha un conjunto de políticas orientadas
a fortalecer la disciplina del mercado y la competencia que fueron generando
que en todos los sectores de la sociedad se transformaran los bienes y servicios
en commodities, esto es, en mercaderías transables. Entre las acciones que se-
ñalan Theodore, Peck y Brenner se encuentra:
(…) la desregulación del control del Estado sobre la industria; las ofensivas
en contra del trabajo organizado, la reducción de impuestos corporativos;
la contracción y/o privatización de los recursos y servicios públicos; el
desmantelamiento de los programas de bienestar social; la ampliación de la
movilidad del capital internacional; y la intensificación de la competencia
entre localidades. (2009:2)
76
Otros de los cambios que se desarrollan de manera conjunta a las polí-
ticas neoliberales son los que señala Argumedo:
(…) en el actual contexto internacional asistimos a una nueva época
caracterizada por la revolución científica técnica, desarrollada a partir
de la década del 70. Las ramas más dinámicas del mercado mundial son
las del conocimiento intensivo y se tiende a superar la histórica división
entre trabajo manual e intelectual, (…) que el conocimiento como recurso
estratégico que supone educación, información, capacidad innovadora,
creatividad y articulación entre distintos saberes científicos, técnicos y
sociales, es el equivalente a la industria pesada o al petróleo de la Revolución
industrial. (2005:79)
77
(…) como el marketing territorial, la creación de zonas empresariales,
la reducción de impuestos locales, el impulso a las asociatividades
público-privadas y nuevas formas de promoción local… concesiones
de tierras, recortes en los servicios públicos, la privatización de obras de
infraestructura… disminuir los costos administrativos… acelerar las
inversiones externas de capital… medidas de austeridad fiscal… con lo
que se redujeron las formas fordistas-keynesianas tradicionales de consumo
colectivo localizado. …Subsidios estatales directos e indirectos a las grandes
corporaciones. (Theodore, Peck y Brenner, 2009:9)
78
describe que “En las periferias de muchas ciudades latinoamericanas, el precio
de un metro cuadrado (m2) de tierra urbanizada, desarrollado por agentes pri-
vados, puede variar entre US$ 32 y US$ 172” (2003:2). Según el autor, estos
valores en términos absolutos son similares a los encontrados en el mundo de-
sarrollado, donde los ingresos per cápita son típicamente 7 a 10 veces mayores
que en las ciudades latinoamericanas. En tal sentido señala que una familia
que tenga ingresos por sobre la línea de pobreza y que ahorre el 20 % de su
ingreso mensual (estimado en US$ 200) necesitará ahorrar de doce a quince
años para adquirir un lote urbanizado de 150 m2. Estas limitaciones para ac-
ceder a la tierra urbana son, para Smolka, factores que contribuyen a la pobre-
za. Con relación a las políticas tributarias para la financiación de las políticas
públicas que permitan la captación del plusvalor que estas generan, el autor
señala que los impuestos prediales son un aspecto relevante, al considerarlos
como una de las mayores fuentes potenciales para financiar la producción de
tierra urbana, remarcando que es ridículamente bajo lo que se cobra en Amé-
rica Latina: representan menos que el 0,5 % del PIB, comparado al 3 y 4 % en
EE. UU. y Canadá. Cabe destacar que los aumentos significativos del valor de
la tierra, como resultado de las inversiones públicas en infraestructura urbana
de servicios, no son tenidos en cuenta por los gobiernos como una fuente de
recaudación y financiamiento debido a mecanismos débiles para captar este
plusvalor (Smolka, 2003).
79
Esta política escribe Cárdenas, “(…) fue produciendo una adaptación
de nuestras estructuras sociales a las sucesivas dominaciones y un desarrollo
desigual y desequilibrado dependiente de la sociedad industrial en su etapa
más adelantada”. (2002:125)
El modelo neoliberal introdujo cambios en el papel del Estado, fun-
damentalmente a su interior y en su relacionamiento con la sociedad civil y
el mercado. En el marco de las medidas que adoptó el gobierno menemista
(1989-1999), se ejecutó el plan de convertibilidad con el cual se redujo la
inflación y se dio apertura a las importaciones; con un dólar bajo se favoreció
la importación sin regulación de parte del Estado, provocando el quiebre de
la industria nacional, afectando a los sectores de la producción vinculados
al mercado interno, lo que determinó que miles de pequeños y medianos
empresarios quebraran y tuvieran que cerrar sus fábricas con el consecuente
aumento de la pérdida de puestos de trabajo.
En estudios previos (Alarcón, Galán y García Sotomayor, 2004) he tra-
bajado sobre los efectos de las privatizaciones en el deterioro de las economías
locales y regionales, la reducción del gasto público y el empleo, y realizamos
una revisión de documentos donde identificamos que esta problemática social
se vincula, en los términos señalados en el Documento Base Red URBAL
(Bodemer, 1999), con dos dimensiones: la exclusión del consumo y la exclu-
sión de una identidad de los agentes sociales: la de ser productores.
La falta de inclusión que generan estas políticas neoliberales nos permi-
tieron analizar los procesos de exclusión de amplias franjas sociales del acceso
a la tierra y la vivienda, entre otros satisfactores relacionados al hábitat. Estas
dimensiones, que llevan a una mayoría a la exclusión del principal mecanis-
mo de integración en una sociedad de mercado, se desenvuelve en el marco
de una revolución tecno-organizativa expulsiva de mano de obra (Bodemer,
1999), en el deterioro de economías regionales, así como en la aceptación de
recetas de los organismos internacionales para reducir el gasto público y en
el caso argentino –aunque no exclusivamente– “(…) tras la privatización y/o
el cierre de algunas de las grandes empresas, la huida de capitales del país y la
continuada extracción de divisas destinadas al pago de la deuda externa […]”
(Battistini, 2002:4). En esta revisión de lo trabajado con mis colegas (Alarcón,
Galán y García Sotomayor 2004), señalamos que las tendencias manifies-
tas desde el comienzo de las reformas estructurales en nuestro país y que se
profundizaron en la década del 90 del siglo XX, ensombrecieron aún más el
imaginario social de los sectores que quedaron excluidos. El fortalecimiento
80
del modelo neoliberal en el marco de un escenario internacional globalizado
de gran incertidumbre estructural, introdujo a la Argentina contemporánea
en un proceso general de desestabilización de la condición laboral-salarial
(desocupación, subocupación, sobreocupación y precarización laboral) de las
instituciones que la sustentan, así como también a un fuerte y sostenido de-
terioro de los ingresos (polarización social), fragmentación y exclusión social.
Esto se hace más significante al recordar que el trabajo asalariado como matriz
de organización de la sociedad argentina, constituyó el principal camino de la
distribución de su riqueza a partir de la década del 40 con la llegada del pero-
nismo al gobierno. En esta época, el salario operaba en la estructuración de las
sociedades modernas como proveedor en la reproducción social del trabajador
y su familia, además de constituyente de sus relaciones sociales en las dimen-
siones subjetivas e institucionales. Así, el empleo estructuraba, en función
del tipo de inserción y posición de cada sujeto en el mercado de trabajo, las
identidades de las personas en sus aspiraciones, trayectorias, la organización
de la vida cotidiana, etc. El presente análisis debe contemplar al empleo como
una cuestión de derechos y obligaciones que hacen posible la participación de
la vida en la sociedad. Si bien el significado de la ciudadanía no se reduce a ser
un miembro de la fuerza laboral, ser excluido de lo que constituye la actividad
principal de la vida económica no permite desarrollar una ciudadanía activa
e inclusiva.
Este modelo llevó a un retiro del Estado de diversas áreas, pasando a un
modelo de “Estado mínimo”. Según Argumedo:
(…) la potestad soberana del Estado supone la capacidad estatal autónoma
para definir sus políticas y garantizar la gobernabilidad, con el objetivo de
hacer cumplir la voluntad soberana del pueblo. Esta potestad del Estado se
extiende sobre tres pilares (económico, jurídico y de las Fuerzas Armadas),
la autonomía económica da la posibilidad de recaudar recursos (impuestos,
derechos de aduana, rentas, etc.), definir el gasto público, controlar la
moneda, etc. (…), y este desmembramiento de la potestad soberana deja
instituciones estatales débiles y que responden mansamente a los dictados
de las corporaciones económico-financieras y no logran dar respuestas a las
demandas de la sociedad. (2005:99)
81
En otro estudio, señalé que:
Paralelamente, las políticas sociales limitaron durante la década del
90 su accionar según las disposiciones de los organismos multilaterales
de crédito (Banco Mundial, FMI, BID, etc.) mediante la reducción de
recursos gubernamentales asignados a combatir la pobreza, focalización
de la población destinataria, descentralización, desconcentración operativa
de los organismos estatales responsables de la acción social y tercerización
de algunas funciones estatales [a organismos relativamente autónomos].
(Galán, 2011:3)
82
De esta forma, el modelo neoliberal mutó desde un modelo de Estado
benefactor que en la Argentina tuvo su momento fundante con el peronismo
en el periodo 1945-1955, que actuaba como garante de derechos universales
y generador de una ciudadanía ampliada, a diferentes modelos de ciudadanía
según sea el lugar que las personas pasaron a ocupar en el aparato producti-
vo y en la distribución de la riqueza. De esta forma se asistió, tomando los
aportes de Svampa (2005), a la consolidación del modelo de ciudadanía pa-
trimonialista que se expandió dentro de las clases altas, medias altas y medias
en ascenso, producto del proceso de mercantilización de los bienes básicos
(educación, salud, seguridad, etc.). Esta figura de ciudadanía se presentó bajo
dos ejes, el primero responde a la idea del ciudadano propietario y el segundo
responde a una autorregulación como base de la autonomía individual. La
consolidación de este modelo se expresó a través de urbanizaciones priva-
das, countries y barrios privados, la cual estuvo marcada por el incremento
de demandas de seguridad. El segundo modelo de ciudadano consumidor se
manifestó dentro de un nuevo paradigma en donde el individuo fue defini-
do como consumidor-usuario de bienes y servicios que provee el mercado,
basándose en dos figuras empíricas: consumidor puro ligado al régimen de
convertibilidad, y el consumidor-usuario que se fortaleció con la privatización
de las empresas públicas de servicios y la creación de entes reguladores de estas
concesiones o privatizaciones. Por último, se asistió durante la década del 90
hasta el inicio del gobierno de Néstor Kirchner (2003) al modelo asistencial-
participativo que se plasmó en políticas sociales focalizadas, la participación
en redes comunitarias y la fuerte presencia del Estado como forma de control
social, generando un modelo de ciudadanía restringida.
Estos modelos operaron a partir de la fragmentación social generada por
el modelo socioeconómico neoliberal e independientemente de las legislacio-
nes vigentes y de la reforma constitucional del año 1994, que incorporó una
serie de pactos internacionales que garantizan derechos humanos de primera
y segunda generación. Así, en la práctica, millones de personas no pudieron
ejercer sus derechos ciudadanos, aunque formalmente estuvieran garantiza-
dos. En este sentido, miles de personas transitaron un sinuoso camino y que
se vinculó con el abandono de políticas estatales activas en las áreas de salud,
vivienda, trabajo, educación, producción, respondiendo a un Estado con po-
líticas cada vez más desreguladas y reducido a una mínima expresión. Esto
determinó que una considerable porción de la PEA juvenil y adulta en toda la
década del 90, ingresase precariamente incluida a planes sociales, a través de
83
las más diversas modalidades de subsidios y programas focalizados, con cada
vez menos experiencia en empleos y experiencias colectivas de organización y
desarrollo vinculadas a trayectorias laborales estables.
Estas reformas y trasformaciones estructurales atravesaron a las políti-
cas habitacionales, impactando fuertemente en los modelos que venían de-
sarrollándose desde el Estado bienestarista hacia un modelo centrado en el
mercado.
84
centros urbanos de más de 2000 habitantes; mientras que en la Provincia de
Córdoba (según censo 2010, Indec) el 84,47 % vive en centros urbanos, y
sobre el total de la población el 39 % reside en la ciudad Capital. Esta situa-
ción es aún más grave de lo que ha sucedido en América Latina, como señala
Monayar:
En los primeros años de la década del 90, ya América Latina era la región
más urbanizada entre aquellas en vías de desarrollo (71 %), y dentro de ella,
Argentina, Chile, Venezuela y Uruguay, tenían más del 80 % de población
habitando en ciudades, es decir que ya habían completado la transición rural-
urbana. (2018:112).
Más recientemente las estimaciones del Indec para el año 2020 dan
cuenta de que Argentina posee el 92,5 % de su población habitando en cen-
tros urbanos y un 7,5 % en zonas rurales, convirtiéndose en uno de los países
del mundo con mayor concentración demográfica en ciudades.
Este proceso migratorio se dio en diversas ciudades y zonas metropoli-
tanas, pero también coexistió con otro proceso migratorio intraurbano, que
implicó la relocalización de poblaciones que pasaron a habitar en asentamien-
tos informales e irregulares, debido a los procesos de empobrecimiento, el ha-
cinamiento crítico y la consecuente imposibilidad de sostener con sus ingresos
el pago de un alquiler y mucho menos el acceso a una vivienda.
Estos cambios demográficos dan cuenta de una reforma urbana que
despobló zonas rurales, pueblos y comunas del interior y que estuvieron com-
plementados por la regresiva distribución del ingreso producido por las polí-
ticas neoliberales, generando que a los sectores de ingresos medios y bajos les
resultara oneroso y frecuentemente imposible acceder en forma directa a la
compra de un lote con destino a la vivienda, o de una vivienda llave en mano,
por bajo que resultara su valor de cambio. Zilocchi (2007) aborda el tema a
partir de la insuficiencia del salario, que impide a los sectores trabajadores
el acceso a la compra directa en el mercado de la vivienda; por lo cual, una
opción es el alquiler, y cuando no existe esa posibilidad, allegarse a familiares
directos, o directamente establecerse en un asentamiento precario de zonas
periurbanas, bolsones urbanos intersticiales vacíos, vías del ferrocarril, o en
caminos de los extremos de las ciudades, etc. Es decir, que los bajos ingresos
en estas familias, significan ser “caratulados” como “demanda no solvente para
el mercado”, debido a las restricciones y la selectividad con que este opera. Al
respecto, Yujnovsky reconoce que:
85
(…) el problema de la vivienda es un problema propio de la estructura social
y económica de la Argentina y que la provisión de servicios habitacionales en
el mercado privado es solo rentable para una estrecha capa de la población
de mayores recursos, solo el Estado puede intervenir para hacer que la
vivienda esté al alcance de los otros sectores que componen la mayoría11.
(1984: 373)
86
Sobre este aspecto, y haciendo referencia a las estrategias para acceder al
suelo urbano con destino a la vivienda, Abramo señala en sus estudios sobre
las estrategias de los sectores populares:
La ciudad popular nace y se reproduce como una respuesta a la no-respuesta
de las formas estatales y mercantiles de provisión de hábitat urbano. Los
sectores populares, movidos por la lógica de la necesidad, se inventan
mecanismos de producción de la ciudad y de reproducción de nuevos
hábitats urbanos independientes de los condicionamientos establecidos
por los derechos de propiedad, urbanísticos y comerciales que regulan la
vida urbana del estado de derecho. (2009:22)
87
terística de autoproducción con búsqueda de integrarse a la ciudad, tanto en
términos urbanos como sociales:
La ocupación masiva y organizada de tierras forma parte de un intento de
asimilarse al resto de la ciudad, normalizarse y pasar a constituir un barrio
más. Es decir, los ocupantes van a respetar estrictamente la medida de los
lotes y de las manzanas, el trazado de las calles y de las veredas. Desde
el punto de vista del uso del suelo urbano, los asentamientos no van a
presentar ninguna diferencia respecto al resto de la ciudad, simplemente
porque intentan copiar la configuración urbana preexistente. (Merklen,
1997:2)
88
levamientos extensivos en estos lugares y el Censo Nacional de Población y
Vivienda Indec no refleja estos datos con especificidad.
Sobre estas expresiones que adquiere el hábitat informal e irregular, un
informe del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) del año 2013 indi-
có que los procesos de ocupación informal del suelo tuvieron como respuesta
la promoción de desalojos civiles y penales, facilitados por normas procesales
alejadas de los estándares mínimos de derecho a la defensa y acceso a la justi-
cia, y que aumentaron de manera significativa desde 2003. El CELS denuncia
que durante 2010 y 2011, las respuestas violentas del Estado frente a reclamos
vinculados con el derecho a la vivienda y el déficit habitacional, como los
casos del Parque Indoamericano en la ciudad de Buenos Aires, o la toma de
tierras en el departamento jujeño de General San Martín, definieron la necesi-
dad de exigir la revisión y adopción de medidas eficientes para evitar actuacio-
nes de este tipo por parte de las fuerzas de seguridad y de la justicia, así como
la puesta en marcha de mecanismos y procedimientos idóneos para canalizar
adecuada y oportunamente las demandas sociales colectivas. En ambos casos,
el CELS (2013) señaló que tanto el gobierno nacional como las jurisdicciones
locales debían asumir las problemáticas del déficit habitacional y de la pos-
tergación socio-territorial padecidas por vastos sectores de la población desde
una perspectiva integral y estructural, que abordase los múltiples y complejos
factores que inciden en su desarrollo. En este sentido, todos los poderes del
Estado tienen un rol fundamental en garantizar y proteger el derecho humano
a una vivienda adecuada.
En el informe “Criminalización de la pobreza y judicialización de las
luchas políticas/sociales en la Provincia de Córdoba”, realizado por el colec-
tivo de investigación el “Llano en Llamas” en 2014, se relevan 319 personas
que han sido acusadas de cometer delitos en la toma de tierras, el caso más
extremo es el de Juárez Celman, donde todas las familias de la toma de tierras
fueron imputadas. Del informe se desprende que el Gobierno provincial y
los municipios involucrados no intervinieron en la mayoría de las tomas de
tierras, lo que dejó abierta la vía de la judicialización y desalojos (salvo en
algunas situaciones específicas que se enuncian en los próximos capítulos).
En síntesis, a partir de esta revisión de investigaciones y demás fuentes,
se observa que en las últimas décadas se fue consolidando un escenario expre-
sado por la falta de políticas públicas que regularan el uso del suelo en función
social para garantizar el derecho a la vivienda. Asimismo, se desarrollaron po-
líticas urbano-habitacionales que dejaron liberado el mercado inmobiliario a
89
los sectores económicos privados como actor central en los procesos urbanos,
con la consecuente mercantilización y altos costos de la tierra, en un marco
de la disminución de los ingresos de la población asalariada y el aumento de
la pobreza. Estos obstáculos, expresan el contexto donde se desarrolla la cues-
tión habitacional, la cual refleja una de las manifestaciones de la profunda
desigualdad social que han padecido los sectores populares en situación de
pobreza.
90
señala “(…) que estos procesos promovieron un nuevo ciclo de fuerte valo-
rización del suelo urbano y periurbano y la generación de nuevas formas de
fragmentación del territorio y de segregación socioespacial” (2014:14). El au-
tor comenta que se produce un fuerte incremento de las zonas urbanas y un
crecimiento por expansión donde los emprendimientos se ubican en tierras
intersticiales de las periferias sobre las que en general se asentaba tradicional-
mente la población de menores recursos, agravando esta situación el acceso de
los sectores populares a esas tierras revalorizadas. Entre los impactos de estas
trasformaciones urbanas más significativos en las ciudades se registra el creci-
miento por expansión, las consecuencias de esta mercantilización del acceso a
la tierra y la vivienda, con mercados altamente desregulados, reconfiguraron
las ciudades generando la exclusión de grandes sectores sociales; en palabras
de Reese (2014:16): “(…) las formas de funcionamiento de los mercados de
tierra urbana han venido produciendo a través de los años una ciudad econó-
micamente desigual, socialmente excluyente, espacialmente segregada y am-
bientalmente insostenible”. Esta progresiva suburbanización de las metrópolis
y ciudades intermedias, como consecuencia del impulso de políticas neolibe-
rales sobre la organización territorial, es estudiada por Castel (1990) como
el resultado de desequilibrios entre la demanda de suelo urbanizable y las
presiones de los propietarios de la tierra que buscan maximizar sus ganancias.
En este marco el Estado fue implementando políticas para garantizar
la renta de los grupos económicos, y en tal sentido Gargantini (2005) señala
que, hacia el comienzo de la década del 90 en Argentina se observó una trans-
formación del rol del Estado, donde aparece como facilitador de las acciones
del sector privado más que como productor directo de vivienda. Este comen-
zó a instrumentarse mediante una sustancial reforma del sistema institucional
y financiero que implicó:
91
Rodríguez (2004) señala que el proceso de descentralización de la po-
lítica habitacional instrumentado a partir de 1992 desde el nivel nacional
de gobierno y que se plasma en la Ley del Sistema Federal de Vivienda en
1995, queda inscripto en una trama de contradicciones. Este proceso de re-
estructuración estatal pone en juego el contenido de integración social de la
política habitacional y debilita el sentido de la vivienda como bien público,
restringiendo tanto la responsabilidad estatal como el resultante gasto social,
redefiniendo la cuestión de la vivienda como una cuestión de tipo privado. En
este marco se abandona la concepción de Estado bienestarista de la vivienda
como una cuestión de obra pública. Otro de los aspectos que marcaron estas
políticas son los financiamientos internacionales del Banco Mundial y del
BID que fueron construyendo criterios para definir políticas compensatorias
y altamente focalizadas.
Estas trasformaciones implicaron el retiro del Estado de su rol regulador
y promotor del desarrollo y garante de derechos ciudadanos a la vivienda,
producto de las políticas neoliberales que señalé antes. Sobre esta cuestión
recupero aportes propios en Galán (2010) donde señalé que el Estado fue
facilitador del funcionamiento del mercado habitacional a partir de las re-
comendaciones del Banco Mundial, lo que implicó dejar de participar en la
producción masiva de viviendas. En términos institucionales esto se reflejó en
los Pactos Fiscales, la reforma del Fonavi y la privatización del Banco Hipo-
tecario Nacional.
De este modo, se transfirió del sector público al sector privado la cons-
trucción de la vivienda social, en donde el Estado restringe sus responsabi-
lidades al mínimo y se convierte en un facilitador o gestor de soluciones,
disminuyendo cada vez más los recursos estatales destinados a la vivienda
social. Anteriormente (Galán, 2010) señalé que los fondos que se transferían
del Fonavi a las provincias empezaron a ser utilizados con otros destinos des-
de el año 2000, ya que mediante la firma de los Pactos Fiscales se autorizó
la utilización de esos recursos para gastos corrientes de sus administraciones,
disminuyendo de esta manera la cantidad de viviendas que se construyeron.
Por otra parte, Barreto y Romagnoli (2007) han analizado desde una
perspectiva integral y crítica muchos de los fundamentos que empleó la polí-
tica durante el periodo 1989-2001, donde se observa que se aplicó un enfo-
que de gestión basado en el gerencialismo, que impulsó la descentralización
administrativa y una intervención basada en programas de diferentes tipos
de soluciones, orientados a las distintas situaciones deficitarias, surgidas de la
conceptualización del problema.
92
Siguiendo con esta reflexión, en el XIV Encuentro de la Red ULACAV
(2008) sintetiza:
La política oficial durante el periodo de la Reforma del Estado Argentino,
fue afectada por dos cuestiones importantes. La primera de ellas, de carácter
principalmente político, es que ellos fueron aplicados desde principios
neoliberales, con un sentido compensatorio y de gobernabilidad en el
marco del ajuste estructural de la década pasada y no desde una política de
mejor redistribución, y la segunda de estas cuestiones es de carácter más
conceptual, las conceptualizaciones que fundamentaron a aquella política,
a pesar de los intentos realizados, no pudo superar el enfoque sectorial que
desde el plano técnico se ha entendido tradicionalmente el problema de la
vivienda en Argentina.
dándole la posibilidad de acceder por sí misma a la propiedad del lote que ocupa, se sentarán
las bases para erradicar la miseria. La propiedad final de la tierra es una condición indispensable
para el arraigo”.
94
males en América Latina. Las diferentes perspectivas que adquirieron estos
programas en los distintos países de nuestro continente pueden clasificarse
en dos tipos: los de escala nacional, tales como los Programas Chile-Barrio,
Habitar-Brasil, el Programa de Integración de Asentamientos Irregulares en
Uruguay y el Promeba de Argentina, entre otros; y los de escala local, tales
como los programas Favela-Barrio de Río de Janeiro, Desmarginalización de
Bogotá y Rosario Hábitat de Argentina, entre otros.
En el año 1997 se firmó el primer convenio de préstamo entre el BID
y el gobierno argentino para implementar el Promeba (Galán, 2010). Este
programa proponía una intervención urbana de los asentamientos informales
con el objetivo general de atender a la pobreza urbana extrema desde una
perspectiva integral, con la finalidad de integrar social y espacialmente los
asentamientos a la ciudad formal. Entre los propósitos del Promeba, recupe-
rados por Barreto, se encuentra:
(…) transformar el hábitat popular a partir de la provisión de
infraestructura social básica, acceso a la propiedad de la tierra y
fortalecimiento de la organización comunitaria. Mejorar la calidad de
vida de la población con necesidades básicas insatisfechas y bajos ingresos,
asentada en barrios de aglomerados urbanos con carencia de equipamiento
comunitario, infraestructura básica de servicios, problemas ambientales y
de regularización dominial; mediante la formulación y ejecución de un
proyecto ejecutivo integral. (2007:59)
95
– Conformación y/o integración de Entidades Vecinales y Redes So-
ciales locales.
– Ordenamiento de la trama urbana vial y parcelaria; mensura del
suelo.
– Relocalización de familias ubicadas en lugares de riesgo ambiental.
– Nivelación, perfilado, enripiado y construcción de cordones-cuneta
en las calles.
– Extensión de redes de desagües pluviales, agua potable, cloacas,
electricidad, gas y alumbrado público.
– Ejecución completa y/o ampliación de un Salón Comunitario de
Uso Múltiples.
– Acceso de cada familia a un Núcleo Húmedo completo, a las cone-
xiones de todos los servicios de infraestructura y a la escritura de su
lote.
– Ejecución de obras de mitigación ambiental.
– Acompañamiento, capacitación y asistencia técnica a la población y
dirigentes vecinales en materia legal, social, ambiental y técnica de
obras.
– Asistencia técnica y capacitación a Equipos Interdisciplinarios loca-
les de campo y Unidades Ejecutoras Provinciales.
96
Condiciones Generales y Particulares. Luego de esta aprobación se pasaba a la
tercera fase que era la ejecución del proyecto. Este excesivo proceso provocó
que diversos proyectos quedaran en diversas fases de formulación, además
de las restricciones presupuestarias, ya que el financiamiento dependía de los
fondos del crédito y de las contrapartes locales. En el informe sobre la ciudad
de Córdoba analizo la cobertura del programa en los veinte años de vigencia
(1997-2017).
Barreto y Romagnoli, en un trabajo de investigación acerca de los alcan-
ces e impactos del desarrollo del Promeba en Argentina, señalan que:
(…) es indudable que el Promeba se inscribe en el marco de la nueva
generación de políticas habitacionales orientadas a las poblaciones urbanas
en situación de pobreza, en la medida que se basa en buena parte en las
teorías que, desde ámbitos académicos, organizaciones no gubernamentales
y agencias estatales de cooperación, dieron fundamento a estas políticas.
Sin embargo, la adopción (y en algunos casos distorsión) de muchas
de estas teorías, que el Programa realiza al enmarcarse en las políticas
de ajuste estructural impulsadas en América Latina por los organismos
supranacionales de desarrollo a partir del Consenso de Washington, con
la finalidad de atender transitoriamente a los afectados por la Reforma
del Estado, limita de sobremanera su intervención y contrariamente
a lo expresado en sus fundamentos teóricos, termina más orientado a la
contención del problema de la pobreza urbana y a la gobernabilidad del
ajuste, que a la transformación social en pos de una sociedad más integrada
y equitativa. (2007:10)
97
más activamente a los gobiernos locales y las organizaciones intermedias y de
base en la integración física de estos asentamientos en las ciudades.
98
líticas neoliberales del menemismo que se habían agravado con hechos de
corrupción (como el que se evidenció en el proceso de aprobación de la ley
de flexibilización laboral) incrementando el descontento de la sociedad. La
deuda externa siguió creciendo, y con la llegada de Domingo Cavallo como
ministro de Economía, se profundizó el ajuste económico para achicar el gas-
to público (reducción de jubilaciones, salarios de empleados públicos, presu-
puesto educativo, etc.), con el objetivo de hacer frente al pago de la deuda.
El llamado “Corralito financiero” (impedimento de los ahorristas para retirar
sus depósitos de los bancos) contribuyó a generar el estallido social del 19 y
20 de diciembre del año 2001, situación que terminó con una revuelta po-
pular caracterizada por la aparición de la clase media en la escena pública y la
ocupación de las calles para protestar. Este movimiento pugnó por un cambio
y su reclamo se sintetizó en la frase “que se vayan todos”. En estas jornadas
se produjeron protestas, manifestaciones y revueltas en todo el país, donde
participaron sectores sociales afectados por las medidas económicas y diver-
sos movimientos sociales (estudiantes, trabajadores, jubilados, organismos de
derechos humanos, sindicatos, desocupados, etc.) en los llamados “cacerola-
zos”. La terrible represión policial culminó con veinte personas muertas, y
la revuelta popular provocó la renuncia, primero del ministro de Economía
(Cavallo), y posteriormente del presidente De la Rúa, el 21 de diciembre.
La situación del 2001 marcó de esta forma el fin de un ciclo político y
profundizó la crisis en los partidos políticos, como mediadores institucionales
entre el Estado y la sociedad civil. Las consecuencias de la implementación de
este modelo tal vez puedan reflejarse parcialmente en estos datos provistos en
agosto del año 2003 por el Ministerio de Desarrollo Social, quien presentó
algunos elementos diagnósticos de la situación social de ese momento:
Como consecuencia de estos crecientes niveles de desigualdad, la población
argentina en situación de pobreza alcanza a más de 21 millones de habitantes,
–el 57,5 % de la población total del país–, cuyos ingresos no alcanzan
para adquirir la canasta básica de consumo. (…) Existen además fuertes
desequilibrios en el mercado de trabajo, asociados a la pérdida de la capacidad
de la economía de generar empleo: la desocupación urbana alcanza el 17,9
% de la PEA para octubre de 2002, con crecientes niveles de subocupación
y sobreocupación y de precarización laboral. El 44 % de los asalariados no
realiza aportes jubilatorios, lo que pone en evidencia no sólo los riesgos de
exclusión de los trabajadores activos a corto plazo sino también la hipoteca
social que pende sobre los futuros ancianos13. (Indec, 2003).
13
Estadísticas del Indec (mayo 2003) señalan que el 57,5 % de la población total argentina
99
La asunción del gobierno de Néstor Kirchner (2003-2007), produce
una reversión de las políticas de neto corte neoliberal que se comienzan a im-
plementar desde el año 2003 y se consolidan con los dos periodos de gobierno
de Cristina Fernández de Kirchner (2007-2015). Este ciclo de doce años con
políticas que recuperan el rol del Estado con políticas redistributivas inicia un
proceso tendiente a suplantar el proyecto implantado desde 1976 en algunas
de sus características. En este sentido, se puede resaltar la política de derechos
humanos, la recuperación del rol del Estado en los procesos de regulación
de la economía, la reestatización de empresas (Correo Argentino, Aerolíneas
Argentinas, Fábrica Militar de Aviones de Córdoba, etc.), la estatización de
los fondos de jubilación y pensiones administrados por las Administradoras
de Fondos de Jubilaciones y Pensiones (AFJP), la creación de la Asignación
Universal por Hijo, la reinstalación de los convenios colectivos y las paritarias,
la recuperación y el crecimiento de la economía argentina basada en la gene-
ración de trabajo con aumento de consumo interno y el incremento de las
exportaciones de cereales, entre otros rubros. A nivel internacional la política
de integración regional –Mercosur, Unasur, entre otras acciones– marcaron
el inicio de una estrategia que generó políticas autónomas y de integración
latinoamericanas, de distribución del ingreso en términos inclusivos, con un
importante proceso de crecimiento económico y disminución de los índices
de desocupación, pobreza e indigencia, entre otros indicadores relevantes que
dieron inicio a un proceso de recuperación social y económico. Este proceso
de desarrollo e integración latinoamericana se desarrolló, según la perspecti-
va de Borón: “(…) fuertemente condicionado por las necesidades y las con-
tradicciones generadas por la acumulación capitalista con predominio de la
hegemonía del capital financiero y de un modelo extractivo-exportador con
la persistencia de profundas desigualdades sociales” (2006:43). Desde esta mi-
rada, la urbanización en los países latinoamericanos no fue ni es un proceso
aislado e independiente del desarrollo del capitalismo sino, por el contrario,
es parte constitutiva e indesligable de él; que obedece a los patrones configu-
rativos de la acumulación capitalista en los países de la región y a los avances
en la consolidación de una contrahegemonía popular liderada por gobiernos
progresistas a partir de los primeros años del siglo XX, la que comienza a re-
vertirse con los cambios de rumbo en varios países de la región.
estaban ubicados bajo el nivel de pobreza (LP) y de ellos el 27,5 % son directamente indigentes
(NBI). El segmento con mayor desempleo lo constituye el de jóvenes entre 14 y 25 años obser-
vándose una diferenciación por géneros, siendo la masculinidad la categoría más desfavorecida.
100
En el año 2015 asumió la presidencia Mauricio Macri, quien desde su
gobierno dio un giro para retrotraer las políticas nacionales a una lógica neo-
liberal, con políticas entre las que se destacan la reducción de impuestos a las
retenciones de las producciones agropecuarias y del complejo minero, el au-
mento de los servicios e impuestos, mediante la disminución de los subsidios,
lo que produjo una trasferencia regresiva de ingresos de los sectores sociales a
los sectores más concentrados. Esta reimplantación de políticas neoliberales,
se dio en un contexto de creciente endeudamiento externo, de alineamiento
internacional con las políticas del gobierno de Estados Unidos que estuvieron
acompañadas del vaciamiento de las políticas de la Unasur y de las políticas de
integración regional en un contexto latinoamericano de cambios de gobiernos
mediante golpes de Estado denominados “blandos” o por elecciones de go-
biernos con orientación neoliberal.
101
tal que repercutió directamente sobre el suelo urbano y posicionó a los grupos
desarrollistas como uno de los principales artífices de las transformaciones
socioterritoriales. En este periodo, señala Liborio:
A partir de las sucesivas crisis neoliberales como las de 2001, en Argentina
se verifica un proceso de altísimas inversiones en el mercado inmobiliario,
especialmente en las ciudades más importantes del país, Buenos Aires,
Córdoba, Rosario y Mendoza. En los 43 municipios que mide el Indec,
se verifica un aumento importante en la cantidad de metros cuadrados
permisionados. Encontrándose los mayores valores en 2006 y 2008.
(2018:659)
102
A nivel nacional, Bagnera (2016:9) recupera un informe de la Comi-
sión Nacional de Tierras para el Hábitat Social, publicado en el año 2012 que
señala:
(…) ningún bien de consumo aumentó tanto de precio como el suelo
urbano en los últimos años. En CABA, entre 2003 y 2011, el precio
promedio del suelo aumentó un 500 % y en el resto de las ciudades del
país, la tendencia es similar. El aumento de los precios concentra el destino
de la producción de hábitat en sectores solventes, y en determinadas zonas
selectas: en CABA implica el 50 % de la superficie construida, donde el 40
% se destina a viviendas suntuosas.
103
permitir que se construya un country) o del otorgamiento de algún servicio
como pavimento, alumbrado u otros donde el propietario no hizo nada para
que el terreno incremente su valor, lo hizo la sociedad a través del municipio.
Reese (2014) sostiene que hay coincidencia en que el acceso al suelo
urbano es un aspecto central de la política habitacional y que el Estado, en
especial el municipal, debe actuar articulando “(…) las políticas urbanas y las
habitacionales con las políticas de tributación de la tierra” (Reese, 2014:17) y
evitar que proliferen estas viviendas parásito. En este marco, Wagner (2014)
recupera el intento de regulación en la Constitución de 1949, que incorporó
la función social de la propiedad, señalando que desde esa fecha no ha habido
políticas para resolver este problema. Como expresión de esta situación pro-
blemática es importante lo que muestran los datos del Indec en relación a las
viviendas habitadas y deshabitadas.
El proceso que vengo describiendo da cuenta del incremento de la in-
versión privada en bienes raíces y del alto costo que fueron adquiriendo las
propiedades, lo que se refleja de alguna manera en los censos del Indec y en el
aumento de la cantidad de viviendas que se construyen y que se encuentran
deshabitadas. A continuación, se comparan los datos censales desde 1991 has-
ta 2010. De esta manera es posible determinar cuántas viviendas se adicionan
al parque habitacional durante estos treinta años.
Una de las características que señala Wagner (2014) referida a las polí-
ticas desarrolladas en Argentina durante el ciclo 2003-2015, es que hay que
ubicarlas en el contexto de una nueva fase desarrollista latinoamericana, don-
de la construcción de viviendas sociales está concebida y encuadrada dentro
de la obra pública que impulsa el desarrollo económico y la generación de
empleo, y donde lo urbano y la vivienda como derecho haya pasado a ser una
consecuencia o un aspecto relativamente secundario.
En la Argentina la intervención del Estado estuvo caracterizada por los
Programas Federales de Vivienda, en el marco de la obra pública, con trasfe-
rencia a las provincias y los municipios. Según Wagner (2014) el Programa
Federal y el Fonavi construyeron entre 2004 y 2014 más de quinientas mil
viviendas nuevas, también valora los programas “Mejor Vivir” (PFMV) que
atiende la demanda cualitativa de ampliación y mejoramiento habitacional,
y el programa que interviene en villas y asentamientos: Programa Federal de
Villas y Asentamientos Precarios (PF-Villas).
Otro de los programas fue el Programa de Crédito Argentino del Bicen-
tenario para la Vivienda Única Familiar (Procrear) del gobierno nacional que
previó el otorgamiento de créditos para la construcción de hasta cuatrocientas
mil viviendas, destinadas a sectores con ingresos formales. El Procrear finan-
ció hasta el año 2015, para la construcción de compra de lotes y construcción
de vivienda nueva, compra de vivienda y refacción, un total de 309.616 solu-
ciones habitacionales. Según relevamiento de Bagnera:
(…) la producción de vivienda generada en el periodo 2003-2014
en el territorio nacional totaliza 1.186.255 unidades, que pueden ser
discriminadas en 881.685 unidades terminadas, 199.384 en ejecución y
105.186 unidades a iniciar. Dichas cifras, surgen del registro oficial del
Ministerio de Planificación Federal (Subsecretaría de Desarrollo Urbano y
Vivienda) y refieren a los distintos programas de vivienda –construcción,
mejoramiento, reactivación, etc.– enmarcados en la gestión de dicha
administración. (2016:10)
105
cambio de modelo de gestión estatal que se evidencia en las políticas y
programas vigentes, no ha implicado un cambio de paradigma en materia
habitacional o en el abordaje de la problemática, sino que, de algún modo
continúa evidenciando los límites de su accionar o la insuficiencia de su
impacto en la reducción de la problemática. (2016:10)
Desde una mirada crítica de este periodo, Wagner (2014) señala que
este esfuerzo estuvo lejos de “resolver el problema habitacional”, ya que la
fuerte inversión en la extensión de redes, pavimentos y equipamientos so-
ciales, al no articularse o no desarrollarse asociado a otros instrumentos de
política fiscal y urbana, contribuyó a agravar el problema habitacional, al no
abordar otros aspectos como la accesibilidad social al suelo urbano.
106
urbano para facilitar el acceso a lotes con servicios, esta política no alcanzó a
desarrollarse con un volumen que lograra intervenir para incidir en la oferta
de lotes y el valor de la tierra en el mercado. A partir del año 2015 con el cam-
bio de gobierno (de Fernández de Kirchner a Macri) hasta el año 2017 que
abarca este estudio, esta área disminuyó sustancialmente sus intervenciones
por el escaso presupuesto asignado.
En el año 2005 se creó el Programa Federal de Urbanización de Villas y
Asentamientos Precarios (Resol. 1012/2009), que actuó prioritariamente en
el conurbano bonaerense, a partir de la “(…) ejecución de obras con la finali-
dad de contribuir al desarrollo y mejoramiento de las condiciones del hábitat
de los hogares de menores recursos, generando empleo formal y movilizando
mercados locales de materiales en comercialización y producción”. Otro de
los programas que se continuaron desarrollando es el Promeba (iniciado en
1997) desde el Ministerio de Desarrollo Social y Medio Ambiente del gobier-
no nacional, y que en el año 2004 pasó a depender del Ministerio de Planifi-
cación Federal y Obras Públicas.
107
3.3. El gobierno de Córdoba, las trasformaciones del Estado y el impacto en
las políticas públicas (1991-1999)
108
el Fovicor. Estas medidas implicaron el cierre de áreas y la reducción de los
días y horarios de atención al público en el Ministerio de Desarrollo Social
que pasó a depender del Ministerio de Asuntos Institucionales, encargado de
la seguridad provincial. Otro de los impactos de estas medidas de ajuste fue
el cierre y cese del funcionamiento de la Mesa de Concertación de Políticas
Sociales, con la lógica que había funcionado entre los años 1992-1995 (sobre
esto ver el apartado referido a la relación de las estrategias de acceso al suelo
urbano y su relación con las políticas públicas).
109
cipios y entes intermedios, desde el área social del gobierno. Al considerar las
diferentes operatorias, se construyeron un total de 20973 viviendas en cinco
años de gestión. Esta información no incluye las soluciones ejecutadas desde
el Gobierno provincial en forma conjunta con la Municipalidad de Córdoba
destinadas a la relocalización de familias habitantes de villas, a los fines de
facilitar la ejecución de obra pública (sobre este aspecto amplío en el apartado
de políticas municipales).
Este programa fue creado por la Ley nacional n.o 23967/91, en el marco
de las leyes de Reforma del Estado y el auge privatizador de la gestión de Me-
14
Se considera lote perteneciente a fraccionamiento económico a aquel cuya base imponible para
el pago del impuesto inmobiliario por el terreno libre de mejoras no supere el monto que a estos
efectos fije la Ley Impositiva Anual.
110
nem (1989-1999). Durante este periodo, si bien este programa formó parte
de la reivindicación de la UOBDS y de las ONG en el marco de la MCPS,
no se registraron intervenciones desde el Gobierno provincial ni el Municipio
de la ciudad de Córdoba en la ejecución de este programa, solo se firmó un
convenio con el Colegio de Arquitectos de la ciudad de Córdoba para un re-
levamiento que identificó los asentamientos ubicados en tierras fiscales nacio-
nales (Galán, 2010), aunque no se avanzó en la implementación del programa
Arraigo en la ciudad de Córdoba hasta el año 2000.
111
El Programa Familia Propietaria, que ha tenido diversas líneas (como
Casa Propia, Nuevos Barrios y Mi Lugar), se realizó en Córdoba Capital y
a través de Municipios y Comunas en toda la provincia. Según fuentes de
la Diprovi se ejecutaron 12404 viviendas por esta operatoria, destinadas a
familias con viviendas en condiciones deficitarias que no fueran poseedores
de viviendas ni terrenos de igual o superior valor al crédito otorgado.
En el año 2006 se dio inicio al Programa Federal I de Construcción
de Viviendas (con aportes de la Nación) con la construcción en toda la
provincia de Córdoba de la cantidad de 8000 viviendas. Con este programa
se construyeron 3000 unidades en la Capital, de las cuales 670 viviendas
fueron destinadas para el realojo de los asentamientos Los Filtros, Parque
Liceo, Policial y Posta de Vargas destinados a familias de villas en el marco
del programa para inundados.
El Programa Federal de Mejoramiento de Viviendas “Mejor Vivir”,
que contaba con financiamiento nacional y estaba destinado a atender el
déficit cualitativo de familias que necesitaran ampliar o refaccionar su vi-
vienda, y que poseyeran títulos de propiedad del inmueble y un plano o
esquema de la vivienda. La Nación financia a través de la Dirección Provin-
cial de la Vivienda préstamos que son reintegrados en cuotas en un lapso
de 25 años y sin intereses. En la ciudad de Córdoba la ejecución de este
programa fue muy limitada, sin contar con datos. Según se desprende de
la información relevada fue muy restringida la ejecución de este programa,
debido a las limitaciones que implicó su ejecución mediante licitaciones con
participación de empresas constructoras.
El Programa Federal II de Construcción de Viviendas en Córdoba
se denominó “Programa Federal Plurianual de Construcción de Viviendas
‘Hogar Clase Media’”, destinado a familias de clase media con ingresos for-
males. Según el convenio marco celebrado entre el Ministerio de Plani-
ficación Federal, Inversión Pública y Servicios y las diferentes provincias,
le correspondían a Córdoba un total de 16000 viviendas. Este programa
abrió un registro y posteriormente realizó un sorteo para la selección de las
familias, pero no se implementó debido a que no se transfirieron los fon-
dos desde el Gobierno nacional. Una de las experiencias que surgió de este
registro de familias es la Asociación Hogar Clase Media Mix, sobre las que
enumero en el desarrollo de las estrategias de acceso al suelo urbano en el
capítulo quinto.
112
El programa Lotengo fue lanzado en el año 2015, se propuso cons-
truir lotes con servicios de manera directa o asociada a los municipios, asu-
miendo la problemática de las dificultades de los sectores con ingresos for-
males de acceder al mercado inmobiliario debido a los costos de la tierra en
Córdoba. El programa Lotengo consistió en la transferencia a título oneroso
de lotes con infraestructura, destinados a grupos familiares que residan en el
territorio de la provincia de Córdoba, con la finalidad de construir viviendas
unifamiliares, para uso exclusivo y permanente del grupo familiar, los que
serán intransferibles, total o parcialmente, hasta su cancelación crediticia,
previa conformidad de la Dirección de Vivienda. Para acceder a los benefi-
cios del programa Lotengo el grupo familiar deberá residir en el ámbito de
la provincia de Córdoba, no ser propietario de inmueble alguno, no haber
sido adjudicatario de la Diprovi u otros créditos con fines de adquisición de
vivienda, cumplir con los requisitos establecidos en la Ley Fonavi. Este pro-
grama no incluyó a sectores sin ingresos formales. Para la ejecución de este
programa relevé la sanción de la ley n.o 10362, en agosto del año 2016, que
habilita la realización de loteos en el marco del programa. La ley, que surge
a instancias del Gobierno provincial, flexibiliza, suprime y reduce trámites,
procedimientos y la aplicación de legislaciones que deben cumplir los loteos
que se realizan en Córdoba, ya sea a cargo del Estado provincial como de
los municipios, buscando como objetivo la reducción de los tiempos que
lleva la aprobación y escrituración de un loteo. Esta ley fue duramente cues-
tionada por diversos colectivos sociales y ambientales porque, entre otras
normas, el propio Estado se exime de cumplir la ley n.o 10238 que obliga
a obtener la licencia ambiental de los emprendimientos habitacionales. De
esta manera, el propio Estado provincial se desobliga a cumplimentar nor-
mas que sí exige a actores privados y a organizaciones sociales. Desde este
programa se propuso realizar 30000 lotes en toda la provincia, de los cuales
13000 se proyectaron en la ciudad de Córdoba, en el periodo 2016-2019,
pero para el año 2017, solo se realizaron 1976 sorteos de adjudicación de
lotes, representando esto el 15 % de lo previsto15. En las consultas realizadas
con funcionarios, expresaron la dificultad en la ciudad de Córdoba para
avanzar en este tipo de programas ante el costo de la tierra urbana y la falta
de coordinación con el gobierno de la ciudad de Córdoba.
15
Información provista por la página oficial del programa: http://lotengo.cba.gov.ar/
113
3.4. Legislaciones y programas destinados a sectores en situación de pobreza
implementados desde el Gobierno de la Provincia de Córdoba (1999-2017)
3.4.1. Programa Vida Digna. Ley n.o 9854
114
3.4.2. Ley provincial n.o 9150 y la adhesión a Ley n.o 24374 de Regularización
Dominial
115
Otra de las legislaciones sobre la cuestión, como ya señalé en el apartado
referido a las políticas nacionales, es la Ley n.o 24374 de Regularización Do-
minial. La legislatura provincial adhirió a esta ley recién en el año 2010 (me-
diante la ley Nº 9811) pero no avanzó en su reglamentación. Esta legislación
permite a las familias que ejercen la ocupación o posesión con fecha anterior
al 1 de enero de 2009 (art. 1) de lotes con destino a vivienda familiar, obtener
la escritura de sus lotes y viviendas pasados los 10 años del reconocimiento
de la posesión (art. 8). Es decir que se evita el juicio de usucapión y por una
vía administrativa se logra sanear y regularizar definitivamente, entregando la
escritura de la vivienda. Ha sido pública la resistencia para que se aplique esta
ley desde los Colegios de Abogados, que llevó inclusive a recursos de inconsti-
tucionalidad de la ley n.o 24374 y que fueron rechazados por la Corte Supre-
ma de Justicia de la Nación. A pesar de la adhesión, al no estar reglamentada
la normativa no se encuentra operativa.
116
la escritura. En tal sentido, relevé que entre los años 2000 y 2012 se concreta-
ron una importante cantidad de escrituraciones en el marco de esta ley (ver la
Tabla n.o 2), ya sea porque varias organizaciones adquirieron terrenos con esta
modalidad o porque en otras situaciones las organizaciones aún no tenían su
escritura y necesitaban regularizar su situación dominial para acceder al pro-
grama de viviendas. Un caso especial que se identificó es el de la Cooperativa
La Merced que realizó la escritura mediante esta ley, a los fines de proteger la
propiedad que se encontraba a nombre de la Cooperativa, pero ante el riesgo
de que la tierra fuera embargada por un juicio laboral, decidió transferirla al
Estado provincial.
16
Informe realizado por el autor en base a las fuentes consultadas.
117
Cooperativa de Vivienda 26 de Junio 127
Asociación Mutual Bajo Yapeyú 137
Cooperativa La Merced 300
Cooperativa Unidad y Esperanza 80
Asociación Civil Obispo Angelelli 376
Cooperativa Libertad 110
Cooperativa La Ilusión 60
Cooperativa El Arca 100
Cooperativa Sol Naciente 128
Asociación Nicolás de Bari 61
TOTAL 1811
Fuente: Elaboración propia sobre la información suministrada por la Dirección
de Hábitat Social del ex Ministerio de la Solidaridad y relevamientos propios.
118
doba firmó un convenio en el año 2002 para la implementación del Programa
Arraigo, que posteriormente se denominaría CNTHS (los objetivos y linea-
mientos de esta ley están desarrollados en el apartado referido a las políticas
nacionales), y en ese marco se ejecutaron acciones para regularizar la situación
dominial de los siguientes asentamientos:
119
José I. Díaz 1a Sección, y es importante aclarar que las tierras ocupadas per-
tenecían al Estado nacional y al Estado provincial y en tal sentido, para la
ejecución de este proyecto, fue necesaria la articulación para resolver la situa-
ción dominial con el Programa Arraigo, y el Estado provincial que intervino
aplicando la Ley de Villas n.o 5288. En el proceso de formulación fue muy
activo el rol de las tres cooperativas: Los Andes, El Renuevo y Los Paraísos que
funcionaban en barrio José I. Díaz, ya que participaron de todas las instancias
de gestión, fundamentalmente ante el Municipio, para que visara el proyecto
de loteo, proceso que llevó varios años debido a la informalidad de la ocupa-
ción y a la dificultad de los técnicos municipales para “entender” este tipo de
situaciones de hábitat informal. Durante este proceso, las cooperativas conta-
ron con el asesoramiento de Serviproh, que en el momento de la formulación
del Programa de Desarrollo Social (PDS), que fue contratada para que sus
equipos técnicos formularan el componente social del proyecto. El proyecto
de Villa El Libertador, se formuló con la participación de dos organizacio-
nes comunitarias que representaban a los vecinos, Cooperativa La Décima y
Cooperativa Joison, y que además son propietarias de los terrenos donde se
ejecutó el proyecto. En este caso, Sehas participó de la formulación de algunos
componentes del proyecto mediante sus equipos técnicos, ya que las organiza-
ciones venían trabajando con esta ONG desde el proceso de acceso a la tierra.
En ambos casos se conformó un espacio de trabajo asociado entre represen-
tantes de las organizaciones comunitarias, las ONG de asesoramiento técnico
y la UEP para el proceso de formulación del PEI. Es importante resaltar el
rol activo que asumieron las organizaciones de los vecinos, ya que los proyec-
tos fueron motorizados por la gestión de las organizaciones comunitarias. En
el caso de las villas Barranca Yaco y Bajo Pueyrredón el disparador fue una
sentencia de desalojo de las familias ocupantes de los dos asentamientos a ins-
tancias de un juicio iniciado por los propietarios de los terrenos, lo que activó
un antiguo reclamo de los vecinos y dio forma a un proyecto de expropiación
de los terrenos que en poco tiempo se convirtió en ley. En ambos casos los
instrumentos legales de expropiación indican que el destino de estos terrenos
era para el desarrollo de Programas de Mejoramiento de Barrios.
Otro caso donde se procedió a realizar la expropiación es el Asenta-
miento General Savio, donde se registraron, según datos dados por el gobier-
no provincial, 840 familias. Estos procesos muestran que la intervención de
este programa y su incorporación a la agenda de gestión estuvo condicionada
por la presión de las organizaciones y por factores externos o de contextos
como son los desalojos, que imponen al Gobierno provincial su interven-
120
ción, acudiendo al Promeba como una alternativa programática y de finan-
ciamiento para atender problemáticas habitacionales no contempladas en los
presupuestos locales. A partir de información suministrada por el director de
Hábitat Social de la Provincia, se supo que durante el año 2015 el Gobierno
nacional, asumió el financiamiento de los proyectos del Campo de la Ribera,
Villa La Tela, Barranca Yaco y Bajo Pueyrredón, en la ciudad de Córdoba, los
que iniciaron sus obras durante el año 2017, por lo que se carece de informa-
ción sobre el estado de avance de las mismas. Un aspecto relevante en todas
estas intervenciones es la ausencia total, en la formulación y ejecución de este
programa, de parte del Municipio de la ciudad de Córdoba.
Los dos primeros proyectos con intervención en el año 2000 (Joison
y José I. Díaz) al año 2017 no tenían finalizada la aprobación del loteo. De
todos los proyectos intervenidos con acciones de mejoramiento barrial, la
Cooperativa Arpeboch es la única que logró la aprobación de loteo e iniciar el
proceso de escrituración de las viviendas.
Tabla n.o 4. Listado de planes con intervención del Promeba y con fondos pro-
vinciales del Programa Vida Digna en la ciudad de Córdoba (2000-2017)
Villa / Asentamiento Cantidad de Inicio gestión Estado de situación al
familias del proyecto 2017
Villa El Libertador 250 2000 Ejecutadas las obras de
infraestructura restan
la entrega de escrituras
Asentamiento J. I. Díaz 650 2000 Ejecutadas las obras de
infraestructura restan
la entrega de escrituras
Campo de la Ribera / 544 2016 En Ejecución
Villa Inés / El Trébol
Villa Barranca Yaco 400 2008 En Ejecución
Villa Bajo Pueyrredón 480 2008 En Ejecución
Cooperativa Arpeboch 230 2012 Ejecutado
Asentamiento Gral. 840 2009 Ejecutadas las obras de
Savio infraestructura restan
la entrega de escrituras
Tropezón 240 2016 En Ejecución
Comunidad Renault 400 2012 En Ejecución
Villa La Tela 920 2016 En Ejecución
TOTAL FAMILIAS 4954
Fuente: Elaboración propia a partir de información suministrada por la
Dirección de Hábitat Social Ministerio Desarrollo Social.
121
3.4.7. Programa Emergencia Habitacional para la Rehabilitación de los Grupos
Vulnerables afectados por las Inundaciones en la ciudad de Córdoba: “Mi Casa
Mi Vida” (MCMV)
122
otros fueron adquiridos en la época de la MCPS 1992-1995, con proyectos
a los que no se les adjudicó presupuesto para la ejecución de los programas
de vivienda en forma completa, ya que algunos terrenos tenían inversiones
parciales de infraestructura o de viviendas, pero ninguno terminado. Otros
terrenos se adquirieron entre 1999 y 2001, sobre este aspecto amplío en el
desarrollo de las estrategias de acceso al suelo.
Resulta relevante y significativo que el 27,75 % de los terrenos donde
se construyeron viviendas del programa MCMV, fueran de las organizaciones
comunitarias, ya que este dato da cuenta de una estrategia de las organizacio-
nes para ser incorporados al programa MCMV desde donde logran que se
construyan las viviendas y ejecuten las infraestructuras.
123
Los Boulevares. Coop. La Ilusión 93
Ciudad Obispo Angelelli. Asociación Obispo Angelelli y Mutual
564
La Esperanza
Parque Liceo II. Coop. 12 de Enero 50
Total 2771
124
el de casa habitación única, permanente y de carácter económico –incluidos
los lotes alcanzados por la Ley nacional n.o 14005– y amplía su aplicación a
otras situaciones referidas a la primera escritura traslativa de dominio. Esta
legislación fija su autoridad de aplicación en la Dirección de Escrituración de
Viviendas Sociales dependiente del Ministerio de Desarrollo Social.
Según informes de la Dirección de Escrituración de Viviendas Sociales,
documentos consultados y entrevistas realizadas, se han entregado 5330 es-
crituras individuales a planes, tanto construidos por el Estado como aquellos
llevados adelante por organizaciones sociales, en el periodo que comprende
desde el año 2000 hasta el año 2017. A continuación, se presentan en la Tabla
n.o 7 los planes con loteos aprobados y la cantidad de escrituras entregadas o
en proceso17.
Esta información es confrontada, en el apartado referido a los loteos y planes de vivienda y las
17
125
Los Álamos Coop. Parque Esperanza-2007 98 66 32
Renacimiento Mutual Barraca Yaco- 2006 223 185 38
Ciudad Obispo Angelelli sector Angelelli- 2005 376 314 62
Los Álamos Coop. Ambrosio Funes-2004 80 62 18
Asociación civil la Esperanza- 2004 80 61 19
Villa Azalais Juan Pablo ll- 2006 359 297 62
20 de junio Coop. El Amanecer- 2006 65 46 19
Nuevo Argüello Consorcio Independencia- 2006 147 65 82
Recreo Norte- 2006 87 46 41
Parque Liceo Coop. 12 de Enero- 2004 25 21 4
Subtotal 4992 3874 1118
Del informe se desprende que son 37 los planes de viviendas que obtu-
vieron la aprobación de los loteos y que logran realizar las escrituras indivi-
duales, que incluyen tanto a los desarrollados por el Estado provincial como a
los que impulsaron las organizaciones comunitarias.
126
Lo más relevante de esta información es el tiempo que llevó la apro-
bación de los loteos: el caso con más antigüedad es el de Colinas del Cerro,
que se desarrolló en el año 1972 y recién después de 28 años logra las escri-
turas individuales. Los más recientes se iniciaron con el programa MCMV,
se construyen a partir de 2003 y lograron algunos, a partir del año 2012, las
escrituras individuales.
El proyecto de investigación en el que trabajé durante los años 2006 y
2007, dirigido por Brussino (2007), realizó una evaluación de los impactos
de las políticas de regularización dominial, para lo cual fueron seleccionados
dos loteos que al momento del trabajo de campo habían concretado la es-
crituración individual de las viviendas. En este relevamiento los casos que se
abordaron fueron la Cooperativa Colinas del Cerro (esta organización surge
producto de una toma de tierras en el año 1970 luego de las inundaciones),
donde se escrituraron las viviendas a 105 familias, y de la Cooperativa La Es-
peranza de barrio Cerro Norte, que realizó un convenio con la Municipalidad
de Córdoba y con el Gobierno provincial en el año 1993, en el cual este últi-
mo se comprometió a escriturar 120 viviendas, en el marco de las luchas de la
Coordinadora de Lotes Indexados y de haber tenido sus habitantes riesgo de
remate de las viviendas. En ambos casos, las escrituras fueron gratuitas para las
familias. Estas escrituraciones se realizaron entre los años 2000 y 2003.
Una de las dimensiones evaluada fue la sensación de arraigo generada
por la escrituración, resultando que el 95 % valoró positivamente la escritura-
ción, expresado en un 38 % de los entrevistados que señaló tener “alivio, tran-
quilidad y seguridad”, un 33 % manifestó “sentirse dueños”, un 9 % dijo que
le generó “alegría”, un 6 % “bienestar”, otro 9 % manifestó “dejar algo para
los niños”, y un 5 % expresó que la escritura no le trajo “ningún beneficio”.
Por otra parte, al consultarse a los entrevistados si pensaban seguir vi-
viendo en la misma casa, un 95,04 % contestó afirmativamente, y al consul-
tarle sobre si pensaba hacer mejoramiento de la vivienda un 81,8 % de los
entrevistados se inclinó por esta opción. Los datos revelan que la tranquilidad
y seguridad expresada por las familias respecto a la escritura, se materializa en
el arraigo y los mejoramientos en las viviendas y en una mejora en la calidad
de vida. En el caso de la Cooperativa La Esperanza, el impacto referido a la
“tranquilidad” por las familias resultó más relevante teniendo en cuenta que
pasaron por la experiencia de riesgo de remate de sus viviendas por la aplica-
ción de un sistema de indexación de sus deudas. De los resultados de la inves-
tigación se desprendió el alto valor que le otorgan las familias a la titulación
de la vivienda.
127
3.4.9. La política de las tarifas de los servicios públicos Decreto n.o 1357/06
Este decreto se enmarcó en la Ley provincial n.o 8835 Carta del Ciuda-
dano y las Leyes de Reforma y Modernización del Estado. En la descripción
del decreto se establecieron los objetivos, el tipo de prestación y la población
destinataria. En su art. 2 se definió que:
(…) los objetivos de la “Tarifa Solidaria” es reducir los gastos de tarifas e
impuestos de la vivienda de las familias que se encuentran bajo la línea de
pobreza (…) a través de un régimen de tarifa social para servicios públicos
y la disminución o exención del impuesto inmobiliario para la vivienda
que habite el beneficiario y de la que sea propietario o poseedor a título de
tal del referido inmueble.
128
al Colegio de Profesionales de Servicio Social para que realizaran los informes
sociales que justificaran el acceso a los beneficios otorgados por el decreto.
129
extraordinaria, generada por el modelo agro-minero exportador que se pro-
fundizó a partir de la crisis del año 2001. En este contexto, es que reconstruyo
el rol y las políticas municipales de la ciudad de Córdoba, su impacto en la
valorización del suelo urbano y las posibilidades de acceso a este de parte de
los sectores populares en situación de pobreza.
Para poder comprender esta participación del Municipio es importante
destacar que, según el artículo 184 de la Constitución Provincial, es función
de los municipios regular el uso del suelo, y en el apartado 11 del artículo se
establece que es función de los municipios “Regular y coordinar planes urba-
nísticos y edilicios”, por lo que serán las ordenanzas y demás normativas que
se dicten a nivel de la gestión local las que determinen las lógicas con las que
se planifica el uso del suelo.
La Carta Orgánica Municipal establece en su artículo n.o 27 las facul-
tades del Municipio en lo referido al desarrollo urbano, fijando sus compe-
tencias, entre las que se destacan las referidas a la planificación urbana y el
derecho a la vivienda:
130
3.5.2. Las políticas habitacionales implementadas por la Municipalidad de
Córdoba
131
Una de las características que se observa en lo referido a las intervencio-
nes municipales, es el rol subsidiario en la implementación de programas que
se diseñaron desde la esfera provincial y nacional. Entre las acciones que se re-
levaron se encuentra la participación del Municipio en el Programa Nacional
de Emergencia Habitacional denominado P17 (1995-1999) que solo aportó
algunos recursos para infraestructura donde se construyeron 500 viviendas.
Otras de las acciones identificadas del Municipio es la adhesión al Pro-
grama Provincial Nuevos Barrios en el año 2001, donde aportó terrenos para
la construcción de los planes de vivienda denominados Chachapoyas I y II
con 478 lotes y ZEPA con 237 lotes. Estos planes fueron ejecutados por la
Diprovi, y el destino de los mismos fue para atender a las familias afectadas
por las inundaciones del año 2000.
Otro programa en el que participó la gestión municipal fue el Programa
Nacional de Emergencia Habitacional, donde se comprometió a construir un
total de 166 viviendas (2003-2007) y que debía ser ejecutado mediante las
cooperativas constituidas a tal fin por la resolución INAES n.o 2038/2004,
para desocupados y beneficiarios del programa Jefes y Jefas de Hogar y que
previó una modalidad que se propuso un componente de capacitación labo-
ral, de generación de trabajo e ingresos y el fortalecimiento de cooperativas
como alternativas para sostener en el tiempo las estrategias de empleo de los
desocupados, al tiempo que proveer viviendas para familias bajo la línea de
pobreza (no necesariamente de villas). Este programa se ejecutó con demoras
según los plazos previstos, y con dificultades, ya que varias cooperativas no
pudieron sostenerse en el tiempo y cedieron la ejecución del plan de viviendas
al propio Municipio, o a otras cooperativas, como es el caso de las tres coo-
perativas de trabajo que funcionan en barrio Yapeyú, donde el referente de
la Federación de Tierra y Vivienda y presidente de la Cooperativa de Trabajo
Yapeyú, señaló:
Las demoras en la ejecución fueron de más de 2 años en los plazos previstos
desalentando la participación y muchos desocupados encontraron en
ese tiempo otras alternativas laborales en el marco de la industria de la
construcción cediendo mediante acuerdos con el municipio la ejecución
de las obras a otras Cooperativas. (Referente Mutual Bajo Yapeyú 2005)
132
Es significativo remarcar que en los aspectos institucionales no existió
ningún organismo coordinador o ente que previera la planificación conjunta
de acciones entre el Gobierno provincial (que ejecutó las políticas de vivien-
da en la ciudad de Córdoba) y el Gobierno municipal. En el marco de estos
programas, el Municipio de Córdoba solo se limitó a dar las factibilidades y
aprobar las urbanizaciones en sus diferentes estadios de gestión, de tal forma
que en los procesos de aprobación de los expedientes de los loteos la relación
del Gobierno provincial con el Municipio ha sido como la de cualquier lo-
teador privado, ya que no existió un involucramiento municipal en las uni-
dades ejecutoras, para la implementación de estas operatorias, salvo acuerdos
puntuales sobre temas de interés común, donde ambos gobiernos acordaron
realizar y llevaron adelante la construcción de viviendas.
3.5.3. Las ordenanzas para los loteos de interés social y en situación de irregularidad
e informalidad
133
metros cuadrados cuando el mínimo para los loteos residenciales era de 250
metros), eximía de la ejecución de las obras viales (como el cordón cuneta), y
reducía además aspectos de calidad en los postes de alumbrado público, entre
otras exigencias. Uno de los aspectos más conflictivos que se incorporó, como
una condición para aprobar el loteo, fue que el plan de vivienda debía tener
el final de obra de toda la infraestructura, y de la ejecución y final de obra
de todas las viviendas, tornándose esto una condición de cumplimiento casi
imposible para las organizaciones de base que construyeron en función de los
financiamientos públicos y la ayuda mutua. Además, la ordenanza 8060/85
estableció un cursograma para el procesamiento de los expedientes de loteos
de gran complejidad para su cumplimiento, provocando que gran cantidad
de expedientes no culminaran el mismo por diversos motivos. Esta falta de
resolución y de aprobación de los loteos, sumado al reconocimiento de nuevas
realidades referidas a loteos en situación de irregularidad e informalidad que
expresaron diversas organizaciones ante el Municipio, llevaron a la sanción de
nuevas ordenanzas que permitieran abordan esta cuestión.
134
59 planes desarrollados por la Municipalidad para la erradicación de villas, lo
cual refleja que las acciones ejecutadas por las gestiones de Martí y Mestre no
tenían planificación para lograr los finales de obra y la aprobación del loteo
de parte de las áreas del municipio. Por otra parte, hay 75 loteos desarrollados
por la Dirección Provincial de Vivienda. En tercer término, se registran 260
loteos desarrollados por entidades intermedias, dato que evidencia el volumen
y la magnitud de la producción social de hábitat llevada adelante por las orga-
nizaciones sociales ya sea por autogestión, o por cofinanciamiento del Estado,
principalmente en el periodo de la MCPS. En total la ordenanza da cuenta de
394 loteos sin aprobar.
Luego de la sanción de la ordenanza, el Municipio no avanzó en la
aplicación de esta, y según describe el exdirector de Hábitat Social, arquitecto
Vélez, esta situación se debió a la falta de voluntad y decisión política, y otras
razones que se manifestaron en la ausencia de equipos técnicos consustan-
ciados con la problemática habitacional donde se expresaban aspectos que
trascienden lo urbano e incluían los aspectos sociales. Es importante resaltar,
tal como se señaló, que la Dirección de Hábitat Popular dependía, dentro del
organigrama municipal, de la Secretaría de Desarrollo Social que carecía de
facultades y atribuciones para intervenir en los procesos de aprobación de los
loteos, ya que esta función se desarrollaba en áreas abocadas a lógicas más vin-
culadas al mercado inmobiliario. En el plano de los recursos financieros tam-
poco se han observado en los presupuestos municipales partidas destinadas
para realizar mensuras, relevamientos, obras de cordón cuneta, asfalto, alum-
brado público, equipamiento de espacios verdes y plazas, entre otras obras
que permitirían que el Municipio tenga una política activa que promueva
la incorporación de estos loteos al catastro municipal previa aprobación del
mismo, no solo por su impacto fiscal, sino que fundamentalmente desde lo
que significa garantizar el ejercicio pleno de un derecho ciudadano como es el
derecho a la propiedad.
En el año 2009, durante la gestión de Giacomino (2007-2011), a los
fines de avanzar con esta política se sancionó una nueva legislación que reem-
plazó la ordenanza 10374/01, dictándose la Ordenanza Municipal 11687/09
que establece también un marco de excepciones para los loteos que no hayan
obtenido su aprobación según lo establecido por la ordenanza n.o 8060/85 y
sus modificatorias.
Para Monayar (2014), esta ordenanza amplía el universo y contempla a
otras situaciones de loteos, entre las que se ubican aquellas con o sin plan de
135
vivienda (ya sean iniciadas por organismos estatales, promovidos por organi-
zaciones comunitarias –mutuales, asociaciones civiles, cooperativas, etc.– que
hayan recibido subsidios por parte del Estado, promovidos por entidades in-
termedias sin fines de lucro sin subsidio estatal); radicación in situ de pobla-
ción de asentamientos, cuando el Estado sea titular dominial o fiduciario de
la tierra; y otros casos con dictamen fundado de la Dirección de Planeamiento
Urbano o Hábitat Municipal. Un aspecto relevante, y que no estaba incorpo-
rado en la Ordenanza n.o 10374, son las urbanizaciones in situ de asentamien-
tos. La ordenanza exige para la aprobación del loteo: la apertura de calles,
las obras de agua y energía eléctrica, pudiendo ejecutar el resto de las obras
posteriormente a la aprobación del loteo. A partir de esta ordenanza, la Mu-
nicipalidad de Córdoba ha diferenciado tipologías que denomina irregulares
(Monayar, 2014), a saber: Loteos ilegales (fraudulentos), villas de emergencia,
asentamientos (tomas de tierra), loteos de entidades intermedias, loteos mu-
nicipales, loteos provinciales. La ordenanza tampoco contó con presupuesto
para resolver aspectos ya señalados y que fueron también identificados por
las personas entrevistadas referentes de las organizaciones comunitarias. Esta
nueva legislación tenía plazo de un año para resolver la cuestión de los lo-
teos pendientes de aprobación, pero debió ser prorrogada y se encontraba
vigente, al momento de esta investigación, hasta el 31 de diciembre de 2017.
El impacto sobre el universo relevado por la ordenanza 10374 ha sido muy
limitado, ya que si se comparan los datos suministrados por la Dirección de
Escrituración Social de la Provincia solo se han aprobado 37 loteos sobre los
394 casos relevados.
136
tentes. El marco normativo para uso del suelo en la ciudad de Córdoba fue
desarrollando diversas ordenanzas, o modificaciones de las existentes, que fa-
cilitaron los procesos de mercantilización del suelo urbano. En este escenario,
el suelo y su apropiación van a adquirir una importancia central para los desa-
rrollistas y requerirán del Estado municipal una serie de inversiones en obras
públicas de conectividad y servicios públicos, además de acciones normativas
que garanticen su mayor rentabilidad. Así es que se produjeron diversos ti-
pos de maximizaciones en el uso del suelo referidas a: cambio de patrón de
uso (de industrial o rural o urbano), en el FOS (factor de ocupación suelo),
aumentando la cantidad de espacios a ser construidos dentro de la superficie
urbana, y en el FOT (Factor de ocupación total). Esto permitió aumentar la
construcción de metros cuadrados en alturas, entre otros cambios.
Capdeville (2014), tomando aportes de Valdés (1999) y Marengo
(2009), reconstruye el proceso por el cual se facilitó desde la Municipalidad
de Córdoba, en las gestiones de Ramón Mestre (1983-1991), la renta sobre el
suelo urbano a los sectores privados, y señala que:
[El desarrollo de] las urbanizaciones privadas fueron acompañadas ex-post
por un cambio en las ordenanzas del uso del suelo urbano. La Ordenanza
8606/91 de la Municipalidad de Córdoba, estableció un reglamento
específico para este tipo de “barrios”, que denominó como Urbanización
Residencial Especial (URE). (Valdés, 1999 en Capdeville 2014:140)
denanza n.º 10006 a través de la cual modifica las zonificaciones establecidas en las Ordenanzas
n.º 8060/85, n.º 8133 y n.º 8256/86 y define como “áreas especiales” aquellas que por sus carac-
terísticas requieren tratamiento propio por sus condiciones paisajísticas, ambientales, históricas o
funcionales necesitan un estudio urbanístico especial que posibilite “proteger” y “promover” sus
valores. Así se establecieron áreas particulares exentas a respetar las ordenanzas de uso de suelo
que establecen qué y cuánto se puede construir. (Capdeville, 2014:140)
137
excepciones en las normas en terrenos de grandes dimensiones. Estas políticas
continuaron durante las gestiones de Martí 1991-1999. Durante este periodo
se produjo una expansión de las zonas urbanizables y una mayor conectividad
mediante las obras de acceso vial que generaron una metropolización, for-
mando una zona identificada como el Gran Córdoba. Según Capdeville “Este
proceso de expansión fue facilitado por las políticas públicas que apuntaron a
mejorar la accesibilidad y conectividad generando una estructura urbana po-
licéntrica (Marengo y Elorza, 2009) a través de la avenida de circunvalación y
la mejora en la red de acceso a la ciudad y por los cambios en el uso de suelo”
(2014:141). La gestión de Martí (1991-1999) producirá una serie de medidas
tendientes a la desconcentración administrativa, creando los Centros de Par-
ticipación Comunal (CPC) que acompañaron los procesos de expansión de la
ciudad que se realizaba mediante la incorporación de nuevas zonas urbanas.
Monayar (2014) señala que, en el marco de este proceso, comienzan
a tener un rol más activo agentes como desarrolladores inmobiliarios, inver-
sionistas, empresas constructoras, asesores profesionales y de marketing, que
despliegan diversas estrategias basados en una lógica de incremento de ganan-
cias y rentabilidad. En la ciudad de Córdoba, ciertas áreas se convirtieron en
polos de atracción para los nuevos emprendimientos de desarrollo urbano e
inversionistas: el área central, pericentral, la costanera del río Suquía y la zona
noroeste de la ciudad (particularmente sobre las principales vías de acceso y
conexión). Como señalo en un trabajo anterior (Galán, 2010), para facilitar
este proceso de expansión y la ejecución de las obras públicas fue necesaria
la intervención de la Municipalidad en la construcción de viviendas (1985-
1999) para la relocalización de los asentamientos villeros que ocupaban la
traza urbana, y de ese modo facilitar la construcción de la costanera y la cir-
cunvalación, consolidando un modelo de modernización excluyente.
En estos casos la prioridad que se le otorga a la ventaja competitiva y a la
creación de un paisaje urbano atractivo promueven una nueva relación entre
forma y función. Pareciera que el diseño urbano y arquitectónico asume
un papel vital en la creación de oportunidades para inversiones nacionales
e internacionales. (Falú y Marengo, 2004 en Capdeville, 2014:141)
138
La flexibilidad en las normativas respondía a la necesidad de facilitar el creci-
miento físico, dentro de un marco de consenso más general que cuestionaba
las excesivas regulaciones del uso del suelo y que buscaba remover aquellos
obstáculos que condicionaran el desarrollo de proyectos de iniciativa privada.
La planificación colaboró a racionalizar y reproducir los mecanismos econó-
micos en la producción de suelo urbano más que a revertirlos, contribuyendo
a segmentar en diferentes modalidades de intervención la oferta habitacional,
al tiempo que participó activamente generando inversiones que viabilizaran
los proyectos privados.
Las ganancias extraordinarias que repercuten en la valorización del suelo
generada por estos grandes proyectos tiene tres principales fuentes de
origen: i) las inversiones en infraestructura realizada para acondicionar
el área (obras viales y redes de servicios públicos) usualmente a cargo
del sector público; ii) las modificaciones del régimen de usos del suelo y
densidades edilicias para permitir la implementación de usos jerárquicos
y un mayor aprovechamiento del suelo en edificación; iii) las inversiones
realizadas en los predios por los agentes privados que desarrollan los
emprendimientos inmobiliarios y construyen edificios de alta calidad.
(Capdeville, 2014: 146).
139
principales herramientas que orienta la institucionalidad estatal a la promo-
ción de negocios privados. Los convenios establecieron cambios en el patrón
de ocupación del suelo, incrementando su aprovechamiento (coeficiente de
aprovechamiento del terreno y del suelo, capacidad constructiva, factor de
ocupación total, factor de ocupación del suelo, usos, morfología, etc.), ge-
nerando ganancias extraordinarias para los grupos empresarios por la vía de
la excepción de las ordenanzas que establecen qué y cuánto es legal construir
(Capdeville, 2014). Un ejemplo de esto lo constituyen las llamadas áreas espe-
ciales, que subordinan y adaptan el plexo normativo vigente a la celebración
de acuerdos público-privados. Tal es el caso de las Torres Capitalinas (Cañada
y Costanera, área central) y el ex Batallón 141 (próximo a Ciudad Universi-
taria, área pericentral). Emprendimientos privados de viviendas y oficinas de
gran escala que se pactan en base a beneficiosas “licencias”.
A partir del año 2012 se va a consolidar este modelo de política pública
municipal, garante de la renta extraordinaria de los sectores denominados
desarrollistas, mediante la sanción de la ordenanza de Convenio Urbanístico
n.o 12077/12, que regula y facilita el cambio de uso del suelo tanto en el FOT
como en el FOS, permitiendo también incorporar zonas industriales y rurales
como zonas residenciales, estableciendo mecanismos de compensación a favor
del municipio según qué tipo de excepción otorga el Estado municipal.
Así la ordenanza en su artículo 14, establece la captación del plusvalor
generado por la acción de flexibilización de las normativas, definiendo la par-
ticipación del municipio en el beneficio por el cambio de uso de suelo entre
un 10 % cuando aumenta el FOS y el FOT y un 15 % para cambios de uso
del suelo cuando la parcela fuere no urbanizable y se autorizare el cambio
de uso del suelo. Esta ordenanza asigna los recursos que debe recaudar el
Municipio según su artículo n.o 16, a lo que determinen las Juntas de Parti-
cipación Vecinal en el marco del presupuesto participativo y lo que dispone
la ordenanza n.o 11988/11 de Creación del Banco Municipal de Inmuebles,
ordenanza que no se reglamentó ni se implementó en este periodo hasta el
año 2017, sobre lo que amplío en el apartado referido a las normativas sobre
la cuestión.
La aplicación de la ordenanza n.o 12077/12 y los beneficios otorgados a
los desarrollistas han sido objeto de debates tanto en el Concejo Deliberante
como en la prensa y las organizaciones sociales vinculadas a las cuestiones
habitacionales. A tales fines recupero las opiniones publicadas por el diario
La Voz del Interior del domingo 9 de diciembre de 2018 (Garbovetzky, 2018)
140
donde el concejal Dómina señala que una de las empresas beneficiadas iden-
tificada como
Irsa, la empresa propietaria del Córdoba Shopping Center, podrá edificar
casi 30 mil metros cuadrados con torres para albergar 256 viviendas, 42
locales comerciales y 70 oficinas en una de las playas del centro comercial.
Podrá obtener así ingresos por cerca de 60 millones de dólares, unos 2.300
millones de pesos, según el convenio urbanístico que en la semana que
pasó refrendó el Concejo Deliberante de la capital provincial [y en este
caso la] ciudad de Córdoba recibirá, a cambio de la excepción en la altura
permitida y del permiso para superar la cantidad de superficie edificable en
el lote, dos dispensarios ubicados en Villa Cornú y en Ampliación Vicor,
cotizados en 16 millones de pesos: menos de uno por ciento de la ganancia
obtenida por la empresa.
Según el propio diario, que coincide con otras críticas, este cálculo no
guarda ninguna relación con lo establecido en la ordenanza 12077/12 que de-
fine el 10 % como beneficio para la Municipalidad. En tal sentido, la posición
de la Municipalidad que refleja el diario, señala:
En defensa del convenio, la subdirectora de Planeamiento Urbano Munici-
pal, Pía Monguillot sostuvo que ‘se trata de una playa de estacionamiento
subutilizada, sin vida, que no aporta al paisaje urbano. Y el proyecto genera
una renovación y agrega valor al incorporar verde y reconciliar todo el perí-
metro con el resto del barrio’, es decir: según el Ejecutivo, el proyecto trae
beneficios a la ciudad, más allá de las compensaciones.
141
compensación de cerca de 300 millones de pesos en inversiones para el
mantenimiento de la planta de tratamiento de líquidos cloacales de Bajo
Grande, que se terminaría de pagar en abril del año próximo. La relación
entre el negocio del privado y la compensación del público vuelve a parecer
desproporcionada. Y el impacto que generarían 15 mil habitantes en ese
sector es otro costo oculto para el municipio.
142
que el área de uso rural, que representaba en 2001 casi el 30 % sobre el total
del ejido, disminuye un 2 % hacia 2010 (evidenciando un traspaso al área
urbanizable). El 2 % representan 1152 hectáreas y si a esto se incorporan
los convenios públicos privados y los convenios urbanísticos que representan
1741 hectáreas aproximadamente, lo que equivale al 3 % de superficies de uso
rural o industrial que fueron pasados a uso residencial, resultando esta suma
en un 5 % de incremento de la superficie utilizada para usos residenciales en
detrimento de los usos de suelo rural e industrial. Es de esta manera que el
crecimiento de la zona urbanizable mediante el cambio del uso del suelo fue
dirigido fundamentalmente al segmento de población solvente en el mercado,
o como resguardo de ahorros para atender demandas de sectores con poder
adquisitivo altos, como se ha señalado en los estudios citados.
Este contexto de creciente mercantilización de la tierra urbana y la vi-
vienda, impactó restringiendo el acceso a estos bienes en amplios sectores so-
ciales. Recupero el trabajo de investigación que realiza Monayar (2014) sobre
la asequibilidad del suelo urbano, analizando la relación entre el precio de un
lote de 300 metros cuadrados en la zona noroeste de la ciudad de Córdoba y
los ingresos, tomando como unidad de medida el Salario Mínimo Vital y Mó-
vil (SMVM) en el periodo 1990-2001-2008. En el análisis temporal señala el
estudio de referencia que:
(…) se observó que mientras en 1990 la cantidad de barrios con precios por
debajo de los 10 SMVM superaban ampliamente a los de mayores costos
(más del 50 % de los barrios del sector se encontraban por debajo de los
20 salarios), en 2001, el 18 % de los barrios se encontraba en los primeros
intervalos, para disminuir a menos del 5 % en 2008. Esta situación se ve
agravada en estos últimos años, ya que más del 60 % y del 80 % de los
barrios respectivamente, se encuentran en el intervalo de mayor precio (>=
a 40 SMVM). (Monayar, 2014:171)19
En función de esa situación, se desagregó para 2001 y 2008 el intervalo de mayor precio, que
19
permitió observar que entre aquellos barrios que se encontraban por encima de los 40 SMVM en
2001 (55/90 barrios), al 49 % se accedía hasta los 70 SMVM y al 51 % entre 70 y 283 SMVM.
Respectivamente en 2008, el 15,5 % se encontraba entre 40 y 70 SMVM y el 85 % entre 70 y
783 SMVM. (Monayar, 2014:171)
143
ha demostrado un crecimiento exponencial, respecto a la cantidad de salarios
necesarios para adquirir un terreno en condiciones medias, es decir que para
acceder a un terreno promedio del Municipio de Córdoba, se requiere dispo-
ner al menos de un Salario Mínimo Vital y Móvil (SMVM), al cual no accede
el 20 % de la población, más un 10 % de población que aun disponiendo
de un SMVM o más, no podría destinar el 20 % del mismo, ya que dicha
situación significaría traspasar el umbral de pobreza. Ello significa que el 30
% o más de la población del municipio no tiene posibilidades de acceder al
suelo urbano en los términos económicos planteados por el mercado formal.
En posteriores trabajos que exceden, Monayar (2019) advierte que el
precio de suelo en la ciudad de Córdoba presentaba en 2018 una mediana de
2.350 $/m2, lo que implica que un lote tipo de 300 m2, tenía una mediana de
valor de más de $700.000. Por su parte, el Salario Mínimo Vital y Móvil de
fines de 2018, era de $11.400 y el 40 % de la población del Gran Córdoba
no accedía a este salario, lo que supone un alto porcentaje de población que
requiere necesariamente del subsidio estatal para cubrir su necesidad habita-
cional, mientras que los asalariados requieren entre 3 y más de 60 SMVM
para acceder a un terreno formal (considerando la mediana de valor).
Así se ve, tomando los estudios de Monayar (2014 y 2018), cómo han
ido disminuyendo los ingresos de amplios sectores que están referenciados en
el SMVM. En 1990 más del 50 % de los barrios tenían lotes que se podían
adquirir con 20 SMVM, para el año 2008 el 80 % de los barrios estaban en el
intervalo donde el precio es mayor a 40 SMVM, y en el último estudio para el
año 2018 se requieren 60 SMVM para adquirir un lote dentro de los precios
de los lotes teniendo en cuenta la mediana del valor.
Concluye Monayar (2014) que se ha podido verificar cómo las posibi-
lidades de quienes menores ingresos poseen se restringen cada vez más a lo
largo del periodo analizado. Frente a ello, la decisión de habitar en la ciudad
está sujeta a la obligación de hacerlo a través de la vivienda social subsidiada
(localizada donde el gobierno quiere y puede), del hacinamiento por hogar
junto a algún allegado, o la ocupación informal de suelo urbano.
Estas políticas están enmarcadas en lo que diversos autores ya citados
denominan urbanismo neoliberal, son reconstruidas en estudios realizados
por Capdeville (2014), que sostiene que el capital privado se convirtió en uno
de los principales artífices de las transformaciones socio-territoriales, intensifi-
cando la demanda y utilización del suelo, en determinados lugares, en relación
con su rentabilidad. Al mismo tiempo, la vivienda pasó a ser fundamental-
144
mente un reaseguro de las inversiones y a reducirse a su valor de cambio, una
mercancía que exacerba su valor como producto, objeto, soslayando su valor
de uso. En este sentido Reese (2014) apunta que la propiedad inmueble siem-
pre tuvo en la Argentina un rol relevante como reserva de valor, tanto para las
familias como para los inversores, frente a las incertidumbres que presentaban
los cambios de los ciclos económicos; y agrega que este proceso se agudiza
con posterioridad a la crisis del 2001 y tuvo un nuevo impulso durante la
crisis financiera internacional del año 2009, llevando a los actores del sector
inmobiliario nacional al desarrollo de una estrategia comunicacional donde
se reitera el mensaje que enfatiza la de seguridad, fortaleza y rentabilidad que
tiene en el país la inversión en propiedad raíz. Este aumento de la inversión
en el mercado inmobiliario incrementó los precios del mercado y generó una
oferta desvinculada de las demandas sociales. (Capdeville, 2014)
Este escenario que favoreció la concentración y mercantilización de la
tierra urbana, elevando sus costos y restringiendo el acceso a amplios sectores
sociales, generó diversas reacciones de las organizaciones sociales, desde tomas
de tierras, hasta la disputa por la sanción de una ordenanza que permitiera
captar parte del plusvalor que generaba el municipio en el marco de las apro-
baciones y excepciones que realizaba en los proyectos urbanos que ejecutaban
los sectores privados.
Sobre este aspecto hice referencia en el apartado dentro de este capítulo referido a la cuantifi-
20
145
los hogares que se encuentran ocupando viviendas en condición de
hacinamiento (2 o más hogares por vivienda), a lo que cabría añadir la
necesidad de viviendas por el crecimiento de los hogares, de cuyo dato no
se dispone. (Monayar 2014:84)
Fuente: Monayar, Ma. Virginia (2013). Elaboración en base a datos del Censo de
Población y Vivienda (Nacional 1991, 2001 y 2010; y Provincial 2008).
146
Tomando estos datos oficiales del Censo 2008, trabajados en Monayar
(2014), existen 459.780 viviendas particulares, mientras que los hogares as-
cendían a 407.866, lo cual indicaría que las unidades de viviendas superaban
a los hogares. De las 459.780 viviendas solo 378.745 de las viviendas parti-
culares se encontraban ocupadas, o sea que, a nivel municipal, existen para
esa fecha 81.035 viviendas deshabitadas con un faltante, según los datos del
Censo 2008, de 37.554 viviendas nuevas. Ahora bien, si se considera el censo
2010, las viviendas desocupadas ascienden a 88.823 unidades.
Al analizar los datos de los motivos por los que se encuentran deshabi-
tadas las viviendas los datos que se desprenden son los siguientes:
Tabla n.º 9: Motivos por los que se encuentran desocupadas las viviendas
Total de Usa de Está en Está en Usa p/ Cerrada por Está Personas
viviendas comercio o alquiler o construc- vaca- motivos des- aban- tempo-
desocupa- consultorio venta ción ciones conocidos donada ralmente
das ausentes
81.035 15.084 11.474 5.411 1.534 12.436 4.561 30.535
Fuente: Monayar (2014) Elaboración en base a Guía estadística Municipalidad de
Córdoba, 2008.
147
tinente preguntarnos ¿para quién construye el mercado? En tal sentido, hay
diversos estudios que abarcan el periodo de estudio, entre los que se encuentra
Capdeville (2014), quien señala que la oferta de viviendas promovida por el
sector privado se encuentra desvinculada de las demandas habitacionales rea-
les de la población de la ciudad, al existir una considerable brecha entre el in-
cremento del parque residencial de la ciudad y el crecimiento de la población.
Otra de las conclusiones a las que arriba el trabajo de la autora es que a pesar
del auge de la construcción vinculada a la densificación de los barrios céntri-
cos y pericentrales no ha producido la deseada disminución de los precios de
la vivienda. En el trabajo de Capdeville (2014) se recupera el informe de la
Universidad Nacional de Córdoba “Se mira y no se toca” (2008) que señala
que mientras entre 1980 y 1991 el número de casas desocupadas creció un
20 % (de 20.472 a 24.218), y en el periodo de 1991 a 2001 aumentó un 210
% (de 24.218 a 74.331), tendencia que se habría acentuado con el auge de la
construcción desde inicios de 2003. Estos datos sobre la cantidad de viviendas
deshabitadas no coinciden con los de los Censos, lo que indica la dificultad
para medir este fenómeno que da cuenta de la especulación inmobiliaria.
Según Monayar (2014: 84,85) en el “Municipio de Córdoba, el cre-
cimiento del parque habitacional se ha dirigido, fundamentalmente, al seg-
mento de población solvente en el mercado, o a partir de líneas de crédito
hipotecario públicas y privadas… de la década del 90, el acceso a créditos
hipotecarios, entre otros, facilitó la adquisición de suelo y vivienda, lo que se
ve reflejado también en la disminución de más del 50 % de las viviendas defi-
citarias”. En este mismo análisis Monayar (2014) señala, haciendo referencia
a la crisis 2000-2001, que implicó una pérdida del poder adquisitivo de los
salarios y reducción del empleo con el aumento de la tasa de desocupación,
lo cual impactó en el crecimiento del déficit de viviendas, aunque la cantidad
de unidades habitacionales continuó creciendo. En tal sentido, reafirma que
la reactivación económica posconvertibilidad y la importante presencia del
sector agroexportador en la provincia de Córdoba que tuvo un importante
impulso, favoreció el crecimiento de la industria de la construcción, que se
dirigió particularmente a la producción de viviendas, con ofertas claramente
restrictivas para los sectores sociales que quedan excluidos por los requisitos
que impone el sistema bancario (Monayar, 2014).
En lo referido a la producción de ofertas del mercado inmobiliario, se
suma la modificación de la ordenanza municipal n.o 8060 que fue sanciona-
da en 2017, y que autorizó la aprobación de loteos por excepción sin haber
148
culminado las obras de infraestructura que permitió a los desarrollistas, según
señala la propia Municipalidad en su página web21:
(…) que más de 30 mil lotes podrán realizar con mayor agilidad los trámites
municipales para acceder al final de obra y cumplir con la escrituración.
Así, a partir de ahora, se puede iniciar la escrituración en la Provincia
sin necesidad de culminar con las obras de infraestructura que exigía la
Ordenanza 8060.
Este número de lotes coincide con las 1741 hectáreas incluidas en los
convenios urbanísticos firmados en la gestión Mestre (2011-2017).
21
https://www.cordoba.gob.ar/2017/11/10/iniciativa-del-municipio-se-aprobo-ordenanza-
facilitar-loteo-creditos-viviendas/
149
Capítulo 4.
Entre la organización comunitaria y el neoliberalismo “al palo”
151
cos22. Este encuentro, que ha adquirido un carácter simbólico muy relevante
para la gran mayoría de los entrevistados, supuso, mediante la articulación de
esfuerzos entre actores del campo popular, la conformación de la UOBDS y
la construcción del espacio de gestión con el Estado que se denominó Mesa
de Concertación, según el decreto de creación.
Este nuevo espacio de gestión abrió una ventana de oportunidades para
la interlocución con el Estado, en particular, el provincial. Las políticas pú-
blicas de vivienda y acceso al suelo urbano del periodo, sin abandonar cierto
nivel de coyuntura, se valoran como más receptivas a las demandas sociales,
ancladas en un mayor nivel de incidencia por la articulación de esfuerzos co-
lectivos y organización interna de los sectores populares. También supuso un
empoderamiento de los colectivos populares y un mayor nivel de articulación
de estos en las gestiones con el Estado en todos sus niveles. Es un momento
en el que el Gobierno provincial tiene una intervención preminente sobre
la cuestión habitacional, identificado con la sanción de legislaciones provin-
ciales n.o 8121 y la ley n.o 8689 referidas a la escrituración de lotes. A nivel
nacional, la ley n.o 23967 que crea el Programa Arraigo y la ley n.o 24374
de Regularización Dominial destinada a abordar la ocupación de lotes. En
Córdoba, igual que en el país, y como una expresión de lo que sucede en el
contexto latinoamericano y mundial, se inicia un proceso de mercantilización
del suelo que restringe las posibilidades de acceso a los sectores con ingresos
insuficientes. Este momento finaliza, aproximadamente, con la asunción del
primer gobierno de De la Sota, que dará inicio a un proceso de transición que
culminará con la crisis del año 2001, y la nueva etapa a nivel nacional a partir
del gobierno de Néstor Kirchner en el año 2003.
A continuación, caracterizo con mayor profundidad este momento,
considerando las referencias de las acciones movilizadas, la descripción del
momento de coyuntura inicial, y las estrategias de acceso al suelo urbano, así
como la conformación organizacional de los colectivos, sus redes y la relación
con el Estado desde las múltiples percepciones de los activistas. Tanto en el
presente capítulo como en el capítulo 5 –que abarca un segundo momento
que se inicia en 1999– organicé la información teniendo en cuenta las di-
mensiones explicitadas en el apartado metodológico y que sintetizo en los
siguientes cuatro tópicos:
1992.
152
– El contexto social y político desde la mirada de las organizaciones.
– Las diferentes formas o tipologías de acceso al suelo urbano.
– La articulación sectorial: movilizaciones y acciones colectivas
significativas.
– La relación con las políticas públicas habitacionales, las legislacio-
nes, la intervención del Estado en el mercado inmobiliario.
Las personas entrevistadas dan cuenta de que este periodo temporal es-
tuvo atravesado por una constante situación de empobrecimiento y un Estado
que en los territorios mantuvo una presencia con características represivas
en el marco de la implementación del modelo neoliberal (desarrollado en el
capítulo 3). Al reconstruir las estrategias, las personas señalaron un clima de
pervivencia de un “Estado represor” heredado de la etapa dictatorial, que se
reflejaba en las razias y allanamientos masivos que se realizaron en las villas,
con operativos policiales que cercaban el sector dejando encerrada a la po-
blación durante varias horas, mientras se registraban todas las viviendas en
búsqueda de “elementos robados”. A su vez, de las entrevistas se desprende un
contexto caracterizado por la extrema pobreza de las familias, de sus barrios o
comunidades, las graves dificultades de acceso a la vivienda que sufrían debi-
do a la situación inflacionaria del mercado habitacional, y también las graves
condiciones de habitabilidad de los asentamientos y barrios en los cuales resi-
dían las familias. Entre quienes inician sus movilizaciones en este momento,
el contexto social es definido en términos de carencias y “necesidades básicas
insatisfechas” (NBI).
A su vez, el encuentro de Los Cocos, la constitución de la UOBDS
y de la MCPS, constituyen aspectos relevantes de la evaluación política del
contexto. En la mayoría de los procesos relevados para el momento, existía
un trabajo colectivo territorial previo, que buscaba contener las problemáticas
sociales de los habitantes de los asentamientos y barrios.
Tanto el hambre como la falta de trabajo son mencionados, por las per-
sonas referentes del periodo, como descriptores de la situación social, que
se agravó en 1995 a partir de los ajustes a la inversión presupuestaria para
los sectores sociales que demandan servicios al Estado provincial. Algunas de
153
estas políticas se plasmaron mediante la sanción de la Ley de Emergencia Pro-
vincial n.o 8482 (julio de 1995) y sus sucesivas extensiones en 1997 (gestión
del gobernador Ramón Mestre padre, 1995-1999).
Entre las experiencias indagadas se encuentra la de la Mutual Bajo Ya-
peyú de la ciudad de Córdoba, seleccionada por su envergadura, el rol en su
proceso de constitución de la UOBDS y porque atraviesa todo el periodo de
estudio. En palabras de uno de sus referentes, su alusión al contexto aparece
de la siguiente manera:
(…) había mucha pobreza, una gran crisis, falta de trabajo… La crisis
estaba más o menos igual que hoy [2016] (que parece que está volviendo).
Además –como hoy– la policía hacía mucha persecución, realizaban razias,
el Bajo [por el Bajo Yapeyú] quedaba cercado durante horas, no se podía ir
a trabajar y te llevaban las cosas si no tenías la factura. (E01)
154
población total de la ciudad. Las autoras sostienen que este crecimiento res-
pondió al proceso de “ajuste estructural” iniciado por el gobierno de “facto”,
y a algunas continuidades desarrolladas por los primeros gobiernos de la recu-
peración democrática, con sus consecuencias en el crecimiento de la pobreza.
Los procesos señalados se desarrollaron a partir de demandas de un sec-
tor en particular de la ciudad, aunque quienes se movilizaron fueron vecinos
semidispersos. Por ejemplo, el proceso de la Cooperativa La Unidad se desa-
rrolló con “vecinos de Colonia Lola, barrio Maldonado, y de las villas de las
orillas”; mientras que el de la Asociación Mutual Bajo Yapeyú se llevó a cabo
con vecinos tanto del Bajo como del Alto Yapeyú. Estas experiencias orga-
nizativas van marcando límites poco claros en la constitución diversa de las
organizaciones, ya que sus miembros dan cuenta de su procedencia tanto de
barrios consolidados como de villas de emergencia. En este caso, su referente
señala que:
La organización del barrio en algún momento discutió si le abría la puerta
a los que venían del alto y no de la villa… y le hacíamos entender a estos
compañeros que eran tan pobres como nosotros y debíamos dejarlos entrar,
y se transformó en un 60 % de la villa (bajo) y 40 % del barrio (alto),
porque alquilaban o no tenían un pedazo de tierra. (E01)
155
que habitan tanto asentamientos villeros como barrios populares. En este sen-
tido, las organizaciones relevadas en este periodo están compuestas por fami-
lias que provienen de villas y que buscan relocalizarse, “salir de la villa”, para
acceder a una mejor posición. Las expectativas de las familias habitantes en
villas de emergencia, identificaban la situación de vivir en la villa como algo
transitorio. A partir de una de las entrevistas se desprende:
(…) las organizaciones llevan el nombre del propio asentamiento aunque
terminen adquiriendo terrenos para relocalizarse en otra zona de la ciudad,
tales son los casos de la Mutual del Bajo Yapeyú que se relocaliza en un
terreno cercano al asentamiento del mismo nombre, la Mutual Sangre y
Sol, surgida con familias del asentamiento del mismo nombre a partir del
año 1987 y que logra la adquisición de la tierra en 1991, la Mutual Chacra
de la Merced, conformada en el asentamiento del mismo nombre, que
surge en 1988 y que adquiere terrenos para 60 familias en 1991, también
la Mutual Barranca Yaco, surgida en 1990 y que adquiere terrenos en
barrio Renacimiento para 230 lotes en el año 1993. (E05)
156
Los cables estaban ahí, a dos metros del piso y eran cualquier cosa,
alambres, cables, la gente ponía cualquier cosa para llevar luz a la casa…
era un peligro. (E01)
157
– Las viviendas son precarias (92 %), con altos índices de hacinamiento y con-
siguiente promiscuidad. (1998:19-20-21)
Según datos del Sehas (1994) más del 75 % de las familias que habi-
taban en villas provienen de la propia ciudad de Córdoba. Además de este
fenómeno, comenzó a observarse en la década del 90 una migración cada
vez más sostenida de países limítrofes como Bolivia y Perú, incentivada por
los beneficios de la convertibilidad, con relación al valor de la moneda de sus
países y el peso/dólar.
Las intervenciones del Estado mediante la realización de obras públi-
cas, como fue la construcción de trazas de la avenida circunvalación23, o si-
tuaciones emergentes como las generadas por inundaciones, son momentos
desencadenantes de procesos organizativos y de desarrollo de estrategias para
resistir, negociar, acordar. Para algunas de las organizaciones son concebidos
como oportunidades, es un momento donde el Estado interventor genera,
de alguna manera, expectativas sobre la población. En tal sentido, Melucci
(1999) define que el concepto de expectativa es fundamental para analizar la
conexión entre un actor y su ambiente en cuanto a que construye la relación
con el mundo exterior. El Estado interviene atendiendo demandas referidas a
la ejecución de obras públicas para ampliar la infraestructura vial, y colateral-
mente tiene que atender a las poblaciones asentadas sobre esas trazas urbanas
a los fines de su desalojo, brindando respuestas a las demandas de acceso a la
tierra y la vivienda. Estos escenarios emergentes generaron expectativas que
movilizaron la acción de colectivos populares. La problemática de las inun-
daciones en 1992 produjo un desencadenante de procesos de organización
y gestión a partir de las relocalizaciones que realizaban de manera conjunta
la Municipalidad y el Gobierno provincial para continuar con la obra de la
circunvalación, como una de las referentes señala:
Abajo estaba Costa Canal, gente que sufría muchísimo porque cuando
llovía, se inundaban, los tapaba el agua (…) ellos recibieron las casas que
quedaban. (E03)
158
el riesgo de ser violentamente desalojados, y constituyó una oportunidad po-
lítica para la interlocución estatal. Su referente cuenta:
(…) éramos 200 familias viviendo en la villa, en 1997 se da la primera
movilización cuando caen con máquinas para desalojarnos. Nos tratan
muy mal, de villeros… eran las 2 de la mañana y empezaron a bajar
vecinos y nos amontonamos en tropel. Ahí nomás nos formamos como
precooperativa, todos los vecinos, debajo de una planta. (E09)
159
Esto constituye, según el entrevistado, un antecedente relevante de mo-
vilización en los procesos organizativos. Otro aspecto más inmediato a la es-
trategia desarrollada por la organización, y que es señalada en la entrevista,
hace referencia a las ocupaciones de terrenos dispersos:
En donde está el asentamiento se suponía que pasaría la traza de la
circunvalación y al modificar el Estado la traza, quedaron terrenos
disponibles, y esos lotes se fueron ocupando. (E04)
160
el asentamiento de la costanera atrás del Club Villa Azalais, ella estaba
conformando una comisión para lograr tener una vivienda, entonces me
entero de esto. (E07)
Durante el año 1991, el contexto de presión por los desalojos que su-
frían algunas familias del asentamiento, se constituyó en una cuestión rele-
vante para la movilización, es decir, la amenaza de desalojo movilizó a los
vecinos, según señaló la entrevistada:
Trataban de desalojar a nueve familias que presuntamente estaban
en terrenos fiscales (no se sabía si Nación, Provincia o Municipio) y
continuamente había presión de desalojo de esas 9 familias y vieron que
había que formar algo, algo un poco más serio… entonces me invitan y
empiezo a indagar un poco más qué es lo que querían, en principio me
costó mucho vincularme con la gente de la villa. (E07)
161
se manifestaba con los vecinos, para intentar lograr acuerdos con las
autoridades o evitar que fuéramos reprimidos… me ayudó mucho cuando
no tenía dónde quedarme o quería bajar los brazos. (E08)
162
referido por el representante de la Cooperativa 26 de Junio, organización que
surgió en 1996, a partir de la compra comunitaria de una parcela de tierra. En
el caso de los proyectos de esta cooperativa, si bien se iniciaron con vecinos
semidispersos de un mismo sector, se fue ampliando a familias dispersas de
otros barrios. Esta experiencia de organización para la adquisición de compras
de tierras de manera colectiva con autofinanciamiento social, en este periodo
aparece como una cuestión factible para algunos sectores sociales.
El problema de acceso a la tierra es algo que cada día está más difícil en
Córdoba, la tierra está cada vez más cara. Se le hace imposible a una familia
acceder a la tierra sola, si no ingresa a una organización. Pero está la otra
parte, que la organización sea creíble, sea algo seria. (E10)
3 sobre el análisis de las políticas municipales y su tratamiento del suelo urbano a partir de la
flexibilización de las ordenanzas para facilitar los procesos de inversión privada.
163
regula el acceso a la tierra, dejando librado al mercado, que es el mercado
el que regula: sojeros con la tierra en el campo, y grupos desarrollistas en
las grandes obras. (E011)
164
– El mercado inmobiliario sin ningún tipo de regulación y control de
parte del Municipio de la ciudad de Córdoba generó altos costos en el
valor de los lotes, al tiempo que se desarrollaron loteos fraudulentos.
Esto desencadenó la conformación de organizaciones barriales como
los colectivos expresados por Nuestro Hogar II y III para abordar la
cuestión de las infraestructuras y la situación judicial y dominial o
la experiencia de la Cooperativa 12 de Enero, para resolver el tema
del pago de los terrenos y el acceso a los servicios y de redes como la
Coordinadora de Lotes Indexados y Barrios Carenciados.
– La existencia de diversas organizaciones comunitarias para abordar
aspectos referidos a la cuestión alimentaria, vestimenta y las emer-
gencias entre otros temas, constituyeron un capital social organiza-
cional desde donde se abordaron los aspectos habitacionales.
4.3. La lucha por la tierra y los caminos que desarrollan las organizaciones
populares: las diferentes tipologías de acceso al suelo urbano
4.3.1. Las estrategias populares de acceso al suelo urbano, las tipologías y sus
conceptualizaciones
Estas definiciones son comunes a los dos momentos en los que se des-
dobla el estudio y han sido construidas con la información producida des-
165
de fuentes secundarias y con aportes que se generaron en este trabajo de
investigación.
En la ciudad de Córdoba, tal como he señalado, la lógica del mercado,
la ausencia de políticas públicas de producción de suelo urbano, la informa-
lidad de ingresos que se han sostenido aun en momentos de recuperación
económica (2003-2015) han dejado sin posibilidades de acceso en el mercado
formal inmobiliario de lotes con servicios y la vivienda a amplios sectores,
empujándoles esta situación a diversas estrategias, tanto aquellas donde se
disputan políticas públicas, como aquellas estrategias informales de acceso al
suelo urbano y la construcción de vivienda.
Según un trabajo desarrollado por el Observatorio Urbano Córdoba de
la UNC conjuntamente con la Municipalidad de Córdoba, y que es citado
por Monayar (2014), se relevan diferentes situaciones de acceso al suelo urba-
no que son enmarcadas dentro de la categoría de irregularidad e informalidad.
Estos antecedentes en la clasificación, realizados durante el año 2010 entre el
Municipio y el Observatorio Urbano Córdoba UNC, son un avance impor-
tante para identificar diferentes situaciones en las que se encuentran los loteos
y planes de vivienda que se tramitan ante el Estado municipal. En el infor-
me recuperado en el trabajo de Monayar (2014:90) se definen las siguientes
categorías:
166
grupos extranjeros.
3. Urbanizaciones de producción estatal: Planes originados en distin-
tas operatorias de los tres niveles del Estado, dirigidas a sectores de
bajos y medianos ingresos. Soluciones llave en mano en su mayoría
con infraestructura básica completa, pero que sin embargo no han
logrado concluir la totalidad del proceso de aprobación (finales de
obra de las unidades habitacionales, aprobación de las infraestruc-
turas, cambios de uso del suelo, etc.) originadas por organizaciones
sociales comunitarias, en gran parte provenientes de villas.
4. Urbanizaciones producidas por entidades comunitarias: Villas y/o
asentamientos, para autoconsumo. Propiedad colectiva de la tierra.
Viviendas autoproducidas con ordenamiento espacial regular. In-
fraestructura básica necesaria incompleta. Suelen contar con asis-
tencia técnica y financiera de ONG o del Estado.
5. Urbanizaciones producidas por entidades intermedias: Originados
por organizaciones (cooperativas, mutuales, sindicatos, etc.), como
oferta de vivienda terminada destinada a sectores de ingresos medio
y medio-bajo. Infraestructura básica en muchos casos incompleta.
6. Loteos Ilegales: Loteos producidos por actores privados con incum-
plimiento de la norma municipal, generalmente con fines fraudu-
lentos. Su principal característica es la accesibilidad económica para
sectores de ingresos medios-bajos y bajos. Las viviendas son auto-
producidas por los adquirentes con materiales durables y definiti-
vos. Otra de sus características es la venta sucesiva de un mismo lote
por parte del loteador fraudulento.
7. Loteos iniciados por organizaciones comunitarias y finalizados por
el Estado: Originados por organizaciones comunitarias que luego
en forma consensuada, son completados por el Estado Provincial en
términos de vivienda, infraestructura y gestión de aprobación del
loteo, pero que asimismo adolecen del cumplimiento de la totalidad
de requisitos de aprobación.
8. Mixtas: Se trata de aquellos casos en donde existe una clara presen-
cia de dos o más características.
167
perspectiva que, a partir de los relevamientos directos y de fuentes secunda-
rias, describo las diferentes estrategias que se han relevado:
168
de importaciones. Son pensadas como una estrategia provisoria, pero
ante el estancamiento del ascenso social terminan siendo una estrategia
de supervivencia. En este caso, debido a las características de este tipo de
hábitat popular, son menores los factores que obstaculizan la organización,
se ve facilitada por la cercanía de sus habitantes y la concentración territorial.
Comienza a desarrollarse un modelo productivo basado en la industria
nacional para sustituir importaciones, que se profundizará durante el
periodo justicialista (1945-1955) y continuará en las siguientes décadas.
169
de hábitat informal mediante la ocupación o toma de tierras, descriptas y ca-
racterizadas, entre otros autores, por Merklen (1997). El proceso migratorio
del interior y de otras provincias fue retroalimentado por una gran migración
intraurbana, expresada en población que se relocaliza en las nuevas urbaniza-
ciones informales dentro de las mismas ciudades.
Estas ocupaciones, a diferencia de las villas de emergencia, contienen
una impronta de planificación según los patrones de urbanización existentes,
tratando de quedar vinculadas a la traza urbana con calles que les sirvan de
vías de acceso y comunicación con el entorno, con lotes que respetan pautas
que posteriormente puedan ser reconocidas por el municipio. Uno de los
casos que relevé y que forma parte de este estudio es la ocupación de 400
familias en barrio Primero de Mayo que dio lugar a la conformación de la
Cooperativa La Unidad.
En la narración de su referente, el proceso se inicia mediante la “(…)
toma de tierras colindantes [a la zona donde vivían las familias] en el año
1982”, aunque este proceso se consolidó en 1985. La ocupación de las tierras
es referida como el momento inicial de autoorganización del colectivo. A la
toma, realizada por vecinos dispersos de un mismo sector de la ciudad, le su-
cedió la organización del colectivo en cooperativa, la organización y gestión
de la infraestructura para el barrio, y la construcción de las casas de los aso-
ciados según prototipos previos. En el caso de la Cooperativa Unidad, como
se describe más adelante, la ocupación de terrenos logró su consolidación y
entró en un proceso de regularización urbano y dominial. El proceso de ocu-
pación fue, según el relato de la persona entrevistada:
(…) en un terreno tipo basural junto a los barrios de donde provenían las
familias (…) Se eligió por su cercanía… estaba para monte y basural (…)
buscamos, pero no había dueño… Se trataba de 12 o 13 hectáreas, pero
quedaron 11 porque 2 hectáreas se donaron a la Cooperativa Miralta para
que realicen 50 viviendas. (E02)
170
La organización formal en cooperativa es a posteriori del proceso de
ocupación. Se perseguía principalmente el objetivo de constituirse en inter-
locutores del Estado y lograr la expropiación de los lotes y acceso a planes de
vivienda. Es decir, la formalización de la organización se presenta como una
táctica para involucrar a nuevos actores (en particular el Estado) a la estrategia
colectiva de acceso a la tierra y la vivienda urbana:
Nosotros formamos la cooperativa porque creíamos que con una institución
de por medio, el gobierno nos podía ayudar… de esa forma íbamos a tener
más posibilidad de recibir ayuda. (E02)
171
La experiencia, no obstante, no es replicable a todos los actores, por
ejemplo, el referente señala que:
En ese momento había varios grupos: evangelistas, pentecostales, testigos
de Jehová, católicos. Y no se unieron… todos querían tener un terreno
para la iglesia, pero no se unieron. (E02)
172
mó la Cooperativa Arpeboch, nombre que referencia al origen de la población
que conforma la organización (argentinos, peruanos, bolivianos y chilenos).
Se trata de un proceso que incluye a familias dispersas de Villa El Libertador
y otros barrios del sur de la ciudad, con un número importante de migrantes
de países limítrofes, que no poseían terrenos y alquilaban o vivían en casa de
familiares:
Casi todos alquilábamos, éramos inquilinos, dispersos, pero del barrio.
(E13)
173
ser una calle, y empiezan a habitar cada uno en su vivienda. Y empiezan a
pedir a Corcemar y a Avelino González que les hagan un plan de pago, el
cual dividen en cuotas. Hacen un plan general, lo dividen en cuotas y a la
gente de Corcemar pagábamos 18 cuotas de 37 pesos, y a la de González,
25 cuotas de $35. Y ellos para hacerlo de una manera más limpia hacen
una cuota en el banco y se recibe en esa época parte en Lecop26 y parte en
pesos argentinos (que equivalía 1 peso a 1 U$$ debido a la convertibilidad).
(E13)
174
de viviendas. Después de esta experiencia empezó a funcionar ropero
comunitario, una copa de leche, un comedor que también fue un proyecto
aprobado por el gobierno nacional. (E08)
175
Nos organizamos con el barrio y en 1988 sale la expropiación del terreno
y buscamos un proceso concertado de construcción de viviendas con el
gobierno radical de entonces, pero se cae, porque no teníamos matrícula
(…) En 1990 se compran los terrenos con un subsidio del Ministerio de
Acción Social y en 1991 se firma el primer convenio fiduciario con el
gobierno provincial, para la construcción de viviendas. (E01)
176
son desalojados, y luego se organizan en alguna forma jurídica de Mutual
o Cooperativa y disputan al Estado fondos públicos para adquirir terrenos
cercanos a los lugares donde habitan las familias, y posterior a la compra ini-
cian un proceso de urbanización y construcción de viviendas. La organización
contaba con el asesoramiento técnico de la asociación Mutual Carlos Mugica
y participaba de la Coordinadora de Villas y Barrios carenciados que formó
parte de la UOBDS, desde donde gestionaban los recursos.
Con la colaboración de este grupo de estudiantes de la Mugica y del cura,
logramos articularlos con otras organizaciones de la seccional y otras que
no eran de la seccional, y nos organizamos como en la coordinadora de
villas y barrios carenciados de Córdoba. Este era un grupo importante que
tenía mucho más peso a la hora de gestionar ante el gobierno, cualquier
tipo de ayuda económica. (E01)
177
cooperativa… en ese momento tuvimos el asesoramiento de la Mutual
Mugica, donde ellos nos enseñaron a nosotros qué teníamos que hacer
con todo eso, para estar legalmente como cooperativa. Entonces logramos
tener la personería jurídica provincial y nacional. (E07)
178
barrio… La Ranchada estuvo allí para ayudarnos para ver la necesidad de esa
organización, para ver lo bueno que hacía esa organización, y ayudarnos para
que la gente nos dé cosas, y escuchar a la gente que no tiene actualmente voz
en otros medios masivos… nos abrió las puertas en un montón de sentidos,
además cuando íbamos a una reunión con un funcionario, La Ranchada
estaba allí, eran testigos de lo que decía un funcionario. (E07)
179
vinculaba en sus primeras manifestaciones con la UOBDS, por lo que existía
una red previa de movilización, además de contar con el apoyo de organismos
técnicos especializados en el campo del hábitat, como Sehas. No solo el entra-
mado organizacional previo, sino sobre todo la coyuntura, se presentó como
una oportunidad política relevante para el colectivo:
(…) de todas las organizaciones fuimos los que conseguimos más en poco
tiempo por estar en traza de la ruta, ellos necesitaban que nos fuéramos,
por eso nos tuvieron que dar respuesta. (E09)
180
4.3.4. De las estrategias habitacionales familiares a la construcción de la
organización comunitaria para garantizar el derecho a la tierra
181
privados) fueron ocupados mediante estrategias denominadas “hormiga”, que
hacen referencia a iniciativas que desarrollan familias de manera individuales
o en pequeños grupos que se van consolidando y sirven como referencia para
nuevas ocupaciones. Este fenómeno es más que relevante, ya que da cuenta
de 7766 familias, en la ciudad de Córdoba y el Gran Córdoba. Sobre estas
experiencias en este estudio trabajé sobre el caso de las familias del barrio
San Roque que se conformaron en la Cooperativa Unión Latinoamericana,
quienes iniciaron más de 400 expedientes en el marco de la ley n.o 9150 y que
reclaman la regularización dominial mediante la aplicación de la Ley nacional
24374. La ocupación de lotes individuales es una de las estrategias más invisi-
bilizadas, pero en términos cuantitativos una de las más desarrolladas por los
sectores con ingresos insuficientes en la ciudad de Córdoba.
La persona referente de la Cooperativa Unión Latinoamericana describe
el proceso acontecido en San Roque, como:
(…) ocupaciones de lotes abandonados y baldíos en el barrio, donde la
cooperativa buscó lograr fondos para la autoconstrucción de las viviendas
y lograr la escritura del terreno. (E04)
182
El referente enfatiza la estrategia de “trabajo hormiga” señalada como
contraste de las ocupaciones masivas, las cuales cuestiona:
Era tomar tierras para que la gente se quede a vivir, diferente a otras tomas
que son más grandes, y toman tierra para salir en la tele. (E04)
Lotes indexados
27
Sobre estos aspectos ver el capítulo 3 donde se profundiza la relación de este tipo de estrategias
con las políticas públicas, y específicamente con las leyes de regularización dominial, donde ana-
lizo los alcances de la Ley provincial n.º 9150, y la Ley nacional n.º 24374.
183
Es posible pensar cómo este proceso fue reconfigurando sus estrategias
de lucha a medida que se comenzaron a vincular y articular sus demandas con
otros procesos del periodo. Esta organización ha intervenido en dos instan-
cias colectivas de demandas por la vivienda y la tierra, que representan dos
momentos diferentes de la periodización que elegí para este trabajo. En las
percepciones de la persona entrevistada es posible ver qué cosas han cambiado
y qué no, en torno a las luchas colectivas por el acceso a la vivienda y al suelo
urbano en la ciudad de Córdoba. Las familias comenzaron abordando la pro-
blemática de los lotes indexados, que marca la primera estrategia al referirse
a la compra de lotes en el mercado inmobiliario mediante el pago en cuotas,
acción que terminaría generando una organización sectorial como la Coor-
dinadora de Lotes Indexados y Barrios Carenciados (asesorada por el Centro
de Comunicación Popular y Asesoramiento Legal, Cecopal) que se conformó
para poner límites a los procesos de indexación de las cuotas generados por la
circular n.º 1050 del Banco Central28.
Otra experiencia identificada por el referente de la Cooperativa 12 de
Enero se trata de casos en los que las familias generaron una compra de te-
rrenos desde la cooperativa y también recibieron fondos aportados para la
urbanización y construcción de viviendas en el marco de la MCPS (sobre esta
experiencia se amplía en el apartado de compras de terrenos con autofinan-
ciamiento social o comunitario). Esta organización contó para esta estrategia
con el asesoramiento técnico del Serviproh.
En sus inicios, el proceso de legitimidad de la Cooperativa 12 de Enero
se fue construyendo –según relata su referente– en torno al centro vecinal,
aunque sobrecargados y sin posibilidades de atender las demandas emergentes:
Había centros vecinales que abarcaban tres o cuatro barrios… pero con
condiciones o cosas muy distintas a ahora… por eso fue la movilización
de los vecinos afectados por la indexación de lotes y por lograr el
reconocimiento estatal para el acceso a la red de agua, lo cual nos enfrentó
fuertemente con la Epos (Empresa Provincial de Obras Sanitarias). (E11)
Ver en Capítulo 3 la relación de las estrategias con las políticas públicas, donde también se da
28
cuenta de la lucha de este colectivo por la regularización dominial mediante la primera Ley de
escrituración gratuita n.º 8121 y la Ley n.º 8689.
184
Indexados y el asesoramiento de Cecopal. Las acciones en terreno y el proceso
de acceso a servicios públicos, no obstante, no estuvo exento de dificulta-
des. Por ejemplo, hubo situaciones donde los propios vecinos trabajaron para
montar el cableado que luego fue donado a la Epec, o bien, en el caso de la
red de aguas:
Nadie se quería hacer cargo de las conexiones de agua, menos a partir de
que se privatizó el agua, finalmente, el Estado puso para hacer la red de
agua y después se la cedimos a Aguas Cordobesas (empresa concesionaria
del servicio) para que la usufructúe. (E11)
Otras de las experiencias que identifiqué en este periodo son los loteos
generados a partir de la venta de forma ilegal de parcelas, sin posibilidades de
ser fraccionadas en el marco de la normativa vigente.
Recuperando los aportes de Monayar, los loteos fraudulentos:
(…) constituyen un proceso ilegal, iniciado por un agente del mercado del
suelo, quien comete fraude contra sujetos que, engañados, son incitados
a error, adquiriendo mediante la compra, un bien que no se corresponde
con lo ofrecido. Es un proceso ilegal de mercado, cuya finalidad es el
lucro, por parte de un agente que actúa bajo conocimiento de las normas
y deliberadamente infringe su cumplimiento. (2011:10)
185
Nuestro Hogar I, II y III, que, bajo la figura de una Cooperativa formada por
los dueños de los terrenos puso en venta 80 hectáreas que incluían a más de
2000 lotes, de una parcela con patrón de uso del suelo rural establecido por
ordenanza. También se encontraron en esta situación los casos de los loteos
denominados La Dorotea y Parque Universidad. En el trabajo de investiga-
ción se abordó el caso de Nuestro Hogar, dando cuenta de la situación que
atravesaron las familias y de las estrategias que desarrollaron tendientes a la
regularización urbano dominial. Según datos relevados por Monayar (2014)
existían en ese momento 22 loteos fraudulentos con 3500 familias viviendo
en los mismos.
Como ya se describió, los loteos fraudulentos, a diferencia de las villas y
las tomas de tierra, son conformados a través de una venta ilegal de terrenos,
como se verá en las entrevistas a las personas referentes de los Loteos Nuestro
Hogar II y III. En esta descripción y caracterización recupero lo trabajado por
Monayar (2014), en referencia a las características de venta clandestina inicia-
da por un actor del mercado informal de suelo (loteador fraudulento), lo que
genera una imagen semejante a los loteos formales: amanzanamiento regular,
espacio previsto para equipamientos y espacios verdes, etc., pero sin servicios
urbanos ni equipamientos y con grandes dificultades para su provisión, tanto
como para su regularización. Como parte de la estrategia, se ocupan terrenos
alejados de las áreas urbanas consolidadas y que no cumplen con las condi-
ciones urbanas y ambientales para el desarrollo de la actividad residencial, por
lo que, a las dificultades legales que caracterizan esta tipología y, que hay que
resolver con anterioridad a la cuestión urbana, se le agrega la necesidad de
modificaciones normativas que adecuen los marcos legislativos a la realidad
impuesta. El agente comercializador realiza la venta de los terrenos que, en la
mayoría de los casos, en efectivo y en plazos y con precios relativamente más
bajos que en el mercado formal, determinados por la ausencia de urbaniza-
ción. Se dirige a una población con cierto poder para adquirir bienes o que
demuestren alguna estabilidad laboral, aunque no se solicitan requisitos for-
males para acreditar ingresos (recibos de sueldo por un monto determinado,
garantías propietarias, etc.). La entrega y posesión generalmente se hace efec-
tiva con el pago de la primera cuota, lo que posibilita a las familias comenzar
rápidamente con la construcción de la vivienda y abandonar la situación que
la mayoría de ellas afronta (alquiler, hacinamiento por hogar, etc.). Si bien en
el inicio la misma es precaria, se torna con rapidez en construcciones sólidas,
sobre todo por las expectativas de la población habitante de permanencia en
el terreno y porque en muchos casos desconocen que han sido estafados.
186
Las familias son estafadas en su buena fe y no cuentan con espacios en
el Municipio para asesoramiento sobre loteos que pueden ser comercializa-
dos, para consultar antes de emprender la compra de estos lotes. En los casos
de Nuestro Hogar II y III, se presentó una situación especial donde parte de
los lotes fueron ocupados de hecho una vez que se iniciaron los procesos de
denuncia y cesó el proceso de comercialización, generándose una situación
mixta, por una parte, familias que compraron en el marco del loteo fraudu-
lento y, por otra parte, familias ocupantes de hecho de lotes vacantes que no
fueron comercializados en el marco del ente promotor del loteo fraudulento.
A partir de la información obtenida a través de las entrevistas, estos
fraccionamientos se realizaron en terrenos con patrón de uso del suelo rural o
industrial, que son comercializados bajo una forma jurídica de Cooperativa,
como fueron el caso de los tres loteos fraudulentos denominados Nuestro
Hogar I, II y III. Los procesos organizativos se dieron cuando los vecinos
empezaron a verificar la imposibilidad de acceso a los servicios y constataron
que los terrenos no estaban en condiciones de ser loteados según la ordenanza
municipal n.o 8060.
En este trabajo se entrevistaron a referentes de los loteos Nuestro Hogar
II y III. En ambos casos los habitantes que adquirieron los lotes a la coope-
rativa fueron estafados. Una vez que se hizo pública la situación y avanzó
la instancia judicial en contra de la cooperativa, en los lotes que quedaron
vacantes se realizaron ocupaciones de manera individual, como es el caso de
otra de las referentes entrevistadas en el loteo denominado Nuestro Hogar III.
En ambos procesos se advierten necesidades idénticas a las que movilizaron a
otros vecinos, aunque los inicios de ambos procesos parecen caracterizarse por
un menor nivel de movilización colectiva y mayor atomización social:
Era el gobierno de Mestre (1995-1999), estaba Menem en el gobierno,
todo aumentaba, todo era un desastre, y los alquileres eran muy caros. (…)
Mi papá ve una propaganda sobre una venta de lotes. Y fueron y pautan
con el Sr. Ortiz que era una cooperativa de vivienda y con la primera
cuota le dan boleto de compraventa y a la segunda cuota podía tomar
posesión. Eran 70 cuotas y a mitad de las mismas presuntamente recibían
escritura (…) Muchos vimos esa posibilidad de irnos, de tener un techo
propio. Empezamos a construir nuestra casa ahí, en 1996. El que se iba
a su terreno se hacía la casa como podía… mucha gente se fue en carpa,
otros levantaban unas paredes así nomás y después iban haciendo. (E12)
187
Las problemáticas sociales que surgen a partir del loteo fraudulento, la
falta de denominación catastral, las dificultades para el acceso a los servicios
públicos, así como las necesidades sociales y comunitarias consecuentes, fue-
ron el puntapié de una incipiente organización entre los vecinos de ambos
procesos.
Yo me mudo en septiembre del 99, embarazada, con mis viejos (que ya
vivían en el barrio), que me prestan la parte del living. El agua que había
era de pozo, el pozo se impulsaba con energía eléctrica, pero no había
energía eléctrica. El agua era muy dura… tampoco había electricidad… la
bomba la hacían andar con luz robada… todo era malo ahí. (E12)
188
4.3.5. La producción social de suelo urbano por autofinanciamiento comunitario
189
En este caso, en las tareas de preparación y urbanización de los terrenos
intervienen vecinos y técnicos:
(…) urbanizarlo te lleva un tiempo de seis meses. Lo primero que tienes
que hacer es el movimiento de suelo, en lugares que no tenés que rellenar
y compactar suelo, después traer el topógrafo para que te marque las calles,
hacer abrir las calles, después la instalación de la red de agua, y después
topógrafo de nuevo para que te haga subdivisión de lotes, el amojonamiento
de lotes, y recién ahí la luz, instalar la luz eléctrica. (E09)
190
La gente participó, compró materiales, y en un momento nos agarró la
hiperinflación y nos quedaban dos opciones: o pagábamos mano de obra,
o nos arremangábamos y terminábamos esto… Los materiales se habían
ido al carajo… así los socios construían las casas de los otros socios…
Logramos hacer hasta platea y se vino todo abajo. (E11)
191
la visibilidad de sus demandas. Por otro lado, aunque de forma articulada con
lo primero, las nuevas respuestas estatales a varias de las demandas de los co-
lectivos, requerían una mayor organización interna en términos de valorar las
contribuciones de las familias socias de manera diferencial, para que pudieran
acceder a los derechos alcanzados.
Si bien cada proceso impactado por la UOBDS se da de una manera
particular, varias personas entrevistadas refieren que, en general, la organiza-
ción interna de los colectivos se formaliza a través de un “sistema de puntos”,
o criterios de valoración de la participación que se establecen para los afi-
liados. Estos sistemas de puntos a partir del trabajo colectivo, y las decisio-
nes deliberativas en asamblea, no eran novedosos, puesto que ya los venían
implementando las experiencias previas (por ejemplo, la Asociación Mutual
Bajo Yapeyú), pero en este momento, como se advirtió, tuvo características
particulares.
El sistema buscaba garantizar el poder de movilización desarrollado por
los colectivos y asegurar respuestas a quienes más se vinculaban con las es-
trategias de acceso a la tierra y a la vivienda, a la vez que mantener el trabajo
colectivo con un nivel permanente de actuación. Por ejemplo, en la Coopera-
tiva 24 de Septiembre se desarrolló “un sistema de puntos para los asociados”,
donde se valoraba el trabajo en el terreno (“trabajar en la limpieza y nivelación
del predio comprado”) y en otras acciones realizadas por el colectivo (“ropero
comunitario, copa de leche, comedor”). Cuando se logró un subsidio para la
construcción de viviendas (P 17), se avanzó aún más en el sistema de puntos
para que cada asociado pudiera “llegar al mérito” de obtener una vivienda y
decidir sobre el desarrollo del plan:
Nosotros teníamos que decidir en una asamblea con los mismos asociados,
decíamos “tenemos tanta plata”, y debíamos decidir cuántas viviendas
hacíamos, las hicimos por tanda, por ejemplo, primero 12 viviendas… y
había que decidir para quiénes eran esas primeras casas, en lo cual tuvimos el
asesoramiento de la Mutual Mugica, que a través de los técnicos que hacían
continuamente el relevamiento de la construcción de esas viviendas… se
ocupó a la misma gente, los mismos asociados, para albañilería, plomería,
etc., y por medio de votación, de puntaje que le dábamos al asociado…
tenían que tener 2000 puntos para llegar a tal mérito: estar al día con la
cuota, trabajar, etc. (…) Y así se lograban hacer viviendas por etapa, donde
eran fiscalizados tanto por ONG, consejo de administración y gente de la
provincia… se hicieron más o menos 25 viviendas… en la primera tanda
de la cooperativa (…) y muchos accedieron así a su vivienda. (E07)
192
En la Cooperativa 12 de Enero se buscaba sopesar el sistema de puntos
a partir de considerar tanto los deberes y responsabilidades directas de los
afiliados, como la participación de los vecinos:
La decisión se tomaba en asamblea… y tenía que ver con la cuestión, lo
discutimos mucho, había que balancear un sistema de puntaje que no se
fuera ni muy para la participación ni muy por lo económico… 5 puntos
eran por tener cuotas al día y por participar de las asambleas y adherir a los
planes de lucha, son 5 puntos más. (E11)
(…) el día domingo íbamos con las familias, llevábamos todo lo que
teníamos y trabajábamos el terreno… con esto yo quería que, más que
venir de arriba, la gente valorara desde un principio no el titular de socio,
193
si no toda la familia en conjunto, que valorara ese terreno del que aún
no sabía cuál iba a ser su parte, que laburábamos todos conjuntamente y
luchábamos todos por igual. (E07)
194
El contexto de empobrecimiento, las razias, la falta de respuesta del Estado
a demandas de acceso a tierra y vivienda, sumados a los conflictos de las
villas de emergencia, donde la Epec con la presencia de la policía dejaba
a cientos de familias sin la prestación del servicio eléctrico, generaron las
condiciones para que desde la Coordinadora de Villas y Barrios Carenciados,
conjuntamente con La Ranchada y Mutual Carlos Mugica, se invitara a
otras organizaciones de base, redes de organizaciones y ONG vinculadas
a la cuestión habitacional a la conformación de una red con capacidad de
interpelar al Estado y generar una interlocución con capacidad de abrir
espacios de concertación y negociación de políticas sociales.
Fue un proceso de varios meses hasta que llegamos al encuentro de Los
Cocos, tuvimos que hacer muchas reuniones en los barrios y villas, íbamos
con el móvil de la radio y convocábamos y allí nos dábamos cuenta que La
Ranchada era central para la gente, porque no convocaban los referentes
solos, había credibilidad en el medio de comunicación popular que la gente
escuchaba, por eso se sumaron de entrada tantas organizaciones. (E05)
195
[En Los Cocos] se hizo un plenario del que participamos como comisión…
de allí nos encantó todo lo que se habló, todos tenían un pensamiento,
y todos éramos igual que el otro, con la necesidad de vivienda, copa de
leche… Entonces, nosotros decidimos cuando volvimos en una reunión
unos días más tarde después del encuentro, entonces conformarnos como
Cooperativa de Vivienda y de Consumo 24 de Septiembre Ltda. (E07)
196
Por parte de los referentes del Estado surge un actor impensado para
varios de los colectivos, el entonces ministro de Desarrollo Social de la Pro-
vincia, Cafferata Nores, quien a partir de su participación en el encuentro de
Los Cocos se transforma en un interlocutor muy relevante del periodo, des-
tacado por todas las personas entrevistadas. Su trayectoria política previa (ya
que había sido ministro de Seguridad, responsable de la Policía de Córdoba)
como su pertenencia partidaria (radical), justificaba las dudas de las familias
de las organizaciones:
(A Los Cocos) invitamos al gobierno nacional, provincial y municipal… el
único que asistió con un referente de primera fue el gobierno de la provincia
que en ese momento recién asumía Cafferata Nores en el Ministerio de
Desarrollo Social. Nosotros decíamos “Vamos a negociar con la yuta”…
porque él había sido ministro de Gobierno, era como negociar con un
comisario. (…) La Municipalidad mandó un funcionario de tercera, la
Nación no participó… lo cual era raro, porque estaba Menem… Chiche
Aráoz en Desarrollo Social… El 95 % de los grupos tenían militantes
peronistas… nosotros pensábamos que iban a venir. (E01)
197
La Unión nace por la radio, y fue la herramienta más importante que tuvo
para ser lo que fue (…) La dinámica funcionaba de la siguiente manera: Si
había plenario a la noche, (siempre los plenarios eran a la noche), alguien
de la radio estaba, o sea que ahí quedaba la información, sabíamos si se
había definido una movilización, una marcha… o ellos mismos al otro
día venían a la mañana a hacer el reporte de lo que se había tomado como
decisión en el plenario, y las bases de la Unión se enteraban de lo que se
había definido a partir de escuchar La Ranchada, más allá de que fuera el
dirigente e hiciera la asamblea. (E01)
198
había necesidades urgentes. Necesitábamos que la gente tuviera respuesta
a las necesidades básicas, y que esa satisfacción pudiera darse en un marco
diferente al que se había dado hasta ese momento, que tenía que ver con
que se reconocieran y se respetaran a las organizaciones como mediadoras.
(E05)
Los equipos técnicos del gobierno por ahí ponían alguna traba que no
nos dejaba avanzar. Entonces, directamente, si no salía alguna cosa,
organizábamos una sentada y salía el ministro, y negociábamos cosas. (E01)
199
4.4.1. La UOBDS: De la concertación de políticas sociales a las acciones
colectivas de protestas en el gobierno de Mestre (1995-1999)
200
En el año 1997 se alcanzó el punto más álgido de la tensión que se
venía evidenciando desde la asunción de Mestre. La UOBDS, como medida
de lucha, resolvió cortar todos los accesos a la ciudad de Córdoba a través
de diferentes piquetes. Oscar Aguad, en aquel entonces ministro de Segu-
ridad, había dado la orden de reprimir, la Gendarmería llegó rápidamente
a los cortes de ruta. Varios sacerdotes vinculados al Movimiento Monseñor
Angelelli, conjuntamente con algunos dirigentes de la CGT, decidieron ha-
cerse presentes en los cortes, que habían generado el cierre de los accesos a la
ciudad durante aproximadamente tres horas. El riesgo del desalojo masivo y
la represión, generó que el 2 de agosto de 1997, alrededor de las 16 horas, la
UOBDS decidiera trasladar la protesta a la Catedral de Córdoba. La noticia
generó impacto nacional automáticamente, era la primera vez que se daba
una experiencia de esta naturaleza.
La magnitud del conflicto llevó al gobernador Mestre a reabrir un es-
pacio de negociación con la UOBDS. A partir de allí se retomaron algunas
actividades de la Mesa de Concertación y se lograron ejecutar algunos proyec-
tos de vivienda con la financiación de fondos nacionales, pero ya no tenía la
misma dinámica, ni la intensidad, ni el volumen de la inversión que se realizó.
Estas experiencias tienen, para quienes se movilizaron en la UOBDS,
una carga emocional muy significativa. Son percibidas como la máxima ex-
presión de la estrategia de articulación colectiva de demandas sociales, y las
de mayor presión social para lograr respuestas concretas por parte del Estado.
La primera toma de la Catedral, por lo que manifiestan las personas entre-
vistadas, se trató de una acción de gran visibilidad política que respondía a la
lógica típica de una acción colectiva: fue masiva, no institucionalizada y (casi)
espontánea. A la vez, el Estado respondió con una estrategia represiva, que
impactaría en el futuro de los acontecimientos:
Había que generar un hecho político para que nos den bola… para que
se haga la mesa de concertación de nuevo (que estaba siendo eludida por
la nueva gestión). Se nos ocurrió hacer cortes de ruta en dos sectores: la
Ruta 9 vieja, y el otro en la Autopista Córdoba-Pilar. Nos pasó de todo ese
día… se nos caen los colectivos que habíamos contratado porque habían
amenazado al dueño… y el otro día a las 9 de la mañana llegamos a la
calle Vucetich y Ruta 9 y estaba la Guardia de Infantería, no alcanzamos
de bajar del colectivo y nos empezaron a cagar a balazos… estuvimos todo
el día y a la tarde llegó la orden federal de desalojo de Bustos Fierro… Y
algunos compañeros empezaron a cuestionar “Hemos puesto toda la carne
al asador…” “¿Qué? ¿Vamos a largar así nomás?”. Se puso fea la cosa… y
201
algunos decían “Loco, nos van a hacer bosta, se viene la noche” y otros “No
hemos logrado nada… no puede ser”. Y algún iluminado en ese momento
dice: “Loco, nos metamos en la Catedral”. Nos subimos a los colectivos
como pudimos todos juntos, eran pocos colectivos y nos fuimos a juntar
con los otros compañeros que estaban en la autopista Córdoba-Pilar…
Cuando estábamos ahí en plena deliberación con 1500 compañeros a uno
se le ocurre: “Tomemos la Catedral, le generemos otro hecho político y
a la mierda”… y subimos a los colectivos y no sé si había alguien que
nos vendía o qué, pero paramos los colectivos en la plaza San Martín, y
estaban bajando, y el cura… estaba cerrando la puerta, y un compañero
alcanzó a poner un pie y lo frenó y le dice: “Pero pare, m’hijo, estamos
cerrando”, y le dice el compañero: “No, pare, nada, venimos a refugiarnos
acá, porque estábamos en la ruta y nos han cagado a palos…” (…) y así
fue el discurso… “Nos venimos a refugiar a la Catedral porque hoy el
Gobierno de la provincia nos reprimió” … No sabés la repercusión que
tuvo el hecho… fue increíble… Fue la primera vez que se dio una misa
del obispo Angelelli el 4 de agosto, en la Catedral… esa misa la dio el Tito
Mariani. (E11)
202
Los diferentes entrevistados, con algunos matices, hacen referencia al
hecho, sintiéndose protagonistas de una gesta donde por primera vez desa-
fiaban a sectores del poder como la Iglesia católica y el gobierno provincial.
Hicimos unos cortes muy grandes, y esa misma tarde se tomó la Catedral.
Entonces mandamos a todas las mujeres… y en ese entonces estaba
Graciela Palomeque, Pedro Plaza, yo, y otros más… y teníamos tratativas
con Mestre. Y a la 1 de la mañana sin previo aviso cayó Mestre, y tuvo un
diálogo conmigo y él se comprometió que iba a traer el decreto firmado y
con fondos afectados –algo que exigimos– para lograr el objetivo: comprar
tierras para algunos y viviendas para otros. (E10)
203
En términos de las alianzas desplegadas en el periodo, muchas de las
mismas eran redes organizacionales y comunitarias que habían nacido a me-
diados de los años 80 como fruto del trabajo de promoción social desarrollado
por organizaciones técnicas. Articulaban a una importante cantidad de agru-
paciones y poblaciones de las villas y barrios periféricos de Córdoba alrededor
de la problemática de la vivienda, el acceso a la tierra y a los servicios públicos.
La máxima expresión de estas redes fue la propia UOBDS, que es recordada
por muchas personas como un “momento de mucha unión” y la condición
de posibilidad para construir y aprovechar oportunidades políticas de inter-
locución estatal:
(…) todo lo que vino después, cortes de ruta, movilizaciones… para mí
representa que yo era joven y tenía mucha ansiedad de lograr un sueño,
y para mí el sueño se logró, lo mismo para otras cooperativas y gente que
creían en la unión… esto te muestra que sí se puede lograr si hay unión…
el problema es que nosotros los pobres nos peleamos entre nosotros, y los
que tienen plata se ríen, porque nos dividen, nos usan… y si nos unimos
todos, se puede… sin hacer daño a los demás. (E10)
4.5 Las estrategias de acceso al suelo urbano y la disputa por instalar estas
demandas en el campo de las políticas públicas habitacionales
204
podían movilizar cuando fuera necesario como un mecanismo que disuadie-
ra a los referentes del gobierno. La relación con las políticas públicas, en el
momento analizado, es definida en términos contradictorios: por un lado,
el Estado aparece en primera instancia como un espacio de negociación y
concertación; y, en otro momento, producto de los procesos de ajuste y cam-
bios de gobierno en un contexto marcado por la hiperinflación, adopta una
posición de alejamiento de la problematización de los sectores populares que
requieren acceso a la tierra y a la vivienda. Estos cambios que se producen
durante la década del 90 en el marco del modelo neoliberal y que impactan en
las políticas habitacionales, coinciden con lo reconstruido en el apartado refe-
rido a las políticas habitacionales. A continuación, se identifica la experiencia
de la Mesa de Concertación Social, el rol del Estado provincial, el municipal
y nacional, y los aspectos referidos al marco normativo y su exigibilidad y
aplicación específica.
205
tipos de representación sectorial o partidaria, las organizaciones de base se
constituyeron como actores, cuya identidad emergió y dialogó con las señas
particulares de cada uno de los barrios y villas de Córdoba. Por otra parte,
desde los comienzos de esta experiencia los propios dirigentes de la UOBDS
se nombraron a sí mismos como “villeros” o eventualmente “pobres”, resal-
tando a la vez la condición social que se atravesaba y la necesidad de recibir
atención del Estado.
Desde la propia constitución de la UOBDS se destacaron además otras
dos cuestiones: por un lado, su definición acerca de la conquista de los dere-
chos sociales como horizonte, que ordenaba las acciones con y frente al Esta-
do; y, por otro lado, su carácter de espacio de articulación para una diversidad.
Se empieza a redescubrir las luchas del movimiento villero de la década
del 70, se exige la implementación de la ley de villas, la Ley del Programa
Arraigo, aunque no llegamos a implementarla y la ley nacional de
regularización dominial, aunque tampoco logramos que la provincia
adhiera legislativamente. Sí pudimos avanzar con la Coordinadora de
Lotes Indexados y la UOBDS en que se sancionara la ley de Escrituración
Gratuita n.o 8689 y que se destine el 20 % del Fovicor a los programas de
la MCPS. (E05)
206
encuentro de Los Cocos:
El ministro por ejemplo nos dio la primera ayuda económica que era como
un millón 900 mil pesos… que era una barbaridad (…) El ministerio tenía
una propuesta: acompañar a los que estaban creciendo, a los que le faltaba
poco para terminar las casas, o ya tenían terrenos… pero había otros que
no tenían ni terrenos… a los otros, tiempo… y dijimos “No, un poquito a
cada uno, proporcionalmente”, porque no podíamos cortarle las manos a
los que habían crecido por su propio esfuerzo (…) Eso creó un impacto en
que todo el mundo creyó en la organización y todo el mundo demandaba
ser sujeto de la unión. (E01)
207
personería jurídica debían mantener la documentación normalizada, con auto-
ridades vigentes y con balances aprobados; y quienes estaban en proceso organi-
zativo tenían que gestionarse la personería jurídica, en las figuras de cooperati-
vas, asociaciones civiles o mutuales. Este fue uno de los requisitos que se impuso
desde el Gobierno provincial como condición para establecer articulaciones con
los colectivos y financiar proyectos de compras de tierras u otros.
Desde la Asociación Mutual Bajo Yapeyú, de hecho, se afirma que lo-
graron la “expropiación de la primera parte del loteo (por la provincia), pero
se cayó porque no teníamos matrícula” (previo a 1987, año en que la obtie-
nen). La exigencia de formalización organizacional de los colectivos se repe-
tirá en casi todos los casos relevados a lo largo de los dos momentos. Algunos
procesos, como el de la Cooperativa 26 de Junio, enfatizarán cierta autarquía
a partir de sostener un nivel de formalización que consiguen desde 1996.
Otros, atravesarán diversas dificultades en el proceso de formalización del
colectivo, o bien en la gestión posterior, lo que conlleva a la suspensión de las
matrículas o personerías jurídicas por dificultades que tienen los colectivos
para sostener estos procesos de institucionalización. Este punto será una cues-
tión central de articulación entre las organizaciones, las ONG y los equipos
técnicos que proveían herramientas y conocimientos para lograr cumplir con
los pasos requeridos para la formalización y las gestiones ante el Estado.
209
Franco y Medina reconstruyen a partir del trabajo del Sehas (1994) el
proceso que se da en la relación entre la UOBDS y el Gobierno provincial, y
señalan:
(…) que hasta el año 1995, si bien se realizan movilizaciones y
concentraciones masivas, no tuvieron el carácter de acciones de protesta,
sino que se inscribieron en el proceso de construcción y consolidación de la
organización y de su identidad villera/barrial. El 15 de diciembre de 1992
se entregaron los primeros recursos a las organizaciones de la UOBDS y se
firmó un acta compromiso entre los integrantes de la Mesa de Concertación;
como cierre, se realizó un festejo que recibió financiamiento del propio
Ministerio de Desarrollo Social: “la fiesta reúne por primera vez después de
más de una década a numerosos grupos que pueden dimensionarse como
fuerza y conjunto social”. (2011:7)
210
estos sectores, basados en aspectos de seguridad”. A mediados del año 1994,
vecinos de Inaudi habían realizado concentraciones y una juntada de seiscien-
tas firmas para impedir la relocalización de los habitantes de la Villa Angelelli,
organizados en la Cooperativa 2 de Abril (Desafíos Urbanos, 1995). De esta
manera, la conquista de la tierra como demanda de estos pobladores al Estado
abrió una nueva etapa del conflicto, signado por la distancia simbólica y ma-
terial que separaba a los “villeros” de los “vecinos”. La tierra, inscripta en un
barrio, seguía siendo objeto de disputa, pero ahora con nuevos contendientes.
Siguiendo con los datos de esta experiencia, en lo relativo a lo ejecutado
en el periodo 1992 hasta 1995, se refleja la siguiente información29:
Realizaciones en el campo del Hábitat:
1) Compra de 73 hectáreas de tierra destinadas a 23 OBC beneficiando
a 1832 familias. Escrituración de 17 loteos beneficiando a 17 OBC y a 1139
familias. 2) Proyectos de mensura, amojonamientos, estudio de suelo, aper-
tura de calles, etc. de 18 OBC beneficiando a 1271 familias. 3) La provisión
de infraestructura básica de redes de agua y energía eléctrica destinada a 3546
familias de 35 OBC. 4) La edificación de 20 salones comunitarios que in-
cluyen a 4322 familias. 5) La construcción, completamiento, ampliación de
3078 unidades habitacionales mínimas que beneficiaron a igual cantidad de
familias de 54 OBC.
Estos programas significaron la gestión, ejecución, administración y
rendición de proyectos habitacionales por un monto de $ 10.522.548. Ade-
más, se realizaron acciones en torno a: Salud, Capacitación de dirigentes, Ali-
mentación, promoción de nuevas OBC, Jóvenes.
De estos datos se desprende un acelerado proceso de inversión en el
campo del hábitat popular referido a la generación de nuevos loteos y planes
de viviendas realizados por organizaciones comunitarias con asesoramiento
de las ONG, además de otras dimensiones que dan cuenta de una mirada
integral del hábitat, como son los aspectos referidos a las capacitaciones, equi-
pamientos comunitarios, el trabajo con jóvenes, etc.
En esta experiencia de la MCPS, se identifican algunos procesos de ur-
banización de asentamientos o consolidación y mejoramiento barrial como
son los casos de la Cooperativa La Unidad y de relocalización total de asenta-
mientos como es el caso de Villa Ciudad Perdida y Villa El Pocito.
El financiamiento de los proyectos se sustentaba en fondos de rentas ge-
nerales y en el marco de la Ley n.o 7010 que permitía de manera discrecional
29
Galán, Marco Antonio (1997). Ponencia Jornada Mejores Prácticas en Hábitat Social. Secreta-
ría Desarrollo Social de la Nación. Buenos Aires, Argentina.
211
el uso de recursos generados a partir del excedente del juego administrados
por el ex Banco Social, producto de la Lotería Provincial para ser destinados a
solventar las erogaciones del Ministerio de Desarrollo Social. Esta ley estable-
cía que los subsidios debían otorgarse a las familias de manera individual, no
se concedían ayudas de tipo institucional, así que las organizaciones formales
debieron armar un dispositivo muy complejo que requería que las familias so-
cias cobraran el subsidio individual y luego lo cedieran a la organización para
que esta realizara la compra de tierra o las inversiones que se preveían en la
solicitud. A pesar de esta complejidad, fue con la MCPS el momento de ma-
yor erogación de fondos públicos para las compras de terrenos desde las orga-
nizaciones comunitarias. Este mecanismo no reconoció el creciente colectivo
social organizado en torno de formas jurídicas como las cooperativas, mutua-
les y las asociaciones civiles de la UOBDS. A pesar de estas limitaciones, lo
relevante es que el Estado provincial disponía la afectación de partidas de su
presupuesto para ser destinado a financiamiento de políticas habitacionales.
212
vez que buscaba enfrentar a “pobres contra pobres”. Esto impactó en los
niveles de presión que tuvieron que desplegar las organizaciones de base,
porque, en las reuniones periódicas todo costaba “un huevo”. (E11)
213
– Política de Tierra: en este punto la UOBDS reclamaba en sus do-
cumentos lo siguiente30: “…Para avanzar sobre esta problemática
es necesario en primer lugar la decisión política de los gobiernos
provincial y municipal a los fines de abordar integralmente y en
forma gradual y planificada la resolución del acceso a la tierra de los
asentamientos villeros. (…) En segundo lugar se hace necesario con-
tar con los instrumentos legales que permitan este abordaje, para
lo cual en el caso Córdoba ya contaríamos con los instrumentos
necesarios, ya que el Programa Arraigo permite trabajar sobre los
asentamientos villeros en tierras fiscales nacionales, al tiempo que
prevé la afectación de tierras fiscales nacionales libres para el tras-
lado de las familias que no puedan ser radicadas in situ. En el mis-
mo sentido del Arraigo, Córdoba dispone de la ley n.º 5288 Plan
Integral de Villas de Emergencia, que entre otras cosas faculta al
Poder Ejecutivo a afectar las tierras que estén ocupadas por las villas
para la radicación de sus actuales ocupantes, y por otra parte afecta
tierras libres provinciales para la construcción de planes de vivienda
para la población de villas y en este mismo sentido faculta al Poder
Ejecutivo provincial para expropiar las tierras que actualmente es-
tén ocupadas por asentamientos villeros para la radicación in situ,
como así también a expropiar nuevas tierras a los fines de disponer
de tierra urbana para el traslado de la población que habita en villas.
Con estos dos instrumentos legales actualmente vigentes en nuestra
provincia, es posible avanzar en una política que permita el abordaje
integral y en forma planificada y gradual para todos los asentamien-
tos villeros de nuestra capital. Con estas alternativas tendremos tie-
rras de dominio fiscal nacional y provincial, más las que se destinen
a expropiar y en determinadas situaciones proceder a la compra,
estas opciones nos permitirán abordar integralmente el acceso a la
tierra en cada asentamiento villero, ya que con el menú de opciones
un mismo asentamiento puede relocalizarse in situ parcialmente y la
población restante ser reubicados en otras tierras de dominio fiscal
provincial, municipal, o nacional, o en última instancia proceder a
la compra o expropiación de nuevas tierras. En el marco de esta po-
lítica es necesario avanzar con una política municipal activa, que va
desde la habilitación de nuevas zonas urbanas y una normativa legal
30
Documento de la UOBDS presentado a medios de comunicación y al Gobierno provincial.
214
específica a los fines de dar curso a los loteos generados a partir de
los procesos de radicación in situ. Del mismo modo, el municipio
al participar del Arraigo y de la ley 5288 puede afectar terrenos de
dominio municipal, al tiempo que también puede proceder a expro-
piar tierras para afectarlas a la relocalización de población villera…”.
(UOBDS, 1999).
215
Estado nacional (un 40 % para los materiales), la Municipalidad de Córdoba
(20 % para infraestructura) y el Gobierno provincial con otro 40 % (mano
de obra). Fue la oportunidad de la UOBDS para obligar a la Provincia y
la Municipalidad a firmar un convenio donde se asumieran las contrapartes
para la ejecución del plan. Así, esta etapa de resistencia al ajuste, encontró un
anclaje para el cofinanciamiento de un programa que le permitiría a unas diez
organizaciones de la UOBDS darle continuidad a proyectos de viviendas que
se encontraban paralizados, producto del ajuste que implementaba Mestre en
Córdoba.
No obstante, este tipo de respuestas fueron algo más particularizadas
según el estadio de desarrollo de las acciones iniciadas anteriormente. Los
procesos que estaban más formalizados, o bien que ya contaban con acceso a
la tierra, fueron los principales beneficiados de este programa.
Para nosotros, nuestra cooperativa, salió para hacer 50 viviendas…
Nosotros ya teníamos las tierras de antes, habíamos comprado como fondo
común de inversión para la compra de tierra, con la cuota de los socios,
que eran unas 100 familias dispersas (…) el gobierno de Mestre nos otorgó
los fondos (para las primeras viviendas). (E10)
Logramos entrar a un programa que se llamaba en ese entonces P 17,
donde ponía la provincia plata, el municipio plata y la nación plata…
Varias organizaciones entraron en ese programa, estaban en condiciones
porque tenían terreno… Esa plata era para infraestructura, pago de
asistencia técnica y pago de mano de obra. (E07)
216
hacíamos, las hicimos por tanda, por ejemplo, primero 12 viviendas. (E07)
¿Cómo hacer viviendas? Por ayuda mutua, con los 8 mil pesos se compraban
materiales y gran parte de la mano de obra se pagaba. Y se cavaban los
cimientos entre los 10 que participaban de las viviendas, entre todos. (E10)
Nosotros formamos cuadrillas a las cuales les adjudicábamos dos duplas (4
viviendas) … La condición era que tomáramos mano de obra del sector: si
había un oficial del barrio, priorizábamos eso. (E01)
217
(…) nuestras viviendas se diferencian en la calidad, nosotros buscamos una
calidad superadora de vivienda, aportamos con las familias otros recursos
para mejorar. (E02)
En todos estos casos, los fondos recibidos para viviendas alcanzaron solo
para un grupo de afiliados. Se trataron de procesos que tuvieron que manejar
las ansiedades sociales de los vecinos, tal como reportan en varias entrevis-
tas. Durante los años 1996 a 1999 diversas organizaciones, entre las que se
encontraba la Cooperativa 26 de Junio y la Cooperativa 24 de Septiembre,
iniciaron expedientes para que se les otorgara el subsidio para la compra de la
tierra, pero no lograron que se efectivice el financiamiento, lo cual se produjo
finalmente en la primera etapa del gobierno de De la Sota (1999-2003), sobre
lo que amplío en el segundo momento estudiado.
218
abordado en el marco de la MCPS donde se garantizó una negociación, y a
tales fines el Gobierno provincial subsidió la compra de terrenos a la Coope-
rativa que conformaron las familias y licitó la construcción de las viviendas,
llave en mano, para tres grupos que se organizaron en el asentamiento. De
esta manera, se dejó sin efecto el decreto que asignaba la tierra a las familias
ocupantes en el marco de la Ley n.o 5288 y se procedió a promover un reasen-
tamiento que fue negociado después de una resistencia de las familias y de la
organización más importante que existía en El Pocito, que era la Cooperativa
Güemes. Esta terminó acordando, con el asesoramiento técnico de Serviproh
y la Mutual Carlos Mugica, un proyecto habitacional que tuvo una serie de
mejoras comparativamente a otros proyectos que se financiaron desde el Es-
tado. Las mejoras estuvieron referidas a una mayor superficie (56 metros) de
las viviendas, cuando en los otros casos eran de 36 metros, las terminaciones,
la ejecución de asfalto en la red vial entre otros aspectos. Esta negociación fue
posible porque se liberaba un terreno con alto valor inmobiliario. El caso de
Ciudad Perdida vinculado a la construcción de un puente y la liberación de la
traza del ferrocarril también pudo ser gestionado desde un trabajo articulado
con Sahas, donde el Municipio construyó las viviendas por empresa privada y
las entregó llave en mano. La situación de Villa la Salada, su relocalización fue
en etapas y se culminó con el programa MCMV.
Otro de los proyectos que se financiaron en ese periodo es el de Granja
de Funes o IPV Argüello, que luego de una fuerte protesta de las familias por
el traslado en condiciones de inhabitabilidad de sus viviendas, decidieron to-
mar un plan de viviendas contigua a su localización y demandaron al Estado
que les construyeran nuevas viviendas o realizaran el mejoramiento de las ac-
tuales. Este reclamo y la repercusión pública que generó la toma, llevó a que
el Ministerio de Desarrollo Social financiara la construcción de las viviendas
entregando un subsidio a Serviproh para que, de manera coordinada con la
Cooperativa Villa del Sol, que agrupaba a las familias, construyeran las nuevas
viviendas y realizaran las refacciones:
219
En cuanto a la integración urbana y social, la entrevistada da cuenta de
los procesos difíciles vivenciados, que muestran la segregación que sufrieron:
Los vecinos del alrededor nos tenían terror, hacían barricadas de basura
para que no pasáramos… nos tenían miedo… El barrio se había puesto
de pie, porque del otro lado vivía la clase media, la hoy clase media
desaparecida, que se volvieron pobres… 1992, 1993, 1994, fue una época
extremadamente difícil. (E03)
220
La Unión tenía una red de unos 25 comedores y centros de desarrollo
infantil que tenían financiamiento del gobierno nacional del programa
Prani y del Ministerio de Desarrollo Social de la Provincia, era muy
importante porque dábamos respuesta al problema del hambre y también
nos fortalecía como organización. (E01)
221
do P 17, lo que obligó a que la Municipalidad de Córdoba interviniera en la
ejecución de algunas obras de infraestructura en el marco de este programa.
La modalidad principal de la MCPS entre los años 1992 y 1995, fue el
establecimiento de un presupuesto anual que operó como un fondo abierto
desde donde se abordaron las demandas que realizaban las organizaciones de
base, a través de la UOBDS. Esta lógica marcó la orientación de la inversión
pública, modificando la lógica del modelo de Estado burocrático, centrali-
zado y autoritario, hacia un modelo más cercano a lo que posteriormente se
instalaría en algunos Estados, denominado presupuesto participativo.
En los casos relevados de manera directa, las organizaciones conseguían
subsidios para la compra de las tierras libres u ocupadas, para la construc-
ción de algunas viviendas, la infraestructura y equipamiento comunitario. En
otros, como aquellos donde las viviendas eran construidas de forma particu-
lar, la concertación estatal les permitió avanzar en la mejora de la calidad de
vida de la comunidad a partir del acceso a servicios públicos básicos, o bien
en gestar las bases de la regularización dominial, con subsidios para la plani-
metría o la intervención en el suelo urbano (apertura de calles, por ejemplo).
Estas acciones, en la mayoría de los procesos, se conciben como instancias
relevantes de movilización comunitaria, que suponen tanto la conformación
de un proceso lo más autodirigido posible, como la configuración de un po-
der de movilización que se integraría al del conjunto de organizaciones de
base. Entre los límites se señala que el financiamiento no preveía la totalidad
de las etapas de los loteos, por lo que esta modalidad generó una intervención
estatal diferida en el tiempo, por etapas, como lo fueron señalando las perso-
nas entrevistadas. Esta característica es señalada por algunas de las personas
entrevistadas como una intervención estatal “a cuentagotas”:
La gestión de Angeloz tenía la costumbre de darte una parte de la plata para
que compres el terreno, después otra parte para que hagas los cimientos, y
después así, 10 o 15 años para que vos tuvieras un rancho. (E01)
Los procesos se perciben como algo que costó mucho a las propias or-
ganizaciones y que supuso dificultades internas, o bien fueron generando un
cansancio social que, en muchos casos, llevó a la desmovilización posterior. A
la entrega “a cuentagotas” de los recursos para la realización de los proyectos
habitacionales, se suma además la falta de un diseño integral que incluyera
diversos componentes del hábitat social.
222
En un sentido similar se desarrolla la interlocución estatal entre la Coo-
perativa 12 de Enero y los diferentes niveles del Estado. La Municipalidad
se haría cargo de la regularización necesaria para el acceso a la red de agua
potable; posteriormente, los vecinos fueron beneficiados por el programa de
Emergencia Habitacional P 17 para la construcción de algunas viviendas y,
en un tercer periodo, recibirían el plan del programa MCMV para la cons-
trucción de una segunda tanda. En las palabras de la persona referente de la
cooperativa, la lógica de obtener respuestas estatales a “cuentagotas” no parece
ser específica de las gestiones radicales, por el contrario, se presenta como un
modo permanente de interlocución con los niveles estatales, que requiere una
movilización permanente por parte de los vecinos.
Esta falta de integración de las intervenciones estatales no garantizó una
solución integral a las demandas de acceso al suelo urbano y la vivienda, y
marcaría las experiencias, los tiempos, y trayectorias de los procesos iniciados
en este momento y los modos en que estos procesos interactuarán con los
diversos niveles del Estado a los fines de concluir con los programas habi-
tacionales iniciados, aspectos sobre los que avanzo en el próximo momento
de estudio. Desde esta caracterización, se comprende que las movilizaciones
fuesen permanentes, porque las respuestas nunca eran completas al conjunto
de demandas que enfrentaban.
Los procesos dan cuenta de una lógica “desde abajo hacia arriba” en el
abordaje del Estado de parte de las organizaciones, y su red sectorial relevante
que fue la UOBDS en este momento de estudio. Estas estrategias se inicia-
ron fundamentalmente a partir de las demandas de las organizaciones, en la
búsqueda de una mayor articulación e inclusión en las políticas públicas del
Estado. Se dieron por la demanda de aportes del Estado para abordar aspectos
de regularización dominial, o iniciada la toma de tierra, o por los conflictos de
desalojo, entre otros factores, que actuaron como desencadenantes. También
surgen los procesos autogestionados a partir de la conformación de las organi-
zaciones de base que cuentan con asesoramiento de ONG y que pugnan por
subsidios para el acceso a la tierra y la vivienda. Se reclamaba la expropiación
de tierras, subsidios para la compra de terrenos, la asistencia para la construc-
ción de viviendas y sobre todo, había un proceso constante de demandas por
el acceso a servicios básicos (luz, agua, cordón cuneta, transporte, etc.), que
supuso diferentes instancias de movilización vecinal.
Los procesos con acceso a tierra con grados de formalización se vieron
beneficiados por diversas políticas, en particular el P 17, un programa de
223
interacción de diversos niveles del Estado y las propias organizaciones de la
sociedad civil, que fue valorado muy positivamente. En algunos casos (IPV
Argüello, por ejemplo), las soluciones ofrecidas por el Estado buscaban paliar
las respuestas insatisfactorias a las demandas de vivienda social brindadas en
el marco de la relocalización de las familias realizada por el Estado provincial
y municipal para liberar espacios destinados a la obra de circunvalación. Los
procesos que se iniciaron en el periodo, no obstante, dependerían en gran
medida de su participación en la red más amplia de luchas colectivas pro-
movidas por la UOBDS (como ser el caso de la Coop. Arco Iris Ltda., o más
tardíamente la Coop. Dignidad y Libertad), o bien de la contingencia que
demandaba una solución de tipo cuasi subsidiario (Coop. 16 de Abril) para
lograr respuestas estatales a sus demandas. Entre 1995 y 1999 en la experien-
cia de la MCPS se advierte una lógica más cerrada de interlocución con el
Estado provincial, a la vez que mayores intentos represivos y de atomización
social por parte del Estado.
Como se señaló, el periodo analizado es revisitado con cierta nostalgia
por quienes fueron referentes más activos en las luchas de la década del 90.
La idea de la “unión hace la fuerza” es mencionada por varios entrevistados
y entrevistadas. La finalización de la Mesa de Concertación y la creciente
desarticulación de la UOBDS son concebidas como causas que debilitan con-
siderablemente la estrategia colectiva de lucha, y da paso a la expectativa que
explicita al momento de la entrevista (2016), una de las personas consultadas:
(…) la Unión fue la fuerza fundamental (…) y ojalá pudiéramos lograr
otra Unión como la que fue en ese entonces… (E10)
224
Entre los avances relevantes a nivel legislativo se encuentra la sanción
de las leyes n.o 8121 y la ley n.o 8689 para la escrituración gratuita de lotes
individuales que fueron disputadas por la Coordinadora de Lotes Indexados
y Barrios Carenciados y posteriormente por la UOBDS. También identifiqué
en este periodo la Ley provincial n.o 8186 y su decreto reglamentario n.o
3904/95 que establecen que el 20 % de estos fondos deben estar destinados a
las familias con NBI, pero no alcanzaron a utilizarse esas partidas presupues-
tarias por los ajustes que se realizaron a partir del año 1995. En el capítulo de
resultados de fuentes secundarias y conclusiones profundizo el análisis de esta
experiencia, teniendo en cuenta sus potencialidades y sus límites, entre los
que se señala la falta de institucionalización mediante mecanismos legislativos
y la creación de programas con afectación presupuestaria por ley, entre otros
aspectos relevantes.
En el próximo capítulo desarrollo el periodo que se inicia en el año
2000, donde se desata el proceso de desarticulación de la UOBDS y el sur-
gimiento de nuevos actores sociales que se encuentran con eje en la desocu-
pación y la economía popular a partir del año 2001. Estos nuevos actores
sociales van a reorientar las prioridades que asumieron las demandas de los
sectores habitantes de villas y de barrios populares, que, producto de la agu-
dización de la crisis social, van a centrar sus reclamos en la satisfacción de ne-
cesidades básicas (ingresos y alimentación entre otros aspectos). El escenario
generó que las acciones de estos grupos estuvieran centradas en desarrollar
estrategias de supervivencia como comedores comunitarios, ollas populares,
huertas comunitarias, roperos comunitarios y la administración y control de
las contraprestaciones del Programa Jefes y Jefas de Hogar.
Las intervenciones del Estado en el mercado (que se identifican y descri-
ben en el apartado 3.5 del capítulo 3) a través de la flexibilización de normas
para favorecer procesos de inversión del capital privado, son desarrolladas en
el próximo momento (a partir del año 2000) en el capítulo 5, donde se refle-
ja el impacto que tiene esta intervención pública, ya que obturan y generan
restricciones a las posibilidades de acceso al suelo urbano a los sectores en
situación de pobreza.
Este proceso de análisis de la MCPC como producto de la articulación
de las estrategias de los movimientos populares con el Estado, lo recupero en
el capítulo de las conclusiones.
225
Capítulo 5.
El libre mercado inmobiliario versus el derecho a la ciudad
227
de Provincia y Nación, implica la diversificación de las respuestas políticas
estatales y un menor nivel de diálogo con los colectivos del sector popular.
Algunas problemáticas de los procesos iniciados antes del 2000 continúan
vigentes (sobre todo, escrituración y acceso a títulos de propiedad indivi-
dual, así como acceso a servicios públicos de calidad), a la vez que se suman
nuevas demandas asociadas a la pérdida de centralidad en la agenda pública
de la problemática del suelo urbano y la vivienda social en contextos popu-
lares. Entre los sectores populares surgen nuevas demandas, producto del
proceso de empobrecimiento, que se canalizan mediante otros programas
como los alimentarios, los de ingresos, etc.
La mayoría de los procesos iniciados en el momento previo que esta-
ban enmarcados en la UOBDS, evidencian diversos niveles de interlocución
estatal en el periodo, aunque sus demandas y proyectos empiezan a ser ca-
nalizados por las soluciones promovidas por el Estado provincial. En este
periodo, la UOBDS pierde la representatividad y se advierte un recambio
generacional del cual surgen nuevas organizaciones con nuevas referencias
desde el activismo que integra los colectivos y desarrolla las estrategias lo-
cales de acceso al suelo urbano y a la vivienda. Los objetivos de los nuevos
colectivos cambian, ya no son definidos solo en términos de lograr acceso
a la vivienda y al suelo urbano: incorporan en esta agenda la disputa de la
renta urbana que generan los emprendimientos de los sectores desarrollis-
tas que se agrupan en la Cámara de Desarrollistas de Córdoba (Ceduc), y
además instalan la agenda de la economía popular. En este contexto surgen
nuevas agrupaciones vinculadas a la cuestión habitacional y se construyen
nuevas estrategias colectivas que se expresan en redes que agrupan a un
significativo número de organizaciones populares. Entre las redes que se
desatacan, se encuentran: a) la Comisión Provincial de Tierras, la Multisec-
torial del Banco Municipal de Inmuebles que disputó la sanción y vigencia
de las Ordenanzas n.o 11688/11 y Reserva de Inmuebles n.o 12614/17; b)
la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP), que
comienza a tener preminencia a finales del periodo, pone en agenda el tema
del acceso al suelo urbano con mayor incidencia en el ámbito público estatal
nacional, mediante la creación del Renabap y la sanción de la ley n.o 27453
de “Regularización dominial para la integración socio urbana”.
228
5.2. Contexto sociopolítico: el incremento de la mercantilización del suelo
urbano y las disputas por el derecho al hábitat
Esta lectura articulada que realizan las dirigencias, sobre el rol de los
actores privados ante la ausencia de regulación estatal, constituye una caracte-
rística novedosa del periodo.
Con todo nuestro trabajo nos hemos dado cuenta que tanto el Estado
municipal como el provincial no tienen el control del crecimiento de la
229
ciudad ni de la provincia… lo están teniendo los privados… es más, para
hacer una calle, la municipalidad tiene que subcontratar porque no tiene
ni máquinas. (E14)
El retiro del Estado (provincial) con políticas activas que garanticen los
derechos al acceso al suelo urbano para la construcción de viviendas popula-
res, es retratado de manera elocuente por las personas entrevistadas:
Hay una falta de respuesta del Estado y falta de política de acceso a la tierra
generalizada. (E14)
230
No podés parchar, las familias se amplían, los chicos crecen y vas a necesitar
casas para hijos, nietos… (E14)
231
Viendo que la gente demandaba tener terreno y vivienda, y eran hijos
o parientes de los asociados, y viendo que habíamos hecho bien las
casas… me pidieron que volviéramos a hacer otro plan de viviendas…
lo pensé mucho… había que hacer entender a la gente que había que
seguir participando en la organización, por más que tuvieran su vivienda,
diciéndole que había gente que necesitaba vivienda digna… los problemas
que teníamos es que los hijos crecieron y tuvimos más de una familia
por casa, había mucho hacinamiento… y bueno, volvemos a anotar más
asociados y lo tratamos con el gobierno y buscamos terreno… en este caso
fue El Chingolo II. (E07)
232
Las familias del colectivo Asociación Civil Clase Media Mix, el cual
se conforma a partir del año 2006, son familias que participaron del regis-
tro y sorteo de viviendas del Programa Hogar Clase Media (Federal II), y
que posteriormente al sorteo de beneficiarios, no se ejecutó. A partir de este
incumplimiento, las familias van a generar una fuerte disputa con el Estado
provincial a los fines de acceder a la tierra mediante la modalidad de lotes con
servicios. Se trata de sectores autodenominados como clase media, pero que
no pueden ingresar y adquirir una fracción en los loteos llevados adelante por
los denominados desarrollistas:
Somos familias trabajadoras, pero no hay forma de comprar un lote y
hacer una casa en la ciudad de Córdoba con los precios que tienen los
desarrollistas… nosotros nos organizamos para exigirle a la Diprovi, que
cumpla con el programa Hogar Clase Media, y ante la imposibilidad, les
exigimos que nos vendan los terrenos. (E18)
233
social, y empezamos a proponer y trabajar el tema de la tierra en Córdoba,
porque no puede ser que un trabajador no pueda acceder a un lote, porque
la tierra se la han quedado todos los sojeros. (E18)
Como parte de esta lectura del contexto, el cual coincide con las otras
entrevistas, y de la reconstrucción realizada en el capítulo 3 sobre la mercan-
tilización del suelo urbano, se señala:
Existe un sistema injusto en las grandes ciudades, con especulación del
precio del suelo y la consecuente imposibilidad de acceder a un lote… el
sueño de la vivienda propia en ocasiones resultaba una “pesadilla” por el
monopolio inmobiliario que existe, el sector agropecuario fue responsable
del boom inmobiliario. (E18)
234
Las estrategias de acceso al suelo urbano que se identificaron van a surgir
como un emergente del empobrecimiento y la pérdida del poder adquisitivo de
diversos sectores, no solo de quienes ocupan la franja de pobreza o indigencia,
sino también de sectores con ingresos formales que no son atendidos por las po-
líticas públicas, que han resuelto la cuestión de la vivienda mediante el alquiler,
que no encuentran alternativas y están excluidas del mercado inmobiliario.
En las entrevistas es evidente la centralidad del sector desarrollista en la
cuestión de la tierra y los valores de los lotes, lo que para todas las personas
entrevistadas resulta inaccesible. Paralelamente, el Municipio de la ciudad de
Córdoba es identificado como un actor funcional al desarrollo de las inver-
siones privadas, mientras que el Estado provincial al no ejecutar el programa
Federal II no desarrolla intervenciones con ofertas significativas para sectores
con ingresos formales, pero que no pueden acceder a las ofertas del sector
privado.
En este apartado consideré las experiencias que surgen a partir del año
2000 en adelante. Las estrategias desarrolladas en el periodo anterior, y que
tienen continuidad en esta etapa, son recuperadas en los apartados referidos
a la articulación sectorial y la relación de estas estrategias de acceso al suelo
urbano con las políticas públicas.
Para la descripción de las estrategias utilicé el mismo criterio del perio-
do anterior, teniendo en cuenta que al momento de abordar la información
se reproducían las mismas tipologías. Si bien no todas aparecen en un estado
puro, a los fines de agrupar y ordenar la información para avanzar en su ca-
tegorización, consideré esta forma de organización de la información, ya que
permite analizar las redes que se fueron conformando entre los actores, en
función de las problemáticas comunes que los vinculan, y las relaciones que
establecieron con las políticas públicas.
235
secundarias que muestran un proceso de crecimiento significativo de las villas,
asentamientos y tomas de tierras.
236
(RENABAP) que permitió que visibilizar el trabajo de los movimientos po-
pulares y algunas ONG que relevaron 4228 barrios populares a nivel nacional
de los cuales 117 barrios populares están en la ciudad de Córdoba con 17500
familias aproximadamente.
En relación a las estrategias de ocupación y tomas de terrenos planifi-
cadas que se dan en este periodo, una de estas es la que realizó la Agrupación
Ampliación Pueyrredón, que ocupó tierras en la zona este de la ciudad de
Córdoba, a partir del año 2004. La misma se ubica dentro del barrio Pueyrre-
dón, si bien se trata de vecinos de procedencia dispersa, tanto migrantes como
de la ciudad de Córdoba, que alquilaban o vivían en asentamientos informa-
les o en situación de calle (una familia, por ejemplo, había ocupado el Foro
de la Democracia, edificio por entonces abandonado en el Parque Sarmiento
de la ciudad). La persona entrevistada evidencia la existencia de redes infor-
males previas entre los habitantes de la toma, la mayoría migrantes de países
limítrofes y Perú o de zonas rurales. La toma se extendió también a un terreno
colindante ocupado por familias desde hacía varias décadas:
(…) había una parte de esa tierra, al lado, donde ya había gente asentada
hacía como treinta años que vivían ahí (calle Charcas) sobre la barranca,
después se fue rellenando y quedaban lejos de la barranca ya… esta gente
en algún momento trata de hacer una cooperativa, y esta gente ya estaba
más asentada, tenía algunos servicios (como por ejemplo la luz), [pero]
entonces no funcionó el intento de la cooperativa. (E16)
237
La toma de tierra de Pueyrredón es definida por la persona entrevistada
como una ocupación “casi hormiga”, ya que se realizó de manera individual
y progresiva, de un terreno rellenado (“era un barranco”) del cual no había
información sobre su propiedad.
No tenían ninguna información sobre propiedad del terreno, se comentaba
que era de un tal Margara que era del Ejército… pero no había certeza…
Saúl, Lidia y un hijo, ellos vivían donde era el Foro de la Democracia y
se enteran… ven esas tierras que no estaban niveladas, pero estaban más
o menos rellenadas… se juntan con otros conocidos que habían venido
de Bolivia y se conocían, ellos son muy unidos, una gran comunidad, y
entonces levantan una estructura para ver si pasaba algo y pasó un mes y no
pasó nada, entonces se empezaron a asentarse entre el 2004, 2005, de una
manera muy hormiga… se van corriendo la bola entre ellos. (E16)
238
proceso fue, en primer término, respetar las características principales de la
ocupación que habilitarían posteriormente su urbanización y regularización:
Como era un relleno, teníamos que ir ganándole espacio y rellenando
con escombro para generar más espacio para que entraran más lotes,
todos conseguíamos escombros y con eso rellenábamos (…) en la zona
de Pueyrredón Anexo lo que hemos logrado es que la Municipalidad
intervenga, porque hay un canal ahí y la gente tiraba mucha basura…
cerró el canal con alambrado y eso fue también un avance… pensando en
la calidad de vida de los compañeros. (E16)
239
(…) tuvimos que engancharnos de la avenida principal, nos reunimos para
juntar dinero y juntar cables y todo eso… solamente se encontraba la gente
el fin de semana, día de semana no había nadie, porque trabajaban. Así un
fin de semana se juntó todos y se dijo: “hay que juntarse para ver cómo
hacer” y así se juntaron y quedaron en poner una cuota y hacer un trabajo
comunitario para poner el agua, para hacer la zanja, y ya nos habían pasado
el dato de que por ahí había un pozo de los bomberos y de ahí sacamos el
agua. (E16)
240
En esta casilla se desarrollan diversas actividades y es uno de los puntos
de encuentro más utilizados por los vecinos. Aquí no solo se desarrollan
actividades recreativas, sino también se utiliza el espacio para hacer
reuniones, festejos y además se juntan diversos grupos como el de la iglesia
evangélica a desarrollar sus actividades. (E16)
241
vecinos fueron abandonando, y hoy actualmente quedan 100 familias que
están construyendo su casa en 2 hectáreas ocupadas. (E15)
Las primeras acciones que realizaron fueron para contener, para defen-
derse de la represión y el riesgo cierto del desalojo, ya que sus principales
dirigentes fueron denunciados e imputados por usurpación. Se establecieron
alianzas con diversos actores entre los que se encuentra la Secretaría de DD.
HH. de la Municipalidad –a cargo de Vitin Baronetto, un referente de los de-
rechos humanos y de la causa de monseñor Angelelli, organismos nacionales,
y el apoyo de sectores de la Iglesia católica referenciados en el padre Santos,
entre otros.
Fue muy importante que el padre Santos estuviera acompañando y con-
teniendo a las familias, cuando estábamos rodeados de policías, él venía
y celebraba una misa, eso ayudaba mucho a las familias para no decaer y
sostener la toma en esos momentos que son los más difíciles. (…) Tuvimos
asesoramiento de la Secretaría de Derechos Humanos, organismos de de-
rechos humanos, la iglesia del barrio de otros movimientos, eso fue muy
importante para sostenernos. (E15)
242
buscó asimismo garantizar el alimento para las familias que no podían ir a
trabajar para sostener la toma. Esta situación generó un efecto de desgaste
en la movilización, y solo quedaron alrededor de las 700 familias que
habíamos empezado la toma, unas 100 familias, principalmente, las que se
quedaron fueron las que no podían volverse. (E15)
243
ido transformando… para evitar enfermedades hemos logrado que la gente
no tire la basura, que la lleve a dos cuadras… y también en este momento
se construyó mucho de material. (E15)
244
que llegaron a ser unas 1200 familias. Tras la toma, la aparición del dueño
condujo a una estrategia de interpelación a través de medios de comunica-
ción al Estado provincial, movilizaciones y negociaciones particulares con re-
ferentes del Ministerio de Desarrollo Social, para lograr la expropiación. La
cooperativa tomó la tierra, pero evitó construir en la misma hasta que no se
acordaran algunos aspectos y se regularizara la situación. Esto puede deberse
a que buscaban evitar una mayor confrontación, como la que atravesaron los
movilizados durante al menos seis meses en el primer caso.
Acordamos con el dueño de esas tierras seguir gestionando el tema de la
expropiación, para evitar cualquier situación de represión o de poner en
riesgo la seguridad de los compañeros. Él hizo un compromiso de no vender
esas tierras hasta que nosotros resolviéramos el tema, eso nos permitió salir
de la toma, pero también controlar que nadie tomara, eso fue más o menos
un año de seguir insistiendo, hacer marchas, incluso estuvimos dentro de
la casa de gobierno, nos instalamos ahí, y nada. (E14)
La respuesta negativa del gobierno, llevó a una amenaza del propio due-
ño del terreno de venderlo a una empresa desarrollista, lo cual motivó una
segunda toma. A partir de entonces, se decidió negociar con el dueño la com-
pra del terreno.
Frente a esa situación ya el dueño nos genera una propuesta alternativa
que era… si el Estado provincial no lo llamaba, que él podía acceder a
vendernos ese predio si teníamos una cooperativa, y para generar eso
necesitaba un aval de la provincia o del municipio. (E14)
245
El barrio está asentado en 17 hectáreas, divididas en 5 parcelas y la
Cooperativa Felipe Varela tuvo que generarse a partir de ese proceso. Con el
subsidio lograron pagar la primera parcela que sirvió de garantía para el resto
del proceso. En consecuencia, se gestó un sistema de financiamiento colecti-
vo, con cuotas accesibles ($500) para cada socio, o bien la opción de compra
total del lote correspondiente a una familia ($8.500 más cuotas sociales año
2013). La estrategia generó que varios vecinos decidieran abandonar el pro-
ceso, porque no estaban en condiciones de pagar por las tierras. En paralelo,
generó problemas con otros vecinos y otros espacios movilizados, si bien el
proceso comenzó como una toma, posteriormente se ordenó y canalizó para
la compra de los terrenos mediante el autofinanciamiento comunitario:
(…) uno salió a decir a los medios que la Túpac vendía terrenos, y no es
verdad, como cooperativa compramos terrenos, no vendemos… entonces,
como es un trabajo muy grande, decidimos estar concentrados acá, y
no es así, (por) las disputas internas del espacio y nos quedamos con la
cooperativa sola… (E14)
246
La planimetría del barrio se desarrolló con asesoramiento técnico de
ingenieros de la Municipalidad de Córdoba. En este sentido, se buscó res-
petar las ordenanzas municipales, a la vez que generar un barrio y no un
asentamiento:
(…) trabajamos con los técnicos de la municipalidad que nos decían:
“A tantos metros cuadrados de vivienda tienen que haber tantos metros
cuadrados de espacios verdes”… y así… como que la planimetría la fuimos
trabajando en conjunto, la continuación de las calles, la dimensión de las
calles… cosa que en el futuro no nos sea un problema el barrio… y otra
cosa que teníamos muy en claro es que no queríamos hacer una instancia
de lucha para que después se nos convierta en un asentamiento y tener
mayores problemas, lo que queríamos (y queremos) es que nuestros barrios
sean barrios dignos para vivir. (E14)
247
compra una parcela tardamos más o menos 6 meses abrir las calles y todo
eso. (E14)
32
Ver apartado 3.7. del capítulo 3.
248
lucha progresiva por la mejora de la calidad de vida de los vecinos implicados.
El prerrequisito compartido es la conformación de una comunidad y una
organización social movilizada y con identidad propia, y con un fuerte eje
en el trabajo como factor dignificante de la persona humana y de integración
social:
Lo primero, lo más importante, era gestar una comunidad (…) No
estamos solo por la tierra, estamos para mejorar nuestra calidad de vida…
estamos para que nuestros hijos puedan caminar en un barrio seguro…
por tener un barrio donde la alternativa no sea estar en la esquina fumando
un porro, si no que el barrio tenga pileta de natación, polideportivo, que el
joven pueda tener una escuela de oficios en su barrio… estamos en el paso
más importante que es la compra de la tierra, una vez que terminemos eso,
vamos a ir avanzando más en lo otro. (E14)
La lucha por la tierra es importante, pero no puede estar aislada a la
organización, sin organización social a un barrio lo condenás al aislamiento,
a los narcos… si no tenés ningún taller de oficio, ninguna fábrica, no los
acompañás desde el trabajo… no tiene sentido, los condenás a cualquier
cosa. (E15)
249
Asimismo, estos actores se posicionan política y partidariamente de ma-
nera más marcada que en otros procesos, lo cual parece haberles generado di-
ficultades para la interlocución estatal en el periodo de distanciamiento entre
las gestiones de nación, provincial y la Municipalidad de Córdoba. También
se advierte, como se señalará a continuación, el interés por configurar nue-
vamente una estrategia colectiva de articulación de demandas en torno a las
problemáticas en las cuales trabajan.
A diferencia del momento anterior, los actores se encuentran con una
perspectiva diferente para abordar la problemática del acceso a la tierra y a la
vivienda social en Córdoba, ya que la pertenencia a organizaciones nacionales
y los vínculos que construyeron en estas interacciones les permiten en algunos
momentos desplegar estrategias que adquieren mayor visibilidad e incidencia,
sobre las que amplío en el apartado de las relaciones con las políticas públicas.
Estas características también son visibles en el proceso de Ampliación
Pueyrredón, la cual surge luego de la crisis del 2001, y también enfoca su pers-
pectiva en el nuevo fenómeno de la concentración de la tierra y las inversiones
privadas de grupos desarrollistas que invierten captando recursos de las rentas
extraordinarias del sector agropecuario, entre otros sectores, lo que marca di-
ferencias con las estrategias del periodo anterior más centrada en las políticas
sociales, desvinculadas de los procesos urbanos de planificación de la ciudad.
Estas organizaciones van a confluir en experiencias de articulación como
la CPT, otras en la CTEP y disputarán acciones conjuntas en el campo de la
Municipalidad, el gobierno de la Provincia de Córdoba y del Estado nacional.
5.3.2. El principio del fin en el acceso colectivo a los terrenos con fondos
estatales o cesión de tierras públicas
250
organizaciones que recibieron subsidios para la compra de terrenos (aproxi-
madamente 970 familias) y 10 organizaciones que en el año 2003 recibieron
por acta de tenencia precaria de 1000 lotes aproximadamente.
Al considerar todo el periodo de estudio se identificaron según las fuen-
tes consultadas 41 loteos por gestión comunitaria que agrupan aproximada-
mente a 4000 familias.
Por otra parte, en esta tipología recuperó la experiencia desarrollada por
familias que se asociaron luego de la no ejecución del programa Hogar Clase
Media (Federal II) y disputaron ante la Diprovi el desarrollo de proyectos de
lotes con servicios.
Entre los casos relevados se encuentran las cooperativas 24 de Septiem-
bre y la 26 de Junio, que concretaron segundas estrategias de acceso a la tierra
mediante la entrega de subsidios que tenían pendientes y en gestión desde el
gobierno anterior, en el marco de la MCPS, pero que no habían sido efecti-
vizados. En el año 2000 pudieron adquirir terrenos en el barrio El Chingolo,
como parte de los acuerdos que concretaron con el gobierno provincial, y
lograron el financiamiento:
En el año 2000 nos pagaron el decreto que estaba ya firmado desde antes
que se fuera Mestre… y con el gobierno de De la Sota pudimos comprar
las tierras en El Chingolo donde hicimos el segundo plan de viviendas.
(E07)
Nosotros veníamos de haber comprado tierras con los socios y con la Mesa
de Concertación presentamos un proyecto, pero no salió el pago, recién
en el año 2000 con el nuevo gobierno pudimos comprar la segunda tierra
en El Chingolo, al lado donde teníamos el primer plan de vivienda. (E10)
251
que se desarrollaron con organizaciones, obtuvieron la asignación de tierras
fiscales que se encontraban vacantes: en 2003 recibieron las tierras asignadas
en el marco de un acta de tenencia precaria firmada con el Ministerio de De-
sarrollo Social de la Provincia, y en el año 2006 lograron ingresar a un plan
para construir 29 viviendas y obtener otros 11 lotes.
En el año 2003 fuimos convocados unas 10 organizaciones al Ministerio
y firmamos un acta acuerdo donde se nos dio la tenencia precaria para
acceder a la tierra… para nosotros fue un momento muy importante,
después de tantos años de lucha éramos reconocidos por el Estado. (E06)
El proceso llevó varios años hasta que se realizaron los acuerdos, lo que
implicó que la organización desarrollara una estrategia de fortalecimiento de
252
la participación con diversos planes de lucha, y sostener el reclamo para man-
tener el tema en la agenda:
Respecto a nuestra relación con el Estado, para lograr lo que hoy tenemos,
tuvimos que hacer 102 marchas, 92 asambleas, 6 tomas del Ministerio, 1
toma del Centro Cívico, 2 tomas de tierras. La relación con los medios fue
fundamental, ya que colaboraron en mostrar nuestro problema. Cadena
3 nos trató mal. (…) Las familias participaban activamente, estábamos
organizados en comisiones, de acción, de prensa, de recursos. La asistencia
a las marchas y las asambleas era obligatoria. Teníamos un socio que, hacía
los presentismos con un código de barras, así que no podían escapar.
Luego al entregar la posesión a cada vecino se hizo teniendo en cuenta su
participación en marchas, asambleas. (E19)
253
plementó la Agencia Córdoba Solidaria en el año 2003 (forma jurídica que
reemplazó al ex Ministerio de Desarrollo Social) para la Cooperativa Arco Iris
y otro conjunto de organizaciones.
254
En ese momento había un grupo de vecinos, de más de 50, que se
juntaban, pero siempre se pegaban a un político, un puntero peronista, y
les prometía la gestión, pero después pasaba el tiempo y no pasaba nada
(…) Entonces decidimos un grupo de vecinos que dijimos: “Bueno, basta,
no nos engañen más”. (E12)
255
censos, con las mismas arquitectas de Espacios Verdes [Municipalidad],
las áreas que deben tener regularmente los barrios. Intervino también
(un arquitecto) que hizo su tesis basada en la problemática de NH3. Le
permitió hacer todo el estudio urbanístico y de suelos, ahí se detectó que
había un basural desde el año 50 o 60. El ing. Reyna (UNC) hizo un
estudio donde certificó la contaminación del barrio. (E17)
Pedimos con la gente del dispensario un análisis del agua y la contaminación.
Lo hicieron los del Ceprocor. Dijeron que no tomemos más esa agua que
nos íbamos a morir… Tenía caca, pis, sales, todo. (E12)
Para estos casos, toda interlocución estatal, por los servicios, el cambio
de uso del suelo, entre otras cuestiones se concibe como una experiencia que
apuesta no solo a brindar soluciones a demandas concretas del contexto, sino
también algún tipo de reconocimiento por parte del Estado.
Durante el año 1999, la gestión municipal inició el cambio del uso del
suelo de los terrenos donde se habían desarrollado los loteos fraudulentos
bajo la forma jurídica de una cooperativa que intentaba ocultar un negocio
privado.
El cambio del uso del suelo, fue un gran logro que nos permitió fortalecer
el trabajo entre los tres loteos… por una parte nos sirvió para avanzar en los
servicios y la regularización con la municipalidad, pero fundamentalmente
para demostrar legalmente que habíamos sido estafados. (E12)
256
(…) tuvimos una reunión (por el tema de la seguridad) porque ya es como
indiscriminada la cosa… Había un destacamento policial, pero lo sacaron,
y entre los vecinos logramos construir una posta policial nueva y estamos
pidiendo que nos manden un destacamento nuevo. (E17)
257
rante esta investigación el loteo se encontraba en desarrollo). Otro caso es el
desarrollado por la Cooperativa El Hornero en Malvinas Argentinas. Estas
estrategias han tenido la denominación de compras comunitarias de tierra,
o producción social de suelo urbano. Sobre este tipo de estrategias no existe
relevamiento oficial en este periodo, pero a partir de las fuentes que se consul-
taron se identificaron los siguientes loteos:
258
no accedían a los programas de vivienda y que no podían comprar un lote
en sus localidades. (E18)
259
un terreno con servicios de agua potable, luz, cloacas, gas natural, cordón
cuneta y quedar en los umbrales de iniciar la construcción de una vivienda
familiar. (E18)
260
entrevistadas destacan que en gran medida el éxito de esta propuesta está en
el precio de los lotes y en la confianza que se tiene con la organización gre-
mial, un aspecto relevante a considerar frente a los discursos hegemónicos
que sostienen que los trabajadores desconfían de sus propias representaciones
gremiales:
La alianza con la UEPC, con toda la confianza que genera en afiliados y
allegados de los afiliados, más la experiencia y conocimiento de la Mutual
Carlos Mugica fue fundamental para que pudiéramos hacer estos loteos
populares, donde en 10 años hemos promovido que 2300 familias puedan
acceder a un lote con servicio para que se construyan sus viviendas. (E05)
Además de la necesidad y de la imposibilidad de que te puedas comprar
un lote en el mercado inmobiliario, lo importante es la confianza de la
propuesta, porque nadie va a poner plata donde corre riesgo que lo estafen
y hay tantas experiencias de esas. (E18)
261
en Córdoba Capital en relación a los ingresos de este sector social y es un dato
coincidente con el proceso migratorio que se da desde la ciudad de Córdoba
hacia los departamentos Santa María y Colón, según lo reflejan los censos
2000 y 2010.
En las entrevistas también se hizo referencia a otros actores sociales que
se fueron sumando al proyecto de Alta Gracia, entre los que se destacan el
Sindicato de Docentes Universitarios (ADIUC), el sindicato SMATA de Alta
Gracia, la Mutual Solidaridad Legal, la Mutual Conexión, y otros actores que
promovieron la adhesión de sus afiliados a esta modalidad.
Otro aspecto que reflejan estas experiencias es la capacidad de las orga-
nizaciones de la economía solidaria, en alianza con sindicatos, para producir
loteos en escala (entre los tres proyectos se están produciendo al momento de
este estudio más de 2600 lotes aproximadamente) y a costos sensiblemente
inferiores a los del mercado, lo que facilitó el ingreso de trabajadores con
ingresos formales que no alcanzan a las operatorias privadas, pero sí pueden
reorientar sus ahorros para este tipo de estrategias.
Referido a los costos de producción de los lotes con servicios generados
por estas organizaciones, pude relevar los montos de los loteos promovidos
por la UEPC y desarrollados por la Mutual Carlos Mugica, la Asociación
Encuentro Comunitario, a los que vinculé con el SMVM vigente en el mo-
mento y al Salario Inicial Maestro de Grado (SIMG), referencias que sirven
para analizar la incidencia del costo en relación a los ingresos. Para el caso de
la Cooperativa Felipe Varela, tomé solo como referencia el SMVM.
Tabla n.º 12: Estimación de costos de los lotes en relación al SMVM y SIMG
Proyectos Valor lote
Localidad y Tipo de infraes- Cantidad Cantidad
de lotes con
año tructura de SIMG de SMVM
servicios
Red de agua,
Encuentro cloacas, Red eléc- $ 37.970 13 uni- 20 unida-
Villa María
Comuni- trica y AP, Aper- Lote de 250 m dades des
Año 2011
tario tura de calles y ($2913) ($ 1840)
cordón cuneta.
Red de agua, Red $ 86250
Rio 19 uni- 30 unida-
eléctrica y AP, Lote de 250 m
PROSSUR Ceballos dades des
Apertura de calles
Año 2013 ($ 4570) ($ 2875)
y cordón cuneta.
262
Red de agua,
cloacas, Red eléc- 18 uni-
$ 252.000 29 unida-
Alta Gracia trica y AP, Aper- dades
PROHAS Lote de 360 m des
Año 2017 tura de calles, ($
($ 8860)
asfalto y cordón 14000)
cuneta.
Red de agua,
Coopera- $ 130000 15 unida-
Córdoba Red eléctrica y
tiva Felipe Lote de 250 m des
Año 2017 AP, Apertura de
Varela ($ 8860)
calles.
Fuente: Elaboración propia, en base a información suministrada por los entes promotores.
263
expresión de la articulación de las organizaciones de base e interlocutor ante
el Estado.
Los motivos sugeridos son diversos, de forma más directa, se plantea
un cambio de estrategia de la intervención estatal en torno a las políticas de
acceso a la vivienda social. Algunos entrevistados señalan que hasta el 2001
se pudo avanzar con algunos proyectos y que, posterior a la crisis de ese año,
el gobierno adoptó una metodología unilateral mediante programas como
MCMV. En algunos casos, este cambio de estrategia impactó directa o indi-
rectamente en los procesos que estaban en curso, y en las expectativas genera-
das por el cambio de gestión.
Entre las dirigencias entrevistadas, el problema de atomización o cierta
desmovilización de la UOBDS, no obstante, responde a factores múltiples.
Algunos consideran que hubo un exceso de política partidaria, aunque otros
consideran que lo que le faltó al proyecto fue una perspectiva política más
asentada.
(…) decíamos algunos que esa organización tenía que seguir siendo
autónoma de partidos políticos, y algunas organizaciones nos fuimos, 8 o
9 organizaciones, no teníamos sustento económico, nada… (…) hoy existe
la Unión, pero está reducida a nada. (E11)
Peronistas, radicales, eran del mismo calibre, lucraban con la miseria de la
gente… Bah, siguen siendo igual… Si algo debilitó la Unión o desapareció
fue porque no teníamos formación política, no querían hablar de política,
creían que era algo malo… pero los políticos eran malos, no la política…
Pero en la Unión cuando hablábamos de política, fue mucho de instalar
discusión política dentro de la organización… muchas discusiones. (E01)
264
que iba a haber elecciones, había líos… (E01)
Hacía mucho que no participábamos de plenarios, no se hacían reuniones
y un buen día, convocaron a una Asamblea y nos enteramos de casualidad
por un compañero que trabaja en el Ministerio que leyó el boletín oficial, y
cuando leímos el orden del día, estaba la baja de más de 20 organizaciones,
muchas de las que habíamos sido fundadoras de la UOBDS. (E06)
Nos organizamos para ir, y cuando llegamos a la asamblea había un policía
en la puerta que no te dejaba entrar, nos iban a dar de baja como socios y
ni siquiera nos permitían defender nuestra posición en la asamblea, esto lo
hicieron con el apoyo del gobierno y de Inspección de Sociedades Jurídicas,
ese fue el tiro de gracia para que desapareciera la UOBDS. (E08)
265
Otros, no obstante, enfatizan los problemas de gestión de las propias
cooperativas: en varios casos se mencionan instancias problemáticas o des-
manejos de la administración de turno en algún momento del periodo, que
afectaba la confianza con los vecinos y con las otras instituciones:
Hay organizaciones que se han desarticulado porque debían balances,
perdieron la matrícula… y esas tierras están a nombre de la cooperativa…
para ponerse al día es un quilombo… (E11)
En ese entonces hubo un delito del expresidente que estuvo antes –
malversación de fondos, concretamente con la tesorera de ese entonces– lo
cual hizo que el gobierno dudara de darnos los fondos para terminar la
segunda etapa de esas viviendas, no se habían pagado a los albañiles, y había
quedado la cáscara de las viviendas nada más… La gente por unanimidad
me pone como presidenta de la cooperativa… me costó muchísimo que
el gobierno nos diera la segunda parte, ya había una manchita, había que
hacer buena letra… (E07)
Otros casos refieren a las conflictividades con técnicos o con las ONG,
y sus intentos por imponer una agenda y un estilo en el proceso:
También hubo algún tironeo con las ONG porque eran una máquina de
conseguir recursos, porque no todas trabajaban como la unión quería.
Nosotros queríamos que los dirigentes crezcan, las cooperativas crezcan, y
no que estén manejadas por una ONG u otros sectores… (E01)
266
Si bien algunas personas manifiestan que la UOBDS “sigue en funcio-
namiento”, todas están de acuerdo en que “ya no tiene el mismo peso”, “está
casi desaparecida”, o ha quedado mermada después que le dieron de baja a las
principales organizaciones.
En la evaluación de este periodo, varios entrevistados concuerdan en
que la instancia más favorable para las luchas por la tierra y la vivienda en
Córdoba se dio en el contexto de la MCPS, y en la gestión de Cafferata Nores,
en particular. Tras su partida, las experiencias de interlocución estatal no han
sido las mismas:
La dirigencia cambió mucho, se quedó en el pasado… dejó de participar,
otros usaron su lugar de trabajo políticamente… hay que acompañar los
gobiernos de turno para obtener cosas, pero los gobiernos se van a ir,
nosotros nos quedamos… El único momento donde pudimos avanzar fue
con la mesa de concertación… (E02)
267
Otras organizaciones buscaron diversos tipos de articulación ante la fal-
ta de respuesta estatal, lo cual generó desincentivos para la participación entre
los propios vecinos:
En esta gestión del gobierno (año 2004) conformamos la Confederación
Metropolitana de Organizaciones Sociales y cuando nosotros solicitamos
que queríamos ser parte de la plata que entraba para nivel social, y ser
parte de una mesa de enlace, ya no nos dio más bola (…) Hoy estamos
buscando reunificar las organizaciones, porque si no trabajan todas solas…
primero armamos una red Metropolitana, y ahora estamos coordinando
con la Mugica. (E06)
Nosotros empezamos primero con la Red de Organizaciones Comunitarias
de Córdoba (ROCC) en el año 2005, y mucho después en el año 2014
nos fuimos armando como Movimiento de Organizaciones Sociales Carlos
Mugica, con el apoyo de la Ranchada y la Mutual Carlos Mugica, muchas
organizaciones de la Unión estamos reorganizándonos. (E07)
268
y a la vivienda. En estos casos, la mayoría considera que los objetivos se han
cumplido, aunque resten aspectos referidos a la infraestructura y a la regu-
larización dominial y escrituras. No obstante, en el proceso de lucha global,
quizás como consecuencia de la desarticulación de una estrategia colectiva de
demandas sociales, las personas entrevistadas señalan que ha crecido la apatía
y la desconfianza política de los asociados, que se ha dado un proceso crecien-
te de desmovilización, y que el objetivo de continuar movilizados o, incluso,
sostener la organización ha resultado insatisfecho.
Cuando la gente tiene su casa no paga más, ni se moviliza, ni participa en
la cooperativa. (E09)
Cuando vos le diste la casa, ya como que se sienten que ya no ves más a
nadie… es como que hoy están trabajando los otros socios, los que están
esperando vivienda… (E06)
Hay determinado momento donde la gente participa menos, cuando
entrás a tu casa, tenés otras prioridades y cuesta muchísimo más sostener la
organización, los balances al día, los libros… (E02)
Ver apartado de resultados de fuentes secundarias referido a la aplicación de las ordenanzas mu-
33
269
interlocución estatal, y en parte, por la situación del contexto económico que
genera desmotivación de los vecinos. Pero también, entre los procesos de más
larga data, se evidencia un desgaste generacional:
Ya la gente se ha dejado de movilizar porque es gente grande, tiene su
casa, sus hijos, están más apachorrados, cuesta mucho, y por ahí ya no
tienen más tiempo, y la situación económica es totalmente distinta, antes
si querías comer un asado todos los días podías, hoy no se puede… hoy
cuesta sacar la gente a la calle, reclamar por sus derechos… (E02)
270
casas, no han hecho nada. Y a la casa hay que cuidarla, pintarla… Pocos han
ampliado… (E09)
271
dicho que no hay problema, si logramos la liquidación judicial, harían las
excepciones… [También] falta asfalto de todas las calles, la red de cloacas,
las escrituras… (E17)
Una alianza relevante se dio entre los tres loteos fraudulentos denomi-
nados Nuestro Hogar (I, II y III) a partir de que se fueron reconociendo como
víctimas de la estafa y compartieron la situación legal y la instancia judicial
vinculada a la Cooperativa Nuestro Hogar, que es la que emprendió los lo-
272
teos. Como ya se señaló, el proceso se percibe como una alianza estratégica
para lograr la visibilidad de una problemática común, mayor fuerza de pre-
sión social e institucional, que habilite a soluciones comunes. En algún sen-
tido, esto constituyó una forma de articulación colectiva de demandas de los
tres barrios, sobre todo en los aspectos referidos al cambio del uso del suelo,
la planimetría y la regularización catastral y dominial, así como las instancias
de judicialización que atravesaron los mismos.
Nos fuimos encontrando entre los tres loteos y reconociendo a partir de las
denuncias y los apoyos que fuimos recibiendo. (E12)
Después juntamente a NH3 hacemos una causa judicial. Ellos, asesorados
por la Pastoral Social y la capilla, hacen un expediente judicial y en 2005
hacemos un expediente en la Dirección de Fomento Cooperativo, que es
el ente que regula la formación de esas cooperativas. (E17)
273
La percepción de la participación de algunos de estos actores también es
ambivalente, como en otros periodos.
Con gente de la UNC también nos pasó, con áreas de periodismo…
nosotros decíamos nos han usado como para sacarse un premio y chau…
(E17)
274
la tierra y la vivienda. Estos procesos permitieron el surgimiento de nuevas
referencias del movimiento popular expresado en las luchas urbanas por la tie-
rra, y entre los nuevos procesos de articulación que surgen en este periodo se
encuentran algunas organizaciones que habían formado parte de la UOBDS
y otras que emergen a partir de la crisis del año 2001. Entre las articulacio-
nes que se relevaron desde la participación de las personas referentes de las
organizaciones entrevistadas se encuentra la Comisión Provincial de Tierras
(CPT), la que podemos ubicar a partir del año 2009 y 2010; el Movimiento
de Organizaciones Sociales Carlos Mugica (MOSCM) que se consolidó en
el año 2013; y la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular
(CTEP) que surgió a nivel nacional en el año 2011, y en Córdoba se empieza
a desarrollar unos años más tarde. Estos son algunos de los colectivos, entre
otros espacios que protagonizaron las disputas por el acceso a la tierra y que
son relevados en esta investigación.
275
Córdoba, y agrupaciones estudiantiles, y algunos religiosos como la Pastoral
Social, la Universidad Católica de Córdoba. Por ejemplo, se menciona la in-
tervención de la Pastoral Social de la Iglesia católica para contener las amena-
zas de represión y desalojo en la toma de la Comunidad Marta Juana. Desde
barrio Pueyrredón Anexo, el referente del Movimiento Campesino refiere a
las contribuciones y acciones que realiza:
(…) la iglesia de San Ignacio de Loyola de los jesuitas, unas monjas que
siempre están muy presentes (…) hacen asistencia religiosa, pero también
en algún momento hicieron talleres de oficios para las mujeres… así como
una iglesia evangélica y una vecina cristiana que organiza un espacio con
los chicos, un espacio comunitario que se llama la Horita Feliz, donde leen
la Biblia, pero también hacen juegos, bailes, toman la merienda… (E16).
276
nándose CPT. Esa comisión se institucionalizó en 2010 una vez realizadas las
tomas de tierras, y los referentes identifican como momento fundante a una
marcha por la Ley de Bosques de 2010.
Estaba la lucha del Movimiento Campesino con la ley de bosque, que
después no pasó nada… y ahí aportamos con la movilización… y después
fuimos articulando más que nada nosotros de esas experiencias surgió la
Comisión Provincial de Tierras… (E15)
277
(…) la idea es acordar lo que tenemos que acordar… cómo resolvemos la
problemática del hábitat en Córdoba… y nosotros estamos empezando
a trabajar, poniéndonos de acuerdo con lo que estamos de acuerdo, y no
meternos con lo que no estamos de acuerdo… (E14)
280
marco de la resistencia de las organizaciones de todo el país a las políticas
neoliberales que nos despojaron aún más de gran parte de los derechos que
ya la dictadura nos había quitado. (E05)
281
El MOSCM protagonizó la lucha por el recurso de amparo por la vi-
gencia de la ordenanza del Banco de Inmuebles en el año 2016 conjuntamen-
te con la CPT, conformando un proceso de articulación que se denominó
Multisectorial por el Banco Municipal de Inmuebles. Posteriormente presen-
tó con las mismas organizaciones otro recurso de amparo que tuvo aceptación
judicial, para que se aplicara la ordenanza de Reserva de Inmuebles n.o 12614
que reemplazó a la ordenanza del Banco de Inmuebles. En esos procesos de
articulación el MOSCM se incorporó a la mesa promotora de la CTEP.
282
de articulación y nos vamos fortaleciendo día a día, porque muchas
organizaciones ven en la CTEP un referente para la lucha por Tierra, Techo
y Trabajo que es nuestro programa de acción. (E20)
Sobre estas acciones, los testimonios recogidos son ampliados con la información de fuentes
34
secundarias en el capítulo 3 que da cuenta de la relación de estos colectivos con las políticas
públicas.
283
A nivel nacional en el año 2016 se hizo en todo el territorio y nosotros
en Córdoba con la ONG Techo, el relevamiento de Asentamientos y
Barrios Populares, fue un trabajo impresionante porque las compañeras
y compañeros se involucraron y se apropiaron de este diagnóstico,
somos más de 4200 asentamientos y barrios populares con déficit de
infraestructura, sin títulos de propiedad y viviendas deficitarias a nivel
nacional y en Córdoba 117 son los relevados donde viven 17000 familias
aproximadamente. (E20)
284
mano de obra en construcción, lo cual quiere decir que los compañeros o
los vecinos y las vecinas de los barrios populares son la mano de obra de la
ciudad. (E21)
285
5.5. Las disputas para que las demandas habitacionales se trasformen en parte de
la agenda pública en los diferentes niveles del Estado
286
del P 17, pero después de diciembre se vino todo abajo, la desesperación de
la gente, la terrible hambre, los saqueos… (E1)
287
Refiriéndose a las instancias de relaciones con las políticas públicas para
el tema habitacional, la referente sostiene que no existen políticas públicas ha-
bitacionales y realiza una recuperación positiva de la experiencia de la MCPS.
Después de Mi Casa Mi Vida no hubo más nada, hoy siguen formándose
asentamientos, porque no tenemos respuesta de nada… No tenemos una
mesa de concertación donde nosotros íbamos con el gobierno distintos
dirigentes donde podíamos hablar con tal o cual funcionario, y poder
explicarle la situación de diferentes sectores, se cerraron esas puertas. (E07)
288
un grupo de nuestras familias socias en el plan que hacía el gobierno en Villa
Unión, que está muy cerca de nuestra Cooperativa, de esa forma fuimos
resolviendo algunas urgencias, otras familias están en barrio Cabildo donde
nos dieron la tenencia de la tierra para 130 lotes. (E04)
Otro proceso que se inició a fines de los 90 (con una toma particular en
1998, que se fue articulando con otras tomas de vecinos), pero que accedió a
recursos públicos después del 2000, es la Cooperativa Dignidad y Libertad,
que logró obtener fondos del Estado provincial para comprar el terreno y
finalmente accedió al programa MCMV para la construcción de las 30 vivien-
das en el año 2005. De tal manera, las movilizaciones particularizadas para
lograr interlocución estatal consiguen logros específicos en cada uno de los
procesos, tal como relata el referente de Dignidad y Libertad:
Cuando gana De la Sota, pasan 2 o 3 meses y ni noticias… Entonces
voy y no me atienden y le dejo una nota… vuelvo al otro día con 30
familias y ante las amenazas de que le instalaríamos carpas en el parque del
ministerio, nos atiende el ministro, esto que hicimos dio un empuje para
que compráramos el terreno. (E08)
289
Esta experiencia avanza en la resolución de su demanda con un proceso
de negociación con el dueño del terreno, que finalizó con la compra por parte
de la cooperativa con fondos del Ministerio de Desarrollo Social. Al disponer
del terreno que habían adquirido con un subsidio estatal en el año 2000, el
Estado fue contraparte con el plan MCMV:
Nosotros ocupamos el terreno, después lo compramos, pero las casas eran
de madera, muy precarias, el gobierno nos ofreció construir las viviendas
con el programa Mi Casa Mi Vida, nos costó un poco porque teníamos
que dejar libre el predio para que entrara la empresa y había que buscarse
donde ir, fue difícil pero los socios aceptaron. (E08)
291
Esta experiencia estuvo atravesada por un proceso de gestión comuni-
taria, con diversos momentos de tensión y conflictos que fueron producto
de la adecuación de una toma de tierras a los procesos de formalización para
avanzar en la regularización urbana dominial. Uno de los problemas referidos
en el caso de Arpeboch fue la subdivisión del predio para que los vecinos res-
petaran un trazado que pudiera ser aprobado en el marco de la regularización
urbana dominial:
(…) fue algo más problemático entre los propios vecinos, los primeros
lotes ocupados son los más irregulares, en cambio en la manzana siguiente
tiene lotes de 10x30. Los últimos lotes nos dieron 9x18 (al borde de lo
autorizado por la municipalidad). (E13)
292
Esta referencia a Joison ubicado en Villa El Libertador, tiene que ver
con el Promeba que sí se implementó en la zona donde está localizado el loteo
de Arpeboch. Ante este escenario, el gobierno provincial desarrolló acciones
de mejoramiento barrial y regularización dominial incluyendo a Arpeboch a
los fines del completamiento de la infraestructura y la regularización domi-
nial. En lo referido a las viviendas, esta cooperativa ha tenido que recurrir a la
autoconstrucción.
No hubo fondos para construir las casas y con el plano de casa, fue con el
que cada uno quería. (E13)
293
locución estatal que se describió en los apartados anteriores, parece depender
de los márgenes de acción discrecionales que habilitan los programas provin-
ciales y nacionales, o de aquellas áreas de intervención que no son cubiertas
por estos.
De las entrevistas realizadas, se constata que hasta el año 2001 se si-
guieron sosteniendo algunas modalidades del proceso de la MCPS. Por una
parte, identifiqué que las organizaciones que venían trabajando por medio del
programa P 17 continuaron con las construcciones hasta completar las 500
viviendas que se había propuesto este programa; otro de los aspectos que se
registra es la concreción de las compras de terrenos con subsidios públicos a
través de organizaciones comunitarias, las que serán las últimas con esta mo-
dalidad durante los años que aborda esta investigación.
Las personas entrevistadas dan cuenta de un cambio en las políticas
del Estado provincial a partir del año 2003. En algunos casos, los programas
generados por el gobierno de De la Sota constituyeron soluciones a deman-
das específicas de diversos procesos que ya llevaban varios años en espera.
En particular, se da cuenta del acceso a las 30 viviendas conseguidas por la
Cooperativa Dignidad y Libertad en el marco del programa MCMV. Otras de
las organizaciones que construyeron sus viviendas e infraestructura con el pro-
grama MCMV, son las cooperativas 26 de Junio, 24 de Septiembre y Unión
Latinoamericana. Por otra parte, se reconoce en este periodo el comienzo del
acceso a lotes mediante la modalidad de cesión de tierras a organizaciones por
medio de tenencias precarias, como el caso de la Cooperativa Arco Iris, que
luego accedió al Plan Federal I del gobierno nacional. También en este perio-
do la Cooperativa 16 de Abril consiguió las viviendas que cerrarían el proceso
de construcción en tres etapas. Otra estrategia que aparece como innovadora
de la época es la desarrollada por el Hogar Clase Media Mix, que generó una
modalidad de acceso a lotes con servicios con la Diprovi.
El Promeba, que constituye un programa emblema del periodo, no im-
pactó en los procesos desarrollados en el momento, por diferentes circuns-
tancias, tal como sucedió en Arpeboch, y en los casos de Nuestro Hogar II y
III debido a que la situación de irregularidad urbana dominial, los excluía del
mismo.
A partir del año 2010 la mayoría de los programas que sostenían una
lógica del Estado interventor, como MCMV, dejaron de implementarse. Los
gobiernos, en particular el provincial, comenzaron a ausentarse cada vez más
del ámbito de demandas sociales en torno al acceso a la tierra y a la vivienda.
294
Las cuestiones pendientes referidas a escrituración y titularidad de las vivien-
das o lotes en la mayoría de los casos relevados, continúan vigentes.
En síntesis, estas instancias particularizadas de interlocución estatal a
veces permitieron respuestas concretas, mientras que, en otros casos, sirvieron
más como instancias para estimular una continua movilización de las orga-
nizaciones. La interlocución se dio a muy diversos niveles, desde técnicos,
directores de área o repartición, funcionarios judiciales, o incluso hasta el
propio intendente o gobernador. En estos casos, muchas veces dependen de
los contextos electorales con las expectativas que los mismos generan, y que
permiten que el Estado acceda a dar respuestas a ciertas demandas donde las
organizaciones aprovechan estos contextos para avanzar en sus peticiones.
Las soluciones de estas interlocuciones puntualizadas, salvo en los
procesos iniciados en el momento anterior, resultaron parciales o indirectas
(soluciones coyunturales a demandas no centrales para los colectivos). Por
ejemplo, las cooperativas Unión Latinoamericana y Arco Iris, fueron benefi-
ciadas por el programa de CTC de la gestión municipal de Kammerath. No
obstante, salvo menciones muy específicas en Nuestro Hogar III (cambio de
uso del suelo) y el caso de barrio Pueyrredón, el Municipio no aparece en las
intervenciones excepto en los procesos de aprobación de loteos, los cuales son
referidos en términos de obstáculos.
En las entrevistas que refieren a este periodo, se evidencia la creciente
centralidad del Estado provincial y la casi inexistente respuesta de las gestio-
nes municipales. Por ejemplo:
Durante la gestión de Juez (2003-2007) y Giacomino (2007-2011) no
recibimos ni un agua. (E06)
Kammerath (1999-2003) no, Juez tampoco… Giacomino, el rey de la
imbecilidad, nunca cumplió… (E03)
295
llevé… el primero, segundo, y tercer lugar lo ganamos por la cantidad
de gente: pedíamos cordón cuneta, alumbrado en la calle de la escuela…
y pedíamos para hacer un salón… y en 2008 salió aprobado en Concejo
Deliberante, había presupuesto, pero no pasó nada. (E02)
A veces quisiéramos ir a las audiencias cuando aumentan el boleto, el agua,
pero yo siempre digo que las hacen en Tancacha, para que no vaya nadie.
(E17)
296
(…) cuando entró Giacomino, en época electoral él vino, inauguró la plaza,
hizo el trámite para que un sector acceda al agua, y decíamos “estamos en
la misma situación”: son irregulares y están peor, sigue la contaminación.
(E17)
Después empezamos a trabajar con la seguridad. También conformamos
la junta de participación ciudadana, en 2007, la provincia nos dio un
subsidio de $7000. Y pedimos permiso a Epec para colocar luminarias en
sus postes (…) aunque compramos las más baratas, esto tendría que haber
sido algo que resolviera la Municipalidad. (E12)
Así, las disputas entre los distintos niveles de jurisdicción estatal forma-
rían parte de los obstáculos en los procesos de acceso a las políticas públicas
para los sectores populares.
297
sus viviendas o lotes. Durante el año 2001 la Municipalidad creó un registro
de loteos de organizaciones y de planes de vivienda estatales pendientes de
aprobación mediante la Ordenanza n.o 10374 con mecanismos para flexi-
bilizar la aprobación de los loteos. Posteriormente, en el año 2009 la Muni-
cipalidad avanzó en una nueva legislación ante la casi nula aplicación de la
anterior, y sancionó la Ordenanza n.o 11689. A pesar de estas regulaciones
que flexibilizan los requisitos para aprobar los loteos, las organizaciones no
logran avanzar en los procesos de aprobación y de regularización dominial,
por diversos problemas que se describen en las entrevistas. La Cooperativa La
Unidad, por ejemplo, coordinó en su momento el trabajo con el Director de
Hábitat de la Municipalidad:
Ellos nos dijeron que (…) había pasado mucho tiempo y no tenían mucha
seguridad de la planimetría del barrio, entonces nos puso de nuevo un
arquitecto para hacer la planimetría del barrio, lo pagó la provincia, llevó más
o menos casi un año… 2009-2010, casi 2011 (…) entonces recién en dos años
se le terminó de pagar, pero el tipo desapareció para presentar los planos, es lo
único que falta para tener la escritura individual. (E02)
298
sionales no cumplen los plazos establecidos, condicionan sus informes al pago
por parte del Estado de sus servicios, y dificultan el proceso. Por otro, se men-
cionan también desinteligencias entre el Estado municipal y el provincial a la
hora de abordar la aprobación de los loteos, y el acceso a la escritura general.
Se hacía la mensura, pero no les pagaban a los ingenieros y entonces pasaba
el tiempo y ya quedaba desactualizada, la verdad una pesadilla, parece que
no se termina nunca. (E07)
299
Respecto de las deudas impositivas, un conjunto de organizaciones se
movilizó para que el Estado provincial las eximiera del pago del impuesto in-
mobiliario hasta que se lograra la entrega de la escritura individual, y de esta
manera fue sancionada a instancia de la gestión de un colectivo de organiza-
ciones la Ley provincial n.o 9453:
Un problema grave es la deuda de impuestos que se generaba a las
organizaciones, por eso armamos un proyecto de ley que se sancionó y
que nos exime del pago hasta que se aprueben los loteos y se entreguen las
escrituras individuales… para lograr esto nos reunimos con Serviproh y
otras ONG y un grupo importante de organizaciones. (E11)
En el caso de la Cooperativa Arco Iris Ltda., el loteo aún tiene una de-
mora muy importante en cuanto al proceso de aprobación y del acceso a las
escrituras:
Ni siquiera estaba catastrado, porque recién hoy puedo entrar (trabajo en
casa de gobierno) y puedo visualizar el barrio (a la vez). Nosotros tenemos
una tenencia precaria, pero estaría vencida, porque es por un año… Nos
dijeron que las escrituras van a llegar a nombre de la cooperativa. (E06)
300
saneamiento y regularización dominial, generó en el caso de Nuestro Hogar
un aliado impensado:
Nuestro barrio hace 10 años que está en juicio, y no nos veíamos con la
gente de los otros barrios. Yo siempre una vez por semana me doy una
vuelta por el Pablo Pizzurno para ver qué programas o ayudas hay para que
se puedan implementar en el barrio. Un día voy y me encuentro con el
doctor Guaita, que es el que lleva todo el tema legal desde la Dirección de
Fomento y Cooperativa, que en este momento está a cargo de Lorenzatti…
y a partir de que este doctor está ahí, a nosotros nos empezaron a dar bola
de todo este tema del suelo y nos trató con mucho respeto… avanzamos
con el tema de la liquidación de la Cooperativa. (E12)
301
La Ley n.o 9811 de Escrituración Gratuita, parece no haber tenido
efectos sobre esta problemática, ante la falta de aprobación de los loteos por
parte de la Municipalidad. La creación de la Dirección de Escrituración de
Viviendas Sociales en el marco del Ministerio de Desarrollo Social en el año
2008, permitió a algunas organizaciones canalizar ciertas demandas que esta-
ban relacionadas con los servicios, pero que de manera estructural remitían al
problema dominial.
En este marco se reportan acciones y procesos individualizados de mo-
vilización que se dieron en particular en torno al acceso de servicios públi-
cos, como ser el agua y la luz, a partir de las gestiones para la regularización
dominial:
Llegamos con Pablo Messori (Director de Escrituración de Viviendas
Sociales) por el problema de la toma y de los títulos de propiedad y le
comentamos que no teníamos agua y nos dijo que presentáramos los
papeles del Programa Agua para todos… y a los 2 o 3 meses empezaron
las obras… que también nos vino bien como organización porque fue un
momento de mucha desconfianza a este cuerpo de delegados, que nos
juntábamos todas las semanas, pero como que no se concretaba. (E16)
302
(…) entonces empezamos a retomar un poco en septiembre cuando
supimos que estaban las escrituras, tomamos aire, cobramos fuerza, porque
el acto de entrega de escrituras fue el 18 de octubre… pedimos materiales
que nos dio la Municipalidad, pero cuando vimos que no apoyaron,
quedamos como que nos habían pegado una paliza… si no te apoyan en
tu casa, tus vecinos, es el colmo. (E13)
303
hacer la escritura individual, hasta que no apliquen la ley Pierri [hace referencia
a la Ley nacional n.o 24374] las familias no van a tener las escrituras… al día de
hoy ha sido casi imposible conseguir la escrituración. (E04)
5.5.3. Las disputas por la renta urbana y las Ordenanzas del Banco de Inmuebles
y de Reserva de Inmuebles y la Ordenanza Reserva de Inmuebles 12614/16
35
Ver apartado 3.7. del capítulo 3.
304
son countries o edificios que los alquileres son muy caros y no responden a
la totalidad de la población. (E14)
Como ya se describió son los nuevos colectivos que surgen a partir del
año 2007 con tomas de tierras en la ciudad de Córdoba y otras organizaciones
que disputan por políticas públicas ante el Estado provincial y el municipal
los que van a impulsar la Ordenanza del Banco de Inmuebles, que es sancio-
nada en el año 2011:
En la gestión de Giacomino (2007-2011), nos reunimos con los
compañeros de varias tomas, el Hogar Clase Media Mix, el Movimiento
Campesino y compañeros que nos apoyaban, y nos propusimos que había
que captar parte del plusvalor que generaban las empresas desarrollistas
para producir una política de hábitat, de esta forma empezamos a pelear
por la ordenanza. (E14)
305
Fue un proceso de mucha lucha, porque los desarrollistas se opusieron
totalmente a la ordenanza, también los mestristas, y otros bloques, pero
logramos alcanzar la mayoría de votos y se sancionó la ordenanza, sabíamos
que estábamos tocando intereses que se creen que son sagrados. (…) En
muchas ciudades del mundo se aplican este tipo de impuestos para que
parte de la ganancia de los privados quede en la sociedad y se distribuya
para hacer políticas de vivienda y tierra para lo que no acceden al mercado.
(…) Los aspectos más importantes es que logramos que se pusiera el 5
% como un impuesto para que paguen los desarrollistas que hacen los
loteos dentro de la Ordenanza n.º 8060 destinados a los sectores con más
ingresos, el registro de familias postulantes para ser beneficiarias del banco
de Inmuebles, algo que nunca se ha hecho en Córdoba, que sepamos
cuántas son las familias que necesitan lote y vivienda, un consejo para que
participemos las organizaciones, entre otras cosas. (E13)
306
mover la reducción de la incidencia del precio del suelo en el precio total de
las viviendas construidas o a construir, como forma de regular y limitar los
procesos de valorización y especulación inmobiliaria. Se establece asimismo
que, las nuevas urbanizaciones a ser aprobadas por el Municipio, además de
las exigencias ya contempladas en las Ordenanzas n.o 8060/85 y 8606/91 y
sus modificatorias, deberán donar el cinco por ciento (5 %) de la superficie
parcelaria a fin de integrar el Banco Municipal de Inmuebles.
En el marco de la aprobación, se realizaron diversas movilizaciones y re-
clamos de las organizaciones promotoras, como así también se expresaron los
sectores desarrollistas fijando su rechazo a la norma. El diario La Voz del In-
terior refleja en una nota del 4 de noviembre de 2011 (Cámara, 2011), cómo
es vivenciada la sanción de la ordenanza: “Para alegría de las agrupaciones
de vecinos sin vivienda propia que manifestaron ayer en el Concejo (Túpac
Amaru, Aníbal Verón, Hogar Clase Media Mix y el Movimiento de Campe-
sinos)”. También en la nota periodística se da cuenta del comportamiento de
los bloques de concejales:
“La iniciativa fue sancionada con los votos favorables de 18 de los 30 ediles
presentes. Apoyaron los bloques del PJ, Frente Popular y Frente Cívico y
rechazaron el bloque de la Unión Cívica Radical (UCR), el Eva Duarte que
preside Olga Riutort. El bloque radical, cuyos integrantes se transformarían
en breve en funcionarios de la inminente gestión de Ramón Mestre (2011-
2015) ratificaban que la ordenanza no soluciona el problema de vivienda
y crea un impuesto encubierto y regresivo que va a terminar pagando la
gente que compre casas”.
307
Además, calificó la aprobación de “inoportuna”, ya que en pocas semanas asu-
mirán nuevas autoridades en la Municipalidad. La Ceduc mantuvo una clara
oposición a este impuesto que se proponía captar parte del plusvalor de los
proyectos urbanos privados y de esta manera redistribuir estos beneficios en
favor de una política que favoreciera el acceso al suelo urbano de los sectores
con ingresos insuficientes.
Durante el año 2012 continuó el reclamo de las organizaciones ante la
asunción del gobierno de Ramón Mestre hijo (2011-2015). Ante la no apli-
cación de la ordenanza y el reclamo de las organizaciones sociales para que se
implemente de inmediato, una nota en el diario La Voz del Interior del 8 de
abril de 2012 da cuenta:
(…) que el gobierno, la UCR mantiene su disconformidad con la ordenanza
a la que califica de “mamarracho”. Objetan que prevé comisiones muy
grandes y pasos burocráticos difíciles de concretar. “Está hecha a las
apuradas, bajo la presión de organizaciones de base”, afirmó De Juan
(exsecretario de Desarrollo Urbano y responsable de la aprobación de
los proyectos presentados por los desarrollistas). Y advirtió que el banco
generará falsas expectativas en la gente. “Se van a anotar en el padrón, pero
después no va a haber tierras disponibles”.
308
Debido a la no reglamentación de la ordenanza y al incumplimiento de
parte del Municipio en su aplicación para recaudar el 5 % a los desarrollistas,
es que se presentó un recurso de amparo por las organizaciones sociales que
reclamaron la vigencia de la Ordenanza n.o 11988/11 del Banco Municipal
de Inmuebles. En el marco del expediente judicial el municipio entregó a
la justicia un listado de inmuebles a los que se debería aplicar el 5 % ya sea
en parcelas de tierra o en dinero. Cito parte del texto del recurso de amparo
presentado durante el año 2016 por incumplimiento de la citada ordenanza
que fuera presentado por las organizaciones Hogar Clase Media Mix, Mutual
Carlos Mugica y Cooperativa Felipe Varela:
D.E.M. responde dando el listado de inmuebles a los que afecta la ordenanza
que suman la cantidad de 10.197.917,88 metros cuadrados. (…) Al faltar
escasos dos meses para que se cumplan 5 años de la sanción de la norma,
el intendente municipal no ha cumplido con su obligación de reglamentar
la misma, no ha exigido a ningún desarrollista la cesión del 5 % de las
parcelas o su valor en dinero, provocando un perjuicio en sus derechos
constitucionales, tanto para los vecinos en situación desfavorable o las
instituciones que los agrupan, que se pueden cuantificar en 509.895.89
metros cuadrados que debieron ingresar al “Banco de Inmuebles”, o lo que
traducidos en pesos y al irrisorio precio de $2.000 el metro cuadrado se
priva a sectores vulnerables y con derecho de acceso a la vivienda la suma de
$1.019.791.000 aproximadamente [monto que fue estimado para el año
2016]. (María Teresa García, Abogada patrocinante del Amparo 2016).
309
El pasado jueves 9, tras escuchar los argumentos del municipio y de los
amparistas, la Cámara Contencioso Administrativa abrió un paréntesis
hasta el 27 de diciembre e instó a las partes a negociar alguna salida. (…)
Los amparistas (Hogar Clase Media Mix y Mutual Carlos Mugica, entre
otros) quieren reflotar el BMI y dotarlo de lotes y recursos para destinar
a vivienda social. Apuestan a la movilización, con apoyo de los sacerdotes
Mariano Oberlin y Horacio Saravia.
310
La Multisectorial por la implementación del Banco de Inmuebles, que se
dio cita en el recinto, sostuvo que esta sanción “sólo provoca una mayor
vulnerabilidad de los derechos de acceso a la tierra y la vivienda de familias
cordobesas que están excluidas del mercado inmobiliario”.
311
inmuebles”, donde reduce los aportes de los desarrollistas del 5 % al 2 % so-
bre las superficies loteadas y la hace restrictiva al año 2011.
(…) esta Ordenanza (11988) surgió por el reconocimiento de esta
problemática por parte de la sociedad civil y fue puesta nuevamente en
debate por las organizaciones civiles y no por el Estado que tiene que ser
el que resguarde los derechos de todos los ciudadanos, inclusive nosotros
como movimientos sociales estamos buscando un diálogo con el Estado,
que es el que tiene que garantizar nuestros derechos a la tierra y la vivienda.
(…) la única explicación es que no hubo voluntad política por un lado
de cobrar ese 5 % y por otro lado... bueno el municipio no tuvo ningún
programa social habitacional concreto; cuando uno piensa del año 1983 a
esta parte la municipalidad construyó 3 mil viviendas en todo este periodo
en más de 33 años, o sea ni 100 viviendas por año por una ciudad que
tiene déficit extraordinario; entonces la verdad que nunca fue un tema
que el municipio lo priorizara. (…) la ciudad de Córdoba tiene el radio
urbano más grande del mundo 24 x 24 kilómetros, o sea que cuando le
quieren aprobar a los grandes grupos desarrollistas sus loteos se amplía
en las 1000 hectáreas o sea en 11.000.000 metros cuadrados según ellos
mismos informan, en sus proyectos, digamos cómo el municipio también
no va a prever que dentro de este casco urbano podemos pensar zonas
donde se desarrollan programas de lotes con servicios que es básicamente lo
que tiene que generar esta ordenanza, digamos que los cordobeses puedan
comprar al precio social un lote en la ciudad de Córdoba y no tener que
emigrar o vivir resignado, o tomar tierra, o vivir en una villa.
312
11988 dio lugar a la sanción de la Ordenanza n.o 12614/16, crea la Reserva de
Inmuebles con destino social, que reduce el aporte de los empresarios al 2 %:
En el amparo la justicia reconoce que se están vulnerando los derechos de vecinos
cordobeses, porque el municipio no está implementando la ordenanza y hoy
estamos ahí en cuanto a la cuestión estrictamente jurídica, logramos frenar la
derogación total de la ordenanza y el municipio tuvo que sancionar una nueva
ordenanza con distinto nombre donde solo cambia dos cosas, reduce del 5 % al 2
% el impuesto para beneficiar a los desarrollistas y la hace retroactiva, lo cual para
nosotros es inconstitucional. (E13)
313
d. El promotor de la urbanización podrá acordar con la comisión de
Reserva de Inmuebles con Destino Social, la ejecución de obras de
infraestructura, por un monto equivalente al de la tierra a aportar,
con el fin de urbanizar loteos promovidos por el Estado, o urbani-
zaciones sociales existentes, o a desarrollarse que acrediten de forma
fehaciente la titularidad de la tierra.
314
zación. En el marco de estos acuerdos la organización identificó terrenos que
fueron adquiridos por la Diprovi en donde se realizó el loteo y la provisión de
las obras de infraestructura.
Los terrenos se seleccionaban en base a las necesidades de ubicación. El
sistema era que íbamos, hablábamos con los dueños, ellos hacían una oferta
al Ministerio de Obras Públicas y este lo compraba. Uno fue expropiado
por la Provincia, Valparaíso. Teníamos toda la información porque la
buscábamos a través de inmobiliarias, y muchos, al vernos por los medios,
venían a ofrecernos tierras. Los vecinos del entorno estaban expectantes
porque no sabían bien ni quiénes éramos, ya que por la participación en
los medios estábamos sobrevaluados. (…) En 2013 firmamos el convenio
donde se nos entregó la posesión de 3 macrolotes: Boulevares para 196
familias, Lagunilla para 136 y Valparaíso para 111. Siempre intervino la
Provincia a través del Ministerio de Obras Públicas, Dirección de Vivienda.
Las tierras fueron dadas en venta en cuotas a 25 años con escritura. Cuando
nos quisieron entregar los macrolotes les exigimos la infraestructura.
Hicieron cordón cuneta agua y luz. (E19)
315
5.5.5. La apropiación comunitaria del plusvalor de la renta urbana en las
estrategias de producción social de suelo urbano
Con relación a las gestiones con los gobiernos municipales, donde más
avance se identifica fue en la ciudad de Villa María:
En Villa María, armamos la Ordenanza del PASU (Programa de Acceso
al Suelo Urbano) fue muy importante porque se empezaron a lotear 20
hectáreas para 420 familias a un precio más social, la ordenanza es un
antecedente muy importante, porque no hay muchas de este tipo en
Córdoba. (E18)
316
la región metropolitana del Gran Córdoba buscan terrenos para avanzar con
un loteo, ante las dificultades de conseguir tierras a costos accesibles en la
ciudad de Córdoba:
En la ciudad de Córdoba no se conseguía tierra urbana y a precio que
pudieran pagar los compañeros, toda la tierra urbana se la apropiaron los
desarrollistas, por eso avanzamos con un predio en Río Ceballos en el año
2012. (E18)
Con el Municipio de Río Ceballos, logramos que el intendente en el año
2013, nos permitiera que los lotes mínimos según el uso del suelo eran de
500 metros cuadrados, pero que resultaban muy costosos para nuestros
afiliados se pudieran dividir en 2 PH, de esa forma pudimos generar lotes
de 10 m, 25 m, es decir de 250 metros cuadrados, y así se logró hacer un
loteo social en una zona muy bien categorizada por el valor de la tierra.
(E05)
317
agilicen trámites o por gestiones de equipamiento comunitario:
Intentamos gestionar en la Diprovi, recursos para que nos financiaran alguna
infraestructura, pero no tuvimos ninguna respuesta, solo se limitaban a
los programas que tenían financiamiento bancario con créditos UVA,
pero nosotros no acordamos con esas tasas indexadas, también estaban
implementando el Lotengo y le propusimos que nos dieran un encuadre
en esa operatoria, pero nos respondieron que no era posible porque la ley
solo permitía loteos que hace el Estado y no incluía a las organizaciones
sociales. (E05)
Pudimos concretar que nos hagan una escuela con los tres niveles en el
PROSSUR, en parte porque el ministro de Educación fue el secretario
general de UEPC y eso facilitó mucho toda la gestión. (E05)
318
(…) se creó el Programa Presupuestario “Coordinación de Proyectos
Sociocomunitarios”, en la Secretaría de Coordinación Interministerial de
la Jefatura de Gabinete de Ministros, Presidencia de la Nación. A través de
este programa, se implementaron acciones que permitieran llevar a cabo
un relevamiento de todos los barrios populares del territorio nacional,
incluyendo los asentamientos y villas de todo el país. (Elorza, Rodríguez y
Monayar, 2019:55)
319
en el mismo municipio. El RENABAP, partiendo del relevamiento de
Techo, prácticamente coincide en número y localización con los casos que
registra. (2019:60)
37
Ver: http://www.derechofacil.gob.ar/
320
Señalan Elorza, Rodríguez y Monayar, que en el marco del decreto
358/17:
(…) se creó la Mesa Nacional de Coordinación de Barrios Populares, bajo
el ámbito de la Jefatura de Gabinete de Ministros, cuyas funciones estarían
orientadas a la generación de condiciones para viabilizar las estrategias de
integración urbana de estos barrios, en coordinación con los gobiernos
provinciales y locales y las empresas de servicios públicos. (2019:56)
321
crea el Renabap, ahora sabemos cuántos asentamientos hay y que más de
4.000.000 de argentinos viviendo con déficit de títulos, vivienda, agua,
cloacas, y todo lo que un barrio necesita. (E20)
322
(…) después sacamos la ley de Integración Socio Urbana que se sancionó
en el 2018, y que es fruto de la lucha de los movimientos populares,
avanzamos en la suspensión de los desalojos, en la expropiación de las
tierras del Renabap… en la contratación del 25 % de la mano de obra
de las tareas que hay que ejecutar en cada barrio para que estén a cargo
de la economía popular, es una ley como nunca antes existió, la peleamos
en la calle con cientos de movilizaciones en todo el país, miles y miles de
compañeros y compañeras en la calle, el día que se aprobó llenamos con
300000 personas frente al Congreso Nacional, esta es nuestra conquista, a
pesar de que no está reglamentada seguimos luchando para que se empiece
a implementar urgente. (E20)
323
de no ser desalojados por la fuerza y la igualación en el acceso a los servicios
públicos y equipamiento urbano al resto de la ciudad.
El artículo 1 de la ley declara de interés público el régimen de integra-
ción sociourbana de los barrios populares registrados en el RENABAP. Define
qué debe entenderse por integración social y urbana para que ningún gobier-
no adopte ningún modelo de reurbanización en forma arbitraria y parcial
como ha sucedido, por ejemplo, en la Ciudad de Buenos Aires cuando adoptó
el modelo Medellín, o el peruano que consistía solamente en entregar títulos
de propiedad. Para definir la integración sociourbana se adoptó el criterio que
durante décadas han impulsado los movimientos villeros y territoriales.
En la ley se entiende por integración sociourbana, al conjunto de accio-
nes que de manera progresiva, integral, participativa y con enfoque de género
y diversidad estarán orientadas a:
1- Mejora y ampliación del equipamiento social y de la infraestructura
2- acceso a los servicios, el tratamiento de los espacios libres y públicos, 3-
eliminación de barreras urbanas, la mejora en la accesibilidad y conectividad,
el saneamiento y mitigación ambiental, 4- fortalecimiento de las actividades
económicas familiares, 5- redimensionamiento parcelario, 6- seguridad en
la tenencia, 7- regularización dominial, entre otros aspectos.
325
Capítulo 6.
Algunas conclusiones y lecciones
327
que se expresa en la ejecución de políticas redistributivas desde el año 2003
que producen una mejora social y económica, en este periodo es cuando más
se destacan las tomas de tierras, y se identifica la ausencia de políticas públicas
según las personas entrevistadas; al tiempo que desde las organizaciones se
denuncia que las políticas de los gobiernos favorecen procesos de mercantili-
zación y negocios privados en el mercado inmobiliario que contribuyeron a
incrementar el precio de los lotes.
Estos aspectos denunciados por las personas entrevistadas son coinci-
dentes por los señalados en los estudios realizados por Wagner (2014) quien
analiza las políticas habitacionales del gobierno nacional del periodo 2003-
2015, y señala que la fuerte inversión pública en la extensión de redes, pavi-
mentos y equipamientos sociales, al no articularse o no desarrollarse asociado
a otros instrumentos de política fiscal y urbana, contribuyó a agravar el pro-
blema habitacional por no abordar la accesibilidad social al suelo urbano.
A nivel provincial:
– Limitada asignación de fondos del presupuesto provincial para de-
sarrollar una política habitacional con autonomía financiera.
– Dependencia de fondos nacionales, en el caso de los fondos FONA-
VI como parte de los pactos fiscales se destinó un porcentaje para
gastos corrientes.
– Pérdida de autarquía del IPV y de la administración autónoma de
fondos.
– Desarticulación de las operatorias destinadas a cooperativas y orga-
nizaciones sociales.
– Las escasas políticas habitacionales implementadas por el Estado
provincial respondieron a una lógica sectorial, sin una perspectiva
multidimensional e integral (Barreto, 2008). Las operatorias nacio-
nales implementadas en Córdoba estuvieron atravesadas por con-
flictos políticos entre las jurisdicciones que, en algunos casos, como
328
el programa Federal II (16.000 viviendas) llevó a que no se ejecutara
o que en el Promeba su ejecución fuera muy limitada.
– La dependencia del financiamiento internacional mediante los cré-
ditos del BID (Promeba n.º 940 y Programa Crédito BID n.º 1287
y n.º 1765 OC/AR), fue una de las características de las interven-
ciones en los sectores sociales habitantes de villas o asentamientos
irregulares.
– Estas acciones habitacionales financiadas con créditos internaciona-
les tuvieron una focalización que restringió el acceso a otras pobla-
ciones que no reunían los requisitos de los créditos. Los proyectos se
caracterizaron por tener la lógica de las políticas compensatorias en
el marco del modelo neoliberal, tal como lo señalan Barreto (2007)
y Wagner (2007).
– Otra de las características de estas operatorias fue la modalidad de
obra pública y llave en mano, que solo promovieron una participa-
ción restringida de los pobladores en aspectos relativos al acceso a
la información y en algunos casos, debido a procedimientos esta-
blecidos en los reglamentos operativos de los créditos del BID, las
organizaciones participaron del diseño o fueron consultadas en los
proyectos –como es el caso del Promeba– pero no en su ejecución,
la que quedó a cargo de empresas privadas.
– En la investigación se constató la inexistencia de programas per-
manentes y de acceso universal para el acceso al suelo urbano (lotes
con servicios) y vivienda en los tres niveles de gobierno, destina-
dos a sectores de la economía informal con ingresos insuficientes, o
desempleados.
A nivel municipal:
– La agenda del hábitat popular estuvo ausente en la Municipalidad
de Córdoba por lo que no afectó partidas presupuestarias, para pro-
ducir lotes con servicios y vivienda. En este marco no gestionó fon-
dos provinciales y nacionales específicos de vivienda y hábitat.
– Se limitó a participar en relocalizaciones de las familias que afec-
taban la obra pública y a apoyar a las intervenciones del gobierno
provincial.
– No desarrolló programas de mejoramiento barrial.
– No realizó acciones preventivas frente a loteos fraudulentos.
329
– Limitada ejecución de ordenanzas para regularizar loteos.
– Rol activo en la ejecución de obras de infraestructura y flexibiliza-
ción de normativas para garantizar inversiones privadas en el ámbito
habitacional con fines comerciales.
330
6.1.2. Políticas públicas de uso del suelo: garantes de las rentas de los grupos
privados
331
Entre las consecuencias que fue generando este proceso de mercantili-
zación y concentración de la tierra urbana, resultó significativo el aumento
de los valores de la tierra urbana, lo que terminó operando como un factor
inhibidor y de exclusión para los sectores sociales (con ingresos informales y
formales) para acceder a lotes con servicios producidos por los sectores pri-
vados. Estas limitaciones, desde las personas referentes de las organizaciones
son señaladas como imposibilidades para: “pagar un alquiler”, “comprar un
lote” o “acceder a una vivienda”, situaciones que son reiteradas en cada una de
las experiencias reconstruidas y que muestran las asimetrías entre los ingresos
familiares y las ofertas del mercado inmobiliario. Así se confirma lo señalado
por Monayar (2011, 2014, 2018) en sus estudios que vinculan los ingresos
con los precios de los lotes.
Estas condiciones fueron configurando un escenario que promovió el
desarrollo de estrategias de acceso al suelo urbano, ya sea mediante la disputa
desde las organizaciones ante el Estado para la generación de políticas públi-
cas, o a través de estrategias informales como las tomas de tierras, ocupaciones
de lotes, o por incorporación de más población habitando en villas. La nula
presencia del Estado municipal de Córdoba y la intervención restringida del
Estado provincial en el desarrollo de políticas de producción de suelo urbano
para generar lotes con servicios, ha sido funcional al proceso de intervención
hegemónico desarrollado por los sectores denominados desarrollistas, con las
consecuencias en los altos valores de la tierra urbana.
6.2. Conclusiones sobre las estrategias de acceso al suelo urbano y las relaciones
con las políticas habitacionales
332
tomas de tierras, asentamientos. Esto queda evidenciado en los estudios sobre
el proceso de crecimiento poblacional registrado en Córdoba Capital donde en
1970 existían 801771 habitantes, y según datos oficiales de la Municipalidad
había una superficie de 29.054.788 metros cuadrados edificados, mientras que
para el año 2001 la población era de 1.276.814 habitantes con una superficie
de 48.311.941 metros cuadrados construidos, reflejando un incremento de un
poco más del 60 %, lo que demuestra que aumentó la superficie cuadrada edi-
ficada en la misma cantidad que la población, aunque la población habitando
en villas en ese mismo periodo aumentó un 450 % según las fuentes consul-
tadas que se reflejan en la Tabla n.o 9. Estos datos van registrando el proceso
de mercantilización del acceso a la vivienda y las inversiones en el mercado
inmobiliario con destinos especulativos, más que a atender la demanda social
habitacional.
Ahora bien, si además se consideran los proyectos de relocalización de
familias, existe un aumento significativo de población viviendo en villas; si se
observa la reducción de la cantidad de villas y de la población a partir de la
ejecución del programa MCMV entre los años 2003-2010, lo que generó que
se pasara de 134 villas en el año 2000 a 75 villas después de la intervención del
Programa MCMV, según datos del Ministerio de Desarrollo Social, se produjo
una reducción de 19.000 familias (año 2000) a 10.000 familias aproximada-
mente (año 2010). Esta información es coincidente con lo publicado por el
diario La Voz del Interior donde se señala, haciendo referencia a los estudios
sobre villas, que:
El más relevante fue el del Servicio Habitacional y de Acción Social (SEHAS), una
organización no gubernamental (ONG) de trayectoria amplia en el monitoreo de
las villas miseria: el estudio revela que el porcentaje de la población de la Capital
que habita en asentamientos marginales se redujo del 8 % al 4,7 % entre 2001
y 2007. Se trata de 40 mil personas menos en condiciones de marginalidad y
hacinamiento: son exactamente las trasladadas a los nuevos barrios. (Guevara,
2008:17)
333
dología de medición, y teniendo en cuenta que para el año 1992 se relevan
83 villas, asentamientos, toma de tierras y 12000 familias aproximadamente
y descontando las familias relocalizadas por el programa MCMV, se calcula
y solo a modo estimativo que en el periodo de estudio (1991-2917) se han
incorporado al menos 14.500 familias a lo que se denomina villas de emer-
gencia, en los asentamientos o tomas de tierras.
Coincido con Monayar (2014) en que estas experiencias expresan una
dimensión de la informalidad urbana habitacional, ya que no han sido ini-
ciadas como loteos a partir de la normativa vigente y por el contrario, son
producto de ocupaciones de tierras; y la normativa sobre las mismas ha tenido
limitaciones estructurales para ser enmarcadas en las ordenanzas vigentes a los
fines de desarrollar procesos de regularización urbano dominial.
Al reflexionar sobre las denominaciones que adquiere esta estrategia en
sus subtipos (Villas/Asentamientos/Tomas de tierras), observé que estas no
están diferenciadas en la mayoría de los trabajos cuantitativos de relevamiento
a los que se ha podido acceder, y solo en la tesis de Monayar (2014) se identi-
fican a las tomas de tierras desarrolladas hasta el año 2010. Por otra parte, las
tomas de tierras planificadas que fueron relevadas comienzan a desarrollarse
en la década del 80 y continúan durante los años 90 y en la primera década
del siglo XX, coincidiendo con lo señalado por Marklen (1997).
Al analizar las entrevistas y los discursos de las personas surgen diferen-
cias claras respecto de los procesos de urbanización que surgieron como tomas
de tierras planificadas, y desde un principio disputaron por la regularización
dominial y ordenamiento urbano, como son las estrategias de las cooperativas
La Unidad, Arpeboch, y Felipe Varela, entre otras. Por otra parte, en asenta-
mientos que se autoidentifican como villas, y que surgieron en las décadas del
40 y 50 del siglo XX sin planificación, una parte de su población se organizó
con el fin de reasentarse, y conformaron agrupaciones con formas jurídicas,
como los casos de la Mutual Bajo Yapeyú y Cooperativa 24 de Septiembre
entre otras. Sus estrategias se centraron en la gestión de la compra de terre-
nos fuera del polígono del asentamiento, y en la construcción de planes de
vivienda. Estas diferencias en las estrategias permiten reflexionar en qué me-
dida el origen y la forma que tuvo el proceso de gestación del asentamiento,
predisponen de distinta manera a los habitantes de las denominadas villas de
aquellos que habitan asentamientos que surgen de manera planificada.
En el caso de las villas siempre está presente la posibilidad de la relocali-
zación, ya sea por una política pública o por la expectativa de la autorrelocali-
334
zación familiar o grupal. Mientras en las tomas de tierras planificadas se pro-
ponen desde sus inicios la integración urbana y social, y esto lo plasman en su
planificación para no cargar con el estigma de la Villa, como fue señalado en
la experiencia de Ampliación Pueyrredón, Felipe Varela, Arpeboch, Unidad,
y otros, lo que me lleva a coincidir con Merklen (1997)38 razón por la cual
los asentamientos buscan diferenciarse de aquella categoría social que aparece
como la más fuertemente estigmatizada. Es por este riesgo de construcción
de identidad negativa que en las entrevistas a las personas que protagonizaron
tomas de tierras, la construcción de un barrio con planificación y la organiza-
ción para poder respetar la configuración urbana fue muy importante, coin-
cidiendo estas formas de organizar el territorio y a la población. La reflexión
de Merklen “El asentamiento es una acción colectiva orientada por una bús-
queda de integración social y de defensa de una identidad amenazada por los
procesos de desafiliación y empobrecimiento que afectan a sus miembros”
(1997:3), coincide con lo señalado por las organizaciones relevadas cuando
refieren que sus objetivos están vinculados al reconocimiento como barrio y
a la integración con el entorno. Este posicionamiento en busca de regularizar
la toma de tierras de parte de las organizaciones permitió procesos de nego-
ciación para la expropiación o compras de las tierras para avanzar en las urba-
nizaciones (Cooperativa La Unidad, Arpeboch, Felipe Varela; mientras otros
están en ese proceso al final de esta investigación: Ampliación Pueyrredón o
Comunidad Marta Juana González).
Los movimientos populares impulsaron una nueva denominación y
esto quedó expresado en el Renabap y la Ley de Integración Urbana y Social,
donde se avanzó en la denominación “Barrio popular”, como una forma su-
peradora de las palabras estigmatizantes de “villas” y “asentamientos”. Con
esta denominación se pone en términos de valoración positiva las estrategias
populares de acceso al suelo urbano, más allá de las formas que fueron adqui-
riendo. Este proceso es muy reciente y seguramente en futuros estudios será
importante evaluar el impacto que tendrán políticas como el CVF (Certifi-
cado de Vivienda Familiar) y la regularización urbano dominial en el marco
de la normativa citada precedentemente, y las percepciones de las familias y
el entorno inmediato donde se encuentran los “Barrios populares”, a los fines
de evaluar en qué medida se generan procesos de integración urbana y social,
disminuyen los estigmas y segregación sobre este sector.
Merklen señala “(…) la villa es en la Argentina el equivalente de la favela brasileña y aparece
38
fundamentalmente como una referencia negativa dentro de las representaciones urbanas, expre-
sando el ámbito de residencia de una población considerada ‘marginal’”. (1997:3)
335
Entre los objetivos me propuse identificar las relaciones que establecie-
ron las estrategias y en particular estas que en el trabajo he denominado villas,
asentamientos, tomas de tierras con las políticas públicas de regularización ur-
bano y dominial. Las diversas normas dan cuenta de las disputas por instalar
en la agenda pública la cuestión de la regularización dominial de estrategias
informales y/o irregulares de acceso al suelo urbano, como se constató en los
capítulos 3, 4 y 5, en donde se identifican las acciones de los colectivos so-
ciales para la sanción de ordenanzas, decretos, leyes provinciales y nacionales.
Entre las acciones que desarrollan algunas organizaciones que logran
avanzar en procesos de regularización de terrenos ocupados, se encuentra la
expropiación de terrenos mediante la intervención de la Legislatura Provincial
(Asentamiento General Savio, Cooperativa La Unidad, Villa El Bordo). En
relación a la ejecución del Promeba en los asentamientos informales, los datos
consultados mostraron que es limitada su implementación con relación a la
cantidad de asentamientos existentes en Córdoba.
En los relevamientos constaté que el Estado provincial intervino a partir
de situaciones judicializadas de desalojos de familias ocupantes. Las experien-
cias relevadas de manera directa y que fueron atravesadas por estos procesos
de judicialización, desarrollaron estrategias colectivas y pudieron generan ins-
tancias de negociación con el Estado o con los propietarios de los terrenos
ocupados, como es el caso de las cooperativas Dignidad y Libertad y Felipe
Varela. Además, hay ejemplos de que estos procesos de acuerdos o negocia-
ciones solo se dieron a partir de las demandas de las organizaciones y en nin-
gún caso esta intervención estatal (provincial) se dio por una política pública
activa para regular e intervenir frente a estos conflictos urbanos. Muy por el
contrario, son las demandas expresadas en movilizaciones, cortes de calles,
reflejadas por los medios de comunicación, las que desencadenan estas inter-
venciones estatales aisladas, que no logran transformarse en una política acti-
va de carácter universal disponible frente a otras situaciones, a pesar del marco
jurídico existente, y especialmente lo fijado por la Ley n.o 5288 en su capítulo
4 que establece la declaración de utilidad pública y posterior expropiación de
los terrenos ocupados por asentamientos villeros. Recién con la sanción de la
ley n.o 27453 se produjo una suspensión de los desalojos y fue el inicio de la
regularización y urbanización.
Con relación a la segregación urbana y social, en la experiencia de la
Cooperativa Arpeboch, que logró la escrituración de las viviendas durante el
periodo de investigación, se evidencian dificultades para superar el estigma de
336
la segregación. Estas limitaciones de los programas de regularización urbano y
dominial coinciden con lo señalado por Clichevsky (2000) y Barreto (2008)
acerca de las limitaciones de estos programas al estar desvinculados de inter-
venciones integrales.
Entre la conclusión referida a la situación de los loteos fraudulentos
de Nuestro Hogar II y III, se desprende que la Municipalidad de Córdoba
no previno este tipo de estafas a las familias. En tal sentido no existieron
oficinas de asesoramiento tanto en la sede central del Municipio como en los
CPC, donde se informara acerca de los loteos aprobados y en condiciones
para su comercialización, entre otras medidas que pudieron haber evitado
estas situaciones.
Las conclusiones que surgen en el estudio de las estrategias de ocupa-
ciones de lotes individuales, están referidas a que este tipo de estrategia tiene
escaso tratamiento a nivel de las investigaciones sobre hábitat, carecieron de
visibilidad y tampoco ocupan un lugar relevante en la agenda pública habita-
cional, a pesar de su volumen significativo del que doy cuenta en esta inves-
tigación. Se expresan como estrategias de familias que ocupan lotes vacantes,
sin pretensiones de que sean visibles, y en algunas situaciones logran colecti-
vizarse como es el caso de la Cooperativa Unión Latinoamericana.
En relación a las políticas públicas, desde esta investigación concluyo, a
partir del relevamiento y análisis, que la no aplicación de la ley n.o 24374 por
parte del Gobierno provincial fue producto de una falta de voluntad política
condicionada o generada por los intereses relacionados a grupos corporativos de
abogados, escribanos y propietarios de tierras, que resistieron la aplicación de
esta norma. La falta de aplicación de la ley n.o 24374, contribuyó a la segrega-
ción urbana y social. En estas ocupaciones de manera individual no existe una
diferenciación física clara entre ocupantes de hecho y titulares dominiales, pero
el solo hecho de ser ilegal es una condición de segregación relevante respecto al
resto de la población.
La creación del Renabap y la ley n.o 27.453 de regularización dominial
para la integración sociourbana, son un avance importante en el campo de
las conquistas de los movimientos populares. En tal sentido acuerdo con lo
señalado por Elorza, Rodríguez y Monayar (2019) que señalan que de algu-
na manera esta ley expresa una situación contradictoria, por una parte, es la
oportunidad de generar mejoras en la calidad de vida mediante la urbaniza-
ción de los barrios populares, y al mismo tiempo establece relaciones que re-
gulan el conflicto social. Desde mi perspectiva, y considerando la posición de
337
Borgianni y Montaño (2004), estas políticas son producto de lo que se refleja
cuando se procesan en las políticas públicas las correlaciones de fuerzas que
tienen los diferentes actores en el escenario estatal.
Otro aspecto que surge de la revisión de las normas referidas a la regula-
rización urbano dominial, es que no han operado como un programa integral,
y que cada una de estas legislaciones y operatorias han tenido diferentes uni-
dades ejecutoras, sin un espacio de articulación formal y transversal, dentro
del mismo Estado o entre las dependencias de jurisdicciones estatales diferen-
tes. Por otra parte, los diversos niveles de gobierno no realizaron una difusión
adecuada para que la población conozca estas legislaciones, dificultando su
accesibilidad e implementación.
Del análisis que vengo realizando, se desprende que estas legislaciones
no han operado con presupuestos y solo se han utilizado en el marco de las
demandas que han generado las organizaciones y no como una oferta de po-
lítica universal que realiza el Estado para atender una situación de regula-
rización urbano dominial que está vinculada a una de las expresiones de la
informalidad habitacional. Por último, los resultados de los programas de
regularización dominial son muy limitados con relación a la magnitud de
la población viviendo en la informalidad e irregularidad urbano dominial.
Coincido con Wagner (2005) y Smolka (2003) entre otros autores trabajados
en esta investigación, de que estas urbanizaciones informales son productoras
de mercados informales del suelo, ya que muchas familias al no poder regu-
larizar y obtener las escrituras, realizan las cesiones, transferencias, ventas en
un marco de informalidad y a precios que tienen otras lógicas diferentes a las
del mercado formal.
Como respuesta a este fenómeno, y de acuerdo con Sepúlveda Ocampo
y Wagner (2006), las políticas habitacionales públicas se encuentran atrave-
sando una importante transición con una significativa presencia de los pro-
gramas de regularización urbana y dominial, aunque todavía no se observan,
según esta investigación, resultados relevantes.
338
propias organizaciones. Desde el año 2003 no se otorgan subsidios o cesiones
de terrenos a organizaciones comunitarias: ese momento coincide con el auge
en los procesos de desarrollo inmobiliario y mercantilización del suelo en
Córdoba.
Los loteos iniciados por organizaciones, con algún grado de aportes del
Estado, se encuentran en situación de irregularidad urbana, salvo dos de los
casos estudiados que han obtenido la aprobación del loteo. Los gobiernos pro-
vincial y municipal no han desarrollado políticas activas para poder culminar
con la aprobación de los loteos de las organizaciones iniciados en el marco de
la Ordenanza n.o 8060. Esta inacción estatal ha retroalimentado situaciones
de irregularidad e informalidad dentro de los mismos planes de vivienda, que
se expresan en ocupación de espacios verdes y comunitarios, la modificación
de las superficies mensuradas, etc., tal como lo describen las personas entrevis-
tadas cuando dan cuenta de la necesidad de actualizar mensuras, entre otros
aspectos que también son señalados por otros estudios como los de Monayar
(2014).
Al analizar las razones de este fracaso de la política pública, se observa
que la sanción de las Ordenanzas n.o 10374 y n.o 11687 solo trató de norma-
tivizar procesos de hábitat popular desarrollados, sin ninguna política pública
destinada a apoyar las necesidades para efectivizar la aprobación de los loteos.
En tal sentido, a pesar de haber flexibilizado algunos requisitos, no dispuso
de presupuestos para realizar o completar las obras de infraestructura básica
como las de agua, cloacas, luz, vial, o las mensuras, ya sea desde el área de pla-
neamiento y catastro municipal, o en convenio con los Colegios de Ingenieros
Civiles y Agrimensores. Por otra parte, tampoco apoyó a las organizaciones
para que pudieran normalizar sus estados contables para mantener al día sus
matrículas y personerías jurídicas, pudiendo desarrollar este tipo de acciones
desde la Dirección de Cooperativas del Municipio o en acuerdo con el Estado
provincial. Es decir, no se observaron ningún tipo de políticas activas, dejan-
do librado el armado, completamiento de los expedientes y cumplimiento de
todos los requisitos a las posibilidades de las organizaciones. Así el Municipio
se constituye en un Estado totalmente ausente, a diferencia del rol activo que
ha tenido para facilitar las inversiones privadas, como quedó demostrado en
el capítulo tercero.
Entre las reflexiones de las personas entrevistadas referentes de las or-
ganizaciones sociales, se señaló que el cursograma municipal previsto para la
aprobación de los loteos fue otro obstáculo, además de la falta de personal
339
capacitado para comprender procesos de hábitat informal/irregulares, ya que
es la misma oficina la que dictamina sobre la aprobación de loteos de barrios
privados u otros emprendimientos comerciales, y la que debe intervenir con
los loteos de interés social declarados por la Ordenanza n.o 8060. Monayar
(2014) señala que los instrumentos legales y jurídicos utilizados en el Munici-
pio de Córdoba para la regularización de la informalidad habitacional presen-
tan una rigidez y falta de atención de las particularidades de cada tipología y
de cada caso dentro de ellas, que requiere de adecuaciones mediante decretos
reglamentarios y vías de excepción para todos aquellos casos que no se desa-
rrollan por la vía formal.
Desde la posición de Clichevsky (2000), y considerando las expresiones
de las personas entrevistadas en relación a lo que perciben de los procesos de
segregación, se advirtió que la no aprobación de los loteos operó como un fac-
tor generador de nuevas informalidades y segregación. Algunas de las personas
entrevistadas señalaron que en los procesos habitacionales se generaron diversos
niveles de conflictividad con vecinos de la zona en la que se encuentran los
nuevos loteos, aunque la situación social problemática es caracterizada como un
eje transversal. La cuestión de la regularización urbana y dominial operó como
un límite en los procesos de integración urbana, tanto en la propia mirada de la
población que participa de estos planes de vivienda como en la de los sectores
del entorno donde se localizaron. Los aspectos relacionados a la segregación, no
se limitan únicamente a la cuestión urbana y el mejoramiento barrial, tal como
se evidencia en las entrevistas donde se retoman aspectos referidos al trabajo y
los ingresos (Clichevsky 2000), entre otras dimensiones que dan cuenta de una
falta de integralidad en las intervenciones teniendo en cuenta la perspectiva de
Barreto (2008). Al analizar los obstáculos, acuerdo con Smolka (2003) cuando
señala la incidencia y los costos que tiene la informalidad para la población que
habita estos espacios, y que se expresan en dificultades para conseguir trabajo,
acreditación del domicilio, el no acceso al crédito bancario por la no disponi-
bilidad del inmueble para ofrecerlo como garantía, la discriminación en los
medios de comunicación, entre otros aspectos.
340
do normas a nivel del Gobierno provincial y de la Municipalidad de Córdoba,
como son el decreto n.o 1357/06, Ley n.o 9453 y las Ordenanzas municipales
n.o 11711/09, 11761/10 y 6923/10, entre otros. Estos constituyen un con-
junto de normas que dan cuenta de avances importantes en el abordaje de la
cuestión referida a los costos que deben abonar las familias para acceder a los
servicios y sostener el pago de los impuestos y tasas. La accesibilidad a estos
servicios es muy dispar y no está garantizada por las políticas públicas. Su ac-
ceso depende según la situación en la que se encuentren las estrategias, mien-
tras que en los casos identificados como informales (villas, tomas de tierras,
etc.) existen redes precarias, sin regularizar o directamente algunas redes son
inexistentes. En casos que logran la regularización urbana, avanzan más en su
acceso. Sobre estos aspectos también es importante tener en cuenta que la no
adhesión en Córdoba al Renabap y la Ley n.o 27453 de Integración Urbana
y Social, y el escaso reconocimiento que tienen desde las políticas públicas el
CVF, tal como lo han expresado las personas entrevistadas, operó como otro
limitante a la hora de garantizar el acceso universal a los servicios básicos.
En los casos que se vinculan con loteos iniciados por organizaciones
mediante la compra de terrenos, y que cuentan con obras de infraestructura
básicas ejecutadas, las organizaciones dan cuenta de que han podido acceder
a las tarifas sociales de los servicios de agua, luz e impuesto inmobiliario
provincial, a través del Ente Regulador de los Servicios Públicos ERSEP,
pero no así ante el Municipio, donde se observan mayores dificultades para el
acceso a estas exenciones o tasas enmarcadas en la categoría social.
341
Algunas claves que se destacan, se expresan en la capacidad que tienen
los sectores sociales excluidos de las operatorias del mercado privado de or-
ganizarse (Di Virgilio, 2007) y autodirigir un proceso de urbanización so-
cial, donde se captan ahorros que las familias reorientan para ser destinados
a proyectos colectivos desde donde se desarrolla la producción social de suelo
urbano. Sobre esta capacidad aparece el capital social que poseen las organi-
zaciones como otro aspecto relevante, provocando que personas que buscan
orientar sus ahorros para el acceso a la vivienda depositen sus recursos en la
gestión de organizaciones de la economía solidaria. La articulación mutiac-
toral expresada en un modelo de gestión asociada entre mutuales, sindicatos,
asociaciones civiles, cooperativas, es otra de las claves de estos procesos. El
involucramiento de las personas socias en los momentos del proceso habita-
cional es otro de los aspectos diferentes al modelo de las operatorias privadas.
Este proceso que llevaron adelante las organizaciones se inicia mediante
la compra de macizos para una urbanización progresiva, y en una segunda
etapa la ejecución de las obras de infraestructura. La modalidad ha demos-
trado la capacidad de gestión de los grupos promotores de estos loteos, los
cuales adquirieron escalas de hasta 700 lotes con servicios, como es el caso del
loteo desarrollado por la UEPC y la Mutual Carlos Mugica. Sus capacidades
se expresan en el desarrollo del loteo, las gestiones y acuerdos para su viabi-
lidad social, técnica y financiera, y el desarrollo y ejecución de proyectos de
infraestructura, la administración de fondos colectivos, entre otras tareas que
demandan estas operatorias.
Como conclusión, al comparar los precios de los lotes en todos los lo-
teos relevados, los costos han estado por debajo de lo que en esos momentos
existían en el mercado inmobiliario. La relación entre los precios del mercado
y los valores de estas propuestas de producción social de suelo urbano ha sido
uno de los factores que facilitó que estos proyectos adquieran viabilidad según
describen las personas entrevistadas. Una de las claves en los costos de los lotes
está en los cambios de uso del suelo de rural a urbano, o las flexibilizaciones
para generar lotes en propiedad horizontal que les permitieron a las organi-
zaciones la apropiación social del aumento del uso intensivo de la tierra y de
su valor económico en términos de mercado, sin trasladarlo a sus asociados.
La eliminación de la renta que incluyen los proyectos privados y la apropia-
ción colectiva de los cambios normativos, marcan algunos de los caminos
por donde desarrollar las intervenciones de las políticas públicas, de manera
asociada con organizaciones sociales, en la producción social de suelo urbano
342
con destino a la vivienda familiar. En estos procesos aparece clave el rol de los
Estados locales, facilitando la flexibilización del marco normativo del uso del
suelo y actuar como promotor de procesos de participación ciudadana, desde
un modelo de gestión democrática en la producción de suelo urbano.
343
5) Ocupación individual
2014 7766 21,85
de lotes
6) Producción de suelo
urbano por autofinan- 2017 10 ( loteos) 2556 7,20
ciamiento comunitario
Total Familias 35611 100%
Fuente: Elaboración propia sobre la base de informes y fuentes consultadas.
344
adjudicados por el programa Lotengo, ya que el objeto de este trabajo de
investigación está centrado en las estrategias populares de acceso al suelo
urbano y su relación con las políticas públicas, y el Programa Lotengo
expresa una política diseñada desde el Estado.
5. Ocupación lotes individuales. Son datos de la ciudad de Córdoba, sumi-
nistrados por el Programa Tierras para el Futuro, Ministerio de Justicia
y DD. HH. de Córdoba. La ley 9150 fue sancionada en 2002, aunque
los datos que posee este registro son de ocupaciones previas y posteriores
a esa fecha.
6. Producción de suelo urbano por autofinanciamiento comunitario. Son
datos producidos por relevamientos propios, que incluyen además de
Córdoba Capital, loteos desarrollados en el área denominada metropo-
litana (Río Ceballos, Alta Gracia, Malvinas Argentinas, Juárez Celman).
6.2.6. Derecho al hábitat en el marco del derecho a la ciudad: una de las deudas
sociales de las políticas públicas
345
cara de esta situación, se destaca el gran volumen de estrategias de acceso al
suelo urbano con destino a la vivienda familiar que expresan diversas moda-
lidades de la producción social del hábitat, en distintas tipologías que fueron
identificadas en este estudio y que manifiestan una enorme capacidad de au-
togestión y autoproducción individual y colectiva. Esta capacidad de produc-
ción que demuestran las estrategias populares en relación a las intervenciones
estatales, es reafirmada por Rodulfo (2008) quien sostiene que más de la mi-
tad del patrimonio de viviendas existente ha sido producida por los propios
sectores populares. En esta misma perspectiva, y analizando desde Abramo
(2009) y Wagner (2005), sostengo que la producción del hábitat popular in-
formal es uno de los principales factores de crecimiento de las materialidades
inmobiliarias, y que al mismo tiempo dan lugar a nuevas instituciones margi-
nales, como son los mercados informales de tierras que en algunas situaciones,
por omisión y falta de ejercicio del poder regulador del gobierno municipal,
como fue constatado en esta investigación favorecen el surgimiento de los
loteos fraudulentos.
Estas limitaciones en las intervenciones del Estado para abordar y re-
solver la problemática del hábitat de amplios sectores populares, analizadas
desde Repetto (2003), expresan la falta de desarrollo de la capacidad estatal39.
A la luz de lo trabajado en esta investigación queda explícito que la cuestión
del acceso al suelo urbano con destino a la vivienda, no ha sido para la admi-
nistración del Estado en sus diferentes niveles uno de los problemas públicos
fundamentales. Como expresión de esta no asunción de la cuestión habita-
cional, tampoco el Estado desarrolló capacidades políticas y administrativas,
ni se observa otro de los componentes que Repetto (2003) identifica y que se
expresa en la capacidad de coordinación, la que ha manifestado serias dificul-
tades para establecer agendas en común entre los diferentes niveles de Estado,
en la superposición de funciones, como por ejemplo cuando el Estado pro-
vincial actuó en la ciudad de Córdoba interviniendo de manera directa y sin
ningún tipo de coordinación, asumiendo así las funciones propias del Estado
municipal según lo previsto en su Carta Orgánica.
Como contracara de lo señalado precedentemente, considero que existe
un activo muy relevante que se expresa en el capital social, técnico y político
“(…) como la aptitud de las instancias de gobierno para plasmar, a través de políticas pú-
39
blicas, los máximos niveles posibles de valor social dadas ciertas restricciones contextuales y
según ciertas definiciones colectivas acerca de cuáles son los problemas públicos fundamen-
tales y cuál es el valor social específico que en cada caso debiese proveer la respuesta estatal
a dichos problemas”. (Repetto, 2003:6).
346
que materializan las organizaciones sociales y las redes que han construido a
lo largo de todo el periodo, y en ese marco las relaciones de estas organizacio-
nes con las ONG, los espacios académicos, y sectores de la Iglesia Católica,
entre otros actores, han contribuido en el desarrollo de las estrategias de ac-
ceso al suelo urbano de los sectores en situación de pobreza y/o con ingresos
insuficientes.
347
ONG que se especializan en la cuestión habitacional. Otro momento rele-
vante es el que se identifica con las tomas de tierra durante la primera década
del siglo XXI y que confluyen en la conformación de diversos movimientos
y redes que derivan posteriormente en la CTEP, la CCC y el Movimiento
Barrios de Pie y en lo que se denominó el “Triunvirato de San Cayetano”. Un
aspecto importante son los vasos comunicantes y los aprendizajes que se van
trasmitiendo entre las experiencias, ya que algunos de estos actores o colecti-
vos participaron de las diferentes estrategias y esto permite una transferencia
y socialización de saberes.
Los procesos de articulación permitieron recuperar saberes, mejorar las
articulaciones sectoriales que expresaron procesos de unidad en la diversidad,
con nuevas capacidades para organizar, movilizar, interpelar, producir, pro-
poner e instalar en la agenda pública sus necesidades habitacionales. Estos
movimientos populares, se distinguen por su volumen en cuanto a la cantidad
de organizaciones y familias que agrupan, sus capacidades de movilizarse y
construir alianzas, lo que les permiten constituirse en representantes reconoci-
dos por el Estado y protagonizar procesos de negociación y concertación. Esta
conclusión, encuentra referencia empírica en la construcción de propuestas
para presentar al Estado tanto en el Poder Ejecutivo como en los ámbitos le-
gislativos, que se materializaron en la gestión de los proyectos habitacionales,
tanto en la producción de suelo urbano, urbanizaciones sociales, construcción
de infraestructuras, equipamientos y viviendas y en la presentación y gestión
para la aprobación de leyes.
La posibilidad de problematizar estas cuestiones, les permitió a los mo-
vimientos populares tener la capacidad para incidir en el proceso de estable-
cer y construir el estatuto político de las necesidades habitacionales (Fraser,
1991). En este mismo sentido, al mirar estas prácticas desde Cunill Grau
(1997), es posible reconocer cómo estos procesos fueron moldeando en cada
coyuntura un corrimiento de los agentes sociales privilegiados del monopolio
exclusivo de la definición de la agenda social, de manera tal que estas expe-
riencias permitieron instalar en la agenda de las administraciones estatales
demandas construidas desde los colectivos sociales. En estas construcciones
la relación con los medios de comunicación masiva, especialmente con los
medios comunitarios, permitió procesos de visibilización de las prácticas de
los colectivos barriales (Morales, 2009). Las experiencias de comunicación
popular son referenciadas en los procesos de la UOBDS y la CTEP, por la
posibilidad de construir legitimidad, y posicionar a los colectivos populares
348
en los procesos de disputa de agendas en el campo de las políticas públicas
habitacionales.
Durante el periodo de estudio (1991-2017) identifiqué tres experien-
cias que se destacaron en su capacidad de interpelar e instalar la agenda del
acceso al suelo urbano ante el Estado municipal, provincial y nacional.
En términos cronológicos, la experiencia de la UOBDS en alianza con
las ONG y la MCPS (1992-1999) logró construir una acumulación de fuer-
zas (Oszlak, 1992), que permitió a este proceso generar “poder de presión”
para “ser escuchados”, cambiando la lógica de la relación de las organizaciones
sociales que se nuclearon en la UOBDS, impactando esta relación central-
mente con el Estado provincial y en menor medida con la Municipalidad de
Córdoba y el Gobierno Nacional. Esta modalidad de concertación impactó
de manera diferenciada según el proceso particular de cada organización. Para
quienes recién estaban comenzando con los procesos de organización para
abordar la cuestión habitacional, esta articulación se constituyó en espacio
clave de intercambio de experiencias, asistencia interorganizacional que les
permitió desarrollar procesos más “institucionalizados” a poco de iniciarse los
mismos. En este sentido, ganaron tiempo a partir de la expertise que otros
proyectos ya habían desarrollado, y pudieron aprovechar más intensivamente
la ventana de oportunidad política habilitada por la MCPS. Las organizacio-
nes que se inician y/o se suman a la UOBDS expresan disponibilidad para
la participación y desarrollan capacidades organizativas, en el marco de los
lineamientos políticos que generó la UOBDS, plenarios, movilizaciones, re-
uniones, comisiones de trabajo, asambleas, convirtiéndose en un verdadero
laboratorio de modelos de acción y decisión (Melucci, 1994).
En esta articulación de saberes es importante resaltar el rol de las ONG,
especialmente en este periodo 1991-1999 que se caracterizó por una ma-
yor incidencia, estas instituciones contaban con trayectorias en la gestión de
fondos internacionales y del Estado, con equipos técnicos especializados en
cuestiones habitacionales entre otros aspectos. El momento coincide con las
profundas trasformaciones de las políticas públicas del Estado, incluidas las
habitacionales, desde el modelo neoliberal como fue señalado en los primeros
capítulos. Estas políticas promueven un modelo de ciudadanía restringida
(Svampa, 2005) mediante la autoorganización de los pobres con un Estado
que se retira y tiene políticas altamente focalizadas. La creciente oenegeización
de las demandas sociales, en particular como consecuencia de las trayectorias
que tenían estas organizaciones y el capital técnico desarrollado sobre la cues-
349
tión habitacional, desempeñó un papel estratégico en los procesos de apoyo
a las organizaciones de base y la UOBDS, y en la fundamentación de las de-
mandas ante el Estado.
En relación al rol de las ONG algunos autores han señalado que la
oenegeización, proceso típico de la década del 90, implicó una nueva inter-
locución en el contexto político donde lo que se perseguía era más bien lo-
grar recursos de gestión comunitaria, abandonando la beligerancia política,
y adoptando una lógica de cooptación (Svampa, 2008). No obstante, otros
autores con los que coincido al analizar el proceso de la UOBDS y su articula-
ción con las ONG, señalan que dicha condición de abandonar la beligerancia
no es comprobable por las evidencias. Massetti, por ejemplo, sostiene que “el
motor del proceso de movilización de los noventa, específicamente en los sec-
tores populares, fue el acceso a los recursos, y no una idealizada meta político-
ideológica sin más” (2010:98). En función de la trayectoria de las ONG y el
proceso descripto en el marco de la UOBDS, las primeras asumieron un papel
que promovió procesos de movilización política en el marco de las políticas
públicas. En este trabajo de investigación se confrontan estas posiciones y se
demuestra que el mayor nivel contencioso de las demandas locales por el acce-
so al suelo urbano y la vivienda social se dio específicamente en el contexto de
mayor oenegeización en la movilización de los sectores populares de Córdoba.
En tal sentido, de alguna manera esta alianza entre UOBDS y ONG, sirvió
de límite a los procesos de privatización y retirada del Estado de las políticas
públicas habitacionales.
Las alianzas multiactorales con las que contó la UOBDS incluyeron a
sectores de la Iglesia Católica, como el Movimiento de Sacerdotes Monse-
ñor Angelelli, cumpliendo un rol importante en los procesos de apoyo a las
organizaciones la toma de la Catedral de Córdoba. También se identificó a
sectores cristianos pertenecientes a la Orden de La Merced, que acompañaron
el proceso de conformación de la Mutual Carlos Mugica y La Ranchada.
En cuanto al modelo de gestión, el aporte de la MCPS aparece muy
valorado por las personas entrevistadas y confirma lo sostenido por las per-
sonas entrevistadas que señalan que “pudieron ser escuchados” y “concretar
proyectos” de acceso a la tierra, entre otras conquistas. Con relación a este
antecedente, es importante resaltar que lo más significativo, desde lo propues-
to por Cunill Grau (2007), estuvo vinculado a la construcción de una nueva
institucionalidad expresada en el modelo de gestión concertado y de gestión
asociada, que reflejó un abordaje de la pobreza desde una perspectiva de in-
350
tegralidad, a partir de centrar los procesos habitacionales en el protagonismo
de las familias y las organizaciones de base40 (Barreto, 2008). Esta experiencia
de articulación multiactoral analizada desde los aportes de Di Virgilio y Gil
y de Anso (2012), expresó una gran capacidad en la producción social del
hábitat, considerando que las organizaciones sociales, en articulación con las
ONG, lograron movilizar recursos estatales, comunitarios y familiares con
una importante sinergia en múltiples aspectos. Compartiendo la perspectiva
de Barreto (2016), considero que este tipo de gestión de lo público que plas-
mó la MCPS es un aspecto que debería ser tenido en cuenta para el desarrollo
de políticas públicas que aborden de manera multidimensional la cuestión
habitacional.
Si bien la MCPS es reconocida como una etapa de avances en la concre-
ción de las iniciativas habitacionales de los sectores populares organizados que
demandan la inclusión de sus intereses en las políticas habitacionales, es nece-
sario tener en cuenta su duración acotada (años 1992-1995 como el momen-
to más intenso de trabajo) impactó en las posibilidades de finalización de los
procesos habitacionales que se canalizaron mediante esta modalidad de trabajo.
Esta interrupción del proceso y su efecto en los procesos de urbanización que
se llevaban adelante, se refleja en los testimonios de las personas entrevistadas
cuando señalan que la situación social de los loteos es caracterizada por la ausen-
cia e insuficiencia de servicios públicos básicos (transporte) o su lejanía de otros
servicios públicos (educación, salud), la falta de escrituras, etc.
Otro aspecto a considerar sobre esta experiencia de la MCPS es que
no logra instituirse como programa, no se genera una ley con presupuesto
afectado, no crea nuevos institutos dentro del Estado para establecer mo-
dalidades de diálogo institucional. Es relevante analizar la experiencia de la
MCPS, remarcar que su desarrollo se da en el contexto de implementación de
políticas neoliberales que se imponían en Argentina en la década del 90, con
las implicancias en la pérdida de derechos sociales y los cambios regresivos en
las políticas habitacionales que son descriptos por Wagner (2007). Otra de las
limitaciones que se desprenden en el análisis de la experiencia, y que guarda
relación con el escaso compromiso municipal, es la no vinculación de los
proyectos habitacionales con procesos más integrales de planificación urbana
“La Concertación generada en Córdoba entre 1992-1995 es un modelo que permitió modifi-
40
car en esta pequeña escala la relación establecida entre Estado y la sociedad civil, con mediaciones
que no se reducen a los partidos políticos y que instituyen otros mecanismos que garantizan el
reconocimiento y la participación de las organizaciones sociales de pobladores y de profesionales
técnicos vinculados a la problemática de la pobreza”. (Galán, 1997 s/d)
351
y de políticas tributarias sobre la cuestión, tal como lo señala Reese (2014).
La segunda experiencia es la generada por los colectivos sociales en la
sanción de las Ordenanzas del Banco de Inmuebles y de Reserva de Inmuebles
entre los años 2011 y 2016. Esta estrategia reflejó la tensión entre el incre-
mento de tomas de tierras que se generaron desde el año 2005, la creciente
mercantilización de la tierra urbana, producida por la intervención del sector
privado en la inversión inmobiliaria, y la ausencia de políticas activas de parte
de Municipio para captar parte de este plusvalor. En este escenario el mercado
tiene un rol hegemónico para generar las ofertas habitacionales que se asocia
a la ausencia de políticas públicas que favorezcan y garanticen el acceso al
suelo urbano en la ciudad de Córdoba para sectores excluidos de las ofertas
privadas. Las situaciones contextuales, sumadas al grado de compresión polí-
tica desarrollado por referentes que encabezaban las protestas por el acceso a
la tierra, generaron las condiciones para que los colectivos sociales iniciaran
procesos de disputa ante el Estado por el reconocimiento de las demandas a
la tierra urbana y la vivienda. Las estrategias se situaron ante la Municipali-
dad de Córdoba para exigir la captación de parte de la renta que generaban
los grupos desarrollistas. Esta estrategia, analizada desde Delfino y Zubieta
(2010), permite ver que los movimientos sociales pudieron combinar diversas
acciones tanto en la elaboración y gestión en el ámbito legislativo, judicial,
como acciones de protesta expresada en múltiples manifestaciones públicas y
visibilización en los medios de comunicación.
Como lecciones de este proceso se destaca que se visibilizó la mercanti-
lización de la tierra urbana mediante la instalación en el debate público desde
múltiples medios de comunicación, donde se mostró el volumen de interven-
ción del sector privado y las flexibilizaciones normativas que otorgó el Muni-
cipio a estos grupos empresariales que intervienen en el mercado inmobiliario
y que están representados por la Ceduc. Esta experiencia es relevante debido
a que logra llevar el debate en torno al acceso al suelo urbano, al ámbito de la
Municipalidad y en especial al Concejo Deliberante.
Uno de los aportes más relevantes de esta estrategia es la sanción de la
Ordenanza n.o 12614, ya que es la primera norma que queda vigente y que
grava con un tributo a los desarrollistas e institucionaliza en la Municipalidad
una política pública habitacional. Las personas entrevistadas valoran esta nor-
ma que capta parte de la plusvalía de los sectores privados, pero también cues-
tionan el bajo porcentaje que se impuso a los proyectos de los desarrollistas.
Estos debates, adquieren sentido al considerar referencias de otras legislacio-
352
nes, como las de Rosario o Provincia de Buenos Aires, que tienen porcentajes
mayores, y más aún si las vinculamos con lo señalado por Wagner (2014) en
relación a las políticas tributarias de los países considerados desarrollados.
Como dato diferenciador de los dos momentos temporales en los que
se dividió el estudio se caracteriza por la trasformación de los sujetos sociales
y políticos que protagonizaron las estrategias de disputa por el acceso al suelo
urbano, por una parte se evidenció una disminución y/o desvinculación de las
ONG, que coincide en Córdoba Capital con la pérdida de representación de
la UOBDS, y el cierre de la MCPS. En el nuevo contexto posconvertibilidad
se generan nuevas agendas referidas a la cuestión de la desocupación y la pro-
blemática alimentaria, y en este escenario adquieren protagonismo diferentes
expresiones del Movimiento Piquetero, cuya identidad política se construye
desde movimientos o partidos políticos.
La tercera experiencia relevante es la del Triunvirato de San Cayetano,
y su rol en la construcción del Renabap y la sanción de Ley n.o 27453 de
Regularización Dominial para la Integración Urbana Social 2016-2017. Uno
de los aspectos distintivos de estos movimientos populares es su presencia en
todo el territorio de Argentina, la masividad para expresarse y la capacidad de
presentar propuestas. Este andamiaje nacional y la integralidad de temas que
abordan donde confluyen diversos reclamos resumidos en las consignas de
las 3 T (Tierra, Techo y Trabajo) enmarcan la cuestión habitacional desde el
paradigma de la economía popular. Otro dato distintivo que adquieren estos
movimientos es su relación con sectores de la Iglesia Católica, las procesiones
a San Cayetano y la identificación con la figura del Papa Francisco designado
en marzo de 2013, quien abiertamente apoyó este tipo de movimientos en los
Encuentros Mundiales de Movimientos Populares realizados en el Vaticano
y en Bolivia. En Argentina y en Córdoba se identificó esta presencia en el
grupo de Sacerdotes en Opción por los Pobres, al Movimiento Misioneros de
Francisco y en la ciudad de Córdoba el colectivo denominado Común Unión.
Estas experiencias de articulación vinculan las dimensiones de la religiosidad
popular, con los aspectos referidos con la dimensión política de los procesos
organizativos de disputas por los derechos a la tierra y la vivienda. Lo novedo-
so de este movimiento popular, está en el rol protagónico, que se materializó
en movilizaciones, reuniones en el parlamento y demás estrategias políticas
para construir la viabilidad políticas para la sanción de una legislación a nivel
nacional.
353
Como límite de esta normativa se destaca que no prevé regulación ni
la producción de suelo urbano para generar lotes con servicios y atender la
demanda de familias sin viviendas y, tal como lo señala Clichevsky (2000,
2003), siguen siendo políticas referidas a la regularización dominial las que
se promueven ante situaciones consumadas de ocupaciones y que los Estados
buscan regularizar, aunque en este caso la impronta de la ley refiera a otros
aspectos más integrales, como la economía popular, y está motorizada por
movimientos populares con capacidad de movilización social y de interven-
ción en la agenda del hábitat popular, lo que indica de alguna manera que
siguen siendo espacios en disputa desde una correlación de fuerzas diferentes
a los momentos en que se sancionaron las leyes de Regularización Dominial,
tanto a nivel nacional como en la Provincia de Córdoba. Al ser una agenda
muy reciente la que instala esta ley, considero relevante abordarla en nuevos
estudios a los fines de evaluar en qué medida los movimientos populares lo-
gran su efectiva aplicación.
Pensar la política pública habitacional como producto de la disputa de
los movimientos populares en este periodo, significa reconocer el surgimiento
de nuevos movimientos sociales, que construyeron nuevas identidades (Me-
lucci, 1999) en torno a la lucha por la tierra y la vivienda, y una mirada que
se fue ampliando y reconfigurando, frente a las cada vez más restringidas po-
sibilidades de acceder a satisfacer sus derechos a un hábitat digno, en el marco
del Derecho a la Ciudad.
Al analizar las tres estrategias desde Montaño y Borgianni (2004) con
relación a las políticas públicas, las mismas dan cuenta de una relación múl-
tiple que involucra al Estado, los sectores subalternos y las clases dominantes
y se manifiestan en forma de conflicto que se canaliza en las disputas de los
movimientos populares por imponer sus necesidades y la forma de intervenir
para satisfacerlas. Las experiencias reconstruidas expresan un posicionamiento
de los movimientos y organizaciones por construir un espacio público societal
democrático, tal como lo señala Cunill Grau (1997), y que al mismo tiem-
po dispute por la apertura y democratización de espacios públicos estatales
mediante nuevas mediaciones, que garanticen el respeto a la autonomía y
autoorganización de los sectores populares.
Analizadas desde Barreto (2008), estas estrategias colectivas disputaron
políticas habitaciones en el ámbito estatal desde una lógica de integralidad
que se enmarcó en una concepción de hábitat multidimensional, y que al mis-
mo tiempo pretenden democratizar espacios estatales desde donde construir
354
las políticas habitacionales. La MCPS reflejó un espacio de acuerdos y concer-
tación para definir las prioridades para financiar proyectos habitacionales. La
experiencia de las ordenanzas del Banco de Inmuebles y Reserva de Inmuebles
también previó la creación de órganos de monitoreo o asesoramiento con la
participación de las organizaciones sociales. La ley de Integración Socio Urba-
na establece mecanismos de participación en diferentes niveles para la gestión
conjunta en su proceso de ejecución como es la Mesa Nacional de Barrios
Populares.
Las tres experiencias analizadas, desde Eder (1998), son expresiones
de movimientos sociales que representan un nuevo tipo de institución que
obliga al sistema institucional a adaptar sus estructuras discursivas. Estas ex-
periencias dan cuenta de una resignificación de los modos de participación
territorial tradicionales o de experiencias previas, avanzando en una forma
movimentista que articulan diversas organizaciones sociales. En la perspectiva
de Cohen y Arato (2001), con la que acuerdo, estos movimientos sociales son
una expresión de la recreación de la sociedad civil que ocupa espacios dejados
vacantes por los viejos actores en la representación de intereses y la disputa de
los mismos. Los movimientos sociales, cada uno de ellos, de alguna manera
construyó estructuras discursivas más allá del Estado y el mercado, y añadie-
ron un nuevo mecanismo institucional que desplazó a los viejos movimientos
que han sido institucionalizados en las reparticiones políticas tradicionales
como mediadores con el Estado. Para Eder (1998) la institucionalización no
implica necesariamente el fin de los movimientos sociales, significa la estabi-
lización de una organización de movimiento social como una institución, por
lo que concertar o negociar no debe necesariamente significar captación de
las organizaciones sociales, tal cual lo demostraron la creación del Renabap y
la sanción de la Ley de Integración Socio Urbana en la gestión Macri (2015-
2019). El autor también sostiene que es la forma institucional que adquiere
el movimiento social, en cuanto contradiga las instituciones existentes, lo que
aportará dinamismo a la vida social, y no el estatus de sujeto histórico lo que
definirá la importancia histórica de los ciclos de protesta.
Este marco de ideas me permitió reflexionar sobre el rol que desempe-
ñaron en la organización de los conflictos urbanos territoriales los sujetos ex-
cluidos del mercado laboral, organizados en torno a los nuevos movimientos
populares, mientras que otros actores vinculados a los movimientos sociales
de la etapa industrial como los sindicatos, (no todos) aceptaron condiciones
de adaptación a las políticas neoliberales. En este aspecto, es significativo el
355
aporte de Eder (1998) porque es a partir de las características de las organiza-
ciones o movimientos sociales, definidas por su marco de valores y proyecto
político institucional, lo que determinará la posibilidad de su cooptación, y
no quienes la conforman, por su composición social o de clase.
El núcleo de contradicciones que expresaron las estrategias de acceso
al suelo urbano se ubicó en la disputa entre los movimientos populares y los
diferentes gobiernos del régimen democrático, en los que permanentemente
estuvieron en disputa los límites del poder delegado, los espacios y los térmi-
nos en los que se producían los intercambios. Para los movimientos popula-
res las posibilidades de penetración de la agenda pública con sus demandas
condujeron a la disminución de las desigualdades y a garantizar los derechos
constitucionales en un contexto de organización democrática que configura
el cambio esperado.
A partir de estas reflexiones y los aprendizajes recuperados en torno a las
estrategias desarrolladas, he pretendido recuperar e identificar algunas pistas
sobre los avances y retrocesos en el campo de las políticas habitacionales, y
desde estos saberes aportar elementos que puedan ser tenidos en cuenta en
el diseño e implementación de políticas públicas habitacionales referidas a la
producción de suelo urbano. Los resultados y conclusiones de la investigación
pretenden aportar en la construcción de una política de acceso al suelo urba-
no, que tenga vinculación con las políticas tributarias, la planificación urbana,
como señala Reese (2016), y que incluya acciones que no se centren única-
mente en la solución física del hábitat, sino, como sostiene Castel (1990),
que promuevan la participación, educación y organización de los sujetos con
impactos sociales significativos.
356
Capítulo 7.
Recomendaciones sobre las políticas habitacionales
357
pamientos sociales, a las infraestructuras y a los servicios; c) desen-
volver apropiadamente las actividades sociales y económicas; y d)
usufructuar de un hábitat culturalmente rico y diversificado.
– La gestión democrática de la ciudad, entendida como un proceso
de toma de decisiones que asegure la participación activa, protagó-
nica, deliberante y autogestionada de la comunidad en general y de
los ciudadanos en particular y, en especial, de las organizaciones o
asociaciones civiles que fomenten el acceso al hábitat y a la vivien-
da. Otro de los aspectos que reflejan estos antecedentes se refieren
al reparto equitativo de cargas y beneficios, la utilización justa y
razonable de la facultad regulatoria por parte del Estado, a nivel
provincial y municipal, en los procesos de planificación y ordena-
miento urbano, con el objeto de evitar producir desigualdades que
fomenten la concentración del suelo.
358
especulativa de la tierra; b) Articular las políticas urbanas y las habitacionales
con las políticas de tributación de la tierra; crear mecanismos para la
recuperación y distribución de las rentas del suelo que permitan producir
tierra urbana equipada y bien localizada para eliminar las desigualdades
urbanas; c) Fortalecer las políticas públicas de regulación urbana y realizar
transformaciones profundas a los marcos normativos vigentes. (2014:16)
359
generan las condiciones macroeconómicas constructoras de oportunidades
para los sectores populares. Por lo tanto, no propongo estos lineamientos en
los términos del Consenso de Washington, donde las políticas públicas son
consideradas políticas compensatorias de las desigualdades que genera la dis-
tribución regresiva del ingreso; por el contrario es necesario pensar integral-
mente un conjunto de acciones que regule y restrinja la función del capital
financiero en el desarrollo de los mercados del suelo, en el marco del desarro-
llo de una sociedad que distribuya la riqueza socialmente producida de una
manera justa.
Las propuestas se sustentan centralmente en los aprendizajes que se re-
cuperaron en las experiencias relevadas a partir de esta investigación, a los
fines de nutrir el debate en torno al diseño de políticas públicas desde una
perspectiva de derecho a un hábitat digno. En el marco de estas consideracio-
nes y antecedentes, identifico aspectos a ser tenidos en cuenta en el desarrollo
de una política pública destinada a la producción social de suelo urbano que
garantice el acceso al derecho a un hábitat digno.
360
– El Estado provincial debe abandonar su centralidad en el diseño y
ejecución de las intervenciones urbanas destinadas a las políticas de
hábitat social y pasar a desarrollar un rol promotor de las capacidades
de los municipios, especialmente en la ciudad de Córdoba, donde se
ha podido constatar que la intervención provincial ha sido funcional
a la no asunción municipal de esta agenda.
– Creación de un área metropolitana entre municipios, el gobierno pro-
vincial y nacional para la planificación del desarrollo urbano y la aten-
ción de manera articulada, de las expresiones del hábitat informal,
producción de suelo urbano, mediante el desarrollo de acciones en
torno a políticas de acceso a tierras, infraestructura y vivienda entre
otras cuestiones relacionadas. En este espacio se deberán generar y
elaborar una propuesta de legislación que prohíba la construcción de
barrios cerrados por su carácter segregacionista y antisocial. En este
sentido es importante tomar como referencia Ordenanzas como la n.º
1988/12 de la ciudad de Río Ceballos, de la ciudad de Villa María,
Unquillo, Alta Gracia, entre otros municipios que han restringido/
impedido este tipo de urbanizaciones.
– Diseño de un área autárquica en el Municipio de Córdoba con afec-
tación presupuestaria, como referencia se puede considerar el Servicio
Municipal de Vivienda y Hábitat que tiene la Municipalidad de Ro-
sario u otros municipios que han avanzado en la creación de la forma
jurídica de Instituto Municipal de la Vivienda. A nivel de la Provincia
de Córdoba, considero importante que la Dirección de Vivienda re-
cupere su carácter autárquico, como antecedente se reconoce el Ins-
tituto Provincial de la Vivienda (IPV) con participación del sector
social en la gestión.
361
política-cultural con el desarrollo social y productivo a escala local y
regional. En tal sentido es posible atender la emergencia desde una
visión estratégica, ya que los programas habitacionales pueden dejar
de ser mera distribución de bienes y generar una sinergia que pro-
mueva trabajo, acceso al hábitat y desarrollo social. Promoción de
procesos de organización colectiva y autogestión del hábitat, a través
de cooperativas, mutuales o asociaciones civiles sin fines de lucro
debidamente constituidas, incluyendo la gestión y administración
cooperativa de los conjuntos habitacionales, una vez construidos.
– Promoción de la participación en las diferentes instancias de pla-
nificación y gestión del hábitat, los organismos provinciales y mu-
nicipales deben asegurar la participación de las personas y de las
entidades por ellas constituidas, para la defensa de sus intereses y
valores, así como velar por sus derechos de información e iniciativa.
– Crear a nivel provincial y municipal instancias de Consejo de Hábi-
tat Popular, que debe actuar como órgano multifactorial de diseño,
consulta, asesoramiento, monitoreo de las políticas y programas,
con participación de representantes del Estado en sus diferentes
jurisdicciones, representantes de las asociaciones civiles, cooperati-
vas, mutuales, entre otros entes; representantes de colegios profe-
siones, representantes de las universidades públicas vinculadas a las
temáticas del hábitat; representantes del Poder Legislativo.
362
fondos para la implementación de políticas de vivienda y hábitat.
Como antecedente a nivel de la provincia de Córdoba se destaca la
ley n.º 9854 del Programa Vida Digna.
– Diseñar políticas tributarias, como señala Reese (2014), que rela-
cionen las políticas urbanas y las habitacionales con las políticas de
tributación de la tierra, para crear mecanismos para la recuperación
y distribución de las rentas del suelo, por ejemplo, gravar impositi-
vamente cuando se cambien los patrones de uso del suelo para ser
urbanizadas nuevas zonas y con este plusvalor constituir fondos para
la inversión en programas destinados a proyectos de hábitat social.
Gravar impositivamente a los fines de recuperar estas inversiones a
los sectores sociales de mayores ingresos cuando se benefician con
obras de infraestructura y las mismas hayan sido solventadas con
financiamiento público. En el caso de la provincia de Córdoba será
necesario revisar el decreto 1693/16 que crea la Mesa Única de Lo-
teos (MEUL) y que no prevé ninguna captación de parte de la renta
que generan los loteadores privados. En el caso de la ciudad de Cór-
doba se deberá revisar la Ordenanza n.º 12077 de Convenios Urba-
nísticos y profundizar la Ordenanza n.º 12614. Para estos aspectos
es importante revisar y tomar como referencias las normas vigentes
en la materia (Ley de Acceso al Hábitat Justo, las ordenanzas de la
ciudad de Rosario entre otros).
– En este marco es importante profundizar los fondos de partidas es-
pecíficas que fue generando el Estado Provincial para la cuestión ha-
bitacional, para lo cual tomo como referencia las partidas afectadas
por ley para el programa Vida Digna (Ley n.º 9854), que atiende el
déficit cualitativo, el Programa Lotengo y las acciones de Mejora-
miento Barrial que se han realizado con fondos provinciales.
– En lo referido a la ejecución se deberá tener en cuenta la contrata-
ción de obras a organizaciones sociales, en tal sentido se propone
que el Estado provincial y los municipios que participen de la im-
plementación de las diferentes líneas de políticas públicas deberán
contratar al menos el veinticinco por ciento (25 %) de la ejecución
de las obras a ejecutarse a organizaciones cooperativas, mutuales,
asociaciones civiles sin fines de lucro, tal como lo establece la Ley
nacional n.º 27453.
363
7.2.4. Regularización urbana y dominial de los Barrios Populares
364
Considero adecuada y pertinente la modalidad de Mesa de Gestión,
para la elaboración y monitoreo de los planes particulares de In-
tegración Socio-Urbana para llevar a cabo las acciones prescriptas,
los que deben someterse a consideración y aprobación previa de
una Mesa de Gestión participativa para la urbanización de villas y
asentamientos, integrada por representantes estatales, y de represen-
tantes del barrio alcanzado por la misma.
– Crear Registro Público Provincial de Villas y Asentamientos y Ba-
rrios Populares, que se constituya en la herramienta única y cen-
tralizada de relevamiento, captación y registro de datos para la im-
plementación del régimen de integración socio urbana de villas y
asentamientos. Esta instancia tendrá que desarrollar sus funciones
en coordinación con los municipios y el Estado nacional en el mar-
co del Renabap decreto 358/2017. El Registro deberá relevar, docu-
mentar, estudiar y registrar de modo pormenorizado la ubicación,
características y condiciones de las villas y asentamientos precarios
existentes.
– Promover la mediación obligatoria en el ámbito público, con parti-
cipación del Estado provincial y municipios para menguar la figura
de usurpación, en los casos de ocupaciones de tierra, a los fines de
garantizar el derecho a la defensa y la solución con intervención
estatal, evitando la judicialización.
– Promover desde el Estado en sus diferentes jurisdicciones, campañas
informativas, para que los medios de comunicación desempeñen un
rol educativo y de sensibilización social, desde la perspectiva de los
derechos, frente a la cuestión del hábitat informal e irregular, a los
fines de contribuir a la superación de la discriminación y segrega-
ción que sufren los habitantes de estos territorios, con el propósito
de promover los procesos de integración urbana y social.
365
tar donaciones, con el mismo destino, de particulares o del Estado
nacional en el marco de las leyes n.o 23967 y n.o 24146; del decreto
nacional n.o 835/14 del registro denominado “Banco de Tierras”,
como así también podrán cobrar deudas receptando terrenos para
afectarlos al Banco de Tierras, o aplicar los mecanismos previstos
en la Ley nacional de Prescripción Administrativa. Otras de las es-
trategias es la incorporación de tierra vacante en cada área urbana
con posibilidades de urbanizarla y dotarla de infraestructura para
la producción de programas de lotes con servicios, que puedan ser
comercializadas con distintos niveles de subsidio, (parcial o total) y
de esta manera favorecer que la población de ingresos insuficientes
acceda a la compra de lotes y de esta forma intervenir en la regula-
ción del mercado de tierras.
– Otra modalidad es la articulación estatal con sectores privados sin
capacidad para el desarrollo de la gestión de urbanización, es otra
modalidad que puede ser utilizada mediante las figuras de Fideico-
miso (Córdoba dispone de la Ley n.o 7688), donde el privado puede
cobrar el aporte de la tierra con un porcentaje de lotes con servicios.
Esta modalidad no implica contar con recursos para el pago de la
tierra, pero sí para la infraestructura.
– Otra modalidad en la producción de suelo urbano se refleja en las
experiencias desarrolladas por organizaciones sociales como los casos
relevados en esta investigación (UEPC, Mutual Mugica, Coop. Feli-
pe Varela entre otros), las que han demostrado capacidad de gestión
para los procesos de urbanización. En este marco el Estado puede
cumplir un rol de promotor y facilitador, potenciando la sinergia
con las organizaciones sociales, quienes son los entes ejecutores de
los proyectos de urbanización social.
366
universal en el marco del derecho a la ciudad.
– Otra tarea es el asesoramiento a la población en los aspectos sociales,
técnicos y legales que les permitan consolidar la posición adquirida
una vez que accede a la solución habitacional con o sin escrituras
para evitar que sectores privados que buscan adquirir estas vivien-
das cuando se encuentran en zonas de desarrollo inmobiliario y de
esta forma evitar maniobras especulativas y de despojo. También
será importante que estas áreas presten asesoramiento permanente
en aspectos legales vinculados a cambios de titularidad, conflictos
intrafamiliares, etc.
– Los municipios deberán crear un registro de loteos y planes de vi-
vienda autorizados para ser comercializados y asesorar a la pobla-
ción sobre los lotes que se ofrecen en el mercado a los fines de evitar
la acción generada por los loteos fraudulentos, la adquisición de
terrenos y/o viviendas que no se encuentran en condiciones de ser
ofrecidos en el mercado.
367
en el marco de la Ley de Agricultura Familiar n.º 10657 y de
Regularización Dominial n.º 24374, que garantice los derechos y
titulación de la propiedad de la tierra.
368
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Índice de tablas
Tabla n.o 1: Viviendas habitadas y deshabitadas. Indec a Nivel Nacional.
Tabla n.o 2: Organizaciones que escrituraron colectivamente con la Ley n.o 7688
(información referida al periodo 1992-2010).
Tabla n.o 3: Listado de planes intervenidos por la Ley n.o 23967 (información referida
al periodo 1992-2010).
Tabla n.o 4: Listado de planes con intervención del PROMEBA y con fondos provinciales
del Programa Vida Digna en la ciudad de Córdoba (Periodo 2000-2017).
Tabla n.o 5: Organizaciones con terrenos afectados al programa MCMV.
Tabla n.o 6: Origen de los terrenos afectados al programa MCMV según la titularidad
dominial.
Tabla n.o 7: Listado de planes de viviendas escriturados periodo años 2000-2017.
Tabla nº 8: Total de viviendas deficitarias, viviendas ocupadas, desocupadas y hogares
que requieren vivienda. 1991-2010.
Tabla n.o 9: Motivos por los que se encuentran desocupadas las viviendas.
Tabla n.o 10: Evolución cantidad de villas, asentamientos y tomas de tierras en relación
a la población de la ciudad de Córdoba. 1992-2017.
Tabla n.o 11: Listado de experiencias identificadas como producción de suelo urbano
por autofinanciamiento comunitario.
Tabla nº 12: Estimación de costos de los lotes en relación al SMVM y SIMG.
Tabla n.o 13: Estrategias según la tipología, cantidades de urbanizaciones y familias.
381
8. Cooperativa Dignidad y Libertad
9. Cooperativa de Vivienda, Crédito y Consumo 16 de Abril
10. Cooperativa de Vivienda 26 de Junio
11. Cooperativa 12 de Enero
12. Referente del Loteo Nuestro Hogar ll
13. Cooperativa Arpeboch
14. Cooperativa de Vivienda Felipe Varela
15. Comunidad Marta Juana González
16. Movimiento Campesino de Córdoba
17. Referente del Loteo Nuestro Hogar III
18. Unión de Educadores de la Provincia de Córdoba. UEPC
19. Asociación de Beneficiarios y Adjudicatarios de Planes de Vivienda Hogar Clase
Media Mix
20. Confederación de Trabajadores de la Economía Popular
21. Confederación de Trabajadores de la Economía Popular. Comisión de Tierras.
Listado de siglas
ACIF: Agencia Córdoba Inversión y Financiamiento
AFJP: Administradora de Fondos de Jubilación y Pensión
BID: Banco Interamericano de Desarrollo
CELS: Centro de Estudios Legales y Sociales
CTEP: Confederación de Trabajadores de la Economía Popular
CCC: Corriente Clasista y Combativa
COT: Comisión Provincial de Tierras
DIPROVI: Dirección Provincial de Vivienda
DIPAS: Dirección Provincial de Aguas y Saneamiento
ENTEL: Empresa Nacional de Telecomunicaciones
382
EPEC: Empresa Provincial de Energía de Córdoba
ERSEP: Ente Regulador de los Servicios Públicos
FONAVI: Fondo Nacional de la Vivienda
INDEC: Instituto Nacional de Estadísticas y Censos
MCMV: Programa Mi Casa Mi Vida
MERCOSUR: Mercado Común del Sur
MOSCM: Movimiento de Organizaciones Sociales Carlos Mugica
NBI: Necesidades Básicas Insatisfechas
NEA: Noreste argentino
NOA: Noroeste argentino
OB: Organizaciones de base
ONG: Organización No Gubernamental, entidad sin fines de lucro
ONU: Organización de las Naciones Unidas
PEA: Población Económicamente Activa
PEI: Proyecto Ejecutivo Integral
PROMEBA: Programa de Mejoramiento de Barrios
SECyT: Secretaría de Ciencia y Técnica
UCN: Unidad de Coordinación Nacional
UEP: Unidad Ejecutora Provincial
UNC: Universidad Nacional de Córdoba
UNASUR: Unión de Naciones del Sur
UOBDS: Unión de Organizaciones de Base por los Derechos Sociales
383