La Crítica de Georges Politzer A La Psicología Freudiana

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LA CRÍTICA DE GEORGES POLITZER A LA PSICOLOGÍA FREUDIANA

CLUB DE AMIGOS DE LA DIALÉCTICA


Metapsicología es el término utilizado por Freud para nombrar sus teorías. Politzer lo utiliza
para englobar a las psicologías mitológicas y precientíficas. Estas se caracterizan por tener
como objeto de estudio objetos completamente alejados de lo que, en opinión del filósofo
francés, debería estudiar la psicología. Ejemplos de esto son las pulsiones freudianas o el
estudio del ser humano por la psicología cognitiva, tomando como metáfora la computadora.
Georges Politzer, hace 80 años, comenzó la tarea de desmontar la metapsicología freudiana y
de superación de la psicología clásica. Hoy, el camino abierto parece completamente olvidado.
Conviene entonces, a quienes nos sentimos incómodos con el estado actual de la disciplina,
volver a examinar el intento.
POLITZER, ¿PSICÓLOGO MARXISTA?
En la década del ’20 Politzer formo parte de un grupo de filósofos que se propuso criticar la
filosofía tradicional. En sus primeros trabajos se dedicó a analizar la psicología buscando las
razones de su carácter precientífíco. De ese esfuerzo brotará Crítica de los fundamentos de la
psicología, en 1927. Cuando los integrantes del grupo, entre los que se encontraba su amigo
Henri Lefebvre, deciden dedicarse al marxismo y fundan la Revista Marxista, Politzer se separa
de ellos y crea la Revista de Psicología Concreta,1 que se publica entre 1928 y 1929. La
separación no se produce por la adhesión de sus compañeros al marxismo ya que los artículos
publicados en la revista de Politzer contienen una clara posición favorable con respecto al
materialismo dialéctico y a la economía marxista. Los otros dos artículos en los que Politzer se
refiere a la psicología son publicados en 1933 y 1939, cuando ya era parte del Partido
Comunista Francés. Estos últimos artículos forman parte de una segunda etapa de Politzer en
la que, según Lefebvre y Bleger, se “automutila”, al dejar de lado su proyecto de fundar una
psicología científica, dedicándose a estudiar economía. Este rumbo había sido anticipado por
Politzer en “¿Adonde va la psicología concreta?”. Veamos, sin embargo, hasta dónde llegó en
su intento de fundar una …
…psicología concreta
Politzer se plantea, como punto de partida, la necesidad de la unidad de la psicología: no
pueden existir distintas psicologías para los mismos hechos. Esta unidad solo puede darse
cuando la psicología trascienda la fase mitológica y precientífíca en la que se encuentra. Para
lograrlo, Politzer lleva a cabo crítica de fondo a la psicología. El ataque está dirigido a la
hipótesis más recurrente en la psicología, la de la vida interior, y a las formas de proceder de la
psicología clásica, el realismo, la abstracción y el formalismo.
Para comenzar, Politzer sitúa la psicología clásica dentro de la tradición animista. Dentro de
esta tradición lo que se estudia es el alma o cualquier concepto que actúe de la misma manera
que el alma. Estos conceptos pueden ser las representaciones, las cargas o cantidades
freudianas, las investiduras, las asociaciones de ideas, la memoria, etc. Cualquier concepto
abstracto que no tenga que ver con el drama. El drama es lo que fundamentaría la psicología
concreta y materialista. El drama es “el conjunto de los hechos humanos considerados en su
relación con el individuo humano, es decir, en tanto que constituyen la vida de un hombre y la
vida de los hombres'". Según Politzer, la tradición dramática estaría representada por el
conocimiento de la vida cotidiana y las obras de arte, sobre todo la literatura y el teatro. Pero a
esta tradición dramática todavía le faltaría consagrarse como una ciencia que permita poner en
evidencia las determinaciones individuales de los actos y sentimientos de las personas. Esta
ciencia es la psicología concreta.
La fugaz incursión de Politzer en la psicología no le permitió profundizar sus investigaciones,
pero nos quedaron algunas claves indicativas. Politzer enumera los tres procedimientos
mediante los cuales las investigaciones terminan cayendo en la psicología precientífica. El
primero, el realismo, implica que en vez de estudiar los acontecimientos dramáticos se estudian
cosas. Las vivencias de las personas se despedazan y se toman como hechos reales, se
cosifican. El segundo, la abstracción, implica que el objeto de estudio de la psicología ya no
son las personas, los seres humanos, sino las cosas, los procesos mentales, la percepción, etc.
El último, el formalismo, es la consecuencia lógica de los otros dos procedimientos. La
psicología ya no estudia los hechos particulares de las personas sino que se contenta con
procesos generales que nunca se ponen en relación con la vida de las personas. Una pregunta
obvia que cuestionaría la validez de la presentación politziana sería la siguiente: ¿Cómo
construir una ciencia con hechos particulares protagonizados por personas distintas?
Según Politzer, los hechos psicológicos se pueden dividir en libres y estandarizados. Los
primeros pueden acontecer o no en la vida de una persona. “aparecen en el curso del
desenvolvimiento de la vida individual a continuación de tales o cuales determinaciones”. Como
dice Politzer: “Es así como un hombre joven, buen mozo, rico e inteligente puede casarse o no
con una muchacha fea, pobre y nada inteligente”. Los hechos estandarizados son, por lo tanto,
hechos que deben ocurrir sí o sí en la vida de la persona, ya que afectan su supervivencia en la
sociedad en la que vive. El más claro es el del trabajo, que no está ligado a ninguna
determinación individual
Es en este punto que Politzer parte la psicología en dos: psicología individual por un lado y
psicología general por el otro. La psicología general puede aspirar a ser ciencia pero a la
psicología individual la única aspiración que le queda es mantenerse en el plano artesanal,
buscar las determinaciones individuales de cada persona. Entonces, podemos preguntamos si
de veras los hechos psicológicos son libres y si existe algún hecho psicológico que no esté
determinado socialmente. El autor no parece dejar dudas al respecto: “la determinación de los
hechos psicológicos mismos es una determinación económica”. Queda claro también que la
psicología general de Politzer lo iba a terminar arrastrando al estudio de la economía. Entonces
¿cómo escapar a la economía, si el mismo Politzer nos dice que el drama es lo que le da la
originalidad a la psicología para constituirse como ciencia, pero termina negándolo?
FREUD ANALIZADO
El plan de trabajo de Politzer incluía la escritura de tres libros y un ensayo. De los libros sólo
alcanzó a publicar uno, que trata del psicoanálisis. Los otros dos iban a estar dedicados a la
Gestalt y al otro conductismo. La psicología de la Gestalt contiene dentro de sí algo muy
valorable, la noción de totalidad. Algo que sirve para desarmar definitivamente al realismo, que
deshace al ser humano en partículas. Por otro lado, el conductismo, al plantear la idea de
behavior como algo que involucra a la persona como un todo y negar la vida interior, posee
elementos rescatables. Sin embargo, Politzer dice que el intento más cercano a la superación
de la psicología clásica fue el psicoanálisis. Estos tres intentos nunca llegaron a lograr esta
superación. Para lograrla, Politzer intenta buscar lo que hay de rescatable y de descartable en
el psicoanálisis e intenta demostrar cómo Freud nunca pudo superar los límites de la psicología
clásica.2
La interpretación de los sueños fue la primera publicación de Freud en la que expresaba de
manera profunda y sistematizada sus teorías. Este libro será el objeto de estudio detallado por
Politzer. Entonces ¿por qué y cómo el psicoanálisis se desprende de la psicología clásica? Y
¿por qué y de qué manera vuelve a la psicología clásica?
Lo primero que Politzer observa en la interpretación freudiana de los sueños es precisamente
eso, que hay algo para interpretar, que el sueño tiene sentido. No es sólo una explicación como
puede serlo una explicación fisiológica de por qué soñamos. El sueño tiene un sentido y, lo más
importante, es que ese sentido está relacionado con la vida de la persona que sueña. Esta
vinculación con el concepto de drama es lo que aleja al psicoanálisis de las abstractas
elaboraciones de la psicología clásica. El psicoanálisis pone al sueño y al soñar en un plano
humano, no lo reduce a meras reacciones químicas de alguna glándula o a asociaciones de
representaciones en general. En el psicoanálisis la memoria deja de ser memoria para ser
recuerdo de hechos vividos o experimentados por las personas.
Otro aspecto positivo del psicoanálisis es el cambio de método. En vez de la clásica
introspección en la que el individuo se autoexamina, el psicoanálisis introduce el relato. El
relato permite que el psicólogo tenga a su disposición los materiales necesarios para hacer la
interpretación, para buscar el sentido de las conductas y acciones de las personas. Esto, a su
vez, lleva a Politzer a negar el concepto de lo inconciente, ya que no tiene sentido que el objeto
de estudio mismo de la psicología, el ser humano y sus vivencias, pueda interpretar lo que le
pasa. El analizado sabe, conoce lo que le pasa, pero no lo puede interpretar correctamente.
Ese es el trabajo del psicoanalista, del psicólogo.
A pesar de esto, Politzer culmina su libro afirmando que Freud se empantana al expresar sus
teorías debido a su extrema confianza en la psicología clásica: “Freud es tan
sorprendentemente abstracto en sus teorías como concreto en sus descubrimientos”. Es decir,
intenta reducir los hechos psicológicos descubiertos a las leyes de la psicología clásica
mediante la introducción de “las fantasías fisiológicas, energéticas y cuantitativas”.
AFINANDO LA PUNTERÍA
La trayectoria recorrida por Politzer nos presenta un problema, el de la especificidad y
necesidad de la psicología como ciencia. Politzer parece encontrar lo que fundamentaría la
ciencia psicológica, el drama. Pero después de recatar al hombre de entre los mitos de la
psicología clásica, lo pierde en la economía. Quizás el error de Politzer se encuentre en su
negación de la “situación ideológica”3, representada para él por la escuela de Durkheim, lo que
no le permite analizar al ser humano construido por su experiencia concreta en la sociedad
capitalista, determinado por la experiencia de clase, pero mediatizada por las superestructuras.
Dicho de otra manera, Politzer elimina la multitud de determinaciones que constituyen al
individuo. Recuperar este ser humano complejo resulta el primer paso para construir la
psicología concreta. Recién entonces se podrá decir, con Politzer, la “metapsicología ha dejado
de existir, ahora comienza la historia de la psicología”

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