Resumen Libro Instituciones y Derecho de La Union Europea
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sugería la necesidad de un acuerdo entre los Estados europeos sobre sus necesidades de
desarrollo y un programa que pusiera en marcha la economía europea. La respuesta fue
inmediata: 16 Estados europeos se reunieron al mes siguiente (quedaron fuera Alemania,
España y los países del Este). Después se decidió gestionar en común la ayuda
norteamericana mediante la creación de la Organización Europea de Cooperación
Económica (OECE, 16 de abril de 1948), en la que Alemania ingresó en 1949 y EEUU y
Canadá participaron como asociados, sin derecho a voto. Los méritos del Plan Marshall
fueron muchos: prever un plan racional para levantar y desarrollar las economías
europeas, crear un régimen multilateral de los intercambios y liberalizarlos, reducir los
contingentes, coordinar los planes económicos nacionales, organizar la convertibilidad de
las monedas y organizar un sistema de compensaciones multilaterales y la concesión de
créditos a los países deudores. Y en el orden político hay que subrayar que al promover la
necesidad del entendimiento y de las iniciativas europeas para la gestión común de la
ayuda norteamericana se evitaba que dicha ayuda supusiese una dependencia de los
EEUU. Pero los más sobresaliente y decisivo fue que la gestión en común de las ayudas
enseñó a Europa occidental las posibilidades de su unión, la maltrecha Europa supo
aprender de la OECE las mejores lecciones sobre la organización de una Europa con
energías propias.
El Congreso de la Haya y la creación del Consejo de Europa: en aquella magna asamblea se
hicieron notar las dos grandes corrientes europeístas que persisten hoy en día: aquellos
que pretendían una cooperación intergubernamental y los que soñaban con una
integración de carácter federal. Las dos corrientes desembocaron en creaciones
organizativas distintas: por un lado, la creación del Consejo de Europa (Estatuto firmado en
Londres el 5 de mayo de 1949) que daba satisfacción a las corrientes
intergubernamentales; por otro lado, las corrientes federalistas se sentían insatisfechas
con el Consejo de Europa por lo que encontraron un cauce en la propuesta francesa de
creación de la CECA.
La creación de la Comunidad Europea del Carbón y del Acero: la Declaración Schuman: la
CECA fue la primera de las tres Comunidades Europeas. El proceso de la integración
europea, propiciado por los EEUU a través del Plan Marshall, nació de forma inmediata
mediante la histórica Declaración Schuman, presentada por el Ministro de Asuntos
Exteriores francés Robert Schuman el 9 de mayo de 1950. La inspiración política del
proceso era evidente y se estimulaba así un nuevo espíritu de convivencia y solidaridad en
Europa Occidental. Los pilares básicos de la CECA se fundaban en el establecimiento de un
mercado común, unos objetivos comunes y en unas situaciones dotadas de poderes
efectivos e inmediatos. ¿Por qué carbón y acero? Porque constituían la base de la
economía y porque había sido el principal motivo de enfrentamiento. El Tratado de la
CECA habla de unión con miras al futuro, preveía su término a los 50 años, por lo que
expiró el 23 de julio de 2002, reconduciéndose el ámbito material regulado por el Tratado
CECA al previsto con carácter general en el Tratado de la Comunidad Europea (hoy el
TFUE); esa Comunidad (hoy UE) asumió desde esa fecha los derechos y obligaciones
derivados de los acuerdos internacionales celebrados por la CECA negociándose las
modificaciones técnicas pertinentes con los terceros Estados afectados.
La creación de la Comunidad Económica Europea y de la Comunidad Europea de la Energía
Atómica (EURATOM): en 1955 se encargó un proyecto de relanzamiento de la integración
cuyas bases eran el desarrollo de las Instituciones, fusión progresiva de las economías,
creación de un mercado común y armonización de las políticas sociales. Para ello se creó
un Comité Intergubernamental de Expertos, que fue la base de las negociaciones y que
Objetivos: el art. 3 TUE enuncia los objetivos generales de la UE que justifican su propia
existencia y su acción en beneficio de los ciudadanos. Los objetivos plasmados justifican la
atribución del ejercicio de concretos y limitados poderes soberanos nacionales a favor de
la Unión. Del 3.1 cabe destacar su enunciado de fines generales políticos propios de unas
sociedades comprometidas. La paz, la defensa de la dignidad humana y el bienestar son los
principales objetivos que ya se empezaron a mencionar en los Tratados constitutivos. La
presión por una Europa más social, más próxima e implicada en los problemas y
preocupaciones de la gente se traduce en objetivos nuevos: el compromiso de combatir la
exclusión social y la discriminación; o el de fomentar la justicia y la solidaridad entre
generaciones y la protección de la infancia. El conjunto de objetivos representan en buena
medida valores-meta especialmente apreciados por los europeos, como el espacio de
libertad, seguridad y justicia, el crecimiento equilibrado, la estabilidad de los precios, la
economía social de mercado, la igualdad entre hombres y mujeres, la lucha contra la
exclusión social, la solidaridad entre generaciones, la cohesión económica, social y
territorial, la diversidad cultural, la conservación del patrimonio y los valores que deben
condicionar la acción exterior de la UE. Estos objetivos están también precisados en el
TFUE. En consecuencia, por su transversalidad, los objetivos del art. 3 que tienen su
reflejo en los arts. 7 a 14 TFUE forman parte de la legalidad de la norma legislativa europea
o del acto jurídico europeo, por lo que se podría impugnar una norma si se prueba que
tiene un efecto negativo sobre estos objetivos. Estos objetivos no se pueden lograr de
cualquier manera, sino por medios apropiados teniendo en cuenta, caso por caso, las
competencias específicas, limitadas y expresas que se prevén en el TFUE. El art. 3 TUE no
es un título competencial o base jurídica para motivar por sí solo una norma de derecho
privado.
Principios fundamentales de la Unión:
1º) Principio de la Democracia: recogido en los arts. 2 y 9 TUE, la condición democrática es un
requisito para el ingreso y la permanencia en la UE con un sistema de control en caso de
desviación (art. 7 TUE). La UE es una democracia representativa, en la que los ciudadanos de
los Estados miembros están representados directamente en el Parlamento europeo, mediante
elecciones cada cinco años por sufragio universal directo, así como, indirectamente, en el
Consejo Europeo por el Presidente del Gobierno. Tenemos derecho a participar en la vida
democrática de la Unión eligiendo a nuestros representantes en el Parlamento; a su vez, como
ciudadanos que participamos en organizaciones socio-económicas también estamos
indirectamente representados en el Comité Económico y Social; o como vecinos de municipios
y regiones, estas organizaciones territoriales también pueden hacer llegar estos intereses
específicos ante el sistema de decisiones de la UE por medio del Comité de las Regiones. Como
sistema democrático se proclama la igualdad de los ciudadanos de la UE, cualquiera que sea su
nacionalidad; tendrán igual trato o atención por parte de las instituciones, órganos y
organismos.
2º) Principio del respeto a los derechos humanos: este principio se vio fortalecido y precisado
tras la aprobación en Niza de la Carta de los Derechos Fundamentales de diciembre de 2000; y
sobre todo tras la reforma de 2007. Se reconoce la obligatoriedad de la Carta de los Derechos
Fundamentales para las Instituciones y los Estados miembros, incluido el poder judicial, si bien
se aceptan ciertas excepciones para Reino Unido y Polonia. El respeto a los derechos humanos
y al principio democrático tiene una dimensión interna muy importante. Es una exigencia para
permanecer en la UE. El respeto a esos principios debe ser continuado y para ello la UE alza un
sistema operativo para evitar que sus principios queden relegados a la retórica política; si un
3º) Principio de igualdad de los Estados miembros: todos los Estados miembros de la UE,
independientemente de su población o riqueza, de su participación en la fundación del
proceso integrador o de su contribución a la creación y financiación de la UE, son iguales en
derechos y obligaciones. Igualdad significa que las normas de los Tratados se formulan de
forma abstracta para todos los Estados miembros al margen de consideraciones relativas a las
características de cada Estado miembro. Ahora bien, como en el orden interno y en el
internacional, este principio, siendo importante, es de carácter formal y general y no impide
estatutos diferenciados en situaciones objetivas aceptados por todos en los Tratados
miembros.
4º) Principio del respeto a la identidad nacional de los Estados miembros y a sus funciones
esenciales.
5º) Principio de cooperación leal: rige con carácter general la totalidad de las relaciones entre
los Estados y la Unión. Es un principio constitucional porque refleja la estructura política,
jurídica y económica de la UE y facilita la organización de los poderes. Su formulación literal no
es muy diferente de la obligación que se recoge en otras OOII o del principio pacta sunt
servanda. En centenares de sentencias se ha referido a este principio, el cual se encuentra en
la base del sistema comunitario y rige las relaciones entre la UE y sus Estados miembros, así
como de estos con las Instituciones y las relaciones de estas entre sí.
1. LA ADHESIÓN A LA UE.
Desde los años 50 ha sido notable la capacidad de atracción del proceso de integración y
de idear fórmulas de aproximación hasta llegar a la adhesión. El Estado candidato ha de ser un
Estado europeo, es decir, lo que comúnmente se entiende en geografía y en geopolítica como
Europa. Además, debe ser un Estado democrático. Desde la reforma de Ámsterdam, se han
precisado unas condiciones generales sobre el régimen político del Estado solicitante: debe
respetar los valores previstos en el art. 2 TUE. Junto al requisito de estabilidad democrática,
deberán demostrar la existencia de una economía de mercado en funcionamiento.
La comprobación de la capacidad real de integración del candidato y la capacidad de
absorción de la UE impiden los automatismos y dejan en la capacidad de apreciación de la
Unión la decisión última sobre el ingreso de un Estado candidato.
La petición de adhesión se dirige al Consejo. Se informa de la petición al Parlamento
Europeo y a los Parlamentos nacionales. El Consejo solicita un dictamen a la Comisión en el
que se ponen de relieve los problemas y los efectos del ingreso para la UE y para el solicitante.
Si hay unanimidad en el Consejo, entonces se inician las negociaciones con el Estado o Estados
candidatos. Estas negociaciones son siempre complejas y a veces muy largas.
En la Conferencia negociadora lo que se discute en esencia es el cuándo y el cómo de la
aplicación del Derecho originario y derivado; en efecto, la obligación inicial del Estado
candidato es aceptar el “acervo comunitario” a fin de asumir los mismos derechos y
obligaciones que todos los demás Estados miembros.
La aceptación del Derecho adoptado con anterioridad a la adhesión se contempla
siempre en el Acta relativa a las condiciones de la adhesión y a las adaptaciones de los
Tratados, cuyos textos son básicamente concordantes en todas las negociaciones. El resultado
final de las negociaciones de adhesión requiere el acuerdo entre los Estados miembros y el
Estado candidato y se plasma en el Acta de Adhesión. El Acta incluye las adaptaciones
institucionales necesarias para acoger al nuevo Estado en las Instituciones.
El Consejo solicita la aprobación al Parlamento Europeo (por mayoría de los miembros
que lo componen) una vez se ha adoptado el Acta de Adhesión, de forma que el PE podría
vetar el ingreso de un nuevo Estado. El procedimiento de adhesión consta, además, de una
fase de control nacional o democrática en el Parlamento del Estado candidato y en los
Parlamentos de los Estados miembros. Toda adhesión supone un nuevo Tratado que conlleva
una revisión de los Tratados constitutivos al ampliar el número de Estados miembros.
Competencias compartidas: significa que la UE y sus Estados miembros son titulares de las
competencias y concurren ambos a regularlas. Ambos tienen potestad para legislar y
adoptar actos jurídicamente vinculantes pero los Estados ejercen su competencia
únicamente si la Unión no ha ejercido la suya o haya decidido dejar de ejercerla y solo en
la medida en que no lo haya hecho. Los dos concurren a regular, pero cuando lo hace la UE
desplaza la competencia nacional y ocupa el terreno. El campo de las competencias
compartidas se instrumenta casi siempre en los Tratados mediante la directiva y ésta por
definición necesita de la acción normativa de los Estados. Si la Unión ejerce la
competencia, los Estados miembros respetarán las obligaciones establecidas. El Tratado
establece que las competencias son las que no son exclusivas ni de apoyo o coordinación.
Las competencias compartidas se enuncian si bien por exclusión, bien por listado de
ámbitos específicos recogido en el art. 4.2, donde se enumeran once ámbitos principales.
El Tratado enumera algunos ámbitos a título ejemplificativo que pueden ser objeto de
competencia compartida: el mercado interior; la agricultura y la pesca; la política social,
con los límites concretos establecidos en el TFUE; la política de cohesión económica, social
y territorial; la protección de los consumidores; investigación y desarrollo; medio
ambiente; los transportes; las redes transeuropeas; el espacio de libertad, seguridad y
justicia se formula con mucha amplitud en ámbitos como cruce de fronteras, visados, asilo
e inmigración y a la cooperación judicial civil; la energía; los aspectos comunes de
seguridad de la política de salud pública; la cooperación al desarrollo y ayuda comunitaria.
Es en los ámbitos de competencia compartida donde tiene que desplegar sus virtudes el
principio de subsidiariedad. Este principio está pensado fundamentalmente para actuar en
el campo de las competencias no exclusivas y así lo dice expresamente el art. 5.3 TUE.
limitará a las acciones estrictamente necesarias. Los medios que emplee la UE deben ser
proporcionados al objetivo que persiga. La exclusividad de la competencia de la UE no
significa que las autoridades internas no puedan llevar a cabo acciones normativas o
ejecutivas; precisamente por motivos de proporcionalidad, la administración nacional,
regional o local intervendrá en los niveles más próximos a los ciudadanos en la ejecución
de la acción de la Unión. Por otro lado, el principio de suficiencia de medios dice que la UE
dispondrá de medios apropiados para alcanzar sus objetivos y para llevar a cabo sus
políticas, de acuerdo con las competencias que se le atribuyen. Pone de relieve el
compromiso de la UE y de sus Estados miembros en poner todo su empeño en la
realización de los objetivos de los Tratados. Es claro que tiene una especial conexión con
los recursos financieros de que debe disponer la UE y también con la adecuación de los
medios a los objetivos establecidos en los Tratados.
Principio de cooperación leal: rige con carácter general la totalidad de las relaciones entre
los Estados y la Unión. Es un principio constitucional porque refleja la estructura política,
jurídica y económica de la UE y facilita la organización de los poderes. Su formulación
literal no es muy diferente de la obligación que se recoge en otras OOII o del principio
pacta sunt servanda. En centenares de sentencias se ha referido a este principio de
colaboración leal. Este principio se encuentra en la base del sistema comunitario y rige las
relaciones entre la UE y sus Estados miembros, así como de estos con las Instituciones y las
relaciones de estas entre sí.
Así, este principio se entiende con otro sentido: la cooperación leal entre las instituciones,
diálogo y colaboración entre ellas.
2. EL CONSEJO EUROPEO
El Consejo Europeo reúne a los líderes de la UE para establecer su agenda política. Representa
el nivel más elevado de la cooperación política entre los países de la UE.
El Consejo, una de las siete instituciones oficiales de la UE, se reúne en cumbres (normalmente
trimestrales) celebradas entre líderes de la UE y presididas por un presidente permanente. El
Consejo Europeo tiene como funciones:
- Decidir sobre la orientación y las prioridades políticas generales de la UE, pero no legislar.
- Se ocupa de cuestiones complejas o sensibles que no pueden resolverse en instancias
inferiores de la cooperación intergubernamental.
- Establecer la política exterior y de seguridad común teniendo en cuenta los intereses
estratégicos de la UE y las implicaciones en materia de defensa.
- Designar y nombrar a los candidatos elegidos para determinados puestos destacados de la
UE, por ejemplo en el BCE y en la Comisión.
Con respecto a cada una de las cuestiones, el Consejo Europeo puede: pedir a la Comisión
Europea que elabore una propuesta someterla al Consejo de la UE para que se ocupe de ella.
El Consejo Europeo está compuesto por los jefes de Estado o de Gobierno de todos los países
de la UE, el presidente de la Comisión Europea y el alto representante para Asuntos Exteriores
y Política de Seguridad.
Convoca y preside el Consejo su presidente, elegido por el propio Consejo Europeo por un
período de dos años y medio renovable una vez. El presidente representa a la UE ante el resto
del mundo.
Normalmente se reúne cuatro veces al año, pero su presidente puede convocar reuniones
adicionales para tratar asuntos urgentes.
En general, las decisiones se toman por consenso, pero en algunos casos es necesaria la
unanimidad o la mayoría cualificada. Solo pueden votar los jefes de Estado o de Gobierno.
- Negocia y adopta la legislación de la UE, junto con el Parlamento Europeo, a partir de las
propuestas de la Comisión Europea.
- Coordina las políticas de los Estados miembros.
- Desarrolla la política exterior y de seguridad, siguiendo las directrices del Consejo Europeo.
- Celebra acuerdos entre la UE y otros países u organizaciones internacionales.
- Junto con el Parlamento Europeo, aprueba el presupuesto de la UE.
El Consejo de la UE no está compuesto por miembros fijos, sino que se reúne en diez
formaciones diferentes, en función del tema que se vaya a tratar. Dependiendo de la
formación, cada Estado miembro envía al ministro competente en la materia. Por ejemplo, al
Consejo de Asuntos Económicos y Financieros ("Consejo Ecofin") acude el ministro de
economía de cada país.
El Consejo de Ministros de Asuntos Exteriores tiene un presidente permanente, el Alto
Representante para la Política Exterior y de Seguridad de la UE. Las demás reuniones del
Consejo las preside el ministro correspondiente del país que en ese momento ostente la
Presidencia rotatoria de la UE. Por ejemplo, en el periodo de Presidencia de Estonia, cualquier
reunión del Consejo de Medio Ambiente estará presidida por el ministro estonio de Medio
Ambiente.
El Consejo de Asuntos Generales garantiza la coherencia de conjunto, con el apoyo del Comité
de Representantes Permanentes (que actúan como "embajadores nacionales" ante la UE).
Los ministros de economía y finanzas de los países de la zona del euro coordinan sus políticas
económicas en el marco del Eurogroupo, cuyas reuniones se producen un día antes que las del
Consejo de Asuntos Económicos y Financieros. Los acuerdos alcanzados en las reuniones del
Eurogrupo se adoptan oficialmente el día después en el Consejo, por votaciones en las que
solo participan los ministros de la eurozona.
¿Cómo funciona el Consejo?
- Todos los debates y votaciones son públicos.
- Para aprobar las decisiones, normalmente es necesario contar con una "mayoría
cualificada":
el 55% de los Estados (es decir, 16 países de los 28 miembros actuales)
que representen, como mínimo, al 65% de la población total de la UE.
Para bloquear una decisión, son necesarios al menos 4 países (que representen, como mínimo,
al 35% de la población total de la UE).
- Excepción: las decisiones en temas sensibles como la política exterior y la fiscalidad deben
recibir la aprobación de todos los países (unanimidad).
- Las cuestiones administrativas y de procedimiento se adoptan por mayoría simple.
1. LA COMISIÓN EUROPEA
La Comisión Europea es el órgano ejecutivo, políticamente independiente, de la UE. La
Comisión es la única instancia responsable de elaborar propuestas de nueva legislación
europea y de aplicar las decisiones del Parlamento Europeo y el Consejo de la UE.
¿Qué hace la Comisión?
- Proponer nuevas leyes: la Comisión es la única institución europea que presenta, para que
el Parlamento y el Consejo las aprueben:
leyes que protegen los intereses de la UE y a sus ciudadanos en aspectos que no
pueden regularse eficazmente en el plano nacional.
leyes correctas en sus detalles técnicos gracias a consultas con expertos y ciudadanos.
- Gestionar las políticas europeas y asignar los fondos de la UE:
Fija las prioridades de gasto de la UE conjuntamente con el Consejo y el Parlamento.
Elabora los presupuestos anuales para que el Parlamento y el Consejo los aprueben.
Supervisa cómo se gasta el dinero bajo el escrutinio del Tribunal de Cuentas.
- Velar por que se cumpla la legislación de la UE: conjuntamente con el Tribunal de Justicia,
la Comisión garantiza que la legislación de la UE se aplique correctamente en todos los
países miembros.
- Representar a la UE en la escena internacional:
Habla en nombre de todos los países de la UE ante los organismos internacionales,
sobre todo en cuestiones de política comercial y ayuda humanitaria.
Negocia acuerdos internacionales en nombre de la UE.
Composición: El liderazgo político corresponde a un equipo de 28 comisarios, uno de cada país
miembro, bajo la dirección del presidente de la Comisión, que decide quién es responsable de
cada política.
El colegio de comisarios está compuesto por el presidente de la Comisión, sus siete
vicepresidentes —incluido el vicepresidente primero—, el alto representante de la Unión para
asuntos exteriores y política de seguridad, y 20 comisarios, cada uno responsable de una
cartera.
En el día a día, se encarga de realizar las tareas de la Comisión su personal (juristas,
economistas, etc.), repartido en una serie de departamentos denominados Direcciones
Generales (DG), cada una de las cuales se responsabiliza de una determinada política.
Los dirigentes de cada país, reunidos en el Consejo Europeo, presentan al candidato a
presidente atendiendo a los resultados de las elecciones al Parlamento Europeo. Para obtener
la designación, el candidato o candidata necesita el apoyo de la mayoría de diputados del
Parlamento Europeo.
El candidato a presidente elige a los posibles vicepresidentes y comisarios a propuesta de los
países miembros. La lista de candidatos debe recibir la aprobación de los dirigentes nacionales
reunidos en el Consejo Europeo.
Entonces cada candidato comparece ante el Parlamento Europeo para explicar su
planteamiento y responder a las preguntas de los diputados. A continuación, el Parlamento
decide por votación si acepta o no al equipo. Por último, el Consejo Europeo lo designa por
mayoría cualificada.
El mandato de la actual Comisión termina el 31 de octubre de 2019.
¿Cómo funciona la Comisión?
El presidente define la orientación general de la Comisión, lo que permite a los comisarios fijar
conjuntamente los objetivos estratégicos y publicar el programa de trabajo anual.
Las decisiones se toman bajo responsabilidad colectiva. En este proceso todos los comisarios
son iguales y responden por igual de cada decisión. Los comisarios no tienen facultades de
decisión propias, salvo habilitación en determinadas circunstancias.
Los vicepresidentes actúan en representación del presidente y coordinan los trabajos en sus
respectivos ámbitos de competencia conjuntamente con varios comisarios. Para garantizar
que el colegio trabaje en estrecha colaboración y de manera flexible, se fijan una serie de
proyectos prioritarios.
Los comisarios apoyan a los vicepresidentes a la hora de presentar propuestas al colegio. En
general, las decisiones se toman por consenso, aunque también pueden tomarse por votación.
En ese caso, se aprueban por mayoría simple, con un voto por comisario.
A continuación, el tema pasa a la correspondiente Dirección General, cuyo máximo
responsable, el director general, responde ante el comisario competente. El resultado suele
ser una propuesta legislativa que vuelve a enviarse a los comisarios para que la aprueben en su
reunión semanal. Entonces la propuesta, ya oficial, se remite al Consejo y el Parlamento,
abriendo así la siguiente fase del procedimiento legislativo europeo.
2. EL PARLAMENTO EUROPEO
El Parlamento Europeo es el órgano legislativo de la UE. Es elegido directamente por los
votantes de la UE cada cinco años. Las últimas elecciones se celebraron en mayo de 2014.
El Parlamento desempeña tres funciones principales:
- Competencias legislativas:
Aprobar la legislación de la UE, junto con el Consejo de la Unión Europea, a partir de
las propuestas de la Comisión Europea.
Decidir sobre acuerdos internacionales.
Decidir sobre ampliaciones.
Revisar el programa de trabajo de la Comisión y pedirle que elabore propuestas de
legislación.
- Competencias de supervisión:
Control democrático de todas las instituciones de la UE.
Elegir al Presidente de la Comisión y aprobar a la Comisión como colegio. Posibilidad
de aprobar una moción de censura, que obligue a la Comisión a dimitir.
Aprobar la gestión del presupuesto, es decir, la aprobación de la manera en que se han
gastado los presupuestos de la UE.
Examinar las peticiones de los ciudadanos y realizar investigaciones.
Debatir la política monetaria con el Banco Central Europeo.
Formular preguntas de la Comisión y del Consejo.
Observación electoral
- Competencias presupuestarias:
Establecer el presupuesto de la UE junto con el Consejo.
Aprobar el presupuesto de la UE a largo plazo («marco financiero plurianual»).
1. Fase escrita
- Las partes presentan al Tribunal alegaciones escritas, y también pueden formular
observaciones las administraciones nacionales, las instituciones europeas y, en algunos
casos, los particulares.
- El juez ponente resume todas las alegaciones y observaciones, que a continuación se
debaten en la reunión general del Tribunal, donde se decide:
según la importancia o complejidad del asunto, si lo instruyen 3, 5 o los 15 jueces del
Tribunal (esto último ocurre en muy raras ocasiones: en la mayoría son cinco)
si debe celebrarse una vista (fase oral) y si es necesario un dictamen oficial del
abogado general.
2. Fase oral: la vista pública
- Los abogados de ambas partes plantean sus argumentos ante los jueces y el abogado
general, quienes pueden formular preguntas.
- Si el Tribunal decide solicitar un dictamen al abogado general, este lo emite unas semanas
después de la vista.
- A continuación, los jueces deliberan y dan su veredicto.
3. En el Tribunal General, el procedimiento es parecido, salvo que en la mayoría de los
asuntos hay tres jueces y no hay abogado general.
2. EL TRIBUNAL DE CUENTAS
En su calidad de auditor externo independiente de la UE, el Tribunal de Cuentas Europeo (TCE)
vela por los intereses de los contribuyentes europeos. Aunque el TCE no tiene capacidad
jurídica, contribuye a mejorar la gestión del presupuesto de la UE por parte de la Comisión
Europea e informa sobre las finanzas de la Unión.
¿Qué hace el Tribunal de Cuentas?
- Audita los ingresos y los gastos de la UE para verificar que la percepción, uso, rentabilidad
y contabilidad de los fondos son los correctos.
- Supervisa a cualquier persona u organización que maneje fondos de la UE, en particular
mediante controles puntuales en las instituciones de la UE (especialmente en la Comisión),
los Estados miembros y los países que reciben ayuda de la UE.
- Elabora conclusiones y recomendaciones dirigidas a la Comisión Europea y los Gobiernos
nacionales en sus informes de auditoría.
- Informa de sus sospechas de fraude, corrupción u otras actividades ilegales a la Oficina
Europea de Lucha contra el Fraude (OLAF).
- auditorías financieras (en las que comprueba si las cuentas reflejan fielmente la situación
financiera, los resultados y los flujos de tesorería de un determinado ejercicio).
- auditorías de conformidad (en las que comprueba si las transacciones financieras se
ajustan a la normativa).
- auditorías de resultados (en las que comprueba si la financiación de la UE ha alcanzado sus
objetivos con el menor número de recursos posible y de la manera más económica).
Función: Gestiona el euro, mantiene la estabilidad de los precios y lleva adelante la política
económica y monetaria de la UE.
Presidente: Mario Draghi
Miembros: Está formado por el Presidente y el Vicepresidente del BCE y los gobernadores de
los bancos centrales nacionales de todos los países de la UE.
Creado en: 1998.
Sede: Fráncfort (Alemania).
2. LOS MEDIOS MATERIALES Y PERSONALES (no lo veo importante, pero por si acaso) (En
todo caso, lo que veo más importante son los principios)
- Medios materiales: la UE se financia mediante la Hacienda Pública. Pero antes de esto,
debemos tener en cuenta los principios del presupuesto de la Unión. El presupuesto es el
acto que prevé y autoriza previamente, cada año, los ingresos y gastos previsibles de la UE,
y se rige por los siguientes principios:
1) Unidad: en un solo acto normativo se incluyen todos los ingresos y gastos de todas las
Instituciones, organismos, Programas, etc. Esa unidad garantiza el control efectivo.
2) Universalidad: significa que el conjunto de ingresos cubre el conjunto de gastos, de forma
que no hay afectación de un ingreso a un determinado gasto. Además, el principio de no
afectación, prohíbe la compensación entre ingresos y gastos, es decir, que los ingresos y
los gastos se incluyen por su importe íntegro sin compensaciones entre ellos.
Existen excepciones al principio de no afectación como los ingresos procedentes de
fundaciones, legados, etc.
También hay excepciones en cuanto al principio de no compensación en que se desglosa la
universalidad, como es la tasa de corresponsabilidad agraria.
3) Anualidad: el presupuesto se adopta para un ejercicio anual. Su carácter anual no excluye
que se utilice, como en los Estados, la técnica de las previsiones financieras plurianuales
debido a que numerosas normas tienen incidencia en ejercicios futuros. Además, cada
partida del presupuesto consigna el crédito de compromiso (que representa el coste total
de una obligación jurídica que desborda el ejercicio anual) y el crédito de pago (que
representa el gasto de ejecución contraído durante el ejercicio o ejercicios anteriores).
4) Especialidad o especificación: los créditos se acuerdan de forma detallada, lo que permite
controlar mejor el gasto.
5) Publicidad: una vez adoptado el presupuesto se publica en el Diario Oficial de la Unión
Europea, así como cualquier presupuesto suplementario y rectificativo.
6) Equilibrio y disciplina financiera: como los gastos se cubren con recursos propios tiene que
haber equilibrio entre ingresos y gastos y una evolución ordenada de los mismos. Si en la
cuenta de gestión que se hace al cierre del ejercicio hubiera superávit se transfiere a la del
año siguiente como un ingreso mediante un presupuesto rectificado. Si, por el contrario,
hubiera déficit, su importe se consigna en el del año siguiente como un gasto mediante un
presupuesto suplementario.
7) Enumeración en euros: desde el 1 de enero de 1999 se cuantifica en euros.
8) Buena gestión financiera: el receptor de los fondos debe garantizar una utilización óptima
de los fondos gastados.
Pero, ¿de dónde salen los ingresos?
En primer lugar, de los recursos propios tradicionales, que son las exacciones o derechos
agrarios, incluidos los montantes compensatorios, suplementarios y las primas. Y el arancel
exterior común o derecho de aduana que se percibe por la introducción en el territorio de la
UE de productos de terceros países.
En segundo lugar, de los recursos propios de naturaleza fiscal, como lo son el IVA y la Renta
Nacional Bruta (RNB). En el IVA se trata de la aplicación de un % uniforme sobre la BI del IVA
armonizado recaudado por los Estados miembros. En cuanto a la RNB, resulta de la aplicación
de un % uniforme a la RNB de toda la Unión.
Por último, existen otros ingresos diversos, que son el impuesto sobre las remuneraciones de
los funcionarios, los intereses por demora, las multas y los ingresos por venta de publicaciones
y otros bienes, y el excedente disponible del ejercicio anterior. En conjunto, estos ingresos
oscilan entre el 1 y el 2 %.
En cuanto a los gastos: los Tratados han venido proclamando el principio de suficiencia de
medios desde 1992. Significa que la UE se compromete a dotarse de los medios necesarios
para alcanzar sus objetivos y para llevar a cabo sus políticas. A fin de garantizar la evolución
ordenada de los gastos dentro del límite de los recursos propios se ha utilizado el mecanismo
de las llamadas perspectivas financieras mediante acuerdos interinstitucionales. Desde la
reforma de Lisboa, esto se denomina “Marco financiero plurianual”, lo que es una
programación presupuestaria plurianual de un mínimo de cinco años, si bien lo habitual son
siete años. El presupuesto anual debe mantenerse dentro de las previsiones del Marco
financiero plurianual.
Para una mejor comprensión y visibilidad de los objetivos de la Unión y de su financiación se
establecen unas categorías de gastos que se corresponden con lo que tradicionalmente se
entendía por gastos de funcionamiento y gastos operacionales. Estos últimos son los gastos de
las políticas de la Unión. Los gastos vienen estructurados por grandes sectores de actividad de
la siguiente forma para el marco presupuestario plurianual 2014-2020:
1) Crecimiento inteligente e integrador, que comprende un 47%, con dos sub-rúbricas
“Competitividad para el crecimiento y el empleo” y “Cohesión económica, social y
territorial”, para la investigación, competitividad, educación, etc.
2) Crecimiento sostenible: recursos naturales, que incluye “Gastos en concepto de ayudas
relacionadas con el mercado y pagos directo”, es decir, agricultura, pesca y
medioambiente, que representa el 38,5%.
3) Seguridad y ciudadanía, a la que se le asigna un 1,6% del Marco Plurianual.
4) Europa global, es decir, toda la acción exterior (6,1%).
5) Administración, que incluye los gastos administrativos de las instituciones, es decir, los
gastos de personal, los inmuebles y su mantenimiento, material y gastos diversos y los
derivados del ejercicio de funciones específicas por parte de la institución, así como otros
gastos.
1. CONSIDERACIONES GENERALES
El DUE es un ordenamiento jurídico que tiene su propio sistema de fuentes y que, en tanto que
ordenamiento jurídico, comprende a los Tratados constitutivos como Derecho originario, junto
a los principios generales del Derecho; y al Derecho producido por la Unión se le conoce como
Derecho derivado, el cual se ha producido por la Unión por sí sola o a través del acuerdo con
terceros Estados u Organizaciones Internacionales.
Es un sistema dinámico, y a lo largo de su existencia se han producido no solo diversas
reformas de los Tratados constitutivos, sino también toda una producción normativa de
Derecho derivado, elaborado por las instituciones en el ejercicio de las competencias que los
Estados miembros les atribuyen con base en los Tratados constitutivos, es decir, el desarrollo y
aplicación de los mismos.
Cabe considerar la producción normativa que un grupo de Estados miembro puede desarrollar
en el ejercicio de las fórmulas de “cooperación reforzada” que establezcan entre sí; aunque
esos actos son adoptados por las instituciones de la Unión y en desarrollo de los Tratados
constitutivos, no vincularán a todos los Estados miembros de la misma UE, sino solo a aquellos
miembros que participen en la experiencia de cooperación reforzada.
Por tanto, existe todo un acervo comunitario formado por el conjunto de producciones
normativas con fundamento en distintas bases jurídicas contempladas en los Tratados
constitutivos y que, con la salvedad de los actos adoptados en las cooperaciones reforzadas,
forma el conjunto del ordenamiento jurídico que deben aceptar los Estados miembros que se
adhieran a la UE.
2. EL DERECHO ORIGINARIO
a) La norma convencional constitutiva:
La norma que le da origen al sistema jurídico de la Unión es de carácter meramente jurídico-
internacional. En este sentido hay que entender que la norma originaria del sistema se
fundamenta, desde el punto de vista material, en el consentimiento estatal, formado a través
de los procedimientos constitucionales de cada Estado miembro y encauzado a través de la
manifestación del consentimiento prevista en el sistema jurídico internacional para los
Tratados celebrados en forma solemne, es decir, a través de la ratificación. Desde el punto de
vista formal se trata de normas convenciones internacionales (Tratados con sus Protocolos y
Anexos) sujetos a las reglas de Derecho Internacional en materia de Tratados, esto es, al
Convenio de Viena sobre el Derecho de los Tratados de 23 de mayo de 1969.
Estas consideraciones tienen un doble efecto en relación con la identificación del Derecho
originario: que toda modificación de ese Derecho ha de recogerse en una norma convencional
y que toda norma convencional, concluida por los Estados miembros, con efectos
modificativos de los Tratados constitutivos, forman parte del Derecho originario. Todo esto
explica que el denominado Derecho originario albergue no solo los Tratados constitutivos sino,
además, todos los Tratados que de una manera u otra han modificado sus disposiciones. Se
han configurado así, en la evolución del proceso de construcción europea, dos direcciones del
Derecho originario:
1º) Los Tratados constitutivos y los Tratados concluidos para su modificación:
Los Tratados constitutivos con:
- Tratado constitutivo de la Comunidad Económica Europea, adoptado en Roma el 25 de
marzo de 1957 (entrada en vigor el 1 de enero de 1958), denominado de la Comunidad
Europea en Maastricht;
- TFUE desde la entrada en vigor del Tratado de Lisboa el 1 de diciembre de 2009;
2º) Un segundo núcleo de modificaciones del Derecho originario viene dado por los actos de
naturaleza convencional que se producen con motivo de las adhesiones de nuevos Estados
miembros o para poner término a su aplicación.
3º) Por último, nos encontramos con el caso excepcional de la Carta de Derechos
Fundamentales de la UE. En sí no tiene carácter convencional, pero a tenor del art. 6.1 TUE
tiene el mismo valor jurídico de los Tratados, razón por la que los principios, derechos y
libertades enunciados en la Carta y en las condiciones previstas en el TUE, deben considerarse
derecho originario.
ordenamiento jurídico de la Unión Europea una norma de estructuración general del sistema
de producción de normas y, consecuentemente con ello, no existe una determinación expresa
de la jerarquía normativa ni siquiera en la relación entre la norma constitutiva y la derivada.
Pero, en este caso, no por implícita resulta menos notoria su presencia en el ordenamiento
jurídico de la Unión Europea. En efecto, esta supremacía puede inferirse de una norma de
alcance general y, de manera particular, de los procedimientos previstos para controlar
jurisdiccionalmente el respeto de la norma constitutiva, de la actividad comunitaria en la
conclusión de acuerdos internacionales y del mecanismo mismo de revisión de las normas
constitutivas.
3º) La eficacia directa: hunde su raíz en el problema de los destinatarios de la norma. Una
interpretación de su carácter convencional (por cierto, con poco fundamento en el actual
Derecho Internacional) pudo, en principio, identificar como los destinatarios naturales de estas
normas a los Estados y excluir a los particulares a los que, en todo caso, los efectos de las
normas llegarían de manera indirecta a través de una especie de interpositio legislatoris de sus
ordenamientos nacionales.
Pero esta interpretación fue tempranamente corregida por el TJCE, que en la ya citada
sentencia Van Gend en Loos interpretó que “según el espíritu, la economía y el texto del
Tratado, el articulo 12 (hoy derogado) debe ser interpretado en el sentido de que produce
efectos inmediatos y engendra derechos individuales que los órganos jurisdiccionales internos
deben salvaguardar”. Esto viene a significar que si se concede un derecho a un particular y este
es vulnerado, el particular podrá acudir a los órganos jurisdiccionales internos (de su país) para
proteger su derecho.
2º) Ámbito temporal: el art. 53 TUE y el art. 356 TFUE dispone que el presente Tratado se
concluye con un período de tiempo ilimitado. También se prevé el procedimiento de retirada,
el cual se inicia con una notificación al Consejo Europeo y la celebración de un acuerdo entre el
Estado miembro y la Unión que determinará la forma y condiciones de la retirada. Los efectos
se producirán o con la entrada en vigor del acuerdo o a los dos años de la notificación.
3º) Ámbito territorial: (art. 25 TUE y 355 TFUE) Los Tratados se aplican con carácter general a
los territorios europeos de los Estados miembros (art. 52.1 TUE). Además, los Tratados se
aplican a los territorios europeos cuyas relaciones exteriores asuma un Estado miembro
(Gibraltar); a Guadalupe, la Guayana Francesa, Martinica, la Reunión, San Bartolomé, San
Martín, las Azores, Madeira y las Islas Canarias en las condiciones especiales del art. 349; a las
Islas Aland de conformidad con las disposiciones del Protocolo número 2 del Acta relativa a las
condiciones de adhesión de la República de Austria, de la República de Finlandia y del Reino de
Suecia; y a los países y territorios de ultramar contemplados en el Anexo II del TFUE que se les
aplica solamente a la cuarta parte del TFUE. Los Tratado no se aplican a las zonas de soberanía
de Reino Unido de Akrotiri y Dhekelia en Chipre salvo para dar cumplimiento a lo previsto en un
Protocolo especial que se anexó al Acta de Adhesión cuando se adhirió Chipre; a las Islas Feroe;
a los países y territorios de ultramar no incluidos en la lista del Anexo II y que mantengan
especiales relaciones con el Reino Unido; y a las Islas del Canal y a la Isla de Man salvo para
aplicarles lo previsto en la Decisión de 1972.
componen, puede decidir que el Consejo decida por mayoría cualificada. Se excluye
toda cuestión con implicaciones militares y defensa; b) cuando el TFUE disponga que el
Consejo adopte actos legislativos por el procedimiento especial, el Consejo Europeo,
por unanimidad, y previa aprobación del PE por mayoría de los miembros que lo
componen, podrá decidir que se decidan por el procedimiento legislativo ordinario.
3. EL DERECHO DERIVADO
a) Cuestiones generales:
El Derecho derivado es el que alberga la actividad normativa o los actos jurídicos de la Unión
como los califica la sección primera del capítulo 2, Título I, de la Sexta Parte del TFUE. Son ña
expresión formal de la producción por las Instituciones de actos jurídicos vinculantes y no
vinculantes.
En la tipología se identifican como vinculantes los reglamentos, directivas y decisiones, y como
no vinculantes las recomendaciones y dictámenes. Se trata de un sistema que responde a una
evolución muy compleja y que ha desembocado en Lisboa en un modelo de una complicación
sin precedentes, sin coherencia y lleno de ambigüedades.
Los actos tienen siempre la misma denominación y su caracterización general es siempre la
misma. Los actos vinculantes pueden haber sido adoptados por el procedimiento legislativo
ordinario (PE y Consejo a propuesta de la Comisión) o por el procedimiento legislativo especial
(adoptado por el PE con la participación del Consejo o por el Consejo con la participación del
PE).
Es importante distinguir también entre vinculantes y no vinculantes y, dentro de los
vinculantes, los que tiene un alcance general o individual. La distinción es fundamental porque
en función de ella se determinan su obligatoriedad y efectos desde el punto de vista de los
sujetos o destinatarios de los mismos.
2.- Directivas. Son actos que obligan a los Estados miembros a conseguir un resultado
determinado, dejándoles libertad de actuación en cuanto a la forma y medios a utilizar. Se
trata por tanto de imponer una obligación de resultado. Sus características son:
- Son actos obligatorios, pero no tienen alcance general ya que sólo obligan a los destinatarios,
es decir, a los Estados miembros.
- Necesitan un acto de recepción en el ordenamiento jurídico interno, es decir, no son de
aplicabilidad directa.
- El acto de recepción que necesitan las Directivas es la transposición o traslado de la Directiva
a una norma interna. Para ello los Estados pueden elegir libremente la forma y los medios,
aunque están sujetos a dos límites:
* Límite de plazo; ya que los Estados tienen que respetar el plazo que incorpora la directiva
para efectuar la transposición.
* Tienen que elegir la forma y los medios para garantizar la eficiencia plena de la directiva.
3.- Decisiones: Son actos obligatorios en todos sus elementos. No necesitan de ningún acto de
recepción en el Derecho interno; tienen un alcance limitado (frente a las características de los
Reglamentos), y van dirigidos a unos destinatarios concretos.
Estos tres tipos de actos (reglamentos, directivas y decisiones) son fuentes autónomas, y entre
ellos no existe ningún tipo de jerarquía.
Actos atípicos
Son actos de las instituciones y otros órganos comunitarios de naturaleza diversa y que no
están previstos en los tratados. Por ejemplo: 1. Los reglamentos internos de las instituciones;
2. Resoluciones del Consejo en las que fija los principios de actuación en determinadas
materias; 3. Comunicaciones de la Comisión en las que precisa los criterios que va a seguir en
una determinada materia.
Actos no vinculantes:
a) Recomendaciones. Consiste en la indicación de una conducta a seguir o petición de
modificación de una conducta.
b) Dictámenes. Es la manifestación de una opinión o valoración de una determinada
situación.
La doctrina considera que las recomendaciones y los dictámenes no son actos jurídicos porque
no son obligatorios, otro sector doctrinal opina que la falta de obligatoriedad no les priva de
naturaleza jurídica sino simplemente les priva de sanción jurídica.
1. CONSIDERACIONES GENERALES
La libre y voluntaria manifestación del consentimiento de los Estados de ser miembros de la UE
y, en consecuencia, de obligarse por los Tratados constitutivos y por los actos de las
Instituciones produce la atribución de competencias internas en favor de la UE. Esta
atribución, en determinadas materias, y su ejercicio efectivo por las Instituciones, es el punto
de partida de la existencia del ordenamiento jurídico de la Unión. Esto hace que confluyan dos
ordenamientos jurídicos: el interno de cada Estado y el de la Unión.
Ahora bien, ambos ordenamientos tienen unos mismos destinatarios. El hecho de que
compartan una misma clase de sujetos de derecho hace que se genere una frecuente relación
entre la norma de la Unión y la norma nacional. Pues bien, esas relaciones entre el Derecho de
la Unión y el Derecho interno están condicionadas por los principios de eficacia directa,
primacía, cooperación leal, tutela judicial efectiva (incluido el principio de autonomía
institucional y procesal en su aplicación interna) y responsabilidad del Estado por su
cumplimiento.
El DUE es un subsistema del Derecho Internacional con caracteres singulares, entre otros la
ausencia de cualquier condición de paridad y de reciprocidad en la formación y aplicación del
Derecho derivado. Pero el DUE tampoco es Derecho interno; por el contrario, es autónomo
respecto del Derecho interno, aunque se integra en los sistemas jurídicos nacionales son
perder su calidad de ius commune.
excepcional de la sentencia Van Gend es que declara efectos para los particulares de una
obligación de abstención impuesta a los Estados miembros.
El Tribunal de Justicia sitúa en un marco de teoría general del Derecho la necesaria correlación
entre obligación y derecho, obligación de los Estados de no aumentar los aranceles y derecho
de los particulares a confiar en los compromisos de los Estados y beneficiarse de su
cumplimiento.
En consecuencia, el efecto directo, a la luz de la sentencia Van Gend en Loos, significa:
- Que las normas de los Tratados pueden producir efectos jurídicos (derechos y
obligaciones) inmediatos, por sí mismas, sin precisar las normas nacionales para su
aplicación o sin que estas sean un obstáculo para su aplicación;
- Que los particulares pueden hacer valer ante los poderes públicos nacionales los derechos
que se deriven de las normas de la Unión, y dichos poderes deben asegurar el respeto a las
obligaciones asumidas por los Estados en los Tratados y proteger los derechos individuales.
- No tener eficacia directa, como ha reconocido el Tribunal respecto de, entre otras, las
normas que definen los objetivos de la Unión, el principio de cooperación leal, someten a
las empresas encargadas de la gestión de servicios de interés económico general.
LECCIÓN 10: LOS PRINCIPIOS QUE RIGEN LA APLICACIÓN DEL DUE (II)
1. LA PRIMACÍA
La primacía es un complemento necesario para la eficacia. Los Tratados constitutivos no
disponen expresamente la primacía del DUE pero, no obstante, y con base esencialmente en la
original naturaleza específica de la UE y su Derecho y en el principio de cooperación leal, la
jurisprudencia del Tribunal ha abundado desde su sentencia Costa c. ENEL.
En esta sentencia, el conflicto se presentaba entre el TCEE y una ley posterior y, de forma
contraria a la previa decisión del TC italiano, el Tribunal afirmó la primacía del DUE con base en
la lógica necesidad de no privar al DUE de la uniformidad de su aplicación y de su eficacia
directa en todos los Estados miembros, así como en su coherencia con la limitación del
ejercicio de derechos soberanos por los Estados miembros en virtud de la atribución de
competencias de la CEE.
La primacía del DUE es para el tribunal un principio fundamental y al centralizar las
condiciones de la solución de conflicto normativo en el propio DUE, la primacía del DUE, tanto
en el ámbito de la Unión como en el ámbito interno de los Estados miembros, el Tribunal
refuerza sin duda la razón de ser del DUE, al margen o a pesar de lo que el Derecho interno
pudiera disponer.
Respecto al alcance de la primacía, el Tribunal ha dicho que, no importando si la norma de
Derecho interno es anterior o es posterior a la norma del DUE, las autoridades nacionales, y
particularmente los jueces nacionales, tiene la obligación de dejar sin aplicar la norma de
Derecho interno incompatible con la norma del DUE en vigor; pero, como afirmó el Tribunal en
1978 en la sentencia Simmenthal, la norma de Derecho interno posterior no solo es inoponible
o inaplicable, sino que podría ser nula o inválida o estar muy próxima a tal nulidad o invalidez,
pues la norma del DUE con la que es incompatible tiene por efecto impedir la formación válida
de nuevos actos legislativos nacionales.
La falta de derogación de la norma interna no condiciona la aplicación de la norma del DUE,
que puede por otra parte facilitarse mediante otras medidas internas distintas de esa
derogación formal. El juez nacional puede, incluso, suspender cautelarmente la aplicación de la
norma del Derecho interno, incluso si su Derecho interno se lo prohíbe. Los Estados miembros
están obligados a reparar los daños causados a los particulares y el juez nacional a
salvaguardar el correspondiente derecho de esos particulares.
El Tratado de Lisboa no recoge expresamente el principio de primacía, esta jurisprudencia del
Tribunal fue recogida en la Declaración nº17 y las dificultades del Derecho comparado.
a) En Francia, el Consejo Constitucional ha perfilado su control sobre el proceso de
integración, estableciendo la primacía del DUE sobre la ley interna.
b) En Italia, el TC abordó la primacía del DUE al validar la constitucionalidad de la ratificación
del TCEE mediante ley ordinaria.
c) En República Federal de Alemania, la Ley Fundamental facilitó desde un primer momento
el reconocimiento de la primacía, pero, como en Italia, el TC federal no dejó de ponerla en
cuestión cuando se trataba de la protección de los derechos fundamentales, hasta que los
nuevos desarrollos del Tribunal tejieron un sistema que satisfizo al TC federal y le permitió,
no sin titubeos, abandonar su reserva.
d) En Bélgica, solo años después de la ratificación de los Tratados originarios se predispuso la
Constitución a tal fin y el Tribunal de Casación se separó finalmente de una tradición
jurisprudencial de tendencia dualista y reconoció la primacía del DI en general, y
específicamente del DUE.
Por tanto, en realidad, el recurso prejudicial, como se ha apuntado antes, reviste dos
modalidades en atención a la naturaleza de la petición:
- Una, el recurso de interpretación, persigue que el TJUE interprete una norma jurídica de la
Unión.
- Otra, el recurso de apreciación de validez, persigue que el TJUE determine la validez de los
actos normativos de las instituciones europeas, lo que implica un control de la legalidad,
que por añadidura significa, en cierta medida, otorgar a los particulares la posibilidad de
hacer valer sus derechos e intereses dada la limitada legitimación que tienen para
interponer el recurso de anulación.
1. EL CONTROL DEL CUMPLIMIENTO DEL DUE POR PARTE DE LOS ESTADOS: EL RECURSO
POR INCUMPLIMIENTO
El recurso por incumplimiento es un mecanismo que controla el cumplimiento por
parte de los Estados miembros de las obligaciones que les incumben en virtud de los Tratados
constitutivos, ya que son los Estados los que en gran medida aplican el DUE. Está regulado en
los arts. 258 a 260 TFUE y se estructura en dos fases: una precontenciosa, de carácter
administrativo, destinada a que el Estado infractor rectifique su conducta ilegal; y otra judicial,
sustanciada ante el TJUE y que concluye con una sentencia.
a) Motivos. Se fundamentan especialmente en la violación por dichos Estados de la
obligación que tienen de adoptar las medidas necesarias para que se observe el
ordenamiento jurídico de la Unión. Es incumplimiento tanto el del Derecho originario y el
del Derecho derivado, como el de las normas internacionales que conciernen a la Unión, e
incluso el de las sentencias del TJUE.
El incumplimiento puede darse por hacer o por un no hacer, tanto por una acción como
por una inacción del Estado obligado. Es decir, puede ser incumplimiento del Estado tanto
cualquier comportamiento positivo, esto es, la adopción de una medida incompatible con
el ordenamiento jurídico de la UE, como la abstención, es decir, la no adopción de una
medida requerida por dicho ordenamiento.
Del mismo modo, el incumplimiento ha de ser atribuible al Estado obligado, lo que quiere
decir que pueden incurrir en él cualesquiera de los órganos estatales, sean del poder
ejecutivo, legislativo o judicial, así como cualesquiera de las entidades en las que se
estructura un Estado, sean nacionales, autonómicas, provinciales, locales o de otro orden.
un plazo de tres meses desde la fecha de solicitud, el Estado que persiga interponer un
recuro podrá acudir directamente al Tribunal.
2.- En cuanto a la fase jurisdiccional, la Comisión tiene la facultad de iniciarla o no, por lo
que no está obligada a recurrir al TJUE. La interposición de la demanda no está sometida a
plazo alguno.
1) Motivos: i) la incompetencia del órgano que dictó el acto; ii) los vicios sustanciales de
forma; iii) la violación de los Tratados o de cualquier norma jurídica relativa a su ejecución;
iv) la desviación de poder.
2) Sujetos legitimados: los Estados miembros, la Comisión, el Consejo y el PE. También tienen
legitimación el Tribunal de Cuentas, el BCE y el Comité de las Regiones. Igualmente,
disfrutan de locus standi las personas físicas y jurídicas pero sólo a lo atinente a los actos
de los que tales particulares sean destinatarios o que les afecten directa o
individualmente, o bien a los actos reglamentarios que les afecten directamente y que no
incluyan medidas de ejecución.
Debe observarse que todos los legitimados no están en la misma posición de igualdad
procesal.
3) Sentencia. La consecuencia fundamental de la sentencia de anulación es la de despojar al
acto que se recurre de toda trascendencia jurídica, es decir, la sentencia declarará nulo y
sin valor ni efecto alguno el acto impugnado. Pero también cabe la posibilidad de que la
sentencia declare la nulidad relativa del acto, es decir, declare el acto nulo, pero sólo de
alguno de sus preceptos. En este caso, el acto atacado desplegará efectos parciales.
c) El recurso por inactividad: el fin de este recurso es conseguir que las instituciones de la UE
actúen cuando así están obligadas por los Tratados constitutivos y no lo hubieran hecho.
1) Motivos: cuando, en violación de los Tratados constitutivos, el PE, el Consejo, la Comisión
o el BCE se abstuvieran de pronunciarse, es decir, cuando se produce efectivamente la
inactividad de las instituciones.
2) Sujetos legitimados: los Estados miembros y las demás instituciones de la Unión que no
sean, lógicamente, la institución cuya abstención se acata. Asimismo, las personas físicas o
jurídicas pueden recurrir una queja al Tribunal en el caso en el que una de las instituciones
o uno de los órganos y organismos de la UE no les haya dirigido un acto distinto de una
recomendación o un dictamen. Se dispone de un plazo de dos meses a partir del
requerimiento. Si en ese plazo la institución guarda silencio, se abre un nuevo plazo de dos
meses.
3) Sentencia. Es meramente declarativa, debe limitarse a constatar si ha existido o no
inactividad de las instituciones de la Unión en violación de los Tratados constitutivos. La
ejecución de la sentencia le corresponde a la institución, órgano u organismo cuya
abstención haya sido declarada por el Tribunal, ello sin perjuicio de la responsabilidad
extracontractual que se pueda derivar de su inacción.
b) La vía interna:
Si las normas internas de responsabilidad son más favorables, se aplicarían estas sobre
aquellas; por consiguiente, el principio de la responsabilidad del Estado tiene el carácter de
estándar mínimo con relación a las legislaciones nacionales.
efectos internos. En todo caso, una vez publicado en el BOE, su aplicación se retrotrae a la
fecha pactada para la entrada en vigor por todas las partes.
b) La recepción del Derecho Derivado: La recepción de los actos de las Instituciones después
de la adhesión:
Nos referimos ahora a los actos que se aprueban con posterioridad a la adhesión. El art. 96.1
CE exige la publicación oficial de los Tratados internacionales. Esta exigencia se extiende
análogamente a los actos de las Organizaciones internacionales, si bien quedaría exceptuada
para los actos de las Instituciones comunitarias.
Esta publicación oficial satisface así el principio de publicidad, esencial e irrenunciable en
nuestro sistema jurídico. Importa subrayar que la recepción y entrada en vigor del Derecho
derivado no depende nunca de la publicación en el BOE. Es más, la publicación de los actos
legislativos, así como dos actos que tengan por destinatario a todos los Estados miembros y las
decisiones que no indiquen destinatario, se hace exclusivamente en el DO y su recepción se
produce desde la fecha de entrada en vigor establecida en tales normas.
Además, parece evidente que, incluso desde la óptica del Estado, también los jueces están
llamados de manera preferente a aplicar el DUE y en ellos está descansando el control interno
de su cumplimiento.
También se echa de menos una referencia a la aplicación del DUE por las CCAA. Desde luego, si
la materia es la luz de su respectivo Estatuto de Autonomía.
c) El desarrollo por el Legislativo:
Los Parlamentos deben intervenir de forma selectiva en todas aquellas normas de la Unión
cuya complementación normativa no se limite a una simple adaptación marcada por el
automatismo, sino ante verdaderas opciones políticas.
El carácter soberano del Legislativo es poco compatible con una función subordinada a los
principios, objetivos y al contexto de las normas de la UE.
En definitiva, habrá que tener en cuenta criterios objetivos por lo que será el contenido
material de la norma objeto de desarrollo y la amplitud de opciones dejadas a las autoridades
nacionales lo que determine si serán las Cortes Generales las que llevan a cabo el desarrollo
normativo o si será el Gobierno.
d) El desarrollo por el Ejecutivo:
Los procedimientos normativos del Ejecutivo son los que mejor se adaptan en un buen número
de casos a la necesidad de dar aplicación concreta a la norma de la Unión.
Todas las medidas y procedimientos previstos en el Derecho administrativo son, en principio,
aptos y deben ser respetados a fin de dar cumplimiento a la norma de la Unión. Cuando la
norma sea directamente aplicable, en general, no necesitan actuación alguna y, en todo caso,
el complemento normativo interno se limitará al complemento administrativo mínimo e
indispensable: si se requiere la intervención de un órgano interno, reorganizar los servicios
administrativos a tal fin, determinar la autoridad competente.
e) La obligación de los poderes públicos competentes de eliminar las normas internas
incompatibles con el DUE:
La primacía y el efecto directo de las disposiciones de la Unión no dispensan a los Estados
miembros de la obligación de eliminar de su orden jurídico interno aquellas disposiciones
incompatibles.
La utilización de las circulares administrativas, incluso publicadas en los Boletines Oficiales,
advirtiendo de la inaplicación de una norma interna, no son el medio adecuado para asegurar
el pleno efecto de las normas de la Unión.
1. FUNDAMENTO JURÍDICO
El TJ ha construido su jurisprudencia en materia de protección de derechos humanos sobre un
triple fundamento:
- “Los derechos fundamentales de la persona están comprendidos dentro de los principios
generales del Derecho Comunitario” (sentencia Stauder). Con ello, el TJCE afirmó que los
principios generales del Derecho comunitario constituyen el elemento de sustanciación
normativa de los derechos y libertades fundamentales en el orden jurídico comunitario.
- En la sentencia Internationale Handelsgesellschaft, el TJCE añadió que la protección de los
derechos fundamentales está inspirada en los principios constitucionales comunes a los
Estados miembros y, por consiguiente, consolidó estos principios o tradiciones
constitucionales comunes como fuente de inspiración.
- La progresión cuantitativa y cualitativa en la utilización de los instrumentos jurídico-
internacionales de los que son partes los Estados miembros (especialmente en el Convenio
Europeo de Derechos Humanos de 1950) como elemento de referencia. Efectivamente, en
la sentencia Nold, el TJCE afirmó que los instrumentos internacionales relativos a la
protección de los DDHH, en los que los Estados miembros han cooperado o a los que se
han adherido, pueden facilitar, asimismo, indicaciones que es preciso tener en cuenta en el
marco del Derecho comunitario.
2. MECANISMOS DE CONTROL
A) LA CARTA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES:
La opción de adoptar un instrumento de protección estrictamente elaborado por y
perteneciente a la hoy UE ofrecía, por un lado, la ventaja de no hacer depender a la Unión y su
control de ningún tribunal externo y extraño al sistema, como el TEDH, lo que podría plantear
algunos problemas con el propio TJUE; y, por otro, la ocasión de ajustar su contenido, los
derechos protegidos, a las competencias efectivamente afectadas por el ordenamiento jurídico
establecido en virtud de los Tratados constitutivos.
En 1989, el Consejo Europeo de Estrasburgo adoptó una Carta de Derechos Fundamentales del
Trabajador.
Tras el paso de los años, en 2000, la CDFUE fue proclamada solemnemente por el PE, el
Consejo y la Comisión en Niza, pero la decisión sobre su fuerza jurídica vinculante fue
pospuesta hasta 2004. En virtud de la reforma del TUE por el Tratado de Lisboa, el actual art.
6.1 TUE ha zanjado finalmente el debate sobre su naturaleza jurídica al establecer claramente
que esta goza del mismo valor que los Tratados constitutivos, es jurídicamente vinculante y
tiene rango de Derecho originario. La CDFUE no será de aplicación ni el Reino Unido ni en
Polonia.
La CDFUE se compone de 54 arts., distribuidos en 7 capítulos, que aluden, respectivamente, a
la dignidad del ser humano, a sus libertades básicas, a la igualdad, a la solidaridad, a la
ciudadanía europea y a los derechos, libertades y principios básicos en relación con la
administración de justicia. Para finalizar, el séptimo capítulo contiene unas cláusulas generales
de cierre de carácter transversal acerca del alcance de la CDFUE.
que protege a las personas que se encuentran bajo la jurisdicción de esos Estados frente a
posibles violaciones de los derechos recogidos en el CEDH.
Ante un riesgo de duplicación, dispersión y fragmentación de un sistema único y ejemplar de
protección de los derechos humanos en Europa, establecido trabajosamente a lo largo de los
años, la Comisión planteó al Consejo esta posible adhesión.
Desde entonces este planteamiento se repitió sistemáticamente, como por ejemplo en el
proyecto de Tratado de UE aprobado por el PE en 1984 (Proyecto Spinelli).
1. CONSIDERACIONES GENERALES
Los tratados fundacionales al regular el mercado común, como medio para alcanzar unos
objetivos políticos últimos, no mencionaron a los ciudadanos por esta categoría jurídico-
política. Nunca se utilizó el término “ciudadano” hasta la reforma del Tratado de Maastricht de
1992. Sin embargo, los ciudadanos se ocultaban tras la denominación de empresarios,
trabajadores, usuarios, consumidores o, la más fría de todas, operadores económicos.
El primer intento en el tiempo y la primera utilización del concepto actual está en el haber del
PE: la propuesta de crear una ciudadanía de la Unión se incluyó en el Proyecto de Tratado
sobre la UE. Adoptando por el PE el 14 de febrero de 1984, aunque no fue aceptado por los
Estados miembros, los cuales eran conscientes del desapego existente entre el proceso de
integración y sus ciudadanos. Por ello, comienza a fraguarse la aproximación a este concepto
en el Consejo Europeo, reunido en Fontainebleau en 1984. Se creó el Comité ad hoc “la Europa
de los ciudadanos”.
Pero no se habla propiamente de una ciudadanía, ni se menciona la esencia de esta
institución: establecer un vínculo jurídico-político entre un sujeto de Derecho Internacional y
una persona física consistente en el disfrute de determinados derechos y en la asunción de
ciertas obligaciones.
El cambio de modelo se produce en el TUE al introducir los derechos del ciudadano de la UE
con carácter finalista.
- Protección fuera del territorio de la Unión: Todo ciudadano de la Unión Europea que se
encuentre fuera de la Unión Europea en un país tercero puede beneficiarse de la
protección diplomática y consular en las condiciones previstas por el artículo 20 del
Tratado constitutivo de la Comunidad Europea (Tratado CE). El preámbulo de la presente
Decisión 95/553/CE de 19 de diciembre de 1995 recuerda que este último se adoptó con el
fin de aplicar la obligación prevista por el artículo 20 del Tratado CE (antes artículo 8 C). Las
condiciones para beneficiarse de la protección diplomática y consular son las siguientes:
que no exista en el territorio de un país tercero donde se encuentra el ciudadano de la UE
en dificultades una representación permanente accesible (embajada, consulado general,
consulado) del Estado miembro de la nacionalidad del ciudadano; que no exista un cónsul
honorario, accesible y competente, de su propio Estado miembro u otro Estado miembro
que lo represente de manera permanente; la presentación, por parte del ciudadano
solicitante, de una prueba de su nacionalidad (pasaporte o documento de identidad u otro
medio de prueba) ante la representación diplomática o consular a la que se dirija la
solicitud.
La representación diplomática o consular que conceda la protección tratará al ciudadano
solicitante como a un nacional del Estado miembro al que representa. La protección cubre
obligatoriamente: la asistencia en casos de fallecimiento; la asistencia en casos de
accidente o enfermedad graves; la asistencia en casos de arresto o detención; la asistencia
a víctimas de actos de violencia; el socorro y la repatriación de nacionales de la Unión en
dificultades. Aunque esta lista no es exhaustiva.
- Derecho de petición ante el Parlamento Europeo: El art. 21 tras su reforma por el Tratado
de Ámsterdam, reconoce a todo ciudadano de la Unión el derecho a presentar peticiones
ante el Parlamento Europeo. Sin embargo, mucho antes incluso del Tratado de Maastricht,
este derecho ya le había sido reconocido por el propio Parlamento Europeo a los
“ciudadanos de la Comunidad”, a título individual o colectivo, a través de su Reglamento
interno y venía siendo ejercido profusamente por ciudadanos de los Estados miembros
que hacen llegar sus quejas o solicitudes al Parlamento Europeo y se había ido
extendiendo a todos los residentes en la Unión Europea. Se registran las peticiones (este
Registro es accesible al público)y, si las admite al trámite, las hace llegar a la comisión
parlamentaria competente, que las estudia, hace las comprobaciones necesarias y elabora
un informe, que puede dar lugar a una resolución del Parlamento Europeo. El derecho de
petición puede ser de forma individual o mediante escritos recogiendo la firma de
centenares o miles de personas.
El Tratado de la Unión Europea de Maastricht elevo el fundamento jurídico del derecho de
petición. En efecto, además del citado art. 21, otro precepto situado en el capítulo
dedicado al Parlamento Europeo, el art. 194, precisa que cualquier persona física o jurídica
que resida o tenga su domicilio social en un Estado miembro tendrá este derecho de
petición.
La petición puede ser individual o colectiva y deberá versar sobre cuestiones comunitarias
que afecten directamente al peticionario.
El vigente reglamento interno del Parlamento Europeo desarrolla el derecho conforme al
art. 21, precisando que se deben hacer constar todos los datos de cada uno de los
firmantes y en cualquiera de las lenguas oficiales de la Unión Europea; las peticiones que
se declaren impertinentes se archivaran notificándose a los firmantes la decisión y los
motivos de la misma. Si la petición se estima pertinente se estudiara por la Comisión
- Derecho a presentar reclamaciones ante el Defensor del Pueblo Europeo. Derecho a una
buena Administración: El mismo art. 21 reconoce a los ciudadanos de la Unión el derecho
de dirigirse al Defensor del Pueblo europeo. Según el art. 195 TCE, el Defensor del Pueblo
europeo está facultado para recibir las reclamaciones de cualquier ciudadano de la Unión
o de cualquier persona física o jurídica que resida o tenga su domicilio social en un Estado
miembro, relativas a casos de mala administración en la acción de las Instituciones u
órganos comunitarios, con exclusión del Tribunal de Justicia y del Tribunal de Primera
Instancia en el ejercicio de sus funciones jurisdiccionales.
El Defensor del Pueblo es nombrado por el Parlamento Europeo por todo el periodo de la
legislatura, las candidaturas han de estar avaladas como mínimo por veintinueve
diputados de, al menos, dos nacionalidades. La idoneidad de las candidaturas son
examinadas por la Comisión parlamentaria de Peticiones y presentadas al pleno para el
nombramiento, en primera y segunda votación, por mayoría absoluta; en tercera votación
por mayoría simple. El Parlamento también puede solicitar su destitución si dejare de
cumplir las condiciones necesarias para el ejercicio de sus funciones, pero si el Defensor
del Pueblo Europeo no dimitiese se puede solicitar su destitución por el Tribunal de
Justicia de la Comunidad Europea. Debe ejercer sus funciones con total independencia y
exclusividad de funciones.
El Defensor está facultado para ser un mediador entre el ciudadano y la Administración
comunitaria. Para ello puede llevar a cabo las investigaciones que considere necesarias
ante una reclamación o por propia iniciativa, salvo que los hechos alegados sean o hayan
sido objeto de un procedimiento jurisdiccional. No se precisa una forma concreta para la
presentación de la reclamación, basta una simple carta, si bien su Oficina facilita un
formulario. Debe de presentarse en cualquier idioma oficial reconocido por los Tratados,
en un plazo no superior a dos años a partir de la fecha en que se tenga conocimiento de
los hechos; no puede ser anónima, y se le da un tratamiento público si bien puede tratarse
de forma confidencial si así se solicita.
Cuando el Defensor del Pueblo Europeo comprueba que se trata de un caso de mala
administración, lo pondrá en conocimiento de la Institución interesada y buscará una
solución amistosa. Esta deberá responder en un plazo de tres meses; el Defensor
informara al Parlamento Europeo y al reclamante. Además, cada año elabora un Informe
anual sobre sus actividades y resultados que presenta y debate ante el Parlamento
Europeo. Puede dirigir recomendaciones a las Instituciones y órganos y si tuviera
conocimiento de hechos constitutivos de delito, los notificara a las autoridades nacionales
competentes.
- Derecho a acceso a los documentos de la Unión: de todos los actos adoptados se deduce
un principio general: el público tiene el derecho al mayor acceso posible a los documentos
que posean la Comisión y el Consejo. Por documento se entiende todo escrito que
contenga datos y que obre en poder de estas Instituciones. El mayor problema lo plantean
los documentos internos que no son objeto de publicación bajo ningún concepto; si se
quieren consultar, debe hacerse una solicitud. Límites al derecho de acceso a los
documentos: en determinados casos se restringe el acceso a los documentos cuando su
2. LA POLÍTICA DE INMIGRACIÓN
3. LA POLÍTICA COMÚN DE ASILO, PROTECCIÓN SUBSIDIARIA Y PROTECCIÓN TEMPORAL
**Los epígrafes 2 y 3 van juntos**:
La supresión de controles en las fronteras interiores no supone el otorgamiento a los
ciudadanos europeos del derecho de libre circulación, pero sí provoca la de los nacionales de
tercer Estados, lo que obliga a responder con medidas en materia de asilo y flujos de
migración.
El carácter común de estos asuntos explica que estas políticas se rijan por el principio de
solidaridad y de reparto equitativo de la responsabilidad entre los EEMM incluido el aspecto
financiero. Ello ha llevado a la creación de agencias y al establecimiento de mecanismos de
asistencia y de compensación entre EEMM, así como de instrumentos financieros europeos,
donde destacan los recién creados Fondo de Seguridad Interior y Fondo de Asilo, Migración e
Integración.
La Política sobre controles de fronteras pretende conjugar su eliminación en las interiores con
un control eficaz en el cruce de las exteriores con miras a lograr un progresivo sistema
integrado de gestión de las fronteras exteriores. El art. 77 TFUE recoge unas amplias bases
jurídicas que posibilitan adoptar, persiguiendo tales objetivos, medidas para establecer la
ausencia total de controles de las personas, sea cual sea su nacionalidad, cuando crucen las
fronteras interiores, una política común de visados y otros permisos de residencia de corta
duración, las condiciones den las que los nacionales de terceros países podrán circular
libremente por la UE durante un corte período, los controles a los cuales se someterá a las
personas que crucen las fronteras exteriores y cualquier otra medida necesaria para el
establecimiento progresivo de un sistema integrado de gestión de las fronteras exteriores. En
virtud de las normas anteriormente vigentes, ya se había adoptado un denso conjunto
normativo sustantivo (con el Código de Fronteras de Schengen y el Código Comunitario sobre
visados, a la cabeza), que se acompaña de la infraestructura técnica necesaria para su correcta
aplicación, en donde el desarrollo del Sistema de Información Schengen de segunda
generación y el Sistema de Información de Visados tienen un papel central (se trata de bases
de datos que se componen de una parte nacional y una central, donde los EEMM introducen
una serie determinada de datos relevantes para la ejecución de las políticas de cruce de
fronteras y visado, y de la cooperación policial y judicial penal). La ausencia de controles sufre
una presión creciente de los EEMM que ha conducido a modificar el Código ampliando las
posibilidades de reinstaurar los controles en las fronteras interiores.
La reordenación de los temas de asilo ha venido a incluir en el Derecho originario las categorías
elaboradas en la normativa derivada previa para la creación de un sistema europeo común de
asilo (SECA) que distingue tres tipos: asilo, protección subsidiaria (centrada básicamente en los
supuestos de temor de ser objeto de torturas o tratos inhumanos o degradantes, pena de
muerte o una amenaza contra su debido a violencia indiscriminada vinculada a un conflicto
armado) y protección temporal de desplazados en caso de afluencia masiva. El SECA abarcará
un estatuto uniforme de asilo y de protección subsidiaria para los nacionales de terceros
países y un sistema común para la protección temporal de las personas desplazadas, en caso
de afluencia masiva.
La revisión de la normativa adoptada durante los primeros años 2000 devino necesaria, como
lo reconocía el Programa de Estocolmo, pues adolecía de una excesiva debilidad (apenas
mitigable por la importante jurisprudencia del TJ), lo que desembocó en prácticas estatales
muy divergentes y en una deficiente implementación, con una notable preocupación sobre su
compatibilidad con los estándares internacionales de protección.
Finalmente, la política común de inmigración contenida en el art. 79 TFUE persigue el
tratamiento equitativo de los inmigrantes residentes legales y, particularmente, la lucha contra
la inmigración ilegal y la trata de seres humanos. Las competencias atribuidas quedan referidas
a las condiciones de entrada y residencia y la expedición de visados y permisos de residencia
de larga duración (incluida la reagrupación familiar); la definición de los derechos de
inmigrantes residentes legales en un EM y las condiciones en que podrán circular y residir los
demás; la inmigración y residencia ilegales, incluidas la expulsión y la repatriación de
residentes en situación irregular y la lucha contra la trata de seres humanos, en particular de
mujeres y niños. Las líneas principales en la lucha contra la inmigración ilegal parecen
relativamente establecidas y poco sea destacable salvo el nuevo marco penal del tráfico de
personas ahora regulado mediante una directiva. Por el contrario y, aunque tampoco existan
replanteamientos de fondo, las nuevas reglas de Lisboa han permitido destacar importantes
iniciativas relativas a la inmigración legal.
La puesta en práctica de esta política requiere una estrecha colaboración con los terceros
Estados, para lo cual la UE podrá celebrar acuerdos para la readmisión en sus países de origen
o de procedencia, respecto de aquellos que no cumplan o hayan dejado de cumplir las
condiciones de entrada, presencia o residencia en el territorio de uno de los EEMM.
2. LA ACTIVIDAD CONVENCIONAL DE LA UE
--En mis libros no está este epígrafe, si lo tenéis pasádmelo.
- La ayuda humanitaria:
El objetivo es la prestación de asistencia y socorro a las poblaciones de terceros Estados que
hayan sido víctimas de catástrofes naturales o de catástrofes de origen humano, así como
proteger a las víctimas, para hacer frente a las necesidades humanitarias resultantes de esas
situaciones.
La ayuda humanitaria es una competencia compartida en la que. Además de la
complementariedad, coordinación y coherencia, las acciones tanto de la Unión como de los
EEMM, se ejecutarán cuando las autoridades de los países destinatarios no puedan o no
quieran actuar y, además, deben ser conforme con el DI y los principios de imparcialidad,
neutralidad y no discriminación.
La gestión de estas ayudas corre a cargo de la Dirección General de Ayuda Humanitaria
(ECHO), creada en 1992, que es la encargada de implementar los programas de auxilio a
instancia de la propia Comisión de Organizaciones Internacionales, de organizaciones no
gubernamentales (ONG) o de los países necesitados. La ECHO opera sobre el terreno en
coalición con una red de ONGs y de Organismos Especializados de la ONU y de la Cruz Roja y la
Media Luna Roja. La financiación de la ayuda humanitaria procede del presupuesto de la Unión
y del FED, y de sus proyectos son auditados por expertos externos.
1. ORIGEN Y EVOLUCIÓN
A lo largo de las distintas etapas de la construcción europea, los conceptos de unión política,
de política exterior común o de defensa común han figurado habitualmente en el orden del día
a medida que se presentaban distintos proyectos políticos.
En 1950, el plan Pléven (que tomó su nombre del Presidente del Consejo en Francia)
contemplaba la creación de un ejército europeo integrado bajo un mando común. Este plan
fue objeto de negociaciones entre los Estados miembros de la Comunidad Europea del Carbón
y del Acero de 1950 a 1952, y condujo a la firma del Tratado constitutivo de la Comunidad
Europea de Defensa (CED). El corolario de la CED era un proyecto político, destinado a crear
una estructura federal o confederal, que fue presentado en 1953. La "Comunidad política
europea" preveía la creación de una Asamblea parlamentaria bicameral, un Consejo ejecutivo
europeo, un Consejo de Ministros y un Tribunal de Justicia. Las competencias de la Comunidad
política eran muy amplias y estaba previsto que a largo plazo absorbieran a la CECA y a la CED.
No obstante, este proyecto no vio nunca la luz, ya que fue rechazado por la Asamblea Nacional
francesa el 30 de agosto de 1954.
A principios de los años sesenta se mantuvieron arduas negociaciones en torno a los dos
planes Fouchet presentados sucesivamente por Francia, que pretendía conseguir una
cooperación política más estrecha, una Unión de Estados y una política exterior y de defensa
común. Un comité, encargado de elaborar propuestas concretas, alcanzó compromisos difíciles
y ambiciosos, tales como la creación de una secretaría independiente o la perspectiva futura
del voto por mayoría cualificada en algunos ámbitos. Desgraciadamente, al no existir acuerdo
sobre las propuestas del Comité Fouchet, las negociaciones entre los Estados miembros
fracasaron en 1962.
A raíz de una petición de los Jefes de Estado y de Gobierno en cuanto a la posibilidad de
avanzar en el ámbito político, en 1970 se presentó en la Cumbre de Luxemburgo un conocido
como el informe Davignon. Este informe es el origen de la cooperación política europea (CPE),
lanzada de manera informal en 1970 antes de ser institucionalizada por el Acta Única Europea
(AUE) en 1987. La CPE implicaba fundamentalmente la consulta entre los Estados miembros
sobre las cuestiones de política exterior.
Tres años más tarde, la Cumbre de Copenhague presentó un informe sobre el funcionamiento
de la CPE, como consecuencia del cual se intensificó el ritmo de las reuniones de los Ministros
de Asuntos Exteriores y del Comité político (compuesto de los directores nacionales de asuntos
políticos). Paralelamente se creó un "grupo de corresponsales europeos", responsables del
seguimiento de la CPE en cada Estado miembro, que pudo también beneficiarse del acceso a
una nueva red de télex que conectaba a los Estados miembros, denominada COREU.
La creación del Consejo Europeo en 1974 contribuyó a una mejor coordinación de la CPE
gracias al papel desempeñado por los Jefes de Estado y de Gobierno en la definición de la
orientación política general de la construcción comunitaria. Desde entonces, el papel de la
Presidencia y la publicidad dada a los trabajos de la CPE vinieron a reforzarse mutuamente a
través de las posiciones adoptadas oficialmente por la Comunidad.
Tras la invasión de Afganistán por la Unión Soviética y la revolución islámica en Irán, los
Estados miembros se percataron de la creciente impotencia de la Comunidad Europea en el
ámbito internacional. Por otra parte, determinados a reforzar la CPE, en 1981 aprobaron el
informe de Londres que impuso a los Estados miembros la obligación general de consultarse
previamente (y de hacer participar a la Comisión Europea) en toda cuestión de política exterior
que afectase al conjunto de los Estados miembros. En 1982, el mismo deseo de consolidar la
A nivel logístico, el Alto Representante goza del apoyo de una unidad de planificación de
políticas y de alerta rápida, creada en la Secretaría General del Consejo y que se coloca bajo su
responsabilidad.
La coherencia de la política exterior y de seguridad común depende de las reacciones de los
Estados miembros ante la evolución internacional, ya que las lecciones del pasado demuestran
que si la reacción se hace de manera dispersa, la posición de la Unión Europea y de sus Estados
miembros sobre la escena internacional se debilita. Por ello, el análisis colectivo de los retos
internacionales y de sus consecuencias, más la puesta en común de la información, deberían
contribuir a una reacción eficaz de la Unión ante la evolución internacional.
Desde este punto de vista, en una declaración adjunta al Tratado de Ámsterdam se convino el
establecimiento de una unidad de planificación y de alerta rápida en la Secretaría General del
Consejo, bajo la autoridad del Alto Representante para la PESC. Está constituida por
especialistas procedentes de la Secretaría General del Consejo, los Estados miembros, la
Comisión y la Unión Europea Occidental (UEO). Sus tareas abarcan en particular:
- la observación y análisis de la evolución en el ámbito de la PESC;
- la evaluación de los intereses de la Unión en materia de política exterior y de
seguridad común, y la determinación de los ámbitos en los que la PESC podría
centrarse en el futuro;
- la definición oportuna de los hechos, de las crisis políticas potenciales o de las
situaciones que pudieran tener repercusiones importantes sobre la PESC;
- la elaboración, a petición del Consejo, de la Presidencia o por propia iniciativa, de
documentos de opciones políticas razonadas que se refieran a la política que el
Consejo debe seguir.
El Tratado de la Unión Europea preveía que los gastos operativos de la PESC estarían o a cargo
del presupuesto comunitario, o a cargo de los Estados miembros según una clave de
distribución que debe determinarse. Este procedimiento "individual" suscitó varias críticas, en
particular por parte de la Comisión, a causa de su carácter complejo e ineficaz.
El Tratado de Ámsterdam ha remediado esta situación estableciendo que los gastos operativos
que origine la PESC estarán a cargo del presupuesto comunitario, excepto cuando se refieran a
operaciones que tengan implicaciones militares o de defensa, o cuando el Consejo decida lo
contrario por unanimidad. En este último caso está previsto que los Estados que combinen la
abstención con la declaración formal no están obligados a contribuir a la financiación de la
operación.
Cuando los Estados miembros corran con los gastos, la distribución se hará según el criterio del
producto nacional bruto, salvo si el Consejo decide lo contrario por unanimidad.
una cláusula de defensa mutua que allanó el camino de la Unión Europea Occidental (UEO).
Desde entonces, la política europea de seguridad ha seguido varios caminos diferentes,
desarrollándose al mismo tiempo dentro de la UEO, la OTAN y la UE.