Tema-5 3
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ESQUEMA DE ESTUDIO
a. La existencia de la noosfera
Distingue Morin entre noosfera (la vida de las ideas) y noología (la organización de las ideas). Respecto
a la primera, recordemos que fue Teilhard de Chardin quien acuñó el término «noosfera» y fue Popper
quien, más tarde, delimitó un «mundo tres» (aparte el las cosas materiales y el de las experiencias
vividas) constituido por los productos del espíritu humano, que adquieren existencia objetiva propia:
creaciones culturales, lenguajes, conceptos, teorías, conocimientos. Según Morin, este tercer reino, el
de los «seres del espíritu» presenta diversas clases o especies, tiene sus reglas de organización propias
y cuenta con sus peculiares condiciones de «vida» y «muerte».
En la realidad antroposocial, la noosfera se articula con la psicosfera y con la sociosfera. Pero, dentro de
ese entramado de relaciones, los sistemas de ideas -mediadores entre los espíritus humanos y el
mundo- adquieren consistencia y realidad objetiva en virtud de su organización. Todo sistema de ideas
comporta un núcleo duro, unos subsistemas supeditados y un dispositivo inmunológico de protección
ideológica. Todo sistema se abre y se cierra con respecto al entorno.
Morin contrapone dos tipos de sistemas de ideas: la teoría, en la que predomina la apertura al exterior,
lo que permite su evolución para dar cuenta de nuevos hechos, y la doctrina que se cierra sobre sí
misma, dogmatizándose. Un sistema de ideas, a lo largo de su existencia, puede tender más hacia uno
u otro de esos dos polos. Morin lo define así:
"Un sistema de ideas posee cierto número de caracteres auto-eco-re-organizadores que aseguran su
integridad, su identidad, su autonomía, su perpetuación; le permiten metabolizar, transformar y asimilar
los datos empíricos que dependen de su competencia; se reproduce a través de los espíritus/cerebros
en las condiciones socioculturales que les resultan favorables. Puede tomar la suficiente consistencia y
potencia como para retroactuar sobre los espíritus humanos y sojuzgarlos" (1991a: 141).
El autor no separa, aunque sean distintos, los saberes filosóficos y científicos, presuntamente
racionales, de los conocimientos ordinarios o los relatos mitológicos o las ideologías políticas, a la hora
de considerar su existencia como tales sistemas de ideas y creencias. En efecto, cualquier teoría
formalmente racional puede manipularse y llegar a convertirse en doctrina hermética y hasta en un mito
religioso. Todos los seres noológicos se nutren de sustancia mental y sociocultural, y algunos de ellos
pueden llegar a ser en extremo posesivos, como ocurre en los casos de fanatismo.
(Pedro Gómez García, La antropología compleja de Edgar Morin. Homo complexus. Granada, Editorial
Universidad de Granada, 2003: capítulo 8: 154-156.)
La reflexión sobre el estatus de las ideas ha oscilado históricamente entre el idealismo que le concede
un estatus supra-real y absoluto y que afirma su realidad sustancial y el sociologismo, el economicismo
y el culturalismo que conciben a las ideas como epifenómenos y "superestructuras" determinadas por el
mundo material y dependientes de este. Ambas concepciones son erróneas (El método 4: 110-111).
Diversos autores han concebido una determinada realidad autónoma a las ideas. "Para Frege, los
pensamientos no son ni cosas del mundo exterior, ni representaciones internas, constituyen otra
naturaleza de realidad. Para Desanti (1968), las 'idealidades' tienen una realidad que actúa y en cierta
medida sustituye a lo real. Jacques Schlanger (1978), por su parte, se aventura más: Los objetos
«ideales» que son los conceptos y las teorías son algo más que objetos dotados de una realidad
objetiva: tienen su propio ser, existencia" (El método 4: 111).
Teilhard de Chardin habló de una «noosfera». Popper (1977) dividió el universo humano en tres
mundos, el tercero de los cuales estaría constituido por los productos del espíritu humano (cultura,
teorías, conocimientos), poseedores de existencia y autonomía propias. Gregory Bateson se preguntaba
"«¿Cómo actúan las ideas unas sobre otras? ¿Existe una especie de selección natural que determina la
supervivencia de ciertas ideas y la extinción de otras? ¿Qué pensamiento? ¿Cuáles son las condiciones
necesarias para la estabilidad (o la supervivencia) de un sistema o subsistema de este género?»
(Bateson, 1977). Por su parte, Geoffrey Vickers (1963) considera una ecología de las ideas, en la que
estas tienen una existencia propia en el seno de un ecosistema cultural" (El método 4: 112).
Wojciechowski (1978) considera que, aunque inseparables de los hombres que los producen, los
conocimientos poseen una vida y causalidad propias. "Pierre Auger llegó a la idea, no tanto de un
'mundo tres', en el sentido de Popper, sino de un tercer reino, en el sentido biológico del término. Este
reino nuevo está 'constituido por organismos bien definidos, las ideas, que se reproducen por
multiplicación idéntica en los medios constituidos por los cerebros humanos, gracias a las reservas de
orden de que allí se disponen'. Las ideas están dotadas de vida propia porque al igual que los virus, en
un medio (cultural/cerebral) favorable, disponen de la capacidad de autonutrición y autorreproducción.
De este modo, los cerebros humanos y añadimos nosotros, las culturas, constituyen los ecosistemas del
mundo de las ideas. Auger percibe muy bien que no son únicamente las ideas, sino también los mitos y
los dioses, quienes viven su propia vida en el tercer reino. Y Auger propone examinar bajo este nuevo
ángulo la relación de los humanos con los dioses" (El método 4: 113).
"Inspirándose en Auger, Jacques Monod va a conferir más netamente aún a las ideas los caracteres
fundamentales de lo viviente según su propia definición (ser autónomo dotado de emergencia y de
teleonomía); reconoce la realidad y la autonomía de la noosfera, y completa la idea de simbiosis entre la
noosfera y el hombre con las de parasitismo mutuo y explotación mutua" (El método 4: 113).
Monod concibe a las ideas como verdaderas 'existentes': "Hay que considerar el universo de las ideas,
ideologías, mitos, dioses surgidos de nuestros cerebros como 'existentes', seres objetivos dotados de un
poder de autoorganización y autorreproducción, que obedecen a principios que no conocemos y viven
relaciones de simbiosis, parasitismo mutuo y explotación mutua con nosotros" (El método 4: 114).
Según Morin, "todo lo que está organizado adquiere ser, realidad, autonomía: ser, es estar organizado o,
mejor, ser organizador". Por esto, "todo lo que se organiza en el campo de las cosas del espíritu
adquiere ser, realidad, autonomía" (El método 4: 114).
El idealismo reconocía a las ideas ser, realidad y autonomía, pero no las insertaba en los mundos físico,
biológico y humano. Lo que debe concebirse a la vez es la autonomía y la dependencia de las ideas y
esto es posible a partir de la teoría de la auto-eco-organización. A partir de ella, "podemos considerar la
noosfera, emergiendo con vida propia a partir del conjunto de las actividades antroposociales,
reconociendo al mismo tiempo, en esta emergencia misma, su carácter irreductible" (El método 4: 115).
"La noosfera emerge como una realidad objetiva, que dispone de una relativa autonomía y está poblada
de entidades que vamos a denominar «seres de espíritu». Nos veremos llevados a reconocer:
a) los tipos, clases o especies de los 'seres de espíritu',
b) sus reglas de organización propias,
c) las condiciones de su 'vida' y de su 'muerte', es decir de su autonomía/dependencia, sus relaciones,
Los símbolos, ideas y mitos constituyen una esfera, un universo, una atmósfera cultural en la que
habitan nuestros espíritus. Vivimos en un universo de símbolos, imágenes e ideas que media entre
nosotros y el mundo, los demás hombres y nosotros mismos (reflexividad) y que nos permite
comunicarnos con ellos. "En este sentido, la noosfera está presente en toda visión, concepción,
transacción entre cada sujeto humano con el mundo externo, con los demás sujetos humanos y, en fin,
consigo mismo" (El método 4: 117).
"La noosfera está poblada de seres materialmente enraizados, pero de naturaleza espiritual. (...) De
igual modo que la información sigue teniendo un soporte físico/energético al mismo tiempo que es
inmaterial, igualmente el mito, el dios, la idea tienen un soporte físico/energético en los cerebros
humanos, y se concretan a partir de la materialidad de los intercambios químico-eléctricos del cerebro,
los sonidos de la palabra, las inscripciones. Disponen sobre todo de un soporte biológico constituido por
estos mismos cerebros, y es esto lo que les va a insuflar una vida propia" (El método 4: 118-119).
Primera tipología: Podemos distinguir entre la noosfera estética y la noosfera de las creencias y
conocimientos. Hoy, esta distinción moderna nos resulta evidente. No obstante, en las antiguas culturas
estética y conocimiento se implicaban mutuamente y hoy siguen relacionadas. "Nuestro trabajo dejará
de lado el dominio estético de la noosfera, para dedicarse a los dominios que conciernen directamente a
la creencia y al conocimiento, y singularmente a las ideas" (El método 4: 119).
Segunda tipología: Podemos distinguir entre entidades noológicas vagas, que se combinan al azar,
proliferan desordenadamente y se desorganizan y disipan con rapidez (sueños, imaginaciones,
rememoraciones) y entidades noológicas sólidas, estables y duraderamente organizadas (mitos,
doctrinas, teorías e ideas). Dentro de las entidades noológicas sólidas podemos, a su vez, distinguir
entre : a) "entidades cosmo-bio-antropo-morfas": mitos y religiones; b) "entidades logomorfas": doctrinas
y teorías filosóficas y científicas (El método 4: 119-120). No obstante -y al igual que ocurría en la
primera tipología-, existen implicaciones entre las entidades distinguidas (El método 4: 119-120).
La fe confiere ser y existencia a las entidades noológicas imaginarias (dioses, espíritus, etc.). Para los
creyentes, los dioses existen realmente y esta creencia incide en sus vidas y las regula. Los dioses son
producto de las proyecciones de nuestros deseos y temores. Siendo creaciones nuestras, no obstante,
retroactúan sobre nosotros poseyéndonos y condicionando nuestras vidas (El método 4: 121-123).
También las ideologías pueden adquirir soberanía y poseernos (El método 4: 123-125).
"Tenemos que articular la noosfera en el mundo antroposocial según un complejo trinitario: psicosfera,
sociosfera, noosfera. La psicosfera es la esfera de los espíritus/cerebros individuales. Es la fuente de las
representaciones, lo imaginario, el sueño, el pensamiento. Los espíritus/cerebros dan consistencia y
realidad a sus representaciones, sus sueños, sus mitos, sus creencias. Elaboran la sustancia espiritual
que va a formar a «seres de espíritu». Pero la concretización de los mitos, los dioses, las ideas, las
doctrinas solo es posible en y por la sociosfera: la cultura, producida por las interacciones entre
espíritus/cerebros, contienen el lenguaje, el saber, las reglas lógicas y paradigmáticas que van a permitir
que los mitos, dioses, ideas, doctrinas accedan verdaderamente al ser. Una vez formados, estos aspiran
sustancia, organización, vida en la psicosfera y la sociosfera. Extraen también invención de los
desórdenes del espíritu fantasmas, delirios) y de los desordenes sociales (crisis). Los seres de espíritu
bioantropomorfos beben principalmente en el pensamiento empírico-racional (e incesantemente hay
encabalgamientos/desbordamientos por parte de uno y otro). Los seres de espíritu se regeneran
incesantemente en las fuentes que los han generado. (...) El mito coproduce a la sociedad que los
produce, la idea coproduce al espíritu que la produce" (El método 4: 125-126).
"Por último, la trinidad psico-socio-noosférica está inmersa y es englobada por la Naturaleza (biosfera) y
el cosmos. No son solo el individuo y la sociedad quienes realizan transacciones con el mundo; la
noosfera está abierta al mundo y dialoga con él" (El método 4: 127)
Morin establece varias analogías (como, del mismo modo que) entre las entidades noológicas y los
seres vivos:
- "Como cualquier vida, la vida de los seres de espíritu se regenera sin cesar. Los dioses se regeneran
mediante el culto, el ritmo, la fe, el amor" (El método 4: 129).
- "Los seres de espíritu se reproducen desdoblándose: una idea o un mito se multiplica aunque sigue
siendo el mismo ser, de igual modo que un virus o una bacteria multiplicados por millones siguen siendo
el mismo virus y la misma bacteria, igualmente la idea o el mito multiplicados siguen siendo los mismos"
(El método 4: 129).
- "Como en la evolución biológica, una mutación ligera o profunda puede efectuarse en el mito o la idea,
alterarlos o transformarlos. En la noosfera, que conoce procesos evolutivos múltiples al igual que la
biosfera, hay reorganizaciones genéricas" (El método 4: 130).
- "De igual modo que los crustáceos, peces, reptiles siguen desarrollándose en la biosfera después de
que se impusiera el reino de los mamíferos, igualmente los antiguos espectros,ghosts, genios, aunque
reprimidos por las grandes religiones y las ideologías modernas, siguen multiplicándose en nichos
ecológicos preservados" (El método 4: 130).
"Un sistema de ideas es constituido por una constelación de conceptos asociados de forma solidaria y
cuya disposición es establecida por vínculos lógicos (o aparentemente tales), en virtud de axiomas,
postulados y principios de organización subyacentes" (El método 4: 132).
"Una idea aislada prácticamente no tiene existencia; no adquiere consistencia sino con relación a un
sistema que la integra" (El método 4: 133).
Aunque, a diferencia de una doctrina, una teoría científica acepta la critica y la refutación externa, sin
embargo no dispone de la aptitud reflexiva para autocriticar sus fundamentos paradigmáticos. Los
sistemas de ideas son "autodoxos", es decir, se conducen en función de sus principios y reglas, y
tienden a hacerse ortodoxos. Lo que no se adecua al sistema es soslayado y silenciado (El método 4:
134).
La teoría admite la critica exterior, obedece a reglas empírico-lógicas y acepta las verificaciones y
refutaciones que pudieran invalidarla. La teoría acepta el juego competitivo del debate. (El método 4:
135).
La racionalización "surge de la disposición natural del sistema para cerrarse sobre su armadura lógica
que de este modo se vuelve racionalizadora. Racionalidad y racionalización tienen el mismo tronco
común, que es la búsqueda de coherencia. Pero mientras que la racionalidad está abierta a aquello que
resiste a la lógica y sigue manteniendo el dialogo con lo real, la racionalización integra por la fuerza lo
real en la lógica del sistema y entonces se cree que lo posee" (El método 4: 139).
"Distingamos:
-los sistemas de ideas cuyo campo de pertinencia está limitado al conocimiento únicamente (teorías
científicas);
-los sistemas de ideas que unen estrechamente hechos y valores, y que tienen por tanto un aspecto
normativo (teorías no científicas, doctrinas, sistemas filosóficos, ideologías políticas);
-los sistemas de ideas con pretensión explicativa universal (grandes doctrinas, grandes sistemas
filosóficos, grandes ideologías)" (El método 4: 141-142).
"Los sistemas filosóficos tienen algo de la teoría y la doctrina. A diferencia de las teorías científicas, no
tienen relaciones orgánicas de intercambios con el mundo empírico y no obedecen al imperativo de la
verificación. A diferencia de las teorías científicas, igualmente, asocian las verdades cognitivas y las
verdades éticas. Pero, al igual que las teorías científicas, son relativamente abiertas y aceptan la
polémica mutua" (El método 4: 143-144). Los sistemas filosóficos están sometidos a crítica y a debate
argumentativo y son reflexivos, capaces de autoindagarse y criticarse (El método 4: 144).
"En el siglo XIX y a comienzos del XX se creía que la promoción de las ideas laicas correspondía a la
evolución necesaria y progresiva del mito a la razón, de la religión a la ciencia; el debilitamiento de los
mitos bio-antropo-morfos y el empequeñecimiento del área religiosa debían llegar hasta su desaparición
final, que correspondería con el triunfo de las verdades positivas, racionales y científicas" (El método 4:
145). Esta concepción fue claramente formulada por Augusto Comte. Pero esta concepción es ella
misma un mito. En primer lugar, porque -como ya viera, entre otros, Max Weber- el proceso de
laicización es un proceso de secularización de ideas mítico-religiosas. En segundo lugar, porque el mito
y la religión han aparecido en el seno de sistemas de ideas aparentemente racionales. En tercer lugar,
porque los mitos y la visión mágica del mundo se desarrollan en la "noosfera estética" (estrellas
cinematográficas) (El método 4: 146).
Es cierto que las teorías científicas se contraponen al mito. Pero todo sistema de ideas "comporta un
potencial mitologizante". "Así, al mismo tiempo que son empírico-racionales, las teorías científicas
pueden absorber el mito dentro de su núcleo" (El método 4: 147).
e. La evolución de la noosfera
Las entidades noológicas han evolucionado, se han multiplicado y ramificado mediante procesos de
surgimiento de desviaciones, cismogénesis y morfogénesis (El método 4: 155).
Es cierto que los mitos y las religiones han retrocedido y se han modificado con el surgimiento y
expansión de la ciencia, la filosofía y las ideologías, pero no han desaparecido. La ley de los tres
estadios noológicos (mítico, religioso y racional) no existe. Las formas noológicas antiguas persisten,
coexisten con las modernas y se mezclan con ellas: "en nuestras noosferas modernas coexisten de
forma a veces yuxtapuesta, otras complementaria, a menudo concurrente y antagonista, religiones,
mitos, fábulas, doctrinas, ideologías, teorías, así como dioses, genios, espíritus" (El método 4: 155).
Ciertamente, las ideas son seleccionadas por los medios sociales y eco-geográficos a los que deben
adaptarse, pero también se da el proceso inverso: los sistemas de ideas pueden incidir en los
ecosistemas. Así, por ej., la adopción del islam en el Magreb "al aportar la crianza masiva del cordero
para el sacrifico de Aid el Kebir [fiesta del cordero], determinó la deforestación y erosión de los suelos y,
finalmente, las condiciones geoeconómicas de las sociedades magrebíes actuales" (El método 4: 156).
"Si en la historia hay eliminación de ideas, creencias, mitos, teorías, doctrinas, ello no significa en
absoluto que un principio de selección elimine lo falso por lo verdadero" (p.156). A veces, es el sistema
falso el que pervive debido a las potencias afectivas y esperanzas que porta y a los deseos que da
respuesta y satisfacción (El método 4: 156-157).
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REFERENCIAS Y AMPLIACIÓN