Juguetes Generos
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Juguetes Generos
juegos infantiles como reproducción de estereotipos de género?
Jose Manuel Alvarez Seara
josmanu3@gmail.com
Resumen
El presente trabajo es parte de mi tesis de maestría en el PPGEF de la Universidad Federal de Santa
Catarina, Brasil, en convenio con la CAPESUDELAR, en la cual indago desde una perspectiva de
género si los juegos infantiles pueden reproducir desde los adultos a losas niñasos estereotipos de
género. En este trabajo se le preguntó a losas adultasos de un barrio de Montevideo, sobre que
juegos realizaban con sus hijasos en el hogar y los espacios públicos. El foco del trabajo está
puesto en la hipótesis de que la infancia es un lugar donde se fijan ciertos estereotipos de ser mujer
y hombre y analiza en especificidad los juegos infantiles que realizan lasos adultosas en el hogar y
en los espacios públicos.
Palabras claves: género, diversidad sexual, juegos infantiles.
n las XV Jornadas de Investigación de la Facultad de Ciencias
evideo, 14, 15 y 16 de setiembre de 2016 )
El presente trabajo es parte de mi tesis de maestría en Educación Física de la Universidade Federal
de Santa Catarina (UFSC) de Brasil, la cual contó con la financiación en conjunto de la
Coordenação de Aperfeiçoamento de Pessoal de Nível Superior (CAPES) de Brasil y la
Universidad de la República (UDELAR) de Uruguay y parte de un trabajo en conjunto entre la
Universidad Federal de Santa Catarina (UFSC) de Brasil, con Instituto Superior de Educación
Física (UDELAR) de Uruguay.
La Investigación se enmarca en el grupo de investigación en Tiempo Libre y Ocio con perspectiva
de género, del Instituto Superior de Educación Física (ISEFUDELAR), inscripto en la Comisión
Sectorial de Investigación Científica (CSICUDELAR), Uruguay, en conjunto con el Núcleo de
Estudos e Pesquisas Educação e Sociedade Contemporânea, de la UFSC, Brasil. Asimismo contó
con la tutoría del Dr. Jaison José Bassani del Programa de Pósgraduação em Educação Física
(PPGEFUFSC) y la cotutoría de la Dra. Karina Batthyány del Departamento de Sociología de la
Facultad de Ciencias Sociales (FCSUDELAR), así como también este trabajo se enmarca dentro
del nuevo Sistema Nacional de Cuidados (SNC) que se está desarrollando en Uruguay.
En la investigación me propongo indagar sobre los juegos infantiles que realizan las personas
adultas con las niñas y niños menores de 10 años en un barrio montevideano desde una perspectiva
de género y diversidad sexual. La misma hace foco sobre los discursos que las personas adultas
tienen de los juegos que realizan con losas niñasos. Propongo una metodología cualitativa,
mediante la realización de un estudio de caso múltiple, con la utilización de entrevistas en
profundidad, observación participante en espacios públicos del barrio y triangulación con la teoría.
trabajo asimismo pretende relacionar el concepto de profanación, de Agamben (2007)
El presente
con el concepto de heterosexualidad normativa, de Judith Butler (2002), cuya posición teórica –
que guarda cierta afinidad con elementos de la obra del filósofo italiano – diverge de con cierta
conceptualización tradicional de género.
Agamben (2007), en su libro Infância e história, dedicará un capítulo a los juegos y juguetes. El
autor va a afirmar que las esferas del juego y de lo sagrado están estrechamente ligadas, y que
muchos de los juegos que conocemos hoy se encuentran en antiguas ceremonias sagradas, en
danzas, luchas rituales y prácticas adivinatorias:
[…] Así en el juego de la pelota podemos discernir las huellas de la representación ritual de un
mito en el cual los dioses luchaban por la posesión del sol; la ronda era un antiguo rito
matrimonial; los juegos de azar derivan de prácticas oraculares; el trompo y el damero eran
instrumentos adivinatorios. (AGAMBEN, 2007, p. 99).
acultad de Ciencias
)
Para Agamben (2007), el juego viene de lo sagrado, por eso, el juego también puede modificar lo
sagrado. Para el autor, el juego tiende a destruir la conexión entre el pasado y el presente, y si el rito
es entonces una máquina para transformar la diacronia en sincronia, el juego, por lo contrario, es
una máquina que transforma la sincronia en diacronia:
[...] o jogo libera e desvia a humanidade da esfera do sagrado, mas sem a abolir simplesmente. O
uso a que o sagrado é devolvido é um uso especial, que não coincide com o consumo utilitarista.
Assim, a “profanação” do jogo não tem a ver apenas com a esfera religiosa. As crianças, que
brincam com qualquer bugiganga que lhes caia nas mãos, transformam em brinquedo também o
que pertence à esfera da economia, da guerra, do direito e das outras atividades que estamos
acostumados a considerar sérias. (AGAMBEN, 2007, p. 61).
El juego tiene un potencial transformador, como dice Agamben (2007), tiene la posibilidad de
profanar, que es restituir para Agamben.
Scheines (1999) en otro sentido, pero poniendo de relevancia la importancia del juego como
Agamben, va a decir que el juego es un puente de relacionamiento con el mundo y que rompe con la
realidad de todos los días:
[…] Jugar es interrumpir el orden que rige la vida cotidiana, romper ese mapa que nos sirve para
manejarnos en la realidad de todos los días, y sumergirnos en la realidad colmada de objetos tal
como aparecen. Por eso citó la famosa frase de Oscar Wilde. El mundo del jugador es pura
apariencia donde los detalles son tan importantes como los rasgos sobresalientes. El que juega,
juega con detalles, no desdeña la complejidad de las cosas. Entonces, jugar es interrumpir el orden
de la vida cotidiana y habitar la plenitud caótica, abigarrada, llena, donde puedo manipular de la
manera que quiera. (SCHEINES, 1999, p. 4).
El juego es una forma de las niñasos insertarse e interactuar en/con el mundo, que produce la
satisfacción de ellas por medio de sensaciones, como de las nuevas experiencias, que permiten
percibir y expresar, aprender e interactuar. En sentido próximo a eso, Berger y Luckmann (1986)
analizan y clasifican padrones de transmisión del mundo social que ocurren a través de la
socialización, por medio de la internalización y reconocimiento de procesos sociales. Ese tipo de
socialización, de producirse como miembro de una sociedad, en el caso de la infancia, es dirigido
principalmente por las madres, padres, y otros miembros de la familia, cuidadores y profesores.
)
posible y de potencial. Lo que caracteriza a la infancia es su propia potencia, dirá el autor. La
infancia vive su propia posibilidad (AGAMBEN, 2012, p. 29) En ese mismo texto, el filósofo
italiano dirá que es en vano que las personas adultas intenten confinar a losas niñasos a tiempos y
lugares limitados, como son los jardines de infantes o guarderías, a los juegos codificados, a un
tiempo de jugar y a los cuentos de hadas, por ejemplo. Para Agamben (2012), las niñasos saben
que la cuestión no es fantasear, sino que en ese experimento las niñasos se juegan toda su vida,
colocandose en juego a cada instante (AGAMBEN, 2012, p. 30).
En otro sentido Reina y Cea (2005) afirman que los estereotipos de género son padrones de
comportamiento aprendidos a través de la experiencia, en la cual niñas y niños tradicionalmente
experimentan y adquieren comportamientos masculinos o femeninos, por medio, por ejemplo, de
los juegos. Reciben la apropiación social al hacer actividades propias de su sexo, y son corregidos
en sus preferencias cuando estas no corresponden a los estereotipos tradicionales. Niñas y niños
progresivamente internalizan padrones adecuados para su comportamiento de género, para poder
actuar en conformidad con ellos. Los autores afirman que es en ese momento que se produce una
“conciencia de género”, al diferenciarse juegos para niñas y otros para niños (REINA; CEA, 2005).
Reina y Cea (2005) expresan que, al diferenciar los juegos, niñas y niños toman como referencia los
modelos de su entorno relacionados con su sexo: madres, padres, hermanas, hermanos, y de los
personajes televisivos.
El juego es una importante herramienta para la transmisión de valores sociales, inclusive aquellos
relacionados con los estereotipos de género. En el trabajo de investigación realizado por Reina y
Cea (2005), referenciado anteriormente, buscan establecer los autores, para el contexto de España,
una posible relación entre los juegos y los juguetes con el futuro personal, laboral y social de lasos
niñasos, según el género. (REINA; CEA, 2005).
En el ámbito de esta investigación surge un tensionamiento entre los estereotipos de género
asociados a los juegos, los juguetes y la infancia, donde me voy a preguntar si es posible huir o
sobrepasar patrones heteronormativos o regulatorios. Voy a analizar fragmentos de las entrevistas
realizadas a personas adultas que viven en un barrio de Montevideo, Uruguay. Vale hacer también
la aclaración que el trabajo indaga sobre los discursos y la perspectiva que las personas adultas
tienen de los juegos que realizan con niñasos en el tiempo de cuidados infantiles. No me propongo
en este trabajo mostrar la existencia de juegos que no responden a un patrón heteronormativo, sí
interrogar sobre si existe esa posibilidad.
)
Scott (1996) manifiesta que el uso de la conceptualización de género pone de relieve un sistema
completo de relaciones que puede incluir el sexo, pero no está directamente determinado por el sexo
o es directamente determinante de la sexualidad.
Butler (2002) va decir que la categoría sexo es un principio normativo, que significa para la autora
el mismo que Foucault llamó de ideal regulatorio en sus trabajos. Para Butler el sexo no sólo
funciona como norma, sino que también es una práctica reguladora que produce los cuerpos que
gobierna, cuya fuerza se manifiesta como una especie de poder productivo, capaz de demarcar,
circunscribir y diferenciar los cuerpos que controla. En otras palabras la autora expresa la idea de
que el género y la sexualidad, así como el propio sujeto, no preexiste al uso que hacemos del
lenguaje en nuestras prácticas discursivas cotidianas. No somos nosotros, en ese sentido, que
hacemos algo con el lenguaje, es el lenguaje que hace algo con nosotros, nos constituye. En este
sentido el género es siempre un hacer como dice Butler (1999).
En el siguiente fragmento de la entrevista con Betina, voy a relacionar este relato en cómo ese ideal
regulatorio o normativo que manifiesta Butler opera en el ámbito de la relación juegosgénero.
[...] el juego lo inventábamos, era todo imaginación. Queríamos jugar a la cocinita y, bueno,
agarrábamos la harina, pedazos de carne y hacíamos tartas y agarrábamos tierra y la
decorábamos como chocolate, y ponele, viste que acá atrás tiene cañas, porque yo vivía en la
casita de acá al lado y entonces sacábamos cañas y hacíamos chocitas de cañitas y ahí nuestras
casas y teníamos que tener nuestros muñecos, que eran nuestros hijos. Teníamos que tener limpia
la casa o cocinábamos, si íbamos a la casa de la vecina le pedíamos una tacita de azúcar. Todas
esas cosas que pasan en la realidad, pero que la jugábamos de chico (Betina, 24 años, 1 hijo y 2
hijas).
En la entrevista, Betina relata los juegos que ella, sus hermanas y amigas hacían cuando eran niñas:
el juego lo inventábamos, era todo imaginación, afirma la entrevistada. En su relato se puede
percibir que ella se está refiriendo al juego de la casa, en el cual ella, sus amigas y hermanas
reproducen una cotidianeidad, conjunto de prácticas y representaciones sobre la función social de la
mujer en ese período. Se trata de un ideal regulatorio, como manifiesta Butler (2002). Se podría
decir, que lo que ellas inventaban o imaginaban eran ciertos elementos constituyentes del juego,
como los ingredientes de las comidas por ejemplo, pero las reglas presentes explícita e
implícitamente en aquella situación imaginaria, responden a un patrón heteronormativo.
Ahora, voy a analizar otro fragmento de las entrevistas, esta vez Estefanía va a relatar en relación a
su infancia lo siguiente:
)
[…] En la escuela, sí, jugaba a la bolita, jugaba al fútbol, y ta más bien jugaba a los juegos que
predominan en los varones porque… ta fui criada, no fui criada como una niña, fui criada como un
varoncito. Porque ta, ya te digo, yo daba vuelta tierra, todo lo tenía que hacer yo y ta hacía
hormigón, y todo, mis hermanas no, entonces mi juego favorito siempre era la bolita o la pelota, y
ta cuando tenía, que por fin nos consiguieron una bicicleta, que nos regalaron una bicicleta,
andaba todo el día en bicicleta. Pero otro juego que las muñecas; Creo que toqué una muñeca a los
15 años, antes no, y a escondidas todavía encima, sí porque mi abuela era muy, a mí me tenía, yo
siempre le dije a ella, ella me criaba a mí a lo militar, y yo no era militar, yo era una niña y tenía
derecho a jugar, yo a hacer lo que yo quisiera. Y no, para ella no, era lo que ella decía, si yo me
tenía que quedar parada todo el día, ta ahí me tenía que quedar todo el día. (Estefanía, 31 años, 3
hijos).
Estefanía dice que no fue criada o educada supuestamente como una “niña”, a pesar de las
contradicciones de su abuela, que la criaba, como dice ella, de modo “militar”, y que ella era, como
dice, “un varoncito”, o sea, un niño. En este sentido, a Estefanía no le gustaba, según relata, jugar
con juegos y juguetes relacionados con el universo femenino. Ella prefería jugar con juegos
supuestamente de niños y también estar entre ellos en los juegos. A partir de este relato, podemos
preguntarnos cuál es el respeto que las personas adultas deben tener a las niñasos en el sentido de
posibilitar que ellasos experimenten diferentes formas de ser. Si el “deber ser” heteronormativo es
inculcado en el hogar y en otras instituciones sociales, en gran parte por medio del juego, entre otras
cosas, podríamos preguntarnos si los niñosas pueden huir o sobrepasar ese mecanismo
heteronormativo.
En un sentido algo similar a lo que dice Butler (2002), Agamben (2007) propone que el juego puede
desactivar el dispositivo de poder, lo que es interesante porque podría permitir a las niñasos huir de
los juegos heteronormativos impuestos por las personas adultas. Para Agamben (2007), es
importante restituir el juego a su vocación profana, para poder desactivar el dispositivo de poder,
para que sea posible así hacer uso común de los espacios que tenían confiscados del mundo
humano, lo que es, para el autor, así como las perspectivas teóricas de los estudios de género, una
tarea política. Agamben dirá, en esa dirección, que el uso que restituye el juego no es utilitario y no
tiene que ver con el consumo. Eso sería liberador para la humanidad, porque lo desvía de lo
sagrado.
Butler va a criticar a heterossexualidad compulsiva, y la estructura de las categorías binarias,
desafiando el falocentrismo que genera un orden simbólico. El binarismo, para Butler, reduce el
)
espectro y constituye el límite simbólico que define el intercambio y, al mismo tiempo, produce un
afuera temible que resguarda su hegemonía (FEMENÍAS, 2003).
En un sentido algo semejante al que coloca Butler (2002), Agamben (2007) propone, que el juego
puede desactivar lo que el autor llama dispositivo de poder, lo que es interesante porque podría
permitir a la población infantil huir de los juegos impuestos por las personas adultas. Para
Agamben, en el ámbito del derecho romano, “sagradas” o “religiosas” eran las cosas que de algún
modo pertenecían a los dioses y, por cuenta de eso, estaban sustraídas, estaban fuera del libre uso y
del contenido de los hombres. Cosas sagradas o religiosas no podían, en aquel contexto, ser
vendidas, ni dadas como fianza y ni cedidas en usufructo o grabadas. En ese sentido, dice el autor,
“consagrar” (sacrare) era el término que se refería a ese proceso de salida de las cosas de la esfera
del derecho humano para el plano religioso. Religión, término que de acuerdo con Agamben deriva
no de religare (que liga o une lo humano y lo divino), sino de relegere (que indica la actitud de
escrúpulo, de inquietación y de atención que debe caracterizar las relaciones con los dioses), indica,
por su vez, no aquello que une hombres y dioses, sino aquello que cuida para que se mantengan
separados, distintos.
Para Agamben (2007) es importante restituir al juego su vocación profana, para poder desactivar el
dispositivo de poder, para que sea posible así hacer uso comum de los espacios que el poder tenía
confiscado del mundo humano, lo que es para el autor una tarea política. Agamben (2007) dirá, en
esa dirección, que el uso que restituye el juego no es utilitario y no tiene que ver con el consumo.
Eso dice el autor, sería libertador para la humanidad, porque lo desvía de lo sagrado:
En esa dirección, el juego puede ser, según Agamben (2007), una profanación, por lo tanto, una de
esas puertas de una nueva felicidad que desactiven el dispositivo de poder. Aquí llama la atención el
)
valor que Agamben confiere a la infancia, en el uso que ellas le dan al juego, como nuevo uso que
es conferido a la humanidad. En este sentido, la infancia representa un poder de transformación
importante, cuando el juego tiene esa posibilidad de profanación y de huir de los estereótipos.
1
CAIF son centros de atención a la infancia y las familias que tienen la característica de ser una política pública
intersectorial de alianza entre el Estado y las Organizaciones de la Sociedad Civil para contribuir a garantizar la
protección y promoción de los derechos de los niños y las niñas desde la concepción a los tres años.
)
era “normal” experimentar con diferentes tipos de juegos y juguetes. En este sentido, podríamos
preguntarnos: ¿qué es anormal en el mundo de los juegos y juguetes? Si, como dice Agamben, son
los juegos una profanación que transforma la realidad, ¿qué es lo “normal”? Por un camino
semejante también dirá Judith Butler (1999), al preguntarse por qué una persona precisa ser el
género de uno en la medida en que no es el otro género. Esta formulación supone la restricción de
género dentro de un par binario heterosexual. Butler va a criticar la heterosexualidad compulsiva, y
la estructura de las categorías binarias, desafiando el falocentrismo que genera un orden simbólico.
El binarismo, para Butler, reduce el espectro y constituye el límite simbólico que define el
intercambio y, al mismo tiempo, produce un afuera temible que resguarda su hegemonía como
manifiesta (FEMENÍAS, 2003).
En el párrafo anterior de la entrevista, cuando Estefanía menciona a las profesionales del CAIF,
especialmente una psicopedagoga, y donde también, por otro lado, se habla de la opinión de un
médico, veo que de cierta forma, tranquiliza a Estefanía que dichas personas diagnostiquen de
“normal” el comportamiento infantil de un niño que juega con muñecas hasta cierta edad. De cierta
forma, aquí se puede ver claramente lo que Butler (1999) llama de heterosexualidad normativa: si es
normal para el discurso médico y psicopedagógico que los niños de una determinada edad jueguen
con muñecas, ¿porque sería anormal otra manera de jugar? Lo que vemos como interesante en
Butler es que ella va a derribar esa seguridad profesional de los que mantienen como natural la
heterosexualidad normativa. También aquí está claro una distinción importante que hacen algunos
profesionales sobre hasta qué edad es normal dejar a las niñasos jugar con diversos tipos de juegos
y juguetes, sin distinciones generificantes. Lo que parece, según lo observado en las entrevistas, al
llegar a cierta edad, los niñosas deben cambiar los tipos de juegos y juguetes, lo que confirma que
los juegos tienen importancia y son relevantes en la determinación sexual que las personas adultas
quieren imprimir en sus hijos. Podríamos decir que el juego forma parte de las marcas que son
impresas en las niñasos.
A modo de conclusión no considero que los juegos sean algo neutro o “inofensivo y/o bueno”, por
lo contrario, procuro evidenciar a lo largo de este trabajo que el juego puede dejar marcas indelebles
en los cuerpos de las niñasos, inclusive en lo que se refiere a la sexualidad, fruto de una cultura
fuertemente marcada por una heterosexualiadad normativa, como manifiesta Butler (1999).
Encuentro importante, desde el punto de vista sociológico, seguir promoviendo investigaciones
sobre la relación entre los juegos y los estereotipos de género, ya que, como la sociología
manifiesta, en uno de sus postulados, estudiar e investigar lo “obvio”, lo que tenemos en nuestra
)
frente cotidianamente, y poder dejar de lado el velo que lo cubre, indagando y cuestionando lo que
aceptamos como cotidianidad sin mayores oposiciones.
Finalizando creo importante poner de relevancia en este trabajo la relación entre personas adultas y
niñasos, mediante los juegos infantiles, así como, la relevancia e importancia del juego en la
transmisión de estereotipos de género que como he manifestado anteriormente dejan marcas
indelebles en los niñosas. Asimismo coincidiendo con Agamben, corresponde poner de relevancia
que la infancia y los juegos pueden huir de ciertos estereotipos y desactivar la máquina
gubernamental, lo que se torna para el filósofo italiano en una nueva puerta a la felicidad.
)
Bibliografía
AGAMBEN, Giorgio. (2012) Teología y Lenguaje. Del poder de Dios al juego de los niños. Buenos
Aires: Las cuarenta.
AGAMBEN, Giorgio. (2011) O reino e a glória. Uma genealogia teológica da economia e do
governo. São Paulo: Boitempo editorial.
AGAMBEN, Giorgio.(2007) Infancia e historia. Destrucción de la experiencia y origen de la
historia. Buenos Aires: Adrian Hidalgo Editora.
AGAMBEN, Giorgio. (2007) Profanações. São Paulo: Boitempo Editorial.
BERGER, Peter y LUCKMANN, Thomas.(1986) La construcción social de la realidad. Buenos
Aires: Amorrortu.
BUTLER, Judith. (1999) El género en disputa. El feminismo y la subversión de la identidad.
México: Paidos.
BUTLER, Judith. (2002)Cuerpos que importan. Sobre los límites materiales y discursivos del
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FEMENÍAS, María.(2003) Judith Butler: introducción a su lectura. Buenos Aires: Catálogo.
REINA, Maria del Carmen y CEA, Manuel.(2005) Estereotipos de género en el juego y en el ocio
tecnológico interactivo. España: Universidad de Granada, Facultad de Bellas Arte,.
SCHEINES, Graciela.(1999) Juegos inocentes, juegos terribles.Conferencia realizada en la
Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires. y organizada por al Área
Interdisciplinaria de Estudios del Deporte el 10/4/1999.pp 116.
)