Tesis Nicolas Kreplak

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Universidad Nacional de Rosario

Centro de Estudios Interdisciplinarios

Maestría en Salud Pública

Percepción de salud/enfermedad y acceso a la atención de la salud de la


población privada de la libertad en el Servicio Penitenciario Federal.
Argentina 2013

Autor: Nicolás Kreplak

Directora: Dra. Yamila Comes

BUENOS AIRES, 01 DE NOVIEMBRE DE 2019

1
AGRADECIMIENTOS
Hacer una tesis de maestría en Argentina es, en general, un proceso de esfuerzo
individual que debe darse sustrayéndole tiempo a todas las demás actividades
de la vida del maestrando. Sin embargo, en este caso he tenido la ventaja de
encontrarme transitando un camino colectivo, que hace que nada, nunca más,
se haga en soledad, al menos desde los aspectos emocionales y simbólicos.

Sin embargo, es preciso explicitar una serie de agradecimientos que hicieron


posible llegar hasta acá. Al equipo con el que comenzamos el trabajo en el
Ministerio de Justicia, Pablo Kohan, Salvador Giorgi y Joaquín Larrabide. A quien
fuera Secretario de Justicia, Julián Álvarez, y la Subsecretaria de Gestión
Penitenciaria, Laura Lopresti, que permitieron realizar el trabajo y también que
investiguemos sobre nuestras prácticas y sus consecuencias. También
agradecer al equipo del Ministerio de Salud a cargo de Silvia Baez Rocha, Guido
Sintas y especialmente a la memoria de Alejandro Diaco. Del equipo de la
Facultad de Medicina de la UBA que trabajaron en la investigación, agradecer
también a Sebastián Sustas y Adriana Alberti.

Más allá de quienes tuvieron que ver con la experiencia que resulta fuente para
esta tesis, es necesario mencionar a Mario Rovere, no solo como director de la
maestría, sino también como continuo faro sobre la búsqueda de conocimiento
y reflexión en salud, siempre con la perspectiva de la justicia social.

A Victoria Alcoba, por su acompañamiento y ayuda continua, por la generosidad


y fortaleza para continuar trabajando por mejorar la vida de las personas
privadas de la libertad.

También quiero agradecer por haber tenido la oportunidad de ser dirigido por
Yamila Comes, quien con mucha paciencia me mostró el camino para poder
llevar adelante esta tesis, con gran generosidad para la búsqueda de textos y
referencias, con gran inteligencia para mejorar los análisis y con gran
pragmatismo para orientarme en el proceso.

2
Finalmente, quiero agradecer a los grandes referentes políticos que nos inspiran
a esforzarnos por mejorar la calidad de vida de todas las personas que viven en
nuestro país. Néstor Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner instituyeron al eje
de los Derechos Humanos transversalmente a todas las políticas, dando sentido
al trabajo que realizamos en las cárceles y a esta tesis.

3
Resumen

Palabras clave: Percepción salud/enfermedad, percepción acceso a la salud, salud y


Derechos Humanos

Introducción: Las prisiones están ligadas históricamente a los conceptos de punición,


disciplinamiento y control. La lógica de encierro se basa en el castigo igualitario para todos.
Para cumplir su objetivo, es necesario aislar y clasificar a los internos, corregirlos y
transformarlos en personas útiles o reeducadas. Para este ideario se desarrollan procesos
de trabajo, se delimitan funciones y se genera una estructura basada en una arquitectura de
panóptico sobre la que se construyó el Servicio Penitenciario Federal en Argentina. Este
sistema incluye el control de la salud de la población encarcelada y no es ajeno al espíritu
de la época. Los profesionales que trabajan allí también reproducen el modelo carcelario en
sus prácticas. No obstante el sistema penitenciario federal adhiere al Pacto Internacional de
Derechos Económicos, Sociales y Culturales que reconoce el usufructo del derecho a la
salud en contextos de encierro. Esta población además de demandar servicios en caso de
necesidad, tiene derecho a controles periódicos de salud. Objetivo: Este estudio tuvo como
objetivo analizar la situación de salud/enfermedad y acceso de la población privada de la
libertad del Servicio Penitenciario Federal Argentino durante el año 2013 y esbozar un
debate ético/político sobre el derecho a la salud de la población carcelaria. Metodología:
Estudio descriptivo de corte transversal utilizando la base de datos sobre salud percibida del
Servicio Penitenciario Federal, con 835 casos registrados mediante muestreo intencional.
Los datos se analizaron con procedimientos de la estadística descriptiva y se cruzaron las
variables sexo, nivel educativo y tiempo en prisión con las variables de estudio. Resultados:
la percepción de salud entre los reclusos fue entre buena y regular y las mujeres tuvieron
peor percepción que los varones. Los de menor tiempo en prisión percibieron peor su salud.
Entre las patologías de mayor frecuencia figuran en primer lugar las crónicas y luego las
trasmisibles, las mujeres mostraron mayor conocimiento que los varones sobre la presencia
de enfermedades. También las mujeres mostraron mejor accesibilidad a los servicios
médicos aunque existen problemas tanto simbólicos como organizacionales para que se
produzca ese encuentro. Conclusiones: las percepciones de salud de los sujetos expresan
un componente de género sin embargo los servicios no incorporan esta perspectiva entre
sus prácticas, constituyendo un problema de violencia hacia las mujeres y colectivos LGBT.
El gran problema de accesibilidad es simbólico porque hasta la dimensión organizacional,
depende de decisiones propias del sujeto en función del vínculo que establece con los
servicios de salud. En esta población existen estigmas que se potencian y que contienen

4
una opresión de género y clase. Por todo esto se concluye que existe un cumplimiento
deficitario del derecho a la salud en la población privada de la libertad del Servicio
Penitenciario Federal.

5
LISTA DE TABLAS Y FIGURAS

Tabla 1 ................................................................................................................................ 17
Tabla 2 ................................................................................................................................ 18
Tabla 3 ................................................................................................................................ 18
Tabla 4 ................................................................................................................................ 19
Tabla 5 ................................................................................................................................ 46
Tabla 6 ................................................................................................................................ 47
Tabla 7 ................................................................................................................................ 47
Tabla 8 ................................................................................................................................ 47
Tabla 9 ................................................................................................................................ 48
Tabla 10 .............................................................................................................................. 50
Tabla 11 .............................................................................................................................. 51
Tabla 12 .............................................................................................................................. 51
Tabla 13 .............................................................................................................................. 52
Tabla 14 .............................................................................................................................. 52
Tabla 15 .............................................................................................................................. 53
Tabla 16 .............................................................................................................................. 53
Tabla 17 .............................................................................................................................. 54
Tabla 18 .............................................................................................................................. 54
Tabla 19 .............................................................................................................................. 54
Tabla 20 .............................................................................................................................. 55
Tabla 21 .............................................................................................................................. 55
Tabla 22 .............................................................................................................................. 56
Tabla 23 .............................................................................................................................. 56
Tabla 24 .............................................................................................................................. 56
Tabla 25 .............................................................................................................................. 57
Tabla 26 .............................................................................................................................. 57
Tabla 27 .............................................................................................................................. 58
Tabla 28 .............................................................................................................................. 59
Tabla 29 .............................................................................................................................. 59
Tabla 30 .............................................................................................................................. 60
Tabla 31 .............................................................................................................................. 60
Tabla 32 .............................................................................................................................. 61
Tabla 33 .............................................................................................................................. 61
Tabla 34 .............................................................................................................................. 62
Tabla 35 .............................................................................................................................. 62
Tabla 36 .............................................................................................................................. 62
Tabla 37 .............................................................................................................................. 63
Tabla 38 .............................................................................................................................. 64
Tabla 39 .............................................................................................................................. 65
Tabla 40 .............................................................................................................................. 66
Tabla 41 .............................................................................................................................. 67
Tabla 42 .............................................................................................................................. 67
Tabla 43 .............................................................................................................................. 68

6
Tabla 44 .............................................................................................................................. 68
Tabla 45 .............................................................................................................................. 69
Tabla 46 .............................................................................................................................. 69
Tabla 47 .............................................................................................................................. 70
Tabla 48 .............................................................................................................................. 70
Tabla 49 .............................................................................................................................. 71
Tabla 50 .............................................................................................................................. 72
Tabla 51 .............................................................................................................................. 74
Tabla 52 .............................................................................................................................. 74
Tabla 53 .............................................................................................................................. 75
Tabla 54 .............................................................................................................................. 75
Tabla 55 .............................................................................................................................. 76
Tabla 56 .............................................................................................................................. 76
Tabla 57 .............................................................................................................................. 76
Tabla 58 .............................................................................................................................. 77
Tabla 59 .............................................................................................................................. 77
Tabla 60 .............................................................................................................................. 78
Tabla 61 .............................................................................................................................. 78
Tabla 62 .............................................................................................................................. 78
Tabla 63 .............................................................................................................................. 78
Tabla 64 .............................................................................................................................. 79
Tabla 65 .............................................................................................................................. 79
Tabla 66 .............................................................................................................................. 80
Tabla 67 .............................................................................................................................. 80
Tabla 68 .............................................................................................................................. 80
Tabla 69 .............................................................................................................................. 81
Tabla 70 .............................................................................................................................. 81
Tabla 71 .............................................................................................................................. 82
Tabla 72 .............................................................................................................................. 82
Tabla 73 .............................................................................................................................. 83
Tabla 74 .............................................................................................................................. 83
Tabla 75 .............................................................................................................................. 83
Tabla 76 .............................................................................................................................. 84

Figura 1 ............................................................................................................................... 48
Figura 2 ............................................................................................................................... 50
Figura 3 .................................................................................. ¡Error! Marcador no definido.
Figura 4 .................................................................................. ¡Error! Marcador no definido.

7
ÍNDICE

AGRADECIMIENTOS .......................................................................................... 2
Resumen ............................................................................................................ 4
LISTA DE TABLAS Y FIGURAS ............................................................................. 6
ÍNDICE ................................................................................................................ 8
INTRODUCCIÓN .............................................................................................. 11
OBJETIVOS ....................................................................................................... 15
Objetivo General: ........................................................................................... 15
Objetivos específicos .................................................................................... 15
HIPÓTESIS ......................................................................................................... 16
Capítulo 1: Marco teórico ............................................................................. 21
1.1 Pre historia de las prisiones ................................................................. 22
1.2 El pensamiento de Foucault y los siete principios del Sistema
Carcelario ....................................................................................................... 24
1.3 El concepto de Disciplina ....................................................................... 26
1.4 El concepto de utilidad y moral como ideario social del capitalismo
naciente .......................................................................................................... 28
1.5 Modelos de vigilancia y control ............................................................. 29
1.6 Las sociedades de control y las modalidades de encierro ................ 31
1.7 Las Cárceles Federales en Argentina .................................................... 31
1.8 El Servicio Penitenciario Federal (SPF) ................................................... 33
1.9 El control del cuerpo y la salud de la población carcelaria ............. 35
1.10 Salud en contextos de SPF .................................................................... 37
1.11 El derecho a la Salud en Argentina ..................................................... 38
1.11.1 Bases del derecho a la salud ............................................................ 38
1.11.2 El derecho a la salud en Argentina ................................................... 40
1.12 El concepto de acceso, accesibilidad y percepción de salud ...... 43
Capítulo 2: Resultados ................................................................................... 45
2.1 Descripción socio demográfica de la población estudiada .............. 46

8
2.2 Descripción de la disponibilidad de servicios y recursos humanos en
el Servicio Penitenciario Federal .................................................................. 48
2.3 Breve descripción de la morbilidad de los internos en el año 2011 .. 49
2.4 Percepción de salud, problemas y accesibilidad de la población en
general ............................................................................................................ 50
2.5 Percepción de salud, problemas y accesibilidad de la población
según sexo masculino y femenino............................................................... 53
2.6 Percepción de salud, problemas y accesibilidad de la población
según nivel educativo ................................................................................... 58
2. 7 Percepción de salud, problemas y accesibilidad de la población
según tiempo de estadía en la prisión ....................................................... 65
2.8 Accesibilidad a tratamientos con regularidad dentro de la unidad de
detención ........................................................................................................ 73
2.9 accesibilidad a exámenes preventivos según sexo .......................... 77
2.10 Accesibilidad a exámenes preventivos según nivel de
escolaridad ..................................................................................................... 79
2.11 accesibilidad a exámenes preventivos según años de estadía en la
prisión .............................................................................................................. 82
2.12 La salud de la población travesti o transgénero en los cinco casos
reportados ....................................................................................................... 84
Capítulo 3: Discusión...................................................................................... 86
3.1 bases filosóficas de las prisiones argentinas......................................... 87
3.2 La garantía del derecho a la salud en las prisiones Argentinas ......... 89
3.2.1 Perfil sociodemográfico de la población encerrada ....................... 89
3.2.2 La estructura y procesos de salud/enfermedad en las cárceles .... 91
3.2.3 La salud percibida en la población carcelaria encuestada ........... 93
3.2.4 Los problemas de salud en la población encuestada ..................... 94
3.2.5 Accesibilidad organizacional y simbólica a los servicios de salud
penitenciarios ................................................................................................. 95
3.2.6 Accesibilidad a exámenes preventivos ............................................. 98
3.3 La salud de la población transgénero ................................................... 99
3.4 Reflexiones sobre el cumplimiento del derecho a la salud en las
cárceles federales argentinas .................................................................... 100

9
3.5 Limitaciones del estudio ........................................................................ 101
Conclusiones del estudio ............................................................................ 103
4. Bibliografía ................................................................................................ 108

10
INTRODUCCIÓN

El Servicio Penitenciario Federal (SPF) se encuentra bajo la órbita del Ministerio


de Justicia y Derechos Humanos de la Nación, su director tiene rango de Director
Nacional, dependiente de la Subsecretaría de Gestión Penitenciaria. Si bien el
Director Nacional es un civil, el SPF se compone de una fuerza especialmente
preparada para cumplir con el doble rol que signa toda la institución
penitenciaria: la seguridad y la rehabilitación social.

Durante la primera mitad del año 2012 el autor de la tesis comenzó a trabajar en
la Subsecretaría de Gestión Penitenciaria del Ministerio de Justicia y Derechos
Humanos junto al programa de Salud en Contextos de Encierro, del Ministerio
de Salud de la Nación, y la Dirección de Sanidad del SPF donde se crearon y
consolidaron equipos de trabajo. Se trabajó desde la perspectiva de inclusión y
respeto por los Derechos Humanos, entre ellos, el derecho a la salud (Ministerio
de Justicia y Derechos Humanos de la Nación, 2008), organizando los recursos
disponibles para garantizar una mejor calidad de vida en la población privada de
la libertad, particularmente desde la perspectiva de la salud.

Durante la primera etapa de trabajo se visitaron los hospitales penitenciarios y


las áreas médicas de todos los complejos y unidades penitenciarias federales
del país. En ese período se establecieron espacios de diálogo sobre las
perspectivas de los trabajadores de los equipos de salud acerca de los procesos
y modelos de atención, sobre las necesidades y demandas principales. Se
realizaron auditorías y evaluaciones de procesos de trabajo, derivaciones,
registros epidemiológicos, utilización de insumos sanitarios, procesos de
compras y sobre el sistema de derivación de referencia y contra-referencia.
También se comenzaron a generar espacios de intercambio directo con la
población privada de la libertad, para poder conocer su percepción de los
procesos de salud/enfermedad/atención.

Desde aquel equipo de trabajo, se propuso la sistematización de objetivos y


líneas de acción para orientar los recursos y las prácticas dentro del sistema de
salud del SPF en el marco de la consolidación de un sistema integral de atención
de la enfermedad y cuidado de la salud, con continuidad en el exterior que
incluya a las personas privadas de la libertad.

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Dado que se observó una preponderante orientación de los esfuerzos a la
contención y atención de la demanda espontánea, según solicitud de la
población a cargo, y al cumplimiento de los protocolos, se propusieron las
siguientes acciones, entre otras: desarrollar la estrategia de atención primaria de
la salud en el SPF, crear un programa de formación continua para los
profesionales de la salud, promover la capacitación en salud para el personal
general del SPF, crear un sistema de información en salud, desarrollar una línea
de base epidemiológica e indicadores de seguimiento, organizar la
administración integrada de los insumos, etc.

La estrategia implementada llevó a la concreción del Plan Estratégico de Salud


Integral en el Servicio Penitenciario Federal 2012-2015. Este se concibió durante
el 2012 y lo presentaron a comienzos de 2013 el Ministerio de Justicia y
Derechos Humanos de la Nación y el Ministerio de Salud de la Nación (Ministerio
de Justicia y Derechos Humanos de la Nación, 2013).

Durante el proceso de elaboración del Plan, el equipo trabajó con la idea inicial
de que los recursos económicos y logísticos dedicados al cuidado de la salud en
la población alojada en el SPF podrían ser utilizados con mayor eficiencia,
eficacia y efectividad. Situación que demandaría conocer la complejidad de las
relaciones sociales iatrogénicas dentro de las instituciones de encierro y de la
situación de salud para poder aseverarla, razón por la cual, se desarrolla el Plan
Estratégico de Salud Integral en el SPF. El Plan propone objetivos, estrategias
de acción, metas y define algunos indicadores. Las áreas en las que se puede
sintetizar abarcan: el conocimiento epidemiológico del proceso
salud/enfermedad/atención, el control de la utilización de recursos e insumos, la
formación de recursos humanos, prevención y promoción de la salud, generación
un sistema de continuidad dentro del SPF y con el sistema de salud externo
(Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación, 2013).

Las características particulares de la población privada de la libertad constituyen


un interrogante respecto de las condiciones de salud. La información disponible
hasta el momento de la confección del Plan, consistía exclusivamente en los
reportes realizados por la Dirección de Sanidad del SPF, que resultaban de la
consolidación de las planillas de asistencia de los profesionales de la salud que
se desempeñan en las unidades penitenciarias. Según las experiencias que el

12
equipo había reunido en las conversaciones con los diversos profesionales en
las unidades del país, y con los usuarios, la mayoría de las consultas realizadas
tenían una lógica sintomática, como el trabajo habitualmente realizado en las
guardias de los hospitales.

Resultaba, entonces, importante realizar esfuerzos para acercarse a conocer el


proceso salud/enfermedad/cuidado (Michalewicz, Pierri, & Ardila-Gomez, 2014)
para este grupo. Durante el 2013 se confeccionó y realizó una encuesta basada
en una muestra de conveniencia, para conocer la percepción de la situación de
salud por parte de esta población. Esta encuesta, realizada en conjunto con
investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenas Aires,
se proponía como una fuente de información primaria con una perspectiva
diferente a la que habitualmente utilizaba el SPF para organizar sus servicios.
Por otro lado, se realizaron otros registros relacionados con las prácticas
asistenciales y la demanda de atención.

Hasta el día de la fecha, no se publicaron los resultados de la encuesta de salud


percibida de esta población. La pregunta que viene a responder esta tesis tiene
que ver con: ¿Cuál es la situación de salud percibida por las personas privadas
de la libertad que están en instituciones carcelarias del Servicio Penitenciario
Federal? ¿Cómo es la percepción de acceso a los servicios de salud en prisión?
¿Cuáles son las barreras de accesibilidad a estos servicios?

Esta problemática reviste mayor relevancia dado que las personas privadas de
la libertad se encuentran especialmente impedidas de ejercer su derecho a la
deambulación. Por lo tanto, cuentan con menos recursos para procurarse
interacciones con los servicios de salud. Entonces resulta de vital importancia
que quienes conducen y planifican los servicios de salud cuenten con
información sobre la salud y el acceso de la población que tienen a cargo.

El siguiente trabajo tiene como propósito profundizar en el análisis de la salud


percibida de esta población en situación de encierro y comenzar a comprender
cómo es el acceso y las barreras de accesibilidad, para reflexionar sobre la
garantía del derecho a la salud de esta población.

Conocer la situación de salud de la población privada de la libertad resulta


indispensable para poder enfocar la gestión de los programas y servicios de

13
salud del medio carcelario, mejorar las condiciones de vida y garantizar los
derechos de este grupo poblacional, uno de los más vulnerados y bajo estricta
dependencia del Estado.

Por último, se aclara que en este marco se trabajó con la noción de salud
percibida, tanto porque es una estrategia reconocida y utilizada para acercarse
a la situación del proceso salud/enfermedad/cuidado, como por existir cierta
ausencia en la información conocida por el SPF y el sistema jurídico nacional
sobre la salud de la población a cargo.

14
OBJETIVOS

Objetivo General:
Analizar la situación de salud/enfermedad y acceso de la población privada de
la libertad que habita el Servicio Penitenciario Federal argentino durante el 2013
esbozando un debate ético/político sobre el derecho a la salud de la población
carcelaria.

Objetivos específicos
1. Describir las características demográficas y sociales de la muestra de
conveniencia la población privada de la libertad en cárceles federales
durante el año 2013.
2. Analizar la salud percibida y las enfermedades de la muestra de
conveniencia de la población privada de la libertad en cárceles federales
durante el año 2013.
3. Analizar el acceso y las barreras de accesibilidad a los servicios de salud de
la muestra de conveniencia la población privada de la libertad en cárceles
federales durante el año 2013.
4. Interpretar los resultados a la luz del debate ético/político sobre el derecho a
la atención de la salud de la muestra de conveniencia población privada de
la libertad en cárceles federales durante el año 2013.

15
HIPÓTESIS
Dado que los estudios descriptivos sirven para construir hipótesis (en los
modelos hipotético deductivos), se presenta a continuación algunos supuestos
que guiaron al tesista en la interpretación de los resultados sin llegar a una
construcción lógica a modo de hipótesis.

• La población privada de la libertad percibiría varias problemáticas


relacionadas con el proceso Salud/Enfermedad/Cuidado.
• El género, la situación social y el tiempo de encierro influirían la
percepción del proceso Salud/Enfermedad/Cuidado.
• El acceso a los servicios de salud podría tener barreras relacionadas con
la aceptabilidad o accesibilidad simbólica.
• En las prisiones existiría un déficit en la garantía del derecho a la salud.

16
METODOLOGÍA

Se trata de un estudio descriptivo de corte transversal que busca comprender


la sensación de salud percibida así como también indagar sobre el acceso y la
garantía del derecho a la salud en la población privada de la libertad. Se basa
en una estrategia metodológica cuantitativa construida con fuentes
secundarias, tales como revisión de literatura, documentos y utilización de una
base de datos de salud percibida solicitada al Servicio Penitenciario Federal. En
esta base, las unidades de análisis fueron cada persona privada de la
libertad en los presidios federales descriptos en los resultados. Para la
encuesta, fue realizada una muestra intencional (Fontanella et al., 2012) de
casos que alcanzó el 8,52% del total de la población carcelaria. Los datos se
analizaron con herramientas de la estadística descriptiva utilizando el
software SPSS 21 (IBM). Se seleccionaron las siguientes variables sociales y
demográficas (Tabla 1)

T ABLA 1
Variables sociales y Valores
demográficas
Sexo Masculino
Femenino
Trans/Travesti/Transgénero
Edad 19-27
28-40
41-72
Sin datos
Tiempo detenido en la Menos de un año
unidad Entre 1 y 2 años
Más de 2 y hasta 5 años
Más de cinco años
No sabe, no contesta
Máximo nivel de Primario incompleto o menos
estudios alcanzado Primario / Secundario incompleto
Secundario completo o más
Trabajo dentro de la No
unidad Si
Horas semanales Hasta 20 horas.
trabajadas en la Entre 21 y 40 horas.
unidad
Más de 41 horas.

17
No sabe, no contesta
Tipo de trabajo Fajina
realizado dentro de la Oficios
unidad
Ambos (fajina y oficios)
No sabe, no contesta
Estudio dentro de la No
unidad Si

Entre las variables de salud/enfermedad, se eligieron las de percepción de salud


y los problemas de salud de las últimas 4 semanas (Tabla 2).

T ABLA 2

Variables sobre salud y sus problemas Valores

Percepción de la salud Buena


Regular
Mala
Problemas de salud en las últimas 4 semanas No
Si

Para analizar la percepción de las enfermedades se seleccionaron algunas


enfermedades crónicas y otras trasmisibles consideradas relevantes, (Tabla 3).

T ABLA 3

Variables sobre Percepción de enfermedades Valores

Problemas de presión alta No sé


No
Si
Problemas de colesterol alto No sé
No
Si
Problemas de diabetes No sé
No
Si
Problemas de tuberculosis No sé
No
Si
Problemas de Chagas No sé
No

18
Si
Problemas de asma No sé
No
Si
Problemas de VIH/Sida No sé
No
Si
Problemas de Sífilis No sé
No
Si

También se seleccionaron variables de experiencia de aplicación de tests


diagnósticos (Tabla 4)

T ABLA 4

Variable Valores
Realizaron examen general de salud No
Si
Aplicaron Vacunas No
Si
Realizaron test VIH/Sida No
Si
Detección de tuberculosis No
Si
Realizaron test Chagas No
Si
Realizaron test Sífilis No
Si

En cuanto al acceso, que según se consigna en el marco teórico incluye la


disponibilidad, la accesibilidad y la aceptabilidad (Giovanella, Ligia; Fleury,
1996), se ofrecen datos de fuentes secundarias sobre disponibilidad de personal
de salud y algunas variables de accesibilidad como entre los que tuvieron
problemas de salud en las últimas 4 semanas, si solicitaron audiencia en el área
de sanidad y los motivos de las respuestas negativas y si fue positiva cuánto
tardó y si se concretó la atención.

19
El análisis de los resultados fue basado en la frecuencia de variables numéricas
o el recuento en variables nominales (diferente concepto para idea similar)
también se tuvo en cuenta la frecuencia/recuento relativo de casos (porcentajes).
Las variables fueron cruzadas sucesivamente con el comando de seleccionar
casos en la base de datos del software SPSS y el comando de dividir base. Los
valores seleccionados se filtraron con “seleccionar casos” y luego fue utilizado el
comando de “tablas dinámicas o personalizadas” hasta conseguir los resultados
esperados.

Se aclara que, la variable sexo, contemplaba los casos de identidad sexual


transexual y travesti. Dado que los mismos totalizaron 5 de 835 casos que
contenía la base (0,5%), no se utilizaron para cruzar con otras variables
dependientes pero se describirán al finalizar los resultados.

20
Capítulo 1: Marco teórico

21
1.1 Pre historia de las prisiones

En el régimen penal de la época clásica existieron cuatro formas de táctica


punitiva (Foucault, 1996a):

1. Deportar, expulsar, impedir el paso a determinados lugares, destruir la casa,


borrar el lugar de nacimiento, confiscar los bienes y las propiedades.

2. Imponer una recompensa, convertir el daño infligido en una deuda de


reparación, reconvertir el delito en obligación pecuniaria.

3. Exponer a la vista pública, marcar, señalar con una cicatriz, marcar en el


cuerpo (apoderarse del cuerpo y grabar en él las marcas del poder).

4. Encerrar.

A modo de hipótesis se pueden relacionar los modos de punición a las distintas


épocas y sociedades: de destierro (la sociedad griega), de rescate (las
sociedades germánicas), sociedades que imponían marcas (las sociedades
occidentales a finales de la Edad Media) y sociedades que encierran
(contemporáneas). En la actualidad ha prevalecido el encierro solo desde finales
del siglo XVIII ya que los encarcelamientos que se practicaban en los siglos XVI
y XVII estaban al margen del sistema penal (Foucault, 1996a).

Desde su imposición, esta penalidad fue objeto de críticas en razón de todos las
posibles disfuncionalidades que la prisión podía introducir en el sistema penal y
en la sociedad. Algunas eran que podía dificultar al poder judicial controlar y
verificar la aplicación de las penas porque no podían penetrar en las cárceles ya
que eran núcleos de población enemiga. La prisión no contribuía a reformar a
los delincuentes sino a potenciar sus malos hábitos (Foucault, 1996a).

Antes de la universalización de la prisión se proponían modelos punitivos muy


distintos (Foucault, 1996a):

-la infamia: efectos de la opinión pública. Pena que se ajusta al crimen sin
necesidad de un código, sin tener que ser aplicada por un tribunal, sin riesgo de
ser instrumentalizada por un poder público.

-la ley del talión: se impone al culpable un castigo del mismo tipo y de la misma
gravedad que el crimen cometido.

22
-castigo de esclavitud en beneficio de la sociedad. La esclavitud sitúa al culpable
en una posición que lo convierte en un ser incapaz de dañar a la sociedad; el
trabajo lo convierte en algo útil; el permanente y largo sufrimiento intimida a
quienes puedan sentirse tentados de imitarlo.

Todo esto demuestra como la prisión no aparece como la forma general de la


penalidad ni como la condición necesaria para una transformación psicológica y
moral del delincuente. La práctica de la prisión no se enraíza por tanto en la
teoría penal sino que nació en otro lugar y se formó por otras razones. En cierto
modo vino impuesta desde el exterior a la teoría penal, que a su vez se vio
obligada a realizar un reajuste interior para justificarla (Foucault, 1996a).

Para comprender el funcionamiento real de la prisión, es preciso remontarse


hasta las instancias de control para-penal entre las cuales figuró ella misma en
el siglo XVII y sobre todo en el siglo XVIII. En esas instancias el encierro
desempeñó un papel que supone tres caracteres distintos:

-interviene en la distribución espacial de los individuos, mediante el


encarcelamiento temporal de mendigos y vagabundos (se utiliza así un medio
negativo para controlar su posición en relación con el aparato de producción
agrícola o manufacturero; se posee un medio para intervenir en el flujo de
población teniendo en cuenta a la vez las necesidades de la producción y del
mercado de empleo).

-el encierro interviene también en el ámbito de la conducta de los individuos en


nombre del orden y de la regularidad. El sujeto irregular, agitado, peligroso e
infame, es objeto de encierro. Mientras que la penalidad castiga la infracción, el
encierro penaliza el desorden.

-el encierro no es el instrumento exclusivo del poder arbitrario y absoluto. El


estudio de las órdenes reales de encierro (lettres de cachet) muestra que estas
eran en su mayoría solicitadas por los padres de familia, por notables locales,
comunidades territoriales, religiosas y profesionales, contra individuos que
provocaban a su juicio cualquier molestia o desorden. Las órdenes reales
ascienden desde abajo (a través de solicitudes) antes de descender desde el
aparato del poder. Estas misivas constituían el instrumento de un control local
“capilar”(Foucault, 1996a).

23
1.2 El pensamiento de Foucault y los siete principios del
Sistema Carcelario

Foucault afirma que la forma-prisión, como él la llama, preexiste a su utilización


sistemática en las leyes penales. Para el autor, dicha forma nace del exterior del
aparato judicial, previo a que la ley estableciera la pena por excelencia. Nace a
través del cuerpo social, en los procedimientos que permitieron la codificación
del comportamiento de los individuos, la educación de sus cuerpos, la
distribución de los mismos, la extracción de ellos de un máximo de tiempo y de
fuerzas. Es en esta forma general de volver a los individuos dóciles y útiles, que
se diseñó la institución-prisión (Foucault, 2002).

El autor afirma que se tomó como pena la “privación de libertad” porque se


pensaba que la pérdida de la misma tenía igual precio para todos, “un castigo
igualitario”. Las técnicas correctoras son formas sustanciales del armazón
institucional de la detención penal y la misma es medida según la variable
tiempo. Para la sociedad la prisión es “natural”, como lo es el uso del tiempo para
medir los intercambios (Foucault, 2002).

El sistema carcelario debe cumplir con siete principios primordiales (Foucault,


2002), tiene que ser la máquina más poderosa para imponer una nueva forma al
individuo pervertido. En primer lugar, debe cumplir con el principio de aislamiento
respecto del mundo exterior. Debe ser una pena individualizante, lo que
garantiza que se pueda ejercer un poder que no será contrarrestado por ninguna
otra influencia, condición primera para la sumisión total.

El segundo principio es el de clasificación, donde los detenidos deben estar


aislados o al menos repartidos según la gravedad penal de su acto, pero sobre
todo según su edad, sus disposiciones, las técnicas de corrección que se tiene
intención de utilizar con ellos y las fases de su trasformación. El eje central y
principio general del sistema carcelario es la corrección, transformación y
perfeccionamiento del preso.

En tercer lugar está el principio de trabajo como obligación y derecho, siendo


uno de los elementos esenciales de la transformación y de la socialización
progresiva de los detenidos. Debe ser concebido como si fuera de por sí una

24
maquinaria que transforma al violento en una pieza que desempeña su papel
con regularidad perfecta.

Foucault da cuenta de que el trabajo no es “aplicado” como actividad de


producción, por lo que se la considera intrínsecamente útil, sino por los efectos
que ejerce en la mecánica humana. Tener al recluso ocupado genera hábitos de
orden y de obediencia, lo hace diligente y activo. El trabajo penal da en
retribución la utilidad, ya que impone al detenido la forma moral del salario como
condición de existencia. Con utilidad se refiere a la constitución de una relación
de poder, de una forma económica vacía, de un sistema de sumisión individual
y de su ajuste a un aparato de producción. El salario del trabajo de la prisión no
retribuye una producción, funciona como motor y punto de referencia de las
transformaciones individuales.

En cuarto lugar, Foucault habla de la longitud de las penas. Las mismas no


deben medir el valor de cambio de la infracción sino que debe ajustarse a la
transformación útil del recluso en el curso de su pena. “Una vez operada esta
reforma, el criminal debe reintegrarse a la sociedad”. La calidad y contenido de
la detención no deberían estar determinados por la sola índole de la infracción.

Como quinto principio nos encontramos con la educación: el detenido debe ser
educado en pos de su inserción social.

Para lograr la transformación de los detenidos, la prisión debe ser el lugar que
permite un saber crítico sobre los mismos, deber asegurar la vigilancia y el
conocimiento de cada uno en profundidad. Foucault afirma que para el sistema
carcelario es primordial mantener al preso sobre una mirada permanente. Es por
eso que se piensa en una estructura panóptica, como puede ser “el semicírculo”,
el cual permite ver a los detenidos desde cualquier punto, una arquitectura que
facilita una gestión del poder transparente.

Cuanto más fácil y exacta es la vigilancia habrá menor necesidad de solidez en


construcciones contra la tentativa de evasión o de comunicaciones entre los
detenidos. Es por esto que el autor menciona que el régimen de la prisión debe
ser controlado y tomado a cargo de un personal especializado que posea la
capacidad moral y técnica para velar por la buena formación de los individuos.
Este es el sexto principio: el control técnico de la detención.

25
En último y séptimo lugar, el autor enumera el principio de las instituciones
ajenas, es decir, la prisión debe ir seguida de medidas de control y de asistencia
hasta lograr la readaptación definitiva del ex detenido.

Por otra parte, el autor hace una distinción entre la figura del infractor y la del
delincuente, afirmando que el correlato del aparato penitenciario responde al
delincuente, entendido como una unidad biográfica, núcleo de peligrosidad,
representante de un tipo de anomalía.

1.3 El concepto de Disciplina

El concepto de disciplina ha sido trabajado ampliamente por el filósofo francés,


Michael Foucault. En su libro “Vigilar y castigar” (Foucault, 2002), el autor
describe que fue durante la edad media donde se comenzó a percibir que el
cuerpo humano podría ser objeto de poder y manipulación. Este descubrimiento
conlleva el nacimiento de un cuerpo humano donde se lo educa para la
obediencia y la utilidad. Disciplinar los cuerpos sería controlarlo minuciosamente

Este concepto remite no solamente al control de la conducta sino que el control


estaría ligado a la economía y eficacia de movimientos garantizando el control y
docilidad de los individuos. Para este autor, la disciplina tiene como objetivo la
transformación de multitudes “confusas”, “inútiles” o “peligrosas” en
multiplicidades ordenadas (Foucault, 2002).

Según este autor, la disciplina actuaría sobre dos ejes principales: el espacio y
el tiempo; la disciplina define la distribución de los individuos en el espacio. Exige
el principio de localización, el cual supone un lugar para cada individuo; este
busca evitar las distribuciones en grupos y permitir saber dónde y cómo
encontrar a cada individuo. El espacio disciplinario tiene tantas parcelas como
cuerpos o elementos que repartir. El autor llama ”emplazamientos funcionales”
a aquellos mecanismos de control que comienzan a codificar, dentro de las
instituciones, espacios determinados para responder a la vigilancia y romper
aquellas comunicaciones que podrían ser consideradas peligrosas y que
promueven la unificación en multitudes. Todos los emplazamientos funcionales
apuntan a la utilidad de los individuos, a la optimización del espacio y la
distribución correcta de los mismos. Dentro de este, cada elemento es

26
intercambiable puesto que cada uno se define por el lugar que ocupa en una
serie y por la distancia que lo separa del resto (Foucault, 2002).

El segundo eje sobre el que actúan las disciplinas es el tiempo. El control del
tiempo tiene su origen en la institución monástica donde había ritmos asociados
a ocupaciones. La composición de los espacios y jerarquías garantizan la
obediencia de los individuos, pero también permite lograr una medición de la
cantidad de los mismos y un análisis de sus movimientos, lo que resulta en una
mejora de la economía del tiempo y de los gestos, los cuales remiten a la mejora
de la utilidad de estos (Foucault, 2002).

Este autor expresa que las disciplinas crean constantemente nuevas técnicas
para optimizar el tiempo, las cuales Foucault denomina como la elaboración
temporal del acto. En ellas se descomponen los gestos y movimientos, desde la
posición del cuerpo, hasta la de las articulaciones. Nada puede permanecer inútil
sino que todo debe estar domado buscando la mejor forma de articular el cuerpo
con los objetos. En primera instancia se los diferencia y se define paso a paso
de qué manera se debe mover el cuerpo para luego ponerlo en correlación con
los objetos que va a manipular según cierto número de gestos simples(Foucault,
2002).

Para el autor el éxito del poder disciplinario se debe al uso de instrumentos


simples como la inspección jerárquica y la sanción normalizadora.

Foucault (Foucault, 2002) concluye que para lograr el correcto funcionamiento


del poder disciplinario se necesita de espacios que permitan la vigilancia de los
individuos y en este sentido da cuenta del “esquema panóptico”. Gracias a su
estructura este permite vigilar de manera constante a todos los individuos sin
que los mismos noten la vigilancia.

Como expresa el autor, las prisiones se basan en el concepto de re socialización,


casi mecánica, sin problematizar los determinantes por los cuales los sujetos
llegan hasta ellas. La figura del delincuente se corporiza de tal manera que se
invisibiliza la historia de cada uno de ellos y las complejidades que los llevaron a
violar la ley.

Como parte de un círculo vicioso, la prisión es la fabricante de los delincuentes,


por el tipo de existencia al que lleva a los mismos: su aislación en celdas, o la

27
imposición de un trabajo inútil, para el cual no encontraran empleo; ahora bien,
todo su funcionamiento se desarrolla sobre el modo de abuso de poder. El
delincuente es un producto de la institución.

1.4 El concepto de utilidad y moral como ideario social del


capitalismo naciente

Jeremy Bentham, filósofo inglés en 1791, propone la reinserción del delincuente


en la sociedad. Cree que lo mejor que se puede hacer es guardar a los presos
con más seguridad y economía, y trabajar al mismo tiempo en la reforma moral
de los mismos para asegurarse de su buena conducta y su subsistencia después
de su liberación. Además de su propuesta de “sistema”, crea una propuesta
arquitectónica, de lo que considera debería ser una prisión; esta fue denominada
como “El Panóptico” y consistía en una planta semicircular donde los prisioneros
están constantemente expuestos a la mirada de los guardianes o “inspectores”.
Durante el siglo XVIII y principios del siglo XIX se concluye lo que el autor llama
“la generalización del cambio”. Existían grandes deficiencias en la organización
del poder y se requería transformar a la justicia en algo más sutil, más fino, con
una mayor expansión en el tejido social, mayores controles y con intervenciones
más precoces. “No es castigar menos, sino castigar mejor” (Gudín Rodriguez-
Magariños, 2014).

Se observa en este desarrollo, un trasfondo ideológico que es necesario des-


invisibilizar. Tiene que ver con el concepto de utilidad, ya nombrado por Foucault
y pilar fundamental del capitalismo naciente y de la ética utilitarista, ideario de
las sociedades del siglo XIX y XX (Read, 2007). Esta corriente bioética, es un
derivado del hedonismo, de quien fue un autor destacado Adam Smith, el mismo
que después se dedicó a teorizar sobre los principios del liberalismo económico.
Dentro de la corriente hedonista, el mayor bien supremo es el bienestar
individual, de ahí el concepto de libertad individual inalterable del capitalismo del
siglo XX. Dentro de los utilitaristas, el valor supremo es la utilidad. Si algo es
valioso, es porque es útil. Bentham, nombrado precedentemente, es un
destacado utilitarista inglés que desarrolla el principio del interés basado en la
utilidad (Rawls, 1999)

28
Se puede observar entonces que el modelo de prisión, tal como está organizada
actualmente, y explicado en detalle por el filósofo Michel Foucault, responde a
un modelo de individuo y sociedad del siglo XIX y XX donde se le afecta la
libertad porque es el bien más preciado y el único objetivo es volverlo útil. Para
el capitalismo es útil quien es productivo económicamente o reproductivamente.
Podría expresarse entonces que las cárceles son creadas como instituciones
que disciplinan individuos bajo el criterio de utilidad sin preguntarse por la
complejidad de la historia que los llevó hasta allí y en el marco de la necesidad
de modelizar individuos para la productividad, valor fundamental ya que se
transforma en plusvalía para la burguesía creciente del momento.

1.5 Modelos de vigilancia y control

Lo que ha transformado la penalidad de un siglo a otro ha sido el ajuste del


sistema judicial a un mecanismo de vigilancia y de control, su integración común
en un aparato de Estado centralizado; a su vez, el desarrollo de toda una serie
de instituciones para penales sirvieron de punto de apoyo al aparato principal.
Un sistema general de vigilancia-encierro (desde las grandes prisiones-
Panóptico hasta las sociedades filantrópicas dirigidas a socorrer a los
delincuentes, a los niños abandonados, a los huérfanos, los aprendices, los
estudiantes, los obreros, etc.) (Foucault, 1996a)

El concepto de Control aparece en el vocabulario de Foucault a partir de los años


70 y se refiere a una serie de mecanismos de vigilancia entre los siglos XVIII y
XIX que tienen como objetivo no tanto punir como corregir y prevenir. Todo el
sistema penal se transforma en control (Revel, 2005).

En este contexto nace lo que se llamó el “sistema celular o de aislamiento”,


basado en el trato que los cuáqueros de Filadelfia adoptaban hacia todo
individuo que había faltado a su idea de lo correcto. Esta nueva construcción
tomaba a los delincuentes como personas y no como meros objetos. El sistema
tenía como eje dos ideas: la primera era evitar el aspecto corruptor de las
prisiones, para que no se pervirtieran unos a otros y la segunda era provocar en
el preso, mediante la meditación en aislamiento, el arrepentimiento. Debido al
total aislamiento, este nuevo sistema generó un número incontado de dementes
(Gudín Rodriguez-Magariños, 2014).

29
En Nueva York, Auburn creó otro sistema que tenía como objetivo revertir lo
sucedido en “el sistema celular”. Este constaba de un sistema híbrido donde se
entremezclaban dos zonas de tratamiento, uno de carácter nocturno y otro
diurno. El objetivo era mantener las ventajas de la incomunicación sin los
inconvenientes que el total aislamiento tenía para la organización del trabajo y la
enseñanza. Pero los intentos de impedir la comunicación entre reclusos que
debían trabajar próximos resultaba imposible (Gudín Rodriguez-Magariños,
2014).

No será hasta el siglo XVIII cuando se encuentren en Europa las dos primeras
manifestaciones de establecimientos penitenciarios propiamente dichos, es
decir, de lugares construidos específicamente para servir de prisión. Los
primeros fueron el hospicio de San Michele en Roma (Italia) en 1704 y la prisión
de Gante (Bélgica) en 1773 (Gudín Rodriguez-Magariños, 2014).

En 1777 un británico, John Howard conocido como el creador del derecho


penitenciario, escribió una obra titulada “El estado de las prisiones de Inglaterra
y Gales”. En esta describe el estado horroroso de las prisiones y, por otra parte,
propone una reforma sobre el sistema penitenciario; su fórmula básica era:
aislamiento (solamente nocturno para evitar contaminaciones morales y físicas),
trabajo e instrucción del hombre en prisión; propugna por tanto el cambio del
castigo (simplemente expiatorio y corporal) por la pena (método para transformar
al individuo). La concepción penitenciaria de Howard es la de un establecimiento
destinado a la reclusión de sujetos penados a un régimen expiatorio, que al
mismo tiempo trata de regenerarlos. La finalidad del escritor es buscar un
derecho penal más humano. Como consecuencia de esta labor se crea la
corriente denominada “penitenciarismo” (Gudín Rodriguez-Magariños, 2014).

Con el nacimiento del nazismo se dio impulso a la “escuela de Kiel”, cuyos


postulados penitenciarios se acomodaban a las exigencias represivas del III
Reich. En este sentido las esterilizaciones y lobotomías eran tratamientos
penitenciarios adecuados para inmunizar a la sociedad (entendida como un
conjunto racial superior) de los comportamientos de determinados elementos
que representan anormalidades sociales reflejadas en deficiencias raciales.

Al finalizar la Segunda Guerra Mundial, se produjo un proceso de concientización


acerca de los derechos humanos y se replanteó la concepción de readaptación

30
social del delincuente. La discusión giró en torno a cómo optimizar el sistema, ya
no a través de las reformas, sino por medio de tratamiento penitenciario y
postpenitenciario para lograr la reinserción (Gudín Rodriguez-Magariños, 2014).

Con la antesala en 1948 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos,


en 1955 se incorporaron a la Constitución las Reglas Mínimas para el tratamiento
de los reclusos en las Naciones Unidas y en 1973 se publicaron las Reglas
Mínimas del Consejo de Europa (Gudín Rodriguez-Magariños, 2014).

1.6 Las sociedades de control y las modalidades de encierro

En pleno siglo XX el filósofo Gilles Deleuze, en línea Foucaultiana, escribe sobre


la vigilancia en tempos de control (Rodríguez, 2008). Este autor sale del
concepto de encierro al expresar que para controlar no es necesario encerrar.
Se controla con estadísticas, con reglas o normas sociales y hasta con medios
de difusión. El nacimiento de las sociedades de control, está ligado al avance del
neoliberalismo. Podría pensarse como estrategia las condenas domiciliarias
donde ya no se necesita una cárcel o institución de encierro para castigar. En
este momento, el paradigma de la rehabilitación está siendo cuestionado ya que
no se necesita encierro para vigilar. Sin embargo, en Argentina, se continúa con
el modelo de cárcel del siglo XIX.

1.7 Las Cárceles en Argentina

Para contextualizar el problema a investigar, se describirá la historia del sistema


carcelario federal en Argentina a partir del estudio realizado por la investigadora
Viviana Martino (Martino, 2015).

Para 1832 en Buenos Aires existían cinco cárceles, una para deudores, otra de
policía destinada al encierro de delincuentes que infringían los reglamentos, la
tercera para militares y marineros, la cuarta era la Cárcel Pública para acusados
y condenados y la quinta era el presidio para los convictos y condenados a
trabajos públicos. Muy pocas mujeres iban presas y las que estaban detenidas
era por vagancia, ebriedad, escándalos públicos, raterismo, infracciones a las
ordenanzas policiales y reglamentos, por homicidios pasionales o prostitución.
Todas pertenecían al estrato social inferior, analfabetas pero incorregibles
(Martino, 2015).

A los presos se los distribuía según su delito:

31
1) los procesados por delitos graves

2) los rematados

3) los procesados por delitos leves o aprehendidos por delitos de policía

4) los presos por deudas civiles

5) las mujeres, privadas de toda comunicación con los demás presos y guardias
de la cárcel.

En la década del 30 comenzaron a aplicarse, especialmente en Capital Federal,


torturas de todo tipo, como la picana eléctrica, el “pouching”, el “gallito ciego”.
También se incorporó la utilización de uniformes por parte de los presos. A su
vez, se flexibilizó el régimen de visitas para los penados con buena conducta y
se crearon locutorios sin rejas. En algunas cárceles se introdujeron las visitas
íntimas (Martino, 2015).

En el contexto mundial, específicamente en Europa entre 1830 y 1848, ciertas


formas de castigo fueron reemplazadas por otras: el cuerpo dejó de ser el blanco
de la represión penal y se dejó de lado el descuartizamiento, amputación y
marcas en los cuerpos (Martino, 2015).

En Argentina, las dos cárceles más grandes eran la de Devoto y la de Caseros.


La primera comenzó con 900 personas y en el año 1994 ya había 2.800. En otro
momento se registraron 4000 internos y en el año 2006 eran 2110 alojados, si
bien en esa época tenía capacidad para 1694 personas (Martino, 2015).

En cuanto a las distintas identidades y prácticas que se crearon actualmente


(desde 1900 hasta la actualidad) en el interior de las cárceles argentinas estaba
“la ranchada”, un grupo que se originó con los presos políticos que juntaban los
alimentos que les enviaban y los colocaban en un fondo común. El jefe o dueño
era un preso que tuviera una cierta antigüedad en el penal (generalmente dos o
más años) y se ocupaba de supervisar la vida en su ranchada, aceptar o excluir
a algún miembro, de representar a su ranchada y de intercambiar elementos con
otras. En el fondo de los pabellones se situaba “la pesada” y su ranchada, que
estaba formada por reclusos de mayor tiempo o delitos más graves (Martino,
2015).

32
En segundo lugar estaba “el grata”, el líder del pabellón odiado por los presos de
inteligencia. En cuanto a los “guardia cárceles”, generalmente tenían un origen
humilde, muchos de ellos provenían del mismo barrio que los presos, carecían
de todo tipo de especialización y su única calificación era la fuerza física y una
psicología organizada para atacar y reprimir (Martino, 2015).

Las visitas eran permitidas dos veces por semana y se daban en el patio al aire
libre y cuando llovía en los pasillos (Martino, 2015).

En el pabellón las ventanas no tenían vidrios por lo que en invierno los reclusos
dependían de su familia para abrigarse (Martino, 2015).

En cuanto a la educación, con el retorno de la democracia, la Universidad de


Buenos Aires firmó un acuerdo con el Servicio Penitenciario Federal para
enseñar en las cárceles. De a poco el número de estudiantes fue creciendo hasta
conseguir la privacidad con respecto al Servicio Penitenciario Federal ya que en
este recinto no se aceptaban sus imposiciones (Martino, 2015).

1.8 El Servicio Penitenciario Federal (SPF)

El Servicio Penitenciario Federal (SPF) se funda, formalmente, en 1933, con la


Ley 11.833. En la actualidad su funcionamiento se rige por la Ley Orgánica
17.236 texto según Ley 20.416, la Ley de Ejecución de la Pena Privativa de la
Libertad Nro. 24.660 y reglamentos complementarios (Servicio Penitenciario
Federal, 2019).

En la actualidad el SPF depende de la Subsecretaría de Asuntos Penitenciarios


y Relaciones con el Poder Judicial y la Comunidad Académica del Ministerio de
Justicia y Derechos Humanos de la nación.

Tiene entre sus funciones las de:

§ Velar por la seguridad y custodia de las personas sometidas a proceso


procurando que el régimen carcelario contribuya a preservar o mejorar
sus condiciones morales, su educación y su salud física y mental.

§ Promover la readaptación social de los condenados a sanciones


privativas de libertad.

§ Participar en la asistencia postpenitenciaria.

33
§ Producir dictámenes criminológicos para las autoridades judiciales y
administrativas sobre la personalidad de los internos, en los casos que
legal o reglamentariamente corresponda.

§ Asesorar al Poder Ejecutivo Nacional en todo asunto que se relacione


con la política penitenciaria.

§ Cooperar con otros organismos en la elaboración de una política de


prevención de la criminalidad.

§ Contribuir al estudio de las reformas de la legislación vinculada a la


defensa social.

§ Asesorar en materia de su competencia a otros organismos de


jurisdicción Nacional o provincial (Servicio Penitenciario Federal, 2019)

Cuenta con capacidad para alojar 12.242 internos en establecimientos de todo


el país. Cada establecimiento tiene funciones específicas donde se tienen en
cuenta aspectos de la región, el tipo de régimen y la clasificación y categorización
de las personas privadas de la libertad. En términos de infraestructura se cuenta
con: 6 complejos penitenciarios; un centro Penitenciario de enfermedades
infecciosas, 24 unidades Penitenciarias, 13 Alcaldías Federales.

El personal trabajador posee carrera para cada escalafón y debe aprobar cursos
y capacitaciones de la Dirección Principal de Institutos de Formación y
Capacitación del Personal. Para ello posee tres escuelas:

• Escuela de Suboficiales Subdirector Nacional Juan Carlos García Basalo


• Escuela Penitenciaria de la Nación Dr. Juan José O’Connor
• Academia Superior de Estudios Penitenciarios Roberto Pettinato

En el SPF se encuentran alojadas personas por disposición del Poder Judicial


Federal, ya sean procesados con prisión preventiva o condenados por delitos
federales. Además, en algunas provincias que no cuentan con prisiones propias
para ejecutar penas en la jurisdicción de cada Poder Judicial Provincial, pueden
alojarse en las prisiones federales según acuerdos específicos (Servicio
Penitenciario Federal, 2019).

Para proteger los derechos humanos, entre ellos el derecho a la salud (motivo
de esta Tesis) el SPF posee como objetivo el acceso a la salud a través de

34
Programas de Prevención y Promoción de la Salud (Servicio Penitenciario
Federal, 2019)

Para finalizar, se podría expresar que la cárcel y su fin resocializador tienen


origen en los principios de la escuela clásica y por los postulados de la
criminología positivista y el correccionismo. Para mitigar los efectos negativos
que produce la prisión en aquella persona que permaneció privada de su libertad
sería necesario adoptar más programas de inclusión social. Las cárceles
argentinas tienen altos índices de sobrepoblación, muchos presos preventivos,
déficit de infraestructura, baja calificación, capacitación, profesionalización y
equipamiento del personal penitenciario, elevadas tasas de muertes intramuros
y un gran numero de población carcelaria infectada por enfermedades infecto-
contagiosas (Martino, 2015).

Por ello, para poder revertir mínimamente estos problemas y respetar el principio
de humanidad, debe existir una actitud que intente cambiar y transformar las
cárceles para que éstas dejen de ser un depósito de personas y se trate de
resocializar a los internos.

1.9 El control del cuerpo y la salud de la población


carcelaria

Se explicó anteriormente cómo el modelo de control, percibe al cuerpo humano


como objeto de poder y manipulación y se lo educa para la obediencia y utilidad.
También se relató como surgen las prisiones, por fuera del sistema penal. La
historia de las mismas se encuentra en relación a la necesidad de control de los
individuos considerados “desviados” de una norma (normalidad). En las
prisiones confluyen la disciplina y el control del cuerpo y sus desviaciones. El
modelo de prisión actual, no se pregunta por las condiciones por las cuales
individuos llegan a esta institución sino que aplica un esquema a todos por igual.
Esta situación de opresión impacta subjetivamente ya que imponen hábitos
cotidianos donde los individuos no tienen libertad para elegir. La des
subjetivación o la maquinización que impone a los cuerpos, provoca sufrimiento
psíquico o emocional ya que la sensación es de des subjetivación (al igual que
toda institución total (Goffman, 2001)) y tiene consecuencias para la salud en
general. Se suma a esta situación, que los individuos que entran a las prisiones,

35
en general pertenecen a sectores sociales desfavorecidos y, en el marco de la
pobreza y/o la marginalidad, la situación de salud se ve generalmente vulnerada.
Doble vulneración que se potencia e impactaría potenciada en la situación de
salud/enfermedad de esta población.

La limitación de las libertades inherentes a la privación de la libertad hacen que


las personas no tengan capacidad real de elegir médico o de pedir una segunda
opinión. Además viven en un régimen cerrado, vigilados permanentemente, con
un clima de escasez de ilusiones y abundancia de ansiedad, depresión y
conflictos comunitarios. Estos, y otras no mencionadas, son verdaderos factores
de riesgo para la salud. Los profesionales, por su parte, se encuentran ante una
población completamente distinta a la de sus compañeros de profesión, muy
afectada por patologías directamente relacionadas con la vida carcelaria. Los
profesionales de la salud en el ámbito carcelario dependen jerárquicamente de
los penitenciarios y no de otros profesionales. En este contexto se pierden
algunos derechos de los pacientes, como el derecho a la intimidad,
confidencialidad, consentimiento informado, etc. (Bellver Capella, 2007).

Varios son los estudios encontrados sobre salud en cárceles, la mayoría


declama que, si bien se han realizado avances importantes para garantizar la
atención en salud a la población privada de la libertad, en los centros de reclusión
aún persisten obstáculos y limitaciones que vulneran el derecho a la salud de
esta población (Hernández & Mejía, 2010). En Colombia, autores expresan que
éste no ha sido considerado como un problema de salud pública, por lo cual se
considera un reto incorporarlo como tal. En relación a este tema, en un artículo
(Hernández & Mejía, 2010) se plantea como excepción lo que ocurrió en
Argentina con el programa Cárceles Saludables. España sería otra de las
excepciones donde se ha logrado desarrollar el modelo de atención primaria en
los establecimientos penitenciarios y en los hospitales adscritos para la atención
de reclusos. El modelo de la OMS aplicado en este país permitió mejorar la
situación de salud de la población recluida (Hernández-Fernández & Arroyo-
Cobo, 2010).

En otro estudio realizado en Colombia, fue propuesta una revisión de literatura


integrativa sobre la prestación de servicios de salud de las personas privadas de
la libertad, con el fin de identificar estrategias de intervención ejecutadas por las

36
instituciones penitenciarias, en relación a la atención médica, intervenciones en
salud mental y beneficios de servicios oportunos. La revisión de los trabajos
arroja la necesidad de realizar estrategias a partir de políticas públicas que
permitan garantizar el acceso a la salud. Se pueden distinguir los siguientes
puntos en común: desde una perspectiva de derecho, es preciso establecer
políticas y prácticas que constituyan una asistencia sanitaria que busque
garantizar la atención integral por género, producir bienestar en la población a
través de la provisión de evaluaciones integrales de salud, desarrollo de
competencias y habilidades para realizar educación en salud, establecimiento
de redes de apoyo de salud (Espitia & Velandia, 2018).

El profesional de la salud debe procurar profundizar en el conocimiento y la


confianza con los pacientes privados de la libertad, porque existen muchas
posibilidades de se vulneren los derechos de los pacientes en estas condiciones.
Si bien no es esperable que sus profesionales se conviertan en aliados
incondicionales, hay que evitar que sean ejecutores de una lógica de seguridad,
ni por brindar información ni por ejecutar acciones que no son propias de la
atención de la salud. La altura moral de una sociedad bien puede medirse por el
trato que tiene su población privada de la libertad (Bellver Capella, 2007).

1.10 Salud en establecimientos del SPF

En el principio 9 para el tratamiento de reclusos del Pacto Internacional de


Derechos Económicos, Sociales y Culturales se reconoce que toda persona
privada de la libertad deberá usufructuar el derecho al disfrute del más alto nivel
posible de salud física y mental. Cuando el Estado priva a una persona de su
libertad, asume la responsabilidad de la atención sanitaria. El aumento del VIH
y tuberculosis en las prisiones demanda medidas necesarias para garantizar
este derecho. En este mismo tratado, en el principio 24 se expresa que es
indispensable que todas las personas privadas de la libertad sean sometidos a
un examen médico apropiado e individual en el momento de ingreso a prisión.
Este permite garantizar que los recursos comiencen a recibir tratamiento si
tuvieron necesidad y a descubrir cualquier indicio de malos tratos (Oficina de las
Naciones Unidad contra la Droga y el Delito, 2012)

37
Cuando un sujeto ingresa a la institución, se realiza un control de salud. Para
eso se debe completar la historia clínica. Existe un plazo de treinta días para
hacerlo a partir del ingreso a la unidad. Dadas las características del encierro y
su facilitación en la transmisión de enfermedades infecto contagiosas, se deben
buscar problemas de salud que sean de riesgo para el paciente o los
convivientes. Por ejemplo: patología respiratoria, VIH-sida, enfermedades de
trasmisión sexual, otras infectocontagiosas, antecedentes de tratamiento
psiquiátrico o en curso, abstinencia.

Además de completarse la historia clínica, debe realizarse un control de salud


antes de los 30 días de la admisión. También debe realizarse un examen físico
y estar atentos a la existencia de quejas de torturas o malos tratos.

A todo ingresante se le realizan los siguientes exámenes complementarios: VIH,


VDRL, Hepatitis A;B, C y PPD (Kreplak, Larrabide, Giorgi, & Kohan, 2015)

El control periódico de salud debe ser realizado obligatoriamente una vez al año
ya que no solamente, esta población tiene riesgo aumentado debido al encierro
sino que la falta de libertad para ir a un centro de salud también atenta contra la
garantía del derecho a la salud (Kreplak et al., 2015). Dentro del control se
rastrea el calendario de vacunación previo y si es desconocido, se ofrece, según
protocolo, completar el esquema. Existe un manual con procedimientos para el
abordaje de patologías prevalentes en las cárceles (Kreplak et al., 2015).

1.11 El derecho a la Salud en Argentina

1.11.1 Bases del derecho a la salud

La intervención del Estado en la regulación de la vida social, con la intención de


generar la incorporación de nuevos derechos, es la base del pensamiento
keynesiano. Se instituyen formas de regulación del mercado con leyes laborales,
impuestos y regulaciones de la vida económica en general. De aquí surge el
Estado de bienestar, que con sus matices fue institucionalizándose en diversos
países del mundo.

Cristina Laurell, retomando a Sping Andersen (Laurell, 1992) describe tres


formas de estados de bienestar:

38
El Estado de bienestar “socialdemócrata” de los países escandinavos,
universalizó los beneficios sociales y excluyó al mercado.

El Estado de Bienestar “conservador corporativo” en países como Alemania,


Francia o Italia, que si bien garantiza los derechos sociales, no los universaliza,
y los asigna según las características del mercado laboral. Se afianzan así
diferencias sociales. Además los efectos redistributivos finales son mínimos y se
abre el mercado para los servicios sociales.

El Estado de Bienestar “Liberal” en EEUU, Canadá, donde no existe la obligación


del Estado de garantizar servicios como el sanitario, porque no admite los
derechos sociales, sino que el beneficio es dependiente del trabajo, reforzando
la condición de mercancía de la fuerza laboral.

Junto con la creación de las Naciones Unidas se crea la Organización Mundial


de la Salud (OMS). En 1945 se solicita a la Comisión de Derechos Humanos de
las Naciones Unidas, la tarea de redactar una Carta Internacional de Derechos
Humanos, que defina los derechos y libertades mencionados en la Carta de las
Naciones Unidas. El 10 de diciembre de 1948 se aprueba por unanimidad la
Declaración Universal de los Derechos Humanos como “una norma de
aspiraciones comunes a todos los pueblos y a todas las naciones” (Levin, 1981)
a la que Argentina adhiere a través de la adhesión Constitucional al pacto de
San José de Costa Rica.

Si bien el derecho a la atención de la salud goza de cierto consenso mundial,


existen corrientes y pensadores dentro de la Filosofía del Derecho que niegan la
necesidad de garantizarlo. Estas corrientes filosóficas y éticas, en algunos
casos, han servido de modelos para pensar los sistemas sociales en distintas
partes del Mundo.

En la obra de Rawls la Justicia se interpreta esencialmente como justicia social

“para nosotros, el objeto primario de la justicia es la


estructura básica de la sociedad o, más exactamente, el
modo en que las instituciones sociales más importantes
distribuyen los derechos y deberes fundamentales y
determinan la división de las ventajas provenientes de la
cooperación social” (Rawls, 1971).

39
La equidad es entendida como la igualdad de oportunidades para el acceso a
bienes sociales básicos o primarios. Se encuentra íntimamente ligada al
concepto de Justicia y de Derecho. Puede leerse como “lo que es justo para
todos”. Dado que el concepto de justicia se corresponde con significados
bastante disímiles, dicha concepción también refleja estas diferencias.

1.11.2 El derecho a la salud en Argentina

Las ideas modernas provenientes de la ilustración se introdujeron


tempranamente en los inicios del siglo XIX, aún en el territorio del Virreinato del
Río de la Plata. Ideas de Estado que colisionaban con el modelo monárquico
existente.

En el Estado liberal, la pobreza adquiere connotación moral y económica. El


pobre es definido como víctima de "vicios” e ignorancia, motivo por el cual se
organizan instituciones para reordenar y controlar la cotidianeidad de este
estrato social. Estas políticas fueron enmarcadas en representaciones propias
del pensamiento utilitario de Bentham, que equipararon, en lo que refiere al valor,
“lo que es útil”, a “lo que es bueno”(Facciuto, 2005).

La creación de la Sociedad de Beneficencia fue en 1823, impulsada por el


presidente Rivadavia. Desde esta organización, la filantropía absorbería las
labores de caridad desde una perspectiva laica de origen racional (Facciuto,
2005). Esta corriente filantrópica, se caracterizaba por la idea de encerrar a los
pobres y desamparados, polemizando con otra línea de pensamiento,
proveniente del higienismo. Esta última plantea que “los preceptos higiénicos
deben expandirse más allá del ámbito de las instituciones, a través de campañas
de esclarecimiento, y del ordenamiento de la vida cotidiana de los marginados”
(Carballeda, 2004).

Pero es recién en 1880 cuando la salud se constituye en un objeto de


intervención política, con la creación del Departamento Nacional de Higiene, que
continua con la orientación del control social.

El higienismo tiene sus principales acciones con la aparición de enfermedades


epidémicas y endémicas, impulsando la acción estatal sobre la salud del
conjunto de la población. Así se inician obras para potabilización de aguas, se

40
establece un sistema de estadísticas sanitarias, se lanzan campañas de
vacunación, etc. (Arce, 1993).

En materia de salud, además de las organizaciones de caridad, surgen las


asociaciones mutuales, con el fin de brindar asistencia médica y cobertura a los
accidentes laborales. Estas mutuales eran constituidas por grupos de
trabajadores o de integrantes de una colectividad, que realizaban un aporte
mensual; si algún miembro de ésta necesitara asistencia médica, podría utilizar
el aporte colectivo (Arce, 1993)

El gobierno peronista introdujo profundas modificaciones en este sistema. En el


año 1944 fueron confiscados los bienes de la Sociedad de Beneficencia y fue
creada la Dirección Nacional de Asistencia Social y Salud Pública en la órbita del
Ministerio del Interior. Más tarde, en el año 1946 se transforma esta dirección en
Secretaría, y finalmente en el año 1949 se crea el Ministerio de Asistencia Social
y Salud Pública. Desde el Ministerio de Salud Pública, el ministro Dr. Ramón
Carrillo llevó a cabo una planificación centralizada en el sector salud, situación
novedosa para la Argentina (Arce, 1993).

El Dr. Carrillo plantea la socialización de la medicina, en un proyecto en el que


si bien se fortalece, el modelo del seguro social al estilo alemán (Bismarkiano),
por otro lado también se fortalece enormemente el sector estatal, sistema al que
también se asemejará el que por esa época se constituía en Inglaterra (Arce,
1993). El ministro de Perón, en sus discursos, resaltaba el papel fundamental de
las condiciones sociales a la hora de enfermar o morir. Carrillo se refiere al
derecho a la “preservación” de la salud de la siguiente manera: “El derecho a la
salud comporta, como todo derecho, un deber social: el de cada individuo de
cuidar su propia salud.... el Estado debe cuidarlo, pero el individuo también está
obligado a cuidarse” (Carrillo, 2005).

Con relación al derecho a la salud, el Presidente Juan Domingo Perón manifestó


su posición, constituyente de la doctrina peronista: “Proclamo igual derecho para
todos los argentinos frente a la enfermedad y frente a la vida. Todos los
argentinos deben tener el mismo derecho a vivir sanos, a ser bien atendidos en
caso de enfermedad y a las mismas posibilidades para prolongar su existencia

41
en forma de ser felices y útiles a los suyos y a la sociedad” (Frase del Presidente
Perón al inaugurar la primer exposición de Salud Pública en (Carrillo, 2005)).

Durante el Primer Gobierno de Perón se institucionaliza el acceso gratuito e


irrestricto a la asistencia médica para toda la población Argentina. Es en este
momento histórico cuando se comienza a enunciar la idea de derecho, y de
derecho a la salud como definición de política de Estado.

En las palabras del Dr. Carrillo "La incorporación de los derechos sociales a la
Constitución Nacional en la reforma de 1949, en su parte dogmática, concreta el
derecho a la salud y por consiguiente el deber de los gobernantes de proveer a
las prestaciones para que se haga efectivo”. Entre los hitos de su gestión se
destaca la construcción de 234 hospitales, 60 institutos de especialización, 62
centros materno-infantiles, 5 laboratorios y unidades sanitarias en todas las
provincias. Carrillo duplicó las camas por habitante -de 4 cada mil en el 46 a 8
cada mil en el 54. (Muñoz, 2006)

Posteriormente, de la mano del autoritarismo impuesto por la revolución


libertadora, se intentaría deshacer todo lo que el peronismo construyó, dando
lugar a que otros actores del sector emerjan con fuerza y luchen por sus
intereses (Arce, 1993). Así se constituye lo que Rovere llama la primera bomba
de fragmentación (Rovere, 2019). En el 55 el Ministerio de Salud se
desmantela. Esta primera bomba atacó la estructura del sistema sanitario
desdibujando el rol rector de la Nación. La salud pública pasaría a considerarse
una función esencialmente provincial, profundizando las desigualdades entre las
provincias más ricas y las más pobres (Alvarez, 2013).
La segunda bomba de fragmentación llegó con la Ley 18.610 de 1970, que
corrió al Estado de su rol como único financiador del sistema de salud. Esta ley
fue fruto del pacto entre el gobierno militar de Juan Carlos Onganía y el dirigente
metalúrgico Augusto Vandor, impulsor del ala del sindicalismo que se oponía a
Perón. El acuerdo consistió en la creación del sistema de obras sociales, con
aportes del Estado, el empleador y los trabajadores. Si bien los sindicatos,
particularmente los gremios ferroviario y bancario, habían impulsado la
construcción de infraestructura propia, durante este período se frenó. Así, los
fondos fueron a financiar en gran medida a las clínicas y hospitales privados

42
donde las trabajadoras y los trabajadores recibirían atención médica (Rovere,
2019).

La tercera bomba de fragmentación llegaría con la libre opción de obras


sociales en 1989. El trabajador de un gremio, entendido ahora como dueño-
portador de sus aportes, podía derivarlos a otro. La libre opción eventualmente
llevó a las pequeñas obras sociales a tener que buscar una estrategia de
supervivencia. Para sumar afiliados a los que tenían a través de su rama sindical
hicieron convenios con empresas de medicina prepaga y, hasta el día de hoy,
estas obras sociales funcionan como puente entre el sistema solidario y el
sistema de los seguros privados. Este nuevo esquema terminó de oficializarse
en el año 2000 mediante un decreto que desreguló definitivamente el subsector
de las obras sociales y habilitó a las empresas de medicina prepaga a captar y
concentrar a millones de afiliados de altos ingresos. Así se cristalizaba la
individualización de los aportes y se resquebrajaba definitivamente la lógica de
solidaridad: el más rico complementa al más pobre, el más sano al más enfermo
y el más joven al más anciano (Rovere, 2019).

1.12 El concepto de acceso, accesibilidad y percepción de


salud

El concepto de acceso ha sido desarrollado por Barbara Starfield en su libro


sobre Atención Primaria (Starfield, 2002). Lo define como “puerta de entrada”
que permite la continuidad de cuidados.

Otras perspectivas dan cuenta de la complejidad conceptual ya que el acceso


universal a los sistemas de salud requiere de múltiples dimensiones de análisis
(Assis & de Jesus, 2012).

Diferentes abordajes sitúan al acceso como el grado de ajuste entre los servicios
y la comunidad. En él incluyen la disponibilidad, la accesibilidad y la
aceptabilidad por parte de la población. La disponibilidad es referida a la
existencia de oferta de servicios de salud para la población. Ya la accesibilidad
la refieren a un componente económico ligado a los costos directos e indirectos
de los cuidados, a la organización de la oferta, al uso de transporte y tiempo para
poder acercarse a los servicios. La aceptabilidad es interpretada como la actitud
de la población frente a esos servicios ofertados (Jesus & Assis, 2010). En esta

43
concepción de acceso, entraría la disponibilidad de servicios (si no hay
disponibilidad, no hay acceso), aspectos económicos, geográficos y
organizacionales y por último la aceptabilidad, reinterpretada por otros autores
como la dimensión simbólica de la accesibilidad (Comes, Solitario, Garbus,
Mauro, Czerniecki, Vazquez, et al., 2006).

El concepto de aceptabilidad o accesibilidad simbólica es interpretado como las


representaciones sociales sobre la atención a la salud en los servicios. Este
concepto comparte una realidad concreta y otra subjetiva (Barbiani, Junges,
Nora, & Asquidamini, 2014).

El acceso estaría directamente relacionado con la resolutividad del sistema


(Barbiani et al., 2014).

La población carcelaria es una de las que mayores problemas presenta de


inequidad en el acceso; la desvalorización del preso y sus demandas de salud
son en general banalizadas por el personal carcelario (Assis & de Jesus, 2012).
Esto va en contra de la accesibilidad simbólica o aceptabilidad. La cuestión de
género también imprime un diferencial en el acceso, privilegiando a la población
femenina en detrimento de las demandas masculinas.

En este estudio se analizará tanto la percepción de salud enfermedad como la


percepción de la accesibilidad a los servicios y la aceptabilidad de los mismos.
Por otro lado será analizada la disponibilidad para ver si existe una oferta
adecuada a la demanda.

Se trabajará con el concepto de percepción que acercará al investigador a una


situación objetiva aunque se reconoce un componente de subjetividad
entrelazado.

No se intenta entrar en el análisis de la subjetividad de los internos, en esta tesis,


sino que el objetivo es poder aproximarse a una situación de salud/enfermedad
y condiciones de acceso, donde no existen registros ni datos epidemiológicos.

La falta de acceso en alguna de las dimensiones estudiadas entre los reclusos,


será interpretada como una limitación al derecho a la salud de esta población ya
que habiendo oferta de servicios (disponibilidad) no hay encuentro o vínculo
entre ambos (Comes, Solitario, Garbus, Mauro, Czerniecki, Vazquez, et al.,
2006)

44
Capítulo 2: Resultados

45
2.1 Descripción socio demográfica de la
población estudiada
Como esta aclarado en la metodología, se trató de una muestra intencional que
incluyó un 8,52% de la población carcelaria (835 casos de 9795 internos al 31
de diciembre de 2013, según los datos del Sistema Nacional de Estadísticas
sobre Ejecución de la Pena). Participaron de la muestra varias unidades y la que
mayor cantidad de población aportó fue la de Marcos Paz con un 21,6% de la
muestra (Tabla 5)

T ABLA 5

Unidad penitenciaria Frecuencia Porcentaje


Complejo Penitenciario Federal de la Ciudad 96 11,5
Autónoma de Buenos Aires
U7 "Prisión regional del Norte" (Resistencia-Chaco) 120 14,4
Complejo Penitenciario Federal II (Marcos Paz- 180 21,6
Provincia de Buenos Aires)
Complejo Penitenciario Federal III (Güemes-Salta) 82 9,8
Complejo Penitenciario Federal I (Ezeiza-Provincia 147 17,6
de Buenos Aires)
Prisión regional del Sur Unidad 9 (Neuquén) 60 7,2
Complejo Penitenciario Federal IV de Mujeres 90 10,8
(Ezeiza-Provincia de Buenos Aires)
Instituto Correccional de Mujeres Nuestra Señora 26 3,1
del Carmen Unidad 13 (La Pampa)
Centro Federal de Detención de Mujeres "Nuestra 34 4,1
Señora del Rosario” Unidad 31 (Ezeiza,
embarazadas y madres con hijos)
Total 835 100,0
Fuente: Elaboración propia

La mayoría de los encuestados fueron hombres, con un 75,9% de la muestra,


las mujeres representaron el 23,5% mientras que la población trans, travesti o
transgénero fue de 0,6%.

Se trató fundamentalmente de personas adultas jóvenes, la mediana de edad de


la población fue de 34 años, la moda de 26 y la media de 39 años.

46
El tiempo de detención de la mayoría de las personas encuestadas fue de menos
de un año (Tabla 6). La mediana se encuentra entre menos de un año y 2 años1,
es decir, se trata de personas con escaso tiempo en las unidades.

T ABLA 6

Tiempo de detención en la Frecuencia Porcentaje Porcentaje


unidad acumulado
Menos de un año 318 38,1 38,1
Entre 1 y 2 años 253 30,3 68,4
Entre 2 a 5 años 179 21,4 89,8
Más de cinco años 57 6,8 96,6
No sabe/No contesta 28 3,4 100,0
Total 835 100,0
Fuente: Elaboración propia

La mayoría de los encuestados posee hasta primario completo o secundario


incompleto como nivel de escolaridad. La mediana se encuentra en este
intervalo. (Tabla 7)

T ABLA 7

Máximo nivel de estudios alcanzados Frecuencia Porcentaje


Primario incompleto o menos 179 21,4
Primario / Secundario incompleto 449 53,8
Secundario completo o más 207 24,8
Total 835 100,0
Fuente: Elaboración propia

En cuanto a la situación laboral, la mayoría trabaja dentro de la unidad


penitenciaria (Tabla 8), lo hacen en oficios (40,1%) y otros trabajan en fajina
(20,7%) o en ambas actividades simultáneamente (17,2%).

T ABLA 8

Trabajo dentro de la unidad Frecuencia Porcentaje


No 182 21,8
Si 653 78,2
Total 835 100,0
Fuente: Elaboración propia

1Se presenta en formato de mediana porque en la base cedida esta variable estaba cargada
como ordinal y no como numérica. Por lo tanto no es posible calcular una media.

47
La mayoría también estudia dentro de la unidad (Tabla 9)

T ABLA 9

Estudio dentro de la unidad Frecuencia Porcentaje


No 169 20,2
Si 666 79,8
Total 835 100,0
Fuente: Elaboración propia

2.2 Descripción de la disponibilidad de servicios y recursos


humanos en el Servicio Penitenciario Federal

Según un documento del año 2011, en el área metropolitana existían diez


establecimientos penitenciarios, siete en el centro, siete en el Noroeste
Argentino (NOA) otros 4 en el Noreste Argentino (NEA), y tres en el Sur. En el
año 2017 los establecimientos pasaron de 31 a 33 en total. (Procuración
Penitenciaria de la Nación, 2018). En el año 2011 existían 9.621 personas presas
de los cuales un 92% eran varones y un 8% mujeres (Dirección de Sanidad -
Servicio Penitenciario Federal, 2011a). En el año 2017 la población ascendió a
11.861 personas (Procuración Penitenciaria de la Nación, 2018)

La mayoría de las personas presas estaban en el área metropolitana (62%)


siendo que el resto era en un 11,8% de la región Centro, un 8,5% del NOA, un
9,8% del NEA y el 7,6% en la región sur. La distribución de los profesionales de
salud sigue el mismo patrón con porcentajes similares a la cantidad de población
en cada una de las regiones (Figura 1)

F IGURA 1

Especialidad METRO CENTRO NOA NEA SUR TOTAL


Bioquímicos 7 2 9
Cardiólogos 3 1 1 1 6
Cirujanos 3 1 1 5 10
Clínicos 77 22 7 12 8 126
Dermatólogos 2 1 3
Gastroenterólogos 2 2
Tocoginecólogos 5 1 3 1 10
Infectólogos 11 1 2 2 1 17
Nemonólogos 1 1
Oftalmólogos 3 1 3
Otorrinolaringólogos 3 1 4
Pediatras 7 2 9

48
Psiquiatras 18 3 4 5 2 32
Traumatólogos 4 5 1 2 2 14
Urólogos 2 2
Psicólogos 61 5 6 4 5 81
Nutricionistas 5 1 2 1 9
Odontólogos 30 7 7 6 5 55
Enfermeros * 147 25 29 22 17 240
Total por región 391 77 65 56 46 635
Distribución % 61.60% 12.10% 10.25% 8.80% 7.25% 100%
* Incluye enfermeros auxiliares de enfermería, enfermeros/as profesionales y licenciados/as

Fuente: Situación Sanitaria 2011 – Servicio Penitenciario Federal.

Existía en ese año, en el SPF un total de 241 médicos, esto significaba un médico
cada 40,2 personas, un psiquiatra cada 302 personas, un infectólogo cada 570,
un psicólogo cada 119, un odontólogo cada 176 y un enfermero cada 40
personas. (Dirección de Sanidad - Servicio Penitenciario Federal, 2011a).

En términos de producción, cada médico clínico realizó 981 consultas promedio


en ese año, cada ginecólogo unas 108, cada infectólogo 359, cada psiquiatra
523, cada psicólogo 258 y cada odontólogo 435. Cada usuario ha efectuado 12
consultas clínicas en el año, 3,7 consultas ginecológicas, 1,7 consultas
psiquiátricas, 1,6 consultas psicológicas, 1,5 consultas odontológicas y en
promedio fueron 3,19 consultas anuales por interno (Dirección de Sanidad -
Servicio Penitenciario Federal, 2011a).

Las camas de internación se encuentran, la mayoría, ubicadas en la región


metropolitana (78%) siendo que el informe recomienda re adecuar la capacidad
de las regiones centro y sur que poseen 6 y 5 camas de internación
respectivamente (Dirección de Sanidad - Servicio Penitenciario Federal, 2011a).

2.3 Breve descripción de la morbilidad de los internos en el año


2011

Entre los datos de morbilidad, el informe destaca que en ese año existían 2.016
personas afectadas por enfermedades crónicas y dentro de ellas un 14,2%
conviven con VIH, 1,88% se encuentra en tratamiento por tuberculosis, un 20,8%
padece una afección respiratoria, un 13,7% sufre de diabetes tipo 1 o 2, un 0,9%
posee serología positiva para Chagas y un 4,8% posee serología positiva para

49
el virus de la hepatitis B o C (Figura 2) (Dirección de Sanidad - Servicio
Penitenciario Federal, 2011a).

F IGURA 2

PATOLOGIA TOTAL DE CASOS DIST% TASA/1000 INT


VIH 287 14,25 29,6
Tuberculosis 38 1,88 3,9
Cardiovasculares 764 37,9 78,8
Respiratorias 405 20,08 41,7
Diabetes 1 58 2,87 5,9
Diabetes 2 219 10,86 22,5
Chagas 18 0,9 1,8
Sífilis 117 5,8 12
Toxoplasmosis 8 0,39 0,8
Hepatitis B 37 1,83 3,8
Hepatitis C 59 2,92 6
Fuente: Situación Sanitaria 2011 – Servicio Penitenciario Federal.

2.4 Percepción de salud, problemas y accesibilidad de la


población en general

Se describe a continuación la percepción de salud de los encuestados; los


problemas de salud que percibieron en las últimas cuatro semanas; la
percepción de un grupo determinado de enfermedades y por último se analizará
la accesibilidad y/o aceptabilidad de los servicios de salud de la población.

La percepción de cada detenido en relación su propia salud resulta buena o


regular en la mayoría de los casos mientras que un 12,5% considera que es
mala. Se trabajó con el total de los casos (n 835) (Tabla 10).

T ABLA 10

Variables de salud/enfermedad Valores Frecuencia Frecuencia relativa


Percepción de la salud Buena 357 42,8
Regular 374 44,8
Mala 104 12,5
Total 835 100,0

Fuente: Elaboración propia

Más de la mitad de los encuestados refiere haber tenido problemas de salud en


las últimas cuatro semanas (Tabla 11).

50
T ABLA 11

Variables de salud/enfermedad Valores Frecuencia Frecuencia relativa


Problemas de salud en las últimas 4 No 340 40,7
semanas
Si 495 59,3
Total 835 100,0

Fuente: Elaboración propia

Entre los problemas de salud de mayor frecuencia figuran la hipertensión,


hipercolesterolemia y en menor medida asma, diabetes, Chagas, sífilis y
tuberculosis (Tabla 12).

T ABLA 12

Variables de salud/enfermedad Valores Frecuencia Frecuencia relativa

Problemas de asma No 707 84,7


No sé 62 7,4
Si 66 7,9
Total 835 100,0
Problemas de Chagas No 743 89,0
No sé 80 9,6
Si 12 1,4
Total 835 100,0
Problemas de colesterol alto No 528 63,2
No sé 247 29,6
Si 60 7,2
Total 835 100,0
Problemas de diabetes No 625 74,9
No sé 178 21,3
Si 32 3,8
Total 835 100,0
Problemas de presión alta No 476 57,0
No sé 228 27,3
Si 131 15,7
Total 835 100,0
Problemas de sífilis No 769 92,1
No sé 48 5,7
Si 18 2,2
Total 835 100,0
Problemas de tuberculosis No 746 89,3

51
No sé 80 9,6
Si 9 1,1
Total 835 100,0
Problemas de VIH/Sida No 756 90,5
No sé 57 6,8
Si 22 2,6
Total 835 100,0

Fuente: Elaboración propia

De los que solicitaron atención debido a esos problemas, la mayoría fueron


atendidos con más de 12 horas de espera o no fueron atendidos. (Tabla 13)

T ABLA 13

Demora entre Valores Frecuencia Frecuencia relativa


audiencia y
atención (para No me atendieron 104 28,8
quienes
solicitaron Menos de 1 hora 22 6,1
atención) De 1 a 4 horas 41 11,3
De 4 a 12 horas 29 8,0
Más de 12 horas 164 45,5
Total 360 100,0

Entre las personas que plantearon tener algún problema de salud en las últimas
cuatro semanas y no pidieron audiencia en el área de sanidad, los motivos de la
negativa fueron mayoritariamente una sensación de no obtener respuesta o de
una gran demora (Tabla 14).

T ABLA 14

Argumentos para la Frecuencia Porcentaje Porcentaje


falta de solicitud de válido
audiencia de sanidad
Válidos No me pareció grave 9 8,2 10,0
Demoran mucho 35 31,8 38,9
No dan respuesta a 46 41,8 51,1
este tipo de
audiencias
Total 90 81,8 100,0
Perdidos Ns-Nc 20 18,2
Total 110 100,0
Fuente: Elaboración propia

52
2.5 Percepción de salud, problemas y accesibilidad de la
población según sexo masculino y femenino

Se presenta a continuación una descripción de la muestra según sexo femenino


y masculino. Para este cruce de variables fueron analizados el total de casos (n
835).

Los hombres perciben su salud como buena, en mayor medida que las mujeres.
(Tabla 15).

T ABLA 15

Sexo Percepción de la Salud Recuento Porcentaje


Masculino Buena 281 44,3
Regular 276 43,5
Mala 77 12,1
Total 634 100,0
Femenino Buena 74 37,8
Regular 95 48,5
Mala 27 13,8
Total 196 100,0

Fuente: Elaboración propia

En cuanto a la percepción de los problemas de salud en las últimas cuatro


semanas, se observa que las mujeres los percibieron en mayor medida que los
hombres (Tabla 16).

T ABLA 16

Sexo Percepción de problemas de Frecuencia Porcentaje


salud de las últimas 4 semanas
Masculino No 268 42,3
Sí 366 57,7
Total 634 100,0
Femenino No 69 35,2
Sí 127 64,8
Total 196 100,0
Fuente: Elaboración propia

En cuanto al tipo de problemas, se puede observar que las mujeres refieren tener
asma en mayor porcentaje que los hombres y son los hombres los que menos
saben de la presencia de esta enfermedad (Tabla 17).

53
T ABLA 17

Sexo Percepción de Recuento Porcentaje


presencia de Asma
Masculino No sé 55 8,7
No 535 84,4
Si 44 6,9
Total 634 100,0
Femenino No sé 7 3,6
No 168 85,7
Si 21 10,7
Total 196 100,0
Fuente: Elaboración propia

En relación a la enfermedad de Chagas, los porcentajes son similares. Se


observa que son las mujeres las que tienen mayor certeza en relación al
padecimiento o no de la enfermedad. (Tabla 18)

T ABLA 18

Sexo Percepción de presencia de Frecuencia Porcentaje


Chagas
Masculino No sé 67 10,6
No 558 88,0
Si 9 1,4
Total 634 100,0
Femenino No sé 13 6,6
No 180 91,8
Si 3 1,5
Total 196 100,0
Fuente: Elaboración propia

La hipercolesterolemia, junto con la hipertensión, son los problemas de salud de


mayor prevalencia, según percepción de los encuestados.

En este caso específico de colesterol alto, el porcentaje de hombres duplica al


de mujeres que no conocen si padecen o no, esta problemática y el porcentaje
de percepción positiva de la misma es mayor en mujeres. (Tabla 19)

T ABLA 19

Sexo Percepción de Frecuencia Porcentaje


presencia de
Hipercolesterolemia
Masculino No sé 210 33,1
No 387 61,0
Si 37 5,8
Total 634 100,0
Femenino No sé 35 17,9
No 139 70,9

54
Si 22 11,2
Total 196 100,0
Fuente: Elaboración propia

Resulta llamativa la cantidad de hombres que no saben si tienen diabetes,


comparado con las mujeres. El porcentaje de presencia de la enfermedad es
mayor en mujeres y podría estar asociado no necesariamente a una mayor
prevalencia sino a la presencia de un diagnóstico de la enfermedad (Tabla 20).

T ABLA 20

Sexo Percepción de presencia de Frecuencia Porcentaje


Diabetes
Masculino No sé 158 24,9
No 459 72,4
Si 17 2,7
Total 634 100,0
Femenino No sé 20 10,2
No 162 82,7
Si 14 7,1
Total 196 100,0
Fuente: Elaboración propia

En cuanto a la hipertensión, se observa el mismo patrón que con la


hipercolesterolemia, las mujeres tienen mayor conocimiento sobre la presencia
de la enfermedad y la duda sobre el padecimiento de la misma es el doble en
hombres que en mujeres (Tabla 21).

T ABLA 21

Sexo Percepción de presencia de Frecuencia Porcentaje


Hipertensión
Masculino No sé 192 30,3
No 365 57,6
Si 77 12,1
Total 634 100,0
Femenino No sé 33 16,8
No 110 56,1
Si 53 27,0
Total 196 100,0
Fuente: Elaboración propia

En la enfermedad de sífilis, se observa un patrón parecido en cuanto a no saber


si se tiene o no la enfermedad. Las mujeres tienen mayor conocimiento que los
hombres. La percepción de la presencia de la enfermedad es mayor en hombres
que mujeres (Tabla 22).

55
T ABLA 22

Sexo Percepción de presencia de Frecuencia Porcentaj


Sífilis e
Masculino No sé 41 6,5
No 577 91,0
Si 16 2,5
Total 634 100,0
Femenino No sé 6 3,1
No 188 95,9
Si 2 1,0
Total 196 100,0
Fuente: Elaboración propia

En cuanto a la tuberculosis, las mujeres parecerían tener más certezas que los
hombres, no obstante las tasas de percepción de prevalencia son similares para
ambos sexos (Tabla 23).

T ABLA 23

Sexo Percepción de presencia de Frecuencia Porcentaj


Tuberculosis e
Masculino No sé 72 11,4
No 555 87,5
Si 7 1,1
Total 634 100,0
Femenino No sé 7 3,6
No 187 95,4
Si 2 1,0
Total 196 100,0
Fuente: Elaboración propia

El VIH/SIDA presenta las mismas características en cuanto a la


presencia/ausencia de la misma entre varones y mujeres. En términos de
prevalencia, es algo mayor en hombres sin embargo las mujeres tienen menos
incerteza sobre su padecimiento (Tabla 24).

T ABLA 24

Sexo Percepción de presencia de VIH Frecuencia Porcentaj


e
Masculino No sé 49 7,7
No 567 89,4
Si 18 2,8
Total 634 100,0
Femenino No sé 8 4,1
No 185 94,4
Si 3 1,5
Total 196 100,0

56
Fuente: Elaboración propia

Entre los que necesitaban atención médica y la solicitaron, las mujeres fueron
las que consiguieron, con mayor rapidez, la atención y fue menor el porcentaje
de quienes no fueron atendidas (Tabla 25).

T ABLA 25

Sexo Distancia entre Frecuencia Porcentaje Porcentaje


solicitud de válido
atención y
audiencia
Masculino No te atendieron 83 13,1 30,3
Menos de 1 hora 11 1,7 4,0
De 1 a 4 horas 28 4,4 10,2
De 4 a 12 horas 12 1,9 4,4
Más de 12 horas 122 19,2 44,5
Ns-Nc 18 2,8 6,6
Total 274 43,2 100,0
No necesitaron 360 56,8 --
Total General 634 100,0 --
Femenino No te atendieron 21 10,7 19,3
Menos de 1 hora 11 5,6 10,1
De 1 a 4 horas 13 6,6 11,9
De 4 a 12 horas 17 8,7 15,6
Más de 12 horas 40 20,4 36,7
Ns-Nc 7 3,6 6,4
Total 109 55,6 100,0
No necesitaron 87 44,4 --
Total General 196 100,0 --

Fuente: Elaboración propia

Entre quienes expresaron tener problemas de salud y no pidieron audiencia a


sanidad, las mujeres fueron las mas pesimistas, en términos de porcentaje ya
que fueron quienes en mayor número expresaron que no pedían porque no
darían una respuesta. En segundo lugar, el argumento en ambos sexos fue que
demorarían mucho para atenderse aunque el porcentaje fue mayor entre los
hombres (Tabla 26).

T ABLA 26

57
Sexo Argumentos para Frecuenci Porcentaj Porcentaje
la falta de a e válido
solicitud de
audiencia de
sanidad
Masculino No me pareció 7 7,6 9,1
grave
Demoran mucho 32 34,8 41,6
No dan 38 41,3 49,4
respuesta a este
tipo de
audiencias
Total 77 83,7 100,0
Ns-Nc 15 16,3
Total 92 100,0
Femenino No me pareció 2 11,1 15,4
grave
Demoran mucho 3 16,7 23,1
No dan 8 44,4 61,5
respuesta a este
tipo de
audiencias
Total 13 72,2 100,0
Ns-Nc 5 27,8
Total 18 100,0
Fuente: Elaboración propia

2.6 Percepción de salud, problemas y accesibilidad de la


población según nivel educativo

En cuanto a la salud percibida según nivel educativo, se observa que a medida


que mejora la educación, hay una leve mejoría en la percepción de salud como
buena y una leve decaída en la percepción de mala salud. La percepción de
salud como regular, se mantiene más estable que las otras dos categorías (

Tabla 27).

T ABLA 27

Máximo nivel de estudios Percepción Frecuenci Porcentaj


alcanzado de Salud a e
Primario incompleto o menos Buena 73 40,8
Regular 81 45,3
Mala 25 14,0
Total 179 100,0
Buena 193 43,0

58
Primario / Secundario Regular 201 44,8
incompleto Mala 55 12,2
Total 449 100,0
Secundario completo o más Buena 91 44,0
Regular 92 44,4
Mala 24 11,6
Total 207 100,0
Fuente: Elaboración propia

Entre quienes percibieron tener problemas de salud en las cuatro últimas


semanas, se observa un porcentaje similar en todos los estratos educativos
(Tabla 28).

T ABLA 28

Máximo nivel de estudios Problemas de salud Frecuenci Porcentaj


alcanzado en las últimas 4 a e
semanas
Primario incompleto o No 74 41,6
menos Si 104 58,4
Total 178 100,0
Primario / Secundario No 180 40,2
incompleto Si 268 59,8
Total 448 100,0
Secundario completo o No 83 40,7
más Si 121 59,3
Total 204 100,0
Fuente: Elaboración propia

En relación a los problemas de salud, en este caso el asma, la duda sobre la


presencia/ausencia es levemente mayor a medida que mejora la situación
educativa. La percepción de presencia de esta enfermedad es mayor en el nivel
educativo alto y bajo. En el nivel intermedio se observa una leve caída de la
misma (Tabla 29).

T ABLA 29

Máximo nivel de Percepción de Frecuenci Porcentaj


estudios alcanzado presencia de Asma a e
Primario incompleto o No sé 9 5,1
menos No 153 86,0
Si 16 9,0
Total 178 100,0
Primario / Secundario No sé 36 8,0
incompleto No 384 85,7
Si 28 6,3
Total 448 100,0
Secundario completo No sé 17 8,3
o más No 166 81,4

59
Si 21 10,3
Total 204 100,0
Fuente: Elaboración propia

La presencia/ausencia de Chagas es bastante homogénea entre las tres


categorías de educación de la población encerrada en las cárceles (Tabla 30).

T ABLA 30

Máximo nivel de Percepción de Frecuenci Porcentaj


estudios alcanzado presencia de Chagas a e
Primario incompleto o No sé 16 9,0
menos No 159 89,3
Si 3 1,7
Total 178 100,0
Primario / Secundario No sé 45 10,0
incompleto No 397 88,6
Si 6 1,3
Total 448 100,0
Secundario completo No sé 19 9,3
o más No 182 89,2
Si 3 1,5
Total 204 100,0
Fuente: Elaboración propia
La presencia de hipercolesterolemia es similar en todos los estratos educativos,
sin embargo, la duda en cuanto al padecimiento de esta enfermedad es menor
en el estrato de menor nivel educativo que en el de mayor nivel (Tabla 31).

T ABLA 31

Máximo nivel de Percepción de Frecuenci Porcentaj


estudios alcanzado presencia de a e
Hipercolesterolemia
Primario incompleto No sé 39 21,9
o menos No 126 70,8
Si 13 7,3
Total 178 100,0
Primario / Secundario No sé 143 31,9
incompleto No 273 60,9
Si 32 7,1
Total 448 100,0
Secundario completo No sé 63 30,9
o más No 127 62,3
Si 14 6,9
Total 204 100,0
Fuente: Elaboración propia

60
La duda sobre la percepción de presencia de diabetes es mayor en el estrato
intermedio. En cuanto a la certeza sobre la presencia, se observa mayor
porcentaje, en el estrato de menor condición educativa (Tabla 32).

T ABLA 32

Máximo nivel de estudios Percepción de Frecuenci Porcentaj


alcanzado presencia de a e
Diabetes
Primario incompleto o No sé 30 16,9
menos No 136 76,4
Si 12 6,7
Total 178 100,0
Primario / Secundario No sé 110 24,6
incompleto No 323 72,1
Si 15 3,3
Total 448 100,0
Secundario completo o No sé 38 18,6
más No 162 79,4
Si 4 2,0
Total 204 100,0
Fuente: Elaboración propia

Sobre la presencia de hipertensión, se observa que la percepción afirmativa de


la enfermedad desciende levemente a medida que aumenta el nivel educativo.
En cuanto a las dudas, se observa una mayor cantidad de casos en el estrato
educativo intermedio (Tabla 33).

T ABLA 33

Máximo nivel de estudios Percepción de Frecuenci Porcentaj


alcanzado presencia de a e
Hipertensión
Primario incompleto o No sé 47 26,4
menos No 100 56,2
Si 31 17,4
Total 178 100,0
Primario / Secundario No sé 129 28,8
incompleto No 247 55,1
Si 72 16,1
Total 448 100,0
Secundario completo o No sé 49 24,0
más No 128 62,7
Si 27 13,2
Total 204 100,0
Fuente: Elaboración propia

61
La percepción de enfermedad de sífilis tiene menos dudas y mayores certezas.
Si bien los porcentajes son bajos, puede observarse una mayor presencia en el
estrato intermedio (Tabla 34).

T ABLA 34

Máximo nivel de Percepción de Frecuenci Porcentaj


estudios alcanzado presencia de Sífilis a e
Primario incompleto o No sé 13 7,3
menos No 159 89,3
Si 6 3,4
Total 178 100,0
Primario / Secundario No sé 23 5,1
incompleto No 418 93,3
Si 7 1,6
Total 448 100,0
Secundario completo o No sé 11 5,4
más No 188 92,2
Si 5 2,5
Total 204 100,0
Fuente: Elaboración propia

La percepción de presencia de tuberculosis es mayor en estratos con mayor nivel


educativo, si bien los porcentajes son bajos (Tabla 35).

T ABLA 35

Máximo nivel de estudios Percepción de Frecuenci Porcentaj


alcanzado presencia de a e
Tuberculosis
Primario incompleto o No sé 12 6,7
menos No 164 92,1
Si 2 1,1
Total 178 100,0
Primario / Secundario No sé 51 11,4
incompleto No 395 88,2
Si 2 ,4
Total 448 100,0
Secundario completo o No sé 16 7,8
más No 183 89,7
Si 5 2,5
Total 204 100,0
Fuente: Elaboración propia

En cuanto al HIV/SIDA la percepción de presencia de casos es mayor en estratos


educativos altos (y la duda está presente en mayor medida, en el estrato
educativo alto también (Tabla 36).

T ABLA 36

62
Máximo nivel de estudios Percepción de Frecuenci Porcentaj
alcanzado presencia de VIH- a e
SIDA
Primario incompleto o No sé 12 6,7
menos No 163 91,6
Si 3 1,7
Total 178 100,0
Primario / Secundario No sé 27 6,0
incompleto No 411 91,7
Si 10 2,2
Total 448 100,0
Secundario completo o No sé 18 8,8
más No 178 87,3
Si 8 3,9
Total 204 100,0
Fuente: Elaboración propia

Entre los internos que tenían problemas de salud y solicitaron audiencia en el


área de sanidad, la mayoría tardaron más de 12 horas en darles atención. Si
bien hay problemas que no constituyen urgencia/emergencias. Lo que resulta
llamativo es que a muchos de ellos no los atendieron nunca y se observa que
solamente baja ese porcentaje cuando la escolaridad es alta (Tabla 37).

T ABLA 37

Máximo Distancia Frecuenci Porcentaj Porcentaj


nivel de entre solicitud a e e válido
estudios y audiencia
alcanzado
Primario No te 24 13,4 29,6
incompleto o atendieron
menos Menos de 1 6 3,4 7,4
hora
De 1 a 4 horas 7 3,9 8,6
De 4 a 12 7 3,9 8,6
horas
Más de 12 33 18,4 40,7
horas
Ns-Nc 4 2,2 4,9
Total 81 45,3 100,0
No 98 54,7 --
necesitaron
Total General 179 100,0 --
No te 63 14,0 30,1
atendieron

63
Primario / Menos de 1 9 2,0 4,3
Secundario hora
incompl. De 1 a 4 horas 20 4,5 9,6
De 4 a 12 13 2,9 6,2
horas
Más de 12 90 20,0 43,1
horas
Ns-Nc 14 3,1 6,7
Total 209 46,5 100,0
No 240 53,5 --
necesitaron
Total General 449 100,0 --
Secundario No te 17 8,2 17,9
compl. o atendieron
más Menos de 1 7 3,4 7,4
hora
De 1 a 4 horas 14 6,8 14,7
De 4 a 12 9 4,3 9,5
horas
Más de 12 41 19,8 43,2
horas
Ns-Nc 7 3,4 7,4
Total 95 45,9 100,0
No 112 54,1 --
necesitaron
Total General 207 100,0 --

Fuente: Elaboración propia

De los que no solicitaron audiencia a sanidad, a pesar de tener problemas, los


motivos fueron, en los estratos medio y alto de educación, en primer lugar que
no dan respuestas a las audiencias y en segundo que demoran mucho. En el
nivel de menor educación esto fue al contrario siendo que el primero motivo fue
que demoraban mucho y el segundo que no daban respuesta (Tabla 38).

T ABLA 38

Máximo nivel de estudios alcanzado Frecuenci Porcentaje Porcentaje


a válido
Primario Válidos No me 1 4,3 5,0
incomplet pareció
o o menos grave
Demoran 10 43,5 50,0
mucho

64
No dan 9 39,1 45,0
respuesta a
este tipo de
audiencias
Total 20 87,0 100,0
Perdido Ns-Nc 3 13,0
s
Total 23 100,0
Primario / Válidos No me 7 11,9 14,9
Secundari pareció
o grave
incomplet Demoran 15 25,4 31,9
o mucho
No dan 25 42,4 53,2
respuesta a
este tipo de
audiencias
Total 47 79,7 100,0
Perdido Ns-Nc 12 20,3
s
Total 59 100,0
Secundari Válidos No me 1 3,6 4,3
o pareció
completo grave
o más Demoran 10 35,7 43,5
mucho
No dan 12 42,9 52,2
respuesta a
este tipo de
audiencias
Total 23 82,1 100,0
Perdido Ns-Nc 5 17,9
s
Total 28 100,0
Fuente: Elaboración propia

2. 7 Percepción de salud, problemas y accesibilidad de la


población según tiempo de estadía en la prisión

El total de personas que respondieron al tiempo de detención fueron en total 807


(n 807) ya que hubieron 28 casos perdidos.

Se observa que los internos con menos de un año en reclusión son los que
perciben, en mayor medida, su salud como “Buena”. Los que tienen más de cinco
años son los que, en mayor medida la perciben regular o mala. Inclusive son los
que, en mayor medida la perciben directamente como mala (Tabla 39).

T ABLA 39

65
Tiempo detenido Percepción de salud Frecuencia Porcentaje
en la unidad
Menos de un año Buena 158 49,7
Regular 127 39,9
Mala 33 10,4
Total 318 100,0
Entre 1 y 2 años Buena 97 38,3
Regular 128 50,6
Mala 28 11,1
Total 253 100,0
Entre 2 a 5 años Buena 76 42,5
Regular 77 43,0
Mala 26 14,5
Total 179 100,0
Más de cinco Buena 18 31,6
años Regular 27 47,4
Mala 12 21,1
Total 57 100,0
Fuente: Elaboración propia

En cuanto a los problemas de salud en las últimas cuatro semanas se observa


que más de la mitad los percibió. La mayor percepción se encuentra entre el
grupo de cinco años y más seguido por los grupos de entre 1 y 2 años y dos y
cinco años (Tabla 40).

T ABLA 40

Tiempo Problemas de salud de las últimas Frecuenci Porcentaj


detenido en la 4 semanas a e
unidad
Menos de un No 150 47,2
año Sí 168 52,8
Total 318 100,0
Entre 1 y 2 No 91 36,0
años Sí 162 64,0
Total 253 100,0
Entre 2 a 5 No 73 40,8
años Sí 106 59,2
Total 179 100,0
Más de cinco No 17 29,8
años Sí 40 70,2
Total 57 100,0
Ns/Nc No 9 32,1
Sí 19 67,9
Total 28 100,0
Fuente: Elaboración propia

66
En cuanto a los problemas de asma, se observa que a medida que pasa el
tiempo en prisión, la percepción de estos problemas es menor, entre la población
detenida y encerrada (Tabla 41).

T ABLA 41

Tiempo detenido Percepción de presencia de Frecuencia Porcentaje


en la unidad Asma
Menos de un año No sé 27 8,5
No 260 81,8
Si 31 9,7
Total 318 100,0
Entre 1 y 2 años No sé 16 6,3
No 221 87,4
Si 16 6,3
Total 253 100,0
Entre 2 a 5 años No sé 13 7,3
No 152 84,9
Si 14 7,8
Total 179 100,0
Más de cinco No sé 6 10,5
años No 48 84,2
Si 3 5,3
Total 57 100,0
Fuente: Elaboración propia

Con relación a la enfermedad de Chagas, si bien los porcentajes son pequeños,


se observan mínimamente mayores entre la población con menos de un año de
detención y en la de más de cinco años (Tabla 42).

T ABLA 42

Tiempo detenido Percepción de presencia de Frecuencia Porcentaje


en la unidad Chagas
Menos de un año No sé 39 12,3
No 273 85,8
Si 6 1,9
Total 318 100,0
Entre 1 y 2 años No sé 17 6,7
No 234 92,5
Si 2 ,8
Total 253 100,0
Entre 2 a 5 años No sé 17 9,5
No 161 89,9
Si 1 ,6
Total 179 100,0
Más de cinco No sé 6 10,5
años No 50 87,7
Si 1 1,8
Total 57 100,0

67
Fuente: Elaboración propia

La percepción de colesterol alto, es mayor entre los estratos de cinco y más años
y en la de menores de un año (Tabla 43).

T ABLA 43

Tiempo detenido Percepción de presencia de Frecuencia Porcentaje


en la unidad Hipercolesterolemia
Menos de un año No sé 104 32,7
No 187 58,8
Si 27 8,5
Total 318 100,0
Entre 1 y 2 años No sé 64 25,3
No 173 68,4
Si 16 6,3
Total 253 100,0
Entre 2 a 5 años No sé 55 30,7
No 114 63,7
Si 10 5,6
Total 179 100,0
Más de cinco No sé 15 26,3
años No 36 63,2
Si 6 10,5
Total 57 100,0
Fuente: Elaboración propia

La percepción de diabetes es similar entre los grupos de menos de un año y


hasta cinco años. No existe percepción de presencia de diabetes en grupos de
más de cinco años de detención (Tabla 44).

T ABLA 44

Tiempo detenido Percepción de presencia de Frecuencia Porcentaje


en la unidad Diabetes
Menos de un año No sé 79 24,8
No 226 71,1
Si 13 4,1
Total 318 100,0
Entre 1 y 2 años No sé 46 18,2
No 196 77,5
Si 11 4,3
Total 253 100,0
Entre 2 a 5 años No sé 34 19,0
No 137 76,5
Si 8 4,5
Total 179 100,0
Más de cinco No sé 11 19,3
años No 46 80,7
Total 57 100

68
Fuente: Elaboración propia

La percepción de presencia de hipertensión es mayor en grupos de menos de


un año y más de cinco años de detención (Tabla 45).

T ABLA 45

Tiempo detenido Percepción de presencia de Frecuencia Porcentaje


en la unidad Hipertensión
Menos de un año No sé 110 34,6
No 150 47,2
Si 58 18,2
Total 318 100,0
Entre 1 y 2 años No sé 59 23,3
No 161 63,6
Si 33 11,7
Total 253 100,0
Entre 2 a 5 años No sé 39 21,8
No 119 66,5
Si 21 11,7
Total 179 100,0
Más de cinco No sé 13 22,8
años No 30 52,6
Si 14 24,6
Total 57 100,0
Fuente: Elaboración propia

La percepción de presencia de sífilis, sigue el mismo patrón que las anteriores,


es mayor entre los detenidos de más de cinco años, y en segundo lugar entre
los de menos de un año. En los grupos de entre 1 y 5 años la prevalencia
disminuye (Tabla 46).

T ABLA 46

Tiempo detenido Percepción de presencia de Frecuencia Porcentaje


en la unidad sífilis
Menos de un año No sé 22 6,9
No 286 89,9
Si 10 3,1
Total 318 100,0
Entre 1 y 2 años No sé 11 4,4
No 239 94,5
Si 3 1,2
Total 253 100,0
Entre 2 a 5 años No sé 13 7,3
No 165 92,2
Si 1 ,6
Total 179 100,0
Más de cinco No sé 2 3,5
años No 51 89,5

69
Si 4 7,0
Total 57 100,0
Fuente: Elaboración propia

La percepción de presencia de tuberculosis es similar en todos los grupos de


detención (Tabla 47).

T ABLA 47

Tiempo detenido Percepción de presencia de Frecuencia Porcentaje


en la unidad Tuberculosis
Menos de un año No sé 33 10,4
No 284 89,3
Si 1 ,3
Total 318 100,0
Entre 1 y 2 años No sé 20 7,9
No 229 90,5
Si 4 1,6
Total 253 100,0
Entre 2 a 5 años No sé 20 11,2
No 156 87,2
Si 3 1,7
Total 179 100,0
Más de cinco No sé 5 8,8
años No 51 89,5
Si 1 1,8
Total 57 100,0
Fuente: Elaboración propia

La percepción de presencia de VIH/SIDA es levemente mayor entre los


detenidos de cinco años y más y en segundo lugar entre los de menos de un
año, si bien se aclara que son pocos casos en total (Tabla 48).

T ABLA 48

Tiempo detenido Percepción de presencia de Frecuencia Porcentaje


en la unidad VIH/SIDA
Menos de un año No sé 39 12,4
No 270 84,9
Si 9 2,8
Total 318 100,0
Entre 1 y 2 años No sé 10 4,0
No 237 93,7
Si 6 2,4
Total 253 100,0
Entre 2 a 5 años No sé 7 3,9
No 168 93,9
Si 4 2,2

70
Total 179 100,0
Más de cinco No sé 1 1,8
años No 54 94,7
Si 2 3,5
Total 57 100,0
Fuente: Elaboración propia

De las personas que manifestaron percibir problemas de salud y pidieron


audiencia en sanidad, a la mayoría o bien no la atendieron o lo hicieron en más
de 12 horas. Si bien no se sabe cuáles eran los problemas y si necesitaban o no
atención de emergencia, resulta llamativo que una tercera parte no recibió esa
atención y este es un dato que parecería no tener que ver con el tiempo de
estancia en la unidad (Tabla 49)

T ABLA 49

Tiempo Tiempo entre la Frecuencia Porcentaje Porcentaje


detenido solicitud y la válido
en la atención
unidad
Menos de No te atendieron 38 11,9 30,6
un año Menos de 1 hora 6 1,9 4,8
De 1 a 4 horas 9 2,8 7,3
De 4 a 12 horas 16 5,0 12,9
Más de 12 horas 46 14,5 37,1
Ns-Nc 9 2,8 7,3
Total 124 39,0 100,0
No necesitaron 194 61,0 --
Total General 318 100,0 --
Entre 1 y 2 No Total te 38 15,0 29,5
años atendieron
Menos de 1 hora 5 2,0 3,9
De 1 a 4 horas 18 7,1 14,0
De 4 a 12 horas 6 2,4 4,7
Más de 12 horas 57 22,5 44,2
Ns-Nc 5 2,0 3,9
Total 129 51,0 100,0
No necesitaron 124 49,0 --
Total General 253 100,0 --
Entre 2 a 5 No te atendieron 14 7,8 16,7
años Menos de 1 hora 10 5,6 11,9
De 1 a 4 horas 8 4,5 9,5
De 4 a 12 horas 4 2,2 4,8

71
Más de 12 horas 42 23,5 50,0
Ns-Nc 6 3,4 7,1
Total 84 46,9 100,0
No necesitaron 95 53,1 --
Total General 179 100,0 --
Más de No te atendieron 10 17,5 31,3
cinco años Menos de 1 hora 1 1,8 3,1
De 1 a 4 horas 4 7,0 12,5
De 4 a 12 horas 3 5,3 9,4
Más de 12 horas 12 21,1 37,5
Ns-Nc 2 3,5 6,3
Total 32 56,1 100,0
No necesitaron 25 43,9
57 100,0 --

Fuente: Elaboración propia

Los que tuvieron problemas de salud en las cuatro últimas semanas y que no
solicitaron audiencia al área de sanidad, no lo hicieron porque o bien perciben
que demoran mucho en la respuesta o piensan que no se dan respuestas a esas
solicitaciones. Los que llevan más de cinco años, en mayor medida, piensan que
no les darían respuestas y los que llevan entre 1 y 2 años son los que más
piensan que demoran mucho en atenderlos (Tabla 50).

T ABLA 50

Tiempo Motivos Frecuencia Porcentaje Porcentaje


detenido para no válido
en la pedir
unidad audiencia
Menos de Válidos No me 5 11,4 13,5
un año pareció
grave
Demoran 15 34,1 40,5
mucho
No dan 17 38,6 45,9
respuesta a
este tipo de
audiencias
Total 37 84,1 100,0
Perdidos Ns-Nc 7 15,9
Total 44 100,0
Entre 1 y 2 Válidos No me 2 6,1 8,0
años pareció
grave
Demoran 11 33,3 44,0
mucho

72
No dan 12 36,4 48,0
respuesta a
este tipo de
audiencias
Total 25 75,8 100,0
Perdidos Ns-Nc 8 24,2
Total 33 100,0
Entre 2 a 5 Válidos No me 1 4,5 5,6
años pareció
grave
Demoran 7 31,8 38,9
mucho
No dan 10 45,5 55,6
respuesta a
este tipo de
audiencias
Total 18 81,8 100,0
Perdidos Ns-Nc 4 18,2
Total 22 100,0
Más de Válidos No me 1 12,5 14,3
cinco años pareció
grave
Demoran 2 25,0 28,6
mucho
No dan 4 50,0 57,1
respuesta a
este tipo de
audiencias
Total 7 87,5 100,0
Perdidos Ns-Nc 1 12,5
Total 8 100,0
Fuente: Elaboración propia

2.8 Accesibilidad a tratamientos con regularidad dentro de la


unidad de detención
Para analizar otra perspectiva del acceso, se va a observar a internos que tenían
previamente al ingreso a la prisión, problemas de salud y si ya estaban en
tratamiento. Esto va a ser cruzado con la variable sobre si reciben tratamiento
con regularidad en la unidad o no. Esta situación será visibilizada con las
enfermedades consideradas relevantes que fueron indagadas en la encuesta.
Un problema que formará parte del contexto de interpretación, es que no se sabe
de los internos que no recibían tratamiento, si tenían la enfermedad, antes de
entrar a prisión y si perciben que tienen la enfermedad y no reciben tratamiento,
si se trata de una percepción subjetiva o refrendada con diagnóstico médico.

73
Se observa que internos que tenían problemas de asma antes de entrar a la
unidad y ya estaban con tratamiento, no siempre consiguen mantenerlos.
También hay otros que no teniendo problemas anteriormente, ahora perciben
que tienen y no reciben tratamiento. En total fueron 66 personas con percepción
de problemas de asma (Tabla 51).

T ABLA 51

Asma Recuent % del N % del N


o de la de la
columna tabla
¿Recibías No ¿En la unidad, No 22 91,7 33,3
tratamiento recibís con Si 2 8,3 3,0
antes de regularidad
entrar a la tratamiento?
unidad? Si ¿En la unidad, No 17 40,5 25,8
recibís con Si 25 59,5 37,9
regularidad
tratamiento?
Fuente: Elaboración propia

Entre los que afirmaron que tenían problemas de hipertensión (n 131), varios de
ellos recibían anteriormente tratamiento y ahora no reciben con regularidad.
Aquellos que no recibían tratamiento antes de entrar a la unidad, ahora
perciben su necesidad pero no reciben el tratamiento (Tabla 52).

T ABLA 52

Problemas de Hipertensión Recuent % del N de % del N


o la columna de la
tabla
¿Recibías No ¿En la No 54 87,1 41,2
tratamient unidad, Si 8 12,9 6,1
o antes recibís con
de entrar regularidad
a la tratamiento
unidad? ?
Si ¿En la No 31 44,9 23,6
unidad, Si 38 55,1 29
recibís con
regularidad
tratamiento
?
Fuente: Elaboración propia

Entre los que dijeron que tenían problemas de hipercolesterolemia (60 personas
en total), hay algunos que ya recibían tratamiento y ahora no reciben. Entre los

74
que no recibían tratamiento, ahora, teniendo percepción de ese problema, hay
un porcentaje que tampoco lo recibe. (Tabla 53).

T ABLA 53

Hipercolesterolemia Recuent % del N de la % del N


o columna de la
tabla
¿Recibías No ¿En la No 28 75,7 46,7
tratamiento unidad, Si 9 24,3 15,0
antes de recibís con
entrar a la regularidad
unidad? tratamiento?
Si ¿En la No 15 65,2 25,0
unidad, Si 8 34,8 13,3
recibís con
regularidad
tratamiento?
Fuente: Elaboración propia

Los internos que argumentaron tener problemas de diabetes, algunos ya tenían


y recibían tratamiento, y ahora continúan. Otros recibían tratamiento previo a
entrar en prisión y ahora no reciben. Otros no tenían tratamiento afuera y ahora
perciben que tienen ese problema y no tienen tratamiento tampoco (Tabla 54).

T ABLA 54

Diabetes Recuento % del N % del N


de la de la
columna tabla
¿Recibías No ¿En la unidad, No 7 77,8 21,9
tratamiento recibís con Si 2 22,2 6,3
antes de regularidad
entrar a la tratamiento?
unidad? Si ¿En la unidad, No 9 39,1 28,1
recibís con Si 14 60,9 43,8
regularidad
tratamiento?
Fuente: Elaboración propia

Si bien las personas con tuberculosis fueron 9 en total, hay seis que antes de
entrar en prisión recibían tratamiento y ahora adentro, percibiendo padecer esa
enfermedad, no lo reciben (Tabla 55). En este caso no es posible discernir si la

75
discontinuidad se debe a conclusión del esquema terapéutico o simplemente a
abandono.

T ABLA 55

Tuberculosis Recuent % del N de % del N


o la columna de la
tabla
¿Recibías No ¿En la unidad, No 1 50,0 11,1
tratamient recibís con Si 1 50,0 11,1
o antes de regularidad
entrar a la tratamiento?
unidad? Si ¿En la unidad, No 6 85,7 66,7
recibís con Si 1 14,3 11,1
regularidad
tratamiento?
Fuente: Elaboración propia

Los casos de Chagas también son pocos en internos dentro de la prisión. (Tabla
56).

T ABLA 56

Chagas Recuent % del N de la % del N


o columna de la
tabla
¿Recibías No ¿En la No 7 100,0 58,3
tratamient unidad, Si 0 0,0 0,0
o antes recibís con
de entrar regularidad
a la tratamiento?
unidad? Si ¿En la No 1 20,0 8,3
unidad, Si 4 80,0 33,3
recibís con
regularidad
tratamiento?
Fuente: Elaboración propia

En cuanto al VIH/SIDA, los que percibían que lo padecían, existen 4 casos que
ni antes ni ahora reciben tratamiento y 4 casos que antes recibían y ahora no
reciben (Tabla 57).

T ABLA 57

VIH/SIDA Recuent % del N % del N


o de la de la
columna tabla
¿Recibías No ¿En la No 4 57,1 18,2
tratamient unidad, Si 3 42,9 13,6
o antes recibís con

76
de entrar regularidad
a la tratamiento?
unidad? Si ¿En la No 4 26,7 18,2
unidad, Si 11 73,3 50,0
recibís con
regularidad
tratamiento?
Fuente: Elaboración propia

Entre las personas con percepción de padecer sífilis, existen 7 que perciben que
la padecen (Tabla 58).

T ABLA 58

Sífilis Recuento % del N % del N


de la de la
columna tabla
¿Recibías No ¿En la No 7 87,5% 38,9%
tratamiento unidad, Si 1 12,5% 5,6%
antes de recibís con
entrar a la regularidad
unidad? tratamiento
?
Si ¿En la No 6 60,0% 33,3%
unidad, Si 4 40,0% 22,2%
recibís con
regularidad
tratamiento
?
Fuente: Elaboración propia

2.9 accesibilidad a exámenes preventivos según sexo


Al ingresar a prisión, se observa que a las mujeres les ofrecieron en mayor
medida un examen de salud que a los hombres (Tabla 59).

T ABLA 59

Sexo Examen de Frecuencia Porcentaje


salud
Masculino No 486 76,7
Sí 148 23,3
Total 634 100,0
Femenino No 76 38,8
Sí 120 61,2
Total 196 100,0

Fuente: Elaboración propia

77
En relación a la aplicación de vacunas, se observa que fueron las mujeres las
que, en mayor porcentaje se aplicaron (Tabla 60).

T ABLA 60

Sexo Aplicación de Frecuencia Porcentaje


Vacunas
Masculino No 428 67,5
Sí 206 32,5
Total 634 100,0
Femenino No 94 48,0
Sí 102 52,0
Total 196 100,0
Fuente: Elaboración propia

En cuanto al test diagnóstico de VIH/SIDA, fueron las mujeres las que lo


realizaron, en mayor medida que los hombres (Tabla 61).

T ABLA 61
Sexo Detección de Frecuencia Porcentaje
VIH/SIDA
Masculino No 413 65,1
Sí 221 34,9
Total 634 100,0
Femenino No 92 46,9
Sí 104 53,1
Total 196 100,0

Fuente: Elaboración propia

En cuanto a la detección de tuberculosis, también fueron las mujeres las que


tuvieron mayor acceso (Tabla 62).

T ABLA 62
Sexo Detección de Frecuencia Porcentaje
tuberculosis
Masculino No 612 96,5
Sí 22 3,5
Total 634 100,0
Femenino No 175 89,3
Sí 21 10,7
Total 196 100,0

Fuente: Elaboración propia

El Diagnóstico de Chagas también fue realizado mayoritariamente por mujeres


(Tabla 63).

T ABLA 63

78
Sexo Diagnóstico de Frecuencia Porcentaje
Chagas
Masculino No 621 97,9
Sí 13 2,1
Total 634 100,0
Femenino No 182 92,9
Sí 14 7,1
Total 196 100,0

Fuente: Elaboración propia

La aplicación de un test preventivo para detectar sífilis sigue el mismo padrón.


Son las mujeres las que lo aplicaron en mayor medida que los hombres (Tabla
64).

T ABLA 64

Sexo Realización de test Frecuencia Porcentaje


de sífilis
Masculino No 615 97,0
Sí 19 3,0
Total 634 100,0
Femenino No 174 88,8
Sí 22 11,2
Total 196 100,0

Fuente: Elaboración propia

2.10 Accesibilidad a exámenes preventivos según nivel de


escolaridad
Se observa mayor oferta de exámenes de salud al ingresar al penal, en las
personas con nivel de primario incompleto o menos que el resto (Tabla 65).

T ABLA 65

Máximo nivel de Realización de Frecuenci Porcentaje


estudios alcanzado examen de a
salud
Primario incompleto No 102 57,3
o menos Si 76 42,7
Total 178 100,0
Primario / Secundario No 323 72,1
incompleto Si 125 27,9
Total 448 100,0
Secundario No 137 67,2
completo o más Si 67 32,8
Total 204 100,0

79
Fuente: Elaboración propia

En cuanto a la aplicación de vacunas, se observa un mayor porcentaje entre


niveles de mayor escolaridad (Tabla 66).

T ABLA 66

Máximo nivel de Aplicación de Frecuenci Porcentaje


estudios alcanzado vacunas a
Primario incompleto No 120 67,4
o menos Si 58 32,6
Total 178 100,0
Primario / Secundario No 275 61,4
incompleto Si 173 38,6
Total 448 100,0
Secundario No 127 62,3
completo o más Si 77 37,7
Total 204 100,0

Fuente: Elaboración propia

La realización de test de VIH/Sida se mantiene estable en los tres estratos de


educación (Tabla 67).

T ABLA 67

Máximo nivel de Test VIH/Sida Frecuenci Porcentaje


estudios alcanzado a
Primario incompleto No 109 61,2
o menos Si 69 38,8
Total 178 100,0
Primario / Secundario No 270 60,3
incompleto Si 178 39,7
Total 448 100,0
Secundario No 126 61,8
completo o más Si 78 38,2
Total 204 100,0

Fuente: Elaboración propia

La realización de diagnóstico de tuberculosis también fue similar en los tres


estratos de educación (Tabla 68).
T ABLA 68

Máximo nivel de Diagnóstico Frecuenci Porcentaje


estudios alcanzado Tuberculosis a
Primario incompleto No 166 93,3
o menos Si 12 6,7
Total 178 100,0

80
Primario / Secundario No 429 95,8
incompleto Si 19 4,2
Total 448 100,0
Secundario No 192 94,1
completo o más Si 12 5,9
Total 204 100,0

Fuente: Elaboración propia

La realización de test de Chagas es levemente mayor en menores niveles


educativo (Tabla 69).
T ABLA 69

Máximo nivel de Test de Chagas Frecuenci Porcentaje


estudios alcanzado a
Primario incompleto No 169 94,9
o menos Si 9 5,1
Total 178 100,0
Primario / Secundario No 433 96,7
incompleto Si 15 3,3
Total 448 100,0
Secundario No 201 98,5
completo o más Si 3 1,5
Total 204 100,0

Fuente: Elaboración propia

Con relación a la realización de test de sífilis, se observa que es similar en los


tres niveles de educación (Tabla 70).
T ABLA 70

Máximo nivel de Test de Sífilis Frecuenci Porcentaje


estudios alcanzado a
Primario incompleto No 170 95,5
o menos Si 8 4,5
Total 178 100,0
Primario / Secundario No 424 94,6
incompleto Si 24 5,4
Total 448 100,0
Secundario No 195 95,6
completo o más Si 9 4,4
Total 204 100,0

Fuente: Elaboración propia

81
2.11 accesibilidad a exámenes preventivos según años de
estadía en la prisión
El examen de salud al ingreso al penal fue ofrecido en mayor medida a personas
que están entre 1 y 2 años en la misma. (En segundo lugar, se ubican los que
están con mas de cinco años. Los que perciben, en menor medida, que no les
fue ofrecido un examen de salud al ingresar al penal fueron los que están con
menos de un año en prisión (Tabla 71).

T ABLA 71

Tiempo de estadía en Realización de Frecuencia Porcentaje


la Prisión examen de
Salud
Menos de un año No 225 71,4
Sí 90 28,6
Total 315 100,0
Entre 1 y 2 años No 158 62,9
Sí 93 37,1
Total 251 100,0
Entre 2 a 5 años No 123 68,7
Sí 56 31,3
Total 179 100,0
Más de cinco años No 37 64,9
Sí 20 35,1
Total 57 100,0

Fuente: Elaboración propia

En cuanto a la aplicación de vacunas se observa que cuanto mayor el tiempo en


prisión, es mayor la aplicación de vacunas (Tabla 72).

T ABLA 72

Tiempo de estadía en Aplicación de Frecuencia Porcentaje


la Prisión Vacunas
Menos de un año No 269 85,4
Sí 46 14,6
Total 315 100,0
Entre 1 y 2 años No 133 53,0
Sí 118 47,0
Total 251 100,0
Entre 2 a 5 años No 86 48,0
Sí 93 52,0
Total 179 100,0
Más de cinco años No 16 28,1
Sí 41 71,9
Total 57 100,0

Fuente: Elaboración propia

82
La realización de Test de VIH/Sida también crece a medida que pasa el tiempo
en la prisión (Tabla 73).

T ABLA 73

Tiempo de estadía en Test VIH/Sida Frecuencia Porcentaje


la Prisión
Menos de un año No 226 71,7
Sí 89 28,3
Total 315 100,0
Entre 1 y 2 años No 148 59,0
Sí 103 41,0
Total 251 100,0
Entre 2 a 5 años No 89 49,7
Sí 90 50,3
Total 179 100,0
Más de cinco años No 22 38,6
Sí 35 61,4
Total 57 100,0

Fuente: Elaboración propia

La realización de test de tuberculosis crece levísimamente a medida en que las


personas pasan más tiempo en la cárcel (Tabla 74).

T ABLA 74

Tiempo de estadía en Detección de Frecuencia Porcentaje


la Prisión Tuberculosis
Menos de un año No 305 96,8
Sí 10 3,2
Total 315 100,0
Entre 1 y 2 años No 238 94,8
Sí 13 5,2
Total 251 100,0
Entre 2 a 5 años No 164 91,6
Sí 15 8,4
Total 179 100,0
Más de cinco años No 52 91,2
Sí 5 8,8
Total 57 100,0

Fuente: Elaboración propia

Entre los que solicitaron la realización de test de Chagas, se observa que los que
más tiempo pasaron en la cárcel fueron los que más demandaron y los que
estuvieron entre 1 y 2 años en segundo lugar (Tabla 75).

T ABLA 75

83
Tiempo de estadía en Test de Chagas Frecuencia Porcentaje
la Prisión
Menos de un año No 308 97,8
Sí 7 2,2
Total 315 100,0
Entre 1 y 2 años No 240 95,6
Sí 11 4,4
Total 251 100,0
Entre 2 a 5 años No 176 98,3
Sí 3 1,7
Total 179 100,0
Más de cinco años No 53 93,0
Sí 4 7,0
Total 57 100,0

Fuente: Elaboración propia

La realización de test de sífilis es mayor entre los que están entre 1 y 2 años en
prisión y en segundo lugar entre los que están entre 2 y 5 años (Tabla 76).

T ABLA 76

Tiempo de estadía en Test de Sífilis Frecuencia Porcentaje


la Prisión
Menos de un año No 308 97,8
Sí 7 2,2
Total 315 100,0
Entre 1 y 2 años No 230 91,6
Sí 21 8,4
Total 251 100,0
Entre 2 a 5 años No 168 93,9
Sí 11 6,1
Total 179 100,0
Más de cinco años No 56 98,2
Sí 1 1,8
Total 308 97,8

Fuente: Elaboración propia

2.12 La salud de la población travesti o transgénero en los


cinco casos reportados
Dado que fueron cinco casos relevados de población trans/travesti o
transgénero, se realiza una descripción de la situación de los mismos sin usar
herramientas de estadística ya que cuando existen pequeños números no se
logra representar la muestra con frecuencias relativas.

Estas 5 personas tienen 22, 28, 32 y dos de ellas, 43 años. Dos de ellas llevan
entre 1 y 2 años detenidas en la unidad y las tres restantes llevan menos de un

84
año. Una de ellas no terminó la escuela primaria, otra no terminó el secundario
y tres de ellas tienen secundario completo o más. Cuatro trabajan dentro de la
unidad, entre 20 y 40 horas semanales. Dos hacen fajina y dos trabajan en
oficios. Cuatro de ellas también estudian dentro de la unidad.

En cuanto a su percepción de salud, dos de ellas la perciben buena y las tres


restantes la perciben como regular. Dos de ellas tuvieron problemas de salud en
las últimas 4 semanas y visitaron el área de sanidad. De las cinco personas, una
de ellas tiene problemas de presión alta, una de colesterol, otra de diabetes, una
de asma y una de VIH/SIDA. La persona que se percibió con problemas de
presión alta, no recibía tratamiento regularmente antes de entrar en la unidad y
no recibe ahora. La persona con problemas de colesterol alto no recibía
tratamiento regularmente antes de entrar en la unidad y recibe ahora; la persona
con problemas de diabetes recibía tratamiento y recibe regularmente ahora. La
persona que se percibe con problemas de asma ni recibía tratamiento ni recibe
ahora y la persona con problemas de HIV/SIDA no recibía tratamiento y no recibe
ahora regularmente.

En cuanto a los exámenes de salud, dos de ellas los realizaron en el ultimo año;
una se aplicó vacunas, a dos le hicieron test de HIV/SIDA y a ninguna le hicieron
test de sífilis, tuberculosis o Chagas.

85
Capítulo 3: Discusión

86
3.1 bases filosóficas de las prisiones argentinas

El modelo de castigo infundido al que infringe normas (sociales y/o culturales o


traición) nace por fuera del sistema penal consolidado y se remite, en un inicio,
al acto de expulsar (desterrar), exponer a la vista pública (infamia), castigar con
esclavitud y también a partir del siglo XVIII, a privar de la libertad.

Foucault (Foucault, 2002) explica que la privación de la libertad comenzó a ser


percibida como un castigo igualitario para todos y este es uno de los argumentos
para la elección de la configuración del sistema punitivo occidental. El
aislamiento así como también la clasificación de los individuos, la corrección,
transformación y perfeccionamiento del preso, el trabajo como obligación y
derecho para la socialización, la longitud de las penas, la educación, la vigilancia
y la asistencia conforman los ejes del sistema carcelario desde el siglo XVII y
hasta la fecha.

Ha de notarse que en el estudio realizado, las cárceles federales denotan la


misma lógica. Personas privadas de la libertad, aisladas de sus redes de apoyo,
localizadas según tipo de crímenes, incentivadas para educarse y trabajar, con
penas diferentes en el tiempo según el tipo de delito y vigiladas y asistidas por
el Estado (Procuración Penitenciaria de la Nación, 2011).

Otro tópico relevado en la revisión de la literatura, es el concepto de disciplina,


el cual se organiza en el espacio y el tiempo. El espacio que impone jerarquías
para garantizar la obediencia (el preso estaría en el lugar de menor jerarquía
dentro del sistema carcelario) y el análisis de los movimientos para modelar los
cuerpos en función de transformarlos en útiles para el sistema.

El proceso de disciplinamiento utiliza la violencia, más o menos encubierta, para


modelar cuerpos y subjetividades y esto también es descripto como práctica del
Sistema Penitenciario Federal (Procuración Penitenciaria de la Nación, 2011).
Para modelar los cuerpos se utiliza el castigo basado en torturas y aislamiento y
en un informe de la Procuración Penitenciaria de la Nación sobre la situación de
derechos humanos en las cárceles federales, se relata que entre el año 2007 y
2011 hubieron 925 casos de torturas denunciadas (Procuración Penitenciaria de
la Nación, 2011). Por otro lado, para modelar subjetividades, son convidados los
psicólogos solicitando hacia ellos un conjunto de prácticas evaluadoras que no

87
hacen más que obstruir la presencia de lo subjetivo (Procuración Penitenciaria
de la Nación, 2011).

Si para Foucault la victoria del poder disciplinario, se basa en el control de


espacios que permitan la vigilancia de los individuos, se puede decir que la
estructura arquitectónica se correlaciona con la del “esquema panóptico”. El
Sistema Carcelario Argentino replica la estructura panóptica en el inicio de
construcción de sus cárceles (Raffa, 2007) y éste continúa hasta la actualidad
(Bellón, Nausa, Paturlanne, & Pérez Mereles, 2014). Coincidentemente, el
modelo del panóptico fue introducido por Jeremy Bentham, autor de la teoría
utilitaria y precursor del utilitarismo inglés que, como se expresó en el marco
teórico, consolida las bases del liberalismo económico.

Desde esta concepción filosófica se percibe la experiencia del dolor o placer de


esta manera: no importa si es grande o pequeña o si es intensa o leve, el tema
es que si multiplicamos por cada persona, la intensidad y la duración de esos
sentimientos, vamos a obtener un valor. Si sumamos los valores individuales,
podemos llegar a una medida del bienestar social. Entonces no importa la
situación individual, siempre que sea un resultado que, para toda la sociedad,
sea positivo (Read, 2007). Bentham justifica el dolor por parte de una minoría, si
la mayoría, sosteniendo esta situación, vive con mayor placer. Este autor basa
sus contribuciones en lo que se denomina la ética hedonista y sobre esas bases
compone el concepto de utilitarismo. De ahí proviene el criterio de utilidad. Si es
útil para la mayoría, no importa qué minorías pierdan o sufran (Guariglia &
Vidiella, 2011). De esta propuesta moral sobre la teoría de justicia, surgen las
bases del liberalismo económico y se desprenden determinados lineamientos,
limitados a criterio del autor, sobre el concepto de derecho a la salud (Vidiella,
2000). También se desprende el concepto de la función de una prisión. Las
cárceles sirven para moldear sujetos que sean útiles a la sociedad, aun sabiendo
que el dolor de la pérdida de la libertad forma parte de esa transformación. O
que es tolerable una minoría encerrada para que una mayoría pueda usufructuar
sus derechos individuales sin temor a ser violados. El fin justificaría los medios.

Otro concepto fundamental de Foucault, retomado por Deleuze, y pertinente para


interpretar los datos de esta tesis, alude al control y al concepto de sociedades

88
de control. Las instituciones carcelarias son los sistemas de control de la
sociedad para más que punir; corregir y prevenir (Revel, 2005)

El SPF surge del mismo contexto, profundamente liberal (control,


disciplinamiento, utilidad y prevención) y, entre sus funciones, se observa el
discurso del utilitarismo ingles: debe contribuir a preservar y mejorar sus
condiciones morales, educación, salud (disciplinamiento para transformar
sujetos desviados en útiles) y readaptación social (prevención).

3.2 La garantía del derecho a la salud en las prisiones


Argentinas

Como se describo precedentemente, el derecho a la salud en argentina está


garantizado por la adhesión Constitucional al Pacto de San José de Costa Rica.
El mismo contempla, desde la época del Primer Gobierno de Perón, la
universalidad y la gratuidad entre sus principios. Sin embargo estos no son
constitucionales.

El SPF sostiene entre sus principios, el derecho a la salud como derecho humano
y la garantía del cumplimiento del mismo va a ser refrendada con los datos de
salud presentados en los resultados.

Para tal fin se procede a una descripción de los resultados de la encuesta que,
al no ser representativa y no incluir criterios de aleatorización, no es posible
generalizar a un universo de estudio, sin embargo, partiendo de los principios de
la metodología cualitativa, las muestras intencionales traen trazos de realidad
que es necesario comprender (Bassett, 2004).

3.2.1 Perfil sociodemográfico de la población encerrada

La mayoría de los encuestados fueron hombres y esto tiene que ver con la
predominancia de este sexo en las cárceles argentinas. En un estudio realizado
en el año 2011(Dirección de Sanidad - Servicio Penitenciario Federal, 2011b) se
observa que un 91% de los presos eran hombres y el resto mujeres. Partiendo
de esa proporción, en este estudio los hombres están levemente supra
representados. En un estudio en Andalucía, España, se observa este mismo
porcentaje de 92% de hombres en cárceles comparado con el 8% restante de
mujeres (Oviedo-Joekes, March Cerdà, Ramos Montserrat, Ballesta Gómez, &

89
Prieto Rodríguez, 2005). Parecería que las cárceles son espacios de
disciplinamiento predominantemente masculinos. Podría expresarse que el
patriarcado disciplina a las mujeres y las cárceles, en mayor medida, a los
varones.

En el año 2016 ya se publica información sobre población trans (63 casos), no


obstante aparece sin información los datos del colectivo LGBT (todes menos
trans) (Procuración Penitenciaria de la Nación, 2018). Se estima entonces que
está siendo invisibilizado un colectivo, cuestión que aporta a un cuestionamiento
de la perspectiva de género del SPF.

Las personas fueron adultas jóvenes, de una media de 39 años siendo que en
un informe de la procuraduría que describe la distribución sociodemográfica del
total de reclusos, existen resultados similares. Estiman que el 61% son menores
de 35 años y el 39% tienen entre 25 y 35 años (Procuración Penitenciaria de la
Nación, 2018).

El tiempo de detención de los encuestados poseía una mediana de entre menos


de un año y dos años. Se trata de población con escaso tiempo de estadía en
prisión. El informe de la procuración no detalla este dato en el año 2018 sin
embargo expresa que la mayoría de los internos están con prisión preventiva a
expensas de una minoría ya condenada (Procuración Penitenciaria de la Nación,
2018).

La mayoría de los encuestados poseía una escolaridad entre primario completo


y secundario incompleto propia de una población de un estrato socioeconómico
bajo.

En cuanto a la educación dentro de las unidades, se expresa en el citado informe,


las dificultades para el acceso debido tanto a la falta de oferta, discontinuidad de
los servicios, cuanto a las dificultades burocráticas con relación a certificaciones
para la continuidad de estudios de los que ingresan por primera vez o la
superposición de horarios de estudio. La falta de bibliotecas e incorporación de
tecnologías de la información y comunicación al proceso educativo también
forman parte de estas dificultades. Otro obstáculo, expresado en el citado
informe se refiere a la superposición de horarios entre trabajo y estudio
(Procuración Penitenciaria de la Nación, 2018)

90
La situación laboral de la mayoría de los encuestados es activa y en oficios o
limpieza dentro de la cárcel. Si bien en el informe sobre derechos humanos de
detenidos en el SPF se relata que existen escasa proporción de detenidos
afectados a actividades pagas (Procuración Penitenciaria de la Nación, 2018)

3.2.2 La estructura y procesos de salud/enfermedad en las


cárceles

Se observa en los últimos años un aumento de la población carcelaria y una


disminución de centros de detención comparado con las cifras del año 2001,
siendo que no se conoce el motivo de esta oscilación.

En cuanto a la cantidad de profesionales de la salud, se observa que existe, a


priori, una distribución equitativa, ya que la misma acompaña los porcentajes de
cantidad de población en cada una de las regiones. La cantidad de profesionales
en cada una de las especialidades, por interno, sería adecuada según un informe
de la Dirección de Sanidad del año 2011 (Dirección de Sanidad - Servicio
Penitenciario Federal, 2011b).

Entre las enfermedades de los internos, encontradas en el informe de la


Dirección de Sanidad, se observa que conviven las crónicas con las trasmisibles,
siendo proporcionales a los patrones de distribución poblacional carcelaria
(Dirección de Sanidad - Servicio Penitenciario Federal, 2011a)

Existen datos del SPF del año 2011 que ya muestran un riesgo aumentado en la
población encerrada tal como también lo expresa la bibliografía internacional y
nacional sobre la salud en las cárceles (Oviedo-Joekes et al., 2005)(Procuración
Penitenciaria de la Nación, 2018).

Las tasas de notificación de morbilidad de VIH- SIDA en la población general


para el año 2011 fueron 4 de cada mil habitantes (ETS, 2011) siendo que en las
personas privadas de la libertad ascendió a 29,6 cada mil internos. Esta
situación está descripta en un informe del SPF del año 2015 donde se considera
que las personas alojadas en estas instituciones poseen los mismos factores de
riesgo que la población general y aumentados por el contexto de encierro y la
falta de libertad (Kreplak et al., 2015).

La tasa de notificación de Tuberculosis en el país en el año 2011 fue de 0,25 por


mil (Ministerio de Salud - Presidencia de la Nación, 2018) sin embargo en la

91
población encerrada la tasa fue de 3,9 por mil, existiendo también un exceso de
riesgo de 16 veces en la población en prisión si comparada con la población
general (Kreplak et al., 2015).

En estudio sobre cárceles andaluzas se observa la misma situación, el VIH y la


TBC se encuentran con un riesgo aumentado (Oviedo-Joekes et al., 2005)

La morbilidad por enfermedades cardiovasculares y respiratorias, resulta difícil


cuantificar en la población general. Se puede inferir a partir de los egresos
hospitalarios, o por la tasa de mortalidad, lo que significa que ese evento no tuvo
solución. Por tanto, no serán comparadas con las tasas de la población
carcelaria.

La prevalencia de diabetes en la población general, según los datos de la


Encuesta Nacional de Factores de Riesgo del año 2013 fue de 9,8 cada cien
personas (Ministerio de Salud - Presidencia de la Nación, 2013). En la población
privada de libertad esta cifra disminuye a menos de una persona cada cien
internos y esto podría estar relacionado con una deficiente detección y
diagnóstico de la misma.

En cuanto a la prevalencia de las enfermedades seleccionadas para este


estudio, puede observarse que la enfermedad de Chagas, las tasas de
notificación del país en el año 2010 estimaron un 0,1 afectado cada diez mil
habitantes de Chagas agudo vectorial, un 0,37 cada diez mil de Chagas agudo
congénito y otros tipos de Chagas en un 0,11 por diez mil. Si bien estiman una
prevalencia de dos millones de niños y adultos infectados (Ministerio de Salud -
Presidencia de la Nación, 2010). En las cárceles del SPF la prevalencia asciende
a 1,8 por mil habitantes o 18 por diez mil siendo mayor que las tasas notificadas
en el país. Se hace la salvedad de que se aproximan los datos de población
general al año de estudio ya que no siempre se encuentra la información del año
2011.

La notificación de sífilis en el país en el año 2010 era de 0,1 para la sífilis


congénita y de 0,5 para la sífilis temprana cada cien mil habitantes, sin embargo,
en los datos publicados por el SPF figuran 12 casos cada mil, siendo 1200 casos
cada cien mil habitantes, observándose una prevalencia mayor a la de la
población general.

92
3.2.3 La salud percibida en la población carcelaria encuestada

La percepción de salud de los sujetos encarcelados se posiciona, en la mayoría


de los casos, entre buena y regular. En un estudio realizado en España también
ocurre la misma situación y es descripta esta percepción también en cárceles de
otros países (Oviedo-Joekes et al., 2005). También coincide en este estudio y
en el español, que las mujeres tienen peor percepción que los varones. El
cuidado de la salud es una actividad socialmente más derivada al género
femenino por lo tanto las mujeres están mejor instruidas para esto, que los
varones. Las representaciones de género forman parte de las prácticas en salud
de la población carcelaria. Por el contrario, al ser el cuidado de la salud una tarea
femenina, los hombres buscan menos asistencia. La idea de que el hombre es
fuerte y aguanta el dolor se escondería tras estas observaciones (Machin et al.,
2011).

Los internos de menos de un año en prisión, son los que, en mayor medida
perciben la salud como buena y los de más años de prisión la perciben, en su
mayoría como regular o mala. En un estudio español, esto es interpretado como
que la percepción de mayor tiempo en prisión resulta amenazadora y genera un
desanimo que puede incidir en la morbilidad o en un pesimismo que repercute
en el estado de salud (Oviedo-Joekes et al., 2005).

No obstante esta percepción de salud, se observó en los resultados que más de


la mitad de los individuos refiere haber tenido problemas de salud en las últimas
cuatro semanas y esta situación no tiene una distribución diferente por nivel
educativo. No obstante y como expresado anteriormente, es más acentuado en
la población de cinco años y más de estadía en prisión y en personas de sexo
femenino.

En estudios sobre salud en la prisión se destaca la prevalencia de enfermedades


en mujeres no solo por el riesgo asociado a la edad y condiciones de vida sino
también por el encierro, la abstinencia, los problemas de salud mental , el
hacinamiento, la ociosidad, la falta de perspectiva, la violencia y relaciones de
conflicto (Pinzón Espitia & Meza vElandia, 2018).

93
3.2.4 Los problemas de salud en la población encuestada

Entre los problemas de mayor frecuencia figuran las patologías crónicas y en


menor medida las trasmisibles.

La distribución por sexo muestra que las mujeres perciben tener asma en mayor
cantidad que los hombres y también colesterol alto e hipertensión, no obstante
los hombres no conocen si tienen estos problemas. Tampoco saben si tienen
diabetes, comparado con las mujeres. Las mujeres tienen mayor conocimiento
sobre el padecimiento de sífilis. Entre los hombres existen mayores
incertidumbres en cuanto a la presencia de enfermedades. Lo mismo ocurre con
el VIH-SIDA, en cuanto a no saber, y el mismo patrón se observa para la
tuberculosis sin embargo la presencia, en casos, es igual para ambos géneros.
Nuevamente los patrones de género están sobre la base de las percepciones de
enfermedad de las mujeres donde el concepto de mujer frágil hace que
demanden más los servicios de salud y por lo tanto detecten más enfermedades
(Ferraz & Kraiczyk, 2010).

No obstante esta situación, los servicios penitenciarios continúan sin incorporar


las concepciones de género; las cárceles tienen una estructura y servicios
masculinizados o pensados para los hombres y que suelen aplicar las mujeres
(Añaños-bedriñana & Jiménez-bautista, 2016). Constituyendo esta situación, un
tema de violencia simbólica contra ellas (Bourdieu, 1997).

En cuanto al nivel educativo, no se observa un patrón en las enfermedades


seleccionadas, no obstante con la tuberculosis y VIH-SIDA (Diuana et al., 2008)
(Oviedo-Joekes et al., 2005) que son una preocupación central de la salud en
las cárceles, se percibe mayor cantidad de casos en estratos educativos altos.

En relación a las enfermedades seleccionadas, según los tiempos de estadía en


presión, se observa que la percepción de hipertensión, la sífilis, el VIH y el
colesterol son mayores en los estratos de cinco o más años, aunque el colesterol
también se expresa en menores de un año, mientras que las otras patologías o
son similares entre los grupos o son mayores en grupos de menos de un año,
como el caso del asma. Si bien no existe un patrón específico, el tiempo en
prisión podría ser un factor que deteriora la percepción de las condiciones de
salud (Oviedo-Joekes et al., 2005).

94
3.2.5 Accesibilidad organizacional y simbólica a los servicios
de salud penitenciarios

Dado que se analizará a continuación tanto el tiempo de espera para ser


atendido cuanto la toma de decisiones de no ser asistido, en el caso de tener un
problema de salud, se trabajará con los conceptos de accesibilidad
organizacional y simbólica o aceptabilidad (Comes, Solitario, Garbus, Mauro,
Czerniecki, Vázquez, et al., 2006) (Landini, Cowes, & D’amore, 2014).

En primer lugar, se hará la salvedad de que, si analizamos la definición de


Comes et al, se considera la accesibilidad como un vínculo entre servicios y
usuarios y en cualquier caso, la base del vinculo es la confianza. Por lo tanto
existirán problemas de accesibilidad si no existe confianza; aunque la presencia
de la misma podría no ahorrar problemas debido a variables contextuales.
Partiendo de la base de que la población carcelaria tiene una confianza relativa
en los médicos que prestan servicios, podría decirse que estos problemas serán
crónicos si esto no se modifica. Uno de los aspectos referentes a la confianza
están en la falta de legislación sobre la información sanitaria del paciente y esta
situación puede traer conflictos legales y éticos cuando el médico trabaja en una
institución con intereses a veces enfrentados al paciente (González & Álvaro-
Brun, 2012). Si bien existen normas locales sobre secreto médico, la justicia
argentina, en algunos casos, autoriza a ser violadas, como es en el caso del
aborto (Iglesias Díez, 2018). Es necesario evitar que los médicos sean
ejecutores de una lógica de seguridad dentro de la cárcel (Bellver Capella, 2007).

La accesibilidad organizacional da cuenta de la espera, en los turnos de la


atención que, debería ser acorde a la problemática por la cual se demanda el
servicio y a su clasificación de riesgo. Como en este caso no se cuenta con el
dato sobre cuan urgente era la demanda, no se puede describir a priori que
existan problemas de accesibilidad organizacional por el hecho de haber
esperado 12 horas o más para ser atendidos. Cuando las personas demandaron
y comentan que nunca fueron atendidas allí sí existe un problema, de mínima,
accesibilidad simbólica (perciben que no fueron atendidos) o de máxima de
accesibilidad organizacional (de hecho no fueron atendidos). En todos los casos

95
hay problemas de accesibilidad porque una parte de la muestra demandó y no
recibió atención.

Describiendo la muestra, se puede observar que los que solicitaron atención


debido a los problemas seleccionados, la mayoría fue atendida con más de 12
horas de espera o no fueron atendidos. Si se analiza por sexo, se observa que
las mujeres fueron las que en mayor medida consiguieron atención, con mayor
rapidez y hubo menos desistimiento. Se podría decir que las concepciones de
género sobre la fragilidad y las prácticas de cuidado de la salud, tan cotidianas
para las mujeres, funcionarían como un factor protector dentro de la prisión. A
diferencia de estas, los hombres se perciben como inmunes a la enfermedad, y
buscan servicios cuando ya están con síntomas manifiestos (Schraiber et al.,
2010).

Analizando por escolaridad, la mayoría de los internos que tenían problemas de


salud solicitaron audiencia y tardaron más de 12 horas en darle atención. Los
que declararon que no los atendieron nunca, son los internos de baja escolaridad
y esto podría estar relacionado con un desistimiento precoz debido a la falta de
insistencia por causa de un déficit de conocimiento sobre sus derechos. Aunque
no se relevaron artículos científicos que den cuenta de la relación entre
escolaridad y conocimiento de derechos ni artículos que la nieguen.

Los que percibieron tener problemas de salud en las últimas cuatro semanas y
no solicitaron audiencia a sanidad, la argumentación fue que no irían a obtener
respuesta o que sería con una gran demora y aquí se observa un problema de
accesibilidad simbólica. Ellos tienen la creencia (basada en hechos objetivos o
no) de que no van a recibir atención o va a ser demorada (medida por la urgencia
que ellos consideran) y por lo tanto desisten.

Entre los que tienen un grado de educación más alto pensaron que no les darían
respuestas mientras que los estratos más bajos, pensaron que demorarían
mucho. Los internos que tienen entre 1 y 2 años en prisión también pensaron
que demorarían mucho mientras que los de más tiempo en prisión pensaron que
no les darían audiencia.

96
Los problemas de accesibilidad en población absolutamente dependiente del
Estado, como es la población carcelaria, constituyen una limitación al concepto
de derecho a la salud.

En una revisión bibliográfica sobre accesibilidad en las cárceles, se observó que


los enfoques de investigación estaban referidos fundamentalmente a las
enfermedades de trasmisión sexual, consumo de drogas, perfil de salud,
procesos de exclusión social a los que están sometidos. En términos de acceso
se destacó que en España fue relevante la incorporación del modelo de atención
primaria; de la Argentina, destacan el programa de cárceles saludables que
incorpora los derechos humanos, éticos y legales de los internos y el personal
penitenciario. En México el acceso es reconocido como un problema al igual que
en Colombia y Panamá. En Uruguay también se denuncia la falta de atención
especializada. En los Estados Unidos los presos son sometidos a la lógica de
los seguros privados. Se realizan exámenes de rutina sin estar incorporados el
VIH ni la Hepatitis C. Se describe que profesionales que fueron sancionados al
ejercer su profesión, pueden trabajar en establecimientos penitenciarios. Para
concluir, se expresa que en la mayoría de los estudios existen deficiencias del
sistema penitenciario para proteger la salud de la población a su cargo y que las
excepciones serían España y Argentina (Hernández & Mejía, 2010). Aún con la
presencia en este país del programa de Cárceles Saludables, se observa, a
través de este estudio, la persistencia de problemas de acceso y accesibilidad
tanto administrativa como simbólica.

Por ultimo, destacar que no existen problemas, aparentes, de oferta de servicios,


entonces el foco no estaría tanto en el acceso como en la accesibilidad y la
aceptabilidad.

Con relación a la accesibilidad a los tratamientos con regularidad en las unidades


de atención se observa que en todas las enfermedades indagadas, de aquellos
que percibían que la tenían antes de entrar en prisión, algunos recibían
tratamientos y ahora no reciben, otros no recibían y ahora reciben, otros recibían
y ahora continúan recibiendo y otros no recibían y no reciben ahora. Sin entrar
en detalles en los números y bajo el supuesto de que, aún se tratase de un solo
caso, existiría una limitación del derecho a la salud, se observa que se trata de
una situación de deficiencia de cumplimiento del mismo (Castro, 2006), tanto en

97
términos abstractos de su significado como de incumplimiento, dado el amplio
abanico de normas jurídicas sobre el derecho a la salud existente en Argentina
para esta población (Marisa Aizenbrg (Directora), 2014).

3.2.6 Accesibilidad a exámenes preventivos

Por lo observado en las encuestas se observa que a las mujeres les ofrecieron
en mayor medida que a los varones, la realización de un examen de salud.
También fueron ellas las que se aplicaron mayor cantidad de vacunas, se
realizaron examen diagnóstico de HIV-SIDA, se realizaron más diagnósticos de
tuberculosis, Chagas y sífilis. Dado que la función de la prisión es
fundamentalmente disciplinadora y basada en el control, se observa que, el
control es mas acentuado sobre el cuerpo de la mujer que del varón, por lo
menos desde la percepción de la población encuestada. Esto trae nuevamente
la dimensión de género y en este caso, al modelo foucaultiano, como
disciplinadora y normalizadora del cuerpo femenino más que del masculino o por
lo menos, con otras tecnologías. “El control de la sociedad sobre los individuos
no opera por la ideología sino que se ejerce a través del cuerpo. El cuerpo es
una realidad biopolítica y la medicina es una estrategia biopolítica” (Foucault,
1996b) pag. 53). Por otro lado, a esta posible interpretación se le suma la de
todo el acúmulo teórico sobre género, ya citado precedentemente, donde se
observa que son las mujeres las que en mayor medida cuidan de su propia salud
y su núcleo familiar en comparación con los varones que solo acuden a la
consulta médica ante síntomas manifiestos. También se podría expresar que, en
el caso de que sean ofrecidos mayor cantidad de exámenes a mujeres que
varones, esto constituiría un acto de violencia hacia las mujeres (Pedrosa, Jane,
& Spink, 2011), por parte de los profesionales porque solo sería explicado bajo
el supuesto de fragilidad o de debilidad o de disciplinamiento de los cuerpos
(Mendes, 2006) femeninos. En el caso de las mujeres existiría intersección de
estigmas (Hirata, 2014); por presa y por mujer, que superarían los estigmas
asociados al varón.

En cuanto al nivel de escolaridad, se observa una mayor oferta de exámenes de


salud, a personas con nivel primario incompleto o menos, sin embargo la
aplicación de vacunas es mayor entre reclusos de mayor nivel de escolaridad.
Parecería no existir un patrón claro, entre nivel de escolaridad y acceso a

98
exámenes de salud sin embargo si a los de menor nivel de escolaridad (menor
estrato social) se les ofrece en mayor medida, la realización de exámenes de
salud, podríamos estar ante una situación de discriminación positiva con un
componente de clase.

En cuanto al tiempo en prisión, se observa que el examen de salud fue ofrecido


a una tercera parte de la población de entre 1 y más de cinco años. Esto refuerza
la idea de la limitación del derecho ya que es obligatorio una vez al año para toda
la población (Kreplak et al., 2015). Resulta llamativo que a los que tienen menos
de un año, se les haya ofrecido en menor medida aún y una posible explicación
podría ser que como en el ingreso se realiza que los consideren parte de la rutina
de ingreso y no como examen de salud.

En relación a la aplicación de vacunas, cuando mayor es el tiempo en prisión,


más la tasa de aplicación y lo mismo ocurre con la realización de test de VIH-
SIDA, tuberculosis y sífilis y esta situación podría tener que ver con la sensación
de que, a medida que pasa el tiempo en la cárcel, el cuerpo se desgasta,
entonces acuden más a los exámenes diagnósticos. También existe una
sensación de pesimismo, después de años en la cárcel, que no sería ajeno a las
condiciones de salud del recluso. Parecida situación con la que se relata en un
estudio en España (Oviedo-Joekes et al., 2005)

3.3 La salud de la población transgénero

Dado que se trató de cinco casos, poco es posible generalizar o comparar entre
sí o con otra población, sin embargo se expresa que el estigma por estar recluido,
debe asociarse al estigma sexual y quien fuera mujer, aún asociado a un estigma
de género, ya que existen socialmente discursos de discriminación debido a la
identidad o elección sexual (Barrientos, 2016) en argentina. Estas tres
intersecciones (Hirata, 2014) potenciarían la segregación de estas personas.
Teniendo en cuenta que el cuerpo es el territorio del ejercicio de poder en las
sociedades occidentales (Mendes, 2006), estas cinco personas no escaparían a
todos estos mecanismos y esto también seguramente se refleja en el acceso a
los servicios de salud.

Una de las formas de violencia contra la población LGBT es la invisibilización de


la misma en los servicios de salud, proponiendo ofertas hetero normativas para

99
utilizar los servicios (Albuquerque, Garcia, Alves, Queiroz, & Adami, 2013). Las
prisiones no escapan a esta situación y aquí también se observaría un
mecanismo más de disciplinamiento o control de los cuerpos.

3.4 Reflexiones sobre el cumplimiento del derecho a la salud


en las cárceles federales argentinas

Partiendo del concepto de Rawls, del derecho a la salud como la igualdad de


oportunidades aún dentro de la lógica del liberalismo (Vélez Arango, 2010) para
que cada uno realice sus planes de vida, y dada la situación de encierro donde
las personas no pueden elegir libremente, deberían existir mecanismos que
garanticen la igualdad de oportunidades en la atención.

La consolidación del sistema penitenciario en los países occidentales, tiene entre


sus bases el utilitarismo de Bentham. En dicha corriente se argumenta que no
es importante el sufrimiento de una minoría si con esto una mayoría esta bien.
Dicho de otra manera, no es importante el encierro de pocos si con esto la
mayoría tiene sus derechos garantizados. Por lo tanto las prisiones sirven para
albergar a esa minoría que no cumple con la ley. El objetivo, no sería la igualdad
de oportunidades dentro de la prisión sino que es el control de los cuerpos, el
disciplinamiento de los sujetos y la reeducación moral de los mismos. En este
sentido, estas posiciones éticas entre la teoría de justicia de Rawls y el
utilitarismo inglés, serían contradictorias en su aplicación.

En las prisiones prima el utilitarismo en cada una de las tecnologías de control y


de esta manera nos alejamos, desde el punto de vista ético, al concepto de
igualdad de oportunidades.

Si nos alejamos de la igualdad de oportunidades, el derecho a la salud deja de


ser universal y acomodado a las necesidades de los usuarios y pasa a ser
considerado dentro de la lógica utilitarista donde se niega el derecho universal
en función del concepto costo/beneficio (Vidiella, 2000). Las políticas
neoliberales en materia de salud, restrictivas en su oferta, se basan en esta
concepción. Si bien el SPF ofrece servicios de salud, no parecería existir una
preocupación por que sean accesibles. No se encontraron documentos o
artículos que analicen la accesibilidad a estos servicios en el SPF y por lo que

100
se pudo observar a partir de la encuesta existen grandes desafíos en este
sentido:

Se observa que parte de la población percibe que padece alguna enfermedad y


no recibe tratamiento;

Existen problemas de accesibilidad organizacional y de aceptabilidad de los


servicios por parte de los usuarios;

Parte de la población vivencia que necesita un servicio y no lo tiene, más allá del
entrelazamiento subjetivo con otras necesidades que podrían existir;

Los exámenes de salud no son ofrecidos una vez al año como declaran las
normas.

A esta situación se suman los preconceptos de género y en algunas


oportunidades, de clase. La oferta de servicios es hetero normativa y basada en
la población supuestamente normal y no contempla los colectivos LGBT. Esto,
junto con la invisibilización de estos colectivos por parte del SPF, genera
violencia hacia la población con éstas identidades o elección sexual además de
la violencia contra las mujeres que ejercen los servicios de salud carcelarios al
no reconocerlas con diferencias con los varones.

Por lo expresado anteriormente se podría argumentar que existen deficiencias


en el cumplimiento del derecho a la salud de la población reclusa en las cárceles
del SPF.

3.5 Limitaciones del estudio

Se aclara que en este estudio existen limitaciones referidas a la memoria ya que


se trató de la aplicación de un cuestionario que indagaba por acciones del
pasado. En ese caso, pudieron haber ocurrido fallos en la misma y como
consecuencia, inexactitud de las respuestas, en especial cuando se trata de la
propia salud/enfermedad. Otra limitación clara fue la muestra. Se trató de una
encuesta de muestra intencional y por lo tanto no puede generalizarse esta
situación al universo de población carcelaria. Por último, otro limitante es el
concepto de percepción donde se anudan vivencias objetivas y subjetivas y la
trama entre ambas es difícil de separar. Por lo tanto las vivencias están
mediatizadas por la subjetividad que las expresa y pueden estar iluminadas por

101
fenómenos que el investigador desconoce o apagadas por esos mismos
fenómenos. Por lo tanto se trata de una aproximación al estudio de la situación
de salud enfermedad y accesibilidad en las cárceles que no pretende ser
abarcativo sino que pretende dejar algunos retazos de ideas para que otros
investigadores puedan continuar con estudios mas específicos.

102
Conclusiones del estudio

103
Las prisiones argentinas nacen del modelo de castigo al que infringe normas
(sociedad punitiva) propias del modelo liberal de la conformación de los estados
modernos. Este modelo se caracteriza por la privación de la libertad como
castigo igualitario; mediante aislamiento, clasificación de los individuos,
correctivos y disciplinamiento moral de los reclusos. Este sistema, si bien ha
sufrido transformaciones, propias de la conquista y avance de derechos del siglo
XX, no se ha modificado en su esencia. Otros de los valores fuertemente
observados en la literatura de fines del siglo XIX e inicios del XX y referida al
espíritu carcelario, es el concepto de utilidad que tiñó las instituciones argentinas
de bienestar social pre peronistas y también al sistema carcelario. Los reclusos
deben transformarse en personas útiles. La filosofía utilitarista también se
encuentra sobre la base del sistema penitenciario y coincidentemente forma los
pilares del liberalismo económico. Se podría decir que las cárceles no escapan
al ideario de la época en que fueron pensadas y nunca hubo, hasta la fecha, un
cambio de paradigma, sino que se incorporaron derechos y garantías sin
cambiar de fondo las filosofías que sustentan el encierro.

A la hora de cumplir el derecho a la salud en las cárceles argentinas se evidencia


que el mismo tiene indirectamente un rango constitucional y contempla, en
Argentina y a partir del primer gobierno de Perón, su característica de
universalidad y gratuidad. El SPF sostiene entre sus principios el derecho a la
salud como derecho humano y garantiza el cumplimento del mismo a todos sus
reclusos con la salvedad de que, como las personas están privadas de su
libertad, son ellos los que deben proveerlos con acceso irrestricto y la reflexión
sobre esto, es lo que ofrece la presente tesis.

Se observó que existe, dentro del SPF, una cantidad de profesionales trabajando
y distribuidos de forma tal, que a priori serían adecuados para garantizar este
derecho. También se pudo observar que existe, dentro de la población, un riesgo
aumentado de enfermedades crónicas y trasmisibles potenciado por la situación
de privación de la libertad y el tiempo de encierro.

La percepción de salud de los sujetos encarcelados expresa un componente de


género. Las mujeres son las que cuidan en mayor medida de su salud y están
mas atentas con estos cuidados. Los hombres y su sensación de potencia y
fortaleza, los aleja de los servicios creando mayores vulnerabilidades. Se

104
observa que los internos de mayor tiempo van empeorando su percepción de
salud y este desánimo podría repercutir en las condiciones de vida de los
mismos. En cuanto a la percepción de las enfermedades seleccionadas en este
estudio, nuevamente se encuentra un componente de género donde las mujeres
están más atentas a los padecimientos que los varones.

No obstante esta situación, los servicios penitenciarios no parecerían incorporar


las concepciones de género entre sus prácticas, y la literatura indica que ofrecen
el mismo tipo de servicios para ambos sexos, siendo el patrón el masculino. Se
constituye así un problema de violencia hacia las mujeres y colectivos LGBT.

En relación al acceso a los servicios penitenciarios, la primera barrera estaría


sorteada porque existe oferta de servicios. Los problemas encontrados estarían
más próximos a los conceptos de accesibilidad y aceptabilidad o accesibilidad
simbólica. El primero de los problemas tiene que ver con la confianza en el
vínculo con el profesional, sabiendo que existe una asimetría en la relación entre
ambos y también la posibilidad de los médicos de romper el secreto profesional.

Un segundo problema, ligado a la accesibilidad organizacional, da cuenta que


existen problemas en la espera de los turnos para la atención. Gran parte de la
muestra o se queja por la espera o decide no atenderse. Podría tratarse también
de un problema de accesibilidad simbólica ya que si existen contradicciones
entre la representación de demora de los internos y la de los médicos, es porque
el vínculo necesita ser trabajado.

Las mujeres, de todas maneras, son las que en mayor medida resolvieron su
situación de salud, comparadas con los varones y esto podría interpretarse en
este caso, que los determinantes de género conformaron para esta situación, un
factor protector.

Con relación a la accesibilidad a los tratamientos con regularidad, se observan


algunas situaciones donde antes de entrar a la cárcel tomaban medicación por
alguna enfermedad previa y ahora no lo hacen o que perciben que tienen esa
enfermedad y no reciben tratamiento. Si bien las percepciones se anudan a las
condiciones subjetivas y pueden ser parte de esta trama, hay varias personas
que expresaron esta situación y es necesario escucharlas. Nuevamente la
accesibilidad simbólica estaría en juego.

105
A las mujeres se les fue ofrecido, en mayor medida que a los hombres, el examen
periódico de salud anual, desde el punto de vista de sus percepciones y esto
también tiene un tinte de género. Las cárceles son disciplinadoras y la disciplina
se ejerce sobre el cuerpo. El cuerpo femenino ha sido mucho más disciplinado a
lo largo de la historia y por medio de prejuicios morales que el masculino y las
cárceles no escapan a este ideario social. Aquí comienza a observarse alguna
intersección de estigmas que más que sumarse se potencian; el de reclusa y el
de mujer. Por otro lado, según la memoria de los encuestados, este examen fue
ofrecido a una parte reducida de la población y no debería ser así ya que figura
en las normas como obligatorio.

En relación al acceso a test diagnósticos, se observa que cuanto más pasa el


tiempo en prisión mayor es el consumo de estos y podría relacionarse con la
sensación de pesimismo y deterioro de las condiciones de salud debidas al
encierro.

La población trans fueron pocos casos sin embargo se infiere que no existen
diferencias entre dentro y fuera de prisión y que si afuera existe discriminación
debe existir adentro también. La condición de estigma por la reclusión, sobre la
sexualidad de la/el reclusa/o y en algunos casos de género, tiende a segregar a
esta población y a vivir con una triple intersección de valoraciones negativas.
También existe violencia contra el colectivo LGBT al ser invisibles para los
servicios de salud y solamente ser ofrecidas ofertas hetero normativas y
masculinizadas.

Por lo descripto en el trabajo se observa que el ideario carcelario entra en


conflicto con el ideario de garantía de derechos basados en la igualdad
universalidad y gratuidad, en términos teóricos. No obstante en la práctica,
existen servicios de salud en las prisiones que dan cobertura con estructura
acorde a la demanda aunque con problemas de accesibilidad tanto
organizacional como y fundamentalmente simbólica ya que algunos problemas
de acceso organizacional primero ponen en juego decisiones en la población que
son parte del universo simbólico de la misma. A esta situación se le suma la
violencia de género de los servicios, la discriminación por género y las
intersecciones entre género y clase (estar detenido es la más baja casta social)

106
que exponen a esta población a vulnerabilidades que afectan a la salud y
dificultan el encuentro con los servicios de salud.

107
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