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Psykhe (Santiago)
versión On-line ISSN 0718-2228
Psykhe v.14 n.1 Santiago mayo 2005
doi: 10.4067/S0718-22282005000100014
ARTICULO
Evaluación del Apego en el Adulto: Una Revisión
Claudio Martínez
Instituto Psiquiátrico "Dr. José H. Barak"
RESUMEN
ABSTRACT
In recent years the interest in the subject of adult attachment has increased, in the
theoretical as well as in the empirical perspective. Much of this interest has been the
assessment of the construct of attachment in this phase of development. This
endeavor has generated two traditions or lines of research: one is the tradition of the
models of state of mind and the other is the behavioral approach of attachment. Both
of these approaches have developed their own systems of classification in categories or
dimensions and their own research assessment tools. Through an exhaustive revision
of the rise and development of these traditions, the scope of this paper is to describe
the main characteristics of these approaches, its advantages and disadvantages, as
well as its field of action and application. The authors conclude about the lack of
integration of the construct of attachment and the limitations of its measurement and
application.
La teoría nació como una forma de conceptualizar la propensión de los seres humanos
para hacer fuertes vínculos con otros significativos (Bowlby, 1979). Para Bowlby, el
comportamiento de apego es un sistema motivacional innato que busca mantener la
proximidad entre el niño pequeño y sus cuidadores o padres. La teoría subraya la
importancia que el niño se sienta capaz de depender de sus figuras de apego y
también la habilidad de estas figuras para contener y proteger al niño, especialmente
en momentos de mayor necesidad. El sistema comportamental del apego ha sido
hipotetizado como fundamental para la sobrevivencia del niño, pues busca las
condiciones de seguridad con sus cuidadores especialmente bajo condiciones de
amenaza.
Desde sus inicios, Bowlby (1969, 1979, 1980, 1988) propuso un modelo del desarrollo
con claras implicancias para la psicopatología. Según este modelo, sobre la base de
repetidas experiencias con sus figuras de apego, los niños desarrollan expectativas en
relación a la naturaleza de estas interacciones (Fonagy et al., 1995). Estas
expectativas se convierten en representaciones mentales o "modelos operantes" 1 como
los llamó Bowlby (1980) que tienen la capacidad de integrar experiencias pasadas y
presentes, como también esquemas cognitivos y emocionales relacionados con tales
experiencias. De esta manera los:
De este modo, estos modelos operantes incluyen dos aspectos fundamentales: una
concepción sobre las figuras de apego y su auto-imagen.
1. Seguro
2. Evitativo
3. Ambivalente o resistente
Más allá de los aportes de Ainsworth con madres y bebés, Bowlby explícitamente
consideró su teoría como un constructo aplicable a todo el desarrollo humano, lo que
hizo evidente que su medición debía trascender el período de la temprana infancia.
Uno de los primeros pasos en esta dirección lo dio Mary Main, quien en 1984 creó la
Adult Attachment Interview (AAI) (George, Kaplan & Main, 1985 en Crowell & Treboux,
1995), una entrevista destinada a evaluar los patrones de apego en adultos a través
de sus "estados mentales" con respecto a las relaciones tempranas con sus padres.
En los últimos 10 a 15 años la investigación del apego en los adultos ha generado dos
líneas paralelas de investigación (véase Tabla 1) basadas en diferentes
conceptualizaciones y maneras de evaluar este constructo (Bartholomew & Shaver,
1998; Cassidy & Shaver, 1999; Shaver, Belsky & Brenann, 2000).
Tabla 1
Dos líneas de investigación
La primera línea de investigación fue comenzada por psicólogos del desarrollo como
Ainsworth con sus observaciones sobre la relación entre padres e hijos y luego por
psicólogos clínicos, quienes diseñaron entrevistas para estudiar el "estado mental" o
"sistema representacional" de los padres con respecto al apego (Main, Kaplan &
Cassidy, 1985). El principal instrumento de medición del "estado mental" es la Adult
Attachment Interview (AAI) (George, et al., 1985 en Crowell & Treboux, 1995), una
larga entrevista que evalúa los recuerdos que un adulto tiene de sus relaciones con sus
figuras de apego en la infancia. La AAI es codificada en términos de la coherencia del
discurso que muestra la persona mientras relata experiencias relevantes de su
infancia, como también la estructura de su relato y su habilidad para colaborar
efectivamente con el entrevistador (Hesse, 1999). De esta codificación surge una
clasificación del individuo en una de 4 categorías que serían equivalentes a las
descritas por Ainsworth (véase Tabla 2).
Tabla 2
Descripción de los estilos de apego en adultos (*)
A simple vista podemos distinguir que las mayores diferencias entre estas líneas de
investigación son los constructos sobre los que trabajan y los sistemas de clasificación
a los que aspiran. En la literatura encontramos variados argumentos que apoyan la
idea de que ambas formas de evaluar el apego adulto no estarían relacionadas. Las
mediciones del apego en relaciones amorosas conciernen al rol del apego en el
contexto de pareja, lo que entre otras cosas está influenciado por variables tan
diversas como el atractivo sexual. Por su parte, las mediciones como las que realiza el
AAI se concentran principalmente en las formas en que el estado mental con respecto
al apego afecta la investidura parental, lo que podría estar influenciado por otras
variables como la viabilidad de descendencia o las condiciones ambientales en que la
paternidad se desarrolla (Shaver et al., 2000).
Por otra parte, se ha visto que algunos aspectos importantes de las relaciones de
pareja, relacionados al género, como por ejemplo la confianza en alguien del sexo
opuesto, podrían estar especialmente afectados por la historia personal de apego con
el padre del sexo opuesto (Collins & Read, 1990), mientras que para ambos sexos la
parentalidad podría estar más afectada por la relación temprana con la madre, dado
que esta está usualmente más involucrada y disponible en esa función (Belsky, 1999;
Shaver et al., 2000). Además, las escasas comparaciones directas entre mediciones
con el AAI y autorreportes no han arrojado asociaciones estadísticamente
significativas, particularmente con respecto a las categorías tipológicas dadas por
ambos tipos de instrumentos. Por último, un cuestionamiento de peso es el de George
y West (1999 en Buchheim & Strauss, 2002), quienes plantean que las mediciones
basadas en el modelo representacional son más cercanas a lo que Bowlby consideraba
como "modelo operante" que en el adulto incluiría, entre otras, variables inconscientes.
En cambio, las mediciones que utilizan un modelo comportamental sólo lograrían
captar estados superficiales y conscientes de relaciones interpersonales.
Al parecer, aún no existen suficientes evidencias para apoyar una u otra postura,
probablemente porque ambos modelos podrían estar íntimamente conectados. Tanto la
representación mental con respecto al apego como los comportamientos de apego en
relaciones amorosas emergen de la historia de múltiples relaciones de apego de una
persona, comenzando con los padres. Ambos, el AAI como las mediciones de
autorreporte se relacionan con la seguridad y las estrategias de regulación emocional
(también llamadas estrategias de hiperactivación y desactivación emocional, Dozier &
Kobak, 1992), y ambas clases de medidas arrojan categorías psicodinámicamente
similares a las identificadas por Ainsworth y colaboradores (1978). Asumiendo que el
grado de seguridad de una persona, su capacidad para enfrentar la intimidad de las
relaciones y las formas características de manejar la ansiedad son producto de una
larga historia de interacciones con figuras de apego, es claro que no pueden existir
similitudes, en todos los aspectos, entre su estado mental acerca del apego y su estilo
en las relaciones amorosas. Sin embargo, en ambos dominios la capacidad de
depender del cuidado de otro es fundamental, como también lo es la disposición para
que otro pueda depender de nosotros cuando sea necesario (Shaver et al., 2000).
Otra forma en que se expresa esta controversia entre mediciones del apego adulto es
con respecto al sistema de clasificación: categorial vs dimensional.
Al igual que los modelos categoriales, las mediciones dimensionales tienen ventajas y
desventajas (véase Tabla 3). Una clara ventaja es la poca pérdida de información que
se obtiene al utilizar los instrumentos derivados de este modelo, por lo que son
particularmente útiles para tareas clínicas (Bartholomew & Shaver, 1998; Fraley &
Waller, 1998). En el campo de la investigación, ofrecen gran flexibilidad para el análisis
de datos utilizando correlaciones, modelos de regresión múltiple y modelos de
ecuación estructural. Además, se ha visto que son sumamente confiables como
medidas y entregan gran simplicidad para resumir con pocos puntajes todo un
comportamiento de apego de un individuo (Bartholomew & Shaver, 1998; Griffin &
Bartholomew, 1994).
Tabla 3
Ventajas y desventajas de los modelos categorial y dimensional*
Por otro lado, también tienen potenciales desventajas, por ejemplo en la pérdida de
algunas "propiedades emergentes" que podrían surgir de la combinación entre
dimensiones. Esto tendría que ver con la naturaleza nomotética de estos modelos,
versus mediciones ideográficas que dan cuenta de un retrato de los individuos (modelo
categorial). La aproximación dimensional estaría focalizada más bien en las relaciones
entre variables a través de distintos individuos (Griffin & Bartholomew, 1994).
Aparentemente, esto hace que la evaluación con jueces expertos sea más complicada
al codificar dimensiones que al establecer prototipos o categorías (Bern, 1983 en
Griffin & Bartholomew, 1994).
Un reciente estudio que avala el modelo dimensional postula que los estilos
"preocupado" y "rechazante" (dismissing) no necesariamente reflejan la dicotomía
seguridad versus inseguridad en el apego. Más bien, representarían dos alternativas de
estrategias para enfrentar las relaciones interpersonales en la ausencia de una
habilidad para formar relaciones cercanas y seguras (Stein et al., 2002). En esta
investigación, evalúan el comportamiento de cinco medidas de apego adulto,
realizando un análisis correlacional de componentes principales entre ellos, obteniendo
un mapeo ortogonal que arrojó una alta correlación de dos componentes (véase Figura
1). El primero, inseguridad (seguridad vs temor), que se relaciona con el nivel de
ansiedad que experimenta la persona frente a las relaciones interpersonales. El
segundo, estrategia (rechazante vs preocupado), que se relaciona con las estrategias
que los individuos utilizan para enfrentar las dificultades con las relaciones
interpersonales.
Figura 1. Modelo de dos componentes (Stein et al., 2000).
De este modelo de dos componentes, los autores derivan tres posibles posiciones de
los individuos:
Si bien este modelo es relativamente reciente, viene a apoyar con pruebas empíricas
otros aportes similares que han propuesto las dimensiones de ansiedad y evitación
como las dos dimensiones que debieran combinarse con las categorías tradicionales de
apego. Un ejemplo de esto es el modelo de cuatro categorías y dos dimensiones de
Bartholomew y Horowitz (1991), quienes agregan la categoría "temor" a las ya
conocidas y han diseñado varios cuestionarios para medirlas.
Prototipos
Figura 2.
Modelo de dos dimensiones y cuatro categorías (Bartholomew & Horowitz, 1991).
Adaptado de Bartholomew, Kwong & Hart (2001).
Cada uno de los cuatro patrones de apego identificados por el modelo es
conceptualizado como un ideal teórico o prototipo frente al cual los individuos pueden
variar en diferentes grados. Este modelo reconoce que muchos individuos exhiben
elementos de más de un patrón y que para evaluar adecuadamente los sentimientos,
expectativas y comportamientos de las personas en sus relaciones de apego, es
necesario considerar perfiles a través de las cuatro categorías que plantea el modelo
(Bartholomew & Horowitz, 1991).
Conclusión
Notas
1
"Internal working model", que en la literatura aparece traducido como "modelos
internos de trabajo", "modelos operativos internos" (Marrone, 2001), "modelos
internos operantes", o bien "modelos internos".
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