Trabajo Relatividad
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Diciembre 2022
Índice
1. Introducción y motivación 1
4. Conclusiones 13
5. Anexo 14
5.1. Código de Python para las simulaciones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 14
1. Introducción y motivación
El presente trabajo se ha concebido con la idea de responder formalmente a la comparación entre
la teorı́a de la Relatividad General de Einstein con un modelo alternativo a esta. El motivo de la
existencia de estos modelos alternativos es uno de los grandes problemas de la Fı́sica actualmente,
y es la necesidad de reconciliar en una sola teorı́a la Relatividad General y la Teorı́a Cuántica
de Campos. En adelante, nos referiremos a la Teorı́a de la Relatividad General como TRG o
simplemente RG. Esta teorı́a es una de las más probadas de la Historia (veánse pruebas de la
RG), y se la ha puesto a prueba en los entornos que la llevan a sus lı́mites, siempre con resultados
satisfactorios. Esto nos parece indicar que el camino seguido por Einstein es adecuado, y suficiente
para responder un gran número de preguntas y predecir el comportamiento de sistemas masivos,
en un abánico muy amplio de condiciones. No obstante, la necesidad de la citada reconciliación
entre el mundo de lo grande y el mundo de lo muy pequeño nos lleva a concebir nuevas teorı́as
de la relatividad. Una de las ramas de estudio más importantes en los últimos años es el estudio
de la Gravedad Cuántica. Los modelos de gravedad cuántica son diversos, pero todos persiguen el
fin de lograr una unificación. Las caracterı́sticas que debe reunir una teorı́a de gravedad cuántica
son, principalmente, resolver el problema de las singularidades y la pérdida de información cuando
la materia cae a un agujero negro, y por otro lado explicar el origen del Universo y sus primeras
etapas, principalmente aquellas en las que el mundo cuántico fue relevante a la hora de determinar
la estructura del Universo a gran escala, como lo conocemos a dı́a de hoy. Algunas de estas teorı́as
1
son muy conocidas, pero en este estudio nos vamos a centrar en un modelo algo menos conocido
pero muy interesante: la Teorı́a de la Gravedad de Horava, propuesta en el año 2009.
2
2.2. Difeomorfismos de Foliación preservada
La rotura de la IL a pequeñas escalas deja nuestra teorı́a huérfana de simetrı́as a este nivel, y
esto es un problema a la hora de tratar de formular el Lagrangiano, puesto que en ausencia de
simetrı́as este se extiende cerca de los 100 términos, al considerar las derivadas de orden superior en
la parte espacial, necesarias debido al escalado. Obviamente, el escalado que hemos llevado a cabo
en la sección anterior rompe por completo el difeomorfismo espacio-temporal relativista. Horava
consideró que la rotura de este difeomorfismo no era total, sino que el difeomorfismo espacial
permanecı́a, no ası́ el temporal:
t → ξ0 (t) (8)
xi → ξ i (t, xk ) (9)
Esta simetrı́a es bien conocida en matemáticas y geometrı́a diferencial, y recibe el nombre de
difeomorfismos de foliación preservada. Aunque sus implicaciones en la teorı́a son profundas, para
nosotros es importante notar la sensible diferencia que existe ente la IL que es debida al observador,
mientras que esta simetrı́a es más fundamental y yace en el propio fundamento de la teorı́a, puesto
que en la teorı́a de Horava, el propio espacio se concibe como una propiedad emergente de la teorı́a
y no como algo necesario, como ocurrı́a en RG.
2.3. Lagrangiano
Sobre el estudio del Lagrangiano cabrı́a un artı́culo aparte. Es sobre él sobre el que se han rea-
lizado la mayor parte de aportaciones posteriores a la teorı́a, tratando de reducir el número de
términos implicados y sobre todo, tratando de eliminar o justificar la existencia de un gravitón
con espı́n 0 en la teorı́a. En este aspecto se han realizado avances, principalmente relacionados
con la P royectabilidad. La proyectabilidad modifica el escalar espacial para hacerlo una función
dependiente únicamente del tiempo, de la forma
N → N (t) (10)
lo cual reduce el Lagrangiano sustancialmente, eliminando un gran número de constantes de acoplo
y haciendo desaparecer al gravitón. Si se considera el fenómeno de la N o P royectabilidad, entonces
se elige convivir con el gravitón y con un gran número de constantes de acoplo, aunque las últimas
modificaciones de la teorı́a (Extensión sana o ”Healthy extension”) han añadido términos de orden
superior al Lagrangiano haciéndolo manejable.
Para lo que nos interesa, el Lagrangiano cinético del cual surgen las ecuaciones del movimiento se
construye a partir del tensor de curvatura extrı́nseca de las foliaciones (u hojas) con t constante
(esto es una propiedad de la simetrı́a de los difeomorfismos de foliación preservada), y que se define
como:
1
Kij ≡ (−ġij + ∇i Nj + ∇j Nj ). (11)
2N
A partir de él, el Lagrangiano cinético resulta ser
1
Lk = (Kij K ij − λK 2 ) (12)
ξ2
donde ξ 2 es la constante de acoplo gravitacional y λ es una constante que en RG tendrı́a un
valor definido λ = 1 pero que en esta teorı́a, debido a la desaparición de la simetrı́a LI, deja de
tener un valor claramente definido. Tras una de las primeras revisiones de la teorı́a, empleando la
proyectabilidad y la simetrı́a U(1) se añadieron una serie de términos al Lagrangiano, producidos
por dos campos auxiliares, el campo gauge A y el potencial newtoniano φ. Teniendo esto en cuenta,
los términos introducidos son
Lφ = φGij (2Kij + ∇i ∇j φ) (13)
A
LA = (2Λg − R) (14)
N
donde Λg es una constante de acoplo adimensional, R es el escalar de Ricci referido a la métrica
gij y Gij es la métrica de DeWitt que toma la forma
1
Gij = Rij − gij R + Λg gij (15)
2
3
que nos permiten, en su conjunto, construir la acción del campo gravitatorio en la teorı́a de Horava
√
Z
2
dtd3 xN g Lk − Lv + Lφ + LA + ξ −2 LM
S=ξ (16)
donde podemos ver como el papel del exponente crı́tico dinámico es de nuevo, vital.
De esta expresión podemos inferir dos consecuencias inmediatas: ni la velocidad de fase ni la
velocidad de grupo están acotadas cuando p → ∞. De aquı́ surge el resultado esperado y que
ya hemos comentado anteriormente: a altas energı́as (UV) el espacio y el tiempo dejan de ser
equivalentes. Volviendo a las consecuencias directas de tener velocidades sin acotar, esto rompe
por completo el principio de Causalidad: a altas energı́as, el tiempo vuelve a ser absoluto, como
ocurrı́a en la Teorı́a de Newton, por lo que ahora las velocidades de las señales ya no están limitadas
a c como ocurrı́a en RG , por lo que la diferencia de tiempo entre dos sucesos solo depende de la
diferencia absoluta entre sus valores (tiempo absoluto) sin tomar en cuenta el tiempo que tarda
la señal en atravesar el espacio que separa a los dos observadores. Esto rompe por completo el
concepto de simultaneidad y causalidad presente en RG, y altera la concepción de como interactúa
4
la materia a altas energı́as. Podemos ver como ocurre, de forma muy ilustrativa, observando la
diferencia entre el cono de luz relativista, y el ’cono de luz’ de Horava:
Estos diagramas se emplean para representar la estructura causal del Universo y comprobar cuando
un suceso puede ser simultáneo con otro, comprobar si uno es causa o consecuencia... En el diagrama
de la izquierda observamos el cono de luz al que estamos acostumbrados en RG, donde las únicas
zonas accesibles son las comprendidas dentro del plano del cono: los sucesos fuera del cono trasero
no pueden ser causa del suceso en estudio, y los sucesos fuera del cono delantero no pueden ser
consecuencia del él. En el diagrama de la derecha, que representa la estructura causal de un
Universo donde la IL se ha roto nos muestra como a la altura del suceso existe una hipersupeficie
de t = constante donde todos los sucesos que ocurran son simultáneos, sin importar la distancia
espacial que los separe.
Otra consecuencia fundamental de la rotura de esta simetrı́a es que las partı́culas libres ya no
siguen geodésicas, por lo que la definición que se adopta en RG de agujero negro carece de sentido.
3.2. Singularidades
En esta breve sección explicamos la diferencia en el concepto de singularidad en ambas teorı́as.
Partiendo de la RG, existen dos tipos de singularidades:
Singularidades espacio-temporales.
Singularidades de coordenadas.
Las singularidades espacio-temporales son inevitables e inherentes al propio espacio-tiempo, por
lo que son reales y no pueden ser resueltas mediante operaciones matemáticas. Las singularidades
de coordenadas son dependientes del sistema de referencia y, por ende, son evitables. Un ejemplo
de una singularidad de coordenadas es la singularidad en la ecuación r = 2M que aparece en la
solución de Schwarzschild, y que se soluciona introduciendo las coordenas de Kruskal-Szekeres.
Lo que provoca una diferencia respecto de la RG es que al cambiar las reglas de transformación
(principalmente la desaparición de la covarianza general) la naturaleza de cada singularidad cambia:
una singularidad que es de un tipo bien definido en RG puede verse alterada en la teorı́a de Horava
al punto de que puede transformarse en una singularidad del tipo opuesto. Esto es posible dada la
diferente naturaleza del espacio-tiempo en ambas teorı́as.
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teorı́a de Horava. Podemos verlo con más detalle si estudiamos la solución en coordenadas de
Schwarzschild −1
2m 2m
ds2 = − 1 − dt2 + 1 − dr2 + r2 dΩ2 (18)
r r
y vamos a efectuar sobre ella el cambio propuesto por Painleve y Gullstran, quienes, por separado,
propusieron en 1922 esta transformación de coordenadas que, a pesar de ser una simple reformu-
lación de la solución de Schwarzschild, hizo que Einstein aceptase, de inmediato, su validez. El
desarrollo seguido se encuentra a continuación.
Partiendo de la métrica de Schwarzschild, se propone un cambio de variable
tP G = t − α(r) → t = tP G + α(r) (19)
derivando esta expresión obtenemos que
dα(r)
dt = dtP G + dr → dt = dtP G + α′ (r)dr (20)
dr
elevando al cuadrado la relación
dt2 = dt2P G + 2dtP G α′ (r)dr + α′ (r)2 dr2 (21)
introduciendo este resultado en la métrica original
′2 2M 2M ′ 2M
ds = − 1 − 2
dtP G − 2 1 − dtP G α (r)dr − 1 − α′ (r)2 dr2 + ... (22)
r r r
operando en esta relación obtenemos que
′2 2M 2M
ds = − 1 − 2
dtP G − 2 1 − dtP G α′ (r)dr + ...
r r
−1 !
2M 2M
... + 1− − 1− α′ (r)2 dr2 + r2 dΩ2
r r
Ahora, introduciendo una α′ (r) conveniente, por ejemplo
r
′ 1 2M
α (r) = − 2M
(23)
1− r r
obtenemos que la métrica queda como
r
′2 2M 2 2M
ds = − 1 − dtP G + 2 dtP G dr + dr2 + r2 dΩ2 (24)
r r
Esta métrica, conocida como métrica de Painleve-Gullstran, es una métrica completamente equi-
valente a la métrica de Schwarzschild, es decir, representa el mismo espacio-tiempo puesto que hay
una conexión dada por el cambio de coordenadas efectuado. En la teorı́a de Horava ni esta, ni otras
trasnformaciones equivalentes, están permitidas, puesto que al operar en una simetrı́a diferente,
estas transformaciones conducen a un espacio tiempo alternativo. De hecho, esta misma transfor-
mación aplicada según las reglas de transformación de la teorı́a de Horava produce dos métricas
diferentes, siendo que la métrica de Schwarzschild no satisface la condición de proyectabilidad
mientras que la métrica de PG si lo hace. Esto se ve muy bien con un breve ejemplo gráfico:
6
Figura 3: Transformación de la métrica en la teorı́a de Horava
Como podemos observar, en RG la transformación cambia las coordendas del punto pero no mo-
difica el espacio-tiempo que lo contiene. Esta es una diferencia fundamental respecto de Horava,
donde esta misma transformación altera el espacio-tiempo donde reside el punto.
En primer lugar, al observar la estructura de la acción vemos algo que nos llama la atención: en la
acción de RG las 4 dimensiones espacio-temporales aparecen comprimidas en un solo diferencial,
mientras que en la acción de Horava aparecen separadas. Esta es una de las diferencias que más
hemos señalado, pero sobre la que merece la pena incidir: el espacio y el tiempo en esta teorı́a no
son equivalentes. La acción relativista muestra además la presencia de la constante cosmológica
de forma explı́cita, mientras que en el formalismo de Horava aparece codificada dentro de LA .
Podemos reconocer el término Lk (ver ecuación (12)) en la formulación relativista, caracterizado
por un valor de λ = 1. El resto de términos de la acción de Horava no tienen equivalente directo
en la formulación ADM de la acción relativista, y es aquı́ donde aparece la verdadera belleza de la
teorı́a: estos términos, como mostraremos a continuación, son los que permiten que las constantes
de acoplo caracterı́sticas de RG, y caracterı́sticas por tanto del régimen de bajas energı́as (c, G,
λ) aparezcan, con valores definidos, cuando las deformaciones introducidas por la anisotropı́a del
espacio-tiempo debidas a Z = 3 emergen, en el régimen de altas energı́as, a corta distancia.
Teniendo todo esto claro, si reformulamos la acción en el formalismo relativista, y atendemos a la
coordenada temporal, x0 , podemos extraer valores para las constantes de acoplo. Empezando por
la velocidad efectiva de la luz r
κ2 µ Λw
c= (28)
4 1 − 3λ
7
donde Λw es una constante de acoplo de la teorı́a de Horava con dimensiones idénticas a las de la
constante cosmológica Λ de RG y µ es otra constante de acoplo.
Podemos conseguir también el valor de la constante de Newton efectiva
κ2
GN = (29)
32πc
y el valor de la constante cosmológica efectiva
3
Λ= Λw (30)
2
En este punto cabe discutir el comportamiento de esta métrica en sus puntos singulares. Como
anticipábamos en la sección 3.2 sobre singularidades, en la métrica de Swarzschild existe un punto
singular en r=2M. Este punto singular no es una singularidad real, puesto que de él no emerge
ningún invariante, si no que es una singularidad del sistema de coordenadas. En este punto, a
una distancia r=2M de un agujero negro (AN en adelante) con masa M encontramos el horizonte
de sucesos de nuestro AN. El otro punto singular de esta métrica es para r=0. Esta sı́ es una
singularidad real, y es el centro de nuestro AN, un escalar que es invariante para todos los sistemas
de referencia.
Introducimos ahora la métrica de la teorı́a de Horava
dr2
ds2 = −N (r)2 dt2 + + r2 dΩ2 (32)
f (r)
La solución de esta ecuación para el cálculo de los lı́mites del horizonte de sucesos es la siguiente
r !
1
r =M 1± 1− (33)
2ωM 2
donde ω es una constante que depende a su vez de las constantes de acoplo de la teorı́a, de la forma
16µ2
ω= (34)
k2
y que toma las dimensiones de µ pues κ es una constante adimensional.
En la ecuación (33) vemos como aparecen dos soluciones, tal y como ocurre en el caso relativista.
Esto da lugar a dos horizontes diferentes. Si seguimos el análogo del caso relativista, el horizonte
r+ será el horizonte de sucesos, mientras que el horizonte interior r recibe el nombre de horizonte
de Cauchy. La estructura interna del AN queda ası́
8
Figura 4: Estructura interna de un Agujero Negro
A modo de comparación, los valores generales de estos horizontes no son equivalentes, si no que
cada teorı́a predice valores diferentes. Al compararlos, el orden resultante es el siguiente
r+ (RG) > r+ (Hor) > r(Hor) > r(RG) (36)
es decir, los lı́mites del AN de Horava están comprendidos entre los lı́mites del AN relativista,
lo cual nos invita a pensar que la estructura interna prevista por esta teorı́a también es diferen-
te. En particular, modifica la forma del potencial en el interior del AN, haciendo desaparecer la
singularidad central cuando r → 0 caracterı́stica de la teorı́a relativista
Figura 5: f en función de r
en particular, observamos como la función f para el caso relativista (lı́nea sólida) tiende a menos
infinito, induciendo la singularidad central del AN, mientras que empleando la métrica modificada
de Horava esta situación se corrige. Podemos ver como el horizonte de sucesos para la forma rela-
tivista es mayor, como mostrábamos en (36), y también se observa el lı́mite interno del Horizonte
de Cauchy.
Entendida la estructura de los AN en ambas teorı́as, vamos a estudiar ahora el comportamiento de
la aceleración de la gravedad en la teorı́a de Horava. Como sabemos, la gravedad es una aceleración
radial dirigida hacia el centro de masas del cuerpo, por lo que cabrı́a esperar que la única compo-
nente no nula de la aceleración en esta teorı́a sea también la radial. Para comprobarlo podemos
construir la cuadriaceleración a partir de la cuadrivelocidad
aµ = uµ;k uk (37)
donde estamos empleando la cuadrivelocidad, que definimos como
!
k dxk 1
u = = p , 0, 0, 0 (38)
dτ f (r)
9
por lo que la única componente no nula es
1
u0 = p (39)
f (r)
de aquı́ podemos obtener la única componente no nula de la aceleración, que, como cabrı́a esperar,
es la radial 2
dt
g = Γrtt (40)
dτ
a partir de lo cual, podemos construir la expresión análitica de la aceleración de la gravedad en
esta teorı́a r
4M 3M 1
gHor = ωr − ωr 1 + 3 + q (41)
ωr r 1 + 4M
ωr 3
X0 = x Y0 = 0 (44)
y en cualquier momento, tras sufrir la aceleración provocada por g el sistema evoluciona siguiendo
las ecuaciones
α = arctan(y/x) (46)
10
Figura 6: Comportamiento de gHor a corta distancia
11
Figura 8: Comportamiento de ambos modelos a gran distancia
En esta simulación, los cuerpos parten con una velocidad inicial V0x = −0,01, es decir, del 1 % de
la velocidad de la luz. Como podemos observar, el comportamiento de un cuerpo cayendo hacia
el agujero negro ubicado en (0,0) es idéntico en el origen del movimiento para ambas teorı́as.
Comprobemos que ocurre al dejar evolucionar esta trayectoria.
Como vemos, el cuerpo sigue la misma trayectoria en ambos casos, siguiendo una trayectoria
parabólica. En este punto, podemos confirmar que las predicciones de la teorı́a de Horava se ajustan
perfectamente a las predicciones de la RG a grandes distancias, en el IR, por lo que podemos
centrarnos en comprobar si ofrece algo diferente a pequeña escala.
Para comprobar esto, hemos hecho una simulación en las inmediaciones del horizonte de sucesos
del agujero negro previsto por RG. Para ello, hemos situado la partı́cula de prueba en x0 = 1,5,
y0 = 1,5 con la misma velocidad inicial V0x = −0,01 para observar que ocurre.
12
Figura 10: Evolución a corta distancia
4. Conclusiones
En primer lugar, es importante resaltar que este estudio comparativo no pretendı́a, como ya se
mencionó en un principio, agraviar ni favorecer ninguna de las dos teorı́as. Lo que se buscaba
era comparar los aspectos más importantes de ambos formalismos, buscando entender y mostrar
cuales eran tanto las diferencias formales como las consecuencias que ello tendrı́a en las posibles
predicciones y observaciones.
La conlusión más importante es que se ha podido demostrar que la teorı́a de Horava es una
teorı́a que funciona muy bien en el IR y por tanto, es una teorı́a con capacidad de predecir y
justificar fenómenos observados, tal y como hace la RG de Einstein. Además de esto, añade una
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gran completitud a la RG al incluir justificaciones para fenómenos sin explicación en el rango del
UV. Se ha comprobado además que su formalismo es sólido, pues se sustenta en herramientas
matemáticas bien estudiadas, como los difeomorfismos de foliación preservada. En conclusión, la
teorı́a de Horava sigue siendo una gran candidata para poder, finalmente, unificar el mundo de lo
muy grande y de lo muy pequeño.
5. Anexo
5.1. Código de Python para las simulaciones
Las diferentes simulaciones se han realizado haciendo pequeñas modificaciones en los parámetros
de entrada, o superponiendo cuantas curvas fueran necesarias.
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