La Conquista Del Voto Femenino
La Conquista Del Voto Femenino
La Conquista Del Voto Femenino
época, de que los roles no estaban aún tan definidos. En la revista Letras y
Encajes, que propendía por el voto femenino, Margarita Gómez de Álvarez
escribió el 27 de agosto de 1948: “Aunque ya se hace sentir entre nosotros el
movimiento feminista, son poquísimas las mujeres que realmente van bien
orientadas; una gran mayoría de ellas tiende a masculinizarse, idea donde
reside, principalmente, su error. No se trata de imitar, se trata de crear” 8 .
Por otra parte, Magdala Velásquez Toro en Condición jurídica y social de la
mujer 9 , cita apartes de los editoriales de Calibán 10 , en su columna “Danza de
las
horas”, de El Tiempo, muy esclarecedores sobre el pensamiento de un norme
sector de la sociedad colombiana de entonces. Refiriéndose a la organización
social, Calibán escribió: “salvémosla y no la sometamos al voto femenino, que
será el paso inicial en la transformación funesta de nuestras costumbres y en la
pugna entre los sexos”. Afirmaba el columnista que el del sufragio era un
proyecto izquierdista y que era evidente la inferioridad natural de la mujer:
“ninguna hembra ha igualado al macho en las manifestaciones del atletismo, en
toda la escala animal. Solo una yegua ha ganado el Gran Derby (1915) y esto
porque el hándicap la favorecía”.
No fue, como se ve, fácil la lucha. En el Congreso se daban debates
marginales entre liberales, más inclinados a aceptar que las mujeres hicieran
realmente parte de la esfera política, y los conservadores, más reacios a
contradecir a la Iglesia católica respecto a que la mujer debería permanecer en
el seno del hogar. Pero con el tiempo, los partidos fueron variando sus
propuestas. El papa Pío XII, al terminar la segunda guerra mundial, exhortó a
las mujeres a que votaran en Italia por el Partido Socialcristiano, lo que desde
su óptica la podría salvar del comunismo. Esto generó un curioso viraje en el
juego político en Colombia. El Partido Conservador decidió apoyar, en 1948,
los plenos derechos de las mujeres, mientras que los liberales abogaron por un
reconocimiento progresivo.
En el Congreso de 1949 se negó de nuevo el derecho al voto de las mujeres.
Así que en 1953 se pasó, junto con el paquete de reformas a la Constitución, la
iniciativa del sufragio femenino con mucha presión para su aprobación, no solo
por parte de asociaciones de mujeres, sino también de hombres convencidos