Historia de Los Medios de Comunicacion PDF
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Historia de Los Medios de Comunicacion PDF
de comunicación
Daniel Badenes
Índice de contenidos
Introducción
Unidad
Unidad
Unidad
Unidad
Unidad
Unidad
Página siguiente
3
Íconos
L
Leer con atención. Son airmaciones, conceptos o deiniciones destacadas
y sustanciales que aportan claves para la comprensión del tema que se
desarrolla.
P
Para relexionar. Propone un diálogo con el material a través de preguntas,
planteamiento de problemas, confrontaciones del tema con la realidad,
ejemplos o cuestionamientos que alienten la autorrelexión.
C
Cita. Se diferencia de la palabra del autor de la Carpeta a través de la inser-
ción de comillas, para indicar claramente que se trata de otra voz que ingre-
sa al texto.
Ejemplo. Se utiliza para ilustrar una deinición o una airmación del texto
principal, con el objetivo de que se puedan ijar mejor los conceptos.
A
Para ampliar. Extiende la explicación a distintos casos o textos como podrían
ser los periodísticos o de otras fuentes.
K
Actividades. Son ejercicios, investigaciones, encuestas, elaboración de cua-
dros, gráicos, resolución de guías de estudio, etcétera.
S
Audio. Fragmentos de discursos, entrevistas, registro oral del profesor expli-
cando algún tema, etcétera.
E
Audiovisual. Videos, documentales, conferencias, fragmentos de películas,
entrevistas, grabaciones, etcétera.
I
Imagen. Gráicos, esquemas, cuadros, iguras, dibujos, fotografías, etcétera.
W
Recurso web. Links a sitios o páginas web que resulten una referencia den-
tro del campo disciplinario.
O
Lectura obligatoria. Textos completos, capítulos de libros, artículos y papers
que se encuentran digitalizados en el aula virtual.
R
Lectura recomendada. Bibliografía que no se considera obligatoria y a la que
se puede recurrir para ampliar o profundizar algún tema.
4
5
Índice
El autor ................................................................................................. 7
Los coautores ........................................................................................ 7
Introducción ........................................................................................... 9
El recorrido .......................................................................................... 11
Referencias bibliográicas ..................................................................... 13
Objetivos del curso ............................................................................... 15
PRIMERA PARTE
1. ¿Qué historia escribir? ..................................................................... 17
1.1. Los medios en la historia............................................................... 19
1.2. Un conocimiento en construcción ................................................... 20
1.3. Una mirada latinoamericana y desde abajo ..................................... 26
1.4. La diversidad de experiencias como punto de partida ...................... 31
Referencias bibliográicas ..................................................................... 35
2. La imprenta ..................................................................................... 37
2.1. La imprenta y la modernidad .......................................................... 39
2.1.1. La reforma protestante ....................................................... 42
2.2. El desarrollo de la prensa periódica ................................................ 45
2.3. La imprenta en América ................................................................. 49
Referencias bibliográicas ..................................................................... 53
3. El telégrafo ..................................................................................... 55
3.1. El telégrafo y el Estado moderno .................................................... 57
3.2. El telégrafo eléctrico ...................................................................... 59
3.2.1. El telégrafo en nuestra región .............................................. 61
3.3. Los enlaces internacionales ........................................................... 63
3.4. Las agencias de noticias ............................................................... 64
Referencias bibliográicas ..................................................................... 67
4. Imágenes y sonidos de largo alcance ............................................... 69
4.1. Tecnologías de transmisión y reproducción del sonido ..................... 69
4.1.1. El teléfono .......................................................................... 71
4.1.2. El fonógrafo y el gramófono .................................................. 75
4.1.3. La radio .............................................................................. 77
4.2. Tecnologías de transmisión y reproducción de la imagen.................. 87
4.2.1. La fotografía ....................................................................... 88
4.2.2. El cine ................................................................................ 92
4.2.3. La televisión ....................................................................... 98
Referencias bibliográicas ................................................................... 105
5. La era digital ................................................................................. 107
5.1. La “revolución informática” .......................................................... 108
5.2. De las computadoras a la redes ................................................... 111
5.3. Una transformación del mercado de bienes simbólicos .................. 113
5.4. Las nuevas brechas .................................................................... 114
Referencias bibliográicas ................................................................... 117
SEGUNDA PARTE
6. La prensa militante ........................................................................ 119
6.1. La primera anarquista y socialista en las ciudades proletarias ....... 119
6.2. La prensa como organizador político ............................................. 122
6
El autor
Daniel Badenes
Es de los que piensan que la reseña de autor debería ir al inal y el texto,
hablar por sí mismo.
Nacido en Quilmes en 1982 y criado en La Plata, es periodista, editor y
docente. De un tiempo a esta parte tiene muchos papeles provisorios de
“director” y “presidente” en espacios que, en verdad, son más bien construc-
ciones colectivas y redes de intercambio.
Es Profesor Titular Ordinario de Historia Social de los Medios en la Universidad
Nacional de La Plata (UNLP). Se desempeña como director de la Licenciatura en
Comunicación Social de la Universidad Nacional de Quilmes (UNQ) y preside la Red
de Carreras de Comunicación Social y Periodismo de la Argentina (REDCOM). En la
UNQ, además, coordina la Unidad de Publicaciones del Departamento de Ciencias
Sociales y dirige el proyecto de extensión “El sur también publica. Promoción y cir-
culación de la edición independiente y autogestiva de libros y revistas”.
Desempeña el periodismo gráico hace catorce años. Actualmente es direc-
tor de la revista La Pulseada y, como parte de ese grupo, preside la Asociación
de Revistas Culturales Independientes de Argentina (ARECIA).
Es coautor de Lápices (Ediciones del Liceo, UNLP, 2010), compilador de
Historia, memoria y comunicación (UNQ, 2011) y participó de libros colectivos
como La Plata, ciudad inventada (Primer Párrafo, 2010), La voz de los lonkos
(Editorial Catalonia, Chile, 2013) y la antología de poesía La Plata Spoon River
(La talita dorada, 2014), entre otros.
Hace cinco años sostiene un blog: www.oiciodeblasfemar.blogspot.com.
En los últimos tiempos, además de escribir, dibuja y cocina.
Los coautores
Como escribió Michel de Certeau en La invención de lo cotidiano, “al ‘olvidar’
el trabajo colectivo dentro del cual se inscribe, al aislar de su génesis histórica
el objeto de su discurso, un ‘autor’ practica pues la negación de su condición
real [...]. Borra las huellas de la pertenencia de una investigación a una red
[de intercambio], huellas que siempre comprometen, en efecto, los derechos
de autor” (De Certeau, 1996: 52). No existe, pues, la autoría individual.
Sin pretender cargarles la responsabilidad sobre lo dicho en estas páginas –
que algunos ni siquiera sabían que se estaban escribiendo–, vale reconocer que
fueron posibles gracias a conversaciones e intercambios de lecturas con Alfredo
Alfonso, Joseina Garzillo, Chempes Saurio, Luciana Cáceres, Florencia Yaniello,
Claudia Villamayor. También se nutrió de charlas en el colectivo de medios popu-
lares de La Plata, Berisso y Ensenada y en la cátedra II de Comunicación y Teorías
de la UNLP que integré durante diez años. En la vorágine de la escritura, algunas
unidades tuvieron lectores críticos que fueron fundamentales: Rosa Schaposnik,
Rocío Gariglio y Matías Ortega. El texto también es deudor de los intercambios con
estudiantes que cursaron “Historia de los Medios y Sistemas de la Comunicación”
en la UNQ en los últimos seis años. Finalmente, tuvo el enriquecedor aporte de
la Dirección de Materiales Didácticos de la Secretaría de Educación Virtual de la
misma universidad, en especial de Adys González de la Rosa.
A todos ellos, gracias.
Introducción
C
Rara vez se ha pensado en la revolución en términos de la comunicación. Solo
recientemente, por ejemplo, con el auge de publicaciones que no solo celebran
sino que también replantean la Revolución Francesa de 1789, se ha colocado
a los foros mediáticos y las redes de comunicación en el centro de este análi-
sis. Darnton y Roche (1989) escriben que los historiadores, en general, “han
tratado a la palabra impresa como un registro de lo que sucedió, en lugar de
un ingrediente del suceso. Pero la prensa volvió a dar forma a los aconteci-
mientos que registró. Fue una fuerza activa en la historia […]. Nunca hemos in-
tentado entender cómo el medio de comunicación dominante en el país más
poderoso de Occidente contribuyó a la primera gran revolución de los tiempos
modernos” (Sreberny-MohaMMadi y MohaMMadi, en GuMucio y TufTe, 2008: 692).
PARA REFLEXIONAR
En sus desarrollos iniciales, la historia de los medios era pensada como una
mera historia de la prensa, “típicamente representada como biografías de
editores o periódicos, o de otras instituciones especíicas de los medios de
comunicación y grandes iguras, como en crónicas de cadenas empresariales
destacadas, magnates de los medios de difusión o géneros cinematográicos”
(Briggs y Burke, 2002: 13). Más tarde la historiografía incorporó consideracio-
nes sobre lo legal y lo político, la economía y ciertas costumbres culturales,
inscribiendo así a los medios de comunicación en la perspectiva más amplia
de las instituciones sociales. Finalmente, se intentó reconocer el papel de las
tecnologías mediáticas en el desarrollo de la especie humana y sus formas
de civilización.
En las décadas de 1950 y 1960 se popularizó en ámbitos académicos una
corriente de análisis inaugurada por Harold Innis y Marshall McLuhan. Los
enfoques de estos autores centraron más la atención en los efectos cogniti-
vos de las tecnologías que en la articulación entre las transformaciones de
los medios y las relaciones sociales.
El pensamiento de McLuhan tiene un parentesco –reconocido– con la obra
del norteamericano Lewis Mumford. A su vez, la obra de este último no puede
comprenderse sin la inluencia del geógrafo y anarquista ruso Piotr Kropotkin
y del escocés Patrick Geddes. En los años veinte, los tres tendieron a pensar
las tecnologías de comunicación como extensiones del hombre y airmaron
que el cambio tecnológico está en el centro de la historia de la civilización.
Retomando esos planteos, McLuhan analizó las herramientas de comunica-
ción como extensiones de las capacidades humanas básicas e innatas.
La idea-fuerza de esa corriente fue que las grandes etapas de la historia
derivaron directamente de las innovaciones en el campo de la comunicación.
Desde una mirada crítica a este
tipo de lecturas, Deleuze apunta
que “es fácil hacer corresponder
a cada sociedad distintos tipos
LEER CON ATENCIÓN
de máquinas”, pero “no porque
las máquinas sean determinan-
Sin dejar de reconocer la importancia de las transformaciones en ese
tes sino porque expresan las for-
mas sociales capaces de crearlas
y utilizarlas”. L plano, este curso propondrá una mirada compleja según la cual las
dimensiones económicas, políticas, sociales y culturales se articulan
y desarrollan mutuamente, y donde decididamente la historia es un
análisis de procesos sociales y no un inventario de progresos técnicos
ni de títulos de periódicos.
El recorrido
En la primera parte de la materia haremos una presentación histórica de las
principales tecnologías de comunicación y sus consecuencias sociales, desde
el advenimiento de la imprenta en Europa hasta los actuales desarrollos digi-
tales, pasando por el telégrafo y los medios audiovisuales.
En cada uno de los “hitos” seleccionados de la historia de los medios,
intentaremos pensar ciertos problemas vinculados con las formas de la socia-
bilidad, el ejercicio del poder y las brechas en la apropiación de las tecnolo-
gías. En otras palabras, tendremos una serie de interrogantes centrales que
nos plantearemos para cada momento histórico.
Por un lado, analizaremos la transformación de las formas de la socialidad
a partir del impacto de las distintas tecnologías, que extienden la disponibi-
lidad de las formas simbólicas en el espacio y el tiempo. Veremos cómo las
Referencias bibliográicas
Objetivos
La cita de Walsh que abre esta unidad sugiere una primera respuesta.
L Conocer nuestro pasado nos sirve para que cada experiencia no deba
empezar de cero. Nos convoca a una búsqueda de esas “lecciones”
que la historia puede aportarnos para pensar la comunicación popu-
lar y la gestión de medios comunitarios.
C
La veneración del pasado me pareció siempre reaccionaria. La derecha elige el
pasado porque prefiere a los muertos: mundo quieto, tiempo quieto. Los pode-
rosos, que legitiman sus privilegios por la herencia, cultivan la nostalgia. Se
estudia historia como se visita un museo; y esa colección de momias es una
estafa. Nos mienten el pasado como nos mienten el presente: enmascaran la
realidad. Se obliga al oprimido a que haga suya una memoria fabricada por el
opresor, ajena, disecada, estéril. Así se resignará a vivir una vida que no es la
suya como si fuera la única posible (Galeano, 2013: 340).
PARA REFLEXIONAR
La historia puede ser una herramienta útil para generar-nos una mirada crítica
sobre la realidad. Walter Benjamin escribía sobre el sentido de estos saberes:
C
El contemporáneo que al leer una obra de historia, se da cuenta de cuán larga
ha sido la preparación de la miseria que lo embarga –y mostrar esto al lector
debe ser una tarea entrañable del historiador– reconoce así el mérito de sus
propios poderes. Una historia que educa de este modo, no causa melancolía,
sino que proporciona armas a la gente (…) La penetración y actualización dia-
léctica del pasado, tal como este conecta con el presente, es la prueba de ver-
dad de la acción presente (buck-MorSS, 1995: 315).
C
En el curso de los últimos treinta años, se han producido más informaciones
nuevas que en los cinco mil años precedentes; cada día, más de 1000 libros
son publicados en el mundo; se ha calculado que una edición de fin de sema-
na del New York Times contiene más informaciones que las que una persona
ordinaria que vivía en el siglo XVII en Inglaterra podía reunir todo a lo largo de
su vida. Debido al rápido aumento de la cantidad de teléfonos celulares, tele-
copias, modems, etc., y a la tendencia general a la baja del costo de las comu-
nicaciones, se dedica cada vez más tiempo al intercambio de mensajes y de
noticias: en 1995, los habitantes del planeta pasaron 60 mil millones de minu-
tos hablando en el teléfono, contra 15 millones en 1985; se prevén 95 mil mi-
llones de minutos en el año 2000 (candau, 2001: 110).
Frente a las críticas morales que hoy recaen sobre la televisión o Internet, la
historia desempolva “los debates del siglo XVIII o incluso del XVI acerca de
los desgraciados efectos de las novelas en sus lectores y de las piezas teatra-
les en sus espectadores por el estímulo de las pasiones que provocaban...”
(Briggs y Burke, 2002:12). Y ante los discursos apocalípticos que anuncian
“la muerte del diario de papel” (...o la paradójica circulación de decenas de
libros anunciando el inal de la cultura libresca), el enfoque histórico expone
las múltiples ocasiones en que se difundieron esos discursos del in: redescu-
bre los anuncios frustrados de “la muerte de la pintura” (por el advenimiento
de la fotografía) o “la muerte del cine” (por la televisión)…
PARA REFLEXIONAR
C
¿Se trata de una historia de los medios de comunicación o una historia de la
comunicación? ¿Esa historia debería incluirse más ampliamente en una histo-
ria cultural, social o política? ¿Es una historia de la técnica, de la percepción
humana, de lo público, de la vida cotidiana, de los géneros de masas o de todo
eso junto? ¿Es posible escribir una historia que aborde en forma conjunta to-
dos esos problemas? ¿Con qué medios debería escribirse esa historia? ¿No
deberíamos dejar librado a cada medio la escritura de su propia historia? En
fin, las preguntas podrían multiplicarse casi indefinidamente, pero lo cierto es
que se trata de una historiografía que carece de una verdadera historia y cuyo
futuro no se vislumbra con claridad (Varela, 2004).
Con todas esas preguntas, Mirta Varela, una referente en los estudios de
historia de los medios, sostiene que se trata de una “historiografía en cons-
trucción”. La búsqueda de la especiicidad de este campo es, entonces, un
proceso inconcluso.
LECTURA OBLIGATORIA
LECTURA OBLIGATORIA
PARA REFLEXIONAR
P historia.
LECTURA RECOMENDADA
R
Calvet, L. (2008), Historia de la escritura. De la Mesopotamia hasta nuestros días.
Paidós, Buenos Aires, pp. 13-30 y 277-282.
Cuando planteamos que los soportes con los que trabaja la historia tienen
historia, no es la escritura en lo único que pensamos. La historia trabaja con
fechas, ubica cronológicamente. Hay que tener en cuenta, entonces, que tam-
bién tiene su historia el calendario. No existió siempre, ni fue siempre igual.
Su disposición fue clave en los primeros años del cristianismo, que le dio un
lugar fundamental. De hecho el calendario que hoy usamos casi universal-
mente es un producto de la Iglesia católica romana. La última gran reforma
la hizo el Papa Gregorio XIII, en 1582, por eso lo conocemos a veces como
calendario gregoriano.
Por supuesto hubo intentos de
Por otra parte, no debemos olvidar la pregunta de quiénes producen histo-
suplantarlo. El de la Revolución ria. Es la pregunta de quiénes “trabajan con las ideas” en una sociedad dada.
Francesa fue el más emblemático. El lugar del intelectual, más extensivo o más restrictivo, también es histórica-
mente construido.
Los historiadores del siglo XVI al XVII fueron, por lo general, magistrados y
juristas al servicio del príncipe, que ocuparon cargos privilegiados en la corte.
En la actualidad, como apunta Michel de Certeau:
C
Toda investigación historiográfica se enlaza con un lugar de producción so-
cioeconómica, política y cultural. Implica un medio de elaboración circunscrito
por determinaciones propias: una profesión liberal, un puesto de observación
o de enseñanza, una categoría especial de letrados, etcétera. Se halla, pues,
Hacer historia implica muchas decisiones que solo a veces se hacen visibles
y que podemos descubrir haciendo cierta vigilancia epistemológica sobre los
materiales con los que trabajamos. Es importante que nuestra lecturas inte-
rroguen a los textos en ese sentido. Por ejemplo:
PARA REFLEXIONAR
C
Solo el hilo de continuidades entre las distintas innovaciones ha permitido na-
rrar, desde un punto de vista, el de la tecnología, si se quiere tan necesario co-
mo limitado, los fenómenos de la radio y la televisión. Existen, ciertamente,
historias de la radio y de la televisión, reducidas empero a áreas geográficas
muy concretas (baSSeTS, 1981: 14).
K
1.
Se trabajará a partir de una serie de índices/sumarios de libros dedicados
a la historia de la comunicación y los medios. La consigna es identiicar
en ellos los criterios de inclusión/exclusión adoptados por los autores y
la lógica que ordena las distintas temáticas.
Algunas claves:
• ¿Cómo periodizan la historia? ¿Qué incluyen y qué dejan afuera?
• ¿Hay conceptos y referencias comunes entre los textos? ¿Hay divergencias?
• ¿Enfatizan alguna dimensión analítica (económica, política, social,
técnica, cultural, etcétera)? ¿Cuál?
• ¿Qué interpretaciones anticipa o sugiere cada sumario? ¿En qué diie-
ren los distintos trabajos?
C
América aparecía como una invención más, incorporada junto con la pólvora, la
imprenta, el papel y la brújula al bullente nacimiento de la Edad Moderna
(Galeano, 2013: 33).
C
La conceptuación de la modernidad/colonialidad está fundamentada en una
la ´cara oculta´ de la moderni-
serie de operaciones que la distinguen de las teorías establecidas de la mo-
dad, a saber, de la imputación
de superioridad de la civilización dernidad. Entre ellas, brevemente, están las siguientes: 1) el énfasis en locali-
europea, junto con la suposición zar los orígenes de la modernidad en la conquista de América y en el control
de que el desarrollo europeo del Océano Atlántico después de 1492, en vez de hitos comúnmente acepta-
debe ser seguido unilateralmen-
dos como la Ilustración o fines del siglo xViii, 2) una atención persistente al co-
te por todas las demás culturas”
(Escobar, 2008: 966). lonialismo y a la creación del sistema mundial capitalista como elementos
constitutivos de la modernidad; esto incluye la determinación de no pasar por
alto la economía y sus formas asociadas de explotación; 3) en consecuencia,
la adopción de una perspectiva mundial en la explicación de la modernidad, en
lugar de considerar que la modernidad es un fenómeno intraeuropeo; 4) la
identificación de la comunicación de otros fuera del núcleo europeo como una
dimensión necesaria de la modernidad, con la consecuente subalternización
del conocimiento y de las culturas de estos otros grupos; 5) la concepción del
Rodolfo Walsh –que aparecerá una y otra vez en las páginas de esta Carpeta– apuntaba
la carencia de un pensamiento latinoamericano en nuestras organizaciones. O al menos
lo cuestionaba en la última experiencia de la que participó: Montoneros. En una de sus
críticas señalaba que una falencia del pensamiento montonero era su “ahistoricidad”. Y
daba un ejemplo claro: “Un oicial montonero conoce, en general, cómo Lenin y Trotsky
se adueñan de San Petersburgo en 1917, pero ignora cómo Martín Rodríguez y Rosas se
apoderan de Buenos Aires en 1821”. O como diría Rodolfo Kusch: guiados por un saber
europeo, creyendo que su técnica ofrece todas las respuestas, “no sabemos nada de nosotros
mismos” (2000: 17).
LECTURA RECOMENDADA
R
Kusch, R. (2000), “Geocultura del hombre americano”, en Obras completas, tomo 3.
Fundación Ross, Rosario.
C
No estoy proponiendo que, para nuestras valoraciones, prescindamos del juicio
o el aporte europeos. Ya dije antes que en América Latina sabemos que nues-
tra comarca no es el mundo; por lo tanto sería estúpido y suicida negar cuánto
hemos aprendido y cuánto podremos aprender aún de la cultura europea. Pero
tal aprendizaje, por importante que sea, no debe sustituir nuestra ruta de con-
vicciones, nuestra propia escala de valores, nuestro sentido de orientación
(benedeTTi, 1974: 53-54).
C
En los esbozos de historia del periodismo argentino que se han dado hasta
ahora –la definitiva o posible historia aun no ha sido escrita–, se prescinde de
registrar a aquella prensa que en los años de la organización nacional hace su
aparición sorpresiva y minoritaria para ser voz de una clase nueva, boletín de
una inquietud que buscaba cauce ordenador dentro de los procesos de reali-
dad y la historia del país (cuneo, 1945: 7).
C
¿Qué tipo de formas de comunicación y cultura producen los hombres y muje-
que Mattelart construyó junto Seth
Siegelaub desde 1975. El primer res que resisten la opresión de la mujer por el hombre, la de los niños por los
volumen –subtitulado Capitalism, adultos, la de los grupos por las clases, la de los excluidos por las castas, la
Imperialism– se publicó en 1979. de las mayorías por las minorías, la opresión de ciertos lenguas por otras, de
El segundo –Liberation, Socialism–
ciertas regiones por otras naciones, la de la periferia por el centro? (MaTTelarT,
salió en 1983 y recupera diver-
sas experiencias de comunicación 2011: 13-14).
popular, varias de ellas de América
Latina y África. La antología nunca
se tradujo al español, salvo sus En este curso de Historia de los Medios de la Comunicación trataremos enton-
prólogos, publicados recientemen-
te por la editorial cooperativa El ces de focalizar las tácticas de apropiación de los medios y las prácticas
Río Suena. de comunicación por parte de los sectores populares, prestando especial
atención a las experiencias de construcción de sus propias herramientas de
comunicación. Con la atención puesta especialmente en América Latina, bus-
caremos comprender la relación de los movimientos sociales y los proyectos
emancipadores con las tecnologías de comunicación.
Desde el advenimiento de la imprenta hasta las actuales herramientas digi-
tales, en todos los procesos históricos observaremos fuerzas en tensión: por
un lado, la tecnología muestra un potencial democratizador; por otro, su desa-
rrollo puede acentuar procesos de jerarquización al interior de una sociedad.
Advertir esa complejidad y esas pujas será uno de los desafíos que tendremos
a la hora de conocer experiencias que además son plurales y cambiantes.
C
Todas las fuerzas innovadoras y activas pueden ser objeto de doble uso, sub-
versivo o contrasubversivo. La ecología puede ser entendida como el cuestio-
namiento radical de un modelo de desarrollo que destruye el medio ambiente,
o como la promoción de una “calidad de vida” que es sinónimo de aprobación
del sistema, atacando las consecuencias sin tocar las causas; la lucha local
puede ser entendida como la expresión de una voluntad de redescubrir la identi-
LECTURA OBLIGATORIA
“Concebir a los protagonistas de los medios ciudadanos como actores políticos uniica-
dos, homogéneos, con agendas claras y racionales, nos ha llevado a ver a muchos de estos
medios como caóticos y políticamente débiles. ¿La razón? Nuestra visión de cómo se cons-
truye la democracia surge de concebir las acciones políticas y los movimientos sociales
como procesos lineales, continuos, encaminados hacia una meta común. En consecuen-
cia, los medios ciudadanos, con su naturaleza a menudo fragmentada e improvisada, se
descartan por no tener suiciente potencial político para contribuir de manera signiica-
tiva a la construcción de la democracia. De hecho, estos medios a veces tienen ciclos de
vida tan cortos que aparecen y desparecen, dejando lo que a primera vista parece ninguna
huella, ningún logro, ningún éxito. Estudiamos los medios ciudadanos buscando siempre
una línea recta que parte del punto A (estado de no democracia) y se dirige al punto B
(democracia). Pero lo que encontramos es una multiplicidad de pequeñas fuerzas que
salen a la supericie y explotan como burbujas en un pantano. Pero del mismo modo que
estas burbujas son una señal clara de que el pantano está vivo, debemos aproximarnos a
la comunicación democrática como a una criatura viva que se contrae y se expande a su
propio ritmo vital, ritmo que a menudo tiene muy poco que ver con los procesos linea-
les, preplaneados y racionales que alimentan nuestras preguntas académicas. Esto quiere
decir que en lugar de pensar la democracia como un in último, como un estado inal de
cosas por alcanzar, debemos observar cómo las fuerzas democráticas y no democráticas
se renegocian constantemente y cómo los medios ciudadanos pueden fortalecer la demo-
cracia, contribuyendo así al crecimiento –aunque a veces efímero– de lo democrático”
(Rodríguez, 2008: 1145).
Tomado de: Rodríguez, C. (2001). En Fissures in the Mediascape. An International
Study of Citizen´s Media. Creskill, New Jersey.
C
función nuestra dictarle ningún Se trata de iniciativas contestatarias basadas en el derecho a la comunica-
modelo a la realidad. La medida ción, con el propósito de conquistar espacios de expresión en sociedades
de lo alternativo ha sido siempre neocoloniales, neoliberales y represivas. Campesinos, trabajadores, estudian-
la circunstancia. Si me meto a eva-
tes, mineros, mujeres, jóvenes, indígenas y otros sectores marginados de la
luar un proceso desde un marco
de categorías ´puras´, corro el participación política desarrollaron sus propias herramientas de comunicación
riesgo de convertirme en inspec- porque no tenían posibilidad alguna de acceso a los medios masivos de difu-
tor de revoluciones, como decía sión del Estado o del sector privado (GuMucio y Tufre, 2008: 23).
un amigo hace algunos años…”
(en Gumucio y Tufre, 2008: 655).
Por su parte, sin pretensiones de dar “ningún modelo”, Daniel Prieto Castillo
deinía lo alternativo en una carta pública que dirigió en 1994 a los estudiantes
de comunicación:
C
¿Qué es la comunicación alternativa?
Retomo esa pregunta. No me gustan algunas deiniciones, sobre todo cuando,
por el tema tratado, pueden oler a prédica. Pero ahí va:
Es una manera diferente
- de hacer comunicación, tanto por los contenidos como por la forma del discur-
so, a in de evitar por todos los medios el autoritarismo;
- de organizarse para producirla;
C
La pregunta es: ¿por qué conformarse con crear una alternativa si se puede
quedó reservado para nombrar las
soñar con crear un espacio propio y original? iniciativas de comunicación que
La pregunta es: ¿por qué dedicar energía a contrarrestar los efectos de la emi- surgieron durante la dictadura y
sión monopólica si se pueden crear muchas otras sintonías? enfrentaron al régimen.
En la palabra alternativa está escondida cierta limitación que suena a repetición.
En la palabra contrainformación está determinado el campo de batalla al cual
dirigimos nuestros esfuerzos (…)
Nuestra hipótesis es que la categorización de “medios alternativos” así como
la llamada “contrainformación” son ajenas o extranjeras, dicho esto no en el
sentido territorial, sino de una relexión que no es propia de quienes han crea-
do estas nuevas herramientas. Por falta de tiempo, por comodidad intelectual e
incluso por moda –algo que, inalmente, otorga cierta pertenencia–, las nuevas
formas de comunicación terminaron por conformarse con categorías forjadas en
otros ámbitos y otros tiempos. Hijas de la exclusión, fueron inalmente incluidas
en un universo teórico disciplinador, que desdibuja su potencial rebeldía y las
arrodilla ante una etiqueta que delimita los escalones del poder, en el categó-
rico ejemplo de la Real Academia cuando menciona a la “medicina alternativa”
(laVaca, 2006: 37).
K
2.
Pensar las ventajas y desventajas de los distintos términos utilizados para
nombrar las praxis de comunicación vinculadas a los sectores populares.
¿Cuáles resultan más adecuadas para las experiencias y por qué? ¿Qué
otra denominación podría utilizarse?
C
Uno de estos componentes elementales debería ser la relación entre hombres,
herramientas y máquinas, es decir, la tecnología como una forma material y so-
cial de producción.
De manera abierta y latente, una gran cantidad de estudios que se dicen mate-
rialistas le dan un estatuto instrumental a la tecnología. Aprueban el concepto
neutral e incluso positivo de las técnicas subsumidas a los explotadores capita-
listas, y reducen todos los problemas de las fuerzas productivas a la cuestión de
la propiedad jurídica de los medios de producción. Esto conduce a la conclusión
de que los aparatos productivos solo tienen que cambiar de manos (ser nacio-
nalizados) para que cambie su carácter (…) Y esta tendencia deja de lado tam-
bién otros puntos esenciales. ¿El desarrollo de la producción, no es también y
esencialmente un problema político y social cuya solución depende de la inicia-
tiva y la creatividad de los trabajadores? (MaTTelarT, 2011: 21).
Referencias bibliográicas
arGuMedo, A. (1996), Los silencios y las voces en América Latina, Notas sobre
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Prometeo sin cadenas)”, en Entre cultura(s) y cibercultur@(s). Incursiones
y otros derroteros no lineales, EDULP, La Plata.
La imprenta
Objetivos
• Indagar la historia de la imprenta en Occidente y su relación con las trans-
formaciones modernas en Europa y en América Latina.
• Presentar el desarrollo de la prensa periódica desde el siglo XVII.
• Comprender la lectura popular a partir de sus prácticas y sus objetos.
PARA REFLEXIONAR
C
El creciente alcance y el contenido fuertemente extendido de las comunicacio-
nes escritas solo contribuyen a profundizar esta estratificación. Porque durante
mucho tiempo después de desarrollarse los sistemas de escritura, grandes
áreas de la vida cultural seguían siendo orales. Pero, al mismo tiempo, el po-
der y la continuidad de los marcos de escritura legal, histórica, social y religio-
sa, crecían sostenidamente. Para cuando se inventó y se empezó a aplicar la
imprenta, la asimetría entre las posibilidades abstractas y sus usos reales e
institucionalizados era enorme (williaMS, 1992: 190).
C
En un mundo donde pocos sabían leer o escribir, una buena memoria era esen-
cial. Por esta razón el verso, una útil aide-mémoire, era la forma literaria predo-
minante en la época. Hasta el siglo XIV casi todo excepto los documentos lega-
les estaba escrito en verso. Los mercaderes franceses utilizaban un poema
compuesto de 137 pareados rimados que contenía todas las reglas de la arit-
mética comercial (burke, 1997: 113).
Película El nombre de la rosa [Der Name der Rose] (J.J. Annaud, Francia-
Italia-Alemania, 1986).
K
1.
A partir del visionado de El nombre de la rosa:
a. Caracterizar la presencia de la lectura en la película. ¿Quiénes leen?
¿Cuáles son las formas de leer? ¿Qué necesitan para poder hacerlo?
b. ¿Qué función cumple la escritura? ¿Quiénes escriben y para qué?
c. ¿Qué sujetos, objetos y prácticas que se muestran en El nombre de la
rosa son característicos de la Edad Media y cuáles preiguran el pasaje
a la modernidad?
d. Analizar las relaciones de poder. Caracterizar ese poder y su relación
con el conocimiento.
C
Las imprentas y editoriales que surgieron en los inicios de la Europa moderna
eran instituciones tanto culturales como económicas. Esta doble orientación
se reflejó en la atmósfera característica de muchas de las primeras casas edi-
toriales, que no solo eran negocios sino igualmente lugares de reunión para
clérigos, estudiantes universitarios e intelectuales. Además, el hecho de que
impresores y editores se implicaran en la producción de formas simbólicas de
bienes de consumo significó que sus relaciones con las autoridades religiosas
y políticas fueran enormemente significativas y cargadas de dificultades
(ThoMpSon, 1998: 84).
LECTURA OBLIGATORIA
K
2.
A partir de la lectura de Thompson, pensar y sintetizar en un cuadro
sinóptico cuáles fueron las transformaciones del poder económico, polí-
tico y simbólico en la transición del medievalismo a la modernidad.
LECTURA OBLIGATORIA
O nero del siglo XVI. Muchnik Editores, Barcelona. El queso y los gusanos es un texto
muy interesante en términos histo-
riográicos, ya que marca la posi-
bilidad de recuperar, aunque de
forma indiciaria, la cultura de las
clases subalternas. Por otra parte,
es útil para pensar algunos proce-
sos que desató el advenimiento
de la imprenta.
K
3.
Guía de lectura para El queso y los gusanos
a. Caracterizar a Menocchio: quién era, a qué grupo social pertenecía.
b. ¿Qué grandes procesos históricos importantes atraviesan su historia
y cómo impactan?
c. ¿En qué consistía su oicio de blasfemar?
d. ¿Cómo accedía a los libros y cómo leía?
“La gigantesca ruptura que supone el in del monopolio de la cultura escrita por
parte de los doctos y del monopolio de los clérigos sobre los temas religiosos
había creado una situación nueva y potencialmente explosiva”
(Ginzburg, 1999).
L nes del siglo XVII es que quebró el monolitismo del poder católico
y debilitó la jerarquía eclesiástica. Muchos historiadores identiican
en este proceso el quiebre que, al permitir el ascenso de la burguesía,
produjo la transición hacia el capitalismo.
C
Los propagandistas protestantes crearon notables piezas de didactismo. Por
conciencia.
ejemplo, caricaturas religiosas y políticas y diálogos que las subrayaban. De to-
das estas piezas las más notables son las interpretadas por dos personajes
básicos, el “hombre común” Hans Karst (un Juan Pérez para entendernos) y el
teólogo Murner [...] Karst o Kasthans, el “hombre común”, opone la lógica de
lo común al aparato verbal del dogmático teólogo y siempre vence. El lector
tendía a identificarse con ese hombre vulgar aparentemente desarmado de to-
da ciencia y acababa aceptando sus tesis frente a las del teólogo papista
(VáSzQuez MonTalbán, 1997: 66).
LECTURA OBLIGATORIA
C
La literatura popular, de folletos o de cordel (publicaciones de autores popula-
res), ella misma, evidencia la adaptabilidad y el respeto de las diferentes situa-
ciones sociales. Desarrollada a partir de la segunda mitad del siglo pasado, en
el Nordeste brasileño, esta literatura recupera la tradición oral, el bagaje de
símbolos y figuras y, como dice Jerusa Pires Ferreira, “ha sido construida sobre
una variedad de situaciones, sobre la persistencia de los viejos romanceros
ibéricos, recreados y renovados a partir de las condiciones del interior brasile-
ño”. Muestra enseguida cómo esos folletos representaban un punto de identi-
dad para los oyentes, pues “esa literatura siempre correspondió a los ideales,
transmitió los heroísmos imprescindibles, las hazañas y encantamientos que
forman parte de lo cotidiano, pero que representan su superación”. Y tienen
una gran versatilidad: los folletos populares participan del nuevo mundo de la
información y la comunicación, de nuevos temas, con nuevas formas de pre-
sentación, sin dejar de ser aquellas cartillas pueblerinas que estimulan a de-
bates y polémicas, y son el vehículo de las protestas populares. Esa literatura
participó de los cambios del proceso emigratorio y de las vicisitudes de las
nuevas circunstancias políticas y económicas. Jerusa Pires termina diciendo
que la literatura de cordel “es una adaptación permanente, una tradición per-
sistente, fuerza viva de la identidad nordestina en sus caminos de conserva-
ción y de búsqueda de la modernidad” (alVeS, 1986: 132).
R
Buck-Morss, S. (1995), Dialéctica de la mirada. Walter Benjamin y el proyecto de los
Pasajes. Visor, España, pp. 151-166.
Película El ciudadano [Citizen Kane] (Orson Welles, Estados Unidos, Cabe mencionar el “cilindro holan-
1940). dés”, que en el siglo XVII rompió
el monopolio francés en la fabri-
cación; luego, el rollo de papel
continuo. Más adelante, en el siglo
Las condiciones de posibilidad para el desarrollo de la prensa periódica, y en XIX, Alemania logró un proceso de
particular de su variante popular, implican distintas cuestiones. producción de pasta papel mecá-
nica triturando la madera blanca y
Una primera variable es social y está vinculada con los procesos de expan- suave de la pícea, pudiendo reem-
sión de los sistemas educativos, que ampliaron el público lector. plazar como materia prima a los
La segunda cuestión a tener en cuenta es la tecnológica. El crecimiento del jirones que siempre habían sido
periódico coincidió –no casualmente– con la Revolución Industrial. La trans- difíciles de conseguir. Le seguiría
la pasta química en la segunda
formación industrial proporcionó la tecnología que hizo posible cada fase de mitad del siglo XX.
la prensa: tanto las innovaciones en la fabricación de papel como las mejoras
en las técnicas de impresión, que permitieron aumentar las tiradas y bajar
los costos.
Entre estas últimas están la prensa de hierro –que reemplazó la de made-
ra–, el rodillo de tinta –en el siglo XVIII sustituyó a los tinteros manuales– y la
rotativa a vapor. La suma de avances hizo factibles inmensas prensas capa-
ces de imprimir, doblar y guillotinar decenas de miles de periódicos enteros En noviembre de 1814 The Times
cada hora. se imprimió por primera vez con la
prensa a vapor de Koenig. Al año
siguiente logró acoplar dos pren-
sas para imprimir ambos lados del
papel de una misma vez.
R
Vásquez Montalbán, M. (1997), “La prensa como aparato ideológico del Estado”,
en Historia y comunicación social. Crítica, Barcelona.
PARA REFLEXIONAR
C
El periódico sirvió, por un lado para orquestar las aspiraciones de la burguesía as-
cendente, y por otro jugó un papel vital como voz organizadora para el proletariado
urbano desarraigado y pobre, de modo que muchas de sus esperanzas residían en
la dirección que iba a tomar el desarrollo de la educación, el progreso científico y,
por lo menos en Francia, las urnas (henri Jean MarTin, en williaMS, 1992: 38-39).
La cuestión gremial
Las características de los trabajadores gráicos (…) han distinguido a los mismos, en casi
todas las sociedades, a partir de la segunda mitad del siglo XIX. Sin embargo, su tradición
reivindicativa se remonta al siglo XVI. La primera huelga gráica importante de la cual
hacen mención los historiadores, es la que agitó a las imprentas de París y Lyon, entre
1539 y 1542. Los operarios protestaron por el número ilimitado de aprendices y la com-
petencia desleal a que eran sometidos por los patrones para mantener bajos sus salarios
y las pésimas condiciones laborales. Una ordenanza real de 1542 puso término al con-
licto, reglamentando la actividad en algunos aspectos que habían originado la protesta.
La segunda gran huelga de los gráicos se produjo en Amberes en 1557, en los famosos
establecimientos de Cristóbal Plantin. El conlicto se desató cuando Plantin estaba publi-
cando la Biblia Políglota, la obra más importante del primer período de la imprenta. Los
obreros solicitaron el incremento de sus remuneraciones, pero Plantin, que aseguraba que
no le era posible conceder ese aumento, declaró el lock-out.
Desde entonces, muchas fueron las huelgas de los obreros gráicos en el viejo continen-
te. Muchas también, las muestras de solidaridad con los trabajadores de otros gremios (…)
No es casualidad que entre los cuatro Mártires de Chicago, igure el tipógrafo alemán
de 50 años Georg Engel, asesinado en la horca, y entre los condenados a cadena perpetua,
el tipógrafo Michel Swabb, otro alemán de 33 años” (Ferrer, 2008: 87-88).
C
Por cuanto, desde que los enemigos de nuestra santa religión, del rey y, del
bien del género humano emprendieron la conquista de la plaza de Montevideo
trayendo tropas de los puertos de Inglaterra, escogieron: entre todas sus ar-
mas, como la más fuerte para el logro de sus malvados designios, la de una
imprenta, por medio de la cual les fuese fácil difundir entre los habitantes de
esta América especies las más perniciosas y seductivas… (citado en ferrer,
2008: 34).
Al igual que sucedió en otras latitudes, los gráicos estuvieron entre los pri-
meros trabajadores en fundar asociaciones mutuales, en 1857, y “se convir-
tieron en precursores del sindicalismo argentino cuando fundaron, en 1877,
la Unión Tipográica Bonaerense (UTB), primera organización obrera reivindica-
tiva y, un año después, en el primer gremio en declarar una huelga y triunfar
en sus cometidos” (Ferrer, 2008: 12-13). Fue en setiembre de 1878.
También fue el primer gremio en suscribir un convenio colectivo de trabajo Durante el conlicto, los diarios
más chicos dejaron de publicar-
y de sus ilas surgieron emblemáticos dirigentes de la izquierda. El aporte de
se. Los más importantes –como
Nelson Ferrer es interesante porque, como remarca el autor, existen muchas La Prensa y El Nacional– quisieron
historias de la imprenta pero “casi no existen historias que nos hablen de los contratar tipógrafos en Uruguay,
trabajadores de imprenta: los gráicos” (Ferrer, 2008: 17). pero pronto se encontraron con
la solidaridad de los trabajadores
ailiados al gremio en Montevideo.
LECTURA OBLIGATORIA
O tina”, en: Historia de los gráicos argentinos. Sus luchas. Sus institucio-
nes. 1857-1957. Dos Orillas (Colección Sindical), Buenos Aires, pp.
17-39.
I
sos tipográicos, permitiendo la
impresión a gran escala.
Referencias bibliográicas
El telégrafo
Objetivos
• Comprender la importancia del telégrafo en la historia de los sistemas de
comunicación.
• Vincular el desarrollo telégrafo con la expansión de los Estados modernos.
• Analizar la emergencia de las agencias de noticias internacionales y su
relación con la geopolítica imperial.
John Thompson da un ejemplo bien ilustrativo: “Hacia 1830, una carta sellada
en Inglaterra requería de cinco a ocho meses para llegar a la India; y (…) para
recibir una respuesta podían necesitarse dos años. En la década de 1870, un
telegrama llegaba a Bombay en cinco horas, y la respuesta estaba de vuelta
el mismo día” (Thompson, 1998: 205).
PARA REFLEXIONAR
Antes del telégrafo, la historia del sistema del transporte era una parte
LECTURA OBLIGATORIA
PARA REFLEXIONAR
En Argentina
En nuestro país, la aparición inicial de esta tecnología corresponde también a la telegrafía
óptica. En 1815 el barón Eduardo Kaunitz Holmberg –un militar de origen austríaco que
participó en el bando independentista argentino– presentó al Cabildo el “Plan de un telégra-
fo para la comunicación de los Pueblos interiores” que consistía en banderas de colores. La
propuesta descartaba el sistema semafórico nacido en Francia por considerarlo muy costoso.
El principal desarrollo de la telegrafía, no obstante, llegaría con su variante eléctrica en la
segunda mitad del siglo XIX, como veremos más adelante.
C
El telégrafo preeléctrico participa, en la Francia nacida de la Revolución de
1789, de un proyecto conjunto de dominio del espacio. Es un elemento en un
esquema unitario del territorio (MaTTelarT, 1996: 27).
C
Dos proyectos comunicativos se contraponen: el de una comunicación libre,
necesaria para el desarrollo de la economía de mercado, y el de la comunica-
ción de Estado, en que “el telégrafo es el complemento indispensable de nues-
tra centralización gubernamental” (flichy, 1991: 40).
Además de una interesante unión entre ciencia y arte –que abona una
R
Reggini, H. (1997), Sarmiento y las Telecomunicaciones. La obsesión del hilo, Galápago,
Buenos Aires.
C
La primitiva tecnología de la zanja –que correspondía aproximadamente al siglo
XVIII europeo– no logró parar los ataques de los indios; lo hicieron en cambio
dos cruciales avances tecnológicos. El primero fue el telégrafo, que permitió la
comunicación casi instantánea de los fortines con todo el territorio bonaeren-
se, incluso el despacho mismo del Ministro de Guerra. El segundo fue el fusil
de repetición Remington, importado desde Estados Unidos por el presidente
Sarmiento en 1870 (buch y SoliVérez, 2011: 193).
C
Las redes de cable submarino desarrolladas en la segunda mitad del siglo XIX
constituyeron así el primer sistema global de comunicación en el que la capaci-
dad de transmitir mensajes estaba separada claramente de los procesos de
transporte que precisaban tiempo (ThoMpSon, 1998: 205).
entre Buenos Aires y Europa se hacía pues vía Montevideo y Recife, y de allí cruzaba el
océano hasta Lisboa, donde se enlazaba con la ya importante red europea.
Uno de los momentos de mayor expansión de la red telegráica fue la presidencia de
Sarmiento, durante la cual se construyeron 5000 km de cables telegráicos en el país y se
completó la conexión telegráica con Europa.
Al telégrafo se agregó pronto el teléfono En 1889 se instaló el primer cable telefónico
entre Buenos Aires y Montevideo, dos años antes de que se pudiese hablar por teléfono de
Londres a París” (Buch y Solivérez, 2011: 325).
LECTURA OBLIGATORIA
L llo del telégrafo. Solo Havas, que es previa, utilizaba para sus envíos
palomas mensajeras.
PARA REFLEXIONAR
P
tanto AP como UPA extendieron
lios dejaron de ser tan explícitos, pero no desapareció el fenómeno sus actividades por todo el mundo.
de control de lujos de información, como denunciara el informe
Mc Bride en 1980 en el marco del debate por un Nuevo Orden
Mundial de la Información y la Comunicación (NOMIC). En la
actualidad, con una Internet mucho más accesible que las líneas tele-
gráicas internacionales, existen otras formas de concentración.
PARA AMPLIAR
LECTURA RECOMENDADA
R
Ramonet, I. (1986), La tiranía de la comunicación, Editorial Debate, Madrid.
K
1.
Indagar cuáles son los problemas de lujos de información a nivel mun-
dial en la actualidad. ¿Qué sucede con las agencias de imágenes? ¿Qué
rol cumplen iniciativas como Al jazeera o Telesur en ese contexto?
Referencias bibliográicas
Objetivos
• Historizar el desarrollo de tecnologías vinculadas con la grabación, trans-
misión y/o reproducción de imágenes y sonidos.
• Explorar los usos sociales que en distintos contextos tuvieron el teléfono,
la radio, el fonógrafo y el gramófono, la fotografía, el cine y la televisión.
• Analizar las disputas en torno a la regulación y los distintos modelos que
se plantearon para la organización de las telecomunicaciones y los medios
audiovisuales.
Si miramos, en cambio, los orígenes –ya sea los usos previstos o los usos
iniciales– veremos las idas y vueltas de cada tecnología.
PARA REFLEXIONAR
Los tres casos dan cuenta de una deinición de usos y gestiones que
LECTURA OBLIGATORIA
LECTURA RECOMENDADA
R
Flichy, P. (1991), “Segunda parte: La comunicación familiar (1870-1930)”, en Una
historia de la comunicación moderna. Espacio público y vida privada, Gustavo Gili,
Barcelona.
4.1.1. El teléfono
Como ya dijimos, a esta altura es ilusorio hablar de una autoría exclusiva e
individual de un invento. En el caso del teléfono, la historia técnica podría ir
desde 1667 –cuando un físico inglés experimentó la transmisión del sonido
por un hilo tirante– hasta Bell, cuyo mérito no fue solo la invención sino la pro-
moción social. Como los telegraistas no se interesaban por la nueva máquina,
creó una compañía para explotarla él mismo.
C
De hecho, los rascacielos no hubieran sido posibles sin el teléfono [...] el uso
de rascacielos se mantuvo gracias a la invención de los armazones de hierro y
del ascensor, desde luego, pero también del teléfono (Sola pool, 1992: 86).
La aparición de la ATT
ATT fue la compañía madre del sistema Bell. Funcionaba como un holding que tomaba
una parte del capital de empresas iliales a cambio del acceso a las patentes. Progresivamente
compró la mayor parte del capital de las iliales.
ATT es obra de la estrategia-económica diseñada por Theodore Vail: una suerte de
“mánager” de Bell. “Mientras que el hombre clave de la invención del teléfono es sin duda
Bell, a Théodore Vail le corresponde, por su parte, la concepción del sistema telefónico”
(Flichy, 1991: 129). Vail insistía en la universalidad de la red: el teléfono no debía reco-
nocer ninguna frontera impuesta “por razones nacionales, geográicas o raciales”.
En 1878 –cuando la compañía de Bell ya tenía unos 10.000 teléfonos instalados–
apareció en escena la competencia de la Western Union, con teléfonos diseñados por
Thomas Edison y Elish Grey, y con el respaldo de sus oicinas de telégrafos instaladas a
lo largo y a lo ancho del país. Si bien inicialmente hubo una demanda por infracción de
patente, pronto llegaron un acuerdo: Western Union concedió a Bell la telefonía, mien-
tras que ATT renunció al servicio telegráico y aceptó pagar por un tiempo a la Western
Union el 20 por ciento de los ingresos brutos. Finalmente, triunfó la estrategia de Bell:
ATT terminó comprando, décadas después, la totalidad de la gran compañía telegráica
norteamericana.
El acta de creación de ATT, que data de 1885, anticipaba su gran proyección. Planteaba
construir enlaces entre ciudades de Estados Unidos, Canadá y México. También preveía
“interconexiones por los medios apropiados con todo el resto del mundo”.
Recién en 1956 –un año antes
del inicio de “la carrera de los
satélites”– se logró tender el pri-
mer cable telefónico submarino
Otra cuestión clave en la historia del teléfono, además de la extensión de transatlántico.
la red, fue el modo en que se resolvió la conexión entre una y otra parte:
la llamada conmutación. En una primera etapa fue manual, hasta que logró
automatizarse.
Claude Fischer describe el sistema típico de 1880:
C
(…) era un asunto engorroso (…) El instrumento en sí mismo era un juego de
tres cajas. La caja de arriba sostenía un generador de magneto, una manivela
y una campana. La caja del medio tenía un tubo para hablar que sobresalía ha-
cia delante y un tubo receptor que colgaba de al lado. La tercera caja contenía
una batería que había que rellenar periódicamente y que en ocasiones rezuma-
ba. El comunicante giraba la manivela para dar la señal a la telefonista; la se-
ñal disparaba un conmutador en el cuadro de conexión manual de la oficina
central, indicando el origen de la llamada. La telefonista enchufaba sus auricu-
Fuente: http://electrophenia.blogspot.com.ar/2013/02/tema-7-sistemas-de-telefonia.
html
C
Esta reticencia frente a la utilización del teléfono de disco conecta de forma
mucho más general con la relación que las sociedades industrializadas de prin-
cipios de siglo mantienen con la técnica. El teléfono, como el automóvil, es un
instrumento que la burguesía no desea manejar directamente. La relación con
la técnica está mediatizada por la operadora o el chofer (flichy, 1991:
162-163).
K
1.
Indagar en la propia historia familiar sobre los dispositivos de repro-
ducción de música y sus usos. ¿Cómo eran los aparatos? ¿Qué soportes
utilizaban? ¿Qué se escuchaba y en qué lugares?
4.1.3. La radio
La historia de la radio o broadcasting tiene una larga genealogía, desde los
primeros físicos que airmaron la existencia de ondas electromagnéticas,
pasando por su comprobación en un laboratorio por parte del alemán Heinrich
Hertz en 1887, hasta la creación de un aparato para transmitirlas y recibirlas,
que se conoció primero como “telegrafía sin hilos”.
PARA AMPLIAR
Como ya hemos planteado más de una vez, hasta que no se produce un objeto
iable y reproducible, un invento no está acabado: una invención requiere de
su instalación social, para ser signiicativa. En ese sentido, correspondería
reconocer en Guglielmo Marconi la paternidad de la radio, a ines del siglo XIX.
De origen italiano, Marconi trabajaba en Inglaterra y pronto puso una ilial de
Entrado el siglo XX, cuando empe-
su empresa en Estados Unidos.
zaba el desarrollo de la radio El primer uso social fue la transmisión entre barcos. Fue producto de la pri-
según el modelo que conocemos mera búsqueda de hacer operativo un instrumento, pero evitando lo más posi-
actualmente, se presionó para ble las incertidumbres del mercado. Como ocurrirá en otros países, Marconi
una americanización de la ilial
Marconi. La compañía se vendió encontró el interés inicial en los marinos militares. Así, logró cierto apoyo públi-
para la formación de una nueva co, aunque eludió la formación de un sistema de gestión estatal.
empresa: Radio Corporation of En 1903 el Rey británico pudo intercambiar mensajes con Theodore
America (RCA), en la que tuvieron
Roosvelt a través de su tecnología. Para esa época ya proliferaban los ensa-
participación ATT, General Electric
y Westinghouse. yos y la discusión sobre la regulación del nuevo invento: ese mismo año se
hizo en Berlín un Congreso Internacional de Telegrafía Sin Cables.
Al año siguiente, la Compañía Marconi hizo un intento por superar el mer-
cado restringido de la utilización militar: estableció un primer servicio informa-
tivo nocturno a través de la radio.
No obstante, el advenimiento de la Primera Guerra Mundial, la tornaría otra
vez un asunto esencialmente militar. Durante la guerra avanzó la industrializa-
La marina inglesa y, sobre todo, ción de la radio, pero con un uso restringido.
la norteamericana, tomaron a su
cargo la gestión de las radioco-
municaciones marítimas.
LEER CON ATENCIÓN
C
Sarnoff recuperó su memorándom, le agregó algunos párrafos significativos y
se lo presentó al presidente de la Radio Corporation of America (RCA), que se
había fundado el 20 de noviembre de 1919 con parte de los activos de la
American Marcony Company. El texto incorporado decía: A cada comprador de
la caja de música radiofónica se le sugeriría que se convirtiera en suscriptor de
Wireless Age (revista de la RCA) que anunciaría en sus columnas la programa-
ción adelantada de todas las lecturas, recitales, conferencias a ser difundidas
en varias ciudades del país (boSeTTi, 1993: 53).
L mentación inicial, los años veinte son los del origen de la radio; los
treinta, su expansión técnica y comerciales y, inalmente, la déca-
da de 1940 corresponde a su consolidación del medio de masas
“polifuncional”.
Las primeras radios del broadcasting surgieron en los años veinte, en un pro-
ceso que se da contemporáneamente en distintos puntos del planeta: Estados
Unidos, la Unión Soviética, Inglaterra, Italia y también países como Argentina. En Estados Unidos pasó de haber
Entramos en una etapa de desarrollo de las tecnologías en que los tiempos 125.000 aparatos en 1917, a
del “centro” y la “periferia” empiezan a coincidir. 5.500.000 en 1925 (casi la mitad
del total mundial) y unos 72 millo-
En nuestro país, donde la primera emisión radiofónica se realizó hacia nes en 1950 –cifra que implicaba,
1920, a los dos años ya funcionaba LOZ Radio Sud América y poco después en promedio, más de un aparato
el Estado fundó su primera emisora: LOS Broadcasting Municipal, que difun- por cada familia.
día las óperas del teatro Colón. En septiembre de 1923, con la transmisión de
una pelea de box, el nuevo medio inauguraría su uso en la emisión de progra-
mas deportivos (Bosetti, 1993: 15-25). Para esa ocasión se vendieron miles
de aparatos de radio.
La contemporaneidad de los procesos no implica igualdad de condiciones,
ya que la adopción de la radio en nuestra región tuvo la marca de la depen-
dencia externa: los primeros receptores se compraron a representantes de
irmas internacionales como RCA, Philco o Telefunken. No obstante, a diferen-
cia de lo que ocurrió con el mercado discográico, “la industria radial argentina
nunca fue dominada por los intereses comerciales europeos y norteamerica-
nos. La temprana popularidad de la radio en Argentina creó una oportunidad
para los extranjeros que manufacturaban equipos de radio, pero fueron lentos
en aprovecharla, lo que permitió la intervención de los proveedores locales”
(Karush, 2013: 90).
LECTURA OBLIGATORIA
C
El tema llegó a su punto álgido en 1920, cuando el transmisor Chelmsford, de
la compañía Marconi, estaba transmitiendo (con permiso) a Lauritz Melchior, el
cantante de ópera, y dificultó en la comunicación con un avión perdido en la
Hay que tener en cuenta que la niebla sobre el canal. La opinión oficial fue que ese era un uso “frívolo” de un
radio aparece en pleno desarrollo “servicio nacional”; era una “payasada”, “más propagandístico que científico”,
de la sociedad de consumo: un “un juguete para divertir a los niños”. Se suspendieron las licencias para las
momento del capitalismo carac-
emisiones Chelmsford” (Sola pool, 1992: 93).
terizado la producción masiva de
bienes y servicios, en el que la
publicidad resultó clave para la
expansión del mercado. En el interrogante por quién se hacía cargo de los costos, en tanto, se ima-
ginaban dos grandes modelos posibles: el inanciamiento iscal o el recurso
de la publicidad.
En gran medida eso es lo que está implicado en la clasiicación de mode-
Se trata de un autor que ideológi- los que plantea Ithiel de Sola Pool en la lectura propuesta para esta unidad.
camente deiende el “libre merca-
do” de las industrias de la infor-
mación, lo cual puede advertirse
en su texto.
PARA REFLEXIONAR
Los tres “modelos” o “ilosofías” deinidos por Sola Pool (cada una
LECTURA RECOMENDADA
R
Matallana, A. (2006), Locos por la radio. Una historia social de la radiofonía en la
Argentina, 1923-1947, Prometeo Libros, Buenos Aires.
Los oyentes
En la edición de Caras y Caretas del 2 de agosto de 1930 salió una publicidad
de Atwater Kent que, acompañada por una imagen, decía así:
C
Antaño, la gente de campo se reunía en la cocina rodeando el fogón, y mien-
tras el mate circulaba de mano en mano, se escuchaba con religioso silencio
las historias o «sucedidos» que narraba el más viejo de los circunstantes, o los
dulces acordes que una mano callosa arrancaba a una guitarra. Hoy, los que
residen en la campaña siguen guardando, con ligeras variantes, esa costum-
bre, pero las narraciones y cuentos, la música y el canto, los estilos de toda la-
ya, están a cargo de un radio receptor Atwater Kent, que los reproduce con
asombroso realismo, al hacer surgir del aire, con un leve movimiento del dial,
todo un mundo de sonidos (reproducida en Matallana, 2006: 125).
De algún modo, la radio recreaba una relación social que analizamos a partir
de la lectura de Roger Chartier, en la Unidad 2: aquella que se había generado
también con la lectura en voz alta de las sociedades del siglo XVII. La escucha
colectiva fue sumamente importante para un momento de desarrollo de la
radio. En el ámbito privado del hogar o en el semipúblico del patio, a veces se
reunían familias enteras con sus vecinos para escuchar la radio. La radio se
convirtió en el instrumento de ocio doméstico por antonomasia, ocupando el
lugar que había tenido en su momento el fonógrafo.
Por otra parte, también hay que tener en cuenta la coexistencia inicial de
dos tipos de públicos: el oyente presencial y el oyente radial tal como lo cono-
cemos hoy. La radio no solo tenía lugar al interior del hogar: los programas se
hacían desde teatros o en estudios de radio preparados para tener especta-
dores. “La popularidad de los programas de radio convocaba el acercamiento
del público en forma espontánea, ya sea para saludar a sus ídolos, para ver
con los propios ojos cómo se hacía radio” (Matallana, 2006: 113-114). Esto
generaba ciertas diicultades para el oyente no espectador.
L nos poseían un aparato receptor, mientras que todavía eran pocos los
hogares que tenían heladeras, estufas, planchas o máquinas de coser.
Los contenidos
C
En los estadios tempranos de producción radial, la transmisión fue concebida
antes que el contenido. Para fines de los 20 la red estaba allí, pero todavía
con un bajo nivel de definición de contenido. Fue en los 30, en la segunda fase
de la radio, que se hicieron la mayor parte de los avances significativos en el Este fue un eje de la relexión de
McLuhan sobre los medios: “Uno
contenido” (williaMS, citado en boSeTTi, 1993: 47).
de los muchos efectos de la tele-
visión sobre la radio ha sido hacer
que esta dejara de ser un medio
La programación radial dice mucho acerca de los usos de la radio, que desde de comunicación dedicado al
entretenimiento para convertirse
sus inicios como “medio de masas” fue utilizada como medio de información en una especie de sistema ner-
y de entretenimiento. El advenimiento de la televisión, en la década de 1950 vioso de información”, escribió.
y en particular a partir de 1960, generaría una mayor inclinación de la radio
sobre contenidos informativos, pasando ciertos géneros –como el melodrama
y el shows de variedades– a ser prototípicos del medio televisivo.
En un rápido repaso sobre los contenidos de las experiencias radiales de
En Estados Unidos, la NBC con-
las primeras décadas, en sus distintas geografías, podemos encontrar:
trató a los mejores músicos para
conformar una nueva orquesta
Música sinfónica.
En sus orígenes algunas radios tuvieron sus propias orquestas, a lo que se
sumó la música grabada. En Argentina, los años que van desde mediados
de la década de 1930 hasta los años cuarenta, coincidieron con un auge
del tango. El surgimiento de grandes orquestas y una nueva generación de
Contenidos de entretenimiento
Entre ellos se encontraban los programas humorísticos, los shows de varieda-
des, los programas infantiles de aventuras y, por supuesto, las radionovelas
o radioteatros.
Desde mediados de los años treinta, las radionovelas fueron un fenóme-
no en todo el mundo y se encontraron con audiencias muy legales: “muchos
programas duraron 15 temporadas o más, hasta que el carácter de la progra-
mación de radio cambió en la década de 1950. Los oyentes de radionovelas
se encontraban entre los primeros estudiados por los psicólogos sociales...”
(Sterling y Kittross, 1997: 312)
En América Latina, el radioteatro conectó fuertemente con el melodrama,
El melodrama ha sido objeto de una profunda expresión de la cultura popular.
investigación de algunos de los La radio recreó un contenido propio de las culturas regionales. En Argentina,
principales referentes de los estu- por ejemplo, el género gauchesco, evocó el estereotipo del gaucho situado
dios culturales latinoamericanos,
como Jesús Martín Barbero o Jorge en la grandeza de la pampa. Los radioteatros –muchas veces auspiciados por
González, desde los años ochenta. marcas comerciales– fueron géneros populares por excelencia. El caso para-
digmático fue Chispazos de Tradición: “Su éxito fue de tal dimensión que los
argumentos de las novelas se publicaban y eran comprados por las escuelas
para poder ser representados, y la compañía salía de gira por los barrios y
pueblos exponiendo los últimos éxitos” (Matallana, 2006: 104).
A ese entorno pertenecía, por Hacia la década de 1940 hubo un promedio de treinta compañías actorales.
ejemplo, Eva Perón, una actriz
en ascenso que tuvo su propia
compañía, auspiciada por Jabón
Guereño.
PARA AMPLIAR
Transmisiones deportivas
Ya hemos apuntado, para el caso argentino, que la transmisión de box en
1923 inauguró localmente el uso de la radio para la emisión de programas
deportivos. Se trató de una precaria retransmisión de la pelea por el título mun-
dial realizada en Nueva York entre dos pesos pesados: el norteamericano Jack
En ese sentido, el episodio inaugu- Dempsey y el argentino Luis Ángel Firpo. Dempsey ya había sido protagonista
ral fue un partido entre las selec- de la primera transmisión radial de box en Estados Unidos, en junio de 1921,
ciones de Argentina y Uruguay en
cuando la estación de RCA en Honoken transmitió su pelea con Carpentier y
1925. Desde el techo del vestuario
de la cancha de Sportivo Barracas, estableció “lazos que parecen indisolubles entre el deporte y la radio” (Alberto
se transmitió por primera vez un y Tudesq, 1982: 22-23).
partido de fútbol. En Argentina, ese estrecho vínculo estuvo por supuesto centrado en un
deporte más popular, el fútbol.
Servicios informativos
Este uso tiene un antecedente de ines del siglo XIX, con las breves expe-
riencias de periodismo telefónico. Lo informativo era clave en la propuesta de
Telefon Hirmondó, lo que demuestra que la idea de una transmisión regular de
noticias combinada con una programación de entretenimientos existió desde
antes del advenimiento de la radiodifusión.
El servicio informativo fue un núcleo central de las programaciones. Esto
incluye no solo el desarrollo de noticieros y programas periodísticos, sino tam-
bién el ofrecimiento de datos como previsiones meteorológicas o los valores
de la cotización del mercado de cereales, etcétera.
Contenidos educativos
En los países donde se desarrolló la radio, en distintos momentos históricos,
se prestó atención a la potencialidad de la radio como herramienta para dina-
mizar procesos educativos.
Hubo, de hecho, iniciativas estatales que apuntaron a concretar esa fun-
ción educativa. En Argentina, entre ines de los años treinta y principios de los
cuarenta, “Escuela de aire” fue un proyecto que consistió en instalar un recep-
tor de radio en todas las escuelas públicas del país para captar una señal que
emitiría programas especialmente preparados por el Ministerio de Educación.
En la Unidad 8 hablaremos del desarrollo de “radios educativas”, en la
segunda mitad del siglo XX, impulsadas especialmente por la Iglesia Católica
en un contexto de políticas desarrollistas. Esas experiencias constituyeron
una de las vertientes que conluyó en un movimiento de medios comunitarios
en América Latina.
Contenidos políticos
La radio tuvo un uso político desde su origen. Y este uso no se restringe el
“modelo totalitario”, como podría deducirse de la tipología de Sola Pool que
deine en su texto.
De hecho, el sentido político de la radio puede buscarse en su utilización
desde el poder, pero también como instrumento para subvertir el orden. En
ese sentido, como apunta Bassets:
C
No es casualidad que la primera época de la radio coincida casi fecha por fe-
cha con la época de las revoluciones proletarias. La ola revolucionarias que se
extiende por el centro de Europa a partir del Octubre soviético va acompañada
por la utilización de lo que entonces es aún la radiotelegrafía, que si bien no
está todavía comercializada en la modalidad de los radiorreceptores familiares,
permite a los consejos de obreros y soldados comunicarse entre sí y hacer lle-
gar sus proclamas a los puntos más alejados de la geografía.
El primer gesto del poder, por tanto, es controlar este medio misterioso y lleno
de posibilidades subversivas (…) Pero el segundo gesto ya no es únicamente
de control, sino de aprovechamiento político (baSSeTS, 1981: 8).
Según Albert y Tudesq, “la radio nace como medio de información política”
desde el 2 de noviembre de 1920 cuando la emisora KDKA de Pittsburg (per-
teneciente a Westinghouse) realiza una entrevista al candidato republicano a
la presidencia de Estados Unidos (Albert y Tudesq, 1982: 22).
C
La década de los años treinta y cuarenta está marcada por la utilización y por
la instrumentalización directa de la radio para la creación de consenso político
en el interior de los países y para la lucha psicológica exterior que acompaña a
las confrontaciones bélicas o a las situaciones de tensión internacional:
Roosevelt y sus charlas al calor del hogar, Hitler y Goebbels y sus mensajes a
la Nación o a las combatientes alemanes, Queipo de Llano y sus transmisio-
nes a las quintacolumnistas, la voz de De Gaulle identificada con la voz de
Francia gracias a la emisión francesa de la BBC, y además todas las emisiones
en lenguas extranjeras de un país a otro con vistas a contaminar la conciencia
popular del adversario y luego las grandes instalaciones de Radio Liberty y La
Voz de América, por un lado, y de Radio Moscú, por el otro (baSSeTS, 1981: 8).
El uso religioso
Según el posicionamiento teórico-ideológico que adoptemos, podríamos considerar este
uso también como parte de los contenidos políticos de la radio. En algunos países, los
sermones fueron uno de los primeros pilares de la radiodifusión (Douglas, 1997: 294).
En Argentina la Iglesia católica –que ya a principios de los años treinta mostró un gran
interés por el medio– tuvo una postura ambivalente. Por un lado criticaba los contenidos
de las programas, a través de diferentes publicaciones, al punto de demonizar al medio. Por
otro, intentó utilizarla como medio de comunicación con ines litúrgicos. La institución era
consciente de que la radio ofrecía la posibilidad de estar en contacto con un público variado.
Primero difundió misas desde las iglesias más importantes y a través de las emisoras más
importantes (Belgrano, El mundo) y luego adquirió su propia emisora, que se llamó Radio
Ultra (utilizaba la onda que antes había sido ocupada por Radio Mayo).
C
Se trata de una transformación fundamental: con el transistor, la radio no solo
se convierte en móvil, sino en individual. Mientras que en los años cuarenta la
familia se reunía alrededor del receptor de radio, en los años sesenta cada
uno descansa en su trabajo o se encierra en la habitación escuchando su pro-
pia radio.
Un observador francés, J. Ormezzano, observa a partir de 1957: “El transistor
es en la vida familiar una revolución más importante que la televisión [...]. La
radio o la televisión poco transportable, única a menudo, solo pueden pontiicar,
dominar, en el sitio preferente” (flichy, 1991: 214).
LECTURA RECOMENDADA
R
Jowett, G. (1992), “Imágenes de largo alcance”, en: Williams, R., Historia de la
comunicación, Bosch, Barcelona.
Estas dos opciones de uso avanzaron en paralelo, hasta que George Eastman
desarrolló la posibilidad de una fotografía de masas.
La invención de Daguerre, que suele considerarse “fundacional” de la foto-
grafía, se inscribe en el primer grupo. El daguerrotipo data de 1839 y tuvo una
fuerte promoción del Estado francés, que llegó a asimilar a su inventor como
un “héroe de la nación”. Siete años más tarde, las ventas anuales en París
fueron de 2000 aparatos y 500.000 placas.
Con todo, fueron años donde la fotografía era incipiente. En 1844-1846,
utilizando el proceso de negativo/positivo, Talbot publicó el primer libro ilus-
trado con fotografías, El lápiz de la naturaleza, que contenía calotipos de obras
de arquitectura, naturalezas muertas, esculturas y otras obras de arte. Era tan
novedoso para el público que decidió incluir en cada ejemplar una hoja aclara-
toria: “Aviso al lector... las placas del presente trabajo han sido impresas por
la sola intervención de la luz, sin ayuda alguna del lápiz del dibujante. Son en
sí imágenes hechas por el sol, y no, como algunas personas han imaginado,
grabados de imitación”.
En 1851, en la Exposición Universal de Londres, se instaló una importante
exposición internacional de fotografías y un equipo instrumental. Con el inte-
rés generado en esos años, se formaron clubes y sociedades fotográicas que
intercambiaban ideas, en un proceso similar –aunque de menor escala– al que
sucedería más tarde con los grupos de aicionados a la radio.
Como apunta Susan Buck Morss:
C
Desde el comienzo, la fotografía formó parte de la cultura popular. Pioneros co-
negativo justo antes de la toma
mo Nadar ampliaron su temática, con mil tomas de las catacumbas y los de la imagen. En ese sentido,
desagües de París, e incluyendo a todas las clases y rangos sociales en sus re- no solo era un artista, sino tam-
tratos. El método fotográfico alentó la práctica de los amateurs, de modo que la bién un artesano que fabricaba
su propio material fotosensible.
frontera entre artistas y público comenzó a diluirse…” (buck MorSS, 1995: 153).
Hacia 1870 aparecieron las pri-
meras placas de gelatina seca
conservables, que se fabricaban
La década de 1850 se caracterizó además por una estabilización de la técnica industrialmente.
fotográica, a partir de la aparición de un tipo de negativo en el que la fotosen-
sibilidad de la solución desaparecía en cuanto este se secaba.
LECTURA OBLIGATORIA
C
Los años 1890 constituyen, entonces, un verdadero giro en la historia de los
usos de la fotografía. Hasta entonces, la fotografía había servido principalmen-
te para democratizar el retrato. Era utilizada sobre todo por profesionales.
Gisèle Freund observa que, hacia 1850, Marsella poseía cuatro o cinco pinto-
res de retratos en miniatura, cuya producción anual era de unas 200 piezas.
Algunos años más tarde, una corporación de cuarenta a cincuenta fotógrafos
Entre las otras prácticas que se extienden, la “captación del mundo exterior”
por medio de la fotografía se relaciona con un uso cientíico de esta tecnología.
Otro uso fue el administrativo-público burocrático. Como ya mencionamos La fotografía se utilizó para estu-
en la Unidad 1, la fotografía se utilizó tempranamente en Francia con ines poli- diar el mundo animal. Lo mismo
ocurrirá con la imagen animada y
cíacos tras la brutal represión de la experiencia insurreccional de la Comuna.
con la grabación de sonido.
Según caracteriza Sontag, “las fotografías fueron puestas al servicio de impor-
tantes instituciones de control, sobre todo la familia y la policía, como obje-
tos simbólicos e informativos. Así, en la catalogación burocrática del mundo,
muchos documentos importantes no son válidos a menos que se les adjunte
una muestra fotográica del rostro del ciudadano” (Sontag, 2006: 40).
Finalmente, también vinculado con ese carácter “informativo” del mate-
rial fotográico, corresponde mencionar el uso periodístico, que se consolidó
tardíamente, mucho después del retrato. Esto se debe a la escasa sensibili-
dad de las primeras placas, que exigía una larga exposición al aire libre que
el registro no controlado de la “actualidad” no podía garantizar. Pasó medio
siglo entre la invención inicial de Daguerre y el momento en que se hizo
comercialmente factible reproducir fotografías en las grandes ediciones de
los periódicos.
LECTURA RECOMENDADA
R
Keller, U. (1997), “El primer fotoperiodismo”, en: Crowley, D. y Heyer, P., La
comunicación en la historia. Tecnología, cultura, sociedad, Bosch, primera edición espa-
ñola, Barcelona.
4.2.2. El cine
LECTURA OBLIGATORIA
L
de lo que va a ser la narración
ráneas las experiencias cinematográicas en los países centrales y en cinematográica.
América Latina. En nuestra región, las primeras proyecciones se rea-
lizaron en 1896, en Río de Janeiro, Montevideo, Buenos Aires, Méxi-
co, Santiago de Chile y Guatemala. En 1897 hubo también en La
Habana y Lima.
En la primera época del cine, las películas eran realizadas por quienes fabrica-
ban el material fílmico y los dueños de las patentes. Francia, donde la nueva
tecnológica se desarrolló sin trabas jurídicas, dominaría la producción mundial
hasta la guerra, con distintos productores: Lumière, Méliès, Pathé y Gaumont,
entre otros. En tanto, en Estados Unidos las mayores innovaciones las hicieron
emprendedores independientes que progresivamente fueron resquebrajando
el poder del grupo Edison. De ese grupo surgieron los majors
En el cambio de siglo, el cine se organizó como una industria, “la prime- de Hollywood, que hoy es un
ra de las ´industrias culturales´ del siglo XX” como plantean Barbier y Bertho emblema, pero no constituye el
origen del cine. Hollywood fue
Lavenir: fundada por independientes entre
1909 y 1913.
C
El cine es una industria, en efecto, en varios sentidos. Por un lado, articula una
estructura de producción, de distribución y de consumo que se ha conformado,
históricamente, al esquema usual de la actividad capitalista, pasando de la fa-
se inicial de la actividad empresarial a pequeña escala a la formación de mo-
nopolios a gran escala. Estos aseguran su posición estableciendo una estruc-
tura integrada que cubre todos los sectores de la producción y de la
distribución. Por otra parte, el cine es también una industria en el sentido de
que organiza la producción alrededor de la noción de división del trabajo, apli-
cada a Hollywood de modo muy elaborado. Por último, como la industria, se
apoya sobre técnicas de publicidad en masa.
El cine se ha desarrollado igualmente como un arte. Sus autores –rápidamen-
te identiicados como directores– invierten su creatividad individual en la pro-
ducción de obras de expresión que dan al espectador un medio de trasponer o
revivir imaginariamente experiencias, valores, sentimientos que relejan su vida
individual o colectiva (barbier y berTho laVenir, 1999: 218).
C
En 1930, la industria cinematográfica estadounidense exporta cuatro veces
más que la europea y el proceso de concentración en curso transforma su es-
tructura: la mayoría de la producción está en manos de cinco majors
(Paramount Pictures, Metro-Goldwin-Mayer, 20th Century Fox, Warner y RKO).
Pero la introducción de la película sonora, donde la cuestión del idioma resulta
esencial, también permite que en otros países pueda crearse o consolidarse
una producción nacional; es el caso de Italia, Checoslovaquia, Suecia, Polonia,
Suiza, México o Argentina” (MaTTelarT, 1996: 107).
Para entonces, el cine era el espectáculo colectivo de la época –la gran expre-
sión de la naciente industria del ocio– y su práctica se tornó familiar, inclu-
yendo a los niños.
En esos años, mientras la calidad de las películas mejoraba y las salas
de cine se fueron haciendo más cómodas y lujosas, el precio de la entrada
aumentó.
LECTURA RECOMENDADA
R
Gomery, D. (1997), “De los Nickelodeons a los palacios cinematográicos”, en: Crow-
ley, D. y Heyer, P., La comunicación en la historia. Tecnología, cultura, sociedad, Bosch,
primera edición española, Barcelona.
C
(…) en Estados Unidos, el cine perdió rápidamente su impronta proletaria (…)
a partir de los años veinte, los estudios de Hollywood se embarcaron en una
nueva estrategia, obteniendo enormes ganancias al producir películas que ape-
laban a una audiencia multiclasista. Los cines inmensos y lujosos del centro
empezaron a reemplazar a los viejos cines de barrio y los directores rechaza-
L matográica. Una parte del público –en especial del público popular
y familiar– ya había abandonado las salas..
K
2.
A partir del visionado de Días de radio y Cinema Paradiso, escribir un
texto de una o dos páginas que analice alguno o varios de los siguien-
tes ejes:
• Condiciones de producción en la radio y el cine a mediados del siglo
XX.
• Condiciones de acceso y modos de recepción.
• Diferencias sociales y generacionales en la apropiación de los medios.
• Funciones sociales de cada tecnología. Géneros presentes en la pro-
gramación
• Transformaciones en el espacio público y el espacio privado.
LECTURA RECOMENDADA
R
Karush, M. (2013), “Competir en el mercado transnacional”, en: Cultura de clase.
Radio y cine en la creación de una Argentina dividida (1920-1946), Ariel, Buenos Aires.
C
La tecnología de la cultura de masas llegó a Argentina, al igual que a la mayo-
ría de los lugares del mundo, como una importación. La invención del fonógra-
fo, la radio y el cine, y también el crecimiento de las industrias norteamerica-
nas y europeas dedicadas a comercializar entretenimientos, tuvo un impacto
global, ya que estas industrias emergentes buscaron con suma energía, merca-
dos extranjeros (…). La rápida adopción de las tecnologías de la cultura de ma-
sas en los años veinte y treinta insertó a los argentinos en los circuitos de la
cultura global en una medida sin precedentes” (karuSh, 2013: 69-70).
C
Casi de un día para otro, las nuevas tecnologías transformaron la vida cotidia-
na de muchos argentinos, en particular la de aquellos que vivían en Buenos
Aires y otras ciudades. En los años treinta, había 18 radioemisoras en la capi-
tal y se exhibían películas en más de 150 cines en los distintos barrios de la
ciudad. Junto con las producciones nacionales, estas radios y cines ofrecían a
sus anunciantes una programación fija de música jazz y películas de Hollywood.
En 1927, Argentina se había convertido en el segundo mercado para el cine de
Hollywood, superando así a su más extenso vecino, Brasil” (karuSh, 2013:
25-26).
4.2.3. La televisión
LECTURA OBLIGATORIA
C
En la imaginación popular, la radio puede ser atribuida a Guglielmo Marconi y el
teléfono a Alexander Graham Bell, pero la televisión, en cambio, no se presen-
ta asociada a un nombre heroico (…) Los “inventores”, antes que actores, son
víctimas de un proceso en el cual pierden patentes o son utilizados para dete-
ner investigaciones de compañías rivales. No es casual que uno de los nom-
bres más importantes del desarrollo de la televisión en Estados Unidos, David
Sarnoff, no fuera un inventor, sino un ejecutivo de la RCA (Varela, 2005: 28).
C
La invención de la televisión no fue un acontecimiento individual ni una serie
de acontecimientos individuales. Dependió de un conjunto de inventos y desa-
rrollos en los campos de la electricidad, la telegrafía, la fotografía, el cine y la
radio. Podría decirse que se la aisló como un objetivo tecnológico específico
en el período comprendido entre 1875 y 1890 y luego, después de un interva-
lo, fue desarrollada, a partir de 1920, como una empresa tecnológica específi-
ca, hasta que en la década de 1930 se pusieron en funcionamiento los prime-
ros sistemas de televisión pública. Con todo, en cada una de las fases,
algunas partes de la creación de la televisión dependieron de otros inventos
concebidos en principio con otros propósitos (williaMS, 2011: 27).
C
Al principio de la Segunda Guerra Mundial, la televisión británica está realmen- NTSC (525 líneas, más dinámi-
te en marcha. Ofrece programas regulares de televisión desde hace varios ca), a diferencia de Europa, que
años, y hay instalados entre 20.000 y 25.000 receptores (flichy, 1991: 191). desarrolló un sistema con superior
deinición (625 líneas) denomina-
do PAL o SECAM. América Latina
quedó dividida: Chile tomó el sis-
En esos años, en Alemania, el ministro de propaganda Goebbels advertía tema norteamericano, mientras los
demás países se inclinaron por la
en la televisión un potencial elemento de difusión nazi, complementario a la
tecnología europea.
radio. En ese contexto, el mayor impulso a la difusión de la televisión fueron
los Juegos Olímpicos de Berlín (1936), que se transmitieron en 28 televisores
gigantes.
En los años siguientes, la Gran Guerra detuvo el desarrollo de la televisión
en todas partes. El impulso se retomó una vez inalizada, con un escenario
distinto: Europa avanzó mucho más lento –producto de la crisis generada por
la guerra– y Estados Unidos mostró una gran expansión. Mientras en 1949
este país tenía cuatro millones de receptores y 97 emisoras, en Gran Bretaña
C
Las fotografías, particularmente en los anuncios, representaban gráficamente
la idea del círculo familiar con espectadores televisivos agrupados alrededor
del aparato de televisión en modelos semicirculares.
Como Roland Marchand ha mostrado con respecto a la publicidad en los años
20 y 30, el círculo familiar era una eminente estrategia gráica para la promo-
ción de los bienes domésticos. Las imágenes sugerían siempre que todos los
miembros de la familia estuviesen presentes (SpiGel, 1997: 342).
LECTURA RECOMENDADA
R
Spigel, L. (1997), “Haciendo sitio a la tele”, en: Crowley, D. y Heyer, P., La comu-
nicación en la historia. Tecnología, cultura, sociedad, Bosch, primera edición española,
Barcelona.
K
3.
Indagar entre familiares y conocidos mayores de 60 años: ¿cuándo y
cómo apareció la televisión en sus vidas? ¿Qué recuerdan de los apara-
tos que tuvieron o utilizaron? ¿Qué tiempo dedicaban, en los distintos
momentos de su vida, a ver televisión? ¿Qué transformaciones atravesó
la programación? ¿Qué lugar ocupaba el TV en el hogar? ¿Quién deci-
día cómo se utilizaba?
C
A diferencia de todas las demás tecnologías previas de la comunicación, la radio y
la televisión fueron sistemas principalmente concebidos para la transmisión y la
recepción, como procesos abstractos, con muy poca o ninguna definición de un
contenido previo. Cuando se presentó el problema del contenido, por lo general se
lo resolvió de manera parasitaria. Había hechos estatales, acontecimientos depor-
tivos públicos, funciones de teatro, etcétera, que podían distribuirse comunicativa-
mente a través de estos nuevos medios técnicos. Lo que sucedió no fue solo que
la oferta de dispositivos de difusión por ondas precedió la demanda; además, el
medio de comunicación precedió su contenido (williaMS, 2011: 39).
C
(…) desde el punto de vista del público, la definición y consolidación de un tipo
de programación coincide con el pasaje de una recepción ritual, demarcada de
la rutina diaria, a la ritualidad propia de la vida cotidiana. El horario reducido de
la programación de Canal 7 y la escasez de televisores, convertían la recep-
ción televisiva en un verdadero ritual. Se “iba a ver televisión” como una prácti-
ca más parecida a ir al cine que a escuchar la radio. Por el contrario, a medida
que la televisión adquiere mayor relevancia social, el acto de ver televisión se
banaliza, deja de ser un acontecimiento marcado, para superponerse con las
demás rutinas domésticas. La incorporación de la televisión a la vida cotidiana
y la consecución de un cuerpo de imágenes propias supuso la construcción de
un dispositivo específico: el flujo de imágenes permanente, aquello que de un
extraño modo vuelve a la televisión más parecida a la corriente eléctrica que a
un espectáculo brillante (Varela, 2005: 16).
LECTURA RECOMENDADA
R
La Ferla, J. (2005) “Sobre Histoire(s) du cinèma y las relaciones entre el cine, el video
y el digital”, en: Oubiña, D. (comp.), Jean-Luc Godard: el pensamiento del cine. Cuatro
miradas sobre Histoire(s) du cinema, Paidós, Buenos Aires.
Referencias bibliográicas
La era digital
Objetivos
• Reconocer las transformaciones que se producen en los sistemas de comu-
nicación a partir de las tecnologías digitales.
• Desnaturalizar y cuestionar los discursos que plantean la “inmaterialidad”
y la “neutralidad” de la red Internet.
• Problematizar la tensión entre la promesa democratizadora de las “nue-
vas tecnologías” y las desigualdades sociales que emergen en la era
informática.
C
Blu-Ray, Napster, Free and Open-Source Software, Wikipedia, Creative
Commons, Smartphone, iPod, MySpace, Facebook, Flickr.com, The Pirate Bay,
Youtube, Megaupload, Espresso Book Machine, Twitter, Taringa!, Microsoft Live
Search Books, Google Book Search, Wikileaks, Kindle, iPhone, Europeana,
iPad, Google Earth, Android... El diccionario tecnológico se incrementa y actua-
liza día tras día a la velocidad del trueno. Lo mismo que la colección de dispo-
sitivos y aplicaciones, sistemas operativos, prestaciones para terminales fijas
y móviles, la oferta de interactividad que triangula Internet, telefonía y TV, las
plataformas de comunicación, los sistemas de compresión y reproducción de
archivos sonoros y audiovisuales (iribarren, 2012: 107).
PARA REFLEXIONAR
LECTURA OBLIGATORIA
C
Si los años 50 se caracterizaron por el bienestar familiar y la reconversión in-
“hipertexto”. La idea fue mostra-
dustrial (de la fabricación bélica a la electrónica doméstica), también fue el pe- da en su libro “Literary Machines”
ríodo de desarrollo de lenguajes de “alto nivel destinados a ordenadores”. La e imaginaba un texto capaz de
primera versión fue el UNIVAC Short Code II y en el umbral del decenio siguien- cubrir todo lo escrito en el planeta,
mediante una red de ordenado-
te, el COBOL (The Common Business-Oriented Language). Además, se crearon
res interconectados. La referen-
el primer circuito integrado (“microchip”) y el primer videojuego (“Tenis para cia da cuenta del clima cultural
dos”), en tanto comenzó a usarse el término “software” en un ambiente com- de la época.
putacional (iribarren, 2012: 102).
El software libre
En 1983, Richard Stallman, investigador del Instituto Tecnológico de Massachusetts
(MIT), desarrolla un sistema operativo libre de licenciatarios. Desde entonces su nombre
quedó asociado al creciente movimiento por el software libre y el copyleft –término acuñado
por Stallman en esos años– que propugna la libertad de circulación y el acceso al conoci-
miento. En 1989, la Free Software Foundation (Fundación para el Software Libre) creada
por Stallman, dio a conocer la primera versión de la Licencia Pública General de GNU,
orientada a proteger la libre distribución, modiicación y uso de software.
Es importante advertir, como lo hacen David Crowley y Paul Heyer, que “los
ordenadores tuvieron su inicio en las grandes organizaciones, administración
de asistencia, investigación cientíica y en lo militar. Siguiendo el desarrollo
de la tecnología de microchips de los setenta, los circuitos computarizados
permitieron la industria y se convirtieron en un pilar de los aparatos domés-
ticos, como estufas, aparatos de televisión y juegos infantiles” (Crowley y
Heyer, 1997: 381).
LECTURA OBLIGATORIA
C
Satélites de comunicación, satélites de observación meteorológica, satélites
de ayuda a la navegación aérea y marítima, satélites de observación de los re-
cursos naturales, toman el relevo de la conquista y de la exploración lunar y se
llevan la parte del león en los presupuestos gubernamentales” (MaTTelarT,
1996: 149).
Los juegos olímpicos de Tokio Los satélites fueron el centro de la innovación tecnológica en las décadas
(1964) fueron los primeros en de 1960 y 1970, en el marco de una “carrera” por llegar al espacio que los
transmitirse vía satélite.
gobiernos transmitieron a la sociedad, lo que los convirtió en objeto de una
preocupación popularmente extendida.
Los satélites iniciales fueron producidos por la NASA. El Telstar (1962) fue
el primero experimental. El siguiente hito importante fue el Intelsat I (1965),
que pudo servir tanto para telefonía como para televisión.
Aunque metáforas utilizadas para hablar de las redes, como “la nube”,
podrían sugerir lo contrario, el crecimiento resultante no fue nada “neutral”
en términos de infraestructura: las principales conexiones de ibra óptica que
sostienen a la red recalan en Estados Unidos.
Como airma Andrew Blum, que investigó el tema para su libro Tubes, “la
Red está tan apegada a lugares físicos como las vías de tren o el sistema
telefónico”. Es decir, “la nube y cada una de sus partes son, en realidad, un
sitio especíico, una realidad obvia que resultaba extraña por la instantanei-
dad con la que nos comunicamos con estos lugares” (citado en Hurst, 2013).
La ICANN
En Un mundo vigilado, Armand Mattelart remarca la oposición sistemática de Estados
Unidos a cualquier intento de forma de Internet y explica:
“La Red, en efecto, está gestionada por la Internet Corporation for Assigned Names
and Numbers (ICANN). Dotada de un estatuto singular (sociedad de derecho califor-
niano sin ánimo de lucro), este organismo controla el acceso a cualquier dominio virtual,
ya sea genérico (.com, .org, .gov, .edu, etc.) o nacional. De hecho, depende, en última
instancia, del Departamento de Comercio estadounidense. La palanca de mando que le
permite a la administración ejercer el control geopolítico sobre Internet y que le coniere,
teóricamente, la prerrogativa de excluir a un país de la Red mundial, es ante todo técnica:
reside en los ´servidores-raíces´, cabezas de puente del sistema de direccionamiento. A
pesar de una amplia alianza entre los gobiernos del sur y la UE, movidos cada uno por
diferentes intereses, la Cumbre Mundial de la Sociedad de la Información organizada
en Túnez en 2005 por instigación de la Unión Internacional de Telecomunicaciones no
ha logrado quebrantar el axioma del control de la Red por Estados Unidos, aferrados a
su doctrina de la global information dominante. La solución de compromiso ha sido la
creación de un Foro de Internet, instancia intergubernamental de diálogo, aunque no
de decisión, a la que serían invitados portavoces del sector privado y de la sociedad civil
organizada…” (Mattelart, 2009: 194-195).
En su libro, Mattelart problematiza los nuevos sistemas de control y vigilancia del
mundo contemporáneo, que están basados en la potencia inquisitorial de la informática.
Y advierte: “las tecnologías, aun cuando sean interactivas, no son democráticas en sí. Solo
su forma de integración social hace que entren en un proyecto de ´insurgencia´ frente a las
´reglas establecidas´. La efervescencia de la navegación en el ciberespacio no puede ocultar
el hecho de que los comportamientos individualistas son el fundamento de la Red y que
su contribución a una cultura del espacio público dista mucho de ser algo que viene dado.
Necesita construirse socialmente” (Mattelart, 2009: 253).
K
1.
Problematizar nuestro propio uso de computadoras y redes:
a. Revisar los principales artefactos digitales del hogar: ¿dónde están
fabricados?
b. ¿Qué programas informáticos utilizamos cotidianamente? Buscar
qué empresa los produce y qué tipo de licencias de uso plantean.
c. ¿Cómo nos conectamos a Internet? Indagar por dónde circulan los
paquetes de información que utilizamos, por ejemplo, cuando envia-
mos un correo electrónico o consultamos una web ubicada en otro
país. Graicar sobre un mapa.
PARA REFLEXIONAR
C
En rigor de verdad, la revolución en ciernes no implicaba solo a los modos de
producción de determinados objetos (grabaciones musicales, filmes, edición
gráfica y diseño industrial, videojuegos) sino, sobre todo, a la imprevista masi-
vidad que habría de adquirir su circulación gracias a las plataformas digitales
(iribarren, 2012: 104).
LECTURA RECOMENDADA
R
Shua, A. (2013), “La perturbadora forma de los libros”, en: RADAR, Página/12, Bue-
nos Aires, 13 de octubre.
Se sugiere consultar http://www.
radio-locator.com/. Este sitio ofre-
ce una lista de radioemisoras que
están en Internet, actualmente
Entre otros cambios, cabe destacar la posibilidad que se abrió para ofre- conectado con más de 2500
señales de audio transmitidas por
cer contenidos radiales y audiovisuales a través de Internet (webcasting). radioemisoras en todo el mundo.
Actualmente, miles de emisoras de todo el mundo han puesto a disposición
su programación en Internet. Incluso existen radios que solo transmiten por
Internet, como así también canales de televisión.
En 2011 se subían en Youtube unas 35 horas de video por minuto. El sitio
social dedicado a la práctica de compartir contenidos audiovisuales recibía
2000 millones de visitas al día –el 10% de las entradas totales a Internet–,
siendo la tercera página más visitada del mundo (Caballero, 2012).
Los intercambios de música, lecturas y contenidos audiovisuales se acre-
cientan día a día en las redes sociales, con una intensidad viral. La red ha
tenido impacto también sobre las formas de producción e intercambio acadé-
mico: “No cuesta seis meses que llegue el correo de papel para elaborar un
informe de colaboración con coautores de distintas universidades” (Crowley
y Heyer, 1997: 427).
Entre otras transformaciones inducidas en los últimos años por el avance
de Internet también hay que mencionar la cuestión lingüística:
C
En fecha tan reciente como hace cien años, el alemán era la lengua internacio-
nal (al menos, en Occidente) de la ciencia y la tecnología; el francés, de la cul-
tura, y el inglés, del comercio. Hoy, el inglés sirve para las tres funciones en
gran parte del mundo. Pero mucha gente lee y escribe el inglés mejor de lo que
lo habla (QuarTerMan, 1997: 426).
La convergencia digital
Además de la formación de redes, el otro impacto de la informática digital
deviene de su capacidad de organizar y reunir a los demás medios de comu-
nicación e información.
La integración del texto, números, imágenes y sonido a través de las nue-
vas tecnologías es parte del proceso denominado convergencia digital y que
implica el entrecruzamiento de la informática, las telecomunicaciones y los
servicios audiovisuales.
Actualmente, se llama “Triple Play” a la estrategia de comercialización a
Tanto la radio como la televisión
están en un proceso –todavía no través de un mismo soporte físico, de servicios ya existentes: Internet, televi-
concluido– de pasaje de un siste- sión paga y telefonía ija.
ma analógico a un sistema digital. Como analiza Carlos De Ángelis,
La mayor parte de las tecnologías
de video y fotografía sí han migra-
do de sistema. La digitalización
ofrece una gran capacidad de
C
El Triple Play (TP) es mucho más que un nuevo producto: es una de las primeras
compresión y alta velocidad de batallas de una de las dos guerras frías del siglo XXI (la otra es la del agua pota-
transmisión de datos.
ble) y tiene como objetivo final el control sobre la esfera global de las comunicacio-
nes. Un servicio de TP puede ser suministrado por todo tipo de empresa que ten-
ga desarrollados tendidos de fibra óptica. Una vez que el cableado está, el paso
siguiente es que la legislación lo permita y que el usuario lo acepte. Pero esta
cuestión, lejos de ser un debate sobre tecnología o una noticia sobre novedades
empresariales, es una discusión plenamente política porque se trata del poder. El
TP es la “cabecera de playa” para el Cuádruple-Play, con la inclusión de la Telefonía
Móvil y finalmente la Convergencia Digital.
(…) En el marco de la Convergencia Digital, la televisión y la radio serán formatos
análogos a Internet, es decir que cada canal o emisora será algo similar a una pági-
na web. (…) El tipo de regulación estatal que se alcance es un aspecto clave para
llegar a una situación que asegure el derecho a la información, a la privacidad y a
la propiedad de la información que el usuario genere (de anGeliS, 2009).
PARA REFLEXIONAR
Referencias bibliográicas
La prensa militante
Objetivos
• Aportar a un conocimiento contextualizado de las prácticas de comunica-
ción de los sectores populares en América Latina, focalizando la vertiente
de los medios militantes construidos por partidos y movimientos de izquier-
da desde el siglo XIX.
• Comprender la idea de la prensa como “organizador político” y analizar las
características distintivas de los periódicos anarquistas y socialistas de la
región.
Afroperiódicos
El Proletario, cuyo primer número se publicó el 18 de abril de 1858, fue una de las expre-
siones de los negros en la ciudad. Como explica Dardo Cúneo, aquí “la voz proletario
viene a servir a otro grupo social que no está deinido por ella”: responde a “intereses
especíicos de una colectividad numerosa que poblaba barrios y tenía a su cargo los oi-
cios humildes de la ciudad desde la víspera colonial, invocan las tres breves columnas de
este semanario que dirige Lucas Fernández” (Cúneo, 1945: 9)
“La prensa editada por la población negra, la de anarquistas y socialistas ha sido clave
en la conformación de estos públicos subalternos”, explica Mirta Lobato y adhiere a la
idea de que un amplio abanico de periódicos y folletos desarrollados en la época es parte
de la formación de una cultura alternativa.
Durante la segunda mitad del siglo XIX, los afroporteños editaron una veintena de
periódicos: además del mencionado, estuvieron El Unionista (1877-1878), La Perla (1878-
1879) y La Luz (1879), entre otros.
LECTURA OBLIGATORIA
C
Paralelamente al desarrollo de esta prensa partidaria e ideológica, que estaba
estrechamente asociada al movimiento obrero, aparecieron otros periódicos
que acompañaron la constitución de un movimiento obrero organizado y fueron
su creación. El desarrollo de la prensa gremial o sindical no se puede escindir
de la prensa partidaria, pero puede considerarse como estrictamente obrera
pues era realizada por los asalariados de una rama de la producción industrial
y del sector servicios y expresaba las aspiraciones de sus organizaciones
(lobaTo, 2009: 17).
C
En este clima de creciente militancia de la clase trabajadora, en las décadas
de 1880 y 1890, había grupos revolucionarios activos que producían panfletos
y diarios, organizaban mítines masivos, presentaban obras de teatro y partici-
paban en huelgas y manifestaciones. Hasta la emergencia del Partido
Socialista como una fuerza significativa a fin de siglo, gran parte de estas acti-
vidades eran llevadas a cabo por anarquistas, muchos de los cuales, como
Ettore Mattei y Enrico Malatesta, eran exiliados de Europa. Contaban con un
apoyo significativo en la clase trabajadora y controlaban un número significati-
vo de sindicatos poderosos, entre los cuales se encontraba el de los panade-
ros (organizado por Mattei) y el de los albañiles. En las décadas de 1880 y
1890 llegaron a existir hasta 20 diarios anarquistas simultáneamente en fran-
cés, español e italiano; ocasionalmente aparecían artículos en cada uno de
esos idiomas en el mismo diario.
El anarquismo en la Argentina alcanzó su pico en las primeras dos décadas del
siglo XX y la historia anterior de este movimiento puede ser vista como un avan-
ce lento y muchas veces interrumpido hacia este clímax (Molyneux, 2002: 15).
Lobato estima que esta prensa “fue una herramienta considerada fundamental
para construir a los trabajadores como una clase social con derechos en el
Río de La Plata”.
Según su investigación, en Buenos Aires circularon más de 50 periódi-
cos obreros y 174 publicaciones gremiales en la primera mitad del siglo XX.
En el caso argentino hay un aumento notable en el quinquenio 1926-1931,
que se debe a la aparición de los periódicos de fábricas, editados por célu-
las comunistas.
La circulación de estos periódicos no ocurrió sin conlicto e intentos de cen-
sura, en contextos donde los movimientos radicales y los obreros organizados
sufrieron el Estado de sitio y normas represivas como la “ley de residencia” y
la “ley de defensa social”. En 1919, por ejemplo, una oicina de La Protesta La Ley de Residencia o Ley Cané
fue asaltada y destrozada. La persecución se relejaba en otras páginas: (1902) permitió al Gobierno
expulsar a inmigrantes sin juicio
previo. La Ley de Defensa Social
(1910) habilitó al Poder Ejecutivo
C
El terror gubernamental y policial impera en la República Argentina contra las a arrestar indeinidamente a cual-
clases obreras; como imperaba en la Rusia de los zares. A la prensa obrera y quier sospechoso de adherir al
revolucionaria se le aplica la ley mordaza o la famosa ley social, impidiendo así anarquismo. Ambas se sancio-
naron en respuesta a pedidos de
que el diario Tribuna Proletaria y La Protesta, este último decano de la prensa
entidades patronales.
obrera y revolucionaria sudamericana, salieran a la publicidad alentando a las
masas del vecino país, para que imitando a sus camaradas de allende la
Europa se prepararan de una vez por todas para dar por tierra con todo el cinis-
mo que se encarna en la mente de los gobernantes y policías argentinos No
tardará en llegar la hora final, la trágica hora que les llegó a los zares de la
Rusia hoy revolucionaria.
(“La lucha social en Argentina”, artículo publicado en El Obrero Gastronómico,
Uruguay, 1920).
LECTURA OBLIGATORIA
C
Se sabe muy poco acerca de cómo se financiaban estos emprendimientos edi-
toriales, pero según la información disponible parece ser que algunos fondos
llegaban en forma de pequeñas donaciones recolectadas en mitines y confe-
rencias. Los costos de impresión eran relativamente bajos; de acuerdo con las
listas que aparecían al final de las publicaciones, el costo de publicación de
las dos mil copias de un diario era, en la región, de $ 45 en 1897 –un poco
más del doble del salario semanal. Las listas de suscripción muestran que por
lo general las donaciones individuales eran aproximadamente 20 centavos;
tres o cuatro grupos, algunos en las provincias, enviaban regularmente sumas
de hasta cinco pesos cada uno. Los donantes eran generalmente identificados
por nombres falsos, que evocaban noms de guerrres (como “Firme en la
Brecha”, “Menos Pedir, Más Tomar”, “Un Tirabombas”), u oficios; los miembros
de este último grupo, el cual incluía a los zapateros, barrenderos, prostitutas,
camareros y conductores, junto con las pequeñas sumas donadas, indican la
clase social de los lectores. Los panfletos y los diarios eran frecuentemente
regalados. Debido a la irregularidad con la que aparecían estos diarios, y a la
precariedad de su existencia, la institución de una suscripción regular no era
efectiva (Molyneux, 2002: 17).
• La salida irregular. Esta discontinuidad era asumida por los propios edito-
res. La voz de la mujer –que se publicaba, al principio, cada tres semanas–
llevaba en su portada la expresión “Sale cuando puede”.
Entrado el siglo XX, muchas de estas ideas quedarían plasmadas en los textos
de Vladímir Ilich Lenin sobre la prensa. En un texto emblemático del líder de la
revolución bolchevique en Rusia, “¿Por dónde empezar?” (publicado en Iskra Durante el primer censo soviético,
N° 4, mayo de 1901), Lenin resalta la idea de la prensa como un organizador cuando el propio Lenin fue inte-
rrogado acerca de su profesión,
colectivo: respondió: “Periodista”.
C
La misión del periódico no se limita a difundir ideas, a educar políticamente y a
atraer aliados políticos. El periódico no solo es un propagandista colectivo y un
agitador colectivo, sino también un organizador colectivo. En este último senti-
do se le puede comparar con los andamios que se levantan alrededor de un
edificio en construcción, que señalan su contorno, facilitan las relaciones entre
los distintos constructores, les ayudan a distribuir el trabajo y observar los re-
sultados generales alcanzados por el trabajo organizado.
LECTURA RECOMENDADA
R
Mattelart, A. (2011), Para un análisis de las prácticas de comunicación popular. Intro-
ducción a Comunicación y lucha de clases / 2, El Río Suena, Buenos Aires
Taufic, C. (1986), Periodismo y lucha de clases, Akal, tercera edición, Madrid (La prim-
era edición corresponde a Ediciones Quimantú, Chile, 1973).
Como destaca Mattelart, “la teoría de Lenin sobre la prensa es múltiple; es,
simultáneamente, una teoría de la prensa clandestina, una teoría de la prensa
legal de oposición y una teoría de la prensa socialista” (Mattelart, 2011: 66).
No muchas veces se ocupó de los medios destinados a lo campesinos. En
1920, cuando con el objetivo de llegar a un público masivo popular se lanzó
el periódico Bednota (“campesinos pobres”) con una tirada de entre 500.000
a 1.000.000 de ejemplares, sugería un órgano único: “Sería nocivo tener una
división entre un periódico industrial y un periódico agrario, pues el objetivo
del socialismo es estrechar y unir lo agrario y lo industrial…”.
“El periódico de la producción debe ser popular en el sentido de ser accesi-
ble a millones de lectores sin caer por ello en la vulgarización rudimentaria no
descender a nivel del lector inculto, sino ayudarlo a evolucionar en forma pau-
latina y prudente”, escribió Lenin el 18 de noviembre de 1920 el texto mucho
menos difundido que el publicado en Iskra en 1901, llamado “Tesis sobre la
propaganda de la producción”.
Dos años después, en los orígenes de la radio (como vimos en la Unidad 4),
Lenin presionó a Stalin para acelerar el establecimiento de una emisora, ya
que le parecía más apta para lograr la comunicación con los campesinos
(Mattelart, 2011: 66 y 51)
K
1.
Buscar ejemplos actuales de periódicos de izquierda y analizar cómo
recuperan –si lo hacen– la visión leninista de la prensa como organiza-
dor colectivo.
LECTURA RECOMENDADA
R
Gándara, S. (2004), “La prensa partidaria de izquierda. Verdad, acción y conlicto”,
en: Vinelli, N. y Rodríguez Esperón, C. (compiladores), Contrainformación. Medios
alternativos para la acción política, Peña Lillo/Continente, Buenos Aires.
C
En 1911 Recabarren se estableció en Iquique, en el norte de Chile, el puerto mi-
nero de la región, y fundó un periódico, El Grito, de tendencia democrático socia-
lista, según sus palabras. Al año siguiente lanzó otro, El despertar de los trabaja-
dores, el órgano de la Sociedad Cooperativa de Trabajadores Tipográficos,
transformada más tarde por sus asociados en el Partido Socialista, anteceden-
te de lo que fue luego el partido comunista más grande de Latinoamérica. En un
contexto donde la educación primaria obligatoria sería sancionada bastante
tiempo después, este periódico tuvo no solo un rol de organizador de clase
obrera, sino también un rol pedagógico (MaTTelarT, 2011: 58).
LECTURA OBLIGATORIA
C
En consecuencia, el socialismo usará para realizarse como armas de combate:
la educación doctrinaria y moral del pueblo por medio del libro, del folleto, del
periódico, del diario, de la tribuna, de la conferencia, del teatro, del arte; la or-
ganización de toda clase de asociaciones que concurran al mismo fin; de la ac-
ción -política para la conquista de los poderes públicos; de la acción gremial
para la lucha de clases; de la organización cooperativa para ir monopolizando
los actuales negocios del mundo, hasta que el poder de la cooperativa sea una
verdadera fuerza de socialización de todos los medios de producción y de cam-
bio (…)
Convencidos de que el porvenir es el socialismo, queremos apresurar la llegada
de ese porvenir adelantando la cultura y la educación de los pueblos.
Mientras más rápidamente avancemos en la cultura y la educación junto con
la organización de los trabajadores, más cerca, mucho más cerca estamos del
porvenir y, por lo tanto, del socialismo.
Si bien existe una edición de Obras escogidas de Luis Emilio Recabarren, los escritos del líder
de la izquierda chilena de principios del siglo XX no han sido recuperados por completo. Por
su propia forma de militancia, la mayor parte de su pensamiento está plasmada en artículos
periodísticos, panletos y conferencias publicadas. Como ya hemos planteado, el carácter
de la prensa obrera hace que no exista un archivo completo y organizado, y probablemente
muchos materiales se han perdido deinitivamente. En 1924, por ejemplo, escribió un
folleto titulado El Manual del Propagandista, probablemente su último trabajo, que hasta
el día de hoy no ha sido hallado.
La prensa de izquierda era, para Recabarren, la prensa realizada por los tra-
bajadores, lo que nos conecta con el tema de la próxima unidad. Destacaba
especialmente la importancia histórica de que los obreros tuvieran sus propios
medios de comunicación, ya que las ideas socialistas nunca hubieran encon-
trado editores en la burguesía. Así lo sentenció en un memorable discurso
realizado en una sesión de la Cámara de Diputados chilena en julio de 1921,
que consta en versiones taquigráicas:
C
Mientras la imprenta no estuvo en manos de los obreros, no éramos nadie; vi-
víamos en la oscuridad, ignorados; no podíamos desarrollar nuestro pensa-
miento. Pero la creación de la imprenta revela que ha habido un genio en el
pensamiento de los trabajadores. Cuando ellos han dicho: “Tengamos impren-
ta, y entonces perfeccionaremos nuestras inteligencias”, entonces las cosas
han empezado a cambiar. Yo recuerdo siempre con emoción la vez que llegó a
Valparaíso un grupo de obreros de Tocopilla, y me dijeron: “Compañero, trae-
mos dos mil pesos para comprar una imprenta. La Federación Obrera de
Tocopilla (que en aquel entonces se llamaba la Mancomunal), ha logrado reunir
este dinero para comprar una imprenta. Venimos a que usted nos acompañe a
comprar una imprenta”. “¿Y qué van a hacer ustedes con ella?”, les pregunté.
Me contestaron: “Un periódico.” “¿Y quien se los va a escribir?”. “No tenemos
quien nos lo escriba; pero confiamos en que usted nos buscará un tipógrafo
para que lo escriba.” Y concluyeron por decirme: “Esperamos que usted mismo
se vaya a Tocopilla y nos atienda el periódico.” Yo encuentro de una sublimidad
majestuosa el pensamiento de estos obreros -peones, playeros, estibadores,
cargadores, lancheros- que soñaban con tener una imprenta para desarrollar
sus facultades mentales, viéndose huérfanos en esta sociedad, que no los
ayudaba a instruirse, a ilustrarse. ¡Ellos mismos, por sí solos, por sus propios
esfuerzos juntaron dinero para comprar una imprenta y publicar un periódico! Y
así ha seguido esa cadena de acontecimientos en la República, hasta el mo-
mento actual, en que nos sentimos orgullosos de la prensa que poseemos los
trabajadores de Chile, de la cantidad de imprentas de que disponemos, de nor-
te a sur de la República, para defender nuestros principios, para levantar nues-
tra intelectualidad, para no merecer esos apostrofes que vosotros nos lanzáis,
cuando nos decís que somos incapaces, que somos incultos, que somos igno-
rantes, y que cuando hayamos progresado lo bastante, cuando nos hayamos
instruido e ilustrado, entonces discutiréis con nosotros. Pero señor presidente,
los mismos que nos atacan, los mismos que nos tildan de incultos e ignoran-
tes, nos han hecho charquicán, muchas veces, nuestras imprentas. En Iquique
nos molieron nuestra imprenta los soldados del Carampangue, al mando del
Referencias bibliográicas
Objetivos
• Aportar a un conocimiento contextualizado de las prácticas de comunica-
ción de los sectores populares en América Latina, focalizando la vertiente
de los medios sindicales.
• Comprender los periódicos, radios y otros medios gremiales como herra-
mientas de clase utilizadas en el marco de las luchas reivindicativas y
defensivas de los trabajadores.
C
Los periódicos difundían ensayos donde se abordaban temas variadísimos
como qué es el trabajo, la esclavitud, la condición humana, la organización,
el federalismo, el centralismo con el objetivo de brindar información pero
también una interpretación y una explicación que ayudase a los lectores.
Realizaban crónicas de los conflictos en fábricas y talleres. Buscaban regis-
trar todos los episodios relacionados con las huelgas y boicots, no solo en el
país sino también en otras regiones. Utilizaban diálogos imaginarios entre tra-
bajadores, sobre todo en las primeras décadas del siglo XX, que versaban
siempre sobre las condiciones de trabajo y organización gremial. Hacia la dé-
cada del treinta comenzaron a aparecer entrevistas a obreros y obreras, to-
LECTURA OBLIGATORIA
Igual que sucedía con la prensa tradicional, con el paso del tiempo las edi-
ciones fueron mejorando en calidad. Entrado el siglo XX, muchos periódicos
incorporaron grabados y fotografías.
El Semanario CGT
Ya en la segunda mitad del siglo XX, una experiencia paradigmática por su calidad y
sus alcances fue el semanario de la CGT de los Argentinos, creado por Rodolfo Walsh
por encargo del dirigente sindical Raimundo Ongaro. El grupo de trabajo nucleó a
iguras de gran relevancia como Rogelio García Lupo, Horacio Verbitsky, Luis Guagnini,
José María Pasquini Durán, Miguel Briante, Ricardo Carpani y León Ferrari. Como
reconstruyen Hugo Montero e Ignacio Portela, el objetivo fue “generar una publicación
El principal ilustrador del
Semanario CGT venía de parti- que no apelara al lenguaje del panleto para comunicarse con el pueblo trabajador”. Así,
cipar en el Grupo Espartaco, un “el núcleo del proyecto Semanario CGT acordó primero aquello que no deseaba para su
movimiento de artistas plásticos publicación: el modelo de la prensa de izquierda y sindical de ese momento (…). Uno de
surgido en 1958 que se planteó los objetivos fue dotar al periódico de un diseño atractivo para el lector; para esa tarea,
una profunda transformación en Walsh y Verbitsky contactaron a los diseñadores Jorge Sarudiansky y Oscar Smoje, para
la forma de concebir la creación,
en el marco de un contexto de
que intentaran armar una ´caja´ que integrara los artículos de modo ordenado y también
radicalización política del país. estéticamente aceptable”.
A su vez, apelaron a ciertas tradiciones de la vieja prensa obrera, como se puede
advertir en el llamado a tener “un corresponsal en cada fábrica”, que no tuvo el resultado
esperado por sus impulsores.
El Seminario CGT salió por primera vez el 1º de mayo de 1968. Ese mismo mes, en el
número 3, Walsh publicó la primera entrega de la investigación periodística que luego se
Fue una década de consolidación
convertiría en el libro ¿Quién mató a Rosendo?
de la industria editorial argenti-
na, en la que surgieron revistas
innovadoras como Primera Plana,
Conirmado o Panorama.
LECTURA RECOMENDADA
R
Montero, H. y Portela, I. (2010), “La revelación de lo escondido”, en: Rodolfo
Walsh. Los años montoneros, Ediciones Continente, Buenos Aires, pp. 39-69.
C
Hacer un periódico gremial era una empresa que tenía un claro objetivo: crear
una conciencia de intereses compartidos y una idea de comunidad (una comu-
nidad de iguales) para oponerse a las prácticas discursivas de otros, en parti-
cular de la burguesía que los oprimía. Como he señalado de manera reiterati-
va, la prensa se atribuía un claro sentido pedagógico y buscaba erradicar todos
los males (visiones de la política, del mundo, del tiempo libre) que podían ser
introducidos por el pensamiento “burgués” a través de los diarios editados por
las empresas periodísticas.
Esa oposición fue claramente perceptible desde ines del siglo XIX pero a medi-
da que la edición de periódicos fue modiicándose, la aparición de una prensa
popular cuyos orígenes estaban asociados a los grupos conservadores y cuyo
rasgo más distintivo era su sensacionalismo, aunque tomaran las cuestiones
obreras como tema, favoreció la deinición de un nuevo enemigo: los diarios
populares de masas. Ya en la década del veinte algunos periódicos gremiales
advirtieron el desafío que representaba la circulación de esta literatura que se
dirigía a los mismos sectores que ellos buscaban delimitar, orientar, represen-
tar y dirigir. Los diarios que se deinían a sí mismos como populares (el ejem-
plo de Crítica es ineludible), que difundían temáticas inscriptas en el discurso
de “lo nacional”, que construían lo popular apoyándose en las prácticas depor-
tivas y el juego se convirtieron en enemigos de la causa popular. De hecho, la
prensa gremial se apoyaba en la conformación de un mundo moral donde todos
los núcleos de información privilegiados por la prensa popular de masas eran
considerados perniciosos para la instauración de una nueva sociedad (lobaTo,
2009: 202).
Esta lucha no solo se dio con las páginas impresas. Los gremios –como
expresión de la clase trabajadora organizada– también sostuvieron luego sus
disputas con otros instrumentos masivos como la radio. Un caso paradig- Funcionaron radio-clubs obreros
mático donde esa preocupación puede observarse tempranamente es el de en distintas ciudades de Alemania.
El fundador del que funcionó
Alemania, donde los comienzos de ese medio coinciden con un período de
en Leipzig, Kurt Wetzel, había
gran activismo. sido radiotelegraista militar en
Experimentada desde ines de la década de 1910, la radio alemana comen- la Primera Guerra Mundial y en
zó a funcionar en la década de 1920. A ines de 1923 se emitió el primer 1917 interceptó un mensaje de
Lenin que retransmitió a los solda-
servicio de noticias y la primera serie de conferencias políticas radiales. Al dos de su unidad. En la Segunda
año siguiente, ya se registraban en Alemania más de medio millón de apara- Guerra Mundial fue radiotelegra-
tos. Otros tantos eran producto de la auto-construcción y no constaban en las ista de un grupo de resistencia
estadísticas. antifascista en su ciudad.
LECTURA OBLIGATORIA
C
¡Fuera del micrófono los intermediarios del comercio intelectual! Queremos oír
personas que hablen nuestra lengua, que sufran con nosotros cada día, cada
hora, en las fábricas, queremos realmente artistas proletarios creadores. ¿Qué
tienen que decir nuestros sindicatos? ¿Y los representantes de las masas
obreras, “nuestros políticos”? Queremos oírles no solo en asambleas públi-
cas, queremos oírles en conferencias, en congresos, para entenderles mejor.
¿Qué tienen que decir nuestras organizaciones deportivas, de alpinismo, edu-
cativas y otras organizaciones de formación del proletariado? Aquí hay un pro-
grama que corresponde al deseo de las masas. Para nosotros es claro que
ninguna Sociedad Anónima lo realiza.
¡Dadnos emisoras! ¡Conquistarlas! (citado en dahl, 1981: 31)
En ese sentido, las emisoras de los trabajadores mineros fueron una expe-
riencia de comunicación popular singular en América Latina. Como dice Jorge
Mancilla Romero,
C
Yo creo que las emisoras se convirtieron a partir de 1956, en el centro cultu-
ral, político y social de los centros mineros. Un señor que tiene problemas con
su vecino no va a la policía, va a la radio. Busca al locutor, no al abogado. Un
señor que tiene dificultades con sus hijos va al locutor (SchMucler y encinaS,
1982: 82).
En contexto
Las experiencias de las emisoras de los trabajadores mineros bolivianos
deben ser entendidas y enmarcadas en un contexto y en un proceso histórico
particular. En primer lugar, estamos hablando de Bolivia, un estado plurina-
cional signado por la diversidad étnica y también por grandes desigualdades
sociales.
Bolivia
La diversidad étnica implica, entre otras cosas, diversidad lingüística. El 49% de la pobla-
ción es bilingüe. El español no es la lengua nativa de 6 de cada 10 habitantes.
La sociedad está formada por comunidades con fuertes tradiciones de transmisión oral.
La mayor parte de la población vive en [o alrededor de] tres ciudades: La Paz, en el
oeste; Cochabamba, en el centro; Santa Cruz, en el este.
También se trata de una sociedad bastante des-integrada territorialmente, por diicul-
tades en el transporte y el sistema de caminos
Las características del país son un dato relevante porque en buena medida explican el
peso que tuvo y tiene la radio. Cerca de la mitad de las emisoras están localizadas en áreas
rurales. En ese contexto, la radio fue el medio menos costoso y menos difícil de operar. Y
sobre todo, un medio que no dependía del conocimiento del español.
La estructura de industrias culturales boliviana, durante el siglo XX, tuvo a la radio
en un lugar central. A mediados de los noventa, la televisión llegaba solo a un tercio de la
población.
W pt.org.uy/textos/temas/pulacayo.htm>.
El documento parte de una concepción trotskista acerca de la revo-
lución permanente.
Hacia 1947 surgió la radio llamada La Voz del Minero y hay quienes sostienen
que fue creada para difundir entre los obreros las tesis de ese Congreso.
El Sindicato compró receptores pequeños (Tesla) y se los dio a los trabaja-
dores, descontados del salario. “Eso fue muy nuevo en el centro, porque antes
solo los ricos tenían radio. Los obreros, contentos, ch’allamos las radios. Y
todos a oír La Voz del Minero, toditos. Mucho mejoró la lucha sindical en el
distrito con esta emisora” (cita de López Vigil).
C
La revolución de 1952, encabezada por el Movimiento Nacionalista
Revolucionario (MNR), fue el hecho político, económico y social de mayor tras-
cendencia en la vida republicana de Bolivia. El triunfo de la revolución popular,
logrado mediante la lucha armada refrendó la victoria electoral que había al-
canzado el nacionalismo revolucionario un año antes y que había sido desco-
nocida por el entonces presidente Mamberto Urriolagoitía, poco antes de en-
tregar el poder a una junta militar de gobierno (SchMucler y encinaS, 1982).
C
Llevaron los micrófonos a lo más profundo de las minas y se movieron por los
lugares de encuentro de la gente como mercados, iglesias y campos deporti-
vos, invitando a todos a hablar lo que quisieran. Cualquiera se sentía libre para
visitar el estudio y acceder al micrófono aun por motivaciones personales o do-
mésticas, como una mujer denunciando los golpes que le daba el marido. A ve-
ces la gente colocaba a los locutores en el increíble rol de árbitros en disputas
privadas o conflictos comunitarios (belTrán y reyeS, 1993: 35).
PARA REFLEXIONAR
P jadores. Hay que recordar que los mineros tenían salarios extremadamente
bajos. Sin embargo, hicieron sus aportes voluntarios para sostener las radios,
lo cual expresa un alto nivel de conciencia acerca de la importancia de los
medios de comunicación propios.
LECTURA OBLIGATORIA
Schmucler, H. y Encinas, O. (1982), “Entrevista con Jorge En este contexto hubo distintos
La Pío fue creada por la Iglesia Católica en 1959 para contradecir la movi-
lización obrera que crecía en el país, y en parte también por la preocupación
Inquieto por el crecimiento de los
que generaban las noticias que llegaban desde Cuba, donde había triunfado
movimientos radicales en Bolivia,
el Vaticano estableció creó la emi- la revolución que dos años más tarde se declararía socialista.
sora Pío XII en el pueblo Siglo XX, Era operada por profesionales entrenados (y adoctrinados) que trabajaban
encargando su funcionamiento a a sueldo. En ese sentido, planteó una difícil competencia para las modestas
un equipo de sacerdotes obla-
tos de Canadá. Se construyó una emisoras sindicales; al tiempo que las obligó a mejorar.
sede especialmente, con criterio Fue una radio que inicialmente sostuvo un furibundo discurso anticomu-
de radio (sala de grabaciones, nista. Sin embargo, la coexistencia con los trabajadores terminó cambiando
sala de redacción, salas de locu-
la perspectiva ideológica de los sacerdotes que fueron a trabajar a esa zona.
ción, discotecas y viviendas para
los locutores que llegaban de las Hacia 1965, Radio Pío XII ya estaba completamente identiicada con la causa
ciudades) y se le otorgó un equi- obrera e integraba la cadena de radios.
po de primera clase, con 2.000
watts de potencia.
LECTURA RECOMENDADA
R
López Vigil, J. I. (1985), Una mina de coraje. Radios mineras en Bolivia, ALER-PÍO
XII, Quito.
C
Una vez, con los aires del Concilio, pensamos cambiar de Papa y llamarla Juan
XXIII. Pero una radio es como una persona, no se desbautiza. Es decir, tenemos
que cargar con un nombre histórico. Por suerte, el pueblo no entiende ese nom-
bre. Le han quitado el “XII”, lo han vuelto femenino —la Pío—, le han dejado po-
co del vaticanismo de la postguerra (testimonio recogido en lópez ViGil, 1985).
El ciclo represivo
LECTURA OBLIGATORIA
LECTURA RECOMENDADA
R
Beltrán, L. R. y Reyes, J. (1993), “Radio popular en Bolivia: la lucha de los obreros
y campesinos para democratizar la comunicación”, en: Diálogos, Lima, número 35.
Beltrán y Reyes distinguen cuatro formatos en que se dan experiencias de radio popu-
lar en Bolivia: 1) las radios de los obreros mineros, 2) la radio educativa católica, 3) la
radiodifusión campesina a través de estaciones comerciales, 4) las radios de las organi-
zaciones campesinas y comunitarias.
La mirada sobre el tercer punto es el mayor aporte del artículo de estos autores dentro
de la bibliografía existente. Se trata de un formato “poco conocido y difícil de conocer”;
aunque hay quienes señalan que no solo son las experiencias más antiguas sino también
las más exitosas de la radiodifusión popular boliviana. “Comunicadores campesinos no
poseen ni dirigen la emisora –urbanas y comerciales en su mayoría- pero han logrado
acceso a las primeras horas de la mañana, cuando los pobladores aimaras escuchan la
radio y los ciudadanos urbanos todavía duermen”.
K
1.
¿Hay o hubo medios de comunicación sostenidos por sindicatos en tu
ciudad o en tu región? La consigna es buscar una experiencia cercana e
indagar parte de su historia. ¿Cuándo surgió? ¿Qué características tiene
o tuvo? ¿Qué similitudes y qué diferencias se encuentran con la expe-
riencia de las emisoras sostenidas por los trabajadores mineros bolivia-
nos? Escribir un breve informe de una o dos páginas.
Referencias bibliográicas
Objetivos
• Aportar a un conocimiento contextualizado de las prácticas de comunica-
ción de los sectores populares en América Latina, focalizando la experien-
cia de los medios “educativos”.
• Contextualizar las experiencias de comunicación impulsadas desde la Igle-
sia católica a partir de los años sesenta, tras el Concilio Vaticano II.
• Analizar las transformaciones históricas de esas experiencias, que lleva-
ron a la formación de “radios populares” con nuevos periles, la articula-
ción con sectores laicos y la formación de redes de articulación nacional
y continental.
PARA AMPLIAR
C
6. Los medios de comunicación están regidos por criterios en los que son pre-
sobre Latinoamérica, para emi-
dominantes los factores comerciales y de lucro. Esto trae como consecuencia
soras, televisión y diarios. Son
el infraconsumo de muchos y el superconsumo de unos pocos, y somete la co- empresas vinculadas a intereses
municación masiva a las leyes de mercado que le impiden desplegar sus vir- políticos y económicos extraños a
tualidades en servicio de todos los hombres y de todo el hombre. Latinoamérica, lo que plantea el
problema de la DEPENDENCIA y
7. Reconocemos lo poco que puede hacer cualquier grupo particular –y la Iglesia unilateralidad en las fuentes de
misma– para modiicar sustancialmente esta situación y obtener la descentrali- información para el logro de una
zación de la propiedad y del control de los medios, independientemente de una opinión pública auténtica”.
estrategia más global, puesto que operan dentro de un amplio sistema econó-
mico-político. El seminario considera que esta concentración de los medios es
antidemocrática…
El mismo documento incluía un llamado a que la Iglesia fuera “la voz de los
que no tienen voz en la sociedad”, y propuso el impulso de una “educación
liberadora”, basada en el diálogo:
C
Más que preocuparse por adquirir y usar los medios masivos, la Iglesia en ge-
neral, y de modo especial los educadores –comunicadores cristianos–, deben
tratar de desarrollar con imaginación y audacia, y utilizando con originalidad los
recursos tecnológicos, sistemas no convencionales de comunicación descen-
tralizados y bidireccionales.
Como ejemplos de descentralización, cabe explorar las posibilidades que ofre-
cen los sistemas de circuito cerrado, el video-tape, los video-cassettes y otros
avances así como también las formas de comunicación popular, de las que las
culturas tradicionales de los pueblos ofrecen expresiones tan ricas.
LECTURA OBLIGATORIA
K
1.
Analizar cómo se transforman las concepciones sobre los medios de
comunicación al interior de la Iglesia católica latinoamericana y cómo
sus textos dialogan con otros debates de su entorno. Escribir un infor-
me de tres o cuatro páginas.
C
(…) las CEBs, por su constitución que facilitaba la palabra, la relación interper-
sonal, la formación de sus participantes a partir de la convivencia fraterna y
cotidiana, se constituyeron de por sí en el mayor espacio de comunicación,
participación, hominización como decía Paulo Freire. Las reuniones, como ex-
plica fray Betto, eran verdaderos diarios hablados, en los cuales las personas
LECTURA RECOMENDADA
R
Betto, F. (1986). “Comunicación popular e iglesia”, en: Festa, R. y Lins da Silva,
C. E. (Org.), Comunicación popular y alternativa, Ediciones Paulinas, Buenos Aires.
Por otra parte, señala Betto, a partir de esas comunidades de base se forjó
“una extensa red de comunicación popular tejida por una multiplicidad de
boletines diocesanos, folletos litúrgicos, literatura popular, cuadernos de
formación, elaborados por los mismos militantes del medio popular”. Esas
herramientas implicaban un aporte al desarrollo de medios de comunicación
propios de los sectores populares, además del uso educativo de la radio que
impulsaría la institución, una de las vertientes que da origen a la radio popular
en América Latina.
C
El Concilio Vaticano II y luego Medellín (1968), imprimieron un gran impulso a
las comunidades de base, a los grupos de catequesis, a las escuelas radiofó-
nicas para campesinos y a otros movimientos en búsqueda de modelos dife-
rentes de comunicación, que implicaba un nuevo modelo de Iglesia. Se anhela-
ba una comunicación más participativa, promocional, personalizante y
liberadora al interior de la Iglesia y más acorde a la idiosincrasia del pueblo.
Si hoy se habla de comunicación popular y de comunicación alternativa, incluso
en organismos oiciales de la Iglesia, parte del mérito se debe a esos grupos y
movimientos que, con pocos medios y muchos riesgos, experimentaron nuevas
formas que han permitido la superación, aunque sea lentamente, de modelos
verticalistas a favor de una comunicación más participativa y liberadora” (XV)
(SpoleTini, 1985).
Radio Peñas copiaba el patrón de
las escuelas radiofónicas colom-
bianas (ACPO). Apuntaba a la
adoctrinación católica, tanto en La gran mayoría de las radios educativas, unas quinientas experiencias en 15
español como en aymara. No tuvo
en cuenta otro tipo de necesida-
países surgidas durante la década de 1960, tuvieron el impulso de organiza-
des. No apoyó a las organizacio- ciones cristianas. Las primeras apuntaron a poblaciones rurales e indígenas,
nes campesinas ni les dio mucha pero en los setenta los proyectos se extendieron a las zonas suburbanas.
participación. En 1972 se mudó
La idea de utilizar la radio como medio educativo venía planteándose en
a La Paz y cambió su nombre a
San Gabriel, y el cambio no fue distintos ámbitos desde los años treinta. En Canadá, por ejemplo, se desa-
solo de nombre: se identiicó y se rrolló una programación radial para agricultores que funcionaba con grupos
puso al servicio del pueblo ayma- de escucha denominados Radio Farm Forums. De la década siguiente data
ra, que tuvo amplia participación.
la experiencia pionera en América Latina: Radio Sutatenza, en Colombia. En
La dictadura de 1980 la asaltó y
destruyó parte de sus equipos. los años cincuenta la práctica se extendió a otros países, como Costa Rica,
Paraguay y Bolivia, donde la primera estación destinada a los campesinos
aymara fue Radio Peñas, establecida por la misión de padres de Marykroll en
1955. Ese mismo año, en Paraguay, monseñor Ramón Bogarín fundó “Las
Gran impulsor de las ligas agra-
Capillas Escuelas Radiofónicas del Paraguay” (Geerts, Van Oeyen y Villamayor,
rias, caliicado como “comunista” 2004), origen de lar radio popular “San Roque”.
y perseguido por la dictadura de En 1959 surgió la Pío XII, mencionada en la unidad anterior por su articula-
Alfredo Stroessner, Bogarín jamás ción con las radios promovidas por los sindicatos de los trabajadores mineros.
obtuvo la licencia para su radio.
Como evoca José Ignacio López Vigil: “Al principio, la dinamita la tiraban los
mineros en contra de la Pío. Y los curas pedían auxilio a las Fuerzas Armadas
para defender la emisora católica. Unos años después, los militares dinami-
taban, intervenían la estación. Y eran los mineros los que acudían a defender-
En la República Dominicana fun-
ciona una emisora emblemática la”. Eso ocurrió hacia mediados de los sesenta, cuando inluida por los nuevos
para el movimiento de radios aires al interior de la Iglesia, la radio pasó a deinirse como “la voz de los sin
populares de origen católico: voz” y el propio gobierno la etiquetó como una emisora comunista.
Radio Enriquillo, nacida en 1977.
Ya en los años sesenta surgieron “escuelas radiofónicas” patrocinadas por
la Iglesia católica en Honduras, El Salvador, México, Guatemala, República
Dominicana, Venezuela, Argentina, Chile, Brasil, y en especial en Ecuador,
LECTURA OBLIGATORIA
C
(…) En América Latina la radio es el medio masivo que ha alcanzado mayor de-
sarrollo sirviendo especialmente a las áreas rurales. Gracias a esto el conti-
nente se ha visto favorecido por la tarea de promoción humana y cultural que
han realizado las escuelas radiofónicas. También la televisión educativa se ha
desarrollado en los últimos años y comienza a jugar un papel importante en la
labor de educación de nuestros pueblos.
El radioforo
“En los años 1970 fue particularmente popular combinar programas de radio educativos
con grupos de estudio; en algunos casos se utilizaban casetes de audio en vez de progra-
mas de radio o en combinación con ellos. Este tipo de comunicación se llamaba radio-
foro (Hall, Ng´awanakilala). Otro modelo de moda sobre el que se ha escrito fue el de
la radiodifusión educativa satelital, que muchas veces se combinaba con varias formas de
comunicación interpersonal (Chandler y Karnik 1976). Otra forma muy apreciada de
comunicación orientada a la comunidad fue el periódico rural, frecuentemente vincu-
lado a campañas de alfabetización (Bashiruddin 1879, Rural Press in África 1978). En
África, estos periódicos (generosamente inanciados desde el extranjero) parecían ser una
oportunidad para volver a introducir medios masivos nacionales en los estados africanos
LECTURA RECOMENDADA
R
Kaplún, G. (2008), “La calle ancha de la comunicación latinoamericana”, en: Gumu-
cio-Dagron, A. y Tufte, T. (comp.), Antología de comunicación para el cambio social:
lecturas históricas y contemporáneas, Plural, La Paz.
En los años ochenta, las radios surgidas en estos procesos sociales y políticos
empezaron a replantearse sus periles, abandonando o relegando las prácticas
de alfabetización que impulsaban desde sus orígenes, para incorporar nuevos
contenidos. La redeinición de las programaciones mantenía, no obstante, la
búsqueda de una sociedad más equitativa y solidaria, por lo cual no se cons-
tituyeron emisoras comerciales, sino radios populares, cuya identidad estuvo
fuertemente vinculada a las organizaciones sociales de cada país con las que
tejieron alianzas.
C
Para delimitar el objeto de estudio, fijo el origen histórico de este movimiento
de comunicación radiofónica en dos momentos: la creación de radio Sutatenza
en 1947 y la reunión del CELAM en Medellín (1968). La primera, entendida co-
mo el punto de partida de un macro desarrollo de comunicación educativa en
Colombia que cerró un ciclo en 1989, y que sirvió de ejemplo para otras expe-
riencias latinoamericanas. La segunda, Medellín, porque marca un cambio sus-
tancial en los procedimientos evangelizadores de la Iglesia y cuya apertura
concentra energía, recursos y el apoyo institucional para el desarrollo de pro-
yectos ligados a los medios de comunicación –especialmente la radio– para
extender la tarea evangelizadora y la labor educativa en favor de los adultos
analfabetos. Concentro mi atención en ALER como la institución latinoamerica-
na que logró conjuntar las experiencias de radio relacionadas con la Iglesia, lo-
grando dar continuidad y permanencia a un proyecto de sociedad a la que aspi-
ra y por la que trabaja” (peppino barale, 1999).
La primera radio educativa tenía un origen eclesial: fue impulsada por el sacer-
dote José Joaquín Salcedo Guarín en el departamento de Boyacá, inspirado en
los Foros Agrícolas Canadienses. Junto a su hermano Antonio José Salcedo
(Tuco), sacerdote jesuita, en noviembre de 1947 instaló un primer transmi-
sor y creó las tres primeras escuelas radiofónicas en la vereda de Irzón. El
año siguiente se presentó en la Asamblea de Naciones Unidas y habló de la
importancia de la radiodifusión como medio de educación y alfabetización de
los campesinos. Así nació Acción Cultural Popular (ACPO), que fue “acaso el
emprendimiento de educación no formal de la masa rural más grande y com-
plejo del mundo”, según lo deine Luis Ramiro Beltrán.
En los años sucesivos, al tiempo que avanzaba la relexión y los recursos
de la educación no formal a través de la radio, se instalaron nuevos trans-
K
2.
Buscar información sobre la inluencia del modelo de ACPO en tu país
o región. ¿Existieron experiencias de educación radiofónica? ¿En qué
época? ¿Cómo trabajaron? ¿Qué institución las impulsaba?
Además de las emisiones radiales, ACPO hacía materiales impresos. Se publicaron “carti-
llas” de distribución gratuita (de la cartilla “Lectura”, libro de la educación básica de sus
programas, repartieron unos 300.000 ejemplares en 1957) y además, desde 1958, se editó
el semanario El Campesino. El proyecto también recurrió a la edición de “Disco Estudio”,
libros sobre asuntos campesinos e incluso programas de televisión.
Peppino Barale (1993: 19) lo
deine como “el primer periódi-
co colombiano dirigido al sector
rural”. Su último número salió el
16 de septiembre de 1990.
Siempre con un marcado aval de la jerarquía de la Iglesia y también del poder
político nacional, el proyecto siguió creciendo, por supuesto, en la década de
emergencia y expansión de la radio educativa en todo el continente. Multiplicó
notoriamente el alcance de sus transmisiones –que llegaron a una potencia
de 600 kilovatios– y la radio se trasladó a Bogotá y la población de Mosquera,
Cundinamarca. La inauguración de estos equipos adquiridos en 1968 se hizo
con la presencia del Papa Pablo VI durante el “Encuentro Campesino” llevado
a cabo en Mosquera.
Mientras tanto, las tareas educativas se iban expandiendo más allá de la
educación. Una de las campañas más exitosas de ACPO fue la dedicada a
la vivienda popular económica, lanzada en 1971, que tuvo como resultado la
construcción de seis mil cocinas y fogones, permitió que sus estudiantes-oyen-
tes levantaran doce mil paredes y construyeran siete mil casas.
En suma, la historia de Sutatenza comprende más de medio siglo: estuvo
al aire hasta 1989 y sus producciones se escucharon incluso en otros países
de América Latina. ACPO sigue funcionando todavía hoy como Fundación dedi-
cada al desarrollo educativo y cultural.
http://fundacionacpo.org/
W
Otro país que tuvo un importante desarrollo de radios educativas en red fue
Venezuela –territorio otrora integrante de la “Gran Colombia”. Allí la iniciati-
va de educación radiofónica de inspiración cristiana lleva el nombre de Fe y
Alegría: una experiencia nacida en 1976, en cuya trayectoria podemos ver
Más tempranamente, hacia 1960, también el viraje de la radio educativa hacia la radio popular informativa, en
hubo una experiencia con la crea- la última parte del siglo XX.
ción de un Centro Audiovisual
Nacional dedicado a la educa-
ción por radio con cerca de 400
escuelas.
LECTURA OBLIGATORIA
C
Radio Fe y Alegría 850 AM transmite desde Maracaibo, la segunda ciudad de
Venezuela. Su señal cubre gran parte del occidente del país. La radio pertene-
ce al Instituto Radiofónico Fe y Alegría (IRFA) de los Padres Jesuitas, que se ca-
racterizan por una radiodifusión educativa (educación formal para adultos y jó-
venes). El IRFA tiene nueve radios afiliadas. Además transmite sus programas
a través de convenios con otras emisoras a lo largo de Venezuela (GeerTS, Van
oeyen y VillaMayor, 2004).
“Pasamos a ser radios que, sin venderse, sin traicionar sus principios, ponen
mucho esfuerzo y creatividad en la programación, sobre todo en lo informati-
vo. Y de estar en los últimos lugares de audiencia, pasan a estar segundos o
terceros, a tener incidencia”, como describe Javier Barrios, uno de sus inte-
grantes, en entrevista realizada en 2012 por la revista La Pulseada.
Convertida en una radio informativa, Fe y Alegría tuvo su prueba de fuego en
abril de 2002, durante el intento de derrocamiento al presidente Hugo Chávez.
El protagonismo de los medios fue el sello distintivo del primer golpe de
Estado del siglo XXI: “Lo singular de la Venezuela de abril de 2002 es que lo
esencial giró alrededor de los medios. Fueron el campo de batalla y las armas
de la batalla al mismo tiempo”, escribe José Ignacio López Vigil en su libro
Golpe de Radio. “Los militares dieron el golpe a través de los medios desde
el 7 de febrero, cuando el coronel Pedro Soto se alzó por televisión y luego
vino el sucesivo ´goteo´ mediático de oiciales golpistas, para ir preparando
el ambiente. La marcha de la oposición del 11 de abril fue convocada, guia-
da y resaltada por los medios. Los asesinatos de ese día fueron integrados
a la horma mediática condenando a Chávez de un modo sospechosamente
automático, sin pruebas ni análisis, para que sirviera de cobertura a los pro-
nunciamientos de los militares durante la noche. Los golpistas no movilizaron
tropas, ni tanques, ni aviones”.
En abril de 2002 el Estado solo tenía Venezolana de Televisión (VTV) y
Radio Nacional, cerradas inmediatamente por los golpistas, y los medios
comunitarios con mayor alcance se contaban con los dedos de una mano,
como Radio Perola que fue allanada en la noche del 11 de abril. Quedó al aire
Fe y Alegría. Cuando quisieron cerrarla, ya era tarde.
“Lo que hizo Fe y Alegría fue nadar contra la corriente”, cuenta Javier
Barrios, que al momento del golpe era director del informativo. “Todos los
Fe y Alegría había tenido un des-
empeño similar –brindar informa-
medios privados decían que aquí Chávez había mandado a disparar al pue-
ción idedigna en un contexto de blo, que Chávez renunció Los medios privados nunca hablaron de un golpe
bloqueo mediático– en las jorna- de Estado. Hablaron de que el presidente fue obligado a renunciar porque dis-
das de febrero de 1989 conoci- paró al pueblo. Radio Fe y Alegría se monta no por Chávez sino por ser cohe-
das como el “Caracazo”, otro hito
fundamental de la historia socio- rente con la verdad, por el derecho a la información. No nos podíamos hacer
política venezolana (ver Peppino comparsa de esa matriz y nos planteamos desmontarla”.
Barale, 1993: 146). Así, la vieja red radial de origen católico hizo causa común con otros medios
alternativos y contrainformación surgidos en el nuevo siglo, a los que nos dedi-
caremos en la Unidad 11.
LECTURA RECOMENDADA
R
López Vigil, J. I. (2006), Golpe de Radio. Los 3 días que transmitimos peligrosamente,
Asociación Latinoamericana de Educación Radiofónica, Venezuela.
Referencias bibliográicas
Objetivos
• Aportar a un conocimiento contextualizado de las prácticas de comunica-
ción de los sectores populares en América Latina, focalizando las herra-
mientas mediáticas de los movimientos revolucionarios armados y de resis-
tencia a las dictaduras.
• Explorar el lugar que la comunicación y la contrainformación tuvieron en dis-
tintas experiencias guerrilleras de la segunda mitad del siglo XX.
K
1.
Buscar información sobre las “tácticas de guerrilla” adoptadas por orga-
nizaciones revolucionarias de América Latina en los años sesenta y seten-
ta y observar qué plantean con relación a las formas de agitación y
propaganda.
C
Algunas veces más destinadas a la vanguardia organizada que a las masas en
su conjunto, estos medios prestaron mayor atención a los contenidos que a
las “formas”, el lenguaje y la estética. Frente a los medios de comunicación
masiva que se sujetaban a la autocensura y a una lógica mercantil que dejaba
afuera a la mayoría (o eran sistemáticamente silenciados por la represión), las
radios se constituyeron en una necesidad frente a un sistema opresivo (Vinelli,
2011: 87-88).
para cubrir todo el ámbito nacional; desde fuera, es decir la organización civil nacional, y
desde dentro, es decir en el seno del ejército guerrillero. Para coordinar estas dos propa-
gandas, cuya función está estrechamente unida, debe haber un solo organismo director.
La propaganda de tipo nacional desde organizaciones civiles fuera del territorio libe-
rado, debe hacerse con periódicos, boletines y proclamas. Los periódicos más importantes
se ocuparán de las cosas generales del país e irán informando al público la situación exacta
de las fuerzas guerrilleras, atendiendo siempre al principio fundamental de que la verdad,
a la larga, resulta beneiciosa para los pueblos. Además de estas publicaciones de tipo
general, debe haber otras más especializadas para diversos sectores de la población (…)
La propaganda que será más efectiva, a pesar de todo, la que se hará sentir más libre-
mente en todo el ámbito nacional y la que llegará a la razón y a los sentimientos del
pueblo, es la oral por radio. La radio es un elemento de extraordinaria importancia. En
los momentos en que la iebre bélica está más o menos palpitante en cada uno de los
miembros de una región o de un país, la palabra inspiradora, inlamada, aumenta esa
misma iebre y la impone en cada uno de los futuros combatientes. Explica, enseña,
enardece, determina en amigos y enemigos sus posiciones futuras. Sin embargo la radio
debe regirse por el principio fundamental de la propaganda popular, que es la verdad;
es preferible decir la verdad, pequeña en cuanto a dimensiones efectistas, que una gran
mentira cargada de oropel. En radio se deben dar, sobre todo, noticias vivas, de combates,
encuentros de todo tipo, asesinatos cometidos por la represión y, además, orientaciones
doctrinales, enseñanzas prácticas a la población civil, y de vez en cuando discursos de los
jefes de la revolución.
Consideramos útil que el periódico fundamental del movimiento lleve un nombre
que recuerde algo grande y uniicador, ya sea el de un héroe del país u otro semejante y
explicar siempre en artículos de fondo hacia dónde va ese movimiento armado, ir forman-
do conciencia de los grandes problemas nacionales y manteniendo, además, una serie de
secciones de un interés más vibrante para el lector.
(Extracto de Guerra de guerrillas, 1960).
Años más tarde, Fidel Castro relataría que “el hospital que estaba funcionando
en la Sierra donde se prestaba atención a nuestros heridos, nuestra fábrica de
minas y de granadas y Radio Rebelde eran los tres puntos que nosotros tenía-
mos necesidad imperiosa de defender. Y la existencia de esos tres elementos
determinan en parte nuestra estrategia de lucha” (Cara y Señal, 2008: 30). La
Entre ellas, Radio Continente dictadura nunca pudo encontrar el lugar exacto de la emisora.
y Radio Rumbo de Venezuela,
Radio Caracol de Colombia,
Hacia mayo de 1958 se estableció un nuevo punto de transmisión que
Nuevo Mundo de Bogotá, La Voz amplió su alcance. Más tarde, con el avance de la guerrilla, distintas columnas
del Cauca de Medellín y La Voz de del movimiento organizaron plantas de radio y llegó a haber 32 radios rebel-
Antioquía; LR1 Radio El Mundo de des en los frentes de combate. Identiicadas con el nombre de las columnas
Argentina y su cadena de emisoras
en América del Sur, que incluye guerrilleras a las que pertenecían, buscaron actuar coordinadamente. Se divi-
países como Uruguay, Brasil, Perú, dieron las frecuencias, establecieron los horarios de transmisión de cada una
Chile y Paraguay; WKVM de Puerto y debían reportarse al inalizar sus programas.
Rico; Radio América de Honduras.
Hacia ines del 1958, el ámbito de Radio Rebelde abarcaba todo el con-
tinente, ya que muchas emisoras comerciales de otros países retransmitían
sus programas y comunicados. Fue fundamental para crear una opinión públi-
ca internacional favorable a la Revolución Cubana.
Cuando triunfó la Revolución, una de las primeras medidas del Gobierno
revolucionario fue la intervención de las emisoras vinculadas a la tiranía de
Batista. Al descubrir que el exdictador tenía el 98% de las acciones de la CNC
(Circuito Nacional Cubano), ubicada en La Habana, el Ministerio de Bienes
Malversados ordenó su recuperación y el 12 de enero de 1959, la frecuencia
LECTURA RECOMENDADA
R
Martínez Victores, R. (1978), 7RR, La historia de Radio Rebelde, La Habana.
W
Al mismo tiempo, una experiencia pionera en Argentina
El inicio de la guerrilla en Argentina es consecuencia del golpe cívico-militar de 1955,
que destituyó al presidente Juan Domingo Perón y condujo a la proscripción, duran-
te casi dos décadas de dictaduras o democracias restringidas, del principal movimiento
político del país. Así, en 1959 nació el Movimiento Peronista de Liberación-Uturuncos,
que hacia mediados de ese año se internó en el sur de la selva tucumana para prepararse
política y militarmente.
Fueron los Uturuncos quienes impulsaron la primera radio política clandestina de nuestro
país: la Radio de los montes. “Las transmisiones no duraban más de 15 minutos y en los primeros
tiempos se colocaba a manera de cortina musical una grabación de una canción de ritmo tro-
pical, muy en boga en esos tiempos, llamada La Blusa Azul, era un tema infaltable en los bailes
populares de entonces. Con el tiempo, por sugerencia de algunos compañeros y para darle más
seriedad, se cambió esa canción por La Zamba de las Tolderías, de Los Fronterizos, recuerda
Julio Robles (el “teniente Mikey”): “Comenzada la audición se leían mensajes de Perón, y se
pasaba alguna grabación de la voz del General. Pero por sobre todo se instaba a la población a
sumarse a la lucha de la Resistencia Peronista identiicada en ese entonces con el Comando 17
de Octubre” (Vázquez, 2012). El objetivo de la radio fue “difundir proclamas, leer instrucciones
para la resistencia y así mantener alto el espíritu combativo de los activistas y del pueblo peronista
en general”.
LECTURA RECOMENDADA
R
Vázquez, L. (2012), “Radios rebeldes”, en: La revista del CCC, n° 14/15, enero-agos-
to, Buenos Aires. Disponible en Internet: <http://www.centrocultural.coop/revista/
articulo/303/>.
C
(…) “informar a los que informan”, es decir, brindar información veraz a los pe-
riodistas a fin de romper el bloque informativo; funcionar como una herramien-
ta de denuncia no solo acerca de las violaciones a los derechos humanos, si-
no también acerca de aspectos de la política económica, la situación social
que se vivía en el país y de la movilización obrera sistemáticamente silenciada;
y, fundamentalmente, agudizar las contradicciones existentes en el seno de las
fuerzas armadas y demás sectores del poder (Vinelli, 2011: 46). Walsh planteó realizar un trabajo
político entre las Fuerzas Armadas
y de seguridad, que generaran
crisis y divisiones internas. A
LECTURA RECOMENDADA eso apuntaron los Cuadernos de
Soberanía, redactados y distribui-
dos por Horacio Verbitsky como
R
Vinelli, N. (2011). ANCLA. Una experiencia de comunicación clandestina orientada parte del equipo de ANCLA.
por Rodolfo Walsh. Buenos Aires, Cooperativa gráica El Río Suena.
C
CADENA INFORMATIVA –explicaban los envíos– es uno de los instrumentos que
está creando el pueblo argentino para romper el bloqueo de la información.
CADENA INFORMATIVA puede ser USTED MISMO, un instrumento para que
USTED se libere del terror y libere a otros del terror. Reproduzca esta informa-
ción, hágala circular por los medios a su alcance: a mano, a máquina, a mi-
meógrafo. Mande copias a sus amigos. Millones quieren ser informados. El
Terror se basa en la incomunicación. Rompa el aislamiento. VUELVA A SENTIR
LA SATISFACCIÓN MORAL DE UN ACTO DE LIBERTAD.
PARA REFLEXIONAR
PARA AMPLIAR
A Mundo:
Esquivada, G. (2009), Noticias de los montoneros. La historia del dia-
rio que no pudo anunciar la revolución, Sudamericana, Buenos Aires.
Maggio, M. (2012), Diario El Mundo. PRT-ERP: Prensa masi-
va para una política de masas, Editorial Cooperativa El Río Suena,
Buenos Aires.
Sobre Noticias se sugiere revisar también:
Bonasso, M. (2000), Diario de un clandestino, Planeta, Buenos Aires.
Montero, H. y Portela, I. (2010), Rodolfo Walsh. Los años monto-
neros, Continente, Buenos Aires.
PARA REFLEXIONAR
C
¿Quién no ha oído hablar de Radio Venceremos? Voz oficial del Frente
Farabundo Martí para la Liberación Nacional –FMLN–, esta radio guerrillera
acompañó durante once interminables años, día a día, la lucha del pueblo sal-
vadoreño. Es todo un record de radiodifusión clandestina. En un país tan pe-
queño como El Salvador (21,000 kilómetros cuadrados– y con un ejército apo-
yado por Estados Unidos con el más sofisticado aparataje de guerra, la
resistencia de Venceremos resulta una hazaña tan heroica como increíble
(lópez ViGil, 1991).
LECTURA RECOMENDADA
R
López Vigil, J. (1991), Las mil y una historias de radio Venceremos, UCA Editores,
Toma su nombre del dirigente (Colección Testigos de la Historia; 4), San Salvador.
comunista Agustín Farabundo
Martí, uno de los organizadores
de la insurrección campesina e
indígena de 1932, en la que fue
fusilado por la Guardia Nacional.
El Salvador es un pequeño país con una alta densidad de población, atrave-
sado por la pobreza. El Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional
(FMLN) surgió en octubre de 1980 como resultado de la articulación de las
cinco organizaciones guerrilleras que protagonizaron la guerra civil hasta 1992
enfrentando una dictadura “con fachada democrática” que imperaba en el país
Hubo algunos acuerdos que son
desde 1933.
considerados antecedentes. La
coordinación establecida desde Sus orígenes se remontan al 1 de abril de 1970, cuando el entonces secre-
el 10 de octubre de 1980 inclu- tario general del Partido Comunista Salvadoreño (PCS) denunció su “buro-
yó a las Fuerzas Populares de cratización” y junto a otros seis militantes formó las Fuerzas Populares de
Liberación “Farabundo Martí”
(FPL), el Ejército Revolucionario
Liberación “Farabundo Martí” (FPL), una de las integrantes del futuro frente.
del Pueblo (ERP), la Resistencia Hacia mediados de esta década se inició un proceso de conlictividad social,
N a c i o n a l ( R N ) , e l Pa r t i d o movilización política y represión.
Revolucionario de los Trabajadores
Centroamericanos (PRTC) y el
Partido Comunista Salvadoreño
(PCS). El asesinato de monseñor Romero
En ese marco represivo fue asesinado monseñor Óscar Arnulfo Romero, un referente de la
corriente más progresista de la Iglesia católica, que predicaba en El Salvador por la defensa
de los derechos humanos y el compromiso con los pobres. Antes de su asesinato, la Unión
La Unión Guerrera Blanca (UGB) Guerrera Blanca había dinamitado la emisora diocesana YSAX, que respondía al obispo y
fue un escuadrón de la muer- se deinía como “la voz de los sin voz”. En menos de un mes estuvo otra vez en el aire gra-
te fundado en mayo de 1977 cias a una colecta popular. Reiniciadas las transmisiones, Romero exhortó a los soldados a
por el entonces capitán Roberto desobedecer las órdenes de represión. Al día siguiente, el 24 de marzo de 1980, el alto mando
D’Aubuisson. Funcionó como un militar declaró al obispo fuera de la ley y fue asesinado mientras daba misa, de un balazo en
grupo paramilitar que asesinó a
el corazón. La formación del FMLN se produjo medio año después de su asesinato.
sacerdotes, maestros y líderes
obreros y campesinos.
La primera gran acción del FMLN fue el lanzamiento de una “Junta Revolucionaria
de Gobierno”, el 10 de enero de 1981, en alianza con militares y civiles, como
parte de una ofensiva contra del Gobierno salvadoreño. El intento fracasó y el
FMLN pasó completamente a la clandestinidad, instalándose en las montañas
de distintas regiones del país, para formar un ejército revolucionario.
Las transmisiones abrían y cerra- En ese período de transición hacia la estrategia de guerra, los distintos
ban diariamente con la canción frentes fueron generando las herramientas necesarias, que coinciden con
“Venceremos” del grupo chileno aquellas que resaltaba Fidel Castro de la Sierra Maestra: talleres de fabrica-
Inti Illimani.
ción o reparación de armas, hospitales y medios de comunicación. Dos radios
se destacan en esa historia: la Radio Venceremos, del ERP, fundada el 10 de
enero de 1981, que operó desde las montañas del norte del departamento
Morazán, y la “Farabundo Martí”, de las FPL, fundada el 22 de enero de 1982,
que operó desde Chalatenango.
LECTURA OBLIGATORIA
W toriaradiofm.blogspot.com.ar/>
Con el tiempo, Venceremos se convirtió en “La voz oicial del Frente Farabundo
Martí de Liberación Nacional”. Así la presentaban las voces del venezolano
Carlos Henríquez Consalvi (conocido entonces con su seudónimo Santiago) y la
salvadoreña Marina Manzanares Monjarás (Mariposa). “… emitiendo su señal
guerrillera, desde El Salvador, Centroamérica, territorio en combate contra la “Mariposa” fue partícipe de
opresión y el imperialismo”. tres de las radios del FMLN:
Radio Liberación, Venceremos y
Farabundo Martí. Actualmente vive
en el exilio político, en Alemania,
E
tras el asesinato de sus padres en
julio de 2006 y una serie de ame-
nazas de muerte y persecuciones.
Frente a ese bloqueo comunicacional, las primeras acciones del FMLN fue-
ron la toma temporal de emisoras. También intentaron transmitir con una radio
en Costa Rica. La estrategia más duradera fue, inalmente, la instalación de
Las primeras tomas fueron en
1975, antes de que se formara sus propios medios, en zonas rurales y montañosas. La “Farabundo Martí” y
el frente de las cinco organizacio- la “Venceremos” transmitieron primero en onda corta y luego por señales de
nes. El 2 de noviembre llegaron a frecuencia modulada.
ocupar diecinueve radios en simul-
táneo y colocar “200 bombas de
propaganda” en todo el país.
PARA REFLEXIONAR
C
La consolidación de la emisora dependía de la consolidación del terreno. ¿Qué
es El Salvador? Un país tan pequeño, tan pulgarcito, que yo mismo lo crucé a
pie dos veces en aquel año 81. (…) Aquí no se pueden esconder ni los pensa-
mientos. En Morazán, si te atrapan con una pichinga de gasolina sos hombre
muerto, porque sospechan que le estás llevando combustible a la Venceremos.
Tenemos muchos héroes anónimos que murieron por arriesgarse con un galón
de gasolina para la radio. Y si te atrapan con una pulgada de cable coaxial, ya
podés despedirte del mundo cruel.
Entonces, ¿cómo fue posible, cómo es posible, guardar el secreto de un motor,
de toda una emisora funcionando en un lugar tan mínimo? No se explicaría sin
una organización política muy fuerte, sin mucha base social colaborando, sin
territorios ampliamente controlados por la guerrilla. Pero no territorios vacíos.
Nosotros rompimos totalmente la concepción tradicional de que las retaguar-
dias se construyen en las zonas despobladas y aisladas. Nuestras montañas
han sido las masas. Nacimos en medio de las masas y seguimos resistiendo
y ganando la guerra vinculándonos con las masas (…) Por eso, hablar de la
Venceremos como una emisora clandestina es muy relativo. Nosotros jamás uti-
lizamos esa palabra, no nos gusta cuando amigos ni enemigos nos tachan de
clandestinos. Al menos, no en esta etapa. Después cuando la guerra se compli-
có, hubo que compartimentar más las cosas (lópez ViGil, 1991).
El testimonio de “Mariposa”
“(…) muchas veces bajo tierra y bajo el fuego enemigo acompañada del combativo y
ancianito transmisor que bautizamos como: ´El Vikingo´, un motor todo averiado, el
ampliicador de 700 vatios, la antena dipolo, una grabadora de bolsillo marca pajarito,
un único casete de música revolucionaria, un micrófono incrustado en una cruz vieja de
madera que encontramos en una casa abandonada de la población campesina que salió
huyendo de las masacres que en la zona realizaba el ejercito gubernamental, hacia los
refugios en la franja fronteriza entre Honduras y El Salvador, con el conocimiento de los
técnicos que logran adaptar un sistema a la onda corta.
El campamento de la Venceremos lo componían digamos unos 50 combatientes pero
el colectivo directamente de la Radio éramos entre 12 a 15 compañeros: “Santiago” y yo
incorporados a la redacción y producción informativa y sobre todo de manera principal
en la locución, “Maravilla” como corresponsal y reportero de guerra pues cubría la noticia
desde la línea de fuego. Mabel, Cecy y Tita, en el monitoreo tarea que también cubríamos
los locutores y redactores. A medida que pasó el tiempo se fueron incorporando nuevos
y nuevas camaradas (…)
Con los compañeros de la seguridad del campamento, clandestinamente incursionába-
mos en los caseríos cercanos a nuestros tatúes y elaboramos los reportajes con la población
civil, espacio al cual denominamos: ‘Los poderes creadores del pueblo’, así, visitamos las
lecherías, los talleres de sastrería, los trapiches guerrilleros y las escuelas y cubrimos las
misas populares organizadas por los sacerdotes conscientes y las comunidades, padres
que celebraban la palabra cumpliendo ielmente la teología de la liberación que dice,
acompañar al pueblo siempre.
(…) Como las exigencias cada vez eran mayores, fuimos tecniicando la programación
y enriqueciéndola. De tener solo la información militar del avance de nuestras fuerzas
guerrilleras, el plomo informativo, los poderes creadores del pueblo, la piedra de moler, los
editoriales y las notas de comentarios, pasamos a crear el área cultural y así desarrollamos
novelitas como “Doña Oligarquía”.
(…) Elaboramos programas educativos para estimular las iniciativas de alfabetización
en las zonas de control e incluso en los campamentos de refugiados, etc.
Por su parte, la población día con día fue perdiendo el miedo al ejército y al Gobierno y se
fue convirtiendo en nuestro informante independiente, en nuestro acompañante, en nuestro
cómplice clandestino y más después en nuestro eco público” (Manzanares Monjarás, 2012).
C
(…) no solo en la información, sino también en la organización, la orientación y
pación para la Fuerza Armada
la educación de las masas.
de El Salvador. El teniente coro-
Al mismo tiempo, las emisoras se constituyeron en instrumentos de desmorali- nel Monterrosa Barrios, conocido
zación de las fuerzas gubernamentales: se trataba de transmisiones en guerra jefe militar del ejército salvadore-
que involucraban tanto la representación como la acción. Una anécdota echa ño, murió mientras trasladaba los
falsos equipos secuestrados. Su
luz sobre esta idea: la única vez que Radio Farabundo Martí dejó de transmi- helicóptero cayó entre Joateca y
tir fue en el marco de una acción militar. Por espacio de unos días, la radio se El Mozote, donde había cometi-
llamó a silencio para hacer creer al coronel Domingo Monterrosa que sus tro- do uno de sus peores crímenes.
pas habían capturado los preciados equipos radiofónicos. En realidad, el militar
había secuestrado equipos falsos, cargados de explosivos que estallaron en el
momento en que eran trasladados como trofeo en un helicóptero de las fuerzas
armadas (Vinelli, 2011: 88-89).
PARA AMPLIAR
Dos libros relatan los años de guerra y la inluencia que tuvo la radio
La guerra civil salvadoreña terminó como tal con los Acuerdos de Paz de
Chapultepec, en 1992. Desde entonces, el FMLN se constituyó como partido
político legal y participó de la vida política electoral del país, como principal
fuerza de oposición hasta que en 2009 ganó las elecciones presidenciales. El
nuevo contexto implicó momentos de redeinición ideológica que causó varias
escisiones. El proceso también obligó a una transformación de las radios, que
pasaron de ser “armas de guerrilla” a participar, como emisoras legales, de
las iniciativas de “paciicación social”.
C
La Venceremos nació con la guerra. Desde el primer día y durante diez años ha
acompañado esta lucha exageradamente heroica. Nuestros equipos han servi-
do para informar, para debatir, para orientar políticamente y hasta como arma
estratégica con ocho tacos de dinamita dentro. Ahora, estos mismos equipos
se han convertido en pieza de negociación (lópez ViGil, 1991).
Radio Venceremos recibió una licencia de FM. Durante los primeros años del
proceso de paz asumió el desafío de constituirse como una emisora legal con
un peril comunitario y fue una referencia para quienes estaban proyectando
“radios de nuevo tipo” en otras latitudes (Lamas, 1994).
Entrevistado en 1992 en el marco de un Congreso de la Asociación Mundial
de Radios Comunitarias (AMARC) su director, Mauricio Wilfredo Cepeda, se
pronunciaba por una “programación de carácter popular, pluralista y partici-
pativo”. Este carácter estaría dado “por la apertura de nuestros micrófonos a
los sectores tradicionalmente marginados de la sociedad, que no han tenido
acceso a los medios de comunicación y hoy encuentran en nuestra radio una
voz” (Lamas, 1994: 93-94).
Con el tiempo, la emisora abandonó su carácter político y se transformó en
una radio comercial, conocida simplemente como RV. Actualmente la frecuen-
cia de RV está alquilada a una emisora cristiana evangélica.
K
2.
Explorar sobre la trayectoria de otros medios de comunicación desa-
rrollados en el marco de guerrillas de liberación nacional en América
Latina. ¿Qué queda de ellos en la actualidad? ¿Están sistematizadas sus
experiencias? ¿Dónde están actualmente quienes las protagonizaron?
Producir un texto relacionando al caso elegido con la relexión que
Rodríguez Esperón y Crespi plantean en torno al vínculo entre radio
alternativa y praxis política.
Referencias bibliográicas
VázQuez, L. (2012), “Radios rebeldes”, en: La revista del CCC, n° 14/15, enero-
agosto, Buenos Aires. [en línea] Disponible en: <http://www.centrocultural.
coop/revista/articulo/303/>.
VillaGra, P. (2011), “La TV Popular en Chile”, en: Vinelli, n. (comp.), Comunicación
y televisión popular. Escenarios actuales, problemas y potencialidades, El
Río Suena, Buenos Aires.
Vinelli, N. (2011), ANCLA. Una experiencia de comunicación clandestina
orientada por Rodolfo Walsh. Buenos Aires: Cooperativa gráica El Río
Suena.
10
Objetivos
• Aportar a un conocimiento contextualizado de las prácticas de comunica-
ción de los sectores populares en América Latina, focalizando la vertien-
te de los medios comunitarios desarrollados especialmente a partir de la
década de 1980.
• Reconocer la pluralidad de experiencias que conforma el movimiento latino-
americano de medios comunitarios, ciudadanos y de pueblos originarios.
C
Radios, revistas, documentales, grafitis, diarios, propaladoras, radios abiertas,
artistas callejeros, banda de rock nacional, el cine ambulante, la experiencia
maravillosa de Teatro Abierto, el legado del cine independiente y político. Todos
espacios de comunicación y medios para hacer oír lo que los entonces oligopo-
lios de los medios de comunicación social no decían (VillaMayor, 2009: 22).
LECTURA RECOMENDADA
R
Villamayor, C. (2009), “La subjetividad emancipada”, en: Díaz Larrañaga, N.
(comp.), Redes para el cambio social, Universidad Nacional de Quilmes, Documentos
de Trabajo Departamento en Ciencias Sociales, N° 4, Bernal.
El caso uruguayo
Según cuentan Alfredo Bouissa, Eduardo Curuchet y Oscar Orcajo, en su libro Las otras
radios (1998), entre 1986 y 1987 nació en el barrio de Malvín un agrupamiento juvenil
integrado por miembros de una cooperativa de bandas de rock, graiteros y gente de la
Red de Teatro Barrial. Entre otras actividades, este grupo puso a funcionar la Radio Luna,
que transmitía desde una camioneta en movimiento. Fue la primera radio “de nuevo tipo”
del país. Luego hubo otras efímeras, como CX 21 Tirando a Rebelde, nacida en un cam-
pamento juvenil organizado por la Coordinadora Anti Razias.
Hacia mediados de la década de 1990, empezaron a emerger deinitivamente las radios
comunitarias, especialmente en los barrios de Montevideo. Aparecieron en 1994 la FM
El Puente y Emisora de La Villa (que derivaría en la actual radio La Cotorra), en La Teja;
Radio Alternativa y Brillante FM.
En 1996 se produjo un boom: La Esquina (Cerrito de la Victoria), Intrusa y Teja Libre
(La Teja), Lejano Oeste (Paso de la Arena), Espacio y Sembrando (Jardines del Hipódro-
mo), Emisora de Emergencia (Parque Posadas), Uy uy uy (Villa Española), Iava (Centro),
Subrreta y 1811 (Las Piedras), El Anzuelo (El Pinar), Florida y Al Sur (Florida), Durazno y
Oxígeno (Durazno). Actualmente, existe un centenar de radios en el Uruguay.
K
1.
Buscar en la web información sobre algunas de estas emisoras.
¿Pertenecían a organizaciones sociales? ¿Cómo se vincularon a otras
experiencias colectivas de sus territorios?
PARA REFLEXIONAR
Ver M A R T Í N E Z , J. C. (2006),
Cronista de Sucesos, Ed. Graica
P nocer trayectorias previas que conirman que los proyectos no sur-
gen “de la nada”.
Antes de fundar la FM, la asociación de periodistas que creó “En
Cooperativa, Buenos Aires.
Tránsito” en 1987 había editado un periódico innovador en Morón
que se llamó La Calle y antes habían impulsado una publicación barrial
en La Boca. Una de las fundadoras de Radio Reconquista en José León
Suárez, localidad ubicada en el Partido de San Martín, en el Conurbano
bonaerense, había conocido y trabajado previamente con referentes de
otras experiencias latinoamericanas, como Radio Enriquillo –la radio
dominicana de inspiración católica que funcionaba desde 1977– o las
emisoras nucleadas en Educación Radiofónica de Bolivia (ERBOL).
Hay que tener presente el contexto social en que surgieron estas radios, con
las consecuencias de la dictadura en términos de desarticulación de lazos
sociales y expansión de una cultura del miedo. En particular para la práctica
periodística, el período 1976-1983 implicó años de silenciamiento, en los
que cotidianamente se había vivido la censura y la autocensura. Más de 120
periodistas y escritores fueron asesinados y desaparecidos por la dictadura
argentina. Las experiencias comunitarias debían “restaurar las heridas deja-
das por esa dictadura, por el pánico, por el miedo”, como testimonia Margarita
Palacios, de FM Reconquista, en el texto propuesto como lectura obligatoria
de esta Unidad. “La dictadura militar dejó heridas muy profundas en la gente
en general en todo el país –agrega– pero en particular y de una manera más
grave a la gente de los barrios pobres (…) En función de eso pensamos que el
Centro de Comunicación Popular ‘Renaciendo’ iba a ser la herramienta eicaz
para unir a las comunidades”.
La emergencia de las radios comunitarias en la década de 1980, en ese
sentido, puede ser pensada como parte de un proceso más amplio de recons-
titución de lazos sociales y restitución de la política, que incluye la activación
de los partidos políticos en todo el país, tomas de tierras que forjaron movi-
mientos territoriales y diversas expresiones artísticas en el plano cultural.
El caso salvadoreño
Cada contexto nacional tiene sus particularidades. Por ejemplo, en El Salvador, país que
vivió en dictadura desde 1931 y que atravesó una cruenta guerra civil entre 1980 y 1992,
con un saldo inédito de muertes y desapariciones, el surgimiento de las radios comunita-
rias se inicia con el inal del enfrentamiento interno. Veamos un fragmento de un artícu-
lo reciente que cuenta los principales hitos de estos años:
C
Las radios comunitarias comenzaron a surgir en El Salvador en 1992, al concluir
12 años de guerra civil, cuando se abrieron espacios democráticos de opinión
y disenso. Pero han sido perseguidas por carecer de permisos y algunas esta-
ciones fueron clausuradas mediante el desalojo violento de sus instalaciones
por la policía.
La Ley de Telecomunicaciones establecida en 1997 permite tácitamente la par-
ticipación de estaciones comunitarias, pero estas deben ganar la frecuencia res-
pectiva en una subasta, lo cual las pone en desventaja respecto a los grupos
empresariales, estiman organizaciones sociales.
Esa ley es una de las más antidemocráticas y malintencionadas que se han
aprobado en este país, señaló a IPS el director de la Asociación de Radios y
Programas Participativos de El Salvador (Arpas), Leonel Herrera.
Ante la imposibilidad de obtener una frecuencia propia, las 18 radios comunita-
rias integrantes de la Arpas transmiten por el 92.1 FM, gracias una frecuencia
obtenida por la asociación en 1998, y que se ha fraccionado para que cada una
de esas estaciones transmitan en una región especíica, con los problemas de
interferencia que ello trae.
Desde 2000, Radio Mangle transmitió una década a través de la señal de
Radio Maya Visión, una estación vinculada al izquierdista Frente Farabundo
Martí para la Liberación Nacional, en el Gobierno desde que en 2009 cuan-
PARA AMPLIAR
C
En primer lugar hay un techo absolutamente objetivo, económico y claro. La
tecnología es cada vez más barata. Por lo tanto, existe una tendencia a la ex-
pansión: crear radios y televisoras comunitarias, por ejemplo, es cada vez más
accesible desde el punto de vista de los costos de la tecnología. Este sector
es el único de la economía en que los precios de los productos finales bajan, y
bajan más que en cualquier otro sector. Sean la antena parabólica, sean esta-
ciones transmisoras, sean computadoras. Es la famosa ley de Moore: el precio
del poder de cómputo se divide por dos cada año; es decir que cada año con
el mismo dinero puedo comprar el doble de valor del cómputo… (roncaGliolo,
1998: 1043).
C
La FM como nueva herramienta modificó la oferta mediática de la radio y de su
recepción. Tal es así que en el resurgir de la palabra, algunas de las nuevas
emisoras de baja potencia, fueron iniciativas privadas de profesionales de los
medios de comunicación que se ponían un negocio alternativo para generar
una entrada económica. Es decir, al decir de Juan Carlos Martínez, “en lugar de
tener una panadería o en lugar de tener un taller... tener una radio”. O ponían
una emisora para realizar un proyecto radiofónico autogestivo con contenidos
sin censura previa. Otras experiencias más amateur, también tomaron la inicia-
tiva de fundar medios comerciales, con particular interés en la información lo-
cal, el desarrollo publicitario y la producción de contenidos vinculados a una
ciudad, región o municipio” (rodríGuez y VarGaS, 2010).
LECTURA RECOMENDADA
R
Lamas, E. y Lewin, H. (1995), “Aproximación a las radios de nuevo tipo: tradición y
escenarios actuales”, en: Causa y Azares, Año 2, Buenos Aires.
otras palabras, tener ines de lucro era un requisito legal para ser radiodifusor:
las asociaciones civiles, cooperativas y otras organizaciones sociales queda-
ban proscritas de esa posibilidad. Eran consideradas ilegales.
Así, el crecimiento de las radios comunitarias en su primera etapa fue al
margen –y a pesar– de la ley. De allí que una etiqueta con la que fueron cono-
cidas fue la de radios piratas o radios truchas.
El decomiso de los equipos era un miedo cotidiano para las emisoras.
Los pioneros suelen tener relatos épicos sobre cómo resistieron o engañaron
allanamientos en sus primeros años. Ese riesgo fue uno de los factores que
los instó a plantear públicamente su legitimidad, a buscar apoyos sociales y
a reunirse para defenderse del peligro que implicaba un Estado aliado a las
grandes emisoras con ines de lucro.
LECTURA OBLIGATORIA
C
Había una necesidad de organizarse por calidad, por laburo, por propiedad, por
objetivos, o por lo que esperabas de las autoridades de aquel momento con
respecto a lo que en ese momento era la ley. Pero no solamente la ley sino
también el reconocimiento a las nuevas frecuencias, los impuestos... o sea to-
do lo que tenía que ver con ordenar el espectro radioeléctrico y también orde-
nar todo lo que fueran relaciones con la ley. Además porque en esa época el
COMFER y la Secretaría de Comunicaciones realizaban un montón de allana-
mientos y la única manera de salvaguardar, el laburo y el proyecto de comuni-
cación e inclusive los equipos era tener algún tipo de amparo (citado en
rodríGuez y VarGaS, 2010).
que habían sido cómplices de la dictadura o del sector empresarial argentino. Por eso estas
experiencias se plantean como medios alternativos a lo que “ellos no querían”.
Desde ARCO hubo diferentes interpretaciones de este fenómeno. Pues había quienes
consideraban a estas radios como experiencias privadas pero con “otra mentalidad muy
distinta a la que puede tener cualquier otro radiodifusor nuevo privado, sino con esta cues-
tión de abrir el micrófono a la gente, de mostrar un poco más la apertura pero con un in
comercial...”, tal como las describió Claudio de Luca; lo que llevó a ARCO a compartir,
en reiteradas ocasiones, algunos espacios de discusión. Mientras que había otros que, como
Juan Carlos Martínez veían a las Radios Libres como “un negocio, una PyMEs, para hacer
un negocio... En lugar de tener una panadería o en lugar de tener un taller... tener una radio.
Es decir, que ingresara dinero, ganar dinero teniendo una radio: pasando música, teniendo
una programación pero pensada más como un pequeño negocio”.
ARCO, que había nacido informalmente con actividades realizadas desde media-
dos de los años ochenta, formalizaría su constitución hacia 1990, adoptando
el nombre de Federación Argentina de radios comunitarias (FARCO), que se
También existieron instancias
modiicó en 1994 por el de Foro Argentino de radios comunitarias, manteniendo
de articulación a nivel regio- la sigla identiicatoria. A nivel latinoamericano, el agrupamiento se integró a la
nal. Así, por ejemplo, Radio Asociación Latinoamericana de Educación Radiofónica (ALER), que desde 1972
Encuentro de Viedma –integran- nucleó emisoras que se deinían como “populares” o “participativas”.
te de FARCO– formó parte de
una Asociación Norpatagónica de Durante la década de 1990, algunas radios optarían por nuclearse en la
Radios Populares, que hacia 1990 Asociación Mundial de Radios Comunitarias (AMARC), organización fundada en
reunió a emisoras de Río Negro, 1983, que hacia 1990 organizó una regional especíica para América Latina y
Neuquén y La Pampa.
el Caribe. Deinida como un “movimiento ciudadano, político y comunicacional
que trabaja en red para lograr incidencia en la sociedad”, AMARC reúne radios
y redes locales, centros de comunicación, programas radiales, periodistas e
investigadores, con orígenes diversos, aglutinados en torno a consignas sobre
la democracia y la construcción de ciudadanía.
A este nucleamiento debemos el término “radio comunitaria”, que referen-
cia a las experiencias diversas y plurales de las que intenta dar cuenta esta
Unidad.
Según Rodríguez y Vargas, “recién en la década de 1990, durante el proce-
so de estabilización de las democracias latinoamericanas que este término se
popularizó y se comenzó a emplear para designar las experiencias en el con-
tinente”. Otra expresión que surgió para nominar este tipo de experiencias es
la de “radios ciudadanas”, impulsada por Rafael Roncagliolo durante su pre-
sidencia en AMARC América Latina y conceptualizada por Claudia Villamayor y
Ernesto Lamas en su manual de Gestión de la Radio Comunitaria y Ciudadana.
PARA AMPLIAR
< https://www.youtube.com/watch?v=NeNI_WCT-0Y>
Película Uma Onda No Ar (Radio Favela), dirigida por Helvécio Ratton,
Brasil, 2002. Drama basado en hechos reales, 92 minutos.
C
feminista en Internet. Entre 1991 Una de las mayores contribuciones del movimiento feminista contemporáneo
y 1998 transmitía por onda corta es haber mostrado que existe otra concepción de la palabra; así como una de
(Geerts, Van Oeyen y Villamayor, las contribuciones del movimiento obrero fue habernos mostrado que las huel-
2004: 126).
gas también son medios de comunicación. La liberación de la palabra no se
puede limitar a la ´democratización´ de las formas establecidas. Imaginarlo así
sería tener una pobre idea de la contribución que los grupos subalternos pue-
den hacer a la creación de nuevas formas de vida democrática (MaTTelarT,
2011: 21).
LECTURA RECOMENDADA
R
Antonini, P., López Mac Kenzie, J. y Demaestri, V. (2010), “Comunicadores en
cooperativas de trabajo: De la carrera personal al camino colectivo”, en: La Pulseada,
Nº 86, sección Las otras voces, La Plata, diciembre.
Recuperados y cooperativos
El fenómeno que a principios de este siglo se conoció como “empresas recuperadas”, tam-
bién se dio en el plano de los medios.
Ni para las fábricas ni para los medios, el fenómeno era nuevo. Aunque se expandió
y cobró visibilidad durante la crisis de 2001-2002, existen casos de empresas recuperadas
de ines de la década de 1980, en particular en el sector metalúrgico, e incluso a mediados
del siglo XX, en situaciones en que los patrones “acordaban” con los viejos empleados
la cesión de una empresa en crisis a una cooperativa. En el caso de los medios, aunque
no se catalogara con esa etiqueta, podría pensarse como empresa recuperada el caso de la
Radio del Sur LU3, de Bahía Blanca. La radio había sido creada en 1942 como ilial de
Radio Splendid de Buenos Aires. Fue cambiando de manos hasta que un grupo empre-
sario la abandonó en 1992. Los trabajadores no admitieron que dejara de salir del aire, y
formaron una cooperativa.
En 1971, el diario riojano El Independiente –editado regularmente desde octubre de
1959– fue refundado como cooperativa. La nueva organización incorporó como asociados
a periodistas, obreros gráicos, personal administrativo e incluso antiguos dueños.
Tres décadas después la experiencia acumulada de El Independiente sería una referencia
para los “diarios recuperados” en el marco del proceso de los años dos mil.
En 2001, el Diario del centro del país, de Villa María –fundado en 1984– fue refunda-
do como cooperativa. En 2002 atravesaron un proceso similar el Comercio y Justicia, de
Córdoba –que databa de 1939– y el Diario de la Región de Chaco –de 1990.
Junto a la Cooperativa La Posta (La Posta del Noroeste, Lincoln, 2004, el primer diario
bonaerense editado por una cooperativa), la Cooperativa Bases (Río Cuarto, El Megáfono,
2004), la Cooperativa La Masa (Redacción Rosario, 2008), la Cooperativa EcoMedios
(EcoDias, Bahía Blanca, 2010) y Cooperativa Extrabajadores de Crítica (Crítica), los
cuatro diarios formaron FADICRRA, una federación de diarios y revistas cooperativos
fundada en 2009.
La forma de organización cooperativa también es uno de los “repertorios” que caracte-
rizan a varias experiencias de radios comunitarias formadas en los años noventa.
LECTURA RECOMENDADA
R
Federación Asociativa de Diarios y Comunicadores Cooperativos de la Repúbli-
ca Argentina (2001). Periodismo con valores. El libro de la historia de la Federación
ADICCRRA. Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social. Primera edición, Bue-
nos Aires.
“Antes se deinía los actores sociales más en términos de ´clase social´. Hoy
se ha ampliado la selección a otros ejes”, explican Andrés Geerts y Victor van
Oeyen (2001: 31). “Algunos de estos ejes son: la calidad de vida, el medio
ambiente, el enfoque de género, el estado de derecho, la ciudadanía…”.
C
[...] Radio San Gabriel y Radio Tawantintuyo en Bolivia, Radio Voz de la Sierra
Norte y Radio Huayacocotla en México, ERPE, Radio Latacunga y Radio
Bicultural de la Federación Shuar en Ecuador y la mayoría de las radios de la
FGER en Guatemala. Todas las radios que transmiten en lengua indígena se
identifican con los intereses de su gente, logran una alta respuesta de sintonía
(GeerTS y Van oeyen, 2001: 71).
PARA REFLEXIONAR
LECTURA RECOMENDADA
R
Yaniello, F. (2012). Descolonizando la palabra. Los medios de comunicación del Pueblo
Mapuche en Puelmapu (Argentina), Tesis de Licenciatura, Facultad de Periodismo y
Comunicación Social, Universidad Nacional de La Plata.
Hace un interesante recorrido por los procesos de creación, formación y crecimien-
to de los medios de comunicación mapuche en el actual territorio argentino, a tra-
vés de seis casos de experiencias radiales y digitales, de lo que hoy son las provincias
argentinas de Río Negro, Chubut y Neuquén.
La presencia de pueblos originarios en América Latina es muy signiicativa. Tal es así que
en la región se hablan más de 400 lenguas. En Argentina –donde durante mucho tiempo se
promovió el imaginario de un “país sin indios”, totalmente castellanizado–, hoy se reconoce
la existencia de veinte pueblos indígenas diferentes.
LECTURA RECOMENDADA
R
Salazar, J. “Activismo indígena en América Latina: estrategias para una construcción
cultural de las tecnologías de información y comunicación”. Journal of Iberian and
Latin American Studies. University of Western Sydney. Australia, diciembre de 2002.
Disponible en: <http://www.academia.edu/778823/Activismo_indigena_en_Amer-
ica_Latina_Estrategias_para_una_construccion_cultural_de_las_tecnologias_de_
informacion_y_comunicacion>.
K
2.
Indagar sobre la experiencia histórica de los medios de comunicación
indígenas en Perú, Ecuador, Bolivia o Guatemala, los países con mayor
presencia de población originaria.
Referencias bibliográicas
11
La ciber-rebelión
Objetivos
• Aportar a un conocimiento contextualizado de las prácticas de comunica-
ción de los sectores populares, focalizando la vertiente de las herramientas
digitales forjadas en la época de las rebeliones antineoliberales.
• Pensar las características y problemáticas especíicas del uso de los nue- En algunos procesos latinoameri-
canos, esas “nuevas” eran viejas
vos medios tecnológicos al servicio de los movimientos sociales actuales. formas: implicaban la recupera-
ción de tradiciones originarias,
como en el caso del zapatismo.
La autogestión y la horizontalidad
“...si concentrar información ha sido la clave de esta
emergieron como bandera y como
administración imperial de poder, hacerla circular es una manera de desafío para otras organizaciones
debilitarlo” (Lavaca, 2006: 14) sociales, como los movimientos
de trabajadores desocupados
(los “piqueteros”) y las fábricas
A ines del siglo XX, en distintos países del continente y del mundo se pro-
recuperadas por sus trabajadores.
dujeron revueltas contra el capitalismo globalizado. Surgieron movimientos
sociales que proponían nuevas formas de organización política y también hubo
estallidos ciudadanos contra Gobiernos de tinte neoliberal, como los que pro-
vocaron el inal de los de Abdalá Bucaram (1997) y Yamil Mahua en Ecuador
(2000), Raúl Cubas en Paraguay (1999), Alberto Fujimori en Perú (2001),
Fernando de la Rúa en Argentina (2001) y Gonzalo Sánchez de Lozada en
Bolivia (2003). A nivel mundial, se gestó un heterogéneo movimiento “antiglo-
balización” que, a través de distintas movilizaciones y encuentros, expresó su La movilización en red recibió dis-
descontento hacia las políticas de ajuste iscal y los tratados de libre comercio tintos nombres, desde “globalifó-
que promovían los estados aliados con las empresas transnacionales. bicos” hasta “altermundistas”. La
expresión “altermundismo” pro-
Las condiciones de posibilidad de esa amplia articulación de movimientos
viene del lema adoptado por el
a nivel mundial estuvieron muy vinculadas con las nuevas tecnologías, de las Foro Social Mundial: “Otro mundo
que las organizaciones hicieron un uso cada vez más intensivo. Internet tuvo es posible”.
un rol fundamental para la circulación global de la información y el uso de la
telefonía celular fue clave en las movilizaciones “antiglobalización”.
Las movilizaciones contra la globalización neoliberal, generalmente convo-
cadas en rechazo a cumbres intergubernamentales donde se trataron acuer-
dos de libre comercio, aglutinaron a organizaciones de distintas corrientes
ideológicas y a movimientos sociales muy heterogéneos. Conluyeron en un
mismo espacio de protesta grupos de izquierda anarquistas, comunistas y
autonomistas; movimientos ecologistas, paciistas o antimilitaristas; ONG
cristianas y grupos preocupados por el avance de la pobreza; organizaciones
indigenistas; sindicatos y federaciones estudiantiles; así como también grupos
con trabajo en áreas especíicas como la promoción de la economía social, la
producción de medicamentos genéricos, la soberanía alimentaria, etcétera. Se
coincidía en un reclamo contra la deuda externa, la necesidad de controlar el
avance de las transnacionales, un pedido de reforma o supresión de las insti-
W www.nodo50.org/antiglobalizacion
K
1.
Indagar los programas de los foros y la agenda de trabajo de los espacios
altermundistas de los últimos años. ¿Qué temáticas aparecen en relación
con las comunicaciones y la informática y con qué importancia? ¿Cuáles
son las propuestas?
LECTURA OBLIGATORIA
El grito de Chiapas
Uno de los primeros fenómenos donde se observó la articulación de un movimiento social con
el espacio virtual creado por la nueva tecnología electrónica fue el levantamiento del Ejercito
Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) en México ocurrido el 1º de enero de 1994.
Como analizó Jesús Galindo Cáceres, en ese momento se abrió “un frente inédito”
que era Internet: “se produce la diferencia, un público internacional se vincula al conlic-
to local y nacional mexicano y toma partido por los débiles. El efecto es inesperado, se
conigura una opinión pública internacional sin la mediación de los foros tradicionales”
(Galindo Cáceres, 325).
Chiapas estaba en la mira del Pentágono: llegaron a concentrarse más de 60.000 solda-
dos en la zona, pero el EZLN logró ganar en la batalla informativa, con herramientas que
eran novedosas. Por eso, a poco de ocurrido el levantamiento de Chiapas, Galindo Cáceres
se arriesgaba a decir que “los medios electrónicos de información colectiva coniguran una
cultura de relación distinta a la tecnología”.
C
(…) varios de los medios de comunicación que se sostienen en formato web
en Argentina nacen como resistencia al neoliberalismo durante los noventa o
con posterioridad al 2001 y son parte del auge de luchas y debates que se
dan a nivel nacional y que se fortalecieron tras la rebelión de diciembre de ese
año. Estos medios aparecen ligados a los sentires, visiones y formas organiza-
tivas y políticas del momento y uno de sus objetivos es caminar junto con las
organizaciones sociales, políticas, sindicales, estudiantiles y culturales (lópez
MonJa, 2011).
C
co (Mu), realiza un programa de Entre los escombros del 11 de septiembre pueden encontrarse los restos de
radio, desarrolla cursos y sostiene la que fue la gran propaladora de noticias global: CNN. La emisora que en los
un espacio cultural. años 90 consolidó su estilo informativo de Cinta Transportadora de Información
Continua fue un símbolo también de otro fenómeno de los tiempos victoriosos
del capital: las megafusiones (laVaca, 2006: 20).
LECTURA RECOMENDADA
R
Colectivo ConoSur (2004), “Alternatividad en Internet: tres experiencias en la Red”,
en: Vinelli, N. y Rodríguez Esperón, C. (comp.), Contrainformación. Medios alter-
nativos para la acción política, Peña Lillo/Contiente, Buenos Aires.
PARA REFLEXIONAR
K
2.
Armar un mapa actualizado de sitios contrainformativos de tu región.
Explorar sus webs para relevar las temáticas trabajadas, el tipo de licen-
cias utilizadas en el material publicado, etcétera.
C
(…) en 2001 se combinaron en Argentina una gran crisis de representación po-
lítica que arrastró a todas las instituciones, incluidos los medios, una búsque-
da de participación a través de distintas formas de organización social, una
nueva camada de nuevos comunicadores sociales, documentalistas, cineas-
tas, formados en las universidades, terciarios, escuelas de cine surgidos como
hongos en los 90 y nuevamente un abaratamiento de las tecnologías a partir
de la digitalización que permitía tener cámaras cada vez más pequeñas y bara-
tas y poder editar en una computadora medianamente potente. (…) Las pro-
pias organizaciones sociales también armaron sus equipos de realizadores au-
diovisuales (calicchio, 2011: 80).
C
(…) la mayoría de aquellos que buscaron la posibilidad de transmitir nuevos
mensajes a través del formato audiovisual se abocaron a la realización y no a
la distribución, salvo a través de internet y las redes sociales. No hubo un es-
tallido de canales comunitarios, truchos, alternativos, sino la conformación de
colectivos de realizadores que constantemente se encontraron con un proble-
ma: ¿Cómo hacer que alguien vea esos materiales? Materiales que en general
estaban pensados para el cine y no para la TV (calicchio, 2011: 80).
Un cine piquetero
Entre el 6 y el 13 de diciembre de 2001, días antes del estallido que terminaría con el
Gobierno neoliberal de la Alianza UCR-Frepaso, se realizó el “Ciclo de Cine Piquetero”,
donde se presentaron materiales del Grupo de Cine Insurgente, Ojo obrero, Boedo Films, El
cuarto patio, Alavío, Contraimagen, Grupo Primero de Mayo, Adoquín Video, entre otros.
TV Utopía
Aunque no fue el primer canal de aire alternativo, TV Utopía se convirtió en una “expe-
riencia mítica”. Su creador, Fabián Moyano, se inspiró en una experiencia brasileña
y junto a un grupo de compañeros hizo varios intentos –primero en la frecuencia de
Canal 6, luego en el Canal 4– hasta salir al aire deinitivamente. Según relata Fernando
Kirchmar, el canal transmitió durante las 24 horas del día hasta el año 1999. “Los vecinos
del barrio fueron tan parte del proyecto como los integrantes fundadores, interviniendo
constantemente en la producción, emisión y difusión de los contenidos, quebrando de
esta manera con el modelo tradicional verticalista de los medios hegemónicos de comu-
nicación (…) ´Había dos tipos de Asamblea: la de televidentes y la de los que participá-
bamos más directamente en el canal. Pero la Asamblea de Televidentes tenía voz y voto,
quizás no sobre qué programa iba o qué programa no, pero sí sobre las decisiones acer-
ca de la continuidad del canal, por ejemplo qué pasos se iban a seguir si había un nuevo
allanamiento. En cuanto a la programación también se daban debates, incluso al aire´
(Villarreal, entrevista 2010)” (Kirchmar, 2011: 175-176).
Tras el fallecimiento de Fabián Moyano y la partida de otros integrantes, sumado al
desgaste por la permanente persecución y las amenazas de decomiso, el proyecto de Utopía
fue declinando. En 1999, después de un último allanamiento, el canal dejó de transmitir.
<Youtube.com/watch?v=8i2d7WrIy38>
<https://www.youtube.com/watch?v=O6bwwCwmGf0>
TV Utopía. Documental. Guión y Dirección: Sebastián Deus.
Producción: Ocellus y Salamanca Cine. Argentina, 2011.
http://www.barricadatv.org/
W www.tvpts.tv
LECTURA RECOMENDADA
R
Caballero, D. (2011), “Alternativa 2.0 o la web como momento estratégico de la TV
alternativa”, en: Vinelli, N. (comp.), Comunicación y televisión popular, El Río Suena,
Buenos Aires.
PARA REFLEXIONAR
LECTURA RECOMENDADA
R
Blejman, M. (2011), “El rol de Indymedia después del 19 y 20 de diciembre. Antes
de la web 2.0”, Página/12, Buenos Aires, 27 de diciembre.
C
El 19 y 20 de diciembre marcó un punto de inflexión para Indymedia. El proce-
so de crecimiento se aceleró rápidamente junto con las movilizaciones popula-
res y la campaña desinformativa de los grandes medios de comunicación. “El
19 y 20 nos cambió la vida –dice Sebastián (Hacher)–. Se cuadriplicó la canti-
dad de gente que quería participar en Indymedia. La gente empezó a cuestio-
nar a los medios, empezó a ver que los medios no reflejaban su propia reali-
dad, y ahí es donde nosotros y otros grupos ganamos un montón de público”.
Durante julio de 2002, Indymedia Argentina recibió 2 millones de hits y 600 mil
páginas visitadas, lo que la convirtió en el sitio más visitado de la red mundial
de Indymedia (Colectivo ConoSur, 2004).
El lema que adoptó Indymedia mundialmente fue “Don´t hate the media, Be
the media!” (no odies a los medios, sé los medios). La propuesta era –y sigue
siendo– que cada persona podía ser corresponsal. Se cumplía así la búsque-
da de eliminar la distancia entre emisión y recepción –anhelada por muchos
proyectos de comunicación alternativa–, con el riesgo de habilitar la circulación
de información muchas veces falsa o no chequeada.
No obstante, se consideraba la intervención del “colectivo editorial” para
eliminar contenidos racistas, sexistas, autoritarios, etcétera.
C
[…] la Web 2.0 estableció las bases para compartir conocimiento a través de
muchas de las cuales ya existían
canales más interactivos, facilitando la publicación e intercambio de datos (…)
previamente en menor escala.
Los servicios de la Web 2.0 han facilitado la interacción de los usuarios mejo-
rando la usabilidad pero esta socialización de Internet se ha apoyado en buena
medida en servicios comerciales, fomentando los intereses privados y empre-
sariales en un entorno digital que nació de la colaboración y construcción de
bienes comunes (candón Mena, 2012).
LECTURA OBLIGATORIA
PARA REFLEXIONAR
C
Tras diez años de vida como medio de información alternativo ha llegado el mo-
mento de despedirnos. El escaso uso que de esta herramienta de comunica-
ción hacen las personas y colectivos a quienes está destinada nos indica que
su tiempo ya pasó. En los últimos años creímos que la censura y el control de
la privacidad de las redes propietarias revalorizarían nuestro medio indepen-
diente (Indymedia), que desde su nacimiento garantizó la libertad de publica-
ción y el anonimato. No ha sido así y nuestros destinatarios naturales han pre-
ferido la eficacia y comodidad que ofrecen las gigantes redes sociales privadas
frente a los proyectos autónomos, siempre llenos de dificultades técnicas y es-
casez de recursos. Los pocos que hemos quedado hemos decidido clausurar
indefinidamente el proyecto para dedicar nuestro tiempo y esfuerzo a otros re-
tos. No nos vamos, seguimos avanzando.
En breve clausuraremos la edición y desactivaremos el sitio. Agradecemos vues-
tro interés y colaboración y esperamos vernos en nuevos proyectos de contra
información.
En otros casos, los colectivos editoriales han cesado su actividad sin despedir-
se ni dar explicaciones. Indymedia como red global sigue funcionando, aunque
sin la vitalidad y la referencia que alcanzó a tener en el pasado.
Referencias bibliográicas
12
Objetivos
• Aportar a un conocimiento contextualizado de las prácticas de comunica-
ción de los sectores populares en América Latina, indagando experiencias
de reorganización del periodismo y las “industrias culturales” en contextos
de transformación social.
• Identiicar y discutir los desafíos que implica desarrollar prácticas mediá-
ticas comprometidas con procesos revolucionarios que implican cambios
económicos, sociales y culturales;
C
[...] con nuevos nombres de Radio Rebelde y Rabio Mambí surgieron emisoras
que defendían la Revolución. También fueron intervenidos los libelos batistia-
nos Ataja, Alerta y Mañana. Tiempo de Cuba, vocero del gángster Rolando
Masferrer y de su banda de asesinos y torturadores, los “Tigres”, fue destroza-
do por el pueblo indignado. En los talleres de Alerta comenzó a publicarse
Revolución, órgano del MR 26-7, y enseguida resurgieron los diarios, asaltados
y clausurados por la tiranía, Noticias de Hoy del Partido Socialista Popular y La
Calle de Luis Orlando Rodríguez. El 15 de marzo nació Combate, órgano del
Directorio Revolucionario 13 de Marzo (orTeGa, 1989: 29).
Entre los medios existentes, la mayoría rápidamente hizo causa común con la
resistencia empresarial a los cambios sociales que se avecinaban. Así, antes
de que Fidel Castro ingresara en La Habana, Bohemia ya había publicado un
editorial titulado “Contra el comunismo” y un mes después publicaría otro: “El
camino de Cuba no es el de Rusia”.
Pero rápidamente, también, comenzaron a hacerse evidentes las diferen-
cias de muchos trabajadores de prensa con la política de sus empresas. El
9 de mayo de 1959, por ejemplo, fue convocada una asamblea extraordina-
ria del Círculo Nacional de Periodistas, que tuvo como único punto a tratar la
campaña difamatoria de algunos órganos de prensa extranjera contra Cuba.
Pronto aparecieron reclamos para poder expresar “derechos a réplica” y acla-
raciones frente a noticias que tergiversaban la verdad, y se crearon comisio-
nes de “vigilancia a la libertad de expresión”.
El 26 de diciembre de 1959 la conducción del Colegio Provincial de
Periodistas de La Habana decidió que se aclararía por nota toda publicación
que contuviera datos falsos o insidiosos que buscaran dañar los intereses de
la nación o de la revolución. Pronto tuvo el apoyo de la Federación Nacional
de Artes Gráicas y del Colegio Nacional de Locutores, que deinieron un texto
que se publicaría al inal en cada una de esas notas:
C
Esta información se publica por voluntad de esta empresa periodística en uso
legítimo de la libertad de prensa existente en Cuba pero los periodistas y obre-
ros gráficos [o locutores] de este centro de trabajo expresan también en uso El recurso de la coletilla se reto-
de ese derecho que el contenido de la misma no se ajusta a la verdad ni a la maría, por presión de los trabaja-
dores, en algunos diarios provin-
más elemental ética periodística (citado en orTeGa, 117-18).
ciales de Chile durante el Gobierno
de la Unidad Popular (Mattelart,
1973: 186).
Así nació el recurso de la coletilla, inicialmente utilizado en informaciones que
provenían de cables de agencias extranjeras, pero luego extendido también a
las notas editoriales de los diarios.
El 4 de enero de 1960, las mismas tres organizaciones suscribieron un
documento que Gregorio Ortega deine como “toda una expresión de con- Todavía no se había constituido el
ciencia de clase y de precisa comprensión del momento decisivo que vivía la Frente Independiente de Emisoras
nación”. Decía así: Libres (FIEL) ya mencionado en
la Unidad 9.
C
Si existe en Cuba un sector laboral complejo y difícil de normar en los tiempos
actuales es el de la prensa, ya sea escrita, radial o televisada. Su doble carác-
ter de empresa privada con una función de servicio público tal que no puede
responder a los intereses superiores de la sociedad en que actúa, la torna de
complicada manipulación cuando estos últimos pugnan con los particulares de
la entidad que patrocina el órgano de expresión.
Debatiéndonos como estamos entre dos polos opuestos, no existen más que
dos posiciones posibles, totalmente irreconciliables: o se está con la Revolución
o contra ella. Porque las posiciones intermedias, si se orientan con ines políti-
cos, coinciden necesariamente con el propósito contrarrevolucionario, al debili-
tar la República posibilitando su asalto (en orTeGa, 1989: 117-118).
Unos días más tarde, el planteo fue ratiicado por la junta de gobierno del
Colegio Nacional de Periodistas. En los distintos periódicos se crearon “comi-
tés de libertad de prensa” integrados por periodistas y obreros gráicos.
Los periódicos revolucionarios celebraron la medida de los trabajado-
res de los medios privados. En una columna editorial, titulada “Libertad de
prensa, ¿para qué, para quiénes?”, Hoy la defendió como un “derecho de
réplica de los trabajadores”. Por su parte, Revolución airmó: “La Revolución
Cubana, tan rica en aportes originales, acaba de hacer uno nuevo por vez
primera en la historia de la humanidad en la página de un periódico: obre-
La Sociedad Interamericana de
Prensa (SIP), históricamente ros y periodistas señalan las mentiras de los mercaderes de la prensa” (en
representante de los intereses Ortega, 1989: 142).
patronales y frecuentemente alia- La Revolución Cubana plantearía otras novedades en la producción de herra-
da a las dictaduras de la región, lo
reconocía en su propia reacción:
mientas de comunicación. Mario Benedetti (1974) destaca el cine documental
“Lo único que no puede negarse y el aiche político. También fue importante el Noticiero ICAIC Latinoamericano,
es la originalidad de la invención. tomado en nuestros días como referencia por grupos que apuestan a la cons-
Hasta ahora ni se le había ocu- trucción de televisoras alternativas y populares. El Noticiero… le dio “al perio-
rrido a nadie, en ninguna época,
ni en ninguna parte del mundo”. dismo cinematográico cubano, además de una ideología, una audacia en el
montaje de la banda de imagen y sonido, producto de la escasez de recursos
técnicos y de la experimentación estética” (Bustos, 2011: 150). Emitido por
primera vez el 6 de junio de 1960, tuvo 1490 ediciones repartidas semanal-
mente durante tres décadas.
La experiencia surgió en el Instituto Cubano del Arte e Industria
Cinematográicos (ICAIC), creado por el Gobierno revolucionario para la pro-
moción del cine, a través de la que, según Gabriela Bustos, fue “la prime-
ra resolución dictada por el Gobierno revolucionario en el ámbito cultural…”
(Bustos, 2011: 146-147).
El Noticiero se inscribió en el marco de un cine militante al que apostó una
generación de cineastas políticamente comprometidos en todo el continente,
a los que ya hemos hecho referencia en unidades anteriores:
C
(…) el Movimiento del Nuevo Cine Latinoamericano supo conjugar, a veces con
un nivel alto de conflictividad, las diferentes cosmovisiones identitarias de un
nuevo cine político latinoamericano puestas en juego, que postularon la espe-
cificidad de un “cine imperfecto”, alejado del “cine reaccionario” técnica y ar-
tísticamente logrado en el caso del ICAIC en Cuba; la de una antropología dia-
léctica de “la estética del hambre”, “la estética de la violencia” y “la estética
del sueño”, de orden sociológico antes que estético, como en el caso de Brasil
y el Cinema Novo; la del “tercer cine” en Argentina vía Grupo Cine Liberación o
de la mano del Cine de la Base la reivindicación del cine “como arma de con-
trainformación”; y “como arma de combate” en Bolivia desde el Grupo
Ukamau; entre otras (buSToS, 2011: 149).
En Bolivia, desde principios de
la década de 1950 se periló un
“cine junto al pueblo”, de fuerte
<http://www.youtube.com/watch?v=Br71kmRF0Js>
En Youtube hay disponibles múltiples ediciones del Noticiero, especial-
mente las emitidas a partir de 1980.
LECTURA RECOMENDADA
R
Bustos, G. (2011), “Santiago Álvarez y el Noticiero de la Revolución Cubana”, en:
Vinelli, N. (comp.), Comunicación y televisión popular, El Río Suena, Buenos Aires.
E
Cuando Armand Mattelart se
reunió –en 1975– con el editor
Seth Siegelaub para trabajar el
proyecto Communication and
Class Struggle, venía de trabajar
El camino de Santiago –periodismo, cine y revolución– (2013). Documental en la experiencia chilena: “Allí se
de Fernando Krichmar y Alejandra Guzzo, 95 minutos. había podido ver en vivo los efec-
tos de realidad de la carencia de
referentes críticos en el momento
de formular políticas de comuni-
12.1.2. La búsqueda de una “industria cultural revolucionaria” cación y de cultura” (Mattelart,
2011: 9).
Probablemente sea en el contexto de Chile durante el gobierno de Salvador
Allende (1970-1973) cuando se dieron los debates más profundos en América
Latina acerca de qué hacer con los medios y cuál sería su función en las nuevas
sociedades en construcción. Al acceder la Unidad Popular a la conducción del
Estado, Chile tenía un fuerte desarrollo de sus industrias culturales que generó
preguntas que no se habían planteado en otros contextos revolucionarios. En
el país andino la sociedad estaba habituada a “consumir” los productos de la
industria cultural y a establecer sus momentos de ocio en torno a ella.
C
(…) urge reconectar el ocio y el humor con la nueva práctica de construcción
conformaron la Unidad Popular.
Una sección estaba dedicada a socialista. Urge encontrar una línea de masas del ocio, para sustituir esta su-
la “Investigación y Evaluación en perestructura del entretenimiento burgués. Y esto no implica solamente la ne-
Comunicaciones de Masas”. cesidad de promover las plazas de recreo, el deporte popular, los balnearios,
sino la urgencia de crear una industria cultural, planificada, coherente, no des-
vinculada de las líneas básicas del proceso y, sobre todo, tan prestigiosa y
más talentosa que la que exhibe el signo capitalista (MaTTelarT, 1973: 251).
Estudioso de la obra de Mattelart, Mariano Zarowsky airma que “con el correr de los
años, Para leer al Pato Donald se transformó en una extraordinaria fuente de malentendi-
dos para la memoria de los estudios en comunicación. Es que, más allá de algunas referen-
cias generales a su inscripción en el contexto del proceso político cultural abierto con la
elección de Salvador Allende y la Unidad Popular chilena (1970-1973), el libro fue leído
sin atender las condiciones particulares de producción que le dieron origen y explican
su signiicación” (Zarowsky, 2010). La descontextualización fue particularmente lesiva
en este caso, pues como advierte este autor “la preocupación de Dorfman y Mattelart se
vinculaba más al proceso de elaboración de políticas culturales y la discusión sobre su
legitimidad que a la relexión metodológica para el análisis de los discursos de la industria
cultural o del efecto de los medios en las audiencias”. El estudio quedó tildado por su
peril denuncista, que identiica a Disney como una máquina al servicio del colonialismo,
y terminó objetado por cuestiones metodológicas.
Para leer Para leer al Pato Donald –valga la redundancia– es conveniente tener presente
esta experiencia de la editora Quimantú. Además, es muy interesante advertir los proce-
dimientos intertextuales con que el libro de Dorfman y Mattelart integró el discurso de la
prensa liberal que intentaba deslegitimar la política editorial de Quimantú.
LECTURA RECOMENDADA
R
Jofré, M. (1974), “Las historietas y su cambio. Experiencias prácticas para la transfor-
mación de los medios en el Proceso Chileno”, en: Dorfman, A. y Jofré, M. (1974),
Superman y sus amigos del alma, Galerna, Buenos Aires.
W pot.com.ar/
Los talleres
La transformación del contenido de las historietas estuvo acompañada por cambios en las
rutinas productivas, que incluyeron organismos colectivos para construir los guiones, y
“talleres populares” con lectores en diversos comités de producción, entre otras cuestio-
nes. Se trató de un proceso no exento de resistencias, sobre todo de los creativos que se
quejaban por el exceso de reuniones.
Esos talleres populares eran el eje del trabajo de Mattelart. Buscaban conocer no solo la
recepción por parte de los lectores sino también, especialmente, integrarlos progresivamente
al proceso de producción de los mensajes, como una forma de devolución del habla al pueblo,
como decía un lema que venía de la revolución cultural china, muy repetido en la época.
Era una forma de quebrar la unidireccionalidad y el carácter “envasado” de los mensajes.
El plan de trabajo, que fue interrumpido por el golpe de estado, preveía talleres situados en
poblaciones, barrios obreros y nuevas unidades agrícolas.
Un nuevo periodismo
La experiencia de Quimantú no agota las transformaciones producidas en
el ámbito cultural-mediático durante el gobierno de Salvador Allende. Como
apunta Mattelart, “entre los meses de marzo y de septiembre de 1973, acom-
pañando el ascenso del movimiento de masas, empezaron a multiplicarse en
los cordones industriales de Santiago y de las otras ciudades del país, órganos
de expresión propios de los trabajadores (Tarea Urgente, Cordonazo, etc.)”,
que podríamos inscribir en la tradición de prensa militante y obrera –que pre-
sentamos en las unidades 6 y 7–, aunque planteaban discusiones en relación
Mattelart también participó de con la clásica prensa de izquierda.
esos debates, que quedaron trun- Con el avance del proceso de transformaciones, viejos y nuevos medios
cos. Como narró desde el exilio, enfrentaron el desafío de pensar “la comunicación masiva en el proceso de
“el día anterior al golpe militar
liberación”, tal como tituló Mattelart a un libro que condensó parte de esos
que derrocó al Gobierno popular
(…) estábamos terminando en debates que vale la pena retomar.
diversas industrias situadas en Se cuestionaban, por ejemplo, los criterios de noticiabilidad heredados de
los cordones de Santiago una la prensa liberal, la lógica sensacionalista y la descontextualización de cier-
serie de conversaciones con los
trabajadores sobre estos nuevos
tas temáticas:
órganos de comunicación de clase
y de lucha ideológica” (Mattelart,
1973: 20).
C
Elemento esencial de la idiosincrasia mercantil en que se inscriben el circuito y
la práctica comunicativa, este principio o esta regla de acción constituye la ley
de bronce de la cultura masiva de la “sociedad moderna”: el sensacionalismo.
Ley que ha dejado de concentrarse en su forma trivial y vulgar en la prensa
amarilla, para integrar sutilmente todos los productos de la cultura masiva que
imponen a diario la burguesía y el imperialismo.
Hecho noticioso = insólito = en contra de la naturaleza de las cosas = fuera
de toda normalidad = fuera del tiempo y del espacio; separado del futuro y del
pasado, se torna en un presente efímero y anecdótico. Tiene el carácter transi-
torio de todo objeto de consumo (….) La realidad es una inmensa redundancia
de chismografías semanales.
En este universo sensacionalista intervienen diversos ingredientes que ayudan
a esta operación de alejamiento de una realidad ´normal´: el sexo, el crimen,
lo mágico y el deporte competitivo. Ingredientes que suscitan mundos aún más
cerrados: la noticia sexual, por ejemplo, crea un universo regido por sus propias
reglas y no tiene nada que ver con la política o la vida cotidiana del individuo
(MaTTelarT, 1973: 202).
C
Una revista deportiva, por ejemplo, concebida de una manera revolucionaria, es
decir, una revista que no sea exclusivamente de consumo de acontecimientos
deportivos y que tome en cuenta la educación física, la salud, el deporte popular,
los juegos, etc., no tiene ya por qué permanecer en el ámbito de una producción
editorial, en manos de periodistas “deportivos” (MaTTelarT, 1973: 204).
C
Uno de los grandes problemas a los cuales se enfrenta la comunicación masi-
va en el período de transición al socialismo, es el de combinar el papel movili-
zador que debe asumir la comunicación con el carácter ameno, agradable, que
hasta ahora parece haber sido exclusivo de la cultura de masas, del ocio que
desarrolló la burguesía (MaTTelarT, 1973: 248).
Los debates incluían también replanteos sobre la relación con los públicos
para promover una recepción crítica y creativa, trabajos sobre el sistema de
distribución de diarios (campañas para desarrollar con los kiosqueros), la
necesidad de incluir a las masas en la producción de medios –especialmente
a los jóvenes–, la búsqueda de nuevas estéticas y nuevas formas de producir-
las, y la reformulación de la formación recibida por los comunicadores y otros
trabajadores de la cultura. Todo esto teniendo en cuenta la “premisa inicial”
de que “una revista, un programa de televisión no harán la revolución”, pero
“su dinámica revolucionaria puede ser fecunda solo cuando hay un proceso
de movilización masiva que acompañar…” (Mattelart, 1973: 255).
LECTURA OBLIGATORIA
Theotonio Dos Santos: “Quien lee la prensa de izquierda en el país no logra tener una
visión del proceso revolucionario en curso. (…) Este es el primer engaño que hay que
corregir. No hay que confundir objetividad con neutralidad. Ser objetivo no quiere decir
ser neutral, no estar comprometido políticamente. Los obreros no quieren que los hechos
les lleguen cocinados. Quieren saber todos los hechos, conocer correcta y honestamente
la opinión de los adversarios, separar la opinión del informe objetivo de los hechos. No
quieren ser manipulados, es una cuestión de respeto al lector (…).
Los trabajadores reclaman un periodismo serio y no un periodismo fácil. Quieren que
se vaya a la esencia de los problemas y no a los aspectos supericiales, que desaparezca el
sectarismo de la prensa de izquierda. La lectura de la mesa redonda entre los trabajadores
y Chile Hoy y las respuestas de los campesinos nos muestran que tenemos que aprender
mucho con ellos y que tenemos un público de alta categoría y conciencia al cual debemos
tratar con respeto y no como a niños.
(…) hay que crear nuevas secciones, descubrir nuevos métodos de participación de
los trabajadores y campesinos en la prensa (como lo exigen ellos). Hay que romper, por
lo tanto, con la rutina y hacerse carne y hueso con las masas.
(…) Por primera vez la izquierda tiene posibilidades y recursos para entrar en el campo
de la llamada ´gran prensa´, que es muy diferente de la prensa de partido que practicamos
habitualmente. En ella hay recursos para cubrir todos los aspectos de la vida nacional.
En ella lo político no se expresa directamente, sino a través de las otras esferas de la vida.
El crimen, el sexo, el deporte, el entretenimiento, la educación, forman parte de la vida
cotidiana. Las personas necesitan informarse sobre estas cosas. Todas están impregnadas
de la visión burguesa del mundo, pues la ideología de la clase dominante es la ideología
dominante en la sociedad. ¿Cómo develar su contenido ideológico y abrir camino a una
nueva moral y una nueva visión del hombre? (…)
En primer lugar, en general, los periodistas son víctimas de esta ideología. La prensa de
izquierda está llena de ´machismo´, de ´paternalismo´, de ´elitismo´, de todos los valores
de la sociedad burguesa. ¿Cómo entonces ´comunicar´ a los lectores la nueva moral? (…)
Este es el gran desafío a la prensa de izquierda. Creer en su público, respetarlo. Hacer
una prensa para la pequeña burguesía, pero no partiendo del supuesto de que la pequeña
burguesía (a la cual pertenecen los que hacen la prensa) es una clase o grupo social sin
ningún aspecto positivo, riéndose de su cultura, de sus intereses más amplios. Hacer una
prensa para obreros y campesinos, sin caer en un tono paternalista, creyendo que ellos no
pueden razonar por cuenta propia y siguiendo ciegamente las consignas. La prensa burguesa
respeta su público, no como seres humanos, sino como compradores y estudia muy bien
su ´mercado´ para orientarse. La prensa de izquierda debe descubrir su público como clases
sociales, como seres humanos, como revolucionarios, como constructores de lo nuevo, pues
serán estos hombres que aquí están quienes construirán el socialismo y lanzarán el germen
del hombre nuevo. Quien no confía en estos hombres que están aquí no confía en la revo-
lución” (Dos Santos, 2009: 99-102).
K
1.
Buscar información sobre medios de comunicación asociados a proce-
sos de transformación actuales y escribir un ensayo crítico que relexio-
ne sobre sus objetivos, formas de organización, estéticas, etcétera, reto-
mando los debates planteados en esta Unidad.
Referencias bibliográicas