Municipios Genero y Territorio 10 Dig PDF
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Herramientas feministas
para la gestión local
10 Trabajo
y equidad:
un enfoque
de género
DEL ESTADO BONAERENSE
IMPRESO EN IMPRENTAS
2 Género y territorio
Género y territorio
Herramientas feministas
para la gestión local
10
Trabajo
y equidad:
un enfoque
de género
Verónica Magario
Vicegobernadora
Estela Díaz
Ministra de las Mujeres, Políticas
de Género y Diversidad Sexual
Claudia Villamayor
Directora Provincial de Formación,
Investigación y Políticas Culturales
para la Igualdad
Natalia Laclau
Directora de Políticas
Culturales para la Igualdad
4 Género y territorio
6 Prefacio, Estela Díaz
11 Presentación
20 Desigualdad salarial
25 Bibliografía
26 Propuesta pedagógica
Desde la gestión del gobernador Axel Kicillof, y con la decisión de crear el primer Ministerio Estela Díaz
de las Mujeres en la provincia de Buenos Aires, se ha puesto el acento en construir una Ministra de las Mujeres,
política de cercanía que garantice la llegada de las iniciativas gubernamentales a cada uno Políticas de Género y
de los municipios bonaerenses. Sabemos que es una tarea compleja en un territorio de más Diversidad Sexual de la
de 300.000 kilómetros cuadrados, casi diecisiete millones de habitantes, ciento treinta y Provincia de Buenos Aires
cinco municipios, más de dos mil localidades, ámbitos urbanos, rurales, isleños, costeros, y
podríamos seguir nombrando la larga lista de diversidad geográfica y humana que hace a la
enorme riqueza y posibilidades de este ámbito que habitamos en conjunto.
Impulsar las políticas de género y diversidad como prioridad en nuestro gobierno su-
pone, en muchos casos, acercar contenidos, definiciones, herramientas, recursos y cualquier
iniciativa que pueda ayudar a fortalecer la incorporación de la perspectiva de género en las
gestiones locales. Para nosotras, esto además supone un recorrido de ida y vuelta, ya que
los planes, programas, proyectos e iniciativas que impulsamos se retroalimentan todo el
tiempo en contacto con cada municipio, que es donde aprendemos y enriquecemos nues-
tros enfoques y propuestas.
El material que aquí se presenta es una realización conjunta con la Iniciativa Spotlight,
una alianza global de la Unión Europea y las Naciones Unidas que busca eliminar la violencia
contra las mujeres y niñas en todo el mundo. Esta caja de herramientas que acercamos a
las áreas de género municipales se inscribe en el proceso de dotarlas de materiales teó-
ricos, prácticos y didácticos con contenidos simples que sean de utilidad para sus tareas
cotidianas. En estos diez cuadernillos, además, entre otros temas se abordan algunas ideas
fuerza sobre género, diversidad, identidad, el trabajo, el deporte, las violencias, la salud y
educación, esto es, un abanico de cuestiones básicas que evidencien que la perspectiva de
género es un enfoque, una lente, fundamental para mirar la gestión que abarca todas las
cuestiones de gobierno.
6 Género y territorio
Hemos convivido mucho tiempo con la idea de que existían “temas de mujeres”.
Afortunadamente, hoy sabemos que el enfoque de género es mucho más que eso, que la
desigualdad de género es estructural en nuestras sociedades y, por lo tanto, que las relacio-
nes sociales han sido organizadas a partir de estas relaciones de poder jerarquías, opresivas,
discriminatorias y violentas. El movimiento de mujeres y los feminismos posibilitaron el re-
conocimiento de esta realidad, lo que ha supuesto un paso fundamental para profundizar
las transformaciones necesarias para lograr una sociedad más justa.
Esta comprensión histórica, además, abarca los principales espacios del Estado, como la
salud, la educación, el trabajo y la seguridad, entre otros, y en este sentido contar con minis-
terios de mujeres (tanto a nivel nacional como provincial) y con áreas de género creadas y/o
jerarquizadas en los municipios resulta central.
Para nosotras la prioridad es seguir construyendo herramientas de gestión que per-
mitan que esa tarea se funde en conocimientos teórica metodológica y pedagógicamente
rigurosos, pero sobre todo en el compromiso, la pasión y la ternura. La perspectiva de gé-
nero nos recuerda que quienes trabajamos en gestión somos personas con historia, con
identidad, con amores y desamores, y que el trabajo es para nosotras fundamental dado que
organiza nuestras vidas y apunta a cubrir las necesidades de nuestro pueblo.
Esperamos que disfruten, usen y critiquen estas herramientas que aquí presentamos y
que compartan con nosotras sus experiencias y visiones porque nuestro trabajo es dinámi-
co, sigue creciendo y se nutre con el recorrido que haga cada uno de los ciento treinta y cinco
municipios de nuestra querida provincia.
En el presente cuadernillo abordamos distintos aspectos que hacen a la comprensión de las Nora Goren
desigualdades sexogenéricas a fin de construir una sociedad con mayor justicia social desde Directora de la Maestría
una perspectiva que privilegia el abordaje desde la división sexual del trabajo. en Políticas Públicas y
Esta mirada nos permite dar cuenta de cómo, en distintas instituciones sociales y prác- Feminismos, Instituto
ticas cotidianas, a las feminidades y a las masculinidades se les imprimen atributos (tareas, de Estudios Sociales en
responsabilidades y sentires) diferentes como si fueran propios de cada género. Al tener Contextos de Desigualdades
una valoración diferencial, esos atributos se traducen en vínculos de poder y autoridad de (IESCODE)
unos sobre otras. Asimismo, esta relación asume características particulares de acuerdo a la
población a la cual nos refiramos y, si bien ha atravesado diversos corrimientos a lo largo de
la historia, siempre se han manteniendo las relaciones asimétricas de poder.
En este sentido, el breve recorrido histórico que presentamos resume cómo tuvo lugar
esta construcción y de qué hablamos cuando hablamos de “ámbito productivo” y “ámbito
doméstico”, poniendo el énfasis en la importancia de mirarlos como dos instancias de una
misma relación a los efectos de abrir sendas de comprensión y de acción dado que no es
posible comprender el uno sin el otro. En esa línea, abordamos las desigualdades, enten-
didas en términos de brechas, en el trabajo remunerado a los efectos de ver las múltiples
causas presentes en esta inequidad, desde las vinculadas con las tareas de cuidado, y los
procesos de demanda y selección de personas para los distintos puestos, hasta las propias
subjetividades.
Ese recorrido muestra que las mujeres no generan el mismo ingreso ni el mismo salario
que los varones sobre todo porque no ocupan los mismos puestos ni realizan las mismas
tareas que ellos. Así, los reconocimientos y los ingresos son diferenciales y las desigualdades
se acrecientan en la informalidad.
De ahí la importancia de las iniciativas orientadas a generar políticas para enfrentar
estas desigualdades, tales como las reformas legislativas y los acuerdos tripartitos, instancia
8 Género y territorio
en la cual los sindicatos tienen un lugar privilegiado. Aunque lejos aún de la paridad lograda
en el terreno legislativo, el camino recorrido ha puesto en debate la participación de las
mujeres en los sindicatos y en los lugares de conducción, y ha apuntado a la ampliación de la
agenda sindical para que incluya las reivindicaciones de las mujeres y de la diversidad sexual
acerca de sus condiciones de trabajo, la corresponsabilidad trabajo-familia, las violencias,
etc. En definitiva, un sindicalismo que piense la justicia social con igualdad de género.
Ya no cabe duda de que la equidad requiere mirar el mundo laboral y considerar la
participación de las mujeres en clave de derechos. En las últimas décadas, las mujeres han
realizado diferentes acciones para incluir sus demandas en la agenda pública y sindical, las
cuales se ven claramente reflejadas en el Estado y en los sindicatos, aunque todavía su
participación en los cargos de conducción y decisión sigue siendo muy baja si se tiene en
cuenta la cantidad de mujeres trabajadoras y afiliadas que tienen esos gremios. Por esta
razón, es menester seguir trabajando para desandar las relaciones de poder históricamente
estatuidas según el género.
12 Género y territorio
¿Qué es la división sexual
del trabajo?
La distribución del trabajo entre varones y mujeres se denomina “división sexual del trabajo”
y consiste en la diferenciación que se hace entre las actividades que deben realizar
las mujeres y las que deben realizar los varones. Se adjudican diferentes espacios en
función del sexo/género y, como ya dijimos, a las mujeres les corresponde sobre todo desa-
rrollar su actividad en el ámbito doméstico –privado–, no remunerado y “reproductivo”, y a
los varones en el ámbito público, remunerado y considerado –y denominado– “productivo”.
El ámbito reproductivo o doméstico abarca tareas relacionadas con la organización
del hogar, actividades de cuidado y aquellas derivadas de este orientadas a satisfacer ne-
cesidades de los hogares como cocinar, limpiar, cuidar a las/los niñas/os, a las/los adultas/os
mayores y/o a personas con enfermedades.
A pesar de que este trabajo constituye un aporte al bien-
estar de la familia y de la sociedad en su conjunto, carece de
MUJERES VARONES
valoración social y económica. Diversos estudios dan cuenta
del aporte de ese trabajo al Producto Bruto Interno de los paí- Espacio privado Espacio público
ses y en algunos, como el nuestro, se lo ha reconocido a través
de diversas políticas, tales como la jubilación de amas de casa.2 Tareas del hogar y trabajo Tareas relacionadas
El ámbito productivo o público, por su parte, abarca de cuidado de niñas/os y con la vida económica,
las tareas relacionadas con la vida económica, política y social. adultas/os mayores política y social
Hasta hoy es un espacio mayoritariamente adjudicado a y ocu-
pado por varones, aun cuando las mujeres participen de él. Menor o inexistente Valorado social y
Allí se desarrollan las actividades productivas de carác- reconocimiento social económicamente de
ter mercantil y, por lo tanto, tienen un valor de cambio, es y económico manera positiva
decir que se percibe una remuneración económica por ellas.
14 Género y territorio
Se establece, así, una clara separación entre el espacio privado y el público. Lo produc-
tivo, mayormente masculinizado, es lo que genera riqueza y lo socialmente visible: tiene
reconocimiento y proporciona autonomía personal. Por el contrario, el trabajo reproductivo,
feminizado, se considera que no produce riquezas, es socialmente invisible y no tiene reco-
nocimiento ni proporciona autonomía personal. Es considerado un trabajo secundario.
La división social y sexual del trabajo define ciertas tareas y responsabilidades como
propias de cada género, las valoriza de manera diferente y esto se traduce en una distribu-
ción desigual de poder, autoridad y autonomía entre feminidades y masculinidades.
Esta distribución de roles entre mujeres, o identidades feminizadas, y varones se mantie-
ne en gran medida en la actualidad. El creciente ingreso de las mujeres al mercado laboral no
ha sido suficiente para que se produzca una incorporación correlativa de los varones al trabajo
doméstico, de atención y de cuidado de las personas dependientes, y esto provoca un grave
problema para la calidad de vida de las mujeres, que soportan cada vez más una mayor carga
de trabajo porque al trabajo reproductivo tradicional se agrega ahora el “productivo”.
La forma que asume el reparto de las tareas domésticas se reproduce en muchos pues-
tos de trabajo remunerado y define una territorialización, según la cual las mujeres ocupan
puestos con menor remuneración, más informales y con menos proyección a futuro.
Uno de los factores clave de la masculinización/feminización de los espacios y las acti-
vidades responde a una escisión de mayor alcance: la división entre la casa y la “profesión”,
que no suele reconocer interrelación alguna entre ambas esferas.
Un análisis sexuado de las relaciones sociales que tenga en cuenta la integralidad del trabajo debería
considerar el trabajo productivo y el reproductivo como dos momentos de una misma relación social.
En ese sentido, es necesario analizar la división sexual del trabajo y pensarla en términos de relaciones
sociales. Para que exista una relación social debe haber al menos dos personas que interactúan y nor-
mas sociales que regulen la interacción y que coloquen a las personas en posiciones diferentes. En ese
sentido, es en las prácticas sociales y en las acciones concretas donde podremos ver la estructura social:
“Lo importante de la noción de relación social es la dinámica que reintroduce, que equivale a situar en el
centro del análisis la contradicción, el antagonismo entre grupos sociales, el hecho de que sin dudas esa
relación es una contradicción viva, en vías de perpetua modificación y recreación” (Kergoat, 1997).
Las personas estamos atravesadas por las relaciones de género. Para las mujeres esto su-
pone “cumplir” con las expectativas tradicionales sobre el lugar y el papel que deben ocupar
en la sociedad, aún hoy, cuando esto se encuentra fuertemente cuestionado. En esta línea,
sus posibilidades dentro del mundo laboral también se ven condicionadas por los estereo-
tipos de género socialmente establecidos, lo que produce desigualdades en el acceso a los
trabajos y en el desempeño laboral.
Si ponemos el foco en el mercado de trabajo,3 encontramos una distribución desigual en
relación con el género. Esto significa que el empleo remunerado femenino se concentra en de-
terminadas ocupaciones y puestos con una carga horaria distinta a la de los varones.
Segmentación horizontal
3 En principio, debemos recordar
La primera de las formas que caracteriza la inserción de las mujeres en el mercado de trabajo
que el trabajo es un derecho de
está dada por la segmentación ocupacional, que es de carácter horizontal.
todas las personas. Con “mercado
Esta segmentación es la inserción laboral diferenciada que determina que ciertos trabajos de trabajo” nos referimos a la
“son” para mujeres e identidades feminizadas, y otros, para los varones. Esto relega a la mujer organización social que involucra
a trabajadoras y trabajadores
a actividades catalogadas como típicamente femeninas que representan una continuación de
formales (por ejemplo, quien trabaja
las tareas que habitualmente desarrollan en los hogares, barrios y organizaciones, que a su vez en un comercio), a quienes realizan
se basan en los estereotipos de género. su actividad laboral en el marco de
El resultado de la segmentación horizontal se refleja en una sobrerrepresentación de las la economía popular (cocinera/a en
un comedor) y a las personas que se
mujeres en el sector de servicios, en particular, en áreas como el servicio doméstico remune-
encuentran por fuera de un contra-
rado, la educación, y los servicios de salud y personales. Por su parte, en ciertas ramas de la to de trabajo formal (trabajadoras
industria, de la construcción y del transporte, los varones están sobrerrepresentados. domésticas, cuidadoras que no
entran en el régimen formal, etc.).
16 Género y territorio
Composición sexual de sectores de actividad – PBA 2° trimestre 2020 Mujer Varón
Enseñanza
79,5% 20,5%
Servicios sociales
y de salud
72,3% 27,7%
Administración pública,
defensa y seguridad social
44,3% 55,7%
Servicios financieros,
de alquiler y empresariales
44,2% 55,8%
Hoteles
y restaurantes 39,0% 61,0%
Comercio
37,9% 62,1%
Industria
manufacturera
31,2% 68,8%
Otras ramas
28,8% 71,2%
Transporte, almacenamiento
y comunicaciones
12,2% 87,8%
Construcción 1,4%
98,6%
70%
65%
57%
54%
46%
43%
35%
30%
18 Género y territorio
Empleo a tiempo parcial
Una de las consecuencias de la segmentación es que las mujeres suelen desempeñar tareas
en empleos de jornada parcial. Esto a veces aparece como una manera de conciliar las activi-
dades del ámbito público con las del privado, y responde a la división de las responsabilida-
des familiares en el hogar de las que ya hemos hablado, pero otras veces responde a los es-
tereotipos de género, que hacen que solo se les ofrezcan empleos con estas características.
En efecto, en 2019, más de la mitad de las mujeres estaban ocupadas en empleos de
tiempo parcial de menos de treinta y cinco horas semanales, mientras que la proporción
de varones con empleos de esas características alcanzaba el 25% (Goren, 2020). Esta segmen-
tación estuvo en la base del impacto diferencial de la pandemia entre varones y mujeres.4
Informalidad laboral
La segregación del mercado de trabajo relega a las mujeres a desempeñar tareas en sectores
con mayores déficits en términos de calidad del trabajo. La discriminación, en estos casos,
aparece solapadamente y acota sus posibilidades laborales. En particular, el empleo asalariado
no registrado es el que presenta un peso considerable en sectores que muestran importantes
grados de segmentación por género. El servicio doméstico, que es desempeñado casi exclusi-
vamente por mujeres, es un ejemplo paradigmático de este aspecto de la inequidad de género, 4 Para un desarrollo de cómo la
pero también se pueden mencionar otros ámbitos, como el comercio, la gastronomía, la indus- pandemia del COVID-19 impactó de
tria de la confección y del calzado, que son sectores que demandan sobre todo mano de obra manera diferencia en varones y mu-
jeres, en general, y de la provincia
femenina y que predominantemente corresponden a trabajos no registrados.
de Buenos Aires, en particular, se
El empleo informal es más frecuente en mujeres asalariadas que en varones. En 2019, el puede ver <edunpaz.unpaz.edu.ar/
39% de las asalariadas mayores de 15 años se encontraban en empleos no registrados, mien- OMP/index.php/edunpaz/catalog/
tras que en el caso de los varones el empleo no registrado para mayoren de 15 años suma un book/56>; <ilostat.ilo.org/es/how-
women-are-being-left-behind-
33% (op. cit.).
in-the-quest-for-decent-work-
for-all>; <www.ilo.org/americas/
sala-de-prensa/WCMS_774797/
lang--es/index.htm>.
20 Género y territorio
Asimismo, existen fuertes diferencias vinculadas a la presencia de niñas/os en el hogar
que marcan la participación en el mercado de trabajo. La participación de las mujeres dis-
minuye a medida que aumenta la cantidad de hijas/os. Por el contrario, la de los varones
aumenta cuantos más hijas/os hay en la familia.
Por otra parte, mientras que la brecha de participación entre mujeres y varones que no
conviven con niñas/os menores es del 27%, en el caso de los que conviven con más de una/o
menor en el hogar aumenta al 53% (Goren y Trajtemberg, 2019).
Si bien el Artículo 179 de la Ley de Contrato de Trabajo, que aún no está reglamentada,
prevé los espacios de cuidado, aunque se cumpliera no cubriría las distintas modalidades de
trabajo que hoy existen, y menos todavía las situaciones de informalidad laboral, espacio en
el que las mujeres están sobrerrepresentadas.
22 Género y territorio
Hoy sabemos que la equidad
requiere mirar el mundo laboral y la
participación de las mujeres en clave
de derechos. En las últimas décadas,
las mujeres han realizado diferentes
acciones para incluir sus demandas en
la agenda sindical pero su participación
en los cargos de conducción y decisión
todavía sigue siendo muy inferior en
relación con la cantidad de mujeres
trabajadoras y afiliadas.
En los últimos años, las masivas movilizaciones del colectivo Ni Una Menos, los paros in-
ternacionales de mujeres y la marea verde marcaron un momento de inflexión que también
comienza a generalizarse en la acción sindical en clave feminista, con una fuerte presencia
de jóvenes que abrazan, a la vez, la causa por los derechos laborales y las reivindicaciones de
género. Esto se traduce en que hoy se incluyan en la agenda política con mucha más fuerza
los temas del trabajo y el cuidado.
Aunque lejos aún de la paridad lograda en el terreno legislativo, el camino recorrido ha per-
mitido que se ponga en cuestión la participación de las mujeres en el sindicalismo y los lugares
de conducción, y que la agenda sindical se amplíe hasta abarcar la inclusión reivindicativa de las
condiciones de trabajo de las mujeres y las diversidades, la corresponsabilidad trabajo-familia,
las distintas formas de violencias, etc. En definitiva, un sindicalismo que busca pensar la justicia
social en clave de igualdad de género.
24 Género y territorio
Bibliografía
Goren, N. (coord.) (2020): La situación de los/as Kergoat, D (1997): “Por una Sociología de las relaciones
trabajadores/as ocupados/as de la provincia de Buenos Aires sociales “, en Hirata, H. y Kergoat, D, La división sexual del
ante las medidas de ASPO: segundo trimestre de 2020, José trabajo. Permanencia y cambio, Buenos Aires, Asociación
C. Paz, EDUNPAZ. Trabajo y Sociedad.
Goren, N. y Trajtemberg, D. (2019): Programa de Género Unidad de Género y Economía del Ministerio de
y Políticas Públicas. Observatorio de Género y Políticas Hacienda y Finanzas de PBA (2021): Introducción a
Públicas: una mirada desde las instituciones laborales. la perspectiva de género en el mundo laboral. Brechas
Brecha salarial según género, José C. Paz, EDUNPAZ. de género en la PBA, Informe nº 1, febrero, Ministerio
de Hacienda y Finanzas. Disponible en: <http://www.
ec.gba.gov.ar/Informe%20N1%20Brechas%20de%20
genero%20en%20la%20PBA.pd>.
26 Género y territorio
Segundo momento 45’
—
· ¿Qué pasa si se invierte el encabezado de cada
columna? ¿Las mujeres pueden hacer los traba-
jos de varones? ¿Y a la inversa? Invitamos a observar el
· ¿Qué consecuencias tiene la división sexual del video del cuadernillo.
trabajo para las mujeres? Link del video:
· ¿Alguna vez escucharon la frase “Yo no trabajo,
me quedo en casa con los chicos, soy ama de
casa”? ¿Apareció ama de casa en las columnas? —
¿Por qué? Una vez que vieron el video, se divide a las perso-
— nas en grupos para que continúen reflexionando
Para este momento, se puede tomar como referen- acerca de la división sexual del trabajo a partir de las
cia los contenidos del apartado “¿Qué es la división siguientes preguntas orientadoras:
sexual del trabajo?”. · ¿Qué les pareció el video?
— · ¿Visualizan en su vida cotidiana esta marcada
división sexual? ¿Son escenas que suceden con
frecuencia?
· ¿Cómo se podrían promover cambios en este
ámbito?
28 Género y territorio
Ideas centrales a trabajar en el encuentro
1 3
Mujeres y varones han trabajado siempre y La distribución de roles entre mujeres, o
su actividad ha resultado fundamental para identidades feminizadas, y varones en gran
el desarrollo de las sociedades. Sin embargo, a lo medida se mantiene en la actualidad. El creciente
largo de la historia, el trabajo de las mujeres ha ingreso de las mujeres al mercado laboral no ha
sido invisibilizado. bastado para que se produzca una incorporación
de los varones al trabajo doméstico, de atención
y de cuidado de las personas dependientes. Esto
2
La distribución del trabajo entre varones y provoca un grave problema para la calidad de vida
mujeres se denomina “división sexual del de las mujeres, dado que soportan cada vez más
trabajo” y consiste en la diferenciación que se hace una mayor carga laboral, puesto que al trabajo
de las actividades que “deben” realizar las mujeres reproductivo se les agrega el productivo.
y las que “deben” hacer los varones. Se adjudican
diferentes espacios en función del sexo/género, y
a las mujeres fundamentalmente les corresponde
el ámbito doméstico –privado– y “reproductivo”,
mientras que los varones típicamente ocupan el
ámbito público, remunerado y considerado –y
denominado–“productivo”.
Coordinación de proyecto
Josefina Itoiz
Coordinación de contenidos
Evangelina Trebisacce
Equipo de contenidos
Laura Carral y Bárbara Salum
Contenido
Nora Goren
Diseño gráfico
Julián Balangero y Marianela Micoli
Ilustraciones
Fernanda Genobesio
Corrección de estilo
Brenda Axelrud
Coordinación de proyecto
por Iniciativa Spotlight
Victoria Vaccaro
—
IMPRESO EN IMPRENTAS
DEL ESTADO BONAERENSE
La Iniciativa Spotlight es una alianza global
de la Unión Europea y las Naciones Unidas
para eliminar las violencias de género.
En Argentina es implementada con el liderazgo
de la Oficina de Coordinación de Naciones Unidas
en el país a través de las agencias ONU Mujeres,
PNUD, UNFPA, OIT, UNICEF y UNODC.
#SpotlightFinDeLaViolencia
32 Género y territorio https://www.spotlightinitiative.org/es/argentina