Retiro de Formación Humana Opcion 1

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 23

RETIRO DE FORMACIÓN HUMANA

Introducción
La formación humana tiene un objetivo fundamental en la persona y este es, formar
personas con criterio, identidad y honestidad para construir una sociedad mejor de la que
nos encontramos, tal vez este sea el gran reto que me propuse a nivel personal, social y
espiritual. El ser humano es un ente muy complejo que tiene un cuerpo animado por un
espíritu, pero es un ser único Gen 2,7-9; no podemos romperlo y manejar separadamente
cada una de sus partes de manera independiente, como si no estuvieran íntimamente
ligadas. Por ello, hablar de la formación humana desligándola de la formación espiritual
es un grave error. “Primero hombre y luego santo”.
Objetivos de la formación humana.
- Conocer la grandeza del hombre, formar la conciencia en consecuencia adorar,
agradecer y colaborar con Dios, su creador y salvador.
- La formación humana busca, desarrollar todas las capacidades, virtudes y actitudes del
hombre con el fin de llevar una vida acorde a su condición humana, espiritual y
compartirla con su entorno social. 1 Co 2,14 (se debe trabajar espiritualmente)

Características de la formación humana


- Aprendizaje educativo: esto es que debe ser aceptable en su contenido y ser asimilado,
hecho suyo por el que aprende logrando un equilibrio armonioso de su personalidad. La
formación humana es una herramienta para formar espiritual, afectiva e actualmente la
persona en relación con Dios consigo mismo y los demás, llegando a la originalidad de la
persona.
- Formación de la conciencia: lo que significa tratar de formar la capacidad de criterio
propio y el desarrollo de la fuerza moral para obrar de acuerdo con el juicio propio.
- Formación del trabajo en equipo: lo que implica en quienes lo emprenden a tener una
actitud de justicia que impone el ofrecer y dar nuestro trabajo como algo debido a los
demás.
- Formación de actitudes y hábitos: que son elementos intermedios, un rasgo personal,
entre el conocimiento de una realidad y una acción externa. Se vive realmente el llamado
a la acción del servicio y actitudes (manera de vestir, el orden, forma de comer, trato hacia
los demás)
Dignidad de la persona humana
Es el punto de partida donde se considera fundamental en primera instancia el
hombre en su unidad esencial de ser corporal capaz de sobrepasar el universo material
gracias a un principio vital transcendente, el cual, con rasgos fundamentales de la imagen
del hombre desde su concepción, nacimiento, inteligencia, conciencia, libertad, misterio
de muerte. El sentido de la existencia humana se concreta a partir del hombre perfecto,
Jesús, imagen de Dios invisible. (Ayerra M. Jacinto 1984, Jesucristo, La Iglesia y El Hombre)

El sentido del hombre


- ¿Qué es el hombre?
Es un misterio para sí mismo. Está inmerso en la naturaleza (nace, vive, muere
como cualquier otro ser viviente; sin embargo, emerge por su espíritu a lo invisible fuera
de los límites de tiempo y espacio, es carne y espíritu, pero puede vivir según la carne y
según el espíritu. Es decir, considerando las leyes morales de la existencia humana…
hacer el mal, ser injusto, es vivir según la carne, lo cual conduce a la muerte para
siempre; los actos libres del hombre que optan por el bien o por el mal, lo siguen para
siempre. Hacer el bien, ser justo, vivir según el espíritu conduce a la vida para siempre.
(Ayerra M. Jacinto 1984, Jesucristo, La Iglesia y El Hombre)

- Sentido de la humanidad del hombre


El hombre es lo que es desde el comienzo. Pero a la vez tiene que llegar a ser lo
que es a través de un proceso arduo, de una larga marcha. El hombre inmerso en lo
sensible, tiene que emerger cada vez más en el espíritu, para llegar a ser en verdad
humano y divino. Solo Dios puede llevar al hombre a la realización de lo que es;
porque en la carne y en el hombre hay mucho más que el hombre: esta lo divino. Dios nos
ha hecho así. Y sin él no puede realizarse en plenitud el hombre. (Ayerra M. Jacinto 1984,
Jesucristo, La Iglesia y El Hombre).

Asimismo, los hombres dentro de su realización se necesitan unos de otros Lc 8,


4-15. En tal sentido el hombre considerando aspectos fundamentales de la vida del ser
humano de tomarse en cuenta:

- La vida humana: es la que comienza desde nuestra concepción y que se desarrolla


dentro del vientre materno. Misma que termina con el deceso del cuerpo al morir. “La vida
humana es condición de la vida eterna, a donde estás llamado por Dios para gozar de Él
eternamente” (P. Antonio Rivero L.C)

- La vida Carnal: da cabida a la concupiscencia es el deseo que el alma siente por todo
aquello que le produce satisfacción. A pesar de que hoy en día creemos que la
concupiscencia se refiere únicamente a cuestiones de índole sexual, el concepto es más
amplio y atañe a todas las dimensiones de la conducta humana. De acuerdo al
Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, la concupiscencia es el deseo
de los bienes terrenos y, en especial, el apetito desordenado de placeres deshonestos.
“Y otros son los sembrados entre los abrojos; son los que han oído la Palabra, pero las
preocupaciones del mundo, la seducción de las riquezas y las demás concupiscencias les
invaden y ahogan la Palabra, y queda sin fruto” Mc 4, 18

- La vida espiritual: es la vida según el Espíritu, la existencia humana conducida por la


parte más noble de uno mismo, que es el Espíritu Santo dado a los creyentes en el
bautismo. Vida espiritual es también sinónimo de vida cristiana en el sentido profundo de
"vida en Cristo» es decir en comunión con Cristo y según su palabra. san Pablo hace
referencia explícita a la dialéctica hombre carnal-hombre espiritual 1 Cor 2,14; 3,3 y a la
convicción de que los cristianos como hijos de Dios "son guiados por el Espíritu», «viven
según el Espíritu «Rom 8,14; Gá 5,25.
En la parte humana llevamos nuestra vida espiritual, la cual no es visible como lo
es la vida humana.
“El pelagianismo es una de las doctrinas que la Iglesia Católica ha considerado como  herejía  cristiana, con más peso
en la Edad Antigua. La doctrina recibe su nombre de  Pelagio. Negaba la existencia del  pecado  original, falta que habría
afectado sólo a  Adán, por tanto la humanidad nacía libre de culpa y una de las funciones del bautismo, limpiar ese
supuesto pecado, quedaba así sin sentido. Además, defendía que la gracia no tenía ningún papel en la salvación, sólo
era importante obrar bien siguiendo el ejemplo de  Jesús.”

Cristo el hombre nuevo


El misterio del hombre solo se esclarece en el misterio del verbo encarnado. Ya
que Adán, el primer hombre era figura del que había de venir, es decir Cristo nuestro
Señor. “El que es imagen de Dios invisible” Col, 1,15 es también el hombre perfecto, que
ha devuelto a la descendencia de Adán la semejanza divina deformada por el primer
pecado. (Ayerra M. Jacinto 1984, Jesucristo, La Iglesia y El Hombre). Y nosotros como imagen del
Dios vivo hemos de imitarle.
Formación humana en Jesús
Físicamente Jesús fue un hombre perfecto, semejante a nosotros menos en el
pecado (Hb 4,15). Tuvo una salud perfecta – no hay ninguna indicación sobre la más ligera
enfermedad, trabajaba de día y oraba de noche, era incansable en sus correrías
apostólicas, tenía una mente lúcida y una voluntad inquebrantable; era sensible ante la
naturaleza, ante los niños y gente necesitada. Y moralmente demostró su perfección, él
pudo desafiar a sus enemigos. “¿Quién de ustedes encontrará en mi falsedad?” Y de él
proclamo San Pedro “Este (Jesús) paso haciendo el bien y sanando a cuantos estaban
dominados por el diablo” Hch 10,38. (Ayerra M. Jacinto 1984, Jesucristo, La Iglesia y El Hombre).
En Cristo “la naturaleza humana asumida, no absorbida, ha sido elevada también
en nosotros a dignidad sin igual”. No solo nos devolvió la semejanza divina, deformada
por el pecado, sino que nos elevó a una dignidad sin igual. A la dignidad de hijos de Dios.
Somos hombres nuevos, conformados con la imagen de Cristo y estamos capacitados
para cumplir la ley nueva del amor. (Ayerra M. Jacinto 1984, Jesucristo, La Iglesia y El Hombre).

La formación en el ser humano


La formación busca desarrollar y orientar claramente esas diferentes dimensiones
o potencialidades que poseemos. La formación no es mera capacitación para acceder a
un título, y adquirir prestigio o «status». Si se trata de SER, desde la visión ignaciana, es
buscando ser con los demás y para los demás, a fin de servir mejor. (Rincón Leonardo, 2008.
Universidad Católica de Córdoba).

Importancia de la formación humana


La formación humana es un proceso continuo permanente y participativo que
busca desarrollar armónica y coherentemente todas y cada una de las dimensiones del
ser humano (ética, espiritual, cognitiva, afectiva, comunicativa, estética, corporal, y socio-
política), a fin de lograr su realización plena en la sociedad. Es decir, vemos el ser
humano como uno y a la vez pluridimensional, bien diverso como el cuerpo humano y a la
vez plenamente integrado y articulado en una unidad Cuerpo y Espíritu. (Rincón Leonardo,
2008. Universidad Católica de Córdoba).
La formación humana es una necesidad y no es un privilegio, es un derecho y un
deber de todos.

Formación humana en el desarrollo de las facultades:


Formación integral
Es la que busca desarrollar cada una de las “dimensiones” del ser humano. En
este sentido, hemos de entender por dimensión el conjunto de potencialidades
fundamentales con las cuales se articula el desarrollo integral de una persona; o también
si se quiere, unidades fundamentales, de carácter abstracto, sobre las que se articula el
desarrollo integral del ser humano. Al hablar de dimensiones estamos haciendo una
abstracción mental para separar lo que es inseparable en el ser humano, pero lo hacemos
para comprenderlo mejor y de la misma manera estudiarlo; y así mismo, para no dejar
fuera nada de lo que le es propio. Estas dimensiones son:

Dimensión Ética:
Posibilidad del ser humano para tomar decisiones a partir del uso de su libertad,
la cual se rige por principios que sustenta, justifica y significa desde los fines que orientan
su vida, provenientes de su ambiente socio-cultural.
¿Cómo se desarrolla?
Cuando:
• La persona asume reflexivamente los principios y valores que subyacen a las normas
que regulan la convivencia en un contexto determinado.
• La persona lleva a la práctica sus decisiones éticas.
• Se da el proceso de desarrollo y maduración de la conciencia, del juicio y de la acción
moral.
• Las acciones de las personas son coherentes con su pensamiento (acciones morales).
Está relacionada con:
- La conciencia de los principios o fundamentos que orientan las acciones.
- El proceder en consecuencia con los principios universales éticos.
- El uso de la libertad y el ejercicio de la autonomía.
- Las motivaciones y el ejercicio de la voluntad. (Rincón Leonardo, 2008. Universidad Católica de
Córdoba, Formación Integral)

Dimensión Espiritual
Posibilidad que tiene el ser humano de trascender su existencia para abrirse a
valores universales, creencias, doctrinas, ritos y convicciones que dan sentido global y
profundo a la experiencia de la propia vida, y desde ella al mundo, la historia y la cultura.
¿Cómo se desarrolla?
• Cuando a la persona se le ofrece la posibilidad de salir de sí misma para relacionarse y
acoger a los otros y cuando tiene la posibilidad de establecer y cultivar una relación
personal y comunitaria con Dios. Todas las acciones educativas que contribuyan a lograr
estos dos aspectos permiten que esta dimensión se despliegue en toda su plenitud.
Está relacionada con:
- Dios como el ser trascendente o lo totalmente Otro a la persona humana y que da
sentido a su existencia.
- La comunidad como el lugar privilegiado en donde la persona se encuentra con los
demás y en donde actúa Dios dando y suscitando sentido a la existencia individual o
colectiva.
- Lo espiritual, es decir, con todas las actividades y operaciones internas que vivencia la
persona y que tienen que ver con las preguntas que ésta se formula y la construcción de
sentido.
- La espiritualidad como el camino que se adopta para traslucir lo que se ha vivido como
experiencia espiritual.
- La fe como la actitud de obediencia y fidelidad humana por la cual la persona se
adhiere al ser trascendente y responde de una manera coherente a las exigencias de
sentido que éste le plantea. (Rincón Leonardo, 2008. Universidad Católica de Córdoba, Formación
Integral)

Dimensión Cognitiva
Conjunto de potencialidades del ser humano que le permiten entender,
aprehender, construir y hacer uso de las comprensiones que sobre la realidad de los
objetos y la realidad social ha generado el hombre en su interacción consigo mismo y con
su entorno, y que le posibilitan trasformaciones constantes.
¿Cómo se desarrolla?
Cuando se da la interrelación de los siguientes aspectos:
• El conocer: entendido como la relación que establece la persona con el mundo y el
medio en el cual se halla inmersa permitiéndole distinguir una cosa de las demás e
involucrando procesos y estructuras mentales para seleccionar, transformar y generar
información y comportamientos.
• El conocimiento: entendido como la construcción y representación de la realidad que
hace la persona a partir de sus estructuras teóricas, conceptuales y prácticas que le
permiten comprender, interpretar, interactuar y dar sentido al mundo que lo rodea. El
conocimiento está mediado, además, por el lenguaje.
• El aprendizaje: entendido como el resultado de la interacción de la persona con su
mundo circundante que le permite interpretar los datos que le vienen de fuera con sus
propias estructuras cognitivas para modificar y adaptar las mismas a toda esta realidad
comprendida y aprehendida.
Está relacionada con:
- La manera en que la persona se ubica en el mundo que le rodea y las relaciones que
establece con el mismo.
- El pensamiento lógico-matemático.
- Las acciones que desarrolla la persona sobre el mundo y que le permiten integrarse a
éste.
- La estructura mental que le permite conocer, conocerse y transformar la realidad.
(Rincón Leonardo, 2008. Universidad Católica de Córdoba, Formación Integral)

Dimensión Afectiva
Conjunto de potencialidades y manifestaciones de la vida psíquica del ser
humano que abarca tanto la vivencia de las emociones, los sentimientos y la sexualidad,
como también la forma en que se relaciona consigo mismo y con los demás; comprende
toda la realidad de la persona, ayudándola a construirse como ser social y a ser
copartícipe del contexto en el que vive.
¿Cómo se desarrolla?
• En el reconocimiento, la comprensión y la expresión de emociones y de sentimientos.
• En las relaciones con los demás y en la construcción de comunidad.
• En la maduración de la sexualidad.
Está relacionada con:
- La identidad de género de las personas.
- Los procesos de socialización de los seres humanos que se dan en la familia, la escuela,
el medio social y la cultura, entre otros.
- Las relaciones con los demás.
- El reconocimiento de sí mismo.
- auto concepto y autoestima.
- La vivencia de la sexualidad. (Rincón Leonardo, 2008. Universidad Católica de Córdoba, Formación
Integral)

Dimensión Comunicativa
Conjunto de potencialidades del sujeto que le permiten la construcción y
transformación de sí mismo y del mundo a través de la representación de significados, su
interpretación y la interacción con otros.
¿Cómo se desarrolla?
• Cuando la persona desentraña, comprende e interpreta el sentido de las cosas y lo
comunica mediante el lenguaje.
• En la creación y uso de lenguajes distintos a los verbales que expresan sentido y
significado.
• En la decodificación - con sentido crítico - de los lenguajes que le ofrece el medio en
que la persona se encuentra inmersa.
Está relacionada con:
- El lenguaje como un medio de expresión que utilizan las personas para interactuar con
otras y realizar consensos y diálogos.
- La comunicación que establecen las personas donde se da o se recibe información
acerca de sus necesidades, deseos, percepciones, conocimientos o emociones de los
otros.
- Los diferentes sentidos que la persona encuentra cuando interpreta los distintos tipos de
signos que se manifiestan en una cultura. (Rincón Leonardo, 2008. Universidad Católica de
Córdoba, Formación Integral)

Dimensión Estética
Capacidad del ser humano para interactuar consigo mismo y con el mundo, desde
la sensibilidad, permitiéndole apreciar la belleza y expresar su mundo interior de forma
inteligible y comunicable, apelando a la sensación y sus efectos en un nivel diferente al de
los discursos conceptuales.
¿Cómo se desarrolla?
En la manera particular según la cual las personas sienten, imaginan, seleccionan,
expresan, transforman, reconocen y aprecian su propia presencia y la de los otros en el
mundo. También se desarrolla cuando las personas comprenden, cuidan, disfrutan y
recrean la naturaleza y la producción cultural, local y universal.
Está relacionada con:
- La apreciación de la belleza en la que se reconocen diferentes efectos sensibles que le
dan un sentido especial a la vivencia del dolor y del placer.
- La producción estética del ser humano que busca formas de expresión adecuadas a
contenidos específicos de sus vivencias.
- La estética de la existencia que es la vida tomada como una obra de arte donde la
persona es capaz de dar un nuevo significado a sí misma a partir de experiencias que le
sean importantes. (Rincón Leonardo, 2008. Universidad Católica de Córdoba, Formación Integral)
Dimensión Corporal
Posibilidad que tiene el ser humano de manifestarse a sí mismo desde su cuerpo
y con su cuerpo, de reconocer al otro y ser presencia “material” para éste a partir de su
cuerpo; incluye también la posibilidad de generar y participar en procesos de formación y
desarrollo físico y motriz.
¿Cómo se desarrolla?
• Conociendo y apropiándose del mundo mediante experiencias sensoriales y
perceptuales.
• En el ámbito sensorial, gracias a los sentidos vestibular (equilibrio, coordinación), táctil
(conciencia corporal, atención), auditivo (memoria, procesamiento auditivo), visual, olfativo
y propioceptivo (conciencia del cuerpo en el espacio) y gustativo, los seres humanos
captan los estímulos de la realidad exterior y responden a ellos adaptativamente. Las
sensaciones recibidas a través de los órganos receptores resultan también fundamentales
para el aprendizaje.
• En el desarrollo motor que implica dos aspectos: cuando la persona piensa, planea y
anticipa sus acciones y la actividad motriz o el movimiento del ser humano que le permite
adaptarse a la realidad, desarrollar la toma de conciencia en lo corporal, en la lateralidad y
en el concepto de espacio-temporal y equilibrio.
• En los procesos de aprendizaje, en el concepto de tiempo y espacio asociados al
desarrollo motor que depende de múltiples factores relacionados con lo afectivo, lo pico-
social y lo cognoscitivo.
• Cuando se vincula a los demás y hay preocupación por el otro.
• En los intercambios culturales con otros seres humanos en el mundo.
Está relacionada con:
- El conocimiento, atención y cuidado del cuerpo.
- El desarrollo físico.
- Los procesos de aprendizaje -manejo del espacio corporal, concepto de tiempo y
espacio asociados al desarrollo motor.
- El conocimiento y apropiación del mundo mediante experiencias sensoriales y
perceptuales.
- El vínculo con los demás y la preocupación por el otro.
- Los intercambios culturales con otros seres humanos en el mundo. (Rincón Leonardo, 2008.
Universidad Católica de Córdoba, Formación Integral)
Dimensión Socio-política
Capacidad del ser humano para vivir “entre” y “con” otros, de tal manera que
puede transformarse y transformar el entorno socio cultural en el que está inmerso.
¿Cómo se desarrolla?
• En la Formación de un sujeto político que puede dar cuenta de lo que ocurre a su
alrededor como ciudadano formado en tres direcciones:
• Conciencia histórica: que tenga conocimiento de los momentos históricos que hicieron
parte de la formación social y política de su entorno y a través de ésta explique la
actualidad.
• Formación en valores cívicos: elementos claves para participar y deliberar de los
interrogantes de una organización política.
• Virtudes cívicas: que comprende el sentido de lo público, la solidaridad, la justicia, y el
reconocimiento de la diferencia.
• La formación de un pensamiento (juicio) y de una acción políticos que tienen que ver
con la palabra, los discursos, las razones y las personas. Se relacionan con los demás y
discuten acerca de los asuntos comunes.
• En la formación de una idea de justicia que debe tener en cuenta la necesidad de
garantizar libertades individuales y la preocupación de fomentar la igualdad social.
• En la formación del sentido de responsabilidad social: con la que se pretende enfrentar
los serios cambios estructurales dentro de las sociedades.
Está relacionada con:
- El proyecto político de la institución o comunidad.
- La estructura y organización de la sociedad alrededor de las normas de convivencia.
- La posibilidad de participar en las concertaciones en busca de un ordenamiento social.
- El sentido de pertenencia y la responsabilidad social.
- El compromiso con la construcción de una sociedad más justa. (Rincón Leonardo, 2008.
Universidad Católica de Córdoba, Formación Integral)

Formación de la madurez humana


Esta decisión de formarse es imprescindible. Cimentado sobre ella el hombre
puede ordenar cada hora y cada minuto de su vida hacia su fin último. No tomar esta
decisión es servir a dos señores y formarse en una personalidad dividida y doble, en
cuanto que se ha hecho una opción por Dios, pero no se busca concretarla con hechos.
Cuanto más sólida es la opción fundamental, más sólida es la decisión de formarse bien.
Formarse no sólo en algunos aspectos, sino en una formación integral que abarque todo
el hombre en todos los momentos de su vida.
En esta formación es sumamente importante la armonía e integración de los
diversos aspectos de la personalidad, el desarrollo armónico de los componentes de la
personalidad, buscando un crecimiento en las áreas de la formación integral de la
persona: espiritual, humana, intelectual y apostólica - social.
a) En la dimensión espiritual, alcanzando por la vida de Gracia y el ejercicio de las
virtudes teologales, una relación personal de amor con Dios, Padre, redentor y Amigo
cercano.
b) En la dimensión humana, desarrollando las capacidades, virtudes y actitudes que les
permitan llevar una vida acorde con su relación personal con Dios, formando una
conciencia recia que equilibre nuestras facultades, de modo que la razón y la voluntad
dirijan las pasiones y sentimientos.
c) En la dimensión intelectual, adquiriendo los conocimientos que nos sirvan para aplicar y
actuar reflexivamente los principios de nuestra fe, logrando que la razón, iluminada por la
fe, guíe toda nuestra vida.
d) En la dimensión apostólica y social, comprometiéndonos de una manera personal y
eficaz en las tareas de colaborar activamente en el bienestar de los demás y de hacer
partícipes a los demás hombres de nuestra amistad con Cristo, colaborando dentro de la
Iglesia en la extensión del Reino de Cristo en el mundo.
Para poder formar una personalidad madura, partimos de principios fundamentales
que nos ayudan independientemente del estado o condición de vida que tengamos. 
(Autor: Novelo Mayra, Fuente: Catholic.net)

Pasos en la tarea de la formación de una personalidad madura


Conócete
El que quiere formarse bien según un ideal elegido tiene que prestar una atención
cuidadosa para conocerse a sí mismo a fondo, tener una visión integral de sí mismo que
abarca todas las facultades sobre todo el conocimiento del propio temperamento, la
emotividad, el grado de actividad, la resonancia y la capacidad de reflexión.
Está claro que los temperamentos son diversos, por eso cada uno lleva su propio
bagaje de cualidades o defectos y de valores por descubrir. Hay que conocerlos, no sólo a
través de una reflexión serena, sino también con la ayuda de los demás, escuchando con
objetividad lo que dicen. Ciertamente este conocimiento no se logra en un día ni en un
año. Es preciso formar, entonces, el hábito del autoanálisis y la apertura a las sugerencias
y ayudas de los demás, aunque a veces no sean muy agradables. (Autor: Novelo Mayra,
Fuente: Catholic.net)

Acéptate
La reflexión y la introspección revelan defectos hasta entonces desconocidos,
pero también descubren cualidades y posibilidades de superación. La actitud que se debe
adoptar no puede ser sino la de serena aceptación. Es importante recordar que nuestro
ser no es una carga pesada o un castigo sino un fruto del amor infinito y bondadoso de
Dios. (Autor: Novelo Mayra, Fuente: Catholic.net)
Supérate
La aceptación de sí mismo, que no es resignación derrotista ni conformismo
egoísta, debe llevar al hombre a la decisión profunda y permanente de superarse. Esto se
hace tomando una actitud responsable y conquistadora ante la vida; una disposición
positiva que lleva a la persona a vivir, no según los sentimientos y las circunstancias
pasajeras, ni mucho menos según la opinión de los demás, sino de cara a Dios. Tomando
los diversos momentos de la vida como lo que son: respuestas al amor de Dios. 
Este es el verdadero sentido de la responsabilidad: querer guiar la propia vida, en
todos sus detalles, según los preceptos de aquél en quien se tiene puesta la confianza
2Tm1, 12.
Hasta ahora hemos hablado de la parte humana de este trabajo. No hemos de
olvidar que el trabajo de identificación con Cristo sobrepasa completamente nuestras
posibilidades humanas. Necesitamos la ayuda de Dios. La tenemos en el Espíritu Santo
que Cristo nos prometió en la Última Cena Jn 14,26. Él, como artífice y guía, con la acción
de la gracia nos va transformando e iluminando en nuestro trabajo. 
En la medida en que nos prestemos a la acción divina, nos acercaremos más a
nuestro divino modelo, Jesucristo. Seremos más maduros como cristianos cuanto más
unamos nuestros esfuerzos a la acción de la gracia. (Autor: Novelo Mayra, Fuente: Catholic.net)

Formación de la inteligencia
La inteligencia humana, como capacidad de captar el ser de las cosas, constituye
la ventana del espíritu. Es ella el auriga de la personalidad. La madurez humana requiere,
por tanto, en primer lugar, la madurez de la inteligencia. La formación de la inteligencia
implica, en primer lugar, el desarrollo de sus cuatro principales funciones: analizar,
sintetizar, relacionar y juzgar.
Analiza bien quien descompone con acierto un todo en sus partes. Un todo que
puede ser una lección, una conferencia, un artículo, una situación humana o un problema,
un párrafo, una frase o una palabra. Analiza bien quien reconoce de inmediato el lugar de
una parte en el todo significativo al que pertenece.
Sintetiza bien quien llega a decir con exactitud y concisión lo que encuentra
expresado en muchas páginas; quien sabe formar un conjunto significativo con elementos
hallados en distintas fuentes; quien con agilidad sabe distinguir lo esencial de lo
accidental y periférico.
Relaciona bien quien compara, distingue y une los diversos aspectos de una
realidad compleja, como pueden ser los diferentes capítulos de un libro, diversos libros de
un mismo autor, período o tema; distintos tratados de una misma disciplina, distintos
períodos históricos o manifestaciones de una misma época, etc. hasta formar en su mente
un todo unitario y orgánico. Culmen de la actividad del entendimiento es el momento del
juicio.
Juzga bien quien capta y valora con objetividad la verdad encerrada en mensajes,
problemas, personas, situaciones humanas, actividades; quien no se precipita en sus
opiniones, quien no se contenta con pensar como la mayoría, quien supera los prejuicios
personales, familiares, ambientales, culturales o sociales; quien busca juzgar según la
verdad de las cosas incluso por encima del propio juicio.

Formación de los sentimientos:


Se suele llamar sentimiento a un fenómeno psíquico de carácter subjetivo,
producido por diversas causas (estados de ánimo vitales o pasajeros, reacciones
inconscientes ante el medio ambiente, estado físico, acontecimientos, situaciones, etc.) y
que impresiona favorable o desfavorablemente a la persona, excitando en ella diversos
instintos y tendencias.
Saber cuáles son las diversas clases de sentimientos nos ayudará para
conocernos en este punto. Un primer grupo son los sentimientos vitales. Nacen del
conjunto de percepciones que tienen como objeto nuestro propio organismo y, según
sean, confieren a la vida un sentido de bienestar o de malestar, de frescura o de pesadez.
El humor es una resonancia de los sentimientos vitales que repercute en todas las esferas
de la vida.
Un segundo tipo está formado por los sentimientos de la propia individualidad.
Entre ellos tenemos el sentimiento del propio poder y del propio valor: de capacidad o
inferioridad, de suficiencia o insuficiencia que se basa sobre la aprensión de la propia
dignidad, dotes y cualidades; puede fundarse más sobre la propia opinión o más sobre la
opinión de los demás.
Otros sentimientos surgen como reacción al mundo externo: el sufrimiento, la
esperanza, la resignación, la desesperación. Por otra parte, se dan los sentimientos
corporales (hambre, sed, cansancio, etc.); los de índole psíquica como la tristeza que
oprime, la alegría que exalta, la gratitud que conmueve, el amor que enternece, etc.
Es evidente que dentro de este cuadro de sentimientos debe existir una jerarquía
y armonía. Jerarquía para que la vida del espíritu, y en general la del hombre, no sea
caótica. Cuando se deja curso anárquico a los sentimientos la vida de las personas se
hace caprichosa e imprevisible. Cuando los sentimientos corporales acaparan a la
persona, el centro de su personalidad se traslada a la piel o al estómago. Y lo mismo
podemos decir de los sentimientos meramente psíquicos: en cuanto son puramente
sensitivos carecen de razón y mesura, no buscan sino desahogarse. Pero en ese
desahogo pueden llevar a remolque toda la vida de la persona.
Finalmente, los sentimientos espirituales que representan el don más precioso
de la sensibilidad humana: una simpatía afectiva o empatía con el bien y la virtud,
suscitados en el alma por la presencia, o ausencia, del bien moral: gratitud, amistad,
aprecio por la sinceridad, etc. Todo el desarrollo de nuestra psique debe colaborar en el
desarrollo y fortalecimiento de tales sentimientos sin por ello atropellar a los demás que
son también parte característica del hombre.
La formación de los sentimientos busca aprovechar su fuerza encauzándola al
bien integral de la persona y al servicio de la misión confiada por Dios. Así los
sentimientos enriquecen notablemente al formando y lo hacen capaz de experiencias
humanas profundas, de acercamiento a Dios y a los hombres. Un primer paso
indispensable consiste en reconocer que siempre está en nuestras manos la posibilidad
de controlar, orientar y armonizar la propia personalidad, con toda su riqueza, haciéndola
noble, fuerte y dueña de sí.
El formador ha de ayudar al formando a descubrir esta componente habitual de su
temperamento, con sus potencialidades, sus aspectos positivos y negativos y sus
implicaciones; a aceptarse serena, gozosa y agradecidamente, y a ejercitar una labor
constante y positiva de control, armonía, equilibrio y progreso.
El medio principal de formación es el mismo que comentamos ya en el apartado
anterior: fomentar lo positivo, rectificar lo negativo. (Por: Instituto Sacerdos | Fuente: Instituto
Sacerdos)

Formación de la voluntad.
La voluntad es pieza clave del edificio de la personalidad. Desde el punto de vista
natural, el valor de un hombre depende, en gran parte, del grado en que logra forjar su
voluntad. Sólo en ésa podrá imprimir un rumbo determinado a su vida, guiando y
dominando todo su ser. Dicho de otro modo, será libre en la medida en que sea señor de
sí mismo, en la medida en que guíe, encauce y domine sus pasiones, sentimientos e
instintos, y actúe, por encima de las circunstancias externas, de acuerdo con los criterios
que le presenta la razón iluminada por la fe.

Formación de la imaginación:
La imaginación es la facultad de la creatividad y de la originalidad. Nuestra época
dominada por los medios de comunicación social, sobre todo el cine y la televisión, ha
llegado a crear una verdadera "civilización de la imagen". Los hombres y mujeres, jóvenes
y ancianos, de esa civilización agradecerán todo lo que sea originalidad, inventiva y
sensibilización en la predicación y los escritos de un sacerdote. Retendrán mejor su
mensaje si se le presenta envuelto en el ropaje agradable y variado que sólo una fecunda
imaginación puede crear.
Por lo demás, una imaginación bien cultivada es también una mina inagotable de
iniciativas en el trabajo apostólico y en todas las dimensiones de la vida; la educación de
la imaginación es su desarrollo y potenciación, y otra su encauzamiento.
Habrá quien tenga una imaginación pobre y chata. Convendrá que trabaje para
agudizarla, en la medida de lo posible. Pueden servir, en este sentido, tanto los ejercicios
para potenciar la capacidad expresiva de la persona (oral y escrita), como la lectura de
autores especialmente imaginativos que puede encender una chispa en quienes más
carecen de esa cualidad.
Otros en cambio tendrán una imaginación tan desarrollada que llega a ser un
problema. De nuevo, lo que interesa es encauzar ese caudal, para que la imaginación
deje de ser "la loca de la casa", como la llamaba Santa Teresa de Jesús, y se convierta
en humilde y eficiente servidora de la persona y de su misión apostólica. Eso significa que
en ocasiones habrá que pedirle a la imaginación, y hasta obligarla, a que se calle y deje
de dar lata. Pero significa sobre todo que habrá que invitarla a colaborar con la
inteligencia y la voluntad, fijándose en los objetos que esas facultades tienen delante. De
ese modo, por ejemplo, en lugar de irse de viaje durante el estudio o la oración contribuirá
a que la mente penetre más agudamente los conceptos que trata de entender o que el
espíritu se compenetre más vivamente con el objeto de su meditación. (Por: Instituto
Sacerdos | Fuente: Instituto Sacerdos)

Formación de la memoria
La memoria, talento y don de Dios, puede llegar a ser un precioso tesoro de
conocimientos y experiencias. Hará las veces de un secretario preciso y ágil que presenta
al instante el dato solicitado y archiva ordenadamente cuanto se confía a su custodia para
extraer de su rico caudal, como el escriba del Evangelio, cosas nuevas y antiguas. Mt
13,52. Hoy día nuestra cultura no favorece demasiado su formación, pero no por eso ha
perdido importancia o valor.
El camino de la formación de la memoria es arduo y lento. Tiene el sabor amargo
que toda ascensión deja inicialmente en la boca y en el corazón del alpinista bisoño.
Requiere la disciplina de la concentración, del método inteligente, de la constancia en la
ración cotidiana.
No se trata de sustituir con ella a la comprensión o la reflexión, sino de enriquecer el
bagaje y la capacidad intelectual. Muchas veces resulta verdaderamente útil tener
presentes datos importantes como, por ejemplo, las palabras exactas de ciertas
definiciones filosóficas o teológicas que han llegado a ser clásicas. Ejemplo para un
sacerdote es interesante poder citar versículos o pasajes del Evangelio sin necesidad de
recurrir al texto. En ocasiones también será valioso poder disponer inmediatamente de
algunas sentencias de autores universales, fechas de sucesos históricos relevantes,
nombres de personas que algún día encontramos, etc. Esto será posible si con
frecuencia, cuando el estudiante se cruza con estos datos, hace una breve pausa para
confiarlos a su memoria y de cuando en cuando controla si en verdad los ha retenido. (Por:
Instituto Sacerdos | Fuente: Instituto Sacerdos)

Formación física
La vida de todo ser humano, ya sea en su trabajo, en su cotidianidad y en la
práctica constante de las virtudes, la formación intelectual, el ritmo de vida de un
seminario, en un centro de formación profesional, entre otros son exigentes. Se requieren
actividades deportivas y recreativas que ayuden a recuperar fuerzas físicas y psíquicas, a
conservar y fortalecer la buena salud, y que estimulen la sana convivencia. Lo afirma el
Vaticano II, hablando en general de la educación en nuestros días: El deporte ayuda a
conservar el equilibrio espiritual...y a establecer relaciones fraternas. (GS 61).
Además, estas actividades ofrecen magníficas oportunidades de conocimiento
propio, de formación y de ejercicio de múltiples facultades y virtudes: la diligencia, el
esfuerzo y sana tensión de la voluntad, la generosidad, la apertura caritativa hacia los
demás.
El ejercicio físico como la participación en algún juego comunitario, el caminar, el
realizar excursiones al campo o a la montaña, hace bien a todos. Sería extraño que una
persona rehuyera de todo deporte, ejercicio físico o trabajo que suponga sudor y fatiga:
indicaría quizá una personalidad perezosa, un estado enfermizo o una tendencia al
encerramiento en sí mismo.
El ejercicio corporal sobre todo practicado en los deportes resulta ser un
excelente medio de conocimiento personal, de apertura, de donación a los demás, y de
formación. Hablar de formación física no sólo se refiere al deporte, sino también a la
necesidad de ejercitar de vez en cuando algún trabajo manual que requiera esfuerzo
físico.
El trabajo es una faceta a imitar de la vida de Cristo, que contribuye a formar el carácter, a
robustecer la voluntad, a ejercitar en la laboriosidad, a descubrir nuevas habilidades, a
conocer más de cerca las condiciones, trabajos y fatigas de muchas personas y así
comprenderlas mejor. Ayuda también a vencer la inclinación a la comodidad, a vivir el
espíritu de pobreza con mayor autenticidad. (Por: Instituto Sacerdos | Fuente: Instituto Sacerdos)

Formación de las pasiones


La pasión es una tendencia que se desarrolla de modo superior al normal. Esto
puede ocurrir tanto con las tendencias intelectivas, como en las sensitivas. Pasiones de la
naturaleza sensible son, por ejemplo: la tendencia a alimentarse, al descanso, a la propia
conservación, a la reproducción, etc.; y de naturaleza espiritual: la tendencia a la verdad,
a la belleza, a la sana afirmación de sí.
Las pasiones no son, de por sí, negativas. Simplemente son fuerzas de mayor o
menor intensidad. Es por tanto erróneo pensar que la formación de las pasiones consiste
en reprimirlas o suprimirlas. Más aún, sería contraproducente: su ímpetu natural,
reprimido, podría sumergirse en el subconsciente, y desde ahí dar batalla sin ser
advertido. Al contrario, el sentido de la formación de las pasiones es encauzar recta y
firmemente su valioso potencial sublimándolo y dirigiéndolo, de modo que sean estímulo y
fuerza para realizar grandes empresas.
Ahora bien, como sabemos, el pecado ha dejado al hombre en guerra civil interior.
El desorden creado por él en su naturaleza hace que las fuerzas pasionales puedan
empujar en direcciones contrarias a aquella que el sujeto trata de seguir consciente y
libremente, según la recta razón y a la luz de la fe. Por ello, aunque las pasiones sean en
sí fuerzas positivas, podemos hablar de una dirección positiva o negativa de sus impulsos,
según vayan en armonía o contradigan el ideal de vida del individuo. Hay, pues, dos
medidas a tomar, simultáneas y complementarias: fomentar lo positivo y rectificar lo
negativo.
Es importante señalar con Santo Tomás, que nuestro influjo sobre las pasiones no
es "despótico", sino "político". Las fuerzas pasionales tienden hacia su propio objeto
siguiendo mecanismos automáticos. La voluntad no tiene un dominio directo sobre ellas.
Por ello se requiere un trabajo indirecto, "político", a través de ciertos recursos que
pueden apaciguar, "distraer" o reencauzar esas energías.
El primer y fundamental recurso es la polarización por un ideal. El amor profundo
al propio ideal de vida hace que se polarice en torno a él toda la personalidad. No sólo la
inteligencia y la voluntad, sino también las pasiones, entrarán en juego según la dirección
unitaria de la persona.
Pero no basta con querer el ideal. Las pasiones pueden "rebelarse" en cualquier
momento, dado su automatismo natural. Se requiere vigilancia y firmeza para evitar las
causas de la pasión rebelde. La experiencia personal enseña a conocer algunas
situaciones o circunstancias, externas o internas, que suelen estimular las tendencias
naturales en direcciones desviadas.
En ocasiones puede ser muy útil poner en acción la pasión contraria a la que está
"dando lata". Me doy cuenta de que me está dominando la desesperación. Quizás no es
fácil controlarla directamente. Pero puedo poner en juego mi inteligencia o mi imaginación
para encontrar estímulos que provoquen la pasión de la esperanza, que contrarrestará o
incluso anulará las tendencias negativas.
Es posible también encauzar las pasiones hacia objetos adecuados a ellas y a la
vez conformes con las propias convicciones. En lugar de dejar que el odio se dirija hacia
quien nos ha hecho un mal, podemos orientarlo contra el pecado; contra el pecado de
odiar al prójimo, por ejemplo, facilitando incluso de ese modo la capacidad de perdonar.
En vez de abandonarnos a la tristeza podemos usar esa tendencia para compenetrarnos
con el sufrimiento redentor de Cristo, de modo que lleguemos a valorarlo tanto que
sintamos la alegría profunda de sabernos amados por él hasta semejante extremo.
Hay que estar también muy atentos a controlar el crecimiento de las pasiones. Si
dejamos que cualquier pasión se desarrolle desmesuradamente, puede llegar un
momento en que tome ella las riendas de nuestra personalidad. Cuando se llega a ese
estado, la persona se ve absorbida, ajetreada, totalmente focalizada por el impulso
pasional en cuestión. Las demás pasiones, el cuerpo, y hasta la inteligencia y voluntad se
encuentran sometidos a ella. Las consecuencias pueden ser desastrosas:
comportamientos en diametral oposición a las convicciones y la opción de vida de la
persona, e incluso, sobre todo si la fuerza pasional persiste en el tiempo, el desarrollo de
una patología psicológica.
Otro recurso para educar nuestro mundo pasional es la reflexión sobre los móviles
de la propia actuación. Mirar hacia dentro de vez en cuando y preguntarnos: estos
pensamientos, esta reacción, este propósito que estoy a punto de hacer, ¿de dónde
vienen? ¿De lo que mi razón ha visto como más conveniente y mi voluntad quiere
libremente? ¿No me estoy dejando llevar, más bien, por impulsos pasionales?
Por último, cuando todas las medidas han sido insuficientes, puede ser muy sabio
recurrir a una "congelación temporal": cuando nos damos cuenta de que la pasión se ha
encendido en nuestro interior y nos empuja ciegamente en una dirección indebida, es
conveniente no actuar, no tomar ninguna decisión importante en ese estado, esperar a
que vuelva la calma. (Por: Instituto Sacerdos | Fuente: Instituto Sacerdos)

Formación Laical misionera


Somos seguidores de Cristo porque él es nuestro salvador, el seguimiento de
Cristo es un encuentro con Dios. Debemos adoptar la forma de hablar y actuar de Cristo.
Ga 2,20

La Misión general de todo bautizado: Decimos que la Iglesia es Misionera porque ha


recibido de Jesucristo el encargo (misión) de evangelizar, es decir, de hacer que toda la
humanidad conozca a Jesucristo y viva en comunión con El y su Evangelio. Todos los
miembros de la Iglesia, participan de esta misión, en tanto que con su testimonio de vida
cristiana proclamen con su vida y sus acciones a Jesucristo a los demás. En este sentido
amplio del término misión, es que se afirma en Mt 28,19 que todo cristiano es misionero en
virtud del bautismo recibido.
La Misión específica o actividad Misionera propiamente dicha: Dentro de todas las
acciones y actividades que desarrolla la Iglesia, existen algunas que específicamente
están orientadas al anuncio del Evangelio a los no creyentes, como así también existen
personas que se dedican específicamente a realizar esta tarea concreta. En este sentido,
Dios llama particularmente a algunos hombres y mujeres para esta vocación especial. Es
a esta misión y a estos misioneros, a los que nos referimos.

1.- Un misionero no es alguien que "es llamado" desde una tierra lejana para ir a misionar,
sino alguien que ES ENVIADO por su propia Iglesia Particular. Muchas personas se
entusiasman con la misión (lo cual está muy bien. ¡Ojalá fueran muchos más!!) pero
piensan que misionar consiste en "irse a otro país y otro continente si es posible".
Entonces inician una búsqueda de "a dónde puedo ir". Nuevamente: el misionero no es
aquel que se lanza así nomás a una tierra lejana a predicar el Evangelio, sino que es
enviado por su propia Iglesia Particular.

2.- Un misionero es alguien que tiene una motivación profunda y sincera para la misión.
La motivación para la misión es el deseo sincero y ardiente de que Jesús sea conocido y
amado por quienes no lo conocen, así como uno lo conoce y lo ama. Parte del proceso de
preparación del misionero consiste en el discernimiento de las motivaciones y razones
más profundas que mueven a la persona para la misión. Sin una motivación seria y
sincera no hay vocación valedera.

3.- El envío a la misión requiere un período (no breve) de formación y preparación.


Normalmente, un proceso serio de envío misionero, se encauza desde la propia
comunidad, mediante un seguimiento de por lo menos dos a tres años, en el cual se
recibe formación misionera, se va forjando y consolidando la propia espiritualidad
misionera, se recibe una orientación y acompañamiento tanto psicológico como espiritual,
se adquieren las capacidades necesarias mediante experiencias progresivas de misión y,
luego que se han adquirido las aptitudes necesarias (motivación firme y por razones
valederas, estabilidad emocional, capacidad de trabajo en comunidad,  sólida formación y
espiritualidad), recién entonces se procede al envío misionero.

4.- La Misión es un estilo de vida, no una actividad pasajera: La misión no es "algo que se
hace", sino un estilo de vida. Por ello, requiere del misionero una opción de vida. Esto
quiere decir que, si has decidido ingresar a una congregación o instituto como sacerdote o
religios@ has tomado una opción de vida. Si, por otra parte, tu opción de vida es ser laico
(no quieres ser sacerdote ni religios@), primero debes tener un proyecto de vida, dentro
del cual estará la misión. Un proyecto de vida como laico, implica la decisión de formar (o
no) una familia y de tener una profesión u oficio. Esto quiere decir que no es que vas a
terminar tus estudios secundarios (o como se llamen en tu país) y vas a "irte de
misionero", sino que la cosa es al revés: primero tienes que encaminar tu vida estudiando
una carrera, o adquiriendo un oficio.... mientras tanto, te irás formando y viviendo la
misión (si es que tu vocación es la misión "en tu propia tierra"), o preparando para un
envío misionero a otra tierra (si es que es esa tu vocación).
(http://www.portalmisionero.com/quieroser.htm).

Actitudes que nos parecen fundamentales para todo candidato que quiera optar por
la vida misionera laical
a) La capacidad de diálogo y apertura a los otros. Es la actitud interior de mente y de
corazón por la que se comunica con claridad y transparencia, para así llegar a ser
personas auténticas. A esto se añade la disponibilidad a dejarse orientar y acompañar;
capacidad de diálogo, y aptitud para una convivencia y colaboración con personas de
carácter, fe, cultura y nacionalidad diferentes.
b) El trabajo en equipo y la confrontación con un grupo son elementos pedagógicos
insustituibles para evitar individualismos exagerados. Cada día más la misión es el
resultado de un vivir y trabajar en común. Es la comunidad la que evangeliza.
c) La capacidad de asumir responsabilidades y tomar las riendas de su vida y de sus
decisiones. En este sentido se verifica también la capacidad de tener iniciativa para poder
dar una respuesta personal a los diversos retos que se encuentran en la misión.
d) La necesidad de enfrentarse a situaciones desconocidas y a veces conflictivas. Con lo
cual se exige una cierta seguridad y autoestima radical para afrontar dichas situaciones.
e) La superación de todo etnocentrismo cultural, religioso, lingüístico..., y la apertura
radical a la fraternidad universal. Es todo esfuerzo de inculturación y el respeto y valor de
las gentes y su entorno con una mirada positiva pero realista del pueblo que se va a
servir.
f) Un sano realismo. Es casi inevitable la idealización que hacemos siempre del pobre y
de su entorno, de la Iglesia o de la teología de los pobres..., y cuando dicha idealización
toca la realidad oscura de la pobreza y del pecado, el riesgo es desanimarse y tirar la
toalla. La actitud del creyente es optar por esa realidad justo cuando se conocen más sus
luces y sombras.
g) Aceptación de la frustración y del fracaso. Y esto como componente humano, pero
también religioso; asumir la parte de fracaso que nos corresponde a todos y más a los
que más arriesgan.
h) Sin crear dependencias, ni paternalismos, ni protagonismos. Tener la capacidad de
respetar la libertad de las personas que se va a servir y no utilizarlas para colmar nuestras
afectividades hambrientas de éxito o de reconocimiento. (Ruiz M. Jesús, 2002)

Niveles de intervención laical en las misiones


- Pastoral
- Asistencial
- Social

Actitudes asépticas de las tradiciones cristianas


1. Renuncia de sí mismo: a gustos, planes, deseos, sueños.
Los caminos del Señor no son los nuestros
2. Sacrificio: la mejor mortificación es la afecta nuestro propio cuerpo, placeres, o
vicios.
3. Sentido eclesial: sentido de pertenencia a la Iglesia, somos llamados a formar parte
de ella y de alguna pastoral.
Desde la comunidad: El misionero debe serlo primero en su casa luego en la
comunidad
http://es.catholic.net/op/articulos/23826/cat/816/8-formacion-de-la-vida-espiritual.html
http://es.catholic.net/op/articulos/25846/cat/41/18-formacion-humana-desarrollo-de-las-facultades-i.html.

Estilo de vida misioneros de la Paz


En concordancia a los estatutos de la Sociedad de Vida Apostólica de los
Misioneros de la Paz El misionero debe hacerse un proyecto de vida tanto material como
espiritual.
 Espiritual: Hacerse un plan de vida, de oración, lectura, sacramento, consejería y
dirección espiritual con sus respectivos horarios, con la aprobación del orientador
espiritual.
 Material: Tratar de no asumir trabajos que le impidan el compromiso como
misionero, llevar una vida ordenada, pacifica, demostrar que realmente vive el
amor de Dios, que está continuamente en busca de la santidad.

Referente al aseo personal del misionero.


 Mantener el aseo e higiene personal aun cuando se encuentre evangelizando en
Los lugares más apartados.
 Llevar el uniforme completo, limpio.
 No usar en la casa donde nos hospedamos, ropas escotadas o ajustadas Tales
como: licra, short, franelilla ni salir sami desnudo del baño.
 Las hermanas deben ser sencillas en el arreglo personal.

También podría gustarte