Retiro de Formación Humana Opcion 1
Retiro de Formación Humana Opcion 1
Retiro de Formación Humana Opcion 1
Introducción
La formación humana tiene un objetivo fundamental en la persona y este es, formar
personas con criterio, identidad y honestidad para construir una sociedad mejor de la que
nos encontramos, tal vez este sea el gran reto que me propuse a nivel personal, social y
espiritual. El ser humano es un ente muy complejo que tiene un cuerpo animado por un
espíritu, pero es un ser único Gen 2,7-9; no podemos romperlo y manejar separadamente
cada una de sus partes de manera independiente, como si no estuvieran íntimamente
ligadas. Por ello, hablar de la formación humana desligándola de la formación espiritual
es un grave error. “Primero hombre y luego santo”.
Objetivos de la formación humana.
- Conocer la grandeza del hombre, formar la conciencia en consecuencia adorar,
agradecer y colaborar con Dios, su creador y salvador.
- La formación humana busca, desarrollar todas las capacidades, virtudes y actitudes del
hombre con el fin de llevar una vida acorde a su condición humana, espiritual y
compartirla con su entorno social. 1 Co 2,14 (se debe trabajar espiritualmente)
- La vida Carnal: da cabida a la concupiscencia es el deseo que el alma siente por todo
aquello que le produce satisfacción. A pesar de que hoy en día creemos que la
concupiscencia se refiere únicamente a cuestiones de índole sexual, el concepto es más
amplio y atañe a todas las dimensiones de la conducta humana. De acuerdo al
Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, la concupiscencia es el deseo
de los bienes terrenos y, en especial, el apetito desordenado de placeres deshonestos.
“Y otros son los sembrados entre los abrojos; son los que han oído la Palabra, pero las
preocupaciones del mundo, la seducción de las riquezas y las demás concupiscencias les
invaden y ahogan la Palabra, y queda sin fruto” Mc 4, 18
Dimensión Ética:
Posibilidad del ser humano para tomar decisiones a partir del uso de su libertad,
la cual se rige por principios que sustenta, justifica y significa desde los fines que orientan
su vida, provenientes de su ambiente socio-cultural.
¿Cómo se desarrolla?
Cuando:
• La persona asume reflexivamente los principios y valores que subyacen a las normas
que regulan la convivencia en un contexto determinado.
• La persona lleva a la práctica sus decisiones éticas.
• Se da el proceso de desarrollo y maduración de la conciencia, del juicio y de la acción
moral.
• Las acciones de las personas son coherentes con su pensamiento (acciones morales).
Está relacionada con:
- La conciencia de los principios o fundamentos que orientan las acciones.
- El proceder en consecuencia con los principios universales éticos.
- El uso de la libertad y el ejercicio de la autonomía.
- Las motivaciones y el ejercicio de la voluntad. (Rincón Leonardo, 2008. Universidad Católica de
Córdoba, Formación Integral)
Dimensión Espiritual
Posibilidad que tiene el ser humano de trascender su existencia para abrirse a
valores universales, creencias, doctrinas, ritos y convicciones que dan sentido global y
profundo a la experiencia de la propia vida, y desde ella al mundo, la historia y la cultura.
¿Cómo se desarrolla?
• Cuando a la persona se le ofrece la posibilidad de salir de sí misma para relacionarse y
acoger a los otros y cuando tiene la posibilidad de establecer y cultivar una relación
personal y comunitaria con Dios. Todas las acciones educativas que contribuyan a lograr
estos dos aspectos permiten que esta dimensión se despliegue en toda su plenitud.
Está relacionada con:
- Dios como el ser trascendente o lo totalmente Otro a la persona humana y que da
sentido a su existencia.
- La comunidad como el lugar privilegiado en donde la persona se encuentra con los
demás y en donde actúa Dios dando y suscitando sentido a la existencia individual o
colectiva.
- Lo espiritual, es decir, con todas las actividades y operaciones internas que vivencia la
persona y que tienen que ver con las preguntas que ésta se formula y la construcción de
sentido.
- La espiritualidad como el camino que se adopta para traslucir lo que se ha vivido como
experiencia espiritual.
- La fe como la actitud de obediencia y fidelidad humana por la cual la persona se
adhiere al ser trascendente y responde de una manera coherente a las exigencias de
sentido que éste le plantea. (Rincón Leonardo, 2008. Universidad Católica de Córdoba, Formación
Integral)
Dimensión Cognitiva
Conjunto de potencialidades del ser humano que le permiten entender,
aprehender, construir y hacer uso de las comprensiones que sobre la realidad de los
objetos y la realidad social ha generado el hombre en su interacción consigo mismo y con
su entorno, y que le posibilitan trasformaciones constantes.
¿Cómo se desarrolla?
Cuando se da la interrelación de los siguientes aspectos:
• El conocer: entendido como la relación que establece la persona con el mundo y el
medio en el cual se halla inmersa permitiéndole distinguir una cosa de las demás e
involucrando procesos y estructuras mentales para seleccionar, transformar y generar
información y comportamientos.
• El conocimiento: entendido como la construcción y representación de la realidad que
hace la persona a partir de sus estructuras teóricas, conceptuales y prácticas que le
permiten comprender, interpretar, interactuar y dar sentido al mundo que lo rodea. El
conocimiento está mediado, además, por el lenguaje.
• El aprendizaje: entendido como el resultado de la interacción de la persona con su
mundo circundante que le permite interpretar los datos que le vienen de fuera con sus
propias estructuras cognitivas para modificar y adaptar las mismas a toda esta realidad
comprendida y aprehendida.
Está relacionada con:
- La manera en que la persona se ubica en el mundo que le rodea y las relaciones que
establece con el mismo.
- El pensamiento lógico-matemático.
- Las acciones que desarrolla la persona sobre el mundo y que le permiten integrarse a
éste.
- La estructura mental que le permite conocer, conocerse y transformar la realidad.
(Rincón Leonardo, 2008. Universidad Católica de Córdoba, Formación Integral)
Dimensión Afectiva
Conjunto de potencialidades y manifestaciones de la vida psíquica del ser
humano que abarca tanto la vivencia de las emociones, los sentimientos y la sexualidad,
como también la forma en que se relaciona consigo mismo y con los demás; comprende
toda la realidad de la persona, ayudándola a construirse como ser social y a ser
copartícipe del contexto en el que vive.
¿Cómo se desarrolla?
• En el reconocimiento, la comprensión y la expresión de emociones y de sentimientos.
• En las relaciones con los demás y en la construcción de comunidad.
• En la maduración de la sexualidad.
Está relacionada con:
- La identidad de género de las personas.
- Los procesos de socialización de los seres humanos que se dan en la familia, la escuela,
el medio social y la cultura, entre otros.
- Las relaciones con los demás.
- El reconocimiento de sí mismo.
- auto concepto y autoestima.
- La vivencia de la sexualidad. (Rincón Leonardo, 2008. Universidad Católica de Córdoba, Formación
Integral)
Dimensión Comunicativa
Conjunto de potencialidades del sujeto que le permiten la construcción y
transformación de sí mismo y del mundo a través de la representación de significados, su
interpretación y la interacción con otros.
¿Cómo se desarrolla?
• Cuando la persona desentraña, comprende e interpreta el sentido de las cosas y lo
comunica mediante el lenguaje.
• En la creación y uso de lenguajes distintos a los verbales que expresan sentido y
significado.
• En la decodificación - con sentido crítico - de los lenguajes que le ofrece el medio en
que la persona se encuentra inmersa.
Está relacionada con:
- El lenguaje como un medio de expresión que utilizan las personas para interactuar con
otras y realizar consensos y diálogos.
- La comunicación que establecen las personas donde se da o se recibe información
acerca de sus necesidades, deseos, percepciones, conocimientos o emociones de los
otros.
- Los diferentes sentidos que la persona encuentra cuando interpreta los distintos tipos de
signos que se manifiestan en una cultura. (Rincón Leonardo, 2008. Universidad Católica de
Córdoba, Formación Integral)
Dimensión Estética
Capacidad del ser humano para interactuar consigo mismo y con el mundo, desde
la sensibilidad, permitiéndole apreciar la belleza y expresar su mundo interior de forma
inteligible y comunicable, apelando a la sensación y sus efectos en un nivel diferente al de
los discursos conceptuales.
¿Cómo se desarrolla?
En la manera particular según la cual las personas sienten, imaginan, seleccionan,
expresan, transforman, reconocen y aprecian su propia presencia y la de los otros en el
mundo. También se desarrolla cuando las personas comprenden, cuidan, disfrutan y
recrean la naturaleza y la producción cultural, local y universal.
Está relacionada con:
- La apreciación de la belleza en la que se reconocen diferentes efectos sensibles que le
dan un sentido especial a la vivencia del dolor y del placer.
- La producción estética del ser humano que busca formas de expresión adecuadas a
contenidos específicos de sus vivencias.
- La estética de la existencia que es la vida tomada como una obra de arte donde la
persona es capaz de dar un nuevo significado a sí misma a partir de experiencias que le
sean importantes. (Rincón Leonardo, 2008. Universidad Católica de Córdoba, Formación Integral)
Dimensión Corporal
Posibilidad que tiene el ser humano de manifestarse a sí mismo desde su cuerpo
y con su cuerpo, de reconocer al otro y ser presencia “material” para éste a partir de su
cuerpo; incluye también la posibilidad de generar y participar en procesos de formación y
desarrollo físico y motriz.
¿Cómo se desarrolla?
• Conociendo y apropiándose del mundo mediante experiencias sensoriales y
perceptuales.
• En el ámbito sensorial, gracias a los sentidos vestibular (equilibrio, coordinación), táctil
(conciencia corporal, atención), auditivo (memoria, procesamiento auditivo), visual, olfativo
y propioceptivo (conciencia del cuerpo en el espacio) y gustativo, los seres humanos
captan los estímulos de la realidad exterior y responden a ellos adaptativamente. Las
sensaciones recibidas a través de los órganos receptores resultan también fundamentales
para el aprendizaje.
• En el desarrollo motor que implica dos aspectos: cuando la persona piensa, planea y
anticipa sus acciones y la actividad motriz o el movimiento del ser humano que le permite
adaptarse a la realidad, desarrollar la toma de conciencia en lo corporal, en la lateralidad y
en el concepto de espacio-temporal y equilibrio.
• En los procesos de aprendizaje, en el concepto de tiempo y espacio asociados al
desarrollo motor que depende de múltiples factores relacionados con lo afectivo, lo pico-
social y lo cognoscitivo.
• Cuando se vincula a los demás y hay preocupación por el otro.
• En los intercambios culturales con otros seres humanos en el mundo.
Está relacionada con:
- El conocimiento, atención y cuidado del cuerpo.
- El desarrollo físico.
- Los procesos de aprendizaje -manejo del espacio corporal, concepto de tiempo y
espacio asociados al desarrollo motor.
- El conocimiento y apropiación del mundo mediante experiencias sensoriales y
perceptuales.
- El vínculo con los demás y la preocupación por el otro.
- Los intercambios culturales con otros seres humanos en el mundo. (Rincón Leonardo, 2008.
Universidad Católica de Córdoba, Formación Integral)
Dimensión Socio-política
Capacidad del ser humano para vivir “entre” y “con” otros, de tal manera que
puede transformarse y transformar el entorno socio cultural en el que está inmerso.
¿Cómo se desarrolla?
• En la Formación de un sujeto político que puede dar cuenta de lo que ocurre a su
alrededor como ciudadano formado en tres direcciones:
• Conciencia histórica: que tenga conocimiento de los momentos históricos que hicieron
parte de la formación social y política de su entorno y a través de ésta explique la
actualidad.
• Formación en valores cívicos: elementos claves para participar y deliberar de los
interrogantes de una organización política.
• Virtudes cívicas: que comprende el sentido de lo público, la solidaridad, la justicia, y el
reconocimiento de la diferencia.
• La formación de un pensamiento (juicio) y de una acción políticos que tienen que ver
con la palabra, los discursos, las razones y las personas. Se relacionan con los demás y
discuten acerca de los asuntos comunes.
• En la formación de una idea de justicia que debe tener en cuenta la necesidad de
garantizar libertades individuales y la preocupación de fomentar la igualdad social.
• En la formación del sentido de responsabilidad social: con la que se pretende enfrentar
los serios cambios estructurales dentro de las sociedades.
Está relacionada con:
- El proyecto político de la institución o comunidad.
- La estructura y organización de la sociedad alrededor de las normas de convivencia.
- La posibilidad de participar en las concertaciones en busca de un ordenamiento social.
- El sentido de pertenencia y la responsabilidad social.
- El compromiso con la construcción de una sociedad más justa. (Rincón Leonardo, 2008.
Universidad Católica de Córdoba, Formación Integral)
Acéptate
La reflexión y la introspección revelan defectos hasta entonces desconocidos,
pero también descubren cualidades y posibilidades de superación. La actitud que se debe
adoptar no puede ser sino la de serena aceptación. Es importante recordar que nuestro
ser no es una carga pesada o un castigo sino un fruto del amor infinito y bondadoso de
Dios. (Autor: Novelo Mayra, Fuente: Catholic.net)
Supérate
La aceptación de sí mismo, que no es resignación derrotista ni conformismo
egoísta, debe llevar al hombre a la decisión profunda y permanente de superarse. Esto se
hace tomando una actitud responsable y conquistadora ante la vida; una disposición
positiva que lleva a la persona a vivir, no según los sentimientos y las circunstancias
pasajeras, ni mucho menos según la opinión de los demás, sino de cara a Dios. Tomando
los diversos momentos de la vida como lo que son: respuestas al amor de Dios.
Este es el verdadero sentido de la responsabilidad: querer guiar la propia vida, en
todos sus detalles, según los preceptos de aquél en quien se tiene puesta la confianza
2Tm1, 12.
Hasta ahora hemos hablado de la parte humana de este trabajo. No hemos de
olvidar que el trabajo de identificación con Cristo sobrepasa completamente nuestras
posibilidades humanas. Necesitamos la ayuda de Dios. La tenemos en el Espíritu Santo
que Cristo nos prometió en la Última Cena Jn 14,26. Él, como artífice y guía, con la acción
de la gracia nos va transformando e iluminando en nuestro trabajo.
En la medida en que nos prestemos a la acción divina, nos acercaremos más a
nuestro divino modelo, Jesucristo. Seremos más maduros como cristianos cuanto más
unamos nuestros esfuerzos a la acción de la gracia. (Autor: Novelo Mayra, Fuente: Catholic.net)
Formación de la inteligencia
La inteligencia humana, como capacidad de captar el ser de las cosas, constituye
la ventana del espíritu. Es ella el auriga de la personalidad. La madurez humana requiere,
por tanto, en primer lugar, la madurez de la inteligencia. La formación de la inteligencia
implica, en primer lugar, el desarrollo de sus cuatro principales funciones: analizar,
sintetizar, relacionar y juzgar.
Analiza bien quien descompone con acierto un todo en sus partes. Un todo que
puede ser una lección, una conferencia, un artículo, una situación humana o un problema,
un párrafo, una frase o una palabra. Analiza bien quien reconoce de inmediato el lugar de
una parte en el todo significativo al que pertenece.
Sintetiza bien quien llega a decir con exactitud y concisión lo que encuentra
expresado en muchas páginas; quien sabe formar un conjunto significativo con elementos
hallados en distintas fuentes; quien con agilidad sabe distinguir lo esencial de lo
accidental y periférico.
Relaciona bien quien compara, distingue y une los diversos aspectos de una
realidad compleja, como pueden ser los diferentes capítulos de un libro, diversos libros de
un mismo autor, período o tema; distintos tratados de una misma disciplina, distintos
períodos históricos o manifestaciones de una misma época, etc. hasta formar en su mente
un todo unitario y orgánico. Culmen de la actividad del entendimiento es el momento del
juicio.
Juzga bien quien capta y valora con objetividad la verdad encerrada en mensajes,
problemas, personas, situaciones humanas, actividades; quien no se precipita en sus
opiniones, quien no se contenta con pensar como la mayoría, quien supera los prejuicios
personales, familiares, ambientales, culturales o sociales; quien busca juzgar según la
verdad de las cosas incluso por encima del propio juicio.
Formación de la voluntad.
La voluntad es pieza clave del edificio de la personalidad. Desde el punto de vista
natural, el valor de un hombre depende, en gran parte, del grado en que logra forjar su
voluntad. Sólo en ésa podrá imprimir un rumbo determinado a su vida, guiando y
dominando todo su ser. Dicho de otro modo, será libre en la medida en que sea señor de
sí mismo, en la medida en que guíe, encauce y domine sus pasiones, sentimientos e
instintos, y actúe, por encima de las circunstancias externas, de acuerdo con los criterios
que le presenta la razón iluminada por la fe.
Formación de la imaginación:
La imaginación es la facultad de la creatividad y de la originalidad. Nuestra época
dominada por los medios de comunicación social, sobre todo el cine y la televisión, ha
llegado a crear una verdadera "civilización de la imagen". Los hombres y mujeres, jóvenes
y ancianos, de esa civilización agradecerán todo lo que sea originalidad, inventiva y
sensibilización en la predicación y los escritos de un sacerdote. Retendrán mejor su
mensaje si se le presenta envuelto en el ropaje agradable y variado que sólo una fecunda
imaginación puede crear.
Por lo demás, una imaginación bien cultivada es también una mina inagotable de
iniciativas en el trabajo apostólico y en todas las dimensiones de la vida; la educación de
la imaginación es su desarrollo y potenciación, y otra su encauzamiento.
Habrá quien tenga una imaginación pobre y chata. Convendrá que trabaje para
agudizarla, en la medida de lo posible. Pueden servir, en este sentido, tanto los ejercicios
para potenciar la capacidad expresiva de la persona (oral y escrita), como la lectura de
autores especialmente imaginativos que puede encender una chispa en quienes más
carecen de esa cualidad.
Otros en cambio tendrán una imaginación tan desarrollada que llega a ser un
problema. De nuevo, lo que interesa es encauzar ese caudal, para que la imaginación
deje de ser "la loca de la casa", como la llamaba Santa Teresa de Jesús, y se convierta
en humilde y eficiente servidora de la persona y de su misión apostólica. Eso significa que
en ocasiones habrá que pedirle a la imaginación, y hasta obligarla, a que se calle y deje
de dar lata. Pero significa sobre todo que habrá que invitarla a colaborar con la
inteligencia y la voluntad, fijándose en los objetos que esas facultades tienen delante. De
ese modo, por ejemplo, en lugar de irse de viaje durante el estudio o la oración contribuirá
a que la mente penetre más agudamente los conceptos que trata de entender o que el
espíritu se compenetre más vivamente con el objeto de su meditación. (Por: Instituto
Sacerdos | Fuente: Instituto Sacerdos)
Formación de la memoria
La memoria, talento y don de Dios, puede llegar a ser un precioso tesoro de
conocimientos y experiencias. Hará las veces de un secretario preciso y ágil que presenta
al instante el dato solicitado y archiva ordenadamente cuanto se confía a su custodia para
extraer de su rico caudal, como el escriba del Evangelio, cosas nuevas y antiguas. Mt
13,52. Hoy día nuestra cultura no favorece demasiado su formación, pero no por eso ha
perdido importancia o valor.
El camino de la formación de la memoria es arduo y lento. Tiene el sabor amargo
que toda ascensión deja inicialmente en la boca y en el corazón del alpinista bisoño.
Requiere la disciplina de la concentración, del método inteligente, de la constancia en la
ración cotidiana.
No se trata de sustituir con ella a la comprensión o la reflexión, sino de enriquecer el
bagaje y la capacidad intelectual. Muchas veces resulta verdaderamente útil tener
presentes datos importantes como, por ejemplo, las palabras exactas de ciertas
definiciones filosóficas o teológicas que han llegado a ser clásicas. Ejemplo para un
sacerdote es interesante poder citar versículos o pasajes del Evangelio sin necesidad de
recurrir al texto. En ocasiones también será valioso poder disponer inmediatamente de
algunas sentencias de autores universales, fechas de sucesos históricos relevantes,
nombres de personas que algún día encontramos, etc. Esto será posible si con
frecuencia, cuando el estudiante se cruza con estos datos, hace una breve pausa para
confiarlos a su memoria y de cuando en cuando controla si en verdad los ha retenido. (Por:
Instituto Sacerdos | Fuente: Instituto Sacerdos)
Formación física
La vida de todo ser humano, ya sea en su trabajo, en su cotidianidad y en la
práctica constante de las virtudes, la formación intelectual, el ritmo de vida de un
seminario, en un centro de formación profesional, entre otros son exigentes. Se requieren
actividades deportivas y recreativas que ayuden a recuperar fuerzas físicas y psíquicas, a
conservar y fortalecer la buena salud, y que estimulen la sana convivencia. Lo afirma el
Vaticano II, hablando en general de la educación en nuestros días: El deporte ayuda a
conservar el equilibrio espiritual...y a establecer relaciones fraternas. (GS 61).
Además, estas actividades ofrecen magníficas oportunidades de conocimiento
propio, de formación y de ejercicio de múltiples facultades y virtudes: la diligencia, el
esfuerzo y sana tensión de la voluntad, la generosidad, la apertura caritativa hacia los
demás.
El ejercicio físico como la participación en algún juego comunitario, el caminar, el
realizar excursiones al campo o a la montaña, hace bien a todos. Sería extraño que una
persona rehuyera de todo deporte, ejercicio físico o trabajo que suponga sudor y fatiga:
indicaría quizá una personalidad perezosa, un estado enfermizo o una tendencia al
encerramiento en sí mismo.
El ejercicio corporal sobre todo practicado en los deportes resulta ser un
excelente medio de conocimiento personal, de apertura, de donación a los demás, y de
formación. Hablar de formación física no sólo se refiere al deporte, sino también a la
necesidad de ejercitar de vez en cuando algún trabajo manual que requiera esfuerzo
físico.
El trabajo es una faceta a imitar de la vida de Cristo, que contribuye a formar el carácter, a
robustecer la voluntad, a ejercitar en la laboriosidad, a descubrir nuevas habilidades, a
conocer más de cerca las condiciones, trabajos y fatigas de muchas personas y así
comprenderlas mejor. Ayuda también a vencer la inclinación a la comodidad, a vivir el
espíritu de pobreza con mayor autenticidad. (Por: Instituto Sacerdos | Fuente: Instituto Sacerdos)
1.- Un misionero no es alguien que "es llamado" desde una tierra lejana para ir a misionar,
sino alguien que ES ENVIADO por su propia Iglesia Particular. Muchas personas se
entusiasman con la misión (lo cual está muy bien. ¡Ojalá fueran muchos más!!) pero
piensan que misionar consiste en "irse a otro país y otro continente si es posible".
Entonces inician una búsqueda de "a dónde puedo ir". Nuevamente: el misionero no es
aquel que se lanza así nomás a una tierra lejana a predicar el Evangelio, sino que es
enviado por su propia Iglesia Particular.
2.- Un misionero es alguien que tiene una motivación profunda y sincera para la misión.
La motivación para la misión es el deseo sincero y ardiente de que Jesús sea conocido y
amado por quienes no lo conocen, así como uno lo conoce y lo ama. Parte del proceso de
preparación del misionero consiste en el discernimiento de las motivaciones y razones
más profundas que mueven a la persona para la misión. Sin una motivación seria y
sincera no hay vocación valedera.
4.- La Misión es un estilo de vida, no una actividad pasajera: La misión no es "algo que se
hace", sino un estilo de vida. Por ello, requiere del misionero una opción de vida. Esto
quiere decir que, si has decidido ingresar a una congregación o instituto como sacerdote o
religios@ has tomado una opción de vida. Si, por otra parte, tu opción de vida es ser laico
(no quieres ser sacerdote ni religios@), primero debes tener un proyecto de vida, dentro
del cual estará la misión. Un proyecto de vida como laico, implica la decisión de formar (o
no) una familia y de tener una profesión u oficio. Esto quiere decir que no es que vas a
terminar tus estudios secundarios (o como se llamen en tu país) y vas a "irte de
misionero", sino que la cosa es al revés: primero tienes que encaminar tu vida estudiando
una carrera, o adquiriendo un oficio.... mientras tanto, te irás formando y viviendo la
misión (si es que tu vocación es la misión "en tu propia tierra"), o preparando para un
envío misionero a otra tierra (si es que es esa tu vocación).
(http://www.portalmisionero.com/quieroser.htm).
Actitudes que nos parecen fundamentales para todo candidato que quiera optar por
la vida misionera laical
a) La capacidad de diálogo y apertura a los otros. Es la actitud interior de mente y de
corazón por la que se comunica con claridad y transparencia, para así llegar a ser
personas auténticas. A esto se añade la disponibilidad a dejarse orientar y acompañar;
capacidad de diálogo, y aptitud para una convivencia y colaboración con personas de
carácter, fe, cultura y nacionalidad diferentes.
b) El trabajo en equipo y la confrontación con un grupo son elementos pedagógicos
insustituibles para evitar individualismos exagerados. Cada día más la misión es el
resultado de un vivir y trabajar en común. Es la comunidad la que evangeliza.
c) La capacidad de asumir responsabilidades y tomar las riendas de su vida y de sus
decisiones. En este sentido se verifica también la capacidad de tener iniciativa para poder
dar una respuesta personal a los diversos retos que se encuentran en la misión.
d) La necesidad de enfrentarse a situaciones desconocidas y a veces conflictivas. Con lo
cual se exige una cierta seguridad y autoestima radical para afrontar dichas situaciones.
e) La superación de todo etnocentrismo cultural, religioso, lingüístico..., y la apertura
radical a la fraternidad universal. Es todo esfuerzo de inculturación y el respeto y valor de
las gentes y su entorno con una mirada positiva pero realista del pueblo que se va a
servir.
f) Un sano realismo. Es casi inevitable la idealización que hacemos siempre del pobre y
de su entorno, de la Iglesia o de la teología de los pobres..., y cuando dicha idealización
toca la realidad oscura de la pobreza y del pecado, el riesgo es desanimarse y tirar la
toalla. La actitud del creyente es optar por esa realidad justo cuando se conocen más sus
luces y sombras.
g) Aceptación de la frustración y del fracaso. Y esto como componente humano, pero
también religioso; asumir la parte de fracaso que nos corresponde a todos y más a los
que más arriesgan.
h) Sin crear dependencias, ni paternalismos, ni protagonismos. Tener la capacidad de
respetar la libertad de las personas que se va a servir y no utilizarlas para colmar nuestras
afectividades hambrientas de éxito o de reconocimiento. (Ruiz M. Jesús, 2002)