Las Democracias y El Mundo No Occidental

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Los idealistas como el presidente Wilson esperaban que el derrumbe de los imperios Romanov, los Habsburgo

Las Democracias y el
y los Hohenzollern aseguraría de forma automática un aumento en el número de estados democráticos. Pero
Mundo no Occidental no fue así ya que gran parte de Europa quedó sujeta a regímenes hostiles a la democracia liberal. En las
décadas de 1920 y 1930 el núcleo de la democracia continúo conformado por las grandes potencias del Atlántico Norte: Gran Bretaña, Francia y
Estados Unidos; los estados más pequeños de Escandinavia; los países bajos y los herederos de la tradición británica: Canadá, Australia y Nueva
Zelanda.

Sin duda alguna los agresores totalitarios fueron en gran parte responsables de desencadenar la Segunda Guerra Mundial.

Sin embargo, uno de los factores principales del deterioro de la tregua de veinte años fue el fracaso de las democracias para presentar un frente
unificado contra quienes amenazaban la paz mundial.

Gran Bretaña
Aunque estuvo en el bando triunfador en la Primera Guerra Mundial, Gran Bretaña se tambaleaba de una crisis económica a la siguiente. La
inmigración se compensaba continuamente con la emigración, en especial hacia América del Norte. No obstante, sus esfuerzos por recuperarse,
la economía británica, que crecía a un ritmo del cincuenta porciento inferior al anterior a la guerra había perdido su dinamismo.

La crisis económica de la posguerra, hasta 1921


Aparte de las trágicas perdidas humanas causadas por la guerra, las pérdidas económicas de Gran Bretaña eran graves. La deuda nacional
después de la guerra era diez veces mayor que en 1914. Se había liquidado muchas inversiones británicas en el extranjero para adquirir
alimentos y pertrechos bélicos. Las acciones enemigas acabaron con el cuarenta porciento de la gran flota mercante británica. La totalidad de la
red de comercio internacional de la cual dependía Gran Bretaña, estaba rota en mil puntos distintos en 1918 y no se podía reestablecer con
rapidez en el agitado mundo de la posguerra. Para complementar la producción bélica británica y francesa se había recurrido a las plantas
industriales de Estados Unidos, Canadá e India, y ese estimulo convirtió a estos países en competidores más eficaces de los británicos en tiempos
de paz. Por otra parte, la industria alemana, nutrida en parte por prestamos precedentes de América, retomo una vez más la rivalidad que tanto
había alarmado a los británicos antes de la guerra.

Programas de los conservadores y de los laboristas


Las Democracias y el Mundo
no Occidental

os idealistas como el presidente


Wilson esperaban que el derrumbe
de los imperios Romanov, los
Habsburgo y los Hohenzollern
aseguraría de forma automática un
aumento en el número de estados
democráticos. Pero no fue así ya que
gran parte de Europa quedó sujeta a
regímenes hostiles a la democracia
liberal. En las décadas de 1920 y
1930 el núcleo de la democracia
continúo conformado por las
grandes potencias del Atlántico
Norte: Gran Bretaña, Francia y
Estados Unidos; los estados más
pequeños de Escandinavia; los países
bajos y los herederos de la tradición
británica: Canadá, Australia y Nueva
Zelanda.

Sin duda alguna los agresores


totalitarios fueron en gran parte
responsables de desencadenar la
Segunda Guerra Mundial.

Sin embargo, uno de los factores


principales del deterioro de la tregua
de veinte años fue el fracaso de las
democracias para presentar un
frente unificado contra quienes
amenazaban la paz mundial.
China
Mientras tanto, China se hallaba inmersa en una gran pugna liberarse del dominio de las potencias coloniales occidentales. Esta lucha era más
que un simple conflicto entre nacionalista e imperialistas; la complicaban dos elementos adicionales en particular: la creciente amenaza para la
independencia China de un Japón expansionista y la cada vez más importante intervención comunista en la política china. China enfrentaba la
perspectiva de simplemente intercambiar un conjunto de señores imperiales por otro.

Japón
Único entre todos los pueblos no occidentales, el japonés conservó su plena independencia política durante la edad de oro del imperialismo. Más
aún, al comenzar el siglo xx Japón experimentaba la Revolución industrial y avanzada hacia la condición de una gran potencia, un participante
pleno (aunque incomodo) en la pugna por una posición imperial. En virtud de que los japoneses alcanzaron estos impresionantes logros sin
alterar de forma radical su estructura política oligárquica y absolutista tradicional, nunca dejaron de pertenecer cabalmente “a Oriente”, incluso
cuando se convirtieron en parte integral de la historia occidental.

El Oriente Medio
Las potencias europeas tenían un largo historial de intentos por hacerse de una participación imperial en el Oriente Medio. Antes de 1914 la
región todavía estaba sumida en la pobreza. Pero para 1914 ya se habían hecho los primeros descubrimientos de petróleo; hoy día el Oriente
Medio incluye a las naciones más ricas del mundo. No o toda la región habría de participar en esta nueva riqueza. Los campos principales se
encontraron en el sudoeste de Persia, en los valles fluviales de Irak y a lo largo del Golfo Pérsico. Estas recién halladas riquezas intensificaron el
interés de las potencias europeas, y en la década de 1930, cuando los expertos estadounidenses se comenzaron a preocupar por el posible
agotamiento de las reservas de petróleo en el hemisferio occidental, las empresas estadounidenses empezaron a introducirse en la zona con el
propósito de competir con intereses franceses y británicos bien establecidos

India
En la Primera Guerra Mundial marcó un punto crucial. Los indios, en número cada vez mayor y educados en la tradición occidental, respondieron
a la propaganda aliada

China

Encuentro entre Oriente y Occidente


El New Deal, 1933-1941
La victoria pareció dar a los demócratas un claro mandato de aplicar todos los recursos del gobierno federal al combate de la depresión. Franklin
Roosevelt tomó posesión el 4 de marzo de 1933, durante una crisis financiera que había hecho cerrar sus puertas a muchos bancos por todo el
país. De inmediato el presidente convocó al Congreso a una sesión emergencia y declaró un receso en las actividades bancarias. Poco a poco los
bancos en buenas condiciones reabrieron sus puertas y se inició la primera fase del New Deal (Nuevo Trato). En los primeros meses de 1933 el
mero hecho de que una administración nacional estuviese tratando de hacer algo acerca de la situación, constituyo un poderoso refuerzo para el
ánimo del país. La nación emergió del receso bancario con una nueva confianza y repitiendo la frase del discurso de toma de posesión de
Roosvelt

Auge y bancarrota, 1923-1933

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