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RESPONSABILIDAD CIVIL
Introducción al tema
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Aprendizajes esperados
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RESPONDER
1.3.1 Fundamentos filosóficos
CIVIL
1.6. PRINCIPIO ALTERUM NON LAEDERE
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VIDEO COMPLEMENTARIO
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LECTURA COMPLEMENTARIA
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Referencias (bibliográficas)
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Lecturas recomendadas
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Según lo establecido por Fernández (2002) los daños de mayor entidad que se
pueden causar a una persona son, indubitablemente, aquellos que lesionan su
vida, su libertad o su dignidad, y son ellos, entonces, los que originan una mayor
responsabilidad. Estamos frente a valores iguales en importancia, pues la
dignidad es en realidad una forma de la libertad y obtener esta última es alcanzar
la primera.
Por su parte, desde la visión particular del common law, se destaca que ―el
contenido de la responsabilidad civil ha estado históricamente determinado por los
jueces; que ellos contribuyen a su evolución y a lograr que responda a las
necesidades sociales".
La doctrina del derecho (doctrine of Right) enfoca hacia el aspecto externo del
ejercicio de la libertad y tiene como principio a la máxima ―actúa externamente de
manera que el uso de tu libertad coexista con la libertad de todos en concordancia
con una ley universal‖. Esta doctrina es la que da sustento a que ciertas
obligaciones morales son también obligaciones legales cuyo cumplimiento puede
ser obtenido coactivamente.
La justicia distributiva para Aristóteles tiene que ver con la interacción de los
individuos y el estado, y se basa en la sola condición de la persona como
integrante de la comunidad, abarcando potencialmente a todos los individuos. Los
recursos o bienes existentes en la comunidad deben ser distribuídos de manera
igualitaria en proporción al mérito o a las necesidades. Se relaciona la justicia
distributiva con un aspecto positivo a tener acceso a esos recursos.
En materia de daños esto tiene numerosas aplicaciones, por ejemplo quien causa
un daño por incurrir en actividades riesgosas pero socialmente útiles, debe
responder de los daños que causa aunque no se demuestre su culpa
(responsabilidad objetiva). Es este tipo de justicia el fundamento también de la
responsabilidad por el hecho de otro, conocida en el common law como
respondeat superior o vicarious liability.
La justicia conmutativa o correctiva, en cambio tiene que ver con la interacción
entre individuos y sin tener en cuenta su posición relativa en la sociedad, méritos,
riqueza o poder. Si una persona afecta o amenaza los recursos de otra a través de
una acción que es incompatible con el principio de la absoluta e igual libertad, la
segunda tiene derecho a un reclamo contra la otra. Al revés de la justicia
distributiva, la justicia conmutativa se relaciona con un aspecto negativo que da
derecho al individuo a que nadie interfiera en sus derechos. Este tipo de justicia se
corresponde claramente con la función compensatoria.
Por ejemplo en el diario La Gaceta del 2.5.04 podemos ver una información que
dice que en Tucumán las enfermedades respiratorias triplican a la media nacional
por la contaminación ambiental. Esto significa que el ahorro que realizan los
productores, o los dueños de automóviles y colectivos, por la falta de medidas
para no polucionar, la terminan pagando individualmente las personas alérgicas
cada vez que se enferman, las obras sociales que cubren estas dolencias, el
estado a través de los hospitales, etc. En realidad no hay ningún ahorro porque lo
que no se gastó en prevención se gasta en curación de enfermedades (cuando la
víctima puede ir al hospital y siempre y cuando su padecimiento sea tratable). La
responsabilidad civil puede ser una herramienta –no la única ni necesariamente la
mejor–para corregir este tipo de situaciones.
Como vemos en un caso el dañador toma algo que no le corresponde sin pagar lo
que vale (externalización), y en el otro caso debe hacerlo (internalización). ¿Cuál
es la diferencia? El análisis económico del derecho parte de la base que la
situación óptima es la que se produce cuando las partes negocian privadamente
entre sí y que cuando menos costos y trabas legales existan la negociación
arrojará resultados óptimos. La diferencia es que cuando se produce un daño las
partes pudiendo, al menos muy teóricamente, haber negociado su costo de
antemano no lo hicieron, debe entonces recurrirse a una ficción de lo que hubiera
sido la transacción en el mercado. Corresponde entonces al Juez al valuar el daño
calcular por cuanto hubiera estado una persona dispuesta a desprenderse de tal
bien, sea material o inmaterial. Es el mismo sistema que tenemos visto desde otro
ángulo.
Así por ejemplo en los ilícitos culposos (y más aún en los intencionales) los costos
de transacción son altos. El conductor de un automóvil no sabe muy bien a qué
peatón puede atropellar, pero aún suponiendo que en un pueblo hubiera pocos
peatones y que este conductor los conociera, se encontraría con otro fundamental
escollo como es saber a qué valor están dispuestos los peatones a vender las
lesiones de sus piernas, su brazos, o su vida misma; y aún si este increíble
contrato se diera habría todavía que sortear el obstáculo de la ejecución judicial
donde el contrato podría ser declarado nulo por violación del orden público. Es
imposibe que el conductor internalice voluntariamente estos costos mediante
acuerdos privados, entonces estas externalidades deben ser internalizadas,
perdón por la redundancia, por los victimarios indemnizando a sus víctimas por
sus actos. Por eso Cooter (2000) dice que ―la esencia de la responsabilidad de los
ilícitos culposos es que utiliza la responsabilidad para internalizar las
externalidades creadas por los costos de transacción elevados‖.
Sin embargo, para otros autores señalan que, lo realmente importante es el daño
causado. Éste autor expone que toda la problemática de la responsabilidad civil
tiende a conseguir la reparación del daño cuando ha sido generado injustamente,
es decir, -según él- cuando se ha causado atendiendo a los preceptos que regulan
las fuentes de las obligaciones, y por tanto se hace necesario acudir al artículo
1089 CC el cual consagra que éstas tienen su origen en ―la ley, en los contratos y
cuasi contratos y en los actos y omisiones ilícitos que intervenga cualquier género
de culpa o negligencia‖
Al buscar una definición más amplia, que abarque todos los elementos de la
figura, Yzquierdo (2014) considera que para que exista responsabilidad civil es
necesaria la constatación de una acción u omisión, la cual tendrá relación con un
daño mediante un nexo de causalidad. Adicionalmente debe verificarse si se da el
adecuado factor de atribución, que permitirá justificar la imputación del daño a un
determinado patrimonio.
Por último, Martínez (2004) considera la responsabilidad civil como una institución
sobre la que se proyecta todo el Derecho civil, ya que todo el ordenamiento
jurídico y sus actores en esta materia se rigen en torno a la responsabilidad civil
sobre la que versen los problemas, cuestiones y litigios. Concibe esta institución
como un juicio de reproche que hace el ordenamiento jurídico a las conductas que
lo infrinjan, y dependiendo de dicha contravención se regirá por uno u otro tipo de
responsabilidad: ―si efectivamente la conducta contraventora supone la
vulneración a la lex privata contractus, se producirá la responsabilidad contractual,
si se contraviene la ley de ―Naeminem Laedare‖ se estará en la responsabilidad
extracontractuawritl‖
Los antiguos romanos, que fueron gente muy sabia y muy práctica, sintetizaron los
grandes principios jurídicos en tres axiomas, a los que el derecho podría reducirse
como mínima expresión y no obstante ser suficientes para abarcar todos los
aspectos a regular por las normas: honeste vivere (vivir honestamente), suum
cuique tribuere (dar a cada uno lo suyo) alterum non laedere, es decir no dañar al
otro. Para los romanos a partir de esos principios se podía ante cualquier situación
saber cómo comportarse en relación con los demás.
El principio del alterum non laedere es, como la noción misma de derecho,
inseparable de la de alteridad, es decir en relación a otro, o lo que es lo mismo
tiene sentido únicamente en la vida en sociedad, porque el daño que alguien se
infiere a sí mismo no entra dentro de la consideración de la responsabilidad civil,
como sería el caso del suicida o de quien se flagela por motivos religiosos, o como
veremos más adelante cuando la víctima ha sido culpable del daño
Por eso Angel (1989), comienza su libro sobre el tema diciendo que ―el no causar
daño a los demás es quizá, la más importante regla de las que gobiernan la
convivencia humana‖.
El derecho no protege entonces a quien causa un daño a otro, sino que muy por
el contrario hace nacer una obligación –en sentido jurídico– de dejar a esa
persona en una situación lo más parecido posible a como se encontraba antes de
sufrir el daño. Esto es lo que se llama ―responder‖ o ser ―responsable‖ o tener
―responsabilidad‖ por el daño padecido por otra persona
Según Alterini (1974), la obligación de reparar el daño ha sido considerada por los
autores como una sanción, más propiamente como una sanción resarcitoria, para
diferenciarla de la sanción represiva propia del ámbito penal
.Podemos entonces resumir diciendo que el principio general del derecho de no
dañar al otro, hace que sea posible la vida en sociedad y que cuando es
conculcado, acarrea una sanción que consiste en la obligación jurídica de
indemnizar el daño causado, o como en palabras De Cupis (1970) una reacción
del derecho para facilitar la represión del daño
Referencias (bibliográficas)