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Mediodicho N° 29 - Año 9 - Julio de 2005 - Escuela de la Orientación Lacaniana - Sección Córdoba
Revista de Psicoanálisis N° 29 - Año 9 - Córdoba, julio de 2005
7 Editorial
9 La Orientación Lacaniana
Siete sustituciones para la época. Jacques-Alain Miller
45 El Padre y la Época
Del padre universal al padre singular. Fabian Naparstek
Ken Park. El desamparo más allá de la angustia de castración. Elisa
Alvarenga
63 Problemas cruciales
Políticas del trauma. Germán García
La contracción del tiempo, su plus de valor. Rosa Yurevich.
Sobre advertidos y caracoles. Las neurociencias y la evaluación del psi-
coanálisis. Eduardo Abello.
147 El Pase
Transiciones sobre la zona del pase. Vicente Palomera
El psicoanálisis y su eficacia. Gabriela Dargenton
M
ediodicho se ha propuesto esta vez preguntarse ¿Qué trata el
psicoanálisis hoy? Partimos con J. A. Miller de la creencia que
el nombre del psicoanálisis no es mas el que era, que los psi-
coanalistas estamos desafiados a sostenerlo si queremos que sobreviva,
ya que se trata hoy de una transformación profunda del mismo.
Las sietes sustituciones que nos propone en esta revista Miller son
un modo de enfrentar la época, su malestar, su desorientación. Nosotros,
sí orientados por la ultima enseñanza de Lacan comenzamos a sacar con-
secuencias para nuestra practica y nuestra posición en el mundo.
Política, enfermedad y época, tres significantes que los pensamos
anudados y que nos dan una dimensión del lugar que el psicoanálisis
tiene hoy en nuestra cultura, en nuestra sociedad y en el mundo.
Entendemos la política desde la perspectiva del trauma y los efectos
que el mismo tiene para todo ser hablante. Por lo cual hemos realizado un
abordaje amplio, queriendo dar cuenta de nuestro punto de vista ético
y clínico. También decidimos abordarlo desde otras disciplinas como la
neurociencias o las TCC que hoy proponen diferentes terapéuticas a las
que nos enfrentamos palmo a palmo y de la que los psicoanalistas toma-
mos nuestra posición.
Abordamos las enfermedades de la época: anorexia, bulimia, adic-
ciones, usos del medicamento, situando la creencia en un síntoma que no
es mudo y habla de una invención particular al imposible de decir, que
anudado al deseo del analista, demuestra como el psicoanálisis es eficaz
para tratarlo y hacer mas vivible la vida.
Época, ayer, hoy, mañana, una perspectiva amplia y a la vez arti-
culada a través del aporte de psicoanalistas y de hombres y mujeres de la
cultura, cada uno con un sesgo particular nos permiten analizar un signi-
ficante que aunque repetido no deja de tener consecuencias cada vez que
es abordado, en este numero desde la memoria, la medicina, la violencia,
la responsabilidad de los medios audiovisuales.
El Pase, esta vez toma la forma de conferencias que lo sitúan como
una “zona que hay que recorrer”, que nos da la medida de la eficacia del
psicoanálisis en la época actual, que nos orienta mas allá del padre, en la
creencia en el síntoma, en el uso que cada ser hablante pudo hacer luego
de atravesar su experiencia analítica.
Sabemos como lo repiten dos trabajos de esta revista que “ el psi-
coanálisis no es una aerolito que ha caído del cielo”, es la invención de
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Adriana Laión
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La Orientación Lacaniana
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La Orientación Lacaniana - Siete sustituciones para la época - Jacques Alain Miller
Siete
sustituciones
para la época 1
Convergencia
L
a evocación precisa hecha
Jacques-Alain Miller por Éric Laurent sobre el
acento puesto en la última
Es psicoanalista en París, Francia. enseñanza de Lacan en la función de
Analista Miembro (AME) de la Es- la nominación, y luego el trazo ele-
cuela de la Causa Freudiana (ECF). gante, por François Leguil, del deve-
Miembro de la Asociación Mundial nir de la angustia en esta clínica que
de Psicoanálisis (AMP). se aparta hoy del psicoanálisis, esta
Director del Instituto del Campo evocación precisa y este trazo ele-
Freudiano (ICF). gante convergen. Esta convergen-
Ex - Director del Departamento de cia es para mí tanto más probatoria
Psicoanálisis de la Universidad de cuanto que ella no ha sido en lo más
París VIII. mínimo concertada, ya que ha que-
Responsable del establecimiento del dado implícita y sin duda desaperci-
texto de los Seminarios de Jacques bida -lo supongo- por su audiencia.
Lacan. Es la razón por la cual, comenzaré
por hacerla manifiesta.
Para cernir esta convergencia,
me alcanzará con servirme de un
punto de interrogación, el mismo
que, al menos según mi gusto, se
encuentra en una y en otra exposi-
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El mito
Desde allí Lacan recurre al mito bíblico. Recurre al mito porque éste
nos sirve para señalar lo que se opera desde lo simbólico, precisamente
cuando lo que se opera desde lo simbólico toca a lo real de una forma que
no es fácil de formalizar.
El mito bíblico, además, tiene la ventaja de separar la creación del
mundo, la creación de los vivientes, la creación de las cosas, y luego su
nominación. Está al menos bien señalada. De un lado Dios crea, y del otro
el hombre nombra. El mito vuelve patente este clivaje.
Es al famoso Adán que es remitido, en efecto, el poder de otorgar
nombres, de tal suerte que, luego de la creación divina, viene la nomi-
nación humana, es decir que un lugar se asigna a lo que Lacan llama el
parloteo del hablanteser.
Contamos la idea de Dios, que al crear uno que habla no ha crea-
do un montón, ha creado uno con facultad de hablar. Uno. Y en tanto se
hubiera detenido allí, podríamos decir que eso habría andado muy bien.
Como sabemos, el problema comenzó de a dos, cuando él derivó del pri-
mero otro viviente, al cual además dio, no el poder de nombrar las cosas
que él había creado porque eso ya estaba hecho, sino que abrió un espacio
de cosas perjudiciales.
A uno que ha creado, le dio algo que hacer, una primera cosa para
hacer, es decir que Dios ha preparado en su creación el lugar de lo simbó-
lico. Fue para mandar al carajo su creación. Lo percibimos todos los días.
Hoy, lo que ha reemplazado la idea de que podría haber un big bang ató-
mico que suprima la existencia viviente del planeta, es la epidemia que,
en tiempos de la globalización, se encuentra extremadamente favorecida,
y que podría tener blancos muy selectivos. Después de la vaca y el car-
nero, no vemos por qué eso no podría tocar también la autodenominada
especie que habla.
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La Orientación Lacaniana - Siete sustituciones para la época - Jacques Alain Miller
Nos damos cuenta todos los días que hace falta reservar la cuestión
de saber si el buen Dios era tan bueno como parece, hemos dudado en
la gnosis que la creación pueda ser atribuida a una divinidad benévola,
podemos también plantearnos la pregunta si sabía todo esto de antema-
no, que al instalar el lugar de lo simbólico en lo real, asumía riesgos muy
importantes en lo concerniente a su creación.
Lo que es formidable -gloso sobre el mito-, es que Adán haya hecho
lo que le dijeron que haga. Era disciplinado. Nombra los bichos, nombra
los cuerpos vivientes divinamente individualizados en especies naturales.
La observación central de Lacan –que ha sido recordada por Éric
Laurent- es que Adán no nombra la bacteria, no la conoce. La bacteria
no se presenta al bautismo de Adán. Ya que para nombrar la bacteria,
hay que ir a buscarla, hace falta descubrirla con el discurso científico. No
alcanza con quedarse mientras las cebras, los elefantes, las jirafas desfilan
gentilmente como en el carnaval de los animales. Hay cosas por hacer
para que éste viviente bacteria figure en el repertorio.
Se dice incluso que esa no era en absoluto la intención del Señor,
en la medida en que se pueda penetrar sus designios. En todo caso, él se
tomó el trabajo de prohibir a su criatura hablante el acceso al árbol del
conocimiento, es decir el acceso a lo que podría justamente permitir un
día dar a luz la bacteria y su nombre.
Vemos que Adán respetaba perfectamente, aunque solo, y quizás
precisamente por eso, la fórmula de la sexuación masculina. Hay un “no
toques allí”, “eso no se come”. Eso no hizo hábito, y se hubiera podido
muy bien mantener así si Dios se hubiera quedado con el hombre, el ma-
cho, si no hubiera soñado, luego, en completar su creación dotando, como
se ha dicho, al hombre de una compañía.
Finalmente, agregar eso, es ya un rebajamiento, ya que haciendo
esto él hizo del hombre una especie natural, comprometida con su repro-
ducción, en tanto que nada lo demostraba al principio. Era más bien el
uno que habla aparte, desde este punto de vista, en la soledad natural que
lo hacía el partenaire, el colaborador de la divinidad.
Entonces, Dios agrega una criatura derivada del hombre, La mujer
como lo subraya Lacan, la única, la única que amerita ser dicha La mu-
jer. El mito mismo desarrolla que es ella la que se pone a servirse de la
palabra, para nada de una forma muy reglada, ajustada, como Adán, en
la relación. Y en el fondo él puso los nombres, él ha formado su pequeña
fuerza armada animal. Ella se dedica a servirse de la palabra a mansalva,
engolosinándose demasiado con la serpiente, lo que inaugura el discur-
so de la ciencia, es decir que inaugura algo, un proceso, un movimiento
del cual van a surgir cosas que no estaban en la creación del mundo, o al
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Naturaleza // Cultura
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martes a la tarde como el sábado, rechacé ofrecer mi voz4, será leído por el
comediante que ellos elijan para hacerlo.
He aquí la semana del 2 al 7 de abril, quería por lo menos anunciarlo
aquí antes que escuchen, supongo, el rumor.
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Síntoma y época
5. N. de E.: Hace referencia a la obra de Jarolav Hasek, quien junto a Kafka formó parte
de un circulo literario libertario en Praga. La obra hace alusión a un soldado que cumple
tan al pie de la letra las órdenes que produce un efecto cómico y grotesco, demostrando
lo absurdo de las mismas.
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legios y las interdicciones, y que todo eso forma un sistema general, don-
de, como lo explica en la página 592 de las Estructuras elementales –tengo
la edición antigua, la de los años 50- “un sistema de intercambios está
siempre en el origen de las reglas de casamiento”.6
Reservado, evidentemente, diferencia estas estructuras elementales
de las estructuras complejas donde entran otras determinaciones, econó-
micas o psicológicas.
estructuras elementales + -
estructuras complejas - +
Pero tenemos sin embargo una escala. Es decir entre las estructuras
elementales y las estructuras complejas, en efecto, en lo que corresponde a
la determinación, es alta, es fuerte en las estructuras elementales, es débil
e inexistente en las estructuras complejas. La libertad de elección, está res-
tringida en las estructuras elementales, es fuerte en las estructuras com-
plejas, pero hay de todas maneras, esbozada, como una continuidad entre
las dos, hay como una escala. Cito a Lévi-Strauss: “No podemos oponer
completamente las estructuras elementales y las estructuras complejas, y
es igualmente difícil encontrar la línea de demarcación que las separa.”7
El término central aquí es el de elección. ¿La elección es libre o está
determinada? Este término de elección, debemos decir que es aquel que
reencontramos en los Escritos de Lacan, en el comienzo de su revolución de
Función y campo de la palabra y del lenguaje, término constantemente presente
y, hay que aclararlo, condicionando su representación de lo simbólico.
La referencia, es la referencia a un medio social, aquel de las estruc-
turas elementales, un medio social donde toda cosa está en su lugar y
cada elemento está ubicado en un conjunto coordinado, de modo tal que
no podamos variar nada sin provocar -como dice Lévi-Strauss- “un cam-
bio en el equilibrio total del sistema”.
Esta representación de lo simbólico, es una representación de la po-
6. LEVI-STRAUSS, Claude. Cap. XXIX, Los principios del parentesco, pág. 555, Las Es-
tructuras Elementales. Editorial Planeta Argentina, S.A.I.C. 1993.
7. Ibid., Prefacio a la Primera Edición, pág. 12 .
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9. LACAN, Jacques. Escritos 1, Siglo XXI Editores, 14 Ed. Español. No sabemos si J.-A.
Miller está citando textualmente, las comillas lo sugieren, aunque él allí dice: “El univer-
so de las cosas viene a ordenarse en el universo del sentido”.
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10 LACAN, Jacques. El Seminario sobre “La Carta Robada”, pág. 13. Escritos1 Siglo XXI.
Editores.
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ricia un gato, este gato ronronea, y él sueña que ese sería el goce del gato.
Me dije: eso, eso hablará al oyente. Terminaré dicho esto, simple-
mente leyéndoles la nota que he insertado en este momento de la confe-
rencia de Lacan, pidiéndole a alguien que lea “El gato que ronronea”11
Imagino en efecto los oyentes y las oyentes de France - Culture con
sus pequeños gatos sobre las rodillas.
“¿Qué viene a hacer aquí el gato con su ronroneo? Viene a ilustrar la
relación del hombre a la palabra. Hay en la palabra algo que está antes de
la distinción del significante y del significado.”
Espero haberlo explicado más arriba. El ronroneo es un sonido, un
ruido. No es justamente un significante, no es un fonema. El ronroneo
hace vibrar todo el cuerpo del animal, es el goce. Y bien, según Lacan, es
lo mismo con el hombre que habla. La lengua no está hecha de entrada
para decir, sino para gozar. Lalengua, que Lacan escribe con una sola pala-
bra, o más bien con un solo trazo, es nuestro ronroneo. Por cierto, existe el
lenguaje, y éste sí tiene una estructura. Pero la estructura del lenguaje es
segunda en relación al ronroneo. El significante no es sino una construc-
ción lingüística que supone la anulación, el vaciamiento de la sustancia
sonora, esa donde se producen asonancias y onomatopeyas, todas las ho-
mofonías con las que Lacan juega en muchas oportunidades.
Resumamos esta primer tesis: allí donde eso habla, eso goza. Lacan
agrega allí que el ser del sujeto no es algo a buscar en el pensamiento sino
en el ronroneo, en el goce: “Yo soy ahí donde eso goza. ¿Dónde está el
“yo (je)”? El yo (je) está ahí donde hay goce inconsciente del síntoma.”12
Veremos si esto producirá un efecto de comprensión.
Lo simbólico entonces es un orden. Al menos es en tanto orden que
es introducido por Lacan en 1953 y que sienta su base a la revolución teó-
rica y transferencial operada por él en el psicoanálisis.
Que lo simbólico sea un orden -dije la última vez- era un sueño, el
sueño estructuralista. ¿Qué sueño? El sueño de un universo de reglas. Es
la expresión de Lévi-Strauss que constituye un encabezamiento de capítu-
lo de sus Estructuras elementales del parentesco. Es decir, un universo donde
cada cosa está en su lugar, en un lugar asignado, prescripto por una regla.
Y por singular que esto pueda hoy parecernos, es a partir de allí que
Lacan ha renovado la noción del inconsciente freudiano. El sueño de un
universo donde cada cosa estaría en su lugar ha constituido sin duda la
pregnancia imaginaria del estructuralismo, celebrando lo simbólico como
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biología
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sociología
Biología Cuerpo
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sociología Social
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Allí, acorté para llegar a esta sustitución porque quiero pasar a las
consecuencias clínicas, a las consecuencias que se marcan en la dirección
de la cura, y precisamente tratándose del síntoma, a saber que el síntoma
-era prevalente en lo que pude escuchar, no todo- es más bien captado
como repetición que como articulación.
Hace falta decir que esto está de acuerdo a lo que ha sido con Freud
una revolución de la que se ha perdido el filo cortante, la revolución en
la cual podemos aún volver a captar la frescura en Inhibición, síntoma y
angustia, cuando relaciona el síntoma a la pulsión, cuando define el sín-
toma como un sustituto de la pulsión. Sin duda un sustituto degradado,
disminuido, desplazado, inhibido, pero de la pulsión, es decir portador
de la misma exigencia de satisfacción que la pulsión, y realizando esta
satisfacción en él mismo. Es lo que Freud llama Befriedigungsanspruch, la
exigencia de satisfacción. Es el mismo término que utiliza ,por ejemplo,
en el término compuesto Triebsanspruch, la exigencia pulsional, y es este
término de puro origen freudiano el que ha inspirado el subtítulo del re-
ciente coloquio “Las exigencias del síntoma”.
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decir. Quedó, quizás muy razonablemente -es lo que podría dejar enten-
der el último Lacan-, del lado de su experiencia, a saber de una experien-
cia de voluntad que no llega, y que, más que captar, nombrar, incluso
sustancializar el inconsciente, se contenta con decir: allí hay una ruptura,
allí hay un obstáculo, y calificarlo a partir de lo que él piensa conocer, a
saber su “yo quiero”.
No está de tal manera lejos de sospecha que, precisamente en su úl-
tima enseñanza, se le ocurrió a Lacan llevar sobre el término inconsciente,
en el sentido que quizás aquello de lo cual tenemos más bien la experien-
cia es de un desfallecimiento de la conciencia, donde se trata aún de saber
lo que justifica transformarlo en una entidad.
Reinscribir el psicoanálisis en la historia de los esfuerzos del pen-
samiento para situar -y deshacerse, si es posible- estos desfallecimientos,
ha sido un poco en palabras esbozadas de forma especialmente humorís-
ticas por Serge Cottet, que ha recordado el término que usaba la psicolo-
gía universitaria de la época de Freud para intentar captar la experiencia
del “es más fuerte que yo”, el término de enfermedad de la voluntad.
Finalmente, Davidson13 está en esta línea con su akrasia. Enfermedad de la
voluntad que sirve para calificar, lo cito: “los desenfrenos incontrolables,
las pasiones que el sujeto no puede impedir, los afectos a los cuales él no
da su consentimiento” -todo lo que se encuentra en mí y que es más que
yo, más fuerte que yo, contra lo que no puedo nada, y donde yo hago la
experiencia de mi impotencia- lo cito: “impulsión, obsesión, y a la inver-
sa inhibición, rasgo de carácter, idea fija”. Recurrió, de manera especial-
mente divertida, a una novela de Paul Bourget y a otras de Émile Zola,
por el lugar que ellas tuvieron, en una época donde la figura del burgués
adquiere esplendor, una consistencia particular, a lo que entonces se expe-
rimentaba como vicios incorregibles, incluso temperamentos con los que
el sujeto experimenta la coacción.
Podemos decir que es una experiencia fundamental y ancestral del
desposeimiento del yo, de su heteronomía, del hecho que no es un agente
libre sino que sufre de lo que Serge Cottet nombraba como “el carácter
inexorable de sus pasiones”.
Evidentemente, el padrón que nos era allí propuesto podría ex-
tenderse, porque la sabiduría antigua y su vástago en la dirección de la
conciencia cristiana, comenta este desposeimiento, y se esfuerza por res-
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tablecer el dominio del sujeto sobre lo que escapa a una voluntad funda-
mentalmente ética.
Esta evocación pone de manifiesto en qué Freud ha dado un sentido
nuevo a estos desfallecimientos de la voluntad. Les ha dado su lugar, un lugar
nuevo, a lo que se impone como coacción a mi voluntad. Y podemos decir que,
allí donde justamente estas sabidurías o esta literatura burguesa excluyen estos
desfallecimientos de la voluntad de lo que es lo propio del yo, Freud, al contra-
rio, hace entrar esta coacción en la definición misma del sujeto.
Es lo que Lacan ha llamado, utilizando un término de Freud “la
división o la hiancia del sujeto”. Son las traducciones que Lacan pudo dar
a la Spaltung freudiana.
El psicoanálisis no trata estos fenómenos como desfallecimientos de
la voluntad, al contrario, define al sujeto por su hiancia, y hiancia quiere
decir que no se trata de un desdoblamiento ni de un desfallecimiento. En
este momento, “es más fuerte que yo” es la confesión de esta hiancia. Es
la conciencia de esta hiancia, que dice que la experiencia subjetiva no es
aquella de la unidad supuesta que se estrecha en la voluntad.
Siguiendo esta referencia tomada de la voluntad, podemos decir:
presencia de otra voluntad que se impone a aquella que toma su estatuto
de la conciencia de sí.
Y allí, en cortocircuito, digamos que esta otra voluntad es aquella
que Freud ha nombrado pulsión, y que se le ocurrió a Lacan teorizar como
una demanda, que él empujó hasta nombrarla, finalmente de una forma
más clara como voluntad de goce. Es el nombre lacaniano de la pulsión.
Es en la pulsión, es así que es designado con este término freudiano
cómo el sujeto hace la experiencia más perturbadora de lo que signifi-
ca estar sujetado a otra voluntad que la suya. Podemos decir desde esta
perspectiva, es lo que llamamos inconsciente, pero de lo que no se hace
la experiencia tan fácilmente, sólo el esbozo. Por cierto, es el sentido de la
asociación libre, esta experiencia que consiste en poner entre paréntesis
toda otra voluntad que aquella de decir, para experimentarse sujetado. De
este modo podemos decir, sin duda, que es una experiencia de la hiancia,
sin que ella presentifique con el mismo acento la voluntad como otra. Los
sueños ya esbozan este “es más fuerte que yo”.
Por cierto, habría métodos para dirigir los sueños. Hoy, está en
venta, en los Estados Unidos, una obra que brinda los pormenores y las
cuestiones conexas de una práctica que permitiría, con muchos esfuerzos,
dirigir sus sueños, lo que haría muy bien a las personas, y sobre todo por-
que las obliga a trabajar mucho sobre ellos mismos para ponerse en las
condiciones de hacer los sueños convenientes. Pero desde siempre, evi-
dentemente, el sueño se inscribe en una dimensión que escapa al dominio
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de la conciencia de sí, a la dirección que él podría dar. Los lapsus, los actos
fallidos, los chistes, podemos inscribirlos en el mismo registro.
Solamente, aquí, podemos decir que en el psicoanálisis la hiancia
presente en estos fenómenos ha sido teorizada a partir de la represión, y
que una diferencia es marcada cuando la hiancia es teorizada como defen-
sa. Podríamos decir que la trayectoria de Lacan ha progresivamente des-
plazado el lugar central acordado a la represión para sustituir allí, aunque
sin decirlo, lo que había sido aislado como defensa.
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Determinantes
Como sea, hay que tomar el relevo de esta lógica, es decir, de una
necesidad lógicamente articulable. La necesidad estaría al nivel de la regla.
Es sin duda lo que hace de un análisis la búsqueda de una determi-
nación. ¿Y cuál es esta determinación? ¿Cuál es este factor determinante?
Lacan lo ha situado de diferentes maneras en el curso de su enseñanza.
Pudo situarlo como una imagen prevalente, ya antes de Función y campo
de la palabra y el lenguaje. Diríjanse ustedes a Intervención sobre la trans-
ferencia, donde intenta captar el corazón de lo que Freud habría traído
sin saberlo muy bien. Dice, en cierta manera: “lo determinante del sujeto
en una matriz imaginaria” -dice, la cual, por otro lado en el caso Dora-,
“una matriz imaginaria donde vienen a colarse todas las situaciones que
el sujeto ha desarrollado en su vida”.14
Y allí ve una ilustración verdadera para la teoría de los automa-
tismos de repetición. En seguida, ciertamente, situó esta determinación
como un significante, un fragmento de la cadena significante que prevale-
ce, un girón de discurso del cual el sujeto se transforma en la marioneta.
Es decir que el sujeto es captado como animado por un discurso que pro-
sigue a través de él, donde él está inscripto.
En tercer lugar, podemos decir que intentó captar esto determinante
en el fantasma. Y si esta solución le ha parecido especialmente satisfacto-
ria, es porque ella uniría precisamente lo determinante imaginario y lo
determinante simbólico.
Allí también, por otro lado, emplea el mismo término que cuando
hablaba del girón de discurso, aquel de marioneta. Y luego, podemos de-
cir que eso culmina, eso parece culminar, aislando el significante amo, del
cual él mismo en un momento debió distender la cosa diciendo que el S1
era un enjambre. Pero eso culmina en el significante amo, es decir, algo
que es más bien tomado del registro de la identificación.
Avanzo. No intento ser exhaustivo, porque en todo caso, en esta
perspectiva, parece que lo determinante prescribe una ley. Y en efecto,
podemos decir que, cuando la experiencia analítica es concebida como
14. LACAN, Jacques. “Intervención sobre la Transferencia”, pág. 210, Escritos 1, Siglo
XXI Editores.
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15. LACAN, Jacques. El Seminario sobre la carta robada, pág. 46, Escritos 1, Siglo XXI
Editores.
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ciedad regida por el intercambio, es decir por, hay que aclararlo, la re-
ciprocidad. Y es progresivamente que Lacan va saliendo del espejismo
de la reciprocidad, hasta decir, si lo recuerdo bien, en su Kant con Sade,
que damos demasiada importancia al momento de la reciprocidad en el
sujeto. Pero en efecto, intercambio, reciprocidad, podemos decir que es
por allí que Lacan consigue instilar Hegel en Lévi-Strauss, es decir, el re-
conocimiento. Ya lo he dicho muchas veces aquí, veo mejor la raíz. La raíz
del privilegio acordado al deseo de reconocimiento en Lacan, hace falta
encontrarlo en la concepción lévi-straussiana del orden simbólico.
Es decir: yo te doy, yo recibo como retorno, una dialéctica del don
y de la deuda. Lacan ha captado los síntomas de la neurosis obsesiva en
este contexto social. Es lo que puso en evidencia en el caso del Hombre
de las Ratas, determinado por la constelación inicial en que su padre ha
faltado contra la verdad de la palabra, y el pecado ha pasado al hijo que
se encuentra incesantemente motivado por la exigencia de redimir la infa-
mia del padre. En este contexto, significaciones como aquella de lo noble
y de lo vil tienen un valor. De tal suerte que los síntomas de esta neurosis
obsesiva pueden ser calificados por Lacan de intimación de la deuda sim-
bólica -intimación es el acto por el cual se constata que alguien no pagó
lo que debe- donde la apertura se demuestra para él imposible de colmar.
Dicho de otro modo, el síntoma es aquí conducido a la ley de in-
tercambio y a las exigencias de intercambio, y si hay falta, es una falta
en relación a las leyes de la palabra. Y las leyes de la palabra, desde esta
óptica, no son otra cosa que las leyes del intercambio social.
El síntoma es, desde esta perspectiva, interpretable en relación a
las estructuras complejas, esencialmente porque no vemos cómo habría
síntoma en las estructuras elementales, si así se puede decir. No hay sínto-
ma en las estructuras elementales porque cada uno sabe lo que tiene que
hacer y que el matrimonio preferencial está justamente allí para decir que
cada uno debe encontrar su cada una. Son las estructuras complejas las
que dan lugar al síntoma, en la medida en que, siendo complejas, están un
poco desavenidas, si así puedo decirlo. Es lo que Lacan explicaba dicien-
do: “para los efectos de ruptura producida por las discordancias simbóli-
cas características de las estructuras complejas de la civilización.” Es por
allí que el orden simbólico, en la civilización desarrollada, no presenta el
carácter enteramente regular que ponía en valor Lévi-Strauss.
Pero es porque eso queda como la referencia de Lacan. Por lo cual
él hace constantemente, en su primera enseñanza, referencia a la tragedia,
porque la tragedia testimonia precisamente de las discordancias simbóli-
cas y del sufrimiento que resulta para el sujeto que intenta dirigirse según
imperativos que se revelan contradictorios.
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La Orientación Lacaniana - Siete sustituciones para la época - Jacques Alain Miller
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Mediodicho N° 29 - Año 9 - Julio de 2005 - Escuela de la Orientación Lacaniana - Sección Córdoba
17. LACAN, Jacques, Introducción al Comentario de Jean Hipolite, Escritos 1, Siglo XXI
Editores.
18. LACAN, Jacques, De un Designio, Escritos 1, Siglo XXI Editores.
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La Orientación Lacaniana - Siete sustituciones para la época - Jacques Alain Miller
presión, en tanto que ella está hecha para eso estando planteadas todas
sus asonancias-, toma la forma de la insistencia, dice él, de una indecente
intimidad.
No podemos decir mejor lo que sería la experiencia analítica, si el
analista se contentara con completar, con hacer pareja con lo que se pre-
senta de las exigencias libidinales del síntoma.
Cuando llegamos a la zona o en la zona donde la interpretación des-
fallece, y donde hacemos en el análisis la experiencia de la inercia, es allí
precisamente que el psicoanalista tiene tendencia a olvidar que él tiene su
parte, que tiene su parte al no indicar la falta, si puedo decir, y que desde
esta perspectiva es él quien produce la obstrucción. Y precisamente, hace
obstrucción, porque muy claramente él se identifica al síntoma, es decir,
que está fascinado, cautivo, fijado por lo que gira alrededor del síntoma.
Evidentemente, es una zona donde los mecanismos significantes
parecen inoperantes, con lo que se ha elaborado de la represión, no llegan
más a captar el fenómeno. Y es allí que Lacan ha traído su nudo borromeo
como un nuevo discurso del método psicoanalítico.
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El Padre y la época
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El Padre y la época - Del padre Universal al padre singular -Fabián A. Naparstek
Del padre
Universal al
padre singular 1
V
oy a trabajar un tema
Fabián A. Naparstek propio del Comité de Ac-
Es psicoanalista en Buenos Aires, ción preparando el próx-
Argentina. imo Congreso de la Escuela Una,
Miembro de la Escuela de la Orientación cuyo título es: “Los nombres del pa-
Lacaniana (EOL). dre: prescindir, servirse de él”.
Miembro de la Asociación Mundial de Esta primera parte va a estar
Psicoanálisis (AMP). centrada en distinguir, pensando
Analista de la Escuela (AE) 2002 - en el horizonte de los nuevos jóve-
2003. nes, ya que los jóvenes son siem-
pre nuevos, pero nuevos porque
además venimos verificando, ya
hace tiempo, características dife-
rentes que nos hacen pensar como
enfrentamos la clínica de los jóve-
nes actuales. En ese sentido voy a
comparar dos tipos de fiestas y la
fiesta como un lugar central para
los jóvenes.
Toda esta primera parte va a
estar centrada en la comparación
de estos dos tipos de fiestas, com-
paración que se pone en relación
con el tipo de padre de hoy. Lo que
no cabe duda es que, mas allá que
vengamos planteando hace tiempo
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El Padre y la época - Del padre Universal al padre singular -Fabián A. Naparstek
darle lugar cada tanto. Queda así armada una cultura con una renuncia
de un lado (represiones, inhibiciones, neurosis, religión, familia, estado,
ideales, etc.) y el exceso a un costado. Hay un resto que no se puede dige-
rir - al padre se lo intenta comer cada año y eso indica que hay un hueso
que no se termina de tragar -, ni ordenar, ni hacerlo entrar en ley, pero hay
que darle lugar cada tanto. Es una lógica que Freud utiliza especialmente
para el Super Yo. Su idea es que mientras más virtuoso es el individuo,
mas exige el super yo. La persona que cada tanto se da un gusto, está
menos exigido por el Super Yo. Se entiende que para Freud era mejor que
aquello tenga su lugar cada tanto y que la gente tenga sus pequeños exce-
sos. Es mejor eso a que la gente intente dejar totalmente afuera ese resto.
Coincide en esto con la fórmula lacaniana que aquello que es expulsado
retorna en lo real.
En la actualidad, lo que antes era limitado en tiempo y espacio aho-
ra se extiende a todo, es como si viviésemos una fiesta continua y entien-
do que eso es consecuencia de la caída de los ideales, la caída de la auto-
ridad, hay un empuje a la satisfacción total por la vía del consumo, donde
no hay límites, fundamentalmente donde no hay renuncia como dice la
publicidad “imposible is nothing”. Lo que antes estaba a un costado, acota-
do, ahora es el protagonista, me refiero a la “hipermodernidad”, término
que J. A. Miller utiliza constantemente y es tomado de Gilles Lipovetsky.
¿Cuál es la idea de Lipovetsky respecto de la hipermodernidad, por qué
le pone ese nombre?. Según él, es la modernidad llevada al extremo. La
idea de Lipovetsky es que la modernidad se pasa del derecho al gozar,
al empuje, al goce y por eso dice que no es la posmodernidad, ya que
esta implicaría un cambio y acá más que cambio hay un llevar al punto
límite lo mismo. Retomando la idea de Miller, el mundo queda dividido
en dos: un empuje al goce (lo que antes era una obligación limitada) y la
depresión como una de las patologías centrales de la época (nosotros los
argentinos lo sabemos muy bien, somos un país que probamos un poco
de todo salvajemente porque pasamos de una época de la fiesta a un mo-
mento depresivo). Podríamos decirlo también en términos de consumo y
abstinencia.
Por otro lado se ve lo que de alguna manera ya J. Lacan anticipaba -
lo cual siempre me sorprendió - en los años 1974 /1975, que habría re-bro-
tes de xenofobia. Las guerras étnicas son una resistencia a mantener algo
de cada cultura frente al empuje a globalizar un goce único, y se ve que el
mundo en algún sentido ha quedado dividido en esos términos: el mun-
do globalizado y el mundo que se resiste a la globalización, lo cual lleva
a un fundamentalismo, es decir que se sostienen ideales hasta la muerte,
el suicidio, el kamikaze actual, por un intento de mantener algo singular
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El Padre y la época - Del padre Universal al padre singular -Fabián A. Naparstek
Nombres del Padre”. Pensadas las cosas así, se invierten las proporcio-
nes de lo que antes decíamos de la cultura descripta por Freud. Antes que-
daba a un costado de la autoridad central la fiesta con un exceso limitado
y con un resto que hacía que cada vez volvamos a querer repetir la misma
fiesta. En la actualidad de un lado central tenemos el empuje a la fiesta
donde se pretende que no haya resto, del otro lado a un costado, la auto-
ridad bajo la forma del fanatismo, del fundamentalismo. Hay que decir
que en la actualidad hay un consumo festivo y más bien tenemos el apoyo
de drogas que acompañan a esta demanda de euforia, de una fiesta per-
manente. Ernesto Sinatra lo decía así: hoy tenemos “una sexualidad bajo
influencia”. Es decir, que es una sexualidad reforzada por el consumo o
la sexualidad misma es el consumo o se consume sexualidad. Se sostiene
(y nosotros mismos lo hemos fundamentado) que la droga era una forma
para salirse de la sexualidad. El que consume heroína por ejemplo queda
por fuera del campo sexual y podríamos avanzar en esa problemática.
Hoy más bien el consumo de Viagra por los jóvenes es algo masivo, se
creía que era una droga para aquellos que llegaban a cierta edad, pero no,
de ninguna manera, es una droga de los jóvenes, es realmente impactante
y ahí se ve que es una sexualidad bajo influencia. Se ve, así mismo, cómo
se intenta desconocer el límite fálico y no sólo como límite simbólico, sino
como límite orgánico. En un sentido hay un retorno a la sexualidad y lo
voy a decir de esta manera: hay un retorno a la sexualidad, aunque de
forma maníaca.
Por otro lado este consumo masivo deja a los individuos cada vez
más solos ya que por un lado está el goce globalizado y así mismo, está la
soledad globalizada, una cosa va con la otra, ahí donde se cree que esta-
mos todos juntos más bien estamos solos. Es decir, que toda la dificultad
en la actualidad es cómo establecer lazos y Freud nos muestra en su Ma-
lestar en la cultura que la forma de establecer un lazo era a partir de una re-
nuncia, es todo lo que Freud destaca en Tótem y Tabú, que sólo se establece
un lazo siempre y cuando haya una renuncia. Es así que, la estructura
de los cuatro discursos de Lacan, están todos fundamentados sobre una
imposibilidad, sobre una renuncia, tiene que haber algo imposible. Si “im-
posible is nothing” es difícil que haya un lazo social y se ve entonces cómo
el encuentro entre dos sexos está también así alterado.
Lo que antes nombraba como una sexualidad maníaca, Miller lo
nombra como la supresión del lastre, (traducido en términos freudianos:
La supresión de la adhesividad de la libido). La idea de Freud era que
el ser humano no tiene un objeto predeterminado, pero cuando alguien
elige, se transforma en lo más fijo que hay. Es decir, que una vez que ele-
gimos tenemos la fijeza, es lo que Freud llamaba en la neurosis la condi-
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ción fetichista. Para Freud todo neurótico era una especie de fetichista. El
ejemplo que utilicé en el último Paper6 es del del príncipe y la cenicienta,
pero para poner énfasis en el príncipe. Se trata del príncipe que se queda
con el zapato y ¿Qué hace? lo que hace cualquier neurótico: Va a ver si
alguna mujer encaja en ese zapato, esa es la neurosis. Es decir, que es un
hombre que busca una mujer que encaje en el molde, el amor hacía creer
que el zapato y esa mujer estaban hechos uno para el otro, y que ese za-
pato apareció por primera vez ahí. Lo que ha mostrado el psicoanálisis
es que cada hombre viene con su zapato y que eso está de antemano, que
tiene que salir a buscar con ese zapato a ver si una mujer va o no va. Lacan
decía que el hombre hace encajar a una mujer con su inconsciente7, busca
lo que se ensambla con la horma. Esta forma fija prototipicamente mascu-
lina, a mi modo de ver, también está desapareciendo.
Encuentro en la clínica jóvenes totalmente desorientados sin su za-
pato respecto a lo sexual. Así decía un analizante: “respecto de lo sexual
parto de cero”, él decía que no sabía lo que le gustaba, que tenía que salir
a probar y eso implicaba encuentros con travestis, homosexuales, hetero-
sexuales, etc. El analizante decía - por eso traigo a colación lo del zapato -
que “es como si me fuera a comprar un zapato y no supiese el número que
calzo” y él aclaraba que no es una cuestión de gustos, sino una cuestión
de horma. No es un adolescente rebelde que quiere probar cosas nuevas,
sino que parte de cero, no es que se revela contra algo fijo. Pero finalmente
¿De qué relación estamos hablando?, de la relación del sujeto con el “a”.
Hablamos del fantasma que es lo que sostiene la condición fetichista. En-
tonces, cuando Miller dice que el “a” no hace punto de capitón, debemos
decir que no hace punto de capitón singular como condición fetichista,
como condición erótica y que en todo caso hoy se trata de un fetichismo
de la mercancía generalizada. Es decir, que el “a” predomina, pero no es el
“a” del fantasma de cada quien, es un resto propuesto por la ciencia para
todos por igual. Por eso Lacan dice la tiranía del “a”, porque va en contra
de lo singular, porque se impone al sujeto un goce universal, y por eso el
psicoanálisis nunca se llevó bien con las tiranías ya que el psicoanálisis
apunta a lo singular. Pues bien, se ve que las posiciones de querer más
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El Padre y la época - Del padre Universal al padre singular -Fabián A. Naparstek
goce de lo que Eric Laurent llama “all overdose”, muestran una fiesta ac-
tual donde nada es imposible con una tiranía por fuera de la singularidad.
A este modo de abordar la sexualidad hace poco tiempo lo llamé
la sexualidad inclasificable de los jóvenes de hoy. Tomo efectivamente el
término de inclasificable porque en psicoanálisis, así como tenemos que
hacer un diagnostico de estructura, tenemos que hacer un diagnóstico de
la sexualidad. Sabemos que no porque alguien venga vestido de hombre
o mujer tenemos que determinar que se trata de una mujer o un hombre,
hay que hacer un diagnóstico de la posición sexuada y hay que hacer un
diagnóstico de la elección sexual y entiendo a este analizante del cual les
hablaba como un inclasificable de la sexualidad. Con el agregado de que
inmediatamente, luego de decir que él tiene ese problema que es partir de
cero en lo sexual, no lo duda un instante y lo liga a la cuestión del padre,
él lo dice así: “mi padre nunca utilizó el término no”.
Frente a esto hay dos opciones bien orientadas por Miller: o se sos-
tiene que eso marcha o lo contrario eso fracasa. El psicoanálisis que piensa
que eso marcha finalmente desconoce lo irreductible, finalmente descono-
ce el trauma, finalmente desconoce lo singular. Sin embargo, hay un psi-
coanálisis de orientación lacaniana que pone en el centro lo que fracasa.
Me interesa situar cómo se puede poner en el centro que eso fracasa, que
tampoco se trata de restablecer el viejo Nombre del Padre, sino más bien
cómo puede haber una ligazón entre el padre y lo traumático.
Ahora voy a ir directamente a la cuestión. Si el objeto “a” cuestiona
al Nombre del Padre eso también lleva a la pluralización de los Nombres
del Padre. Es decir, que la pluralización del padre supone lo que en cada
sujeto funciona como tal, sin la referencia a un padre universal y con pa-
dre universal me refiero al padre ideal. En algún momento aquí en Cór-
doba en unas Jornadas del TyA, recorrimos la diferencia entre el padre
ideal y el padre de la pere-versión como Lacan lo llama en los últimos
seminarios. Doy algunas indicaciones para poder avanzar.
Padre ideal es del que veníamos hablando, es el padre muerto, Eric
Laurent dice: un padre limpio de goce “es el que no se queda con nada en
el bolsillo”8.
La otra cuestión que hay que tener presente es que ese estado ideal
tiene una contracara, la que antes veíamos en la fiesta totémica. Eric Lau-
rent también dice que esa contracara retorna siempre por la vía de los es-
cándalos. En Malinowsky se ve muy clara esta disyunción, esta a contra-
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cara del padre ideal y del padre del escándalo. Es justamente la contracara
entre el padre de la ley y lo que está relacionado con el goce. Recuerdan
la discusión que tiene Lacan en el 38’ en los Complejos Familiares con
Malinowsky, quien hablaba de la estructura matriarcal para demostrar
que el Edipo no funcionaba en todas las culturas. Dicha estructura fun-
cionaba dividiendo el padre que entrega el nombre y la herencia de un
lado - quien lo encarnaba era el hermano de la madre - y del otro quien
tenía relación con la madre. Se ve que hay una distinción, una separación
entre el goce y el padre y todo el trabajo que hace Lacan a partir de un
momento con la pluralización de los Nombres del Padre, a mi gusto está
en el sentido de juntar al padre con el goce; es decir, de poner en relación
el padre con el objeto “a”. Es lo que Lacan termina llamando años más
tarde el padre de la pere-versión. El término pere-versión tiene muchas
significaciones, en donde en primer lugar se juntan padre y versión, - por-
que si hay algo que indica esto, es que la pere-versión supone una orien-
tación muy precisa, una versión del padre -. En ese sentido, el padre de
la pere-versión es el padre que orienta, que de alguna manera ha tomado
un camino y solo uno, nadie dice si es el mejor o el peor, es ese. Aunque
también es lo que en el Seminario 22, Lacan termina llamando el padre del
aperitivo, donde también hay un juego de palabras porque es “a-pere” y
ahí se ve claramente que es el “a” y el padre del aperitivo, es “a” y padre.
Entonces se puede ver ahí hacia donde se dirige Lacan cuando hace esta
variación que va del Nombre del Padre al padre de la pere-versión. El
Nombre del Padre dejaba afuera el goce y el padre de la pere-versión re-
laciona uno con otro, es decir que relaciona el plus de gozar que proviene
de la pere-versión paterna, de la versión perversa del padre, que es una
versión aperitiva del padre. Cuando digo aperitivo yo lo entiendo de esta
manera: son esos pequeños gustos que uno se da frente a la fiesta que
implica la gran comilona, el aperitivo es ese poquito, ese pequeño gusto
que además es siempre singular. Cada quien tiene su propio aperitivo y
en algunos casos un análisis podría servir para tratar de ayudar a alguien
a que encuentre su aperitivo. La oposición aquí es entre el goce mayús-
culo, el todo goce frente a ese goce mínimo del aperitivo. Ahora, en este
punto tenemos un Lacan para nada freudiano, si hay algún lugar donde
Freud ha retrocedido es ante la perversión del padre, creyendo en el padre
religioso, en el padre universal y eso marca deseos diferentes, que es lo
que Miller indica muy bien: el deseo de Freud como un deseo que no va
del lado del deseo del analista. En varias ocasiones Lacan se diferenciaba
respecto de su deseo con el de Freud, por ejemplo cuando dice que sus
sueños -contrariamente a los de Freud- “no están inspirados por el deseo
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El Padre y la época - Del padre Universal al padre singular -Fabián A. Naparstek
9 Lacan, J. La tercera. En Intervenciones y textos II. Ed. Manantial. Buenos Aires, 1998.
Pág. 95.
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El Padre y la época - Del padre Universal al padre singular -Fabián A. Naparstek
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El Padre y la época - Ken Park. El desamparo, más allá de la angustia de castración - Elisa Alvarenga
Ken Park 1
El desamparo, más
allá de la angustia
de castración
S
Elisa Alvarenga i no tan divertido de ver, Ken
Es psicoanalista en Belo Horizonte, Park, de Larry Clark y Ed
Brasil. Lachman, como decía un co-
Miembro de la Escuela Brasilera de mentario del 26 de marzo de 2004
Psicoanálisis (EBP). del diario Estado de Minas, es do-
Miembro de la Asociación Mundial de lorosamente didáctico. Al comentar
Psicoanálisis (AMP). el filme, junto a un crítico de cine,
Analista de la Escuela (AE) 2000 - en la Asociación Minera de Psiquia-
2003. tría, me sorprendió la divergencia
de los demás comentarios: para el
referido crítico, el filme estaba bajo
cero, era estéticamente nulo. Para
un profesor universitario que la vio
por segunda vez, junto a sus alum-
nos, era genial. Pues bien, luego de
una cierta dosis de malestar, provo-
cada la primera vez que la vi, pude
volver a verlo y comentarlo, pen-
sando que tenía que ver con el tema
de nuestras jornadas de fin de año:
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2 Cfr. Lacan, Jacques. Kant con Sade, Escritos. Río de Janeiro, 1998, pág. 802
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El Padre y la época - Ken Park. El desamparo, más allá de la angustia de castración - Elisa Alvarenga
pues hacía todo bajo las narices del padre, ella se ve forzada a un “ca-
samiento” bizarro, en una ceremonia incestuosa montada por el padre.
Todo para continuar realizando, con los amigos, sus fantasías de un goce
sin límites. Este partenerato con su padre muestra bien que la ley arbitra-
ria de un padre fanático no es la ley que permite que el goce condescienda
al deseo.
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3 Término utilizado por J. A. Miller como título del IV capítulo del Seminario La angustia.
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Problemas cruciales
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Problemas cruciales - Políticas del Trauma - Germán García
Políticas del
Trauma 1
El trauma como
sorpresa y la idea
de elaboración
V
Germán García
(1944-2018) oy a comenzar por poner
Psicoanalista en Buenos Aires, Argen- en cuestión un lugar co-
tina. mún, que consiste en creer
Analista Miembro (AME) de la Escuela que lo que escuchamos, cuando
de la Orientación Lacaniana (EOL). alguien habla, es un lenguaje que
Miembro de la Asociación Mundial de podríamos descifrar mediante un
Psicoanálisis (AMP) código. Esto produce un abuso me-
Fundador de la Fundación Descartes talingüístico de aquellos que creen
Escritor de numerosas novelas y ensa- que tienen una teoría que puede
yos. descifrar de manera univoca, inde-
En 2003 recibió la beca Guggenheim. pendientemente de las contingen-
En 2007 fue declarado Personalidad cias de una historia, el sentido de lo
Destacada de la Cultura por la Legisla- que alguien esta diciendo. El retor-
tura de la Ciudad de Buenos Aires. no masivo del concepto de trauma
En 2014 se le otorga título de Doctor es un efecto de ese abuso.
Honoris Causa por Universidad Nacio- Para empezar voy a tratar de
nal de Córdoba (UNC) mostrarles que la oposición fanta-
En 2017 se le otorga títulos de Doctor sía/ trauma es falsa. No se trata de
Honoris Causa por Universidad Nacio- que si tengo una fantasía, entonces
nal de San Martín (USAM) no hubo ningún acontecimiento del
mundo, o a la inversa. La cuestión
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Problemas cruciales - Políticas del Trauma - Germán García
Memorias y trauma
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3 Lacan, Jacques, El Seminario, Libro 11, Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis,
Paidós, Bs. As. 1992.
4 Lacan, Jacques, El Seminario, Libro 8, La Transferencia, Paidós, Bs. As., 2003.
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Problemas cruciales - Políticas del Trauma - Germán García
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Problemas cruciales - La contracción del tiempo, su plus de valor - Rosa Yurevich
La contracción
del tiempo, su
plus de valor
N
Es Psicoanalista en Córdoba, Argentina.
Analista Miembro (AME) de la Escuela o sin angustia los psicoa-
de la Orientación Lacaniana (EOL). nalistas nos estamos re-
Miembro de la Asociación Mundial de planteando problemas vie-
Psicoanálisis (AMP). jos y renovados. Se ha producido
de esta manera una nueva pareja: la
brevedad con la eficacia, pareja que
no deja de ser complicada desde el
inicio.
Es en el 2003/04 que J. A. Mi-
ller, en un seminario inédito aún,
plantea lo que será un aforismo de
aquí en más: “No hay clínica psicoa-
nalítica sin clínica de la civilización”.
La palabra “civilización” es
la que utilizó Freud en su momento
para indicar dónde se encontraba el
malestar. Tanto este malestar como
el sinthome en la cultura, como lo lla-
mó Lacan, será establecido por J. A.
Miller en una pequeña fórmula: a >
I, es decir, es la época donde el a do-
mina al Ideal. El cenit del objeto a.
Decir que ésta no es la época
de Freud, que no es la época de La-
can, es claro para todos, no estamos
diciendo nada nuevo, pero decir
que nosotros mismos, aquellos que
pertenecemos a una civilización an-
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Problemas cruciales - La contracción del tiempo, su plus de valor - Rosa Yurevich
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Problemas cruciales - La contracción del tiempo, su plus de valor - Rosa Yurevich
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Hay una aceleración del tiempo. Una aceleración que es casi palpable.
Hemos iniciado un debate cuyo eje principal, su coordenada, no es
ya sólo la variación del tiempo de las sesiones sino una coordenada inau-
gural, la duración de los tratamientos, de los análisis. Y digo inaugural no
porque nunca hayamos hablado de duración antes, de hecho es algo que
dentro de nuestra práctica recibimos siempre como crítica, sino porque
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Problemas cruciales - La contracción del tiempo, su plus de valor - Rosa Yurevich
Segundo movimiento, “toda vez que el deseo hace su lecho del cor-
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En Los usos del lapso, Miller nos plantea “¿Cómo podríamos descri-
bir la práctica del análisis?”. “Es preciso ir a un lugar determinado donde
alguien te espera, hay una puerta de acceso, la exclusa hacia eso que lla-
mamos el inconsciente y sólo en ese lugar, en presencia de quien te espera,
entrás en contacto con el inconsciente, copulás con lo inconsciente, pagás
y sales y después vuelves a empezar.” (15)
Lacan define el inconsciente a partir de la transferencia, de modo
que establece una relación esencial con el tiempo de su desciframiento.
Contando con el consentimiento del sujeto que acepta ponerse al trabajo,
que nos coloca en la posición de sujeto supuesto saber, ¿cuánto tiempo
lleva ese desciframiento?, ¿cuál su duración?
Topológicamente ¿podríamos hablar de “pequeños recorridos tem-
porales”? (16)
El tiempo es del orden de lo real, considerado imaginario pero sim-
bólicamente medible.
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Problemas cruciales - La contracción del tiempo, su plus de valor - Rosa Yurevich
cionario del dispositivo” (17), sino que la formación nos conduce a hacer
de agentes cuyas intervenciones se vuelvan inolvidables.
¿Cómo operar con el tiempo lógico y producir como efecto una du-
ración del tratamiento posible que nos permita trabajar y que permita al
sujeto una manera de saber hacer con ese malestar?
¿Cómo operar desde el psicoanálisis para circunscribir un real, ese
que “taladra a un sujeto” (18) por hacerlo surgir de la palabra y que el
sujeto pueda llegar a adquirir los medios de saber hacer con ese dolor
producido por lo insoportable de su falta en ser?
En el año 1964, el inconsciente que surge es el de la pulsación tem-
poral, el inconsciente por-venir. El inconsciente que surge vinculado al
Sujeto supuesto Saber. “El inconsciente por lo que del ser viene al decir...
lo que del tiempo le hace estofa no es artificio imaginario.” (19)
La duración es imaginaria, no es sino la imagen del tiempo, del
tiempo en tanto simbólico del cual el sujeto de la falta en ser hace la prue-
ba real.(20)
Es la aceleración del tiempo lo que produce la disolución de lo his-
tórico, donde se instaura la instantaneidad del momento, con la rapidez
de los acontecimientos. El inconsciente lacaniano supone esa radical ins-
tantaneidad, acorde a nuestro tiempo global.
Un uso del tiempo “en un mundo que reduce el tiempo a su sínco-
pa, la historia a la actualidad”. (21)
La duración es tal vez ese lapso que les permitiría a los sujetos no
trabajar el tiempo como su enemigo sino establecer un tiempo que les
permita encontrar el sentido de sus identificaciones.
Es el tiempo de la “corta duración”. Allí es donde el psicoanálisis
jugaría su partida, una experiencia de la palabra que permita, a pesar de
la brevedad, por el Acto del analista, tocar, morder ese resto inasimilable,
corazón de goce de toda repetición sintomática.
Un uso del tiempo que fuese pragmático y eficaz.
El significante se adueñó del tiempo, estructuró lo real del tiempo y,
por esa vía, estructuró el mundo. Esa operación entre tiempo y duración
no es sin resto.
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En Los usos del lapso, J. A. Miller considera que algo hacemos con
el tiempo que hacemos: sesiones, cuyo tiempo, al menos en las sesiones
lacanianas, es de tiempo lógico.
La contracción del tiempo ¿no sería el nombre de la operación que
indicaría una sustracción? ¿el tiempo menos la duración, la cual haría
emerger la cuestión del objeto en el sujeto?
¿A qué le llamamos contracción?:
En economía, es el paso de la prosperidad a la depresión.
Si lo pensamos desde el punto de vista de la economía libidinal, nos
encontraríamos con hacer de la proliferación imaginaria / simbólica de
los significantes el pasaje a una reducción que opere sobre la repetición de
goce, sobre lo real.
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Problemas cruciales - La contracción del tiempo, su plus de valor - Rosa Yurevich
Catalina continúa.
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ción sin resto (29). No es posible llevarla adelante sin el deseo del analista,
deseo de sostener una ficción necesaria para que el inconsciente se mani-
fieste de la buena manera. Sin el consentimiento de conservar un pacto
con el sujeto. Sin la ética más importante: la del inconsciente, el deseo del
inconsciente de ser.
Hablamos de la duración en tanto el tiempo de comprender: “Es el
tiempo de comprender que es como una pompa de tiempo... que resulta
perforada por la urgencia de concluir en el buen momento”. (30)
Bibliografía
1- Laurent, Eric, Revista Ñ, Suplemento del Diario Clarín, Buenos Aires, Diciembre 2004.
2- Miller, Jacques- Alain, Curso inédito. Año 2003/04.
3- Ibíd.
4- Lipovetzky, Gilles, El crepúsculo del deber. Editorial colección Anagrama.
5- Miller, Jacques- Alain, Revista Freudiana Nº 36. Revista psicoanalítica publicada en Barcelona.
6- Laurent, Eric, Entrevista mencionada.
7- Laurent, Eric, Psicoanálisis y Salud Mental. Editorial Tres Haches.
8- Ibíd.
9- Laurent, Eric, Jornadas Nacionales de Bs. As. “Nuevos síntomas, nuevas angustias”. Diciembre, 2004.
10- Miller, Jacques- Alain, Curso inédito. 2003/04.
11- Ibíd.
12- Agnés Aflalo, Curso inédito de J. A. Miller. Año 2003/04.
13- Lacan, Jacques, “Posición del inconsciente”. Escritos II. Editorial siglo XXI.
14- Ibíd.
15- Miller, Jacques- Alain, Los usos del lapso. Capítulo I. Editorial Paidós, Bs. As. 2004
16- Lacan, Jacques, Topología y tiempo. Seminario inédito.
17- Laurent, Eric, Jornadas Nacionales de Bs. As. “Nuevos síntomas, nuevas angustias”. Op. Cit.
18- Leguil, François, La Carta de la escuela en movimiento. Agosto 2003
19- Lacan, Jacques, Radiofonía. Editorial Anagrama.
20- Ibíd.
21- Leguil, François, La Carta de escuela en movimiento, Op. Cit.
22- Miller, Jacques- Alain, Los usos del lapso. Capítulo XI. Editorial Piadós, Bs. As. 2004
23- Ibíd
24- Miller, Jacques- Alain, La erótica del tiempo. Editorial Tres Haches.
25- Miller, Jacques- Alain, Los usos del lapso. Capítulo XVI. Editorial Piadós, Bs. As. 2004
26- Lacan, Jacques, Topología y tiempo. Seminario inédito.
27- Miller, Jacques- Alain, Los usos del lapso. Capítulo XVI, Op. Cit.
28- Ibíd.
29- Leguil, François, La Carta de la escuela en movimiento, Op. Cit.
30- Miller, Jacques- Alain, Los usos del lapso. Capítulo XVI, Op. Cit.
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Problemas cruciales - Sobre advertidos y caracoles - Eduardo Abello
Sobre advertidos
y caracoles
Las neurociencias
y la evaluación del
psicoanálisis
E
Lacaniana (EOL).
Miembro de la Asociación Mundial de n su Curso de La Orientación
Psicoanálisis (AMP). Lacaniana, Jacques-Alain Mi-
ller ha hablado en diversas
ocasiones del principio de utilidad
directa que rige en la sociedad oc-
cidental contemporánea. Lograr
ser útil, o que las cosas sean útiles,
esconde hoy desde esa perspectiva,
un deseo de dominio de tipo buro-
crático, que es el de una estandari-
zación masiva1, de una educación
estandarizada válida para todos2
que rechaza sistemáticamente el
“uno por uno”. Este rechazo de lo
particular se sostiene, en el fondo,
91
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Problemas cruciales - Sobre advertidos y caracoles - Eduardo Abello
8 KENDELL, Robert y otro, “Distinguishing between the validity and Utility of Psichiatic
diagnoses”, American Journal of Psychiatry, January 2003, pag. 4 a 12.
9 MILLER, Luc, “Pour en finir avec l’Utopie évaluatrice”, en Agence Lacannienne de Presse,
Nouvelle sèrie, nº 37, 14/3/2005.
10 AFLALÒ, Agnes, “Questionnaires et scientisme”, Ornicar? Digital, Nº 250.
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Mediodicho N° 29 - Año 9 - Julio de 2005 - Escuela de la Orientación Lacaniana - Sección Córdoba
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Problemas cruciales - Sobre advertidos y caracoles - Eduardo Abello
pueden acaecer con los distintos tipos de crianza, los diversos aconteci-
mientos vitales que marcan la historia del sujeto, o las diferentes formas
y alcances de una psicoterapia. El nuevo paradigma propuesto se basa en
algunos principios básicos, como que la alteración de la expresión genéti-
ca, incluso por factores del desarrollo, sociales o por el aprendizaje, puede
inducir anormalidades comportamentales, y se postula que el futuro del
psicoanálisis debería ser su acercamiento a las neurociencias cognitivas,
“a la psicología empírica, ayudado por técnicas de imágenes, métodos
neuro-anatómicos y la genética humana”13. Lo que subyace a esta postura
es que habría una clara diferenciación entre un comportamiento normal
y uno que no lo es, la idea de un cerebro que funciona “normalmente”
y uno que no, y una subordinación de los efectos de un psicoanálisis a
su correlato neuro-anatómico en el que se lee la desconfianza en el suje-
to. Estas posiciones –aún cuando pretenden respetar la subjetividad del
sujeto en análisis- se muestran firmes seguidoras de los criterios de los
manuales diagnóstico-estadísticos que son de tipo descriptivo y recha-
zan la causalidad o los criterios evolutivos, llevando a desconocer que los
autores mismos de la nomenclatura clasificatoria aseguran que no existe
una clara distinción o límite entre un trastorno y otro, o incluso la ausen-
cia del mismo. A pesar de ello, y de las advertencias de que el solo hecho
de realizar una nomenclatura oficial alienta a sostener entidades clínicas
incuestionables, esta distinción entre lo normal y lo patológico, que es
sólo de tipo gradual, es tomada hoy autoritaria y mayoritariamente como
válida. La figura de Robert Spitzer, una de las cabezas promotoras de la
clasificación de los DSM y quién incentivó el consenso para remover la
homosexualidad de la misma en 1973, es presentada en Internet como la
del “hombre que definió más enfermedades mentales que ningún otro ser
viviente en la faz de la tierra” (http://www.npr.org/templates/story/
story.php?storyId=1400925). ¿Cuál será su próxima definición? Estemos
atentos, porque siguiendo la lógica de las anteriores, y si hay consenso,
la portación de un deseo decidido equiparada a una idea insistente y de
riesgo para un sujeto podría ser considerada insana... Es que la secuencia
misma de la creación de una nueva enfermedad es simple: se describe un
patrón de comportamiento, se establece una grilla de criterios, se hace
–por supuesto- uno o varios test diagnósticos (que suponen además una
objetividad “científica” en quien marca las cruces), se comprueba según
dicho test estadísticamente su incidencia, y se postula una medicación
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Problemas cruciales - Sobre advertidos y caracoles - Eduardo Abello
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Mediodicho N° 29 - Año 9 - Julio de 2005 - Escuela de la Orientación Lacaniana - Sección Córdoba
...En todo caso, lo que es cierto para mí es que vamos hacia una de-
flagración de gran envergadura. Los temas de la evaluación, de peritaje
colectivo, de l’evidence-based medicine, provienen de Norteamérica. No-
sotros los estamos combatiendo en Francia y mañana los combatiremos
en Europa. Se puede prever que en un primer tiempo, nuestros contradic-
tores se amurallarán con referencias angloamericanas, luego solicitarán la
intervención directa de sus mentores en el debate. La OMS está concerni-
da, y tendrá algo que decir. Todo eso hará ¡Bum!. Ética, política, historia,
espíritu de las leyes, todo estará en juego. Nos vamos a tirar los trastos a
la cabeza como tartas de crema. Y bien, con toda la inconsciencia francesa
que me caracteriza, les digo: « Bring it on ! ». Y recomiendo a mis amigos
que afilen sus plumas... 27.
98
Perspectivas, Ideas y Problemas
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Mediodicho N° 29 - Año 9 - Julio de 2005 - Escuela de la Orientación Lacaniana - Sección Córdoba
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Perspectivas, Ideas y Problemas - Glosario - Daniel Vera
Glosario*
PHATOS
ETHOS
POIESIS
* DANIEL VERA, poeta y filósofo cordobés. Prof. Titular de la Cátedra de Filosofía del
Lenguaje I y II en la Universidad Nacional de Córdoba.
Es autor de los libros Perífrasis Griegas (1981), Fundamento Hsin (1987), Investigaciones
Estéticas (1991), Corona para los mares y maría (1992, Las leyes Libertad (1993), Machia-
velli (1998) y Formas de la Oración (2003)
Estos poemas forman parte de su libro Glosario de Metafísica (2004).
101
Mediodicho N° 29 - Año 9 - Julio de 2005 - Escuela de la Orientación Lacaniana - Sección Córdoba
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Perspectivas, Ideas y Problemas - Medicina y sociedad en tiempos del cólera - Adrián Carbonetti
Medicina y
sociedad en
tiempos del cólera.
El caso de la
epidemia de 1867-
68 en la ciudad de
Córdoba
E
Es Doctor en Demografía por la Univer-
sidad Nacional de Córdoba (UNC). l siglo XIX es considerado el
Profesor del Centro de Estudios Avanza- siglo de las recurrentes pan-
dos (UNC). demias de cólera, momen-
Investigador del CONICET to en el que, saliendo de su nicho
Se desempeñó como Director de la Es- ecológico en la India, se extiende
cuela de Historia. Facultad de Filosofía por Asia, Europa y América. A tal
y Humanidades de la Universidad punto que Evans la considerará
Nacional de Córdoba (UNC). como la epidemia clásica del siglo
XIX sobre todo en la Europa de la
industrialización1.
A pesar de que América sufrió
la primer gran pandemia en 1817,
sus efectos no llegarán a la Argenti-
na hasta 1867-68 cuando ingresó por
varios puntos al territorio y afectó es-
pecialmente el territorio pampeano.
103
Mediodicho N° 29 - Año 9 - Julio de 2005 - Escuela de la Orientación Lacaniana - Sección Córdoba
2 González Leandri, Ricardo. “La higiene antes de los médicos higienistas. Buenos Aires
1850-1870. Las epidemias”. En Desmemoria Re-vista de historia. Año 5 Nº 18 mayo agosto
1998. Buenos Aires. Argentina.
3 Foucault Michel. “Historia de la medicalización”. En La vida de los hombres infames.
Ediciones La Piqueta. Madrid. 1990. pg. 138
4 El Médico de Estado había reemplazado a una institución colonial denominada
Protomedicato. Era aquel que disponía las medidas frente a una epidemia y evaluaba los
títulos de los médicos que pretendían actuar en el territorio cordobés.
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Perspectivas, Ideas y Problemas - Medicina y sociedad en tiempos del cólera - Adrián Carbonetti
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Mediodicho N° 29 - Año 9 - Julio de 2005 - Escuela de la Orientación Lacaniana - Sección Córdoba
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Perspectivas, Ideas y Problemas - Medicina y sociedad en tiempos del cólera - Adrián Carbonetti
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Mediodicho N° 29 - Año 9 - Julio de 2005 - Escuela de la Orientación Lacaniana - Sección Córdoba
A modo de conclusión
108
Perspectivas, Ideas y Problemas - “En las Profundidades del Gusto”…Auguste Comte - Ana Waisman
“En las
Profundidades
del Gusto”…
Auguste Comte
El psicoanálisis y el discurso
universal.
E
Ana Waisman l Psicoanálisis no es un ae-
Es psicoanalista en Córdoba, Argentina. rolito que hubiera venido a
Analista Miembro (AME) de la Escuela caer azarosamente sobre el
de la Orientación Lacaniana (EOL). discurso universal, y lo hubiera
Miembro de la Asociación Mundial de estrellado. Al contrario, para que
Psicoanálisis (AMP). la vía de Freud sea practicable en
nuestra civilización, para ello, fue
necesario un largo camino. Un lar-
go camino “En las Profundidades del
gusto”(1). Este titulo, elegido por
J. A. Miller para un texto publica-
do en la revista Elucidación, sabe a
Kant, su ética, también su estética
trascendental, pero igualmente a
el cogito, el sujeto de la ciencia, su
discurso, la razón occidental pura,
practica, instrumental, su deve-
nir…
Aquí la obra de Sade - estoy ci-
tando el escrito Kant con Sade de J.
Lacan y, digo yo, también la obra
de A. Comte- se adelanta a Freud…
Consideramos -continua Lacan- que
el tocador sadiano –y agrego, la edad
de la ciencia, la religión de la huma-
109
Mediodicho N° 29 - Año 9 - Julio de 2005 - Escuela de la Orientación Lacaniana - Sección Córdoba
Lacan y Comte
Comte, por un lado un filósofo positivo que intenta hacer una en-
ciclopedia del saber científico según el modelo de las ciencias naturales y
acorde al espíritu de las Luces. El edificio de Comte consiste en construir
así una nueva ciencia del hecho social. Nueva ciencia que nombra: política
positiva o física social. Por otro lado, el pontífice de una nueva religión, la
religión de la humanidad, religión cuyos preceptos son: el amor por princi-
pio, el orden por base, el progreso por fin.
Dice J. A. Miller: Comte sabía que la ciencia no era sin religión. Él
la quería sin lo sobrenatural, demostrada y no más revelada, positiva y
filantrópica, dirigida a la sustancia verdadera de toda divinidad imagina-
ria: la humanidad, verdadero gran ser, verdadero Dios.
110
Perspectivas, Ideas y Problemas - “En las Profundidades del Gusto”…Auguste Comte - Ana Waisman
Los muertos amos de los vivos, Comte decía esto como sacerdote de la
Mujer de su corazón, de la cual hizo La mujer. La mujer Clotilde de Vaux,
y la psicosis de Comte son referidas por J. A. Miller: El sacerdote, la mujer,
santa coalición social .
Comte y Carolina Massin se casan en 1825. En el mismo año su
primer “episodio cerebral” cuando se encuentra, abocado, agotado, a la
preparación de su hoy histórico curso de Filosofía Positiva. El episodio es
nombrado como “manía delirante”.
Se siente convocado a una misión, reformar el espíritu de la socie-
dad por la vía de la ciencia positiva. Su médico fue Esquirol, discípulo
privilegiado de Pinel. La manía, forma prototípica de la locura es definida
como alteración global del conjunto de las facultades. Comte queda inter-
nado y se prescribe su tratamiento, el de su tiempo: duchas frías, sangrías
y dos baños por día. Ello en combinación con tratamiento moral y la far-
macología de la época. (4)
111
Mediodicho N° 29 - Año 9 - Julio de 2005 - Escuela de la Orientación Lacaniana - Sección Córdoba
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Perspectivas, Ideas y Problemas - “En las Profundidades del Gusto”…Auguste Comte - Ana Waisman
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Mediodicho N° 29 - Año 9 - Julio de 2005 - Escuela de la Orientación Lacaniana - Sección Córdoba
Bibliografía
(1) Miller, J. Alain. “En las profundidades del gusto”. Elucidación. Ed. Atuel. Bs.As. 2003.
Compilador: Germán García.
(2) Lacan Jacques. “Función y Campo de la palabra y el lenguaje” Pág. 81 Año 1953. Escritos.
Bs. As. Editorial Paidós.
(3) Miller, J. Alain. “Un esfuerzo de poesía” Seminario inédito. Año 2002-2003 / clase III
(4) Capurro, Raquel. A. Comte. Actualidad de una herencia. Edelp. Montevideo, 1999.
114
Perspectivas, Ideas y Problemas - Violencia y ficción - Tununa Mercado
Fragmentos*
(...) -¿Y qué es la causa de tal alboroto?- le preguntaron- ¿Hay alguna
novedad?
-Y bien grande. ¿Eso ignoráis ahora?¡Qué tarde llegan a vosotros los
cosas! ¿No sabéis que la Verdad va de parto estos días?
-¿Cómo de parto?
-Sí, aun con la barriga en la boca, reventando por reventar.
-Pues ¿qué importa que para?- replicó Critilo- ¿Por eso se inquieta el
mundo? Haced que para en buena hora, y el cielo que la alumbre.
-¿Cómo que qué importa?- levantó la voz el cortesano- ¡Que linda
flema la vuestra! Si agora con una verdad sola no hay quien viva, ni hay
hombre que la pueda tolerar, ¿qué será si da en parir otras verdades, y
éstas otras, y todas paren? Llenarse ha el mundo de verdades y después
buscaran quien las habite: dígoos que se vendrá a despoblar.
-¿Por qué?
-Porque no habrá quien viva ni el caballero, ni el oficial, ni el mercader,
ni el amo ni el criado: en diciendo verdad, nadie podrá vivir…
GRACIÁN, Baltasar. Parte tercera. Crisi tercera: “La Verdad de parto” en El criticón.
Buenos Aires. Ed. Hyspamérica,1992. pp. 374 y 379.
115
Mediodicho N° 29 - Año 9 - Julio de 2005 - Escuela de la Orientación Lacaniana - Sección Córdoba
Violencia y ficción 1
C
omo cualquier pasión que
Tununa Mercado busca una vía de salida para
Nació en Córdoba en 1939 y vivió, en descargar las emociones que
sucesivos exilios, en Francia y México. suscita la realidad, la violencia se
Actualmente vive en Buenos Aires. deposita también en la literatura.
En esos lugares ejerció el periodismo y Suele o solía hacerlo en un encua-
realizó traducciones. Narradora y ensa- dre realista, dentro de las normas
yista, es autora de los libros Celebrar a la que el realismo tiene preparadas
mujer como una pascua (1967), Canon para asimilar precisamente los exa-
de alcoba (1988), En estado de memoria bruptos de lo real, los que profie-
(1990), La letra de lo mínimo (1994), re una sociedad en estado crítico,
La madriguera (1996), Narrar después o los que padecen sus individuos.
(2003). En 1998 obtuvo la beca Guggen- Esa sería la condición del realismo:
heim en Narrativa. una expresión lo más elocuente po-
sible de la violencia social y de sus
repercusiones en la subjetividad
de los personajes, o como quiera
llamarse a los actores de esa extra-
ña combinación de elementos que
constituye el acto literario. La vio-
lencia se impone en la novela y el
cuento latinoamericanos con rasgos
explícitos: la denuncia de la injus-
ticia, la impugnación del poder, re-
quisitos que instituyen una manera
de contar, una forma reconocible de
reflejar, representar, y responderle
a esa realidad. Con dos siglos de
arraigo, ese sistema realista acu-
muló los distintos modos en que la
122
Perspectivas, Ideas y Problemas - De la responsabilidad de la mirada - Leonor Arfuch
De la
responsabilidad
de la mirada
E
Academia Británica.
s habitual hablar, en el mar-
co de la globalización, de
nuevas identidades, cam-
biantes subjetividades, experien-
cias inquietantes respecto de la
temporalidad, la localización y la
(des)territorialidad, gran apertura
de horizontes y accesibilidad co-
municativa -información, tenden-
cias, contactos, consumos cultura-
les, viajes, tránsitos- en definitiva,
una especie de “ciudadanía uni-
versal” que supone nuevas formas
123
Mediodicho N° 29 - Año 9 - Julio de 2005 - Escuela de la Orientación Lacaniana - Sección Córdoba
124
Perspectivas, Ideas y Problemas - De la responsabilidad de la mirada - Leonor Arfuch
El segundo aspecto es retórico, estilístico, tiene que ver con los dis-
positivos cambiantes de los géneros discursivos, sus hibridaciones, las
nuevas formas de decir y mostrar. Aquí juegan tanto las tecnologías, que
hacen posibles cosas impensadas –las cámaras digitales a bordo de los
tanques en la guerra de Irak, por ejemplo, postulando una equivalencia
semiótica entre invadir y filmar-, como los “tonos” de la época, donde la
sensibilidad hacia todo lo que sea voz, testimonio, autenticidad, “vida
real” le otorga a estas modalidades, tanto en los medios como en la lite-
ratura, el cine y hasta en las artes visuales, un enorme suplemento de va-
lor –otra vez la presencia. Así, no sólo hay siempre guerras, aun “no con-
vencionales”– mirando apenas hacia atrás, ahí están las todavía ruinas
de la ex–Yugoeslavia, Kosovo, Afganistán…- sino también, de nuevo,
corresponsales de guerra, una figura mitológica hasta hace poco, que ha
vuelto –junto con los cuerpos de la guerra de Irak- justamente para “estar
allí” –entre antropólogo y novelista- y desplegar, con otros instrumentos
y otros acentos, una narrativa épica que parecía olvidada y que resalta
en el fárrago impersonal de la “información”. Y, junto con esa narrativa,
las imágenes, las cruentas imágenes de guerra.
126
Perspectivas, Ideas y Problemas - De la responsabilidad de la mirada - Leonor Arfuch
sión legislativa para pedir por favor, en nombre de los suyos, que los
medios dejaran de utilizar una y otra vez esas imágenes atroces –fuera
de toda imaginación-, con fines políticos, de rating, de amarillismo y
aún, con las mejores intenciones, como ejercicio de memoria. Que tu-
vieran, justamente, mesura y respeto, que cada repetición reabría las
heridas y veían morir a sus deudos una y otra vez.
128
Perspectivas, Ideas y Problemas - Cita
Cita*
Él-¿Acaso el tono de un hombre vicioso puede ser uno solo? Pues bien: llega una
noche a casa de su amigo, con aspecto confundido, voz entrecortada, pálido como
la muerte y temblando en todos sus miembros. “-¿Qué tiene? –Estamos perdidos.
-¿Perdidos? ¿Porqué? –Le digo que sin remedio. –Explíquese... –Un momento,
que se me pase el susto. –Vamos, cálmese”, le dijo el judío, en vez de decirle: “Sos
un pillo rematado; sé lo que vas a contarme. Un pillo que está representando la
comedia del terror.”
Él- Porque era un falso y se había excedido en la medida. Esto, para mi, es claro;
pero no me interrumpa. “-¡Estamos perdidos, perdidos sin remedio!” ¿No advier-
te lo artificioso de ese “perdidos” que él repite? “-Un traidor nos ha denunciado a
la Santa Inquisición, a usted como judío y a mi como renegado, infame renegado.”
Vea como el traidor no enrojeció por emplear las expresiones más odiosas. Hace
falta más valor del que se piensa para llamarse por su propio nombre. Usted no
sabe lo que cuesta llegar a eso.”
* DIDEROT, Denis: “El sobrino de Rameau” Buenos Aires, Ed Centri Editor de América Latina
, 1982. pp. 76
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Mediodicho N° 29 - Año 9 - Julio de 2005 - Escuela de la Orientación Lacaniana - Sección Córdoba
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Perspectivas, Ideas y Problemas - La Memoria encarnada. Entrevista a Héctor Schmucler - Pilar Ordoñez
La Memoria encarnada
Entrevista a Héctor Schmucler
Comenzamos este encuentro con la mención a una carta suya que está
próxima a publicarse, donde alude a la última dictadura militar en la
Argentina ¿Existe una relación entre el trabajo de la Memoria colectiva
y el traumatismo?
131
Mediodicho N° 29 - Año 9 - Julio de 2005 - Escuela de la Orientación Lacaniana - Sección Córdoba
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Perspectivas, Ideas y Problemas - La Memoria encarnada. Entrevista a Héctor Schmucler - Pilar Ordoñez
a eso hay que hacerle algunas acotaciones, sino se produce una generali-
zación en la que se incluye al conjunto de los habitantes, lo que se llama
la sociedad argentina. Hay hechos violentos que afectan de manera des-
igual, diferenciadamente, y esto habría que demostrarlo ya que no es tan
evidente. Salvo que uno, a partir de la hipótesis traumática, lea todos los
fenómenos que ocurren para justificarla, mecanismo frecuente de la ope-
ración ideológica, es decir naturalizante de los fenómenos, o de quienes
toman una posición explicativa, donde se hacen calzar todos los elemen-
tos. Desde otra perspectiva es discutible.
Habría que demostrarlo pero pienso en lo siguiente; ¿cómo recibió
la sociedad argentina el golpe militar? ¿cómo algo no querido y que se
le impone, ajeno a su propia expectativa? Porque ahí me pregunto si lo
traumático no requiere de un elemento no esperado, de la sorpresa. La
violencia traumática no se produce sobre algo deseado, consentido. Des-
de un planteo histórico político, el 23 de marzo de 1976, la sociedad no
sólo sabía sino que esperaba el golpe militar. Esto está en los documentos,
nadie se opuso, diríamos que no obtuvo un apoyo generalizado en sen-
tido explícito, pero sí un beneplácito generalizado. Había una sociedad
envuelta en un desorden, no comprometida en ningún proyecto político
claro del estado, el proyecto revolucionario tampoco estaba definido y la
sociedad consiente frente a lo terrible de la vida cotidiana. Por el lado de
las fuerzas involucradas en la violencia, como voluntad de lucha por un
proyecto revolucionario, tampoco estaban en contra del golpe. Remítase
a los documentos, están las revistas de las fuerzas guerrilleras, lo encon-
trará más explícitamente en Montoneros que en el E.R.P.1 Se esperaba el
golpe para aclarar quién era el enemigo, todo estaba confundido, Isabel2
todavía era Perón. El golpe, se creyó iba a poner en claro todo, el pueblo,
por una especie de magia, podría visualizar al enemigo y ahí sí, el enfren-
tamiento se haría claro y definitivo. Para seguir con la figura, el 23 de mar-
zo nadie se oponía al golpe, tampoco se sabía cómo iba a ser la represión
y por eso el 24 el país respiró tranquilo.
Lo traumático no tiene que ver con los análisis sesudos de los ana-
listas políticos, ni con los que quieren defender una concepción de la his-
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Mediodicho N° 29 - Año 9 - Julio de 2005 - Escuela de la Orientación Lacaniana - Sección Córdoba
En su Carta menciona que encontró “verdades más intensas que las cla-
sificaciones estereotipadas, esas que nos permiten juzgar sin riesgo y
reposar como víctimas en las páginas de la historia” Parece dejar del
lado de la historia el orden de los héroes, las victimas, los traidores; y
del lado de la Memoria las responsabilidades.¿Qué relación hay entre
la Memoria y la Historia?
134
Perspectivas, Ideas y Problemas - La Memoria encarnada. Entrevista a Héctor Schmucler - Pilar Ordoñez
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Mediodicho N° 29 - Año 9 - Julio de 2005 - Escuela de la Orientación Lacaniana - Sección Córdoba
Hay muchos chistes sobre esta cuestión que señalan cómo un judío
siempre responde a una pregunta con otra pregunta. Freud toma la idea
de la Jabeh en una conferencia, que no la dicta porque ya está enfermo.
Allí él menciona que la transmisión del psicoanálisis debe tomar la forma
de la Jabeh.
Hay un mandato bíblico que dice “¡Recuerda!”. Otro mandato dice
“¡Vive!”, en el sentido más primordial de la subsistencia, primero, antes
que nada “¡Vive!”. En ese sentido puede pensarse el “no matarás” que
provoca la escritura de la carta. Lo que no se debe olvidar es algo del
orden de la promesa, la esperanza, que no es otra cosa que vivir en un
mundo donde el otro pueda existir en su otredad. Esta es una perspectiva
ética que se anuda a la memoria.
Frente a los ataques terroristas y las catástrofes hay una idea, que suele
ponerse en práctica a través de organismos del estado, y llama a los
psicólogos y psicoanalistas a la “trinchera”, para desarmar o minimizar
el recuerdo traumático. Incluso hay medicamentos que intentan borrar
estos recuerdos ¿cómo entiende estas cuestiones de la época?
Usted dice “No puedo leer nada sino a través de mi vida”; en el prólo-
go a su libro “Memorias de la comunicación” menciona que es desde
la experiencia personal que percibe la historia. Al comienzo de su car-
136
Perspectivas, Ideas y Problemas - La Memoria encarnada. Entrevista a Héctor Schmucler - Pilar Ordoñez
ta, también sostiene que las biografías importan como documentos del
pensamiento. ¿cómo se anuda la biografía y la memoria colectiva?
Por último, este número de la revista está orientado por tres significan-
tes, enfermedad, política y época. En su carta menciona el problema
político como reducido a una cuestión numérica, quizás quiera agregar
algo. Por otro lado, a lo largo de esta entrevista mencionó varias veces,
al margen, que usted no era experto. ¿Cómo piensa la cuestión del no
experto?
137
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Enfermedad y época
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Mediodicho N° 29 - Año 9 - Julio de 2005 - Escuela de la Orientación Lacaniana - Sección Córdoba
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Enfermedad y época - El síntoma, ¿problema o cuestión? - Eugenio Díaz
El síntoma,
¿problema
o cuestión?1
L
Eugenio Díaz as distintas elaboraciones,
Es psicoanalista en Barcelona, España. usos y reformulaciones que
Miembro de la Escuela Lacaniana de sobre el síntoma encontra-
Psicoanálisis (ELP). mos en Freud y en Lacan, no hacen
Miembro de la Asociación Mundial de sino reafirmar el lugar central que
Psicoanálisis (AMP). éste ocupa para el psicoanálisis.
Lo vemos en Freud, en la
época del optimismo terapéutico
donde hacer hablar al síntoma le
sirvió como punto de capitón para
el descubrimiento del inconsciente.
Se aprecia también en la incidencia
que tuvo en la definición de neu-
rosis de transferencia, o en su ver-
tiente de obstáculo, que conllevó el
develamiento de una nueva psico-
patología de la vida cotidiana. Y no
menos, como satisfacción sustituti-
va de la pulsión.
En Lacan también es central:
como una verdad a reconocer con
una estructura similar a la del len-
guaje; como una modalidad de goce
del fantasma; con el sínthome con el
que inicia una nueva perspectiva
clínica; como real, única referencia
clínica en su última enseñanza; o en
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Enfermedad y época - El síntoma, ¿problema o cuestión? - Eugenio Díaz
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Mediodicho N° 29 - Año 9 - Julio de 2005 - Escuela de la Orientación Lacaniana - Sección Córdoba
Notas:
1. G. Brodsky, “El psicoanálisis como síntoma”, en El síntoma charlatán, textos reunidos por
la Fundación del Campo Freudiano, Paidós CF, Barcelona, 1998, p.17.
2. J. Lacan, “La tercera”, Intervenciones y Textos 2, Manantial, Bs. As., 1988, p.81.
3. E. Laurent, “Uso y goce del síntoma”, Diversidad del síntoma, publicación de la EOL, Bs.
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Enfermedad y época - El síntoma, ¿problema o cuestión? - Eugenio Díaz
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El Pase
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El pase - Transiciones sobre la zona del pase - Vicente Palomera
Transiciones
sobre la zona
del pase1
E
Vicente Palomera n los testimonios que escu-
Es psicoanalista en Barcelona, España. chamos en los carteles del
Analista Miembro (AME) de la Escuela pase, vemos cómo invaria-
Lacaniana de Psicoanálisis (ELP). blemente, se confrontan dos requi-
Miembro de la Asociación Mundial de sitos que se encuentran siempre en
Psicoanálisis (AMP). tensión. Por un lado, la certeza, el
Analista de la Escuela (AE) 1999-2002. de un final que libra una certeza,
que no se confunde con su enuncia-
ción; y, de otro lado, el no malen-
tender las formas de lo imposible.
Esto último, lo encontramos muy
pronto en Lacan, cuando escribe
que “el psicoanálisis puede acompañar
al paciente hasta el límite extático del
“Tú eres esto”, donde se le revela la
cifra de su destino mortal…” (1).
Esta bella expresión que ha-
bla de conducir al sujeto hasta el
límite ex –tático del “tú eres…”, in-
dica el ser de goce que no tiene sig-
nificante y dice también aquello en
lo que Lacan siempre insistirá: que
la certeza obtenida al final no es la
certeza de una fijación a un “esto”,
fijación a un “Tú eres esto”.
De un modo parecido, esto es
lo que volvemos a encontrar al final
de “Función y campo de la palabra y
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El pase - Transiciones sobre la zona del pase - Vicente Palomera
dujo, para atar a su cuerpo los órganos “fuera-de-cuerpo” (entre los que
se encuentra el falo, tal como testimonia el pequeño Hans).
Esa banda, fabricada con los materiales depositados en lalengua, con
los significantes que resultaron de una criba, van a soldarse a un objeto.
Es lo que Lacan señala en su Conferencia en Ginebra sobre el síntoma (1975),
que “el hecho de que un niño diga quizá, todavía no,… antes de que sea
capaz de construir verdaderamente una frase, prueba que hay algo en él,
una criba que se atraviesa, a través de la cual el agua del lenguaje llega a
dejar algo tras su paso, algunos detritos con los que jugará, con los que le
será muy necesario arreglárselas. Es eso lo que le deja toda esa actividad
no reflexiva –los añicos a los cuales, más tarde, pues es un prematuro, se
le agregarán los problemas de lo que le espantará. Gracias a esto hará la
coalescencia, por así decirlo, de esa realidad sexual y del lenguaje” (4). La
idea de Lacan es que esta “coalescencia”, esta soldadura que se produce
entre la realidad sexual y el lenguaje responde al encuentro inevitable del
sujeto con el agujero en el saber concerniente al goce, es decir, al encuen-
tro traumático -en el sentido de trou-matisme - que le es revelado de algún
modo en el momento mismo del surgimiento del goce.
De un modo parecido al “objeto transicional” de Winnicott, se po-
dría decir que esos restos, letras depositadas en lalengua y resultantes de
la criba no caen bajo el olvido, una vez extraídas de la maraña del fantas-
ma. El recorrido por la zona del pase, es correlativo a la caída del interés
por las significaciones fijas del fantasma y por tal motivo el sujeto está
abierto al reconocimiento del carácter enigmático de esas significaciones.
Recorrer la zona del pase consiste pues, en poner esta serie de signi-
ficantes del fantasma fundamental en una cadena y prepararse para en-
contrarlos de manera, que un nuevo amor pueda resultar de esos encuen-
tros, más que las viejas significaciones del fantasma (esto fue nombrado
como un “amor por lo real” por Virginio Baïo) (5).
Entonces, el trayecto recorrido en la zona del pase, corresponde al
“retorno” del trayecto que va del sentido “Sinn” al objeto “Bedeutung”
“y… retorno” (parafraseando a J.A. Miller). Este es también un trayecto
orientado, que comporta, inscribe y requiere del factor tiempo. Ese tiem-
po no es el tiempo del duelo. Es un tiempo correlativo a la pérdida de inte-
rés por el fantasma en el que el sujeto se apoyaba. Ocurre algo parecido al
objeto transicional de Winnicott que: “no se lo olvida, ni se lo llora, pierde
significación” (6).
Un ejemplo paradigmático nos lo da un AE, Xavier Esqué (7) al ha-
blar del momento de reconocer “el resto retenido de goce que en su mo-
mento había escapado a la acción mortificadora del significante y con el
que yo hacía pareja en mi fantasma, para gozar. Me ví reducido a un ob-
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Notas
(1)Lacan, J., El estadio del espejo como formador de la función del yo (je) tal como se nos
revela en la experiencia psicoanalítica”, Escritos, p. 93.
(2) J.-A. Miller desarrolló esto en las últimas clases de su Curso de 1996, sobre La fuga del
sentido (ver: Laurent, E., “Rethinking kleinian interpretation”, The Klein-Lacan Dialo-
gues, Rebus Press, London, 1997. p. 198).
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El pase - Transiciones sobre la zona del pase - Vicente Palomera
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El pase - El Psicoanálisis y su eficacia - Gabriela Dargenton
El Psicoanálisis
y su eficacia*
S
Gabriela Dargenton ituar la pregunta sobre la
Es psicoanalista en Córdoba, Argentina. eficacia y su localización –es
Analista Miembro (AME) de la Escuela decir, ¿dónde ubicamos la efi-
de la Orientación Lacaniana (EOL). cacia?, ¿cómo la medimos?, ¿cómo
Miembro de la Asociación Mundial de van a anudarse eficacia y psicoaná-
Psicoanálisis (AMP). lisis?- implica localizar una cues-
Analista de la Escuela (AE) 1999-2002. tión que concierne a la época actual
en la que al psicoanálisis le toca ju-
gar una partida que es otra que la
que tuvo que jugar Freud, otra que
la que tuvo que jugar Lacan.
La eficacia es hoy una palabra
acuñada por el avance del mercado
y la falsa ciencia, esa que pretende
ligarse a una contabilidad fría de
una higiene falaz, en la cual la regu-
lación de los cuerpos sea pasible de
un número, de un dato estadístico
que forma parte de una lista estan-
darizada del dolor de existir.
Por eso es muy importante
que nos ocupemos de la eficacia,
sin rechazarla, sino dándole todo
su peso y su lugar en el psicoaná-
lisis, en el discurso que él instaura
y, porqué no pensarlo, también en
las instituciones formadoras de psi-
coanalistas.
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El pase - El Psicoanálisis y su eficacia - Gabriela Dargenton
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Referencias:
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Comentario de Libros
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Comentario de Libros - La actualidad del trauma - César Mazza
El ingenio o la agudeza
como posibilidad de
inventar una respuesta:
comentario de “La
actualidad del trauma”
(Gramma Editorial, Buenos Aires 2005)
de Germán García.
Césa Mazza
Es psicoanalista en Córdoba, Argentina. Miembro de la Escuela de la Orientación Lacaniana
(EOL) Miembro de la Asociación Mundial de Psicoanálisis (AMP)
E
ste texto llega a la forma de libro por un trabajo de establecimiento
(transcripción, escritura) del Curso dictado por el autor en enero
del 2004 en el Centro Descartes. Se podrá inferir entonces que el
texto se sitúa a medio camino entre lo escrito y el habla. Y esta perspecti-
va nos permitirá apreciar la apuesta fuerte a presentar un programa de
investigación, un estilo de trabajo a un público más vasto que el de los
asistentes a ese Curso. Ahora bien, ¿qué dice? y ¿cómo está dicho? Serán
los interrogantes que guiará este comentario.
La actualidad del trauma tiene 4 subtítulos que ofician de puntuacio-
nes: Las descripciones de Freud, Las posiciones de Lacan, Sugerencias de Eric
Laurent y Las variantes en juego.
Germán García señala en las primeras páginas que hay un retorno
“masivo” del concepto del trauma como efecto de un “abuso metalingüís-
tico”, una posición que sostienen aquellos “que creen que tienen una teoría
que puede descifrar de manera univoca, independientemente de las contingencias
de una historia”. Esta posición descripta se podrá observar en las páginas
de psicología que editan algunos diarios: el uso de términos que no tienen
ningún valor explicativo. Es decir que se tratará de una posición pre-con-
ceptual sometida a la banalización del sentido común.
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Comentario de Libros - Lacaniana Nº 2 - Candela Méndez
Revista Lacaniana
de Psicoanálisis
Las prácticas de la escucha
y sus argumentos
Publicación de la Escuela de la Orientación Laca-
niana. Buenos Aires . Año 2- Nº 2- Agosto de 2004
Candela Méndez
Es psicoanalista en Córdoba, Argentina. Miembro de la Escuela de la Orientación Lacaniana
(EOL) Miembro de la Asociación Mundial de Psicoanálisis (AMP)
E
l nuevo número de la Revista Lacaniana, aparecido en agosto de
2004, se consagra al estudio de las prácticas de la escucha.
El contexto, tal como se explicita desde el editorial, es lo que
se ha denominado la enmienda Accoyer, que trata la regulación estatal
de las prácticas psicoterapéuticas en Francia. Nos aclaran, además, que la
expresión prácticas de la escucha es un galicismo discreto que enriquece
nuestra forma de pensar.
En 1974, se le preguntó a Lacan si el psicoanálisis triunfaría, a lo que
respondió: “El psicoanálisis no triunfará; sobrevivirá o no”.
En 2003, en su sátira, Jacques Alain Miller profiere: “...Ahora pienso
que la prudencia es la audacia”. Audacia que inspira, a mi entender, la
consigna del Consejo de Edición: Hay que discutir y escuchar.
“Entonces en este número de Lacaniana, y para el ámbito de nuestro
alcance, se trata de la recolección y reordenamiento de algunos recursos
iniciales, disponibles, para incidir en esa cuestión abierta. Y especialmen-
te para los practicantes de la escucha, porque para ellos está en juego sos-
tener o perder su dignidad real”.
En el primer apartado, Orientación Lacaniana, encontraremos el
texto de Jacques Alain Miller: “Improvisación sobre Rerum Novarum”.
En el apartado Estudios se podrán leer cuatro trabajos. El prime-
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Comentario de Libros - Lacaniana Nº 2 - Candela Méndez
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Normas de
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F O R M AT O
Tipografía: En la primera línea, título del artículo, en letra Times New
Roman, tamaño 14, en negrita.
Segunda línea: colocar nombre y apellido del autor; en letra Times New
Roman tamaño 14, sin negritas ni cursivas.
Para el cuerpo del trabajo, se utiliza letra Times New Roman tamaño 12.
Subtítulos: Letra Times New Roman, tamaño 12, en negrita. Separación: 2
líneas con el texto precedente; una línea en blanco antes del texto siguien-
te. Extensión: 8000 caracteres.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Referencia bibliográfica directa: Se coloca entre paréntesis, inmediata-
mente después de la cita.
- Si hay un solo libro en la bibliografía del autor citado, se coloca entre
paréntesis apellido del autor y número de página. Ejemplo: “No hay mis-
terio en la entropía: es un símbolo, una cosa que se escribe en la pizarra
(...) La entropía es una E mayúscula...” (Lacan, 129)
Se entiende que lo citado remite al libro de Lacan incorporado, con sus
datos completos, en la bibliografía.
- Si en la bibliografía hay dos obras o más del mismo autor, se escribe el
título del libro (o la primera parte seguida de puntos suspensivos) y el
número de página. Ejemplo: “A nuestro juicio, no hay sino un solo camino
que pueda llevarnos a la comprensión de la singularísima vida sentimen-
tal y sexual de Leonardo…” (Freud, Psicoanálisis del arte 15)
“Sabemos que la lengua es un corpus de prescripciones y hábitos común
a todos los escritores de una época.” (Barthes, El grado…17)
- Si en el texto se menciona al autor, no se coloca su nombre en la referen-
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L I S TA D O B I B L I O G R Á F I C O
Se coloca al final del artículo. El orden de los datos es:
Apellido del autor [coma] nombre del autor [punto] Título del capítulo o
artículo (cuando solo se cita parte del libro o publicación) entre comillas,
sin cursivas [punto] Apellido y nombre del autor del libro (si no coinci-
de con el autor del artículo citado) [punto] Título del libro o publicación
en cursiva, sin comillas [punto] Lugar de edición [dos puntos] editorial
[coma] año de edición [coma] edición o reimpresión (si no es la primera;
por ejemplo: 3ª edición). Si es un artículo o capítulo, agregar el rango de
páginas.
Ejemplos: Lacan, Jacques. “VII. El circuito”. El Seminario. Libro 2. Bs. As.:
Ediciones Paidós, 1995, 6ª reimpresión, p. 123-142.
Wittgenstein, Ludwig. Sobre la certeza. Barcelona: Gedisa, 2000, 2ª reim-
presión.
B I B L I O G R A F Í A V I RT U A L
Se coloca al final del artículo en el siguiente orden:
Apellido, Nombre. (punto) “Título del artículo”. (punto) Nombre de la
página Web. Nombre de la Institución a cargo (en el caso de que exista).
(punto) Día mes año de publicación (si existe). (punto) Medio de publi-
cación (web). (punto) Fecha en que se visitó la página <dirección de la
página>
Ejemplo: Schopf, Federico. “La Bandera de Chile, de Elvira Hernández”.
Letras s5. Proyecto Patrimonio. Web. 17 dic. 2008 <http://www.letras.
s5.com/hernandez190802.htm>
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Normas de presentación
AUTOR
Noticia: Se solicita agregar nombre completo, ciudad de residencia, título,
cargo o actividad principal y algún otro dato pertinente (puede consignar
alguna publicación).
ABSTRACT
Agregar un abstract de 200 palabras y 4 o 5 palabras claves sugeridas, y la
traducción al inglés de los mismos.
El Comité se reserva el derecho a modificarlos.
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Revista de Psicoanálisis
Jacques-Alain Miller
Fabián Naparstek
Elisa Alvarenga
Germán García
Rosa Yurevich
Eduardo Abello
Daniel Vera
Adrián Carbonetti
Ana Waisman
Tununa Mercado
Leonor Arfuch
Héctor Schmucler
Eugenio Díaz
Vicente Palomera
Gabriela Dargenton
César Mazza
Candela Méndez
170