A.F. Inteligencia Resumen Caps
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Capítulo I
Capítulo I La hiperacomodación al aprender Para pensar nuevas ideas tenemos que desarmar
nuestras ideas hechas. El DIFAJ es un modelo diagnostico interdisciplinario familiar de aprendizaje de
una sola jornada, no es solo una modificación en la técnica, sino principalmente en el abordaje y la
conceptualización del aprendizaje y su fractura. No se pretende disminuir la importancia que un
diagnóstico psicopedagógico requiere, ya que las alteraciones en el aprender, el fracaso escolar y las
diferentes formas en que el aprendizaje se presenta en la población en general y particularmente en
la infancia requiere un análisis cuidadoso de su etiología y particularidad. Los motivos que llevaron a
pensar en una modalidad diagnóstica diferente partieron de:
Capítulo II
¿En qué consiste la especificidad del contenido psicopedagógico? Para poder arribar a una
conclusión acerca de la existencia o no de patologías estructuradas en el aprender, nuestra mirada
se orientará hacia la relación del sujeto con el conocimiento. Un diagnóstico psicopedagógico busca
responder a interrogantes particulares de cada niño a adolescente
Esta respuesta no es unicausal, no existe una única causa del por qué el chico no aprende, como
tampoco existe una situación determinante del problema de aprendizaje. No lo encontramos ni en lo
orgánico, ni en los cuadros psiquiátricos, ni en las etapas de la evolución psicosexual, ni en la
estructura de la inteligencia. Lo que se debe buscar es la particular relación del sujeto con el
conocimiento, y la significación del aprender.
El peligro de conocer. El deseo de saber hace pareja dialéctica con el deseo de no saber. El juego del
saber-no saber, conocer-desconocer, y sus diferentes articulaciones, circulaciones y movilidades,
propias de todo ser humano o sus particulares nudos y trabas, es lo que se trata de descifrar en el
diagnóstico.
Tradicionalmente, de acuerdo con una visión racionalista y dualista del ser humano, se ha
considerado el aprendizaje exclusivamente como un proceso consciente y producto de la
inteligencia, dejando al cuerpo y a los afectos afuera; pero si hubo humanos que aprendieron es
porque no hicieron caso de tal teoría y “zafaron” a los métodos educativos sistematizados.
Necesariamente, en el aprendizaje entran en juego, en una individual manera de relación, por lo
menos cuatro niveles, aportados por el enseñante y el aprendiente en un proceso vincular.
¿Cómo se aprende?
Para aprender el ser humano debe poner en jugo: - su organismo individual heredado, - su cuerpo
construido especularmente, - su inteligencia autoconstruida interaccionalmente y - la arquitectura
del deseo, deseo que sea siempre deseo del deseo de otro.
Para dar cuenta de las fracturas en el aprender, necesitamos atender a los procesos (a la dinámica, al
movimiento, a las tendencias) y no a los resultados o los rendimientos (ya sean escolares o
psicométricos) Sólo observando cómo aprende, cómo juega el niño, y luego cuál es la originalidad de
su fracaso (a partir del cual se diferencia como sujeto) estaremos en camino de elucidar por qué no
aprende.
El fracaso en el aprender
Carencias socioeconómicas.
Nos hemos visto obligados a luchar, en muchas ocasiones, con una actitud (instalada en nosotros
mismos) que, creyendo ser bien intencionada, acababa impidiendo la posibilidad de cura y se aliaba
con lo que queríamos combatir. Me refiero a la tendencia a considerar que porque un ser humano
sufra serias carencias económicas, esta situación tenga que ser la causante única de todos sus
“dramas”. ¡Como si les quitáramos también el derecho a “tener” inconsciente, síntomas,
simbolización y deseos! Hemos escuchado a familias de diferentes clases sociales, y no encontramos
características diferenciales en cuanto al tipo de “atrape” del aprender que pudiéramos relacionar
con la ubicación socioeconómica.
Pensamos el aprendizaje como un proceso y una función, que vas más allá del aprendizaje escolar y
que no se circunscribe exclusivamente al niño. Cuando nace, el bebé es un manojo de posibilidades,
de herramientas que son capaces de atraer, de captar el conocimiento que tiene que ser transmitido
y reconstruido en él. La reproducción del ser humano no termina en el soporte orgánico. En el
hombre los comportamientos no vienen inscriptos genéticamente, sino sólo la posibilidad de
adquirirlos. El modo de criar a un hijo, de comer, de hablar, no se heredan, se aprenden. Las
constantes de la especie están garantizadas entonces por la presencia de estructuras generales de
elaboración cognitiva y semiótica, preparadas para posibilitar la integración del sujeto a la cultura.
Capítulo IV
Organismo – Cuerpo.
Así como en todo proceso de aprendizaje están implicados los cuatro niveles (organismo, cuerpo,
inteligencia y deseo) y no podría hablarse de aprendizaje excluyendo a alguno de ellos, también en el
problema de aprendizaje necesariamente estarán en juego los cuatro niveles en diferentes grados
de compromiso.
Desde el punto de vista del funcionamiento, podemos tomar dos dimensiones, la que pertenece al
organismo, que es un funcionamiento ya codificado, y la del cuerpo, que es aprendida.
El organismo bien estructurado es una buena base para el aprendizaje, y las perturbaciones que
pueda sufrir condicionan dificultades en ese proceso. Por el organismo nos apropiamos del cuerpo.
Hay un cuerpo real, distinto del organismo, y en gran parte independiente de él. Así el organismo es
un sistema de autorregulación inscripto, mientras que el cuerpo es un mediador y a la vez
sintetizador de los comportamientos eficaces para la apropiación del entorno por parte del sujeto.
“El cuerpo acumula experiencias, adquiere nuevas destrezas, automatiza los movimientos de
manera de producir programaciones originales o culturales de comportamiento”
“El organismo puede definirse fundamentalmente como programación. Memoria asentada sobre la
morfología La memoria del cuerpo es diferente a la del organismo y ambas se conjugan con “las
memorias” de la inteligencia y el deseo en el aprendizaje. (Sara Paín).
La participación del cuerpo en el proceso de apropiación del conocimiento se da por la acción en los
dos primeros años, y luego, también, por la representación y por otorgar la configuración al
conocimiento. Todo conocimiento tiene un nivel figurativo (Piaget) que se inscribe en el cuerpo.
No se necesita, al pensar, hacer los movimientos, pues la imagen cubre ese aspecto. El cuerpo
también es imagen de gozo, el disponer del cuerpo da al acto de conocer la alegría sin la cual no hay
verdadero aprendizaje.
“El cuerpo forma parte de la mayoría de los aprendizajes no sólo como enseña sino como
instrumento de apropiación del conocimiento. El cuerpo es enseña pues a través de él se realizan las
mostraciones de “cómo hacer”, pero sobre todo porque a través de la mirada, las modulaciones de
la voz y la vehemencia del gesto se canalizan el interés y la pasión que el conocimiento significa para
el otro.
Capítulo V
Síntoma en el aprender:
Nivel lógico .
Cuando hablamos de inteligencia nos referimos a una estructura lógica, mientras la dimensión
deseante es simbólica, significante y alógica. La estructura lógica, según Piaget, es una estructura
genética. El conocimiento se construye. El humano debe pasar por un proceso, hacer un trabajo
lógico para acceder al mismo. Para Piaget la acción es el punto de partida de la razón y fuente de
organización y reorganización continua de la percepción. Piaget habla de la construcción real del
conocimiento, es decir, de la actividad que debe desplegar el sujeto para obtener una organización
cognitiva que ni está determinada por el caudal genético (aunque sí condicionada) ni impuesta por el
estímulo exterior. Dice Piaget “Llegué a tener dos ideas centrales. La primera es que, poseyendo
todo organismo una estructura permanente que puede modificarse bajo las influencias del medio,
pero sin destruirse jamás en cuanto a estructura de conjunto, todo conocimiento es siempre
asimilación de un dato exterior a las estructuras del sujeto”. “La segunda es que los factores
normativos del conocimiento corresponden biológicamente a una necesidad de equilibrio por
autorregulación: así la lógica podría corresponder en un sujeto a un proceso de equilibración”.
Piaget nos permite entender las distintas respuestas del niño ante la realidad no como errores, como
eran consideradas y juzgadas desde la lógica del adulto, sino como otra modalidad y otra lógica
diferente. El progreso en la estructuración de la inteligencia tiene que ver directamente con la
experiencia. Si el niño no realiza acciones con los objetos, si no tiene posibilidades de ver, tocar,
moverse, probar su dominio sobre las cosas, va a encontrar serias dificultades en el proceso de
organización de su inteligencia. Las estructuras no pueden confundirse con el aprendizaje, del cual
son una condición necesaria. El logro de un periodo superior en la organización inteligente no se
alcanza sino con un progresivo intercambio del sujeto con el medio, donde él va probando sus
posibilidades de dominio, en un juego permanente de acciones. Intercambio que primeramente se
da a través de acciones materiales que luego van progresivamente interiorizándose y
transformándose en operaciones. Durante los dos primeros años, el niño piensa actuando. Luego,
paulatinamente la acción y el habla se interiorizan; entonces las imágenes, representando los
objetos y sus relaciones, permiten el ejercicio de las operaciones, sin necesidad de recurrir a la
acción práctica.
Nivel simbólico.
Así como la inteligencia tiende a objetivar, a buscar generalidades, a clasificar, a ordenar, a procurar
lo que asemeja, lo común, por el contrario, el movimiento del deseo es subjetivante, tiende a la
individualización, a la diferenciación, al surgimiento de lo original de cada ser humano único en
relación con el otro. Esa impronta de originalidad, si bien puede ser compartida con otro, siempre
abre un espacio donde no podrá ser compartida con nadie. El nivel simbólico es el que organiza la
vida afectiva y la vida de las significaciones. El lenguaje, el gesto y los afectos operan como signos o
como significantes, con los que el sujeto puede decir cómo siente su mundo. Parte de los aspectos
que nosotros incluimos en lo que denominamos nivel simbólico a veces es llamado emociones,
afectividad, e incluso inconsciente. El mundo simbólico personal nos permite ponernos en relación,
hacer de nuestro transcurrir un drama original. El nivel simbólico es el que da cuenta de nosotros,
pues expresa nuestros sueños, nuestros errores, nuestros recuerdos, nuestros papelones, nuestros
mitos. Mientras la inteligencia se propone apropiarse del objeto conociéndolo, generalizándolo,
incluyéndolo en una clasificación, el deseo se propondría apropiarse del objeto significándolo. Junto
con la satisfacción y el goce que conseguir el objeto implica, aparece el displacer y la necesidad de
buscar otro objeto, continuando así la circulación del deseo. De igual modo, en la medida en que el
objeto de conocimiento se aprehende, se aumenta el desconocimiento, se conecta con la ignorancia,
surgen nuevas preguntas, continuándose así la búsqueda de nuevos conocimientos. Ambos circuitos,
el del deseo y el de la inteligencia, se enfrentan con la falta, con la carencia.
Capítulo VI
El fracaso en el aprendizaje.
Se expresa al atrape del aprender por deseos inc. Como el anoréxico, que están las posibilidades de
comer, pero se ha perdido el deseo. No es un síntoma conversivo. Lo que se atrapa es la inteligencia
y más precisamente la capacidad de aprender, que no es una parte del cuerpo ni una función
corporal.
Inhibición cognitiva.
Comparte con el síntoma una etiología donde lo que prima son los factores individuales y familiares,
es decir, la particular articulación del organismo, el cuerpo, la inteligencia y el deseo en la historia
original de un ser humano. La inhibición implica una represión exitosa. Se requiere de un aparato
psíquico más evolucionado que para hacer un síntoma. Hay una disminución, evitación de pensar. El
pensar y el aprender serán evitados.
Capitulo VII
Diagnóstico familiar.
Nuestro modo de diagnosticar a un niño o adolescente quizás tenga que ver con mirar-conocer al
niño a través de la familia. La participación de la familia en el DIFAJ ha demostrado ser de gran
utilidad para clarificar la etiología del síntoma y las características de sus pautas de mantenimiento.
La presencia de la familia permite realizar diagnósticos diferenciales entre síntoma (problema de
aprendizaje-síntoma) y problemas de aprendizaje-reactivos.
La atribución del “lugar del que no sabe” si se articula con una particular organización organismo-
cuerpo-inteligencia-deseo, va a provocarlo. Atribuir un lugar a una persona dentro del grupo familiar
la induce a desempeñar el papel.