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La Dificultad de Ver Lo Obvio, Analisis

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Daniela Echeverry Ortiz

Teatro Musical
Facultad de Creación

Empezaré este análisis aclarando que será, probablemente, más académico de lo que pensé en un inicio que
sería. Si bien personalmente me impactó el libro de Moshé Feldenkrais, La dificultad de ver lo obvio, en muchos
sentidos, y contaré los detalles que más le “hablaron a mi interior” (por decirlo de alguna forma), mi análisis no se
centrará en ese tema específico sino que compartirá el escenario con otros dos aspectos que me llamaron la
atención: primero, cómo en la narración del autor se puede observar y leer entrelíneas las reacciones que podía
estar causando el método Feldenkrais en el mundo científico. Me explico. Sin necesidad de haber tenido un
contexto anterior sobre la vida del autor, el lector atento encuentra ciertas figuras del discurso que denotan cierta
actitud defensiva de Feldenkrais frente a su método y dejan entrever que hay una historia detrás de la obra. Esto
está ligado, claramente, con la importancia que tiene su método, lo “novedoso” (teniendo en cuenta que su primer
libro es de los años cuarenta) que resulta y lo atrayente que es, y la cantidad de aplicaciones que puede tener en
la vida en general. Segundo, e infaltable, cómo se relacionan dichos temas con la clase Descubriendo al Actor,
aspecto que, de hecho, va de la mano con la manera en que personalmente estoy viviendo la materia retomando
el tercer tema del análisis ya mencionado: mi experiencia con el libro.
Empezaré resumiendo los dos conceptos fundamentales de la obra para que podamos tener una guía
teórica sobre este método, los cuales son la autoconciencia por el movimiento y la integración funcional . La
primera se refiere a ser conscientes del cuerpo y de cómo nos movemos ya que esa es la manera de tener un
cuerpo que tienda hacia lo “ideal”, en muy pocas palabras. El autor enseña sobre el método con el cual guía a sus
estudiantes (no pacientes ni mucho menos clientes, muestra de un tono algo defensivo en casi todo el libro) en
sesiones de conocimiento de su cuerpo y de ser conscientes de que el sistema nervioso y la actividad motora van
de la mano, por tanto el movimiento y cómo es nuestra postura afectan la manera como funcionará el sistema
nervioso y viceversa. En este punto haré el puente con la clase de Descubriendo al Actor, ya que este concepto
de Feldenkrais es muy similar al que hemos aprendido de la propiocepción, noción según la cual como actores
debemos ser conscientes de cómo está cada parte de nuestro cuerpo para poder tenerla exactamente donde
queremos. Además, el profesor nos repite constantemente que pensemos en cada movimiento que hacemos,
sobre todo cuando estamos en velocidad 1 balanceando el espacio, y en el control que tenemos sobre cada parte
de nuestro cuerpo. Al igual que en las lecciones de autoconciencia del movimiento, según las cuales “se concede
a todos el tiempo necesario para asimilar la idea del movimiento y para acostumbrarse a lo novedoso de la
situación” (94), en la clase el profesor nos ha enseñado, sobre todo con los ejercicios con las pelotas de tenis,
que cada uno tiene su propio ritmo de aprendizaje y lo debemos llevar por nuestro lado para que no se nos vuelva
una tortura aprender:

En las lecciones de autoconsciencia por el movimiento lo imposible se hace posible, luego fácil,
cómodo, placentero y por fin agradable desde el punto de vista estético. Creo que aprender el modo de
aprender nuevas habilidades es más importante que las habilidades mismas. (95)

Se puede observar entonces que el método Feldenkrais alcanza diferentes disciplinas, especialmente las
artísticas, ya que, precisamente como lo dice el autor, son en las que las personas son más conscientes de su
cuerpo y son capaces de seguir creciendo en lo personal. Este concepto está atado a una afirmación constante
en el libro: “una solución obvia consiste en preocuparnos menos por lo que hacemos que por el modo como lo
hacemos” (14), ya que ese cómo es lo que marca la individualidad de cada persona, su manera propia de
moverse, que es la que podemos descubrir a través de la autoconsciencia por el movimiento y la propiocepción.
El segundo concepto principal para Feldenkrais es la integración funcional, la cual es el pilar de su
método de tratamiento. Según el autor, esta consiste en, primero, reconocer que el sistema nervioso y la actividad
motora están conectados: “hay una interacción continua entre la actividad sensorial y la actividad motora, que en
la práctica nunca son independientes” (126). Por tanto, para lograr lo que nos propongamos de la manera más
cómoda y agradable posible, podemos encontrar en el balance y el bienestar del sistema nervioso y de la
actividad motora “un método para utilizarnos a nosotros mismos, cuyos resultados son muy superiores a los que
se consiguen cuando conservamos nuestra visión del mundo basada en causa y efecto” (121). En las terapias
que llevan a cabo Feldenkrais y sus discípulos que han aprendido el método, tratan de encontrar aquello que
puede estar fallando en el sistema nervioso de un individuo con alguna discapacidad o dolor y liberan al sistema
nervioso de sus actividades normales suspendiendo la actividad motora. En este estado el paciente empieza a
recuperar las capacidades nerviosas que había perdido, probando la teoría del autor. Teniendo en cuenta el
resumen que se presenta del método Feldenkrais (cumpliendo la promesa de que iba a estar más académico
este análisis de lo que pensé), se puede entender por qué este causó sensación en el mundo científico 1, ya que
parece realmente una cura “mágica” para cualquier mal. Mi parte más escéptica siempre dudará de los métodos
infalibles e increíbles ya que suenan muy buenos para ser verdad; sin embargo, mi parte científica quedó
satisfecha con las explicaciones dadas por el autor y estoy segura por lo que he vivido en la clase Descubriendo
al Actor que al menos parte de esas teorías las estoy experimentando en carne propia al aplicar lo que he
aprendido. Creo que en este caso de “cura milagrosa” quiero darle el beneficio de la duda.
Entre muchos de los otros temas que surcan el libro, que van desde el organismo humano y animal,
pasando por el aprendizaje y el conocimiento de lo real y lo imaginario, hasta la dificultad de ver lo obvio por la
interferencia constante del lenguaje en nuestros procesos de pensamiento, que todo tienen que ver con el
desarrollo de la teoría del autor, emergen otros que convergen con lo aprendido en clase: poner el énfasis en el
proceso de aprendizaje más que en la técnica de enseñanza; el hecho de que los alumnos de Feldenkrais se
volvieran a sentir jóvenes, lo cual me recuerda a la constante sensación que tengo en clase de volver a ser niña y
probar todo el potencial que tiene mi cuerpo; la postura humana (mirando al horizonte con la cabeza erguida,
como los bebés gateando) y su relación con la pose neutra del actor, manteniendo el centro de gravedad bajo y,
por tanto, controlado. No ahondaré en ellos en este análisis para mantenerlo en el límite razonable de páginas,
pero no podía dejar de resaltarlos ya que desde que empecé a leer el libro he encontrado y disfrutado las
coincidencias que hay entre la clase y el contenido de la obra.
Sin embargo, no me puedo ir sin incluir un tema fundamental que el lector atento verá que falta en este
análisis: la concepción de Feldenkrais de la ansiedad, el cual fue el que más me involucró emocionalmente con el
texto debido a que sufro precisamente de ansiedad (y depresión, pero no viene al caso). Me impresionó
sobretodo la manera en que describe tan claramente cómo me siento. Hay dos citas que realmente representan
esa sensación: “La ansiedad hace que nuestra organización interna sea defectuosa y actúe de manera
defectuosa y funcione mal” (64);

Las personas que viven en situación tan desafortunada viven en un nivel intelectual intencional. Todas
sus funciones corporales son interferidas por órdenes voluntarias. […] sin embargo, el intelecto no
sustituye la vitalidad. La sensación de inutilidad de la vida el cansancio y el deseo de renunciar a todo
es el resultado de sobrecargar el control consciente con las tareas que la actividad nerviosa refleja y
subconsciente está mejor preparada para realizar.

Sin embargo, el autor también explica por qué sucede la ansiedad y da una guía general de cómo
podría trabajarse en esa neurosis, entonces hay esperanza y tendré que leer atentamente nuevamente
lo que me enseña la obra con respecto a este tema.

1
Aquí fue cuando empecé a dudar de lo que estaba leyendo y mi parte escéptica observa que el autor menciona varias personas
reconocidas y respetadas en el mundo científico que coinciden con sus ideas durante toda la obra; así mismo, aunque no se siente
realmente pretenciosa la “voz narrativa”, no es humilde con sus estudios y logros en la vida. Estos elementos son comunes en los
discursos en los que, más allá de los argumentos, también se trata de convencer a través de la autoridad que pueden dar los títulos y el
prestigio intelectual.

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