Daniela Echeverry

Facultad de Creación
Teatro Musical

Clase, libro y vida: mi acercamiento a las acciones físicas a partir del aprendizaje de
Richards con Grotowski

En los semestres que llevo en la universidad viendo Teatro como asignatura me ha

sorprendido la capacidad de los profesores de escoger los libros que leemos para sus clases.
Según mi perspectiva, cada uno conecta con lo que estamos aprendiendo y lo complementa
para tratar de aplicar esa teoría a la práctica (por más difícil y pesado emocionalmente que
sea, como nos dice Richards al contar su experiencia). Con el libro Trabajar con Grotowski
sobre las acciones físicas de Thomas Richards, además de conectar el trabajo en clase con
las experiencias del autor, me conecté en un nivel más profundo, personal incluso, ya que
había momentos en que sentía que me estaban hablando directamente a mí, mostrándome
muchos de mis comportamientos (especialmente los errores) y cómo afrontarlos, si tenía la
fuerza suficiente. En pocas palabras, sentí muchas de las vivencias de Richards como mías,
no solo porque me identificara en el mismo contexto del teatro que compartimos el autor y
yo, sino porque ciertos elementos de los que habla se aplican a mi vida en general: siento
que la manera en la que he vivido es la de un “actor turista”, de hecho, soy una diletante en
el teatro y en la vida. Esta identificación con Richards, a pesar de que me mostró de frente
mis realidades y me dejo un impacto, una sacudida, que necesitaba en este momento
(aunque para nada tan fuerte como el que sufrió Richards en el taller con Grotowski), me
hizo sentir además acompañada ya que otra persona compartía mis pensamientos y
emociones, y sabía la frustración que se puede llegar a sentir en este oficio.
Afortunadamente, el libro además muestra cómo Richards trabajó sus problemas, lo cual
me da, además de esperanzas, una ruta a seguir para resolver los míos. Teniendo en cuenta
todo lo anterior, los temas que trataré en esta reflexión giran en torno a tres ejes principales:
aquello que me enseñó el libro y me ayuda para crear las acciones físicas, aquello que
aprendí en clase y complementa o coincide con el libro, y aquello con lo que conecté a un
nivel más profundo. Aún así, las divisiones entre uno y otro eje no serán exactas ya que
separar los tres temas en muchos casos no es posible, así que será un discurrir orgánico por
diferentes experiencias siguiendo grosso modo la estructura del libro.
De lo primero que quisiera hablar es del miedo que compartimos Richards y yo a
mecanizar escenas y que pierdan lo orgánico de las improvisaciones. Además,
conectándolo con otro de nuestros temores, aparece la pereza del trabajo duro (cavando
hacia abajo y no al lado, como dice Richards) que requiere desmenuzar un momento en
acciones físicas, cosa que, confieso, no he hecho realmente aún al momento de preparar mis
acciones físicas. Realmente hasta el momento, según recuerdo de mi carrera, el momento
en que sentí algo parecido a lo que leí sobre las acciones físicas y lo que hemos visto en
clase este semestre fue cuando hicimos la estructura de pelota en primer semestre con
profesor Johan. Sentía que debía pensar en cada acción como en una partitura, que incluía
una o más pelotas, que debía tener interiorizada para poder improvisar si algo imprevisto
pasaba, manteniendo el rol que había tomado (en mi caso, un gato). Sin embargo, siento
que lo que he hecho de ahí en adelante, si bien ha sido ensayado en grupo y en clase, no lo
he interiorizado porque no lo he trabajo sola y concienzudamente, por eso la mayor parte
del tiempo siento que estoy improvisando, lo cual realmente me gusta porque, nuevamente,
me permite saltarme la parte del trabajo duro de la estructura al detalle 1. Por eso me gusta
improvisar, no tengo que comprometerme tanto con una escena mentalmente, simplemente
puedo dejarme llevar por mis impulsos, sin pensar en que tengo que repetirla: claro síntoma
del “actor turista”. Nuevamente, es afortunado que el libro precisamente muestre todo el
proceso de Richards para aprender de él y cómo salir de ese estado.
En este punto quisiera hacer un recuento de ejemplos de lo que aprendí del libro y
puedo aplicar a la clase y a mi acción física:

 No cometer los errores que Richards cometió en su primera “acción física”, es decir,
que la historia que llega al espectador no es la misma que imagina el actor, y, por
tanto, debe crear conscientemente la historia para un público; no se debe asumir que
los demás entienden los mismos símbolos que uno, por eso es importante reaccionar
a una línea de acciones, recordando exactamente lo que pasaba, reencontrando

1
He de decir que realmente mi trabajo es más mental, planeo mucho desde la lógica de la cabeza, pero estoy
cometiendo el error de no dejar recordar al cuerpo moviéndolo para encontrar las verdaderas acciones que se
ejecutaron en el momento escogido para la acción física.
 comportamientos precisos y los detalles del contacto con el otro; por último, es
necesario tener en cuenta que el público no experimenta la misma intensidad del
actor, por tanto no hay que confundir la agitación de los nervios por estar mostrando
(en nuestro caso, en clase) una acción física con las emociones verdaderas.
 Solo se desecha una acción física si ya se encontró en concreto algo mejor, lo cual,
al no haber aprendido aún del libro, me precipité a hacer y tal vez no era necesario
al no haber trabajado realmente en la primera acción física que presenté2.
 La mejor manera de abordar la acción física es trabajar en la estructura lo más
detalladamente posible, en cada morfema de la cadena de acciones. El peligro de
este momento del trabajo es que la estructura se vuelva mecánica, sin embargo,
después de tenerla editada y muy afianzada en el cuerpo (el trabajo duro), se pueden
reencontrar las acciones orgánicas buscando la semilla de la primera propuesta y
volviendo a editar la estructura: fases de organicidad – crisis – organicidad. Para mí,
esta será mi guía básica para trabajar en mi acción física de aquí en adelante, un
mapa a seguir para mejorar.
 Una verdad de Grotowski es que la clave del oficio del actor es saber que las
emociones son independientes de la voluntad. Como dice Stanislavski, “No
podemos encontrar los sentimientos y fijarlos, solo podemos recordar la secuencia
de acciones físicas”. Esta información claramente ya nos la había dicho el profesor
Cristian cuando, hablando de la acción física de Jari, mencioné que podía trabajar
en mostrar más emociones y nos dejó claro que no estábamos trabajando con
emociones sino con acciones, precisamente. Así, “la pequeña verdad de las acciones
físicas sirve de estímulo para la gran verdad de pensamientos, emociones y
experiencias”.
 Es necesario luchar contra clichés y hábitos adquiridos, y no intentar sentirme de
alguna manera sino recuperar cómo me movía cuando sentía eso. Por ejemplo, en la
última acción física que presenté, para representar los nervios, hice gestos con las
manos que normalmente muestran los nervios, pero no son específicos ni concretos,
como pide Grotowski. De hecho, incluso el cuerpo empezó a sudar por la emoción
2
Teniendo en cuenta que seguimos trabajando en las mismas acciones físicas que presenté en clase, no
hablaré aquí en específico de lo que significan estas ni de dónde están inspiradas para cumplir con el objetivo
de que la escena sea comprensible y creíble.
 extrema que estaba tratando de mostrar, los nervios, aunque no era un sentir que
realmente viniera del recuerdo.
 No actúes, haz.
 La función del cuerpo es recordar el proceso, mientras que la mente lo alienta con
recuerdos o imágenes para que las emociones reaccionen con naturalidad.
 Hay diferencias fundamentales entre acciones físicas y actividades, movimientos,
síntomas y gestos: actividad debe tener un para qué o un para quién para que sea
acción física. Nuevamente, este tipo de pensamiento me guía en mi acción física al
tener en cuenta esos detalles al trabajarla.
 Las verdaderas acciones físicas están ligadas a deseos o anhelos, lo cual me
recuerda a lo que dice el profesor Cristian sobre que debemos pensar en lo que se
quiso hacer además de en lo que se hizo en el momento que escogimos para nuestra
acción física, para que se sienta la corriente de impulsos que mantiene a la cadena
de pequeñas acciones.
 Siempre debe haber contacto con el otro actor para que la línea de acciones no caiga
en lo general, por eso la pieza debe estar muy bien estructurada para que aparezca la
libertad de reaccionar a los impulsos del otro.
 Uno de los términos que me genera una imagen clara sobre el proceso y la
composición de la acción física es el de tormenta de síntomas humanos, teniendo en
cuenta que los síntomas son reacciones muchas veces involuntarias del cuerpo
creadas por el recuerdo, como sonrojarse. Así, a través de las acciones físicas
trabajadas de manera detallada se busca generar dicha tormenta.
 Finalmente, veo en el libro una pregunta que me había hecho: ¿cómo hacer para
actuar si no se es consciente de lo que se hace en la vida? Aunque había pensado
parte de la solución, el autor me confirma que lo que se debe hacer es observar,
realmente ver, las formas propias de hacer que tenemos y las de los demás.

Si se me permite, después de un discurrir largo y, de cierta forma, teórico, me

gustaría llevar la reflexión hacia lo personal, sobre todo por dos de los grandes impactos
que recibió Richards y que también me llegaron fuertemente. El primero es cuando
Grotowski le dice a Richads que no puede quedarse en la flor de la juventud, sino buscar
ahora la flor de la maestría o del oficio aunque sus fuerzas ya no sean suficientes para crear
algo nuevo como antes. Le afirma que si continúa así no llegará a la maestría de nada y será
un completo diletante. El golpe que me dan esas palabras es fuerte porque así me he sentido
no solo en clase muchas veces, sino en mi vida en general. Me gusta aprender de muchos
temas nuevos, pero a la hora de profundizar en ellos pierdo la disciplina, me da pereza y no
alcanzo a la maestría. Como dirían, un océano de conocimiento con un centímetro de
profundidad. Además, la curiosidad me lleva a querer aprender de cosas distintas cada vez
y no me concentro solo en una. Por eso me siento como un “actor turista” en mi vida, y
aunque realmente no le había visto nada malo a esta actitud mía 3, en este momento que
intento lograr maestría en varios aspectos de mi vida (teatro, baile y canto) no me sirve.
Ahora espero tener la fuerza suficiente para llegar a la flor del oficio a pesar de ya haber
(mal)gastado la flor de la juventud yendo de un arrebato a otro o de una explosión a otra4.
Aunque sé que se me quedan demasiados temas sin tocar, y podría continuar hasta llegar a
hacer un libro como el de Richards pero con mis experiencias en clase, creo que esos
propósitos sobrepasan mis principales objetivos de esta reflexión y sería excesivo de mi
parte. Sin embargo, dejaré esbozado al menos un comentario acerca del tiempo que se le
puede dedicar en las universidades a las acciones físicas para lograr una profundidad más
allá en el tema y que se pueda aplicar en el oficio del actor, como dice Grotowski. Aunque
para ello él resalta las compañías de actores, me gustaría sentir que tengo más tiempo para
trabajar en detalle en mi acción física en la universidad, lo cual podría quitar muchas de las
presiones que, como vi, Richards y yo compartimos.

3
Según la teoría de los motivadores o diagrama BEM de Javier Velásquez, con quien trabajé en la empresa de
gamificación Free to Play, hay siete motivadores en los humanos: económico-eficiente; hedonista; maestría;
vinculación; descubrimiento; empoderamiento; y propósito. Entre estos, aunque el ser humano en general se
motiva por varios, hay motivadores más fuertes en cada persona. Los míos habían sido propósito,
descubrimiento, vinculación y hedonismo. Al entrar a la carrera, me di cuenta que los motivadores que debía
tener eran diferentes a los que tenía, y me tocó dejar el hedonismo por lo económico-eficiente, y la
vinculación y el descubrimiento por la maestría.
4
He tenido muchos oficios en la vida y termino profundizando únicamente en el que me da sustento.