El Comportamiento Social de Los Adolescentes

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período de rápido desarrollo en el que se adquieren nuevas capacidades, se enfrentan situaciones

nuevas y se expresan habilidades y potencialidades particulares en el proceso de adaptación. Este


grupo se caracteriza por la búsqueda de su identidad e independencia, por su alta vulnerabilidad
desde el punto biológico, psicológico, social y cultural. Los/las adolescentes necesitan en este paso
a la edad adulta identificar sus propios valores, asumir y resolver sus duelos para adquirir un estilo
de vida saludable, sin embargo, han sido tradicionalmente relegados de muchos procesos, con
abordajes fragmentados basado sólo en problemas, biologicista y no siempre realizados con
adecuada oportunidad, calidez y sensibilidad.

EL COMPORTAMIENTO SOCIAL DE LOS ADOLESCENTES.

Durante la adolescencia se produce una gran evolución a nivel social, físico e intelectual. Es en esta
etapa de transición entre la infancia y la edad adulta, que los seres humanos comenzamos a
despegarnos de nuestros padres, desarrollamos nuestra personalidad y nuestra propia identidad
fuera del círculo familiar y de esta manera encontrar las bases para lograr la independencia. Por
ello, los adolescentes necesitan apropiarse de algunas habilidades sociales claves y sumamente
necesarias para poder enfrentarse a todas las situaciones que se pueden presentar.

El periodo de la adolescencia se caracteriza por la maduración de las capacidades cognitivas que se


desarrollaron durante la niñez. Así, los jóvenes logran estar preparados y disponer de habilidades
necesarias para un funcionamiento independiente durante la edad adulta en estos se evidencia un
cambio abrupto en su forma de pensar y argumentar, esto se refleja en un nuevo interés en ciertos
aspectos del mundo social, como por ejemplo la música, la política, la religión, etc. Según Piaget
los adolescentes pasan de un pensamiento concreto a un pensamiento formal aproximadamente
después de los 12 años, (esta actualización puede adelantarse o retrasarse dependiendo de ciertas
condiciones culturales y educativas) lo que supone que estos tienen la capacidad de razonar más
allá del presente, en otras palabras, tienen en cuenta situaciones que pueden aún no haberse dado
en la realidad.

DESARROLLO SOCIAL

En todo país o región existe una identidad cultural propia, es en la adolescencia donde el individuo
obtiene su propia identidad social e intelectual por medio del aprendizaje social, además de ciertas
pautas y normas de comportamiento siguiendo las costumbres de cada cultura. Desde el inicio de
la adolescencia los chicos y chicas notan cierta necesidad de pertenencia, este apuro los conlleva a
relacionarse con grupos de pares mientras que se alejan de las interacciones familiares propias de
la niñez, creando así una identidad social que se determina por la formación de nuevas
interacciones con su grupo donde se comparten sentimientos, valores y criterios únicos de
comportamiento. Estas transformaciones en las interacciones tienen, por supuesto, su correlato en
el cerebro, donde se reconocen ciertas áreas que se asocian con el llamado “cerebro social”.

USO EXCESICO DE LA TECNOLOGÍA

Los jóvenes que ahora disponen de menos opciones para socializar, tienden a abusar de la
tecnología, tanto para comunicarse como para sus momentos de ocio.

Las consecuencias de esto también son un incremento de la adicción a la tecnología y afecta a los
ciclos de sueño. Además, los dispositivos aumentan la inactividad de los jóvenes y la falta de
interés hacia otras actividades más productivas.

LA PANDEMIA EN RELACIÓN AL COMPORTAMIENTO SOCIAL DE LOS ADOLESCENTES.

Durante la pandemia los adolescentes vivieron una constante contención, limitados por normas y
reglas que los cargaron de frustración por lo que sintieron que se perdieron y que no volverán a
vivir. Perdieron la posibilidad de vivir momentos únicos, situaciones propias de esta etapa, como
cumpleaños de 15, campamentos, rituales del primer día de clases, festejos de graduación. Los
adolescentes tienen una noción del tiempo muy distinta a la que podemos tener los adultos. Ellos
perciben el tiempo como algo no constante.

Los adolescentes viven el aislamiento y el distanciamiento, así como las actividades sociales
postergadas, de manera muy distinta que los adultos, ya que es una etapa en la que necesitan
estar con sus pares y socializar. Más que en cualquier otra etapa de la vida, en la adolescencia es
cuando más valor le damos a la socialización, en parte porque el cerebro en esta etapa es muy
sensible a la oxitocina, un neurotransmisor que hace más gratificantes las relaciones sociales.
Además, el valor que le dan a lo social también está relacionado con que con sus amigos se sienten
comprendidos, empatizan fácilmente porque están viviendo lo mismo. Es el opuesto a lo mal que
se sienten cuando piensan que los adultos que los rodean no los comprenden, o que no encajan en
ningún lado. Los amigos son diversión, pero también son apoyo, son proximidad, y la pandemia los
privó de esa experiencia diaria. Por todo esto hay consenso en que una de las consecuencias más
negativas de la suspensión de la presencialidad en los centros educativos fue el no poder estar con
otros, compartir con sus pares espacios que humanicen.

El confinamiento y las restricciones que han tenido un impacto en mayor o menor


medida en toda la población, ha afectado también a los jóvenes quienes han
tenido que sustituir el contacto físico con los amigos por el contacto virtual y
gracias a la facilidad de dominio que presentan con las nuevas tecnologías les ha
permitido disponer de apoyo social, tanto de sus amigos como de la familia.

En tiempos de pandemia, los jóvenes han incrementado sus actividades


comunicativas a través de redes sociales y móviles, lo que les ha permitido
afrontar el aislamiento social marcado por las restricciones ante el Covid-19.
FALTA DE SOCIALIZACIÓN DE LOS ADOLESCENTES DURANTE LA PANDEMIA

Para los jóvenes, la socialización es crucial. La necesitan para el desarrollo de su personalidad. Si


hay algo de lo que nos está privando la pandemia es de vida social y en la edad adolescente, esto
tiene una repercusión importante sobre su estado de ánimo.

La dificultad para iniciar relaciones con sus semejantes o los nuevos formatos académicos hacen
que la interacción con sus iguales o su capacidad de resolución de conflictos se vean perjudicados.

Además, estos jóvenes están experimentando una convivencia más estrecha con su familia, lo que
implica más supervisión y control. Teniendo en cuenta la gran demanda de libertad que tienen los
jóvenes al alcanzar la adolescencia, esto supone un problema para ellos.

USO EXCESICO DE LA TECNOLOGÍA

Los jóvenes que ahora disponen de menos opciones para socializar, tienden a abusar de la
tecnología, tanto para comunicarse como para sus momentos de ocio.

Las consecuencias de esto también son un incremento de la adicción a la tecnología y afecta a los
ciclos de sueño. Además, los dispositivos aumentan la inactividad de los jóvenes y la falta de
interés hacia otras actividades más productivas.

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