Poema

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 6

9 Personajes:

Narrador (Voz en off)

Pedro (Niño inocente y desorientado)

Nathaly (Abuelita del niño Pedro)

Renata (Joven adicta)

Sofía (Amiga de Renata)

Ámbar (Amiga de Renata)

Estefany (Niña astuta)

Karen (Madre de Pedro-voz en off)

Juventino (Padre del niño Pedro)

Ivana (Mujer sabia y consejera)

Acto 1

Narrador: Pedro, un niño de tan solo 14 años de edad, pasaba mayormente todo su tiempo con su
abuela Nathaly, sus papás se dedicaban a su trabajo y no mantenía comunicación con el niño
Pedro, por ello.

Un día su abuela Nathaly se encontraba viendo noticias, dónde se presentaba muchos casos de las
drogas.

(La abuela decide llamar a Pedro)

Abuela Nathaly: ¡Hijo!

Pedro: Dime Abuelita, para que soy bueno?

Abuela Nathaly: Quiero que me prestes atención hijo mío.

Pedro: Te escucho abuelita.

Abuela Nathaly: Te pido encarecidamente que no caigas en tentaciones, tienes un gran futuro por
delante, no vivas como ellos hijo mío.

Pedro: Gracias por los consejos abuelita, siempre lo tomaré en cuenta.

Acto 2
Narrador: Pedro, se encontraba un día andando por las calles de su barrio, desorientado en el
mundo, sin amigos, sin nadie que entendiera la situación por la que estaba pasando. Pues,
recientemente acaba de perder a su abuelita, su gran tesoro irreemplazable, debido a una grave
enfermedad que la había acogido durante más de 7 años.

(Pedro caminando por la calle, con las manos en el bolsillo mirando en todas las direcciones)

Pedro: ¡Abuela!, cómo no he de extrañarte, si fuiste la única que me dio el amor que tanto quería.
¡Mi única familia!.

Narrador: Con una gran tristeza en su rostro, y muy pensativo, Pedro observó con detenimiento a
tres jovencitas sentados en una de las aceras de la calle, quienes no paraban de fumar
exageradamente.

Renata: ¡Oye tú!

Pedro: ¿Quién, yo?

Renata: Sí, tu. ¿No quieres un poco?, mira que te quitará ese pesar que tienes en tus ojos.

Narrador: Pedro muy inocente ante las realidades existentes en la vida, se acercó a ellos, sin saber
lo que le habría de acontecer.

(Pedro camina hacia Renata y sus dos amigas)

Pedro: Dime, ¿tienes algo de comer?, tengo mucha hambre no he comido nada en todo el día, mis
padres no están en casa.

Renata: Tranquilo, en un rato conseguimos algo por ahí, pero…¡ven! Siéntate con nosotras.

(Pedro se sienta al lado de Renata)


Renata: Cuéntanos que te paso.

(Pedro mira al suelo con una gran tristeza en su rostro)

Pedro: ¡Estoy muy triste!, porque el día de ayer falleció mi abuelita, y era la única persona que me
cuidaba.

Renata: ¡Que mal amigo!, pero ven fuma un poco nada te pasará, al contrario te aliviará la pena.

(Los amigos de Renata hacen señas a Pedro a modo de invitación)

Sofía y Ámbar: ¡Ven niño!, no te pasará nada.

Narrador: Pedro, ante la insistencia de Renata y la vociferación de sus amigas, decide aceptar la
propuesta.

(Pedro comienza a reírse sin medida)

Ámbar: ¿Cómo te sientes ahora?

Pedro: Siento como si me hicieran mil cosquillas en la pansa (Risas)

Renata: ¡Ja ja ja!, bien amigo, bien.

(Renata y su grupo de amigos comienzan a reír al unísono)

Narrador: Al pasar los días, meses y años, Pedro todo un joven ya con sus 18 años de edad, se
situaba sumergido en una adicción que a lo lejos parecía irreversible.
Acto 3

(Los padres de Pedro regresan temprano a casa y encuentran a Pedro drogándose)

Karen: ¡PEDRO! ¿Qué haces?

Juventino: “Eres un maldito drogadicto”

Te me largas de esta casa, no te quiero volver a ver en mi vida.

Pedro: Volvieron muy temprano, les puedo explicar…

Karen: Haz caso a tu padre, no quiero a ningún drogadicto en esta casa.

(Pedro se va de la casa sin decirles, ni explicarles nada).

Acto 4

(Pedro sentado con dos amigas en la acera, mientras por la calle pasaba una jovencita
desorientada como él hace unos años)

Pedro: ¡Hey amiga!, ven y comparte con nosotros, para que te relajes un poco.

Estefany: No amigo, pero gracias.

Pedro: ¿Qué, me vas a decir que no quieres reírte un poco?, se nota a leguas que has pasado una
pena.

Estefany: Sí amigo, mi madre acaba de fallecer

Pedro: Con mayor razón, ven aquí muchacha, siéntate un rato.

Estefany: Gracias amigo, es muy tentativa tu oferta, pero sé que a mi madre le hubiese gustado
que luchase por mis sueños, y así lo haré; aunque tenga que esforzarme y trabajar, pero no me
rendiré.

(Estefany sigue caminando sin mirar atrás, mientras Pedro se queda pensativo)
Narrador: Ante las profundas palabras de aquel muchacha, inmediatamente Pedro recordó la
imagen de su bella abuela, quien le dijo estas palabras minutos antes de su muerte.

Abuela Nathaly: Hijo mío, prométeme que nunca dejarás de luchar por tus sueños. Recuerda todo
lo que te dije, aún que ya no este físicamente en este mundo ¡jamás te abandonaré!, siempre
morare allí en tu hermoso corazón. No mires atrás, más si adelante, recorriendo cada día el
camino correcto hacia la meta.

(Pedro cae en un profundo llanto)

Pedro: ¡Abuela!, como fue que olvidé tus últimas palabras y tu mayor deseo. ¡Perdóname!

Narrador: Aquel llanto de Pedro fue tan sincero, que al pasar por ahí una mujer sabia de edad ya
avanzada, se detuvo a reconfortarlo.

Ivana: Joven, no sé lo que te ha pasado, pero lo que hoy mi corazón te dice: es que nunca es tarde
para volver a empezar.

Narrador: Al oír esas palabras, un gran gozo recorrió el cuerpo de aquel joven, que un día siendo
niño, tomo la decisión equivocada.

(Pedro se levanta y abraza a la dama en agradecimiento)

Acto 5

(Pedro regresa a casa, dispuesto a pedir disculpas a sus padres teniendo conciencia de todo el
daño que se causo así mismo y sus padres)

Pedro: ¿Hay alguien en casa?

Karen: ¡Hijo mío!, no sabes lo mucho que te extrañé, te estuve buscando todo este tiempo.

(Abraza a Pedro)
Juventino: ¡Hijo!, Perdón por lo sucedido, tome conciencia y estoy muy arrepentido de todos mis
actos.

Pedro: ¡Vaya!, no esperé esto, vine a pedirles perdón, pero cuál fue el motivo por lo cuál actúan de
esa manera?

Karen: Tuve un pequeño sueño con tu abuelita Nathaly, en pocas palabras me ayudó a
comprender que todo lo que te hicimos estuvo mal, no te supimos apoyar desde un principio.

Pedro: Aún así, no debí hacer eso, ya razoné y recordé todo lo que un día mi abuela me dijo,
perdónenme

Juventino y Karen: Claro que te perdonamos, de ahora en adelante, contarás con nosotros.

(Se abrazan sonrientemente)

Pedro: En mi inocencia, hace años caí en un gran vicio, pero hoy decido levantarme con mucho
fervor, y animar aquellos niños como yo o como Renata, para que nunca permitan que la situación
los lleve a caer en una irreparable adicción.

FIN.

Escritor: LUANA SAAVEDRA PÉREZ

También podría gustarte