Psicoanálisis Contemporáneo: Propuestas para La Clínica Actual
Psicoanálisis Contemporáneo: Propuestas para La Clínica Actual
Psicoanálisis Contemporáneo: Propuestas para La Clínica Actual
CLÍNICA ACTUAL
Resumen
Se parte desde una perspectiva pluralista que aspira a contemplar la dialéctica
biología-cultura o natura-nurtura, tratando de integrar el modelo monádico pulsional
(nunca ingenuamente solipsista) que nos legó Freud, con el modelo relacional
contemporáneo que tampoco es simplemente ambientalista pero destaca la matriz del
vínculo interpersonal como base de la estructuración humana.
Tres temas son centro de nuestra reflexión: la considerable importancia del
trabajo subjetivo inconsciente del analista en sesión, la naturaleza obviamente activa y
no sólo pasiva de cualquier paciente y la importancia de las muchas negociaciones de
distinta índole que se tramitan en la díada terapéutica.
1
Socia Habilitante de la Asociación Uruguaya de Psicoterapia Psicoanalítica (AUDEPP). Docente del
Instituto Uruguayo de Psicoterapia de AUDEPP (IUPA).
Fundación Winnicott (Uruguay). Miembro fundador y docente.
adriana.anfusso@gmail.com
Montevideo, Uruguay
1
PSICOANÁLISIS CONTEMPORÁNEO: PROPUESTAS PARA LA
CLÍNICA ACTUAL
Introducción
“Si desde el punto de vista intelectual, el cambio de paradigma implica, como dice Kuhn,
un cambio de gestalt, desde el punto de vista emocional pone en juego idealizaciones,
equilibrios narcisistas, afiliaciones o exclusiones, sentimientos de amor y odio de
naturaleza diferente.” (Bernardi, R., 2013)2
2
Bernardi, R. (2013). Conferencia previa a THERIP. El mundo fragmentado de Psicoanálisis: ¿Es
posible el diálogo? Lugar: Royal College of Art, Londres. 26 de julio de 2013.
2
En aras de la brevedad, me referiré a los aportes a la clínica actual del Psicoanálisis
Contemporáneo que abarca los terrenos intrapsíquico e interpersonal, centrándome en
los tres temas que subtitulan este artículo. Lo haré desde afinidades personales con a) D.
W. Winnicott y Christopher Bollas, representantes conspicuos del Pensamiento
Psicoanalítico Independiente Británico y b) desde la perspectiva de algunos autores que
integran el Psicoanálisis Relacional estadounidense cuya confluencia me importa
destacar.3
Algo más de una década ha corrido de este nuevo siglo. Breve lapso en términos
históricos pero tramo significativo en la vida de cualquiera. Máxime cuando como ahora
3
Benjamin, J.; Mitchell, S.; Safran, J.; Renik, O.; Aron, L.: Greenberg, J., etc.
4
Green, A.; Pontalis, J.; Roussillon, R.; Gaddini E. y R.; Gianakoulas, G.; Phillips, A., Davis, M; Abram,
J.; etc.
5
Se han realizado desde 1991 a la fecha veintitrés Encuentros Latinoamericanos sobre el Pensamiento de
D. W. Winnicott. Anualmente han sido sede de ellos Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Perú y Uruguay,
con la participación de colegas de toda América Latina, Europa y EE.UU.
3
se nos cae encima una avalancha de fortísimos y acelerados cambios que afectan todos
los niveles de nuestro funcionamiento: físico, psíquico, emocional, social…
Tema del que poco se habla y que solemos guardar en la trastienda. ¿Quién se
animaba hasta hace poco a confesar entre colegas que había dado una opinión, que
ofreció una información, que no pudo evitar derramar una lágrima en la consulta?
¿Miedo de mostrarnos y ser acusados de perder nuestra identidad profesional? ¿Deseo
de mantener cierta imagen y no exponernos al ostracismo? La tendencia a sobrevalorar
la neutralidad y la abstinencia del analista quizás hizo descuidar en demasía aspectos
innegables del funcionamiento subjetivo e inconsciente del analista que no pierde su
calidad de humano cuando entra a la consulta.
O. Renik dice:
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“No creo que la neutralidad sea un ideal que el analista haya de perseguir, un ideal
deseable, aun cuando pudiésemos solamente aproximarnos a él, y dada la falibilidad
humana. Cuando observamos lo que en realidad hacemos, y lo que verdaderamente
funciona, nos percatamos que el concepto de neutralidad no describe fielmente la actitud
de un clínico eficaz. De hecho, la neutralidad representa una actitud que interfiere en un
análisis productivo. Hay ocasiones en las que un analista puede y debe opinar acerca de
cuál es la mejor forma de resolver el conflicto del paciente (cuando la contribución más
crucial que puede hacerse al trabajo analítico es precisamente la comunicación de estas
opiniones), y hay otras ocasiones, sin embargo, en las que un analista no debería elaborar
-y mucho menos comunicar- sus opiniones acerca del conflicto del paciente. Por tanto, el
concepto de neutralidad analítica que prescribe al analista que nunca tome partido
respecto al conflicto del paciente es un concepto malentendido e inútil. Es cierto que
queremos una teoría de la técnica analítica que proteja la autonomía del paciente, pero
hemos de reconocer que, en último término, el concepto de neutralidad analítica no
nos sirve para tal propósito.” (Renik, 1996).6
Winnicott siempre se propuso ser lo menos intrusivo posible con sus pacientes.
Pero no por eso se privaba de revelar, a veces a sabiendas y otras de manera no
intencional, asociaciones, ideas, ocurrencias o estados subjetivos nacientes que
vagamente sentía conectados con la problemática del paciente. Como si iniciara, desde
su interior, en el caso de pacientes adultos, un juego de garabatos verbales que cada uno
podrá tomar y “usar” a su manera transformándolo en un objeto significativo para él o
bien podrá rechazarlo, no tomarlo en cuenta.
Comenta Bollas:
6
Renik, Owen “The perils of neutrality” fue publicado originalmente en The Psychoanalytic
Quarterly, vol. LXV, No. 3, págs. 495-517 (1996). Copyright The Psychoanalytic Quarterly.
Traducido y publicado con el permiso de The Psychoanalytic Quarterly y del autor.
5
menor idea. (…) pero es importante que el terapeuta no supiera por qué lo dijo.” 7(Bollas,
2013).
Obviamente este tema debe acompañarse de una discusión seria acerca de los
alcances y límites del cambio propuesto y más particularmente de la “actitud
profesional”8 (Winnicott).
“Ser confiable en todos los aspectos es la principal cualidad que necesitamos. Ello
significa no sólo respetar a la persona que acude a nosotros y su derecho de disponer de
parte de nuestro tiempo y nuestra preocupación. Todos nosotros tenemos nuestra propia
escala de valores, y eso nos permite no tratar de modificar el sentido del bien y del mal de
la persona que nos consulta. El hecho de hacer un juicio moral y expresarlo destruye la
relación profesional en forma total a irrevocable.” (Winnicott, 1980).
“Al proceso terapéutico Winnicott lo concibe, según fórmula no por conocida menos
sorprendente, como una situación en la que dos personas se comunican empáticamente
“jugando” juntas. Apuesta no sólo a la interpretación sino, fundamentalmente, a lograr
experiencias compartidas que apuntan al autodescubrimiento que, como por arte de magia,
a veces logra el paciente gracias al vínculo con su analista.” 9 (Anfusso e Indart, 2009)
7
Bollas, C. (2013) La pregunta infinita. Buenos Aires: Paidós. P. 179.
8
“… si se entra en la práctica de la psicología, es necesario hacerlo dentro de cierto marco: la entrevista
debe realizarse en un marco adecuado, y tener un límite de tiempo fijado de antemano. Dentro de este
marco somos confiables, mucho más que en nuestra vida diaria.” (Winnicott, D. (1980) La familia y el
desarrollo del individuo. Buenos Aires: Paidós. P. 155).
6
Podemos recurrir como ejemplo al juego del garabato que Winnicott proponía a
los niños en sus breves “consultas terapéuticas”. Él denominaba “momento sagrado del
autodescubrimiento” al que se daba cuando el pequeño paciente podía, a través de las
secuencias de dibujos compartidos, vivenciar, reconocer y explicarse el asunto que lo
perturbaba. Una especie de auto-interpretación.
Aun hoy a los pacientes se los trata como “objetos pasivos” y muy raramente se
les reconoce la calidad de “sujetos activos” o de “analizantes” capaces de modificarse a
sí mismos y a otros, incluso a sus propios analistas.
El jugar sin reglas de paciente y terapeuta, tal como plantea Winnicott, es una
propuesta que conduce a recorridos y metas absolutamente imprevistos que se van
generando en la interacción y que no apuntan a un objetivo claramente pre-definido. No
es a partir de normas o fórmulas estereotipadas sino desde lo incierto que cabe la
posibilidad de que aparezca o se amplíe el espacio de lo genuino, espontáneo y más
propio de los “jugadores”, el territorio del self verdadero del profesional, del analizando
o de ambos.
9
Anfusso, A. e Indart, V. (2009) ¿De qué hablamos cuando hablamos de Winnicott? Montevideo:
Psicolibros Waslala.
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uno. Este hecho demanda una permanente negociación que se traduce en construcción,
destrucción y reconstrucción de metáforas y símbolos verbales o de propuestas actuadas
pre-verbales y/o pre-representacionales que faciliten la experiencia de mutualidad 10.
La psicoterapia como juego permite encuentros que dan sentido al hecho de ser y
existir. Habilita la vivencia de estar conectados, de sentirnos comprendidos,
reconocidos, encontrados y “usados” (sin ser “abusados”) y hace que surja en nosotros
la posibilidad de confiar, de creer que el futuro nos deparará experiencias de
equivalente valor. Podremos guardar la esperanza de vivir posibles reediciones de tales
vivencias placenteras (no orgásmicas ni pulsionales sino experienciales), y de sentirnos
“existentes” dentro de vínculos significativos. Este proceso comienza dándose en ambos
miembros de cualquier díada madre-bebé que interactúa armoniosamente, lo bastante
como para no generar disturbios en el desarrollo del niño. Esta díada originaria
Winnicott la propone como patrón paradigmático inicial de uno de sus sucedáneos, el
par terapeuta-paciente. Para los autores contemporáneos que se pliegan, con inevitables
sesgos personales, a la tradición de los Independientes de la Sociedad Británica de
Psicoanálisis, la “cura” consiste en otra cosa que “amar y trabajar” o alcanzar la
“ambivalencia” y la “Posición Depresiva”. Se trata de ampliar la gama de intereses
culturales, de cultivar la mismidad junto al respeto y la “preocupación” (concern) por
los demás y de ser capaz de encuentros creativos con nosotros mismos y también con
otros que compartan nuestros intereses, cuyo bienestar nos genere una normal
“preocupación” que se acompañará de parecida predisposición de esos “otros” hacia
nosotros.
"Mi voluntad es débil, no puedo soportar nada. Sueno como loca, pero creo que me estoy
enloqueciendo"(…) Es sólo que me paro frente a una cámara y mi concentración y todo lo
que trato de aprender me abandona. Entonces siento que no existo en la raza humana…”
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El Observador. (2013). Montevideo, Uruguay. Subastan en la red cartas de Marilyn. VIERNES, 29DE
MARZO DE 2013. http://www.elobservador.mx/index.php/espectaculos/relax/31900-subastan-en-la-red-cartas-
de-marilyn-
9
Bibliografía
Anfusso, A. e Indart, V. (2009) ¿De qué hablamos cuando hablamos de Winnicott?
Montevideo: Psicolibros Waslala.
Gedo, J. The Evolution of Psychoanalysis. Contemporary Theory and Practice. New York:
Other Press.
Renik, O., (1996) The Perils of Neutrality. (En línea) The Psychoanalytic Quarterly,
vol. LXV, No.3. Aperturas Psicoanalíticas.
http://www.aperturas.org/articulos.php?id=0000188&a=Los-riesgos-de-la-
neutralidad.
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