La Fundación Del Fuerte San Rafael Del Diamante

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LA FUNDACIÓ N DEL FUERTE SAN

RAFAEL DEL DIAMANTE


ANDREA GRECO DE Á LVAREZ

Introducción

Creemos que los estudios regionales en la transposición didáctica ofrecen una serie
de ventajas que pueden dinamizar la enseñanza. Trabajar contenidos de historia, cultura,
literatura o geografía regional puede ser ocasión del empleo de herramientas didácticas
facilitadoras de mejores aprendizajes integrales. Los contenidos ligados a la cultura
regional son elementos que contribuyen al conocimiento de nuestra identidad y, además,
dado que se encuentran al alcance de todos pueden constituirse en elementos que unen
afectivamente a los grupos sociales y borran desigualdades y diferencias socio-
económicas.

En este artículo queremos ofrecer una serie de sugerencias para trabajar de modo
interdisciplinario el tema de la fundación del fuerte San Rafael del Diamante, origen el
poblamiento urbano de nuestro territorio.

Como texto base y punto de partida remitimos al docente al capítulo “San Rafael
como frontera: códigos y lealtades” del libro Los hombres y las letras, 100 años de
historia.

Concepto de frontera

Partimos de la explicación de las características del espacio americano (p.13 y 14) y


de la frontera no cómo una línea que separa sino como un espacio, una región circundante
a esa línea que separa y une, que configura una sociedad con rasgos propios a ambos lados
de dicha línea.

Es importante trabajar con los mapas de la época para dimensionar la realidad del
espacio “ocupado” efectivamente por los “blancos” y el llamado “desierto” sobre el que no
había dominio efectivo.

Responde

1. ¿Cuáles de las actuales provincias argentinas estaban dentro del territorio “civilizado”?
2. ¿Cuáles de las actuales provincias del territorio argentino estaban en el “desierto”?

3. ¿Por dónde pasaba la línea de fronteras?

Texto: Avance Pionero

El virrey mandó una expedición, la cual, al mando del capitán Telles Meneses fundó el
2 de abril de 1805 el Fuerte de San Rafael, dándole este nombre en honor del virrey
Rafael de Sobremonte. La razón principal que había alentado la fundación del Fuerte
de San Rafael había sido la de mejorar las defensas... Al abrigo del fuerte, se habían
dividido los solares para dar nacimiento al nuevo pueblo de San Rafael. En 1807, el
pueblito tenía 12 ranchos y una población de 152 personas, entre las que se contaban
nueve indios convertidos. Funcionaba ya una escuela, a la que concurrían los hijos de
los pobladores y dos jóvenes indígenas. El cultivo de la tierra se había intensificado,
produciendo cereales para el consumo local, y dejándose ver algunos frutales y sauces.

Dibujo del Fuerte realizado por el historiador Narciso Sosa Morales


Plano del Fuerte. La línea cortada muestra que la mayor parte se la llevó una gran
creciente del Río.

1. Discutimos en grupo y elaboramos definiciones para las siguientes palabras y


expresiones: frente pionero, colonos, frontera agrícola, explotación ganadera.

2. Hacemos una puesta en común de las definiciones. Elegimos las más precisas.

3. ¿Cuál fue el objetivo de la creación del fuerte?

Texto: Vida en la frontera

1. En la descripción del escritor Eduardo Gutiérrez sobre la vida de la frontera:


¿Cuáles son los elementos negativos que nombra?

2. Imagina que vivieras en la “frontera”, de las dificultades que enumera Gutiérrez


cuáles te parece que te resultarían más insoportables (nombra 3).

3. Cuando el poeta José Hernández en Martín Fierro habla de la vida en la frontera


utiliza la expresión: “ni envidia tengo al ratón/ en aquella ratonera”. ¿Puedes
explicarla?

4. ¿Con qué hecho histórico se relaciona la presencia de 50 prisioneros ingleses en el


Fuerte San Rafael?

5. ¿Qué expresiones de la carta de Fray Inalicán hablan de la pobreza con que vivían?
Texto: El malón

1. ¿Qué efecto tuvo la araucanización de los pampas?

2. En el año 1805, los indios pehuenches organizados por la cacica Josefa María Roco
se presentaron ante el virrey Sobremonte pidiéndole que viniera a fundar en estas
tierras. ¿A quién temían los indios para pedir que se fundara un fuerte a orillas del
Diamante?

3. Los artistas del siglo XIX pintaron de diversos modos al malón. Observa las
imágenes y describe cómo era un malón

El malón de Mauricio Rugendas


Malón al atardecer de Antonio Della Valle

Texto: Los cautivos

1. ¿Qué era un cautivo o una cautiva?

2. ¿Quiénes eran cautivados?

3. El tema del cautiverio que ha servido de inspiración al arte tanto en la literatura


como en la pintura implica la dramática experiencia del desgarramiento y del
conflicto y pérdida de identidad. Esta vivencia de la contradicción de dos mundos
en pugna es lo que los autores han querido plasmar por medio de la creación
estética. Así reproduce Hernández en su célebre Martín Fierro el relato que la
cautiva le hace al gaucho Martín de sus desventuras en la toldería y concluye:

“Naides, decía, se imagina,

ni es capaz de presumir

cuánto tiene que sufrir

la infeliz que está cautiva”.

Observa las pinturas, lee los versos de Martín Fierro y señala en qué expresiones o
figuras, colores o elementos se muestra la contradicción, el conflicto, la pérdida de la
identidad que sufren las cautivas.
El Rapto de la cautiva de Mauricio Rugendas
La vuelta del malón de Antonio Della Valle

4. En las Campañas realizadas en 1832 y 1833 se liberaron muchos cautivos.


¿Cuántos en total?

5. En el Periódico El Constitucional de 1868 se anuncia que los niños de la escuela de


La Paz no rendirán sus exámenes ¿Por qué motivo?

Texto: Los pincheirinos

1. Observa las imágenes, ubica geográficamente el lugar.


2. ¿Qué ventajas ofrecía el sitio? ¿Por qué se conoce como los Castillos de
Pincheira?
3. Analiza las acciones y alianzas de los Pincheira en diferentes planos: ideológico,
político, económico.

4. Reconstruye lo ocurrido en el Chacay según el poema de Alfredo Bufano.

5. ¿Por qué la historiografía liberal alude al hecho como “la tragedia del Chacay”?

Texto: Los renegados

Trabajaremos a partir de este texto el hábito de la definición. Definir es decir lo que


la cosa es; es tener en claro el significado y sentido de un término cuando se lo utiliza
dentro de un contexto. No basta enunciar teóricamente los principios y reglas que
rigen la estructura de la definición: que toda definición debe convenir a todo el
definido y nada más que al definido; o que toda definición debe enunciarse por el
género próximo y la última diferencia; o que no debe incluir elementos
sobreentendidos; o que no debe enunciarse por el juicio negativo; o que debe ser breve
y debe ser más clara que el definido, etc; no basta que los principios y reglas se
enuncien teóricamente. Deben ejercitarse en los casos concretos, a medida que se van
analizando los problemas.

La Historia puede contribuir a desarrollar este hábito porque comparte con las
humanidades y las ciencias sociales el objetivo de ayudar a formar el universo
conceptual que nos permite integrarnos, comunicarnos, entendernos. Si algo necesita
imperiosamente nuestro mundo postmoderno es reconstruir el lenguaje y el mundo
conceptual que lo sustenta para que podamos recuperar el diálogo.

A menudo no nos entendemos, aun exponiendo ideas muy simples. Oscar Wilde
decía que a ingleses y norteamericanos una misma lengua los separaba. Hablamos en
el mismo idioma de cosas sencillas, y sin embargo, a veces, no nos entendemos. Un
ejemplo histórico de esta realidad es este episodio contado por John Locke en su
"Ensayo sobre el entendimiento humano". Cuenta el pensador que en cierta ocasión,
una reunión de médicos ingleses muy eruditos se discutió durante largo tiempo si en el
sistema nervioso fluye algún "liquor". Las opiniones divergían, se pusieron los
argumentos más diversos y parecía imposible poder llegar a un consenso. Entonces,
Locke pidió la palabra y preguntó si todos sabían con exactitud lo que entendían por la
palabra "liquor". La primera impresión de los académicos fue de sorpresa: ninguno de
los asistentes creía no saber en detalle lo que se estaba debatiendo y tomaron la
pregunta de Locke casi por frívola. Pero al fin se aceptó la propuesta. Se entretuvieron,
entonces, en fijar la definición del término, y pronto cayeron en la cuenta de que el
debate había pasado a versar sobre el significado de la palabra. Unos entendían por
"liquor" un líquido real (como agua o sangre) y por esto negaban que en los nervios
fluyera algo así. Otros interpretaban la palabra en el sentido de fluido (de una energía,
cosa parecida a la electricidad) y en consecuencia estaban convencidos de que por los
nervios fluye un "liquor". Se explicaron las dos definiciones, convinieron en elegir la
segunda y en breve tiempo finalizó el debate con un acuerdo unánime.

Justamente, las humanidades, y entre ellas la historia junto a la filosofía, las letras,
las lenguas clásicas, evitan el mal del “pistacismo” o hablar como loros sin entender
nada de lo que se dice. Estas disciplinas otorgan hábitos, que buscan la semántica de la
palabra y su etimología.
Tal vez sea importante señalar aquí que no debe reducirse el lenguaje a simple
convencionalismo y herramienta para la comunicación y como mero "producto de la
interacción social y del devenir histórico". El lenguaje, los conceptos expresan el ser de
las cosas y lo que tienen de esencial. Si se rebaja la palabra a una simple moneda de
uso pasa lo que ocurre hoy: no es posible con-versar. No es posible conversar porque
esto es versar juntos sobre algo, y para versar juntos es preciso tener un universo
conceptual común que nos permita comprendernos. Versar juntos sobre un mismo
tema, asunto o argumento. La conversación -el diálogo- es de dos, o más. Pero juntos y
sobre una misma cosa. Si hay dos o más hablando de cosas distintas ya no estamos en
una conversación ni en un diálogo. Para dialogar hay que tener un logos, un
pensamiento común.

Elementos a tener en cuenta:

Palabras a definir:

 Renegado

 Bombero

 Bandido

 Bandolero
 Tránsfuga

 Infidente

 Desertor

Contextualizar las definiciones logradas.

Texto: Honor y lealtad

A partir del relato de las anécdotas contenidas en el texto, y previa definición de los
alcances y ubicación en el esquema de las virtudes humanas (prudencia, justicia,
fortaleza y templanza) del honor y la lealtad; se pueden trabajar para cada caso.

¿Cómo demuestran el honor y la lealtad?

1. Marcos Goico, Vicente Goico, Curmiñan y doña María Josefa Roco.

2. el Piquete de Baqueanos.

3. el Coronel Olascoaga.

4. el Capitán Montoya.

Conclusión

En tiempos de globalización, de internacionalismo cultural, del denominado


ecumenismo cultural, la educación no puede estar ajena a estos fenómenos, porque estos
no dejan de asestar golpes, sobre todo allí donde las bases culturales de la sociedad son
endebles y propensas a la imitación sin crítica… “Para enfrentar adecuadamente el desafío,
se necesita, casi por definición, una política cultural que no tiene por qué adoptar formas o
propósitos autoritarios. Más bien, se trata de distinguir y de apoyar firmemente lo que
enriquece, mejora, perfecciona a la población en todas las manifestaciones artísticas,
científicas, deportivas y culturales que convengan al bien común, ampliamente
entendido… El verdadero problema es la homogeneización, la uniformidad o
estandarización de los comportamientos según patrones exóticos que lentamente se
apoderan de los modos de ser, de los particularismos, y terminan desvirtuando los rasgos
peculiares de cada sociedad o región, o sea que invaden y deforman aquellas diversidades
que son, precisamente, las que permiten distinguir y subrayar la individualidad de cada
sociedad”1.

1
Lascano, Marcelo R. Imposturas históricas e identidad nacional. Buenos Aires, El Ateneo, 2004. p. 68.
Es decir que la identidad “es fundamentalmente la conciencia de alteridad frente a
otras sociedades y culturas ajenas que, más o menos sistemáticamente, tratan de difundir
e imponer sus respectivos modelos culturales”2. El papel de los contenidos regionales en la
conformación de la identidad y la conciencia de alteridad es por lo tanto clave.

2
Lafaye, Jacques. “Identidad literaria o alteridad cultural”, en: Yurkievich, Saú l (coord). Identidad Cultural de
Iberoamérica en su literatura. Madrid, Ed. Alambra, 1986, p. 24.

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