Via Lucis 2022

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VIA LUCIS: Estaciones según los relatos evangélicos de la Resurrección a Pentecostés.

El Via Lucis, "camino de la luz" es una devoción reciente que puede complementar la del Via Crucis. En
ella se recorren catorce estaciones con Cristo triunfante desde la Resurrección a Pentecostés, siguiendo
los relatos evangélicos. Incluye también la venida del Espíritu Santo.

El Via Lucis es el camino de la luz, del gozo y la alegría vividos con Cristo y gracias a Cristo resucitado.
Vamos a vivir con los discípulos su alegría desbordante que sabe contagiar a todos. Vamos a dejarnos
iluminar con la presencia y acción de Cristo resucitado que vive ya para siempre entre nosotros. Vamos
a dejarnos llenar del Espíritu Santo que vivifica el alma.

Oración inicial

Señor Jesús, con tu Resurrección triunfaste sobre la muerte y vives para siempre comunicándonos la
vida, la alegría, la esperanza firme. Tú que fortaleciste la fe de los apóstoles, de las mujeres y de tus
discípulos enseñándolos a amar con obras, fortalece también nuestro espíritu vacilante, para que nos
entreguemos de lleno a Ti. Queremos compartir contigo y con tu Madre Santísima la alegría de tu
Resurrección gloriosa. Tú que nos has abierto el camino hacia el Padre, haz que, iluminados por el
Espíritu Santo, gocemos un día de la gloria eterna.

Primera estación: ¡CRISTO VIVE!: ¡HA RESUCITADO!

V\ Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya. R\ Como anunciaron las Escrituras. Aleluya.


V\ Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. R\ Como era en el principio…

En la ciudad santa, Jerusalén, la noche va dejando paso al Primer Día de la semana. Es un amanecer
glorioso, de alegría desbordante, porque Cristo ha vencido definitivamente a la muerte. ¡Cristo vive!
¡Aleluya!

Del Evangelio según san Mateo. Mt 28,1-7. “Pasado el sábado, al alborear el primer día de la semana,
fueron María la Magdalena y la otra María a ver el sepulcro. Y de pronto tembló fuertemente la tierra,
pues un ángel del Señor, bajando del cielo y acercándose, corrió la piedra y se sentó encima. Su aspecto
era de relámpago y su vestido blanco como la nieve; los centinelas temblaron de miedo y quedaron
como muertos. El ángel habló a las mujeres: «Ustedes no teman, ya sé que buscan a Jesús el crucificado.
No está aquí: ¡ha resucitado!, como había dicho. Vengan a ver el sitio donde yacía y vayan aprisa a decir
a sus discípulos: “Ha resucitado de entre los muertos y va por delante de ustedes a Galilea. Allí lo verán”.
Miren, se lo he anunciado».” Palabra del Señor.

Comentario

En los sepulcros suele poner "aquí yace", en cambio en el de Jesús el epitafio no estaba escrito sino que
lo dijeron los ángeles: "¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive? No está aquí, sino que ha
resucitado" (Lc 24, 5-6). Cuando todo parece que está acabado, cuando la muerte parece haber dicho
la última palabra, hay que proclamar llenos de gozo que Cristo vive, porque ha resucitado. Esa es la gran
noticia, la gran verdad que da consistencia a nuestra fe, que llena de una alegría desbordante nuestra
vida, y que se entrega a todos: "hasta a los muertos ha sido anunciada la Buena Noticia" (1 Pe 4, 6),
porque Jesús abrió las puertas del cielo a los justos que murieron antes que Él. Cristo, que ha querido
redimirnos dejándose clavar en un madero, entregándose plenamente por amor, ha vencido a la
muerte. Su muerte redentora nos ha liberado del pecado, y ahora su resurrección gloriosa nos ha
abierto el camino hacia el Padre.

Oración

Señor Jesús, hemos querido seguirte en los momentos difíciles de tu Pasión y Muerte, sin avergonzarnos
de tu cruz redentora. Ahora queremos vivir contigo la verdadera alegría, la alegría que brota de un
corazón enamorado y entregado, la alegría de la resurrección. Pero enséñanos a no huir de la cruz,
porque antes del triunfo suele estar la tribulación. Y sólo tomando tu cruz podremos llenarnos de ese
gozo que nunca acaba. A ti que vives y reinas por siglos de los siglos. Amén.

Segunda estación: EL ENCUENTRO CON MARÍA MAGDALENA

V\ Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya. R\ Como anunciaron las Escrituras. Aleluya.


V\ Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. R\ Como era en el principio…

María Magdalena, va al frente de las mujeres que se dirigen al sepulcro para terminar de embalsamar
el cuerpo de Jesús. Llora su ausencia porque ama, pero Jesús no se deja ganar en generosidad y sale a
su encuentro.

Del Evangelio según San Juan (20, 10-18). “Los dos discípulos se volvieron a casa. Estaba María fuera,
junto al sepulcro, llorando. Mientras lloraba, se asomó al sepulcro y vio dos ángeles vestidos de blanco,
sentados, uno a la cabecera y otro a los pies, donde había estado el cuerpo de Jesús. Ellos le preguntan:
«Mujer, ¿por qué lloras?». Ella les contesta: «Porque se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo han
puesto». Dicho esto, se vuelve y ve a Jesús, de pie, pero no sabía que era Jesús. Jesús le dice: «Mujer,
¿por qué lloras?, ¿a quién buscas?». Ella, tomándolo por el hortelano, le contesta: «Señor, si tú te lo has
llevado, dime dónde lo has puesto y yo lo recogeré». Jesús le dice: «¡María!». Ella se vuelve y le dice:
«¡Rabboni!», que significa: «¡Maestro!». Jesús le dice: «No me retengas, que todavía no he subido al
Padre. Pero, anda, ve a mis hermanos y diles: “Subo al Padre mío y Padre de ustedes, al Dios mío y Dios
de ustedes”». María la Magdalena fue y anunció a los discípulos: «He visto al Señor y ha dicho esto».”
Palabra del Señor

Comentario

La Magdalena ama a Jesús, con un amor limpio y grande. Su amor está hecho de fortaleza y eficacia,
como el de tantas mujeres que saben hacer de él entrega. María ha buscado al Maestro y la respuesta
no se ha hecho esperar: el Señor reconoce su cariño sin fisuras, y pronuncia su nombre. Cristo nos llama
por nuestros nombres, personalmente, porque nos ama a cada uno. Y a veces se oculta bajo la
apariencia del hortelano, o de tantos hombres o mujeres que pasan, sin que nos demos cuenta, a
nuestro lado. María Magdalena, una mujer, se va a convertir en la primera mensajera de la
Resurrección: recibe el dulce encargo de anunciar a los apóstoles que Cristo ha resucitado.

Oración
Virgen María, Madre de Dios y Madre nuestra, la tradición cristiana nos dice que la primera visita de tu
Hijo resucitado fue a ti, no para fortalecer tu fe, que en ningún momento había decaído, sino para
compartir contigo la alegría del triunfo. Nosotros te queremos pedir que, como María Magdalena,
seamos testigos y mensajeros de la Resurrección de Jesucristo, viviendo contigo el gozo de no
separarnos nunca del Señor. Amén.

Tercera estación: JESÚS SE APARECE A LAS MUJERES

V\ Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya. R\ Como anunciaron las Escrituras. Aleluya.


V\ Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. R\ Como era en el principio…

Las mujeres se ven desbordadas por los hechos: el sepulcro está vacío y un ángel les anuncia que Cristo
vive. Y les hace un encargo: anunciadlo a los apóstoles. Pero la mayor alegría es ver a Jesús, que sale a
su encuentro.

Del Evangelio según San Mateo (28,8-10). “Ellas se marcharon a toda prisa del sepulcro; llenas de miedo
y de alegría corrieron a anunciarlo a los discípulos. De pronto, Jesús les salió al encuentro y les dijo:
«Alégrense». Ellas se acercaron, le abrazaron los pies y se postraron ante él. Jesús les dijo: «No teman:
vayan a comunicar a mis hermanos que vayan a Galilea; allí me verán».” Palabra del Señor.

Comentario

Las mujeres son las primeras en reaccionar ante la muerte de Jesús. Y obran con diligencia: su cariño es
tan auténtico que no repara en respetos humanos, en el qué dirán. Cuando embalsamaron el cuerpo
de Jesús lo tuvieron que hacer tan rápidamente que no pudieron terminar ese piadoso servicio al
Maestro. Por eso, como han aprendido a querer, a hacer las cosas hasta el final, van a acabar su trabajo.
Son valientes y generosas, porque aman con obras. Han echado fuera el sueño y la pereza y, antes de
despuntar el día, ya se encaminan hacia el sepulcro. Hay dificultades objetivas: los soldados, la pesada
piedra que cubre la estancia donde está colocado el Señor. Pero ellas no se asustan porque saben poner
todo en manos de Dios.

Oración

Señor Jesús, danos la valentía de aquellas mujeres, su fortaleza interior para hacer frente a cualquier
obstáculo. Que, a pesar de las dificultades, interiores o exteriores, sepamos confiar y no nos dejemos
vencer por la tristeza o el desaliento, que nuestro único móvil sea el amor, el ponernos a tu servicio
porque, como aquellas mujeres, y las buenas mujeres de todos los tiempos, queremos estar, desde el
silencio, al servicio de los demás. A ti que vives y reinas por siglos de los siglos. Amén.

Cuarta estación: LOS SOLDADOS CUSTODIAN EL SEPULCRO DE CRISTO

V\ Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya. R\ Como anunciaron las Escrituras. Aleluya.


V\ Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. R\ Como era en el principio…

Para ratificar la resurrección de Cristo, Dios permitió que hubiera unos testigos especiales: los soldados
puestos por los príncipes de los sacerdotes, precisamente para evitar que hubiera un engaño.
Del Evangelio según San Mateo (28,11-15). “Mientras las mujeres iban de camino, algunos de la guardia
fueron a la ciudad y comunicaron a los sumos sacerdotes todo lo ocurrido. Ellos, reunidos con los
ancianos, llegaron a un acuerdo y dieron a los soldados una fuerte suma, encargándoles: «Digan que
sus discípulos fueron de noche y robaron el cuerpo mientras ustedes dormían. Y si esto llega a oídos del
gobernador, nosotros nos lo ganaremos y los sacaremos de apuros». Ellos tomaron el dinero y obraron
conforme a las instrucciones. Y esta historia se ha ido difundiendo entre los judíos hasta hoy.” Palabra
del Señor.

Comentario

Los enemigos de Cristo quisieron cerciorarse de que su cuerpo no pudiera ser robado por sus discípulos
y, para ello, aseguraron el sepulcro, sellando la piedra y montando la guardia. Y son precisamente ellos
quienes contaron lo ocurrido. Qué acertado es el comentario de un Padre de la Iglesia cuando dice a
los soldados: "Si dormíais ¿por qué sabéis que lo han robado?, y si los habéis visto, ¿por qué no se lo
habéis impedido?". Pero no hay peor ciego que el que no quiere ver. En lugar de creer, los sumos
sacerdotes y los ancianos quieren ocultar el acontecimiento de la Resurrección y, con dinero, compran
a los soldados, porque la verdad no les interesa cuando es contraria a lo que ellos piensan.

Oración

Señor Jesús, danos la limpieza de corazón y la claridad de mente para reconocer la verdad. Que nunca
negociemos con la ella para ocultar nuestras flaquezas, nuestra falta de entrega, que nunca sirvamos a
la mentira, para sacar adelante nuestros intereses. Que te reconozcamos, Señor, como la Verdad de
nuestra vida.

Quinta estación: PEDRO Y JUAN CONTEMPLAN EL SEPULCRO VACÍO

V\ Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya. R\ Como anunciaron las Escrituras. Aleluya.


V\ Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. R\ Como era en el principio…

Los apóstoles han recibido con desconfianza la noticia que les han dado las mujeres. Están confusos,
pero el amor puede más. Por eso Pedro y Juan se acercan al sepulcro con la rapidez de su esperanza.

Del Evangelio según San Juan (20,3-10). “Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. Los dos
corrían juntos, pero el otro discípulo corría más que Pedro; se adelantó y llegó primero al sepulcro; e,
inclinándose, vio los lienzos tendidos; pero no entró. Llegó también Simón Pedro detrás de él y entró en
el sepulcro: vio los lienzos tendidos y el sudario con que le habían cubierto la cabeza, no con los lienzos,
sino enrollado en un sitio aparte. Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero
al sepulcro; vio y creyó. Pues hasta entonces no habían entendido la Escritura: que él había de resucitar
de entre los muertos. Los dos discípulos se volvieron a casa.” Palabra del Señor.

Comentario

Pedro y Juan son los primeros apóstoles en ir al sepulcro. Han llegado corriendo, con el alma
esperanzada y el corazón latiendo fuerte. Y comprueban que todo es como les han dicho las mujeres.
Hasta los más pequeños detalles de cómo estaba el sudario quedan grabados en su interior, y reflejados
en la Escritura. Cristo ha vencido a la muerte, y no es una vana ilusión: es un hecho de la historia, que
va a cambiar la historia. Después de este hecho, el Señor saldría al encuentro de Pedro, como expresión
de la delicadeza de su amor; y así, el que llegaría a ser Cabeza de los Apóstoles, y tendría que
confirmarlos en la fe, recibió una visita personal de Jesús. Así nos lo cuenta Pablo y Lucas: "[Cristo] se
apareció a Cefas y luego a los Doce" (1 Cor 15, 5; cf. Lc 24, 34).

Oración

Señor Jesús, también nosotros como Pedro y Juan, necesitamos encaminarnos hacia Ti, sin dejarlo para
después. Por eso te pedimos ese impulso interior para responder con prontitud a lo que puedas querer
de nosotros. Que sepamos escuchar a los que nos hablan en tu nombre para que corramos con
esperanza a buscarte.

Sexta estación: JESÚS EN EL CENÁCULO MUESTRA SUS LLAGAS A LOS APÓSTOLES

V\ Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya. R\ Como anunciaron las Escrituras. Aleluya.


V\ Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. R\ Como era en el principio…

Los discípulos están en el Cenáculo, el lugar donde fue la Última Cena. Temerosos y desesperanzados,
comentan los sucesos ocurridos. Es entonces cuando Jesús se presenta en medio de ellos, y el miedo
da paso a la paz.

Del Evangelio según San Lucas (24,36-43). “Estaban hablando de estas cosas, cuando él se presentó en
medio de ellos y les dice: «Paz a ustedes». Pero ellos, aterrorizados y llenos de miedo, creían ver un
espíritu. Y Él les dijo: «¿Por qué se alarman?, ¿por qué surgen dudas en su corazón? Miren mis manos y
mis pies: soy yo en persona. Pálpenme y dense cuenta de que un espíritu no tiene carne y huesos, como
ven que yo tengo». Dicho esto, les mostró las manos y los pies. Pero como no acababan de creer por la
alegría, y seguían atónitos, les dijo: «¿Tienen ahí algo de comer?». Ellos le ofrecieron un trozo de pez
asado. Él lo tomó y comió delante de ellos.” Palabra del Señor.

Comentario

Cristo resucitado es el mismo Jesús que nació en Belén y trabajó durante años en Nazaret, el mismo
que recorrió los caminos de Palestina predicando y haciendo milagros, el mismo que lavó los pies a sus
discípulos y se entregó a sus enemigos para morir en la Cruz. Jesucristo, el Señor que es verdadero Dios
y hombre verdadero. Pero los apóstoles apenas pueden creerlo: están asustados, temerosos de correr
su misma suerte. Es entonces cuando se presenta en medio de ellos, y les muestra sus llagas como
trofeo, la señal de su victoria sobre la muerte y el pecado. Con ellas nos ha rescatado. Han sido el precio
de nuestra redención. No es un fantasma. Es verdaderamente el mismo Jesús que los eligió como
amigos, y ahora come con ellos. El Señor, que se ha encarnado por nosotros, nos quiere mostrar, aún
más explícitamente, que la materia no es algo malo, sino que ha sido transformada porque Jesús la ha
asumido.

Oración
Señor Jesús, danos la fe y la confianza para descubrirte en todo momento, incluso cuando no te
esperamos. Que seas para nosotros no una figura lejana que existió en la historia, sino que, vivo y
presente entre nosotros, ilumines nuestro camino en esta vida y, después, transformes nuestro cuerpo
frágil en cuerpo glorioso como el tuyo.

Séptima estación: EN EL CAMINO DE EMAÚS

V\ Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya. R\ Como anunciaron las Escrituras. Aleluya.


V\ Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. R\ Como era en el principio…

Esa misma tarde dos discípulos vuelven desilusionados a sus casas. Pero un caminante les devuelve
esperanza. Sus corazones vibran de gozo con su compañía, sin embargo, sólo se les abren los ojos al
verlo partir el pan.

Del Evangelio según San Lucas (24,13-32). “Dos discípulos de Jesús iban andando aquel mismo día a una
aldea llamada Emaús (...). Mientras conversaban y discutían, Jesús en persona se acercó y se puso a
caminar con ellos. Pero sus ojos no eran capaces de reconocerlo (...) Y comenzando por Moisés y
siguiendo por los profetas, les explicó lo que se refería a Él en toda la Escritura. Ya cerca de la aldea
donde iban, Él les hizo ademán de seguir adelante; pero ellos le apremiaron diciendo: "Quédate con
nosotros porque atardece y el día va de caída". Y entró para quedarse con ellos. Sentado a la mesa con
ellos, tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio. A ellos se les abrieron los ojos y lo
reconocieron. Pero Él desapareció. Ellos comentaron: "¿No ardía nuestro corazón mientras nos hablaba
por el camino y nos explicaba las Escrituras?". Palabra del Señor.

Comentario

Los discípulos de Emaús se iban tristes y desesperanzados: como tantos hombres y mujeres que ven
con perplejidad cómo las cosas no salen según habían previsto. No acaban de confiar en el Señor. Sin
embargo, Cristo "se viste de caminante" para iluminar sus pasos decepcionados, para recuperar su
esperanza. Y mientras les explica las Escrituras, su corazón, sin terminar de entender, se llena de luz,
"arde" de fe, alegría y amor. Hasta que, puestos a la mesa, Jesús parte el pan y se les abren la mente y
el corazón. Y descubren que era el Señor. Nosotros comprendemos con ellos que Jesús nos va
acompañando en nuestro camino diario para encaminarnos a la Eucaristía: para escuchar su Palabra y
compartir el Pan.

Oración

Señor Jesús, ¡cuántas veces estamos de vuelta de todo y de todos! ¡tantas veces estamos desengañados
y tristes! Ayúdanos a descubrirte en el camino de la vida, en la lectura de tu Palabra y en la celebración
de la Eucaristía, donde te ofreces a nosotros como alimento cotidiano. Que siempre nos lleve a Ti,
Señor, un deseo ardiente de encontrarte también en los hermanos.

Octava estación: JESÚS DA A LOS APÓSTOLES EL PODER DE PERDONAR LOS PECADOS

V\ Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya. R\ Como anunciaron las Escrituras. Aleluya.


V\ Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. R\ Como era en el principio…
Jesús se presenta ante sus discípulos. Y el temor de un primer momento da paso a la alegría. Va a ser
entonces cuando el Señor les dará el poder de perdonar los pecados, de ofrecer a los hombres la
misericordia de Dios.

Del Evangelio según San Juan (20,19-23). “Al anochecer de aquel día, el primero de la semana, estaban
los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso
en medio y les dijo: «Paz a ustedes». Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos
se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió: «Paz a ustedes. Como el Padre me ha enviado, así
también los envío, yo». Y, dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo: «Reciban el Espíritu Santo; a quienes
les perdonen los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengan, les quedan retenidos».
Palabra del Señor.

Comentario

Los apóstoles no han terminado de entender lo que ha ocurrido en estos días, pero eso no importa
ahora, porque Cristo está otra vez junto a ellos. Vuelven a vivir la intimidad del amor, la cercanía del
Maestro. Las puertas están cerradas por el miedo, y Él les va a ayudar a abrir de par en par su corazón
para acoger a todo hombre. Durante la Última Cena les dio el poder de renovar su entrega por amor:
el poder de celebrar el sacrificio de la Eucaristía. En estos momentos, les hace partícipes de la
misericordia de Dios: el poder de perdonar los pecados. Los apóstoles, y con ellos todos los sacerdotes,
han acogido este regalo precioso que Dios otorga al hombre: la capacidad de volver a la amistad con
Dios después de haberlo abandonado por el pecado, la reconciliación.

Oración

Señor Jesús, que sepamos descubrir en los sacerdotes otros Cristos, porque has hecho de ellos los
dispensadores de los misterios de Dios. Y, cuando nos alejemos de Ti por el pecado, ayúdanos a sentir
la alegría profunda de tu misericordia en el sacramento de la Penitencia. Porque la Penitencia limpia el
alma, devolviéndonos tu amistad, nos reconcilia con la Iglesia y nos ofrece la paz y serenidad de
conciencia para reemprender con fuerza el combate cristiano.

Novena estación: JESÚS FORTALECE LA FE DE TOMÁS

V\ Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya. R\ Como anunciaron las Escrituras. Aleluya.


V\ Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. R\ Como era en el principio…

Tomás no estaba con los demás apóstoles en el primer encuentro con Jesús resucitado. Ellos le han
contado su experiencia gozosa, pero no se ha dejado convencer. Por eso el Señor, ahora se dirige a él
para confirmar su fe.

Del Evangelio según San Juan (20,26-29). “A los ocho días, estaban otra vez dentro los discípulos y Tomás
con ellos. Llegó Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio y dijo: «Paz a ustedes». Luego dijo
a Tomás: «Trae tu dedo, aquí tienes mis manos; trae tu mano y métela en mi costado; y no seas
incrédulo, sino creyente». Contestó Tomás: «¡Señor mío y Dios mío!». Jesús le dijo: «¿Porque me has
visto has creído? Bienaventurados los que crean sin haber visto».” Palabra del Señor.
Comentario

Tomás no se deja convencer por las palabras, por el testimonio de los demás apóstoles, y busca los
hechos: ver y tocar. Jesús, que conoce tan íntimamente nuestro corazón, busca recuperar esa confianza
que parece perdida. La fe es una gracia de Dios que nos lleva reconocerlo como Señor, que mueve
nuestro corazón hacia Él, que nos abre los ojos del espíritu. La fe supera nuestras capacidades, pero no
es irracional, ni algo que se imponga contra nuestra libertad: es más bien una luz que ilumina nuestra
existencia y nos ayuda y fortalece para reconocer la verdad y aprender a amarla. ¡Qué importante es
estar pegados a Cristo, aunque no lo sintamos cerca, aunque no lo toquemos, aunque no lo veamos!

Oración

Señor Jesús, auméntanos la fe, la esperanza y el amor. Danos una fe fuerte y firme, llena de confianza.
Te pedimos la humildad de creer sin ver, de esperar contra toda esperanza y de amar sin medida, con
un corazón grande. Como dijiste al apóstol Tomás, queremos, aún sin ver, rendir nuestro juicio y
abrazarnos con firmeza a tu palabra y al magisterio de la Iglesia que has instituido, para que tu Pueblo
permanezca en la verdad que libera.

Décima estación: JESÚS RESUCITADO EN EL LAGO DE GALILEA

V\ Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya. R\ Como anunciaron las Escrituras. Aleluya.


V\ Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. R\ Como era en el principio…

Los apóstoles han vuelto a su trabajo: a la pesca. Durante toda la noche se han esforzado, sin conseguir
nada. Desde la orilla Jesús les invita a empezar de nuevo. Y la obediencia les otorga una muchedumbre
de peces.

Del Evangelio según San Juan (21,1-6ª). “En aquel tiempo, Jesús se apareció otra vez a los discípulos
junto al lago de Tiberiades. Y se apareció de esta manera: Estaban juntos Simón Pedro, Tomás apodado
el Mellizo, Natanael el de Caná de Galilea, los Zebedeos y otros dos discípulos suyos. Simón Pedro les
dice: "Me voy a pescar". Ellos contestan: "Vamos también nosotros contigo". Salieron y se embarcaron;
y aquella noche no cogieron nada. Estaba ya amaneciendo, cuando Jesús se presentó en la orilla; pero
los discípulos no sabían que era Jesús. Jesús les dice: "Muchachos, ¿tenéis pescado?". Ellos contestaron:
"No". Él les dice: "Echad la rea a la derecha de la barca y encontraréis". La echaron, y no tenían fuerzas
para sacarla, por la multitud de peces. Y aquel discípulo que Jesús tanto quería le dice a Pedro: "Es el
Señor".” Palabra del Señor.

Comentario

En los momentos de incertidumbre, los apóstoles se unen en el trabajo con Pedro. La barca de Pedro,
el pescador de Galilea, es imagen de la Iglesia, cuyos miembros, a lo largo de la historia están llamados
a poner por obra el mandato del Señor: "seréis pescadores de hombres". Pero no vale únicamente el
esfuerzo humano, hay que contar con el Señor, fiándonos de su palabra, y echar las redes. En las
circunstancias difíciles, cuando parece que humanamente se ha puesto todo por nuestra parte, es el
momento de la confianza en Dios, de la fidelidad a la Iglesia, a su doctrina. El apostolado, la extensión
del Reino, es fruto de la gracia de Dios y del esfuerzo y docilidad del hombre. Pero hay que saber
descubrir a Jesús en la orilla, con esa mirada que afina el amor. Y Él nos premiará con frutos abundantes.

Oración

Señor Jesús, haz que nos sintamos orgullosos de estar subidos en la barca de Pedro, en la Iglesia. Que
aprendamos a amarla y respetarla como madre. Enséñanos, Señor, a apoyarnos no sólo en nosotros
mismos y en nuestra actividad, sino sobre todo en Ti. Que nunca te perdamos de vista, y sigamos
siempre tus indicaciones, aunque nos parezcan difíciles o absurdas, porque sólo así recogeremos frutos
abundantes que serán tuyos, no nuestros. Amén.

Undécima estación: JESÚS CONFIRMA A PEDRO EN EL AMOR

V\ Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya. R\ Como anunciaron las Escrituras. Aleluya.


V\ Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. R\ Como era en el principio…

Jesús ha cogido aparte a Pedro porque quiere preguntarle por su amor. Quiere ponerlo al frente de la
naciente Iglesia. Pedro, pescador de Galilea, va a convertirse en el Pastor de los que siguen al Señor.

Del Evangelio según San Juan (21,15-19). “Después de comer, dice Jesús a Simón Pedro: «Simón, hijo de
Juan, ¿me amas más que estos?». Él le contestó: «Sí, Señor, tú sabes que te quiero». Jesús le dice:
«Apacienta mis corderos». Por segunda vez le pregunta: «Simón, hijo de Juan, ¿me amas?». Él le
contesta: «Sí, Señor, tú sabes que te quiero». Él le dice: «Pastorea mis ovejas». Por tercera vez le
pregunta: «Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?». Se entristeció Pedro de que le preguntara por tercera
vez si lo quería y le contestó: «Señor, tú conoces todo, tú sabes que te quiero». Jesús le dice: «Apacienta
mis ovejas. En verdad, en verdad te digo: cuando eras joven, tú mismo te ceñías e ibas adonde querías;
pero, cuando seas viejo, extenderás las manos, otro te ceñirá y te llevará adonde no quieras». Esto dijo
aludiendo a la muerte con que iba a dar gloria a Dios. Dicho esto, añadió: «Sígueme».” Palabra del
Señor.

Comentario

Pedro, el impulsivo, el fogoso, queda a solas con el Señor. Y se siente avergonzado porque le ha fallado
cuando más lo necesitaba. Pero Jesús no le reprocha su cobardía: el amor es más grande que todas
nuestras miserias. Le lleva por el camino de renovar el amor, de recomenzar, porque nunca hay nada
perdido. Las tres preguntas de Jesús son la mejor prueba de que Él sí es fiel a sus promesas, de que
nunca abandona a los suyos: siempre está abierta, de par en par, la puerta de la esperanza para quien
sabe amar. La respuesta de Cristo, Buen Pastor, es ponerle a él y a sus Sucesores al frente de la naciente
Iglesia, para pastorear al Pueblo de Dios con la solicitud de un padre, de un maestro, de un hermano,
de un servidor. Así, Pedro, el primer Papa, y luego sus sucesores son "el Siervo de los siervos de Dios".

Oración

Señor Jesús, que sepamos reaccionar antes nuestros pecados, que son traiciones a tu amistad, y
volvamos a Ti respondiendo al amor con amor. Ayúdanos a estar muy unidos al sucesor de Pedro, al
Santo Padre el Papa, con el apoyo eficaz que da la obediencia, porque es garantía de la unidad de la
Iglesia y de la fidelidad al Evangelio. Amén.

Duodécima estación: LA DESPEDIDA: JESÚS ENCARGA SU MISIÓN A LOS APÓSTOLES

V\ Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya. R\ Como anunciaron las Escrituras. Aleluya.


V\ Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. R\ Como era en el principio…

Antes de dejar a sus discípulos el Señor les hace el encargo apostólico: la tarea de extender el Reino de
Dios por todo el mundo, de hacer llegar a todos los rincones la Buena Noticia.

Del Evangelio según San Mateo (28,16-20). “Los once discípulos se fueron a Galilea, al monte que Jesús
les había indicado. Al verlo, ellos se postraron, pero algunos dudaron. Acercándose a ellos, Jesús les dijo:
«Se me ha dado todo poder en el cielo y en la tierra. Vayan, pues, y hagan discípulos a todos los pueblos,
bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo; enseñándoles a guardar todo lo
que les he mandado. Y sepan que yo estoy con ustedes todos los días, hasta el final de los tiempos».”
Palabra del Señor.

Comentario

Los últimos días de Jesús en la tierra junto a sus discípulos debieron quedar muy grabados en sus
mentes y en sus corazones. La intimidad de la amistad se ha ido concretando con la cercanía del
resucitado, que les ha ayudado a saborear estos últimos instantes con Él. Pero el Señor pone en su
horizonte toda la tarea que tienen por delante: "Id al mundo entero...". Ese es su testamento: hay que
ponerse en camino para llevar a todos, el mensaje que han visto y oído. Están por delante las tres
grandes tareas de todo apóstol, de todo cristiano: predicar, hablar de Dios para que la gente crea;
bautizar, hacer que las personas lleguen a ser hijos de Dios, que celebren los sacramentos; y vivir según
el Evangelio, para parecerse cada día más a Jesús, el Maestro, el Señor.

Oración

Señor Jesús, que llenaste de esperanza a los apóstoles con el dulce mandato de predicar la Buena
Nueva, dilata nuestro corazón para que crezca en nosotros el deseo de llevar al mundo, a cada hombre,
a todo hombre, la alegría de tu Resurrección, para que así el mundo crea, y creyendo sea transformado
a tu imagen. Amén.

Decimotercera estación: JESÚS ASCIENDE AL CIELO

V\ Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya. R\ Como anunciaron las Escrituras. Aleluya.


V\ Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. R\ Como era en el principio…

Cumplida su misión entre los hombres, Jesús asciende al cielo. Ha salido del Padre, ahora vuelve al
Padre y está sentado a su derecha. Cristo glorioso está en el cielo, y desde allí habrá de venir como Juez
de vivos y muertos.

De los Hechos de los Apóstoles (1,9-11). “Dicho esto, a la vista de ellos, fue elevado al cielo, hasta que
una nube se lo quitó de la vista. Cuando miraban fijos al cielo, mientras él se iba marchando, se les
presentaron dos hombres vestidos de blanco, que les dijeron: «Galileos, ¿qué hacen ahí plantados
mirando al cielo? El mismo Jesús que ha sido tomado de entre ustedes y llevado al cielo, volverá como
lo han visto marcharse al cielo».” Palabra de Dios.

Comentario

Todos se han reunido para la despedida del Maestro. Sienten el dolor de la separación, pero el Señor
les ha llenado de esperanza. Una esperanza firme: "Yo estaré con vosotros todos los días hasta el fin
del mundo". Por eso los ángeles les sacan de esos primeros instantes de desconcierto, de "mirar al
cielo". Es el momento de ponerse a trabajar, de emplearse a fondo para llevar el mensaje de alegría, la
Buena Noticia, hasta los confines del mundo, porque contamos con la compañía de Jesús, que no nos
abandona. Y no podemos perder un instante, porque el tiempo no es nuestro, sino de Dios, para
quemarlo en su servicio. Jesucristo ha querido ir por delante de nosotros, para que vivamos con la
ardiente esperanza de acompañarlo un día en su Reino. Y está sentado a la derecha del Padre, hasta
que vuelva al final de los tiempos.

Oración

Señor Jesús, tu ascensión al cielo nos anuncia la gloria futura que has destinado para los que te aman.
Haz, Señor, que la esperanza del cielo nos ayude a trabajar sin descanso aquí en la tierra. Que no
permanezcamos nunca de brazos cruzados, sino que hagamos de nuestra vida una siembra continua de
paz y de alegría. Amén.

Decimocuarta estación: LA VENIDA DEL ESPÍRITU SANTO EN PENTECOSTÉS

V\ Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya. R\ Como anunciaron las Escrituras. Aleluya.


V\ Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. R\ Como era en el principio…

La promesa firme que Jesús ha hecho a sus discípulos es la de enviarles un Consolador. Cincuenta días
después de la Resurrección, el Espíritu Santo se derrama sobre la Iglesia naciente para fortalecerla,
confirmarla, santificarla.

De los Hechos de los Apóstoles (2,1-4). “Al cumplirse el día de Pentecostés, estaban todos juntos en el
mismo lugar. De repente, se produjo desde el cielo un estruendo, como de viento que soplaba
fuertemente, y llenó toda la casa donde se encontraban sentados. Vieron aparecer unas lenguas, como
llamaradas, que se dividían, posándose encima de cada uno de ellos. Se llenaron todos de Espíritu Santo
y empezaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les concedía manifestarse. Palabra de Dios.

Comentario

Jesús, el Hijo de Dios, está ya en el cielo, pero ha prometido a sus amigos que no quedarán solos. Y fiel
a la promesa, el Padre, por la oración de Jesús, envía al Espíritu Santo, la Tercera Persona de la Santísima
Trinidad. Muy pegados a la Virgen, Madre de la Iglesia, reciben el Espíritu Santo. Él es el que llena de
luz la mente y de fuego el corazón de los discípulos para darles la fuerza y el impulso para predicar el
Reino de Dios. Queda inaugurado el "tiempo de la Iglesia". A partir de este momento la Iglesia, que
somos todos los bautizados, está en peregrinación por este mundo. El Espíritu Santo la guía a lo largo
de la historia de la humanidad, pero también a lo largo de la propia historia personal de cada uno, hasta
que un día participemos del gozo junto a Dios en el cielo.

Oración

Dios Espíritu Santo, Dulce Huésped del alma, Consolador y Santificador nuestro, inflama nuestro
corazón, llena de luz nuestra mente para que te tratemos cada vez más y te conozcamos mejor.
Derrama sobre nosotros el fuego de tu amor para que, transformados por tu fuerza, te pongamos en la
entraña de nuestro ser y de nuestro obrar, y todo lo hagamos bajo tu impulso.

ORACIÓN FINAL

Señor y Dios nuestro, fuente de alegría y de esperanza, hemos vivido con tu Hijo los acontecimientos
de su Resurrección y Ascensión hasta la venida del Espíritu Santo; haz que la contemplación de estos
misterios nos llene de tu gracia y nos capacite para dar testimonio de Jesucristo en medio del mundo.
Te pedimos por tu Santa Iglesia: que sea fiel reflejo de las huellas de Cristo en la historia y que, llena del
Espíritu Santo, manifieste al mundo los tesoros de tu amor, santifique a tus fieles con los sacramentos
y haga partícipes a todos los hombres de la resurrección eterna. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

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