El Folklore
El Folklore
El Folklore
Como la palabra Folklore es usada por mucha gente (la vemos escrita en todos los
periódicos, la oímos en la voz de los locutores de radio y televisión, de los animadores
de los programas de “coliseos” destinados especialmente a presentar
programas folklóricos durante los días domingos), hemos pensado que conviene
ofrecer en unos breves artículos el significado de este vocablo. Creemos que con
estas informaciones el público podrá juzgar mejor la música, los bailes y otras
manifestaciones artísticas populares que se le ofrecen como folklóricos.
Lo más seguro es que muchas de estas explicaciones sean diferentes a las que la
ciencia humana ha comprobado: así, en nuestro país, los indios dirán a sus hijos que
la montaña es un dios porque de ella sale el agua de los manantiales, agua que
alimenta a los seres humanos, a los animales y a las plantas, a los gusanos y a las
aves de diversos colores o de muy bello canto. Dirán también nuestros indios que el
río es un dios, que un cóndor es la figura con que el dios-montaña se presenta ante los
ojos humanos, etc. Contarán, asimismo, a sus hijos muchas historias que explican de
qué modo un Ser, de poderes divinos, enseñó al hombre a fabricar sus casas y sus
utensilios, cómo le enseñó a sembrar las plantas, y por qué motivo apareció la muerte.
Esta sabiduría tradicional, que sobrevive en el pueblo iletrado de las “naciones
civilizadas”, es la que estudia el Folklore, según el creador de la palabra y conforme
una gran parte de los folkloristas actuales. Hemos dicho que es una forma de
sabiduría que sobrevive en las naciones civilizadas, porque sólo una parte, muy
pequeña, de los habitantes de esas naciones civilizadas mantiene todavía el saber
tradicional: la mayoría ha estudiado en los centros oficiales de instrucción y domina el
conocimiento científico, aprendido en largos años de estudios gracias a las ciencias
que explican experimental y racionalmente, las causas y los efectos de las cosas que
existen en el Universo. En los pueblos que no tienen escuelas ni colegios (gentes que
viven en pueblos de la selva o en aldeas de indios en el Ande) explican el origen de
las cosas que existen mediante historias de dioses. A este modo de interpretar el
origen de las cosas se llama mito. Así ha comenzado en todos los pueblos de la tierra
la explicación del por qué el mundo es como se presenta a nuestros ojos Y por qué los
hombres somos de éste o de otro modo. Por tal razón afirmamos que el Folklore es el
conocimiento tradicional (y no científico) de las cosas y el ser humano.
Según la definición tradicional del Folklore, éste no puede existir sino en los pueblos
que tienen dos clases de habitantes (según su grado de conocimiento del mundo y su
habilidad para fabricar cosas útiles): una capa “superior”, la que ha estudiado en
colegios y universidades, y que posee el conocimiento científico; y, otra, una capa
“inferior”, denominada “pueblo” (folk), que sólo domina el conocimiento tradicional.
Pongamos un ejemplo que nos haga entender más claramente esta diferencia: el
“pueblo” inventa “al oído” la música que canta y con la cual baila; la gente “civilizada”
(el artista) inventa su música después de haber estudiado durante diez o más años en
una escuela especial (Conservatorio de Música, por ejemplo), y para perpetuar esta
música tiene que escribirla; y, quien quiera tocarla debe interpretar su escritura y,
además, para manejar bien el instrumento con el que toque la música tiene que
aprender la técnica indispensable.
En nuestro artículo anterior recordamos que fue un arqueólogo inglés, Thoms, quien
creó la palabra Folklore para denominar una ciencia nueva que estudiaría “el saber
tradicional de las clases populares en las naciones civilizadas”.
Intentamos explicar en qué consistía y consiste el saber tradicional, y demostramos
que tal como había sido definido el campo de estudio de la nueva ciencia, ella sólo
podía aplicarse a las “naciones civilizadas”. Es decir que, únicamente en los países
donde se había desarrollado en grado máximo la sabiduría científica y la invención y
fabricación de los objetos mecánicos que caracterizan a la “civilización” moderna,
podía hablarse de un “saber tradicional” como folklore. En los pueblos en que la
“civilización” no existía, en los llamados “primitivos” no podía hablarse de la existencia
de “clases populares” que habían guardado las antiguas creencias y prácticas ya
“superadas” por la clase civilizada, puesto que tal clase o capa civilizada no existía. En
los pueblos “primitivos”, se afirmaba, todos los individuos tienen el mismo nivel de
conocimientos y creencias y, por lo tanto, allí no tiene el Folklore nada que estudiar: es
la Etnología la ciencia que se ocupa del conocimiento de esta clase de pueblos.
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