2023 Eds Estudios de Derecho Penal Neur
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neurociencias e inteligencia
artificial
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ESTUDIOS DE DERECHO PENAL, NEUROCIENCIAS
E INTELIGENCIA ARTIFICIAL
La realización de esta obra colectiva se incardina en el Proyecto RTI2018-097838 B-100 fi
La realización de esta obra colectiva se incardina en el Proyecto RTI2018-097838
B-100 financiado por MCIN/ AEI /10.13039/501100011033/ y por FEDER Una manera
de hacer Europa [https://blog.uclm.es/proyectodpch/].
ProyectoRTI2018-097838
Proyecto RTI2018-097838 B-100
B-100 financiado
financiadopor:
por:
ESTUDIOS DE DERECHO PENAL,
NEUROCIENCIAS E INTELIGENCIA ARTIFICIAL
Toledo /Münster/Lima
Ediciones de la Universidad
de Castilla-La Mancha
Cuenca, 2023
ESTUDIOS de Derecho penal, neurociencias e inteligencia artificial / Eduardo Demetrio Cres-
po, Dino Carlos Caro Coria, María Eugenia Escobar Bravo, eds.– Cuenca : Ediciones de la
Universidad de Castilla-La Mancha, 2023
93 p. ; 24 cm.– (Estudios ; 177)
ISBN 978-84-9044-562-4 (edición electrónica) ; ISSN 2697-0074 (colección Estudios)
1. Derecho penal 2. Neurociencias 3. Ciencia y Derecho I. Demetrio Crespo, Eduardo, ed. lit.
II. Caro Coria, Dino Carlos, ed. lit. III. Escobar Bravo, María Eugenia, ed. lit. IV. Universidad
de Castilla-La Mancha, ed. V. Serie
343
612.8
001:34
LBBZ // PSAN // UBJ
Diseño de la colección:
C.I.D.I. (Universidad de Castilla-La Mancha).
ISSN: 2697-0074
D.L.: CU 71-2023
Presentación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9
Prólogo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11
7
Índice
8
PRESENTACIÓN
9
Eduardo DEMETRIO CRESPO
que sobresale esta iniciativa que, como ellos bien señalan en su prólogo, tiene por
objeto estrechar aún más los lazos formativos que unen a la UCLM con todo el
ámbito jurídico de Iberoamérica, aspirando al mismo tiempo al noble objetivo de
convertirse en semillero de futuros penalistas. Mi gratitud hacia ellos no deja
de crecer, no solo por tomarse el tiempo de dirigir las XJLDP, sino también por el
contagioso entusiasmo que desprenden.
Los artículos que ahora ven la luz son una pequeña muestra de aspectos clave
de los fundamentos del Derecho penal que es preciso analizar a propósito de su
relación con el comportamiento humano desde la óptica interdisciplinar que aportan
los avances científicos. El vertiginoso desarrollo que han experimentado las neu-
rotecnologías de la mano de la inteligencia artificial obliga a afrontar un desafío
epistémico –de dimensiones desconocidas hasta la fecha– que se proyecta sobre el
sistema penal en su conjunto, en el que las ciencias de la conducta y forenses están
llamadas a cumplir un papel decisivo. No solo se ven afectadas las bases de la
teoría del delito, sino que se propicia así un amplio debate técnico-jurídico –tanto
en el campo sustantivo como procesal– que concierne en primera línea a la posi-
ble afectación de Derechos Fundamentales y de las garantías individuales como
consecuencia de la aplicación del paradigma predictivo. A su vez, esto último ha
desembocado en el planteamiento no exento de polémica acerca de los llamados
Neuroderechos Humanos y las posibles fórmulas que se están adoptando en varios
ordenamientos para su positivización.
No me queda sino agradecer al Servicio de Publicaciones de la UCLM que haya
aceptado por segunda vez coeditar este E-Book con el Centro de Estudios de Dere-
cho Penal Económico y de la Empresa. Asimismo, al equipo de dirección de los
Cursos de Postgrado en Derecho, que alcanzarán en enero de 2023 su xxiii edición.
No en último lugar, todos y cada uno de los integrantes del prestigioso equipo de
profesores que a lo largo de estos años nos han apoyado compartiendo sus conoci-
mientos merecen un sentido agradecimiento. Por último, a todos los exalumnos y,
especialmente, a los que se animaron a participar en las Jornadas.
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PRÓLOGO
11
María Eugenia ESCOBAR BRAVO y Dino Carlos CARO CORIA
12
Prólogo
13
UNA PERSPECTIVA DESDE LOS AVANCES DE LAS
NEUROCIENCIAS SOBRE LA PUNIBILIDAD DE LA
TENTATIVA IMPOSIBLE POR INEXISTENCIA DEL
OBJETO EN DERECHO PENAL
MARIA JOÃO CARVALHO VAZ1
Universidad de Coimbra, Portugal
RESUMEN
En el ámbito del Derecho Penal, la evolución de las neurociencias, la aparición
de las tesis neurodeterministas y el experimento de Libet plantearon reflexiones
sobre la existencia del libre albedrío y, por tanto, sobre el principio básico de cul-
pabilidad - nulla poena sine culpa. Si bien es cierto que el Derecho Penal tiene su
autonomía científica y que debe analizar críticamente el conocimiento neurocien-
tífico emergente, también es cierto que las innovaciones neurocientíficas pueden
contribuir a la comprensión de conductas delictivas en las que se producen cam-
bios en la aprehensión de la realidad, a lo largo del proceso de un compatibilismo
humanista.
Uno de los casos en los que creemos que se puede realizar este análisis multi-
disciplinario en el que se enriquecen ambas ciencias es en el caso de la tentativa
imposible por inexistencia del objeto.
Palabras clave: Neurociencias, principio de culpabilidad, punibilidad de la ten-
tativa imposible, filosofía.
15
Maria João CARVALHO VAZ
ABSTRACT
In the scope of Criminal Law, the evolution of neurosciences, the emergence
of neurodeterminist thesis and the Libet’s experience raised questions about the
existence of free will and, therefore, the basic principle of guilt – nulla poena sine
culpa.
If it is true that Criminal Law has its scientific autonomy and that it must critica-
lly analyze the emerging neuroscientific knowledge, it is also true that neuroscien-
tific innovations can contribute to the understanding of criminal behavior in which
there are changes in the apprehension of reality, along the lines of a humanistic
compatibilism. One of the cases in which we understand that this multidisciplinary
analysis can be carried out in which both sciences are enriched is in the case of an
impossible attempt due to the inexistence of the object.
Keywords: Neuroscience, guilt principle, punishability of the impossible
attempt, philosophy.
INTRODUCCIÓN
El avance de los estudios neurocientíficos que se desarrollaron a partir de la
segunda mitad del siglo xx planteó retos para el Derecho Penal y aportó algunas
innovaciones a la ciencia criminal.
Así, a partir del experimento de Libet2, la dogmática penal se vio inmersa en
cuestionamientos filosóficos que desafiaban toda su sólida estructura, y que cues-
tionaban no solo si la acción del agente es libre o determinada, sino también uno de
sus principios básicos: el principio de culpabilidad penal (nulla poena sine culpa)
(libet y gleason, 1982, p. 322).
Algunos neurocientíficos como Prinz, Singer y Roth han llegado a la conclusión
de que las elecciones humanas están determinadas por las experiencias almacenadas
y el sistema límbico (frisch, 2012, pp. 30-31)3.
Por su lado, Hassemer (2011), sin subestimar los avances de las ciencias natura-
les, reaccionó a las teorías neurocientíficas llamándolas “canto de sirenas”, pues la
dogmática penal ya tomaba en cuenta casos en los que el agente no tiene capacidad
de culpa, entre los que se encuentra la inimputabilidad4.
2 El experimento de Benjamin Libet se basó en la suposición de una voluntad potencial para
realizar una acción: mover la mano. Con su investigación demostró lo contrario de lo que buscaba: el
potencial de disposición era muy corto, dado que se produjo antes del período de tiempo en el que la
persona creía haber tomado la decisión.
3 La acción no sería más que una mera consecuencia del funcionamiento del cerebro.
4 PIZARRO DE ALMEIDA, Carlota. (2004) Modelos de Inimputabilidade: da teoria à práti-
ca. Almedina: Coimbra. Sobre la relación entre las neurociencias y la imputabilida de: SÁNCHEZ
16
Una perspectiva desde los avances de las neurociencias sobre la punibilidad de la…
Cuando se cuestionó la libertad de acción del agente, aunque por un lado surgió el
incompatibilismo –entre el determinismo y el libre albedrío–, también surgió el com-
patibilismo, que se puede decir que fue aceptado por la mayor parte de la doctrina5.
Aceptar el derecho penal de la culpabilidad, no en el sentido de su origen judeo-
cristiano de desaprobación moral solamente, sino en un sentido “ético-social”6, en
la línea del derecho penal como disciplina de la razón, que presupone dos signifi-
cados: un ámbito formal de imputabilidad de un hecho ilícito típico punible para
el agente; un alcance material, centrado en el contenido que subyace a la propia
responsabilidad penal7, es decir, la vulneración de este contenido genera una des-
valorización, que puede ser de acción o resultado, en relación con un bien jurídico
con dignidad penal.
Sin embargo, la relación entre el Derecho Penal y las neurociencias evolucionó
mucho en la segunda mitad del siglo xx y, en términos jurídico-penales, indepen-
dientemente de que analicemos esta perspectiva en base a normas más materiales o
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Maria João CARVALHO VAZ
18
Una perspectiva desde los avances de las neurociencias sobre la punibilidad de la…
10 Las tentativas imposibles más conocidos son: a) aquellas en las que el entorno es inadecuado,
por ejemplo, cuando el agente A intenta matar a B con un arma de juguete; b) aquellas en los que el
tema es inadecuado, por ejemplo, un jardinero de una escuela privada no puede cometer un delito que
está específicamente previsto para los funcionarios públicos; c) o aquellas en los que la inelegibilidad
se debe a la ausencia o no existencia del objeto, por ejemplo, cuando A intenta matar a B, que ya
está sin vida (inexistencia) o cuando A intenta robarle a B un reloj que habitualmente lleva siempre
en el bolsillo del abrigo, en un día en que A no lo llevó al trabajo (ausencia). Por todos: SERRANO-
PIEDECASAS FERNÁNDEZ, José Ramón. (1999) Fundamento de la punición de la tentativa. In
El nuevo Código Penal: presupuestos y fundamentos. Libro de homenaje al Prof. Doctor Don Ángel
Torío Lopez. Granada: Comares, pp. 521-550.
11 Sobre la cuestión de fondo – la teoria del labeling approach: DE FIGUEIREDO DIAS, Jorge;
DA COSTA ANDRADE, Manuel. (2011) Criminologia: o homem delinquente e a sociedade criminó-
gena. Coimbra: Coimbra Editora, 3ª reimpressão, pp. 343 e ss.
19
Maria João CARVALHO VAZ
En términos legales, fue el derecho romano el que, al definir el iter criminis, sepa-
ró el flagitum perfectum del flagitum imperfectum (de faria costa, 1987, p. 7)12. Así,
con el objetivismo de la Escuela Clásica, hubo más rigor en su definición; sin embar-
go, la tentativa imposible no era punible (JESCHECK y WEIGEND, 2002, p. 551)13.
Sin embargo, los excesos objetivistas de la época se centraron únicamente en
la importancia del desvalorización del resultado, lo que hizo que la dogmática y la
jurisprudencia alemanas de la primera mitad del siglo xx comenzaran a atribuir igual
importancia al desvalor de la acción, aunque sólo fuera en el aspecto de desvalori-
zación de la intención que se materializa en cualquier acción externa e independien-
temente de que esta acción sea apta para materializar la intención que la motivara14.
La teoría del error al revés –entre la tentativa imposible y el error sobre las cir-
cunstancias del hecho– terminó siendo considerada una forma de analogía in mala
partem y, tras la caída del nacionalsocialismo (mUñoz, 2003, p. 33), la dogmática
creó nuevas teorías mitigadas para justificar la punibilidad de la tentativa, incluso
si no era adecuada para la producción del resultado, es decir, la teoría de la impre-
sión. Así, el castigo derivaría de la decisión interna del agente de cometer el hecho,
materializada en un acto exteriorizador de esa intención con consecuencias para la
sociedad, derivando de un cruce entre la teoría finalista de la acción con la teoría
de la acción social (figUeiredo, 2012, p. 691).
Hay otras teorías en las que el objetivismo se mitiga con el subjetivismo, pero en
las que prepondera el objetivismo. En estos últimos casos, la punibilidad de la ten-
tativa resulta no de la teoría de la impresión, sino de la violación de un vorfeld pro-
tector, que constituye el núcleo duro del propio bien legal protegido por la norma
incriminatoria, creando no una devaluación de la acción, sino una devaluación del
resultado del peligro que pone en tela de juicio la relación onto-antropológica de
20
Una perspectiva desde los avances de las neurociencias sobre la punibilidad de la…
21
Maria João CARVALHO VAZ
Esta realidad viciada, en la que hay un fallo en el proceso de aprehensión del ver-
dadero objetivo, puede ser circunstancial y no válida en todo momento. Aquí recu-
rrimos no solo a la filosofía de la mente16, sino también a la filosofía del lenguaje
(ramos, 2013, pp. 137-160) (que explica la relación del lenguaje con la realidad),
para intentar comprender el comportamiento del agente17.
Wittgenstein afirma que “what is thinkable is also possible” (1922, p. 30) lo cual
es lógico, pero solo para aceptarlo en los términos unívocos de un mundo cerrado
en intenciones, que es la mente del agente. En otras palabras: para el agente que
dispara a alguien que ya no está vivo imaginando que la persona está viva, matar
a esa persona, en su mente, es algo posible, aunque no lo sea en términos reales.
Sobre el problema mente-cuerpo existen varias discusiones sobre dualismo,
behaviorismo, funcionalismo o fisicalismo, siempre difíciles de corroborar empíri-
camente (midgley, 2019). Por otro lado, la neurociencia más radical centrada en la
raíz causal de la ‘neurofisiología’, defendió la inexistencia del dualismo, en la línea
de que todo deriva de la actividad cerebral18.
Los filósofos de la mente, como Searl, señalan la inconsistencia del dualismo,
pero fomentan la idea de que los fisicalistas también caerán en el error si no anali-
zan la causa de la intencionalidade (searl, 1999, p. 326) – componente originaria
de toda la acción (searl, 2018, p. 77).
En este punto de análisis, la subjetividad del agente puede contener la clave de la
motivación para la comisión del delito, ya sea de origen racional, emocional o algo
puramente circunstancial, dentro de sus circunstancias mentales o de su conciencia
subjetiva, en la medida en que ésta pueda proporcionar un “comando ilusório ou
a falta de comando para uma ação em que seja dissonante a realidade da ficção”
(Palma, 2016, p. 27)
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Una perspectiva desde los avances de las neurociencias sobre la punibilidad de la…
19 Algo que ya aconteció en el pasado. Cfr. DEMETRIO CRESPO, Eduardo. Fragmentos (...)
Op. Cit., p. 96. Sobre la importancia político-criminal del hecho que comprueba la peligrosidad cri-
minal: ANTUNES, Maria João. (2002) Medida de Segurança e Internamento e Facto de Inimputável
em razão de anomalia psíquica. Coimbra: Coimbra Editora, pp. 473 e ss.
20 Sobre la possibilidad de ampliación de la consciencia: DAMÁSIO, António. (2015) O mistério
da consciência: do corpo e das emoções ao conhecimento de si, 2ª edição. São Paulo: Companhia das
Letras, pp. 187 e ss. Sobre los ciclos de pensamiento que eran comportamientos semejantes ya hablaba
William James en el fin del siéculo XIX. Sobre lo brain lock e su alteración debido à la neuroplastici-
dad: SCHWARTZ, M. D. Jeffrey; BEGLEY, Sharon. (2003) The mind and the brain: neuroplasticity
and the power of mental force. New York: Harper Perennial Books.
21 En sentido crítico al neurodeterminismo: BUSATO, Paulo César. (2018) Liberdade de ação
versus neurociências no direito penal da culpabilidade. In Revista Brasileira de Ciências Criminais,
n.º 145, pp. 487 – 529. No sentido del compatibilismo: FILHO, Wagner Marteleto. (2015) O Quarto
de Locke e a Culpa Penal: breves reflexões sobre liberdade, determinismo e responsabilidade. In
Anatomy of Crime, n.º 1, jan.-jun., p. 184.
23
Maria João CARVALHO VAZ
También encontramos, por ejemplo, en los casos en que existe una tentativa
imposible debido a la inexistencia del objeto, lo que a menudo ocurre es un auto
engaño del agente, que puede culminar en una tentativa poco realista22.
En situaciones donde el objeto no existe cuando no hay bien jurídico, lo que
ocurre en el normativismo material es la invalidez material de la pena, ya que, al no
existir bien jurídico, no hay base material subyacente a la norma incriminatoria23.
Por tanto, la imputación de una sanción puede no respetar la proporcionalidad y el
principio de prohibición del exceso, especialmente en los ordenamientos jurídicos
penales en los que el fundamento y finalidades de las sanciones y medidas de segu-
ridad se centran en la protección de bienes jurídicos y la reinserción del agente en
sociedad, así como en el principio de que la medida de la pena no puede exceder
la medida de la culpa24.
3. CONSIDERACIONES FINALES
Reconocemos que los desarrollos neurocientíficos tienen mucho que aportar a la
comprensión del comportamiento humano y los fenómenos criminales.
Aceptar su aportación no es sinónimo de no cuestionarlos desde el punto de
vista de la filosofía y otras áreas del conocimiento. El derecho penal tiene su
autonomía científica y, si en algunos puntos las neurociencias no son lo sufi-
cientemente estables o claras en cuanto a los resultados –por ejemplo, el uso de
técnicas de neuroimagen o mapeo de la memoria en procesos penales (silvestri,
2021) 25– en algunos puntos, las neurociencias pueden hacer un aporte importan-
te a las ciencias criminales en términos etiológico-explicativos, siempre que no
nos limitemos a causas individuales, ya que la historia de la criminología nos ha
22 Esta es una afirmación controvertida. Para una gran parte de la dogmática alemana y de los
países europeos, la tentativa irreal es solo una de las formas en que se puede concretar la tentativa
imposible. Por todos, aunque en el sentido de alejar los excesos subjetivistas de intentos irreales y
supersticiosos: ROXIN, Claus. Acerca de la punibilidade (...), op. cit., pp. 289-307. La dogmática de
algunos países lo llama un crimen imposible. Por todos: SEMER, Marcelo. (2002) Crime Impossível
e a proteção aos bens jurídicos. São Paulo: Malheiro Editores. En términos generales para compren-
der el fenómeno específico de las tentativas irreales: MORENO-TORRES HERRERA, María Rosa.
(1999) Tentativa de delito y delito irreal. Valencia: Tirant Lo Blanch.
23 Sobre la teoría del bien jurídico, que también fue más consensual entre los penalistas: FEIJOO
SÁNCHEZ, Bernardo. (2013) El actual debate alrededor de la teoría del bien jurídico. In Revista
Brasileira de Ciências Criminais, n.º 100, pp. 89-139.
24 Vide o art. 40.º do Código Penal Português. No que respeta a la culpabilidad como límite
de la punición del autor, por todos: MIRANDA RODRIGUES, Anabela. (2014) A determinação da
medida da pena privativa da liberdade: os critérios da culpa e da prevenção. Reimpressão. Coimbra:
Coimbra Editora, pp. 389 e ss.
25 Que no se pueda utilizar acríticamente y sin respetar los derechos, libertades y garantías de los
autores.
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Una perspectiva desde los avances de las neurociencias sobre la punibilidad de la…
enseñado que además de que el delito tiene causas individuales, existen también
causas sociales y, en la mayoría de los casos, plurifactoriales e inconscientes
(mlodinow, 2014).
De ahí se concluye que, en su mayor parte, las tentativas imposibles por inexis-
tencia del objeto traducen conductas en las que la mente del agente –ya sea en
términos prolongados o circunstanciales– altera la claridad sobre la realidad que lo
rodea y los efectos de sus acciones.
No concluimos, sin embargo, que todas estas conductas de agentes de tentativa
imposible se basen en un neurodeterminismo biológico irreversible, pero tampoco
podemos decir que el agente actúa de acuerdo con una buena comprensión de la
realidad. Aunque, a diferencia de la tentativa posible (en el que un error sobre
el nexo causal impide la producción del resultado de una intención materializa-
da en una acción concreta y ofensiva a un bien jurídico con dignidad penal), en
este caso, la acción en la que dicha intención materializa suele ser inofensiva y
se genera por un estado subjetivo viciado de aprehensión de la realidad objetiva.
Por otro lado, aunque se sancione el hecho, el peligro muchas veces no se
encuentra en la acción sino en el sujeto que la practica, aunque sea circunstancial,
lo que requiere un análisis cuidadoso, bajo pena de generar nuevos peligrosos natos
o entrar en un proceso lineal de caminos del naturalismo reduccionista que quitan
la libertad de la persona humana en un sentido negativo: la capacidad racional de
no actuar sobre la base de una tendencia o padrón conductual actual, o incluso
de actuar con la capacidad mental para contrarrestar aquella tendencia.
La aceptación de un compatibilismo humanista (en línea con los derechos, liber-
tades y garantías consagrados constitucionalmente y teniendo en cuenta los neuro-
derechos emergentes) daría lugar a una respuesta proporcional a la culpabilidad del
autor del hecho. Así, si el hecho es peligroso y se comprueba la disminución de la
capacidad de culpabilidad del agente, quizás los avances neurocientíficos puedan
contribuir a valorar una posible aplicación de un régimen de semi-imputabilidad.
BIBLIOGRAFÍA
antUnes, Maria João (2002). Medida de Segurança e Internamento e Facto de
Inimputável em razão de anomalia psíquica. Coimbra: Coimbra Editora, 2002.
baird, Abigail (2009). “The developmental neuroscience of criminal behavior” en
The Impact of Behavioral Sciences on Criminal Law. Oxford and New York:
Oxford University Press, pp. 81 y ss.
benzáqUen de hevia, Esther. (2019) “Consciencia y naturaleza: los límites del
fisicalismo” en Síso Saúde: Boletín de la Asociasón Galega de Saúde Mental,
vol. 64 y 65, pp. 71-90.
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LAS TÉCNICAS DE NEUROIMAGEN DESDE
LAS PERSPECTIVAS DEL BIODERECHO,
ANATOMOFISIOLÓGICAS Y LA ÉTICA MÉDICA
EN CASOS DE NEUROINIMPUTABILIDAD POR
TRASTORNO MENTAL EN EL DERECHO PENAL
ECUATORIANO
KATERINE CARMEN CUJILEMA QUINCHUELA1
Pontificia Universidad Católica del Ecuador
RESUMEN
La relación entre el Derecho Penal y la Neurociencia es indisoluble e impres-
cindible debido al notable adelanto científico de la medicina basada en evidencias.
Desde la arista ética constituye una obligación médica efectuar pruebas comple-
mentarias en los pacientes para establecer un diagnóstico definitivo. En este contex-
to, el artículo versará sobre la posibilidad de incorporar las técnicas de neuroimagen
como parte del informe pericial médico en el Derecho penal ecuatoriano desde la
óptica del bioderecho, la relación perenne con la dignidad humana y el Principio de
Objetividad. Asimismo, instituye el incentivo primordial el estudio multidisciplinar,
1 Abogada por la Pontificia Universidad Católica del Ecuador. Máster en Cumplimiento Nor-
mativo en Derecho Penal por la Universidad de Castilla-La Mancha, España. Curso de Postgrado
en Medicina Legal, Contenidos Básicos en la Práctica Forense por la Universidad Nacional de La
Plata, Argentina. Metodología de la Comparación Jurídica por el Alma Mater Studiorum Università
di Bologna, Italia. Metodología de la Comparación Jurídica por el Alma Mater Studiorum Univer-
sità di Bologna, Italia. Especialista en Derecho Penal y comportamiento humano: avances desde la
neurociencia y la inteligencia artificial por la Universidad de Castilla-La Mancha, Toledo, España.
31
Katerine Carmen CUJILEMA QUINCHUELA
ABSTRACT
The indissoluble relationship between criminal law and neuroscience is essen-
tial, due to the remarkable scientific advancement of medical evidence. From an
ethical point of view, to carry out complementary tests in patients to establish a
definitive diagnosis is medically compulsory. In this context, this article will deal
with the feasibility of incorporating neuroimaging techniques in medical expert
reports in the Ecuadorian system of criminal law. All this considering, the optics
of biolaw; the continuous relationship with human dignity; and the principle of
objectivity. Likewise, the multidisciplinary study will become the primordial
incentive in order to aid in the brain exploration by means of a systematized
application. These will constitute themselves as feasible guidelines for judgers to
declare not criminally liable to people with mental disorders. In this fashion, the
clinical picture and the juridical status with scientific backup will become clear,
starting with two cases with different psychiatric criteria from the same person.
Key words: neuroimaging techniques, mental dissorders, biolaw, medical ethics,
neuroscience, neuroanatomy and physiology.
INTRODUCCIÓN
El propósito de esta investigación es analizar medularmente la posibilidad de
incorporar las técnicas de neuroimagen como exámenes médicos complementarios
pertinentes, insertos en la fundamentación científica de los informes médico-peri-
ciales. La incorporación de la neuroimagen cimenta los preceptos del bioderecho, la
visión anatomofisiológica y la ética médica, mediante la exploración cerebral y el
diagnóstico clínico en los trastornos mentales. Por ende, el estudio multidisciplina-
rio precisa el sustento de las ciencias forenses auxiliares con vastos conocimientos
de la salud mental.
En este contexto, es incontrovertible que las “Neurociencias y el Derecho penal
deben situar en el centro de sus reflexiones al ser humano para estar a la altura de
los tiempos” (demetrio cresPo, 2021, p. 38). Efectivamente, a partir de la óptica
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Las técnicas de neuroimagen desde las perspectivas del bioderecho, anatomofisiológicas…
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Katerine Carmen CUJILEMA QUINCHUELA
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divide en dos partes principales: “El sistema nervioso central, que consta de encé-
falo y médula espinal, y el sistema nervioso periférico que consta de los nervios
craneales y raquídeos y sus ganglios asociados” (snell, 2014, p. 26).
Considerando aquello, y de lo expuesto, efectivamente Snell (2014) describe
anatómicamente —en síntesis— las partes principales del encéfalo son el cerebro,
el cerebelo y el tronco cerebral. La corteza cerebral está compuesta por circunvolu-
ciones separadas por surcos, los cuales subdividen cada hemisferio en lóbulos. Cabe
indicar que los lóbulos tienen la denominación de cada hueso del cráneo en el cual
reposan, es decir, frontal, parietal, temporal y occipital.
Por consiguiente, el diagnóstico clínico representa un desafío en la práctica
médica, debido a su alta complejidad. Este proceso se inicia con la anamnesis
que se encuentra registrada en la historia clínica, para lo cual se requieren las
habilidades del médico en recoger la información proporcionada por el paciente.
Además, un aspecto considerable es identificar las manifestaciones clínicas, por
tal consideración, la semiología es la “ciencia que estudia la sintomatología de
las enfermedades. La sintomatología está compuesta por síntomas y por signos”
(gUarderas et al, 1995, p. 2).
Desde la perspectiva médica, los autores distinguen la diferenciación, los sín-
tomas son expresiones subjetivas, los cuales surgen de la información exclusiva
entre el médico y el paciente. Verbigracia, el dolor. De este modo, los signos son
expresiones reales y palpables, concretamente medibles por su criterio objetivo.
Por ejemplo, el color azulado de la piel en la cianosis. A continuación, se explora
físicamente al paciente con base en su cuadro clínico para establecer un diagnóstico
de presunción. Posteriormente se solicitan exámenes complementarios. De modo
general, las partes de una historia clínica son la anamnesis, examen físico y exáme-
nes complementarios.
En función de aquello, de conformidad con la sentencia del segundo caso obje-
to de estudio sobre el delito de ingreso de artículos prohibidos (celular), se despren-
dió que la persona sentenciada presenta una lesión en el lóbulo temporal derecho,
responsable de generar la memoria y las emociones. Al respecto, el lugar donde
se origina el procesamiento de las emociones, por ejemplo, el miedo, el dolor, la
ira y la agresividad, entre otras, anatómicamente “se localiza en la parte medial
del lóbulo temporal y la amígdala” (roPPer y samUels, 2011, p. 501). Adicio-
nalmente, la amígdala tiene una forma de almendra y está vinculada directamente
con las emociones, desde el punto de vista “anatómico y funcionalmente está
involucrada con el procesamiento emocional y las respuestas somáticas periféricas,
gracias, entre otras razones, a que el principal neurotransmisor en esta región es el
(GABA)” (gómez y gUtiérrez, 2017, p. 91). Ácido Gamma Amino Butírico, por
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Katerine Carmen CUJILEMA QUINCHUELA
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Las técnicas de neuroimagen desde las perspectivas del bioderecho, anatomofisiológicas…
lada para el tipo penal. Por lo expuesto, “parecería que es una precondición para
la aplicación de esta atenuante el que la persona sufra de un trastorno que no le
prive totalmente de su capacidad de comprender y determinarse” (albán, 2017, p.
210). Cabe indicar que, de acuerdo con el autor, continúa siendo difícil verificar un
trastorno mental disminuido continúa siendo de difícil comprobación y basándose
en la doctrina, se discute sobre los grados de la inimputabilidad, pero afirma que
una persona es o no imputable.
En lo concerniente al criterio de la Corte Nacional de Justicia (2019), con base
en una absolución de consulta, criterio no vinculante12, precisó sobre la interrogan-
te, en caso de que se determine a un procesado como inimputable en la Etapa de
Evaluación y Preparatoria de Juicio, el juez debe emitir el auto de sobreseimiento o
de llamamiento. La consulta surge debido a que el art. 605 del COIP no establece
la inimputabilidad como tampoco la aplicación de una medida de seguridad.
Conforme el análisis de la consulta, cuando una persona procesada alegue el que
padece un trastorno mental, el fiscal ordenará el reconocimiento para designar al
Perito Médico Psiquiatra, quien determinará, a través de su informe, la capacidad de
comprender la ilicitud de la persona al momento de perpetrar el delito o determinar
la comprensión debido a un trastorno mental. En este caso, el fiscal se abstendrá de
emitir un dictamen acusatorio y el juez dictará el sobreseimiento y la medida
de seguridad de acuerdo con el contexto. Además, en caso de alegar un trastorno
mental en la audiencia de evaluación y preparatoria de juicio, se suspenderá la
audiencia y el fiscal ordenará el informe médico psiquiátrico y con los resultados
abstenerse de acusar.
En conclusión de la consulta, en caso de confirmarse un trastorno mental, se
suspenderá la continuidad del proceso penal, de forma independiente del estado
en el que se encuentre porque la persona procesada es inimputable. El fiscal se
abstendrá de acusar y el juez emitirá el respectivo sobreseimiento. Cabe sintentizar
que en los casos objeto de estudio se alegó el padecimiento de un trastorno mental
del procesado debido a sus antecedentes físicos y mentales. Entonces, de acuerdo
con la absolución de consulta de la CNJ con criterio no vinculante, lo recomendable
sería suspender la audiencia, y el fiscal tiene la obligación de ordenar el reconoci-
meinto y la realización del peritaje médico-psiquiátrico y el tiempo para presentar
el informe pericial psiquiátrico y, desde la óptica de este estudio, se adjuntarán los
exámenes complementarios pertinentes. Verbigacia, las técnicas de neuroimagen y
los exámenes de laboratorio clínico, etc.
41
Katerine Carmen CUJILEMA QUINCHUELA
13 Art. 588.- Persona con síntomas de trastorno mental.- Si la persona investigada o procesada
muestra síntomas de trastorno mental, la o el fiscal ordenará su inmediato reconocimiento, para cuyo
fin designará a un perito médico psiquiatra, quien presentará su informe en un plazo determinado.
De este informe dependerá el inicio de la instrucción, la continuación del proceso o la adopción de
medidas de seguridad, según el caso (COIP, 2014, p. 243).
14 Art. 5.- Principios procesales.- 21. Objetividad: En el ejercicio de su función, la o el fiscal ade-
cuará sus actos a un criterio objetivo, a la correcta aplicación de la ley y al respeto a los derechos de
las personas. Investigará no solo los hechos y circunstancias que funden o agraven la responsabilidad
de la persona procesada, sino también los que la eximan, atenúen o extingan (COIP, 2014, p. 10).
42
Las técnicas de neuroimagen desde las perspectivas del bioderecho, anatomofisiológicas…
horas, contadas a partir de la recepción del oficio del juez, conformen la Brigada
Móvil de Salud Mental” (2007, p. 26) integrada por profesionales quienes elabo-
rarán un informe psiquiátrico, psicológico y social, con el objeto de establecer un
diagnóstico médico para acreditar la necesidad del internamiento. Por consiguien-
te, la Brigada estará conformada por servidores públicos, es decir, no precisamente
están acreditados ante el Consejo de la Judicatura como peritos. En relación con
los plazos para entregar el informe, la norma para la atención integral a las perso-
nas declaradas inimputables por trastorno mental describe que este será presentado
en el plazo de quince a veinte días, mientras que la Guía para el conocimiento de
delitos cometidos por las personas con trastornos mentales señala un plazo no
mayor de quince días.
Por otro lado, la neuroinimputabilidad por trastorno mental comprende el
estudio exploratorio cerebral, con base en criterio objetivo médico psiquiátrico,
psicológico y social. La fundamentación científica es sustentada con técnicas de neu-
roimagen, estructural y funcional, con el fin de proporcionar los diagnósticos clínicos
en los casos de inimputabilidad de acuerdo con el marco legal, la óptica del biode-
recho, la visión anatomofisiológica, los principios de la bioética y la ética médica.
De acuerdo con la literatura médica psiquiátrica, un trastorno mental se define
como “un síndrome caracterizado por una alteración clínicamente significativa del
estado cognitivo, la regulación emocional o el comportamiento de un individuo,
que refleja una disfunción de los procesos psicológicos, biológicos o del desarro-
llo que subyacen en su función mental” (asociación americana de PsiqUiatría,
2014, p. 5).
Asimismo, es necesario hacer hincapié, los avances en la medicina basada en
evidencia acrecientan los estudios permanentes. Sin embargo, existen limitaciones
en las técnicas de neuroimagen; así, no es posible “afirmar de forma concluyente
que exista alguna alteración cerebral que pueda ser reconocida como un marcador
biológico específico de cualquiera de las enfermedades mentales” (Rodríguez et al.,
2006, p. 530). En este contexto, este estudio plantea la relevancia de los aportes de
las técnicas de neuroimagen, en vista de la dificultad del diagnóstico de un trastor-
no mental. Además, en la actualidad, los peritos médico-psiquiátricos abarcan un
estudio multidisciplinario al unificar criterios médico-legales. Por consiguiente, las
técnicas de neuroimagen coadyuvarán a reducir el tiempo empleado y valorar la
posibilidad de superar el abordaje de la entrevista verbal.
De la definición clínica de psiquiatría, cabe el análisis de la dificultad del diagnós-
tico que atraviesa un perito especialista en medicina psiquiátrica, requiere del estudio
multidisplinario para establecer un diagnóstico definitivo. Con el objeto de mejorar
la calidad de vida de las personas que padecen un trastorno mental, no es asumible
que únicamente las técnicas de neuroimagen evidencien una enfermedad mental. En
43
Katerine Carmen CUJILEMA QUINCHUELA
consecuencia, forman parte del diagnóstico médico, como criterio científico relevan-
te, mediante el proceso clínico, el cual está formado por la anamnesis registrada en
la historia clínica, la exploración física y los exámenes complementarios pertinentes.
44
Las técnicas de neuroimagen desde las perspectivas del bioderecho, anatomofisiológicas…
45
Katerine Carmen CUJILEMA QUINCHUELA
Por ende, de acuerdo con el autor, desde el humanismo de Hipócrates, los conoci-
mientos médicos se acrecentarán para efectuar la historia clínica completa. Además,
la observación física identificará la condición del paciente de acuerdo a la amplia
literatura médica. De este modo, se evitará el daño al paciente, debido a los conoci-
mientos teóricos y prácticos enfocandos al bienestar humano por la concienciación
profesional. Como concordancia, la medicina se basa en la investigación y el estudio
ininterrumpido. En consencuencia, las investigaciones están centradas en identificar
los factores que afectan a la perspectiva biopsicosocial. De este modo, este estudio
afirma que las técnicas de neuroimagen se unifican para establecer el diagnóstico
médico de enfermedades mentales como fundamento científico.
Concretamente, con efoque ético, el art. 14 del Código de Ética Médica de Ecua-
dor señala: “El número de visitas, la realización de exámenes complementarios,
la aplicación de los tratamientos médico-quirúrgicos, así como la oportunidad de
estos, deberán ser los estrictamente necesarios para seguir el curso de la enferme-
dad” (ministerio de salUd Pública, 1992, p. 3). Por consiguiente, sintetiza que los
exámenes complementarios serán solicitados por el médico con estricta necesidad;
verbigracia, las técnicas de neuroimagen, las cuales permitirán el progreso multidis-
ciplinario para lograr un diagnóstico definitivo y resolver la situación jurídica.
En definitiva, este estudio ratifica que, con base en la proyección científica, la
investigación médica fortalecerá sus avances, los cuales serán considerados con
respeto a la Constitución de la República y los instrumentos internacionales de
derechos humanos. En relación con el procedimiento, la valoración de las técnicas
de neuroimagen desde la arista médico-legal se enfocará en el bioderecho y el
cumplimiento legal.
4. CONCLUSIONES
La Neurociencia y el Derecho penal mantienen un vínculo perceptible por
la conexión del progreso científico en las técnicas de neuroimagen mediante la
óptica axial del bioderecho, los principios de la bioética y la ética médica. Por tal
razón, de acuerdo con los casos objeto de estudio, es obligatorio desde la arista
médico-legal efectuar exámenes complementarios para establecer un diagnóstico
definitivo, el cual abarca un conjunto de habilidades médicas que forman parte del
proceso clínico, con base en la arista anatomofisiológica del encéfalo para resolver
la situación jurídica.
Concretamente, de conformidad con el Principio de Objetividad, el titular de la
acción penal pública solicitará efectuar los informes médicos psiquiátricos, en los
cuales adjuntarán los exámenes complementarios. Verbigracia, las técnicas de neu-
roimagen, estructurales y funcionales, como fundamentación científica de los infor-
46
Las técnicas de neuroimagen desde las perspectivas del bioderecho, anatomofisiológicas…
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Katerine Carmen CUJILEMA QUINCHUELA
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(2016). Proceso 01283-2015-01485.
Unidad jUdicial Penal del azUay con sede en el cantón cUenca (2016). Pro-
ceso 01283-2016-01527.
48
Las técnicas de neuroimagen desde las perspectivas del bioderecho, anatomofisiológicas…
49
NEUROCIENCIAS, DERECHO PENAL Y DOLO
LUIS GUSTAVO GUILLERMO BRINGAS1
Universidad Nacional de Trujillo, Perú
RESUMEN
El auge de las neurociencias ha ocasionado el repensar de conceptos básicos del
derecho penal, como libertad y responsabilidad; asimismo, ha conducido a analizar
en qué medida ello afecta a algunas categorías dogmáticas. En el presente trabajo,
intento analizar dicha relación y determinar si, particularmente respecto del
dolo, tiene alguna implicancia. Mi conclusión es que las neurociencias no han
afectado, en lo esencial, los fundamentos del derecho penal, así como tampoco han
tenido un efecto directo sobre la comprensión del dolo.
Palabras clave: neurociencias, derecho penal, dolo, libertad, responsabilidad.
ABSTRACT
The rise of neurosciences has caused the rethinking of basic concepts of cri-
minal law, such as freedom and responsibility; it has also led to analyze to what
extent this affects some dogmatic categories. In this paper, I attempt to analyze this
relationship and determine whether, particularly with respect to malice, it has any
implication. My conclusion is that neurosciences have not affected, in essence, the
1 Doctor en Derecho y Ciencias Políticas por la Universidad Nacional de Trujillo (Perú). Maes-
tro en Derecho Penal y Ciencias Criminológicas por la misma universidad. Especialista en Derecho
Penal y Comportamiento Humano por la Universidad de Castilla-La Mancha (España). Profesor en la
Maestría en Derecho Penal de la Universidad Nacional de Trujillo. Fiscal Provincial Especializado en
Delitos de Corrupción de Funcionarios de La Libertad.
51
Luis Gustavo GUILLERMO BRINGAS
foundations of criminal law, nor have they had a direct effect on the understanding
of malice.
Keywords: neurosciences, criminal law, malice, freedom, responsibility.
INTRODUCCIÓN
Desde hace un tiempo, pero especialmente a partir del año 2000, como si se
tratara de un nuevo determinismo, han aparecido voces que intentan persuadir a los
teóricos sociales y a quienes trabajan con conductas humanas, como es el caso del
derecho penal, sobre el error que cometen al seguir basando sus edificaciones con-
ceptuales en entidades cuya existencia ha sido negada por la moderna neurociencia.
Según estas voces2, seguir hablando de la mente –entendida como entidad autónoma
respecto del cerebro–, libre albedrío y dominio de la conciencia, son conceptos que
no encajan con los actuales descubrimientos sobre el funcionamiento del cerebro. Se
dice que gracias a algunos descubrimientos basados en técnicas que permitan medir
la actividad y la función cerebral, la mente no existe, el yo no existe, y solo se trata
de interacciones neuronales que ocurren en diversas zonas del cerebro. Tampoco
existiría el libre albedrío –entiéndase como se entienda–, pues finalmente nuestros
actos estarían determinados por impulsos eléctricos provenientes de la zona media
y profunda del cerebro, de tal manera que no hacemos lo que queremos, sino que
queremos lo que hacemos. Esto último hace referencia no solo a la libertad, sino
también a la inexistencia de la conciencia como ente que determina nuestros deseos,
pues, nuestro cerebro nos engañaría y la conciencia sería solo una ilusión3. Luego,
si no existen los actos libres, en tanto venimos determinados por un algoritmo
bioquímico, y es el inconsciente el que explica nuestras conductas, ¿puede seguir
sosteniéndose un sistema de atribución de responsabilidad como el derecho penal?
En atención a lo mencionado, en este trabajo pretendo explicar, muy breve-
mente, cómo los aportes de las neurociencias han llevado a cuestionar conceptos
básicos del derecho penal como la libertad y la responsabilidad; asimismo, partien-
do de un particular entendimiento del dolo, analizaré en qué medida los aportes
de las neurociencias han implicado o no algún cambio en su concepción. De otro
lado, dejo establecido que aquí no analizaré el tema de la culpabilidad, pues ello
desbordaría los límites de este trabajo.
2 Respecto a las referidas voces y para una panorámica explicación sobre los principales aportes
de Gerhard Roth, Wolfgang Prinz, Wolf Singer y Francisco Rubia, consultar demetrio cresPo (2021,
pp. 22-24).
3 En esta línea, afirma rUbia (2011) que “por eso se considera que el yo es una ilusión generada
por el cerebro”.
52
Neurociencias, Derecho Penal y dolo
4 Esto se realizó mediante la proclamación presidencial 6158 y se basó en cuatro puntos funda-
mentales: 1) el incremento de la incidencia de enfermedades cerebrales y mentales de tipo degenera-
tivo, traumático y congénitas; 2) los avances tecnológicos en microscopía y neuroimagen; 3) avances
conceptuales para la comprensión de algunos procesos patológicos, así como en el desarrollo de otras
ciencias básicas, y 4) avances en disciplinas intermedias como la biología molecular o la genética
molecular. Para una explicación más amplia sobre las finalidades, avances e impacto producido duran-
te esta década, me remito al trabajo elaborado por martín-rodrígUez (2004, p. 131-170).
5 Este proyecto se concretó a iniciativa de la Comisión Europea y tiene como una de sus fina-
lidades reproducir tecnológicamente características del cerebro humano. Se trata de un ambicioso
proyecto al que se destinarán 1.100 millones de euros e involucra a 112 socios de 24 países.
6 El proyecto BRAIN tiene un plan de trabajo de 15 años, con un presupuesto total de aproxima-
damente seis mil millones de dólares. La idea es empezar mapeando la actividad cerebral de animales
simples, tal como ocurrió con el Proyecto Genoma Humano, hasta ir paulatinamente avanzando hasta
el conocimiento de zonas completas del cerebro humano. Por ejemplo, en 5 años se proyecta cono-
cer el funcionamiento de unas 50 mil neuronas, con el estudio de los cerebros de algunos insectos;
en 10 años llegar al estudio de 1 millón de neuronas, a través del estudio de la corteza cerebral de pequeños
mamíferos, como la musaraña etrusca, cuyo cerebro posee 1 millón de neuronas en cada hemisferio; y en
15 años se proyecta poder mapear el comportamiento de zonas completas del cerebro humano.
53
Luis Gustavo GUILLERMO BRINGAS
activas y que se comunican entre sí mediante las conexiones que establecen las den-
dritas y los axones; asimismo, que cada neurona mantiene conexiones con cientos o
miles de otras neuronas. Antes se pensaba que el cerebro no podía autorrepararse,
que era fijo anatómicamente y que, por tanto, la pérdida de una función era irrepa-
rable. Hoy se sabe que estábamos equivocados, pues el cerebro presenta una cuali-
dad grandiosa: la plasticidad neuronal, que permite aprender nuevas habilidades o
incluso compensar un daño.
En resumen, se puede afirmar que la ciencia ha avanzado bastante sobre el cono-
cimiento del funcionamiento cerebral y se esperan avances significativos en el diag-
nóstico y tratamiento de enfermedades, utilizando, por ejemplo, la optogenética7, la
interfaz cerebro-computadora8 y la implantación de electrodos para pacientes con
párkinson o depresión. Pero, ¿qué implicancia tiene para el derecho penal el avance
de las neurociencias?
7 La optogenética es una técnica que se sirve de la luz para estudiar actividad neuronal del
cerebro en acción. Se prevé su utilización para el tratamiento de enfermedades como la ceguera, la
sordera y la adicción a las drogas.
8 Es la tecnología que recibe señales generadas por el cerebro y las convierte en comandos capa-
ces de controlar computadoras, prótesis corporales, sintetizadores de voz y dispositivos de asistencia.
9 En opinión del profesor de Filosofía del Derecho, gonzález lagier, Daniel, “Tres retos de
la neurociencia para el Derecho penal”, AFD, 2018, XXXIV, p. 47, un mapa de las relaciones entre
neurociencia y derecho penal debería abordar tres temas: 1) La cuestión del libre albedrío, 2) la cues-
tión ontológica acerca de qué son los estados mentales, y 3) la cuestión de la autonomía de las normas
penales (en realidad, de las normas en general) frente a las leyes de la naturaleza.
54
Neurociencias, Derecho Penal y dolo
55
Luis Gustavo GUILLERMO BRINGAS
dinariamente compleja. A partir de allí se puede concluir que los estados mentales
se identifican con propiedades emergentes del cerebro, que surgen a partir de la
actividad neuronal, pero que no se reducen a ella.
56
Neurociencias, Derecho Penal y dolo
10 Con más detalle sobre las principales aportaciones de estos neurocientíficos alemanes me
remito a la cita bibliográfica indicada en la nota al pie número 1.
57
Luis Gustavo GUILLERMO BRINGAS
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Neurociencias, Derecho Penal y dolo
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Luis Gustavo GUILLERMO BRINGAS
60
Neurociencias, Derecho Penal y dolo
61
Luis Gustavo GUILLERMO BRINGAS
(2021), siguiendo en este punto a Damasio, afirma que las emociones son marcado-
res que vienen a cumplir una función de codificación o de catalogación de las infor-
maciones y de las experiencias, de manera que las emociones cumplen una función
en el momento del conocimiento; por lo tanto, concluye la profesora, las emociones
afectarían al dolo. Por otro lado, deja entrever la citada autora que los conceptos
dogmáticos no encajan bien con los conocimientos de las neurociencias, pero la
pregunta es ¿deben las valoraciones del derecho penal corresponderse en identidad
con los estados mentales de cada persona? Quienes creen que sí seguramente lo
hacen bajo la premisa que toda responsabilidad penal requiere de una imputación
subjetiva. No obstante, que ello sea así, no significa que para imponer una sanción
penal deba acreditarse un determinado estado volitivo. Afirmando una determinada
representación (conocimiento), la imputación ya sería subjetiva.
Por su parte, criticando la exigencia de un elemento volitivo, afirma sánchez
vilanova (2021) que la neurociencia cognitiva ha demostrado que los mecanismos
de la afectividad y la cognición están entrelazados. La voluntad sería –continúa
afirmando– un constructo acientífico que desconoce totalmente el funcionamiento
neuronal, de allí que no se puede justificar el castigo en base a una categoría que
la ciencia niega.
Más allá de estas precisiones introducidas a la luz de los avances de las neuro-
ciencias, desde la dogmática se afirma que el dolo es solo conocimiento (ragUés,
1999), pues, por un lado, las regulaciones sobre el error de tipo solo hacen referen-
cia a este elemento y, por otro, que el elemento volitivo no es pasible de probanza.
Sin embargo, considero que tanto el argumento cientificista como el dogmático
–este último afincado en la imposibilidad de probanza de la voluntad–, son impre-
cisos, cuando no equívocos.
El mayor conocimiento acerca del funcionamiento del cerebro, en cuanto a la
representación de objetos a través de la elaboración de mapas conceptuales, así
como el conocimiento sobre la forma en que se producen los estados afectivos
(emociones, sentimientos, motivos), tiene implicancias en el campo de la neuro-
biología y la psicología –al permitir entender de mejor manera, por ejemplo, cómo
se produce el conocimiento, qué zonas intervienen para ello y cómo se fijan las
emociones–, pero no necesariamente despliegan un efecto directo sobre el derecho
penal. Y es que no se puede perder de vista que el derecho penal es un sistema
social de atribución de responsabilidad y, por ende, es éste quien decide en base a
qué elementos realizará tal atribución. No existe obligación de tener en cuenta todo
lo que ocurre en nuestro cerebro, sino solo aquellas exteriorizaciones que tengan un
sentido comunicativo relevante, en tanto vulneren las normas sociales establecidas.
Por otro lado, tampoco es argumento suficiente para afirmar que el dolo es solo
conocimiento, el decir que la voluntad no se puede probar en el proceso penal. Cier-
62
Neurociencias, Derecho Penal y dolo
to es que no existe aún ningún instrumento científico que pueda probar la existencia
de un estado mental determinado al momento que la persona comete un delito, pero
así existiese, la razón no descansa en la prueba de dicho estado, pues el dolo es
una construcción normativa, una asignación de significado que parte del tipo penal.
Además, tampoco el conocimiento (no solo la voluntad) como estado mental, se
puede probar. Sin embargo, a partir de la acción realizada y teniendo en cuentas
algunos elementos como las experiencias previas, el contexto y el significado social
de tal acción, se atribuye dicha cualidad. El dolo es una atribución normativa, un
constructo necesario para establecer responsabilidad penal, que parte de una racio-
nalidad mínima sin la cual sería imposible cualquier imputación. En este contexto
se puede entender la frase de Pérez Barberá (2011, p. 43) cuando afirma que dolo
ni es ni voluntad ni conocimiento.
Finalmente, si más allá del dolo, se discute la imputación subjetiva en general
e insistimos en buscar una correspondencia entre los conceptos dogmáticos y los
estados mentales, a cuyo entendimiento viene aportando la neurociencia, ¿alguien
podría decirme cuál es el estado mental que se corresponde con la imprudencia? La
búsqueda de tal estado es un imposible en la culpa sin representación y todos esta-
mos de acuerdo en que esta modalidad de imputación es normativa, no psicológica.
¿Por qué entonces un trato diferenciado cuando indagamos sobre el dolo?
5. CONSIDERACIONES FINALES
En este trabajo he querido analizar, primero, los posibles puntos de encuentro
–o desencuentro– entre los aportes de las neurociencias y el derecho penal; y luego
ver en qué medida ello afecta o no a la teoría del dolo. Mi postura es que, si bien
la neurociencia ha permitido conocer y desentrañar el funcionamiento del cerebro
y del sistema neuronal, ello no ha incidido de forma fuerte en los postulados fun-
damentales del derecho penal. Nuestro sistema de imputación de responsabilidad
goza aún de buena salud y si hay cambios que realizar, ellos han de venir desde la
discusión de la propia ciencia penal. El derecho penal trabaja con un concepto de
libertad, como presupuesto de la responsabilidad, que no necesariamente se condice
con el utilizado por los neurocientíficos. Ahí tenemos un problema de entendimien-
to conceptual. La mente se generaría por emergencia, en tanto cualidad propia de
sistemas complejos, la que a su vez genera la conciencia y permiten las relaciones
intersubjetivas. El dolo es una estructura de imputación que debe ser definido nor-
mativamente, y no un estado mental determinado. De lo que se trata, es de estab-
lecer bajo qué condiciones se considera que ciertos comportamientos resultan más
lesivos y merecen un reproche mayor. La neurociencia nos informa que las emo-
ciones y los sentimientos actúan como marcadores que influyen en nuestras repre-
63
Luis Gustavo GUILLERMO BRINGAS
sentaciones, pero de allí nada concreto se deriva para la teoría del dolo. Ello no
significa que las emociones no existan, pero tampoco que sean éstas las que deben
ser consideradas como elementos principales a la hora de construir un sistema de
atribución de responsabilidad. Como dije en su momento, no se trata de entender
que el dolo tiene en cuenta fundamentalmente el conocimiento porque la voluntad
no se puede probar, porque en realidad tampoco el conocimiento se puede probar.
Y aun cuando la voluntad se pudiera probar, ello tampoco define lo que social-
mente nos podemos exigir como expectativa de comportamiento. El dolo seguirá
siendo una atribución normativa que si bien parte de una determinada estructura
empírica –un ser humano en estado de conciencia y con capacidades mentales no
deterioradas de forma significativa–, no se agota en ella, sino que debe tomar en
cuenta lo que socialmente estamos dispuestos a permitir. Que la culpa inconsciente
sea una forma de responsabilidad penal en la que todos estamos de acuerdo, pese a
que no existe representación del riesgo creado, da cuenta de que la sola referencia
a los estados mentales como procesos biológicos resulta insuficiente. Y que la igno-
rancia deliberada en sentido estricto –descartando los casos en los que en realidad
existe dolo eventual–, sea resistida por la dogmática, ilustra sobre aquello que aún no
estamos dispuestos a aceptar. Uno y otro caso no desconocen la existencia de esta-
dos mentales, sino que ello no resulta ser lo más importante a la hora de delimitar
el ámbito de lo exigido socialmente. Para que esto deje de ser así, la neurociencia
tendría que aportar conocimientos nuevos y con una capacidad de explicación muy
potente, de tal forma que todos quedemos convencidos de que no somos más que
una causalidad ciega iniciada por una combinación bioquímica ocurrida en zona
profunda de nuestro cerebro. Mientras ello no suceda podemos seguir discutiendo
nuestros estándares intersubjetivos, tratando siempre de mejorar nuestro imperfec-
to sistema de imputación penal.
BIBLIOGRAFÍA
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Neurociencias, Derecho Penal y dolo
65
Luis Gustavo GUILLERMO BRINGAS
66
CONCEPTO JURÍDICO-PENAL DE ACCIÓN A PARTIR
DE LA INTELIGENCIA ARTIFICIAL
JUAN DAVID GUTIÉRREZ PALACIO1
Universidad de Caldas, Colombia
RESUMEN
A partir de la cuarta revolución industrial, el uso no solo de la tecnología sino
también de la inteligencia artificial es cada vez mayor. En la actualidad, la imple-
mentación de la ciencia ha llegado al punto de afirmar que las máquinas han cobra-
do vida. Conforme a ello, se hace necesario estudiar si un actuar desplegado por
la inteligencia artificial de forma independiente, puede revestirse como conductas
jurídico-penalmente relevantes.
Palabras clave: Inteligencia artificial, neurociencias, acción penal, filosofía de
la mente
ABSTRACT
Since the fourth industrial revolution, the use not only of technology but also
of artificial intelligence is increasing. Nowadays science has reached a point where
machines have come to life. Accordingly, it is necessary to study whether an act
independently deployed by artificial intelligence should be seen as criminal conduct.
Keywords: Artificial intelligence, neurosicence, penal conduct, mind philosophy
67
Juan David GUTIÉRREZ PALACIO
INTRODUCCIÓN
La idea de que, a las máquinas que operen con inteligencia artificial (en adelan-
te IA), en un futuro, les pueda ser atribuible responsabilidad, ha sido tratada en el
derecho penal desde hace ya algunos años2. Al principio, estos escenarios parecían
lejanos o carentes de justificación, pero, ahora, a partir del avance de la tecnología
y con base en la Ley de Moore (moore, 2005, p. 1), podemos comprender que, en
un futuro cercano, hablar de responsabilidad penal de inteligencia artificial, será
una realidad.
Es por ello, que en la actualidad numerosos ordenamientos jurídicos han estu-
diado la posibilidad de atribución de responsabilidad a objetos no humanos y espe-
cíficamente, a la inteligencia artificial3. ¿Qué pasa cuando un automóvil que opera
de manera autónoma y sin conductor ocasiona un accidente? Este tipo de preguntas
ya han sido debatidas por el derecho (coca vila, 2017, pp. 235-275). Sin embargo,
el espectro de esta discusión ha sido ampliado de sobremanera (miro l, 2018, pp.
87-130). En la actualidad las máquinas han cobrado vida y por ello, debe preguntar-
se qué pasaría si una máquina que funcione con inteligencia artificial fuerte4 comete
un delito? De esta forma, previo al estudio de su adecuación conforme a las catego-
rías del delito, debe determinarse si la conducta desplegada por la IA es considerada
penalmente significativa y por ello, potencialmente susceptible de reproche.
En este sentido, en esta columna se analizará el concepto de inteligencia artifi-
cial y algunos de sus avances. Posteriormente, se estudiará la perspectiva funcio-
nalista de la mente para establecer si existen semejanzas en cómo funciona nuestra
mente y cómo funcionan las máquinas. Luego, se analizarán las posturas históricas
esbozadas que definieron la acción penal y con base en ello, se confrontarán sus
postulados las actuaciones desplegadas por las máquinas. Todo lo anterior, con el
fin de responder la siguiente incógnita: ¿es posible catalogar como acción a un
actuar desplegada por la inteligencia artificial que actúe de forma voluntaria?
2 Con detalle: QUINTERO O., Gonzalo. (2017) La Robótica ante el Derecho penal: El vacío
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4 Con detalle, ut infra
68
Concepto jurídico-penal de acción a partir de la inteligencia artificial
69
Juan David GUTIÉRREZ PALACIO
7 V.gr.: hernández G., M. (2019) Inteligencia Artificial y Derecho penal. Actualidad jurídica
Iberoamericana ISSN 2386-4567, Nº. Extra 10, 2
70
Concepto jurídico-penal de acción a partir de la inteligencia artificial
demostrar algunas semejanzas existentes entre cómo operamos los seres humanos y
las máquinas. Esta postura, argumenta que los estados mentales son un conjunto de
disposiciones que se relacionan entre sí, mediante entradas sensoriales (inputs) y sali-
das conductuales (outputs) de naturaleza intra o extracorpórea (KaKU, 2014, p. 55).
Conforme a lo anterior, Block manifiesta que: “los estados mentales pueden
ser totalmente caracterizados en términos que involucren sólo un lenguaje lógi-
co-matemático, términos para señales de input y términos para outputs conduc-
tuales” (blocK, 2015, p. 120). Con base en ello, autores como Putnam y Fodor
han promovido la teoría empírica y computacional de la mente (blocK, 1978, p.
119). Esto llevó a que ciertos autores manifiesten la semejanza existente entre
el modelo funcionalista bajo el desarrollo de conductas desplegadas, tanto por
máquinas como por humanos. Conforme a ello, a partir de la misma aplicación de
entradas y salidas, se constituye que el software dispone de las funciones a ejecu-
tar por medio del hardware de un ordenador (PUtnam, 1960), p. 31). A tal punto
de manifestar, que “la mente no es como una máquina, sino que es una máquina”
(smolensKy, 1994, p. 8).
Lo mencionado nos lleva a formular la siguiente idea: si una máquina que fun-
cione y opere de la misma forma en que funciona la mente humana, igual de inte-
ligente a las personas y, por tanto, capaz de tener pensamientos autónomos, comete
un delito, ¿podemos catalogar la conducta como penal? Por ejemplo, si un robot
programado para servir como compañía humana, que funcione de forma autónoma,
asesina a alguien, ¿puede adecuarse esta conducta a una acción penal?
71
Juan David GUTIÉRREZ PALACIO
Luego, está Mezger (1958, p. 88), autor que argumenta que la acción humana es
toda conducta humana concreta que pueda y deba constituir el punto de partida de
consideraciones jurídico-penales.
Lo anterior, permite inferir que para esta escuela causalista, existe una res-
tricción humana por cuanto es evidente que una conducta llevada a cabo por una
máquina que opere con IA no podría encuadrarse en lo esgrimido por este concepto.
Lo anterior, en razón a que por más que se pueda parecer un robot a los seres huma-
nos, es imposibles que contengan elementos corpóreos humanos completamente.
Posteriormente, con la escuela finalista, Welzel adelantó el concepto de acción
final como un actuar dirigido conscientemente desde el objetivo. Luego, propuso la
teoría de la norma prohibitiva en donde, de acuerdo con una exigencia de realiza-
ción de acción, se impedía un resultado indeseado socialmente. De esta forma, este
autor extrae el concepto de acción del plano puramente ontológico para adicionarle
una connotación social (reyes, 2019, p. 736). Adicionalmente, este autor establece
que el carácter social que debe contener la conducta se basa en la noción de estruc-
turas lógico-objetivas, un concepto a partir del cual, de forma objetiva, las personas
que habitan en una determinada social admiten ciertos valores sobre los cuales, las
normas posteriormente se rigen (welzel, 1956, p. 1).
En este orden de ideas, Welzel (1956, p. 736), plantea que la trascendencia
social de la conducta se infiere de la intencionalidad del autor al momento de tener
la facultad de decidir sobre la relevancia social de su conducta. Ante ello, autores
como Maihofer, argumentan estar de acuerdo con la teoría de Welzel, pero, con una
breve modificación, en razón a que tal y como lo definió, la importancia de la con-
ducta quedaría en un plano subjetivo. Por esto, Maihofer fundamenta que la acción
es un fenómeno social, pero debe enfocarse en una valoración conforme a un punto
de vista social, aceptado por la comunidad (reyes, 2019, p. 738 y 739). Esto es
una valoración interna del ser humano, pero, a partir de la percepción de las demás
personas. De esta forma, se le da el carácter objetivo a la valoración.
Ahora, aunque el carácter de valoración social podría acarrear una aceptación
social de las conductas desplegadas por la IA, la connotación social de la conducta se
realiza a partir de una persona y, por tanto, a partir de la teoría finalista social de la
acción, seguiría habiendo una exigencia humana en la conducta penal. Tal y como lo
estableció el finalismo, las personas serían las únicas capaces de realizar este juicio.
Por su parte, Roxin (1997, p. 252) desarrolló la teoría de la acción como mani-
festación de la personalidad, argumentando que la acción es todo lo que se puede
atribuir a un ser humano. Como lo indica Porciúncula (2014, p. 155) para Roxin,
este concepto cumple tres funciones en la acción. En primer lugar, servir como
elemento básico del delito. Adicionalmente, ser una figura idónea de enlace de las
categorías del hecho punible y, por último, funcionar como criterio que delimita la
72
Concepto jurídico-penal de acción a partir de la inteligencia artificial
Para esta postura, la función del lenguaje cumple un rol esencial. Por ello, Haber-
mas (1987, p. 391), su máximo representante, afirma que para la acción comunicativa
deben ser tenidos en cuenta los actos de habla en los que el hablante vincule presu-
puestos de validez susceptibles de crítica. Validez, comprendida en el sentido de que,
para que una norma rija en el mundo social, la misma, deberá estar obligada a que
las pretensiones de validez sean reconocidas por todos, mediante la adjudicación de
un reconocimiento intersubjetivo que le brinda validez social a la norma (p. 128).
Por su parte, Parsons (1968) manifiesta que el sistema de acción está construido
sobre un concepto de interiorización de normas compartido, al expresar lo siguien-
te: “la condición básica para que pueda estabilizarse un sistema de interacción es
que los intereses de los actores tiendan a la conformidad con un sistema comparti-
do de criterios de orientación de valor” (pp. 126-127). Postura que fue compartida
por Habermas (1987, p. 119), quien posteriormente, argumentó que las personas
que componen la sociedad debían coincidir en algunos valores y normas que han
sido aceptados por todas las personas que constituyen la sociedad. En sus palabras:
73
Juan David GUTIÉRREZ PALACIO
3. CONCLUSIONES
A partir de lo expuesto, se establece que la respuesta a la incógnita sobre si
las máquinas pueden ser susceptibles de cometer conductas relevantes para el
derecho penal, es afirmativa. Para ello, no son necesarias nuevas teoría conduc-
tuales que cobijen los supuestos planteados. Al contrario, a partir de la teoría de la
acción comunicativa, es posible replantear o redireccionar el alcance del concepto
de conducta penal. Ello, fundamenta la potencialidad de catalogar como las con-
ductas desplegadas por la IA de forma voluntaria. Cuando se refiere a direccionar,
74
Concepto jurídico-penal de acción a partir de la inteligencia artificial
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75
Juan David GUTIÉRREZ PALACIO
76
Concepto jurídico-penal de acción a partir de la inteligencia artificial
77
LA INFLUENCIA DE LAS NEUROCIENCIAS SOBRE LA
CULPABILIDAD COMO ELEMENTO DE LA TEORÍA
DEL DELITO PENAL
MATÍAS RODOLFO PACCE1
Universidad Católica de Santa Fe, Argentina
RESUMEN
En el presente trabajo se analizan los nuevos debates producidos entre el dere-
cho penal y las ciencias empíricas a partir de los recientes estudios que provienen
de la neurociencia. Asimismo se cuestiona la forma en la cual el individuo decide
realizar una conducta externa típica y antijurídica que podría llegar a ser conside-
rada un delito penal.
Palabras clave: neurociencias, culpabilidad, libre albedrío, delito, derecho
penal.
ABSTRACT
In this paper, the new debates produced between criminal law and empirical
sciences based on recent studies that come from neuroscience are analyzed. Likewi-
se, the way in which the individual decides to carry out a typical and unlawful
external conduct that could be considered a criminal offense is also questioned.
Keywords: neurosciences, guilt, free will, crime, criminal law.
79
Matías RODOLFO PACCE
INTRODUCCIÓN
Los avances científicos producidos desde la neurociencia han generado nuevos
interrogantes para el derecho penal, lo que ha llevado a cuestionarnos sobre la
existencia de una de las categorías esenciales dentro la estructura delictiva: la cul-
pabilidad. En efecto, los nuevos aportes que llegan desde las neurociencias obligan
a repensar el fundamento y la razón de ser de esta categoría que forma parte de la
estructura del hecho delictivo.
El presente trabajo tiene como objetivo conocer cómo los avances neurocientí-
ficos afectan a la culpabilidad como categoría dentro de la teoría del delito penal.
Para lograrlo comenzamos estudiando lo que es la neurociencia, posteriormente
abordamos el análisis de la culpabilidad como elemento del delito penal, y luego
hacemos énfasis en la relación que existe entre culpabilidad y neurociencias. Final-
mente presentamos las conclusiones de nuestro trabajo.
1. NEUROCIENCIA Y DERECHO
La neurociencia se define como “el estudio de cómo se desarrolla el sistema
nervioso, su estructura y lo que hace. Los neurocientíficos se centran en el cerebro
y su impacto en el comportamiento y las funciones cognitivas (del pensamiento)”
(romero, 2020, p. 4).
Los neurocientíficos no discuten si los sujetos actúan dolosa o imprudentemente,
ya que entienden que las decisiones no son en última instancia libres sino determi-
nadas por condiciones que no son controladas de modo consciente. Sitúan el debate
entorno al determinismo de la acción, dado que para ellos el obrar del cerebro es
el mismo que el de la mente que lleva al hombre a actuar de determinada manera.
Amoedo Souto (2018, p. 85) señala que la neurociencia considera que “nuestras
respuestas conductuales, tanto en las patologías mentales (adicciones, trastornos de
la personalidad, neurosis, psicosis, etc.) como en el funcionamiento “normal” del
cerebro, están ampliamente regladas por procesos cerebrales automáticos”.
De esta manera, los estudios derivados de la neurociencia socaban la idea de
derecho penal de corte retributivo y los fundamentos de la teoría de culpabilidad
que parten de la posibilidad de reprocharle al sujeto su conducta antijurídica. Al
mismo tiempo que consideran que el delito es fruto de determinantes individuales
neurológicas dependientes de la estructura cerebral de cada sujeto.
Pérez Manzano (2011, p. 2) menciona que “las neurociencias habrían refutado la
tesis de que el ser humano actúa de forma libre y voluntaria”. Para la neurociencia
no es posible atribuirle culpabilidad a un sujeto que no ha obrado conforme a dere-
cho; y en consecuencia el sistema penal debería sustituir las penas por las medidas
de seguridad. En efecto, “entre los neurocientíficos se observa una cierta tendencia
80
La influencia de las neurociencias sobre la culpabilidad como elemento de la teoría…
81
Matías RODOLFO PACCE
antijurídico –ergo, no es una conexión psíquica, sino una atribución– cuando éste
pudo y debió motivarse conforme a la norma”. (demetrio, 2021)
Para la teoría de la normatividad la culpabilidad es un juicio de reproche, por el
cual se puede atribuir la conducta típica y antijurídica al sujeto, y no refiere exclu-
sivamente a un proceso psicológico como sostenía la teoría de la psicología donde
predominaba el elemento subjetivo dentro del concepto.
En cuanto a la composición de la culpabilidad, Rodríguez Fernández menciona
tres elementos: “la imputabilidad, o capacidad de culpabilidad, el conocimiento de
la significación antijurídica de la conducta y la exigibilidad”. (2017, p. 118)
En cuanto a las causales que excluyen la culpabilidad, el Código penal argen-
tino establece como supuestos de no punibilidad: la insuficiencia de facultades, la
alternación morbosa de facultades, y el estado de inconsciencia no imputable. En
efecto el artículo 34. Inc. 1 del Código penal argentino dispone: “No son punibles:
Inc. 1. El que no haya podido en el momento del hecho, ya sea por insuficiencia de
sus facultades, por alteraciones morbosas de las mismas o por su estado de incons-
ciencia, error o ignorancia de hecho no imputable, comprender la criminalidad del
acto o dirigir sus acciones”.
Debemos mencionar aquí que lo referido a la insuficiencia en las facultades
alude a las situaciones vinculadas a la falta de madurez mental del individuo invo-
lucrado en el ilícito, y concuerda con lo establecido en la Ley 22.278 del Régimen
Penal de Minoridad que dispone: “No es punible el menor que no haya cumplido
dieciséis (16) años de edad. Tampoco lo es el que no haya cumplido dieciocho (18)
años, respecto de delitos de acción privada o reprimidos con pena privativa de la
libertad que no exceda 2 años, con multa o con inhabilitación”.
Considerando lo dispuesto en el Código penal argentino vemos que dicho sis-
tema penal se basa en la idea de que el sujeto es culpable y que por tanto debe
imponérsele una pena. Por tanto, para determinar si se ha cometido un delito es
necesario que se haya cometido la conducta antijurídica y también que no existan
causas de exclusión de culpabilidad.
3. NEUROCIENCIA Y CULPABILIDAD
La culpabilidad es el elemento más cuestionado en la teoría del delito a partir de
los aportes científicos brindados por la neurociencia. Se indaga desde esta ciencia
empírica los fundamentos sobre los cuales se define a la culpabilidad al suponer
que no existe la libertad de voluntad y que el hombre al actuar no es capaz de dis-
tinguir entre una manera de obrar correcta y otra incorrecta. En efecto, Wolfgang
Prinz (2004, pp. 198-206), uno de los principales exponentes de la neurociencia
señala que “hablar de libertad de voluntad desde el punto de vista de la psicología
82
La influencia de las neurociencias sobre la culpabilidad como elemento de la teoría…
es como hablar del unicornio desde el punto de vista de la zoología, es decir algo
que no existe en la ontología de la disciplina” (como se citó en Demetrio, 2021).
La neurociencia cuestiona la existencia de la libertad y parte de una posición
determinista (entendiendo que existe una explicación causal para todos los sucesos
que ocurren en este mundo) por lo que entiende que no debería reprochársele al
sujeto directamente su accionar ya los seres humanos se encuentran determinados
en el plano neurológico.
Ahora bien, existen diversas teorías que serán analizadas a continuación que
intentan inmunizar a la culpabilidad ante la polémica derivada del debate entre el
determinismo y el indeterminismo entorno a la existencia del libre albedrío y que,
en consecuencia, podrían servir para superar las críticas de la neurociencia hacia el
concepto de culpabilidad.
Entre estas teorías podemos mencionar en primer lugar a la tesis sostenida por
Roxin (1997) quien define a la culpabilidad como “la asequibilidad o abordabili-
dad normativa, significa que el sujeto estaba disponible en el momento del hecho
para la llamada de la norma según su estado mental y anímico” (como se citó en
Demetrio, 2021). Para este autor el individuo debió haberse comportado conforme
al llamado dado por la norma pero no lo hizo por lo cual es culpable, pero su cul-
pabilidad no tiene que ver con su libre albedrio.
En segundo lugar, la teoría de la motivación vinculada a la prevención general
define a la culpabilidad sin hacer referencia a la libertad. Esta teoría considera que
el sujeto es culpable cuando es normalmente motivable por las normas, es decir
cuando tiene inalteradas de forma suficiente sus capacidades de ser influido por la
norma penal y conocerla para que su obrar sea conforme a derecho.
Por último, tenemos la tesis sostenida por Jakobs (1995) quien fundamenta la
culpabilidad en el sistema funcional del derecho penal y entiende a la misma como
“una imputación funcional es decir una deslealtad al orden jurídico” (como se citó
en Demetrio, 2021). Para este autor es culpable el sujeto que ha obrado de manera
contraria al orden establecido por el sistema jurídico.
Todas estas definiciones de culpabilidad sirven para proteger al derecho penal
de los ataques derivados del debate entre el indeterminismo y el determinismo en
relación a la existencia o no del libre albedrio y son útiles para superar las críticas
que llegan de la neurociencia y se encuentran vinculadas a la negación que hace
esta ciencia empírica de la posibilidad de reprocharle al sujeto su accionar contra-
rio a derecho por considerar que el mismo no tiene libertad de voluntad, y que se
encuentra predeterminado en su accionar humano.
Finalmente, debemos decir que pese a todos los avances de la neurociencia, la
culpabilidad sigue formando parte de los procesos sociales. Como señala Feijoo
Sánchez “los neurocientíficos no han tenido suficientemente en cuenta que la cul-
83
Matías RODOLFO PACCE
4. CONCLUSIONES
La neurociencia ha planteado interrogantes para la teoría del derecho penal.
Particularmente cuestionando una categoría esencial dentro de la estructura del
delito: la culpabilidad planteando la no existencia de la libertad de voluntad y en
consecuencia la no posibilidad de reprochar a un sujeto su manera de obrar dentro
de la sociedad.
Los neurocientíficos consideran que la mente es puro producto del cerebro;
rechazan la existencia de una mente separada de un cerebro. Para estos estudiosos,
el hombre no actúa movido por la libertad y la voluntad sino por el determinismo.
Para una posición extrema de la neurociencia, el derecho penal no puede aplicar
penas, sino que debe emplear medidas de seguridad para sancionar a las personas
que han cometido hechos delictivos, dado que estos no son responsables por sus
actos por no contar con libre albedrío.
Los neurocientíficos defienden la aplicación de tratamientos neurológicos para
tratar el delito y la aplicación de medidas de seguridad. De esta manera legitiman la
aplicación de la pena en las teorías de prevención especial, antes que en cualquier
otra propuesta teórica que parta de un punto de vista retributivo (teorías absolutas
de la pena). En efecto, consideran que es mejor un derecho penal basado en medi-
das orientadas a la prevención especial antes que en penas criminales dado que
entienden que el sujeto no es un agente moral, si no que actúa ya predeterminado
por sus estructuras neuronales.
En cuanto a la culpabilidad, vimos que desde el derecho penal algunos autores
han intentado definir a la misma omitiendo hacer referencia a la libertad de volun-
tad para eludir los cuestionamientos planteados desde la neurociencia. A modo de
ejemplo podemos mencionar la definición normativa hecha por Roxin, las ideas de
la teoría de la motivación desde la cual se sostiene que es culpable quien puede per-
cibir y comprender las normas penales y actúa de manera contraria a derecho. Por
último, los aportes de Jakobs quien define a la culpabilidad a partir de la función
que la misma cumple dentro del ordenamiento jurídico.
84
La influencia de las neurociencias sobre la culpabilidad como elemento de la teoría…
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85
Matías RODOLFO PACCE
86
LA CULPABILIDAD JURÍDICO-PENAL INDIVIDUAL EN
LA EMPRESA: ¿REALMENTE SOMOS LIBRES DENTRO
DE UNA ORGANIZACIÓN EMPRESARIAL COMPLEJA?
FRANCISCO ANTONIO VALDEZ SILVA1
Universidad Nacional Mayor de San Marcos-Perú
RESUMEN
El presente trabajo se refiere a presentar problemas acerca de si podemos utilizar
los mismos razonamientos propios para atribuir la culpabilidad jurídico-penal indi-
vidual para las personas físicas individuales ajenas a cualquier escenario colectivo a
otras cuando cometen en el injusto-penal en contextos diferentes como lo es dentro
de la empresa. En estas breves reflexiones, opinamos que los criterios no pueden
ser idénticos, porque el ser humano no es el mismo cuando interactúa en contextos
con dos o más personas, como cuando lo hace en el marco de dinámicas colecti-
vas como son las que ocurren dentro de la empresa. Somos de la opinión que los
“sesgos” como la neutralización, imitación, oportunidad aparecen no como conse-
cuencia de la decisión libre y voluntaria del ser humanos, sino como expresión del
actuar irreflexivo del sujeto físico en contextos con dinámicas como las que pre-
sentan las empresas. Esto último debe ser tomado en cuenta por los jueces a nivel
1 Abogado por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Doctorando en Derecho por
la Universidad de Castilla-La Mancha, Magíster en Derecho Penal por la Universidad Autónoma de
Madrid, en Derecho Penal Económico por la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid, en Cumpli-
miento Normativo en Derecho Penal por la Universidad de Catilla-La Mancha y en Prevención del
Delito de Lavado de Activos y Financiamiento del Terrorismo, Fraude Fiscal y Responsabilidad Penal
de la Persona Jurídica por la Universidad de Santiago de Compostela.
87
Francisco Antonio VALDEZ SILVA
ABSTRACT
This paper is contracted to problematize about whether we can use the same
reasonaning to attribute individual legal-criminal guilt for individual natural per-
sons outside any collective scenario to other when they commit “injusto-penal”
in different contexts as it is whithin of the company. In these brief reflections, we
believe that the criteria can not be identical, because human beings are not the same
when interacting in contexts with two or more people, as when they do so within
the framework of collective dynamics such as those occur within the companys.
We are of the opinión that “sesgos” such as neutralization, imitation, opportunity
appear not as a consequence of the free and voluntary decisión of the human being,
but as an expression of the thouhlesss act of the physical subject in contexts with
dynamics such as presented by companies The latter must be taken into account by
the judges at the leves of the determination whether any is guilty or not, but no as
exclusive elements for the judicial determination of the penalty.
Keywords: guilty, companies, sesgos, neutralization, imitation
INTRODUCCIÓN
De un tiempo a esta parte he venido preguntándome si las personas físicas man-
tenemos uniformes aquellos aspectos conductuales que nos definen, al momento
de iniciar o culminar el vínculo con alguna organización, por ejemplo: la empresa,
la universidad o una asociación en la que desarrollamos una actividad específica.
¿Somos la misma persona que se levantó muy temprano por la mañana y toma el
coche para llegar a la oficina a trabajar como empresario a por la tarde al tomar
el metro rumbo al hospital para ejercer como médico? ¿Somos diferentes personas
en la mañana al encontrarnos trabajando en una empresa a por la noche al encon-
trarnos en la universidad?, en verdad, la respuesta no es tan fácil porque la persona
humana es mucho más compleja de lo que nos podríamos imaginar. Así, en el pre-
sente nos vamos a decantar por afirmar que este es mucho más que una suma de
procesos sinápticos que explican sus comportamientos.
Es importante advertir que el ser humano es además y principalmente un ser cul-
tural (Pérez, 2013, p. 127), lo cual conduce a que aquél se relacione indistintamente
con valores al ejercitar sus comportamientos en distintos sectores de la sociedad.
Son los valores los que también van modelando nuestras conductas de alguna u
88
La culpabilidad jurídico-penal individual en la empresa: ¿realmente somos libres dentro…?
otra manera. Por ejemplo, el ser humano es más “honesto” en una situación que en
otra, esto en razón de la relación con los valores con los que ha venido interaccio-
nando durante toda su vida, lo que nos permite arribar a la conclusión de que el ser
humano no está determinado únicamente por un “algorítmico químico” que gatilla
un potencial de disposición inconsciente2, sino además de un entramado axiológico
que lo rodea y que influye en la toma de sus decisiones.
Por otra parte, también es importante advertir que las organizaciones (empresa,
hospital, universidad, asociaciones, ejército, etc.) son estructuras emergentes de la
sociedad, las cuales se caracterizan por generar su propia realidad social, y con ello, sus
propios valores histórico-sociales (mayntz, 1996, p. 11), entendiéndose de esto que la
organización empresarial y su realidad como tal, han sufrido cambios históricos que
se revelan en la jerarquización u ordenación de sus valores propiamente dichos.
89
Francisco Antonio VALDEZ SILVA
ciones, siendo que, de otra manera no se podría dar marcha a la actividad y además,
esperar que se desarrolle con el menor coste de lesión a otros posible.
Como se puede apreciar, las organizaciones empresariales han desarrollado
distintos y propios valores a lo largo de la historia, lo cual el Derecho Penal no ha
dejado de apreciar a efectos de decodificarlo en su lenguaje y ubicarlo en el lugar
de la Teoría del Delito que corresponda.
90
La culpabilidad jurídico-penal individual en la empresa: ¿realmente somos libres dentro…?
demasiado tarde porque la libertad no puede ser definida como un mero proceso
mecánico de impulso neuronal ni como una alma indeterminada sin control que
va por el mundo, siendo que, aquella para interés de la función del Derecho penal,
es conceptualizada por el contrario como un producto cultural, pues se funda en
un proceso intersubjetivo de reconocimiento como iguales para garantizar la paz
social entre los mismos, sobre el cual podemos finalmente construir el concep-
to de responsabilidad: “Eres libre en tanto en cuanto nos reconozcamos como
iguales” (feijoo, 2013, p. 269).
En ese orden de ideas, la culpabilidad para el Derecho penal moderno no está
sustentada en un poder actuar de otra manera sino en la disponibilidad jurídica
mínima para asegurar los valores fundamentales de la sociedad, esto es una persona
física no será culpable porque pudo actuar de otra manera sino porque gozaba de
una disposición mínima de salvaguardar los valores del orden social (respeto hacia
un igual, por ejemplo) (feijoo, 2013, p. 287).
Ahora bien, esa disposición jurídica mínima ha sido construida a la luz de los
avances de las neurociencias y disciplinas afines (psicosis, ebriedad absoluta, etc.);
empero, aun cuando el fundamento de la culpabilidad es adecuado para soslayar
críticas como la de los neurocientíficos más radicales, no es menos cierto que las
causas de exculpación están restringidas para situaciones propias de un Derecho
penal del homicidio o delitos mal llamados “violentos o de sangre”.
Con esto último quiero decir que el Derecho penal, a nivel de la culpabilidad,
está definiendo a un “no igual” solo desde lo que le ocurre individualmente (grave
alteración psíquica o por intoxicación plena, por ejemplo), pero no desde lo que le
ocurre en sociedad, pese a que su fundamentación reciente va en esta dirección para
superar tesis como la vuelta al programa de Marburgo.
Efectivamente, últimamente el Derecho penal solo está realizando diferencias
entre unos y otros seres humanos a partir de los avances que las ciencias y dis-
ciplinas (neurociencias, psicología clínica, etc.) puedan mostrarnos de la relación
entre ellos de forma individual y la realidad; y desde ahí, el Derecho penal está
decidiendo qué sujetos son capaces de gozar de una disposición jurídica míni-
ma de salvaguarda de los valores de la sociedad (respeto a otro como igual, por
ejemplo). Así, el Derecho penal está decidiendo la imputabilidad entre los sujetos
que interactúan en los procesos intersubjetivos desde una simple relación entre
ellos mismos y su capacidad para conocer la realidad desde exclusivamente sus
procesos fisiológicos y químicos. Es cierto que el Derecho penal está decidiendo
al final de cuentas cuál es la mejor disposición jurídica para la defensa de sus
valores desde los avances de estas ciencias (un ataque psicótico no es causa de
exculpación, sino uno que no goce de la capacidad para salvaguardar los valores
de un Estado Democrático de Derecho); empero no es menos cierto que se asienta
91
Francisco Antonio VALDEZ SILVA
3. CONCLUSIÓN
Así, la culpabilidad jurídico-penal del individuo ha tomado en serio los avances
de las neurociencias y disciplinas afines, pero las asienta exclusivamente sobre la
relación entre el ser humano y su cerebro, mas no lo anterior mediado en contex-
tos organizacionales que también pueden jugar un papel importante para afirmar o
negar la libertad, no la determinada o indeterminada, sino la de interés del Derecho
penal. Es cierto que nos resulta menos difícil abrazar los resultados de alquien que
no pudo ser libre “jurídico-penalmente” por encontrarse atravesando un ataque
psicótico que no le permite comprender su conducta y actuar conforme a la misma,
que de aquel sujeto neutralizado por la asunción “inconsciente” de valores emergi-
dos de unas paredes como lo son las de las empresas. Las conductas no deberían
considerarse inimputables solo porque las razones vienen de una relación sujeto-
cerebro (endógenas), sino también de aquella mediada en un contexto organizacio-
nal (exógenas), lo cual el Derecho penal decidirá al final de cuentas si goza o no de
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La culpabilidad jurídico-penal individual en la empresa: ¿realmente somos libres dentro…?
BIBLIOGRAFÍA
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ciencias y Derecho Penal. Nuevas perspectivas en el ámbito de la culpabilidad
y tratamiento jurídico-penal de la peligrosidad, demetrio cresPo, Eduardo
(Dir.), Edisofer, Madrid.
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177 Este E-Book reúne una serie de contribuciones breves sobre
aspectos particulares vinculados a un tema apasionante cual
es el del comportamiento humano y el Derecho penal desde
los nuevos enfoques que provienen de las neurociencias
y la inteligencia artificial. El lector encontrará en él análisis
vanguardistas sobre temas clásicos de la teoría del delito
tales como la acción, el dolo, la tentativa, la imputabilidad,
o la culpabilidad jurídico-penal individual en contextos
organizativos complejos de carácter empresarial. Qué duda
cabe de que estamos ante un desafío epistémico –que desde
la universidad estamos llamados a afrontar– en el que la
perspectiva interdisciplinar y el pensamiento complejo, en
diálogo con las llamadas life sciences, cobran cada vez mayor
importancia.