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Miguel Grau

Para otros usos de este término, véase Miguel Grau (desambiguación).


Miguel Grau
DEVELACIÓN DEL CUADRO DEL GRAN ALMIRANTE MIGUEL GRAU (12295342055).jpg
Emblem of the Peruvian Navy.svg
Comandante general de la Marina de Guerra del Perú
Sucesor Antonio de la Haza
Gran Sello de la República del Perú.svg
Diputado de la República del Perú
por Paita (Piura)
28 de julio de 1876-2 de agosto de 1879
Gran Sello de la República del Perú.svg
Diputado suplente de la República del Perú
por Paita (Piura)
28 de julio de 1872-10 de julio de 1876
Información personal
Nombre de nacimiento Miguel María Grau Seminario Ver y modificar los datos en
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Apodo El caballero de los mares
El peruano del milenio
Nacimiento 27 de julio de 1834 Ver y modificar los datos en Wikidata
Piura (Perú) Ver y modificar los datos en Wikidata
Fallecimiento 8 de octubre de 1879 Ver y modificar los datos en Wikidata (45
años)
Punta Angamos, Mejillones (Bolivia)
Causa de muerte Caído en combate
Sepultura Cripta de los Héroes Ver y modificar los datos en Wikidata
Nacionalidad Peruana
Familia
Padres
Juan Manuel Grau y Berrío
Luisa Seminario del Castillo
Cónyuge Dolores Cavero Núñez (1867-1879) Ver y modificar los datos en Wikidata
Hijos 11
Educación
Educación Marino Mercante e Infante de la Marina de Guerra del Perú
Información profesional
Ocupación Marino y político Ver y modificar los datos en Wikidata
Rama militar Bandera naval de Perú Marina de Guerra del Perú
Rango militar Gran Almirante
Conflictos
Guerra hispano-sudamericana
Guerra del Pacífico
Combate naval de Chipana
Combate naval de Iquique
Primer combate naval de Antofagasta
Combate naval en alta mar entre el Almirante Blanco Encalada y el Huáscar del 3 de
junio de 1879
Segunda ruptura del bloqueo naval de Iquique
Captura del vapor Rímac del 23 de julio de 1879
Intento de torpedear al Almirante Cochrane del 7 de agosto de 1879
Incidente de los torpedos Lay del 24 de agosto de 1879
Segundo combate naval de Antofagasta
Combate naval de Angamos
Partido político Partido Civil Ver y modificar los datos en Wikidata
Afiliaciones Club Nacional
Club de la Unión
Sitio web
grau.pe/
Distinciones Título de Gran Almirante del Perú otorgado por el Congreso de la
República del Perú
Firma Firma Miguel Grau - Brev (cropped).jpg
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Miguel María Grau Seminario (Piura, 27 de julio de 1834-Punta Angamos, Mejillones;
8 de octubre de 1879) fue un marino militar y político peruano, y póstumo gran
almirante de la Marina de Guerra del Perú. Durante la guerra del Pacífico, comandó
el monitor Huáscar y mantuvo a raya a la escuadra chilena durante seis meses,
sucumbiendo finalmente de manera heroica en el combate naval de Angamos, enfrentado
a fuerzas muy superiores. Es considerado el «héroe máximo del Perú». Su generosidad
para con el enemigo en el campo de batalla le valió el apelativo de «Caballero de
los mares». Tras un concurso fue ganador del título de «El peruano del milenio».1
Fue parte de la familia Seminario de gran importancia histórica en el departamento
de Piura durante el siglo xix.2

Fue hijo del coronel grancolombiano (nacionalizado peruano) Juan Manuel Grau Berrío
y de la dama peruana Luisa Seminario del Castillo. Nació en Piura, pero fue en el
puerto de Paita donde vivió gran parte de su infancia y donde forjó su vocación
marinera. A los nueve años de edad se embarcó como aprendiz de grumete en el buque
mercante Tescua. Durante diez años navegó en distintas naves y recorrió diferentes
puertos de Asia, Estados Unidos y Europa.

En 1854, ingresó a la Marina de Guerra del Perú como guardiamarina. En 1856, con el
grado de alférez de fragata, pasó a servir a bordo de la fragata Apurímac,
integrándose plenamente al cuerpo de oficiales de la marina. Se sumó a la
revolución conservadora de Manuel Ignacio de Vivanco y participó en el ataque al
Callao de 1857.

Derrotada la revolución vivanquista en 1858, Grau fue expulsado de la Armada, por


lo que debió volver a la marina mercante. En 1863 se proclamó la Ley de Amnistía
para los oficiales y miembros del ejército y de la marina, que participaron en la
revolución vivanquista de 1858. Grau presentó su solicitud de readmisión, y fue
readmitido al servicio naval como teniente segundo. Poco después, ya como teniente
primero, fue enviado a Inglaterra, comisionado para negociar la compra de unidades
navales y supervisar la construcción de las mismas. Ya de regreso al Perú, se sumó
a la revolución restauradora de Mariano Ignacio Prado, y fue ascendido a capitán de
fragata (1865). Durante la guerra contra España, actuó en el combate de Abtao, al
mando de la corbeta Unión (1866).

Se hallaba en Valparaíso, con la escuadra peruana, cuando, junto con otros marinos,
protestó contra la decisión del gobierno peruano de contratar al comodoro
estadounidense John R. Tucker como comandante de la armada peruana en una
proyectada expedición naval para liberar a Filipinas de la dominación española.
Acusado de insubordinación, fue confinado en la isla San Lorenzo, donde fue
sometido a juicio, para finalmente ser declarado inocente. Por tercera vez, regresó
a la marina mercante, laborando para una compañía inglesa (1867). Ese mismo año se
casó con la dama limeña Dolores Cabero y Núñez, de cuya unión nacieron diez hijos.

A principios de 1868, fue reincorporado al servicio naval como comandante del


monitor Huáscar, siendo ascendido poco después al grado de capitán de navío.
Suscribió, junto con otros marinos, una proclama contra el golpe revolucionario de
los hermanos Gutiérrez (1872).

En 1873, al mando del Huáscar, realizó un crucero por el sur peruano y el litoral
boliviano, al ocurrir la amenaza de un conflicto armado entre Chile y Bolivia por
cuestiones territoriales. En 1874 fue comandante de la Escuadra de Evoluciones,
recorriendo el litoral peruano entre el Callao e Iquique, y colaborando en la
debelación de la intentona golpista del caudillo Nicolás de Piérola.
En 1875, fue elegido diputado por la provincia de Paita, por el Partido Civil,
labor parlamentaria que interrumpió temporalmente para ejercer la Comandancia
General de Marina, entre 1877 y 1878. En tal calidad, elevó al Congreso Nacional un
pormenorizado informe sobre el estado deficiente de los buques de guerra y las
carencias de la Marina, formulando juicios que fueron una verdadera advertencia, un
año antes del estallido de la guerra con Chile.

Al estallar la Guerra del Pacífico, el 5 de abril de 1879, Grau retomó el mando del
Huáscar, en detrimento de la fragata blindada "Independencia", que era por entonces
el buque insignia de la Armada Nacional peruana, por considerársele como un buque
de guerra con mayor poder de fuego del Perú. Miguel Grau fue nombrado jefe de la
primera división naval, iniciando su campaña en el mes de mayo. Durante los cinco
meses siguientes, desarrolló una intensa actividad, manteniendo en jaque a la flota
chilena. Ganó el combate naval de Iquique del 21 de mayo de 1879, hundiendo a la
corbeta Esmeralda y se ganó el respeto unánime por su acción humanitaria de
rescatar a los náufragos chilenos.

En los meses siguientes, Grau realizó varias incursiones en aguas controladas por
Chile, atacando por sorpresa y hostilizando las líneas de comunicación chilenas,
bombardeando las instalaciones militares de sus puertos firmes. Fue ascendido a la
alta clase de contralmirante, reclinado este alto honor, porque dicho cargo le
alejaría del combate y de la defensa de su patria, al tener que dirigir las
acciones navales desde los despachos, Miguel Grau continuó con su grado de Capitán
de Navío hasta su inmolación en el Combate de Angamos. Así el 8 de octubre de 1879,
estando frente a Punta Angamos, el Huáscar fue cercado por dos divisiones enemigas,
trabándose un desigual combate. Grau murió en los primeros minutos de la lucha, por
efectos de una granada disparada por el acorazado Cochrane, que destrozó su cuerpo.
Sus oficiales y marineros continuaron la lucha, hasta que resultaron muertos o
puestos fuera de combate. Solo con la eliminación de Grau y el Huáscar, que había
actuado como una verdadera muralla móvil del Perú, los chilenos pudieron iniciar la
campaña terrestre.

Sus restos, inicialmente enterrados en Santiago de Chile, fueron repatriados en


1890 y trasladados a la Cripta de los Héroes en 1908. En 1946 fue ascendido
póstumamente al grado de almirante. En su calidad de exdiputado, conserva una curul
permanente en el Congreso de la República del Perú.

Índice
1 Primeros años
1.1 Nacimiento
1.2 Infancia
1.3 Primeros contactos con el mar
2 Sus años en la Marina de Guerra del Perú
2.1 Guardiamarina
2.2 Alférez de fragata
3 De retorno a la vida civil
3.1 Separación del servicio. Otra vez en la marina mercante
4 Reincorporación a la Marina de Guerra
4.1 En comisión a Europa
4.2 Arresto en Inglaterra
4.3 La revolución restauradora
4.4 Guerra hispano-sudamericana
4.5 Arresto en la isla de San Lorenzo
4.6 Otra vez en la marina mercante. Matrimonio
4.7 Comandante del monitor Huáscar
4.8 La revolución de los Gutiérrez
4.9 Miembro de la Comisión Consultiva de la Marina
5 Grau y el Monitor Huáscar
5.1 El Huáscar, rumbo al sur
5.2 Crucero por el litoral boliviano
5.3 Jefe de la escuadra de evoluciones
5.4 Diputado por Paita (primera legislatura)
5.5 Comandante general de la Marina de Guerra del Perú
5.6 Diputado por Paita (segunda legislatura)
6 Campaña naval de la guerra del Pacífico
6.1 La escuadra peruana y la chilena
6.2 Preparativos de la campaña naval
6.3 Combate naval de Iquique
6.4 Combate naval de Angamos
7 Los restos de Grau
8 Familia
8.1 Ancestros
8.2 Matrimonio y descendencia
9 Homenajes
9.1 Ascenso a la alta clase de Almirante
9.2 Monumento a Miguel Grau en Piura
9.3 Monumento al Almirante Grau en el Callao
9.4 Monumento a Miguel Grau en Lima
9.5 Estatua hiperrealista de Grau del Museo Naval del Callao
9.6 Otros monumentos
9.7 Orden Gran Almirante Grau
9.8 En la ficción
9.9 Minuto de silencio en tranmisiones del Estado
10 Véase también
11 Notas
12 Referencias
13 Bibliografía
14 Enlaces externos
Primeros años
Nacimiento
Los padres de Miguel Grau

Juan Manuel Grau Berrío

Luisa Seminario del Castillo


Miguel María Grau Seminario nació en la ciudad de San Miguel de Piura, en una
casona de la calle Mercaderes, hoy Tacna N.º 662. Fue bautizado el 3 de septiembre
de 1834, en la parroquia de San Miguel, por el presbítero Santiago Angeldonis,
siendo sus padrinos Manuel Ansoátegui y Rafaela Angeldonis. Su partida fue asentada
con el número 953, en el libro respectivo. Consta en dicho documento que al momento
de su bautizo era de «un mes y siete días de nacido», por lo que se ha determinado
que su nacimiento fue el 27 de julio de 1834.34n 1

Sin embargo, en la ciudad portuaria de Paita está muy arraigada la creencia de que
el nacimiento de Miguel Grau se produjo en dicho puerto, aunque solo se ha dado
como sustento una serie de indicios dispersos y especulativos, mas nunca un
documento probatorio. También se ha postulado a Sullana como otro presunto lugar de
su nacimiento.5 Los defensores de Paita como la cuna del héroe, dicen, por ejemplo,
que la partida de bautismo solo corrobora el lugar donde fue bautizado, mas no el
de su nacimiento; que Grau fue elegido diputado por la provincia de Paita, y no por
la de Piura; y que, cuando Grau, en su foja de servicios o en su partida de
matrimonio, anota haber nacido en Piura, suponen que solo está aludiendo al
departamento, mas no a la ciudad; entre otras especulaciones de ese talante.6 En
respuesta, el historiador Miguel Seminario Ojeda señala que, de haber nacido en
Paita o en Sullana, en su partida de bautismo debió figurar la cláusula ex licencia
parroquia (es decir bautizado con licencia de su parroquia, sea la de Paita o la de
Sullana, según el caso).7 Además, este mismo historiador, investigando en los
archivos, ubicó el censo realizado en Piura en 1840, donde aparece registrada la
familia Grau (el padre y sus cuatro hijos), donde Miguel figura con el número 228,
y como nacido en la ciudad de Piura.8 En cuanto a la diputación por la provincia de
Paita (que Grau ganó en 1876), se debe señalar que, de acuerdo a la Constitución
vigente entonces (la de 1860, artículo 47), no era requisito obligatorio que el
candidato hubiera nacido en la provincia a la que postulaba, sino que bastaba con
ser del departamento en general (en este caso, el de Piura, erigido en 1861).9 Se
entiende, ciertamente, el afecto que Grau tenía por Paita, ya que fue en ese puerto
donde forjó su vocación de marino, lo que marcaría toda su existencia.10

Fueron sus padres el teniente coronel grancolombiano (más tarde nacionalizado


peruano) Juan Manuel Grau Berrío, natural de Cartagena de Indias, que llegó al Perú
formando parte del ejército del Libertador Bolívar; y María Luisa Seminario y del
Castillo, piurana de nacimiento, hija del alcalde provincial ordinario de Piura.
Fue el tercero de cuatro hermanos; los mayores se llamaban Enrique Federico y María
Dolores Ruperta; y la menor, Ana Joaquina Jerónima del Rosario.11 La unión de sus
padres era extramarital, pues María Luisa estaba casada con el capitán colombiano
Pío Díaz (que por entonces se hallaba en su país de origen), con el que tuvo tres
hijos legítimos: Roberto, Emilio y Balbina.4 Hay que señalar que, en la partida de
bautismo del héroe no figura el nombre de María Luisa Seminario como el de su
madre, sino el de Josefa Castillo, lo que ha motivado algunas especulaciones sobre
su verdadera filiación; al respecto, se ha sugerido que Luisa Seminario debió usar
el nombre de Josefa Castillo para ocultar el suyo, pues deseaba mantener encubierta
su relación con Juan Manuel Grau. Siguiendo la costumbre de la época, Miguel Grau
nunca usó ni mencionó su segundo apellido (Seminario), y solo aparece en su partida
de matrimonio, cuando menciona a Luisa Seminario como su madre (1867).12n 2

Por entonces, el Perú vivía una época de inestabilidad e intrigas políticas que
ocasionaban sublevaciones e intentos de golpe de Estado. El país acababa de salir
de la primera guerra civil de su historia republicana (enero-abril de 1834). En
1836 se desató la guerra por el establecimiento de la Confederación Perú-Boliviana,
que encumbró al mariscal Andrés de Santa Cruz como protector de dicha entidad
geopolítica; y tras un breve periodo de calma, surgió las guerra entre
restauradores y confederados, que culminó con el triunfo de los primeros en la
batalla de Yungay (1839). Se produjo entonces la Restauración en el Perú, asumiendo
el poder el mariscal Agustín Gamarra.

Infancia

El puerto de Paita, a principios de la época republicana.


Al producirse la guerra entre Perú y Bolivia de 1841, el teniente coronel Juan
Manuel Grau Berrío (padre de Miguel Grau), entonces retirado del servicio y
dedicado al comercio, juzgó que debía retornar al ejército peruano para defender a
su segunda patria. Escribió a Lima a su viejo jefe y amigo, el general Antonio
Gutiérrez de la Fuente, ex vicepresidente del Perú. La respuesta fue favorable y en
julio de 1842, el padre de Grau se incorporó a la secretaría de dicho general,
quien lo destinó a Ayacucho.13

En junio de 1842 se celebró la paz con Bolivia, pero una vez más, en el Perú se
desató la guerra civil y la anarquía. En noviembre de 1842, el nuevo presidente del
Perú, general Francisco de Vidal, nombró a Juan Manuel Grau, vista de aduana en
Paita, puerto estrechamente ligado con la ciudad de Piura.14 Fue pues, en 1842,
cuando Miguel Grau empezó a vivir en Paita, junto con su padre y sus tres hermanos,
pero sin su madre, que permaneció en Piura:15

No es sencilla la vida de Juan Manuel Grau con sus hijos en el puerto de Paita,
sobre todo por la ausencia de la madre y la falta de un hogar con un ambiente
propicio para la formación de los niños. No tenemos mayor información sobre cómo
transcurre la vida cotidiana de esta familia incompleta en el puerto de Paita; en
todo caso, puede pensarse que el vínculo entre el padre y los hijos se fortalece, y
específicamente la relación afectiva entre el padre y Miguel... Desde otro ángulo,
este tiempo sirve para estimular en el niño Miguel las aptitudes para la vida
marinera. Paita es un anuncio de los asuntos del mar. La entrega de Grau a la
marina, que abarca toda su existencia, tiene en Paita su ambiente central y
propicio.
La casa de los Grau estaba ubicada en la parte baja de la ciudad, que en ese
entonces contaba con poco más de 5000 habitantes, pero que ya había visto nacer a
grandes héroes peruanos como los hermanos Manuel y Raymundo Cárcamo, que pelearon
en el combate del Dos de Mayo.16 También es de mencionar la familia de La Haza, de
la que salieron muchos marinos destacados (entre ellos, los hermanos José, Diego,
Ciríaco, Manuel, Pedro y Antonio de la Haza Rodríguez).17

Primeros contactos con el mar

Retrato de Miguel Grau.


En Paita la actividad marítima civil era grande. Todos los navíos que hacían el
tráfico entre Panamá y el Callao tocaban en su rada. Funcionaba en el puerto la
escuela náutica fundada por el presidente Agustín Gamarra en 1843, destinada a
formar a pilotos civiles. Al pequeño Miguel, que sólo tenía ocho años, le fascinó
la inmensidad del océano. Su vocación naval comenzó a despertar a partir de ese
momento.18

Miguel Grau siguió en Paita los primeros cursos de su formación escolar. El


muchacho, listo y resuelto, había sido educado con dureza por el padre para
conseguir con ello templar su carácter y acerar su voluntad.19

Atraído por la vida marítima, Miguel, que solo tenía nueve años, obtuvo en marzo de
1843 el permiso paterno para embarcarse en el Tescua, un bergantín de la marina
civil dedicado al cabotaje entre Paita y otros puertos del litoral peruano y de los
países del norte hasta Panamá. El capitán del buque era Manuel Francisco Herrera,
compatriota y gran amigo de Juan Manuel Grau. Fue el punto de partida de la carrera
náutica de Miguel, pero se truncó inesperadamente. El buque naufragó frente a la
isla Gorgona y el aspirante a grumete se salvó milagrosamente, debiendo retornar a
la vida hogareña y escolar en Paita.1920

En 1844, Grau consiguió nuevamente la autorización de su padre para embarcarse.


Esta vez quedó definitivamente enrumbada su carrera marina, navegando en diferentes
buques, a veces con transitorios retornos a la patria.21 En esos viajes recorrió
todos los mares y los puertos más importantes del mundo, viajando por el Extremo
Oriente, Europa y Norteamérica, así como las costas de Sudamérica en varias
oportunidades.22 El mismo Grau ha dejado una relación concisa de estos viajes, que
se sucedieron entre marzo de 1843 y agosto de 1853.2324

Durante los viajes que realizó en la marina mercante, Grau se adiestró en la


ciencia y el arte de la navegación25 y se inició en el conocimiento del idioma
inglés.26 Embarcado en Paita como aspirante a grumete en 1843, regresó al Perú en
1853, convertido en piloto de primera. Tenía 19 años; había recorrido durante diez
años, en doce distintos buques, por varios y distantes rumbos, aunque con breves
intervalos de estadía en tierra.27

Sus años en la Marina de Guerra del Perú


Guardiamarina
Se instaló en Lima, con miras a ingresar a la Marina de Guerra del Perú. Su hermano
Enrique Grau Seminario, que también había servido en la marina mercante, tenía la
misma vocación. El padre pidió la incorporación de sus dos hijos a la Marina,
mediante solicitud firmada en Lima, el 18 de agosto de 1853, dado que aquellos eran
todavía menores de edad.28 Mientras tanto, Miguel se inscribió como estudiante
libre en el colegio del poeta Fernando Velarde, donde estuvo hasta que se verificó
su ingreso a la Marina,29 el mismo que se produjo el 14 de marzo de 1854, en
calidad de guardiamarina. Gobernaba entonces en el Perú el general José Rufino
Echenique.30

Por entonces, la Marina de Guerra del Perú se había incrementado y


profesionalizado, bajo el incentivo del presidente Ramón Castilla (primer gobierno,
1845-1851), gobernante muy preocupado porque su país tuviera la hegemonía marina en
Sudamérica. La armada peruana contaba con su primer buque a vapor, el Rímac,
construido en Nueva York, de 1300 toneladas y armado con cuatro cañones; la fragata
Mercedes, los bergantines Guise y Gamarra y las goletas Peruana y Héctor. Castilla
adquirió también la fragata Amazonas, de 1300 toneladas y 33 cañones, que llegó en
el gobierno de su sucesor, José Rufino Echenique (1851-1856). Este continuó la
política de fortalecimiento del poderío naval con la adquisición en Inglaterra de
la fragata mixta Apurímac y las goletas Loa y Tumbes.31

Casa de Grau en Lima.


El guardiamarina Grau sirvió sucesivamente en el vapor Rímac (6 meses y 18 días, de
abril a septiembre de 1854); el pailebot Vigilante (10 meses y 21 días, de octubre
de 1854 a noviembre de 1855); y el vapor de ruedas Ucayali (4 meses y 12 días, de
diciembre de 1855 a febrero de 1856).3233
El Guardiamarina Miguel Grau desempeña eficientemente sus obligaciones. Destaca
entre sus compañeros como excelente práctico y verdadero conocedor de todo lo
relacionado con la navegación. Posee además los mejores atributos del marino
experto. Es un hombre franco, sincero, de reposado temperamento, con la
tranquilidad de la propia suficiencia, competente y hábil, valeroso, decidido y
enérgico. Se distingue asimismo por su carácter reflexivo, moral austera y
acendrados principios religiosos.
Geraldo Arosemena Garland32
Estando de servicio en el Vigilante, Grau tuvo su primera experiencia especialmente
dura. Ocurrió el 10 de junio de 1855, cuando navegaba rumbo a Paita, entre Máncora
y Punta Sal, con un mar algo inquieto y el cielo nublado: el aspirante de marina
Manuel Bonilla cayó al agua desde lo alto de la torre de mando, y Grau, que era el
oficial de guardia, dispuso que el buque se detuviera de inmediato y se buscara al
náufrago. Luego de tres horas de esfuerzo infructuoso, suspendió la búsqueda. En el
parte que pasó ese mismo día al comandante del buque, el capitán de fragata Emilio
Díaz Seminario (que era su medio hermano), dio cuenta del suceso, expresando que
«todos sus esfuerzos resultaron inútiles, pues el mencionado pilotín no sabía
nadar».3435

Por aquella época, Ramón Castilla volvió al poder, luego de derrotar en la batalla
de La Palma, el 5 de enero de 1855, al general José Rufino Echenique.

Alférez de fragata
El 4 de marzo de 1856 Grau recibió su primer ascenso, como alférez de fragata, y se
integró de modo formal al cuerpo de oficiales de la Marina de Guerra. Fue destinado
al Apurímac, el mejor buque de la escuadra, que estaba bajo el comando del capitán
de navío José María Salcedo (natural de Chile), y cuyo segundo comandante era el
teniente Emilio Díaz Seminario (hermano materno de Grau).36

Se hallaba Grau en el sur, a bordo del Apurímac, cuando estalló en Arequipa, el 10


de noviembre de 1856, la revolución a favor del general Manuel Ignacio de Vivanco,
exmandatario y enconado rival del presidente Castilla. La insurrección era de
tendencia conservadora, opuesta a la Constitución liberal (promulgada el mes
anterior) y a toda reforma liberal, en especial a las de carácter anticlerical.37

El movimiento de Vivanco se extendió por Moquegua. Pronto, la Marina de Guerra se


sumó a los rebeldes. El levantamiento a bordo del Apurímac ocurrió en la rada de
Arica el 16 de noviembre de 1856, siendo atizada por el teniente segundo Lizardo
Montero Flores, marino muy inclinado a la política. Es probable que Grau se sumara
a la rebelión bajo influjo de Montero, que era su amigo y paisano. Al Apurímac se
unieron poco después el Tumbes, el Loa, el Guise y el Izcuchaca.38

En oficio fechado en Arica, el 20 de noviembre de 1856, el comandante del Apurímac,


José María Salcedo, dio parte a la Comandancia General de Marina, relatando los
pormenores de la rebelión y mencionando al alférez de fragata Miguel Grau como uno
de los que la secundaron.39 Las primeras acciones de los rebeldes fueron liberar a
los presos políticos que se hallaban en los pontones Caupolicán y Highlander, y
proclamar al general Vivanco supremo regenerador de la República.40

La revolución adquirió los caracteres de una guerra civil, una de las más largas y
cruentas de la historia republicana peruana. La escuadra vivanquista llegó frente
al Callao en enero de 1857. La Apurímac se quedó allí, en una especie de bloqueo al
puerto, mientras que el resto de la escuadra siguió hacia el norte, para alentar a
la ciudadanía a levantarse. Los vivanquistas tomaron Trujillo y luego Chiclayo,
pero, perseguidos por Castilla, continuaron más al norte, para embarcarse en Paita
y caer en el Callao el 22 de abril, donde libraron enconada lucha en las calles del
puerto. Derrotado Vivanco, se retiró al sur y se atrincheró en Arequipa, ciudad que
resistió un largo asedio, para finalmente ser tomada sangrientamente, entre el 5 y
6 de marzo de 1858. Así finalizó la guerra civil, con el triunfo de las fuerzas
gobiernistas.4041

Uno tras otro, los buques rebeldes se fueron rindiendo. La última en rendirse fue
la fragata Apurímac, que fondeó en el Callao el 25 de marzo de 1858 y se puso a
disposición del Gobierno.40 Los marinos amotinados fueron separados del servicio
activo y borrados del escalafón oficial.42

De retorno a la vida civil


Separación del servicio. Otra vez en la marina mercante

Retrato de Grau.
Separado de la marina de guerra, Miguel Grau regresó a la marina mercante. De abril
de 1859 a marzo de 1862 sirvió en el bergantín goleta María Cristina, de propiedad
de José Antonio García y García, con el que navegó entre los puertos peruanos,
hasta Guayaquil, por el norte. En marzo de 1862, asumió el comando del bergantín
Apurímac, con el que hizo viajes desde el Callao, hasta Lambayeque, Paita y
Guayaquil, siendo el último realizado en esa ruta en septiembre de 1862, antes de
enrumbar a la Polinesia.43

El viaje a la Polinesia tenía como fin traer bajo contrato mano de obra barata al
Perú, la que escaseaba tras la abolición de la esclavitud dada por Castilla en
1854. Miguel Grau no participó de este negocio, sino solamente era el capitán del
buque contratado para tal labor. Partió del Callao a fines de septiembre de 1862,
haciendo una travesía normal, hasta que, al llegar a la isla Humphrey, sufrió un
fuerte temporal que hizo encallar a la nave (12 de noviembre de 1862). Grau y su
tripulación se salvaron con grandes esfuerzos, refugiándose en la isla, siendo
acogidos hospitalariamente por sus habitantes. Pocos días después fueron recogidos
por el bergantín Trujillo, a bordo del cual retornaron al Perú. Es de remarcar que
Grau no logró traer a ningún canaca o polinesio, debido al siniestro de su nave.
Otros colegas suyos si lograron tal objetivo, no dudando en usar el engaño y el
secuestro para cubrir sus cuotas.44 A los isleños, hombres y mujeres, se les hacía
firmar documentos de trabajo para luego embarcarlos y traerlos al Perú donde dicho
contrato no era respetado y en la práctica se convertían en esclavos.45 Para
contextualizar este episodio, es de saber que este proyecto de inmigración
polinesia auspiciado por el gobierno peruano, duró solo siete meses; en todo ese
tiempo participaron 33 buques, entre ellos 27 peruanos, 4 chilenos, un español y
uno de Tasmania. Realizaron 38 viajes y trasladaron a 3634 personas. El proyecto
concluyó el 28 de abril de 1863, por decisión del mismo gobierno peruano, que
suspendió las licencias otorgadas y aprobó la repatriación de los sobrevivientes a
su lugar de origen.44

Mientras Grau navegaba en buques mercantes, el Perú y Ecuador enfrentaban un


conflicto (1858-1860), que culminó cuando el presidente Castilla ocupó Guayaquil y
celebró con el gobierno local el Tratado de Mapasingue. En el plano interior,
Castilla convocó un Congreso Constituyente que dictó, en noviembre de 1860, la
moderada Constitución de 1860, que suprimió algunas de las reformas liberales de la
anterior Carta de 1856. Esta Constitución rigió en el Perú, salvo breves
interrupciones, hasta 1920.46

Reincorporación a la Marina de Guerra


El 11 de abril de 1861 el Congreso de la República expidió la «ley de reparación de
los separados o indefinidos del servicio militar», que ordenaba reinscribir en el
escalafón a los borrados tras el triunfo de la revolución de 1854-1855. Por otra
ley dada el 25 de mayo de 1861, quedaron comprendidos en los efectos de esa ley los
«Generales, Jefes y Oficiales, que hallándose o no en servicio, tomaron parte de la
revolución que terminó el año 1858». Entre los beneficiados por esta última ley
estaba Miguel Grau, que por recurso fechado el 6 de diciembre de 1861, pidió que se
declaren los goces que le correspondían como indefinido.47 El 24 de abril de 1862
se resolvió favorablemente su solicitud, ordenándose inscribir al «alférez de
fragata Miguel Grau» en el «Escalafón General de la Armada» con «7 años y 27 días
de servicios» y, a la vez, se le expidió «cédula de licencia indefinida».4849

De esa manera, Grau solucionó su situación en la Marina de Guerra, quedando en


calidad de oficial con licencia indefinida. Mientras tanto, a la espera de su
readmisión en el servicio activo, continuó en la marina mercante. Por entonces,
concluyó el segundo gobierno de Castilla, que el 24 de octubre de 1862 dio pase al
gobierno del mariscal Miguel de San Román. En noviembre de ese año, Grau se hallaba
en el ya mencionado viaje a la Polinesia. Tras el naufragio de su nave, retornó al
Perú, arribando al Callao a principios de 1863.50 Presentó al capitán de puerto un
detallado informe de su frustrado viaje, según consta en el diario El Comercio de
Lima, con fecha del 7 de enero de 1863.51

Poco después, ocurrieron cambios en el gobierno. El presidente San Román falleció


el 4 de abril de 1863, siendo reemplazado interinamente por el segundo
vicepresidente, general Pedro Díez-Canseco, hasta el 5 de agosto de ese año, cuando
regresó de Europa el primer vicepresidente, general Juan Antonio Pezet. Al mes
siguiente, Grau retornó al servicio activo en la Marina de Guerra y fue ascendido a
teniente segundo (13 de septiembre de 1863), siendo destinado a la dotación del
vapor Lerzundi. Poco tiempo después fue ascendido a teniente primero graduado (4 de
diciembre de 1863).52

En comisión a Europa

Fotografía de Miguel Grau.


Grau permaneció a bordo del Lerzundi cuatro meses y dos días, tiempo en el que
estrechó una amistad perdurable con el comandante del buque, el capitán de corbeta
Aurelio García y García. Ambos jefes debieron suspender repentinamente sus
servicios a bordo y viajar a Europa, comisionados por el gobierno para negociar la
adquisición de modernas unidades navales. Ello, debido a que urgía reforzar la
escuadra nacional, ante la alarma desatada por la presencia de la escuadra española
del Pacífico, que camuflada bajo el nombre de Expedición Científica, surcaba
amenazante las costas peruanas desde julio del año anterior. El incidente de
Talambo, ocurrido en agosto, en el que murió un trabajador español, fue la excusa
para que los españoles, amparados por los cañones de su escuadra, insistieran en
entablar negociaciones con el gobierno peruano para recibir satisfacciones por
supuestos agravios.53
Grau y García partieron del Callao el 12 de enero de 1864.54 Días antes, el 8 de
enero, se concedió a Grau la efectividad del grado de teniente primero.55 En
febrero, ambos marinos se hallaban ya en Londres, punto central de las
negociaciones que debían llevar a cabo. De inmediato, tomaron contacto con
autoridades y empresas constructoras navales. Las negociaciones tuvieron resultados
positivos.54 El 30 de marzo de 1864, se firmó en Londres, con la casa J. A. Samuda
& Brothers, la construcción de la fragata Independencia, cuyo costo se estipuló en
108 000 libras esterlinas. Los firmantes por Perú fueron el cónsul, Enrique
Kendall, y el capitán de fragata Aurelio García y García.56

El 12 de agosto de 1864, admitió el Perú la propuesta de la casa Laird de


Birkenhead, frente a Liverpool, para construir un buque sólido con aparejo de
bergantín. Ese otro blindado era el monitor Huáscar, cuya construcción fue vigilada
por el capitán de navío José María Salcedo y el capitán de corbeta Aurelio García y
García.5758

Mientras tanto, en el Perú se agrava el conflicto con España. El gobierno peruano


se negó a recibir a Eusebio Salazar y Mazarredo como comisario extraordinario
enviado por la corte española, pues el Perú ya no era colonia de España. En
respuesta, el 14 de abril de 1864, la Escuadra Española del Pacífico ocupó las
islas Chincha (productoras del guano peruano), desatando un grave incidente
internacional. El presidente Pezet apeló a la diplomacia para solucionar el
conflicto, lo que no era sino una forma de ganar tiempo para armar adecuadamente al
Perú. Por lo que se hacía necesario agilizar las adquisiciones bélicas en Europa.59

En efecto, el gobierno peruano nombró ministro especial y extraordinario a Federico


L. Barreda (ante París y Londres), quien actuando con gran celeridad y eficiencia,
logró cerrar el contrato de compra sobre dos corbetas francesas que habían sido
construidas por encargo del gobierno de los Estados Unidos durante la guerra de
Secesión,60 pero, al no ser canceladas, fueron embargadas y puestas en remate. Se
trataba de las corbetas Shangay (surta en Saint Nazaire) y San Francisco (surta en
Nantes). Una vez formalizada la compra se les rebautizó, llamándolas Unión y
América, respectivamente. Las corbetas pasaron a poder del Perú entre noviembre y
diciembre de 1864 e inmediatamente se aprestaron para partir hacia su nuevo
destino. Al respecto, en la correspondencia de Barreda se menciona a Miguel Grau y
a Aurelio García y García como los oficiales encargados de inspeccionar las naves,
y cuyos informes decidieron la compra de las mismas.61

Grau, nombrado comandante de la Unión, se dirigió inmediatamente a Saint-Nazaire y


se hizo cargo del buque el 15 de diciembre de 1864. Por su parte, el capitán de
corbeta Juan Pardo de Zela Urizar se hizo cargo del mando de la América.62

Arresto en Inglaterra

Fotoretrato de Grau en la década de 1860, posiblemente realizada por el francés


Eugenio Courret.
La corbeta Unión, bajo el mando de Grau, salió de Saint-Nazaire enarbolando
pabellón peruano el 18 de diciembre de 1864, y fondeó en el Támesis el 22 de ese
mes. Continuando su viaje, tocó Greenhithe y el 17 de enero de 1865 estaba ya en
Plymouth. Es aquí donde Grau sufrió arresto por orden de las autoridades
británicas, bajo sospecha de haber violado la ley que regulaba el enrolamiento de
personal para el servicio de las naves. El que expidió la orden de arresto fue el
juzgado de Dartford, en el condado de Kent, hacia donde fue trasladado el detenido.
El segundo comandante de la Unión, teniente Felipe Pardo, dirigió una nota al
ministro Barreda dando cuenta del incidente, ocurrido cuando Grau se retiraba de la
casa del almirante jefe del apostadero de Plymouth, a quien acababa de saludar.6364
65

Informado del suceso, Barreda, que se encontraba en París, se trasladó a Londres


encargando la defensa de Grau al abogado británico Tilfourd Slater, a quien pidió
que se presentara ante el juzgado de Dartford para exigir que Grau fuera puesto en
libertad sin condiciones. Por su parte, Barreda dirigió al canciller británico John
Russell, una nota de protesta por la arbitraria prisión de Grau, reclamando su
inmediata libertad.6667

El 20 de enero, el abogado Slater llegó a Dartford, donde encontró a Grau preso,


enterándose que todo se había originado cuando dos operarios, contratados para
trabajar como carboneros a bordo de la Unión, se habían quejado de malos tratos.
Durante la audiencia, se puso al descubierto que Grau había despedido a esos dos
operarios por insubordinación. Ventilado el juicio y sentada la protesta del
Gobierno del Perú por el atropello cometido, el juez expresó que «encontraba el
testimonio insuficiente para la formación de causa» y declaró «que no había lugar
para la detención», por lo que ordenó la inmediata libertad de Grau. La prisión del
comandante peruano solo había durado 48 horas.68

Ahora se sabe que tras este incidente estuvo el manejo oculto de la diplomacia
española, que trataba a toda costa impedir la llegada a su destino de los buques de
guerra adquiridos por el Perú, en momentos en que se agravaba el conflicto peruano-
español en aguas peruanas. Lo atestigua una comunicación de la legación de España
en Londres dirigida al primer secretario de Estado español, fechada el 19 de enero
de 1865 con carácter de reservado. Allí dice claramente el diplomático español a su
superior, que el arresto del comandante peruano en Plymouth fue el «resultado de
las gestiones indirectas y reservadas que tenía entabladas con autorización de V.
E.»69

Grau, en carta fechada el 23 de enero de 1865 y dirigida a Barreda, explicó todas


las incidencias acaecidas en torno a su detención.70 Solucionado el incidente, Grau
continuó el viaje al Perú.71

La revolución restauradora
Artículo principal: Guerra civil peruana de 1865
Mientras que en Europa los representantes del gobierno peruano gestionaban y
agilizaban las compras de buques y armamentos, en Lima se negociaba
diplomáticamente el impasse surgido por la ocupación española de las islas de
Chincha. Al fin, el 27 de enero de 1865, el general Manuel Ignacio de Vivanco, como
representante del presidente Pezet, concluyó con el almirante español José Manuel
Pareja el llamado Tratado Vivanco-Pareja, por el cual, el Perú, si bien recuperaba
las islas Chincha, se comprometía a pagar tres millones de pesos como indemnización
por los gastos de la escuadra española. El acuerdo fue rechazado por un mayoritario
sector de la ciudadanía peruana que lo consideraba humillante y contrario a los
intereses del país. Tampoco fue aprobado por el Congreso. El 28 de febrero de 1865
estalló revolución restauradora encabezada por el coronel Mariano Ignacio Prado, en
Arequipa. Otro de los jefes revolucionarios era el general Pedro Díez-Canseco, en
su calidad de segundo vicepresidente del Perú. Pronto fueron apoyados desde el
norte por el coronel José Balta. Parte de la armada, al mando del capitán de
fragata Lizardo Montero se unió también a la revolución.72

Mientras tanto, Grau, al mando de la Unión dejaba el Reino Unido, el 5 de febrero


de 1865. Le acompañaba la América, comandada por el capitán de corbeta Juan Pardo
de Zela Urizar.73 De los 147 hombres que conformaban la tripulación de la Unión,
solo cuatro eran peruanos: el comandante Grau; el teniente Felipe Pardo y Lavalle
(hermano de Manuel Pardo y Lavalle), que era el segundo comandante; y los
guardiamarinas Ricardo Vera y José Correa. El resto eran británicos.74

El 15 de febrero, las corbetas peruanas tocaron Funchal74 (isla de Madeira) y el 20


de febrero Cabo Verde. El 6 de marzo arribaron a Río de Janeiro, donde Grau se
dedicó a reparar la máquina de la Unión que había sufrido desperfectos en la
travesía. El 26 de marzo partieron en convoy la Unión y la América pero, al
siguiente día, tras navegar más de 100 millas, fueron sorprendidos por un furioso
temporal. La Unión sufrió graves daños en su arboladura, por lo que tuvo que ser
remolcada por la América, de regreso a Río de Janeiro. Allí, debido a las
dificultades ocasionadas por las lluvias, las reparaciones de la Unión se
prolongaron por dos meses, por lo que la América optó por continuar sola el
viaje.73

Por fin, el 6 de junio, Grau y la Unión se hicieron a la mar; un mes después, el 6


de julio, fondeaba en Valparaíso. Dos meses atrás, el 31 de marzo, el presidente
Pezet había ascendido a Grau al grado de capitán de corbeta. Enterado de la guerra
civil que se había desatado en el Perú, Grau anunció su propósito de sumarse a las
fuerzas revolucionarias de Prado.75 Su anciano padre, Juan Manuel Grau, viajó a
Chile con el exclusivo propósito de entregarle un mensaje personal del presidente
Pezet, en el que le pedía que se mantuviera leal al régimen constitucional. Pero
Grau, fiel a sus convicciones políticas, rehusó amablemente el pedido, y al mando
de la Unión se unió a la escuadra rebelde, que estaba comandada por su amigo y
paisano Lizardo Montero.7674 Juan Manuel Grau, que se encontraba enfermo, falleció
pocos meses después, estando todavía en Valparaíso, el 30 de noviembre de 1865.76

Grau, como comandante de la Unión, apoyó desde el mar a las fuerzas revolucionarias
que combatían en tierra. Patrulló las costas, trasladó tropas, vigiló puertos,
transmitió informes, entre otras diversas comisiones. En plena revolución, el 22 de
julio de 1865, fue ascendido a la clase de capitán de fragata por el segundo
vicepresidente de la República, el general Pedro Díez-Canseco, que se encontraba en
ese entonces en la sierra central, junto con el coronel Mariano Ignacio Prado,
después de dominar todo el sur.7577 En el parte escrito por el mismo Miguel Grau y
elevado a la Comandancia General de Marina el 5 de octubre de 1865, estando al
ancla en el puerto chinchano de Tambo de Mora, se consigna una declaración de dicho
ascenso.78

El gobierno de Lima, por su parte, dio de baja a Grau, junto con otros jefes y
oficiales que se habían sumado a la revolución (16 de agosto).79

El desarrollo de la guerra civil se inclinó a favor de los revolucionarios. El


coronel Balta ganó el norte del país, de donde partieron gran cantidad de tropas
para unirse con los revolucionarios del sur en Chincha y emprender en conjunto el
avance sobre la capital. Los ejércitos revolucionarios entraron en Lima el 6 de
noviembre y obligaron a capitular a las fuerzas de Pezet. Tras un corto gobierno en
Lima del general Pedro Díez-Canseco, se instaló la dictadura presidida por coronel
Mariano Ignacio Prado, el jefe de la revolución triunfante (26 de noviembre). El
país se encaminó firme y seguro hacia la guerra con España. El 5 de diciembre el
Perú firmó con Chile (que se hallaba en guerra con España desde el 6 de octubre),
un tratado de alianza ofensiva y defensiva, al que después se adhirieron Bolivia y
Ecuador. El 14 de enero de 1866 el Perú declaró la guerra a España.80

Guerra hispano-sudamericana
Artículo principal: Guerra Hispano-Sudamericana
Véase también: Combate de Abtao
En víspera de la declaratoria de guerra a España, el gobierno del Perú apresuró la
formación de una división naval, bajo el mando del capitán de navío Manuel Villar
Olivera e integrada por las fragatas Amazonas y Apurímac y las corbetas Unión y
América, recién llegadas de Europa. Grau seguía como comandante de la Unión,
mientras que el capitán de fragata Manuel Ferreyros lo era del América.81

El combate naval de Abtao.


A fines de diciembre de 1865 la flota peruana salió hacia el sur para unirse a la
escuadra chilena, compuesta por la Esmeralda y la Covadonga, esta última capturada
recientemente a los españoles. La misión de la escuadra peruana era dirigirse al
Estrecho de Magallanes, donde debía montar guardia en espera de la llegada de los
recién construidos blindados peruanos Independencia y Huáscar,81 que venían de
Europa, al mando de los comandantes Aurelio García y García y José María Salcedo,
respectivamente.82

El 15 de enero de 1866, en el apostadero de Chayahué, al abrigo de la isla de Abtao


en Chiloé, se unieron las flotas peruana y chilena. La división naval del Perú
sufrió una sensible pérdida cuando la fragata Amazonas varó en un bajío arenoso de
Abtao.81

El 7 de febrero, los dos barcos más poderosos de la escuadra española, la Villa de


Madrid y Blanca, avanzaron resueltamente hacia Abtao, formando línea de combate,
seguros de derrotar a la flota aliada, de menor poderío. La fragata Apurímac,
comandada por Manuel Villar, abrió fuego, retando así a la temible potencia de los
cañones españoles. Los barcos peruanos, gracias a su menor calado pudieron
maniobrar con mayor soltura entre los peligrosos canales de Abtao y mantuvieron a
raya a los buques españoles, tan es así que estos se vieron obligados a retirarse
con algunas averías, tras dos horas de combate. Claudio Alvargonzález, comandante
de la Villa de Madrid, en el parte del combate reconoció la capacidad de los
marinos peruanos, diciendo textualmente: «Los tiros más certeros, de más alcance y
de más efecto fueron los de las dos corbetas peruanas América y Unión».83 Por su
parte, Juan Williams Rebolledo, el jefe de la escuadra chilena (y a la vez de toda
la flota aliada), felicitó a Manuel Villar por el triunfo de Abtao.84

Después del combate de Abtao, la flota aliada pasó a Huito, que tenía mejores
defensas. Las corbetas Unión y América salieron con rumbo al Estrecho de
Magallanes, en búsqueda de los blindados peruanos que venían de Europa. Pero al no
encontrarlos, enrumbaron a Valparaíso, que días antes había sido bombardeada por la
flota española. La Unión regresó a Huito, donde permaneció dos meses, hasta que el
15 de mayo partió nuevamente a Valparaíso. Luego se reunió con el resto de la flota
aliada en Ancud, a la espera de la llegada de la Independencia y el Huáscar.82

Mientras tanto, la guerra continuaba. La flota española se dirigió a las costas del
Perú, dispuesta a escarmentar al Callao, como lo hiciera con Valparaíso. Pero el
puerto peruano se hallaba preparado para responder el ataque. El 2 de mayo de 1866
se libró el combate del Callao, que en el Perú se conoce como combate del Dos de
Mayo. Después de más de cuatro horas de intenso bombardeo, la escuadra española se
retiró definitivamente, sin haber cumplido sus objetivos. En dicho combate murió el
ministro de Guerra y Marina del Perú, José Gálvez.85

Finalmente, la Independencia y el Huáscar arribaron el 7 de junio de 1866 a Ancud.


Reunida pues, toda la flota peruana, el 11 de junio salieron todos con rumbo a
Valparaíso, puerto en el que permanecieron anclados cerca de dos meses, a órdenes
del capitán de navío Lizardo Montero.86

Arresto en la isla de San Lorenzo

Los «Cuatro Ases de la Marina Peruana». Parados, de izquierda a derecha, Miguel


Grau, Lizardo Montero y Aurelio García y García. Sentado: Manuel Ferreyros.
El gobierno de Mariano Ignacio Prado, entusiasmado por la victoria sobre España, y
habiendo sido reforzada la escuadra aliada con dos acorazados, proyectó una
expedición naval a Filipinas para liberarla del dominio español. Pero tomó una
decisión inesperada: con la idea de dar mayor solidez a la comandancia naval,
contrató al contralmirante retirado de la marina estadounidense, John R. Tucker,
quien arribó a Valparaíso a principios de julio de 1866 y asumió el mando de la
escuadra,8788 en reemplazo de Montero.89

Los jefes y oficiales peruanos, enterados con anticipación de que se le daría el


mando de la escuadra a un extranjero, escribieron al gobierno de Lima protestando
por esa decisión, pues dejaba de lado a muchos jefes peruanos capaces y de
reconocidos méritos. Solicitaron que el nombramiento de Tucker fuera revocado o, en
su defecto, que se aceptaran sus renuncias al servicio. Entre esos marinos estaban
Lizardo Montero, Miguel Grau, Aurelio García y García y Manuel Ferreyros. En
respuesta, el gobierno de Lima envió a Valparaíso al Secretario de Hacienda y
Comercio, Manuel Pardo y Lavalle (futuro presidente del Perú), investido de amplias
facultades para solucionar el incidente.90

Pardo partió a bordo del transporte de guerra Callao, donde también se embarcaron
los jefes y oficiales de la Marina designados para reemplazar a los renunciantes,
en caso de que estos persistieran en su actitud.90 Como estos, efectivamente, se
mantuvieron firmes en renunciar a sus puestos si no se revocaba a Tucker, Pardo les
remitió la siguiente orden circular, fechada el 5 de agosto de 1866:91
Que los jefes, oficiales y guardiamarinas se presenten en 24 horas a bordo de los
buques a donde harán renuncia, por el conducto regular, los que no quisieran
continuar en el servicio. Los que no cumpliesen con venir quedarán declarados
desertores de la armada al frente del enemigo.
Luego, ordenó a los marinos renunciantes que se embarcaran en el transporte Callao,
que les debía trasladar al puerto chalaco. Todos ellos obedecieron y entregaron los
buques a los marinos venidos a bordo del mismo transporte. Grau dejó la Unión al
capitán de corbeta Camilo N. Carrillo.91

Los marinos renunciantes arribaron al Callao el 15 de agosto, siendo trasladados a


la isla San Lorenzo, frente al Callao, en condición de arrestados. Eran más de
treinta. Fueron sometidos a juicio, acusados de insubordinación, deserción y
traición.92 Cabe señalar que la reclusión en San Lorenzo no fue severa y que a
varios de los marinos se les podía ver en las calles del Callao, comprometidos bajo
palabra a no salir de los límites del puerto.93

El juicio duró seis meses. El 24 de enero de 1867 los jefes y oficiales detenidos
fueron llevados de la isla San Lorenzo al puerto del Callao. Al día siguiente,
entró en funciones el Consejo de Guerra, presidido por el mariscal Antonio
Gutiérrez de la Fuente e integrado por los generales de división, Manuel Martínez
de Aparicio, y José Rufino Echenique y por los generales de brigada, Pedro
Cisneros, Baltasar Caravedo, Luis La Puerta y Nicolás Freire.87

Grau tuvo como defensor a Luciano Benjamín Cisneros (hermano del poeta Luis
Benjamín Cisneros), conspicuo representante del foro limeño. La defensa de Cisneros
fue muy brillante y se basó en que no hubo insubordinación, por cuanto Grau había
acatado las órdenes del gobierno al embarcarse en el transporte Callao; que no hubo
rebelión, por cuanto no había desobedecido órdenes sino sólo había planteado su
renuncia; y finalmente, que no podía ser desertor, por cuanto el Gobierno era quien
lo había separado de su cargo. Además, el hecho de indisciplina quedaba descartado,
al haber presentado su petición de renuncia antes de que Tucker se hiciera cargo
del mando de la escuadra.87

La defensa de Cisneros, toda una joya de la oratoria forense, contenía las


siguientes conmovedoras palabras:94
Los marinos no han cometido ni la más ligera falta. Si alguna hay, será efecto de
un noble patriotismo, pero ¡las exageraciones del patriotismo se disimulan, no se
penan... ¡No hay delito señores, no hay delincuentes; solo hay mártires de la
convicción y del deber que vienen a reclamar con perfecto derecho, el derecho de
ser solemnemente absueltos!
El 9 de febrero de 1867 culminaron las defensas y el Consejo pasó a sesión secreta.
El 11 se dictó sentencia y, por unanimidad de votos, fueron declarados inocentes
todos los procesados.95

En cuanto a la proyectada expedición libertadora a Filipinas, esta no llegó a


concretarse, debido sobre todo a la renuencia de Chile a comprometerse en el plan.
El contralmirante John Tucker cesó en el mando de la escuadra, recibiendo a cambio
una comisión para explorar los ríos de la selva amazónica peruana.96

Otra vez en la marina mercante. Matrimonio

Dolores Cabero Núñez, esposa de Grau.


Repuesto en sus prerrogativas e incólume su honor de marino, Grau pidió licencia a
la Comandancia General de Marina, en oficio de 30 de marzo de 1867, para dedicarse
a la marina mercante «en ejercicio de su profesión naval». El 2 de abril la
licencia le fue concedida y, cuatro días después, Grau solicitó permiso para
contraer matrimonio con la dama limeña Dolores Cabero y Núñez,97 hija de Pedro
Cabero Valdivieso (vocal del Tribunal Mayor de Cuentas) y Luisa Núñez Navarro.98
Otorgada la autorización, el enlace se realizó en la parroquia del Sagrario en Lima
el 12 de abril. Apadrinaron la boda el general Miguel Medina y la señora Luisa
Núñez de Cabero. Los testigos eran tres íntimos amigos de Grau, marinos también:
Manuel Ferreyros, Aurelio García y García y Lizardo Montero.99 A todo ese grupo de
amigos ya se les conocía como los Cuatro Ases de la Marina, pues era común verlos
departiendo juntos.100

Entre 1867 y 1868, Grau se dedicó a la marina mercante, comandando buques de la


Compañía Inglesa de Vapores, que surcaban el Pacífico sudamericano: primero, el
vapor Callao (cuyo mando asumió el 13 de mayo de 1867, es decir, al día siguiente
de su matrimonio), y luego, el vapor Quito, terminando su actividad mercante el 22
de febrero de 1868. No era común que un marino no británico asumiera el mando de un
buque de una compañía inglesa. Los capitanes ingleses se tenían por los mejores del
mundo y su sociedad era muy cerrada; el hecho que aceptaran a Grau era un
indicativo de que tenían en muy alta consideración las dotes náuticas del marino
peruano.101 De otro lado, esa labor mercante le permitió a Grau conocer
minuciosamente la costa entre Chile y Perú.89

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