252-Texto Del Artículo-253-1-10-20080128

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Estudios Geol.

, 52: 37-49 (1996)

EL CRETACICO DEL BORDE MERIDIONAL DEL SISTEMA CENTRAL:


UNIDADES LITOESTRATIGRAFICAS y SECUENCIAS DEPOSICIONALES
J. Gil * Y A. García **

RESUMEN
El Sistema Central es un rejuvenecimiento alpino del zócalo hercínico de la Placa
Ibérica. En su borde meridional afloran las terminaciones hacia el continente de las pla-
taformas carbonatadas cretácicas del Surco Ibérico. Los depósitos cretácicos, en las pro-
ximidades de la Cordillera Ibérica (NE) son carbonatados, de ambientes litorales y mari-
nos someros; mientras que hacia el interior de la Placa Ibérica, pasan a depósitos terríge-
nos, de medios litorales y continentales. Hay también una importante reducción de los
espesores en esa misma dirección. El registro estratigráfico se organiza en dieciséis uni-
dades litoestratigráficas y en ocho secuencias deposicionales, que se correlacionan con la
carta de ciclos globales de Haq et al. Los materiales estudiados abarcan desde el Ceno-
manense al Campaniense. La estructura de apilamiento es agradacional, con un onlap
poco marcado en la base, una truncación y una discordancia interna en el Santoniense.
Las variaciones de espesor y de facies son controladas por fracturas sinsedimentarias, en
un marco distensivo. Ellas tienen poco salto y son más modernas hacia el exterior de la
cuenca sedimentaria.
Palabras clave: Cretácico superior, Sistema Central, estratigrafía secuencial, plataformas carbo-
natadas, cuñas de margen de plataforma.

ABSTRACT
The Central System is an alpine rejuvenation of the hercinian base of the Iberian
Plateo The landward ends of the cretaceous carbonate platforms of the Iberian Basin
croup out along the southern margino Near to the Iberian Range (NE), the cretaceous
sediments are composed of shallow marine and litoral carbonate deposits. They grade
towards the basin boundary (Central System) into a litoral and continental terrigenous
facies. An important reduction southward of the thickness of the sedimentary succession
is recognized. The stratigraphic record is organized in sixteen lithostratigraphic units and
in nine depositional sequence, that can be correlationed with the chart of cycles global of
Haq et al. The age of the studied deposits are Cenomanian to Campanian. The stacking
pattern is agradational, with a onlap not very marked in the base, a truncation and an
internal uncorformity in the Santonian age. The thickness and facies changing is due to
sinsedimentary faults within a distensive context, that have a little vertical displacement.
They are younger outward of the sedimentary basin.
Key words: Upper Cretaceous, Central System, sequen ce stratigraphy, carbonates platforms,
shelfmargin wedges.

Introducción producido en las últimas etapas de compresión alpi-


na (Paleógeno superior-Neógeno). Su génesis está
La Cadena Central de España es un conjunto de relacionada con la subducción de la corteza oceáni-
relieves cenozoicos, labrados en los materiales del ca del Golfo de Vizcaya-Gascuña bajo la Placa Ibé-
zócalo hercínico de la Península Ibérica. Ella es el rica, y con el cabalgamiento de la Placa de Alborán
frente de un cabalgamiento cortical, de la Meseta sobre la Placa Ibérica en las Cordilleras Béticas
Manchega (al S) sobre la Meseta Castellana (al N), (Warburton y Alvarez, 1989; Boillot et al., 1984;

* INYPSA, General Díaz Porlier, 49. 28001 Madrid.


** Departamento de Estratigrafía. Facultad de Ciencias Geológicas. Universidad Complutense. 28040Madrid.
38 J. GIL, A. GARCIA

Sector occidental

*
0 ü (, O

@ Localidades ,:, Í)

Columnas estratigráficas
Q Cenozoico de la Cuenca del Tajo
[;] Afloramientos Cretácicos
E¿] Zócalo Herclnico del Sistema Central
y cobertera permo-tnás1ca
25km

Fig. 1.-Localización geográfica y geológica del área de alcance del estudio.

Martín-Algarra, 1987; Capote et al., 1990; de Sucesión sedimentaria y unidades


Vicente et al., 1991). Es por tanto una cadena intra­ litoestratigráficas
continental alpina, resultante de un clivage intracor­
tical (Debelmas y Mascle, 1991), y no un orógeno Las sucesiones sedimentarias del Cretácico del
alpino que haya evolucionado a partir de una cuen­ borde S del Sistema Central, presentan siete rasgos
ca meso-cenozoica. principales: a) están formadas por un término infe­
En los límites N y S del Sistema Central, afloran rior terrígeno y un tramo superior carbonatado;
los materiales mesozoicos (cretácicos principal­ b) presentan una gran variedad de facies a lo largo
mente) a lo largo de dos estrechas bandas (fig. 1). de todo el área de estudio; c) predominan los depó­
Estos depósitos cretácicos pertenecen a las plata­ sitos de facies litorales y marinas someras; d) casi
formas carbonatadas más extensivas del Cretácico todo el conjunto aparece afectado por fuertes proce­
superior de la Cordillera Ibérica (el Surco Ibérico sos diagenéticos (recristalizaciones y dolomitizacio­
mesozoico) y representan la terminación de las nes); e) salvo un litosoma de la zona oriental (Mar­
mismas sobre el Macizo Hespérico. Desde el punto gas de Picofrentes), el resto de los depósitos son bio­
de vista tectónico, estos materiales pertenecen a la estratigráficamente azoicos; f) hay una importante
cobertera tabular alpina del Macizo Hespérico disminución de espesor de E a W (unas diez veces);
(Capote, 1978), por el poco espesor de sus sucesio­ g) y finalmente, se observan huellas de importantes
nes sedimentarias; el predominio de facies de borde discontinuidades estratigráficas (discordancias, trun­
(dolomías y terrígenos); y sobre todo, por su posi­ caciones erosivas y superficies de alteración).
ción en la estructura tectónica alpina del zócalo Los materiales aquí estudiados, son la extensión
hercínico, adosado al mismo como un auténtico hacia el W de las plataformas carbonatadas del
tegumento. Surco Ibérico, en el intervalo de máxima expansión
El conjunto de estas sucesiones cretácicas no han de los mares cretácicos. Por ello, la estratigrafía de
sido hasta ahora objeto de un estudio detallado y estas sucesiones sedimentarias, sólo puede estable­
específico. Existen descripciones locales de algunos cerse correctamente, apoyándose en los datos que
de sus afloramientos (Arias, 1969; Nodal y Agueda, proporcionan las sucesiones sedimentarias de las
1976, etc.), breves descripciones en estudios funda­ zonas más centrales de la cuenca sedimentaria. Allí,
mentalmente cartográficos (Sopeña, 1980; Basco­ las sucesiones sedimentarias cretácicas son más
nes et al., 1980; Portero et al., 1982; Portero et al., completas, más marinas, más fosilíferas y están
1983; Bellido et al., 1987; Bellido et al., 1988, mejor datadas. Para la realización de este estudio, se
etc.), y estudios estratigráficos parciales, como los han visitado las sucesiones sedimentarias del Cretá­
de Alonso y Mas ( 1982), que realizan una correla­ cico superior del borde meridional de la Unidad de
ción de estos materiales con las sucesiones cretáci­ La Demanda-Cameros de la Cordillera Ibérica
cas del borde N, y el de Segura (1982) que estudia (Santo Domingo de Silos, Hontoria del Pinar, etc.) y
los afloramientos más orientales. se han reconocido sobre el terreno las descripciones
EL CRET ACICO DEL BORDE MERIDIONAL DEL SISTEMA CENTRAL 39

y la organización estratigráfica de estos materiales grupo de ellos tienden a ser también secuencias
de Floquet et al. (1982), Floquet (1990) y Alonso et deposicionales, ya que a pesar de tener similitudes
al. (1993). Además, este trabajo, junto con los de de facies con los conjuntos suprayacentes e infraya-
Segura et al. (1996), García-Hidalgo et al. (in lit.) y centes, en ellos se reconocen determinadas etapas
García et al. (in lit.), forma parte de una extensa y en la evolución de la cuenca, presentando unas
reciente revisión del Cretácico superior de la zona características sedimentarias y evolutivas comunes
central de España. (p. ej., Dolomías de la Tranquera).
Algunos de los cuerpos sedimentarios que compo- Desde los afloramientos más orientales de Pálma-
nen la sucesión estratigráfica del Cretácico de este ces de Jadraque (fig. 1) a los más occidentales de
borde meridional del Sistema Central, son los mis- Valdemorillo, se identifican dieciséis cuerpos litoló-
mos que los que se reconocen en el borde septentrio- gicos diferentes, que se pueden agrupar en un con-
nal (Alonso, 1981), en la Cordillera Ibérica surocci- junto inferior terrígeno y en un conjunto superior
dental (Vilas et al., 1982; Segura et al., 1993; García carbonatado, separados en la zona oriental por una
et al., 1993) y en la Cordillera Ibérica Septentrional característica unidad margosa fosilífera (Margas de
(Floquet et al., 1982). Pero la mayor parte de cada Picofrentes). Para facilitar la comprensión del texto,
una de las sucesiones sedimentarias que se pueden se indica la edad aproximada de cada unidad, aun-
observar en este área del Sistema Central, están for- que los datos para estas atribuciones cronoestrati-
madas por cuerpos sedimentarios con facies que pue- gráficas, se discuten en un capítulo posterior.
den llegar a ser muy diferentes a las que aparecen en
la Cordillera Ibérica. Así, los litosomas arenosos de
la parte inferior, en general, presentan más diferen- Los litosomas terrígenos
cias que similitudes con las características Arenas de
Utrillas de la Cordillera Ibérica. Y por otro lado, la Se diferencian entre ellos por la combinación de
parte superior de estas sucesiones sedimentarias es tres tipos de datos: diferencias de facies, aunque no
también bastante peculiar, estando formada por un siempre muy importantes; distinta posición en el
conjunto dolomítico, que en algunos afloramientos es registro estratigráfico, aunque en algunas áreas se
bastante homogéneo. No obstante, un minucioso tra- superponen varias unidades; y en algunos casos ade-
bajo de campo, estudiando un elevado número de más, desconexión paleogeográfica de sus litotopos.
afloramientos, ha permitido reconocer en este con- Por su posición estratigráfica a la base de las suce-
junto dolomítico superior, las mismas o parecidas siones sedimentarias, su edad cretácica, la presencia
facies que en las zonas centrales del Surco Ibérico de facies arcósicas coloreadas, y su pequeño desa-
(Unidad de La Demanda-Cameros de la Cordillera rrollo, se les considera Miembros de la Formación
Ibérica), pero recristalizadas y/o dolomitizadas. Ello Arenas de Utrillas (Fallot y Bataller, 1927) (fig. 2).
ha permitido elaborar una sucesión tipo para este
conjunto dolomítico, aunque evidentemente no en
todos los afloramientos pueden individualizarse cla- Arenas de Atienza (García et al., 1989)
ramente todas las unidades que lo componen.
Parece claro por tanto, que esta sucesión de uni- Están compuestas por arenas blancas caoliníferas
dades dolomíticas del borde S del Sistema Central, de grano medio, con cuerpos canalizados, superfi-
tiene un paralelismo con la sucesión de unidades cies ferruginosas muy bien desarrolladas y peque-
calizas de la Cordillera Ibérica (Unidad de La ños restos vegetales completamente limonitizados.
Demanda-Cameros). Por ello, para la mayor parte Se interpretan como depósitos costeros relaci.onados
de estas unidades dolomíticas, que desde un punto con llanuras de mareas siliciclásticas. Afloran en el
de vista conceptual son Unidades Litoestratigráfi- sector nororiental del área de estudio. Su espesor
cas, se utiliza la nomenclatura estratigráfica estable- varía entre los 46 m en Pálmaces de Jadraque (NE),
cida por Floquet et al. (1982) para el Cretácico a los escasos 4 m en Patones (sector central), en
superior de la «Plataforma Castellana». cuyas inmediaciones desaparecen. Esta disminución
En general, hay lito somas que por su gran homo- de espesor se realiza de manera brusca entre Valde-
geneidad en facies, constituyen auténticas unidades sotos y el Barranco de la Concha. Su edad es Ceno-
litoestratigráficas (p. ej., Margas de Picofrentes, manense superior.
Dolomías del Burgo de Osma). Otros tienen ade-
más, el carácter de niveles guía cartografiables y de
correlación (p. ej., Margas de Alcorlo), ya que aun- Areniscas de Patones (nueva unidad)
que varían lateralmente de facies de unas zonas a
otras, son fácilmente individualizables en el conjun- Son areniscas y arenas de grano fino y tonalida-
to de las sucesiones locales. Por último, un tercer des ocres, con intercalaciones de margas y dolomías
40 J. GIL, A. GARCIA

arenosas. Se interpretan como depósitos costeros riores: constituidas por 7 m de arenas rojizas, ricas
asociados a llanuras mareales mixtas terrígeno-car- en Fe, con un delgado nivel carbonatado a techo; se
bonatadas. Afloran en el sector central del área de interpretan como depósitos costeros mareales; son
estudio, constituyendo la base de la sucesión cretá- la base del Cretácico en el extremo SW del área de
cica o descansando sobre las Arenas de Atienza. estudio; su edad es Cenomanense terminal-Turo-
Hacia el NE presentan un cambio lateral de facies nense medio. Arenas intermedias: son unas arenas
progresivo con las Margas de Picofrentes. Hacia el ocre-rojizas de grano grueso a medio, con algún
SW aumenta su carácter arcósico y disminuye su nivel de areniscas intercalado y frecuentes superfi-
espesor, pasando lateralmente al término inferior de cies erosivas; representan depósitos costeros marea-
las Arenas de Valdemorillo. Su edad es Cenoma- les. Pasan lateralmente hacia el NE a las Dolomías
nense terminal-Turonense inferior. Se propone de la Tranquera y tienen un espesor de 7,5 m; su
como región tipo la de Patones, y como corte tipo el edad es Turonense-Coniaciense. Arenas superiores:
del Barranco de las Cuevas. están formadas por un reducido conjunto de arenas
finas, lajosas, con ripples y estratificación flaser y
lenticular; son depósitos intermareales y/o suprama-
Areniscas de Tortuero (nueva unidad) reales de una llanura de mareas siliciclástica (Alon-
so y Mas en Portero et al., 1990); Coniaciense-San-
Están formadas por una alternancia de areniscas toniense.
dolomíticas y dolomías arenosas de tonos ocres,
con intercalaciones de tramos de margas verdes y
de niveles edafizados. Representan depósitos de lla- Los litosomas margosos
nuras de mareas. Son característicos los tonos roji-
zos de los niveles dolomíticos. Su espesor de 40 m Son varios los litosomas margosos de la sucesión
se mantiene muy constante. Este litosoma está pre- sedimentaria (pero muchos menos de los que cita la
sente en el sector central, cambiando lateralmente bibliografía precedente), sólo dos han sido indivi-
de facies hacia el NE a las Dolomías de Muriel, y dualizados como unidades estratigráficas, por pre-
hacia el SW a las Arenas de El Molar. Turonense sentar un importante espesor, una suficiente conti-
medio bajo. Se propone como región tipo la de Tor- nuidad lateral y/o un significado evolutivo impor-
tuero, y como corte tipo el del Barranco de la Con- tante (figs. 2).
cha.

Margas de Picofrentes (Floquet et al., 1982)


Arenas de El Molar (nueva unidad)
Están formadas por margas grises y calizas micrí-
Están compuestas por una alternancia de arenas ticas nodulares muy bioturbadas. Contienen abun-
grises y dolomías arenosas, que pasan progresiva- dantes restos de ostreidos, equinodermos, pelecípo-
mente a techo a margas ocres y dolomías rojas, dos y ammonites. Es un litosoma que tiene un espe-
finalizando con un banco de arenas blancas de sor máximo de 52 m y aflora en el sector NE. Acusa
grano medio ricas en manganeso. Se interpretan una importante reducción de espesor hacia el SW,
como depósitos de zonas intermareales de llanura por donde cambia lateralmente de facies a las Are-
de mareas mixtas terrígeno-carbonatadas con facies niscas de Patones. Son depósitos de plataforma
de relleno de canales mareales. Presentes en el sec- externa, relativamente profundos y alejados de la
tor central (El Molar-Patones), cambian lateralmen- línea de costa, originados por el desarrollo de una
te de facies hacia el NE a las Areniscas de Tortuero. plataforma inundada (Read, 1982), como conse-
En el área de Valdemorillo (extremo SW) no apare- cuencia de la mayor transgresión eustática mesozoi-
cen. Su edad es Turonense medio bajo. Se propone ca (Reyment y Bengston, 1985). Son los depósitos
como región tipo la del Molar y como corte tipo el más marinos de todo el registro estratigráfico del
de la autovía de Burgos. Cretácico del borde S del Sistema Central, y los
únicos con fósiles cronoestratigráficamente válidos.
Cenomanense terminal- Turonense inferior.
Arenas de Valdemorillo (nueva unidad)

Conjunto arenoso que sólo aparece en el extremo Margas de Alcorlo (nueva unidad)
más suroccidental del área estudiada. Están forma-
das por tres litosomas con notables diferencias y a Es un delgado nivel margoso, de unos 6 m de
los que se atribuyen distintas edades. Arenas infe- espesor, que está formado por una alternancia de
EL CRET AcrCO DEL BORDE MERIDIONAL DEL SISTEMA CENTRAL 41

Sector Central Sector Oriental


Ibérica; e) por su utilización para precisar aquí los
Sector OCcidental
Valdemorillo Patones - San Aguslln Tamaj6n• Pálmaces límites de secuencias deposicionales; d) y por su
importancia en las deducciones cronestratigráficas
Fm. DoIomlas y margasde Valle de Tabladillo que pueden deducirse de la posición de dichos lími-
tes.
Fm Calizas del Burgo de Osma

Fm. Dolomlas
Fm. Hontona del
Pinar ______
de Somolinos Dolomías de la Villa de Vés (Vilas et al., 1982)

~ortezuelos Son dolomías tableadas en finos bancos, con


• •• • • • • • • • • ••
::: :~~ Y~I~e~?r~I~::::
T
Fm. Dolomlas del Embalsede la ranquera
ostreidos hacia techo. Se interpretan como depósi-
tos de llanuras mareales en el ápice terminal de una
Capa de Margas de Alcorlo
plataforma carbonatada somera. Es un litosoma que
está presente en el sector NE, cuyo escaso espesor
de poco más de 3 m, se reduce hacia el SW, adqui-
riendo un carácter más arenoso, para desaparecer en
las proximidades de Tortuero (sector central). Su
edad es Cenomanense superior.
En esta región, habría que considerar esta unidad
litoestratigráfica como una Capa o como un Miem-
bro de la Formación Margas de Picofrentes supra-
yacente. El escaso espesor que presenta, la hace
Fig. 2.-Cuadro síntesis de las unidades litoestratigráficas para incartografiable a la escala del Mapa Geológico
el Cretácico superior del borde S del Sistema Central. Nacional, a menos que se considere como nivel
guía de referencia.
margas verdes y de dolomías arcillosas bioturbadas,
en delgados bancos. En algunos puntos, presenta un
delgado nivel de arenas hacia su techo. Su pequeño Calcarenitas de Riofrío del Llano (nueva unidad)
espesor y su naturaleza margosa, hace que sólo
pueda observarse en los mejores afloramientos. Es Miembro de la Formación Dolomías de la Ciudad
un buen nivel guía de correlación, que se extiende Encantada (Meléndez, 1971)
por la mayor parte del área de estudio. Sedimento-
lógicamente son depósitos intermareales a suprama- Están formadas al NE por unos 12 m de caleare-
reales, con huellas de exposición subaérea. Para la nitas grises, con superficies de estratificación cruza-
estratigrafía secuencial es una cuña marginal de pla- da y dolomitizadas en su parte superior. Hacia el
taforma (shelf margin wedge) generada durante una SW disminuyen progresivamente de espesor, cam-
importante caída eustática, que da lugar a una dis- bian lateralmente de facies a dolomías arenosas y a
continuidad estratigráfica mayor. Su edad es Turo- areniscas dolomíticas. Corresponden a depósitos
nense medio alto. Se propone como región tipo la someros proximales de una plataforma carbonatada.
del Embalse de Alcorlo y como corte tipo el de la A pesar de los cambios de facies, constituyen un
carretera a Congostrina. buen nivel guía a lo largo de toda la región, identifi-
cándose fácilmente en cada sucesión. Presente en el
sector NE sobre las Margas de Picofrentes, su espe-
Los litosomas carbonatados sor decrece progresivamente hacia el SW. Su edad
es Turonense inferior. Se propone como región tipo
Constituyen la parte más voluminosa del registro la de Riofrío del Llano, y como corte tipo los aflo-
estratigráfico del Cretácico de esta región. Algunas ramientos w de la Muela del mismo nombre.
de las unidades que aquí se individualizan, tienen
un espesor muy reducido, en el límite del concepto
de unidad litoestratigráfica, y no pueden por ello ser Dolomías de Muriel (nueva unidad)
representados en los mapas geológicos a escalas
usuales (p. ej.: Dolomías de Villa de Vés). No obs- Miembro de la Formación Dolomías de la Ciudad
tante se les individualiza por: a) su valor como nivel Encantada (Meléndez, 1971)
guía regional de correlación; b) su importancia para
la correlación de estas sucesiones sedimentarias del Conjunto de dolomías bien estratificadas y lami-
borde S del Sistema Central con las de la Cordillera nadas en tonos grises-ocres, con laminaciones de
42 J. GIL, A. GARCIA

algas y bioturbaciones. Se cargan en terrígenos Pálmaces de Jadraque (NE). Hacia el SW, en la


hacia el SW, pasando a los niveles de dolomías are- región de El Molar- Venturada, experimenta una
nosas rojizas de las Areniscas de Tortuero. Se reco- brusca reducción de espesor y adquiere un carácter
nocen bien en estas sucesiones sedimentarias, por el más limolítico. Pasa lateralmente a las Arenas Inter-
característico color rojizo de sus bancos dolomíti- medias de Valdemorillo, y su edad es Turonense-
cos. Se interpretan como depósitos litorales de una Coniaciense.
plataforma carbonatada somera. Este litosoma está
presente en la zona nororiental, descansando sobre
las CaIcarenitas de Riofrío del Llano. Su máximo Dolomías de Hortezuelos (Floquet et al., 1982)
espesor es de 33 m y su edad es Turonense medio
bajo. Se propone como región tipo la de Muriel, y Homogéneo conjunto dolomítico, que sólo está
como corte tipo el de la carretera a Arbancas, en las presente en la zona central, pues hacia el E pasa
proximidades de Jocar. lateralmente a las Dolomías de Somolinos, y hacia
Estas dos últimas unidades litoestratigráficas, el W por su techo a las Dolomías de Hontoria del
CaIcarenitas de Riofrío del Llano y Dolomías de Pinar. Unicamente en los afloramientos de la región
Muriel, se las considera Miembros de la Formación de Patones, donde está menos dolomitizado, se
Dolomías de la Ciudad Encantada. Ello se hace por puede reconocer su característica estructura nodu-
razones prácticas. En primer lugar para adecuar la lar, su típica expresión morfológica alomada, y su
nomenclatura estratigráfica a las posibilidades de composición litológica biocaIcarenítica, caracteres
cartografía de las unidades litoestratigráficas, tal ellos que permiten incluir estos materiales en esta
como recomienda la Guía Estratigráfica Internacio- unidad litoestratigráfica, que tiene su mejor desarro-
nal (Salvador, 1994). El conjunto de estas dos uni- llo en la Cordillera Ibérica (Floquet et al., 1982).
dades, que tienen una clara expresión morfológica Está compuesta por caIcarenitas y dolomías con
como un resalte duro entre las Margas de Picofren- rudistas a base, que pasan a calizas nodulares y
tes infrayacentes y las Margas de AIcorlo supraya- margas hacia techo. Asimismo, es de señalar la pre-
centes, puede ser cartografiable en toda la región sencia de un pequeño resalte morfológico en la
donde estos litosomas existen. Por el contrario, tan base, que ha sido identificado en la misma posición
sólo en algunas zonas y/o afloramientos pueden ser estratigráfica e interpretado de igual forma por Flo-
cartografiados ambos litosomas individualizada- quet (1990) en el afloramiento de Hontoria del
mente. En segundo lugar, para procurar la simplici- Pinar (Cordillera Ibérica septentrional). Estos mate-
dad de la nomenclatura litoestratigráfica del Cretá- riales se interpretan como depósitos marinos de pla-
cico a nivel de toda la Cordillera Ibérica. Así se taforma abierta. Su espesor (47 m) se mantiene más
sigue el criterio de reservar el rango de Formación o menos constante en Las Cuestas de Torrelaguna
para los grandes conjuntos de materiales identifica- (sector central), disminuyendo hacia el SW por paso
bles en amplias áreas, y utilizar el rango de Miem- lateral de facies por su techo a las Dolomías de
bro para aquellos litosomas que tienen un carácter Hontoria del Pinar, en una clara pro gradación de
más comarcal, al que se une normalmente el hecho facies. Su edad más amplia es Coniaciense-Santo-
de que su representación cartográfica suele presen- niense.
tar problemas a las escalas de trabajo habituales. Su
individualización como unidad litoestratigráfica for-
mal se considera necesaria dada su importancia en Dolomías de Hontoria del Pinar (Floquet et al.,
el registro estratigráfico del Cretácico de esta 1982)
cuenca.
Son unas caIcarenitas grises muy dolomitizadas,
en las que se reconocen grandes superficies contra-
Dolomías de la Tranquera (Floquet et al., 1982) puestas de estratificación cruzada (Patones de Arri-
ba), conjuntos de megarripples (San Agustín de
Son dolomías tableadas y laminadas, en bancos Guadalix) y otras estructuras tractivas de alta ener-
bien definidos, en las que se reconocen ripples, gía. Se las interpreta como el resultado de la migra-
laminaciones paralelas, ni veles estromatolíticos, ción de barras litorales a lo largo de una plataforma
bioturbaciones y superficies ferruginosas. Se inter- carbonatada. Está presente en el sector central, pues
pretan como depósitos litorales de una plataforma hacia el SW ha pasado a depósitos terrígenos (tér-
carbonatada somera. Mantienen constantes sus mino superior de las Arenas de Valdemorillo), y
características litológicas, de facies y de espesor en hacia el NE cambian lateralmente a las Dolomías de
buena parte del área de estudio. Este litosoma tiene Hortezuelos en la región de Venturada (sector cen-
un espesor de 45 m en las columnas de AIcorlo y tral), y a las Dolomías de Somolinos a partir de
EL CRET ACICO DEL BORDE MERIDIONAL DEL SISTEMA CENTRAL 43

Tamajón (sector NE). En los mejores afloramientos área de Somolinos (Segura et al., 1996). Por tanto,
de esta última unidad, como el de San Andrés de puede suponerse una edad Coniaciense a Campa-
Congosto, se identifican las estructuras sedimenta- niense para esta unidad.
rias tractivas de esta plataforma, hacia la parte
media del monótono conjunto dolomítico. Su espe-
sor varía mucho, pues hacia el E disminuye por Dolomías del Valle de Tabladillo (Alonso, 1981)
paso lateral de facies por su base a la Formación
Hortezuelos, y hacia el W su disminución de espe- Las Calizas del Burgo de asma y las Dolomías
sor es debida a la truncación de las Calizas del de Somolinos, constituyen el techo de la sucesión
Burgo de asma, en una estructura de top lapo Por sedimentaria cretácica aquí estudiada. Por encima,
estos hechos, su espesor oscila en el entorno de 45- un conjunto de pequeños relieves alomados, que se
15 m. Su edad es Coniaciense-Santoniense. individualizan sobre las rampas definidas por el
resto de la sucesión cretácica, marca en el paisaje la
presencia de una unidad más alta del Cretácico.
Calizas del Burgo de Osma (Floquet et al., 1982) Esta es por lo general de muy difícil observación, y
tan sólo en algunos pocos afloramientos puede
Es un conjunto de calizas, calizas dolomitiza- observarse parcialmente sus materiales. Son dolo-
daslrecristalizadas, y de dolomías, regularmente mías, limos dolomíticos, margas dolomíticas y bre-
estratificadas en gruesos bancos, que presenta una chas dolomíticas, de colores claros. Facies similares
gran homogeneidad en toda la zona. Está ausente en y estratigráficamente equivalentes, se han interpre-
el sector oriental, por paso lateral de facies a la tado al N del Sistema Central como depósitos aso-
parte superior de las Dolomías de Somolinos. ciados de sebkhas supramareales en climas muy ári-
Alcanza un espesor máximo de unos 25 m en el dos, y han sido encuadrados en la Formación Dolo-
sector central, que se reduce progresivamente hacia mías del Valle de Tabladillo (Alonso, 1981).
el SW, hasta los escasos 9 m registrados en el aflo-
ramiento de Valdemorillo, en donde presentan un
marcado carácter terrígeno. La correlación de las Cambios de facies y arquitectura estratigráfica
columnas estratigráficas permite identificar un salto
brusco de espesores a la altura de la Autovía de Todo el conjunto presenta una estructura deposi-
Burgos. Su base es una discordancia angular en el cional bastante simple, con tres tendencias principa-
afloramiento de Valde morillo y una espectacular les: a) hay una reducción hacia el SW en el espesor
disconformidad en el área de Patones (fig. 3). Este de la sucesión; b) hay también una reducción hacia
límite es interpretado como una discordancia coste- el SW en el espesor de cada uno de los episodios
ra producida durante una caída eustática importante. sedimentarios; c) y excepto las dos unidades estra-
Su edad es Santoniense-Campaniense. tigráficas más modernas (Formaciones Burgo de
asma y Valle de Tabladillo) el resto de los 1itoso-
mas carbonatados, también hacia el SW, pasan late-
Dolomías de Somo linos (Segura et al., 1996) ralmente a facies terrígenas o desaparecen por trun-
cación (fig. 3).
En el sector oriental, por encima de las Dolomías Las Arenas de Atienza son los primeros depósitos
de la Tranquera aparece un conjunto de dolomías cretácicos de esta región. Su desaparición hacia el
masivas, cuyo espesor es del mismo orden de mag- SW es debida a una estructura de on lap sobre el
nitud, que en el sector central tiene la suma de los zócalo hercínico, al SW de Valdesotos. Por su techo
espesores de las Dolomías de Hortezuelos, Dolo- pasan en cambio de facies a las Dolomías de la
mías de Hontoria del Pinar y Calizas del Burgo de Villa de Vés. Los niveles superiores de las Arenas
asma. Observaciones detalladas en los mejores de Atienza, son más extensivos, y alcanzan hacia el
afloramientos, permiten reconocer una parte inferior SW la región de Patones (corte del Barranco de las
con un cierto aspecto noduloso, una parte media Cuevas). Ambos hechos son debidos al carácter
con sombras de estructuras tractivas, y una parte transgresivo y extensivo del conjunto de estas dos
superior con una estratificación más regular. En la unidades, como ya era conocido en la vecina Cordi-
generalidad de los afloramientos de estos depósitos, llera Ibérica (García et al., 1993).
no es posible reconocer estas diferencias. Las Margas de Picofrentes reducen su espesor
Es así evidente que las tres unidades citadas ante- muy considerablemente hacia el SW, también en las
riormente están en cambio lateral de facies con este inmediaciones de Valdesotos. Muy bien localizadas
potente conjunto dolomítico, el cual tiene su mejor estas margas sobre el terreno en las sucesiones sedi-
afloramiento al NE de la zona aquí estudiada, en el mentarias, por encima de las Dolomías de la Villa
44 J. GIL, A. GARCIA

sw NE
Sector oriental
san Andrés del CongoIto
TamajOn (Alool1o-Las Pedrizas)
TOO_ (Lomade la Horca)
(Barrancode la Concha)
Joc..
(Alooree) ""'maces
(cerrada embal&e)
Sector occidental va_ Murlel
(cerro del Cuerno)
Tortuero (Cuen::laGallinera)
Patones (Carretera)
(Barrancode ISI cuevas)
TooeIaguna
_ (Arrebatacapas)./' ...,.-~-"'-~-- --- :-~-_-::':;I-
El MOlar /'

7
Aut 1
--------~_.. ,
Veoturada
(Cotoe de Monterrey) /
_....-------_-:.:- ----------..~~.--.

~
30 km
B Mole< ./'F.UL L,
5anAgUltln
(La AtalaV8lt /' .>
....

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g] DoIomIas masivas (Fm Somotll'lOl) \ ~n --==r;;¡;::: ':' UL, ......
~ CallZasydolomlalbienestratlflcadll&(Fm Burgode08maj Ptl Ph ~ ~
[5] DoIomlali en gl'lJee08 bancos mal deflnldoe (Fm. Hontoriadel Pinar) Ph \ -,
111 ~•

C81c8renltaa nodulareay margea(Fm. Hortezuelo8)

DoIomIas tableacll. (Fm. Embalse ele la Tranquera) DA\ ;' ":. f-.-:.
Cs ::
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Dolomllll en bancosbien deflnidQ8(Mb,_ MLl'iel 'J enotru unidadee)¡Fm. CludlJd


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calIZas y doI,omlas detrlticn con est,ratificación cruzada (Mb RIof11o) nca
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11 Ni\o<eIeefol¡illrero&
.........
Tb~ ",,:',
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lIIIIa calIZas y maro. nodularea (Fm. Picofrentes) ¡~ ~
111 DoIomfal18j08ll1 amaflln (Fm.lMb.Ville de Vée) (sa-eaI cm) secuencial deposiciOnales Tk -=:;¡::::----- :
mm 00I0m1a8arenosas (Mb. Tortuero y otras unidades) UL Umlte de UnidadLitoe6tratigrMica

rn Aren.. abigarradasgruesas (Mb.Alienza 1Mb. El Molar1Mb.Valdemorillo) ~ ~=:: ~~taucida Umites de T' Keupe, 30 m

~ Al'MIIs abigarradas finu (Mb. Valclemorilloy otras unidades) Fm. U1rilln :;:; =~rtognlfica :~~:::'~~~' re Buntaa,oo,ateln
tnfnl.yacente Pe Pérmioo 1 15
[ [ [ ] Arenas finas grisea (Mb. Patonesy otras unidades) DA Diacordancla angular etc [ Ph PaleozoICO hercrnioo
fiillTI ArenÍ8C88nodulares (Mb.Valdemorillo) IF InconfOrmidad Gn Gnel188 '0 km

Fig. 3.-Sección estratigráfica del Cretácico del borde meridional del Sistema Central, sobre la base de las columnas estratigráficas
resumidas, mostrando los límites y relaciones espacio-temporales entre los distintos cuerpos litológicos establecidos (unidades litoestra-
tigráficas) y los diferentes cuerpos sedimentarios distinguidos (secuencias deposicionales), y la nomenclatura utilizada en ambos casos.

de Vés y las Arenas de Atienza, y por debajo de las bién se pueden observar de NE a SW una reducción
Calearenitas de Riofrío del Llano, puede constatarse de espesor y un aumento de terrígenos, pasando
su cambio lateral a las facies terrígenas de las Are- lateralmente desde facies de calizas detríticas
niscas de Patones. Siguiendo el mismo criterio de (regiones de Pálmaces y de AleorIo) a facies de are-
correlación, en los afloramientos más suroccidenta- niscas dolomíticas (regiones de Torrelaguna y El
les, la presencia de un delgado nivel carbonatado a Molar).
techo de las Arenas inferiores de Valdemorillo, que Por encima de las Calearenitas de Riofrío del
se interpreta como el vestigio más hacia el SW del Llano, y por debajo de las Dolomías de la Tranque-
episodio sedimentario de las Calearenitas de Riofrío ra, se localizan las Dolomías de Murie1, conjunto
del Llano, permite identificar el cambio lateral de sedimentario bien delimitado en las sucesiones
facies entre ambas unidades arenosas. Resumiendo, sedimentarias de campo. Presenta un espesor bas-
de NE a SW, se sitúan en cambio lateral de facies, tante constante y una gran variación de facies. A su
las Margas de Picofrentes, las Areniscas de Patones base y a su techo se sitúan dos niveles margosos,
y las Arenas inferiores de Valdemorillo. que genéticamente relacionados con sendas discon-
Las Calearenitas de Riofrío del Llano se sitúan en tinuidades estratigráficas, señalan la imposibilidad
la Cordillera Ibérica en paso vertical de facies con de cambios laterales o verticales de facies, de este
las Margas de Picofrentes, mediante una estructura conjunto sedimentario con las Calcarenitas de Rio-
de down lap (Segura el al., 1993). Aquí no se obser- frío del Llano infrayacentes, y con las Dolomías de
va ninguna relación de este tipo entre ambos litoso- la Tranquera suprayacentes. El nivel margoso infe-
mas. En las Calearenitas de Riofrío del Llano, tam- rior no ha sido individualizado como unidad estrati-
EL CRETACICO DEL BORDE MERIDIONAL DEL SISTEMA CENTRAL 45

gráfica por su pequeño espesor. Al nivel margoso intermedias de Valdemorillo con las Dolomías de la
superior, de mayor espesor y continuidad regional, Tranquera, y las Arenas superiores de Valdemorillo
se le denomina Margas de Aleorlo. Queda entonces con el conjunto de las Dolomías de Hortezuelos y
así bien acotado, el cambio lateral de facies de NE a las Dolomías de Hontoria del Pinar (fig 3).
SW, de las Dolomías de Muriel, las Areniscas de Todas estas relaciones entre los distintos litoso-
Tortuero y las Arenas de El Molar (fig. 3). mas, conforman una estructura estratigráfica con-
Las unidades carbonatadas superiores, Dolomías vergente. Hay también una disposición de on lap en
de la Tranquera, Dolomías de Hortezuelos, Dolo- la base, aunque poco marcado. Existe una trunca-
mías de Hontoria del Pinar, Calizas del Burgo de ción interna en las Dolomías de la Tranquera (y sus
Osma y Dolomías del Valle de Tabladillo, se dispo- equivalentes terrígenos laterales) sobre las Caleare-
nen en agradación simple, con contactos netos. Por nitas de Riofrío del Llano, que si hubiese una
su parte, el conjunto de materiales formado por las mayor continuidad de afloramientos, debiera de
Dolomías de Hortezuelos, Dolomías de Hontoria manifestarse como una discordancia cartográfica.
del Pinar y Calizas del Burgo de Osma pasan late- También existe otra importante truncación sedimen-
ralmente hacia el NE a las Dolomías de Somolinos. taria, entre el conjunto de las Dolomías de Horte-
A la base de las Calizas del Burgo de Osma, se zuelos-Dolomías de Hontoria del Pinar (y sus equi-
identifica una discontinuidad estratigráfica muy valentes terrígenos laterales) y las Calizas del
importante, puesta de manifiesto por una disconfor- Burgo de Osma.
midad en la región de Patones (Barranco de las
Cuevas) y por una discordancia angular en la región
Valdemorillo. Al techo de esta misma unidad, tam- Secuencias deposicionales y edad de los depósitos
bién se sitúa otra discontinuidad estratigráfica, que
en la región de Torrelaguna (carretera de subida a Las Arenas de Atienza y las Dolomías de Villa de
Arrebatacapas) se materializa en una superficie Vés, se sitúan en el Surco Ibérico en cambio lateral
ligeramente erosiva, tapizada por una costra ferrugi- de facies, formando parte del desarrollo de cinco
nosa. plataformas carbonatadas, durante el Albense y
Las Dolomías de Hortezuelos y las Dolomías de Cenomanense (García et al., 1994). En esta parte
Hontoria del Pinar, se disponen en la Cordillera Ibé- del Sistema Central, no existen en estos materiales
rica en paso vertical de facies. Aquí puede obser- datos paleontológicos ni estudios de ciclicidad, que
varse cómo sus variaciones de espesor se compen- permitan correlacionar detalladamente estas suce-
san, para dar una variación de espesor más acorde siones sedimentarias con las de la Cordillera Ibéri-
con las variaciones de espesor del resto de lito- ca, y saber exactamente qué episodios sedimenta-
somas. rios se hallan aquí representados, de los cinco antes
En la región de Valdemorillo, por encima del indicados. El más moderno de todos ellos, es seguro
pequeño nivel carbonatado correlacionable con las que está representado por el delgado nivel de las
Calearenitas de Riofrío del Llano, y por debajo de Dolomías de la Villa de Vés y los últimos metros de
la discordancia basal de las Calizas del Burgo de las Arenas de Atienza. Comparando el espesor de
Osma, aparecen dos litosomas terrígenos, que son las Arenas de Atienza aquí y en la región de
bastante diferentes. En el contexto de esta sucesión Sigüenza, donde existen intercalaciones dolomíticas
estratigráfica, en la que se pueden reconocer de los episodios sedimentarios superiores, puede
muchos litosomas diferentes (Riofrío del Llano, deducirse la casi segura presencia del 4.° episodio.
Burgo de Osma, Valle de Tabladillo, y tres unidades Si estas deducciones son válidas, la edad de las Are-
terrígenas, pero con espesores muy reducidos), se nas de Atienza es Cenomanense medio y superior,
interpreta que cada uno de los litosomas terrígenos, como ha podido determinarse en la Cordillera Ibéri-
representa el paso lateral de facies hacia el SW, de ca. De este modo, las Dolomías de la Villa de Vés
un litosoma carbonatado de las áreas más nororien- tienen en la zona de estudio una edad Cenomanense
tales. Como las Dolomías de Muriel y las Areniscas superior.
de Tortuero ya han pasado a las Arenas de El Molar, Otra secuencia deposicional bastante bien conoci-
y este episodio sedimentario se sitúa hacia un míni- da en el Surco Ibérico, es la formada por las Margas
mo eustático (Ruiz et al., 1994), parece oportuno de Picofrentes y las Dolomías de la Ciudad Encan-
considerar que este conjunto sedimentario sea tada (Segura et al., 1993). En este borde meridional
menos extensivo, y no esté representado en la suce- del Sistema Central, se incluyen también en dicha
sión de Valdemorillo. Ya se ha indicado antes que secuencia deposicional las Areniscas de Patones y
las Dolomías de Hortezuelos y las Dolomías de las Arenas inferiores de Valdemorillo, y la Forma-
Hontoria del Pinar forman un mismo conjunto sedi- ción Dolomías de la Ciudad Encantada está repre-
mentario. Por todo ello, se correlacionan las Arenas sentada por el Miembro Calearenitas de Riofrío del
46 J. GIL, A. GARCIA

Llano. Las Margas de Picofrentes han aportado en El conjunto superior, formado por las Calizas de
esta región ammonites tan sólo del Turonense infe- Hortezuelos y las Dolomías de Hontoria del Pinar,
rior (Segura y Wiedmann, 1982), aunque hay varias se correlaciona fácilmente con las sucesiones sedi-
colecciones y afloramientos sin estudiar detallada- mentarias de la Cordillera Ibérica septentrional
mente. En la zona más oriental (Pálmaces y Alcor- (sectores septentrionales de la Rama Aragonesa y
lo), se reconocen la alternancia de tramos calcáreos Unidad de La Demanda-Cameros), en donde se
y margosos, que definen en la Cordillera Ibérica las observan tres litosomas: calizas inferiores de Horte-
cuatro secuencias deposicionales inferiores de 4.° zuelos, calizas superiores de Hortezuelos y Calizas
orden, de edades desde el Ceno manen se superior al de Hontoria del Pinar (Floquet, 1990). La pobreza
Turonense inferior (Segura et al., 1993). Por ello de estos materiales en fauna bioestratigráficamente
puede deducirse aquí, esa misma edad para las Mar- significativa, junto con la homogeneidad de facies
gas de Picofrentes. Esta secuencia deposicional en muchos afloramientos, hace difícil la interpreta-
tiene en esta región una estructura agradacional, por ción secuencial y cronoestratigráfica de este seg-
lo que se puede atribuir una edad Turonense inferior mento de la sucesión cretácica, que Alonso et al.
para las Calcarenitas de Riofrío del Llano, Arenis- (1993) y Gil et al. (1993) distribuyen en dos
cas de Patones y Arenas inferiores de Valdemorillo. secuencias deposicionales. Los recientes y detalla-
El Miembro Dolomías de Muriel de la Formación dos trabajos realizados en las zonas centrales de la
Ciudad Encantada, junto con las Areniscas de Tor- Cordillera Ibérica permiten obtener una nueva pers-
tuero y las Arenas de El Molar, forman una secuen- pectiva de este problema, y así se considera ahora,
cia deposicional muy clara, delimitada a base y a que las Dolomías de Hortezuelos y las Dolomías de
techo por dos discontinuidades estratigráficas, y con Hontoria del Pinar del borde S del Sistema Central
estructura de apilamiento gradacional en esta área forman parte de una secuencia deposicional bien
(es progradacional a lo largo del Surco Ibérico; desarrollada, en la que pueden reconocerse clara-
Segura et al., 1996). No existe ningún hallazgo mente tres parasecuencias. Todo este conjunto sedi-
paleontológico con valor bioestratigráfico, que pre- mentario tendría una edad Coniaciense superior-
cise la edad de estos materiales. Por su posición en Santoniense inferior.
la sucesión estratigráfica se le atribuye una edad Las Arenas superiores de Valdemorillo se corre-
Turonense medio bajo. lacionan con el conjunto sedimentario tratado en el
Las Margas de Aleorlo tampoco han aportado párrafo anterior. A tenor de los pocos datos que es
ningún dato bioestratigráfico importante para preci- posible obtener, lo que resulta más problemático, es
sar su edad. Son facies de margas verdes, que en el precisar esa correlación a nivel de parasecuencia.
Cretácico del Surco Ibérico están relacionadas con De los tres lito somas ya citados, el que presenta
episodios sedimentarios que presentan baja tasa de unas características algo más marinas es el inferior,
sedimentación y están ligados a discontinuidades y aplicando la Ley de Walter, se le puede suponer el
estratigráficas importantes (García et al., 1993). Por más extensivo. Por ello, y en espera de nuevos
correlación con las sucesiones estratigráficas de la datos y/o argumentos, se correlacionan estas Arenas
Cordillera Ibérica constituyen el cambio lateral de superiores de Valdemorillo con el litosoma inferior
facies de las Dolomías de Rello, y hacia su parte de las Dolomías de Hortezuelos, y por ello se las
basal y terminal se localizan sendas discontinuida- supone una edad Coniaciense superior.
des estratigráficas importantes. Son por tanto, las Las Calizas del Burgo de Osma son también aquí
facies terminales hacia el Macizo Hespérico de una bioestratigráficamente azoicas. Constituyen una
plataforma carbonatada del Surco Ibérico, y pueden secuencia deposicional neta, limitada por dos dis-
ser consideradas como una cuña de margen de pla- continuidades estratigráficas importantes, que han
taforma (shelf margin wedge). Por todo ello, su dejado huellas inequívocas en el registro estratigrá-
edad puede considerarse Turonense medio alto. fico de esta región, con disconformidades (área de
En el conjunto dolomítico suprayacente, que se Patones) y discordancias a base (área de Valdemori-
ha incluido en el concepto de Formación Dolomías 110), y superficies ferruginosas a techo (área de
de la Tranquera, tan sólo se ha reconocido una Torrelaguna). Su correlación con la Cordillera Ibéri-
microfauna bioestratigráficamente banal. Ocupa ca es clara, y allí se admite una edad para esta
una posición en la sucesión estratigráfica del Cretá- secuencia deposicional Santoniense superior-Cam-
cico de este borde S del Sistema Central, equivalen- paniense inferior (García et al., 1996, etc.).
te a la que ocupan las Calizas de Muñecas en la Respecto a la Formación Dolomías de Somoli-
Unidad de La Demanda-Cameros de la Cordillera nos, es en este margen del Surco Ibérico donde
Ibérica. Estas últimas forman allí una secuencia puede precisarse su relación estratigráfica en cam-
deposicional bien diferenciada (Alonso et al., bio lateral de facies con las Dolomías de Hortezue-
1993), de edad Turonense superior. los, Dolomías de Hontoria del Pinar y Calizas del
EL CRETACICO DEL BORDE MERIDIONAL DEL SISTEMA CENTRAL 47

SW NE
Valdemorillo El Molar Venturada Torrelaguna Palones Tortuero Valdesotos Tamajón Muriel Alcorlo Pálmaces
(sin afloramiento) I 1 I I
Dolomlas y margasde Valle deTabladillo
Calizasdel Burgo de Osma

Dolomlasde Hontoria del Pinar

Escalón por
fractura de El Molar
(la Berzosa)
.~~~=:;,:=:~.~~~:- Dolomlas - - - - - 1
de
Somolinos

Dolomlasdel Embalsede La Tranquera

o Facies carbonatadas
~ Facies margosas
D Facies mixtas
m Facies terrlgenas

------------ LImitede facies


- - L1mrte de Parasequencia
- - LImitede Secuenciadeposicional

10 15 km
,====,======

Fig. 4.-Perfil estratigráfico del Cretácico del borde meridional del Sistema Central, mostrando la relación entre la distribución de
facies y espesores de las secuencias deposicionales, y la presencia de elementos paleogeográficos de origen tectónico, activos
durante la sedimentación.

Burgo de Osma. Es por tanto una unidad litoestrati- Hay una retrogradación generalizada de las facies
gráfica cuya homogeneidad tiene un origen postse- carbonatadas (marinas y litorales) sobre las facies
dimentario y diagenético, que comprende dos terrígenas (litorales y continentales), y varios litoso-
secuencias deposicionales mayores y que contiene mas terrígenos se suceden de NE a SW, precediendo
varias discontinuidades estratigráficas importantes. a los lito somas carbonatados. Hay un predominio
Su edad se extiende desde el Coniaciense superior de ambientes sedimentarios litorales y marinos
al Campaniense basal. someros.
Por último las Dolomías del Valle de Tabladillo Pero también hay algunas desviaciones respecto
sólo han sido reconocidas como unidad y mapea- al esquema evolutivo mostrado antes, provocados
das. Se las supone una edad Campaniense inferior, a por acontecimientos geológicos de rango más
la espera de nuevos estudios. amplio, a nivel de la Placa Ibérica o a nivel global.
La gran diferencia en litologías y en ambientes sedi-
mentarios, entre las Arenas de Atienza-Dolomías de
Evolución tectónica y sedimentaria la Villa de Vés y las Margas de Picofrentes, no
puede explicarse sólo por el continuado ascenso del
La arquitectura estratigráfica y la distribución de nivel del mar durante todo el Cretácico, ni por la
facies del Cretácico en este borde S del Sistema suave y continua subsidencia tectónica de la región.
Central, muestran la evolución de un margen de una Se combinan en ese momento del Cenomanense
cuenca intracontinental en un contexto tectónico en superior: el vuelco de la Placa Ibérica (y con ella,
principio distensivo. Las secuencias deposicionales del Surco Ibérico) hacia el N (Vilas et al., 1983), en
se apilan en agradación, y muestran una progresiva relación con los primeros episodios de compresión
reducción de espesor hacia el borde de la cuenca en la Cordillera Bética; y la excepcional subida eus-
sedimentaria (fig. 4). Del Cenomanense al Campa- tática del Cenomanense superior (Reyment y
niense, la cuenca sedimentaria se hace más amplia, Bengston, 1985).
y depósitos cada vez más modernos se apoyan La menor extensividad de la secuencia deposicio-
sobre el zócalo hercínico del Macizo Hespérico. nal del Turonense medio bajo (Dolomías de Muriel,
48 J. GIL, A. GARCIA

Areniscas de Tortuero y Arenas de El Molar), y la más importante diacrónicamente. Las fallas más
escasa representación sedimentaria de la secuencia orientales (Murie1, Retiendas y Tortuero) hacen
deposicional del Turonense medio alto (Margas de variar los espesores de los materiales cenomanen ses
Alcorlo), frente a la mayor extensividad de las y turonenses. Por el contrario, en las áreas más
secuencias deposicionales infrayacentes y supraya- occidentales, donde sólo se ha identificado por falta
centes (Cenomanense-Turonense y Turonense supe- de afloramiento la Falla de la Berzosa, varían de
rior), están sin duda causadas por la importante espesor los materiales senonenses, que no lo hacen
caída eustática de finales del Turonense, que limita en el sector oriental. Esto puede considerarse nor-
dos ciclos de 2. 0 orden (Haq el al., 1988), y que mal en un ambiente tectónico distensivo, en el que
puede reconocerse en el Surco Ibérico (Ruiz el al., las fracturas que van abriendo la cuenca, son más
1994). modernas hacia las zonas más externas de la misma.
La discontinuidad intracretácica tectónicamente
más importante en el área de alcance de este traba-
jo, es la que separa los depósitos del Coniaciense- AGRADECIMIENTOS
Santoniense (Dolomías de Hontoria, etc.) de los
Este trabajo ha sido realizado en el marco del proyecto de
materiales del Santoniense-Campaniense (Calizas investigación de la DIGICYT n." PB93-0 191 (Instituto de Geo-
del Burgo de Osma), y que llega a materializarse en logía Económica, CSIC-UCM). Nuestro agradecimiento a J.
una discordancia angular en Valdemorillo, está en García-Hidalgo y M. Segura (Universidad de Alcalá) por su
colaboración en la interpretación de algunos afloramientos en
relación con el nuevo vuelco de la Placa Ibérica, campo y en los comentarios críticos del manuscrito.
esta vez hacia el S, en relación con las primeras eta-
pas compresivas en el orógeno pirenaico y que
vuelve a comunicar el dominio Atlántico y el Tethy- Referencias
siano a través del Surco Ibérico (Alonso el al.,
1984). Alonso, A (1981). El Cretácico de la provincia de Sego-
Por ello, la mayor parte de los depósitos cretáci- via (borde N del Sistema Central). Sem. Estratigrafía,
cos del borde S del Sistema Central, están relacio- Ser. Monografías, 7,271 págs.
nados paleogeográficamente con el dominio atlánti- Alonso, A, y Mas, R. (1982). Correlación y evolución
co, a través de la cuenca Vascocantábrica. paleogeográfica del Cretácico al N y al S del Sistema
Central. Cuadernos Geol. Iber., 8, 145-166.
En la distribución de los depósitos, se puede Alonso, A, Floquet, M., Mas, R., y Meléndez, A. (1984).
observar que las variaciones de facies y de espeso- Origine et évolution du détroit ibérique au crétacé
res, no tienen un carácter gradual. Estas tienen lugar supérieur. Mém. Géol. Univ. Dijón, 11,79-80.
en puntos concretos, en los que las series cretácicas Alonso, A, Floquet, M., Mas, R., y Meléndez, A (1993).
aparecen con pliegues más apretados y/o más frac- Late Cretaceous Platforms: Origin and Evolution, Ibe-
turados. Estos puntos coinciden con los sectores, en rian Range, Spain. En: J. A. Toni Simo et al. (eds.),
Cretaceous Carbonate Platforms, AAPG Memoir, 56,
que la banda de afloramientos cretácicos, que bor- 297-313.
dea el Sistema Central por el S, sufre inflexiones en Arias, C. (1969). Estudio estratigráfico y sedimentología
su traza cartográfica. Esas zonas corresponden a del Cretácico de los alrededores de Guadalix de la Sie-
accidentes tectónicos alpinos, que en parte pueden rra (Madrid). Cuadernos Geol. Iber., 1,309-333.
ser reheredados de la estructura hercínica del zócalo Bascones, L., González-Lodeiro, F., y Martínez-Alvarez,
(Gil el al., 1993). De todo ello, se deduce la exis- F. (1980). Hoja 460 Hiendelancina, Mapa Geológico
de España MAGNA, IGME.
tencia de escalones paleogeográficos durante el Bellido, F., Casquet, C., González-Lodeiro, F., Martín,
Cretácico, probablemente debidos a la existencia de L. M., Martínez, J., Navidad, M., y Del Olmo, A.
fracturas sinsedimentarias, aunque éstas no hayan (1987). Hoja 509 Torrelaguna. Mapa Geológico de
podido ser identificadas por ahora, a escala de aflo- España MAGNA, IGME.
ramiento sobre el terreno. De NE a SW, las más Bellido, F., Escuder, J., Klein, E., Del Olmo, A., Cas-
importantes son: la zona de fracturación de Muriel; quet, e, Navidad, M., y Peinado, M. (1988). Hoja 484
Buitrago de Lozoya. Mapa Geológico de España
la Falla de Retiendas; la alineación (supuesta falla) MAGNA, IGME.
de Tortuero-Grado del Pico; la zona de fractura de Boillot, G., Montardert, L., Lemoine, M., y Biju-Duval,
la Falla de la Berzosa; y probablemente, una o más B. (1984). Le margers continentales actuelles et fossi-
fracturas entre Soto del Real y Valdemorillo, no lis autour de la France, Masson, 342 págs.
identificadas aún. Estas fracturas sinsedimentarias, Capote, R. (1978). Tectónica española. Asoc. Esp. de
también limitan la edad de los materiales sobre los Ing. Sísmica, Madrid, 30 págs.
Capote, R., De Vicente, G., y González-Casado, J. M.
que descansa el Cretácico, que de NE a SW, pasan (1990). Evolución de las deformaciones alpinas en el
de Triásico superior, a Triásico inferior, Pérmico y Sistema Central Español (SCE). Geogaceta, 7,20-22.
Paleozoico, Paleozoico inferior, y gneises (fig. 4). Debelmas, J., y Mascle, G. (1991). Les Grandes Structu-
Las fracturas sinsedimentarias tienen su actividad res Géologiques, Masson, 299 págs.
EL CRETACICO DEL BORDE MERIDIONAL DEL SISTEMA CENTRAL 49

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