Tesis 2017366
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Tesis 2017366
Tesis
Tesis: I.3o.C.330 C (10a.) Fuente: Gaceta del Semanario Judicial Tipo: Aislada
de la Federación.
Libro 56, Julio de 2018, Tomo II, página
1577
La acción de prescripción adquisitiva atiende a la calidad de la posesión, toda vez que la finalidad
perseguida por quien pretende usucapir es convertirse en propietario a partir de su posesión
calificada. Así, la detentación directa de la cosa que se tiene físicamente, si bien se posee por ser
propietario, lo cierto es que puede suceder que éste transmita contractualmente la posesión,
conservando la posesión originaria. Asimismo, también puede poseerse sin tener derecho, como en
el caso del apoderamiento en forma ilícita; y en otras ocasiones, hay quien está poseyendo por
encargo del propietario y quien posee porque cree que le transmitieron el derecho, pero quien lo
hizo no estaba legitimado para ello. El mero detentador es aquel quien posee a nombre de otro o
por encargo, como el depositario judicial. Si se parte de estas premisas, la posesión puede ser de
buena y de mala fe, la primera cuando el poseedor estima tener derecho a la posesión de que
disfruta pero se basa en un error, es decir, el que ignora que en un título o modo de adquirir exista
un vicio que lo invalide; mientras que la segunda se refiere al poseedor que conoce o sabe que
posee indebidamente. Luego, los poseedores de buena fe pueden ser de dos tipos: a) los que
tienen un título suficiente o bien uno viciado y lo ignoran; y, b) los que no tienen título pero
fundadamente creen tenerlo. En cuanto a los poseedores de mala fe, también pueden ser de dos
tipos: a) los que poseen con título viciado y lo saben y b) los que poseen sin título y lo saben. Pero,
además, para los poseedores de mala fe, establece una subclasificación: 1) poseedores que
poseen en forma delictuosa y 2) poseedores que no poseen en forma delictuosa. Así, encontramos
que la ley regula dichas situaciones en las cuales, sin que alguien tenga la cosa físicamente en su
poder, se le considera poseedor de ella y, por el contrario, hay quien, de hecho la tiene, pero carece
del carácter de poseedor, de acuerdo con la ley. Lo anterior, se basa en los artículos 806 y 807,
ambos del Código Civil para el Distrito Federal, aplicable para la Ciudad de México. En ese orden
de ideas, se advierte que el legislador estableció en favor del adquirente que ignora los vicios de su
título que le impiden poseer con derecho, una presunción iuris tantum, pues lo considera poseedor
de buena fe, hasta el momento en que existan actos que acrediten que adquiere el conocimiento de
que posee la cosa indebidamente. En consecuencia, cuando esa presunción se destruye, al
acreditarse que quien la tiene en su favor conoce los vicios de su título, la posesión, aun adquirida
inicialmente de buena fe, bajo el supuesto de ignorancia, deja de tener esa calidad, para convertirse
en posesión de mala fe. Esto deja claro que la posesión considerada de buena fe, por actualizarse
la presunción derivada de la ignorancia de los vicios de un título, no confiere de manera indefinida al
poseedor que se beneficia de ella, un reconocimiento legal irrevocable de buena fe, pues su
permanencia está condicionada, precisamente, a que persista la de ignorancia sobre los vicios de
su título.
Amparo directo 486/2017. 12 de julio de 2017. Unanimidad de votos. Ponente: Paula María García
Villegas Sánchez Cordero. Secretaria: Cinthia Monserrat Ortega Mondragón.
Esta tesis se publicó el viernes 06 de julio de 2018 a las 10:13 horas en el Semanario Judicial de la
Federación.