Prescripción Negativa Decenal (La Prescripción Ordinaria)
Prescripción Negativa Decenal (La Prescripción Ordinaria)
Prescripción Negativa Decenal (La Prescripción Ordinaria)
ORDINARIA)
Contenido
RESUMEN ...................................................................................................................................2
NORMATIVA .............................................................................................................................2
Prescripción Ordinaria en Materia Civil ....................................................................2
DOCTRINA .................................................................................................................................2
De la Prescripción Negativa ............................................................................................2
JURISPRUDENCIA ....................................................................................................................6
1. Artículo 868 del Código Civil ..................................................................................6
2. Prescripción de 10 Años y la Falta Continua.....................................................8
3. Aplicación de la Prescripción Decenal en Materia de Familia, con
Presencia de Menores de Edad ......................................................................................9
4. Nulidad Absoluta y Prescripción........................................................................ 12
5. Prescripción Aplicable en Casos de Nulidad del Contrato Mercantil .... 13
6. Prescripción y Sentencia Judicial Firme .......................................................... 17
7. Prescripción en el Cobro de Cuotas del Fondo de Garantía Notarial .... 21
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RESUMEN
NORMATIVA
Artículo 868. Todo derecho y su correspondiente acción se prescriben a los diez años.
El plazo para reclamar daños y perjuicios a personas menores de edad empezará a
correr a partir de que la persona afectada haya cumplido la mayoría de edad.
El plazo establecido en este artículo admite las excepciones que establecen los
artículos siguientes y las demás establecidas expresamente por ley, cuando
determinados casos exijan para la prescripción, más o menos tiempo.
DOCTRINA
De la Prescripción Negativa
[Brenes Córdoba, A.]ii
[P. 270] 511. La prescripción negativa es un derecho que la ley concede al deudor para
rehusar el cumplimiento de una obligación cuando el reclamo ha sido diferido durante
cierto espacio de tiempo.
De esto se desprende que por tal medio la ley no trata de dar por cancelada la deuda,
sino de conceder al obligado un modo indirecto de liberación. Por eso, si él no alega la
prescripción, los jueces carecen de facultad para declararla de oficio, debiendo tenerse
mientras tanto por eficaz el reclamo.
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De ahí también el que la prescripción después de cumplida sea renunciable de modo
expreso o tácito,: y que el pago que se realice voluntariamente por el deudor no
obstante estar prescrita la deuda, no pueda ser repetido.
[P. 271] 513. No todas las acciones se prescriben en el mismo término, pues en
atención a sus distintas condiciones y procedencia, no sería conveniente asignarles
idéntico plazo.
En el mismo caso de prescripción de tres años están: las acciones por sueldos,
honorarios o emolumentos de servicios profesionales; la de los empresarios para
demandar el valor de las obras que ejecutaren por destajo; y las acciones para exigir el
pago del uso o cualquier otro derecho sobre bienes muebles.
Todavía existe otro término más corto —un año— para la prescripción de los créditos a
que se alude al principio del párrafo segundo del presente número, cuando el pago se
ha estipulado por períodos de tiempo menores que un semestre, lo mismo que las
acciones para reclamar salarios por trabajos personales; la de los tenderos, boticarios,
mercaderes y cualquier otro negociante, por el precio de las ventas que hagan
directamente a los consumidores; y finalmente, la de los artesanos por las obras que
ejecuten.
514. La brevedad del término para prescribir tales obligaciones reconoce por motivo
la consideración de que, dadas así la procedencia de esas deudas como la condición de
las personas a cuyo favor se contraen, es de suponer fueran cubiertas a su tiempo,
pues sólo así se explica el que
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[P. 272] se deje pasar un lapso relativamente largo, sin hacer gestiones tendientes a la
percepción de lo debido.
Ninguna otra prueba distinta de la confesión judicial es admisible para tal efecto. En
cambio, lo es toda clase de prueba para demostrar la interrupción de la prescripción
por las causas que más adelante se puntualizan; siempre, en cuanto a la testimonial,
con la limitación consignada en el Nº350,
515. Cuando después de ser exigible cualquiera de las obligaciones que prescriben
en uno o tres años, se otorga documento en que se establece nuevo plazo para
satisfacerla, o recaiga sentencia judicial qué declare la existencia de la deuda y la
obligación de pago, el término para prescribir será él de diez años, si se trata de deuda
común, o de cuatro, si de mercantil, a contar desde que sea exigible la obligación
conforme al documento, o desde el día de la sentencia que cause ejecutoria. El motivo
de este* cambio respecto al término para prescribir, depende de que debido al
otorgamiento del documento o al pronunciamiento de la sentencia, 1a presunción de
pago en que se funda la prescripción de corto plazo, ya no tiene razón de ser, y por lo
mismo debe estarse a la situación jurídica creada posteriormente»
516. En los demás casos que se rigen por el derecho común, todo derecho y su
correspondiente acción se prescriben por diez años, a no ser en cuanto la ley haya
señalado plazos especiales, como por ejemplo, tratándose de transportes, en que las
acciones en pro o en contra de los porteadores, no duran más de seis meses después
de concluido el viaje. (Arts, 868 y 1.181 Código Civil); y respecto a
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leyes permisivas o facultativas, tales como el de pedir la división de la cosa común, el
de reclamar el paso o salida a favor de un fundo enclavado, el de exigir el
otorgamiento de escritura pública respecto a una compra de cosa inmueble que se
haya realizado, y otros varios.
Puede citarse también como imprescriptible el derecho de los hijos para vindicar el
estado que les pertenece.
Las deudas a favor del Estado o del Municipio, sea que provengan de impuestos o de
cualquiera otra causa, son prescriptibles como las deudas comunes toda vez que la ley
no establece excepción al respecto, y que obran contra ellas las mismas razones de
interés general que Justifican la prescripción negativa.
[P. 274] leza o por especial disposición de la ley, requiera, para ser exigible, el
transcurso de cierto tiempo, como pasa tocante al mutuo, en que el término para
devolver la cosa principia treinta días después de haberla recibido el mutuario, en falta
de estipulación de plazo a ese respecto (Arts. 774 y 1.344 Código Civil).
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JURISPRUDENCIA
[Tribunal Agrario]iii
Voto de mayoría:
“VI. Sobre la prescripción negativa se cita por esta Cámara: “…tiene como fundamento,
entre otros, la seguridad en las relaciones jurídicas. La postergación indefinida del
ejercicio de las acciones y derechos por parte de su titular, ocasiona duda y zozobra en
los individuos y atenta contra la estabilidad patrimonial, por lo que este instituto
jurídico pretende eliminar las situaciones de incerteza, producidas por el transcurso
del tiempo en las relaciones jurídicas. Para su aplicación se requieren tres elementos:
el transcurso del tiempo previsto por la ley, la falta de ejercicio por parte del titular del
derecho y la voluntad del favorecido por la prescripción de hacerla valer, ya sea a
través de una acción o de una excepción, pues no puede ser declarada de oficio por el
juez y es posible su renuncia tácita o expresa, siempre y cuando no sea anticipada…”
(Voto No. 82, Sala Primera de la Corte Suprema de Justicia, a las nueve horas quince
minutos del dieciséis de setiembre de mil novecientos noventa y cuatro). Por su parte,
el artículo 868 del Código Civil reza: “Todo derecho y su correspondiente acción se
prescriben por diez años. Esta regla admite las excepciones que prescriben los artículos
siguientes y las demás establecidas expresamente por la ley, cuando determinados
casos exigen para la prescripción más o menos tiempo”. Por ello, cabe determinar
antes que cualquier análisis, el plazo de prescripción aplicable a la pretensión de la
actora. Para esta Instancia el plazo de prescripción negativa en una acción publiciana
es de un año, acorde con lo estipulado en el ordinal 279 inciso 2) del Código Civil que
señala: "Independientemente del derecho de propiedad, se adquiere el de posesión:...
2° Por el hecho de conservar la posesión por más de un año. El año corre desde que se
tome públicamente la posesión o si fuere tomada clandestinamente, desde que eso
conste al despojado.". De igual forma el canon 865 Ibídem establece la pérdida del
derecho por la prescripción negativa, bastando para ello el transcurso del tiempo. En
fundamento del criterio expuesto por este Tribunal se reseña parcialmente lo resuelto
por la Sala Primera de la Corte Suprema de Justicia en voto N. 75 de las 14:50 horas del
7 de julio del 1995, que en cuanto al tema de la pérdida del derecho de posesión
resolvió: "IV- ... En Costa Rica, en materia agraria, salvo en lo que respecta a un tipo
especial de posesión agraria conocido como Posesión Precaria de Tierra, existe la
posibilidad de ejercer la posesión como derecho en sus modalidades, mediata o bien
incorporal. La figura de la posesión incorporal se encuentra regulada en nuestro
ordenamiento jurídico referida a la posesión, abstracción hecha de cualquier
referencia a la propiedad, en virtud de lo establecido a contrario sensu por el inciso 2º
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del artículo 279 del Código Civil. En efecto, si el hecho de conservar la posesión por
más de un año confiere el derecho de posesión, por ende, el hecho de no tener la
posesión -sin un acto facultativo en favor de quien la tiene de hecho- por más de un
año determina la extinción de la posesión ejercida como derecho. Lo anterior por
cuanto, en principio la posesión es una figura fáctica que si bien se ha espiritualizado
mediante ficciones legales, dicha espiritualización no puede perpetrarse en el tiempo
ni ser asimilada a la propiedad que requiere el ejercicio de una posesión de diez años a
los efectos de hacer perder el derecho de propiedad."
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2. Prescripción de 10 Años y la Falta Continua
[Tribunal de Notariado]iv
Voto de mayoría
“III. Lleva razón el recurrente en cuanto afirma que en el régimen disciplinario anterior,
es decir, en la Ley Orgánica de Notariado, No. 39 del 5 de enero de 1943 y sus
reformas, no se establecía ninguna regulación respecto del plazo de prescripción
aplicable a los casos de faltas cometidas por los notarios públicos en el ejercicio de sus
funciones. La existencia de esa omisión significaba la aplicación del párrafo primero del
artículo 9 de la Ley General de la Administración Pública, lo que daba entrada al Código
Civil y con ello, a considerar el plazo decenal prescriptivo, contemplado en el artículo
868 del Código Civil. Sin embargo, aún y cuando desde el otorgamiento de la escritura
han transcurrido más de diez años, la acción disciplinaria no puede declararse prescrita
al tratarse de una conducta que se reitera en el tiempo, lo cual impide el cumplimiento
del plazo, en el tanto no se inscriba el documento que interesa. En este sentido,
conviene citar el Voto de la Sala Segunda de la Corte No.230, de las diez horas veinte
minutos del diecisiete de abril de mil novecientos noventa y seis, por referirse,
precisamente, a la prescripción en estos casos, órgano, que como se recordará, ejercía
el régimen disciplinario en aquellos años y que sobre el aspecto citado, falló : “En
primer lugar y previo al estudio de la existencia de la falta denunciada, resulta
necesario referirse a la excepción de prescripción opuesta por el profesional
denunciado. La Ley Orgánica de Notariado número 39 del 5 de enero de 1943 y sus
reformas, no establece en su articulado ninguna norma específica que regule el plazo
de prescripción aplicable a los casos de faltas cometidas por los notarios públicos en el
ejercicio de sus funciones. Al existir la citada omisión, debemos remitirnos a lo que
establece la Ley General de la Administración Pública en su artículo 9, el cual en lo que
interesa, expresamente dispone: "El ordenamiento jurídico administrativo es
independiente de otros ramos del derecho. Solamente en el caso de que no haya
norma administrativa aplicable, escrita o no escrita, se aplicará el derecho privado y
sus principios...". Partiendo de lo anterior, tenemos que la prescripción aplicable para
los casos de faltas cometidas por los notarios públicos en ejercicio de sus funciones, es
la que al efecto establece el artículo 868 del Código Civil, es decir, la prescripción
ordinaria civil de diez años, período que ha de contabilizarse a partir del momento en
que se cometieron los hechos que se imputan al Notario. Sin embargo, tratándose de
la obligación de inscribir un documento, el término prescriptivo nunca puede
contabilizarse a partir del momento en que se otorgó la escritura porque la renuencia
continuada del notario a cumplir con su obligación no permite que se configure la
prescripción alegada, por tratarse de una falta que se reitera día a día, en tanto el
notario no proceda a la inscripción. (énfasis también agregado).
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De manera que aun aplicando la normativa vigente en el momento en que fue
otorgada la escritura objeto del asunto, la solución es la misma prevista en el artículo
164 del Código Notarial, pues ésta última recoge la citada jurisprudencia en el derecho
positivo actual, de manera específica y clara, como corresponde. Así las cosas,
consistiendo los hechos endilgados al denunciante, en la demora en el trámite de
inscripción, no existe motivo para variar lo resuelto. Valga decir, que esto no prejuzga
sobre quién es el responsable del atraso, pues es en sentencia y no aquí y ahora que
tal hecho debe analizarse.”
[Tribunal de Familia]v
Voto de mayoría
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doctrina, que la prescripción encuentra su razón de ser en una presunta renuncia
tácita del derecho por parte de su titular, quien a través de su inactividad, trasunta su
intención de no reclamar lo que le corresponde. A tal posición se le ha objetado, con
acierto, que la prescripción no puede considerarse ni como una pena por un actuar
negligente, ni como una renuncia tácita, pues si eso fuera cierto, debería permitirse al
perjudicado con ella demostrar la inexistencia de culpa castigable o de la presunta
intención de abandono. …La posición dominante, en la actualidad, atribuye el
fundamento de la prescripción a la necesidad de crear un estado de seguridad jurídica
ante una situación objetiva de incertidumbre, producida por el no ejercicio oportuno
del derecho. Puede afirmarse, por ende, que el valor tutelado por el derecho en estos
casos es la seguridad jurídica, por lo cual se pretende evitar el ejercicio sorpresivo de
un derecho. … En todo caso, la prescripción emerge como un medio para crear
seguridad, lo cual propende al orden y a la tranquilidad social. Empero, no resulta
difícil imaginar situaciones en las cuales la prescripción pueda servir, en cierto modo,
para tutelar injusticias e impedir el ejercicio de derechos los cuales verdaderamente
existieron. Al respecto, es de señalar, que el derecho, como vehículo para la realización
de la justicia, precisa actuar, necesariamente, dentro de un marco de certeza y
seguridad. De no ser así, el fin último enunciado, se vería frustrado, en su dimensión
práctica o funcional. La justicia no puede operar en medio de situaciones de
incertidumbre e inestabilidad. Es por ello que la seguridad se yergue, inevitablemente,
junto con la justicia, como valor esencial del derecho. Ninguno de los dos, como fin de
éste, es absoluto en el quehacer jurídico. En algún momento, uno de ellos, en aras de
la supervivencia del otro, tiene que ceder. Eso ocurre en el caso de la prescripción
cuando, en favor de la seguridad, cede la justicia. De no ser así, ésta, como fin esencial
del derecho, peligraría, al entronizare la incertidumbre y el desorden en el medio
social, factores que la tornan inalcanzable. Tal fenómeno significa no ignorar la justicia,
sino fijar un plazo por parte del legislador, dentro del cual la tutela de ella halla cabida;
pero, una vez transcurrido éste, y en obsequio a la seguridad, cede ante la necesidad
de evitar litigios y controversias suscitados a destiempo, y por ende de difícil solución,
cuya posible incidencia mantendría una enervante sensación de incertidumbre en las
relaciones humanas. ...”(Lo subrayado no es del original. En igual sentido, pueden
consultarse, entre otros, los fallos números 267 de las 16 horas 20 minutos del 21 de
mayo de 1999 y 244 de las 15 horas 17 minutos del 28 de marzo del 2001). Del
precedente transcrito se determina que la prescripción no puede ser considerada
como una sanción, para que sea aplicado de manera inmediata, conforme lo indicó la
Sala Constitucional, en el voto número 3740 de las 16 horas 18 minutos del 19 de
mayo de 1999".
Es decir, estamos ante un supuesto de seguridad jurídica donde la justicia cede ante
este otro valor. Ahora bien, los artículos 850 a 852 y 865 a 883 del Código Civil nos dan
las pautas sobre el tema de prescripción, entre las que encontramos el principio de
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que debe oponerse la excepción respectiva: "ARTÍCULO 851.- La renuncia de la
prescripción puede ser tácita; y resulta de no oponer la excepción antes de la
sentencia firme, o de que quien puede oponerla manifieste por un hecho suyo que
reconoce el derecho del dueño o del acreedor." El artículo 865 con mucha sencillez nos
explica en que consiste la prescripción negativa: "ARTÍCULO 865.- Por la prescripción
negativa se pierde un derecho.- Para ello basta el transcurso del tiempo." El artículo
866 resalta la correspondencia entre la prescripción de la acción y del derecho:
El numeral 868 nos da el principio general de la prescripción decenal: " Artículo 868.
Todo derecho y su correspondiente acción se prescriben a los diez años. El plazo para
reclamar daños y perjuicios a personas menores de edad empezará a correr a partir de
que la persona afectada haya cumplido la mayoría de edad.
El plazo establecido en este artículo admite las excepciones que establecen los
artículos siguientes y las demás establecidas expresamente por ley, cuando
determinados casos exijan para la prescripción, más o menos tiempo. (Así reformado
por el artículo 2° de la ley N° 9057 del 23 de julio de 2012, "Reforma de varias leyes
sobre la Prescripción de Daños causados a Personas menores de Edad")"
No corre la prescripción: 1º.- Contra los menores y los incapacitados durante el tiempo
que estén sin tutor o curador que los represente conforme a la ley. 2º.- Entre padres é
hijos durante la patria protestad. (...)"
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se dictó a las diez horas del diecisiete de enero de mil novecientos noventa y dos (folio
4), y la ejecutante [Nombre 001] nació el treinta de octubre de mil novecientos
ochenta y uno (certificación de folio 1). [Nombre 001] cumplió su mayoridad en mil
novecientos noventa y nueve. La prescripción decenal en uno y otro caso ha operado.
Por ende, lo que procede es rechazar este agravio.”
“III. En este proceso no se solicitó que se declarara que la finca del partido de San José,
matrícula 133.669, debía prevalecer respecto a la del mismo partido, matrícula
390.913. Una pretensión en tal sentido no fue incluida, conforme a lo transcrito. Si
bien en los hechos se hace referencia a la supuesta doble inscripción sobre un mismo
predio, no se formula pretensión alguna en cuanto a establecer, según los criterios
legales que puedan aplicarse a estas situaciones, cuál de los dos derechos de
propiedad debiera prevalecer. El enfoque dado a la demanda por la parte actora, lejos
de plantear esta colisión entre derechos reales, concretamente entre dos derechos de
propiedad, formulando una petitoria para establecer cuál de los dos es de mayor linaje
jurídico, se dirige más bien a una acción de nulidad contra la inscripción del fundo
390.9133, obtenida mediante el trámite de información posesoria. En la primera plana
de la demanda, a folio 112, dos veces se la califica como “DEMANDA ORDINARIA DE
NULIDAD ABSOLUTA POR SIMULACION”, y lo que finalmente se pide es la nulidad de:
la certificación expedida en el proceso de información posesoria incluido en el punto
1.a. de la pretensión -ni siquiera se pidió la nulidad de la resolución que autorizó la
inscripción-; el asiento de inscripción del título que dio origen a la finca 390.913-000; el
plano catastrado SJ- 840275-1989, referido a la citada finca, supuestamente por
falsedad instrumental; el traspaso de la finca cuestionada efectuado el 9 de abril de
1992, de Fernando Umaña Castro a Pharlap, S.A.; la inscripción de esa venta del 13 de
junio de 1992; y, finalmente, el plano catastrado SJ-98992-1993. Según la tesis de la
parte actora, la nulidad debería darse porque la finca inscrita mediante información
posesoria y su plano, supuestamente traslaparía al plano SJ-24.297-1955,
perteneciente al inmueble del partido de San José, 133.6569-000, de Inversiones Los
Laureles Alvamonta, Sociedad Anónima, la cual garantiza un crédito hipotecario a favor
del accionante. El régimen de prescripción de una acción de nulidad de este tipo, por
ende, no es el que podría aplicarse a un conflicto en el cual, como acción real propia,
se solicite la preeminencia de un título inscrito respecto de otro en la misma situación.
La resolución apelada si está bien fundamentada, porque el título inscrito mediante
información posesoria afecta a terceros a partir del momento de su inscripción en el
Registro Público (artículo 16 de la Ley de Informaciones Posesorias). El citado artículo
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16 es claro al establecer que la propiedad adquirida conforme a esa Ley, queda
consolidada de manera definitiva respecto de terceros a los tres años, contados desde
la inscripción del título en el Registro, limitándose a ese plazo la prescripción negativa
de la acción de terceros a quienes el título puede afectar. El actor es un tercero, a
quien, por ende, es oponible la inscripción. Partiendo de ello, no lleva razón al afirmar
que cualquier prescripción tendiente a invalidar el título obtenido por información
posesoria debería computarse a partir del momento en el cual el Registro Inmobiliario,
División Catastral, como una medida administrativa, en la resolución de las 15:08 horas
del 23 de noviembre de 2010, dispuso investigar la supuesta doble inscripción de los
fundos 390.913 y 133.669. Cabe indicar que aún para esa fecha, el más reciente de los
actos impugnados, que es el plano SJ-98992-1993, tenía más de 16 años de publicidad
registral. En jurisprudencia se ha discutido si ese plazo de prescripción de 3 años se
refiere únicamente a la solicitud de nulidad prevista por su artículo 17, a tramitarse
dentro del expediente de información posesoria, pues ese numeral señala que
transcurrido ese plazo, toda acción debe decidirse en la vía declarativa. Por ello, se ha
indicado en algunas ocasiones que mediante el proceso plenario que corresponda, ya
sea ordinario o abreviado, puede pedirse la nulidad, aplicándose el régimen general de
prescripción. Al respecto, la norma aplicable sería el artículo 868 del Código Civil (CC),
conforme al cual toda acción prescribe en diez años. Podría argumentarse, incluso, que
lo reclamado serían vicios propios de las nulidades absolutas, pero aun así, en ese
supuesto sería aplicable el artículo 837 CC, según el cual la nulidad absoluta se
convalidaría por un lapso de tiempo que supere el exigido para la prescripción
ordinaria. En conclusión, al notificársele el auto de traslado de la demanda a los
accionados, el plazo de prescripción se había verificado con creces, tal como indicó el a
quo en la resolución apelada. Por ende, no son procedentes los agravios planteados.”
“III. […] Ahora, afirma el apelante, que los plazos de prescripción aplicables en este
caso son los que establece el artículo 984 del Código de Comercio, por tratarse de
comerciantes. Sin embargo tampoco está de acuerdo ésta Cámara con esa afirmación.
La Sección Segunda de este Tribunal, desde el voto número 433 de las 09:15 horas del
19 de noviembre de 1999, con respaldo en la jurisprudencia de la Sala Primera, ha
establecido, que independientemente que el negocio sea de naturaleza civil o
mercantil, el plazo en estos casos es decenal, con fundamento en el artículo 868 del
Código Civil, en el tanto, ésta normativa comercial no tiene contemplado un régimen
general de nulidades de los contratos. Efectivamente, en esa oportunidad indicó dicha
autoridad: "(...)
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V. Ahora bien, el actor solicita la nulidad de una supuesta venta mercantil realizada, el
día veinticuatro de diciembre de mil novecientos noventa y tres, a la codemandada
Almacén Sercosa Sociedad Anónima. Si bien es cierto a la fecha de notificación de esta
demanda a esa coaccionada, once de marzo de mil novecientos noventa y nueve,
había transcurrido sobradamente el plazo de la prescripción ordinaria mercantil, sea
cuatro años, ese plazo no es el que se debe aplicar en este caso concreto. En efecto, el
señor José Chaves Fallas ha manifestado en forma insistente a lo largo de todo el
proceso que al firmar la escritura de venta fue víctima de engaños, y que jamás tuvo la
intención de "vender" esa finca. En otras palabras está alegando que no existió
voluntad de su parte para realizar ese supuesto negocio, o sea que eventualmente
podríamos estar en presencia de la falta de unos de los elementos esenciales para la
validez del negocio, el consentimiento libremente manifiesto, en estas condiciones el
plazo para solicitar esa nulidad no se rige por las disposiciones del Código Mercantil,
sino por las reglas del Código Civil, y en lo que respecta al lapso de tiempo para poder
pedir la nulidad de ese negocio sería de diez años, en igual sentido se ha pronunciado
este Tribunal en situaciones similares:"
XX. Tampoco lleva razón el apelante en su agravio de que debió tomarse en cuenta el
plazo ordinario de prescripción mercantil de cuatro años, porque el objeto del contrato
simulado fue un establecimiento mercantil. No es de recibo esa tesis porque
independientemente de que se trate o no de un negocio jurídico de naturaleza
mercantil, el plazo de prescripción de la acción de simulación es el de diez años,
previsto en el Código Civil, porque tal acción tiene cabida en nuestro ordenamiento
legal bajo el régimen jurídico de las nulidades previsto en ese cuerpo normativo
(numerales 835 inciso 1) y 837 del Código Civil, en relación con los ordinales 627, 1007
y 1008 ibídem), en el que se establece que la nulidad absoluta no puede subsanarse
por la confirmación o ratificación de las partes, ni por un lapso de tiempo menor que el
que se exige para la prescripción ordinaria (artículo 837), y el plazo de prescripción
ordinaria es el de diez años (ordinal 868). Sobre el punto véase además, de la Sala
Primera de la Corte Suprema de Justicia, la sentencia No. 172 de las 15:10 horas del 23
de diciembre de 1992. El Código de Comercio no contiene un régimen general de
nulidades, como sí lo tiene el Código Civil, y por eso en lo que respecta a la acción de
nulidad de simulación y su plazo de prescripción el régimen aplicable es el civil y no el
mercantil". (Ver No. 258 del TRIBUNAL SEGUNDO CIVIL, SECCION SEGUNDA, San José,
a las catorce horas del treinta de junio de mil novecientos noventa y nueve).-
". Este criterio lo reitera esa misma Sección, en el voto 37 de las 14:20 horas de 05 de
febrero de 2010, en el que coincidentemente se analizan los mismos argumentos del
apelante, sostenidos en otro proceso de igual naturaleza que el presente. Dijo en esa
ocasión el Tribunal: "(...) VI. Los principales agravios de todas las partes, giran
alrededor del tema de cuál es el plazo de prescripción aplicable a la especie, el anual
del inciso e) del artículo 984 del Código de Comercio o el del inciso a) del ese mismo
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artículo; el general mercantil de cuatro años o bien el regulado por la normativa civil
para la nulidad relativa del artículo 905 inciso primero, que se ha establecido en cuatro
años; o finalmente el decenal de la nulidad absoluta, regida por el Código Civil. Es
criterio de esta Cámara que respecto a las pretensiones en una demanda de
simulación el plazo de prescripción aplicable es el decenal. El objeto del proceso es
claro, pues en la demanda visible a folios 78 a 87 y su ampliación a folios 107 y 108, se
explica la posición de la parte actora, en cuanto señala que el demandado Cerdas
Espinoza, utilizando un mandato, a sabiendas de que los socios de las empresas
mandantes habían fallecido, traspasó los inmuebles 32.126-000; 35.147-000 y 35.149-
000, todas del Partido de Guanacaste, de Inforesta, S.A a la codemandada Golden
Tiger, S.A en colusión con el codemandado Barquero Richmond. Además de la finca
32.158-000 del Partido de Guanacaste, que ya había sido traspasada de la coactora
Bahía Marina, S.A a una persona jurídica que él constituyó, denominada "Condominio
Olas Azules, S.A.", aquí demandada, actos que las empresas accionantes reputan de
simulados, por no tener el señor Cerdas autorización alguna para la venta, traspaso
que "se realiza a título oneroso, por un supuesto precio recibido de $3.500.00 la finca
N° 32158-000 y $4.000.00 las restantes fincas, resultando ser una suma irrisoria e irreal
pues en nunca medio precio ni intención de las partes de realizar el traspaso, siendo el
único interés de las demandadas el de despojar a mis representada de los terrenos
descritos" (sic folio 82). De ahí que la pretensión principal, cuya prescripción se pide, es
que se ordene la cancelación de las escrituras públicas por las que se realizaron los
traspasos que se dicen simulados de las fincas indicadas, y se ordene al Registro
Público la inscripción a nombre de las actoras (folio 184). Se fundamenta la demanda,
entre otros, en el artículo 835, siguientes y concordantes del Código Civil, que estipula
los casos en que hay nulidad absoluta de los actos o contratos. En otras palabras está
alegando que no existió voluntad de su parte para realizar esos supuestos negocios, o
sea que eventualmente podríamos estar en presencia de la falta de uno de los
elementos esenciales para la validez del negocio, el consentimiento libremente
manifiesto, en estas condiciones el plazo para solicitar esa nulidad no se rige por las
disposiciones del Código Mercantil, sino por las reglas del Código Civil, y en lo que
respecta al lapso de tiempo para poder pedir la nulidad de ese negocio sería de diez
años. ... Por lo demás, tampoco se está ante negocios de naturaleza mercantil, sino
civil, sin que importe para entenderlo así, que las accionadas, en caso de determinarse
cierto lo afirmado por la parte actora, sean personas jurídicas utilizadas y creadas al
efecto, para traspasarles los bienes, pues los efectos de tales actos son civiles y no
mercantiles. Evidentemente lo cuestionado son compraventas de inmuebles. El
numeral 438 del Código de Comercio establece en lo que interesa: “Será compra-venta
mercantil: a)…b) La de inmuebles adquiridos para revenderlos con ánimo de lucro,
transformados o no. También será mercantil la compra-venta de un inmueble cuando
se adquiera con el propósito de arrendarlo, o para instalar en él un establecimiento
mercantil;..”. Tal como lo explica la doctrina, en la compraventa de inmuebles lo que
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toma en cuenta la ley para determinar la comercialidad o no del convenio, no es la
condición personal del comprador o del vendedor, es decir, si son comerciantes o no.
Lo que se toma en consideración es exclusivamente, la intención o propósito del
adquirente. Si el inmueble se adquiere para revenderlo con ánimo de lucro o con el
propósito de arrendarlo, o bien para instalar en él un establecimiento mercantil, la
compraventa será comercial. No lleva razón el apelante cuando alega que la
compraventa es mercantil porque se hizo en el giro normal del negocio de la actora,
con la finalidad de desarrollar un proyecto de urbanización, hecho alegado por las
propias accionantes en su demanda. Del propio numeral 438 del Código de Comercio
se desprende que lo que interesa es el destino que le dé al inmueble el comprador, no
el vendedor. Así lo ha señalado la jurisprudencia nacional desde vieja fecha. (Véase al
respecto, Sentencia No. 40-1994 de la Sala Primera de la Corte Suprema de Justicia). En
este caso concreto, no existen elementos de convicción que permitan determinar la
intención o propósito de la adquirente. No hay forma de establecer fehacientemente si
lo adquirió para revenderlo con ánimo de lucro o con el propósito de arrendarlo o para
establecer en él un establecimiento mercantil. Ninguna referencia se hace al momento
de la compraventa, ni existen elementos de prueba que lleven a esa convicción.
Respecto a la aplicación del inciso a) del artículo 984 del Código de Comercio, dado
que se indica que el señor Cerdas Espinoza actuó como apoderado de las actoras en
varios de los traspasos mencionados en la demanda, no es un argumento que se haya
introducido al debate al interponer la excepción, por lo que no es dable a este Tribunal
conocerlo, pues de hacerlo lo haría en única instancia.-/ VII. Tampoco estima este
Tribunal que la excepción de prescripción deba admitirse, por las alegaciones de los
demandados de que nos encontramos ante un supuesto de nulidad relativa. La causa
de la demanda la constituyen tres hechos fundamentales: que la venta se hizo sin
autorización del poderdante, que el precio de la venta fue irrisorio e irreal y que no
hubo intención de compraventa sino de despojar a las actoras de los inmuebles. Es
claro, que uno de los elementos que se cuestiona de las ventas es su causa, que
constituye, según lo dispuesto por el numeral 627 del Código Civil, uno de los
elementos indispensables del negocio jurídico. En esa tesitura, la demanda se ubica en
el supuesto que establece el inciso 1º del artículo 835 del Código Civil y por lo tanto
estaríamos ante una causal de nulidad absoluta, no relativa como lo expresan los
demandados. Obsérvese que en este asunto la nulidad pedida no es la del artículo 905
sino la del 837, ambos del Código Civil. En la propia sentencia Nº 311-90, que cita el
recurrente Cerdas Espinoza, la Sala Primera de la Corte Suprema de Justicia, en lo que
ahora es de interés, dispuso:
16
imprescriptibilidad de la acción. Pero en Costa Rica la acción de simulación es una
acción de nulidad basada en los artículos 835, inciso 1º, y 837 del Código Civil, en
relación con los números 627 y 1007 ibídem, por ausencia absoluta de los requisitos
indispensables para la existencia de los contratos, conforme lo tiene establecido la
jurisprudencia reiterada, de la que cabe citar, entre otras, la Sentencia de Casación
número 14 de las 10,00 horas del 23 de enero de 1967, Considerando I. Y como no
existe norma expresa en el sentido de que la acción de simulación es imprescriptible,
como acción de nulidad está afecta a la prescripción ordinaria, que para la nulidad
relativa es de cuatro años y para la absoluta de diez años, conforme lo disponen
expresamente los artículos 837, 838, 841, 842 y 868 del Código Civil. Inclusive en
cuanto a la acción pauliana o revocatoria a que se refieren los artículos 905, 907 y 910
ibídem, no obstante que el primero de ellos establece que son anulables sin restricción
respecto al tiempo en que se hubieren celebrado, los actos o contratos que indica,
entre los que incluye aquéllos en que ha habido simulación, la Sala estima que la
nulidad del artículo 905 es relativa y prescribe por lo mismo en el término de cuatro
años, de acuerdo con lo dispuesto por los artículos 838, 841 y 842. Porque la norma
del artículo 905 de que los actos o contratos se pueden anular sin restricción respecto
al tiempo en que se hubieren celebrado, hay que entenderla en relación con los
términos cortos en que se puede pedir la nulidad de los actos a que se refieren los
artículos inmediatos anteriores, 901 a 904. O sea que, la acción de nulidad de los actos
o contratos que indica el artículo 905 no está sujeta al término de la prescripción
ordinaria, que por tratarse de una nulidad relativa es de cuatro años." (El subrayado es
suplido). (SALA PRIMERA DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA.- San José, a las quince
horas treinta minutos del treinta y uno de octubre de mil novecientos noventa). VIII.
De ahí que será con el plazo decenal que deba revisarse lo resuelto por el a-quo. ...".”
[Sala Primera]viii
Voto de mayoría
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de reclamo en este tipo de situaciones. Diversos pronunciamientos, en efecto, han
establecido, que el numeral que regula el tema, es el precepto 873 del CC, la cual crea
una disposición general para toda sentencia, al fijar un plazo decenal, el establecido en
el canon 868 íbidem que señala: “Las acciones a que se refieren los artículos 869, 870 y
871, si después de ser exigible la obligación se otorgare documento o recayere
sentencia judicial, no se prescribirán en los términos antes expresados, sino en el
término común que se comenzará a contar desde el vencimiento del documento o
desde el día de la sentencia ejecutoria”. Contrario al planteamiento del recurrente, el
canon 198 de la LGAP a lo que se refiere es al plazo de prescripción para solicitar la
declaratoria del derecho indemnizatorio por el hecho dañoso que motiva la
responsabilidad de la Administración, cosa distinta, pues en la especie existe ya un
derecho declarado a favor de don Joel, propiamente en la sentencia emitida por el
Tribunal de Juicio de Puntarenas, la cual se ejecuta en este proceso.
IV. Diferentes precedentes de este órgano decisor han dispuesto que el plazo de
prescripción debe computarse en contra del sujeto titular del derecho a ejercitar, a
partir del momento cuando está en condiciones de hacerlo valer. En el presente
asunto, la resolución que se ejecuta data del 21 de junio de 2005 (fecha cuando según
manifestaciones del propio recurrente, quedó notificado el fallo a las partes mediante
su lectura íntegra) a partir de ese momento, debía contabilizarse una década al cabo
de la cual, de no mediar ninguna causa interruptora, fenecía el derecho a ejecutar el
fallo. En la especie, fue el 27 de enero de 2010, que la Municipalidad es notificada del
traslado de la demanda de ejecución (ver folio 377), es decir, entre ambas fechas,
habían transcurrido cuatro años y siete meses, lapso por demás inferior al establecido
para el fenecimiento del derecho, que es de 10 años de acuerdo a lo ya dicho por esta
Sala. Así visto, el derecho indemnizatorio reclamado por el ejecutante, no se encuentra
prescrito y por ende ese embate debe rechazarse.
18
cuando haya transcurrido el plazo. Opera pues, por el mero transcurso del tiempo que
le ha sido fijado, pudiendo ser tenida en cuenta de oficio por el juez, a diferencia de la
prescripción en que debe ser alegada en forma de excepción por el que pretende
beneficiarse de sus efectos, ya que mientras no se invoque, el derecho ejercitado, aún
después de la prescripción despliega su eficacia. La caducidad hace referencia a la
duración del mismo derecho, de manera que su transcurso provoca la decadencia o
extinción y con ello la de la acción que del mismo dimana; por el contrario, la
prescripción hace referencia a la acción y se funda en la necesidad de seguridad
jurídica, como sanción a la inactividad por parte del titular de un derecho que no
ejercita la acción que le es inherente. Se puede afirmar que en la prescripción el
derecho se pierde porque se ha extinguido la acción, y en la caducidad, por el
contrario, desaparece la acción por haberse extinguido el derecho, por el transcurso
del plazo de duración que tenía fijado. La prescripción extintiva tiene su fundamento
en la necesidad de poner término a las situaciones de incertidumbre en el ejercicio de
los derechos y en la presunción de abandono por parte de su titular, por ello cabe
hacer prueba de que este abandono o inactividad no ha existido, es decir ser
interrumpida, y por lo mismo sólo puede estimarse a instancia de parte. Por su parte,
la caducidad se funda exclusivamente en la necesidad de dar seguridad al tráfico
jurídico, y por lo tanto no admite en ningún caso la interrupción del tiempo cuyo
simple transcurso la origina…”. Puede notarse de acuerdo con lo expuesto, que la
figura de la prescripción, afecta derechos ya concedidos, tal y como sucede en el caso
sometido a examen; toda vez que la sentencia penal que se ejecuta, concedió al señor
Olivas Hernández la facultad para incoar el reclamo tendiente al resarcimiento
económico por las lesiones físicas y morales sufridas, que como ya se indicó, no se
encuentra prescrito por haberlo establecido dentro del plazo de 10 años. En este
reparo, el recurrente afirma que de acuerdo con el numeral 41 del CPCA y en
concordancia con el numeral 198 de la LGAP, el plazo de caducidad aplicable en este
tipo de procesos corresponde al cuatrienal y no al decenal como se ha sostenido. El
precepto 41 citado expresamente establece: “…El plazo máximo para incoar el proceso
será el mismo que disponga el ordenamiento jurídico como plazo de prescripción para
el respectivo derecho de fondo que se discute en los siguientes supuestos: 1) En
materia civil de Hacienda, 2) En materia tributaria…”. Con base en dicho numeral, la
Juzgadora determinó que al no haber operado el plazo de prescripción decenal
(derecho de fondo), no ha caducado tampoco el derecho del actor para accesar a la vía
jurisdiccional a ejecutar la sentencia de cita. En este punto el recurrente coincide con
la aplicación del cardinal 41, pero discrepa en cuanto al derecho de fondo aplicable, ya
que afirma, no corresponde la aplicación de las reglas civiles sino que deben emplearse
los cánones que el derecho administrativo prevé para determinar el plazo de
prescripción según lo establecido por el artículo 198 de la LGAP. Resulta imperioso,
hacer algunas acotaciones previas a fin de establecer ante que tipo de proceso se está,
al respecto en un fallo reciente de esta Cámara se estableció “De este modo, dentro de
19
la clásica calificación del contencioso administrativo, se ha dicho que existen procesos
de plena jurisdicción, que aparte de impugnar o requerir una conducta administrativa
específica (de hacer, no hacer, o bien la nulidad misma), contienen también
pretensiones en relación al pago de daños y perjuicios; los hay de anulación pura, en
los que la pretensión se limita a lograr la invalidez de una conducta específica y los
denominados civiles de hacienda, cuyo pedimento se circunscribe a aspectos
patrimoniales que conocen en lo medular pretensiones relacionadas con la
responsabilidad civil contractual y extracontractual de la Administración, el dominio, la
posesión, y titularidad de inmuebles, cobro judicial y expropiaciones […] ha de
agregarse que, precisamente porque no se objeta o requiere una conducta específica
de la Administración, los procesos civiles de hacienda no podrían girar en torno a un
acto administrativo.” (Sentencia de las 11 horas 30 minutos del 31 de octubre de 2008,
que responde al fallo número 733). De lo anterior se extrae, que en un proceso civil de
hacienda no se ventila lo referente a la nulidad de actos de la Administración, sino que
se discute más bien, lo relativo a su responsabilidad. En el caso de las ejecuciones de
sentencia como la que aquí ocupa, queda claro que lo pretendido por don Joel es la
cancelación de los extremos dinerarios concedidos en la sentencia que se ejecuta; es
decir su demanda se restringe a recibir la compensación económica concerniente al
daño material y moral subjetivo ocasionados, así como los intereses pertinentes y
ambas costas. En consecuencia según lo expuesto, es claro para este Órgano decisor,
que este caso particular versa sobre un proceso civil de hacienda y no de nulidad de
plena jurisdicción; porque como ya se indicó, el ejecutante pretende reparos
estrictamente patrimoniales. Procede ahora hacer referencia al tema de la caducidad
argüida por la parte recurrente. En este punto vale resaltar que la Ley Reguladora no
contemplaba un plazo de caducidad para este tipo de procesos, lo que la hacía
improponible o improcedente. No obstante la nueva regulación contencioso
administrativa, estableció en el numeral 41, que el plazo para incoar los procesos
civiles de hacienda, incluidas aquí las ejecuciones de sentencia, será el mismo que
disponga el ordenamiento jurídico como plazo de prescripción para el respectivo
derecho de fondo. Según el criterio que sostiene esta Sala y conforme con lo que ha
sido expuesto, el plazo de prescripción establecido por el derecho de fondo reconocido
en una sentencia es en definitiva el decenal, previsto por cardinal 873 del Código Civil.
Partiendo de ese lapso fatal y conforme con el numeral 41 del CPCA, deberá
entenderse que resulta ser el mismo para determinar el plazo de caducidad; de ahí
que, al no estar prescrito el derecho de don Joel para plantear el proceso de ejecución,
tampoco esa acción se encuentra afecta a caducidad. Ello conduce a concluir, que la
posición esgrimida por la Juzgadora es correcta y acorde con el criterio de esta
Cámara, por lo tanto ajustada a derecho; de ahí que ese reparo también deba
rechazarse.”
20
7. Prescripción en el Cobro de Cuotas del Fondo de Garantía Notarial
[Sala Primera]ix
Voto de mayoría:
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cuanto al plazo aplicable de prescripción, pues ya con anterioridad, esta Cámara, desde
el voto no. 40 de las 15 horas del 3 de junio de 1994, por mayoría se había inclinado en
establecerlo según la relación subyacente. Así, al entrar en vigor el CPCA, en cuanto a
la determinación del derecho de fondo aplicable para el caso concreto, a tono con el
criterio esbozado desde vieja data por esta Sala, el juzgador debe analizar la extinción
del derecho por indolencia de su titular, conforme al plazo establecido para el
respectivo derecho de fondo (numeral 41 del CPCA). En este punto cabe recordar el
criterio jurisprudencial que ha venido sentando este órgano decisor, en el sentido de
que “… la prescripción del derecho de fondo se rige por las reglas establecidas para la
relación jurídica subyacente…De modo que ubicada el área respectiva (civil, agrario,
comercial o pública) habrá de aplicarse la norma establecida para el caso específico, o
en su defecto, la más próxima y afín, por integración del ordenamiento jurídico.” (Voto
no. 733 de las 11 horas 30 minutos del 31 de octubre de 2008). Si bien el recurrente
considera, el plazo debía computarse conforme a lo dispuesto por los cardinales 869.1
y 870.1 del Código Civil, no observa este órgano decisor, que en la especie se esté
frente a una pretensión para solicitar el pago de “intereses, alquileres,
arrendamientos, pensiones o rentas”. Para el caso, la pretensión de la DNN incluía
peticiones meramente patrimoniales, dirigidas al reintegro de cuotas adeudadas al
Fondo de Garantía Notarial, como requisito para continuar con el trámite de
rehabilitación. El plazo prescriptivo de este tipo de gestiones, a falta de norma
especial, estaría regido por la legislación común. Acorde a lo anterior, deberá estarse a
lo que establece el artículo 868 del Código Civil, por lo que debe rechazarse el reparo.
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i
ASAMBLEA LEGISLATIVA. Ley 63 del veintiocho de setiembre de mil ochocientos ochenta y
siete. Código Civil. Vigente desde 01/01/1888. Versión de la Norma 12 de 12 del 30/11/2016.
ii
BRENES CÓRDOBA, Alberto. (2010). Tratado de las Obligaciones. Editorial Juricentro S.A. San
José, Costa Rica. Pp 270-274.
iii
TRIBUNAL AGRARIO. Sentencia 699 de las quince horas con cuarenta y un minutos del
veintiséis de julio de dos mil dieciséis. Expediente: 09-160210-0188-AG.
iv
TRIBUNAL DE NOTARIADO. Sentencia 78 de las nueve horas con cincuenta y cinco minutos
del veintidós de mayo de dos mil quince. Expediente: 08-000482-0627-NO.
v
TRIBUNAL DE FAMILIA. Sentencia 232 de las diez horas con veintisiete minutos del nueve de
marzo de dos mil quince. Expediente: 91-401786-0187-FA.
vi
TRIBUNAL SEGUNDO CIVIL SECCIÓN SEGUNDA. Sentencia 291 de las diez horas del
diecinueve de septiembre de dos mil catorce. Expediente: 12-000743-0164-CI.
vii
TRIBUNAL SEGUNDO CIVIL SECCIÓN PRIMERA. Sentencia 64 de las once horas con cuarenta
minutos del veintiocho de febrero de dos mil trece. Expediente: 09-000564-0164-CI.
viii
SALA PRIMERA DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA. Sentencia 144 de las ocho horas con
cuarenta y cinco minutos del cinco de febrero de dos mil trece. Expediente: 09-001137-1028-
CA.
ix
SALA PRIMERA DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA. Sentencia 422 de las diez horas con
quince minutos del veintiocho de marzo de dos mil doce. Expediente: 09-002662-1027-CA.
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