Fecundacion in Vitro
Fecundacion in Vitro
Fecundacion in Vitro
La Inseminación Artificial consiste en colocar en el interior del útero de la mujer una muestra seleccionada de
semen, previamente preparada y optimizada en laboratorio, con el fin de incrementar el potencial de los
espermatozoides y las posibilidades de fecundación del óvulo. Para aumentar las posibilidades de embarazo se
estimulan hormonalmente los ovarios y se controla la ovulación para saber cuál es el mejor momento para hacer la
inseminación.
ESTIMULACION OVARICA
Para asegurar un correcto desarrollo de los folículos que contienen los óvulos y coordinar el momento de la
inseminación con los espermatozoides. Para ello debe administrarse una medicación que principalmente consiste en
hormonas inyectables. Las dosis son bajas y la medicación es muy fácil de administrar ya que generalmente es
subcutánea (como la insulina en los pacientes diabéticos). El crecimiento de los folículos ováricos debe controlarse a
través de una ecografía vaginal periódicamente hasta que se alcanza un tamaño adecuado. Este proceso de
medicación y control dura aproximadamente entre 10 y 12 días.
INSEMINACION
Una vez que los folículos han alcanzado la cantidad y tamaño adecuados, se programa una cita alrededor de las 36
horas después de la administración de una inyección hCG que induce la maduración ovocitaria y la ovulación.
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La fecundación in vitro (FIV) es la unión del óvulo de una mujer y el espermatozoide de un hombre en un plato de
laboratorio. In vitro significa por fuera del cuerpo. Fecundación significa que el espermatozoide se ha fijado y ha
ingresado al óvulo.
DESCRIPCION:
Un óvulo y un espermatozoide se fecundan dentro del cuerpo de una mujer. Si el óvulo fecundado se fija o adhiere al
revestimiento del útero y sigue creciendo, nace un bebé aproximadamente a los 9 meses, un proceso llamado
concepción natural o sin ayuda.
La FIV es una forma de tecnología de reproducción asistida (ART, por sus siglas en inglés). Esto quiere decir la
utilización de técnicas médicas especiales para ayudar a una mujer a quedar embarazada.
Pasos de la fecundación:
1- Estimulacion, superovulacion:
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MODIFICACION GENETICA
La modificación genética en embriones es un método de manipulación en donde se ocupan diversas tecnologías para
perturbar la composición de los genes en un embrión (ya sea de un humano o algún otro ser vivo), produciendo un
cambio dentro de las células involucradas.
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Hoy los científicos tienen la capacidad de manipular las células de maneras antes inimaginables gracias a una
peculiar tecnología llamada CRISPR (repeticiones palindrómicas cortas agrupadas y regularmente interespaciadas). A
partir de elegantes estudios que descifraron cómo funciona CRISPR en las bacterias, los investigadores enseguida
descubrieron el potencial biológico de Cas9, una enzima de ARN guía que se adhiere al ADN empleado para editar
genes. Hoy esta capacidad se está usando en una amplia gama de ambiciosas aplicaciones, incluida la mejora de
cultivos, la eliminación de enfermedades infecciosas y la medicina en seres humanos. La tecnología CRISPR puede,
de hecho, lograr curar determinadas enfermedades genéticas y el cáncer, pero también emplearse para introducir
cambios genéticos en embriones humanos.
La edición genética hace referencia a una técnica en la que secuencias de ADN se modifican o editan directamente
en el genoma de las células vivas. Aunque disponemos de herramientas eficaces para editar genes en las bacterias
desde hace décadas, la capacidad de editar ADN en células eucariotas, que albergan el genoma en una estructura
separada llamada núcleo, iba muy retrasada. Pero en la década de 1990 apareció una nueva técnica de edición de
genes de elevada eficacia: si se podía inducir un corte de ADN en el gen que se buscaba modificar, entonces la
capacidad de editarlo crecía enormemente. Por paradójico que pareciera, el daño localizado al ADN podría servir de
estímulo a la reparación del ADN.
Nuestras células sufren constantemente daños en su ADN, ya sea por la acción de carcinógenos o por exposición a
radiaciones ionizantes, y por tanto han desarrollado mecanismos para reparar lesiones. La detección de daños en el
ADN lleva a reclutar enzimas endógenas que las reparen y, con los años, los investigadores llegaron a la conclusión
de que este proceso natural podía aprovecharse para instalar procesos de edición personalizados durante el proceso
de reparación. El cuello de botella para desarrollar todo el potencial de este enfoque, por tanto, era diseñar
herramientas para introducir roturas de ADN en lugares específicos del genoma.
La herramienta ideal sería probablemente una «nucleasa programable», una enzima que corta ácidos nucleicos
como ADN (de ahí lo de «nucleasa», que los científicos podrían programar de manera rápida y sencilla para
reconocer e introducir roturas en secuencias específicas de ADN dentro de la célula; Chandrasegaran y Carroll,
2016). Las primeras herramientas de este tipo se desarrollaron en la década de 1990 y principios de la de 2000, pero
eran poco manejables, poco fiables y caras. Un investigador tenía que elegir entre dedicar meses a construir una
nucleasa programable y gastarse decenas de miles de dólares encargando el trabajo a una empresa para luego
encontrarse con que la herramienta apenas era útil. En resumen, la edición de genes, aunque validada como
tecnología, no podía desarrollar todo su potencial porque las nucleasas programables eran demasiado difíciles de
desarrollar.
Las enfermedades genéticas monogénicas son resultado de una o más mutaciones de un único gen, y los científicos
calculan que hay más de 10.000, que afectan aproximadamente a 1 de cada 200 nacimientos. Muchas enfermedades
genéticas como la de Tay-Sachs son mortales a edad temprana, otras, como la fibrosis quística, pueden tratarse,
pero también conducen a una reducción significativa de la esperanza de vida. Luego hay otras que tienen
consecuencias devastadoras a edades más avanzadas, como el deterioro físico, mental y comportamental inevitable
en los pacientes de Huntington.
Los científicos llevan soñando con la panacea para las enfermedades genéticas desde que se vincularon por primera
vez las mutaciones de ADN con enfermedades hereditarias y con los años se han dado pasos de gigante. Otras
enfermedades pueden tratarse con efectividad usando medicamentos de pequeñas moléculas o, en los casos más
graves, trasplantes de médula ósea. Sin embargo, todos estos enfoques tratan la enfermedad de manera indirecta
en lugar de atacar directamente la mutación de ADN que la causa. El tratamiento ideal curaría la enfermedad de
modo permanente reparando la mutación misma, editando las secuencias de ADN patógenas y devolviéndoles la
salud.
CRISPR hace posible este tratamiento. En docenas de estudios de prueba de concepto ya publicados, los científicos
han logrado aplicar el editor CRISPR a células humanas cultivadas para erradicar las mutaciones que causan la
anemia drepanocítica, beta-talasemia, hemofilia, distrofia muscular de Duchenne, ceguera y muchos otros
desórdenes genéticos. Se ha inyectado CRISPR a ejemplares de ratones y caninos de la enfermedad humana y
conseguido revertir de manera duradera y efectiva los síntomas de la enfermedad. Y los médicos ya han testado los
primeros tratamientos basados en edición génica en pacientes, aunque es demasiado pronto para saber si han sido o
no eficaces.
En una senda paralela e igualmente apasionante de investigación, la tecnología CRISPR se está combinando con una
nueva modalidad (premiada con el Nobel) de tratamiento de cáncer, conocida como inmunoterapia. En ella, se
mejoran células humanas inmunes mediante manipulación genética, dotándolas de unas moléculas especializadas
que pueden detectar los marcadores específicos de cáncer y, a continuación, eliminar células cancerosas del cuerpo.
En una notable primicia, Layla Richards, una paciente de un año de edad de Londres que sufría leucemia linfoblástica
aguda, el tipo de cáncer infantil más común, se curó en 2015 mediante una combinación de células inmunes editadas
y trasplante de médula ósea. Desde entonces, científicos chinos han puesto en marcha ensayos clínicos en docenas
de otros pacientes usando células inmunes corregidas genéticamente para tratar el cáncer y también hay ensayos
inminentes en Estados Unidos y Europa.
Sin duda son muchos los obstáculos para que el potencial de los tratamientos de enfermedades basados en CRISPR
se desarrolle por completo. En primer lugar, está el problema de la administración: cómo introducir CRISPR en el
cuerpo y editar suficientes células de los cuarenta billones que tiene un paciente adulto de modo que los efectos
sean duraderos y no haya efectos adversos. Además, las correcciones han de introducirse con un grado de precisión
extremo, para evitar perturbar otros genes mientras se está reparando la mutación asociada a la enfermedad.
Informes tempranos incidieron en el riesgo de los llamados efectos fuera del objetivo, en los que CRISPR indujo
mutaciones no intencionadas y, dada la naturaleza permanente de los cambios de ADN, las exigencias para una
terapia génica segura deben ser muy altas.
A pesar de los riesgos y de los obstáculos aún en el camino, las posibilidades parecen ilimitadas. Se están publicando,
de media, más de cinco estudios al día y los inversores han dado miles de millones de dólares a las compañías que
trabajan en terapias basadas en CRISPR. Puede que la época en que las enfermedades genéticas y el cáncer pasen de
ser enfermedades incurables a problemas médicos con solución no esté muy lejana.
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Habitualmente, cada célula del cuerpo humano contiene 23 pares de cromosomas, de los que la mitad provienen de
la madre y la otra mitad del padre. Pero, en algunas ocasiones, este número de cromosomas está alterado, dando
lugar a lo que se conoce como aneuploidía cromosómica.
Cuando esto sucede y hay un número incorrecto de cromosomas, pueden darse casos de fallos de implantación y
complicaciones en el desarrollo embrionario o en el embarazo. Algunas de las aneuploidías más conocidas son el
síndrome de Down, el Síndrome de Turner o el síndrome de Klinefelter.
Al incluir una prueba genética en el ciclo de FIV, podemos detectar problemas cromosómicos en el embrión antes de
su transferencia al útero de la mujer, disminuyendo así el riesgo de aborto y aumentando las probabilidades de tener
un hijo sano.