Tema 4
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El balance hídrico (ver mapa de la pg. 111) resulta de la diferencia entre la disponibilidad y el consumo de
agua. En el caso de España, el balance global es positivo, aunque en realidad existen desequilibrios entre áreas
excedentarias y deficitarias. Las razones son:
- El desequilibrio entre los recursos disponibles y la demanda. Las disponibilidades proceden principalmente de
las precipitaciones. Y la demanda depende del volumen de población y de la importancia del consumo agrario,
industrial y turístico, que se concentran en el arco mediterráneo, cuyos recursos hídricos son muy escasos e
irregulares.
Así, son cuencas claramente excedentarias las del N y NO peninsular; y moderadamente excedentarias las de los
ríos Duero, Tajo y Ebro. Son cuencas equilibradas, con déficits coyunturales de agua, las de los ríos Guadiana,
Guadalquivir, y el interior de Cataluña. Y son cuencas con déficit permanente las demás cuencas mediterráneas.
- Las pérdidas de agua motivadas por el uso de sistemas de riego inadecuados y por las fugas en las
conducciones.
El aprovechamiento de los recursos hídricos. Las obras hidráulicas.
Las aguas superficiales se aprovechan mediante embalses, canales y trasvases.
Los embalses (ver fotografía y mapa pg. 112) son grandes extensiones de agua almacenada artificialmente
detrás de una presa o barrera transversal a la corriente. Se utilizan para la producción de electricidad; el regadío
agrario; el abastecimiento urbano e industrial; algunos tienen, además, usos recreativos como la natación, la pesca o
la navegación. No obstante, presentan ciertos problemas: son caros; se aterran por la acumulación de sedimentos
que hacen que disminuya su capacidad. Algunos no son rentables por haberse construido en áreas con insuficiente
alimentación de agua o fuerte evaporación; provocan impactos sociales, como la inundación de pueblos y tierras de
uso agrario.
Los canales de distribución de agua. Su principal problema son las fugas causadas por la antigüedad o el mal
estado de muchos tramos.
Los trasvases son transferencias de agua entre cuencas excedentarias y deficitarias. Destaca el del Tajo-Segura.
Algunos generan conflictos entre las zonas receptoras y las zonas originarias del agua, reticentes a ceder sus
recursos.
Las aguas subterráneas se aprovechan mediante pozos y galerías para usos agrícolas, industriales y urbanos.
Otros recursos hídricos, como el agua desalada o el agua depurada, se aprovechan en las áreas con mayor
escasez, como el litoral levantino peninsular, las islas Baleares y Canarias.
- Las plantas desalinizadoras obtienen agua dulce a partir del agua del mar o del agua salobre, subterránea o
superficial. Se emplea para uso doméstico, industrial y agrícola. España ocupa el primer lugar de la UE en
desalinización, con más de 700 plantas. Sus principales problemas son: el elevado coste de las instalaciones, el alto
consumo energético y la eliminación de la salmuera.
- Las estaciones de regeneración de aguas residuales (ERAR) tratan el agua depurada para reutilizarla en
usos que no requieren agua potable, como el riego agrícola y urbano, la industria…
Las obras para tratar los recursos hídricos son las plantas potabilizadoras, que tratan las aguas que se van a
beber, y las plantas depuradoras, adonde van las aguas residuales para evitar que contaminen. Las depuradoras
son instalaciones que permiten devolver el agua al medio ambiente en condiciones compatibles con él.
(Ver fotografías pg. 113)
Planta desalinizadora
La regulación, gestión y planificación de los recursos hídricos. (Ver mapa pg. 114)
La regulación de los recursos hídricos corresponde a la Ley de Aguas.
La gestión de los recursos hídricos se lleva a cabo mediante la planificación hidrológica. Los Planes
Hidrológicos de Cuenca determinan los recursos, las necesidades y las obras de cada cuenca. Son elaborados por
las Confederaciones Hidrográficas en las cuencas intercomunitarias y por los gobiernos de las CC.AA. en las
cuencas intracomunitarias.
El Plan Hidrológico Nacional coordina los planes de las cuencas y diseña las actuaciones generales. Es
elaborado por el Estado, y sus objetivos principales son:
- Asegurar el suministro de agua a todo el territorio español.
- Garantizar el uso racional del agua.
- Paliar los efectos de las inundaciones y las sequías mediante la planificación y las obras necesarias.
2. 1.4. La vegetación.
- Ayuda a mantener a la población en el medio rural al crear empleo en su conservación y explotación.
- Proporciona recursos: alimentos para las personas (frutos) y para los animales; aporta materias primas para
diversas industrias (textil, construcción, mueble, papel, química…); fuentes de energía (leña y carbón); constituye
un recurso para el ocio y el recreo.
- Contribuye a proteger y mejorar el medio ambiente: reduce la contaminación al absorber el CO 2, reduce el
riesgo de inundaciones, protege el suelo al sujetarlo con sus raíces y evitar el choque directo de la lluvia contra él,
los bosques albergan una gran biodiversidad, etc.
2. 1.5. El suelo.
El suelo influye en diversos aspectos de la actividad humana. Por ejemplo, el poblamiento ha preferido,
tradicionalmente, las áreas de suelos fértiles, y la casa tradicional ha empleado los materiales del entorno. Además,
la producción agraria depende, en parte, de la fertilidad del suelo.
2. 2. Los riesgos naturales.
Los riesgos naturales son la probabilidad de que los elementos naturales desencadenen catástrofes que
amenacen el bienestar o la vida humana. En España, los riesgos más frecuentes son de origen geológico y climático
y pueden ocasionar cuantiosas pérdidas humanas y materiales, como daños en infraestructuras, edificios y cosechas.
2.1. Los riesgos geológicos. (Ver fotografía y mapas pg. 116)
Los seísmos o temblores de tierra se deben a la posición de la Península en la zona de contacto entre las placas
africana y euroasiática, por lo que amenazan principalmente al sur y al sureste peninsular.
Las erupciones volcánicas se limitan a las islas canarias de La Palma, El Hierro, Tenerife y Lanzarote; en las
demás, el riesgo es bajo o nulo.
Los movimientos de ladera son rápidos desplazamientos de grandes masas de tierra o de rocas por una
vertiente. Pueden ser de dos tipos:
-Los deslizamientos son propios de regiones húmedas son fuertes pendientes cubiertas por hierba o prados,
que no sujetan suficientemente un suelo saturado por fuertes lluvias.
-Los desprendimientos ocurren en vertientes en cuya cima tienen lugar roturas de rocas. Los fragmentos
rotos ruedan por la vertiente.
2.2. Los riesgos climáticos. (Ver fotografía y mapa pg. 117)
Los más frecuentes son las inundaciones y las sequías. Las inundaciones están motivadas por intensas
precipitaciones caídas en poco tiempo o por la rápida fusión de la nieve. Afectan, principalmente, a las fachadas
mediterránea y cantábrica. Las sequías, por su parte, son déficits pluviométricos temporales y prolongados respecto
a las precipitaciones medias de un territorio. Se deben a la presencia prolongada de anticiclones. Inciden, sobre
todo, en el sur y el sureste peninsular.
Otros riesgos climáticos menos frecuentes son el granizo, las tormentas con gran aparato eléctrico, las olas de
frío, los temporales de nieve, las olas de calor y los temporales de viento.
Acción antrópica: Término relacionado con aquellas actividades humanas que provocan desequilibrios
ambientales de cierto impacto: trabajo en las canteras, realización de canales fluviales, sobreexplotación pesquera,
urbanizaciones, deforestaciones, cultivos y roturaciones de laderas sistemáticos, construcción de embalses,
contaminación, producción de residuos, etc.
3. 2. Principales problemas medioambientales:
3.2.1. La alteración del relieve.
El relieve continental resulta alterado por las actividades extractivas de minas y canteras, por la construcción
de ciertas infraestructuras como túneles, viaductos y carreteras y por la creación de escombreras, que afean el
paisaje y le restan valor económico como espacio de ocio. Se plantea como solución la restauración de los espacios
afectados y la conservación de la geodiversidad y del patrimonio geológico. En este sentido, se han creado los
denominados geoparques y parques geológicos donde se compatibilizan la conservación geológica y una
explotación sostenible que favorezca el desarrollo socioeconómico de la zona, basado en la educación y en el
geoturismo.
En las áreas costeras los principales problemas son la creciente presión urbanística y la desaparición de
playas y enclaves naturales. Frente a estos problemas, la política de costas (Ley de Costas) pretende controlar las
nuevas construcciones y recuperar los espacios degradados.
La campana de contaminación urbana (campana de polvo) es una niebla formada por partículas muy
pequeñas en suspensión emitidas por el tráfico, las calefacciones urbanas y ciertas industrias. Se forma sobre las
grandes ciudades, sobre todo en invierno y con situación anticiclónica, provocando problemas respiratorios y
cardiacos en las personas.
La reducción del ozono estratosférico. (Ver dibujo de la página 121)
Consiste en el adelgazamiento de la capa de ozono situada entre los 15 y 55 km de altura, que filtra las
dañinas radiaciones solares ultravioleta. La causa es la emisión de cloro contenido en los CFC
(clorofluorocarburos), usados en aerosoles, extintores y refrigerantes. Este problema nos afecta muy directamente a
los seres humanos pues se relaciona con el aumento de la incidencia del cáncer de piel y de las cataratas oculares.
Frente a este problema, España suscribió el Protocolo de Montreal y las medidas adicionales aprobadas por
la UE que prohíben la producción y la importación de CFC. Para 2030, deberán desaparecer también los HCFC
(hidroclorofluorocarburos), empleados transitoriamente como sustitutos de los CFC. Como consecuencia de estas
medidas, en los últimos años el espesor de la capa de ozono se encuentra estabilizado.
Sus causas principales son el tráfico, ciertas actividades industriales y diversos establecimientos urbanos
(discotecas, bares y algunos comercios). Entre sus consecuencias podemos citar: cefaleas, fatiga auditiva, sordera,
hipertensión, ansiedad o insomnio. Somos el país de la UE con mayor nivel de ruido. Para solucionar este
problema, se ha elaborado una Ley del Ruido (2003), que obliga a las grandes ciudades a elaborar mapas de ruido,
asignándose a cada área de la ciudad unos valores máximos de ruido. Las actividades nuevas que los superen no
podrán instalarse. Además, se elaborarán planes para reducir el ruido que incluyen la regulación del tráfico, la
instalación de pantallas acústicas o la clausura de las instalaciones causantes del ruido.
La sobreexplotación de las aguas superficiales y subterráneas se debe al aumento de su consumo para usos
agrarios, urbanos e industriales. Frente a este problema, se fomentan el ahorro de agua, la mejora de los regadíos,
la reparación de fugas y la reutilización del agua depurada para el riego.
La causa de la contaminación de las aguas es el vertido de desechos. La contaminación de las aguas se debe a
diversos motivos: el abuso de fertilizantes en la actividad agraria y los purines ganaderos que producen
contaminación y eutrofización del agua; vertidos industriales; el transporte de petróleo ocasiona vertidos
intencionados por el lavado de tanques en alta mar, o accidentes causantes de dañinas mareas negras; vertidos de
las ciudades (aguas fecales sin depurar, basuras, etc.).
Frente a la contaminación del agua, se han adoptado diversas medidas: En el caso de las aguas superficiales y
subterráneas, se mejoran la vigilancia, el control de vertidos y la depuración. En el caso de las aguas marinas, se
pretende prevenir la contaminación mediante inspecciones de buques, control del tráfico marítimo y la creación de
Áreas Marinas Protegidas.
Los daños en los bosques se deben a causas naturales, pero también pueden deberse a causas humanas, como la
contaminación atmosférica. Ocasionan la defoliación y decoloración de los árboles.
La alteración está motivada por la sustitución de las especies autóctonas por otras de elevado rendimiento
económico, que a veces modifican negativamente el suelo, arden mejor, y afectan a la flora y la fauna de la zona.
La deforestación o destrucción de la cubierta vegetal. Las causas son las talas destinadas a obtener tierras para
el cultivo, pastos, residencias, industrias e infraestructuras, y lo incendios forestales. Éstos, tienen su mayor
incidencia en verano. Algunos se producen por causas naturales (rayos). Pero la mayoría son provocados, bien por
descuido (excursionistas, quema de rastrojos) o bien de forma intencionada, por pirómanos o por personas que
buscan beneficios para sí (ganaderos que buscan nuevos pastos; especuladores que desean suelos para urbanizar).
Las consecuencias de la deforestación son el incremento de la erosión del suelo y de las emisiones de CO 2, y una
pérdida de la biodiversidad y del valor estético y económico del paisaje.
Frente a la alteración y la deforestación, se propone el desarrollo sostenible y el uso multifuncional del bosque.
Es decir, combinar la protección con el aprovechamiento ordenado de sus recursos por la población rural y con un
uso recreativo responsable.
También se propone prevenir los incendios mediante campañas de información y sensibilización; incremento de
penas para los causantes; prohibición de recalificar los terrenos para otros usos durante 30 años; limpieza de la
maleza de los bosques e incremento de los medios para sofocarlos (hidroaviones, cortafuegos, puntos de agua).
Además, el plan contempla la restauración de las zonas incendiadas y la reforestación.
3.2.7. La artificialización, contaminación, erosión y desertificación del suelo.
(Ver fotografías y mapa de las páginas 128 y 129)
La “artificialización” del suelo consiste en su desaparición bajo edificaciones, equipamientos e
infraestructuras. La causa principal ha sido el crecimiento urbano y el modelo de ciudad difusa, con periferias cada
vez más extensas. Este problema crece con rapidez y afecta sobre todo a Madrid y a las regiones del litoral
mediterráneo.
La contaminación del suelo se debe a la extracción minera, los vertidos industriales y urbanos y al empleo
abusivo de fertilizantes químicos y plaguicidas en la agricultura.
La erosión y la desertificación del suelo son dos problemas relacionados.
La erosión es el desgaste del suelo y se debe a causas naturales y humanas.
Sin embargo, la erosión natural se intensifica con ciertas acciones humanas: la deforestación por talas e
incendios, que impide la sujeción del suelo por las raíces de las plantas y lo desprotege del impacto directo de las
precipitaciones; cultivar en la dirección de la pendiente; el insuficiente descanso del suelo; el excesivo pastoreo en
pastos pobres; el abuso de sustancias químicas, etc. Las áreas con más riesgo de erosión son la costa mediterránea,
el valle del Guadalquivir y las áreas montañosas.
La desertificación es la degradación de las tierras de las zonas áridas, semiáridas y subhúmedas secas hasta
adquirir rasgos propios de los desiertos. Sus causas son la erosión, la aridez, los incendios y la sobreexplotación de
los acuíferos. Las áreas más afectadas son el SE peninsular y Canarias. (Ver mapa pg. 129)
Las consecuencias de la erosión y de la desertificación son un aumento del riesgo de inundación y de
deslizamiento; la disminución de la flora y de la fauna del suelo; y una progresiva pérdida de la fertilidad agraria.
Frente a este problema, España cuenta con una red de estaciones de seguimiento de la erosión y la
desertificación (Red RESEL). Desarrolla planes frente a la sequía; la restauración hidrológico-forestal; el impulso
de actividades agrarias sostenibles (cultivos según las curvas de nivel de la pendiente, ordenación del pastoreo,
explotación racional de los acuíferos…). Estas actuaciones se llevan a cabo en consonancia con los compromisos
suscritos a nivel internacional que han dado lugar a proyectos como el denominado LUCDEME (Lucha contra la
Desertificación en el Mediterráneo) y al Plan de Acción Nacional contra la Desertización (PAND).
La ecotasa es el pago de impuestos ecológicos que es aplicable a ciertos productos o servicios. Por lo general,
este tipo de gravámenes o tasas son un pequeño incentivo que se aplica a la protección ambiental. De esta forma,
se trata de compensar los daños ocasionados al medioambiente por aquellas empresas o sujetos que han
provocado dichas acciones (o soportan la carga tributaria).