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Historia de la música de fuentes primarias

El arte de la notación musical

En sus fuentes primarias, la música se fusiona con las artes representativas. La


tradición oral ha jugado un papel fundamental en todas las épocas, pero en su sentido
formal, la historia -y la historia de la música- comienza con el registro visual.

La notación musical, habiendo surgido a gran escala en todas las civilizaciones, produjo
en sí misma un registro muy individual del esfuerzo artístico. Los monjes medievales
que compilaron los misales y otros libros litúrgicos para el servicio del culto pasaron de
ser escribas a artistas por derecho propio; entre los mayores documentos del arte
barroco se encuentran las holografías de Bach; y en el siglo XX se inició una fase
totalmente novedosa en el diseño artístico de partituras musicales. Las fuentes
primarias de música reproducidas en este volumen se basan en varios aspectos de las
artes gráficas, pero entre ellas destaca la representación del sonido musical en sí, el
arte de la notación musical.

Una hoja de vitela, de 22 por 17 cm., de un libro de oraciones. Las formas de las letras
de la escritura gótica temprana sugieren el siglo XII, o incluso un período anterior. Los
neumas (marcados en rojo) se colocan sobre las primeras cuatro líneas del texto en
latín. Toda la página está ricamente iluminada en negro, rojo y azul, con una gruesa
capa dorada que decora la A inicial de la frase que comienza con "Adoro te". La hoja se
obtuvo para los Archivos de Moldenhauer del comerciante de música y la editorial
Schneider, Tutzing.
Entre las múltiples formas que ha tomado la imagen escrita de la música están las letras
o sílabas, para representar tonos individuales, y los símbolos para representar grupos
de ellos. Pero un enfoque más avanzado se expresa en la notación guiada no sólo por
el deseo de fijar la impresión inmediata de un sonido musical dado, sino por el intento
de representar el acto de ejecución musical en su continuidad. Los signos notacionales
que probarían tener la influencia más duradera fueron los neumas altamente
expresivos; de ellos surgió el estilo de guión musical generalmente sobreviviente. El
término se derivó de la palabra griega neuma --un asentimiento o movimiento, y en este
contexto particular el gesto o gestos manuales para establecer diferentes niveles de
tono-- y sugiere el flujo melódico indicado por el líder de un conjunto. Ampliamente
utilizados en la práctica musical oriental y occidental, los neumas estaban
invariablemente conectados con la interpretación vocal, cuya notación también se vio
favorecida en gran medida por la unión de símbolos musicales con texto verbal.

El paso decisivo en la evolución de una imagen fácilmente perceptible para el sonido


musical lo dio el monje benedictino Guido de Arezzo (hacia 1000), preceptor de la
escuela coral de la catedral de esa ciudad del norte de Italia y un teórico de inusual
talento pedagógico. El logro de Guido fue colocar los neumas en líneas, para una
orientación más clara dibujada en diferentes colores y representando el intervalo de un
tercio. Con esta invención creó la base de un sistema que se ha mantenido vivo en la
práctica moderna. Su método fue tan inmediatamente exitoso que el Papa Juan XIX,
"después de una breve instrucción, y para su propia sorpresa, pudo leer a primera vista
una melodía que no conocía antes, sin ningún error", y con justificado orgullo, Guido
agregó "música sine linea est sicut puteus sine fune" ("la música sin líneas es como un
pozo sin cuerda").1

Los refinamientos de Guido en la definición del tono fueron seguidos por los
correspondientes avances en la definición gráfica de la duración del sonido musical. El
uso de neumas dio paso gradualmente al de notas cuadradas y combinaciones de notas
en las llamadas ligaduras. Si bien obviamente emanaban de las formas de los neumas,
estos nuevos símbolos cumplían su propósito con mayor exactitud en los detalles.

contribución a la historia de la música. Las influencias del sur y el este se encontraron


con las del norte y el oeste, por lo que las tradiciones de la música monofónica (melodía
sin acompañamiento) se fusionaron con desarrollos en la exploración de la armonía de
voces que suenan simultáneamente. Condujeron al trabajo de los maestros de Notre
Dame en París y varias otras regiones del norte de Francia, las primeras figuras en la
historia de la música que se destacan como compositores individuales de estilos
indígenas. En los primeros escenarios polifónicos del canto, los valores de notas largas
y cortas se distinguían aplicando los modos rítmicos, inferidos de los metros de verso de
la antigüedad, a grupos de notas. Pero los teóricos del siglo XIV declararon una
diferencia categórica entre los estilos antiguo y nuevo (ars antiqua y ars nova), reflejado
este último mediante una notación que se apartaba del sistema modal y adoptaba un
sistema de medida estricto, la llamada notación mensural. La diferenciación de los
valores de las notas creció, agregando a las formas cuadradas colocadas
horizontalmente formas de diamantes colocadas con mayor precisión; y el color de las
notas cambió de negro a blanco (es decir, un mero contorno negro de la forma de la
nota que, una vez más, aseguró una mayor precisión de notación).

El magnífico aspecto de los misales de la Baja Edad Media y principios del


Renacimiento, con sus fastuosas

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