PIE - EVALUACIÓN SUMATIVA Lenguaje
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Aída #5501
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58 2470719
EVALUACIÓN SUMATIVA
“CIENCIA FICCIÓN”
Nombre:
Curso: 3 Medio Fecha:
Lengua y Ana Belén Medina
Asignatura: Profesor(a):
Literatura Ramírez
IFE:
Unidad:
1 Unidad
CALIFICACIÓN
Objetivos de OA2 Puntaje IDEAL: 38
Aprendizaje
(OA): OA1
Puntaje REAL:
INSTRUCCIONES: Lee con atención el siguiente cuento de Isaac Asimov y luego responde las preguntas
aplicando, cuando sea necesario, los contenidos pasados en clases.
¡CÓMO SE DIVERTÍAN!
Isaac Asimov.
Margie incluso lo escribió aquella noche en su diario, en la página encabezada con la fecha 17 de
mayo de 2157. «¡Hoy, Tommy ha encontrado un libro auténtico!» Era un libro muy antiguo. El abuelo
de Margie le había dicho una vez que siendo pequeño su abuelo le contó que hubo un tiempo en que
todas las historias se imprimían en papel. Volvieron las páginas, amarillas y rugosas, y se sintieron
tremendamente divertidos al leer palabras que permanecían inmóviles, en vez de moverse como
debieran, sobre una pantalla. Y cuando se volvía a la página anterior, en ella seguían las mismas
palabras que se habían leído por primera vez.
—¡Atiza! —comentó Tommy.—. ¡Vaya despilfarro! Una vez acabado el libro, sólo sirve para tirarlo,
creo yo. Nuestra pantalla de televisión habrá contenido ya un millón de libros, y todavía le queda sitio
para muchos más. Nunca se me ocurriría tirarla.
—Ni a mí la mía —asintió Margie. Tenía once años y no había visto tantos libros de texto como
Tommy, que ya había cumplido los trece.
—De la escuela.
Margie siempre había odiado la escuela, pero ahora más que nunca. El profesor mecánico le había
señalado tema tras tema de geografía, y ella había respondido cada vez peor, hasta que su madre,
meneando muy preocupada la cabeza, llamó al inspector. Se trataba de un hombrecillo rechoncho,
con la cara encarnada y armado con una caja de instrumental, llena de diales y alambres. Sonrió a
Margie y le dio una manzana, llevándose luego aparte al profesor. Margie había esperado que no
supiera recomponerlo. Sí que sabía. Al cabo de una hora poco más o menos, allí estaba de nuevo,
grande, negro y feo, con su enorme pantalla, en la que se inscribían todas las lecciones y se
formulaban las preguntas. Pero eso, al fin y al cabo no era tan malo. Margie detestaba sobre todo la
ranura donde tenía que depositar los deberes y los ejercicios. Había que transcribirlos siempre al
código de perforaciones que la obligaron a aprender cuando tenía seis años. El profesor mecánico
calculaba la nota en menos tiempo que se precisa para respirar. El inspector sonrió una vez acabada
su tarea y luego, dando una palmadita en la cabeza de Margie, dijo a su madre: —No es culpa de la
niña, señora Jones. Creo que el sector geografía se había programado con demasiada rapidez. A
veces ocurren estas cosas. Lo he puesto más despacio, a la medida de diez años. Realmente, el
nivel general de los progresos de la pequeña resulta satisfactorio por completo... Y volvió a dar una
palmadita en la cabeza de Margie. Esta se sentía desilusionada. Pensaba que se llevarían al
profesor. Así lo habían hecho con el de Tommy, por espacio de casi un mes, debido a que el sector
de historia se había desajustado.
—¿Por qué iba a escribir nadie sobre la escuela? —preguntó a Tommy. El chico la miró con aire de
superioridad.
—Porque es una clase de escuela muy distinta a la nuestra, estúpida. El tipo de escuela que tenían
hace cientos y cientos de años. —Y añadió con tono superior, recalcando las palabras—: Hace
siglos.
Margie se ofendió. —De acuerdo, no sé qué clase de escuela tenían hace tanto tiempo. — Leyó por
un momento el libro por encima del hombro de Tommy y comentó—: De todos modos, había un
profesor.
—¡Pues claro que había un profesor! Pero no se trataba de un maestro normal. Era un hombre.
—Bueno... Les contaba cosas a los chicos y a las chicas y les daba deberes para casa y les hacía
preguntas.
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—Seguro que sí. Mi padre sabe tanto como mi maestro.
Margie no estaba dispuesta a discutir tal aserto. Así que dijo: —No me gustaría tener en casa a un
hombre extraño para enseñarme. Tommy lanzó una aguda carcajada.
—No tienes ni idea, Margie. Los profesores no vivían en casa de los alumnos. Trabajaban en un
edificio especial, y todos los alumnos iban allí a escucharles.
—Pues mi madre dice que un profesor debe adaptarse a la mente del chico o la chica a quien
enseña y que a cada alumno hay que enseñarle de manera distinta.
—En aquella época no lo hacían así. Pero si no te gusta, no tienes por qué leer el libro.
—Yo no dije que no me gustara —respondió con presteza Margie. Todo lo contrario. Ansiaba
enterarse de más cosas sobre aquellas divertidas escuelas. Apenas habían llegado a la mitad,
cuando la madre de Margie llamó: —¡Margie! ¡La hora de la escuela!
—Todavía no, mamá —suplicó Margie, alzando la vista. —¡Ahora mismo! —ordenó la señora Jones
—. Probablemente es también la hora de Tommy. —¿Me dejarás leer un poco más del libro después
de la clase? —pidió Margie a Tommy.
—Ya veremos —respondió él con displicencia. Y se marchó acto seguido, silbando y con su
polvoriento libro bajo el brazo. Margie entró en la sala de clase, próxima al dormitorio. El profesor
mecánico ya la estaba esperando. Era la misma hora de todos los días, excepto el sábado y el
domingo, pues su madre decía que las pequeñas aprendían mejor si lo hacían a horas regulares. Se
iluminó la pantalla y una voz dijo: —La lección de aritmética de hoy tratará de la suma de fracciones
propias. Por favor, coloque los deberes señalados ayer en la ranura correspondiente. Margie
obedeció con un suspiro. Pensaba en las escuelas antiguas, cuando el abuelo de su abuelo era un
niño, cuando todos los chicos de la vecindad salían riendo y gritando al patio, se sentaban juntos en
clase y regresaban en mutua compañía a casa al final de la jornada. Y como aprendían las mismas
cosas, podían ayudarse mutuamente en los deberes y comentarlos. Y los maestros eran personas...
El profesor mecánico destelló sobre la pantalla: —Cuando sumamos las fracciones una mitad y un
cuarto: Margie siguió pensando en lo mucho que tuvo que gustarles la escuela a los chicos en los
tiempos antiguos. Siguió pensando en cómo se divertían.
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Ítem de alternativas (2 puntos cada una)
2. ¿Cuál es la importancia para los niños que Tommy haya encontrado un libro de papel?
a) En él hay información relevante del pasado para cambiar la historia
b) El libro es un hallazgo invaluable para la ciencia
c) En su época ya no existen los libros de papel y es el primero que ven en su vida
d) El libro pertenecía al abuelo de Margie, y en él cuenta su vida
7. ¿Cuál es la diferencia principal entre los maestros de las escuelas antiguas con los maestros que
enseñan a Tommy y Margie?
a) Los maestros de antes eran humanos y los del presente son robots
b) Los maestros de antes no sabían tanto como los del presente
c) Los maestros del pasado no podían revisar las pruebas tan rápido como los del presente
d) Los maestros del pasado eran más amables con los niños que los del presente.
10. ¿Qué significa para Margie conocer la historia de las escuelas antiguas?
a) Significa una época mejor a la suya, en que los niños y niñas si disfrutaban la escuela
b) Significa conocer una parte importante de la historia que le contaba su abuelo
c) Significa conocer la historia del abuelo de su abuelo
d) Significa discutir con Tommy acerca de qué era verdad o no
13. “El protagonista es subversivo y anarquista. Intenta derrocar a los grandes poderes a través del
mundo digital”
La definición anterior pertenece:
a) Space ópera
b) Ciberpunk
c) Ciencia ficción dura
d) Ciencia ficción blanda
Preguntas de desarrollo:
1. ¿A qué se debe el título de la historia? Explica haciendo referencia a los personajes de la historia.
(4 puntos)
2. ¿Crees que un maestro robot puede enseñar mejor que un maestro humano? Argumenta tu
respuesta con al menos un pasaje del cuento. (4 puntos)