Crítica Un Mundo Feliz

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CRÍTICA UN MUNDO FELIZ

Aldous Leonard Huxley (1894-1963),el autor de este libro, fue un novelista y ensayista
inglés de prosa enciclopédica y a la vez visionaria. Nieto de Thomas Henry Huxley, que
había sido el principal defensor de la teoría de la evolución en tiempos de Darwin, y
hermano del también eminente biólogo Julian Huxley, Aldous se educó en una familia de
sólida tradición intelectual. En su juventud quedó prácticamente ciego, y en 1942 publicó un
libro, El arte de ver, acerca de sus esfuerzos para recuperar la visión. Se graduó en
literatura inglesa en el Balliol College de Oxford y trabajó para la célebre revista Athenaeum
y como crítico de teatro en la Westminster Gazette. En 1937 se trasladó a Estados Unidos,
país donde reside hasta su muerte en 1963. Entre las obras más importantes del autor se
encuentran: Contrapunto (1928), Un mundo feliz (1932),Ciego en Gaza (1936), Las puertas
de la percepción (1954), El genio y la diosa (1955) y La isla (1962).

En 1932 publicó su gran obra, Un mundo feliz, tal vez su libro más importante y uno de los
que lo hizo más conocido. Ocupando un lugar de privilegio entre las ficciones distópicas del
siglo XX, junto a novelas como 1984, de George Orwell, y Fahrenheit 451, de Ray Bradbury.
Este libro en resumen es una ficción futurista que cuenta con una segunda entrega 27 años
más tarde, de carácter visionario y pesimista.

La novela tiene lugar en el año 632 después de Ford, lo que significa que el calendario
creado por Henry Ford es el año en el que se rige la sociedad. En esta distopía, los
humanos son controlados a través de la tecnología y la manipulación genética. El gobierno
totalitario de este feliz nuevo mundo está controlado por un grupo de élite mientras que la
gente queda en un estado de ignorancia y obediencia. Los humanos son criados en
incubadoras donde son concebidos y alimentados usando métodos artificiales. Sin familias
ni relaciones románticas; las personas son tratadas como máquinas para satisfacer las
necesidades del estado. Mediante el uso de una religión falsa, diseñada para mantener
pacíficamente a la población, como adoctrinamiento y control, se mantiene la existencia de
matrimonios. Los hijos son controlados por tecnologías biomédicas implantadas en su
corazón y están programados para no sentir ningún tipo de amor con otras personas (ni
siquiera su propia madre).

A mi parecer, es una historia brillante y aterradoramente profética de lo que podría ser la


vida en un mundo distópico controlado en el futuro. La previsión, sabiduría, profundidad y
amplitud de conocimiento de Huxley son increíbles. La imagen de una sociedad futura
diseñada para la paz, la felicidad, la abundancia y la eficiencia se pinta con suficiente detalle
para describir tanto los beneficios percibidos como los oscuros peligros existentes. Esta
historia sirve como una seria advertencia de lo que ocurre cuando la libertad individual y la
humanidad se cambian por el bienestar del grupo o de la sociedad, y lo que se pierde en el
proceso. Es evidente que esta novela describe un mundo “utópico”, donde la humanidad es
permanentemente feliz, donde no existen guerras ni pobreza y la gente tiene buen humor,
son saludables y tecnológicamente muy avanzados. Sin embargo, para mí todo es una gran
ironía, una “utopía” que en esencia del ser humano es todo lo contrario.
El ‘Estado mundial’, la entidad que gobierna en este mundo “feliz”, aplica una serie de
medidas que eliminan a la familia, la diversidad cultural, el arte, la ciencia, la literatura, la
religión y la filosofía.
Bajo mi punto de vista, uno un poco más filosófico, Huxley nos quiere transmitir mucho más
que una simple novela de ciencia ficción: Nos hace cuestionarnos lo que nos hace
verdaderamente humanos en esencia, a parte de ser una gran crítica al capitalismo y al
consumismo. Detrás de esta historia se esconde la crítica que Huxley hacía en 1932 a la
sociedad del consumo, la cual con el paso del tiempo cobra más sentido aún, pues al fin y al
cabo, el consumo se ha convertido en una característica principal de la sociedad de hoy en
día con la creencia de que el consumo y la obtención continua de bienes materiales nos
harán más felices. Excluyendo al amor, los sentimientos o las experiencias humanas y no
materiales que nos hacen sentirnos vivos, para dar como resultado individuos cuya
satisfacción se basa en la cantidad de cosas materiales que posee, estando más
pendientes de “sostener” el sistema que de su propia satisfacción individual. El humano
pasa a ser una máquina sin el poder de cuestionar su vida, sin sentimientos o curiosidad.
Se limitan a lo que hay que hacer y obtener, una pérdida completa del poder individual y de
la esencia de lo que nos hace “seres humanos” y no solo animales.Por consecuencia, el
“Estado Mundial” pasa a ser una sociedad mecanizada y deshumanizada en la que los
individuos creen ser libres pero que, sin embargo, están controlados desde su nacimiento, si
se puede llamar así. Es un sistema que quiere asegurar la felicidad, con humanos
mecanizados. Un estado en el que no caben las emociones, las cuales son oprimidas con
sustancias artificiales como el soma, que utilizan con el fin de oprimir sentimientos
melancólicos. En cierto modo es una “solución”, un medicamento que evita que el individuo
vea la vida de una manera “humana”. Para mí realmente una “democracia” así sería una
dictadura. Como bien dijo el propio autor: “Una dictadura perfecta tendría apariencia de
democracia, pero sería básicamente una prisión sin muros en la que los presos ni siquiera
soñarían con escapar”. Por eso en mi opinión toda la obra es una enorme ironía: Una
distopía disfrazada de utopía, una dictadura disfrazada de democracia.

La segunda entrega de esta novela “Brave New World Revisited" es una colección de
ensayos escritos por Huxley en 1958 para abordar y actualizar muchos de los conceptos y
predicciones presentados en el relato de 1931. Uno por uno, expone los diversos aspectos
de Un mundo feliz que han tomado forma en los 27 años transcurridos desde que se
escribió la obra original. Los acontecimientos que aceleraron estas predicciones hasta el
período de 1958 son aún más fuertes hoy en día: La tecnología, la superpoblación, la sobre
organización, la comunicación instantánea a través de Internet, los medios de comunicación
de masas controlados por las corporaciones, el 1% superior, etc. El lector no puede evitar
relacionar los principales aspectos de la utopía distorsionada de "Un mundo feliz" con lo que
se ha desarrollado y continúa desarrollándose hoy en día. Me pareció una muy buena idea
esta de utilizar la primera entrega de la obra como una especie de “caja del tiempo” para ver
todo lo que había cambiado en el mundo a lo largo de ese periodo y ver si verdaderamente
íbamos a evolucionar de esa manera como sociedad. Nunca había visto esta técnica y me
llamó la atención especialmente. En alguno de los ensayos posteriores Huxley propone
posibles formas de evitar sus predicciones y recuperar la humanidad y la comunidad de
nuestra especie. Desgraciadamente, a pesar de sus propuestas de 1958 sobre cómo
cambiar las cosas, en los últimos años no se ha producido ningún cambio perceptible, sino
más bien una aceleración hacia la extraña utopía descrita en 1931. La humanidad no está
ganando. Por el contrario, nos alegramos del viaje recorrido hasta ahora, en nuestra
felicidad limitada a lo material.
En definitiva, la obra me ha resultado impresionante sobre todo a nivel imaginativo del autor
y por la capacidad que tiene de ver cómo estaba evolucionando la sociedad, hablando de
predicciones muy realistas y no típicas de la época. Desde luego se nota que el autor viene
de una familia llena de eminencias científicas y que tiene una gran inteligencia.
Personalmente me ha fascinado este libro ya que la ciencia ficción es mi género favorito sin
ninguna duda y tanto la manera en la que está narrada como el tema en sí me hizo
engancharme rápidamente y hacer la propia lectura muy amena. Recomiendo este libro
como una lectura totalmente necesaria si te gusta la ciencia ficción, especialmente a
personas de doce años de edad en adelante porque creo que la adolescencia es una época
perfecta para leer la novela, ya que te hace pensar de otra manera totalmente distinta a
como lo solemos hacer y te hace consciente de cómo cada vez estamos anteponiendo más
el bien social que lo que realmente nos apasiona y nos hace humanos por naturaleza. Es
una gran advertencia, una gran ironía y sobre todo una gran novela.

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